De Egipto a la eternidad

La difícil situación de María y José resuena a través de las generaciones.

Christianity Today December 21, 2023
Phil Schorr

Cuando ya se habían ido, un ángel del Señor se apareció en sueños a José y dijo: «Levántate, toma al niño y a su madre, y huye a Egipto. Quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo».

Así que se levantó cuando todavía era de noche, tomó al niño y a su madre y partió para Egipto, donde permaneció hasta la muerte de Herodes. De este modo se cumplió lo que el Señor había dicho por medio del profeta: «De Egipto llamé a mi hijo». — Mateo 2:13-15

Cuando mi madre estaba embarazada de nueve meses de mí, ella y mi padre tuvieron que huir repentinamente de su país. Había estallado una guerra y los combates se extendían por las calles de la capital donde vivían. A causa del trabajo de mi padre, los guerrilleros lo tenían en el punto de mira. Nuestra familia corría un gran riesgo.

Me imagino a mi madre en ese tiempo, cargando en ella una vida inocente, y me pregunto cómo se sentiría. Imagino que estaba temerosa, insegura de cómo se resolvería la situación; imagino a mis padres perdidos en el caos, confundidos por la forma en que se habían trastocado sus planes de formar una familia. Nadie quiere convertirse en refugiado con nueve meses de embarazo.

La historia contenida en Mateo 2:13-23 se me ha ido haciendo cada vez más vívida a lo largo de los años, a medida que he ido viendo sus similitudes con la historia que vivió mi familia. Me imagino a María, abrazada a su bebé. Imagino el miedo, la confusión y la desesperación cuando se preguntaban sobre las implicaciones de decir «sí» al llamado de Dios.

Nadie quiere convertirse en refugiado con un bebé. Mateo nos recuerda Oseas 11:1 en medio de esta historia, llena de profunda profecía: «Desde que Israel era niño, yo lo amé. De Egipto llamé a mi hijo». A pesar de las circunstancias oscuras y desesperadas, Dios tenía un plan perfecto y un propósito que no sería frustrado. Aunque huir de un dictador asesino no parezca el amor de Dios en acción, vemos cómo se van cumpliendo los grandes planes fundacionales. La experiencia de la familia de Jesús al huir y luego salir de la tierra de Egipto es el cumplimiento de la misma experiencia de Israel en el Éxodo. Las palabras que antes describían la experiencia del pueblo de Dios ahora hablan del Mesías, el Hijo de Dios.

Cuando considero la difícil situación de María y José, e incluso de mis propios padres, recuerdo la sabiduría del proverbio: «El corazón del hombre traza su rumbo, pero sus pasos los dirige el Señor» (Proverbios 16:9). Hacemos planes, creemos que sabemos cómo se moverá Dios, pero solo Él conoce realmente los pasos que daremos. A veces esos pasos nos llevan a un lugar conocido y de consuelo, y a veces nos alejan del único hogar que conocemos para adentrarnos en una nueva tierra donde llegaremos a conocer a Dios como nuestro único y verdadero consuelo.

Mis padres pudieron establecerse en un nuevo hogar en una tierra extranjera. Pudieron criar a sus hijas para que conocieran y amaran a Jesús. María y José pudieron criar a Jesús y unirse a la historia de Dios de rescatar a su pueblo, cumplir una profecía largamente esperada y emerger de aquella tierra lejana para establecer un reino nuevo y eterno. Durante este Adviento, me asombra una vez más la forma en que Dios ha tejido los hilos de su plan, de generación en generación.

Reflexiona



1. Al reflexionar sobre las experiencias del viaje de María y José, ¿cómo llegas a comprender mejor sus temores, incertidumbres y los caminos inesperados que tuvieron que tomar?

2. El cumplimiento de la profecía de Oseas 11:1 con la huída de Jesús a Egipto y su posterior salida destaca que los planes y propósitos perfectos de Dios no pueden ser frustrados. ¿De qué manera te da esto esperanza y seguridad en tu propia vida?

Kristel Acevedo es autora, profesora de la Biblia y directora de formación espiritual en Transformation Church, en las afueras de Charlotte, Carolina del Norte.

Para recibir notificaciones sobre nuevos artículos en español, suscríbase a nuestro boletín digital o síganos en Facebook, Twitter, Instagram o Telegram.

El contraste entre dos madres

Cómo María y Elisabet exaltan a Dios a través de su gozo mutuo.

Christianity Today December 20, 2023
Phil Schorr

A los pocos días María emprendió viaje y se fue de prisa a un pueblo en la región montañosa de Judea. Al llegar, entró en casa de Zacarías y saludó a Elisabet. Tan pronto como Elisabet oyó el saludo de María, la criatura saltó en su vientre. Entonces Elisabet, llena del Espíritu Santo, exclamó: «¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el hijo que darás a luz!».
— Lucas 1:39-42

Cuando nos encontramos en una etapa de la vida similar a la de quienes nos rodean, solemos fijarnos en cómo los demás llevan su situación para compararnos. Puede ser el noviazgo en la escuela secundaria, la temporada de bodas que comienza en la universidad y continúa en la década siguiente, y especialmente la etapa de tener hijos. En nuestro caso, quizás el motivo subyacente de la comparación sea un sentido de competencia; sin embargo, en el relato de Lucas, eso queda totalmente eclipsado al colocar en el centro el reino venidero de Dios.

El ángel Gabriel le anunció a María que daría a luz un hijo milagrosamente, y que su prima Elisabet también había quedado embarazada en su vejez. Cuando María visitó a Elisabet, seguramente las dos mujeres habrían notado las diferencias entre sus situaciones. La vergüenza de Elisabet terminó cuando quedó embarazada; la de María comenzó con su embarazo. El hijo de Elisabet fue concebido dentro de la institución del matrimonio, el de María fue concebido por el Espíritu Santo.

La tensión que imagino en este encuentro se acentúa aún más en el Magníficat. Ante la inminente entrada de Cristo en el mundo, el cántico de María describe el tipo de reino que Él vendría a establecer. Un reino que invertirá las normas sociales. Los orgullosos serán dispersados, los ricos serán enviados con las manos vacías. Los humildes serán exaltados y los hambrientos saciados. Cuando leemos el relato de Lucas, queda claro que Elisabet había sido exaltada, y que María lo fue aún más. Sin embargo, para el ojo contemporáneo y poco perspicaz, Elisabet tenía derecho a estar orgullosa y María no tenía ninguno.

Qué comprensible habría sido que María solo buscara refugio en ese encuentro, o que Elisabet solo ofreciera conmiseración. Tal vez podrían haber caído en la incomodidad de no reconocer sus diferencias mientras se preparaban para los nacimientos venideros.

Pero Lucas no registra tensión ni tristeza entre las dos mujeres. Más bien registra alegría. Más allá de la manifestación externa de sus embarazos, la similitud más importante entre ellas era el peso de lo milagroso: la evidencia de que Dios está presente, activo y profundamente involucrado en nuestras vidas. Como dijo Charles Spurgeon sobre el Magníficat: «¡Oh, cuánto debemos alegrarnos en él, cueste lo que cueste nuestra unión con él!».

La exultación de Elisabet y el cántico de María me llevan a hacerme algunas preguntas apremiantes: ¿Buscan mis ojos las obras de Dios aunque vaya en contra de lo socialmente aceptable? ¿Sería capaz de llamar «bienaventurado» a alguien aunque ello exigiera humildad en mis deseos más profundos?

Porque Él es misericordioso, mi alma debe darle gloria y mi espíritu debe alegrarse. Quiero exclamar con gozo en medio de nuestras diferencias como Elisabet o cantar alabanzas ante la persecución comunitaria como María; no por llevar la contra, sino a fin de centrarme en la gloria venidera del reino de Cristo.

Reflexiona



1. ¿Cómo desafía el encuentro entre María y Elisabet nuestra tendencia a compararnos con los demás y a competir con ellos?

2. ¿De qué manera María y Elisabet demuestran humildad y alegría frente a las expectativas y normas de la sociedad?

Dorothy Bennett tiene una maestría en Teología y Arte por la Universidad de St Andrews. Actualmente codirige una empresa de mercadeo de video en Austin, Texas.

Para recibir notificaciones sobre nuevos artículos en español, suscríbase a nuestro boletín digital o síganos en Facebook, Twitter, Instagram o Telegram.

Los 20 artículos más leídos en 2023 de Christianity Today en español

Falleció Charles Stanley, el predicador de Ministerios En Contacto; Los 50 países donde es más difícil seguir a Jesús en 2023; Avivamiento en Asbury: Estamos siendo testigos de una ‘sorprendente obra de Dios’.

Christianity Today December 20, 2023

En esta serie

Estas son las 20 historias más leídas de CT en español durante el 2023, en orden descendiente.

20.

19.

18.

17.

16.

15.

14.

13.

12.

11.

10.

9.

8.

7.

6.

5.

4.

3.

2.

1.

Para recibir notificaciones sobre nuevos artículos en español, suscríbase a nuestro boletín digital o síganos en Facebook, Twitter, Instagram o Telegram.

José, el santo silencioso

Cómo reconocer la guía de Dios cuando las cosas parecen ir mal.

Christianity Today December 19, 2023
Phil Schorr

El nacimiento de Jesucristo fue así: Su madre, María, estaba comprometida para casarse con José; pero, antes de unirse a él, resultó que estaba embarazada por el poder del Espíritu Santo. Como José, su esposo, era un hombre justo y no quería exponerla a vergüenza pública, decidió romper en secreto el compromiso.

Pero cuando él estaba considerando hacerlo, se le apareció en sueños un ángel del Señor y le dijo: «José, hijo de David, no temas recibir a María por esposa, porque ella ha concebido por el poder del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados». — Mateo 1:18-21

José es conocido como el santo silencioso. Aunque su influencia en la vida de Cristo no fue pequeña —no olvidemos que Jesús reclamó su línea de descendencia real y adoptó su profesión—, no hay registro de una sola palabra suya en ninguno de los Evangelios. A menudo, los relatos sobre el nacimiento de Jesús reflejan a Zacarías mudo en el templo y a José meditando en silencio sobre su proceder, mientras que María y Elisabet prorrumpen en cánticos proféticos que constituyen proclamaciones tempranas del Evangelio.

Pero el hecho de que José no hable no debe llevarnos a pensar que adoptó un rol pasivo. De hecho, José se nos presenta como un hombre de acción decisiva que surge de una vida interior vigorosa. Leemos que, al enterarse de que su futura esposa está embarazada, no rompe inmediatamente su compromiso, lo cual la sometería a la vergüenza pública y posiblemente a algo mucho peor. A pesar de lo que cualquier prometido herido por el dolor de una aparente infidelidad podría sentirse tentado a hacer, José elabora un plan sabio y misericordioso.

La única descripción que se nos da del carácter de José es que es «justo» (v. 19). Así que, sin revelarle a nadie la situación de María, decide seguir un plan que es a la vez fiel a la ley y compasivo para con María. Todo esto lo decide en privado —y solo podemos imaginar que fue un proceso doloroso—, mientras que todos sus sentimientos y su generosidad permanecen bajo la superficie. El santo silencioso tiene una virtud que hierve a fuego lento bajo la superficie en la que su dominio propio ante la injusticia lo lleva a contenerse y le permite, no solo soportar, sino también proteger a María, la causa misma de su dolor.

Y como ocurre con muchas personas que han tomado decisiones difíciles en su interior, algo surge para José desde la profundidad: un sueño, y en el mismo un ángel. Este sueño debió haber traído consuelo, seguridad y gran confusión. El texto no dice nada de esto. Solo dice que José, que era obediente a la ley, la Palabra del Señor, obedeció el mensaje del ángel. En su interior, una vez más, se resuelve a actuar, sin proclamar ningún discurso profético.

Dejó que la gente pensara que él, un hombre considerado y de dominio propio, la había dejado embarazada en un momento de descontrol. Decidió compartir la carga de la vergüenza de María, tal vez prefigurando lo que Jesús haría por toda la humanidad. E hizo todo esto sin decir una palabra.

Nuestro mundo está desbordado de palabras. En José, el santo silencioso, veo una forma diferente de ser: una forma de silencio y acción, en la que a veces las palabras más importantes son las que no decimos.

Reflexiona



1. Reflexiona sobre las acciones silenciosas pero decisivas de José. ¿Qué podemos aprender sobre el poder del silencio y el dominio propio en nuestra propia vida? ¿Cómo podemos cultivar una actitud similar de silencio y acción en medio de situaciones difíciles?

2. Considera el papel de los sueños y la guía divina en la historia de José. ¿Cómo podemos sintonizar nuestra vida con la voz y la guía de Dios? ¿Cómo podemos discernir su voluntad y confiar en su guía, incluso cuando puede ser confusa o desafiante?

Joy Clarkson es escritora, editora y doctoranda en teología. Es editora de libros y cultura en la editorial Plough.

Para recibir notificaciones sobre nuevos artículos en español, suscríbase a nuestro boletín digital o síganos en Facebook, Twitter, Instagram o Telegram.

El suspenso del ‘sí’ de María

Cómo una respuesta valiente resuena en la eternidad.

Christianity Today December 18, 2023
Phil Schorr

«¿Cómo podrá suceder esto —preguntó María al ángel—, puesto que soy virgen?»
Y el ángel dijo: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Así que al santo niño que va a nacer lo llamarán Hijo de Dios. También tu parienta Elisabet va a tener un hijo en su vejez; de hecho, la que decían que era estéril ya está en el sexto mes de embarazo. Porque para Dios no hay nada imposible».
«Aquí tienes a la sierva del Señor —contestó María—. Que él haga conmigo como me has dicho».
— Lucas 1:34-38

En el capítulo 1 de Lucas, se nos presenta un hermoso relato de cómo un ángel se le apareció a María, cómo ella escuchó con atención a su mensaje, y cómo respondió con valentía: «Aquí tienes a la sierva del Señor. Que él haga conmigo como me has dicho». Estas palabras deberían llenar a todo lector fiel de asombro y admiración, pero sobre todo de gratitud. Estos pocos versículos de Lucas son una de las grandes bisagras —o puntos de inflexión trascendentales— de toda la Biblia. Son una respuesta a aquel trágico punto de inflexión en Génesis: el momento en que Eva desobedeció.

La elección de Eva tuvo consecuencias terribles para todos nosotros. Su «sí» a la serpiente sometió y redujo nuestra verdadera humanidad —¡aunque, por supuesto, la serpiente había prometido justo lo contrario!—. Pero así como Eva le dio la espalda a Dios, y con ella nos implicó a todos nosotros, María se vuelve voluntariamente hacia Él, y su valiente «sí» a Dios da la bienvenida a Jesús al mundo. En Jesús, ahora cada persona puede elegir, si lo desea, ser recibido por Dios. Esta bienvenida se extiende tanto a la plenitud de la vida aquí en la tierra, aun con todas sus limitaciones, como a la vida eterna con él.

Nuestro Dios es un Dios de libertad y amor, y no se impone a nadie. Por el contrario, espera cortésmente nuestro consentimiento, nuestro «sí» a su amor. Al leer estos versículos, casi contenemos la respiración y volvemos a entrar en el drama de aquel momento: Dios se ofrece a venir al mundo como nuestro salvador, y María, en ese momento, habla por todos nosotros. ¿Cómo responderá? ¿Ofrecerá toda su vida para que sea renovada, para que cambie para siempre? ¿O rehuirá la carga?

Entre los versículos 37 y 38 deberíamos sentir un silencio impresionante, una agonía de suspenso, y luego, al oír la respuesta de María, deberíamos sentir un gran alivio y regocijo. El «sí» de María no solo cambia todo para siempre, sino que nos sirve de ejemplo para nuestra propia vida cristiana. Ahora también nosotros estamos llamados a no tener miedo, sino a estar abiertos, a decirle a Dios: «Aquí tienes al siervo(a) del Señor. Que Él haga conmigo como me has dicho». En el soneto que sigue, he intentado evocar un poco el suspenso y la importancia de este momento.

Vemos tan poco, nos quedamos en las superficies, Medimos el exterior de todas las cosas, Preocupados por nuestros propios propósitos Pasamos por alto el brillo de las alas de los ángeles, Coruscan a nuestro alrededor en su alegría Un remolino de ruedas y ojos y alas desplegadas, Guardan el bien que nos proponemos destruir, Un resplandor oculto de gloria en el mundo de Dios. Pero en este día una joven se detuvo a ver Con los ojos y el corazón abiertos. Oyó la voz; La promesa de su gloria aún por venir, Y el tiempo se detuvo para que ella hiciera una elección; Gabriel se arrodilló y ni una pluma se movió, El Verbo mismo esperaba su palabra. Este soneto, «Anunciación», fue extraído de Sounding the Seasons (Canterbury Press, 2012), y fue usado con permiso del autor.

Reflexiona



1. Reflexiona sobre la respuesta de María al mensaje del ángel. ¿De qué manera su valiente «sí» al plan de Dios te inspira y desafía tu propio camino de fe?

2. ¿De qué manera, al igual que María, puedes cultivar un espíritu de apertura y entrega?

Malcolm Guite fue capellán y miembro vitalicio del Girton College de Cambridge. Enseña y da conferencias sobre teología y literatura.

Para recibir notificaciones sobre nuevos artículos en español, suscríbase a nuestro boletín digital o síganos en Facebook, Twitter, Instagram o Telegram.

Los primeros movimientos del Primogénito de la creación

Cómo amamos lo que aún no hemos visto.

Christianity Today December 17, 2023
Phil Schorr

Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito sobre toda creación, porque por medio de él fueron creadas todas las cosas en el cielo y en la tierra, visibles e invisibles, sean tronos, poderes, principados o autoridades: todo ha sido creado por medio de él y para él. Él es anterior a todas las cosas, que por medio de él forman un todo coherente.

— Colosenses 1:15-17

En esta época del año, somos rodeados constantemente con imágenes que quieren llamar nuestra atención para presentarnos la idea de unas vacaciones perfectamente tranquilas y de todos los regalos en los que encontraremos satisfacción verdadera. Imagina, por un momento, amar algo que nunca has visto. Incluso sin comprender del todo aquello que amas, hay un dolor y una esperanza de plenitud, de realización, de ser hechos completos. Pero, ¿qué hay de amar a alguien a quien nunca has visto?

Las madres saben bien lo que esto significa, porque sienten a sus bebés moverse en su vientre antes de ver su rostro. Tal vez esto es lo que María sintió durante nueve largos meses mientras su vientre crecía, tratando de dar sentido al hecho de que esas pequeñas pataditas y golpecitos eran los primeros movimientos del Hijo del Altísimo.

Durante 2000 años, Dios había revelado su presencia en las diversas formas de humo, fuego, maná y nube en la cima de una montaña. Era imposible —y estaba prohibido— intentar hacer cualquier imagen o representación de Él. Era invisible, incapaz de ser reducido a una imagen e incapaz de ser comprendido por nuestros ojos humanos.

La verdadera adoración siempre mantiene una tensión entre la inmanencia y la trascendencia de Dios. ¿Dónde podemos concebir esa adoración si no en su encarnación? Dios, en su gracia, hizo visible lo invisible y eligió habitar entre su pueblo como uno de nosotros. Pero el primogénito de los muertos no solo vino en nuestra frágil forma humana, sino que lo hizo en la más débil: como un recién nacido. Dios se convirtió en una criatura indefensa que necesitaba las necesidades humanas más básicas: ser alimentado, limpiado y vestido. Es difícil imaginar la plenitud de Dios en un recién nacido de poco más de dos kilos. Este niño fue el Verbo al principio de la creación, presente antes de que comenzara el tiempo y preeminente en todas las cosas. En Él —ese bebé que no podía sostener su propia cabeza— todas las cosas cobran sentido. Jesús en el pesebre es una imagen que quizá nos resulte inesperada, pero el Dios de la humildad, el servicio y la reconciliación es el Dios que necesitamos.

Sin embargo, a medida que la historia avanza, la imagen se hace más clara. Fue en un cuerpo débil y diminuto que Dios se complació en habitar. No era su obligación ni un inconveniente revelarse así a nosotros, sino su puro deleite. Incluso ahora, sigue siendo el puro placer de Dios —su gozo— revelarse, dar de sí mismo incluso cuando no necesita hacerlo, y gobernar como un Rey humilde, para nuestro bien y nuestro gozo. Él se complace en reconciliarnos, en restaurar la misma creación que hizo en su comienzo edénico y, sí, en levantar el velo y abrirnos el camino para un día llegar a verlo cara a cara.

Él es la imagen del Dios que necesitamos: un Dios que ejemplifica la humildad, el servicio y el deleite de la reconciliación. Él mantiene unidas todas las cosas, desde la creación hasta el pesebre; desde la cruz hasta la nueva creación.

Reflexiona



1. Considera la analogía de una madre que siente los movimientos de su bebé en su vientre. ¿Cómo profundiza esta imagen tu comprensión de la experiencia de María y del significado de la encarnación de Jesús?

2. Medita en la tensión entre la inmanencia y la trascendencia de Dios reveladas en la encarnación de Jesús. ¿Cómo desafía la imagen de un recién nacido indefenso nuestras nociones de poder y grandeza?

Caroline Greb es esposa, madre, ama de casa, artista plástica y subdirectora de Ekstasis Magazine.

Para recibir notificaciones sobre nuevos artículos en español, suscríbase a nuestro boletín digital o síganos en Facebook, Twitter, Instagram o Telegram.

Books
Excerpt

Dios frustró la construcción de la Torre de Babel. Pero su espíritu sigue vivo

Desde los constructores de Génesis 11 hasta los arquitectos del mundo moderno, todos hemos olvidado quién engrandece nuestro nombre.

Christianity Today December 15, 2023
Ilustración por Miriam Martincic

Un extracto del libro elegido como el Libro del Año de CT. Obtenga más información sobre los premios del libro 2024 de CT aquí [enlaces en inglés]).

Biblical Critical Theory: How the Bible's Unfolding Story Makes Sense of Modern Life and Culture

Biblical Critical Theory: How the Bible's Unfolding Story Makes Sense of Modern Life and Culture

Zondervan

672 pages

$22.86

La historia de la Torre de Babel es una historia de juicio y una historia de autonomía. Los acontecimientos se presentan en dos actos: la provocación del pueblo y la respuesta de Dios.

Para el primer acto se levanta el telón y aparece en el escenario de un proyecto de construcción comunitaria:

Toda la tierra hablaba la misma lengua y las mismas palabras. Según iban hacia el oriente, hallaron una llanura en la tierra de Sinar, y se establecieron allí. Y se dijeron unos a otros: «Vamos, fabriquemos ladrillos y cozámoslos bien». Y usaron ladrillo en lugar de piedra y asfalto en lugar de mezcla. Luego dijeron: «Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre cuya cúspide llegue hasta los cielos, y hagámonos un nombre famoso, para que no seamos dispersados sobre la superficie de toda la tierra» (Génesis 11:1-4, NBLA).

Entonces, ¿cuál es el problema aquí? ¿No es sensato vivir juntos en ciudades, con todos los beneficios de la seguridad y la división del trabajo que trae consigo la vida urbana? Sin embargo, en esta historia hay indicios de que la intención principal es algo más que establecer una sociedad estable.

Dios le ordenó a los primeros humanos en Génesis 1:28 que «llenaran la tierra»; no obstante, los constructores de Babel quieren construir una ciudad para que no sean «dispersados sobre la superficie de toda la tierra». Quieren afirmar su propia identidad autónoma, plasmada en el lenguaje de «hagámonos un nombre famoso». En el pensamiento bíblico, darle a algo un nombre es tener autoridad sobre ello. En Génesis 1, Dios sistemáticamente nombra los elementos de la creación a medida que los hace. Buscar hacerse de un nombre es afirmar la propia independencia, ignorando a quien da «vida y aliento y todas las cosas» (Hechos 17:25).

Además, los constructores quieren hacerse de un nombre construyendo «una torre cuya cúspide llegue hasta los cielos». Hay dos maneras de interpretar este proyecto arquitectónico. Una es que la torre, como lo expresó el erudito bíblico John Walton [enlace en español], es «un puente o portal entre los cielos y la tierra» que fue «diseñado para que fuera conveniente para el dios descender a su templo, recibir adoración y bendecir a su pueblo». La segunda interpretación ve la torre como un frente de guerra: una primera línea de batalla para lanzar un asalto al salón del trono de Dios; una orgullosa afirmación de capacidad tecnológica autónoma por parte de una cultura que le ha dado la espalda a Dios. De cualquier manera, el deseo del pueblo de hacerse de un nombre está en diametral contraste con la promesa que Dios le dio a Abraham cuando le dijo: «Engrandeceré tu nombre» (Génesis 12:2).

En términos narrativos, en lugar de desempeñar un papel en la historia de Dios (llenando la tierra y sometiéndola), estas personas quieren que Dios desempeñe un papel secundario en su historia, como el antagonista celestial que en última instancia está en deuda con, o vencido a través de, su heroico autoengrandecimiento. No anhelan aquello que Dios tiene planeado para ellos ni el cumplimiento de sus promesas; esperan con ansias el día en que puedan disfrutar de todos los buenos dones de Dios como propios mientras Él yace muerto a sus pies.

Pasando al segundo acto del capítulo, la iniciativa pasa a Dios. Comienza con una grave ironía: «Pero el Señor descendió para ver la ciudad y la torre que habían edificado los hijos de los hombres» (11:5). Dios, por supuesto, no necesita bajar para ver la torre. Es bastante capaz de percibir lo que hace la gente sin necesidad de cambiar de posición. El motivo del descenso pretende parodiar las aspiraciones celestiales de la humanidad. Dios, en lugar de sentirse amenazado por la torre o necesitarla para su descenso, baja para poder contemplar mejor su grandeza del tamaño de un dedal.

Entonces Dios pronuncia su juicio:

Y dijo el Señor: «Son un solo pueblo y todos ellos tienen la misma lengua. Esto es lo que han comenzado a hacer, y ahora nada de lo que se propongan hacer les será imposible. Vamos, bajemos y confundamos allí su lengua, para que ninguno entienda el lenguaje del otro» (vv. 6–7).

A veces esto se ha entendido erróneamente como una medida rencorosa por parte de Dios para mantener a los humanos divididos y mudos, pero en realidad es una forma de misericordia. Dios detiene su progreso para limitar el daño que potencialmente podría causar. No mata a los rebeldes, sino que confunde sus lenguas, dándoles tiempo para arrepentirse mientras los dispersa por la faz de la tierra.

Los constructores de Babel optaron por hacerse un nombre en oposición a Dios en lugar de abrazar el nombre que Dios les dio. Buscaron definir su propia realidad, su propia comprensión del éxito.

Pero Babel no es un acontecimiento aislado: su espíritu continúa en nuestros días. En la sociedad contemporánea, vemos cómo la usurpación del derecho del Creador a definir el significado de la vida puede ser vista como una carga. El éxito en la vida ahora se considera responsabilidad exclusiva del individuo, y lo único que nos impide seguir nuestros sueños es nuestra falta de deseo. En un mundo que nos instruye en el sueño que dice «puedes ser lo que quieras ser», enfrentamos la responsabilidad de elegir primero qué ser y luego de convertirnos en lo que hemos elegido ser.

Para empeorar las cosas, no basta con tener éxito solo ante nuestros propios ojos. La justificación última proporcionada por el juicio de Dios ha sido reemplazada por la validación de los medios sociales, audiovisuales e impresos.

La búsqueda babeliana de hacernos un nombre nos condena a un castigador régimen en el que nuestro desempeño es permanentemente insuficiente, nuestra autopresentación es cada vez más forzada y filtrada, y el veredicto de las redes sociales es siempre provisional y cambiante. En contraste con cuán dulce y pacífico es recibir un nombre dado por Dios: hijo, hecho a la imagen de Dios, amado.

Los arquitectos y comerciantes de Génesis 11 no simplemente construyeron una ciudad, sino que colocaron una gran torre en su centro. No solo buscaban coexistir, sino también hacer una declaración: erigir un edificio emblemático que difundiera su renombre a lo largo y ancho del mundo. La gente sabría quiénes eran cuando vieran lo que construyeron, y la torre sería un símbolo espectacular de su poder.

Agustín retomó este tema del «espectáculo» en La ciudad de Dios, principalmente en relación con la sociedad romana en la que vivía. Según la filósofa Jennifer Herdt, la definición de Agustín incluía «competencias deportivas, ejecuciones en la arena y el anfiteatro, contextos de gladiadores, representaciones de escenas militares y comedias, tragedias y mimos en el teatro». Lo que todos estos espectáculos tenían en común (y Babel no fue la excepción) era que demostraban el poder, la autoridad y la grandeza (en resumen, el «nombre») de algún régimen terrenal.

Este tipo de actuaciones de creación de nombres cívicos han existido en todas las épocas. Pero el tema de mediar nuestra identidad a través de demostraciones de grandeza podría caracterizar nuestra época más que ninguna otra. En su libro de 1967, The Society of the Spectacle, el filósofo francés Guy Debord define dicha sociedad como aquella en la que las relaciones entre las personas están mediadas por imágenes. En otras palabras, no nos involucramos directamente con la vida, sino que vivimos a través de una serie de representaciones, siendo las más obvias y prevalentes las que provienen de los medios de comunicación. Vivimos nuestros sueños, deseos y fantasías a través de anuncios, películas y programas de televisión, y confiamos en ellos para hacernos un nombre.

Sería incorrecto (y peligroso) encogernos de hombros y responder que las imágenes no son la realidad. Las imágenes pueden moldear la vida de las personas con tanta eficacia como los barrotes de las prisiones o las escuelas. Pero estas imágenes insensibilizan a la gente ante la realidad que va más allá de ellas.

Entonces, ¿qué debemos hacer? Debord pertenecía a un movimiento intelectual conocido como los situacionistas, que propusieron la idea de los «contraespectáculos» para romper la hipnosis de la imagen. Una de sus principales armas era una palabra francesa: détournement. No tiene traducción directa al inglés o al español, lo cual es una lástima porque es un concepto útil y revelador. Détournement significa tomar algo que ya existe, una parte de la sociedad del espectáculo, y burlarse juguetonamente del mensaje que transmite, como cuando los situacionistas añadieron burbujas de diálogo a los carteles en el metro de París. Un ejemplo es el atractivo modelo de gafas de sol que decía: «Compro, luego existo», o el lindo bebé en el anuncio de leche que dice: «No quiero convertirme en una máquina».

El concepto de détournement es útil para comprender el contraespectáculo de la propia Biblia. En Génesis 11 somos testigos de una deliciosa subversión de las pretensiones de autoengrandecimiento de los constructores de las torres. Llaman a su ciudad Babel, que en acadio significa «puerta de los dioses»; sin embargo, Dios convierte su ambición en sinónimo de babel, casi un homónimo de la palabra hebrea que significa «confusión». La subversión es brillante, cada vez que se evoca el término Puerta de los dioses en voz alta, se puede escuchar a alguien en el fondo susurrar en voz baja, «esto es como cebo para los tontos».

Es tentador para una humanidad que quisiera ser autónoma imaginar que no habrá una rendición de cuentas final ni un juicio divino sobre las acciones humanas. Lo que algunos ven como una libertad bendita, otros lo reciben como una crisis existencial. Si bien perturba la tranquilidad vivir bajo la mirada del juicio divino, no hay mucho consuelo en vivir una vida que no está sujeta a ninguna norma trascendente o veredicto alguno.

El Dios de Babel es un Dios que ve y juzga. Independientemente de lo que enseñe esta narrativa, afirma que toda acción humana tiene un testigo y que este testigo es también el juez de toda acción humana. No vivimos en un universo sin sentido o intrascendente donde lo que cuenta no es lo que hacemos sino el riesgo de que nos descubran haciéndolo. Un universo así privilegia a los ricos sobre los pobres, a los astutos sobre los honestos, y a aquellos que pueden evadir ser descubiertos sobre aquellos que respetan la justicia. No es el tipo de mundo en el que queremos vivir, o para decirlo un poco más profundamente, no es el tipo de mundo en el que queremos que vivan todos los que nos rodean —aunque nosotros mismos podamos disfrutar secretamente de esa posibilidad—.

Como bien reconoce el salmista, en todo momento, nuestras acciones ya han sido descubiertas:

Señor, tú me examinas y me conoces. Sabes cuándo me siento y cuándo me levanto; aun a la distancia me lees el pensamiento. Mis trajines y descansos los conoces; todos mis caminos te son familiares. No me llega aún la palabra a la lengua cuando tú, Señor, ya la sabes toda. Tu protección me envuelve por completo; me cubres con la palma de tu mano (Salmo 139:1–5, NVI)

Como indican estos versículos, Dios no es simplemente el testigo de nuestros hechos observables, y mucho menos solo de aquellos hechos que quisiéramos que Él conociera. Él es, como dice Agustín en el libro tercero de las Confesiones, «interior intimo meo et superior summo meo» («más interno que mi parte más interna y más alto que el más alto elemento dentro de mí»).

Este razonamiento traerá desesperanza a aquellos que se han opuesto a Dios. Pero para los cristianos, que ya no temen el juicio de Dios, la verdad de que Dios es nuestro testigo permanente tiene un significado adicional. Todas nuestras acciones diarias, no solo esos momentos espectaculares de exhibición pública, se llenan de importancia. Esto nos libera del impulso babeliano de «hacernos de un nombre» de manera pública.

A Dios se le puede servir en cualquier circunstancia porque todo se puede hacer en honor a Él. Él ve todas las cosas. Todos tendemos a planear nuestras acciones según una jerarquía de importancia, colocando ciertas acciones en la cima (obtener ese ascenso o visitar a un amigo enfermo en el hospital), y relegar otras a un estatus secundario (hacer una oración que nadie jamás te agradecerá o barrer el piso).

A menudo me pregunto si en la portada del periódico celestial, por así decirlo, veremos a la anciana anónima que, tal vez sin que sus amigos de la iglesia lo supieran, persistió durante años en oración íntima por el mundo de Dios, sin haber predicado nunca un sermón y sin haber liderado nunca un avivamiento. Ella es el espectáculo nada espectacular de la gloria de Dios.

Vivir y morir según la dinámica de «hacernos de un nombre» es someterse a un tribunal de opinión pública que solo permite que ciertos logros cuenten, y que se atribuya un valor a nuestras palabras y acciones de acuerdo con los gustos volubles de la multitud. El juicio de Dios, por el contrario, trasciende estas jerarquías de importancia perversas y cambiantes, «porque Dios no ve como el hombre ve, pues el hombre mira la apariencia exterior, pero el Señor mira el corazón» (1 Samuel 16:7, NBLA). No hay acciones, palabras o pensamientos sin sentido, porque nuestro testigo es también nuestro juez.

Christopher Watkin es profesor titular de la Universidad de Monash en Melbourne. Este artículo está tomado de Biblical Critical Theory: How the Bible’s Unfolding Story Makes Sense of Modern Life and Culture, de Christopher Watkin. Copyright © 2022 por Zondervan. Usado y traducido con autorización de Zondervan. www.zondervan.com.

Para recibir notificaciones sobre nuevos artículos en español, suscríbase a nuestro boletín digital o síganos en Facebook, Twitter, Instagram o Telegram.

La esperanza verdadera no se puede fabricar

¿Qué ocurre cuando aceptamos los límites de nuestras fuerzas?

Christianity Today December 15, 2023
Phil Schorr

Pido también que les sean iluminados los ojos del corazón para que sepan a qué esperanza él los ha llamado, cuál es la riqueza de su gloriosa herencia entre pueblo santo, y cuán incomparable es la grandeza de su poder a favor de los que creemos. Ese poder es la fuerza grandiosa y eficaz que Dios ejerció en Cristo cuando lo resucitó de entre los muertos y lo sentó a su derecha en las regiones celestiales. — Efesios 1:18-20

Una verdad dura, de esas que nos hacen estremecer, quizá no sea la mejor manera de comenzar una devoción navideña, pero acompáñame mientras te lo explico: la esperanza requiere mucho trabajo. Sí, Jesús nos trae la esperanza verdadera, pero como muchos aspectos de la fe cristiana, vivir con esperanza no siempre es fácil. La historia de nuestra fe puede incluir algunos pintorescos días soleados en el mar de Galilea, pero tiene una cruz en su fundamento. Si somos sinceros, sabemos que el camino no va a ser fácil, así que digiramos juntos algunas verdades que nos pueden nutrir y ayudar a construir esta cosa llamada esperanza.

En Efesios 1, Pablo le escribe a la Iglesia sobre la realidad de la esperanza y cómo esta no está ligada a nada que la Iglesia pueda lograr por sí misma. Esto ofrece cierto alivio: no se trata de lo que nosotros podemos hacer. No, la esperanza entra en escena cuando la Iglesia deja de intentar conseguirla por sí misma y deposita su esperanza en el poder de Cristo y en su autoridad sobre todas las cosas.

Parece sencillo «dejar todo en manos de Dios», pero piénsalo dos veces. Intenta recordar la última vez que tuviste que dejar de intentar hacer las cosas por ti mismo y permitir que alguien las hiciera por ti: tus proyectos de trabajo, la crianza de tus hijos o incluso tu propio ministerio. Este nivel de confianza y liberación de control puede sentirse casi imposible. Nos encanta decir que ponemos nuestra esperanza en Jesús, pero es mucho más fácil poner nuestra esperanza en nuestras propias habilidades y capacidades. Es por eso que la esperanza requiere trabajo, porque cuesta trabajo soltar el control.

Darme cuenta de los límites de mis propias fuerzas me ayuda a confiar en que Jesús es el autor de la esperanza en mi vida. En Efesios 1:19, Pablo habla de la incomparable grandeza del poder de Dios. En cómico contraste, me despierto cada mañana en mi cuerpo de 49 años y camino cojeando. Dormir es ahora aparentemente un deporte de contacto, y cuando voy al gimnasio, mi objetivo es hacer suficientes estiramientos para no estar dolorido cuando me levante a la mañana siguiente. Mi fuerza tiene límites. Pero Efesios deja claro que la fuerza de quien realmente nos da la esperanza es incomparable. Su grandeza y su poder no tienen límites. Ninguno. Eso es algo en lo que todos podemos depositar nuestra esperanza, sean cuales sean las circunstancias.

Y aquí viene lo bueno: la autoridad de nuestro Rey Todopoderoso nos ha sido concedida por la riqueza de su gracia, y vive dentro de nosotros como cristianos. Podemos aprovechar la autoridad de nuestro Creador en esta Navidad para permitir que su fuerza fluya en nosotros y a través de nosotros. En medio de todo el alboroto de la temporada, con las inevitables mentes cansadas y cuerpos doloridos, permite que tu esperanza se encuentre en la fuerza y autoridad de Cristo. Es mejor así.

Reflexiona



1. Al reflexionar sobre el concepto de esperanza, ¿cómo se relaciona con tu propio camino de fe el hecho de que la esperanza requiere perder el control? ¿En qué aspectos de la vida te resulta difícil ceder el control y confiar en el poder de Dios?

2. Como cristianos, tenemos acceso a la autoridad de nuestro Rey Todopoderoso. ¿De qué manera puedes recurrir a su fuerza y autoridad durante la Navidad, en medio del ajetreo y el cansancio?

Carlos Whittaker es narrador, conferencista y autor de Moment Maker, Kill the Spider, Enter Wild y su último libro, How to Human.

Para recibir notificaciones sobre nuevos artículos en español, suscríbase a nuestro boletín digital o síganos en Facebook, Twitter, Instagram o Telegram.

News

Mike Bickle confiesa ‘fracasos morales’ del pasado, pero no abuso sexual

El fundador de Casa de Oración Internacional habla por primera vez mientras el ministerio comienza una investigación con una agencia independiente.

Mike Bickle, fundador de IHOPKC

Mike Bickle, fundador de IHOPKC

Christianity Today December 14, 2023
Cortesía de IHOPKC

El fundador de la Casa Internacional de Oración de Kansas City (International House of Prayer Kansas City, en adelante IHOPKC), Mike Bickle, admitió «comportamientos inapropiados» y «fallos morales» que ocurrieron hace más de 20 años, pero dice que las acusaciones de abuso sexual que surgieron en su contra en meses recientes son falsas.

Este martes, por primera vez Bickle abordó públicamente las recientes acusaciones de abuso en su contra diciendo que se había arrepentido de sus «pecados pasados», disculpándose por cómo la situación ha afectado a su familia y su ministerio, y pidiendo a sus seguidores que no salgan en su defensa en redes sociales.

«Algunos pueden preguntarse por qué estoy haciendo una declaración pública ahora, más de 20 años después. Es porque recientemente fui confrontado por cosas que dije o hice hace más de 20 años, cosas que creía que habían sido resueltas y cubiertas por la sangre de Jesús», escribió. «Dado que esto se ha hecho público, quiero arrepentirme públicamente».

Un grupo de exlíderes de IHOPKC emitió un comunicado en octubre diciendo que Bickle había sido acusado de conducta sexual inapropiada «donde no se respetó el pacto matrimonial» y que habían escuchado testimonios que lo corroboraban de «varias víctimas». La semana pasada en The Roys Report, una mujer alegó que Bickle abusó sexualmente de ella mientras llevaba a cabo una pasantía en IHOPKC hace 27 años.

Bickle ha estado de licencia del ministerio desde el 26 de octubre mientras los líderes de IHOPKC investigaban las acusaciones. El domingo, después de semanas de idas y venidas, la iglesia anunció que contratará una investigación por parte de un tercero. Bickle dijo que redactó una declaración el 28 de octubre, pero su asesor legal le aconsejó que esperara.

Bickle, de 68 años, no describió su «comportamiento inapropiado» del pasado, solo dijo que no admitía las «actividades sexuales graves que algunos sugieren». También se refirió a «falsas acusaciones» de abuso sexual.

Dijo que anteriormente se había «arrepentido rápida y sinceramente», aunque todavía lamentaba su pecado.

Hace unos meses, un grupo de exlíderes de IHOPKC (al que el ministerio se refiere como el «grupo de defensoría») se enteró de que había acusaciones contra Bickle que abarcaban décadas.

Dwane Roberts y Brian Kim, que anteriormente habían formado parte del equipo de liderazgo ejecutivo y de la junta directiva de IHOPKC, y Wes Martin, expastor de Forerunner Christian Fellowship, dijeron que intentaron reunirse con él directamente, y luego presentaron sus preocupaciones a los líderes de IHOPKC cuando él se negó a recibirlos.

Los líderes que hacen un llamado a la transparencia y a la rendición de cuentas por parte de IHOPKC creen que la confesión de Bickle de que tuvo un «comportamiento inapropiado» es insuficiente.

«Esto es una fracción de lo que Mike es realmente culpable», publicó el predicador Joel Richardson. «Esto no es más que una maquinación de relaciones públicas».

IHOPKC ha llamado a un nuevo portavoz, Eric Volz, de la agencia internacional de recursos para crisis David House. Volz calificó la declaración de Bickle como «un paso en la dirección correcta» y dijo: «Claramente tenemos dos lados en esta historia y esta es la razón por la que necesitamos una investigación de un tercero que sea independiente».

Bickle es una figura importante del cristianismo carismático y su movimiento de oración ha impulsado cientos de «casas de oración» en todo el mundo. En Brasil, la Casa de Oración de Florianópolis fue la primera iglesia que se distanció de Bickle mientras se desarrollaba la investigación.

Bickle se refirió a los debates en las redes sociales y al desprecio que se ha dado en línea en torno a las acusaciones. Aconsejó a familiares y amigos que no salieran a defenderlo y que no insultaran a sus detractores. «Confío en que el Señor hablará con respecto a lo que ve y dice acerca de mí en su tiempo perfecto», dijo.

El 12 de diciembre de 2023, Mike Bickle publicó en su cuenta de X el siguiente documento [traducido por CT]:

12 de diciembre de 2023

A mi familia y amigos:

Con el corazón muy afligido quiero expresar cuán profundamente apenado estoy de que mis pecados pasados han llevado a tanto dolor, confusión y división en el cuerpo de Cristo en esta hora. Admito con tristeza que hace más de 20 años pequé al tener un comportamiento inapropiado. Mis fallas morales fueron reales. (No admito las actividades sexuales graves que algunos sugieren). Odio mi pecado y lo veo como algo serio y doloroso ante un Dios santo. Tomo todo pecado seriamente, así que en esas ocasiones me arrepentí rápida y sinceramente y de tal manera que produjo como resultado recibir certeza de parte de Dios, seguida de una resolución diaria de vivir en santidad en todos mis caminos. En su gracia, Dios me ayudó a responder en esos momentos con un corazón quebrantado y contrito que estaba lleno de la tristeza que proviene de Dios. Hasta el día de hoy, sigo afligido por esos fracasos pasados.

Me angustia que mis pecados pasados hayan causado un gran dolor a mi esposa y a mi familia, así como a la familia IHOPKC y a otras personas. Lamento profundamente que mi pecado haya puesto al liderazgo y a la comunidad de IHOPKC en una posición muy dolorosa y difícil. Le pedí perdón a mi familia. Ahora pido perdón a la familia IHOPKC y a muchos en el cuerpo de Cristo.

Algunos pueden preguntarse por qué estoy haciendo una declaración pública ahora, más de 20 años después. Es porque recientemente fui confrontado por cosas que dije o hice hace más de 20 años; cosas que creía que habían sido resueltas y cubiertas por la sangre de Jesús. Dado que esto se ha hecho público, quiero arrepentirme públicamente. El 28 de octubre de 2023 escribí el primer borrador de esta declaración, pero en ese mismo momento circulaban acusaciones falsas de abuso sexual en mi contra. Me aconsejaron legalmente que esperara para hacer pública mi declaración por varias razones importantes, incluida la [posible] creación de un malentendido de que estaba aceptando las acusaciones falsas que circulaban. Lamento mucho que haya tardado tanto en salir esta declaración personal. Este retraso creó dolor, angustia, división y más efectos colaterales para muchísimas personas que amo. Siento muchísimo todo esto.

Desde finales de octubre se han escrito cosas terribles contra mí en varios medios de comunicación (blogs, artículos, posts, etc.) que me describen y dicen varias cosas pecaminosas que supuestamente hice. Hay muchas tergiversaciones de mis palabras y acciones en estas comunicaciones, incluidas declaraciones fuera de contexto, muy exageradas, o descaradamente falsas.

Pido que mis familiares y amigos no me defiendan. Confío en que el Señor hablará con respecto a lo que ve y dice acerca de mí en su tiempo perfecto. Por favor, no participen en debates en las redes sociales para defenderme y no critiquen a quienes expresan desprecio hacia mí. Por favor, solo bendíganlos (Mateo 5:44). De esta manera, podemos minimizar algunas de las divisiones que el enemigo ha planeado y podremos seguir centrándonos en amar a Jesús y a los demás. En el espíritu del Salmo 18:35, estoy profundamente comprometido a responder a quienes tienen quejas contra mí, tanto ahora como en los años venideros. Algunos de los que han hablado en mi contra son amigos (y seguiré considerándolos amigos).

Durante un tiempo prolongado, no participaré en mi ministerio de predicación pública (conferencias, redes sociales, zooms, etc.). Veo esto como la disciplina amorosa «tardía» de Dios en mi vida (Hebreos 12:6,11). Consultaré a otros líderes para determinar cuánto durará este tiempo; puede que sea largo e incluso permanente. Solo volveré a participar en mi ministerio de predicación pública si Dios lo confirma a través de otros. Estoy en paz con lo que sea que Él quiera (2 Samuel 15:25-26). ¡Jesús, te amo y confío en ti!

Honro y amo a la comunidad IHOPKC y siempre estaré agradecido por ellos. Son gente extraordinaria y camaradas verdaderamente maravillosos. Sé que el Señor está con ellos, y que su favor y gracia seguirán reposando sobre ellos.

Oren por mí, por Diane y por mi amada familia. Ellos me han expresado su amor y apoyo de maneras extraordinarias.

Con mucho dolor, pero con confianza y en oración en el perfecto liderazgo de Dios,

Mike Bickle

IHOPKC compartió la declaración del martes en las redes sociales y le dijo a sus seguidores: «Por favor, continúen orando…».

Bickle planea ausentarse del ministerio público durante un «tiempo prolongado» y posiblemente de manera indefinida.

«Veo esto como la disciplina amorosa “tardía” de Dios en mi vida (Hebreos 12:6,11). Consultaré a otros líderes para determinar cuánto durará este tiempo; puede que sea largo e incluso permanente», dice la carta. «Solo volveré a participar en mi ministerio de predicación pública si Dios lo confirma a través de otros».

Para recibir notificaciones sobre nuevos artículos en español, suscríbase a nuestro boletín digital o síganos en Facebook, Twitter, Instagram o Telegram.

La bondad de hacerse pequeño

Cómo confiar en Dios cuando nos toca menguar.

Christianity Today December 14, 2023
Phil Schorr

El que se casa con la novia es el novio. Y el amigo del novio, que está a su lado y lo escucha, se llena de alegría cuando oye la voz del novio. Esa es la alegría que me inunda. A él le toca crecer y a mí, menguar. — Juan 3:29-30

Nunca es divertido sentir que te han reemplazado, y a los discípulos de Juan el Bautista realmente les disgustó. Mientras Juan y sus seguidores bautizaban cerca de Salín, Jesús también comenzó a bautizar en los campos cercanos de Judea. Alarmados de que este nuevo maestro tuviera más éxito que el suyo, los discípulos de Juan le expresaron su preocupación de que «todos» estaban acudiendo a Jesús para bautizarse (Juan 3:26), quizás esperando una indignación similar o una respuesta competitiva de su maestro. Sin embargo, Juan les mostró la belleza de la paradoja del eEvangelio.

Estos discípulos sintieron temor ante el inesperado giro de los acontecimientos, pero Juan les recordó lo que había estado diciendo todo el tiempo: «Yo no soy el Cristo, sino que he sido enviado delante de él» (v. 28). De hecho, al conocer la noticia del éxito de Jesús, Juan dijo que esa era la alegría que lo inundaba (v. 29).

La popularidad de Juan estaba terminando. Su éxito se desvanecía. Su influencia declinaba. Para la mayoría de nosotros, esto sería motivo de desánimo y envidia; sin embargo, para Juan fue motivo de gozo. Esta es la hermosa paradoja del Evangelio. La vida cristiana consiste en perder para encontrar. En dar para ganar. En morir para vivir. Esto significa que a veces es bueno menguar, perder influencia exterior o bajar de rango.

Juan dice: «A él le toca crecer y a mí, menguar» (v. 30). En una época típicamente asociada con el ajetreo y el incremento —más cosas que hacer, más cosas que comprar y más gente a la que ver— quizás tú te encuentres en una época de decrecimiento. Puede que hayas perdido a un ser querido y tengas menos sillas alrededor de la mesa. Tal vez perdiste un empleo y ahora tu calendario está más vacío y la pila de regalos alrededor del árbol tal vez será más pequeña.

Al igual que los discípulos de Juan, podemos preocuparnos o lamentarnos por los cambios. Sin embargo, justo antes de recordarle a sus discípulos que él no era el Mesías, Juan les recordó que todo es un regalo de Dios (v. 27). Juan tenía una visión adecuada de su misión. No tenía un concepto demasiado elevado de sí mismo, como si fuera el propio Cristo, pero también sabía que tenía valor y propósito en el plan de Dios.

En el capítulo 1 de su Evangelio, Juan el apóstol le recuerda al lector que «Juan [el Bautista] no era la luz, sino que vino para dar testimonio de la luz» (v. 8). Cristo es la «luz verdadera» (v. 9). Juan sabía que su papel era importante, pero él no era el centro de la historia.

Durante este tiempo de Adviento, podemos abrazar el hecho de que cualquier éxito que tengamos no es obra nuestra, sino que es la bondad del cielo derramada inmerecidamente sobre nuestras vidas. Podemos someternos a lo que Dios tiene para nosotros, tanto si nos lo da como si nos lo quita, porque nuestras vidas no son nuestras, sino que pertenecen a Dios (1 Corintios 6:19). No importa dónde estemos en la vida, podemos confiar humildemente en los planes de la Luz verdadera, y dar testimonio de su gloria.

Reflexiona



1. ¿De qué manera podemos encontrar gozo y propósito cuando nos toca menguar?

2. ¿De qué manera el recordatorio de que todos nuestros dones y éxitos provienen de Dios modela nuestra perspectiva durante el tiempo de Adviento y nos anima a confiar humildemente en sus planes?

Laura Wifler es escritora, cofundadora y presentadora del pódcast Risen Motherhood. Es autora de varios libros para niños, entre ellos Any Time, Any Place, Any Prayer.

Para recibir notificaciones sobre nuevos artículos en español, suscríbase a nuestro boletín digital o síganos en Facebook, Twitter, Instagram o Telegram.

Apple PodcastsDown ArrowDown ArrowDown Arrowarrow_left_altLeft ArrowLeft ArrowRight ArrowRight ArrowRight Arrowarrow_up_altUp ArrowUp ArrowAvailable at Amazoncaret-downCloseCloseEmailEmailExpandExpandExternalExternalFacebookfacebook-squareGiftGiftGooglegoogleGoogle KeephamburgerInstagraminstagram-squareLinkLinklinkedin-squareListenListenListenChristianity TodayCT Creative Studio Logologo_orgMegaphoneMenuMenupausePinterestPlayPlayPocketPodcastRSSRSSSaveSaveSaveSearchSearchsearchSpotifyStitcherTelegramTable of ContentsTable of Contentstwitter-squareWhatsAppXYouTubeYouTube