El Señor también es el Padre de mis hijos

Como madre soltera, soy responsable de una labor que no puedo llevar a cabo en mis propias fuerzas. La oración me recuerda que no estoy sola.

Christianity Today September 28, 2021
Ilustración por Abigail Erickson

Casi todos los días, desde el momento en que mis pies tocan el suelo al levantarme, ya voy retrasada. Mientras me apresuro a ir a mi trabajo, me aseguro de que mis dos hijos adolescentes estén donde tienen que estar. Luego, como es el caso de muchos padres solteros, siento que mis hijos y yo vivimos en dos mundos diferentes. Estamos en contacto solo por medio de mensajes de texto o alguna llamada telefónica. Esto no era lo que había planeado cuando, desde los pasillos del instituto bíblico, imaginé mi futuro hogar cristiano. Me imaginaba a mí misma como esposa y ama de casa, trabajando como voluntaria en la escuela de mis hijos y ministrando en nuestra iglesia. En la vida real, durante varios años sí tuve la oportunidad de quedarme en casa, ser voluntaria en la escuela de mis hijos, llevarlos a clases de fútbol y a los parques infantiles. Pero cuando mis hijos tenían nueve y once años, un divorcio que yo no deseaba me puso en una situación que no había previsto para mí. Mi vida dio un vuelco y tuve que retomar el control para lograr funcionar en esta nueva vida.

Ser padre soltero

Los padres solteros suelen sentirse abrumados por su incapacidad para ser y hacer todo lo que creen que deberían hacer por sus hijos. Yo me siento abrumada por tener que cargar con el peso económico de mi familia por mí misma. Me siento abrumada por tener que resolver la educación y las actividades extraescolares por mí misma. Sobre todo, me siento abrumada por ser la única persona en mi hogar que ejerce influencia sobre mis hijos para que se acerquen a Cristo.

Día tras día, siento que soy responsable de una labor que no puedo llevar a cabo en mis propias fuerzas. A menudo pienso en la dulce promesa de Jesús a sus discípulos antes de su regreso al cielo: «No los voy a dejar huérfanos» (Juan 14:18, NVI). Si a alguien se le dejó alguna vez con un trabajo demasiado grande, ¡fue precisamente a los discípulos de Jesús! Pero Jesús prometió que no los abandonaría para que se las arreglaran solos.

Mi divorcio me hizo sentir como una huérfana, abandonada a navegar por circunstancias que amenazaban con ahogarme. Aunque el divorcio puede cambiarlo todo de manera drástica tanto para los padres como para los hijos, no cambia a nuestro Dios. Dios siempre había sido la Estrella Polar que daba orientación a mi vida, pero haberme perdido en las tormentas de la vida renovó mi profunda necesidad de centrarme en Él a diario para encontrar mi camino en mis nuevas circunstancias. Incluso cuando me he sentido profundamente sola, sé que esto es verdad: Dios no me ha dejado huérfana para que navegue esto por mí misma.

Teología práctica para padres solteros

Desde hace tiempo, siento que los teólogos tienen que escribir sobre las cosas profundas de Dios de manera que su beneficio práctico sea evidente. Esta carga se ha acentuado en los años posteriores a mi divorcio. Los padres necesitamos conocer el carácter de Dios por nosotros mismos, y necesitamos creerlo por el bien de nuestros hijos. Dios es nuestro Padre, Dios es nuestro Salvador y Dios es nuestra ayuda. Estas verdades del carácter de Dios son importantes en nuestra vida diaria.

La oración es, por tanto, el puente entre las lecciones de teología de un libro de texto y nuestra propia relación personal con Dios. Nos permite conocer a nuestro Dios trascendente de forma inmanente. De Él, por Él y para Él son todas las cosas, dice Pablo en Romanos 11:36. La oración conecta el trono de Dios, del que procede todo el poder del mundo; con mi habitación, con todas sus tensiones matinales inmediatas.

Nuestro pan de cada día

Hay tres oraciones en las Escrituras que han sido especialmente benéficas para unir el conocimiento intelectual que tengo acerca de Dios con el conocimiento que tengo de mi relación con Él en el corazón, y que me sostiene como madre soltera. La primera es el Padre Nuestro (Mateo 6:9-13; Lucas 11:2-4). Los discípulos se acercaron a Jesús en Lucas 11 con una petición: «Enséñanos a orar». Jesús respondió con el modelo esencial de oración que puede guiarnos cuando nos sentimos demasiado abrumados como para empezar una oración por nuestra cuenta. Esta oración nos recuerda que nuestro Padre celestial es también el Padre de nuestros hijos. Él es soberano y es el Padre de nuestros hijos que los padres solteros necesitamos a nuestro lado. Él escucha nuestras súplicas para que su reino llegue a nuestros hogares, para que se le obedezca en nuestra casa de la misma forma en que lo obedecen los ángeles en el cielo.

De todas las cargas de mi corazón como madre soltera, ésta es la que más pesa. ¿Amarán mis hijos a Dios? ¿Honrarán su nombre? Por supuesto, las familias biparentales comparten estas cargas por sus hijos. Pero hay una lucha particular para los padres solteros: puede parecer imposible incluso meter a nuestros hijos en el coche para ir a la iglesia.

Mykisha, mi amiga que también es madre soltera, y yo, hablamos de la lucha que implica llevar a nuestras familias a la iglesia. Cada vez que intenta salir de su casa con sus hijos, Mykisha dice que se siente abrumada. Sus hijos tienen todos menos de seis años. Los míos son adolescentes. Pero en ambos hogares —donde somos la única presión positiva para ir a la iglesia o para leer la Biblia en casa—, alivia nuestros corazones recordar que, en última instancia, es el trabajo de Dios atraer a nuestros hijos hacia Él. Él es el Padre que no elude sus responsabilidades de llevar a sus hijos hacia sí mismo. Nos ayuda incluso a subirlos al coche para ir a la iglesia.

Cuando aún estaba casada y era ama de casa, recibía a los amigos de mis hijos en nuestro hogar. Me ocupaba de que mis hijos socializaran realizando actividades extracurriculares. Planificaba sus comidas. Ahora, incapaz de hacer la mayor parte de eso, oro: «Danos a ellos y a mí el pan de cada día, Padre». Cada día, necesito que Dios amplíe mis escasos cinco panes y dos peces de tiempo y dinero para cubrir más en mi vida de lo que, como madre soltera, es racionalmente posible.

La oración del Padre Nuestro nos guía a orar, también, para que Dios libre a nuestros hijos del maligno. He intentado proteger a mis hijos de la tentación. Pero soy dolorosamente consciente de los límites de mi influencia como madre soltera de jóvenes adolescentes. Debemos apoyarnos en Dios para que Él haga el trabajo pesado aquí. Podemos llevar estas cargas a nuestro Padre en el cielo a través de la oración, porque él ama a nuestros hijos aún más que nosotros, y Él tiene todo el poder para hacer lo que no podemos hacer por nosotros mismos.

Abre nuestros ojos, Señor

Otra oración que ha sido un regalo para mí cuando estoy al límite de mí misma es la oración de Pablo en Efesios 1:17-21. Pablo oró por los creyentes de Éfeso, pidiendo «que les sean iluminados los ojos del corazón» a las profundas verdades teológicas que estaba tratando de comunicarles. Quería que aplicaran en la práctica la teología que les estaba enseñando. Como padres solteros, sería bueno que oremos: Ilumíname, Dios. Abre mis ojos.

Puede que creamos las cosas correctas sobre el carácter de Dios en teoría, pero muchos días necesitamos que Dios ponga lentes nuevos en nuestros ojos para que podamos ver esas características de Dios en la vida real. Ayúdame a ver la esperanza de mi llamado en ti, Dios. Ayúdame a ver tu poder en mi vida y en la de mis hijos. Pablo subrayó que el mismo poder que resucitó a Cristo de la tumba es el mismo poder que actúa en nosotros y en nuestros hijos. Pablo oró para que Dios encendiera la luz en nuestras mentes. Yo pido lo mismo: Señor, ayúdame a ver estas verdades en mi vida hoy.

Oración sin palabras

La última oración bíblica en la que me apoyo como madre soltera se describe en Romanos 8:26: la oración que no tiene palabras. Cuando no puedo formar palabras, e incluso el Espíritu de Dios solo gime, todavía hay una oración real entre Dios y yo. En los momentos más bajos de la vida, cuando tropiezo con cargas demasiado pesadas para expresarlas con palabras, sigue habiendo un puente hacia la sala del trono de Dios, donde puedo encontrar gracia y ayuda en mi momento de necesidad. Mi desolación —la angustia que tengo que soportar sola en los momentos de crisis en la crianza de mis hijos— sirve en realidad como la fuerza que me impulsa hacia el que es más grande que yo: mi ayuda, mi Salvador y mi Padre.

Gemir y llorar, que constituyen la oración sin palabras, son parte elemental de mi vida. Recientemente, mi hijo adolescente compartió conmigo algo que me afligió profundamente, algo en lo que simplemente no sé cómo guiarlo. Me subí al coche y clamé a Dios mientras conducía. Lloré con palabras. Pero también lloré sin palabras. Lloré y clamé por mi hijo y por mí misma. Tanto mis palabras como mis gemidos por mí y por mi hijo fueron escuchados en la sala del trono de Dios.

Podemos gemir en la sala del trono de Dios, pero también podemos descansar allí. Esta es nuestra esperanza cuando nos enfrentamos a cargas que no podemos llevar solos. Hay descanso, paz y ayuda en la sala de su trono. Allí no hay condenación para los que creemos que nuestro pecado ha sido cubierto y pagado por la sangre de Cristo Jesús (Romanos 8:1). Ahí encontramos al que lleva nuestras cargas con y por nosotros. Cuando oro, a veces utilizo mi imaginación para imaginarme allí, en la sala del trono de Dios, depositando mis cargas en los brazos abiertos de Dios. Las Escrituras me enseñan a acercarme a Él con valentía y confianza, y a confiarle esas cargas. Y después, puedo acurrucarme y dormir la siesta. Ahora, alguien más está a cargo.

Ayuda a los cansados

«Ella ha hecho lo que ha podido», dijo Jesús acerca de la mujer que ungió sus pies con aceite en Marcos 14:8 (LBLA). Qué afirmación tan sencilla y a la vez tan poderosa. Ha hecho lo que ha podido. Los padres solteros también necesitan estas palabras de afirmación de parte de nuestro Padre celestial.

La Palabra nos asegura que Jesús es la representación exacta de nuestro Padre celestial (Hebreos 1:3). Él nos llama a que acudamos a Él cuando estamos cansados y nos promete descanso (Mateo 11:28). Él nos invita —en realidad, nos ordena— a acudir a Él en nuestros momentos de necesidad para recibir su gracia y su misericordia (Hebreos 4:16). Al igual que la mujer que ungió los pies de Jesús, los padres solteros hacemos lo que podemos, aun cuando somos dolorosamente conscientes de todo lo que no podemos hacer. A través de la oración, llevamos la carencia inmanente de nuestras vidas al que tiene recursos trascendentes. En la sala del trono de Dios, el Padre celestial y soberano de nuestros hijos nos fortalece para afrontar nuestros días, incluso los más estresantes, con la esperanza de que no estamos solos.

Wendy Alsup es madre, profesora de matemáticas y autora. Su libro más reciente es Companions in Suffering: Comfort for Times of Loss and Loneliness [Compañeros en el sufrimiento: consuelo en tiempos de pérdida y soledad].

Traducción y edición en español por Livia Giselle Seidel

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¿Publicar sin cesar? Cómo las redes sociales han modificado nuestras vidas de oración

Interceder por Instagram puede parecer un fenómeno exclusivo del siglo XXI, pero los cristianos del primer siglo ya oraban a distancia.

Christianity Today September 28, 2021
Illustration by Cassandra Roberts / Source image: Duncan1890 / Getty

Miles de personas han orado por Sarah Walton. La mayoría de ellos nunca la han conocido en persona.

Durante los últimos diez años, Walton, la coautora del éxito de ventas Esperanza en medio del dolor, ha sufrido una enfermedad crónica, múltiples cirugías por una debilitante lesión en el pie, estragos económicos derivados de la pérdida de trabajo de su esposo y una mudanza al otro lado del país con cuatro niños que también tienen condiciones de salud delicadas y necesidades especiales.

Todos los días sus redes sociales se llenan de notificaciones que dicen que sus amigos están intercediendo por ella.

«Cuando entro a Facebook o Instagram, veo a personas de todas partes del país diciendo que están orando», me contó. «Me mandan el emoticono de las manos que oran. Me envían mensajes privados con cosas específicas que han orado esa mañana».

Los amigos de oración de Walton no son todos amigos en el sentido tradicional —nunca ha compartido un café o una conversación cara a cara con muchos de ellos—, pero son hermanos en Cristo que se preocupan por ella y le piden a Dios por su sanación.

En una era digital —y especialmente durante una pandemia que ha trasladado muchas interacciones a las plataformas virtuales— la experiencia de Walton no es desconocida. La mayoría de nosotros hemos visto una petición de oración en redes sociales para alguien, y muchos nos hemos tomado un momento para orar.

Interceder en Instagram puede que parezca un fenómeno único del siglo XXI, pero la gente ya oraba a distancia en el primer siglo. Como lo testifican sus cartas, el apóstol Pablo tenía la práctica habitual de orar por las personas que no estaban con él, y a veces por personas a las que nunca había conocido.

Las redes sociales son una herramienta imperfecta para la oración; sus interacciones superficiales y efímeras no se prestan fácilmente para el duro trabajo de la lucha espiritual. Pero el ejemplo de oración de Pablo nos desafía de muchas maneras y nos enseña cómo es posible usar incluso TikTok para un bien espiritual.

Proximidad

«¿Quién es mi prójimo?» preguntó el experto en la ley a Jesús (Lucas 10:29), y también es una pregunta importante en nuestra época. En las redes sociales, las actualizaciones de las personas de nuestra iglesia local aparecen junto a peticiones de personas a las que nunca hemos conocido. Es cierto que queremos amar a nuestro prójimo, pero los límites del vecindario en línea se extienden a todo el planeta. Y a todo el mundo le caería bien una oración.

Rosaria Butterfield, la autora de The Gospel Comes with a House Key [El evangelio viene con una llave de casa] no está en Twitter, Facebook o Instagram. No sube publicaciones a un canal de YouTube ni se reúne en Clubhouse. En cambio, ella se ha comprometido a amar a sus vecinos: su prójimo literal, aquellos que viven en su misma calle.

Butterfield utiliza exclusivamente una plataforma de redes sociales basada en los vecindarios llamada Nextdoor. «Reviso Nextdoor por la mañana para ver cómo puedo orar por mis vecinos, pero también para saber cómo puedo ayudarlos», me contó. «Una dosis diaria de pasear al perro de un vecino, de sacar la basura de otra persona o de hacer espacio para que un niño del vecindario comparta con nosotros la mesa al hacer educación en casa es bueno para el alma. También es bueno para todo lo que tiene que ver con amar a Dios y amar al prójimo». Para Butterfield, el trabajo de orar por los demás encuentra su mejor complemento en el trabajo tangible de tender una mano de ayuda a nuestros vecinos. Y ella solamente puede hacerlo cuando prioriza la proximidad.

Pablo también apreciaba las relaciones de oración que se basaban en interacciones cara a cara. En su carta a los Colosenses, Pablo alaba a Epafras, el pastor de Colosas. Epafras luchó en oración por las personas de su congregación —personas que habían compartido comidas y habían asumido el ministerio con él—, y él continuó orando por ellos cuando se encontraba lejos físicamente (4:12-13). Aunque las redes sociales nos dan incontables oportunidades de orar prácticamente por cualquiera, Pablo nos enseña a comenzar por las personas de nuestra iglesia o de nuestra propia calle.

Mutualidad

Lo más probable es que las personas de nuestras iglesias y comunidades locales sean las que oren por nosotros. Las peticiones de oración en las redes sociales a menudo son una transacción de una sola vía: sin embargo, las relaciones de oración florecen mejor cuando son mutuas. Pablo pidió que oraran por él tantas veces como él mismo oró por las iglesias (1 Corintios 1:4-9; 2 Corintios 1:11). No se limitó a poner un comentario con un emoticono de unas manos orando: invitó a las iglesias a una relación.

Durante el año pasado, Alex y Maggie Halbert han estado levantando apoyos para trasladarse al campo misionero en Honduras. De forma regular envían por correo electrónico necesidades de oración y peticiones de apoyo económico a las iglesias de todo Estados Unidos. Sin embargo, un día encontraron en su bandeja de entrada una sorpresa: «Una de las iglesias que nos apoyaba nos envió a nosotros una lista de peticiones de oración», dijo Alex. «Nos animó y nos hizo entender lo que significa hacer equipo en nombre del evangelio. Sentimos como si pudiéramos ser participantes, y no solo beneficiarios».

Invisibilidad

Recientemente, Facebook ha estado poniendo a prueba probando [enlaces en inglés] una herramienta para hacer «publicaciones de oración» y permitir que las personas compartieran y respondieran a las peticiones. Con un clic, los usuarios eran capaces de notificar al autor de la publicación —y al resto del mundo— que estaban orando por esa petición.

Estos símbolos visibles de oración pueden dar ánimo a un amigo en necesidad, pero también crean un peligro espiritual para la persona que está orando. El desafío, dice Butterfield, es que «la mayoría de las características de las redes sociales favorecen las señales de virtud antes que las virtudes en sí». El mismo Jesús nos recuerda que la obra de la oración mejor se hace en secreto (Mateo 6:6), donde a nadie se le puede impresionar con nuestra piedad.

Por supuesto, la atracción de las redes sociales a menudo se basa en lo que es visible. Para los usuarios de plataformas como Instagram y Facebook la experiencia consiste en la habilidad para compartir una imagen o un video: permitir que los amigos y seguidores vean algo. La oración, en cambio, es una herramienta espiritual ejercida en lugares secretos para fines espirituales. Y esos fines, a menudo, son invisibles.

Cuando Pablo oraba por sus hermanos cristianos, sus oraciones se centraban en lo invisible, en los objetivos espirituales. Oraba para que obtuvieran sabiduría, conocimiento de Cristo, esperanza, riquezas espirituales, confianza en el poder de Dios y amor por la iglesia (Efesios 1:17-23). No puedes publicar una fotografía de ninguna de esas cosas.

Si bien es bueno y está bien orar por respuestas tangibles a nuestras oraciones, (se nos encomienda orar tanto por sanidad física [Santiago 5:13-18] como por el pan diario [Mateo 6:11]), no podemos permitir que la naturaleza visual de las interacciones en línea limite nuestras peticiones (ni alimenten nuestro orgullo). El hecho de que no haya una fotografía, no significa que el Señor no esté obrando.

Tenacidad

«La oración cambia las cosas», dijo Walton, «pero la oración también cambia a las personas que oran». Ella enumera las maneras en que Dios ha cambiado su propio corazón en el transcurso de sus pruebas de años. Aunque solía orar específicamente por sanidad en diversos aspectos, ahora suele orar para que Dios se le revele más.

«Si la gente solo oraba por mí en una o dos ocasiones, se perdían la oportunidad de ver cómo mis propias oraciones y mi corazón habían madurado en el proceso de este viaje», dijo ella. Son los que se han quedado cerca,ya sea en la vida real o en línea,quienes han podido ver lo que Dios está haciendo en la vida de Walton. Una de las características más llamativas de las intercesiones de Pablo era su tenacidad. Él contó a las iglesias que oraba por ellos «día y noche» (1 Tesalonicenses 3:10) durante largos periodos de tiempo. Cristo también instruyó a sus seguidores a «orar siempre, sin desanimarse» (Lucas 18:1). En un mundo de historias en línea que desaparecen en 24 horas, el Señor se deleita en la longevidad.

La verdad es que no está mal orar una vez por alguien, pero puede que nunca veamos los resultados. Las respuestas a las oraciones a menudo llegan tras largos periodos de tiempo. Son las personas que se quedan cerca, las que siguen orando y esperan tanto las misericordias temporales como el crecimiento espiritual, las que llegan a ver lo que Dios está haciendo.

Deslizar infinitamente nuestras redes sociales hacia abajo, y encontrar en ello gratificación instantánea, puede que no sea el espacio ideal para cultivar una rica vida de oración, pero hay esperanza para nuestra situación. El ejemplo de proximidad, mutualidad, invisibilidad y tenacidad de Pablo puede dar forma a nuestros hábitos de oración. Sus oraciones llenas de propósito y escritas de su puño y letra, cambiaron el mundo. Tal vez, al seguir su ejemplo, nuestras intercesiones por Instagram harán lo mismo.

Megan Hill es editora para The Gospel Coalition y autora de varios libros, entre ellos Praying Together y Partners in the Gospel.

Traducción por Noa Alarcón

Edición en español por Livia Giselle Seidel

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El COVID-19 acabó con nuestro sentido del progreso personal

Las Escrituras dicen que eso podría ser algo bueno.

Christianity Today September 24, 2021
Illustration by Mallory Rentsch / Source Images: CDC / Unsplash / LoveTheWind / Getty Images

«La esperanza de vida humana promedio es absurda, aterradora y ofensivamente corta». Así es como Oliver Burkeman comienza su nuevo libro, Four Thousand Weeks: Time Management for Mortals [Cuatro mil semanas: gestión del tiempo para mortales]. En este, confronta a los lectores con la inquietante verdad de que tenemos unas escasas 4000 semanas en esta tierra, y mucho de lo que hacemos con ellas es intrascendente, al menos según algunos estándares humanos.

Por más sombrío que parezca, ese es exactamente el mensaje que necesitamos escuchar ahora mismo.

La esperanza de vida en los Estados Unidos ha caído [enlaces en inglés] por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial. Debido a la pandemia de COVID-19, los estadounidenses ahora pueden prever que sus 4000 semanas se reduzcan en aproximadamente 78 semanas (o 18 meses). Decir que la vida es difícil o que la muerte se acerca sería una afirmación irrelevante en cualquier otro momento o lugar en la historia. Pero para aquellos que estamos en el occidente moderno (y quizás para los que estamos en Estados Unidos en particular), la mortalidad es una cuestión que hemos logrado evitar de formas ingeniosas.

Considere la frecuencia con la que priorizamos la eficiencia. Para muchos de nosotros, «hacer el mejor uso de nuestro tiempo» no significa vivir una vida con propósito. Significa hacer la mayor cantidad de cosas posible. Realizamos múltiples tareas, nos esforzamos y perseguimos lo que Burkeman denomina «la vida totalmente optimizada». Y lo cierto es que funciona: logramos muchas cosas, terminamos de hacer cosas.

Funciona, es decir, hasta que surge una pandemia mundial y nuestra capacidad de planificar se frena abruptamente. Funciona hasta que nos encontramos prácticamente en el mismo lugar en que estábamos hace seis meses, y sentimos que hemos sido burlados por el progreso. Funciona hasta que la muerte y el dolor inundan nuestras noticias a diario.

De repente, sin nuestra capacidad de planificar y predecir, descubrimos que carecemos de las habilidades necesarias para navegar en tiempos inquietantes y aparentemente sin sentido. Nos encontramos entumecidos emocional y mentalmente. A medida que los hospitales de todo el país se acercan una vez más al límite de su capacidad y los estudiantes ingresan a un tercer año de aprendizaje intermitente, nos sentimos desorientados y perdemos el sentido de propósito. Y justo cuando más nos necesitamos unos a otros, nos encontramos cada vez más solos, en desacuerdo con amigos, vecinos y familiares.

«Durante los últimos cuarenta años», escribe el académico Alan Jacobs, «me ha interesado nuestra vida en común en este país, las formas en que vivimos juntos, y siempre que hemos experimentado una tensión social pronunciada, he tenido ideas para resolver o al menos disminuir esas tensiones. (…) En nuestra situación actual, no tengo idea de qué hacer. No tengo sugerencias tácticas. Ni siquiera una. Estoy total y absolutamente perdido».

Muchos comparten la sensación de impotencia de Jacobs. Sea el pastor que se esfuerza por mantener unida a una iglesia fragmentada o los padres que tienen que sopesar la educación de sus hijos con los problemas de salud, muchos de nosotros estamos al borde de perder la esperanza. Muchas de nuestras expectativas, planes y sueños se han visto frustrados durante los últimos 18 meses, y probablemente nunca los recuperaremos.

Pero ¿y si este momento también encierra un tipo particular de promesa? ¿Qué tal si las fuerzas que interrumpen nuestra productividad y sentido de control también han abierto una oportunidad para disponer nuestras vidas de una manera diferente?

«Este extraño momento en la historia», escribe Burkeman, «cuando el tiempo se siente tan incierto, podría, de hecho, brindar la oportunidad ideal para reconsiderar nuestra relación con este».

Para hacer esto, debemos comenzar con una franca evaluación del tiempo. Porque mucho antes de que Burkeman abordara la pregunta (y mucho antes de que supiéramos de la existencia del COVID-19), el Maestro de Eclesiastés escribió estas palabras: «Lo más absurdo de lo absurdo… ¡todo es un absurdo!» (Eclesiastés 1:2, NVI). Y luego, con brutal honestidad, batalló con las contradicciones existenciales que marcan la experiencia humana y que muchos de nosotros nos estamos viendo obligados a enfrentar este año.

Los cristianos no han sido inmunes al evangelio del progreso y la productividad. Algunos de nosotros hemos sido discipulados para creer que, si trabajamos, planificamos y negamos lo suficiente, podemos escapar del sufrimiento y la futilidad. Pero las Escrituras (especialmente Eclesiastés) nos recuerdan que el evangelio del progreso y la productividad no se condice con las realidades que enfrentamos en nuestra vida. Vivimos tan solo 4000 semanas, la mayoría de las cuales son dedicadas a tareas mundanas. Somos criaturas débiles, dependientes y desesperadas por la gracia y la misericordia de Dios.

En este momento, sentimos profundamente nuestra dependencia, y ese sentimiento es un don. Porque en este momento (este momento deprimente, perturbador y terrible) tenemos la oportunidad de reconocer la verdad sobre nosotros mismos y sobre las vidas que pensamos que queríamos.

«El COVID-19 ha causado un trauma colectivo a la conciencia», escribe Esau McCaulley. «Todavía no se conoce el resultado completo de ese trauma, pero una cosa está clara: nuestra normalidad anterior no era tan buena como pensábamos».

En definitiva, no logramos alcanzar una vida de significado y propósito cuando buscamos cumplir nuestros propios sueños y propósitos. La alcanzamos cuando nos sometemos a los propósitos más amplios de Dios. El descanso y la paz que anhelamos —el descanso que creemos que vendrá después de que terminemos todo nuestro trabajo de manera eficiente— en realidad se obtienen al rendirnos ante Dios.

«Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados», invita Jesús, «y yo les daré descanso. Carguen con mi yugo y aprendan de mí, pues yo soy apacible y humilde de corazón, y encontrarán descanso para su alma» (Mateo 11:28-29).

Así lo expresa el Maestro en Eclesiastés 12:13: «El fin de este asunto es que ya se ha escuchado todo. Teme, pues, a Dios y cumple sus mandamientos, porque esto es todo para el hombre».

Más que un buen consejo, son buenas noticias. La vida a la que Dios nos llama no es una de más trabajo, mayor eficiencia y desempeño estelar. Más bien, nos invita a descansar rindiéndonos a las vidas y planes que él tiene para nosotros, vidas que en algún momento pueden sentirse estancadas, fallando y limitadas.

«Asimismo, nuestros límites no son restricciones que nos detienen», escribe la autora Ashley Hales, «sino puertas hacia la intimidad con Dios. Solo cuando reconocemos y aceptamos la bondad de nuestros límites es que podemos abrazar la esperanza».

Estos son tiempos apocalípticos, que revelan quiénes somos y en dónde está puesta nuestra confianza. Nuestros planes han sido interrumpidos; nuestro presente y futuro son inciertos. Sentimos el dolor de Eclesiastés muy profundamente. Sentimos nuestra impotencia. Sentimos la brevedad de nuestras 4000 semanas.

Pero es quizás en este momento, al enfrentarnos cara a cara con nuestra mortalidad, que podemos comenzar a vivir vidas marcadas menos por lo que logramos y más por el Dios que seguimos.

Hannah Anderson es autora de Made for More, All That’s Good, y Humble Roots: How Humility Grounds and Nourishes Your Soul.

Traducción por Sergio Salazar

Edición en español por Sofía Castillo y Livia Giselle Seidel

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Cristianos provida oran y se manifiestan contra el fallo de México que despenaliza el aborto

La decisión unánime de la Suprema Corte sienta un precedente histórico en el país fuertemente católico.

Christianity Today September 24, 2021
SOPA Images / Getty Images

La Suprema Corte de México dictaminó el pasado martes 7 de septiembre que es inconstitucional castigar el aborto, anulando por unanimidad varias disposiciones de una ley de Coahuila, un estado en la frontera de Texas, que había convertido el aborto en un acto criminal.

La decisión afectará de forma inmediata solo al estado fronterizo del norte del país, pero establece un precedente histórico y «criterios obligatorios para todos los jueces del país», obligándolos a actuar de la misma manera en casos similares, dijo el presidente de la corte, Arturo Zaldívar. «A partir de ahora no será posible acusar a ninguna mujer que aborte, dentro de las circunstancias que este tribunal ha dictaminado como válidas, sin violar los criterios de la corte y la constitución».

Dichas circunstancias se aclararán cuando se publique la decisión, pero todo apunta a que se refiere a abortos realizados dentro de las primeras 12 semanas de embarazo, período permitido en los cuatro estados donde el aborto ya es legal.

La decisión se toma una semana después de que entrara en vigor una ley en Texas que prohíbe los abortos [enlaces en inglés] una vez que los profesionales médicos pueden detectar actividad cardíaca en el feto. Esta ley permite a cualquier ciudadano privado demandar a los proveedores de servicios de aborto de Texas que violen la ley, así como a cualquier persona que «ayude o incite» a una mujer a someterse al procedimiento.

Solo cuatro estados mexicanos (Ciudad de México, Oaxaca, Veracruz e Hidalgo) ahora permiten el aborto en la mayoría de las circunstancias. Los otros 28 estados penalizan el aborto, con algunas excepciones.

México es un país fuertemente católico romano. La iglesia católica fue una institución poderosa durante la época colonial y después de la independencia de México, pero un movimiento de reforma a mediados del siglo XIX limitó drásticamente el papel de la iglesia en la vida diaria. Los esfuerzos anticlericales en ocasiones llevaron a derramamientos de sangre, especialmente durante la Rebelión Cristera de 1926 a 1929.

Sin embargo, el tema del aborto sigue siendo controvertido en México. La división se mostró el martes cuando grupos de ambas posturas se manifestaron afuera de la corte.

Decenas de personas se arrodillaron en oración frente a la corte. Los manifestantes cristianos provida llevaron rosarios, sostuvieron globos azules y exhibieron carteles con mensajes como «Salvemos ambas vidas».

El conservador Partido Acción Nacional reiteró su oposición al aborto. «Estamos a favor de la defensa de la vida desde la concepción y hasta la muerte natural», dijo el partido en un comunicado. Pidió que se proteja la objeción de conciencia «por motivos éticos, morales o religiosos».

El presidente Andrés Manuel López Obrador, del partido Morena, se negó el martes previo a la toma de decisión a comentar sobre el tema, y solo dijo que era el tribunal quien debía decidir. López Obrador se describe a sí mismo como «un cristiano en el sentido más amplio de la palabra», negándose a ofrecer más detalles cuando se le pregunta sobre sus vínculos protestantes o católicos.

La Conferencia Episcopal Mexicana envió una serie de mensajes a través de Twitter [enlace en español] citando comentarios anteriores de líderes de la iglesia. Uno de ellos fue de principios de este año, antes de una votación para despenalizar el aborto en el estado de Hidalgo. «Que su decisión por la vida no esté condicionada por una ideología, sino motivada por la fe, la esperanza y el amor», decía.

«Somos vistos como un pueblo católico, como un pueblo guadalupano», dijo la profesora de Derecho Leticia Bonifaz de la Universidad Nacional Autónoma de México. «Pero si se da cuenta hoy, el tema que se está discutiendo es legal, no religioso, no moral».

Bonifaz dijo que esta Corte Suprema es más liberal que la que despenalizó el aborto en la Ciudad de México en 2007. En los años intermedios, ha habido una amplia educación no solo para los magistrados, sino también para los abogados que integran sus equipos desde la perspectiva de género y derechos humanos, dijo.

La abogada y activista Verónica Cruz, directora del colectivo «Las Libres», dijo que la decisión «derriba barreras» al enviar el mensaje de que las mujeres no pueden ser acusadas de cometer un delito cuando realizan un abortos.

Actualmente no hay mujeres encarceladas por abortos en México, pero hay unas 4600 investigaciones abiertas por esta causa, dijo Cruz, cuya organización liberó a las últimas mujeres que habían estado en prisión por causa del aborto.

Durante mucho tiempo, el poder legislativo introdujo cambios significativos para la sociedad mexicana, pero más recientemente el «sistema de justicia mexicano ha sido un sistema de justicia de vanguardia en muchos temas», dijo Bonifaz.

El caso histórico pareció saltar a la conciencia del público de la noche a la mañana, pero en realidad, se había estado moviendo a través del sistema legal durante cuatro años, dijo Bonifaz. El exfiscal general Raúl Cervantes había impugnado su constitucionalidad antes de dimitir en 2017.

En decisiones anteriores, la Corte Suprema falló a favor de mujeres que habían sido encarceladas o violados sus derechos por causa del aborto. Pero Rebecca Ramos, directora del grupo no gubernamental de derechos reproductivos GIRE, dijo que el caso más reciente fue la primera vez que los jueces debatieron la cuestión fundamental de si el aborto debería considerarse un delito o no.

La decisión podría abrir potencialmente otra opción para las mujeres de Texas que buscan abortos legales. Durante años, algunas mujeres en el sur de Texas han cruzado la frontera para ir a las farmacias mexicanas a comprar misoprostol, una pastilla que constituye la mitad de la combinación de dos medicamentos recetados para los abortos con medicamentos. Los abortos legales podrían ser accesibles ahora a lo largo de la larga frontera que México comparte con Texas.

Traducción por Sergio Salazar

Edición en español por Livia Giselle Seidel

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Seamos pioneros de la gracia en una era poscristiana

El autor muestra cómo podemos ser testigos de Cristo en una era en que las iglesias han perdido su privilegio cultural.

Christianity Today September 21, 2021
Courtesy of Zondervan

En Gracia divina vs. condena humana , su libro de referencia publicado en 1997, Philip Yancey desafió a sus hermanos evangélicos a actuar de un modo que coincidiera con su lenguaje y sus creencias sobre la gracia. Regresa a este tema en su libro La desaparición de la gracia: ¿Qué les pasó a las buenas nuevas? (Vida), y actualiza el llamado a una vida llena de gracia dentro de una cultura cuyo consenso cristiano se ha deshilachado. La autora y bloguera de Christianity Today Amy Julia Becker habló con Yancey acerca de poner en acción la gracia en contextos en donde el cristianismo ya no es dominante.

Esta entrevista fue realizada en noviembre de 2014.

¿Por qué eligió tratar de nuevo el tema de la gracia?

Amy Sherman, socióloga e investigadora, ha dicho que los cristianos suelen tener tres modelos para interactuar con la sociedad: la fortificación, la acomodación y la dominación. Por decirlo de manera sencilla: nos replegamos sobre nosotros mismos, diluimos nuestro testimonio o derribamos a nuestros oponentes. Y por muchas razones, estos no son modelos del Nuevo Testamento.

Entonces, ¿qué deberíamos ser? Necesitamos crear asentamientos pioneros que muestren al mundo un modo de vida diferente, basado en la gracia.

Se nos ha malcriado en los Estados Unidos debido a nuestra herencia religiosa. Una vez hubo un consenso cristiano en común. Hace unas cuantas generaciones, Billy Graham habría llenado el mayor estadio de cualquier ciudad, se habría puesto de pie y habría dicho «la Biblia dice» y la audiencia habría asentido con él. Hoy la creencia en la Biblia no se puede dar por sentada, así que las menciones acerca de lo que la Biblia dice no tendrán el mismo poder. En esta cultura, el nuevo paradigma es que llegues a la gente con actos de misericordia que toquen el corazón de las personas, y nuestra esperanza es que eso los hará preguntar el porqué de nuestras acciones.

Hoy en día escuchamos hablar de grupos cristianos que pierden el reconocimiento universitario, o que las oraciones o expresiones cristianas en público están prohibidas. En respuesta, nos ponemos a la defensiva y nos sentimos marginados. Pero gran parte de la historia cristiana ha sido vivida de ese modo, como ocurrió durante el Imperio romano, cuando un pequeño número de cristianos dieron forma a otro modo de vida. En una cultura como la nuestra, necesitamos demostrar primero de qué modo la fe en Cristo marca la diferencia en cómo vivimos.

¿Cómo pueden los cristianos enfatizar la gracia y a la vez mantenerse fieles a las verdades del evangelio?

Juan es claro: Jesús vino «lleno de gracia y de verdad». Nosotros hemos imitado bien la parte de la verdad. Pero… restauremos algo de equilibrio.

En los evangelios, cuanto más marginado, pecador o perdedor eras, más te sentías atraído por Jesús. No puedes conseguir esa clase de respuesta inversa simplemente proclamando la verdad todo el tiempo, no importa qué tan verdadera sea.

A veces pienso en lo difícil que tuvo que ser para Jesús. Estaba rodeado de personas que tomaban decisiones equivocadas y egoístas. Imagina lo que es ser perfecto y aun así alcanzar a la gente con la gracia. ¡Qué lección! Es impresionante cómo él evitó decir: «Me encantaría largarme de este planeta». Nunca pareció ofendido por las personas que nos ofenderían a nosotros.

Usted imagina una iglesia llena de gracia como una que existe para «los de afuera». ¿A qué se parecería?

En mi libro escribo acerca de ir a cada iglesia en mi agenda telefónica. Diferentes iglesias tienen diferentes énfasis. Algunas se centran en sus vecindarios. Las iglesias que están en el centro de las ciudades, por ejemplo, enfatizan en gran medida las necesidades que los rodean. Otras tienen un enfoque de misiones.

Es una cuestión de mayordomía. A algunos de nosotros se nos llama a ser administradores de la prosperidad y el éxito, a otros, a serlo del fracaso, el dolor y el sufrimiento. Es mucho más difícil ser un buen administrador del éxito que del fracaso. Así fue en el Antiguo Testamento con Israel. La gente se olvidaba de Dios cuando las cosas iban bien, y se volvían a Él en los tiempos difíciles.

Esta es la situación hoy en día. Los Estados Unidos han sido bendecidos con prosperidad y éxito. Después del fin de la Guerra Fría y la caída del comunismo, fuimos los únicos que quedamos en pie. ¿Cómo hemos administrado esos dones? Yo diría que no muy bien.

Así que la iglesia tiene una oportunidad de ser mejor administradora. No podemos esperar que la nación opere por medio de principios cristianos: ninguna nación lo ha hecho. Pero podemos esperarlo de la iglesia. Imagine qué ocurriría si nos organizáramos en el vecindario, en la ciudad y en el mundo como personas que existen para el bien de «los de fuera».

Nos sentimos tentados a confiar en la aprobación de leyes y en ganar debates, pero al final esos no son los mayores poderes. El mayor poder es lo que hizo Jesús: murió y resucitó de nuevo. Ahí es donde empezó todo. Cuanto más actuemos como Jesús, sin derribar a la gente, sino mostrándoles un mejor modo de vida, los de fuera mirarán y dirán: «Estos cristianos son diferentes».

Traducción por Noa Alarcón

Edición en español por Livia Giselle Seidel

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Recordando a Rubén Proietti, unificador de iglesias en América Latina

El respetado líder de la ACIERA, la CONELA y la Asociación Luis Palau es el último de cientos de pastores argentinos en fallecer a causa del COVID-19.

Rubén Proietti

Rubén Proietti

Christianity Today September 16, 2021
Courtesy of ACIERA

La muerte, aunque segura, siempre nos sorprende. El deceso de Rubén Proietti a la edad de 74 años el pasado jueves 9 de septiembre, no solo afectó a su familia y amistades, sino que conmovió a toda la iglesia hispanoamericana.

Rubén Proietti, organizador de los más grandes eventos evangelísticos, movilizador de multitudes, creador de puentes, paladín de la unidad y apasionado por la evangelización, ya está en la patria celestial.

Rubén es el último de más de 400 pastores que han fallecido en Argentina a causa del COVID-19.

Es por ello que ante la noticia, la familia y la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina (ACIERA) recibieron mensajes de condolencias de fuentes tan diversas como las Alianzas Evangélicas de Hispanoamérica, el exministro de Asuntos Religiosos de España, la Alianza Evangélica Latina (AEL), el expresidente y el actual presidente de Argentina, políticos de todo el continente, la embajada de Israel y el papa Francisco (quien fue arzobispo de Buenos Aires y a quien los evangélicos recuerdan como amigo). [Enlaces en inglés.]

Rubén perteneció a una generación de jóvenes evangélicos que a fines de la década de 1970, soñaron y se comprometieron con la unidad de la iglesia y la evangelización. Fue en el contexto de la organización de Juventud 77, una campaña evangelística organizada en Buenos Aires, que el equipo de Luis Palau , quien falleció en marzo de este año [enlace en español], conoció a Rubén y lo invitó a sumarse a sus filas.

Al poco tiempo, la figura de Rubén fue creciendo hasta llegar a ser el rostro visible de la Asociación Luis Palau en América Latina y su hombre clave en toda Hispanoamérica. Desde allí, Rubén comenzó a tejer relaciones entre los grupos más diversos, construyendo puentes y llevando a cabo proezas de unidad jamás imaginadas.

El objetivo era claro: «Ser uno para que el mundo crea».

No era la unidad por la unidad, sino la unidad con un claro propósito: la evangelización del mundo. Gracias a la generosidad del ministerio de Luis Palau, Rubén pudo extender su ministerio y trabajar a nivel continental en pro de la unidad, primero desde la CONELA (Confraternidad Evangélica Latinoamericana) y finalmente como Presidente de la AEL (Alianza Evangélica Latina).

Sin embargo, su proyección continental no le impidió desarrollar un fructífero ministerio en Argentina. Como Presidente de la ACIERA, llevó a esta Alianza de ser un espacio sencillo que intentaba representar a la iglesia evangélica argentina ante la sociedad, a lo que es hoy, la alianza evangélica más grande del continente, que cuenta con una estructura sólida de alcance federal, una presencia significativa en la sociedad, y que representa a más de 15 000 iglesias.

Desde esta Alianza, Rubén abrió oportunidades para el ministerio de la mujer (ACIERA Mujer), y creó un espacio para el desarrollo del nuevo liderazgo (Pasando la antorcha). Su objetivo era crear un espacio de reconocimiento para la iglesia evangélica en la sociedad, y hacer escuchar la voz profética de la iglesia en toda situación que desafiara la fe y los valores del reino de los cielos.

Reconocemos en Rubén, además de su pasión por la unidad, su enorme generosidad. Siempre estuvo al servicio de los demás y supo honrar a todos por igual: trataba de la misma manera al pastor de una pequeña iglesia que al internacionalmente reconocido pastor de una megaiglesia.

Para quienes tuvimos la oportunidad de ministrar junto a él, y de conocerlo en lo público y en lo privado, sentimos la pérdida de su presencia a la vez que valoramos el peso de su legado. Entendemos que la mejor manera de honrar la memoria de Rubén es redoblar nuestro compromiso por la unidad del pueblo de Dios en medio de la adversidad, luchar por mantener en alto los valores del Reino y servir con pasión.

Rubén nunca escribió un libro. No fue un gran predicador ni tampoco pastor de una megaiglesia, sin embargo, su legado ha dejado una marca profunda en la iglesia de América Latina.

Esperamos que al fin de la carrera nuestro buen Dios nos reciba de la misma manera que ha recibido a Rubén: «Bien, siervo bueno y fiel. (…) Entra en el gozo de tu Señor».

Norberto Saracco es pastor principal de la Iglesia Buenas Nuevas y director del Instituto Teológico FIET, ambos en Buenos Aires, y coordinador del Consejo de Pastores de Buenos Aires .

Este artículo fue escrito originalmente en español.

Edición por Livia Giselle Seidel.

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Estudio: Quienes leen la Biblia regularmente experimentaron más estrés en 2020, pero también más esperanza

En tiempos de prueba, las Escrituras fortalecen y animan.

Christianity Today September 16, 2021
David Sacks / Getty Images

Ainslee Moss sintió todo el peso del 2020.

Para ella, el año 2020 incluyó hacer malabares con las responsabilidades de varios ministerios: dirigir tiendas de segunda mano sin fines de lucro en el condado de York, Carolina del Sur; dirigir un refugio para mujeres; y coordinar las entregas para madres de recién nacidos y ancianos que no podían salir de sus casas durante la pandemia. Además, tenía que viajar de ida y vuelta al hospital con su padre de avanzada edad que estaba luchando contra problemas del corazón y cáncer de esófago.

Su padre, David Gentry, murió a finales de ese año, el 27 de diciembre.

«Definitivamente creo que fue uno de los años más difíciles que he vivido», dijo Moss. «Tuve mis días en los que derramé muchas lágrimas, pero creo que una de las cosas que me mantuvo cuerda en esos momentos fue saber que Dios tiene contados nuestros días».

En los peores momentos del 2020, dijo, recurrió al Salmo 34:1: «Bendeciré al Señor en todo tiempo» (LBLA).

Según los datos de la encuesta State of the Bible [Estado de la Biblia] de la American Bible Society [Sociedad Bíblica de Estados Unidos; ABS, por sus siglas en inglés], las experiencias de Moss durante el último año coinciden con las de muchos cristianos en Estados Unidos.

Las personas que están «comprometidas con la Biblia» —a quienes la sociedad define como las personas que leen las Escrituras varias veces a la semana y citan el impacto de estas en su vida diaria como una forma clave de relacionarse con Dios— tuvieron dificultades en 2020. Registraron estrés y ansiedad en tasas ligeramente más altas que el resto de la población, pero también más esperanza.

«Jesús dijo: “En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo”», dijo a CT John Farquhar Plake, jefe de investigación de la ABS. «Vemos esto reflejado en la vida de personas reales en los datos».

La encuesta reveló que una cuarta parte de los estadounidenses experimenta niveles moderados de estrés y el 10 %, niveles extremadamente altos.

Casi la mitad de los encuestados dijo que tenía problemas para dormir, el 44 % informó que se sentía tenso, el 44 % dijo que se sentía solo y aislado de los demás, y el 37 % dijo que se sentía indiferente o distanciado.

Todos los indicadores de ansiedad en el estudio mostraron un ligero aumento entre junio de 2020 y enero de 2021.

Los cristianos que acuden regularmente a la Biblia no eran inmunes. En realidad, ocurrió lo contrario.

«Descubrimos que las personas más comprometidas con las Escrituras experimentan más estrés y, a menudo, niveles más altos de trauma», dijo Plake.

Según el estudio, «una fuerte relación con la Biblia a menudo coexiste con —e incluso podría estar impulsada por— las dificultades de la vida».

Plake dijo que la correlación podría deberse al hecho de que la gente recurre más a la Biblia cuando tiene problemas que cuando todo va bien en su vida. Por lo que muestran los datos, las Escrituras dan esperanza a la gente. Las personas comprometidas con la Biblia obtuvieron una puntuación de 71 sobre 100 en una prueba de agencia* de esperanza, en la que calificaron la veracidad de afirmaciones como «Si estuviera en problemas, sé que podría salir» y «Puedo pensar en muchas formas de alcanzar mis objetivos». Los encuestados que no están involucrados con la Biblia en el estudio de la ABS obtuvieron unos 14 puntos menos. [*En la Teoría de la esperanza, la agencia se define como la capacidad de un individuo para motivarse a sí mismo para realizar las metas que uno se traza pensando que uno es el agente de cambio, capaz de lograr esas metas.]

Plake dice que los resultados deberían animar a las iglesias y a los ministerios a actuar para atender las necesidades de personas como Moss, quienes han enfrentado muchas situaciones difíciles en los últimos doce meses. El estudio afirma que la Biblia es una fuente de aliento y esperanza.

Marlaina Centeno, pastora y miembro dedel Trauma Healing Institute [Instituto para la Rehabilitación de Trauma] de la ABS, dijo que las mujeres y los grupos minoritarios son estadísticamente más propensos a experimentar traumas en general, y quizás aún más en las dificultades en el contexto de la pandemia.

«Hay tantas situaciones estresantes que han sucedido en el último año, además del COVID, que la situación se ha agravado», dijo.

Aunque para algunas personas el trauma puede crear una barrera a la hora de establecer una relación con Dios, Centeno dijo que los datos indican que en tiempos de dolor y sufrimiento las personas son fortalecidas por medio de la lectura de la Biblia.

Centeno sospecha que el impacto es aún mayor cuando la lectura de la Biblia se produce en un grupo, ya que las relaciones también son una fuente de consuelo y estímulo. Cuando las personas se reúnen, establecen relaciones y estudian la Biblia juntas, salen fortalecidas.

Centeno dijo que aunque ha visto mucho sufrimiento durante el último año, también ha visto mucha restauración.

«He dirigido grupos en persona. He dirigido grupos en línea a lo largo de todo este año con COVID y es increíble ver lo que sucede«, dijo, »desde la primera sesión de aquellos que llegan con una carga increíblemente pesada y que tienen mucho estrés y mucho dolor, y luego seis semanas más tarde o seis sesiones más tarde ver a algunos traer su dolor a la cruz y ser capaces de ver esa luz».

Plake dijo que los líderes de las iglesias deberían extraer dos lecciones del informe State of the Bible [Estado de la Biblia]. En primer lugar, la gente está sufriendo, sea que lo demuestre o no. Y en segundo lugar, la Biblia ofrece esperanza.

«Es maravilloso darse cuenta de que lo que era cierto hace dos mil años sigue siendo cierto en el siglo XXI», dijo. «Así como Dios cambió la vida de la gente, como se relata en el libro de los Hechos y en las epístolas paulinas, vemos ese mismo tipo de cosas en los datos de los estadounidenses del siglo XXI. La Biblia no está desactualizada. Sigue siendo relevante y Dios sigue trabajando».

Para Moss, fue en las páginas de las Escrituras donde encontró la esperanza y la fuerza para volver a trabajar en Tender Hearts Ministries poco después de la muerte de su padre.

«Volveré a verlo un día, porque eso es lo que prometen las Escrituras», dijo.

También sabe que su padre querría que siguiera haciendo aquello a lo que Dios la llamó. Cuando aconseja a los que están tocando fondo, les señala hacia la misma fuente de estabilidad a la que ella acude: la Biblia.

«Les damos esperanza», dijo.

Traducción por Sofía Castillo

Edición en español por Livia Giselle Seidel

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«¿Cómo pudieron equivocarse todos los profetas con respecto a Trump?»

Tras las elecciones de 2020, un remanente de líderes carismáticos está intentando revivir el movimiento desde dentro.

Christianity Today September 16, 2021
Ilustración por Dorothy Leung

Al igual que millones de personas en Estados Unidos y en todo el mundo, Jeremiah Johnson se quedó despierto hasta muy tarde la noche de las elecciones. Desde la pantalla del televisor en su salita de estar veía que el margen de victoria de Donald Trump se iba desvaneciendo y se quedó sentado, incapaz de creerlo.

Muchos dieron por hecho que el expresidente ganaría la reelección. Johnson estaba entre los líderes carismáticos en Estados Unidos que había puesto en ello la palabra de Dios.

La mañana del 4 de noviembre, mientras el país se despertaba con la noticia de que Joe Biden estaba al mando, Johnson envió una «advertencia profética» [enlaces en inglés] a su lista de correos electrónicos, diciendo que él y un «grupo de profetas maduros y comprobados» estaban de acuerdo: Trump había ganado.

«O un espíritu de mentira ha llenado las bocas de numerosas voces proféticas probadas en Estados Unidos, o Donald J. Trump realmente ha ganado la presidencia y estamos presenciando un plan diabólico y malvado desarrollado para robar las elecciones», escribió Johnson a sus seguidores. «Creo con todo mi corazón que lo último es cierto».

Hoy, Johnson se avergüenza cuando piensa en ese mensaje.

A diferencia de los que a principios a 2021 continuaban insistiendo en que Trump había ganado, Johnson cambió de rumbo. Ahora apenas reconoce a la persona que escribió ese correo electrónico el año pasado: como tampoco lo hacen su esposa, su equipo o sus amigos cercanos. En cambio, dice él, Dios, en su misericordia, utilizó los desastrosos efectos colaterales de las profecías fallidas sobre Trump para comenzar un «cambio radical, catalítico» en su vida.

«Me había atrincherado, como todos los demás», le contó Johnson a CT en su primera entrevista en los medios desde que se arrepintió públicamente en enero y cerró el ministerio con su nombre en marzo. «Les digo a las personas que siento que he sido rescatado: siento la bondad de Dios; siento su disciplina. He llorado mucho, solo para agradecer al Señor por este llamado a despertar».

Johnson solamente tiene 33 años, pero muestra sobriedad en su comportamiento siempre que sube a predicar. Echando la vista atrás ahora, Johnson ve cómo el día de las elecciones de 2020 siempre será parte de su historia y un impulso para volver a enfocar su llamado y su ministerio.

Johnson traza su origen espiritual desde que estaba en el vientre. Su madre tuvo un sueño cuando estaba embarazada que la llevó a llamarlo Jeremiah. Nació muerto, con el cordón umbilical alrededor del cuello, y el equipo médico del hospital lo revivió, y lo llamaron «bebé milagro».

Cuando tenía siete años, Johnson tenía sueños proféticos por su cuenta, noche tras noche.

Hijo de un pastor carismático, Johnson creció siendo continuista: creyendo que el Espíritu Santo está vivo y activo hoy, obrando a través de señales y maravillas sobrenaturales como las que se mencionan en Primera de Corintios 12 (sanando y hablando en lenguas) junto a roles como los de apóstoles y profetas. En círculos como los de Johnson se cree que los profetas escuchan a Dios de manera precisa y frecuente, y con un detalle inexplicable. Se espera que utilicen ese don, de acuerdo a Primera de Corintios 14:3, «para edificarlos, animarlos y consolarlos» (NVI).

Cuando Johnson predica, caminando por el escenario con sus jeans [bluyín], camisa y chaqueta de vestir, a veces hace una pausa para entregar una «palabra» profética que siente que el Señor le está urgiendo a compartir con alguien de la audiencia: una afirmación oportuna o un pasaje de las Escrituras, o un recordatorio relevante de un atributo particular de Dios.

A lo largo de las Escrituras se hace referencia al don de profecía, y se incentiva en la mayoría de las tradiciones carismáticas y pentecostales. Sin embargo, Johnson es parte de una clase de pastores, ministros, autores y conferencistas itinerantes que adoptan el rol vocacional de un profeta, al igual que aquellos del Antiguo Testamento, y aseguran que Dios les ha dado un «espíritu de revelación» acerca de sucesos importantes a escala nacional y global. La mayoría se centra menos en predecir el futuro que en entregar palabras oportunas de exhortación y ánimo al pueblo de Dios.

Johnson era pastor y plantador de iglesias en el ministerio Heart of the Father en Florida cuando profetizó en 2015 que Trump ganaría sus primeras elecciones al año siguiente. Mientras la carrera por la candidatura republicana aún tenía una larga lista de nombres, Johnson dijo que escuchó de parte de Dios en un sueño que Trump tenía el «destino profético» de convertirse en un presidente que sería como «un toro en una vitrina». Su visión captó la atención de una red de líderes ministeriales carismáticos que estaban deseosos de predicar y profetizar acerca de la política estadounidense y le dieron al joven pastor una importancia nacional.

«Debido a que entonces era pastor y estaba implicado en la vida de las personas, pensé que se trataría nada más que de un caso en que “Dios me da una palabra en mi santuario, se convierte en viral, Trump sale elegido y eso es todo”», dijo él.

Pero a comienzos de 2018, Johnson dijo que Dios había comenzado a hablarle de nuevo acerca de Trump. Algunos de sus mensajes contenían advertencias para la iglesia: que Dios buscaba el corazón del presidente, no su dinero ni su poder, y que los que le apoyaban debían comenzar a «ver el error de sus caminos» y a «clamar por su alma». No fue sino hasta finales de octubre que Johnson tuvo un sueño en tres partes en el cual los Dodgers ganaban la serie mundial, Amy Coney Barrett tomaba posesión de su cargo antes de las elecciones, y Donald Trump ganaba las elecciones de 2020.

Las dos primeras partes se cumplieron, y Johnson se sintió envalentonado para compartir la tercera como una profecía de Dios.

Pero cuando ahora echa la vista atrás, Johnson ve los peligros de tener una plataforma y una audiencia hambrienta por oír sobre el presidente.

«Nueve de cada diez mensajes que predicaba trataban acerca del Señor. Nada político ni de la actualidad, pero debido a que uno de ellos se hacía viral o captaba mucha atención, creo que se convirtió en algo tóxico, y también peligroso con el paso del tiempo».

Y, para ser sincero, añade: «Ya sea que quieras llamarlo tentación» o no, «eso es lo que vende».

Poco después de quedar claro que Trump había perdido, Johnson dijo que escuchó otra palabra de Dios: «Te has equivocado, y voy a usar esto para hacerte humilde».

Se trataba de toda una reprimenda. Johnson se disculpó ante el mundo y tomó tres meses fuera del ámbito público para ayunar y orar. Entonces se apartó de los compañeros y seguidores del ministerio que seguían animándole a que repitiera profecías políticas y ofreciera comentarios. Cerró su organización, Jeremiah Johnson Ministries, y al hacerlo perdió cientos de donantes de grandes cantidades.

Tuvo una sensación de libertad y alivio cuando dejó todo esto atrás. Describe la experiencia como si Dios lo hubiera sacado de una habitación «llena de trampas» donde las cuestiones espirituales se mezclaban con las políticas. «Hay suficiente de Jesús ahí para mantenerte dentro, pero no hay suficiente de él para mantenerte centrado», dijo.

Uno de los mentores de muchos años de Johnson, el pastor de Denver Loren Sandford, también había profetizado un segundo mandato de Trump. Los dos retomaron el contacto en la época de las elecciones y presentaron sus disculpas el mismo día, justo después de que la certificación de los votos se viera interrumpida por una insurrección en el Capitolio. Al igual que Johnson, Sandford enfrentó y aceptó su falsa predicción, y se enfrentó a similares repercusiones.

Lo que les sorprendió a ambos, no obstante, fue que obtuvieron más respuestas negativas por arrepentirse que por equivocarse.

Mientras Johnson y Sandford se sentían contritos, otros líderes carismáticos estaban preparándose para la batalla. Muchos de los que profetizaron la reelección de Trump, junto con muchos pastores, continuaron aferrándose a sus afirmaciones después de las elecciones e insistieron en que era la voluntad de Dios que Trump siguiera siendo presidente. Varios insistieron aún más en sus profecías y subieron las apuestas.

Rick Joyner, autor y predicador fundador de MorningStar Ministries, se unió al telepredicador Jim Bakker al predecir que el país debía prepararse para una guerra civil entre republicanos y demócratas. El predicador de avivamientos Jeff Jansen proclamó que Trump seguía siendo presidente y que los militares estaban en camino para sacar a Biden del poder.

Tras el día de la investidura presidencial, millones de personas se quedaron con la duda de por qué no había tenido lugar la toma de poder prometida. El movimiento carismático cayó en «un conflicto y un caos absolutos», dijo Sandford.

«Mucha gente del pueblo de Dios está herida, y el mundo se está riendo de nosotros, pensando que nuestra fe en Jesús es tan falsa como esas profecías fallidas sobre Trump», se leyó en una reprimenda de Michael Brown, un líder carismático muy respetado desde el avivamiento de Brownsville a mediados de la década de 1990 y otro de los mentores espirituales de Johnson. «Después de todo, se preguntan, ¿cómo pudieron equivocarse todos los profetas?».

Ahora Brown, Sandford y Johnson están dispuestos a explicar qué condujo a las predicciones erróneas sobre las elecciones y el hecho de que Dios utilice los fracasos de alto perfil como oportunidades para revisar las directrices para acercarse a la profecía y hacer que los profetas rindan cuentas.

«En verdad creo que Dios quiere hacer algo ahora en el movimiento carismático, en el movimiento profético», dijo Johnson en febrero. «Creo que Dios quiere que nos humillemos. En verdad creo que Dios quiere que miremos dentro de nosotros. Creo que Dios quiere que nos hagamos preguntas incómodas».

La ideología de las siete colinas

Este rincón del mundo neocarismático moderno, al que se le suele denominar como la Tercera Ola, la Nueva Reforma Apostólica o la Red Independiente de cristianismo carismático, es uno de los grupos religiosos de crecimiento más rápido en Estado Unidos. Una de las características ideológicas del movimiento es su enfoque en el mandato de las siete colinas, donde los cristianos tienen la misión de ocupar siete aspectos cruciales de la cultura —los medios, el gobierno, la educación, la economía, la familia, la religión y el ocio— como un elemento clave para volver a ganar las naciones para Dios.

La ideología de las siete colinas existe desde hace varias décadas, y tiene su origen en populares figuras evangélicas como Bill Bright, Loren Cunningham y Francis Schaeffer. En un principio, fue una respuesta a la mentalidad separatista que algunos creyentes tenían entonces, animándolos, por el contrario, a ofrecer la influencia del evangelio en todas las áreas de la cultura.

«El problema», dice Brown, «es cuando lo unes a una mentalidad dominadora, mediante la cual asumes el control, espiritualmente» y lo combinas además con una teología postmilenialista en la que a los creyentes no solo se les llama a servir a Dios en cada colina de la cultura que habiten, sino a que lideren desde posiciones de poder para preparar el reinado terrenal de Cristo en el reino milenario.

Aunque la misión de la «visión del dominio» se ha convertido en algo peyorativo para sus oponentes, el término se originó dentro del mismo movimiento. C. Peter Wagner, antiguo profesor del Seminario Teológico Fuller, abrazó una «teología del dominio» en su libro de 2010 Dominion!: How Kingdom Action Can Change the World [¡Dominio! Cómo la acción del Reino puede cambiar el mundo], al igual que hicieron varios de sus primeros defensores carismáticos, incluyendo a los líderes apostólicos Lance Wallnau y Johnny Enlow.

Estos líderes sugirieron que el éxito y la influencia de Trump hacían de él el candidato ideal para ayudar a los cristianos a reclamar su cultura.

Incluso después de que Biden tomara juramento, Enlow mantenía la visión de la victoria de Trump y declaró: «si puede ver lo que hay en el cielo, quién se sienta en el trono… suba y mire el sillón presidencial del cielo, mire quién está allá. No es Biden: es Trump». Enlow dijo en otro lugar que «desde el cielo, al presidente Trump se le reconoce como el líder del gobierno primordial del planeta Tierra».

Enlow también vinculó el destino profético de Trump al dominionismo de las siete colinas y a la conspiración QAnon al asegurar que hay «pedófilos que sacrifican niños en una red mundial en lo alto de esas colinas«, y que Dios envió a Trump en una «operación de rescate» divina.

Aunque estas declaraciones pueden sonar extremistas, tanto Wallnau como Enlow han sido voces de confianza en algunas de las mayores redes carismáticas del movimiento, hablando junto a una multitud de líderes populares como Steve Shultz, de la web profética Elijah List, que tiene un cuarto de millón de suscriptores, y Bill y Beni Johnson de la Iglesia Bethel, la megaiglesia carismática con un núcleo ministerial en el norte de California.

Responsabilidad profética

En 2016, cuando solo un puñado de líderes habían profetizado que Trump ganaría las primeras elecciones, algunos carismáticos tenían esperanza, pero muchos eran escépticos. Al cabo de dos años de su mandato, las predicciones proféticas acerca de su reelección continuaron aumentando. Una encuesta descubrió que casi la mitad de los pentecostales blancos creían que el presidente tenía unción divina, y esos «votantes proféticos» se convirtieron en un segmento de gran fuerza en la base evangélica de Trump.

Según Brown, el número de figuras proféticas que aseguraron tener una palabra directa de Dios acerca de la reelección de Trump solo fueron una pequeña fracción. Pero esta minoría ruidosa, quienes «estaban todos diciendo las mismas cosas», fue eficaz a la hora de alcanzar a la mayoría del movimiento carismático gracias a su fuerte presencia en línea, dijo.

Para los críticos del movimiento carismático, el hecho de que los profetas de hoy en día aseguren escuchar a Dios acerca de las elecciones presidenciales no es el problema. Tampoco lo es el hecho de que sus predicciones acerca de la reelección de Trump resultaran ser falsas. Más bien, es el hecho de que muchos no quisieran reconocerlo cuando se demostró que era falso.

«La profecía sin rendición de cuentas ha sido el problema durante mucho tiempo», dijo Brown, y lo llamó «la cruz del movimiento pentecostal-carismático moderno».

En el Nuevo Testamento el apóstol Pablo animaba a sus seguidores: «ambicionen los dones espirituales, sobre todo el de profecía» (1 Corintios 14:1), advirtiendo: «no desprecien las profecías, sométanlo todo a prueba, aférrense a lo bueno» (1 Tesalonicenses 5:20-21), porque de este lado del cielo «conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá» (1 Corintios 13:9-10).

«Toda palabra profética real necesita una prueba de realidad», dijo Sandford, que todavía recuerda el Efecto 2000, cuando «los grandes profetas profetizaron que todo el mundo llegaría a su fin y que todas las computadoras colapsarían». Hasta hoy, dice, «no he escuchado una sola disculpa de nadie que profetizara aquello».

«Luego están todas las profecías que salieron alrededor de la Semana Santa del año pasado», dice. Las profecías —dadas meses antes de las que se realizaron en torno a las elecciones— aseguraban que el coronavirus comenzaría a desaparecer antes siquiera de alcanzar las costas de Estados Unidos. «Bien, eso tampoco ocurrió», dijo él.

Y aunque Sandford y Brown siguen siendo pesimistas con respecto a los últimos que se han mostrado reticentes a arrepentirse públicamente por sus profecías fallidas sobre Trump, han comenzado a sentirse optimistas acerca de la trayectoria del movimiento en su totalidad.

Sandford, que tiene una maestría en divinidades por el Seminario Teológico Fuller, regresó a un conjunto de principios bíblicos para la profecía bíblica desarrollado años atrás. Se trata de declaraciones como: «Aunque atesoro las experiencias espirituales del Espíritu Santo, no pondré experiencias subjetivas y el discernimiento por encima de la Biblia», y añade la promesa de emitir una confesión completa, con arrepentimiento y una disculpa, ante cualquier profecía errada. Él pertenece a otro grupo que está planeando reunirse durante el otoño para realizar una reforma profética.

En el pasado mes de febrero, Brown reconsideró unos principios similares cuando comenzó a albergar reuniones mensuales por Zoom con Joseph Mattera, jefe de la US Coalition of Apostolic Leaders [Coalición estadounidense de líderes apostólicos], y con un grupo diverso de entre veinte y treinta figuras ministeriales, que incluía a Johnson, para establecer las directrices hacia la responsabilidad profética en sus comunidades.

La nueva declaración, que señala hacia lo que dice que es «un tiempo en el cual existen muchas preguntas en el Cuerpo acerca del don de profecía y el ministerio del profeta», juntó a docenas de patrocinadores, incluyendo a Randy Clark, Daniel Kolenda, Craig Keener, R. T. Kendall, Mark Driscoll y Wayne Grudem.

Como autor de The Gift of Prophecy in the New Testament and Today [El don de profecía en el Nuevo Testamento y hoy], Grudem fue una figura clave en la década de 1980 al defender que su don espiritual carismático podía encajar con una comprensión doctrinalmente sólida de la fe, una posición que ha despegado globalmente, dentro del movimiento carismático reformado del siglo XXI. También él se encuentra entre los evangélicos reformados más importantes que respaldaron a Trump en 2016 (sin embargo, retiró su apoyo tras la publicación de las cintas en las que Trump hacía referencia a manosear a las mujeres).

Otro de los firmantes fue el líder principal de Bethel, Kris Vallotton, quien profetizó la reelección y más tarde se disculpó. Usando palabra como una clave habitual para un mensaje profético, Valloton escribió que recibió «la palabra acerca de la humildad hace un año», explicando: «Cada vez que me pierdo o que no sé qué hacer en esta época loca, Dios me dice: “La humildad es el modo de seguir adelante”».

Steven Strang, editor de Charisma, también firmó la declaración, junto a la exeditora Jennifer LeClaire. Strang fue un defensor temprano y vehemente de las profecías sobre la reelección de Trump, destacando muchas de ellas en su Strang Report. Poco después de las elecciones, continuó animando a sus seguidores a luchar a favor de Dios para dar la vuelta a los resultados.

LeClaire no profetizó sobre el segundo mandato del presidente, pero se unió al coro acerca del primero, describiendo el aumento del rojo [republicano] en el mapa de los estados que votaron por Trump en 2016 como «una parábola de la sangre de Jesús».

Ahora ella también está haciendo sonar la alarma. «Debemos comenzar a unificarnos bajo la bandera de Jesús, aunque no podamos unirnos bajo la plataforma de un político», dijo ella.

Arrepentimiento y humildad

Un año después de haber sido puesto en el centro de atención de Fox News por profetizar la reelección de Trump, Shawn Bolz, líder ministerial en California, echa la vista atrás y ve un «complejo de mesías» entre los seguidores cristianos del presidente.

«Ellos han unido su fe alrededor de esto hasta tal punto de que cuando yo me arrepentí parecía que era un desertor del ejército que ya no pertenecía al equipo», dijo Bolz, quien enfrentó amenazas de muerte por disculparse por su profecía. Una carta manuscrita le advirtió que «cuando Trump vuelva a ser reelegido», a Bolz se le llevaría «en fila enfrente de la Casa Blanca, asesinado como falso profeta».

«No importa lo que la gente te diga —quiero decir, lo que hemos visto, y el fruto de la conducta de las personas—, su esperanza no estaba en Dios, su esperanza estaba en Trump, y punto», dijo Jennifer Toledo, cofundadora de una iglesia carismática en Los Ángeles llamada Expression 58 junto con su marido y Bolz.

Sea o no que Trump sea reelegido de nuevo para presentarse como candidato en 2024, líderes como Bolz y Toledo están orando para que sus iglesias locales y un movimiento más grande faciliten conversaciones para tratar sus puntos ciegos espirituales y renovar su enfoque en Cristo.

El versículo clave asociado con la campaña presidencial de Trump en 2016 fue Segunda de Crónicas 7:14: «Si mi pueblo, que lleva mi nombre, se humilla y ora, y me busca y abandona su mala conducta, yo lo escucharé desde el cielo, perdonaré su pecado y restauraré su tierra». Es un pasaje popular entre los pentecostales y que se cita frecuentemente en círculos carismáticos, y al final se convirtió en un llamado profético a orar y ayunar por su elección y reelección.

Y aunque muchos líderes carismáticos compararon a Trump con Ciro, el rey persa que hizo regresar al pueblo de Dios del exilio y los llevó de nuevo a la tierra prometida, la congregación de Toledo se guía por Isaías 58, en donde Dios rechaza a Israel por no ver que el verdadero avivamiento y la restauración no llegan solamente por la búsqueda de una reforma justa, sino por una visión integral de arrepentimiento y reconciliación.

A lo largo de las Escrituras los profetas predicaron este mensaje al pueblo de Dios para su beneficio. Los profetas tienen una «una dependencia única en el Espíritu Santo —de guía, revelación, perspectiva e inspiración— para que puedan hablar y ministrar», dice Brown. Se supone que tienen que mantenerse enfocados y bien encaminados «para mantenerse en lo principal y asegurarse de que las cosas no se salen por la tangente».

Pero, como atestiguó Jeremiah Johnson, muchos profetas se van distrayendo con otras cosas y «se convierten en piedra de tropiezo» para el pueblo de Dios porque «cuando los profetas se distraen, el pueblo se distrae».

«Hemos hablado de la idolatría de la política, [pero] también existe la idolatría a los profetas», dice Johnson. «Nadie habla de eso». Él dice que cree que «los profetas se han convertido en un ídolo en el cuerpo de Cristo», y que, aunque «obviamente se han humillado, el pueblo mismo necesita arrepentirse de haber adorado a los profetas».

A Johnson también le preocupa que muchos creyentes hayan perdido de vista cuál debería ser el papel principal del ministerio profético: no predecir el futuro ni pronosticar las elecciones, sino guiar a la gente hacia Cristo.

Durante los tres meses que estuvo orando y ayunando a comienzos de 2021, al escuchar la voz de Dios, escuchó al Señor decir: «Un hombre está muriendo, un ministerio está muriendo, y yo quiero que comiences a centrarte en un movimiento… para ayudar a preparar a la esposa de Cristo para el regreso de nuestro glorioso Novio, el Rey Jesús».

En vez de seguir dirigiendo Jeremiah Johnson Ministries, el pastor comenzó una nueva aventura llamada The Altar Global. En las reuniones de adoración, de tres horas de duración, que se retransmiten en vivo desde su iglesia y la base de su ministerio en Charlotte, Carolina del Norte, él predica un enfoque renovado en Cristo. «Señor, pon a prueba nuestros motivos e intenciones esta noche», predicó durante un servicio esta primavera. «Cúbrenos con una devoción pura y simple de corazón hacia Jesú».

Según se van sumando más líderes a este creciente remanente, Johnson cree que la comunidad carismática recuperará su visión. «El Espíritu de Dios está humillando al movimiento profético en todos los ámbitos», dice Johnson. «Y, claramente, Dios está llamando a su pueblo a volver a él».

Stefani McDade es colaboradora de CT y vive en Georgia.

Traducción por Noa Alarcón

Edición en español por Livia Giselle Seidel

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Fue capturada por los talibanes en 2001. Pero Dios le dio una historia más grande.

Entrevista con Heather Mercer, quien trabajó por la libertad en Kurdistán y adoptó un hijo en esa nación.

Heather y su hijo, Hawal, en 2009 (izquierda) y en su graduación en 2018 (derecha).

Heather y su hijo, Hawal, en 2009 (izquierda) y en su graduación en 2018 (derecha).

Christianity Today September 13, 2021
Fotos por cortesía de Heather Mercer

Cuando tenía 24 años, Heather Mercer fue una de las dos mujeres estadounidenses de un grupo de ocho trabajadores de ayuda internacional que fueron capturados por los talibanes junto con 16 afganos. Un mes después, una organización terrorista protegida por los talibanes lanzó un exitoso ataque contra Estados Unidos que cambió el curso de la historia para ambas naciones, y Mercer se hizo brevemente famosa. Fue, por un momento, una especie de ícono de la difícil situación en la que se encontraba Estados Unidos: rehén de este grupo desconocido con objetivos desconocidos.

Ella y los demás trabajadores de ayuda internacional fueron rescatados dos meses después, en noviembre de 2001. En aquel momento, Mercer dijo que esperaba que su vida fuera mucho más que la historia de cómo fue capturada por los talibanes. En los últimos 20 años, se ha esforzado por hacer algo más mientras sigue caminando en su fe en Dios, la cual nos invita a realizar el trabajo que cambiará las naciones y hará historia.

Mercer, ahora de 44 años, habló con CT desde su oficina en Kurdistán.

¿Has vuelto a Afganistán desde que fuiste rescatada?

No he vuelto. He intentado volver tres veces, y en una ocasión estuve muy cerca de conseguir mi visa, pero después las puertas se cerraron. Pero anhelo volver.

¿Por qué quieres volver? ¿Qué quieres hacer allí?

Tengo muchas ganas de volver a tocar Afganistán. Dejé un trozo de mi corazón allí. Afganistán fue mi primer amor. Y quiero volver y ver a la gente que estuvo involucrada, ver a los afganos que conocí y amé. Hay una joven con la que estuve en la cárcel: me encantaría intentar encontrarla. Todos mis recuerdos de Afganistán están llenos de cariño, de gratitud por haber podido vivirlo.

¿Sentiste esa gratitud desde el principio, o es algo desarrollaste durante 20 años de crecimiento y sanación? También debe haber habido un poco de trauma.

Era joven cuando fui a Afganistán, pero llevaba años deseando ir. Compré un boleto de ida. Les dije a mis padres que si moría en Afganistán, me enterraran allí, porque esa era la tierra que amaba. Aunque terminó de forma abrupta, nunca sentí rabia o amargura hacia los talibanes o hacia la gente. Hubo cosas que tuve que superar al volver a casa. Pero ni un solo día me arrepentí o deseé que no se me hubiera permitido tener esa experiencia. Desde el principio supe que era un privilegio la oportunidad que Dios me dio de vivir esa época de la historia afgana.

El grupo de mujeres retenidas por los talibanes (a la derecha) y sus guardias de prisión (a la izquierda).Fotos por cortesía de Heather Mercer
El grupo de mujeres retenidas por los talibanes (a la derecha) y sus guardias de prisión (a la izquierda).

En una entrevista mencionasteque no querías que la historia de tu cautiverio fuera la única historia de tu vida. Así que, después de 20 años, ¿cuáles son las historias que son importantes para ti ahora?

Una historia importante ha sido el trabajo aquí en Kurdistán y el Freedom Center [Centro de la Libertad]. En septiembre tendremos la gran inauguración del Centro de la Libertad. Es la combinación de 18 años de trabajo, fe y confianza en Dios para hacer lo imposible. Ahora estamos en la cima de esa gran escalada. Es una historia increíble de la fidelidad de Dios. Es la primera vez en la historia de Iraq que se hace algo así.

Todo lo que hacemos en el Centro de la Libertad está relacionado con mejorar la capacidad de las personas para vivir libres, ya sea físicamente libres en la sociedad a la que pertenecen, o espiritualmente libres en sus corazones, y brindarles herramientas y recursos para darles esperanza en el caos y el conflicto.

Estamos muy entusiasmados, muy orgullosos de esta victoria por lo que representa para una generación de personas.

Cuando el presidente George W. Bush tomó la decisión de que las fuerzas especiales vinieran a por nosotros, y en los años posteriores, me he dado cuenta de lo significativo y extraordinario que es que todavía siguiera con vida. Sé que el presidente Bush se refiere a menudo a la Escritura: «A todo el que se le ha dado mucho, se le exigirá mucho» (Lucas 12:48, NVI). Y yo siento lo mismo.

Creo que otra de mis historias sería la de haber adoptado a un joven kurdo sordo. Su historia es del tipo de las que se usan para hacer películas. ¿Quieres que te hable un poco de él?

Sí, por supuesto.

Se llama Hawal. En kurdo significa, esencialmente, «buenas noticias».

Es uno de ocho hijos de una familia kurda muy sorprendente. Los padres pasaron los primeros meses de su matrimonio en las montañas huyendo de Saddam Hussein.

A su madre yo la llamaría una constructora de comunidades. Nunca ha recibido una educación formal, pero es una mujer influyente en su comunidad, tiene un corazón para acoger al mundo. A través de su propia implacabilidad, se convirtió en mi mejor amiga. Tres de sus hijos nacieron con necesidades especiales, y uno de ellos falleció.

Cada vez que llegaba a la ciudad, Hawal veía mi Jeep roja entrar en el pueblo, y literalmente corría a través del pueblo para venir a saludarme a mí y a nuestro equipo. Como nació sordo, nunca aprendió a hablar. No pudo ir a la escuela. Así que, literalmente, creció sin lenguaje: sin leer, escribir, hablar o hacer señas. Inventó su propio lenguaje con unos cincuenta gestos.

Fui parte de esta familia por años, durante los cuales, pude observarlo crecer. Y entonces sucedió lo de ISIS. Él estaba en su adolescencia y sabía que no había un futuro para él en Iraq. En un acto de desesperación intentó huir, y decía que iba a ir a Europa. Su madre estaba muy preocupada por él y me lo confió.

Habíamos emprendido grandes proyectos médicos, así que pensé: vamos a ver si podemos llevar a Hawal a Estados Unidos para que reciba una cirugía. En ese tiempo yo no sabía nada sobre la sordera. Pensé que si se operaba, podría oír y entonces hablaría. Milagrosamente, pudimos conseguir una visa para que Hawal viniera a Estados Unidos a recibir atención médica. Y pensé que durante seis meses o un año yo iba a coordinar y facilitar su estancia en Estados Unidos. Cuando íbamos de camino al aeropuerto, el 6 de abril de 2016, su madre me dijo: «Ya no es nuestro hijo. Ahora es tu hijo y te lo entregamos. Y lo que creas que es mejor para su futuro, es tu hijo». Pensé que era como su hospitalidad kurda diciendo: «Confiamos en ti». Pero más tarde, cuando ya estaba en Estados Unidos, supe que, de hecho, lo decían en serio.

Mientras volábamos hacia Estados Unidos, Hawal vio la pantalla [de la televisión] y se fijó en el mapa del vuelo. Y me hizo un gesto: «¿Por qué el avión va así [en curva] y no así [en línea recta]?». Esa fue mi primera pista de la complejidad de la historia en la que nos íbamos a meter, porque Hawal no sabía que el mundo era redondo.

Lo inscribí en la Escuela para sordos en Austin, Texas, que es un colegio residencial. Esencialmente, Hawal tuvo que aprender tres idiomas simultáneamente sin haber tenido nunca una construcción lingüística en sus primeros años de vida. Y empezó a aprender matemáticas desde cero. Tuvo que aprender todo esto simultáneamente, a un millón de kilómetros de su país y de su familia de origen.

Tuve que aprender el lenguaje de signos para poder empezar siquiera a tener una forma de enseñarle algo. Fue un viaje increíble de prueba y error, tratando de averiguar qué iba a funcionar. Él superó con creces todo lo que yo podía brindarle. Y el Señor construyó este increíble equipo de no menos de 100 personas, incluyendo extraordinarios mentores y amigos, en el cual todos tomaron parte en la vida de Hawal.

Hawal se graduó de la Escuela para Sordos de Texas en 2018, se le concedió el asilo legal en Estados Unidos y pronto obtendrá su permiso de residencia. En agosto, irá a la Universidad de Gallaudet. Él será la primera persona de su familia en ir a la universidad. Él ha creado esta enorme comunidad, en la que muchos de ellos son refugiados y tienen historias similares.

¿Cómo crees que has cambiado en los últimos 20 años?

Siento que entiendo mucho mejor cómo funciona esta parte del mundo. Pero la idea de llamarse [cristiano], y vivir para Jesús y caminar con Dios, todo eso me parece que lo entiendo mucho menos.

En mi formación espiritual, siempre tuve esta idea de cómo se vería cambiar el mundo para Jesús. Y creo que estaba equivocada en muchos aspectos y era arrogante. Vivir en zonas de conflicto me ha hecho muy humilde. Me doy cuenta de que soy una persona en esta gran historia de Dios y de su corazón para cumplir lo que dice Isaías 61. Quiero ser fiel y correr bien mi carrera. En eso me concentro.

Sigo creyendo que Dios nos invita a una obra que hará historia, pero solo quiero amarlo a Él, amar a la gente y no tener miedo de la misión de la libertad en lugares donde aún no la han experimentado. Me despierto cada mañana y sigo diciendo: «Dios, quiero ver cómo cambian las naciones». Y confío en que Él escribirá esa historia.

Traducción y edición en español por Livia Giselle Seidel

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Presentador TV en darí: Afganistán ahora verá un «cristianismo puro»

Ahora que el ministerio satelital ha pasado a ser uno de los pocos medios para alcanzar a los creyentes locales bajo el régimen talibán, el pastor afgano de SAT-7 reflexiona sobre el impacto que la retirada militar de los Estados Unidos tendrá en el evangelio.

Shoaib Ebadi

Shoaib Ebadi

Christianity Today September 10, 2021
Courtesy of SAT-7

Tanto Afganistán como su vecino Irán comparten la lengua persa. Ahora que los talibanes volverán a gobernar desde Kabul, ¿será posible que estos países comiencen a compartir también una trayectoria espiritual?

En 1979, el sah de Irán fue derrocado por la revolución islámica. Las duras medidas que se tomaron entonces terminaron con la presencia de cristianos occidentales en la nación. No obstante, hoy la iglesia iraní es una de las que están creciendo más rápido en el mundo, porque la crueldad de los mulás hizo que muchos se indignaran con el islam y encontraran una nueva fe en Jesús.

El ministerio de la televisión vía satélite ha tenido un papel fundamental en la expansión del evangelio en Irán, y hoy continúa al otro lado de la frontera en Afganistán. El ministerio cristiano SAT-7 comenzó a emitir en 2002 en farsi, el dialecto persa hablado en Irán, y en 2010 Shoaib Ebadi comenzó las primeras retransmisiones grabadas en darí, el dialecto persa hablado en Afganistán. Su programa Secretos de la vida empezó a emitirse en directo en 2014, y aún hoy es accesible a toda la nación.

Ebadi, de 55 años, nació en Afganistán, pero se convirtió al cristianismo en 1999 cuando vivía como refugiado en Pakistán. Al año siguiente emigró a Canadá y hoy dirige Square One World Media, un medio de comunicación cristiano que produce contenidos en varias lenguas de todo el mundo.

Él conversó con CT acerca de la historia de la iglesia afgana, el impacto del ejército estadounidense sobre ella, y su esperanza en que ahora la gente pueda llegar a escuchar un «cristianismo puro» en su tierra natal.

Algunas estadísticas proponen que el número de cristianos en Afganistán es de aproximadamente 8000. ¿Podría darnos una breve historia de la iglesia?

Hubo un templo protestante que se construyó en Kabul en 1970 durante la época del sah, pero fue destruido cuando se derrocó a la monarquía en 1973. Los católicos tenían una iglesia en la embajada de Italia desde 1933. Pero estas iglesias eran únicamente para nacionales extranjeros, no para afganos.

Había un puñado de creyentes en la década de 1950, cuando los profesionales estadounidenses llegaron a Afganistán y abrieron un hospital oftalmológico y una escuela técnica. Más tarde, para 1990, llegaron misioneros que elaboraban tiendas y carpas a mano sirviendo también como profesores de inglés y trabajadores de ONG. En ese tiempo yo estaba en una comunidad de unos treinta o cuarenta creyentes afganos en Pakistán. La mayoría de ellos finalmente se marcharon hacia Occidente.

Estos fueron probablemente los primeros afganos en conocer a Cristo en la era moderna, pero solo Dios sabe.

Entonces, ¿cómo se desarrolló la iglesia afgana después de la llegada de los estadounidenses en 2001?

Algunos de los creyentes de Pakistán, así como otros refugiados que huyeron a Irán, regresaron a Afganistán después de la llegada de los estadounidenses. Y otros misioneros llegaron independientemente de la presencia militar y difundieron la palabra de Dios. Se formaron grupos de creyentes, pero bajo liderazgo extranjero. Las reuniones de Navidad llegaron a reunir hasta 150 personas.

Pero en 2006, el caso de Abdul Rahman obtuvo eco internacional cuando fue amenazado con la pena de muerte por haberse convertido al cristianismo. Finalmente, la iglesia católica le ayudó a conseguir asilo. Y en 2010, Said Amusa, quien había sufrido una amputación, fue apresado por su fe, pero la comunidad internacional le ayudó a llegar a Canadá.

Más tarde, en 2014, la OTAN terminó oficialmente sus operaciones en Afganistán, y cuando ellos se marcharon también lo hicieron la mayoría de los trabajadores cristianos extranjeros. Algunas reuniones desaparecieron, y la asistencia económica llegó a su fin. Sin embargo, otros creyentes tomaron la iniciativa de liderar la iglesia, y el evangelio comenzó a expandirse, especialmente entre la minoría hazara.

¿Cuál es la constitución étnica de la iglesia afgana, y por qué los hazara (un diez por ciento de la población) han estado más abiertos? (La mayoría de los afganos son pastunes, seguidos por los tayikos, los hazara y otras etnias).

Probablemente la mitad sean hazara, y después un 30 por ciento de tayikos y un 20 por ciento de pastunes. Los hazara (como pueblo) son chiíes, y fueron perseguidos bajo los gobiernos de diferentes sahs y reyes de Afganistán. Pero la forma chií del islam también acepta el concepto del sacrificio, es decir, que alguien dé la vida por otro. Así que entienden y se sienten identificados cuando se les presenta el sacrificio de Jesús.

¿De qué manera su programa de televisión ministra en Afganistán?

Puesto que no hay una iglesia oficial, estamos intentando proporcionar un servicio de una hora de duración para los creyentes. Los primeros diez minutos los dedicamos a una historia de alto impacto, relacionada con una cuestión social y política, presentando una perspectiva bíblica. Emitimos canciones de alabanza, oramos y presentamos una enseñanza de la Biblia. Y, mientras tanto, aceptamos llamadas de los oyentes en directo y sin filtro.

La última semana tuvimos una llamada de un creyente en Afganistán que nos contó que se encontraba enfermo emocionalmente y que no sabía qué hacer. Le escuchamos, oramos con él y lo pusimos en contacto con nuestro equipo de seguimiento. A veces, personas no cristianas llaman simplemente para discutir.

Pero ahora que los talibanes están en control, seremos uno de los últimos recursos disponibles para los cristianos. Comenzarán a filtrar las redes sociales e Internet, pero no pueden bloquear específicamente una sola emisora de televisión por satélite.

¿Cómo describiría el estado psicológico actual de la iglesia afgana?

Ahora es muy difícil. El miedo es el que domina y los creyentes piensan que ellos serán el próximo objetivo. Muchos están tratando de marcharse, y algunos están obteniendo ayuda de organizaciones internacionales. Pero no va a ser posible sacar a ocho mil personas de Afganistán. Algunos se están volviendo clandestinos, y escuchamos noticias de que otros se están dirigiendo a las montañas. Y el invierno está por llegar.

Pero, por la gracia de Dios, serán capaces de continuar viviendo bajo los talibanes siendo la luz y la sal.

¿Cómo nos aconsejaría (a los estadounidenses y a otros cristianos extranjeros) para que podamos ayudar?

Lo primero es orar. Pero también hace falta apoyo, ya sea económico, espiritual, emocional o simplemente en términos de evacuación. Están realmente necesitados.

Mi otra petición es publicar las noticias.

Cuando los talibanes van casa por casa, lo primero que hacen es preguntar si allí vive algún periodista. Lo segundo que preguntan es si en esa familia tienen un teléfono «grande», es decir, un smartphone. Tienen miedo de los medios de comunicación porque registrarán lo que están haciendo.

Como cristianos, necesitamos informar de la verdad acerca de lo que les está ocurriendo a los creyentes y a todos los demás.

¿Puede comparar la situación hoy con la caída del sah de Irán en 1979? Desde entonces ha habido un aumento radical en el número de cristianos iraníes. ¿Puede ser que veamos algo similar en Afganistán?

En aquel momento en Irán había más cristianos de los que hay hoy en Afganistán. Había iglesias, pastores y misioneros. Y las represalias contra ellos fueron enormes.

Sin embargo, la gran diferencia está en los medios. En aquel entonces solamente estaba la radio de la BBC. Pero si los talibanes hacen algo hoy se sabrá de inmediato, porque las generaciones más jóvenes y las mujeres reaccionarán. Creo que será difícil que los talibanes gobiernen como lo hicieron antes.

Pero otra diferencia es que la larga presencia del ejército estadounidense ha hecho que muchos afganos asociaran el cristianismo con la cultura occidental, y junto con ello la homosexualidad y la prostitución que son un desafío para los valores locales.

Ahora verán una cara diferente del islam, una de brutalidad y matanzas.

Pero también verán una cara diferente del cristianismo. Mientras que los talibanes odian a sus enemigos, tenemos las imágenes de las fuerzas estadounidenses haciendo todo lo que posible por evacuar afganos, incluso llenando los aviones con mucha más gente de la que podían llevar. Y también ven la bondad de los soldados, cargando bebés y ayudando a una madre embarazada a dar a luz.

Afganistán también necesita asistencia económica, lo cual abrirá las fronteras. Los cristianos llegarán de Pakistán, de Irán y de las naciones de Asia central. La gente verá el énfasis humanitario del cristianismo cuando los ayuden y se conviertan en la voz de los que no tienen voz.

En términos generales, ¿la presencia del ejército estadounidense ayudó o lastimó a Afganistán?

Bajo su supervisión, el gobierno afgano abrió la sociedad civil. Las niñas regresaron a la escuela, millones de personas se beneficiaron de la educación y las mujeres pudieron involucrarse en todos los aspectos de la vida. Había señales de democracia y de otras libertades, especialmente en comparación con los países vecinos.

Pero ha habido áreas en donde el ejército estadounidense ha tenido un impacto catastrófico.

En 2001 Afganistán producía [una fracción] del suministro mundial de opio. Veinte años más tarde es el 80 por ciento, con dos millones de afganos adictos. Y la corrupción se ha convertido en un modo de vida, porque a los caudillos militares se les dio dinero para mantener la paz. Un creyente nos contó que solo para conseguir hacer un papeleo regular tuvo que pagar cerca de doscientos dólares en sobornos.

Todo esto se llevó a cabo bajo la mirada de la comunidad internacional.

Y el conflicto étnico, que ya estaba presente durante las eras de los británicos y los soviéticos, continuó bajo los estadounidenses, puesto que a los pastunes se les daban los mejores puestos. Y entonces, al final del acuerdo de paz, los estadounidenses sacaron a cinco mil miembros de los talibanes y de otros terroristas de prisión.

Es comprensible por qué los afganos no pelearon por su gobierno. Estados Unidos era el mentor de la sociedad civil, pero después hicieron tratos con sus enemigos. La gente perdió la motivación, simplemente. Se sintieron abandonados.

¿De qué modo esta historia impactará las futuras perspectivas para el evangelio?

Tenemos que darle el mérito al Señor. Él obra a través de circunstancias difíciles y convierte el mal en bien. A pesar de estos problemas, ha habido un crecimiento del cristianismo dentro de Afganistán. Pero, al mismo tiempo, la gente ha visto una mezcla de cristianismo y cultura occidental.

De ahora en adelante verán un cristianismo puro: un cristianismo nativo. La comunidad internacional puede orar y apoyarnos. Pero la iglesia afgana ahora debe liderar su propia adoración, y brindar sus propias enseñanzas. Si Dios quiere, dejarán a un lado sus diferencias y se unirán en Cristo.

Hace unos años estaba enseñando sobre el perdón y un creyente hazara me contó que los talibanes habían asesinado a su familia. Yo creo en Jesús, me dijo, pero no puedo perdonarlos. Pero entonces Dios abrió sus ojos y fue capaz de perdonar.

Y hace poco, en una conferencia para creyentes afganos en Londres, un grupo de hazaras, tayikos y pastunes se reunieron y se pidieron perdón unos a otros. El cristianismo es lo que hace posible vivir en paz con otras etnias. Si eso puede llegar a ocurrir, tendrá un gran impacto.

Traducción por Noa Alarcón

Edición en español por Livia Giselle Seidel

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