Las mujeres mexicanas se están abriendo paso en la política. ¿Qué hay de las mujeres evangélicas?

Cuatro líderes cristianas opinan sobre la dinámica de género en la iglesia a la luz del triunfo de la primera presidenta del país.

Simpatizantes de Claudia Sheinbaum durante un evento de campaña electoral.

Simpatizantes de Claudia Sheinbaum durante un evento de campaña electoral.

Christianity Today June 28, 2024
Bloomberg / Getty

A principios de este mes, México eligió a su primera presidenta, Claudia Sheinbaum, quien obtuvo el 59.7 % de los votos. La exjefa de gobierno de la Ciudad de México tiene un doctorado en ingeniería ambiental y anteriormente se desempeñó como profesora universitaria.

En los últimos años, México ha sido aclamado internacionalmente como modelo en el liderazgo político femenino [enlaces en inglés]. En la década de 1990, el gobierno introdujo políticas para promover la participación femenina en las candidaturas políticas. Actualmente, 13 de los 32 estados de México están gobernados por mujeres; Ana Lilia Rivera ocupa la presidencia del Senado, y Guadalupe Taddei Zavala dirige el Instituto Nacional Electoral, que organiza las elecciones del país.

Mientras las mujeres han avanzado políticamente en México, ¿han ganado terreno dentro de la iglesia? CT pidió la opinión de cuatro mujeres evangélicas mexicanas. (Las respuestas han sido editadas por motivos de extensión y claridad):

Alejandra Ortiz, coordinadora de la Iniciativa Logos y Cosmos en América Latina de la Comunidad Internacional de Estudiantes Evangélicos (IFES, por sus siglas en inglés):

La iglesia mexicana tiene posturas políticas muy diversas. Algunos pastores y líderes religiosos suelen hacer campaña a favor de candidatos evangélicos que promueven valores familiares, mientras que otros animan a votar desde una perspectiva neoconservadora. En estas elecciones, ningún líder o institución evangélica apoyó formalmente a ningún candidato.

En las campañas políticas, los candidatos suelen ver a las mujeres como objetos o marionetas, es decir, como algo fácil de manipular. En cierto sentido, esta percepción se extiende también a la iglesia. Las mujeres sirven activamente a Dios, pero rara vez ocupan puestos de liderazgo en las iglesias, ya que la nueva ola neoconservadora pretende limitar aún más los espacios de influencia de las mujeres. Quienes se alinean con esta visión utilizan pasajes bíblicos como Génesis 3 y pasajes de las cartas de Pablo a Timoteo y a los Corintios para crear argumentos que limitan la influencia de la mujer a su familia y en el ministerio de mujeres.

Los cambios sociales que condujeron a un liderazgo femenino más amplio en la sociedad no son valorados en la iglesia con la misma intensidad. No hay intención ni plan de abrir más espacios de liderazgo para las mujeres, ni siquiera una reflexión sobre diversas prácticas que podrían ampliar la influencia de las mujeres en funciones de liderazgo.

Sally Isáis, directora de la agencia misionera Misión Latinoamericana de México (Milamex):

Tradicionalmente, la influencia de la mujer en la sociedad mexicana ha sido fuerte, pero a menudo tiene lugar entre bastidores. En los últimos años, las mujeres han desempeñado cada vez más funciones públicas, especialmente a medida que el gobierno ha aprobado leyes más estrictas contra el acoso sexual y ha establecido cuotas que exigen un determinado porcentaje de mujeres en determinados cargos gubernamentales.

Dentro de la iglesia, históricamente, las denominaciones pentecostales han tenido mujeres en el liderazgo. Por ejemplo, Graciela Esparza fue directora nacional de la Iglesia Mexicana del Evangelio de Cristo y Febe Flores dirigió el Movimiento Iglesia Evangélica Pentecostés Independiente, aunque ya han fallecido y ambas denominaciones están dirigidas actualmente por hombres.

En general, los evangélicos siguen divididos sobre la cuestión de la ordenación de mujeres. Metodistas, luteranos y episcopales ordenan pastoras, y los neopentecostales y carismáticos tienen muchas pastoras fuertes. Muchas dirigen congregaciones, a veces junto a sus cónyuges y otras de forma independiente.

Por el contrario, algunas iglesias conservadoras mantienen posturas teológicas que impiden que las mujeres prediquen y ocupen cargos oficiales. Aunque reconocen los dones y capacidades de las mujeres en determinadas áreas (dirigir a otras mujeres y a los niños, por ejemplo), no les permiten acceder a cargos superiores.

Al mismo tiempo, en la mayoría de las iglesias, la mayor parte de los congregantes son mujeres, muchas de las cuales dirigen numerosos ministerios y enseñan la Biblia. Y esto sucede de manera independiente a la postura teológica de la denominación.

Algunos afirman que el papel de liderazgo de una mujer no depende de la presencia o ausencia de un hombre. Otros afirman que los hombres dispuestos, comprometidos e íntegros brillan por su ausencia. Por lo tanto, las mujeres han tenido que dar un paso al frente. Creo que las funciones formales de liderazgo de las mujeres dentro de la iglesia pueden crecer. De hecho, es una realidad que sin el liderazgo y el trabajo de las mujeres, las iglesias estarían en problemas, ya que gran parte del trabajo recae sobre sus hombros.

Sandra Márquez Olvera, fundadora del blog Con-Ciencia y Teología:

La victoria de Claudia Sheinbaum en las elecciones presidenciales de México demuestra que es necesario un mayor diálogo en materia de género y del liderazgo de las mujeres. Ambos temas siguen siendo centro de discusión en muchas iglesias.

En la mayoría de las denominaciones o confesiones, a las mujeres no se les permite ser pastoras, pero en algunos casos ni siquiera se les permite enseñar o participar en el discipulado de la comunidad. En las últimas dos o tres décadas, hemos tenido cambios importantes entre los metodistas, luteranos, bautistas y algunas comunidades pentecostales que han permitido más espacio para que las mujeres ejerzan sus dones. Pero aún no hay consenso sobre cómo las mujeres pueden seguir abriéndose camino en la iglesia ante una sociedad que desafía esta pasividad con su primera presidenta electa.

Existen numerosas historias bíblicas de mujeres que Dios utilizó con su liderazgo, fortaleza, valentía y trascendencia. Historias que seguimos estudiando, si bien pocas veces lo hacemos poniendo la mirada en el papel de la mujer. Necesitamos hablar más de esto y discernir cuál es el llamado de las mujeres en esta iglesia y en este país.

No sé cómo resultará Sheinbaum al enfrentar fuerzas que no quieren cambios dentro y fuera de la iglesia, pero sabemos que es un paso importante. Y sé que Dios acompañará a la nación en todo lo que le espera.

Yani de Gutiérrez, copastora de la Iglesia Bautista Horeb en Ciudad de México:

Estoy siendo testigo de la elección de la primera mujer en México como presidenta de la nación y de que la mayoría de la población expresó que acepta el liderazgo de una mujer. Ante este parteaguas, como cristiana mexicana, reflexiono y me pregunto si esa misma aprobación del liderazgo femenino está presente dentro de la iglesia.

Sin duda, el diseño inherente de cada sexo incluye roles exclusivos dentro del plan de Dios, como el embarazo y el parto, que son claramente del dominio de la mujer. Sin embargo, en la visión de Dios, las mujeres fueron creadas para mucho más.

En el plan de Dios, la responsabilidad de gobernar y someter a la creación no está determinada por el sexo o los roles, sino que es una tarea asignada a ambos. Hace más de un siglo, muchas sociedades empezaron a cambiar a favor de los derechos de la mujer. Hoy en día, las mujeres asumen responsabilidades que antes eran impensables, como la presidencia de una nación.

Reconocemos que, como en todas las empresas humanas, con los movimientos feministas han surgido nuevas distorsiones del diseño de Dios, como posturas de odio hacia los hombres, libertinaje y desdén por la maternidad y el matrimonio, a menudo a un alto costo. El feminismo extremo ha caído en trampas igualmente contrarias al plan de Dios.

Sin embargo, no podemos negar que es justo que las mujeres tengan la oportunidad de ejercer las capacidades que Dios les ha concedido. Como cristiana y pastora de una iglesia local, creo que la elección de una mujer como presidenta forma parte del plan de Dios.

Este despertar también es evidente en las iglesias cristianas. Sin embargo, en lugar de encarnar el plan de Dios al reconocer que algunas mujeres están específicamente diseñadas, dotadas y elegidas por Dios para liderar dentro de la iglesia, la iglesia a menudo muestra resistencia y dogmatismo, malinterpretando el diseño original de Dios y limitando el ministerio de las mujeres. Mientras que el mundo adopta rápidamente cambios feministas extremos, la iglesia se queda atrás en el reconocimiento del plan original de Dios.

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Dios susurra a los corazones inquietos y afligidos

Un extracto sobre la duda, la desesperanza y la restauración.

«Elías en el desierto», Moritz Berendt.

«Elías en el desierto», Moritz Berendt.

Christianity Today June 27, 2024
Wikimedia Commons / Editado por CT

Pensemos por un momento en el monte Tabor [o Monte de la Transfiguración]. Recuerda la luz cegadora de la gloria de Jesús y la deslumbrante presencia de Elías y Moisés. Medita en el peso del momento y lo que significó en la mente y el corazón de Pedro; más aún, lo que confirmaba sobre el sueño que se había instalado en su corazón y en su imaginación espiritual. El brillo de ese sueño y lo increíblemente cercano que le pareció en el monte Tabor crea una insoportable disonancia cognitiva con el momento en que Jesús fue arrestado, burlado, golpeado, despreciado, excoriado, ejecutado y finalmente quedó muerto en una tumba.

Estas visiones no encajaban: la luz blanca como la nieve del momento de la Transfiguración, el lino ceniciento que ahora envolvía el cadáver de Jesús y la negrura pedregosa de la tumba mientras la piedra cerraba su entrada. Pedro esperaba a Elías, esperaba fuego del cielo, una tierra limpia del mal; lo que encontró en su lugar… no creo que tuviera un nombre para ello. No conozco a ese hombre.

Pero tal vez Pedro tampoco conocía a Elías.

A veces, nuestras expectativas son la fuente de nuestro dolor.

Pedro pensaba en Elías como en un héroe. Pero solo estaba prestando atención a una parte de la historia.

Cuando Elías humilló a los profetas de Baal, la multitud de espectadores cayó al suelo y gritó: «¡El Señor es Dios!» (1 Reyes 18:39, NVI). Luego masacraron a esos profetas, limpiando la tierra de su opresión. Entonces Elías oró por lluvia, y esta llegó. Acab huyó a Jezreel, incapaz de negar lo que había visto con sus propios ojos. Misión cumplida.

No tanto. Jezabel respondió a todo lo que Acab le dijo con la promesa de matar a Elías, y esa amenaza de humillación y muerte abrumó al profeta. Este huyó al desierto, se desplomó bajo un arbusto de retama y oró por su propia muerte. «¡Estoy harto, Señor!», dijo. «Quítame la vida, pues no soy mejor que mis antepasados» (1 Reyes 19:4). Me rindo. Di media vuelta y salí corriendo. Fallé y desearía estar muerto. Fue un grito de desilusión y desesperanza.

Dios le dio a Elías el regalo de dejarlo dormir bajo la retama. Lo despertó para alimentarlo y lo dejó dormir nuevamente. Cuando Elías despertó por segunda vez, Dios lo alimentó nuevamente para fortalecerlo para el largo viaje que le esperaba hasta el Monte Sinaí.

El viaje de Elías desde la retama hasta el Sinaí duró 40 días y 40 noches: el mismo tiempo que Goliat se burló de los ejércitos de Israel, el gran diluvio cubrió todos los seres vivientes de la tierra y, más tarde, Jesús ayunó en el desierto. El gran sufrimiento de Elías no fue sin propósito. Hay una intersección con Dios al otro lado de los 40 días y las 40 noches, y Elías pronto lo descubriría.

La pregunta que Dios le hace a Elías en la cueva del Monte Sinaí es la que nos hace a todos los que nos encontramos desilusionados y desorientados. «¿Qué haces aquí, Elías?» (v. 9).

No es muy diferente de la pregunta que Jesús le hace a casi todos los que encuentra a lo largo de la narrativa de los Evangelios: «¿Qué quieres?».

No es fácil encontrar la respuesta. Es difícil decir «quiero volver» porque sabes que la patria que extrañas fue construida, hasta cierto punto, sobre ilusiones. La desilusión, en este sentido, es un don, si bien uno desagradable. Pero nombrar algo mejor también es difícil.

La respuesta de Elías es esclarecedora, no porque nos proporcione la respuesta correcta (como si la hubiera), sino porque muestra un camino a seguir: se queja en voz alta y sin disculpas. «Te he dado todo, Dios. Pero ahora estoy solo. No tengo un lugar al que pertenecer. No tengo espacios sagrados. Cada recuerdo me atormenta. Todos los que amaba y en quienes confiaba se han vuelto contra mí o han sido aplastados como yo».

Me criaron para no quejarme, para ver la queja como algo poco virtuoso. También me enseñaron mucho sobre la santidad de Dios y qué estaba permitido y qué no estaba permitido decir o hacer ante Él. Pero hay una curiosa tensión entre mis ideas modernas y las actitudes de muchos de los padres y madres de nuestra fe en la Biblia hebrea. Tienen audacia, voluntad de discutir, quejarse o hablar por puro interés propio. Quizás ese sea un aspecto de lo que significa tener una fe infantil: tener la audacia de decir lo que piensas en una relación donde la asimetría de autoridad y control no podría ser más marcada.

Dios le dice a Elías que camine hacia la montaña. Al leer el texto, parece que no lo hace, sino que observa desde el interior de la cueva cómo se levanta un viento lo suficientemente violento como para destrozar la montaña y romper las rocas, pero Dios no está en el viento. Luego llega un terremoto, pero sigue sin ver a Dios. Luego vio fuego, pero nuevamente, Dios no estaba en el fuego (1 Reyes 19:11-12).

El relato de la ausencia de Dios en el viento, el terremoto y el fuego tiene menos que ver con Dios y más con Elías. Él es un veterano afín a la gloria de Dios en el Monte Carmelo. Ahora, se encuentra en lo que tal vez sea el terreno más sagrado fuera de Jerusalén, una montaña donde Dios apareció una vez espectacularmente y renovó su pacto con los hijos de Abraham. Pero Elías ya no puede ver a Dios en lo espectacular. El viento no lo mueve. El terremoto no lo hace temblar. El fuego lo deja frío.

Mientras los últimos rastros de viento se calman y las últimas llamas se convierten en brasas, un profundo silencio se apodera de la montaña. Allí, como un susurro, Elías escucha la voz de Dios. Sin embargo, hay algo diferente aquí. Algo diferente con respecto a la voz de Dios con la que Elías había venido luchando hasta ahora. Cobra conciencia de la presencia divina de una manera nueva y finalmente se siente atraído por ella, caminando hacia la boca de la cueva como para escuchar mejor.

Al leer esta historia, veo la descripción de un viaje al corazón. Es una imagen de la transformación que ocurre al otro lado del duelo. Quizás no sea simplemente que Dios no estuviera en el viento. (Como quiera, ¿qué significaría que estuviera «en el viento»?). Más bien, es que Elías había perdido la capacidad de encontrarlo en el viento. Los espectáculos se habían vuelto demasiado complicados, demasiado acechados por la pérdida. El corazón inquieto y afligido de Elías necesitaba silencio al otro lado de las tormentas de viento y fuego para escuchar y reconocer la voz de Dios.

Elías llegó al Sinaí desesperanzado porque su vida y sus sueños habían llegado a su fin. Salió de ahí consciente de que las mejores partes de ese sueño (la esperanza de un Israel renovado y restaurado) estaban en las manos de Dios y siempre lo habían estado. Siete mil personas que Elías no sabía que existían habían permanecido fieles. La verdad más grande de la que tomó conciencia fue que no necesitaba preocuparse por los resultados de lo que vendría después. El viejo cliché «Dios tiene el control» resulta ser cierto, pero puede ser algo que realmente solo aprendemos del todo y solo nos libera después de que las cosas se desmoronan.

Al igual que la desilusión, la desesperanza es una enfermedad solo para los verdaderos creyentes: soñadores y amantes. Golpea cuando la vida se desmorona. Golpea cuando nuestro sentido de significado y propósito se desvanece cuando las personas más cercanas a nosotros se vuelven incomprensibles. Golpea cuando aquellos a quienes amamos desaparecen debido a las mentiras, el quebrantamiento o la muerte. La desesperanza aflige a los solitarios y olvidados, a aquellos cuyas oraciones resuenan contra un cielo gris como el concreto.

Aquellos que nunca la han conocido, a menudo se quedan desconcertados al identificar esta profunda oscuridad en los demás. La tentación de moralizarlo es poderosa. El grito del salmista «Espera en Dios», puede convertirse rápidamente en «Anímate ya», un sentimiento que probablemente solo profundice la desesperanza al intensificar la sensación de la persona de que algo anda mal con ella: que su dolor es invisible y que están finalmente solos.

Lo que vemos en el Sinaí es a la vez serio y esperanzador tanto para aquellos que han sufrido la oscuridad espiritual como para aquellos que aman y quieren apoyar a los que sufren. Revela a la vez que hay algo de soledad en esa oscuridad y que, como en el viaje de Elías, primero al desierto y finalmente a la cueva del Sinaí, debemos realizar el viaje a solas.

El Infierno de Dante ha sido entendido durante mucho tiempo como la mayor expresión literaria de este tipo de encuentro con la desilusión y la desesperanza. Nadie elige el exilio y nadie elige la desilusión espiritual. Simplemente te despiertas y te encuentras allí, preguntándote a dónde se ha ido la luz y hacia dónde podrás dirigirte a continuación. En el Infierno, Dante se encuentra atrapado entre criaturas voraces y las puertas del infierno, descubriendo que la única manera de salir de la oscuridad es pasar a través de ellas.

Lo mismo ocurre con la desilusión. Por mucho que huyamos de ella o busquemos distraernos, acecha como la loba y el leopardo que perseguían al gran poeta italiano. Para llegar a la salida debemos cruzar a través del lugar que tememos, un viaje que para Dante significó ser testigo de los grandes males del mundo en su camino hacia la redención en el paraíso.

Para Elías significó encontrar la soledad bajo la retama y en la superficie ardiente del Monte Sinaí. Allí descubrió lo que todos podemos descubrir al otro lado del dolor: que no estaba solo. Que bajo el ruido de las tormentas y el calor de los fuegos estaba el susurro de Dios, y que en la distancia que va más allá de nosotros siempre hay un remanente. Nunca estamos realmente solos.

Mike Cosper es el director de CT Media.

Adaptado de Land of My Sojourn de Mike Cosper. ©2024 por Michael D. Cosper. Utilizado y traducido con autorización de InterVarsity Press. www.ivpress.com.

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La negligencia es un pecado mortal

La Biblia condena los descuidos y las imprudencias que perjudican a otros. Y abundan.

Christianity Today June 21, 2024
Ilustración de Abigail Erickson / Fuente Imagen: Getty Images

Según el fiscal estadounidense Damian Williams, varios trabajadores le habían advertido a Finbar O’Neill, constructor de Nueva Jersey, que el muro que había construido no era seguro. Pero O’Neill ignoró sus advertencias. Tal vez pensó que era un pequeño riesgo que valía la pena tomar y que probablemente resultaría a su favor; sin embargo, trágicamente sus empleados tenían la razón. O’Neill fue acusado de negligencia criminal en agosto después de que sus «atajos» en la construcción resultaran mortales. [Los enlaces de este artículo redirigen a contenidos en inglés].

En 2017, la empresa de O’Neill, One Key, había estado construyendo apartamentos de lujo de múltiples estructuras a lo largo del río Hudson en Poughkeepsie. Los planos del sitio exigían que se apilaran grandes montículos de tierra para compactar la tierra suelta antes de que comenzara la construcción. Sin embargo, el constructor decidió erigir un muro de bloques de concreto para contener uno de los montículos en su sitio mientras comenzaban las obras en un terreno contiguo.

El muro se derrumbó a causa del peso de la tierra y Maximiliano Saban, uno de los trabajadores, perdió la vida, mientras que uno más salió herido. Los documentos de la acusación alegan que O’Neill transigió con respecto a las medidas de seguridad a fin de acelerar la construcción.

Estos casos de negligencia son comunes. En mayo de este año, se produjo un incendio en una unidad neonatal de un hospital de Senegal. Murieron once recién nacidos. Según la declaración inicial del Ministerio de Salud de Senegal, el incendio probablemente fue causado por un cortocircuito eléctrico evitable: un cableado defectuoso.

«Este país está enfermo», tuiteó @samba_massaly, uno de los muchos senegaleses que recurrieron a las redes sociales después del incendio del hospital. «Nuestros hospitales se han convertido en lugares de muerte. ¡Demasiada negligencia, indiferencia e imprudencia!».

Cuando pensamos en la injusticia, normalmente pensamos en daños deliberados como el robo, el asesinato y otros actos criminales. Pero los daños por negligencia también son formas de injusticia.

Históricamente, la iglesia ha entendido esto. Los pecados de omisión (cosas que no hacemos, pero que deberíamos) son tan malos como los pecados de comisión (cosas que hacemos, pero no deberíamos). Una visión bíblica de la justicia advierte tanto sobre daños accidentales como sobre males intencionales. Y también apoya que existan reglas para reducir este tipo de accidentes.

Muchos de nosotros nos enfrentamos a la tentación de conformarnos con llevar a cabo un trabajo que no es del todo bueno ni del todo seguro, ya sea por presión de tiempo, por vergüenza de necesitar ayuda o por la creencia de que nuestro trabajo de mala calidad probablemente no perjudicará a nadie. Pero la destreza, la previsión y el cuidado no tienen que ver únicamente con la seguridad: son parte de la búsqueda cristiana de la santidad.

Las intenciones importan. Jesús le enseñó a sus discípulos que las malas intenciones, ya sea que se lleven a cabo o no, son pecaminosas (Mateo 5:22,28). No obstante, la falta de malas intenciones no necesariamente indica inocencia. Una persona puede no tener malicia hacia otra y aun así ser culpable de causarle daño accidentalmente.

De hecho, el pueblo de Israel en la Biblia tenía toda una categoría de leyes sobre los pecados involuntarios (Levítico 4:1 – 5:18).

Si alguien peca involuntariamente… es culpable y sufrirá las consecuencias de su pecado. Llevará al sacerdote un carnero sin defecto, cuyo precio será fijado como sacrificio por la culpa… Así el sacerdote pedirá perdón por el mal que esa persona cometió involuntariamente, y ese pecado será perdonado. (5:17-18)

El disgusto actual de nuestra cultura por el perdón hace que sea difícil pedirlo cuando no teníamos intención de hacer daño. Pero en Israel, los pecados cometidos por accidente (particularmente en casos de negligencia) incurrían en culpa, al igual que los cometidos intencionalmente. Ambos requerían expiación.

¡Con tan alto estándar de justicia, alabado sea Dios por su gracia en la persona y obra de Jesús! Para los cristianos, la ley en todos los puntos (incluidos los pecados involuntarios) quedó satisfecha en la Cruz. Los cristianos ya no están «bajo la ley» y su juicio (Gálatas 5:18).

Sin embargo, la ley tiene mucho que enseñar sobre la naturaleza de la justicia y el amor cristiano por nuestro prójimo (Mateo 22:37-40). Eso incluye sus lecciones sobre daños accidentales.

En el derecho moderno, las personas son culpables en caso de accidente cuando se demuestra que hubo negligencia. Por lo general, se establece una distinción adicional entre negligencia simple (como no arreglar la cerca alrededor de su piscina) y negligencia intencional o grave (como dejar a un niño pequeño solo cerca de una piscina). De manera similar, la ley bíblica identifica diferentes niveles de culpa según el nivel de irresponsabilidad.

Deuteronomio 19:1-13 introduce el principio de negligencia al comparar dos casos de homicidio. En un caso, una persona murió a causa de un accidente provocado por lo que hoy se llamaría negligencia simple. En el caso contrastado, una persona fue asesinada intencionalmente. Cada incidente recibe un veredicto diferente, pero ambos perpetradores son castigados.

El ejemplo del asesinato deliberado comienza con un hombre que «prepara una emboscada, lo asalta, lo mata» (v. 11). Hizo planes. Esperó un momento oportuno. Luego cumplió su propósito. Se trata de un caso claro de asesinato intencional.

De acuerdo a esa ley, el asesino intencional debía ser entregado inmediatamente al vengador. Era culpable de derramamiento de sangre y estaba sujeto al castigo total de la ley. Su acción, motivada por malas intenciones, lo había conducido a la condena.

El ejemplo contrastante es más complejo. En él, un hombre mata a otro por un accidente por descuido. Un hombre estaba cortando leña cuando la punta del hacha se salió del mango. Otra persona que se encontraba cerca salió herida y finalmente murió.

Fue un accidente; no obstante, el portador del hacha era responsable del cuidado y uso de su herramienta. Cualquier persona que utilice una herramienta peligrosa debe ser consciente de sus riesgos (Números 35:17-18). Hay una responsabilidad que conlleva el uso del hacha, especialmente si hay otra persona presente.

En cualquier caso, la sentencia atribuye cierta responsabilidad al portador del hacha. La familia de la víctima habría sido justificada por vengar la muerte de su familiar. Sin embargo, por tratarse de un accidente, la ley concede al leñador la posibilidad de buscar protección y seguridad en una «ciudad de refugio». Si corría al campo de refugiados más cercano y se quedaba allí, se le concedía asilo.

Sin embargo, si abandonaba la ciudad de refugio, perdía esa seguridad y existía la posibilidad de sufrir represalias. Todavía era responsable de la muerte causada por su descuido con el hacha, aun cuando el daño a la persona perjudicada no haya sido efectuado con dolo. (Ver también Números 35:26-27, 32-33). Así, Deuteronomio 19:1-13 deja claro que alguien era considerado moralmente responsable de la muerte de otra persona en ambos casos.

No actuar con suficiente precaución con una herramienta peligrosa es una violación de la justicia. Esta lógica debería desafiar a los cristianos a ejercer el debido cuidado en todas las áreas de la vida.

Sería un error limitar las leyes de homicidio de Deuteronomio 19 a casos de homicidio; de hecho, esos ejemplos extremos están destinados a ser extrapolados a otras situaciones. Se trata de un paradigma legal, no de un estatuto amplio. El pasaje bíblico sobre el homicidio muestra un principio: los accidentes por simple negligencia generalmente incurren en una culpa, aunque la culpa sea menor que en los daños intencionales.

Este principio nos enseña a hacer nuestro trabajo con entusiasmo y con la debida precaución, siempre conscientes de los riesgos potenciales. Ya sea al cortar leña, hacer un cableado eléctrico, recetar medicamentos, preparar la cena en la estufa, conducir un camión por la carretera u operar una máquina en una fábrica, manejar todo peligro de manera responsable es un aspecto de la santidad personal.

Como hemos visto, las penas por negligencia simple son menos severas que por daños intencionales. Sin embargo, hay accidentes que merecen penas iguales a las de los errores deliberados.

La negligencia intencional, a veces llamada negligencia grave, puede aumentar la responsabilidad hasta igualar la de los daños intencionales.

La edición más reciente del Black’s Law Dictionary define la negligencia grave como «un acto u omisión consciente y voluntaria, con descuido imprudente de un deber legal y de las consecuencias que traerá para las otras partes». Es una negligencia pensada y llevada a cabo en conciencia, en contraposición a la irreflexión detrás de la negligencia simple.

La mayor responsabilidad por negligencia intencional se ilustra en un par de leyes bíblicas sobre los bueyes:

Si un toro cornea y mata a un hombre o a una mujer, se matará al toro a pedradas y no se comerá su carne. En tal caso, no se hará responsable al dueño del toro. Si el toro tiene la costumbre de cornear, se le matará a pedradas si llega a matar a un hombre o a una mujer. Si su dueño fue advertido de la costumbre del toro, pero no lo mantuvo sujeto, también será condenado a muerte. Si a cambio de su vida se exige algún pago, deberá pagarlo. (Éxodo 21:28-30)

En el primer escenario, un buey sin antecedentes de agresión atacó y mató a alguien. Fue un hecho inesperado que no podía haberse anticipado razonablemente. Fue un accidente. Sin embargo, el dueño de ese buey enfrentó una consecuencia en tanto que el buey fue sacrificado y al propietario no se le permitió recuperar su carne.

Eso habría sido una pérdida significativa para el dueño del buey. Sufrió una consecuencia real por no sujetar adecuadamente a su buey. Pero fue un incidente de negligencia simple, ya que, aunque el buey era grande e inherentemente peligroso, no había razón para esperar que corneara a alguien.

En el segundo escenario, ocurrieron casi exactamente los mismos eventos. De hecho, no hay diferencia entre los hechos de los dos casos, salvo una excepción. En el último caso, el dueño sabía que su buey tenía tendencia a la agresión y se negó a sujetarlo.

Cuando se ignora deliberadamente un peligro o riesgo conocido se incurre en una negligencia intencional. Y, en el recuento bíblico, esa negligencia intencional marca una profunda diferencia en las sanciones aplicables.

El dueño del segundo buey fue castigado como si él mismo hubiera matado a la persona. Al dueño del segundo buey se le impuso la pena de muerte. En el sistema de justicia de Dios, la negligencia intencional puede elevar la responsabilidad por daño accidental a un nivel igual al de quien tiene la intención de causar daño.

En una entrevista sobre ética y diseño de productos, Steven VanderLeest, coautor de A Christian Field Guide to Technology for Engineers and Designers, ofreció un ejemplo moderno de negligencia grave. «El Ford Pinto», dijo, «fue un ejemplo clásico».

VanderLeest explicó que la ubicación del tanque de gasolina del automóvil compacto de la década de 1970 «era conocida por ser peligrosa en caso de colisión trasera». A pesar de ser consciente de este peligro, Ford decidió «deliberadamente no cambiar el diseño, considerando que los accidentes no justificarían el costo de la modificación».

Consciente del peligro, Ford continuó la producción.

Lamentablemente, incluso en colisiones traseras a velocidades moderadas hubo fugas de combustible e incendios, y se presentaron más de cien demandas contra la empresa fabricante de automóviles. Uno de los casos más destacados fue Grimshaw v. Ford Motor Co.

Durante el juicio de Grimshaw, documentos internos de Ford revelaron el conocimiento previo de la empresa sobre el defecto de diseño y sus riesgos. En este caso, el jurado otorgó 127.8 millones de dólares en daños y perjuicios a los demandantes. «En ese momento», señala Vander Leest, «[fue] la demanda civil más grande [en la historia legal estadounidense]». Ford comenzó a resolver otros casos fuera de los tribunales y emitió un llamado voluntario a fin de que quienes habían adquirido un Pinto llevaran sus automóviles a corregir el defecto de diseño de forma gratuita.

Los daños y perjuicios causados por el Pinto fueron accidentales. La empresa automovilística no tenía intención de provocar heridos ni muertes. Pero tampoco tomó medidas para detenerlos. El problema era bien conocido de antemano. Según los estándares bíblicos de justicia, la negligencia intencional exige penas similares a las necesarias por daños intencionales.

La mitigación de riesgos no es simplemente una cuestión de atención personal. La ley bíblica modela la importancia de la regulación comunitaria para reducir los accidentes.

VanderLeest explica: «Cuanto más poderosa es la tecnología, más regulaciones necesita la sociedad, porque cuanto más compleja y poderosa, más difícil es predecir todos los aspectos en los que algo puede salir mal».

Las tecnologías del antiguo Israel no eran tan poderosas como las nuestras, pero sus leyes regulaban las tecnologías que sí tenían para mitigar el daño. Por ejemplo, Dios le dio a Israel códigos de construcción para practicar diseños y métodos de construcción seguros.

Aquí hay una directiva: «Cuando edifiques una casa nueva, construye una baranda alrededor de la azotea, no sea que alguien se caiga de allí y sobre tu familia recaiga la culpa de su muerte» (Deuteronomio 22:8).

Los tejados planos de las antiguas casas hebreas, como ocurre hoy con muchos edificios del Medio Oriente, se utilizaban para relajarse y, a veces, para dormir. Como se sabía que la gente se congregaría en el tejado, no garantizar las medidas de seguridad constituía negligencia intencionada. Si alguien se cayera y muriera como resultado, el constructor podría ser acusado de homicidio («la culpa de derramamiento de sangre»).

El concepto de negligencia y su naturaleza impía aparece en las normas de salud de Israel, así como en sus normas de seguridad. Levítico 13–14, por ejemplo, proporciona instrucciones para la purificación de personas, casas y prendas de vestir infectadas con enfermedades llamadas, en hebreo, tsara’at. En las personas, tsara’at parece haberse referido a diversas enfermedades ulcerosas de la piel que ya no se conocen (no son lo que hoy se llama lepra o enfermedad de Hansen). Cuando el término era usado para casas y prendas de vestir, el término indicaba una infestación de moho u hongos.

De acuerdo con Levítico 13 y 14, Israel contaba con normas para reportar, inspeccionar y remediar estas condiciones. Estos procesos se instituyeron para detener la propagación del tsara’at y restaurar la pureza ritual a los afectados.

La salud era un aspecto que formaba parte del ritual del pueblo ante Dios. La principal preocupación en torno a las reglas relacionadas al tsara’at era asegurar que el pueblo estuviera listo para adorar a Dios.

Detener la propagación de enfermedades no parece haber sido el objetivo principal, pero fue un aspecto importante de la integridad de la nación. Garantizar que las casas se construyeran de forma segura y que los brotes no se propagaran era una preocupación social que requería protecciones sistémicas mediante la aplicación de la ley por parte de la comunidad. No eran cuestiones meramente personales.

Por lo tanto, el llamado cristiano a vivir con justicia requiere tanto cuidado para evitar negligencias personales como apoyo a las normas comunitarias adecuadas de salud y seguridad.

Hoy en día, las sociedades tienen niveles muy variables de regulación contra daños accidentales como la propagación de enfermedades. James Knox, un médico misionero presbiteriano ortodoxo, ha trabajado en hospitales estadounidenses donde, según él, las regulaciones parecían demasiado onerosas. También ha trabajado en clínicas del mundo en desarrollo donde, dijo, las regulaciones son terriblemente laxas. Actualmente, brinda sus serivicios en Akisyon a Yesu («Compasión de Jesús»), una clínica presbiteriana en Nakaale, Uganda.

Hace dos años, Knox trabajaba en el Centro de Salud y Hospicio Joy en Mbale, Uganda. En ese momento, tenía la nada envidiable distinción de ser el médico que atendió la primera muerte por COVID-19 registrada en Uganda.

En una entrevista con CT, Knox relató: «Los funcionarios de salud del gobierno llegaron con equipo de protección e instituyeron cuarentenas estrictas de inmediato». Inicialmente, la respuesta del gobierno pareció contundente.

«Pero», continuó, «en dos o tres meses, la coordinación gubernamental desapareció y nuestra clínica ni siquiera recibió pruebas de COVID ni equipo de protección».

Según Knox, este tipo de supervisión de «todo o nada» es común. Casos como este muestran que el problema del Pinto pudiera surgir en cualquier entorno donde las soluciones reales parezcan demasiado difíciles de implementar.

¿Qué nivel de negligencia considera un gobierno o una corporación que vale la pena abordar? A veces consideran las multas y las derrotas judiciales como un costo aceptable para hacer negocios o para progresar en el ámbito político. Pero el pueblo de Dios necesita considerar los valores de Dios, no otras recompensas e inconvenientes de la negligencia.

La presentación de informes y la supervisión pueden resultar onerosas. Aun así, los códigos de construcción de Israel y los protocolos levíticos en torno al tsara’at nos muestran que Dios espera que las comunidades establezcan políticas cooperativas para reducir el daño.

La Biblia no proporciona una lista de regulaciones apropiadas para cada tiempo y lugar, ni muchos detalles sobre cómo deben administrarse. Esas decisiones, que varían de una sociedad a otra, son cuestiones que deben ser debatidas por la comunidad. Son deliberaciones en las que los cristianos deberían apoyar y en las que deberían participar.

Los evangélicos suelen estar bien organizados para apoyar cuestiones como la legislación provida y la libertad religiosa. La influencia de la Biblia también debería llevar a los cristianos a abogar por protecciones sistémicas contra daños no intencionales, como edificios inseguros y brotes patógenos.

La justicia en una sociedad no es únicamente obra de los sistemas judiciales. Tampoco se limita a restringir las conductas ilícitas deliberadas a través de la policía u otros medios. La justicia es en realidad el deber de cada uno de nosotros ante Dios (Miqueas 6:8). Y la justicia incluye tratar de prevenir accidentes.

La ley bíblica ofrece paradigmas, presentados en las prácticas del antiguo Israel, que nos ayudan a pensar en esos aspectos de la santidad para su aplicación hoy. Hay mucha necesidad de un fuerte testimonio cristiano en esta materia, especialmente con el creciente poder de las tecnologías modernas y su potencial de causar daños accidentales.

Incluso en Estados Unidos, donde los accidentes son menos frecuentes que en otras regiones del mundo, su alcance es grave. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) publicaron recientemente un estudio sobre las «Diez principales causas de muerte en los EE. UU. entre 1 y 44 años de edad entre 1981 y 2020». La principal causa de muerte en ese grupo de edad durante cuatro décadas fue la «lesión no intencional», una categoría que, trágicamente, ha aumentado en los últimos años debido a las sobredosis de drogas. Casi 2.5 veces más personas murieron por lesiones no intencionales (más de 2 millones) que, por la segunda fatalidad más común: el cáncer (868 100).

Por supuesto, los riesgos nunca pueden evitarse por completo. En teoría, la ley de Israel podría haber prohibido por completo el uso de bueyes en las granjas hebreas para evitar que la gente fuera corneada. «Donde no hay bueyes», afirma Proverbios 14:4, «el granero está vacío». Además, no habría accidentes con bueyes. Sin embargo, «con la fuerza del buey aumenta la cosecha».

Dios llama a la humanidad a ser productiva y valiente, administrando el mundo y desarrollando comunidades. Los riesgos no son completamente evitables ni son necesariamente negligentes. Pero los daños accidentales deben minimizarse cuidadosamente. Y cuando se conocen los riesgos, sería intencionalmente negligente ignorarlos.

Podemos extrapolar fielmente más allá del ganado y de las regulaciones de seguridad y prevención establecidas por los gobiernos. Al igual que el dueño del buey bíblico, el dueño de una mascota hoy en día debe tomar precauciones si sabe que una mascota es agresiva. Se sabe que enviar mensajes de texto mientras se conduce es extremadamente peligroso; es negligencia intencionada enviar mensajes de texto y conducir.

Saber que uno está infectado de alguna enfermedad contagiosa y no protegerse para evitar la propagación de la misma es otro ejemplo moderno de negligencia intencional. Esto conllevaría a una mayor responsabilidad (a los ojos de Dios, aunque no legalmente) si como resultado otros resultaran infectados y perjudicados.

Este principio también trae luz a la forma en que abordamos el abuso sexual en la iglesia. Al igual que el hombre que sabe que su buey es propenso a la agresión, aquellos en el liderazgo que conocen las tendencias de un abusador son responsables de utilizar ese conocimiento.

Saber del abuso y no hacer nada al respecto deliberadamente, o tratarlo de manera insuficiente, es negligencia, y las personas con la autoridad para prevenir más daños no son inocentes si esto ocurre. La complicidad en este caso no significa que colaboraron con un abusador: significa que no tomaron medidas responsables.

Dentro de la visión bíblica de la justicia, la negligencia deliberada puede ser tan grave como el daño intencional. Prestar plena atención a todos los riesgos conocidos, incluso cuando se requieren sacrificios, es parte de la búsqueda cristiana de la santidad.

Michael LeFebvre es un ministro presbiteriano, un erudito del Antiguo Testamento y miembro del Centro de Pastores Teólogos. Es autor de The Liturgy of Creation: Understanding Calendars in Old Testament Context.

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No te saltes el libro de Crónicas en tu plan de lectura de la Biblia

Hay mucho que aprender de los relatos del cronista sobre los reyes de Israel.

Christianity Today June 19, 2024
Illustration by Elizabeth Kaye / Source Images: Getty, Unsplash

Para el lector diligente de la Biblia, el libro de Crónicas puede parecer un poco desconcertante. Mientras leemos, es posible que nos preguntemos: ¿No he leído esto antes? La respuesta corta es sí y no.

Los libros de 1 y 2 Crónicas vuelven a contar algunas de las mismas historias de Israel y Judá que aparecen en los libros de Samuel y Reyes. Sin embargo, el cronista también ofrece una nueva perspectiva sobre esos años, incorporando material nuevo y dejando de lado otras historias. Su decisión sobre qué conservar y qué añadir no es arbitraria sino intencional. Y si prestamos atención, encontraremos que el cronista tiene un mensaje claro del que podemos aprender hoy.

Primero, solo la mitad de Crónicas es material repetido de Samuel y Reyes. Por un lado, es cierto que esto significa que hay mucha superposición. Pero, por otro lado, eso también significa que la mitad de las crónicas es material nuevo. ¡Lo que significa que no podemos darnos el lujo de pasarlo por alto!

Y si bien el contenido de Crónicas se superpone con material anterior, este fue escrito más de 100 años después, lo que le brinda al cronista el beneficio de la visión retrospectiva y la oportunidad de abordar una nueva serie de desafíos para su generación. El pueblo de Judá acababa de regresar del exilio y se enfrentaba a la enorme tarea de reconstruir el templo de Yahvé [Jehová] en Jerusalén que el rey Nabucodonosor había destruido. Esta tarea determina profundamente el telón de fondo de los libros de Crónicas.

Al comparar Crónicas con Samuel y Reyes, encontramos que el nuevo material se centra en dos temas principales: David y el templo. El cronista dedica más tiempo a la genealogía de la familia de David y a los detalles del legado de David. Y aunque Reyes se centra en el reino del norte de Israel, Crónicas destaca el reino del sur de Judá, donde reinaron los descendientes de David.

Asimismo, el cronista añade contenido adicional sobre el templo. Leemos sobre la preparación de los materiales de construcción por parte de David, y descubrimos nuevos detalles sobre el proceso de construcción y del momento en que Salomón dedicó el templo. El cronista también nos habla de cinco proyectos distintos de renovación del templo que abarcan cientos de años. Escuchamos las oraciones de varios reyes en el templo y descubrimos cuál de los levitas está asignado a cada tarea relacionada con el templo.

Estos dos temas importantes (David y el templo) son evidentes desde el comienzo del libro en las genealogías que aparecen enlistadas. Ahora bien, es comprensible tener ganas de leer solo superficialmente los nueve capítulos de genealogía que abren el libro. Pero si lo hacemos, podemos perder de vista pistas importantes sobre qué detalles le importan al cronista y por qué.

A pesar de su extensión, las genealogías no ofrecen un relato imparcial y exhaustivo de las doce tribus de Israel. Más bien, se centran especialmente en la familia de David y la tribu de Leví, ya que sus descendientes fueron primordialmente quienes recibieron el llamado a servir en el templo.

Otra cosa que podrías notar si comparas Crónicas con Samuel es que el cronista omite la mayoría de las historias poco halagadoras sobre David.

En Crónicas, David no se aprovecha de Betsabé ni pierde el control sobre sus hijos. No es que el cronista desconozca los fracasos de David; claramente, tiene el libro de Samuel frente a él mientras escribe, ya que muchas historias están tomadas palabra por palabra. Pero, en su mayor parte, las historias de las luchas de David simplemente no coinciden con el propósito del cronista, con clara una excepción. Dado que es la excepción la que confirma la regla, echémosle un vistazo más de cerca.

Dado el retrato casi absolutamente limpio de David en Crónicas, sorprende que el cronista incluya la historia del imprudente censo de David, cuando le ordenó a su comandante que registrara a todos sus combatientes. Su falta de confianza en la protección de Dios tuvo consecuencias desastrosas para la nación.

Para entender por qué aparece esta historia en 1 Crónicas 21, debemos prestar mucha atención a las consecuencias de las acciones de David. David había pedido un censo militar en contra del consejo de su comandante, Joab. El ejercicio fue a la vez una demostración del poder de David y una falta de confianza en la protección de Dios. Pero poco después de que llegaron los números, David se dio cuenta de que había pecado y oró pidiendo perdón.

En respuesta, Dios le permitió a David elegir su propia consecuencia entre tres opciones: «tres años de hambre o tres meses de persecución y derrota por la espada de tus enemigos… o tres días en los cuales el Señor castigará con plaga el país, y su ángel traerá destrucción en todos los rincones de Israel» (1 Crónicas 21:12). David eligió la última opción y decidió poner su propia vida y el reino en manos de Dios.

La plaga fue realmente devastadora, con muchas muertes innecesarias debido a la insensatez de David. Pero en medio del juicio, Yahvé mostró compasión por la nación al impedir que su ángel destruyera a más personas, en un momento sorprendentemente parecido al del Monte Moriah [o Moria], cuando Abraham estaba a punto de matar a su hijo Isaac y el Señor le dijo que se detuviera (Génesis 22:9–14). El narrador también nos dice exactamente dónde estaba el ángel del Señor cuando la plaga se detuvo en seco: «estaba junto a la era de Ornán el jebuseo» (1 Crónicas 21:15, NBLA).

Esta ubicación es de suma importancia para la trama general del libro. La era o el campo de trillar era donde la gente procesaba sus cosechas de cereales al pasar equipos pesados sobre los tallos de trigo para separar el grano de la paja. Cuando era posible, llevaban a cabo este trabajo en las cimas de las colinas para que el viento se llevara la paja, dejando solo el grano rico en nutrientes.

Entonces, David le compró al jebuseo esta excelente era en la cima de una colina, y construyó allí un altar para ofrecer holocaustos y ofrendas de comunión para restaurar la comunión con Yahvé y agradecerle por su misericordia. Sorprendentemente, «en respuesta, Dios envió fuego del cielo sobre el altar del holocausto» (1 Crónicas 21:26, NVI), una respuesta dramática que hizo eco del momento en que se construyó el tabernáculo (Levítico 9:24). David concluyó lógicamente que este sería el lugar perfecto para construir el templo, diciendo: «Aquí se levantará el templo de Dios el Señor y el altar donde Israel ofrecerá el holocausto» (1 Crónicas 22:1). Pero, como quizás recuerdes, no fue David, sino su hijo quien llevaría a cabo esta tarea.

El cronista finalmente une estos hilos en un florecimiento dramático en 2 Crónicas: «Entonces Salomón comenzó a edificar la casa del Señor en Jerusalén en el monte Moriah, donde el Señor se había aparecido a su padre David, en el lugar que David había preparado en la era de Ornán jebuseo» (2 Crónicas 3:1, NBLA). El lugar donde Dios le mostró misericordia a David al perdonar a los israelitas es el mismo lugar donde Dios también perdonó la vida de Isaac. ¡El cronista no quiere que nos lo perdamos!

¿Por qué contar una historia tan poco halagadora sobre David en un libro que ofrece una imagen positiva de él? La debacle del censo es esencial porque en última instancia conduce a establecer la ubicación del templo de Salomón, que es el otro tema clave del libro. En este mismo lugar, Dios le mostró misericordia a los israelitas y les proporcionó sobrecogedora evidencia de su presencia y bendición.

El cronista quiso subrayar para su propia generación la importancia de reconstruir el templo y reunir a aquellos que habían sido llamados a servir en él, quienes apenas comenzaban sus vidas de nuevo tras regresar a sus tierras. Necesitaban desesperadamente un sentido de continuidad con el pasado y alguna seguridad de que la presencia de Dios honraría a su comunidad una vez más. Y si nos saltamos los libros de Crónicas asumiendo que estos son una «repetición», podemos perder de vista que Dios está llamando a nuestra propia generación a priorizar la construcción del templo.

Hoy enfrentamos una tarea similar: ¿Cómo puede la iglesia reconstruirse después de una pandemia global? ¿Cómo podemos recuperarnos después de tantos escándalos públicos y profundas divisiones? Sin embargo, la tarea de nuestra generación no es reconstruir un templo físico, sino apoyarnos en nuestra identidad colectiva como cuerpo de Cristo. Especialmente en Occidente, donde se valora tanto el individualismo expresivo, el libro de Crónicas nos ofrece un correctivo muy necesario. No se trata de mí, se trata del pueblo de Dios haciendo la obra de Dios en el mundo. Y al subrayar nuestra misión compartida, podemos redescubrir nuestro sentido de propósito.

«Por lo tanto, ustedes ya no son extraños ni extranjeros, sino conciudadanos del pueblo elegido y miembros de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y los profetas, siendo Cristo Jesús mismo la piedra angular», escribió el apóstol Pablo. «En él todo el edificio, bien armado, se va levantando para llegar a ser un templo santo en el Señor. En él también ustedes son edificados juntamente para ser morada de Dios por su Espíritu» (Efesios 2:19-22).

Este no es un proyecto en solitario. Como dicen Pablo y Sóstenes en otro lugar: «¿No saben que ustedes son templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes?» (1 Corintios 3:16). Los ustedes aquí son todos plurales: «¿No saben que ustedes son templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes?». Nadie realiza un recorrido arquitectónico para admirar un solo ladrillo, sino para admirar edificios formados por cientos de miles de ladrillos bien colocados.

Para nosotros hoy, la construcción del templo implica reunirnos regularmente, buscar a Dios juntos, aprender a amarnos bien unos a otros y descubrir cómo honrar a Dios juntos en nuestra generación. Ningún individuo puede demostrar por sí solo la plenitud de la gloria de Dios a un mundo que observa. Reconstruir la casa de Dios es un proyecto de grupo y todos nos necesitamos unos a otros.

Carmen Joy Imes es profesora asociada de Antiguo Testamento en la Universidad de Biola y autora de Bearing God’s Name and Being God’s Image. Actualmente, está escribiendo su próximo libro, Becoming God’s Family: Why the Church Still Matters.

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News

¿Por qué la reforma contra el abuso sigue encontrando obstáculos entre los bautistas del sur?

Líderes y defensores agradecen el apoyo de la convención, pero se sienten frustrados ante su aparente incapacidad de llevar sus planes a la práctica.

Josh Wester y algunos miembros del Grupo de Trabajo para la Implementación de la Reforma contra el Abuso

Josh Wester y algunos miembros del Grupo de Trabajo para la Implementación de la Reforma contra el Abuso

Christianity Today June 15, 2024
Sonya Singh / Baptist Press

Jules Woodson recuerda la chispa de esperanza que sintió cuando un mar de papeletas amarillas se levantó al otro lado de la sala en la reunión anual de la Convención Bautista del Sur (en adelante SBC, por sus siglas en inglés) en 2022. Ella interpretó el voto a favor de la reforma que tuvo lugar tras la investigación de un caso de abuso como una señal de que los mensajeros de la convención realmente se preocupaban por víctimas como ella y estaban dispuestos a escuchar y hacer cambios.

En la reunión anual de este año en Indianápolis, las recomendaciones sobre la reforma contra el abuso volvieron a aprobarse con otra oleada de miles de votos, pero esta vez ella lloró por un motivo diferente: la decepción por lo poco que se ha hecho en los últimos años.

Las entidades de la SBC han prometido millones para financiar la causa. La convención ha votado repetidamente a favor de los esfuerzos de prevención y respuesta ante los casos de abuso por un margen abrumador. Grupos de trabajo nombrados por el presidente de la convención han ofrecido voluntariamente su tiempo para desarrollar recursos de capacitación, una base de datos que contenga información sobre todos los pastores implicados en casos de abuso y una oficina para supervisar el trabajo y los avances de la reforma [enlaces en inglés].

«Aquellos mensajeros para quienes el abuso no está en el primer plano de sus mentes, piensan: “Lo estamos haciendo bien”», dijo Woodson, cuyo testimonio de abuso por parte de su pastor de jóvenes en una iglesia de Texas dio inicio a los movimientos #ChurchToo y #SBCToo hace seis años. «Pero queda mucho por hacer».

Las víctimas de abuso y los activistas defensores que piden una reforma en la SBC ahora están viendo a los líderes bautistas del sur dentro de la convención tratar de navegar en un mar de obstáculos y bloqueos denominacionales similares a los que enfrentaron durante años desde el exterior.

«Nos han dicho una y otra vez: “No pueden hacer esto, no pueden hacer aquello”», dijo Mike Keahbone, candidato a presidente de la SBC que forma parte del Grupo de Trabajo para la Implementación de la Reforma contra el Abuso (ARITF, por sus siglas en inglés). «Hay que preguntarse: “¿Por qué razón enfrentamos tanta resistencia en este tema?”… O realmente no creen que haya un problema o tienen algo que ocultar».

El martes, el grupo de trabajo celebró la creación de un nuevo currículum para ayudar a las iglesias de la SBC a responder ante los casos de abuso, no obstante, la tan esperada base de datos sigue vacía, y no hay un «hogar permanente» para supervisar los avances de la reforma contra el abuso una vez que su reunión de trabajo termine esta semana.

Los mensajeros en Indianápolis votaron para afirmar esas prioridades y pasar el encargo asignado al grupo de trabajo al Comité Ejecutivo, el órgano que maneja los asuntos de la SBC fuera de la reunión anual, y a su nuevo presidente, Jeff Iorg.

«Los esfuerzos de respuesta y prevención del abuso crecen a medida que aumentamos la concienciación, por lo que estoy agradecido de ver el excelente trabajo realizado en el currículum esencial», dijo Keith Myer, un pastor de Maryland que ha hablado en favor de la causa, en una declaración a CT.

«Me preocupa que un conjunto de componentes relativamente sencillos de todo un sistema de protección parezca controvertido e inalcanzable. Una base de datos tiene sentido y resuelve el problema de la comunicación sobre quienes han actuado mal en nuestras 50 000 iglesias. Un hogar permanente para [dar seguimiento a] los casos de abuso ofrece a las iglesias y a los pastores alguien con quien hablar cuando se enfrentan a una crisis, y resuelve el problema de encontrar ayuda cuando no saben qué hacer».

El presidente de ARITF, Josh Wester, explicó que en enero se enteraron de que los problemas relacionados a los seguros de responsabilidad impedían que la propia convención acogiera esfuerzos de reforma significativos y sólidos, incluida la base de datos. Después de que el grupo de trabajo sugiriera formar una nueva organización sin ánimo de lucro para lanzar la base de datos de forma independiente, ya no tuvieron acceso a su financiación. Los responsables de la entidad que habían ofrecido 3 millones de dólares dijeron que no podrían utilizarse fuera de la SBC.

Wester, pastor de Carolina del Norte, dijo que el grupo de trabajo hizo todo lo que pudo y que sus miembros estaban «más que frustrados» por no poder presentar la base de datos que habían preparado con más de 100 nombres antes de toparse con obstáculos dentro de la SBC. «Solo tienes los medios para dar los pasos que puedes pagar», le dijo a los periodistas. «Ha sido una verdadera lucha para nosotros».

El grupo de trabajo ha recaudado 75 000 dólares por su cuenta para financiar la Comisión para la Reforma contra el Abuso de manera independiente. Confían en que el Comité Ejecutivo no dejará vacía la página web de la base de datos durante otro año, y algunos supervivientes de abuso sienten especial esperanza ante el liderazgo de Iorg. Llega al cargo después de haber sido presidente del Seminario Gateway de la SBC en California y se ha comprometido a ayudar.

Los partidarios de la reforma sabían que el proceso sería lento, pero sigue pareciendo desalentador que aún no se hayan dado ni siquiera los primeros pasos y que aún no hayan efectuado las cosas básicas que se habían propuesto.

A Grant Gaines, pastor de Tennessee, le preocupa que se pierda la importancia del momento a medida que se retrasa la aplicación de la reforma.

«Los supervivientes nos dijeron desde el principio que esto iba a ser difícil y que esperáramos bloqueos, incluso de gente que te cae bien y en la que confías», dijo Gaines, quien presentó la moción de 2021 en la que se pedía una investigación sobre la respuesta del Comité Ejecutivo ante los casos de abuso.

Los problemas de responsabilidad y financiación a los que se ha enfrentado la ARITF en los dos últimos años reflejan las reservas que siguen existiendo sobre el intento de la Convención de abordar el tema del abuso —sobre todo a medida que se van acumulando los recursos monetarios—.

Desde el escenario, Wester tuvo que aclarar repetidamente que los esfuerzos de la reforma contra el abuso no interfieren con la autonomía de las iglesias y que los abusos no tienen que ser generalizados para que la Convención mejore su respuesta.

«En lo que se refiere a los abusos sexuales, el problema de la Convención Bautista del Sur nunca fue que se produjeran abusos en tasas desproporcionadas o que nuestra convención estuviera plagada de abusadores», les dijo a los mensajeros. «En cambio, el problema al que tuvimos que enfrentarnos fue lidiar con el hecho de que la Convención Bautista del Sur, con más de diez millones de miembros y casi 50 000 iglesias, siendo el mayor organismo protestante de Estados Unidos, no tenía un plan significativo para ayudar a sus iglesias a prevenir o responder a los casos de abuso sexual».

Las mociones presentadas para contratar solo a asesores legales que reflejen los valores de la convención, o para lanzar una investigación para contabilizar el total gastado en la investigación sobre su respuesta a los casos de abuso, indican que una facción dentro de la SBC todavía mantiene un sentimiento persistente de arrepentimiento por las consecuencias del informe presentado por Guidepost Solutions en 2022 [enlace en español].

Iorg mencionó que han pagado al menos 2 millones de dólares solo para cubrir los costos de indemnización después de que dos personas nombradas en el informe presentaran sus demandas (el expresidente de la SBC Johnny Hunt y el exprofesor de seminario David Sills).

«Tenemos que equipar a los pastores para que protejan a las ovejas de los lobos. Se puede hacer… dentro de las entidades políticas, se puede hacer bien. Y, por diversas razones, se siguió posponiendo y la gente siguió sufriendo», dijo Bruce Frank, exjefe del Grupo de Trabajo sobre Abusos Sexuales y pastor en Carolina del Norte. «¿Son 2 millones de dólares mucho dinero? Sí, lo son, pero no es ni de lejos lo que ha costado a los supervivientes».

Los miembros del grupo de trabajo y los defensores están agradecidos de ver el continuo apoyo a sus esfuerzos por parte de la convención, pero también se muestran frustrados ante el hecho de que el entusiasmo de los bautistas del sur en la reunión no haya superado los desafíos que surgen cuando se intenta promulgar un cambio a nivel de la convención.

Los supervivientes denunciaron la implicación legal de los líderes de las entidades en un informe amicus curiae de Kentucky el año pasado que limitaría su responsabilidad en las demandas por abusos sexuales, y una moción del pleno pidió que la SBC censurara al presidente de la convención, Bart Barber, al presidente del Seminario del Sur [Southern Seminary], Albert Mohler, y al presidente de Lifeway, Ben Mandrell, por aprobar el informe. Los mensajeros votaron en contra el miércoles por la mañana.

Entidades de la SBC también han sido objeto de una investigación del Departamento de Justicia que comenzó hace casi dos años y emitió su primera acusación el mes pasado.

Frank y Keahbone, ambos candidatos que habían participado en los esfuerzos de reforma contra el abuso, no pasaron a la segunda vuelta en la carrera presidencial de este año. En un foro celebrado el lunes por la noche, Keahbone habló de personas que «se interponen en nuestro camino» y «trabajan a propósito en los costados para asegurarse de que [la base de datos] no se produzca».

Gaines le preguntó al grupo de trabajo si revelaría quiénes son los responsables de obstaculizar su labor y cómo, pero hasta ahora los implicados no han dado nombres. En declaraciones a los medios, Wester dijo que no quería «agravar más el problema entrando en demasiados detalles».

Hace dos años, el presidente de la International Mission Board, Paul Chitwood, el presidente de la North American Mission Board, Kevin Ezell, y el presidente de Send Relief, Bryant Wright, habían ofrecido 3 millones de dólares de los fondos no designados de Send Relief para pagar los programas de reforma en contra de los abusos sexuales de la SBC. Un portavoz de Send Relief dijo a CT que sus líderes «no han rechazado ninguna solicitud de financiación que esté dentro de la intención original de su compromiso».

«Send Relief está plenamente comprometida con la cuidadosa administración de los fondos para la prevención del abuso sexual y los esfuerzos de respuesta dentro de la SBC, en colaboración con el Comité Ejecutivo», dijo la declaración. «Actualmente la [Comisión de Reforma contra el Abuso] está fuera de la estructura de la CBS».

A Myer le preocupa que la confusión sobre las decisiones de financiación pueda dañar el sentido de confianza necesario para que los esfuerzos de cooperación más amplios en torno a esta cuestión sean eficaces.

«Cuando la confianza falla, se pierden socios y recursos», afirmó. «Si no podemos resolver algo fácil como decir “es fundamental que protejamos a niños y adultos de los abusos de los lobos», ¿cómo vamos a pasar a asuntos más complicados?».

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El inesperado libro de la Biblia que más me reconforta

En mi ansiedad, leer el Apocalipsis me recuerda el infinito poder de Dios.

Christianity Today June 13, 2024
"The Last Angel" by Nicholas Roerich

Tenía nueve años la primera vez que vi la película Psicosis. Mi madre la trajo a casa del videoclub y llamó a los tres niños al sofá. Recuerdo la confusión —no era nuestro menú habitual de dibujos animados— y después el terror. Esa noche dormí con un ojo abierto (con lo que quiero decir que no dormí nada) porque estaba segura de que Norman Bates iba a colarse por la ventana de mi habitación. Finalmente me quedé dormida a primera hora de la mañana y regresé de la escuela al día siguiente dispuesta a ver Psicosis de nuevo. Sigue siendo una de mis películas favoritas, parte de un género que demuestra que aterrorizar a los espectadores es uno de los efectos más atractivos que puede tener una película.

Del mismo modo que las películas de terror y Shirley Jackson me ofrecen cierta clase de extraño consuelo, me siento atraída una y otra vez por el libro de Apocalipsis. He luchado con problemas de ansiedad gran parte de mi vida, y muchos amigos bienintencionados me han dirigido a pasajes como Mateo 6:34 o Filipenses 4:6. Pero cuando leía esos versículos que animan a los cristianos a no preocuparse, me preguntaba: ¿qué tengo yo mal dentro de mí que no puedo obedecer este sencillo mandamiento? Deseaba ser la clase de cristiana que no tenía miedo. Había escuchado de esas personas: cristianos cálidos, de trato fácil y amable, que solamente luchan con cosas como no pasar suficiente tiempo en oración o no memorizar suficientes versículos.

Estaba en la universidad cuando leí por primera vez Apocalipsis de principio a fin. Aunque crecí en la iglesia, Apocalipsis siempre me pareció una lectura bíblica avanzada para teólogos y pastores. Desde luego, yo no podía explicar por qué aparecía una mujer embarazada revestida del sol, con la luna debajo de sus pies, o por qué eso era importante para la fe cristiana. Pero después de visitar Éfeso durante un viaje por Europa, sentí curiosidad acerca de lo que Juan le había dicho a las otras seis iglesias en su relato histórico, profético y apocalíptico. Tras haberlo leído por mi cuenta, no salí del último libro de la Biblia con mucho entendimiento —para eso habría necesitado leer unos cuantos comentarios—; sin embargo, me resultó inmensamente reconfortante. Y debo resaltar que soy alguien que siempre se preocupa por todo lo que podría salir mal.

Mi ansiedad es vaga e incipiente; se vincula a sucesos específicos de manera ocasional, pero en gran medida me acompaña como una pequeña nube negra que amenaza tormenta incluso en el día más soleado. Tengo miedo todo el tiempo: miedo de no tener éxito, miedo de que un resfriado persistente sea indicativo de algo peor, miedo de que el avión en que viajo se desplome. En otras palabras, tengo miedo de no tener el control y de que el mundo sea un lugar terrorífico. Y, al igual que en mis películas de terror favoritas, el mundo de Apocalipsis da miedo. Es irreconocible.

Pero también es extrañamente relajante.

Me siento reconfortada al leer las secciones apocalípticas del libro. No sé exactamente de qué lado me alineo en controvertidas cuestiones teológicas como si el rapto es anterior o posterior a la tribulación, o lo metafórico frente a lo literal en el texto. Hay algunas partes de mi fe sobre las que me siento satisfecha al entender que son misterios. Así que cuando leo sobre «un ángel que bajaba del cielo» que tomó a Satanás y lo arrojó a una fosa por mil años, no me imagino necesariamente un viaje real desde el cielo o una fosa de verdad. Pero comprendo que Dios está batallando con Satanás, un mal muy real, y veo que incluso durante los peores momentos Dios está presente.

En la temporada de Adviento, cada año anticipamos la llegada de Dios al mundo en la forma de un ser humano. Cada año necesitamos aprender de nuevo cómo esperar en Dios. Cuando preferiría no esperar, mi impaciencia a menudo está motivada por la ansiedad: quiero asegurarme de que el peor escenario no sucederá; quiero cierta clase de garantía de que no estaré para siempre en la oscuridad. Así que vuelvo a los profetas, cuya paciencia y espera es material digno de leyendas.

Apocalipsis está repleto de referencias a los profetas del Antiguo Testamento, que son otra fuente de misterio. «¡Consuelen, consuelen a mi pueblo!», dice Dios en Isaías. Este Dios está muy implicado en las cosas familiares: el sol y la luna, la hierba, las flores del campo. Este es un Dios que conoce la tierra porque es su creación, lo que me hace pensar en que quizá este es un Dios que también me conoce a mí.

Mi miedo a estar sola disminuye en la presencia de un Dios tan cercano; mi miedo al futuro se desvanece cuando veo lo poderoso que es Dios. «Vi un cielo nuevo y una tierra nueva», leemos en Apocalipsis 21. «Oí una potente voz que provenía del trono y decía: “¡Aquí, entre los seres humanos, está el santuario de Dios! Él habitará en medio de ellos y ellos serán su pueblo; Dios mismo estará con ellos y será su Dios. Él enjugará toda lágrima de los ojos. Ya no habrá muerte ni llanto, tampoco lamento ni dolor, porque las primeras cosas han dejado de existir”».

Ya había escuchado antes aquello de que se enjugará «toda lágrima» de sus ojos. Es un pensamiento popular reconfortante. Pero lo que no he escuchado a muchos pastores explicar es lo que dice al final del pasaje: «Las primeras cosas han dejado de existir».

Yo soy una primera cosa. Tú eres una primera cosa. Las primeras cosas no conseguirán llegar a la muerte de la muerte; todas las cosas morirán antes de ser renovadas. En vez de evitar esto, el libro de Apocalipsis nos invita a pensar seriamente en lo que significa morir. De una extraña manera, meditar sobre la muerte desde la fe cristiana produce un profundo alivio, porque una de nuestras creencias centrales es que la muerte ya ha sido derrotada y que morir es vivir lo más presentemente posible en el reino de Dios. Temo lo que veo de manera velada como en un espejo, pero cuando vea cara a cara, no tendré ningún temor (1 Corintios 13:12).

Hasta entonces, sin embargo, seguiré recordando. Las personas con trastornos de ansiedad solemos ser buenos en una crisis porque estamos constantemente preparados para ello. Las películas de miedo me provocaban una clase de estremecimiento que también servía para deshacer mis ilusiones de tener todo bajo control. Apocalipsis toma esa débil verdad y la hace más grande, más verdadera y más honesta: sí, cada lágrima será enjugada. Pero primero, hemos de morir.

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Puede que sean gigantes. O ángeles. O superhumanos

¿Quiénes o qué son los nefilim? No lo sabemos… y quizá no necesitamos saberlo.

Christianity Today June 12, 2024
Daniel Olah / Unsplash

¿V as a escribir sobre los nefilim? Esta fue la pregunta que me hicieron varios amigos después de que firmara el contrato para escribir The Characters of Creation [Los personajes de la creación], un libro acerca de los primeros capítulos de la Biblia. Al considerar cómo aparecen los nefilim en Génesis 6, uno de los capítulos más extravagantes de las Escrituras, no creía que pudiera evitar escribir sobre ellos.

The Characters of Creation: The Men, Women, Creatures, and Serpent Present at the Beginning of the World

Y como estoy convencido de la autoridad y la inerrancia de la Palabra de Dios, me sentí un poco intimidado. Consulté montones de comentarios, sermones y publicaciones académicas para averiguar cómo interpretar este pasaje. Aun así, me ilusionó la idea de profundizar en él, porque creo que nuestro mundo necesita el mensaje subyacente de Génesis 6: la realidad del mal, el juicio de Dios y la promesa de salvación y redención. Cada día la injusticia acampa en los muros de nuestras redes sociales y nos ofrece vívidos recordatorios de que el mundo de Génesis —depravado, malvado e injusto— no ha sido eliminado del nuestro como pensamos que lo ha hecho.

Presentemos entonces a los nefilim. Puede que sean las criaturas más peculiares de la Biblia. De hecho, ni siquiera estamos seguros de lo que en realidad son.

Han aparecido en la literatura durante miles de años y se han popularizado en la cultura. Los nefilim han hecho su aparición en Los expedientes secretos X, Cazadores de sombras(Shadowhunters) y Noah. Videojuegos como El Shaddai, Tomb Raidery Payday 2 los incluyen, así como la literatura en títulos como La casa de la noche, la saga Oscuros y La rebelión de Atlas.

Más aún, desde el principio de los tiempos, las leyendas y mitos humanos han imaginado toda especie de criaturas mitad hombres, mitad dioses, desde el Gilgamesh babilonio hasta los semidioses de la mitología griega.

Pero ¿quiénes fueron esos extraños personajes que hacen su aparición en las páginas de nuestras Biblias, que se presentan durante un momento de declive de la depravación humana… un periodo, como describió Moisés, en el que el Señor vio que «la maldad del ser humano en la tierra era muy grande, y toda inclinación de su corazón tendía siempre hacia el mal» (Génesis 6:5, NVI)?

La respuesta es complicada.

Los ‘hijos de Dios’

La Biblia presenta a los nefilim en Génesis 6. (La mayoría de los textos bíblicos en español traducen la palabra hebrea nefilim como “gigantes”).

Cuando los seres humanos comenzaron a multiplicarse sobre la tierra y tuvieron hijas, los hijos de Dios vieron que las hijas de los seres humanos eran hermosas. Entonces tomaron como mujeres a todas las que desearon. Pero el Señor dijo: «Mi espíritu no permanecerá en el ser humano para siempre porque no es más que un mortal; por eso vivirá solamente ciento veinte años». Al unirse los hijos de Dios con las hijas de los seres humanos y tener hijos con ellas, nacieron gigantes que fueron los poderosos guerreros de antaño. A partir de entonces hubo gigantes en la tierra.
(vv. 1-4)

¿Te preguntas qué está pasando aquí? No eres el único. Los cristianos han batallado con este relato a lo largo de toda la historia de la iglesia, y los eruditos cristianos y los maestros de la Biblia se encuentran divididos en dos bandos, manteniendo ambos sus posiciones con escasa certeza.

La primera posición es la que sostienen muchos padres de la iglesia —figuras como Ambrosio, Tertuliano, Cipriano y Clemente de Alejandría—, así como mucho eruditos judíos. Ellos defienden que el término hijos de Dios en el versículo 2 se refiere a ángeles caídos que tuvieron sexo ilícito con mujeres humanas.

Una de las razones más persuasivas para este argumento es que ese término (hijos de Dios) se refiere a ángeles en otros lugares de las Escrituras (Job 1:6; 38:7; Salmo 29:1; Daniel 3:25). Además, los escritores del Nuevo Testamento se inclinaban hacia esta perspectiva. Presten atención a la segunda epístola de Pedro, por ejemplo:

Dios no perdonó a los ángeles cuando pecaron, sino que los arrojó al abismo, poniéndolos en cadenas de oscuridad y reservándolos para el juicio. Tampoco perdonó al mundo antiguo cuando mandó un diluvio sobre los impíos, aunque protegió a ocho personas, incluyendo a Noé, predicador de la justicia. Además, condenó a las ciudades de Sodoma y Gomorra, y las redujo a cenizas, poniéndolas como escarmiento para los impíos (2 Pedro 2:4-6).

O el libro de Judas:

Y a los ángeles que no mantuvieron su posición de autoridad, sino que abandonaron su propia morada, los tiene perpetuamente encarcelados en oscuridad para el juicio del gran día. (v. 6)

Estas afirmaciones siguen abiertas a interpretación, pero la idea de «ángeles que pecaron» y el juicio que vino con el diluvio en tiempos de Noé parecen guardar una relación con Génesis 6, y con la relación entre los hijos de Dios y las hijas de los hombres. Desde esta perspectiva, la perversión entre los ángeles y los humanos fue tan grande que requirió que Dios limpiara la tierra con el diluvio y encerrara a estos ángeles caídos hasta el momento del juicio.

Esto encaja con un tema clave de Génesis: la misericordiosa provisión de Dios contrapuesta con la inclinación humana a explotar esa misma provisión, buscando mayor poder y habilidades divinas. Vemos el mismo problema en Génesis 11, donde los humanos intentaron alcanzar a Dios al construir la torre de Babel. Lo vemos también en la mentira de la serpiente de Génesis 3: llegarán a ser como Dios (v. 5).

Tal vez sea difícil imaginar que ángeles caídos cohabitaran con humanos y crearan malévolos monstruos depravados y belicosos. Pero eso puede ir en función del modo en que nuestras mentes, en una era secular, están condicionadas a minimizar lo sobrenatural y subestimar que los poderes demoníacos pueden tomar como presa al pueblo de Dios. Sin embargo, a través de las Escrituras encontramos ángeles que toman forma y características humanas.

La misteriosa naturaleza de los nefilim y los hijos de Dios debería ser una sombría advertencia de que nuestra lucha por la fe no es solamente una lucha humana.

Ahora bien, a lo largo de las eras ha habido cristianos que han leído Génesis 6 de una manera distinta: líderes de la iglesia como Agustín, Juan Calvino y Martín Lutero. Según su perspectiva, los hijos de Dios son seres humanos en vez de ángeles caídos.

Los defensores de esta postura citan la enseñanza explícita de Jesús de que los ángeles no se casan ni son dados en casamiento (Mateo 22:30) como evidencia de que son incapaces de procrear. Y, lo que es más importante, hay ocasiones en las Escrituras en las que éstas hacen referencia a seres humanos como hijos de Dios (Salmo 73:15; Oseas 1:10). Ver a los hijos de Dios como descendientes de Set hace que Génesis 6 encaje en el contexto de todo el libro, con la semilla de la serpiente y los descendientes de Eva desarrollándose en las dos genealogías de Set y Caín.

Cuando llegamos a Génesis 6 vemos a la línea de descendencia justa ser tomada por la depravación de los injustos. Los hijos de Dios, en este contexto, se puede referir a la descendencia justa de Set casándose con las hijas de los cainitas paganos. Algunos leen Génesis 6 como referencia a la perversión sexual de Lamec, un descendiente de Caín que tuvo múltiples esposas.

Aquellos que ven a los hijos de Dios como la familia de Set, entonces, captan algo esencial acerca de la trayectoria del Antiguo Testamento: incluso los más justos se corrompen inevitablemente y necesitan ser salvados. Esto, por supuesto, encaja con un patrón más amplio a lo largo de la historia de Israel.

Una y otra vez el pueblo elegido por Dios cae en la tentación de involucrarse con las naciones paganas, desdibujando su testimonio y abandonando a Dios para ir en pos de ídolos. En Génesis 4, a partir de los descendientes de Set «se comenzó a invocar el nombre del Señor» (v. 26). No obstante, su creciente perversión sirve de clara advertencia al pueblo de Dios de todas las épocas de que uno puede apartarse fácilmente del camino de la justicia.

Sobrenatural y vil

Entonces, exactamente, ¿qué son los nefilim? Estas misteriosas criaturas, ¿están relacionadas con los hijos de Dios y las hijas de las mujeres? ¿Son furiosos monstruos de piedra medio demoníacos nacidos de una relación ilícita entre ángeles y humanos?

Pieter Brueghel «El Viejo», ‘La caída de los ángeles rebeldes’Wikimedia Commons
Pieter Brueghel «El Viejo», ‘La caída de los ángeles rebeldes’

Aquí hay múltiples teorías. La mayoría de los que sostienen que los hijos de Dios de Génesis 6 son ángeles consideran que los nefilim son sus descendientes. La palabra nefilim tiene un significado incierto. Puede significar «los caídos»; no obstante, la Septuaginta, en griego antiguo, la traduce [enlaces en inglés] como «gigantes».

Más misterioso aún es que no se diga que el diluvio de Génesis los hubiera borrado de la tierra. Génesis 6:4 dice: «A partir de entonces hubo gigantes en la tierra». Y aparecen en otros momentos de la historia de Israel, como cuando los espías enviados a explorar Canaán regresaron con un informe pesimista para Moisés: «¡Hasta vimos a los gigantes [nefilim] anaquitas! Comparados con ellos, parecíamos langostas y así nos veían ellos a nosotros» (Números 13:33).

En Deuteronomio, Moisés confirma la existencia de estas grandes criaturas (1:28; 2:10). Y como explica un artículo de 2019 de la publicación en línea Knowing Scripture, algunos han conectado a los nefilim con los gigantes expulsados de la tierra por Josué, e incluso con Goliat.

Por supuesto, todo esto es difícil de determinar con claridad. Por un lado, me resulta difícil imaginar la idea de ángeles caídos teniendo relaciones con mujeres humanas y engendrando supervillanos mitad humanos, mitad ángeles. Esto plantea toda clase de preguntas: ¿Pueden los humanos, que portan la imagen de Dios, dar a luz a alguien que no sea otro portador de la imagen de Dios? ¿Pueden los ángeles procrear? Las Escrituras parecen indicar que estas cosas están fuera de lo que Dios permite en la creación, aunque no está del todo claro. Y el patrón de los hijos de Dios representando la descendencia de Set y «las hijas de los hombres» representando la descendencia de Caín parece encajar con el sentido general de Génesis.

Aun así, no puedo eludir el hecho de que una lectura sencilla de Génesis 6 parece indicar que algo sobrenatural y vil está teniendo lugar. Tampoco puedo ignorar que los pasajes de Judas y 2 Pedro parecen hacer referencia al juicio de Dios, tanto de los humanos por su creciente depravación y maldad, como de las huestes de ángeles caídos.

Además, en un mundo profundamente conformado por el pensamiento científico, es difícil intentar que nuestras mentes comprendan esta extraña mezcla de las dimensiones de lo humano y lo sobrenatural. Sin embargo, esta clase de mitos ha circulado entre nosotros desde los comienzos de la historia escrita.

En su comentario de Génesis, el erudito Gordon Wenham afirma: «Las historias de semidioses superhumanos como Gilgamesh eran muy comunes. [Además,] los cultos de la fertilidad de Canaán y los ritos del matrimonio sagrado de Mesopotamia buscaban las relaciones sexuales con lo divino». Estos mitos y leyendas han tenido su eco en la historia, desde los semidioses de la mitología griega hasta la cultura pop moderna y la imaginación literaria de lo divino y lo sobrenatural.

Ninguno de nosotros puede interpretar las sutilezas de Génesis 6 con demasiada certeza. Pero ya sea que pensemos que los hijos de Dios son ángeles o descendientes de Set, o que los nefilim son grandes guerreros velludos o diablos superhumanos, podemos estar de acuerdo en que Dios está usando este pasaje para comunicar dos verdades importantes: los humanos, dejados a su suerte, tienden al caos, la depravación y la maldad. Y debido a esto necesitamos un Salvador, una semilla justa que venga y nos rescate de nosotros mismos.

Semilla corrompida

En cierto modo, las dos teorías más comunes sobre los nefilim y los hijos de Dios ofrecen lecciones importantes. Génesis deja claro que siempre ha habido dos grupos de personas: aquellos que temen a Dios y aquellos que se rebelan. Los que viven a la manera de Set y los viven a la manera de Caín. Los justos y los injustos. Este es el épico enfrentamiento predicho en Génesis 3:15, cuando Dios promete «enemistad» entre Eva y la serpiente (NVI).

Sea como sea que se interprete Génesis 6, está claro que incluso la buena semilla, el remanente justo, se va corrompiendo progresivamente. Reflexionemos en que cuando llegó el juicio de Dios en el diluvio, Él solo encontró fe en la familia de Noé.

Incluso la buena semilla se corrompe: esta es la historia del Antiguo Testamento. ¿Quién, en esta procesión de personajes, es lo suficientemente justo para salvar a la humanidad? Set no. Tampoco Enoc. Ni siquiera Noé, quien cayó en pecado después del diluvio. Ni siquiera Abraham, que mintió acerca de su mujer y tuvo un hijo con su sierva. Ni siquiera David, que sacó provecho de Betsabé y asesinó a su marido. Ni siquiera Ezequías, cuya vida terminó en desgracia, tal como pasó con Gedeón. Sansón, el fortachón, salvó a Israel de los filisteos, pero no pudo salvarse a sí mismo.

Gustave Doré, ‘La caída de los ángels rebeldes’Duncan1890 / Getty
Gustave Doré, ‘La caída de los ángels rebeldes’

El fracaso es la historia del pueblo de Dios en el Antiguo Testamento, y también es nuestra historia. Ninguno de nosotros alcanza el grado de justicia. Isaías 53:6 dice que «todos andábamos perdidos, como ovejas», mientras que Romanos 3:10 dice que «no hay un solo justo, ni siquiera uno».

Necesitamos a alguien de la «rama» de los justos: un hijo de Eva, un hijo de David, que también sea un hijo de Dios. Esto, según el Nuevo Testamento, es lo que tenemos en Jesús de Nazaret: el único que venció la tentación, fue a la cruz, y con su vida y su muerte salvó a la humanidad y al cosmos.

Nuestra respuesta más importante ante Génesis 6 no es identificar a los nefilim, sino identificar el estado de nuestras almas, reconociendo que no podemos salvarnos a nosotros mismos y mirando a Cristo en busca de salvación antes de que nos enfrentemos al juicio de Dios.

Y, aún más, la misteriosa naturaleza de los nefilim y los hijos de Dios debería ser una sombría advertencia de que nuestra lucha por la fe no es solamente una lucha humana. Satanás no asumió rendido la maldición de Dios en el Edén. Satanás y sus hordas de demonios siguieron atacando una y otra vez a Israel durante toda su historia, y a Cristo durante su vida.

Hoy, aunque Satanás ha sido derrotado, estamos seguros de que hará lo que pueda para entorpecer los planes de Dios. Aunque su sentencia se pronunció en las palabras de Jesús en la cruz —«Todo se ha cumplido»—, Satanás todavía ruge a nuestro alrededor como un león buscando a quién devorar (1 Pedro 5:8). Como nos recuerda Pablo, peleamos continuamente «contra poderes, contra autoridades, contra potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales» (Efesios 6:12).

Como cristianos que hemos puesto nuestra confianza en Dios para que nos rescate de nuestra pecaminosidad, permanecemos en la victoria que Dios ya nos ha asegurado. Podemos orar contra los poderes del infierno. Podemos armarnos con las verdades de las Escrituras. No necesitamos temer a criaturas diabólicas superhumanas como los nefilim. No necesitamos temer el inframundo de la guerra espiritual. En el poder del Espíritu de aquel que ha aplastado a la serpiente, «somos más que vencedores» (Romanos 8:37).

Daniel Darling es director del centro Land Center for Cultural Engagement en el Southwestern Baptist Theological Seminary. Este artículo está adaptado de su libro The Characters of Creation: The Men, Women, Creatures, and Serpent Present at the Beginning of the World (© 2022). Publicado por Moody Publishers. Usado y traducido con permiso.

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News

Tony Evans se aparta del ministerio. Culpa un pecado del pasado

El primer afroamericano en publicar tanto una Biblia de estudio como un comentario bíblico completo con su nombre dijo que se someterá a la «norma bíblica del arrepentimiento y la restauración».

Christianity Today June 11, 2024
Captura de pantalla de YouTube / Tony Evans

Tony Evans, líder durante décadas de una megaiglesia de Dallas y autor de libros de superventas, ha anunciado que se retira de su ministerio debido a un pecado que cometió hace años.

«El fundamento de nuestro ministerio siempre ha sido nuestro compromiso con la Palabra de Dios como la norma suprema absoluta de la verdad a la que debemos conformar nuestras vidas», dijo Evans en una declaración el 9 de junio dirigida a su iglesia Oak Cliff Bible Fellowship que fue publicada en su sitio web [enlaces en inglés].

«Cuando no cumplimos esa norma debido al pecado, debemos arrepentirnos y restablecer nuestra relación con Dios. Hace algunos años, no cumplí con esa norma. Por lo tanto, se me exige que me aplique a mí mismo la misma norma bíblica de arrepentimiento y restauración que he aplicado a otros».

Evans, de 74 años, no fue específico sobre sus acciones, pero dijo que no eran delictivas.

«Aunque no he cometido ningún delito, no utilicé un juicio justo en mis acciones», dijo. «A la luz de esto, me alejo de mis deberes pastorales y me someto a un proceso de sanación y restauración establecido por los ancianos».

Evans, fundador del ministerio cristiano de enseñanza bíblica The Urban Alternative [La Alternativa], ha dirigido la congregación durante más de 40 años y tiene un programa de radio, The Alternative with Tony Evans, que se emite en cientos de emisoras de todo el mundo.

Una declaración adicional en el sitio web de la iglesia no denominacional, predominantemente negra, dice que Evans anunció que se retiraría de sus funciones pastorales durante los dos servicios de la congregación el domingo.

«Esta difícil decisión se tomó después de muchas oraciones y múltiples reuniones con el Dr. Evans y los ancianos de la iglesia», dice la otra declaración. «La junta de ancianos está obligada a gobernar la iglesia de acuerdo con las Escrituras. El Dr. Evans y los ancianos están de acuerdo en que cuando cualquier anciano o pastor no cumple con los altos estándares de las Escrituras, los ancianos son responsables de proporcionar rendición de cuentas y mantener la integridad en la iglesia».

La segunda declaración anunció que el pastor asociado principal, Bobby Gibson, y los ancianos de la iglesia proporcionarán más detalles sobre los pasos futuros en relación con el liderazgo interino.

Evans señaló en su declaración que había compartido esta decisión con su familia y los ancianos de la iglesia quienes, dijo, «han colocado amorosamente sus brazos de gracia a mi alrededor».

La esposa de Evans con la que estuvo casado 49 años, Lois, murió en 2019. Se volvió a casar en noviembre, y la iglesia anunció su matrimonio con Carla Crummie en diciembre, presentándola como «Sra. Carla Evans».

Tony Evans, el primer afroamericano en publicar tanto una Biblia de estudio como un comentario bíblico completo con su nombre, ha llamado a otros a la rendición de cuentas.

En 2021, en una entrevista con Religion News Service, habló de cómo «corrigió» al músico de gospel Kirk Franklin, quien luego se disculpó por un audio lleno de obscenidades que publicó su hijo mayor después de una discusión entre ambos.

Evans dijo entonces que Franklin «fue desafiado y corregido por ello. Y eso forma parte del sistema de rendición de cuentas que todo hombre necesita en su vida».

Ahora, el pastor le dijo a la congregación que está entrando en un período de «recuperación espiritual y sanación».

«Durante esta temporada, seré un adorador como ustedes», dijo. «Nunca los he amado más de lo que los amo ahora, y confío en Dios para que me guíe a través de este valle».

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Theology

La iglesia no está preparada para la nueva era de inteligencia artificial

En el misterioso valle inquietante de la sombra de los datos, no debemos temer mal alguno. Pero debemos prepararnos para un futuro muy diferente.

Christianity Today June 10, 2024
Ilustración de Mallory Rentsch Tlapek / Fuente de imágenes: Getty

El artículo fue adaptado del boletín de Russell Moore de Russell Moore. Suscríbete aquí.

En las últimas semanas tuvieron lugar dos eventos que cambiarán nuestro futuro. Uno de ellos fue el lanzamiento de GPT-4o, el nuevo programa de inteligencia artificial de OpenAI, justo por delante de varios competidores que harán lo mismo en cuestión de semanas. El otro evento fue la expulsión del sacerdocio de un sacerdote robot por enseñar que los bautismos se podían realizar con Gatorade. Me temo que la iglesia no está preparada para ninguna de las dos cosas.

El acontecimiento más comentado fue el anuncio de OpenAI, con videos del programa de inteligencia artificial (en adelante IA) riéndose, pareciendo sonrojarse, contando chistes, viendo y describiendo cosas en tiempo real e incluso cantando canciones inventadas en el momento (con el grado de emoción e ilusión que le fue solicitado).

Mucho menos comentado fue el hecho de que apenas unas semanas antes, la plataforma de apologética católica romana Catholic Answers se vio en la necesidad de disciplinar a un chatbot de inteligencia artificial llamado «Padre Justin», que fue diseñado para ayudar a las personas a resolver preguntas de doctrina y práctica.

La gente empezó a enfadarse cuando el padre Justin empezó a afirmar que era un verdadero sacerdote, capaz de escuchar confesiones y ofrecer sacramentos, y empezó a dar respuestas poco ortodoxas tales como que bautizar a un bebé con Gatorade estaría bien en caso de emergencia (a lo cual el magisterio dijo que no).

Ahora el padre Justin es simplemente «Justin», un «teólogo laico». Catholic Answers reconoció ante los críticos que son pioneros en el nuevo panorama tecnológico y están aprendiendo (como lo hará todo el mundo) lo difícil que es mantener una inteligencia artificial ortodoxa. Si mis amigos católicos pensaban que Martín Lutero era malo, esperen a que los robots empiecen a publicar sus tesis en la nube.

Sin embargo, antes de reírnos de Catholic Answers, deberíamos pensar en la anécdota ahora citada hasta el punto de ser un cliché de la respuesta del predicador del siglo XIX D.L. Moody a un crítico de sus prácticas evangelísticas: «Prefiero mi manera de hacerlo más que tu forma de no hacerlo». Tras bambalinas, casi todos los ministerios con visión del futuro de cualquier tipo están preocupados por cómo prepararse para un mundo transformado por la IA, imaginando cómo habría sido todo si Lutero no hubiera estado preparado para una era de Gutenberg o si Billy Graham no hubiera estado preparado para la era de la televisión.

Un experto en IA me dijo recientemente que él y otros se están dando cuenta de que la gente le dirá a una IA lo que nunca le diría a un ser humano. Los médicos saben, por ejemplo, que cuando le preguntan a un paciente: «¿Cuánto bebe cada semana?» obtendrán cierta respuesta de un posible bebedor problemático, mientras que un chatbot obtendrá una respuesta mucho más parecida a una respuesta honesta.

Lo mismo ocurre con la búsqueda espiritual, afirmó este experto. La persona que nunca le preguntaría a un cristiano ¿Qué me pasará cuando muera? o ¿Por qué me siento tan culpable y avergonzado?, es mucho más probable que haga esas preguntas a una inteligencia que no es otra persona. En cierto modo, eso suena extrañamente cercano a Nicodemo, quien vino a hacerle preguntas a Jesús por la noche (Juan 3:1-2).

«La pregunta no es si la gente buscará chatbots para hacer preguntas importantes como esa», me dijo el experto. «La pregunta será si las respuestas que obtendrán serán espiritualmente correctas o incorrectas».

El verdadero desafío puede resultar no tanto si la iglesia puede avanzar lo suficientemente rápido como para ver el mundo de la IA como un campo misionero, sino más bien si estará lista para el conflicto emocional —como lo notamos incluso en la mayoría de nuestras respuestas a los propios videos de los anuncios de OpenAI—.

Los videos provocaron en muchas personas un nivel de asombro cercano al alunizaje. Como le dije a mi esposa: «Mira, ¿puedes creer cómo le ayuda a este niño a entender un problema de geometría?». Me di cuenta de que un día mi reacción se sentiría tan ingenua como los viejos videos de los presentadores de televisión debatiendo entre sí cómo deberían pronunciar el nombre del símbolo «@» en la entonces nueva tecnología llamada correo electrónico.

Al mismo tiempo, los videos nos espantaron un poco a todos. Los psicólogos han llamado esta vaga sensación de malestar como el «valle inquietante». Es la razón por la que mucha gente estaría aterrorizada de quedar atrapada dentro de una fábrica de cabezas de muñecas o en un cobertizo lleno de maniquíes. Los seres humanos tienden a responder con temor a algo que casi parece real pero que no llega a serlo. Algo que nuestro cerebro quiere leer como «humano» y «no humano», o como «vivo» y «muerto» tiende a desequilibrar nuestros sistemas límbicos.

La prensa, la radio, la televisión y los medios digitales tienen su parte en la comunicación del evangelio, como nos advirtieron Marshall McLuhan y Neil Postman. Pero lo que esos medios mantuvieron en común con la proclamación oral fue una conexión, por tenue que fuera, con el nivel personal. Puede que uno no sepa quién escribió un tratado evangélico al encontrarlo en la calle, pero sí sabe que hay un ser humano detrás de ello.

Por un lado, estoy casi convencido por el argumento de que se podría poner a la IA en la misma categoría que la pluma que Pablo usó para escribir sus epístolas o las fuentes que Lucas recopiló para escribir su evangelio. Los programas de IA están diseñados por seres humanos y la Palabra de Dios viene con poder independientemente del formato.

Aun así, esa no parece ser toda la historia. ¿La gente experimentará la inquietud del «valle inquietante» solo porque se trata de una nueva tecnología a la que todavía no estamos acostumbrados? Tal vez. Pero quizás haya más.

Hace unas semanas, la cuenta de Instagram Sketchy Sermons publicó una caricatura con una cita del comediante Jaron Myers: «He visto a demasiados pastores de jóvenes decir “Ten cuidado con TikTok, solo hay muchachas bailando en trajes de baño” y yo pienso, hermano… Es un algoritmo».

El chiste funciona porque ahora vivimos en un ecosistema donde todo parece hiperpersonalizado. Los algoritmos parecen saber dónde está el corazón de una persona mejor que el pastor de esa persona, o el cónyuge de esa persona, o incluso el propio corazón de esa persona. Si te gusta ver contenidos sobre tejido y puntadas, verás contenido de tejido y puntadas. Si te gustan los videos de gatitos, verás videos de gatitos. Y si te gustan las chicas bailando en bikini, o las teorías de conspiración o fumar marihuana, también obtendrás ese contenido.

Esa hiperpersonalización es irónicamente la razón por la cual esta era parece tan impersonal. Aunque una máquina parezca conocerte, no puedes evitar darte cuenta de que lo que realmente sabe es cómo venderte algo.

Sin embargo, el evangelio no puede vivirse más que como algo personal. Si la Palabra de Dios es exhalada por el mismo Espíritu de Cristo (1 Pedro 1:11), entonces cuando la escuchamos, no escuchamos simplemente «contenido», «información» o datos desconectados seleccionados por nuestras curiosidades y apetitos. Lo escuchamos a Él.

¿Cómo comunicar algo en un mundo donde la gente duda si lo que escucha es algo más que la información de su propia vida digital, acumulada y lanzada de vuelta?

El hecho de que tantas personas sientan ansiedad al ver una IA amigable, útil y aparentemente omnisciente podría decirnos algo sobre nosotros mismos. A pesar de su famosa caricaturización, el filósofo Leon Kass nunca expresó «la sabiduría de la repugnancia» como un argumento a favor o en contra de algo. Lo que escribió fue que cuando sentimos algún tipo de repulsión, deberíamos preguntarnos por qué. A veces es simplemente un condicionamiento cultural o el miedo a lo desconocido, pero a veces es «la expresión emocional de una sabiduría profunda, más allá del poder de la razón claramente visible».

¿Deberíamos concluir que Dios puede levantarle hijos a Abraham a partir de estos chatbots? ¿Cómo nos aseguramos de que, cuando la gente tiene sed de agua viva, no les demos Gatorade?

Lo que sí sé es que ninguna tecnología nueva puede superar una de las más antiguas de todas: la de un pastor que guía un rebaño con su voz. Sí, aunque caminemos por el misterioso valle inquietante de la sombra de los datos, no debemos temer mal alguno. Al mismo tiempo, tenemos que estar preparados para un futuro muy diferente, y no estoy seguro de que lo estemos.

Russell Moore es editor jefe en Christianity Today y dirige su Proyecto de Teología Pública.

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¿Cómo se traduce ‘lleno del Espíritu Santo’?

El Pentecostés hizo que muchos escucharan el evangelio en su lengua materna. Hoy en día, los traductores de la Biblia trabajan para darles la misma experiencia a más personas.

Christianity Today June 8, 2024
Ilustración por Mallory Rentsch / Fuente de imagen: WikiMedia Commons

La escena bíblica del día de Pentecostés nos permite ver a un Dios que entiende que el idioma va más allá de la mera comunicación.

Tan solo unos días después de la muerte y resurrección de Cristo, el Espíritu Santo fue enviado, y con Él, la capacidad de los apóstoles de hablar en otras lenguas. Los visitantes presentes en ese lugar, que habían viajado de lugares tan lejanos como Irak, Libia e Italia, de pronto pudieron escuchar el mensaje del evangelio en sus lenguas maternas. Escuchar sobre Jesús de esta forma tan profundamente cercana sorprendió y maravilló a la audiencia en Jerusalén y produjo una certeza profunda sobre la veracidad de la misión que Jesús había encarnado. (El hecho de que estos visitantes probablemente pudieran entender el griego o el arameo, las lenguas predominantes en Jerusalén en ese tiempo, remarca esto).

Pero a pesar de esto, la iglesia se mostró lenta al adoptar este mensaje de Pentecostés y trasladarlo a la traducción de las Escrituras. Sí, es cierto que tradujeron la Biblia, pero más que nada al latín, al griego koiné, al ge’ez, al cóptico o al eslavo eclesiástico, lenguas que, con el paso del tiempo, se convirtieron en lenguas usadas por unos cuantos.

La situación cambió en primer lugar durante la Reforma, y luego cambió de nuevo con el surgimiento de las sociedades bíblicas en el siglo XIX, y de organizaciones de traducción como Wycliffe Bible Translators en el siglo XX. En la actualidad, más de 3500 idiomas poseen por lo menos una porción de la Biblia traducida a su lengua (¡un gran avance, ya que esa cifra era de 2000 idiomas hace apenas 20 años!).

Esta proliferación de traducciones bíblicas modernas intensifica la historia todavía en curso de Pentecostés, una forma de la gracia que se hace aún más evidente cuando desenterramos las riquezas de estas traducciones y compartimos sus tesoros más allá de su público original.

Podemos encontrar algunas de esas gemas en las traducciones de Hechos 2:4, el versículo que da cuenta del momento en que se levantó aquella barrera lingüística: «Todos fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en diferentes lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse» (NVI) [en adelante, enlaces en inglés].

El nombre más apropiado para el Espíritu Santo

Desde 1885, el año de la primera revisión principal de la King James Version, todas las traducciones más importantes de la Biblia al inglés usaron el término «Espíritu Santo», pero aun así, la forma anterior Holy Ghost [La palabra inglesa Ghost significa ‘fantasma’ o ‘espíritu de un muerto’] ha mantenido un fuerte uso hasta hoy. Esto se debe a que la versión original de la King James Version (KJV) continúa utilizándose, y a que el término Holy Ghost se usa en textos no bíblicos, por ejemplo, «La doxología». Pero esto también revela el grado de tenacidad de la lengua, y de los hablantes de la lengua.

Por supuesto, no hay nada de malo con el término Holy Ghost, lo que nos lleva a una segunda observación. El inglés fue construyendo su vocabulario a partir de los préstamos que ha tomado descaradamente de muchos otros idiomas, y de esa forma creó fascinantes constelaciones de sinónimos. La palabra ghost viene del inglés antiguo gāst, que significa «aliento» o «espíritu bueno o malo», y la palabra spirit o espíritu viene del latín spiritus, que significa «aliento» o «criatura sobrenatural no corpórea».

Entonces, ¿por qué los revisores de la KJV del siglo XIX cambiaron ghost por spirit cuando estos términos en esencia significaban lo mismo? Para los revisores, la palabra ghost había pasado a tener una asociación demasiado fuerte con el espíritu de una persona fallecida —quizás debido a la popularidad de las médiums y las sesiones espiritistas de la época victoriana— y por eso se corría el riesgo de sugerir que el Espíritu Santo era como el espíritu de un dios muerto.

Si la lengua cambia a lo largo del tiempo y uno tiene un cofre lleno de tesoros como el idioma inglés, ¿por qué no adaptarse? Otras lenguas que no poseen un vocabulario tan amplio no tuvieron la misma libertad, por lo que el alemán, el neerlandés, el afrikaans, por ejemplo, al día de hoy utilizan la palabra ghost (geist, geest y gees, respectivamente).

El pronombre correcto para el Espíritu Santo

Muchos idiomas poseen formas gramaticales para designar el género del sustantivo, mismo que no debe confundirse con el género biológico, sobre todo porque las designaciones de género para los mismo términos pueden variar mucho de un idioma a otro (por ejemplo, la palabra para sol tiene género femenino en alemán pero masculino en español, y la palabra para luna, que tiene el género opuesto en estos idiomas).

Pero si el género biológico es inherentemente necesario para un sustantivo (hombre, mujer, buey), en la mayoría de los casos el sustantivo va a coincidir con su género gramatical. Sin embargo, esto se complica con la palabra para espíritu, donde en el idioma bíblico original la palabra en griego pneûma tiene género neutro, y en hebreo la palabra ruach, del mismo significado, es de género femenino.

Antes del año 400 d.C., el siríaco clásico (también conocido como arameo sirio), una lengua de la misma familia que el hebreo, usaba un término —Ruhä— que requería una desinencia de género femenino. No obstante, alrededor del año 400 d.C. comenzó a producirse un cambio. Cuando se hacía referencia al Espíritu Santo, la palabra para espíritu se designaba como si fuera una palabra de género masculino, aun cuando esto no respetara las reglas de la lengua (las palabras para viento o espíritu con minúscula inicial se usaban con género femenino). En este caso, pareciera como si los hablantes de la lengua hubieran acordado respetar la infracción gramatical.

Pero no ocurrió lo mismo con los hablantes de otras lenguas. Por ejemplo, en asháninca, una lengua hablada en Brasil y Perú, la palabra para espíritu al principio era de género femenino, pero fue cambiada al género masculino intencionalmente para referirse al Espíritu Santo. Sin embargo, los hablantes de asháninca simplemente se negaron a aceptar el cambio en la práctica, y eventualmente los traductores bíblicos se vieron obligados a cambiarlo de vuelta a su género gramatical original. No obstante, después de una investigación posterior, el equipo de traducción no pudo encontrar ninguna diferencia apreciable en la comprensión de la naturaleza del Espíritu Santo por parte de los hablantes.

En algunos idiomas, la clasificación de los sustantivos no trata solo del género. En las lenguas bantúes, una vasta familia lingüística que se habla en África central y meridional, los sustantivos pueden tener entre 15 y 18 clasificaciones. En suajili, la palabra roho para «espíritu» tendría que clasificarse en la categoría nominal de los préstamos (en este caso, llegó al suajili a través del árabe); sin embargo, los primeros traductores pensaron que era demasiado arriesgado que la palabra Espíritu se malinterpretara como un objeto inanimado. Por eso, aunque gramaticalmente era incorrecto, incluyeron a Roho en la primera clasificación nominal reservada exclusivamente para las personas, y los hablantes de suajili lo aceptaron.

En el caso del lamba, otra lengua bantú, los traductores no quisieron tomarse tales libertades. Umupasi Uswetelele, el término en lamba para «Espíritu Santo», pertenecía lingüísticamente a la categoría nominal que también aplica a árboles y plantas y, por ende, gramaticalmente el sustantivo es de la clase no-persona, y lo sigue siendo hasta la actualidad. Sin embargo, aparentemente su significado es inequívoco porque, según el lingüista C. M. Doke: «Hay numerosas referencias en las Escrituras… que establecen que el Espíritu Santo es una persona, la tercera persona de la Trinidad».

Un ejemplo reciente que da cuenta de la intersección entre el idioma y la teología se encuentra en una lengua con una larga tradición en la traducción bíblica. El sueco solía tener tres géneros (masculino, femenino y neutro), pero el sueco moderno usa solo dos géneros (común [utrum] y neutro). En las traducciones anteriores a la Bibel 2000, «Espíritu Santo» se tradujo como helige Ande, de género masculino. Tras la fusión de los géneros masculino y femenino en el género común, actualmente se traduce como heliga Ande, que coincide con el uso más generalizado del género igualitario o común en Suecia.

Entonces, ¿a qué conclusión llegamos con respecto al Espíritu Santo y al género? Ciertamente, el Espíritu Santo trasciende nuestras distinciones de masculino, femenino o cualquier otra clasificación que un idioma pueda ofrecer.

Cómo se traduce ‘Espíritu Santo’ en culturas tradicionalmente no cristianas

Eugene Nida, un referente sobresaliente en la historia de la traducción bíblica y la lingüística que era ampliamente respetado en el círculo académico secular, dijo refiriéndose a los idiomas que no tienen ninguna tradición cristiana: «Sin duda ninguna palabra ha sido tan problemática para el traductor bíblico como espíritu». Aunque esta cita data de 1961, las dificultades para encontrar la palabra correcta siguen siendo parte del encuentro entre el cristianismo y otras culturas en la actualidad.

Hay muchísimas historias de cómo estos obstáculos y éxitos en la traducción son el resultado directo de fracasos iniciales. Un ejemplo de esto es la traducción de Espíritu Santo al ditamari de Togo como «aire puro», un término que los traductores cristianos usaron para distinguirlo de «aire impuro» que, según las creencias de la tradición, se referían a espíritus impuros. Los primeros lectores de la Biblia malinterpretaron esta traducción como el aire que respiramos, por eso eventualmente los traductores lo cambiaron a «aire de Dios».

Otra traducción maravillosa es Biyax Utux Baraw o «Poder de Dios» en seediq, una lengua hablada en Taiwán. Me gusta de manera especial la traducción por la que optaron en el chatino occidental alto (hablado en el estado de Oaxaca en México). En esta lengua, el Espíritu Santo es descrito como Tyi’i Ndiose o «el corazón perfecto de Dios», una descripción que conmueve mi corazón imperfecto.

Al observar decisiones de traducción como estas, es importante tener en cuenta que no fueron tomadas por el equipo de traducción porque les pareció que tenían el significado o sonido más llamativo o emocionante. Más bien, sus investigaciones les mostraron que la selección de otras palabras, aun aquellas que parecían coincidir a primera vista, tenían connotaciones que en el mejor de los casos habrían sido confusas, y en el peor habrían sido erróneas.

‘Llenos’ del Espíritu Santo

La primera oración de Hechos 2:4 incluye estas palabras en la mayoría de las traducciones en español: «fueron llenos del Espíritu Santo». He hablado con cristianos que me confesaron que no saben con certeza lo que esto significa. Sí, creen en Dios Padre. Creen que envió a Jesús, su Hijo, para que muriera en la cruz por nuestros pecados, y que por medio de la fe en Él pueden tener vida eterna.

En cuanto al Espíritu Santo, creen lo que las Escrituras testifican acerca de Él, pero nunca experimentaron la presencia del Espíritu en sus vidas. Y no es que estén hablando de experiencias místicas, sino de la simple certeza de que el Espíritu Santo mora en ellos, o que han sido «llenos del Espíritu Santo».

Las palabras son llaves que dan sentido a nuestro mundo. Especialmente con algo tan intangible y aun así tan vivencial como «ser llenos del Espíritu», quizás para aquellos que no están experimentando la presencia del Espíritu Santo en sus vidas sea mucho más útil usar otra metáfora. Si bien todos los idiomas tienen la capacidad de describir sus percepciones de la realidad, lo hacen de formas ligeramente diferentes.

Por otro lado, lo que puede parecer una limitación puede dar lugar a oportunidades singulares. Por ejemplo, como Nida demuestra en su libro Handbook on the Acts of the Apostles de 1972: «en muchos idiomas, las personas no son consideradas como “vacías”, [y por lo tanto no pueden] ser llenadas».

Las traducciones bíblicas en idiomas que tienen esta «limitación» han descubierto un tesoro escondido de descripciones alternativas para la obra del Espíritu en la vida de las personas (como puedes ver aquí), incluyendo «el Espíritu llenando el corazón» (en yamba, lengua hablada en Camerún) o «el Espíritu llenando el corazón y la mente» (en mixe del Istmo), «el Espíritu Santo viniendo para estar con una persona completamente» (en zapoteca del Rincón, que al igual que el mixe del Istmo, es hablado en Oaxaca, México) y «caminando con el Espíritu Santo» (en otomí de la Sierra, hablado en México central).

Mis traducciones favoritas son de dos lenguas no relacionadas en Perú. Los traductores de shipibo-conibo optaron por «el Espíritu impregna a [una persona]» (como en medicina), y los traductores de yanesha usaron «portar [o vestir] el Espíritu Santo» porque para ellos «llenar» no tenía sentido. «Portar» o «vestir» se entendía mejor en su sistema tradicional de creencias.

¿Cómo debemos reaccionar ante traducciones alternativas como estas? Podríamos observarlas como curiosidades lingüísticas, o podríamos dejar que sondeen nuestros corazones imperfectos para ver si pueden ayudarnos en nuestro crecimiento. Podríamos reconocer que, de hecho, sí podemos «vestir» el Espíritu Santo, que podemos «caminar» con el Espíritu, que el Espíritu Santo «viene a ser con nosotros de forma completa», que el Espíritu nos «impregna» como el medicamento que ingresa en nuestro torrente sanguíneo y llega hasta la última célula de nuestro cuerpo.

La copa de gracia de Dios rebosa en su continuidad del milagro de Pentecostés a través de las traducciones de la Biblia en miles de idiomas. Y cuando se hace la retro traducción (a nuestro idioma), estas versiones tienen el poder de abrir nuestros ojos y de maravillarnos, tal como les sucedió a esos primeros oyentes en Jerusalén.

Jost Zetzsche es un traductor profesional que vive en la costa oeste en Oregón, Estados Unidos. Desde 2016 trabaja en la herramienta TIPs (Translation Insights and Perspectives) de Sociedades Bíblicas Unidas. Su último libro es Encountering Bare-Bones Christianity.

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