Desde el comienzo de la guerra desatada tras los ataques terroristas sin precedentes de Hamás contra Israel, iglesias, consejos y líderes de Medio Oriente han expresado su indignación por la matanza de miles de civiles inocentes.
Muchos grupos cristianos árabes han emitido declaraciones públicas. La mayoría hizo hincapié en el llamamiento cristiano a ser pacificadores. Varios de ellos han recibido críticas por lo que algunos consideran amonestaciones que no abordan de forma específica el sufrimiento de los judíos civiles, que son el objetivo principal de los terroristas.
Las declaraciones públicas, procedentes de Palestina, Egipto, Jordania y Líbano, varían en enfoque e intensidad; la mayoría de ellas fueron motivadas por el trágico bombardeo del hospital anglicano en Gaza [enlace en español]. Algunas afirman que la comunidad internacional pasa por alto el contexto de ocupación del Estado israelí, mientras que otras llaman a la Iglesia global a recordar y tener presente que hay cristianos que se encuentran en esos territorios.
CT examinó los textos de nueve organizaciones árabes y cuatro occidentales, la mayoría de convicción evangélica, y consultó la perspectiva de un judío mesiánico israelí y de un armenio evangélico libanés. El estudio reveló que pocas declaraciones de Oriente Medio han señalado explícitamente a Hamás como autor del terrorismo, mientras que muchas de ellas critican específicamente a Israel.
Una de las declaraciones más recientes es la de la organización Musalaha, que nombra a ambos.
Este ministerio de reconciliación, con sede en Jerusalén, trabaja con israelíes y palestinos de diversos trasfondos religiosos utilizando principios bíblicos orientados a abordar los problemas que producen división y buscar la paz. Después de dos semanas de atestiguar con dolor a la matanza generalizada, su declaración pública se centra en el «lamento» y pide una respuesta reconciliadora.
«Lamentamos a aquellos que, en nombre de la justicia, han permitido que la furia perpetúe el ciclo de deshumanización y justifican el derramamiento de sangre; como se ha visto con los ataques de Hamás y la respuesta del ejército israelí», declaró Musalaha. «Instamos tanto a palestinos como a israelíes a valorar la dignidad y la humanidad del otro coexistiendo de forma no violenta para alcanzar juntos un futuro mejor».
Sin embargo, el organismo cristiano más representativo de la región fue tajante sobre el sufrimiento que, según afirma, el Estado-nación judío está infligiendo en Gaza.
«Lo que el pueblo palestino está padeciendo en Gaza no es una reacción militar a otra acción militar», declaró el Consejo de Iglesias de Oriente Medio (MECC, por sus siglas en inglés), «sino más bien un genocidio y una limpieza étnica, dirigidos contra los detenidos de la mayor prisión de la historia de la humanidad, y realizado de forma premeditada».
Su declaración, que fue la más dura de los nueve textos árabes analizados, calificó la guerra como una «guerra de exterminio» y pidió la intervención de «todas las personas honorables».
Michel Abs, secretario general del MECC, dijo a CT que admitía que lo que él denomina «la entidad sionista» había sido atacada y ella había respondido en consecuencia, pero que debería haberse detenido ahí.
El MECC se centró en denunciar a Israel por el corte del suministro de agua en la densamente poblada franja costera, por la destrucción de infraestructura médica y por las muertes colaterales de ciudadanos indefensos. Rogó que se pusiera fin a la agresión, se levantara el asedio de Gaza y se hiciera rendir cuentas a lo que Abs denominó «las fuerzas de ocupación».
Entre los miembros del MECC hay iglesias católicas, ortodoxas y de muchas denominaciones protestantes, a las que en su mayoría se les llama «evangélicas», según el lenguaje local. Sin embargo, aunque las diferencias «de línea tradicional» conocidas en el panorama cristiano estadounidense no son tan marcadas en el mundo árabe, la Alianza Evangélica Mundial (World Evangelical Alliance, en adelante WEA) incorpora organismos no representados en el MECC.
«En líneas generales estamos de acuerdo [con la declaración del MECC], aunque eso no significa que nos adherimos necesariamente a cada palabra», dijo Paul Haidostian, presidente en funciones de la Unión de Iglesias Evangélicas Armenias de Oriente Próximo, una iglesia reformada de expresión pietista y no afiliada a la WEA. «¿Pero hay elementos de exterminio en la guerra actual? Yo diría que sí».
Jack Sara, secretario general de la alianza evangélica regional de Oriente Medio y Norte de África, ayudó a elaborar la respuesta oficial de la WEA al «conflicto en Tierra Santa». Pero también estuvo de acuerdo con la declaración del MECC.
«Miles de palestinos mueren cada día. [La respuesta de la WEA] da una descripción clara de los hechos que están ocurriendo en el territorio», afirmó. «En realidad, se queda corta al suplicar al mundo que intervenga».
Los analistas han señalado que Hamás se infiltra e integra en zonas civiles, y que las Fuerzas de Defensa de Israel (en adelante FDI) suelen emitir advertencias antes de atacar estructuras residenciales. En preparación para la invasión terrestre planeada, las FDI les pidieron a los no combatientes que evacuaran el norte de Gaza; Hamás les dijo a los ciudadanos que permanecieran en el lugar.
Sin embargo, las Naciones Unidas han declarado que Gaza ya representa una catástrofe humanitaria, con más de 6500 muertos y un millón de desplazados hasta el 26 de octubre, según el Ministerio de Salud palestino, que es dirigido por Hamás. En respuesta al terrorismo de Hamás y a la muerte de 1400 ciudadanos, en su mayoría civiles, el dilema de Israel es evidente, ya que la guerra urbana necesaria para perseguir a los líderes terroristas en Gaza deteriorará aún más las condiciones locales y enardecerá cada vez más a gran parte de la opinión mundial.
Sin embargo, ante el apoyo a Israel por parte de muchos en Estados Unidos y en el mundo evangélico en general, el Bethlehem Bible College (BBC) de Sara firmó una declaración cristiana palestina que expresa una amonestación significativa y llama a «los líderes eclesiásticos y teólogos occidentales» a arrepentirse.
La declaración comienza citando al profeta Isaías: Aprendan a hacer el bien. Busquen la justicia y ayuden a los oprimidos (1:17, NTV).
«Las actitudes occidentales hacia Palestina–Israel padecen de un evidente doble estándar que humaniza a los judíos israelíes mientras insiste en deshumanizar a los palestinos y encubre su sufrimiento», afirma. «Con el corazón roto, exigimos [a tales líderes] que rindan cuentas por su complicidad teológica y política».
Mientras lamentaba la «reanudación del ciclo de violencia» y condenaba «todos los ataques contra civiles», criticó el hecho de que los líderes cristianos no mencionaran el «contexto más amplio y las causas profundas» de la guerra, incluida la ocupación y los 17 años de bloqueo de Gaza. También instó a no olvidar que tres cuartas partes de la población local son descendientes de palestinos que fueron desplazados en el conflicto que siguió a la creación de Israel en 1948 y que niega su proclamado derecho a regresar.
Sara se quejó de que en los meses previos a la guerra, los judíos extremistas y los colonos israelíes incrementaron los ataques a las iglesias locales, y mientras los sacerdotes eran maltratados, los cristianos internacionales decían poco. Los creyentes, dijo, a menudo sienten que son una «molestia» para los defensores occidentales de la teología del fin de los tiempos, o bien de la narrativa de su gobierno sobre la región.
«Oramos para que la iglesia sea la iglesia, y no un órgano político que toma partido», dijo Sara en un mensaje de YouTube. «A Dios ya no le importa el origen étnico: Jesús ya no es solo judío, él es todo para todos».
Un líder judío mesiánico calificó la declaración conjunta de «reprochable».
Los cristianos palestinos no solo no denunciaron ni mencionaron a Hamás o el terrorismo, declaró Michael Brown, presentador del programa de radio nacionalmente sindicado Line of Fire, sino que su declaración repitió «afirmaciones difamatorias» de que Israel había bombardeado intencionadamente el hospital árabe al-Ahli el 17 de octubre, así como la iglesia ortodoxa griega de San Porfirio el 19 de octubre. (Las FDI determinaron que la explosión en el hospital fue provocada por un cohete mal disparado por militantes de la Yihad Islámica, mientras que reconocieron que las muertes producidas en la iglesia San Porfirio fueron causadas por uno de sus propios misiles dirigido contra un edificio cercano).
Además, Brown criticó la declaración por incurrir en «tropos habituales de izquierda» que equiparan el colonialismo de los habitantes de los asentamientos judíos en Gaza con el retorno de los judíos a su antigua patria.
«Queremos mostrar solidaridad como hermanos y hermanas en Jesús», dijo Brown, quien ha participado en las conferencias de la BBC Christ at the Checkpoint. «[Pero ellos] deben arrepentirse de este llamado al arrepentimiento profundamente desacertado para que juntos podamos buscar la justicia, la bondad, la equidad y la misericordia».
El presidente de la Alianza Evangélica de Israel comparó a los signatarios con una esposa maltratada.
«La mayoría de los cristianos de Oriente Medio no tienen libertad para hablar y condenar la violencia islamista», dijo Danny Kopp. «El costo social, y a menudo físico, es demasiado alto para contemplarlo».
En lugar de ello, callan, desvían la atención o culpan a otros. El trauma por los malos tratos distorsiona la capacidad de juicio moral, afirmó. Pero después de haber sido testigos del «peor asesinato masivo de judíos en un solo día desde el Holocausto», los creyentes árabes se encuentran en un punto de inflexión crítico.
«Justo en el momento en que los cristianos podrían haber ofrecido un rayo inusual de luz de verdad», dijo Kopp, «la iglesia se ha relegado en gran medida a un estado de decadencia moral e irrelevancia».
Los evangélicos egipcios, por su parte, se expresaron públicamente desde el principio.
La Presidencia de las Iglesias Protestantes de Egipto (PCE, por sus siglas en inglés), miembro tanto del MECC como de la WEA, fue uno de los primeros organismos regionales en emitir una declaración. Solo un día después de la masacre de Hamás, el 7 de octubre, emitió una condena no específica de «todas las formas de violencia y conflicto armado entre palestinos e israelíes», señalando los ataques contra civiles inocentes.
Una segunda declaración, dijo la PCE, respaldaba la política del gobierno egipcio de brindar ayuda humanitaria. Pero luego se sucedieron rápidamente tres declaraciones en las que se desplazaba el foco de atención hacia los abusos israelíes. La PCE condenó el bombardeo del hospital de Gaza, y luego rechazó tratar el caso palestino con medios militares. Y tras el ataque que destruyó parcialmente la iglesia de Gaza, expresó su «profunda preocupación por la violencia dirigida contra zonas residenciales, desde el comienzo mismo de los acontecimientos».
Si bien Egipto fue la primera nación árabe en firmar un tratado de paz con Israel, las críticas hacia Israel en otros lugares pueden haber provocado un cambio en ciertas declaraciones.
Lo que indignó a muchos cristianos árabes fue que el atentado del hospital tuvo lugar un día en que los Patriarcas y Jefes de las Iglesias de Jerusalén (en adelante los Patriarcas) hicieron un llamado a dedicarse al ayuno y la oración [enlace en español]. Y dos días antes, en respuesta al aviso de Israel a evacuar el norte de Gaza, los Patriarcas mostraron su conciencia de la ira judía al advertir contra un «nuevo ciclo de violencia» que había comenzado «con un ataque injustificable contra civiles en Israel» [enlace en inglés].
En otras declaraciones, los líderes cristianos de Jerusalén no denunciaron ni mencionaron a Hamás, pero esta declaración varió el lenguaje respecto a su primera reacción el día de las atrocidades terroristas. Con Israel aún conmocionado por el día más mortífero para los judíos desde el Holocausto, los Patriarcas se habían pronunciado contra cualquier daño a «civiles, tanto palestinos como israelíes».
El emisario de Israel al Vaticano se indignó por la «ambigüedad lingüística inmoral».
¿Merecen los evangélicos jordanos la misma respuesta?
El 14 de octubre, la Alianza Evangélica de Jordania (JEC, por sus siglas en inglés), miembro de la WEA pero no del MECC, publicó una declaración para respaldar la invitación a la oración de los Patriarcas. Sin embargo, para reflejar la voluntad de las cinco iglesias que la componen, la asamblea general de la JEC votó a favor de evitar mencionar los nombres tanto de Israel como de Hamás.
Una fuerte minoría quería nombrar a Israel.
Según Nabeeh Abbassi, presidente de la Convención Bautista Jordana, que es una denominación miembro de la JEC, Hamás es visto como un «libertador» por muchos palestinos en Jordania, que constituyen un porcentaje significativo aunque discutido de la población del reino. Para evitar ser señalada como contraria a este sentimiento, la alianza evangélica optó por «no meterse en política» y centrarse en la humanidad compartida [por todas las partes].
La declaración de la JEC condenaba el actual «ciclo de violencia y contrataque», aunque hacía mención de «la agresión contra el pueblo palestino». No obstante, el Sermón del Monte llama a los creyentes a ser pacificadores, y como tales a recurrir al diálogo y la negociación como medios necesarios para poner fin a una política israelí no nombrada, pero continua, de expansión de los asentamientos en curso.
«La violencia engendra violencia», declaró la JEC, «la ocupación genera resistencia y el asedio da lugar a la explosión».
Esta frase es una explicación, explicó Abbassi, no una justificación.
«Hamás es quien empezó los problemas», continuó. «Es cierto que Israel tiene derecho a defenderse, pero luego ocasionó mucho más daño».
Abbassi cree que demasiados cristianos occidentales apoyan a Israel desde una aplicación errónea de la teología. El pastor jordano, que es dispensacionalista, dijo que no es tarea de los creyentes apresurar el calendario escatológico de Dios.
Se refirió al pasaje en Hechos 1:6-8, cuando los discípulos le preguntaron al Jesús resucitado si en ese tiempo restauraría el reino a Israel. Abbassi señaló la negativa de Jesús a responder a la pregunta, llamando en cambio a los creyentes a ser sus testigos.
«Si queremos ayudar a Dios, esto es lo que debemos hacer: no tomar partido, sino amar a ambos y compartir el Evangelio con todos», dijo Abbassi.
Sin embargo, luego de lo que calificó como el «brutal asalto» al hospital anglicano, Abbassi afirmó que su convención se sintió obligada a publicar una declaración propia, y que posteriormente se sintió dolida por el ataque a la iglesia ortodoxa griega. Culpó a una política israelí de «maquinaria de guerra» que ataca a musulmanes y cristianos por igual, sin diferenciar entre civiles y militares.
«Hamás es un grupo, Israel es un Estado», dijo Abbassi. «De Hamás uno puede esperar cualquier cosa, pero yo espero que Israel haga lo correcto».
La declaración denominacional jordana, dijo, se produjo en un contexto inusual de reconocimiento local. Casi todos los medios de comunicación jordanos llamaron «bautista» al hospital de Gaza, reflejando el sentimiento popular establecido durante su administración en la guerra de 1967.
Fue una oportunidad para «mostrar nuestro corazón» al jordano común —Abbassi concedió tres entrevistas televisivas después de los hechos— y una expresión de apoyo cristiano local hacia una política gubernamental que defienda los derechos de los palestinos y que a su vez mantenga la paz con Israel, con el reino hachemita del rey Abdullah como custodio histórico de los lugares religiosos musulmanes y cristianos de Jerusalén.
Los objetivos de los evangélicos libaneses, sin embargo, eran más diversos.
«Algunos querían una declaración para mostrar al gobierno, otros para mostrar a los musulmanes», dijo Joseph Kassab, presidente del Consejo Supremo de la Comunidad Evangélica de Siria y Líbano. «Pero yo quería que simplemente reflejara nuestra fe y nuestra teología».
El documento libanés, escrito por varios líderes locales motivados a pronunciarse tras la explosión del hospital, hacía referencia a la ética del «ojo por ojo», repudiada por Jesús pero todavía presente, según Kassab, entre judíos y musulmanes. Según esa lógica, argumentaba la declaración, el terrorismo de Hamás podría merecer una respuesta igual, pero no doble. Sin embargo, dijo, Israel la ha multiplicado por diez.
Aunque la disuasión mediante una respuesta desproporcionada forma parte de la estrategia militar básica de Israel, Kassab cree que los cristianos deberían tener una métrica diferente.
«No puedes buscar la paz y la reconciliación», dijo, «y dar tu apoyo incondicional a cualquiera».
No obstante, en su mensaje sobre centrarse en la necesidad de una solución justa para el conflicto general palestino-israelí, la declaración de los líderes libaneses no nombró ni a Israel ni a Hamás como adversarios.
¿Y si Irán entra en la guerra, dijo Kassab, o Estados Unidos?
Kassab afirmó claramente que, siguiendo la especulación sobre que las «tristes y desafortunadas» acciones de Hamás pretendían interrumpir el patrón reciente de los esfuerzos árabes de normalización con Israel (conocidos como los Acuerdos de Abraham), ni Palestina ni la región tienen un futuro si la ideología islamista consigue gobernar.
Sin embargo, Israel ha multiplicado las atrocidades, dijo. Kassab mencionó los miles de edificios de apartamentos de Gaza destruidos, así como la solicitud hecha a los refugiados —revisada posteriormente— para que «salgan» y huyan a través de la frontera sur de la franja hacia Egipto. Los anteriores desplazamientos de palestinos en 1948 y 1967 terminaron por ser permanentes.
Aun así, afirmó que la declaración del MECC no está plenamente justificada.
«Puede que la intención de Israel no sea exterminar, pero si siguen actuando de este modo, ese será el resultado final», afirmó Kassab. «Si no te gusta la palabra, sustitúyela por otra, pero esto no cambiará la magnitud de violencia».
Munir Kakish, presidente del Consejo de Iglesias Evangélicas Locales de Tierra Santa (CLEC, por sus siglas en inglés), afiliado a la WEA, se distanció totalmente de la declaración del MECC.
«Cuando nos inviten a sus reuniones, entonces podré presentar mi opinión», dijo.
Haciendo hincapié en el llamado a ser un puente de paz y reconciliación, su declaración del 18 de octubre fue poco específica en todos los sentidos. Aunque se centraba únicamente en Gaza, no mencionó ni a Hamás ni a Israel, y pedía ayuda humanitaria inmediata y un tratado de paz general.
«Lo que ocurrió en los hospitales y escuelas de Gaza es inaceptable según todas las leyes y prácticas internacionales», declaró el consejo, que después hizo eco de 1 Timoteo 2:2. «Instamos a todas las partes para el cese inmediato de la guerra … para que podamos vivir una vida pacífica con toda piedad y dignidad».
Pero también para predicar el Evangelio. Kakish consideró los acontecimientos actuales como parte de las «guerras y rumores de guerras» que Jesús predijo antes del fin de los tiempos. El mal está aumentando, dijo, como en los tiempos de Noé, y la puerta del arca pronto será cerrada.
«Es hora de que la Iglesia despierte y cumpla la gran comisión», dijo, «en lugar de distraerse con otras cosas».
Pero los cristianos árabes no son los únicos que hacen declaraciones.
A diferencia de sus homólogos de Oriente Medio, la Comisión de Ética y Libertad Religiosa (ERLC, por sus siglas en inglés) de la Convención Bautista del Sur (SBC), la Asociación Nacional de Evangélicos (NAE) de Estados Unidos y la WEA condenaron rápidamente a Hamás y lo mencionaron por su nombre.
La ERLC publicó el pronunciamiento más firme a favor de Israel.
Reconociendo las diversas posiciones teológicas sobre la relación entre Israel y la Iglesia, la declaración liderada por los bautistas del sur reconoció cómo el pueblo judío ha «soportado durante mucho tiempo intentos genocidas de erradicarlos y destruir [su] Estado». Citando a Israel como un «ejemplo inusual de democracia» en la región, la ERLC hizo referencia a Romanos 13 en apoyo del gobierno israelí para «llevar la espada» contra actos de maldad que atentan contra la vida inocente.
Además, la declaración de la ERLC reconoció la «dignidad y condición de persona de todas las personas que viven en Oriente Medio», y pidió en oración por el «difícil ministerio de los creyentes judíos y palestinos que trabajan por el evangelio».
[Nota del editor: El redactor jefe de CT, Russell Moore, expresidente de la ERLC, firmó la declaración junto a otros 2000 líderes].
Sus homólogos de la Alianza Mundial Bautista (BWA) se centraron en Palestina, destacando la herencia bautista del sur del hospital al-Ahli, ya que «aboga por la protección de todos los ciudadanos y el establecimiento de una paz genuina».
Junto con 17 iglesias bautistas en Israel y 13 en los Territorios Palestinos —incluida una en Gaza—, la BWA pidió «caminos de pacificación que rechacen inequívocamente el terrorismo». Y «en medio de la adversidad» instó a la «búsqueda de la justicia restauradora y la paz».
El secretario general, Elijah Brown, puso como ejemplo la guía de oración de la BWA.
«Creemos que como embajadores de la paz no debemos enfatizar enfoques de antagonismo político», dijo a CT, «y por eso debemos trabajar para modelar una voz unida de compromiso común».
La NAE también reconoció el derecho de Israel a defenderse. Pero también advirtió a Israel sobre la posibilidad de socavar su propia seguridad yendo más allá para «vengarse» e infligir más sufrimiento a civiles inocentes. La WEA expresó su «perplejidad» ante las manifestaciones que parecían alegrarse por las matanzas iniciales, al tiempo que alentaba todos los esfuerzos para mitigar la violencia.
Aunque tanto la BWA como la NAE pidieron una paz justa —una frase que la ERLC no utilizó—, ninguna ha publicado una declaración evaluativa desde entonces. Dada la reiteración de la NAE del papel evangélico de «criticar de forma constructiva a los líderes gubernamentales», ¿es necesario hacerlo ahora?
«La doctrina de la guerra justa, por su propia naturaleza, tiene un marco limitado sobre cómo se puede hacer la guerra, incluyendo la prohibición de atacar a civiles inocentes», dijo a CT el presidente de la ERLC, Brent Leatherwood. «Nuestra preocupación por los vulnerables no tiene fronteras, pero debemos tener claro quién tiene la culpa en este conflicto».
El presidente de la NAE, Walter Kim, también citó la tradición cristiana.
«La mayoría de los evangélicos se atienen a los principios clásicos de la guerra justa para buscar la justicia y, al mismo tiempo, contener la violencia. Israel tiene derecho a defenderse de Hamás, que sigue atacando», afirmó. «Otros principios de guerra justa incluyen la intención justa, la retribución limitada, la pacificación a largo plazo y la protección de los inocentes».
Y dejó la evaluación a criterio del lector.
Por su parte, Thomas Schirrmacher, secretario general de la WEA, ya hizo la suya.
«Israel sigue estando en el parámetro de la autodefensa», dijo. «Como dicen claramente los atacantes, ellos quieren matar a todos los judíos y borrar a Israel del mapa».
Schirrmacher planteó serias dudas sobre la culpabilidad de Israel en el atentado contra el hospital, y culpó a los dirigentes palestinos —tanto en Cisjordania, gobernada por la Autoridad Palestina, como en Gaza, controlada por Hamás— de no haber construido un Estado que funcione. Con Hamás abocado al terrorismo, en Gaza ambas cosas se excluyen mutuamente.
No obstante, subrayó que todos los comentarios que comparte son de opinión personal. La WEA representa a alianzas y asociaciones nacionales en 173 países, incluidas las dirigidas por Kakish, Kopp y una segunda oficina afiliada centrada en los ciudadanos árabes de Israel.
La alianza regional de Oriente Medio y Norte de África está en desacuerdo con la alianza regional europea de la WEA sobre los detalles de una definición de antisemitismo, dijo, mientras que una alianza en Azerbaiyán se ve perjudicada por la condena de la WEA de los abusos de los derechos humanos de la nación del Cáucaso contra los armenios en un enclave en disputa.
También intenta mantener el equilibrio entre sus hermanos en la fe de Ucrania y Rusia.
La ayuda brindada también es equilibrada. La WEA trabaja a través de su alianza en Israel para proporcionar refugios en Ashdod y Ashkelon, cerca de la frontera con Gaza. En colaboración con el Sínodo del Nilo, afiliado a la WEA en Egipto, se brindará ayuda en el paso fronterizo de Rafah. Y en colaboración con su alianza palestina, se está proporcionando ayuda en efectivo para reconstruir el hospital anglicano de Gaza.
«Antes de hablar, involucramos a todas las partes», dijo Schirrmacher. «Eso significa que somos lentos, pero más capaces de contribuir a la paz y al cambio positivo que publicar rápidamente una declaración que luego habría que revisar».
«Hacer declaraciones no es la tarea más crítica de la Iglesia», dijo Haidostian, cuya unión evangélica armenia no ha hecho comentarios oficiales sobre la guerra. «Más importante es la tarea de educar sobre la paz, la justicia y las afrentas del pasado, no solo sobre los asuntos de actualidad».
Pero los cristianos árabes hacen declaraciones públicas respecto a su preocupación, dijo, que van en dos direcciones.
En primer lugar, dijo, apelan a una relación de confianza con los socios internacionales en Occidente, para contrarrestar «la visión desequilibrada e incondicionalmente favorable» hacia Israel que a menudo transmiten los principales medios de comunicación.
Y en segundo lugar, buscan demostrar a la región que no son simples espectadores. Haidostian está de acuerdo en que pueden sufrir presiones locales por parte de musulmanes o judíos, y añade que a menudo sienten una desesperanza existencial ante el estado menguante de la comunidad cristiana.
Pero sus declaraciones afirman que, al igual que los palestinos, no son hijos ilegítimos de la tierra, ni ajenos a ella.
«A menudo, los cristianos árabes también son víctimas», afirma Haidostian. «Culparlos de ser parciales es simplista».
Y aunque Haidostian tiene una opinión firme sobre este conflicto actual, el líder armenio instó a los cristianos a no ver la región como un monolito. Los creyentes deben tener cuidado de no confundir el Israel bíblico con el Estado moderno, dijo, ni permitir que la retórica gubernamental y de los medios de comunicación influya en sus compromisos de fe.
¿Qué desea Cristo de nosotros ahora? preguntó. En la medida en que Tierra Santa es la cuna de la fe cristiana, en Juan 17 Jesús dejó claro que su deseo va mucho más allá.
«La paz en cualquier parte del mundo depende de la paz en otros lugares», dijo Haidostian. «Y la vitalidad de la Iglesia en Oriente Medio es fundamental para la unidad global del cuerpo de Cristo».
Información adicional de Jeremy Weber.
Traducción por Sofía Castillo.
Edición en español por Livia Giselle Seidel.