Una cita imprevista

El significado presente de la paciente certeza de Simeón.

Christianity Today November 21, 2023
Phil Schorr

Ahora bien, en Jerusalén había un hombre llamado Simeón, que era justo y devoto, y aguardaba con esperanza la consolación de Israel. El Espíritu Santo estaba con él y le había revelado que no moriría sin antes ver al Cristo del Señor.

– Lucas 2:25-26

¿Cuándo fue tu última experiencia en una sala de espera? La mía fue hace un par de semanas en el consultorio del médico. El espacio era luminoso, cálido y confortable. Después de registrarse, uno podía leer una pila de revistas, ver un programa en la televisión de pantalla plana, navegar por las redes sociales, o simplemente mirar por la ventana para pasar el tiempo. Pero la espera era obligatoria. Nadie en la sala pudo evitarla, y el retraso fue seguramente más largo de lo que cualquiera de nosotros hubiera deseado. Hay algo en nosotros que quiere que la vida transcurra según lo previsto: nuestro horario.

A menudo, nuestra espera está ligada a una cita que hemos concertado. Hemos acordado ver a tal persona a una hora determinada. Pero si pasa la hora acordada, esperamos; y cuanto más esperamos, más nos agitamos.

¿Qué pasaría si supieras que tienes una especie de cita con la persona más poderosa del universo, pero no estuviera fijada en un calendario? ¿Y si te dijeran que vas a tener una audiencia con el Rey de Reyes, pero no te dieran ni fecha ni hora, sino solo la pista de que sería en algún momento antes de tu muerte? Justo eso es lo que le ocurrió a Simeón.

«Ahora bien, en Jerusalén había un hombre llamado Simeón, que era justo y devoto, y aguardaba con esperanza la consolación de Israel. El Espíritu Santo estaba con él y le había revelado que no moriría sin antes ver al Cristo del Señor» (Lucas 2:25-26).

¿Qué tal esa experiencia en la sala de espera? Imagínate despertar cada día preguntándote: ¿será hoy? Sin duda, la promesa revelada por el Espíritu Santo fue memorable y convincente. Pero seguro que hubo momentos en los que Simeón sintió el peso de esperar a Aquel que sería la única fuente de salvación para la humanidad. ¿Cómo hizo para perseverar a través de la agitación que supone conocer el final de la historia, pero tener que vivir en la incertidumbre del intermedio?

Solo puedo concluir que la devoción de Simeón estaba arraigada en la persona que le presentó el plan, más que en el plan en sí. Tal vez no se atrevía a opinar sobre el calendario o los detalles; tal vez era capaz de considerarlos de dominio exclusivo de la soberanía divina. Simeón estaba gozosamente satisfecho de ver cómo se desarrollaba todo ante sus ojos, confiado en que el que había prometido haría exactamente lo que había dicho, en el momento perfecto y para el bien de «todos los que con amor hayan esperado su venida» (2 Timoteo 4:8).

Qué regalo es poder ver en este tiempo la llegada de la salvación de Dios a través de los ojos de Simeón. Quiero esperar bien, como él, lleno de seguridad de que el Rey volverá tal como prometió. Él siempre llega a tiempo a sus citas. Y ese día, partiremos en paz y nos uniremos a una gran nube de testigos, cara a cara con nuestra salvación (Apocalipsis 22:1-5).

Reflexiona



1. Se nos invita a considerar un tipo diferente de espera: la anticipación de una audiencia con el Rey de Reyes. ¿De qué manera este cambio de perspectiva profundiza tu comprensión de la espera del tiempo de Dios y de sus promesas para tu vida?

2. La devoción de Simeón estaba arraigada en la Persona que tenía el plan, en lugar de centrarse únicamente en el plan en sí. ¿Cómo puedes aplicar este principio en tu propia vida? ¿De qué manera te brinda confianza confiar en la soberanía de Dios?

Monty Waldron está casado y tiene cuatro hijos. Fundó la iglesia Fellowship Bible Church en el año 2000.

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Culture

Un amor implacable

Cuando el miedo nos invade, Dios persigue nuestro corazón.

Christianity Today November 21, 2023
Phil Schorr

El Señor se dirigió a Acaz de nuevo: —Pide que el Señor tu Dios te dé una señal, ya sea en lo profundo del abismo o en lo más alto del cielo.

Pero Acaz respondió: —No voy a pedir nada. ¡No pondré a prueba al Señor!

Entonces Isaías dijo: «¡Escuchen ahora ustedes, los de la dinastía de David! ¿No les basta con agotar la paciencia de los hombres, que hacen lo mismo con mi Dios? Por eso, el Señor mismo les dará una señal: La virgen concebirá y dará a luz un hijo y lo llamará Emanuel.

– Isaías 7:10-14

Todos los días le recuerdo a mi hijo cuánto lo amo. Hace unos meses había notado que estaba preocupado y triste. Como muchos niños de su edad, estaba agobiado por las noticias de tiroteos en las escuelas, disturbios, la pandemia y las tensiones políticas. Para ser sincera, yo también tenía mucho miedo. Pero le recordaba a menudo: «Kingston, eres amado. Estamos a salvo. Dios está con nosotros en medio de todo esto, aunque no puedas sentirlo». A mi hijo, como a muchos de nosotros, le cuesta creerlo. Hay pesadumbre en el mundo. ¿Dónde está la esperanza?

En Isaías 7:10-14, encontramos al rey Acaz asustado en medio de inminentes peligros y luchas políticas. Los enemigos se acercaban a la nación de Judá, y en el corazón rebelde de Acaz surge la necesidad de buscar rescate y alivio en otra parte. El rey conocía la ley de Dios, sin embargo, no confiaba en ella. Mientras Dios buscaba ofrecer seguridad, Acaz se dejó gobernar por la idolatría, hasta el punto de sacrificar a su propio hijo (2 Reyes 16). Dios dejó claro lo que esto significaría para Judá: si Acaz no escuchaba sus instrucciones y actuaba en consecuencia, la destrucción sería inevitable (Isaías 10–11).

Dios persiguió implacablemente al rey de Judá no solo porque deseaba que Acaz se arrepintiera, sino porque deseaba la salvación de todo su pueblo. Con el mismo fin, Dios nos persigue a nosotros a través de la vida, muerte, resurrección y ascensión de Jesús. Los ojos de Acaz estaban distraídos por lo temporal, mientras que la perspectiva eterna llamaba a su puerta. Pero así como la gracia de Dios continúa en nuestra infidelidad, incluso cuando Acaz rechazó el poder y la presencia de Dios, Isaías le dio una señal: «Por eso, el Señor mismo les dará una señal: La virgen concebirá y dará a luz un hijo y lo llamará Emanuel» (Isaías 7:14).

Con el nacimiento de Jesús llegó una gran salvación. La esperanza ya está aquí (Mateo 1:20-22). Dios está con nosotros, en medio de nuestra confusión y de las condiciones a menudo amenazantes de nuestro mundo. Él bajó del cielo para ofrecernos esperanza eterna en nuestras aflicciones momentáneas. Nos pide que escuchemos y creamos, y nos ayuda a hacerlo en nuestra debilidad e incredulidad.

Cuando mi hijo tenía miedo, yo era implacable al perseguir su corazón, del mismo modo que Dios persigue el nuestro. Necesitaba que mi hijo supiera que el miedo no tenía que gobernarnos, sino la esperanza en Cristo. En una época en la que muchos de nosotros sabemos que la duda y el miedo son reales, el amor de Jesús por su pueblo abunda implacablemente. Él es el rescate pagado por la vida de muchos y nos promete: «Como madre que consuela a su hijo, así yo los consolaré a ustedes» (Isaías 66:13). Él es nuestra gran señal: un Rey que nos regala la vida a cambio de su muerte. En este día, no endurezcas tu corazón como Acaz; antes bien, ten certeza de que el poder de Dios está en ti, que su presencia te acompaña, y que su promesa te cubre.

Reflexiona



1. ¿De qué manera la historia del rey Acaz demuestra que Dios persigue los corazones de su pueblo en su deseo de salvarlos?

2. ¿De qué manera podemos encontrar esperanza y consuelo en la seguridad de que Dios está con nosotros, incluso en medio del miedo y la confusión?

Alexandra Hoover es esposa, madre de tres hijos, conferencista, líder ministerial y autora del éxito de ventas Eyes Up: How to Trust God’s Heart by Tracing His Hand.

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La profecía de un gobernante perfecto

Promesas extraordinarias sobre el poder perfecto.

Christianity Today November 21, 2023
Phil Schorr

«Vienen días», afirma el Señor,
«en que de la simiente de David haré surgir un Renuevo justo;
él reinará con sabiduría en la tierra,
y practicará el derecho y la justicia.
En esos días Judá será salvo,
Israel morará seguro.
Y este es el nombre que se le dará:
“El Señor es nuestra justicia”.

– Jeremías 23:5-6

Jeremías fue un profeta en un tiempo en que el pueblo estaba pasando por una agitación política. Durante años, Judá había sido gobernada por reyes malvados, hombres cuyos reinados se caracterizaban por la codicia, la idolatría y la injusticia. En lugar de preocuparse por el pueblo, lo oprimían. Jeremías los invitó a recordar el pacto con Dios y a pastorear a su pueblo. Llamó a los reyes a no imitar a las naciones de su entorno, sino a mostrarles cómo adorar al único Dios verdadero. Sin embargo, ellos ignoraron las advertencias de Jeremías. Una y otra vez, los reyes prefirieron el pecado y rechazaron a Dios, y el pueblo sufrió las consecuencias.

En medio de esta época de caos, Dios no se quedó callado. A través de Jeremías, denunció la insuficiencia y el fracaso del liderazgo de Judá. Sus palabras lanzaron acusaciones incriminatorias contra aquellos que tenían autoridad temporal y meramente derivada del Soberano. Los reyes habían olvidado que eran administradores designados para cuidar de un pueblo que pertenecía a Dios.

Entonces, en Jeremías 23:5-6, el profeta compartió una promesa sorprendente. Dios no iba a acabar con la teocracia de Judá. Iba a perfeccionarla. De la línea familiar de David, Dios levantaría un «Renuevo justo», un heredero legítimo al trono. Este Rey haría lo que los reyes de Judá no podían hacer: liderar de una manera que reflejara perfectamente la justicia y la rectitud de Dios. Bajo su gobierno, el pueblo prosperaría y Dios recibiría adoración. Este rey salvaría al pueblo de su opresión.

Pero este rey no sería otro rey humano. Este rey sería Dios Hijo, Jesús.

Con palabras llenas de esperanza, el profeta le recordó al pueblo que Dios no se había olvidado de ellos. No había hecho la vista gorda ante su sufrimiento. Por el contrario, estaba preparando el camino para que su sufrimiento terminara. Por amor, Dios Padre enviaría a Dios Hijo al mundo para salvarlo de la raíz del problema que asolaba tanto a Judá como a sus reyes: el pecado.

Bajo el reinado de Jesús, el pecado ya no existirá. Él corregirá lo que está mal, castigará el mal y traerá igualdad para todos. La humanidad será tratada con justicia, y reflejará la rectitud y la justicia de Dios. Jesús restaurará el shalom que el pecado ha interrumpido y que intenta destruir.

En todo el mundo, muchas personas conocen el peso de la agitación política cuando son gobernadas por dirigentes que eligen la codicia, la idolatría y la injusticia en lugar del cuidado de la creación de Dios. Sin embargo, del mismo modo que Dios vio el dolor de Judá, ve también el nuestro, y la esperanza del Mesías prometido es también nuestra esperanza. Mientras celebramos la primera venida de Jesús, esperamos ansiosamente su regreso. Anhelamos decir: «El Señor es nuestra justicia». Necesitamos a Jesús.

Reflexiona



1. Al reflexionar sobre los fracasos de los reyes humanos de Judá, ¿qué se nos revela sobre la importancia de un liderazgo que refleje la justicia y la rectitud de Dios? ¿De qué manera podemos aplicar este principio en nuestras propias vidas y esferas de influencia?

2. ¿De qué manera el reinado de Jesús como «Renuevo justo» trae consigo la restauración del

shalom

y la derrota del pecado?

Elizabeth Woodson es profesora de Biblia, teóloga, autora y fundadora de The Woodson Institute, una organización que equipa a los creyentes para entender y crecer en su fe.

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No había cometido suicidio, pero sí estaba espiritualmente muerto

Cuando en la prisión identificaron al hombre equivocado, el error fue poderosamente revelador.

Christianity Today November 20, 2023
Margaret Ferrec

Me despertaron los ruidos apresurados de los oficiales penitenciarios mientras entraban corriendo al pabellón de celdas, con sus llaveros chocando entre sí, sus radios de mano a todo volumen y sus fuertes voces interrogando a los reclusos. Estaban tratando de determinar si alguno de nosotros se había burlado o había acosado a José tanto como para llevarlo al suicidio, lo cual era un hecho bastante común en la prisión de Rikers Island en la ciudad de Nueva York.

Realmente no sabía mucho sobre José. De hecho, ni siquiera estoy seguro de que ese fuera su verdadero nombre. Sin embargo, sí sabía que llevaba mi apellido (Vega) y que dormía en la celda frente a la mía.

No podía dejar de pensar en cómo podría haberse quitado la vida. Un recluso dijo que se había colgado del techo. Otro especuló que tal vez había atado las sábanas a la cama y que había usado su peso para asfixiarse tirándose al suelo. De cualquier manera, los hechos habían sucedido y no había manera de revertirlos.

A pesar de lo trágica que fue la muerte de José, de alguna manera me llevó al camino para convertirme al cristianismo. Por extraño que parezca, esto ocurrió en gran parte debido a una confusión por parte del personal de la prisión, quienes me identificaron erróneamente como el prisionero de apellido Vega que se había suicidado. La prisión envió un capellán a la casa de mi familia para llevar la mala noticia. En medio de la confusión que prevaleció mientras la prisión Rikers Island permaneció cerrada después del incidente, mis familiares no supieron la verdad sino hasta varios días después. Para ellos, estaba muerto.

Hay algo poderosamente simbólico en el hecho de que estaba «muerto» pero aún no enterrado. Al echar la vista atrás a ese momento de mi vida, creo que Dios estaba comenzando a mostrarme que aunque estaba físicamente vivo, espiritualmente estaba sin vida. Él estaba comenzando a mostrarme que la verdadera vida solo se encuentra al morir a uno mismo.

Nací en una familia humilde y crecí en el oscuro barrio del centro de la ciudad de Nueva York conocido como Hell’s Kitchen. Era el mayor de cuatro hermanos, y desde chico demostré tanto amor como talento por el béisbol. Mi familia imaginó que algún día yo jugaría para los Yankees de Nueva York.

Pero mi educación careció de estructura y disciplina, y me dieron demasiada libertad a muy corta edad. También luchaba con una baja autoestima y una gran necesidad de aceptación. En comparación con otros chicos de mi vecindario yo era de estatura baja y no era nada amenazante físicamente, por lo que constantemente batallaba con sentimientos de inseguridad e insuficiencia. Para superar estas emociones y asegurar mi lugar entre la «multitud», tomé una serie de decisiones destructivas (que involucraron alcohol, drogas y promiscuidad) que arruinaron mis sueños de jugar béisbol profesional.

Comencé a beber alcohol a los 11 años. A los 13 comencé a fumar marihuana, y pronto pasé a consumir drogas fuertes como cocaína y heroína, mismas que rápidamente se convirtieron en una terrible adicción. Disfrutaba la adrenalina que recibía en el momento, pero odiaba cómo me sentía después de que los efectos desaparecían. La única manera de escapar del dolor, la vergüenza y la culpa que las drogan creaban era recurrir a ellas en busca de alivio, lo que me atrapó en un círculo vicioso.

Vender drogas para mantener mi hábito se convirtió en una puerta giratoria de entrada y salida a la prisión. Cada vez que ingresaba, me ponía a hacer planes para no regresar. Pero como dijo una vez el boxeador Mike Tyson: «Todo el mundo tiene un plan hasta que recibe un puñetazo en la boca». No estaba haciendo el trabajo reflexivo y honesto necesario para poder cambiar de rumbo.

Una vez libre, buscaba un empleo provisional en tiendas minoristas como mensajero o repartidor, en el telemercadeo o realizando otros trabajos temporales. En una temporada, incluso conseguí un empleo en un hospital en Syracuse que proveía un ingreso bueno y estable. Pero siempre terminaba renunciando o siendo despedido. Las cosas materiales no tenían la capacidad de cambiar un corazón descarriado.

Después de varios periodos en prisión, llegó un rayo de esperanza llamado Michelle, quien entró en mi vecindario con un estilo y una gracia propios. Sentí que ella era diferente de las otras chicas. Me dije a mí mismo: «Ella tiene que ser mía». Nos hicimos amigos y finalmente comenzamos una relación.

Pero pronto Michelle se mostró frustrada por mis adicciones y acciones persistentemente destructivas. Estaba embarazada de mi hijo, pero ambos sabíamos que yo no estaba preparado para las responsabilidades de la paternidad. En su desesperanza, Michelle se volvió hacia Dios y comenzó a asistir a una iglesia. Ella había sido criada en una familia religiosa estricta que fomentaba el buen comportamiento pero no una relación con un Dios amoroso y misericordioso. Al encontrar el aliento de sus compañeros de fe, oró por mi salvación y por mi liberación de la vida degradante que llevaba. Y me sugirió que buscara ayuda en un programa cristiano de recuperación de adicciones.

Al mirar al pasado, puedo ver cómo Dios me estaba persiguiendo incluso antes de que conociera a Michelle. Estaba el capellán de la prisión que a menudo me animaba a leer la Biblia. Estaba el recluso que me habló acerca de Dios y me invitó a asistir a los servicios en The Brooklyn Tabernacle, una iglesia a la que él había asistido.

También comencé a sentir un profundo remordimiento y vergüenza por el dolor que había causado a los miembros de mi familia, especialmente a mis padres. Sentía que tenía que resarcir el daño de alguna manera. Entonces comencé a asistir a los servicios de la capilla de la prisión. Al principio, era simplemente algo para romper la monotonía de la vida en prisión, pero al poco tiempo comencé a esperar los servicios con ansias. Siempre me conmovía hasta las lágrimas cuando cantábamos la canción «Señor, prepárame para ser un santuario».

A partir de ahí comencé a leer la Palabra de Dios y gradualmente se apoderó de mi corazón. Algunos de los pasajes a los que me aferré durante este tiempo fueron los Salmos 27 y 91, así como Gálatas 5:1-13, que habla de la libertad en Cristo y de ser libres del «yugo de esclavitud» (v. 1). Mi seminario fue el Espíritu Santo mismo, buscándome en mi celda de prisión, donde podía pasar horas leyendo y orando sin aburrirme.

En todo momento, la misericordia y el amor de Dios por mí eran evidentes. Dios también puso mentores en mi camino que me enseñaron cómo caminar con Dios y obedecer su Palabra. Esto incluyó a un grupo de hombres que se reunían regularmente para estudiar la Biblia y fortalecer su relación con Dios. Siguiendo su ejemplo, decidí entregar mi vida a Cristo.

Me tomó algún tiempo ver a Jesús no solo como mi Salvador, sino también como mi Señor. Como nuevo cristiano, necesitaba absorber mejor la sabiduría de Proverbios 3:5-7, que nos invita a someternos a Dios en todos nuestros caminos, a no apoyarnos en nuestra «propia inteligencia» y a no ser sabios en nuestra «propia opinión». Cuando salí de la prisión para siempre en 1996, supe que Cristo me había hecho de nuevo, de adentro hacia afuera.

Arriba: Biblia personal de Héctor Vega. Abajo: El edificio de Nueva York donde se reúne la iglesia que Vega pastorea.Margaret Ferrec
Arriba: Biblia personal de Héctor Vega. Abajo: El edificio de Nueva York donde se reúne la iglesia que Vega pastorea.

Desde entonces, Dios ha abierto puertas que nunca hubiera creído posibles. He disfrutado de una carrera exitosa como ejecutivo de seguros. Me he desempeñado como director ejecutivo de Goodwill Rescue Mission, un refugio para personas sin hogar que incluye un programa de recuperación de adicciones con sede en Newark, Nueva Jersey. Y desde 2009, he pastoreado East Harlem Fellowship en la ciudad de Nueva York.

Mientras tanto, he estado casado con Michelle durante 30 años, durante los cuales hemos criado a cuatro hijos. He viajado a cinco de los siete continentes en viajes misioneros, predicando el mensaje de que en Cristo hay esperanza para superar cada crisis que enfrentamos en esta vida.

¡Nada es imposible para el Dios Todopoderoso! Cuando el mundo me etiquetó como adicto y criminal de carrera, su amor y misericordia me abrumaron, testificando que fui hecho a su imagen y digno de ser presentado como un trofeo de su gracia.

Héctor Vega es el autor de Arrested by Grace: The True Story of Death and Resurrection from the Streets of New York City, mismo que ha enviado a cientos de prisiones en todo Estados Unidos.

Traducción por Sergio Salazar.

Edición en español por Livia Giselle Seidel.

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News

Mientras Erdoğan se muestra provocador con respecto a Gaza, los cristianos turcos prefieren la paz

En medio del centenario de la república secular, Erdoğan inaugura una nueva e importante iglesia. Los cristianos locales analizan la postura de esta sociedad musulmana sobre Palestina.

El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdoğan, habla durante una marcha en solidaridad con los palestinos de Gaza.

El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdoğan, habla durante una marcha en solidaridad con los palestinos de Gaza.

Christianity Today November 17, 2023
Burak Kara / Stringer / Getty / Edición por CT

Al defender a Hamás, el presidente turco, Recep Erdoğan, eclipsó a su propia nación.

Un día antes del centenario del Estado moderno de Turquía el mes pasado (ahora llamado formalmente Türkiye), aproximadamente 1.5 millones de personas se reunieron para una manifestación pro-Palestina el 28 de octubre y escucharon a su líder de tendencia islamista denunciar a Israel como un «criminal de guerra».

El 25 de octubre, Erdoğan había declarado que «Hamás no es una organización terrorista, es una organización de liberación, de muyahidines que luchan para proteger su tierra y a sus ciudadanos».

Los observadores señalaron que inmediatamente después de los ataques terroristas del 7 de octubre por parte de Hamás que mataron a 1200 israelíes, en su mayoría civiles, y tomaron 240 rehenes, Erdoğan había adoptado un tono cauteloso. Circularon informes (negados por Ankara) de que funcionarios turcos pidieron discretamente a los líderes de Hamás que abandonaran el país candidato a la Unión Europea. Y antes de la manifestación, el presidente reiteró que nunca podría excusar actos dirigidos en contra de civiles.

Entonces algo cambió.

A pesar de los esfuerzos del año pasado por sanar la brecha diplomática con Israel, Erdoğan ahora cuestiona su existencia.

«¿Qué era Gaza y Palestina en 1947 y qué es hoy?», preguntó retóricamente, en referencia al establecimiento del Estado israelí en 1948. «Israel, ¿cómo llegaste aquí? ¿Cómo entraste? Eres un invasor».

Y ampliando su alcance, el jefe de la nación miembro de la OTAN afectó a sus aliados en términos religiosos, calificando el ataque contra Gaza de «venganza» por la caída de Constantinopla en el siglo XV.

«Oh, occidente, te lo digo a gritos: ¿quieres comenzar de nuevo tu cruzada contra la Medialuna?», preguntó Erdoğan. «Si están haciendo tales esfuerzos, sepan que esta nación no está muerta».

Al día siguiente, en una celebración silenciosa, colocó una tradicional ofrenda floral en la tumba de Mustafa Kemal Atatürk, quien abolió el califato otomano y estableció una república secular en 1923. Entre la audiencia se encontraba el patriarca ecuménico de la Iglesia Ortodoxa Oriental, Bartolomé I.

Dos semanas antes, Erdoğan asistió a la inauguración de la iglesia ortodoxa siríaca Mor Ephrem, en honor a los aproximadamente 25 000 ciudadanos cristianos asirios de Turquía. Fue la primera iglesia construida con recursos estatales desde la fundación de Atatürk.

Y desde que el partido de Erdoğan tomó el poder en 2002, se han restaurado 20 iglesias.

«La iglesia que hemos construido es un símbolo de la libertad religiosa y de creencias en nuestro país», afirmó Erdoğan. «En un momento en que las divisiones, los conflictos y los crímenes de odio basados en el origen religioso y étnico están aumentando en nuestra región y en el mundo, esta actitud de bienvenida por parte de Turquía es muy importante».

Sus comentarios del 15 de octubre fueron conmovedores, ya que la guerra entre Israel y Hamás estaba en pleno apogeo. Entre la ceremonia en la iglesia y la manifestación palestina, Erdoğan envió la solicitud de Suecia para la OTAN al parlamento turco para su ratificación. Y este mes, la base aérea de Incirlik, en el sureste de Turquía, recibió el despliegue de un par de bombarderos estadounidenses B-1 Lancer de largo alcance.

La semana pasada, manifestantes turcos intentaron asaltar la base aérea.

Los cristianos turcos han tenido una relación complicada con Erdoğan y, por lo general, no hablan sobre cuestiones políticas. Pero un creyente expresó su profundo descontento con los comentarios del presidente.

«No es aceptable. Hamás es una organización terrorista», afirmó Gokhan Talas, fundador del Ministerio de Publicaciones Miras. «Llamar su ataque de otra manera podría causar otro trauma doloroso para las víctimas y sus familias».

La pequeña comunidad evangélica de Turquía dijo, tiene opiniones diversas sobre Israel, derivadas tanto de diferencias políticas como escatológicas. Algunos hablan en términos de apoyo incondicional al Estado judío proféticamente reconstituido. Otros, que rechazan esa teología, encuentran justificación para la respuesta militar palestina.

Pero Ali Kalkandelen, presidente de la Asociación de Iglesias Protestantes de Turquía, dejó clara su posición unificada.

«Como cristianos, creemos que Dios es juez sobre todo», dijo. «Estamos en contra de cualquier guerra, matanza y muerte de personas inocentes».

Están orando por ambas partes, añadió. Y también por Erdoğan.

Talas cree que las primeras reacciones de Israel fueron «justas y equilibradas», en consonancia con su derecho a la autodefensa. Pero también cree que él lo que llama sus posteriores «ataques desequilibrados» y «medidas insuficientes» para proteger vidas civiles merecen críticas por contribuir a una «tragedia» humanitaria.

Quiere que todas las personas impulsen a ambas partes hacia la paz.

Pero la mayoría de los cristianos, turcos y extranjeros, permanecen en silencio, cautelosos de ser etiquetados como proisraelíes, dijo Daniel Brown, director del Instituto para el Estudio de la Religión en Medio Oriente, con sede en Estambul. Aparte de los llamados a la paz, los líderes cristianos han hecho pocas declaraciones públicas.

La iglesia es pequeña y reticente a comentar sobre temas delicados.

«Se reconocen problemas graves en todo el mundo», dijo Brown, «y que el pueblo de Dios no debería tomar partido contra nadie a quien Dios ama».

Pero si la guerra en Gaza ha dividido (o acallado) a los cristianos turcos, la sociedad turca es decididamente pro-Palestina. Una encuesta reciente muestra un apoyo abrumador a un alto el fuego y a la posterior participación turca en los esfuerzos por preservar la paz. Al examinar el pulso público, Erdoğan se ha «alejado» de Benjamín Netanyahu. Mientras tanto, un periódico de la oposición ha caricaturizado al primer ministro israelí como un vampiro.

El parlamento turco procedió a boicotear a Coca-Cola y a Nestlé.

La mayoría de los turcos no apoyan el terrorismo «injustificable» de Hamás, dijo Mustafa Akyol, autor turco de Islam Without Extremes: A Muslim Case for Liberty. Su simpatía por Palestina, como la que se encuentra en las naciones de mayoría musulmana, está actualmente ligada a los miles de niños asesinados por las bombas israelíes.

Esto no significa que sean antisemitas, afirmó. En Turquía sí hay posturas a favor de Hamás y antisemitas, incluso dentro de la base política de Erdoğan. Pero el motor de las mismas, dijo Akyol, son las «décadas de la terrible situación» del pueblo palestino. También se culpa a Estados Unidos y Occidente.

«Cuanto más continúe ese horrible sufrimiento», dijo, «más los sentimientos turcos se volverán en contra de Israel».

Al mismo tiempo, otra encuesta realizada en el centenario encontró que el 64 % de la población turca apoyaba el secularismo. Solo el 19 % apoyó un gobierno islámico. Una sólida mayoría (45 %) apoyó imitar a Alemania, o a Qatar en segundo lugar (9 %).

A diferencia de la celebración discreta, Talas observó una conmemoración y entusiasmo popular generalizados. Dijo que la nación estaba «orgullosa» de ser a la vez laica y democrática, y creía que Erdoğan se está preparando para las próximas elecciones municipales.

Kalkandelen no cree que la ruptura con Israel sea grave.

«Turquía ha sido un muy buen aliado de Israel durante muchos años», afirmó. «Creo que mantendrán esta relación positiva en el futuro».

Sin embargo, la estridencia de Erdoğan lo «sorprendió». A pesar del apego religioso del presidente a los palestinos, Kalkandelen dijo que el líder turco es experto en mantener una política exterior equilibrada. Confía en que Erdoğan no enrede más a la nación en controversias geopolíticas y espera que Israel reconocerá la sensibilidad de este tema y no permitirá que ponga en peligro las relaciones.

Sin embargo, las apariencias son diferentes, ya que ambas naciones han retirado a sus respectivos embajadores.

Aun así, Turquía no ha roto relaciones diplomáticas y ha mantenido contactos de inteligencia al tiempo que propone un papel para ayudar a mediar en las negociaciones sobre rehenes. Y los informes afirmaron que Turquía facilitó la entrega a Israel de un millón de barriles de petróleo desde Azerbaiyán.

Aun así, la red turca TRT [Corporación Turca de Radio y Televisión] recibió a un líder de Hamás que declaró que el 7 de octubre «allanó el camino» para derrocar a Israel y llamó a los clérigos a «incitar a la nación islámica [a] tomar medidas».

Poco después, la Unión Internacional de Eruditos Musulmanes, con sede en Qatar, emitió una fetua convocando a las naciones musulmanas a una intervención militar.

Los lazos anteriormente fuertes entre Turquía e Israel se rompieron en 2010 cuando las fuerzas israelíes atacaron un barco turco que intentaba romper su bloqueo a Gaza. En los años siguientes, las relaciones entre los dos países fueron inestables. En 2014, Erdoğan afirmó que lo que él creía que era la respuesta desproporcionada de Israel a la violencia liderada por Hamás estaba «manteniendo vivo el espíritu de Hitler».

No obstante, los vínculos se repararon moderadamente; pero luego, en 2018, Turquía retiró a su embajador después de que Donald Trump trasladara la embajada de Estados Unidos a Jerusalén. Dos años más tarde, las relaciones se restablecieron una vez más. Tras el terremoto de 2022 en el sureste de Turquía, Israel afirmó que había enviado la segunda delegación de ayuda humanitaria más grande, allanando el camino un mes después para la visita del presidente israelí Isaac Herzog a Ankara para la primera visita de alto nivel desde 2008.

Y en septiembre pasado, Erdoğan se reunió con Netanyahu por primera vez.

«Ambas partes se acercan a la otra de forma oportunista», afirmó Talas. «Pero lo que sucede a largo plazo se basa en intereses mutuos».

Sin embargo, dijo, los intereses cristianos deben buscar la paz. Él cree que el fracaso de las potencias internacionales para abordar la actual ocupación israelí ha creado una cultura de odio en la región, y que la respuesta del terrorismo vengativo solo ha perjudicado aún más a los palestinos.

Sin embargo, demasiados cristianos estadounidenses tienen una comprensión «incompleta» que pasa por alto las cuestiones sociales, culturales e históricas de un conflicto arraigado, dijo Talas. Y peor aún, dijo, apoyar a Israel de manera incondicional ignora a los compañeros creyentes palestinos que luchan y se sacrifican diariamente por el Evangelio.

Este Evangelio es el fundamento del consejo de Talas para todos.

«Ama a tu enemigo. Ama a tu prójimo. Busca el bien y todo lo bueno», dijo Talas. «Cualquier motivación distinta a estos mandamientos solo genera discusiones complejas e inútiles».

Traducción por Sergio Salazar.

Edición en español por Livia Giselle Seidel.

News

Pastores se preguntan qué pasó con los miembros de sus iglesias que no regresaron después de la pandemia

Una nueva investigación muestra que el desacuerdo con las políticas de las iglesias en respuesta al COVID-19 provocó cambios en la asistencia, pero «hay mucho que sigue siendo un misterio».

Christianity Today November 16, 2023
laterna magica / Lightstock

Después de unos años difíciles durante la pandemia, Paul Seay está feliz de ver que más personas vienen a las dos iglesias metodistas que pastorea en Abingdon, Virginia.

Aun así, no puede evitar preguntarse: ¿qué pasó con las personas que nunca regresaron?

«Algunos habían estado muy involucrados y simplemente se fueron», dijo Seay, quien dirige la iglesia Charles Wesley United Methodist Church, una congregación históricamente negra, y la iglesia Abingdon United Methodist Church (United Methodist Church, en adelante UMC por sus siglas en inglés), una gran iglesia de ladrillo rojo al final de la calle.

En su punto más bajo, la iglesia Charles Wesley tenía una asistencia de unas seis personas. Las cosas no llegaron a estar tan mal en Abingdon UMC, que tenía alrededor de 180 congregantes antes de la pandemia. Pero también tuvo dificultades a causa del impacto del COVID-19.

Sus iglesias no fueron las únicas. Según un nuevo estudio sobre el impacto de COVID-19 en la iglesia estadounidense realizado Arbor Research y Church Salary, una publicación hermana de Christianity Today, más de una de cada tres iglesias vio una disminución en la asistencia entre 2020 y 2022. Y aunque muchas congregaciones como la de Seay, han visto un crecimiento desde sus días más oscuros, todavía parece que les faltan algunas personas.

«No era raro en las conversaciones con pastores», encontraron los investigadores, «escuchar historias de “un tercio” o “la mitad” o “20 %” de una congregación que no regresó una vez que se reabrieron las puertas».

Charles Wesley UMC ahora tiene alrededor de 20 personas en un buen domingo, y Abingdon UMC ha crecido a alrededor de 200. Pero Seay todavía recuerda a las personas que ya no están en los bancos.

«La pandemia», dijo a CT, «realmente golpeó a la congregación».

No parece haber una única explicación clara para esto. La encuesta realizada a 1164 pastores protestantes, seguida de 17 grupos focales y nueve estudios de casos en persona, encontró explicaciones variadas y complicadas. En todo el país, pastores de 42 denominaciones diferentes dijeron que la gente se fue por desacuerdos sobre las políticas de salud, por otros desacuerdos, o bien, porque se mudaron —muchas veces, sin explicación alguna—.

«En última instancia, gran parte de esto es un misterio», dijo Seay. «Es simplemente una nueva frontera».

Según el estudio, las iglesias en las grandes ciudades y los suburbios tuvieron más probabilidades de ver una disminución en la asistencia, mientras que las iglesias rurales tuvieron menos probabilidades. Las congregaciones mayoritariamente de raza negra fueron las más afectadas: el 64 por ciento informó una disminución de la asistencia desde el 2020.

El informe encontró que las reacciones relacionadas a las restricciones por la pandemia tuvieron el mayor impacto en la asistencia a la iglesia. En ocasiones, las iglesias que cerraron sus puertas durante largos periodos, limitaron la asistencia y exigieron el uso de mascarillas durante intervalos prolongados perdieron miembros que querían volver a la «normalidad» más rápidamente. Y las iglesias que respondieron con menos restricciones a veces perdieron miembros que eran más cautelosos o tenían problemas de salud.

Perry Hunter, quien dejó su congregación de la iglesia Church of Christ en Borden, Indiana, todavía se siente un poco conflictuado. La iglesia antigua y rural permaneció cerrada durante mucho tiempo durante la pandemia, por lo que Hunter, que era diácono, decidió visitar una iglesia más grande a unas 15 millas al sur.

«Sentí que necesitábamos ir a una iglesia más grande para los niños y tener más cosas que hacer sin que yo estuviera a cargo», dijo. «No era nada personal acerca de nuestra antigua iglesia, pero el tiempo que pasamos en la iglesia más grande, a nuestros hijos les encantó, y mi esposa se mostró receptiva».

Todavía da dinero a Church of Christ, pero al final, Hunter y su familia se quedaron en la iglesia cristiana independiente Northside.

Otros que abandonaron sus iglesias durante la pandemia se sienten traicionados. Una mujer, quien habló con CT bajo condición de anonimato, dijo que continúa trabajando como administradora en su iglesia no denominacional de tamaño mediano. Pero dejó de asistir a los servicios porque sentía que los líderes no estaban tomando en serio sus problemas de salud.

«Todavía estoy sorprendida de que el cuerpo de Cristo no haya sido más compasivo al garantizar que el covid no se propagara», dijo.

No sabe cuándo volverá ni si volverá.

Muchos líderes de la iglesia vieron la decisión de cuándo y cómo reabrir los servicios en persona como un callejón sin salida. Parecía que cualquier cosa que hicieran o dijeran, o cualquiera que fuera su decisión sobre cómo responder a las recomendaciones de salud por la pandemia, alguien se enojaría y se iría.

«Es un hecho que toda la pandemia estuvo altamente politizada», dijo Drew McCallie, pastor principal de la iglesia First Farragut UMC en el este de Tennessee.

En Farragut, la asistencia cayó de aproximadamente 220 en un domingo promedio a alrededor de 80. Además de la pandemia, la iglesia también pasó por cambios de personal y canceló uno de sus servicios regulares de culto.

Pero ahora la iglesia ha vuelto a tener alrededor de 100 asistentes regulares, y sigue creciendo. McCallie dice que la congregación, que comenzó a pastorear apenas hace unos meses, tiene una base muy sólida de miembros comprometidos, por lo cual está muy agradecido. Pero él y otros pastores con los que ha hablado han notado que algunos miembros que han regresado no se ofrecen como voluntarios tan rápidamente como antes.

«Algunas personas dieron un paso atrás y dijeron: “Me di cuenta de que estaba dando tanto de mí que estaba agotado y, de hecho, disfruté tener un poco más de tiempo libre”», dijo.

Otros líderes de la iglesia dicen que han tenido que lidiar con la idea de que no podían haber hecho nada para retener a la gente. Los feligreses que alguna vez estuvieron comprometidos están abandonando las iglesias porque abandonan el área. La pandemia provocó una avalancha de mudanzas y cambios de trabajo, lo que afectó el lugar donde esas personas iban a la iglesia.

«Perdimos a casi todas las familias jóvenes de la iglesia excepto la mía», dijo Jeff Schoch, pastor principal de la Iglesia Bíblica Crossroads en San José, California.

Las restricciones por la pandemia y el alto costo de vida hicieron que California fuera poco atractiva para algunas familias jóvenes. Y aunque estas familias no estaban descontentas con su iglesia, el pastor siente que pagó un precio.

«Fue una patada en el estómago: todo el tiempo conectándonos con ellos, integrándolos en la iglesia, y todos se mudaron a Boise», le dijo a CT. «Tuvimos mucha gente que se mudó».

No obstante, otras iglesias dicen que las reubicaciones por la pandemia han llevado a un nuevo crecimiento. En la iglesia Crossover Church en Tampa, Florida, el pastor ejecutivo Christopher Harris dijo que todas las métricas de su iglesia tuvieron una tendencia al alza durante la pandemia: asistencia, donaciones, bautismos y salvaciones. La iglesia, que su sitio web describe como multiétnica, multigeneracional y centrada en Cristo, recibe un promedio de 35 a 40 nuevas familias cada semana.

«Estamos en una de esas ciudades de Estados Unidos que tiene un crecimiento poblacional explosivo», dijo Harris. «Mucho crecimiento y desarrollo trae consigo una serie de problemas, pero también significa que tenemos mucha gente nueva que viene a nuestra iglesia».

Sin embargo, incluso las iglesias que han experimentado un crecimiento durante la pandemia como Crossover pueden tener dificultades para conseguir que la gente se involucre de manera consistente, un hallazgo que fue respaldado por el informe Church Salary. Según los pastores encuestados, cada vez más personas ven la asistencia a la iglesia como opcional.

«Si hay algún tema que yo mencionaría, probablemente sería simplemente que nosotros, como líderes, estamos frustrados con los cambios en los niveles de compromiso de la gente. La gente ya no asiste a la iglesia todas las semanas, en términos generales», dijo Harris. «Ahora la competencia de una iglesia no tiene nada que ver con otra iglesia. Tiene que ver con los horarios deportivos de sus hijos, su horario de trabajo, su interés personal en torno a los viajes y todo ese otro tipo de cosas. Y así, la gente ahora ve a menudo la fe como algo opcional».

Pero las iglesias han tenido que dar un giro en otras ocasiones, dijo Harris. En el futuro, cree que los cristianos deben ser fieles a los ejemplos históricos de la iglesia al «mantener nuestro mensaje mientras cambiamos nuestros métodos».

Seay está de acuerdo. Si bien las cifras de asistencia y la regularidad pueden no ser tan sólidas como a muchos pastores les gustaría, él ve algunos puntos positivos.

Muchas congregaciones locales están más unidas, dijo. Han aprendido de las cosas difíciles que vivieron durante la pandemia y están más centrados en el panorama general.

Así que Seay se muestra esperanzado, aunque con reservas. Está satisfecho con el crecimiento que ha visto en sus iglesias, pero está aún más satisfecho con su crecimiento espiritual.

«No puede tratarse solo de mi ego o de que seamos una historia de éxito después del covid», dijo. «Realmente se trata de alentar y formar una cultura de iglesia que en verdad sea una cultura fiel de discípulos, un lugar donde … la gente se enamore de Jesús y se enamore de la iglesia».

Traducción por Sergio Salazar.

Edición en español por Livia Giselle Seidel.

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Lecturas devocionales de Adviento 2023 de Christianity Today

Todas las lecturas devocionales en preparación para la Navidad en un solo lugar.

Christianity Today November 15, 2023

A lo largo de estas cuatro semanas de Adviento, este devocional te ayudarán a reflexionar en la llegada profética de Cristo, el plan de redención de Dios y la llegada del Rey eterno al mundo a través de señales y milagros.

Semana 1: Llegada profética

Semana 2: Jubileo eterno

Semana 3: Coronación divina

Lecturas complementarias

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La llegada del Rey eterno

Un viaje a través del Adviento con nuestro humilde y poderoso Salvador.

Christianity Today November 15, 2023
Phil Schorr

Bienvenido a la temporada de Adviento. Es un tiempo especial en el calendario cristiano: uno con un significado profundo y duradero, aun cuando las constantes distracciones buscan llenarlo de significados mundanos. A medida que nos acercamos a una temporada que para muchos implica calendarios llenos, reuniones, servicios especiales de adoración de la iglesia y una preocupación constante por los regalos, te invitamos a viajar a través del Adviento con la compañía de este devocional.

Estas lecturas devocionales están pensadas para ayudarte a profundizar en verdades teológicas y revelaciones personales mientras nos preparamos para celebrar la llegada de nuestro humilde y glorioso Rey. Hemos estructurado el devocional de manera que nos ayude a reflexionar sobre la gloria y la ternura de Cristo, quien vino en la forma de un bebé vulnerable y mostró un amor gentil y apacible por su creación a través de su encarnación. A lo largo del mes de diciembre, anunciaremos tanto la soberanía y el poder de su realeza como su abnegada bondad.

En primer lugar, nos sumergiremos en la llegada profética de Cristo con devocionales que hablan del anhelo y la esperanza de Israel de recibir al Rey prometido —así como las señales que acompañarían el avivamiento que Él traería— y que se encuentran entretejidos a lo largo del Antiguo Testamento. A continuación, celebraremos el jubileo eterno que la encarnación de Jesús proclama: un tiempo de libertad, gozo y vida nueva que Él ofrece ahora. Por último, nos acercaremos al día de Navidad contemplando con asombro la realeza de Cristo, su llegada al trono y la instauración de su reino.

Este devocional incluye una lectura diaria para seis días durante las dos primeras semanas de Adviento, dejando así un pequeño espacio para las contingencias de la temporada, y sigue con una serie continua de lecturas hasta el día de Navidad. También están disponibles dos meditaciones complementarias: una para el día de Epifanía y otra titulada «Adviento para corazones enlutados».

Jesús es nuestro tan esperado Salvador, y en este Adviento celebramos la verdad que tiene el poder de cambiar vidas: nuestro Rey eterno ha llegado.

Este artículo es parte de La llegada del Rey eterno, un devocional de 4 semanas para ayudar a individuos, grupos y familias recorrer esta temporada de Adviento 2023. Puedes descargarlo de forma gratuita en nuestra página.

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Un cristiano emprendió una aventura: espera cambiar la forma en que vemos la inmigración

Equipado con la historia, las Escrituras y un restaurante abandonado en la frontera sur, Sami DiPasquale espera poder ablandar los corazones endurecidos por la política.

Sami DiPasquale mira a través de la cerca alambrada a lo largo de la frontera entre EE. UU. y México en El Paso, Texas.

Sami DiPasquale mira a través de la cerca alambrada a lo largo de la frontera entre EE. UU. y México en El Paso, Texas.

Christianity Today November 13, 2023
Fotografía por Paul Ratje para Christianity Today

Cuando Sami DiPasquale visitó el Kurdistán devastado por el conflicto en un viaje de investigación en 2009, no esperaba que nadie supiera o se preocupara mucho por el lugar donde él vivía: El Paso, Texas. Pero cuando le decía a la gente de dónde era, sus ojos se abrían enormes como platos.

¡El Paso! ¡Guau! ¿No es peligroso?

¿No están las cosas un poco locas allí?

Fue bombardeado con preguntas similares sobre la frontera sur de Estados Unidos en Egipto cuando viajó allí con una organización sin fines de lucro en 2015, así como en Tailandia y en Italia, que visitó en 2017 con motivo de su aniversario de boda.

Incluso en Estados Unidos, estaba claro que sus conocidos percibían la ciudad principalmente como un símbolo de caos y violencia en la frontera del país, a pesar de que El Paso clasifica consistentemente como una de las ciudades importantes más seguras de Estados Unidos.

Con el tiempo, una idea descabellada tomó forma en la imaginación de DiPasquale. ¿Qué pasaría si El Paso pudiera ser un lugar sagrado, un lugar donde los peregrinos vinieran a buscar el corazón de Dios?

Esa idea es la razón por la cual, en una soleada tarde de marzo a principios de este año, DiPasquale lideraba un grupo de nueve personas de la iglesia Christ Church de Austin en un recorrido a lo largo del muro fronterizo. DiPasquale es el director ejecutivo de Abara, una organización sin fines de lucro que busca construir «conexiones más allá de las fronteras a través del entendimiento mutuo, la educación y la acción significativa». Una forma en que Abara hace esto es a través de Border Encounters, que consisten en viajes de inmersión educativa a la frontera de tres días de duración.

Esa tarde, el grupo de Border Encounters se protegió los ojos del sol y caminó junto a los barrotes de acero de 30 pies (9 m) de altura que dividen El Paso y Ciudad Juárez; Texas y México. En un trozo de tierra crujiente, los viajeros llegaron a una placa de granito que conmemora al pionero de El Paso, Simeon Hart, quien en la década de 1850, en ese mismo lugar, construyó su residencia privada, un edificio de adobe que alguna vez fue lujoso y que ahora es una de las estructuras más antiguas de El Paso. También es donde un vendedor les sirvió tacos de carne para el almuerzo.

En 1992, el corresponsal de Atlantic, William Langewiesche, visitó El Paso y describió la frontera como «sucia, calurosa y hostil. En la mayoría de los lugares es fea… La frontera es de paso. La frontera es peligrosa. La frontera es burda. La comida es mala, los precios altos y no hay buenas librerías. No es el lugar para visitar en tus próximas vacaciones».

Pero aquí, en una parcela desértica chamuscada, atascada entre la valla fronteriza y una carretera transitada, a DiPasquale le gusta sorprender a la gente con la rica historia de El Paso. El hombre de barba de 47 años señaló el Río Grande a su derecha, mismo que la sequía había reducido a un hilo demacrado; luego señaló hacia las montañas desnudas que dividen El Paso como gigantescas dunas de arena: «Por ahí pasa el río».

Hace siglos, la única manera de atravesar la barrera montañosa era vadear el río en un lugar donde las inundaciones y las corrientes naturales habían tallado un camino rocoso de baja profundidad que se podía cruzar con caballos y carretas. Es ahí donde ustedes se encuentran ahora, dijo DiPasquale. «Literalmente, durante cientos de años, desde [el tiempo de] las comunidades nativas americanas, este fue el cruce natural del río».

Hoy en día, el Río Grande, que fluye desde Colorado y a través de Nuevo México y Texas, sirve como frontera entre Estados Unidos y México en la sección que va desde El Paso hasta el Golfo de México. Los diques lo han domesticado, encamisando los arroyos con collares de concreto. Pero hubo un tiempo en que el río corría libre, salvaje y providencial. Las aguas alimentaban las llanuras pantanosas de una tierra que de otro modo habría sido árida y que en su tiempo produjo viñedos, huertos frutales y campos de trigo tan vibrantes que hicieron que los viajeros hace 500 años llamaran a El Paso un «paraíso terrenal».

La frontera México-Estados Unidos a lo largo del Río Grande.Fotografía por Paul Ratje para Christianity Today
La frontera México-Estados Unidos a lo largo del Río Grande.

El río también era traicionero. Hay registros escritos de viajeros deshidratados que, después de días de caminar por el desierto mexicano, se lanzaban al río de cabeza y se ahogaban en sus poderosas corrientes.

Como la ruta más factible desde el Golfo de México hasta lo que hoy es el oeste de los Estados Unidos, el vado fue donde se forjó la historia. Las comunidades indígenas, como los Mansos y los Piros, construyeron pequeños pueblos de pasto y canales de irrigación junto al río, cruzando de un lado a otro para cazar y comercializar. En 1598, el conquistador español Juan de Oñate y su séquito de casi 500 personas fueron conducidos a este vado por unos amigables Mansos que los encontraron cansados y vagando, rodeados por ríos y montañas.

Oñate nombró a este paso «El Paso del Río del Norte», que pasó a formar parte del famoso Camino Real de Tierra Adentro, una ruta de 1590 millas entre la Ciudad de México y San Juan Pueblo, Nuevo México. (Más tarde, Oñate formaría los primeros asentamientos europeos en el valle superior del Río Grande y tiranizaría a las comunidades indígenas; fue tan cruel incluso para los estándares de la época que por eso fue juzgado en la Ciudad de México). Durante casi 300 años, este paso sirvió como el único camino accesible para carretas hacia el suroeste de Estados Unidos, abriendo la puerta para que miles de colonos, misioneros y colonos españoles atravesaran libremente a la región.

«Ahora, por supuesto, solo hay ecos de eso, porque tenemos toda esta infraestructura…» (DiPasquale señaló algunas torres de vigilancia de la Patrulla Fronteriza) «… y el río se ha convertido en canales. Y ahora tenemos una valla». Miró a las aparentemente impenetrables barras de acero.

En esta parte de la charla es cuando DiPasquale se emociona mucho. Juárez y El Paso fueron una sola comunidad hasta 1836, explicó, cuando los colonos derrotaron a las tropas mexicanas en la Revolución de Texas y declararon su independencia de México.

Luego, en 1846, bajo la ideología conocida como «Manifest Destiny», Estados Unidos libró una guerra contra México y finalmente se apoderó de lo que hoy es el oeste de Colorado, Nevada, California, Arizona, Nuevo México, Utah y Texas.

«Esto es un poco extraño», dijo DiPasquale, alzando la voz. «Es como tomar prestada esta teología del Antiguo Testamento sobre el pacto de Dios con Israel, avanzar 2000 años y de pronto ver llegar a estos colonos europeos de habla inglesa que creen que Dios les ha trasplantado esa bendición y les ha dado la tierra resplandeciente de mar a mar. Quiero decir, es algo bárbaro, ¿verdad? Es maravillosamente arrogante».

Poco después de la guerra entre México y Estados Unidos, el veterano Simeon Hart llegó a un El Paso muy escasamente poblado. Se instaló junto al vado del río, construyó un molino harinero, y llegó a convertirse en el hombre más rico de la ciudad fronteriza. Los historiadores creen que Hart trajo consigo a los únicos esclavos negros de los que hay registro en El Paso. Durante la Guerra Civil, ayudó a financiar la Confederación intercambiando algodón por artículos para la guerra en otros países.

Incluso después de que el Río Grande se convirtiera en frontera nacional, la gente que buscaba una nueva vida siguió cruzándolo. Desde la década de 1830 hasta la Emancipación, los estadounidenses esclavizados huyeron a través del río hacia México (que había prohibido la esclavitud en 1829). A finales del siglo XIX, trabajadores chinos ayudaron a conectar los ferrocarriles desde El Paso hasta Los Ángeles, convirtiendo a El Paso en una ciudad en auge que se ganó la reputación de ser la «meca china del suroeste». La Ley de Exclusión China redujo la inmigración china en 1882, pero los inmigrantes siguieron llegando de todos modos. Se escondieron en casas de contrabando en Juárez y cruzaron ilegalmente la frontera hacia El Paso a través del que ahora se conoce como el Ferrocarril Subterráneo Chino —que pudo haber tenido túneles secretos reales—. (La precursora de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos se formó en El Paso en 1904 para mantener fuera a los chinos).

Casi al mismo tiempo, inmigrantes de habla árabe comenzaron a llegar a El Paso a través de México. A ellos les siguieron en la década de 1920 inmigrantes judíos de Europa del Este, que también cruzaron la frontera ilegalmente.

Mientras DiPasquale contaba estas historias, el grupo de Border Encounter escuchaba con la boca abierta. Una mujer, nativa de Texas, dijo que nunca habría imaginado que el oeste de Texas fuera un lugar con una herencia tan diversa: «Cuando pienso en este tipo de superposición de culturas, razas, idiomas, historia y comercio, mi mente piensa tal vez en el Mediterráneo o la Ruta de la Seda».

Muchos paseños tampoco conocen esta historia. DiPasquale ha recopilado estas historias poco conocidas durante muchas noches de insomnio. A menudo se mete en la cama junto a su esposa y, estando completamente despierto, busca en archivos en línea en su iPhone, se envía a sí mismo artículos e investigaciones por correo electrónico, hasta que Marianne se queja de que está perturbando su sueño.

Las historias de la gente de la frontera sur siguen fascinándolo. Puede que El Paso se encuentre literalmente en el límite de Estados Unidos, pero representa algo central para la historia estadounidense. El Paso es un cruce. A lo largo de siglos ha sido el escenario de miles de puntos de inflexión, de momentos decisivos para personas en la muy humana búsqueda de supervivencia, refugio, riqueza y familia.

En cierto modo, El Paso es un lugar que todos visitamos en la vida, tarde o temprano.

Los ríos son ricos en simbolismo. La palabra abara proviene de las palabras hebreas y árabes que significan «cruzar», «el cruce de un río» o «vado».

«Cruzar» es un tema dominante en toda la Biblia. En el sentido espiritual, los cristianos pasan de la muerte a la vida, pasando del pecado a la justicia. Y en el sentido físico, muchos de los protagonistas de la Biblia estuvieron marcados por la reubicación física: Abraham era un inmigrante, y también lo fueron Jacob, José y sus descendientes en Egipto. Jesús fue un refugiado. A los cristianos en el Nuevo Testamento se les llama «extranjeros» (1 Pedro 2:11, NVI). Las leyes del Antiguo Testamento les recordaban repetidamente a los israelitas que debían ser amables, generosos y justos con los inmigrantes porque ellos también alguna vez fueron forasteros.

En retrospectiva, DiPasquale se había estado preparando para Abara toda su vida. Nació y creció en Jordania, siendo el único niño rubio y de ojos claros en su escuela jordana local. Hablaba inglés en casa, pero árabe en las calles y en la iglesia. Pasó sus últimos años de adolescencia en Nicosia, Chipre, conocida como la última capital dividida del mundo, donde alambre de púas y barriles de metal segregan a las comunidades cristiana ortodoxa griega y musulmana turca. DiPasquale estima que una cuarta parte de sus compañeros de clase eran refugiados libaneses que habían huido de la guerra civil de esa nación.

Jamás planeó construir toda su carrera en el frente de la crisis migratoria de Estados Unidos.

En 2004, DiPasquale siguió a su esposa, Marianne, a su ciudad natal de El Paso. Era un recién casado de 28 años y pensó que regresarían al Medio Oriente en un par de años. Atendió mesas en un restaurante italiano anticuado en un edificio que supuestamente había funcionado como puesto de avanzada de la Patrulla Fronteriza en la década de 1930. Aceptó un trabajo a tiempo parcial en una organización sin fines de lucro local y finalmente se convirtió en su director ejecutivo. Pasó toda una década.

Luego vinieron las elecciones presidenciales de 2016. DiPasquale comenzó a recibir correos electrónicos, mensajes de texto y llamadas telefónicas de organizaciones e individuos (amigos, amigos de amigos) que le preguntaban: ¿Qué está pasando realmente en la frontera? Escuchaban versiones diferentes en los diversos canales de noticias y no sabían qué creer. ¿Podrían venir a El Paso y verlo por sí mismos?

En ese momento, una gran proporción de los migrantes que llegaban eran niños y familias de El Salvador, Honduras, Guatemala y el sur de México que buscaban asilo. Entonces, en 2018, DiPasquale visitó esos países con un grupo de la Asociación Cristiana para el Desarrollo de la Comunidad (CCDA, por sus siglas en inglés) para comprender qué impulsaba a la gente a huir. Se reunió con pastores y líderes comunitarios y les preguntó: «¿Qué les gustaría decirle a la iglesia estadounidense?». Muchos respondieron: No somos animales. Somos hermanos y hermanas en Cristo, y nuestros hermanos y hermanas huyen a sus fronteras, buscando refugio.

«Eso fue realmente difícil, que sintieran que siquiera necesitaban decir eso», recordó DiPasquale. «De repente, simplemente me sentí obligado. Me sentí abrumado por esta sensación, casi ahogándome… de que yo, Sami, necesito hacer algo más con respecto a este trabajo».

Sami DiPasquale es el director ejecutivo de Abara en El Paso.Fotografía por Paul Ratje para Christianity Today
Sami DiPasquale es el director ejecutivo de Abara en El Paso.

Durante años, DiPasquale había albergado el deseo de dedicarse al trabajo de consolidación de la paz, inspirado por los esfuerzos que había visto en Medio Oriente y África. Cuando DiPasquale estuvo en Centroamérica, sintió que Dios estaba tejiendo todos los hilos sueltos de varios puntos de su vida en una colcha perfecta: vivía en una ciudad fronteriza, pero tenía una perspectiva global sobre el desplazamiento y la migración. A través de su trabajo sin fines de lucro, había construido relaciones a largo plazo con iglesias y líderes en ambos lados de la frontera. Y ahora, los cristianos estadounidenses querían venir a El Paso y aprender.

Los viajes fronterizos no eran nuevos. DiPasquale había ayudado a movilizar a varios grupos a lo largo de los años y notó un patrón: los evangélicos acudían con entusiasmo, con los corazones palpitando de compasión. Asentían con la cabeza para indicar que estaban acuerdo con los versículos de las Escrituras sobre la bienvenida al extranjero y con las presentaciones en PowerPoint sobre la reforma migratoria. Entonces un presentador se ponía de pie y decía algo sobre «justicia social» o «teología de la liberación», y todo se detenía bruscamente.

«De repente era como: “Ah, todo esto es una enseñanza social católica. Esto es simplemente una cosa liberal. No es relevante para mi fe”», dijo DiPasquale. Tres o cuatro frases eran capaces de descarrilar todo el ejercicio. «Lo que realmente me preocupó fue que esa era casi la única barrera para que actuaran».

Es por eso por lo que a DiPasquale le gusta llevar a los grupos de Border Encounters al antiguo cruce del río. Allí, no se centra en los acontecimientos actuales ni en la polarización política. En cambio, cuenta historias de inmigrantes chinos en la década de 1880, de la alguna vez vibrante Black Wall Street de principios del siglo XX, de paseños que pueden rastrear su ascendencia hasta refugiados judíos e inmigrantes de habla árabe.

La historia humana recicla los mismos viejos temas, dijo DiPasquale. ¿Quién es bienvenido y quién no? ¿Quién pertenece y quién no? «Hay algo [especial] en alejarnos un poco del presente, adonde podamos empezar a reflexionar sobre los problemas. Necesitamos un poco de distancia histórica para que, al mirar atrás, veamos con un poco más de claridad, y podamos decir: “Vaya, no puedo creer que eso haya sucedido entonces”. Y luego incluso, “Espera, ¿cuáles son las formas en que yo podría estar haciendo eso ahora mismo?”».

DiPasquale había estado observando la tierra del antiguo vado desde que fundó Abara en 2019. Recuerda haber leído sobre Bethabara, literalmente «casa del vado», un lugar a orillas del río Jordán donde las tradiciones dicen que los israelitas cruzaron con Josué a la Tierra Prometida y que Juan Bautista bautizó a Jesús. DiPasquale imaginó una Casa Abara junto al Río Grande: un lugar donde la gente cruza todo tipo de barreras, un lugar donde otros pacificadores pueden conectarse con extraños, vecinos, culturas e historias junto al río.

Cuando compartió su visión con su esposa, «ella pensó que estaba loco», dijo DiPasquale. Él mismo pensó que tal vez lo estaba. «¿Qué locura estás tratando de comprar cerca del muro fronterizo? Especialmente porque, ya sabes, la frontera es muy polarizada y hay personas que llegan con emociones intensas, algunas personas muy enojadas».

En verdad parecía descabellado. Las tres propiedades que DiPasquale quería habían sido un caos polvoriento durante más de quince años, rodeadas por la ruidosa construcción de una carretera y la reconstrucción de la valla fronteriza. La antigua residencia de Simeon Hart había abierto y cerrado bajo varios propietarios como restaurante mexicano (en su momento fue popular entre los estudiantes universitarios y estaba plagado de historias de fantasmas, pero finalmente quedó vacío y lleno de telarañas). Mucha gente había intentado comprar la propiedad, pero la transacción fracasó en múltiples ocasiones.

Luego, en marzo de 2021, las tres propiedades salieron a la venta en un lapso de 10 días. Abara firmó contratos sobre las tres. «Eso fue casi como milagroso», dijo DiPasquale. Abara no tenía fondos para comprarlas directamente. Para una de las propiedades, tuvieron unos tres meses para conseguir el dinero; para otra, solo tres semanas.

Los siguientes meses se dedicaron a conseguir préstamos de grandes donantes de forma apresurada, y la mayoría de las reuniones tuvieron lugar en Zoom durante la pandemia. El dueño de una de las propiedades canceló el proceso; sin embargo, Abara recaudó 1.15 millones de dólares para comprar las otras dos. Abarcan más de cuatro acres e incluyen la histórica residencia Hart.

La Hacienda de Simeon Hart, el futuro espacio de la Casa Abara, se encuentra en la frontera entre Estados Unidos y México.Fotografía por Paul Ratje para Christianity Today
La Hacienda de Simeon Hart, el futuro espacio de la Casa Abara, se encuentra en la frontera entre Estados Unidos y México.

Este año, Abara inició una campaña de recaudación de 15 millones de dólares para reembolsar los fondos prestados y restaurar las propiedades. Si todo sale según lo previsto, Abara contará con espacio para conferencias y capacitación, apartamentos para invitados, una capilla y un jardín de oración. Contará con una cafetería que servirá comidas y bebidas provenientes de regiones empobrecidas y devastadas por los conflictos, un mercado que venderá artículos del programa de microempresas para migrantes de Abara y una galería que exhibirá arte e historia que refleje las complejidades de la frontera.

¿Cómo es el arte fronterizo? Durante el último año y medio, DiPasquale ha estado recolectando endebles escaleras de alambre que quedaron después de que los migrantes las usaron para escalar el muro fronterizo. Hasta ahora, ha acumulado más de 120 y espera que alguien pueda convertirlos en una instalación de arte que se pueda exhibir en Abara.

«Puedes quedar atrapado si te quedas pensando en ello», dijo DiPasquale. «Cuestionándote, ¿de quién es la historia que representa este objeto? ¿Cuál era su nombre? ¿De dónde venían ellos? ¿A dónde fueron? De repente, se trata solo de seres humanos y no de este enorme y loco tema. O [te quedas] simplemente tratando de determinar qué hacer con todo eso».

La gente se une a Border Encounters por todo tipo de motivos. Los nueve visitantes de marzo que llegaron de la iglesia Christ Church de Austin tuvieron nueve explicaciones diferentes.

«Estoy cansada de estar enojada por [el tema de] la frontera», dijo Faye Gorman, una enfermera jubilada de 70 años.

Christopher Johnson vino a El Paso para «aprender a amar a las personas a ambos lados del problema». El arquitecto de 56 años dijo que sus suegros nativos de Texas, quienes, según él, siguen exclusivamente Fox News y Truth Social, a veces lo vuelven loco con su política. Cuando la gente se queja de los «ilegales» que irrumpen con drogas y roban empleos, él aprieta la mandíbula. «Pero, sinceramente», confesó Johnson, «ni siquiera sabía que había un problema en la frontera hasta…» (bajó la voz) «… Trump».

Andrew Hadd, un hombre de 54 años y director de una empresa mundial de pruebas y diagnóstico genéticos, dijo que se unió a Border Encounters porque «lo que sé sobre la frontera es como un par de repisas, pero lo que no conozco es del tamaño de un almacén de Amazon. Y me estaba preocupando por el discurso, pero no por las personas».

Aproximadamente un mes antes del viaje, dijo Hadd, estaba escuchando Verdict, un pódcast con el senador Ted Cruz, en el que Cruz criticó a la administración Biden por producir «la peor crisis de inmigración ilegal en la historia de nuestro país». Cruz afirmó que todo era parte de la agenda de Biden: «Eso no es un error: es una característica. ¡Quieren más! Él no tiene la intención de arreglar esto; él no quiere arreglar esto. En cambio, quiere fronteras completamente abiertas».

Las irritantes palabras funcionaron. La imagen de una frontera descontrolada que permitía el paso a millones de extranjeros hizo que el corazón de Hadd se acelerara. Por eso necesitaba venir a Border Encounters, dijo Hadd. «Quiero que se destruyan mis prejuicios e ideas erróneas sobre la frontera».

Kevin Lee, un estudiante de doctorado en arqueología de 33 años de edad, dijo: «Quería empezar a hacer las paces y eliminar parte de la culpa que he estado cargando». Hace ocho años, quedó atrapado en el hilo subreddit r/The_Donald, una comunidad en línea ahora prohibida conocida por albergar teorías de conspiración y discursos de odio. Lee votó con entusiasmo por Trump y apoyó sus políticas de inmigración.

El monte Cristo Rey domina la vista sobre el Río Grande mientras este se reduce a un pequeño canal.Fotografía por Paul Ratje para Christianity Today
El monte Cristo Rey domina la vista sobre el Río Grande mientras este se reduce a un pequeño canal.

Y luego llegó el 6 de enero. Si los acontecimientos de 2020 y principios de 2021 (una crisis sanitaria mundial, tensiones y disturbios raciales, un ataque al Capitolio de Estados Unidos) empujaron a muchas personas razonables al borde del precipicio de la razón, en el caso de Lee hicieron lo contrario. Se puso serio y calificó el 6 de enero como su «apocalipsis personal». Eliminó los blogs de extrema derecha de su dieta. Comenzó a preguntarse por qué se había obsesionado con Trump en primer lugar, por qué había depositado tantas esperanzas en él y en qué se había equivocado. Y si se equivocó en esto, ¿en qué más se había equivocado?

«Quiero dejar atrás las frases de las que he sido víctima», dijo Lee. «Quiero cerrar la puerta a mi pasada oposición a la inmigración, que no fue meditada en absoluto. Quiero conocer las historias de personas que alguna vez no fueron más que categorías sin rostro».

Este es exactamente el tipo de personas que DiPasquale espera atraer: personas de diversos orígenes políticos, culturales y geográficos que saben que hay mucho que desconocen y que están abiertas a aprender más. El objetivo de Border Encounters no es movilizar a activistas y reformistas, dijo DiPasquale, sino invitar a la gente a una peregrinación. En cada sesión de introducción, advierte que algunas personas podrían no estar de acuerdo con algunos de los presentadores del curso, y afirma que eso está bien. «No estamos aquí para corregir a nadie ni para resolver la situación. Estamos aquí para absorber, aprender y abrirnos camino a través de la turbiedad».

Los Border Encounters invitan tanto a agentes de la Patrulla Fronteriza como a defensores de la inmigración a compartir sus perspectivas como oradores invitados. Eso hizo que Border Encounters «se sintiera lo suficientemente seguro como para intentarlo», dijo Hadd. Había votado por Trump y estaba cansado de las reprimendas estridentes. Pero no parecía que Abara fuera a arengarlo o hacerle sentir culpable a fin de que se arrepintiera por su historial de votación.

Hadd también se sintió convencido: tiene un doctorado en química analítica. Es un tipo apasionado y curioso por naturaleza al que le gustan los datos, los hechos y las personas a tal punto que cuando le dijo por primera vez a su esposa que estaba interesado en ir a la frontera, a ella le preocupaba que pudiera regresar radicalizado, desarraigar a su familia y mudarlos a El Paso.

Pero Hadd no podía deshacerse de la convicción de que necesitaba ir. «Si voy a estar en el mundo y estamos viendo una cantidad sin precedentes de migración humana en el mundo, ¿qué significa esto? Realmente no sé qué está pasando aquí. Pero debería averiguarlo».

El segundo día de su visita, el grupo de Austin cruzó la frontera de El Paso a Ciudad Juárez para visitar una iglesia que alberga a migrantes. Se detuvieron para almorzar en un pequeño museo en la milla 1, que señala la frontera internacional entre México y Estados Unidos. Un grupo de hombres merodeaba en el estacionamiento del lado mexicano; muy probablemente coyotes esperando para guiar a los migrantes, le dijo al grupo un empleado de Abara. Por encima de ellos se levantaba un muro fronterizo financiado con fondos privados que se extendía aproximadamente un kilómetro y medio hacia la montaña. El muro surgió casi de la noche a la mañana en 2019, después de que un grupo liderado por Steve Bannon llamado «We Build the Wall» recaudara millones de dólares mediante financiación colectiva. (Bannon está actualmente siendo juzgado por supuestamente haberse embolsado parte de ese dinero).

Los muros fronterizos se convirtieron en la marca política de Trump, pero los presidentes anteriores, incluidos George W. Bush y Barack Obama, también los construyeron. De hecho, lo que Trump hizo principalmente fue levantar partes de la cerca preexistente de 18 a 30 pies, lo que no ahuyentó a los migrantes, pero sí causó más lesiones cuando intentaron escalarla.

Migrantes se refugian bajo el paso de una autopista en Ciudad Juárez mientras esperan a cruzar a Estados Unidos.Fotografía por Paul Ratje para Christianity Today
Migrantes se refugian bajo el paso de una autopista en Ciudad Juárez mientras esperan a cruzar a Estados Unidos.
Vehículos esperan en el cruce fronterizo antes de entrar a El Paso.Fotografía por Paul Ratje para Christianity Today
Vehículos esperan en el cruce fronterizo antes de entrar a El Paso.

«La gente muere», dijo la agente de la Patrulla Fronteriza Tessa Reyes al grupo de Austin esa mañana. «La gente se rompe el fémur. Las mujeres se asustan y las empujan». Es un tema conflictivo para algunos agentes fronterizos. Incluso si la valla no detiene a la gente, sigue siendo un elemento disuasivo en momentos en que 1700 agentes fronterizos intentan impedir que 4000 inmigrantes crucen a la vez.

«Es difícil para nosotros, porque al final del día nos consideramos brazos humanitarios», dijo Reyes. Pero Reyes también dio a entender en sus comentarios que un país no es un país sin fronteras, y que la escala de migración en la frontera sur exige una mejor vigilancia fronteriza.

Esta información fue sorprendente para algunos miembros del grupo de Austin que escuchan principalmente medios que restan importancia a las duras realidades de la frontera.

Tanto los factores de «empuje» como los de «atracción» afectan la migración. La guerra, la violencia o el hambre empujan a la gente a salir [de sus países], pero la percepción de una aplicación laxa de las leyes de migración también puede atraer a la gente. Después de que Biden prometiera un enfoque más acogedor, el número de migrantes atrapados en las fronteras de Estados Unidos se catapultó a un récord de más de 2.7 millones en 2022. Los agentes de la Patrulla Fronteriza se vieron superados en número y carentes de recursos mientras intentaban procesar a los miles de personas que se entregaron y solicitaron asilo en un sistema que ya estaba atrasado en solicitudes de asilo. Los refugios en los estados fronterizos se llenaron más allá de su capacidad.

La administración Biden dio marcha atrás. Con la esperanza de desalentar posibles cruces, endureció las políticas fronterizas para prohibir a los migrantes de Venezuela, Cuba, Nicaragua y Haití solicitar asilo en la frontera. Pero la medida generó fuertes críticas de activistas de inmigración que dicen que perjudicará a quienes califican legalmente para el programa de asilo de Estados Unidos.

Incluso las políticas de inmigración duras solo pueden ser efectivas hasta cierto punto. La estrategia fronteriza de «tolerancia cero» de Trump, más conocida por separar por la fuerza a los niños de sus padres en la frontera y que muchos consideraban cruel, no logró impedir que cientos de miles de personas intentaran cruzar.

En Juárez, el grupo proveniente de Austin pasó unas dos horas con ese tipo de personas en el refugio de una iglesia que ha recibido a cientos de inmigrantes de más de dos docenas de países en los últimos años. Los texanos comieron dulces, jugaron Jenga e intentaron comunicarse con un español entrecortado y gestos con las manos. Un chico de 15 años le mostró a Lee fotografías de su ciudad natal en su teléfono celular. Hadd y una mujer del grupo Border Encounter que pidió no ser identificada, se quitaron los zapatos y jugaron fútbol contra dos jóvenes adolescentes de Centroamérica. Los chicos ganaron.

Fue un breve levantamiento del velo, un incómodo choque de culturas. Mirar a los ojos a estos niños e intercambiar sonrisas con ellos le recordó a Lee las horas que había pasado leyendo publicaciones de blogs que fomentaban la ira sobre la frontera. «No hice daño directamente a nadie, pero ciertamente me hice daño a mí mismo», dijo. «Me sentí culpable ante Dios por malgastar mi tiempo y deformarme a mí mismo al convertir un problema serio y complicado en entretenimiento emocional barato».

Johnson, el arquitecto, observó a una mujer embarazada apoyada contra el pecho de su marido. Su camiseta estaba doblada sobre su estómago y el hombre frotaba suavemente la piel de su vientre hinchado. Esa mirada en el rostro del marido, llena de orgullo y esperanza, conmovió a Johnson.

Hasta ese momento, Johnson había sentido principalmente desesperanza y lamento tras emprender el viaje y escuchar las historias de los migrantes. «El mundo parece un desastre increíble», dijo. ¿Por qué Dios permitiría que continúe este ciclo de sufrimiento? ¿Y cómo era posible que esta pareja del refugio, que llegó prácticamente sin nada y enfrentaba desafíos increíbles por delante, pareciera irradiar tanta esperanza? No tenía sentido. Johnson había llegado a la frontera en avión y había perdido la esperanza. Mientras tanto, algunos habían caminado miles de kilómetros hasta la frontera a pie debido a la esperanza.

La frontera es así de extraña.

El último día del Border Encounters, el grupo de la iglesia Christ Church de Austin se reunió temprano en la oficina de Abara y leyeron las Bienaventuranzas juntos, con ojos frescos.

«Bienaventurados los que son perseguidos», dijo Lee. Estaba pensando en las mujeres que huyen de la violencia en sus lugares de origen.

«Bienaventurados los que tienen hambre y sed», dijo Johnson. Estaba pensando en niños desnutridos.

«Bienaventurados los pacificadores», dijo otra mujer. Estaba pensando en Abara.

Los presentes oraron juntos. «Ayúdanos a mostrar gracia mientras hablamos con otros sobre esto», dijo Johnson.

«Ayúdanos a convertirnos en sal y luz», pidió Hadd.

Era hora de irse a casa. Subieron a la furgoneta que los llevaría al aeropuerto. Tres días no fueron suficientes para comprender plenamente las complejidades de la frontera, pero sí para abrumar a una persona.

Varias semanas después, Hadd estaba en el río Platte de Nebraska con su familia, observando otra migración. Alrededor de medio millón de grullas grises acudieron en masa a los campos de maíz junto al río, engordándose con insectos y maíz desechado en preparación para uno de los viajes más épicos de la naturaleza, desde el sur de Estados Unidos, hasta sus zonas de reproducción en Canadá y Alaska.

«Es impresionante», exclamó. «Los cielos cuentan la gloria del Señor».

La gloria de Dios también se manifiesta en la frontera, aunque Hadd no está seguro de haber obtenido la claridad que esperaba. «No sé si aprendí “la verdad”. Pero sí pude conocer gente», como Víctor y José, los chicos que lo aplastaron jugando al fútbol en el refugio de la iglesia en Juárez. Hadd envió a la iglesia un balón de fútbol y una bomba para inflar el balón en su honor.

Luego investigó cómo llegaron sus propios antepasados a los Estados Unidos. Algunos huyeron de la opresión en Rusia a finales del siglo XIX. Algunos abandonaron Cornualles, Inglaterra, después de que fracasaran las minas de estaño. Otros abandonaron Francia e Inglaterra en busca de mejores oportunidades económicas en Canadá y Michigan.

«Todas estas personas de la cuarta a la quinta generación vinieron a Estados Unidos por razones similares a las que vemos hoy (aunque con mucha menos violencia y desafíos)», escribió Hadd en un correo electrónico. «Entonces, de acuerdo a nuestro viaje y discusiones, ahora apoyo más un cambio importante en la política y formas de “abrir” la frontera».

Lee, el arqueólogo, estuvo en Nápoles durante el verano realizando trabajo de campo e investigación. Está acostumbrado a desenterrar las pertenencias de personas que fallecieron hace mucho tiempo y a resucitar la historia. En cierto modo, eso es lo que Abara hizo por él: resucitó las historias de personas que de repente cobraron importancia para él.

Recuerda haberse sentido extasiado cuando Trump ganó la presidencia por primera vez. «Echando la vista atrás, después de siete años, se siente como el centro de un hojaldre de queso», dijo. «Es puro aire. No tiene ningún peso. Era una esperanza muy vaporosa».

Pero la esperanza que Lee obtuvo en el viaje a la frontera era diferente: «Esta esperanza se siente arraigada y anclada en algo realmente sustancial y real». Esta esperanza apunta al «corazón de Dios para la sanación, la reconciliación y la justicia restaurativa»; y si Dios pudo moldear el corazón de Lee para reflejar el suyo, puede hacerlo por los demás.

Lee cumplió 33 años este año. Planea regresar a Abara House dentro de 40 años. Entonces tendrá 73 años y, con suerte, será un abuelo con un poco más de sabiduría. ¿Cómo será entonces la casa del vado? «No puedo esperar a verlo», dijo. «Este es el modelo. Esto es parte de cómo nuestro país avanzará hacia el futuro para todos nosotros».

Sofía Lee es escritora global para CT.

Traducción por Sergio Salazar.

Edición en español por Livia Giselle Seidel.

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En medio de la creciente persecución contra los cristianos en el mundo, te sugerimos algunas historias que pueden guiar tus oraciones este año.

Estudiantes en una protesta por la paz en contra de los enfrentamientos entre etnias en el estado de Manipur en India.

Estudiantes en una protesta por la paz en contra de los enfrentamientos entre etnias en el estado de Manipur en India.

Christianity Today November 9, 2023
Bikas Das / AP Images

Cristianos de todo el mundo están orando por sus 360 millones de hermanos en Cristo que viven en países con niveles altos de persecución y discriminación, en el marco de los Días Internacionales de Oración por la Iglesia Perseguida (IDOP, por sus siglas en inglés), que este año caen en los domingos 5 y 12 de noviembre.

Uno de cada 7 cristianos en el mundo —1 de cada 5 creyentes en África, 2 de cada 5 en Asia y 1 de cada 15 en América Latina— sufren a causa de su fe, según la Lista Mundial de la Persecución de 2023 (LMP). Esto representa un incremento en comparación con los 260 millones reportados en el mismo informe de 2020 [enlaces en inglés].

Entre los creyentes que viven bajo amenaza de violencia, los cristianos de Colombia son los más perjudicados en Latinoamérica, seguidos de los de México. En Asia, Pakistán ocupa el primer lugar, seguido de India y Myanmar (Birmania) por pocos puntos, mientras que Nigeria ocupa el primer lugar en África y a nivel mundial.

La mayor adversidad que enfrentan los cristianos según el informe de 2023 es el desplazamiento, con 124  310 cristianos que fueron forzados a abandonar sus casas o a esconderse por razones relacionadas con su fe, además de 14 997 cristianos que fueron obligados a abandonar sus países.

No obstante, aunque la persecución ha incrementado, el número de cristianos que viajan a Estados Unidos buscando refugio desde los países de la LMP ha bajado de 32 248 en 2016 a 9528 en 2022, lo cual representa un descenso del 70 por ciento.

En 2021, el presidente de EE. UU. Joe Biden estableció la cifra de 15 000 refugiados como tope, y luego la subió a 62 500 tras las protestas de algunos grupos religiosos. Aunque este año se estableció la cifra de 125 000 como tope, el número de reasentamientos de refugiados en EE. UU. fue de menos de la mitad, aproximadamente 60 000 en el año fiscal 2023.

En CT buscamos informar sobre las noticias que afectan a la iglesia global, y compartir historias sobre cómo Dios está obrando en el mundo. A medida que partes del cuerpo de Cristo gimen a causa de sus aflicciones, nosotros clamamos al Señor en intercesión por ellos. Podemos incluir en nuestras oraciones a los no cristianos que pertenecen a los mismos grupos minoritarios perseguidos que los cristianos. Y también podemos orar por los que los persiguen, pues Jesús mismo nos llama a orar por ellos (Mateo 5:43-48).

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