Los roles de género fuera de la iglesia occidental

Scott W. Sunquist llama a la iglesia estadounidense a observar la gran diversidad de eclesiologías en el mundo.

Christianity Today April 17, 2024
Ilustración de María Jesús Contreras

El reciente resurgimiento del interés en los roles bíblicos de género (cómo hombres y mujeres sirven en la iglesia y funcionan en el hogar en relación entre sí) parece centrarse en la iglesia occidental, especialmente en Estados Unidos. Christianity Today se acercó al presidente del Seminario Teológico Gordon-Conwell, Scott W. Sunquist, quien también es un misionólogo experto en cristianismo no occidental, para conversar sobre el contexto global en torno al género y la iglesia.

Esta entrevista ha sido ligeramente editada por motivos de estilo y claridad.

¿Cómo se han definido los términos del debate sobre los roles de género en la iglesia evangélica?

Dos comentarios preliminares: primero, «evangélico» se ha convertido en una categoría controvertida, por lo que cada vez que preguntamos sobre «la iglesia evangélica», debemos especificar con más detalle de qué familia o tradición estamos hablando. En segundo lugar, gran parte del «debate» sobre los roles de género ocurrió [en Estados Unidos] cuando mi familia estaba en el extranjero, por lo que nos perdimos la primera parte de la discusión en torno a las palabras complementario e igualitario. Eran conceptos nuevos que comenzaron a difundirse a finales de la década de 1980.

El debate evangélico en torno a esto ha sido muy diferente de la discusión ecuménica más amplia sobre los roles del hombre y la mujer. La Iglesia ortodoxa no ordena sacerdotisas y los católicos romanos tampoco lo hacen. Las iglesias protestantes tradicionales comenzaron a abrir todos los cargos de la iglesia a las mujeres a raíz del gran movimiento misionero, donde las mujeres dominaron el trabajo pionero. Los pentecostales desde los primeros años del movimiento reconocieron la función igualitaria de mujeres y hombres y por eso, en esa tradición, las mujeres ya plantaban y pastoreaban iglesias a principios del siglo XX.

La visión dicotómica de los roles de género que tenemos ahora surge principalmente de las tradiciones bautistas del sur, bautistas independientes y reformadas conservadoras, que defienden la claridad de dos géneros y delinean roles que son aceptables para las mujeres con la palabra complementariedad o complementarismo. Y hay que decir claramente que este discurso en particular es un enfoque estadounidense que ahora se ha exportado en parte a través del trabajo misionero.

También hay que decir que no todas las tradiciones que se identifican como evangélicas, tanto dentro de Estados Unidos como a nivel mundial, enmarcan el debate de la misma manera.

El debate complementario-igualitario es importante en Estados Unidos. ¿Cómo luce la visión de los roles de hombres y mujeres en la iglesia a nivel global? ¿Cómo se reflejan las Escrituras sobre las distinciones entre hombres y mujeres en las diferentes convicciones eclesiológicas en todo el mundo?

Como todos sabemos, la diversidad cultural (que se ve más claramente en la religión y el idioma) es algo hermoso de presenciar y algo por lo que debemos agradecer a Dios. He tenido la suerte de haber enseñado a, y aprendido de, líderes cristianos en muchos países de Asia y África. Generalmente, una vez que las mujeres se alfabetizan, sus roles cambian. El evangelio brinda alfabetización y educación a las mujeres, y esto suele ser una amenaza para los roles femeninos tradicionales en las culturas islámica, hindú y budista. Las mujeres adquieren poder a través de la alfabetización. Pueden enseñar a sus hijos, pueden hacer preguntas y evangelizar a otros.

Sin embargo, en muchas culturas del mundo, hombres y mujeres cristianos se sientan en lados diferentes del santuario, y las mujeres cuidan a los niños del lado de las mujeres. Los roles de género son culturales, pero el evangelio siempre brinda cierto grado de libertad a las mujeres en culturas donde las mujeres están oprimidas. Expresado de otra manera: cuando el evangelio entra en cualquier cultura, la mueve hacia una mayor gracia, plenitud y florecimiento para todas las personas. Las culturas están caídas [a causa de la caída de Adán], pero el evangelio rectifica los patrones culturales en los individuos, las familias y las sociedades.

¿Cómo se compara esto con las iglesias monoétnicas de Estados Unidos?

Siguiendo con tu pregunta anterior, imaginemos qué sucede cuando personas de otros países vienen a los Estados Unidos. Las iglesias coreanas (y la mayoría de las chinas) están dominadas por una ética y un orden social confucianos en la primera generación. Todo orden social en la sociedad confuciana es jerárquico: el emperador sobre los súbditos, el padre sobre los hijos, el marido sobre la esposa, etc. Por lo tanto, estas iglesias rara vez tienen mujeres en el liderazgo; sin embargo, entre bastidores, las mujeres a menudo dirigen las iglesias.

El lado positivo de esto es que un coreano entendería la iglesia como «mi iglesia con mi pueblo; el cristianismo no es una religión extranjera y puedo ir a la iglesia sin cambiar de cultura». El lado negativo de esta fuerte adhesión a patrones culturales es que a veces las mujeres no son tratadas por los hombres con el respeto y la dignidad propios del cristianismo. Esto perjudica el testimonio cristiano. Este es uno de los muchos ejemplos culturales que podemos identificar como la conversión incompleta de las culturas. Encontramos estos ejemplos en todas las culturas del mundo.

Como mencioné anteriormente, hay una rectificación que viene con la conversión a Cristo. No nos quedamos con todos los patrones pecaminosos de nuestras culturas. Muchas iglesias [con gente originaria] de la India y del Medio Oriente, aun dentro de los Estados Unidos, tienen hombres y mujeres sentados en lados diferentes del santuario. Debemos recordar que tanto las culturas indígenas locales como las enseñanzas de los misioneros occidentales a menudo influyen en el lugar y el papel de la mujer.

No existe ninguna iglesia china o negra «pura» dentro de Estados Unidos. De hecho, tampoco lo que conocemos como iglesias «blancas». Todas las culturas están hechas a imagen de Dios, pero están caídas. Es importante recordar esto, no sea que tratemos de moldear a todos los grupos étnicos a «nuestra» imagen e insistamos en nuestra definición de los roles de género para la familia y para la iglesia.

A medida que el evangelicalismo crece fuera de Occidente, ¿las controversias y discusiones sobre los roles de mujeres y hombres serán más o menos relevantes en el evangelicalismo en general?

Si por «evangelicalismo» te refieres a tradiciones de fe centradas en la autoridad bíblica, la centralidad de Cristo y la necesidad de la conversión, entonces ya ha crecido fuera de Occidente. Hoy en día, esos «evangélicos» en Occidente representan solo alrededor del 30 % de los evangélicos globales. Como solía decir Ogbu Kalu, «el cristianismo africano es cristianismo evangélico». Según la descripción mencionada anteriormente, la mayoría de las comunidades cristianas en crecimiento (incluidos los pentecostales) en China, África, el sur de Asia, el sudeste asiático y América Latina se considerarían evangélicas. El evangelicalismo no occidental a menudo tiene enseñanzas únicas en muchas iglesias africanas independientes pero, hablando en términos generales, son evangélicas y su enfoque de género sigue normas culturales.

Pero, como mencioné anteriormente, el lugar de la mujer ha mejorado. Necesitamos prestar atención y observar cómo el evangelio remodela varias culturas africanas y asiáticas, específicamente la visión y el papel de la mujer. Gran parte de su discusión sobre los roles de género en la iglesia se relaciona con la aplicación de la Biblia a sus roles culturales de género actuales, además de tener que leer libros occidentales y escuchar a los cristianos occidentales.

Cuando se trata de cuestiones no esenciales como los roles de género, los cristianos occidentales necesitan escuchar mientras, por ejemplo, los cristianos egipcios o malayos dan forma a sus eclesiologías, y a su cuidado pastoral y predicación. Los cristianos estadounidenses no son buenos para escuchar.

Fui pastor de una iglesia presbiteriana en Singapur cuando solo había una mujer ordenada en el presbiterio, y ella era de Inglaterra. La siguiente mujer ordenada fue mi alumna, quien se convirtió en pastora de una iglesia que ayudé a fundar. El cambio se produjo a lo largo de años y no se produjo por «autoridades» externas sino a través del estudio bíblico, el reconocimiento de los dones espirituales y la oración. Como en Estados Unidos, no todas las denominaciones de Singapur y Malasia ordenan mujeres. Pero la mayoría de los roles en la iglesia (ministrar como diáconos y ancianos, leer las Escrituras, enseñar, plantar iglesias, servir la Eucaristía) ahora están abiertos a las mujeres. La ordenación es la única función que no está abierta a las mujeres en todas las iglesias evangélicas a nivel mundial.

¿Qué puede aprender la iglesia estadounidense de la iglesia global en cuanto a cómo abordar los roles de hombres y mujeres? ¿Cómo podemos buscar la unidad y a la vez mantener nuestras convicciones bíblicas?

Creo que debemos reconocer que la iglesia global es diversa en términos de sus eclesiologías, porque de eso estamos hablando: quién puede predicar, ser ordenado, ministrar los sacramentos y enseñar. Los cristianos hemos llegado a muchas conclusiones diferentes sobre aspectos no esenciales, y debemos ser amables al recibir la riqueza que nos brinda nuestra comunidad global. Algunas iglesias limitan la participación de las mujeres en el culto por motivos bíblicos y/o tradicionales. Esa es su prerrogativa y debemos honrarla, siempre y cuando las mujeres sean respetadas y se les brinden formas significativas de participar en el cuerpo de Cristo.

En un mundo tan dividido, los cristianos de Occidente deberían aprender humildemente de la iglesia mayoritaria, buscar una unidad más profunda en torno a lo esencial y no permitir que aspectos no esenciales como los roles de género nos dividan. El mundo necesita ver unidad a través de la humildad cristiana, llena de gracia.

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