Quietud en medio de la batalla

¿Cómo podemos seguir el consejo del salmista cuando hay tanto en juego?

Christianity Today February 25, 2024
Hometown Hills por Caroline Greb. Óleo sobre panel. 5 x 7”. 2021

«Quédense quietos, reconozcan que yo soy Dios. ¡Seré exaltado entre las naciones! ¡Seré enaltecido en la tierra!». —Salmo 46:10

En una noche húmeda del verano pasado, me senté en el pórtico trasero de mi casa en la oscuridad y me quedé observando un cactus larguirucho que había dejado olvidado en una maceta. Este Epiphyllum oxypetalum, comúnmente conocido como «dama de noche», fue un regalo que recibí de un amigo jardinero de avanzada edad. Cuando me lo dio, aseguró que el cactus tendría flores nocturnas espectaculares, aunque no durarían mucho tiempo. «Y es muy fácil de cuidar», me aseguró. «Mi planta produce siete u ocho flores al mismo tiempo». Y, sin embargo, tras cinco años de espera, solo había visto una sola deslucida flor colgando entre los ondulados tallos como un globo desinflado. Y no fue a causa de mi poco esfuerzo. Lo regaba con regularidad, pero no demasiado seguido. Lo cambié de lugar para que recibiera luz indirecta. Le puse fertilizante, lo podé, y le encontré un buen lugar dentro de la casa antes de que bajara la temperatura exterior. Sus tallos crecieron en todas direcciones y se hicieron largos como tentáculos. Aun así, los brotes de fin de verano que mi amigo había prometido nunca aparecieron.

Entonces, la primavera pasada, mientras mi familia se tambaleaba en medio de oleada tras oleada de pérdidas traumáticas, dejé la planta en la esquina del porche y me dediqué a atender otras necesidades más urgentes. Así que, aquella noche a fines del verano, me llevé una gran sorpresa al encontrar dos capullos hinchados, envueltos en sépalos rosados, listos para florecer.

La bien conocida instrucción del Salmo 46:10: «Quédense quietos, reconozcan que yo soy Dios», se ha convertido en una frase popular. Aparece en pegatinas, carteles escritos a mano y gráficos para redes sociales. Lo invocamos como estímulo para frenar nuestro ritmo frenético y confiar en que Dios cuida de nosotros. Pero otra traducción bíblica ofrece una postura ligeramente distinta: «Dejen de pelear y acepten que yo soy Dios» (PDT).

El Salmo 46 comienza describiendo un contexto de cataclismo. El salmista declara que Dios es nuestro refugio, fortaleza y ayuda, y se aferra a esta verdad incluso cuando «se desmorone la tierra y las montañas se hundan en el fondo del mar; aunque rujan y se encrespen sus aguas, y ante su furia retiemblen los montes» (v. 2-3). El texto presenta imágenes de destrucción mundial y conflictos violentos; tanto catástrofes naturales como caos político.

En la tercera y última sección del salmo, el salmista describe la intervención de Dios utilizando imágenes bélicas: «Ha puesto fin a las guerras en todos los confines de la tierra; ha quebrado los arcos, ha destrozado las lanzas, ha arrojado los carros al fuego» (v. 9). Si miramos el salmo como un todo, parece que el versículo 10 no nos está diciendo simplemente que nos tomemos un descanso del ajetreo y el bullicio de la vida. Por el contrario, es una orden contraintuitiva de dejar de luchar desesperadamente por nuestra propia seguridad y supervivencia.

El año pasado, a mi familia y a mí nos pareció que nuestro mundo realmente estaba cayendo a las profundidades del mar. La repentina muerte de dos jóvenes amigos y las secuelas de aquellos traumas trastocaron todo en nuestras vidas. Todos los días luchaba desesperadamente por encontrar seguridad y proteger a mis hijos de la oscuridad que amenazaba con hundirlos. Temblaba y me enfurecía, y sentía una profunda necesidad de refugio.

¿Cómo podía seguir el mandato del salmista y dejar de luchar cuando había tanto en juego? Y sin embargo, el Salmo 46:10 insiste en que cuando nos encontramos en medio de una batalla, ese es precisamente el momento de quedarnos quietos. El mandato aparece junto a un llamado a la meditación: «reconozcan que yo soy Dios».

Dios no promete mantenernos alejados de la tragedia y la catástrofe (si tal fuera el caso, no necesitaríamos una fortaleza). En cambio, Él promete ser la torre fuerte que nos mantiene seguros en medio de las batallas feroces y las aguas turbulentas. Cuando tenemos la seguridad sobre esto, ya no necesitamos pelear, esforzarnos y batallar solos.

La Cuaresma no niega nuestra realidad, que nos atraviesa el corazón, nos cansa los huesos y nos oprime el pecho. Nos pide que dejemos de pelear, no porque nos rindamos, sino porque optamos por dar testimonio de la promesa de Dios a sus hijos.

En aquella húmeda noche de verano, me senté en silencio y observé cómo los sépalos de color rosado del cactus se arqueaban hacia arriba y hacia atrás, y luego se extendían como rayos de sol alrededor de los suaves pétalos que protegían. En la oscuridad, las pálidas flores brillaban como estrellas, y me guiaron de vuelta al Dios que dice: «Quédate quieto».

Reflexiona



1. ¿En qué contextos has escuchado antes el Salmo 46:10 y el mandato a quedarte quieto? ¿Cómo cambia tu interpretación de este versículo la versión que dice «dejen de pelear»?

2. ¿En qué área de tu vida sientes que estás peleando o batallando? ¿Cómo sería dejar de pelear por ti mismo? ¿Qué promesas de Dios pueden salir a tu encuentro si te mantienes quieto?

La Dra. Elissa Yukiko Weichbrodt es autora y profesora asociada de arte e historia del arte en Covenant College de Lookout Mountain, Georgia.

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Ser como Jesús

Siempre hay recursos divinos disponibles para cambiar nuestras vidas.

Christianity Today February 20, 2024
Wellcome Collection / CCO

Este artículo de los archivos de CT fue publicado por primera vez en inglés en agosto de 1990.

Hace algún tiempo llegué a la conclusión de que no amaba a mis vecinos de al lado. Eran, a todas luces, personas peligrosas y desagradables: exmoteros que se ganaban la vida vendiendo drogas.

Nunca habían intentado hacerle daño a mi familia, pero el tráfico constante de quienes les compraban drogas —muchos de los cuales se sentaban en el patio para consumirlas— comenzó a colmarme la paciencia. Mientras le daba vueltas al asunto en mi mente un día tras otro, dando alas a mi irritación, el Señor me ayudó a ver que en realidad no sentía ningún amor por ellos; que después de «sufrirlos» durante muchos años, me alegraría en secreto de su muerte si con ello consiguiera deshacerme de ellos. Me di cuenta también de lo poco que me importaban en realidad casi todas las personas con las que trataba a lo largo del día, incluso cuando se trataba de «asuntos religiosos». Tengo que admitir que nunca había buscado ser poseído fervientemente por la clase de amor con la que Dios ama, o por ser más como Jesús. No obstante, el tiempo de buscarlo había llegado.

Pero, ¿es posible ser como Jesús? ¿Realmente podemos tener el carácter del Padre celestial? Sabemos que Dios muestra amor sincero por cada uno y es amable de forma constante, incluso con los ingratos. Del mismo modo, Jesús demostró ser misericordioso, rápido a la hora de perdonar agravios y siempre feliz de dar, sin más, sin esperar nada a cambio.

Ahora creo que es posible revestirse del Señor Jesucristo (Romanos 13:14). La gente normal, en un entorno común, puede vivir de la abundancia del reino de Dios, dejando que el espíritu y las acciones de Jesús sean el flujo natural que salga de sus vidas. El «árbol» puede hacerse bueno, y entonces el fruto será bueno, como es de esperar (Mateo 12:33).

No obstante, esta nueva vida que Dios imparte implica tanto un objetivo como un método.

Su corazón, nuestro corazón

Como discípulos (literalmente, estudiantes) de Jesús, nuestro objetivo es aprender a ser como Él. El primer paso es confiar en que Él nos recibe tal cual somos. Pero nuestra confianza en Él nos conduce hacia la misma clase de fe que Él tenía, una fe que hizo posible que actuara como lo hizo. La fe de Jesús estaba enraizada en su evangelio del orden celestial, la buena noticia del «reino de los cielos» (Mateo 4:17). Cielo es una palabra con mucho significado. Desde Abraham (Génesis 24:7) en adelante, para el pueblo de Israel significaba la disponibilidad directa de Dios para con sus hijos, así como su supremacía sobre todo lo que nos afecta. Desde el cielo «los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos, atentos a sus oraciones» (Salmo 34:15; 1 Pedro 3:12).

Jesús se encargó de transmitir a sus seguidores esta realidad del orden celestial que sustentaba su vida. Cuando envió a sus doce amigos en una primera misión, les dijo que los enviaba «como ovejas en medio de lobos». Serían como mariposas contra armas automáticas. Sin embargo, —¡imagina a las ovejas escuchando esto!— no había necesidad de temer. Dos pajarillos cuestan una moneda. Aun así, ni uno solo de ellos cae a tierra «sin que lo permita el Padre». El cielo está tan cerca que incluso los cabellos de nuestra cabeza están contados. «No tengan miedo», nos dice Jesús; «ustedes valen más que muchos gorriones» (Mateo 10:16, 29-31).

Evitemos tristes sustitutos

Vivir bajo el gobierno del cielo nos libera y nos empodera para amar como Dios lo hace. Sin embargo, fuera de la seguridad y la suficiencia del orden celestial, estamos demasiado asustados y furiosos como para amar de verdad a los demás, o incluso a nosotros mismos, y por eso establecemos tristes sustitutos. Una formulación contemporánea de la comparación que hace Jesús de la clase de amor de Dios, agapē, y que normalmente pasa por amor, podría ser: ¿Qué tiene de grande amar a aquellos que los aman a ustedes? ¡Los terroristas lo hacen! Si eso es todo a lo que equivale su «amor», ciertamente Dios no está implicado. O supongan que solo son amistosos con «los de su misma clase». ¡También lo hace la mafia! (Mateo 5:46-47).

Ahora, reflexiona: ¿has derramado tu corazón en una generosa bendición hacia alguien que te haya insultado o humillado? ¿Puedes trabajar, sin pensar en tu propia ganancia, por el bienestar de alguien que te desprecia abiertamente, o que quizá haya deseado que caigas muerto? ¿Estás esforzándote con entusiasmo por el éxito de alguien que compite contigo para conseguir favor, posición o beneficio económico?

Muchos letreros en las puertas de las casas dicen: «¡Bienvenidos, amigos!». ¿Podría el tuyo sinceramente dar la bienvenida a tus enemigos? Cuando prestas un traje, un equipo de música, un coche, herramientas o libros, ¿eres capaz de dejarlos ir sin esperar verlos de nuevo, como sugiere Lucas 6:35 que deberíamos hacer? Yo realizo buena parte de mis reparaciones mecánicas o de carpintería, y tengo un buen suministro de herramientas, cosa que mis vecinos pronto descubrieron. Estoy agradecido de tener oportunidades de prestar una sierra eléctrica, un hacha, una llave o unas pinzas, porque lo veo como un auténtico ejercicio espiritual de abandono delante de Dios. Estoy aprendiendo a amar a los demás en las cosas pequeñas, y esto me ayuda a estar preparado para confiar en Él en cosas que verdaderamente importan.

El triángulo de oro

Si esta vida de fe y amor desde el cielo es el objetivo del discípulo de Jesús, el cumplimiento natural de la nueva vida en Cristo, ¿cómo podemos entrar en ella? Aunque en un sentido es el resultado de la presencia de Dios en nosotros, el Nuevo Testamento también describe un proceso detrás de nuestro «revestimiento» del Señor Jesucristo. Se habla de ello repetidas veces en la Biblia bajo tres aspectos esenciales, cada uno de ellos inseparable del otro, y todos interrelacionados. A este proceso se le podría llamar «el triángulo de oro» de la transformación espiritual, porque resulta tan precioso como el oro para el discípulo, y cada uno de sus aspectos es tan esencial para el conjunto como los tres lados de un triángulo.

Un aspecto, o lado, de nuestro triángulo es la fiel aceptación de los problemas de cada día. Al soportar las dificultades con paciencia podemos alcanzar la certeza de la plenitud del orden celestial en nuestras vidas.

Santiago, el hermano del Señor, comenzó su mensaje a la iglesia instruyéndonos sobre estar «muy dichosos» cuando aparecieran los problemas: «Hermanos míos, considérense muy dichosos cuando tengan que enfrentarse con diversas pruebas, pues ya saben que la prueba de su fe produce constancia» (1:2-3, NVI). Cuando se permite que la constancia o la paciencia actúen libremente en los detalles de la existencia cotidiana, eso nos hará «perfectos e íntegros, sin que [nos] falte nada» (v. 4).

Ciertamente Santiago aprendió esto de Jesús, su hermano mayor, durante más de veinte años de vida familiar que a veces implicó resentimientos (Juan 7:2-8). Nunca debemos olvidar que, durante la mayor parte de su vida, Jesús fue lo que hoy llamaríamos un obrero, un artesano, un contratista independiente. Sus manos tenían callos por usar los equivalentes del primer siglo de los martillos, los taladros, las hachas, las sierras y los planos. Era conocido en su pueblo simplemente como «el carpintero».

En ese contexto, Santiago lo vio practicando lo que Él más tarde predicaría. Sabemos lo que es «tratar con el público». Jesús también lo sabía. Cada pequeña cosa que Jesús nos enseñó a hacer era algo que Él había puesto en práctica en el día a día. En las pruebas de su existencia cotidiana, en la vida familiar y del pueblo, Él comprobó la suficiencia del cuidado de Dios hacia aquellos que simplemente confiaban en Él y le obedecían. Y, al menos en retrospectiva, Santiago lo entendió. Una vez que vio quién era su hermano mayor en realidad, se dio cuenta del poder de la paciencia en los sucesos cotidianos —manifestados sobre todo por una lengua inofensiva (Santiago 3:2)— como el camino en el cual el carácter de Dios se completa en nuestras vidas.

Abramos nuestras vidas al Espíritu

El segundo lado de nuestro triángulo es la interacción con el Espíritu de Dios en y alrededor de nosotros. Como señala Pablo, el Espíritu nos permite «caminar» en el Espíritu (Gálatas 5:25). Esta personalidad creativa y todopoderosa, el «fortalecedor» prometido, el paraclētus de Juan 14, espera amablemente a que lo invitemos a actuar sobre nosotros, con nosotros y por nosotros.

La presencia del Espíritu Santo siempre puede reconocerse en el modo en que nos mueve hacia lo que Jesús sería y haría (Juan 16:7-15). Cuando experimentamos por dentro la dulzura celestial y el poder de la vida —el amor, la alegría y la paz— que Jesús conocía, esa es la obra del Espíritu en nosotros.

Por fuera, la vida en Espíritu se manifiesta de dos maneras. Los dones del Espíritu nos permitirán realizar cierta función específica —como un servicio, una sanación o liderar la alabanza— con efectos que irán claramente más allá de lo que conseguiríamos por nosotros mismos. Estos dones sirven para los propósitos de Dios entre su pueblo, pero no indican necesariamente el estado de nuestro corazón.

El fruto del Espíritu, por el contrario, ofrece una señal segura de un carácter transformado. Cuando nuestras actitudes y disposiciones más profundas son las de Jesús, es porque hemos aprendido a dejar que el Espíritu infunda su vida en nosotros. Pablo confesó: «He sido crucificado con Cristo, y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí» (Gálatas 2:20). El fruto es el resultado de que Cristo viva dentro de nosotros a través del Espíritu: amor, gozo, paz paciencia, amabilidad, fidelidad, benignidad, dominio propio (Gálatas 5:22-23).

Tanto los dones como el fruto son el resultado, no la realidad, de la presencia del Espíritu en nuestras vidas. Lo que ocasiona que seamos transformados a imagen de Cristo es nuestra interacción directa y personal con Él a través del Espíritu. El Espíritu hace que Cristo esté presente en nuestras vidas y nos atrae a buscar su semejanza. Es así como nosotros «reflejamos la gloria del Señor» y somos constantemente «transformados a su semejanza con más y más gloria por la acción del Señor, que es el Espíritu» (2 Corintios 3:18).

Las disciplinas de la semejanza a Cristo

El tercer lado de nuestro triángulo consiste en las disciplinas espirituales. Consisten en actividades especiales, muchas de las cuales Jesús mismo practicó, como la soledad y el estudio, el servicio y la discreción, el ayuno y la alabanza. Son maneras en las que nos comprometemos a seguir el mandato del Nuevo Testamento de dejar morir o «no proveer» para los aspectos meramente terrenales de nuestras vidas, y vestirnos de la nueva persona (Colosenses 3).

El énfasis en esta dimensión de la transformación espiritual recae en nuestro esfuerzo. Es verdad, se nos ha dado mucho, y sin gracia no podemos hacer nada; pero también hacen falta nuestras acciones. «Esfuércense», nos dice Pedro (2 Pedro 1:5). Debemos esforzarnos por añadir a nuestra fe, virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, constancia; a la constancia, devoción a Dios; a la devoción a Dios, afecto fraternal; y al afecto fraternal, agapē (vv. 5-7).

En Colosenses 3, Pablo nos anima «como escogidos de Dios, santos y amados» a renovar nuestro ser interior con órganos («entrañas», dice la RVA) de misericordia, amabilidad, humildad de mente, mansedumbre, tolerancia, paciencia, perdón y agapē (vv. 12-14). No solo deberíamos tratar de ser personas misericordiosas, amables, modestas y pacientes, también tenemos que hacer planes para convertirnos en eso. Es decir, debemos averiguar lo que impide y lo que promueve la misericordia, la bondad y la paciencia en nuestras almas, y hemos de retirar los obstáculos para estas cosas tanto como sea posible, sustituyéndolo cuidadosamente con lo que nos ayude a asemejarnos a Cristo.

Muchas personas bienintencionadas, por dar un ejemplo, no tienen éxito a la hora de ser amables porque viven apresurados haciendo cosas. La prisa tiene a la preocupación, al miedo y a la ira como socios cercanos; además, es un enemigo mortal de la bondad y, por lo tanto, del amor. Si este es nuestro problema, puede que nos ayude en gran medida un retiro diario de soledad y silencio, en el cual descubramos que el mundo sobrevive aunque nosotros estemos inactivos. Ahí podremos meditar en oración para ver con claridad el daño hecho por nuestra falta de bondad, y compararlo honestamente con lo que, si acaso, se consigue de verdad con nuestras prisas. Llegaremos a entender que la mayor parte del tiempo nuestra prisa en realidad está basada en el orgullo, la prepotencia, el miedo y la falta de fe, y rara vez en la producción de nada que tenga verdadero valor para nadie.

Tal vez acabemos haciendo planes para orar diariamente por las personas con las que tratamos con regularidad. O puede que decidamos pedir a nuestros conocidos que nos perdonen por perjuicios pasados. Sea lo que sea que surja de esa reflexión en oración, podemos estar absolutamente seguros de que nuestras vidas nunca serán las mismas, y de que disfrutaremos de una riqueza mucho mayor de la realidad de Dios en nuestras vidas.

En general, pues, nos «revestimos» de la nueva persona por medio de actividades regulares que están bajo nuestro poder, y nos convertimos en lo que no podríamos ser simplemente con un esfuerzo directo. Si tomamos nota y seguimos a Jesús en lo que hizo cuando no estaba atendiendo o enseñando, encontraremos la guía y el poder para comportarnos como Él lo hacía cuando estaba en medio de cualquier circunstancia.

El rasgo más obvio de aquellos que profesan a Cristo pero no llegan a ser semejantes a Él es su negación a llevar a cabo las medidas razonables y comprobadas para el crecimiento espiritual. Casi nunca me encuentro con alguien que se encuentre en frialdad, confusión y aflicción espirituales que sea metódico en el uso de aquellos ejercicios espirituales que serían obvios para cualquiera familiarizado con los contenidos del Nuevo Testamento.

Como luces radiantes en un mundo lleno de gente perversa y corrupta

Los tres lados del triángulo de oro de la transformación espiritual deben estar juntos. Ninguno de los tres nos dará un corazón como el de Cristo sin los otros dos. Ninguno de ellos puede ocupar el lugar del otro. No obstante, cada uno de ellos, conectado con los demás, ciertamente nos acercará a ser cada vez más como Cristo.

En Filipenses 2 el apóstol junta los tres lados en una gran declaración: «Esfuércense por demostrar los resultados de su salvación obedeciendo a Dios con profunda reverencia y temor. Pues Dios trabaja en ustedes y les da el deseo y el poder para que hagan lo que a él le agrada. Hagan todo sin quejarse y sin discutir, para que nadie pueda criticarlos. Lleven una vida limpia e inocente como corresponde a hijos de Dios y brillen como luces radiantes en un mundo lleno de gente perversa y corrupta» (vv. 12-15, NTV).

Cuando aceptamos que los sucesos y las tribulaciones inmediatas son el lugar donde recibimos la provisión de Dios, pacientemente anticipamos la acción de su Espíritu en nuestras vidas. Con esperanza hacemos lo mejor que podemos para encontrar las maneras en las que nuestro ser interior puede asumir un carácter digno de los hijos del Altísimo. Este es el camino para un cambio radical: un cambio que sea suficiente para suplir las necesidades del mundo y para preparar a las personas para que sean la morada de Dios.

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Un Camino no apto para débiles

El precio de la Cruz en un mundo que ama el placer.

Christianity Today February 18, 2024
Table Assemblage por Michelle Chun. Óleo sobre lienzo. 60x50”. 2020-21

Luego Jesús dijo a sus discípulos: «Si alguien quiere ser mi discípulo, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga». —Mateo 16:24

En unas de las palabras más sobrecogedoras de las Escrituras, Cristo le dice a sus discípulos: «Si alguien quiere ser mi discípulo, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga». En este punto de la historia de la Pasión, los discípulos aún no conocen el poder de las palabras de Cristo. Ciertamente entendían lo que era una cruz y sabían algo sobre los horrores de la crucifixión, pero aún no sabían que Cristo mismo moriría en este instrumento de tortura romana, ni las diversas formas de sufrimiento a las que cada uno de ellos se enfrentaría.

El mandato a negarnos a nosotros mismos se encuentra en el centro mismo del cristianismo. Pero en una cultura que gira en torno a la afirmación de uno mismo, resulta cada vez más difícil comunicar este mensaje con eficacia. La idea de que nos neguemos a nosotros mismos como un acto de espiritualidad resulta contraintuitivo en la actualidad. En su libro Una era secular, Charles Taylor se refiere al reto de la abnegación en la era moderna: «Para mucha gente hoy en día, dejar de lado su propio camino para someterse a alguna autoridad externa simplemente no parece comprensible como forma de vida espiritual».

La abnegación no solo es difícil, sino que resulta incomprensible en nuestro tiempo, una era en la que la autorrealización es la piedra angular de una buena vida. Sin embargo, nuestra fe no nos pide que dejemos de lado la autorrealización: simplemente redefine los términos en que se cumple. Según la historia bíblica, fuimos creados para negarnos a nosotros mismos y, cuando nos negamos, alcanzamos esa realización.

El mundo define la plenitud como algo que fluye del corazón del individuo en su sentido más auténtico, sin restricciones por parte de ninguna fuente externa. El cristianismo enseña que nuestros corazones son perversos y poco fiables, que deseamos cosas que no solo son malas, sino que son malas para nosotros mismos.

Jesús enseña la paradoja de que la abnegación es autoafirmación (Mateo 16:25). Solo que el «auto» y la «afirmación» son definidos por Dios, no por nuestros falibles caprichos humanos. Quiénes somos (hijos de Dios) y qué significa para nosotros esa realización (unión con Cristo) no depende de nosotros. Estar con Cristo es estar sin nuestros deseos egoístas.

Así que debemos preguntarnos: ¿qué significa negarnos a nosotros mismos? Significa apartarnos del pecado. Todo pecado es el acto de elegir nuestro propio camino y avanzar en contra de la voluntad de Dios para nosotros. Es una afirmación perversa del yo, que prioriza sus propios deseos por sobre el prójimo e incluso, sobre Dios.

La obediencia es una cruz que cargamos; es una forma de sufrimiento, aunque es un sufrimiento que trae sanidad, paz y restauración. Nos gusta imaginar que la obediencia a Dios no conlleva dolor, salvo quizá en caso de persecución. Pero aunque el mundo no nos castigue por nuestra fe, el simple hecho de elegir apartarnos del pecado implica sufrimiento. En el caso de los pecados persistentes y profundamente arraigados, el arrepentimiento requiere desprenderse de los malos hábitos, romper con rituales que nos resultan familiares y desgarrar la desobediencia. Y eso puede doler.

Por ejemplo (y esto es algo que no reconocemos lo suficiente), elegir ser fieles en el matrimonio requiere que nos neguemos a nosotros mismos el placer de la intimidad con otras personas. Para algunas personas esto es fácil, pero para otras puede implicar una profunda negación. Al fin y al cabo, el mundo está lleno de gente atractiva, interesante y encantadora. Decir «sí, acepto» es decir «me niego». En aras de cumplir este compromiso, me niego la oportunidad de estar con otra persona.

En este tiempo de Cuaresma, recordamos que esta forma de abnegación es un modelo para la vida cristiana. Mientras el mundo nos recuerda lo gratificantes que son sus placeres —cuánto los «merecemos», y por qué satisfacer nuestros deseos es amarnos a nosotros mismos—, nosotros nos entregamos a Cristo. La avaricia, el orgullo, la envidia, la lujuria, la glotonería, todos estos son pecados que somos capaces de abrazar como placeres, pero que seguir a Cristo nos exige negar. Son placeres que nos hacen daño, pero al principio, como el pan comido en secreto, son agradables (Proverbios 9:17).

El camino del cristianismo no es para los de corazón débil. Exige mucho valor, humildad y abnegación. Pero tenemos un Salvador fiel que modeló este sacrificio por nosotros, que conoce el precio de la negación y la belleza de la fidelidad. Y la fidelidad es hermosa. Cristo mismo, que sufrió en la cruz, fue glorificado en su cuerpo. Y del mismo modo, cuando nos negamos a nosotros mismos somos glorificados para Dios. Recibimos una paz que viene solo de negar nuestros deseos pecaminosos y deleitarnos en Dios.

Reflexiona



1. ¿Cómo redefine el cristianismo la realización en contraste con la visión secular de la autorrealización?

2. Durante el tiempo de Cuaresma, ¿qué áreas específicas de abnegación destacaron para ti en el devocional? ¿Cómo podemos aplicarlas a nuestras vidas durante este tiempo?

El Dr. O. Alan Noble es profesor asociado de inglés en Oklahoma Baptist University, asesor de Christ and Pop Culture y autor de tres libros.

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La vida como una flor que se marchita

El Miércoles de Ceniza derriba nuestra ilusión de que somos invencibles.

Christianity Today February 14, 2024
Poppies and Dogwood por Elizabeth Bowman. Lienzo al óleo. 2023

Pocos son los días y muchos los problemas, que vive el hombre nacido de mujer. Es como las flores que brotan y se marchitan; es como efímera sombra que se esfuma. —Job 14:1-2

Cada año, cuando se acerca el Miércoles de Ceniza, una colina que está cerca de nuestra casa en las montañas del oeste de Carolina del Norte se cubre de pequeños capullos de narcisos amarillos. Estas son las primeras flores que aparecen en la primavera, y sus tonos dorados resaltan con gran contraste contra los colores grisáceos y amarronados del todavía presente invierno.

Sin embargo, a pesar de su esplendor, la vida de los brotes es breve. Durante los días posteriores a su floración, los narcisos son azotados por el inclemente viento frío de las montañas que siempre se queda más tiempo de lo que esperamos. Cualquier helada o nieve tardía inevitablemente se posará sobre sus frágiles pétalos, y acortará aún más el tiempo en que pueden lucir su belleza. Después de algunas semanas, las flores que siguen en pie cambian de color y se marchitan, y eventualmente caen al suelo congelado, apagando así nuestra esperanza de la cercanía de días más cálidos.

No es de extrañar que Job, un hombre cuyo sufrimiento ocupa un lugar destacado en la narrativa bíblica, comparó la fragilidad de su vida con aquella de una delicada flor. A pesar de que Job poseía una extraordinaria riqueza, a pesar de que había sido contado entre los justos, seguía siendo vulnerable. Era un hombre íntegro, prudente, y tan susceptible a la calamidad como cualquier otro. Sus posesiones fueron destruidas por el fuego y por asaltantes, sus hijos murieron en un desastre natural, y su salud sucumbió bajo una dolorosa enfermedad. Cuando estas catástrofes vinieron sobre su vida, Job cobró plena consciencia de aquello que es terriblemente cierto para todos nosotros: nuestros días son breves, efímeros, cada uno de ellos vivido bajo las consecuencias del pecado original.

Para muchos de nosotros, es fácil sentir una sensación de control. En términos generales, nuestra generación tiene acceso sin precedentes a comida, agua, un techo y atención a la salud. Nuestra capacidad para tomar decisiones sobre nuestro futuro laboral, con quién nos casaremos o a qué comunidades nos uniremos es algo que no tiene precedentes.

Mientras tanto, la industria del bienestar y de la autoayuda ha infundido en nosotros la falsa ilusión de que podemos eludir cualquier sensación o circunstancia que nos haga sentir incómodos. Uno puede aliviar el cansancio extenuante con una receta para preparar una bebida verde o con algún aceite esencial, podemos controlar el desorden de nuestras vidas con la aplicación móvil perfecta para la gestión del tiempo, y podemos aliviar nuestras tristezas pasando tiempo en las redes sociales o en alguna plataforma que ofrezca películas o series.

Además, como cristianos podemos creer que una teología bien fundada y un compromiso firme con determinadas disciplinas espirituales puede servirnos como una defensa contra las incontables opciones que se nos ofrecen a diario. Quizás los amigos de Job tenían esto mismo en mente cuando llegaron a acompañar a su compañero.

Lentamente, la mentira se va asomando: tengo control sobre lo que me acontece; puedo evitar el sufrimiento.

Esta ilusión de invencibilidad explica por qué tantos de nosotros nos sentimos desconcertados y confundidos —quizás hasta ofendidos— cuando inevitablemente encontramos pruebas en el camino. Darnos cuenta de que el sufrimiento y la muerte forman parte de lo que significa ser humanos nos lleva a reconocer con humildad nuestras limitaciones, sin importar qué virtudes, poder de decisión o privilegios tengamos. Nuestras vidas no son como fortalezas bien construidas, sino más bien como flores efímeras. Todos nosotros estamos expuestos y somos vulnerables como esos narcisos que brotan y florecen en medio del frío inclemente.

Jesús nos recuerda la incómoda realidad de que Dios hace que «llueva sobre justos e injustos» (Mateo 5:45). Sin embargo, en el mismo pasaje, Jesús nos dice que no tengamos miedo; que no nos preocupemos por lo que comeremos, beberemos o vestiremos. «Observen cómo crecen los lirios del campo», dijo (Mateo 6:28).

Los lirios están revestidos de belleza en todo tiempo, sin poner en ello ningún esfuerzo. «No trabajan ni hilan» porque Dios es el artista que mira cuando florecen y cuando se marchitan. Y el mismo Dios conoce lo que nosotros necesitamos. La humillación que acompaña a la indefensión a veces puede llevarnos a una forma inesperada de descanso; a dar un paso atrás en nuestros esfuerzos por controlar los resultados y a encontrar un respiro de nuestras labores.

Trato de observar con detalle cómo crecen los narcisos y admirar su esplendor en lugar de limitarme a lamentar su brevedad. Aunque la vida de esas flores es corta, ciertamente son un rayo de esperanza, un recordatorio tangible de los cambios de estación, de que el calor siempre viene, y de que la gloria es posible incluso en los entornos más hostiles. Dios, y solo Dios, es capaz de hacerlo.

Nunca ha habido un invierno en que esa colina no haya resucitado con belleza. Aquellos narcisos son como un milagro, un anticipo de una resurrección más grande que vendrá. Y aún la esperanza más débil, si recibe el cuidado de Dios, puede florecer en gozo eterno.

Reflexiona



1. ¿De qué manera es incómodo comparar nuestras vidas con las flores? ¿De qué manera brinda consuelo?

2. ¿De qué manera nuestros privilegios amplifican nuestra ilusión de control? ¿De qué manera abandonar esa ilusión de control puede llevarnos a descansar?

Amanda Held Opelt es autora, oradora y compositora. Escribe sobre el dolor, la creatividad y la fe, y ha escrito dos libros.

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Pascua en el día a día

Prepara tu corazón para Pascua con Christianity Today.

Christianity Today February 14, 2024
Zatelepina / Getty

Preparemos juntos nuestros corazones durante la temporada previa a la Pascua y mucho más allá. Los acontecimientos ocurridos hace más de 2000 años todavía resuenan en nuestros huesos y cuerpos hoy. La muerte y resurrección de Jesús es la realidad más poderosa de la historia y del mundo, y sigue revelando verdad a nuestras vidas cada día. Depende de nosotros recordar, reflexionar y permanecer en las gloriosas repercusiones cotidianas del amor de Cristo por nosotros, el cual fue revelado a través de su humildad y su poder, la crisis y la victoria, la desesperanza y la desbordante alegría. Él murió y ciertamente resucitó, y eso lo cambia todo: aun los aspectos más pequeños de la vida diaria. Mientras preparamos nuestros corazones, este devocional te invita a recorrer la Cuaresma y la Pascua a través de las diferentes etapas del viaje emocional, así como a la luz de las verdades teológicas de la vida y la muerte, y todo lo que ocurre en el medio.

El devocional Pascua en el día a día está dividido en tres marcos, y cada uno representa una realidad emocional diferente a lo largo del camino pascual. El primer marco nos guía a través de la temporada que en el calendario eclesiástico se conoce como Cuaresma, donde confrontaremos la humilde condición de nuestra humanidad, examinaremos las limitaciones de nuestra condición carnal, y abrazaremos el llamado a una vida de sacrificio, ayuno y abnegación. El segundo marco nos llevará a través de la Semana Santa en preparación para la Pascua, donde vislumbraremos la anticipación de la esperanza. Por último, nos sumergiremos en la turbulencia y la intensidad presentes en la traición a Jesús, su crucifixión, su resurrección y su reencuentro. A lo largo de este recorrido, veremos que el amor y la gloria han vencido el aguijón de la tristeza y la muerte, tanto en el escenario de la eternidad, como en nuestras insignificantes vidas que un día serán halladas en gloria.

Parte 1: La humilde condición de nuestra humanidad

Parte 2: La anticipación de la esperanza

Parte 3: La pasión del amor

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Alistair Begg mantiene su consejo con respecto a las bodas LGBTQ con un sermón sobre la compasión de Jesús

A pesar de su oposición al matrimonio entre personas del mismo sexo, el consejo pastoral de Begg le costó su puesto en American Family Radio y en una conferencia para pastores.

Alistair Begg

Alistair Begg

Christianity Today February 13, 2024
Parkside Church / screengrab

Durante las últimas semanas, Alistair Begg, pastor de la Iglesia Parkside de Chagrin Falls, Ohio, y presentador del programa radiofónico Truth for Life, se ha visto envuelto en lo que él llama «una tormenta en una taza de té» por un consejo que dio sobre asistir a una boda LGBTQ.

Ese consejo, dijo en un sermón el último fin de semana de enero, tenía como base el mandato de Jesús a los cristianos de amar incluso a aquellos con quienes no están de acuerdo o a quienes desaprueban [enlaces en inglés].

«Jesús dijo que debes amar a tus enemigos», dijo Begg, basándose en una serie de textos bíblicos para afirmar que los cristianos deben mostrar compasión —y no condena— por quienes se han descarriado.

El sermón fue una respuesta a la polémica suscitada por los comentarios que Begg hizo durante una entrevista promocional de un libro el pasado otoño, que recientemente se hicieron virales en las redes sociales. Durante la entrevista, Begg habló con una mujer cuyo nieto se iba a casar con una persona transgénero. Begg, que se opone a las bodas entre personas del mismo sexo, le sugirió que fuera a la boda y llevara un regalo. Al hacerlo, demostraría su amor por su nieto, aunque no aprobara la boda.

«Puede que tu amor por ellos los pille desprevenidos, pero tu ausencia simplemente reforzará el hecho de que digan: “Esta gente es lo que siempre he pensado: sentenciosos, críticos, y no están preparados para tolerar nada”», dijo el pastor evangélico. Añadió que los cristianos tienen que asumir riesgos al mostrar amor a quienes los rodean.

Los comentarios de Begg desataron una tormenta entre algunos de sus seguidores y partidarios, sobre todo entre los calvinistas conservadores y otras comunidades evangélicas. Los evangélicos blancos siguen siendo uno de los grupos religiosos estadounidenses con menos probabilidades de apoyar el matrimonio entre personas del mismo sexo, según el Public Religion Research Institute (PRRI).

El 38 % de los evangélicos blancos dicen apoyar el matrimonio entre personas del mismo sexo, según el PRRI. En cambio, el 87 % de quienes afirman no tener una afiliación religiosa, el 81 % de los judíos, el 77 % de los budistas, el 77 % de los protestantes blancos de denominaciones tradicionales y cerca de tres cuartas partes de los católicos aprueban el matrimonio entre personas del mismo sexo.

Begg tenía previsto hablar en marzo en la Shepherds Conference [Conferencia de Pastores], una importante reunión de pastores evangélicos reformados dirigida por el pastor y escritor californiano John MacArthur. Después de que los comentarios de Begg se hicieran públicos, él y MacArthur hablaron y decidieron que la controversia sería «una distracción innecesaria», según un portavoz de Grace to You, uno de los patrocinadores de la conferencia.

«El consejo del pastor MacArthur sobre esa cuestión sería completamente distinto del consejo que Alistair Begg dijo haber dado a esa abuela», dijo Phil Johnson, director ejecutivo de Grace to You a Religion News Service en un correo electrónico. «Así que ambos estuvieron de acuerdo en que era necesario que el pastor Begg se retirara [de la conferencia]».

American Family Radio (AFR), una cadena de emisoras evangélicas, retiró la semana pasada Truth for Life, el programa radial basado en los sermones de Begg, después de que sus consejos resurgieran y se hicieran virales.

También dio lugar a una serie de artículos de otros líderes cristianos, en los que se decía que los cristianos no debían asistir a las bodas LGBTQ. «Después de todo, asistir para mostrar “amor” o evitar ofender es una forma de bendición, solo que sin el nombre», escribió Carl Trueman, profesor de estudios bíblicos y religiosos del Grove City College, para la publicación católica First Things.

Tim Wildmon, presidente de la American Family Association, presentó una emisión especial en la que explicó por qué el grupo se separó de Begg. Wildmon dijo que el ministerio recibió llamadas quejándose de la emisión y se puso en contacto con Begg, cuyo programa de radio había aparecido en AFR durante más de una década.

«El objetivo de la llamada era la reconciliación, pero la reconciliación con la verdad», declaró Walker Wildmon, vicepresidente de la AFA. Añadió que Begg se negó a retractarse de sus comentarios, mismos que Walker Wildmon comparó con un padre que se ofrece a llevar a su hijo alcohólico a un bar.

Un miembro del personal de la Iglesia Parkside dijo a Religion News Service que Begg no ha hecho ningún comentario sobre el hecho de que su programa radial haya salido de AFR.

Begg, quien nació en Escocia y ha vivido en Estados Unidos durante cuatro décadas, declaró que lleva mucho tiempo enseñando que el sexo fuera del matrimonio entre un hombre y una mujer está mal, por lo que le sorprendió la polémica suscitada por sus comentarios y las acusaciones de que había abandonado la enseñanza cristiana.

«Ahora, podemos discrepar sobre si le di un buen consejo a esa abuela, o no», dijo. «No todos los miembros del equipo pastoral piensan que le di un buen consejo».

Durante el sermón, se basó en la parábola del hijo pródigo —que destaca el perdón sobre el juicio— y en la parábola del buen samaritano, que destaca la compasión sobre las pretensiones de santidad. Ambas historias, dijo, muestran el poder de la gracia de Dios.

También se basó en la historia que Jesús contó de un pastor que tenía 100 ovejas y perdió una de ellas, y dejó a las 99 para encontrar a la que se había perdido.

«Les digo que así es también en el cielo: habrá más alegría por un solo pecador que se arrepienta que por noventa y nueve justos que no necesitan arrepentirse», dice Jesús en Lucas 15.

Begg invitó a su congregación a tener cuidado con los cristianos que no parecen dispuestos a mostrar gracia o perdón hacia los demás, y les dijo que desconfiaran de los pastores deseosos de condenar en voz alta a los pecadores. Begg dijo que cuando dio ese consejo estaba pensando con su «sombrero de abuelo», con la esperanza de ayudar a esa abuela a mostrar el amor de Dios

«Solo pensaba: ¿cómo puedo ayudar a esta abuela?», dijo Begg, añadiendo que no quería que perdiera a su nieto.

A otra persona en otras circunstancias, dijo, quizá le habría dado un consejo distinto. Sin embargo, no piensa arrepentirse de su consejo, pase lo que pase en las redes sociales.

Begg también dijo que se alegraba de que su consejo a esta abuela —y no sus otros sermones sobre sexualidad— se hubiera hecho viral.

«Porque si tengo que caer de un lado o del otro, caeré de este lado», dijo. «Caeré del lado de la compasión».

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Una investigación puso a prueba los cinco lenguajes del amor

Incluso Gary Chapman aclara que no se trata de elegir solo uno.

Christianity Today February 13, 2024
RgStudio / Getty Images

Cuando Katie Frugé y su esposo, Lafayette, decidieron casarse en 2007, tenían 21 años y no sabían lo mucho que desconocían.

«Éramos demasiado jóvenes para casarnos y realmente demasiado jóvenes como para que nos importara», dijo Frugé, quien ahora es directora del Centro para la Participación Cultural de la Convención General Bautista de Texas.

En busca de orientación, la joven pareja recurrió a Los cinco lenguajes del amor, un popular libro del autor y pastor de Carolina del Norte, Gary Chapman. Publicado por primera vez en 1992, el libro explora cinco distintas formas de expresar el amor (palabras de afirmación, contacto físico, tiempo de calidad, actos de servicio y regalos) con la esperanza de ayudar a las parejas a encontrar la felicidad.

El libro afirma que comprender el lenguaje del amor del otro puede ayudar a crear matrimonios sanos. Frugé recuerda que pensó que el libro sería la clave para un futuro brillante.

«Pensamos que aprenderíamos el lenguaje del amor del otro y todo iría de maravilla», dijo. «Nunca tendríamos peleas y ambos nos sentiríamos plenamente satisfechos todo el tiempo».

Sin embargo, la vida conyugal resultó más complicada.

Frugé dijo que ella y su esposo siguen felizmente casados 17 años después, pero que hubo muchos baches, incluidas varias crisis de salud: «Nos tocó la parte de la salud y la enfermedad», dijo. Y por el camino necesitaron más amor del que una fórmula podría proporcionarles.

«Cuando me diagnosticaron con cáncer, no necesitaba que mi esposo saliera a comprarme un regalo en ese momento», dijo.

Los cinco lenguajes del amor, antes popular sobre todo en los círculos cristianos evangélicos, se ha convertido en un fenómeno de la cultura pop. La aplicación de citas en línea Bumble ofrece un cuestionario sobre los cinco lenguajes del amor, el concepto ha aparecido en programas de televisión como The Bachelorette y en los principales medios de comunicación, mientras que el canal Five Love Languages de TikTok ha atraído decenas de millones de visitas. Chapman ha vendido más de 20 millones de ejemplares de sus libros y ha puesto en marcha una pequeña industria de conferencias, libros relacionados y un test en línea que se ha realizado decenas de millones de veces.

Toda esta atención ha llevado a investigadores como Emily Impett, profesora de psicología y directora del Laboratorio de Relaciones y Bienestar de la Universidad de Toronto Mississauga, a preguntarse si las afirmaciones de Los cinco lenguajes del amor resisten el escrutinio científico y, lo que es casi igual de importante, qué pueden aprender los estudiosos de la popularidad de la obra de Chapman.

El nuevo artículo, publicado en Current Directions in Psychological Science sugiere que la teoría de Chapman sobre el funcionamiento del amor no es del todo correcta. Para el artículo, Impett y un par de colegas analizaron una serie de estudios que intentaban probar tres ideas clave sobre los cinco lenguajes del amor: que las personas tienen un lenguaje primario del amor, que existen cinco lenguajes del amor y que las personas son más felices con una pareja que hable su lenguaje primario del amor.

Los estudios, según Impett y sus colegas, no apoyan esa teoría.

Por ejemplo, la gente elegirá un lenguaje preferido si se le empuja a hacerlo en un cuestionario. Sin embargo, los investigadores descubrieron que si se les pregunta por los cinco lenguajes del amor de forma individual, las personas los valoran todos muy positivamente. Los investigadores también descubrieron que algunas ideas importantes, como apoyar los objetivos o metas de la pareja o cónyuge, no encajan en el modelo de los cinco lenguajes del amor, y que las parejas que tienen los mismos lenguajes del amor no son más felices que otras parejas.

«El amor no se parece a un idioma que hay que aprender a hablar, sino puede entenderse más adecuadamente como una dieta equilibrada en la que las personas necesitan una gama completa de nutrientes esenciales para cultivar un amor duradero», escribieron Impett y sus colegas.

No obstante, sí sugirieron que el libro de Chapman ha satisfecho una necesidad de las parejas en tanto que «ofrece a los miembros de la pareja la oportunidad de reflexionar, debatir y responder a las necesidades del otro».

En un correo electrónico de seguimiento, Impett dijo que leer el libro de Los cinco lenguajes del amor —que incluye ejemplos de cómo demostrar amor de distintas maneras— es mucho más útil que utilizar el cuestionario en línea. Esto se debe, en parte, a que centrarse en encontrar el principal lenguaje del amor de cada miembro de la pareja puede resultar demasiado restrictivo y acaba por encasillar a las personas.

Por el contrario, dijo Impett a Religion News Service en un correo electrónico, «todos los comportamientos que Chapman identificó son importantes».

«No estamos sugiriendo que las personas sean necesariamente multilingües (es decir, hábiles en los cinco comportamientos), sino que deberían aprender a serlo, ya que los cinco comportamientos que Chapman identifica son cosas realmente importantes que las personas pueden hacer para mantener sus relaciones».

En este punto, Chapman está de acuerdo.

El autor de 86 años de edad, que recientemente dejó su cargo tras 50 años como parte del personal de la iglesia Calvary Baptist Church en Winston-Salem, Carolina del Norte, afirmó que todos los lenguajes del amor son importantes.

«No cabe duda de que lo que hace que una persona se sienta amada no tiene por qué hacer que otra persona se sienta amada», dijo en una entrevista. «Pero no quiero transmitir que solo se habla el principal lenguaje del amor de la persona».

Chapman, que sigue viajando y hablando en conferencias para matrimonios y otros eventos, dijo que le sorprendieron algunas de las conclusiones del estudio de investigación, pero agradece que los investigadores se tomen en serio su trabajo. Cuanta más investigación, dijo, mejor.

Dijo que le sigue sorprendiendo lo popular que ha sido la idea de los lenguajes del amor. Chapman desarrolló la idea del libro mientras asesoraba a parejas con problemas en su iglesia. Esas parejas, dijo, a menudo no sabían qué hacer, porque cada uno pensaba que actuaba de maneras que demostraban amor, pero el otro se sentía poco amado.

Chapman, un narrador magistral, recordaba a un esposo que decía que preparaba la cena casi todas las noches, compartía las tareas domésticas, podaba el césped y hacía todo lo que podía para mantener a la familia. Pero su mujer se sentía distante porque él estaba tan ocupado ayudando en casa que nunca tenían tiempo para hablar.

Repasando sus apuntes de consejería, Chapman empezó a buscar patrones y al final se le ocurrieron los cinco lenguajes del amor.

«Es un concepto sencillo», dijo. «Pero sabía por mi consejería y mi trabajo con parejas que lograr captar ese concepto realmente ayudaría a la gente. En todos mis escritos, he intentado poner las galletas en el estante inferior, para que la gente pueda entenderlo todo con facilidad».

Los investigadores dicen que pueden aprender de ese enfoque.

En su estudio de investigación sobre los lenguajes del amor, afirmaron que el libro de Chapman ha conectado con la gente porque utiliza «metáforas intuitivas que pueden resonar con la gente y transmitir un mensaje fácilmente digerible, libre de jerga científica».

Impett también dijo que el hecho de centrarse en encontrar un lenguaje primario del amor puede eclipsar la razón por la que tanta gente encuentra útil el libro de Chapman. El libro, dijo en un correo electrónico, «hace que la gente identifique cualquier necesidad actualmente insatisfecha (áreas que necesitan mejoría) en su relación y abre líneas de comunicación para abordar esas necesidades».

Chapman, que lleva 62 años casado, dijo que de eso se trata. Afirmó que el amor empieza con una emoción, pero se mantiene al tener la actitud correcta y al actuar de tal forma que pongas a tu cónyuge o pareja romántica en primer lugar.

Esa actitud correcta, dijo, puede resumirse así: «Quiero hacer todo lo que esté en mi mano para ayudarte a convertirte en la persona que quieres ser. Quiero hacer todo lo que sea bueno para ti».

Meleah Smith, una mujer soltera de Chattanooga, Tennessee, de poco más de 40 años de edad y que asesora a marcas y grupos musicales en materia de mercadotecnia, dijo que la idea de los cinco lenguajes del amor nunca conectó realmente con ella. Sabe que el libro ha funcionado para otras personas, pero para ella es demasiado simplista.

Smith dijo que tiene mucho amor en su vida, con sus amigos, su iglesia y su familia. Ayuda a dirigir la banda de su hermano, pero no tiene ninguna relación romántica. Dijo que los lenguajes del amor pueden ser a veces demasiado fáciles, tentando a la gente a evitar el duro trabajo de conocer a alguien y prestarle atención.

«Si tengo que darte una lista de las cosas que tienes que hacer por mí, quizá no seamos el uno para el otro», dijo.

Tras 17 años de matrimonio, Frugé ofreció algunos consejos para quienes utilizan los cinco lenguajes del amor: recuerda que las personas necesitan todo tipo de amor, no solo uno; préstale atención a tu pareja antes de correr a un libro esperando encontrar en él todas las respuestas.

A veces las respuestas que necesitas están justo delante de ti.

«Las relaciones prósperas se producen cuando tienes una pareja que te comprende y te conoce, ve cuál es tu necesidad y busca satisfacerla en ese momento».

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La iglesia en Chile busca ‘reconstrucción espiritual’ tras mortales incendios forestales

Múltiples incendios calcinaron al menos ocho iglesias evangélicas. Sus líderes lloran la pérdida de sus miembros.

Los restos de una bandera chilena cuelgan de una casa consumida por las llamas durante los incendios forestales.

Los restos de una bandera chilena cuelgan de una casa consumida por las llamas durante los incendios forestales.

Christianity Today February 11, 2024
Javier Torres / Colaborador / Getty

El pasado mes de enero, el pastor chileno Alex Ugarte cumplió 24 años en la iglesia evangélica bautista Esperanza Viva de Viña del Mar, un hito que lo llevó a preguntarse si debía cambiar de rumbo.

Su momento de reflexión duró poco. El viernes pasado, incendios forestales comenzaron en al menos cuatro lugares de la región de Valparaíso. En cuestión de horas, habían alcanzado el barrio de Ugarte. Pronto incendiaron su casa y su iglesia, y se cobraron la vida de su suegro. La tragedia llevó a Ugarte a reconsiderar su plan vocacional.

«Dios, al mostrarme esta calamidad y las necesidades de su pueblo, me ayudó a comprender que había llegado el momento de empezar de nuevo», dijo a CT.

Los incendios forestales estivales suceden con relativa frecuencia en este país sudamericano de la costa del Pacífico. Este año, sin embargo, una ola de calor especialmente intensa ha coincidido con una prolongada sequía. Los fuertes vientos hicieron que las llamas se extendieran rápidamente hacia algunas de las zonas más pobladas de Chile, incluidas ciudades históricas como Valparaíso y la capital turística del país, Viña del Mar.

Hasta el 9 de febrero, los incendios habían cobrado la vida de 131 personas y dañado o destruido más de 5000 viviendas.

Entre las víctimas se encuentran ocho miembros de la iglesia Esperanza Viva, que perdieron la vida cuando las llamas alcanzaron su barrio residencial de Villa Independencia. El viernes, Ugarte predicó en dos funerales: uno por una pareja de ancianos y otro por dos hermanos de 5 y 7 años.

«Hay mucho dolor», dijo. «Muchas personas están desesperadas porque sus familias se han quedado en la calle. Mas nuestro corazón sigue firme y estamos expectantes para ver lo que Dios va a hacer».

Atribulados en todo

Esperanza Viva es una de las ocho iglesias que han sufrido daños importantes, según dijo a CT la Oficina Nacional de Asuntos Religiosos de Chile. Pero los líderes eclesiásticos de la zona estiman que el número real podría ser el doble. Además, al menos nueve pastores perdieron sus casas, según un conteo realizado por un grupo de líderes de varias iglesias que intentan organizar un plan de respuesta ante la catástrofe.

El pastor Magno Rodríguez y su esposa, María Angélica Cubillos Álvarez, se encuentran entre los afectados. Dirigen la Corporación Internacional de Restauración, una iglesia pentecostal independiente de Quilpué, una ciudad más alejada de la costa dentro de la región de Valparaíso, donde viven.

«Podíamos ver el incendio [forestal] desde muy lejos», dijo Cubillos. «Pero entonces una vecina nos llamó gritando, diciendo: “Se está quemando tu casa”».

Magno y uno de sus hijos intentaron apagarlo, pero desistieron cuando las llamas se intensificaron. La familia huyó en una camioneta mientras las llamas y el humo los rodeaban.

«Era como conducir con los ojos cerrados», dijo.

Cubillos tiene quemaduras en el cuello, y tanto su esposo como uno de sus hijos se lastimaron un brazo al intentar extinguir las llamas.

«Es un milagro que no muriera nadie de la congregación», dijo.

Aun así, la tragedia los golpeó muy de cerca. Aunque el fuego no afectó la casa contigua, sus vecinos perecieron por inhalación de humo al intentar escapar.

«Murieron asfixiados en nuestro patio trasero».

‘Parece como si nos hubieran bombardeado’

Ahora, una semana después del inicio de los incendios, el gobierno ha seguido emitiendo alertas de emergencia por nuevos incendios en Valparaíso, Viña del Mar y Quilpué. (Aunque la mayoría de los incendios ya están controlados, el clima caluroso y otros factores siguen causando nuevos incendios).

«Nuestro enfoque está ahora en ayudar a las personas», dijo el pastor Dionicio Viana, director de Juventud con una misión (JUCUM; YWAM, por sus siglas en inglés) en Viña del Mar. La sede se salvó del incendio porque una avenida cercana creó una especie de corredor de viento entre dos colinas, que alejó las llamas del edificio.

En barrios como Villa Independencia, Achupallas (en Viña del Mar) y Pompeya (en Quilpué), quedan pocas viviendas.

«Cuando miras nuestro barrio [Achupallas], parece como si nos hubieran bombardeado, como una [zona de] guerra», dijo Viana.

Durante la última semana, los residentes han estado sin agua ni electricidad. Hay rumores de que al menos algunos de los incendios fueron provocados intencionadamente.

«Ha surgido una psicosis colectiva y ahora todo el mundo tiene miedo de nuevos incendios», dijo Viana.

«Hay gente que está robando lo poco que tenemos», dijo Cubillos. Explicó que los saqueadores están buscando objetos de valor entre los escombros. Para protegerse de nuevos saqueos, los residentes están construyendo vallas alrededor de las casas; «pero no hay ni siquiera un martillo, no hay tablas, ni luz para hacer el trabajo cuando oscurece. Tenemos que usar los teléfonos para alumbrar».

En la última semana, voluntarios de iglesias de todo el país se han reunido en Viña del Mar para ayudar. Con fondos de Operación Bendición, cuatro bases de JUCUM han enviado personas fpara unirse a Viana en la remoción de escombros de las calles y casas. En algunos casos, han comenzado a reconstruir.

«Esta semana hemos empezado a construir una casa para un hermano de aquí. El suelo ya está listo», dijo.

Aunque las víctimas del incendio forestal han recibido mucha atención de los medios de comunicación y del gobierno, esto no durará más de dos o tres semanas, dice Viana. Pero entonces empezará el costoso trabajo de reconstrucción.

Derribados, pero no destruidos

En 1982, un grupo de misioneros suecos abrió una iglesia independiente de las Asambleas de Dios en Villa Dulce, un barrio de Viña del Mar. La semana pasada, el fuego consumió totalmente el edificio de la misma.

Sin embargo, para Gonzalo Ramírez, pastor asistente, su mayor preocupación es el impacto que el desastre tendrá en la fe de los miembros de la congregación.

«Antes de la reconstrucción de las paredes de la iglesia, necesitaremos una reconstrucción espiritual», dijo. «La parte material de la iglesia se puede reconstruir. Pero la historia, las misiones que comenzaron en ese lugar, las almas que se salvaron ahí… ¿Cuántos milagros hemos visto en ese lugar?».

Con toda esta carga emocional, tuvo que predicar el primer servicio tras el desastre, dos días después de que la iglesia se redujera a cenizas.

Ramírez llegó por primera vez a Villa Dulce para estudiar en el instituto bíblico de la iglesia (que ahora funciona solo en línea), donde conoció a su futura esposa.

«Mi hija, que hoy tiene 15 años, casi nació en esos bancos», dijo.

Normalmente, entre 80 y 100 personas acuden a Villa Dulce los domingos. Pero con muchas carreteras cerradas y personas desplazadas, solo la mitad de ese número consiguió llegar. El pequeño grupo de feligreses se reunió en uno de los edificios de la iglesia que el incendio dejó prácticamente intacto.

Ramírez predicó un sermón sobre 2 Corintios 4:7-18, con el que le recordó a su iglesia que, como seguidores de Cristo, tienen «este tesoro en vasijas de barro para que se vea que tan sublime poder viene de Dios y no de [ellos mismos]», y que han sido llamados a perseverar en medio de la tribulación.

Como aún no había electricidad, el servicio no se transmitió en línea. Pero varios días después, predicó un mensaje similar en Facebook.

«Con mucho respeto y mucha humildad los invito, mis queridos hermanos y hermanas, a mirar las cosas eternas que van más allá de lo evidente… a mantener nuestra esperanza en Dios, porque ésas son las cosas que permanecerán», dijo.

En Esperanza Viva, Ugarte dice que su congregación se reunirá este domingo en los terrenos del edificio de la iglesia para celebrar un servicio al aire libre, por primera vez desde el incendio. (El lugar era inaccesible la semana pasada).

«Durante 24 años, Dios nos bendijo con un hermoso edificio, con salones para la educación [cristiana], talleres y una cocina en la que se prepararon 8500 comidas durante la pandemia», dijo. «Ahora nuestros vecinos dicen que vamos a construir una iglesia aún más hermosa que la anterior».

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Cómo los cristianos llegaron al centro de los conflictos indígenas en Chile

Los atentados de los mapuches contra el gobierno y las empresas ecologistas han incluido también incendios provocados contra numerosas iglesias.

Comunidades mapuches huilliches tomaron indefinidamente la catedral de Osorno en Chile.

Comunidades mapuches huilliches tomaron indefinidamente la catedral de Osorno en Chile.

Christianity Today February 9, 2024
NurPhoto / Colaborador / Getty

La semana pasada, el gobierno argentino atribuyó las causas del incendio que ha consumido más de 2000 hectáreas de un parque nacional de la Patagonia a un incendio provocado por un grupo indígena armado conocido como Resistencia Ancestral Mapuche (RAM).

Los mapuches, una comunidad indígena que ha vivido durante generaciones en un territorio que ahora pertenece a Argentina y Chile, llevan mucho tiempo enfrentados a gobiernos y empresas, casi siempre a causa de conflictos por derechos sobre la tierra, preocupaciones medioambientales y el temor a la asimilación forzosa.

A pesar de la presencia de cristianos mapuches, durante varios años, algunos de los miembros de grupos como Weichán Auca Mapu (WAM) y la Coordinadora Arauco-Malleco (CAM) atacaron numerosas iglesias. Más de 80 congregaciones fueron incendiadas, mientras que los gobiernos enfrentaron dificultades para detener y procesar a los atacantes.

Pero tras varios años intensos de terror, parece que la situación ha venido mejorando poco a poco.

«Seguiremos dando testimonio del Evangelio», dijo en 2017 Abelino Apeleo, obispo anglicano en la Araucanía y también de etnia mapuche, en el punto álgido del conflicto. «Tenemos que aplicar las enseñanzas de Jesús: perdonar, tener misericordia y amar a nuestros enemigos. En algún momento pueden necesitar nuestra ayuda, y nosotros estaremos ahí para ellos».

¿Oraciones respondidas?

En 2016, Elías Fuentealba presenció cómo miembros del grupo WAM incendiaban la pequeña iglesia pentecostal que pastoreaba en Niágara, ciudad de la zona sur de la Araucanía.

«El día del incendio, nos reunimos y oramos afuera de la iglesia: “Señor, tú das y tú quitas. Bendito sea tu nombre”», dijo Fuentealba a CT. «Cuando terminamos de orar, la policía nos dijo que por ahí cerca habían capturado a algunos sospechosos del crimen».

Los cinco pistoleros fueron acusados de ser miembros de WAM. En ese momento, el grupo ya había reconocido la autoría de varios ataques incendiarios contra iglesias y escuelas católicas y evangélicas en la región de la Araucanía. Los ataques de WAM contra iglesias solían ir acompañados de exigencias, si bien se trataba de peticiones que la mayoría de las congregaciones eran incapaces de resolver, tales como la liberación de presos mapuches o la devolución de tierras mapuches que el gobierno chileno se había anexionado en el siglo XIX.

La detención de los sospechosos de Niágara fue la única intervención de este tipo en todos los casos de incendios provocados en iglesias, y estas acciones animaron inicialmente al rebaño de Fuentealba. Pero el gobierno no procesó con la dureza que Fuentealba había deseado: retiró los cargos de terrorismo y condenó solo a dos de los cinco detenidos inicialmente a diez años de cárcel por «incendio común».

En 2021, tras cumplir solo dos años de prisión, se les concedió la libertad condicional anticipada.

«Somos ciudadanos respetuosos de la ley, pero es duro darse cuenta que el Gobierno se juntó solo con los responsables, y la justicia no funciona para nosotros que somos las víctimas», dijo Fuentealba, quien añadió que él y algunos miembros de la iglesia fueron amenazados e intimidados durante el juicio.

‘Porque viene del extranjero’

De las 16 regiones del país, la Araucanía, en el sur de Chile, tiene el mayor porcentaje de mapuches (una cuarta parte de todas las personas mayores de 14 años). Durante más de 300 años, los mapuches controlaron la ribera sur del segundo río más grande del país, el Biobío, que atraviesa la región. A excepción de unas cuantas misiones franciscanas que tuvieron gran aceptación por parte de los indígenas durante el periodo del dominio español de esa zona, los mapuches comenzaron a resistirse contra la colonización occidental cuando Chile obtuvo su independencia en 1818. Cuando el nuevo gobierno buscó tener un control más centralizado, empezó a asimilar por la fuerza y a desplazar a muchos miembros de las comunidades indígenas.

Aunque la mayoría de los mapuches se convirtieron al catolicismo en el pasado, hoy los evangélicos representan el 35 % de la población de la Araucanía, en gran parte debido a los esfuerzos de los misioneros anglicanos y metodistas del siglo XIX, quienes llevaron asistencia médica y sanitaria, educación y el evangelio a las comunidades indígenas. Muchos también se convirtieron a raíz del movimiento pentecostal chileno de principios del siglo XX.

Aunque la mayoría de los mapuches viven pacíficamente entre los chilenos no indígenas, WAM y CAM han protagonizado distintas protestas con respecto a la ocupación de tierras, tales como bloqueos de carreteras, ataques a empresas forestales y quema de maquinaria. Sin embargo, en 2016, comenzaron a atacar iglesias, las cuales, más allá de sus fines religiosos, también servían a menudo como escuelas, lugares de reunión y refugio para quienes huían de las catástrofes naturales. Muchas pertenecían a los sectores más pobres de la región más pobre de Chile y a ellas acudían los propios mapuches.

«Lo que quieren es el control territorial», dijo a CT Patricio Santibáñez, presidente de la asociación Multigremial de la Araucanía. «No quieren que los niños vayan a la escuela, así que queman las escuelas. No quieren que la gente vaya a la iglesia, así que queman las iglesias. Es para someter a la población de esa zona».

El Instituto para la Economía y la Paz situó a Chile en el puesto 17 de su Índice Global de Terrorismo 2023.

«Para medir la gravedad del conflicto en esta zona, estamos hablando de al menos 25 actos delictivos de alta gravedad al mes. A veces hemos llegado casi a 60», dijo Santibáñez.

Muchos mapuches creen que son los legítimos propietarios de las tierras que ahora pertenecen a empresas y al gobierno. También están resentidos por lo que consideran una implacable infiltración de la cultura extranjera, que ha coincidido con el declive de la identidad mapuche tradicional.

Según los líderes comunitarios, muchas de estas tensiones llegaron a su punto álgido en 2015, cuando el gobierno desalojó por la fuerza a una comunidad mapuche que ocupaba tierras pertenecientes a un monasterio católico cerca del lago Budi. En represalia, «[los radicales] empezaron a decir: ¡Vamos a quemar todas las iglesias!», dijo Fuentealba. «Pero también hay una cuestión más profunda, y es que a veces se considera a los cristianos evangélicos como enemigos de la cultura mapuche tradicional».

Los líderes cristianos a menudo prohibían a los mapuches conversos participar en prácticas o ceremonias religiosas indígenas, y condenaban abiertamente los aspectos culturales que sentían que respaldaban el ocultismo o se oponían a la Biblia. Aunque estas medidas pretendían ayudar a los nuevos cristianos a crecer en su fe, muchos mapuches que se aferraban a sus creencias tradicionales consideraban que estas restricciones dividían a la comunidad y apartaban a los cristianos mapuches de su herencia cultural.

Para los grupos mapuches radicales, todo lo que procede del exterior es una «invasión» a su cultura, religión y territorio, afirma Joel Millanguir, cristiano mapuche que ejerce como obispo anglicano de la Araucanía.

«Ven el evangelio como una intrusión; y como viene del extranjero, lo rechazan», dijo. «Quienes llevan a cabo estos ataques son una nueva generación de líderes mapuches que desconocen la gran labor que las iglesias han realizado en esta zona».

Esta polarización ha dificultado a los cristianos mapuches tanto la práctica de su fe como la participación en su cultura.

«Las iglesias están asentadas en comunidades mapuches donde operan grupos terroristas», afirma Stephan Schubert, evangélico y miembro de la Cámara de Diputados de Chile cuyo distrito representa a parte de la Araucanía. «Esto ha contenido parte de la violencia más extrema, pero plantea un desafío para quienes son cristianos evangélicos, porque no participan en algunas de sus prácticas paganas».

Sin embargo, no toda la animadversión hacia los cristianos es injustificada, dijo Omar Cortés, expastor protestante que ahora dirige la Oficina Nacional de Asuntos Religiosos.

Las organizaciones cristianas tienen una «carga de colonización» y una «historia de demonización» de la espiritualidad mapuche.

«Los grupos radicalizados que buscan llamar más la atención hacia sus demandas recurren a atacar iglesias», explicó.

‘Cara a cara’

Actualmente, Santibáñez ve un paralelismo entre la situación de su país y la de otros países de América Latina.

«Encuentro similitudes con lo que ocurrió en Colombia, con las FARC. En el aspecto ideológico, también se parece al extremismo de Sendero Luminoso en Perú. Pero, finalmente, se mezcla con el crimen organizado como el narcotráfico, el robo de madera, el tráfico de animales y el robo de vehículos», dijo Santibáñez.

En respuesta a estos ataques, el gobierno federal ha decretado el estado de emergencia en la Araucanía y ha enviado soldados para vigilar las carreteras principales. Santibáñez señala que, en los últimos años, los delitos de usurpación de tierras han disminuido significativamente.

«Pero no los ataques armados ni los incendios provocados», afirma.

No obstante, Chile nunca ha aparecido en la Lista Mundial de la Persecución de Puertas Abiertas, que identifica a los principales países en los que es más difícil ser cristiano. Y en los últimos años, aunque las protestas y la violencia han continuado en términos generales, los ataques contra iglesias se han hecho mucho menos frecuentes, gracias a la mediación de líderes cristianos. El último ataque incendiario contra una iglesia en la Araucanía se produjo en agosto del año pasado, cuando un grupo provocó un incendio que destruyó numerosas partes de una localidad.

Sin embargo, a pesar de la disminución general de los ataques, «muy pocas personas han sido detenidas y condenadas», afirmó Millanguir, el obispo anglicano.

A Schubert le gustaría que el Congreso Nacional chileno asignara más recursos a la seguridad en la Araucanía.

«Nos enfrentamos a una violación del derecho humano a la libertad religiosa», afirmó. «Y el Estado chileno no ha hecho casi nada para impedirlo».

Los fondos del presupuesto nacional asignados a las regiones para atender a las víctimas del terrorismo podrían utilizarse para reconstruir iglesias, afirma Cortés, de la Oficina Nacional de Asuntos Religiosos. Pero eso no sucedió en el caso de la iglesia pentecostal de Fuentealba en Niágara, la cual tuvo que recurrir a los fondos de los miembros de la comunidad y de organizaciones cristianas internacionales para su reconstrucción, misma que intentó hacer lo antes posible.

«Nos aseguramos de que nuestro nuevo edificio estuviera totalmente construido con materiales sólidos y a prueba de fuego», le dijo Fuentealba a CT.

Y a pesar del terror al que se enfrentaron en 2016, afirma que su congregación no se ha atemorizado por la violencia.

«No sentimos odio contra ellos», dijo, refiriéndose a los atacantes mapuches. «Queremos que ellos se conviertan. Y algún día hablarles de Cristo cara a cara».

Traducción y edición en español por Livia Giselle Seidel.

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Megaiglesias brasileñas se convirtieron en plantadoras de iglesias a nivel global

Sus congregaciones satélite están surgiendo donde sea que han encontrado una masa crítica, ya sea Florida, Portugal o Kazajstán.

Christianity Today February 8, 2024
Ilustración de Christianity Today / Fuente Imágenes: Getty

Si eres un inmigrante brasileño en Orlando y echas de menos tu patria, nada te hará sentir mejor que visitar el barrio Florida Center. Desde bebidas gaseosas de guaraná hasta el mejor brigadeiro, en tiendas y restaurantes de este barrio se puede encontrar todo tipo de mercancías del país sudamericano. Hoy en día también puedes encontrar Alcance Orlando, una iglesia satélite de una congregación con base en Curitiba, ciudad de casi 2 millones de habitantes ubicada al sur de Brasil.

El pastor principal, Paulo Subirá, se mudó a Florida con su esposa y sus tres hijos en edad escolar en 2017.

«Cuando llegamos a Orlando, nos reuníamos en pequeños grupos con la familia y algunos amigos, como hacíamos antes en Brasil», comentó Subirá. Al cabo de un tiempo, la reunión creció hasta incluir a amigos de amigos.

El grupo llegó a ser demasiado numeroso para reunirse en una casa y luego el espacio en un hotel resultó insuficiente. «Entonces comprendimos que debíamos fundar una iglesia a partir de ese grupo», afirmó.

Alcance Orlando tiene ahora dos servicios dominicales en un auditorio que cuenta con 300 asientos. Entre semana, los miembros se reúnen en 31 grupos pequeños repartidos por toda la zona metropolitana de Orlando. Subirá —cuyo hermano Luciano dirige Comunidad Alcance en Curitiba— está preparando actualmente a un joven pastor para iniciar una nueva comunidad en Carolina del Sur con algunas familias brasileñas que abandonaron Florida.

La plantación de iglesias por parte de inmigrantes en Europa y Norteamérica es algo nuevo para el cristianismo brasileño. Por lo general, son iniciadas por ministerios locales bien conocidos que existen al margen de organizaciones denominacionales o agencias misioneras. Estas iglesias son el resultado de la confluencia de dos fenómenos: el crecimiento de la población evangélica y la migración.

El auge de la fe evangélica en Brasil está bien documentado. En un censo de 1980, el 6.6  % de los brasileños se autoidentificaban como evangélicos, cifra que saltó al 22.2 % para 2010. Aún no se han publicado los datos de la encuesta de 2022, pero un estudio de 2020 de la agencia encuestadora Datafolha indica que el 31 % de los brasileños se identificaban como evangélicos. El demógrafo José Eustáquio Diniz Alves calcula que los evangélicos en Brasil pueden llegar a superar en número a los católicos (64.4 % de la población en 2010) para 2023. La población total del país actualmente asciende a los 203 millones de personas.

La migración a otros países, por su parte, ha experimentado altibajos a lo largo de los años; sin embargo, las cifras actuales han alcanzado un máximo. Un informe del Ministerio de Asuntos Exteriores de Brasil reveló que en 2022 había 4.6 millones de brasileños viviendo en el extranjero, la cifra más alta registrada desde 2009.

Según el informe, las mayores comunidades brasileñas se encontraban en Estados Unidos (1.9 millones) —tan solo en la zona metropolitana de Orlando viven unos 100 000 brasileños— y Portugal (360 000), donde uno de cada tres inmigrantes extranjeros procede de Brasil.

Los migrantes provenientes del Sur Global también se han convertido en un motor de crecimiento para el cristianismo en Europa.

«Los migrantes latinoamericanos han plantado miles de iglesias en España, Portugal y más allá durante los últimos treinta años. Es difícil encontrar una gran ciudad europea que no tenga una gran congregación hispanohablante y/o brasileña», escribe Jim Memory en un informe reciente.

Sin embargo, en el caso de Brasil, históricamente muchas de estas iglesias formaban parte de las denominaciones conocidas como neopentecostales, como la Igreja Universal do Reino de Deus (Iglesia Universal del Reino de Dios, en adelante IURD), y eran conocidas por sus rituales de exorcismo y su inclinación a predicar el evangelio de la prosperidad. A partir de la década de 1990, la IURD se expandió a Europa, América del Norte y del Sur, y África. En fechas recientes, la denominación ha perdido un gran número de miembros que se han ido a otras denominaciones y ha tenido que cerrar iglesias, muchas en el extranjero, en gran parte debido a causa del escándalo.

En 2017, casi 2000 misioneros brasileños vivían en el extranjero. Un informe de la Associação de Missões Transculturais Brasileiras indica que el número de misioneros transculturales, tanto nacionales como en el extranjero, ha crecido a un ritmo del 6.7 % anual desde 1989, cifra superior al ritmo de crecimiento de la población evangélica en general, que asciende al 5.8 % anual.

En este entorno, muchos líderes de iglesias locales han visto la oportunidad de poner a prueba su modelo de organización y crecimiento en otras partes del mundo, ya que sus miembros se han trasladado a otros países.

Un ejemplo es la Igreja Batista Atitude (IBA), cuya sede principal se encuentra en Río de Janeiro. Hoy cuenta con 15 000 miembros en la sede principal y otros 14 000 en 60 sedes repartidas por seis países.

Conocida nacionalmente por ser la iglesia a la que asistía la exprimera dama Michelle Bolsonaro, Atitude (que forma parte de la Convención Bautista Brasileña) tiene ahora iglesias en Orlando y Deerfield en Florida, Vancouver (Canadá), Lisboa y Oporto (Portugal), Milton Keynes (Reino Unido) y Lamego (Mozambique).

Josué Valandro, pastor principal de IBA, afirma que su estrategia abarca dos tipos de plantación de iglesias. Al primero lo denomina «intencional», como sucedió en el caso de Mozambique. Se trata de lugares tradicionales para la labor misionera brasileña: las comunidades en las riberas de la cuenca del Amazonas, las zonas rurales en el campo al noreste de Brasil y el África subsahariana. Atitude actualmente está capacitando a 17 hombres y mujeres para enviarlos a estos lugares.

El otro es «orgánico», impulsado por las relaciones y los viajes de sus miembros, como aquellos que emigran a otras naciones.

Hace dos años, André Oliveira ayudó a abrir Atitude en Príncipe Real, un barrio artístico de clase media en Lisboa. Desde entonces, Oliveira ha bautizado a 43 personas, una cifra excepcional para los estándares portugueses. Según la Alianza Evangélica Portuguesa (AEP), solo el 3 % de todas las iglesias del país han bautizado a 50 o más personas en el periodo 2021-2022. Pero es necesario notar algo: solo cuatro de los bautizados son portugueses. (Los datos de la AEP muestran que el 29.3 % de las iglesias evangélicas del país tienen un 75 % o más de extranjeros en su congregación).

Llegar a los corazones de la población local también ha sido un problema para la iglesia Onda Dura. La iglesia madre fue fundada en 2007 en Joinville, al sur de Brasil, por Filipe «Lipão» Duque Estrada, bisnieto de Joaquim Osório Duque Estrada, poeta que en el siglo XIX escribió la letra del himno nacional brasileño.

Lipão, que tiene los brazos cubiertos de tatuajes y perforaciones en las orejas, no heredó las dotes poéticas de su antepasado. En cambio, su don es llegar a los jóvenes a través del lenguaje y el culto contemporáneos. El nombre de la iglesia es una especie de declaración en sí misma y resuena con el afecto de su líder por el surf: Onda Dura puede traducirse del portugués como «una ola duradera», reflejando la idea de que «la ola de Dios dura para siempre».

Onda Dura cuenta con 2700 miembros en su campus principal. «Expandirnos estuvo en nuestro corazón desde el principio», dijo Lipão. Tras años plantando iglesias por todo Brasil, Onda Dura abrió oficialmente sedes satélite en otros países después de que los inmigrantes brasileños que vivían en el extranjero comenzaron a pedir algo más que poder ver la transmisión de los servicios en línea.

«La gente viene a nosotros para ser discipulada y pastoreada, porque no encuentran una iglesia sana de la que puedan formar parte», afirma. Onda Dura Online cuenta ahora con un pastor específico y un equipo de voluntarios para llegar a quienes buscan formar parte de esa comunidad, estén donde estén. Organizan cursos semanales de discipulado centrados en la capacitación bíblica y la evangelización.

Después, estos líderes animan a los asistentes a la iglesia online a formar grupos pequeños para que vean juntos el servicio y se reúnan durante la semana. Con el tiempo, Onda Dura envía a un plantador de iglesias o a un pastor regional para que dirija a esa comunidad a fin de que se convierta en una iglesia completa.

«La idea de Onda Dura Online no es crear consumidores para nuestros contenidos, sino utilizar el entorno digital para dar nacimiento a una iglesia física», afirma Lipão.

Este fue el modelo que siguió Onda Dura para establecerse en Charlotte, Carolina del Norte (donde ahora reúne a unas 100 personas cada domingo), Chicago (60 personas) y Oporto, en Portugal (150). Preveen establecer nuevas iglesias en Sines, al sur de Portugal, y en Suzuka, Japón, durante el primer semestre de 2024. Actualmente se están formando grupos pequeños en Italia, Reino Unido, Irlanda, Bélgica, Países Bajos, Argentina y Kazajstán.

«Prácticamente todos nuestros miembros han dejado a toda su familia al migrar a otros países», afirma Subirá, de Alcance Orlando. «La iglesia adquiere relevancia porque es la única familia que tienen». Subirá ha oído historias de miembros de la iglesia que se ayudan mutuamente a obtener permisos de conducir o a encontrar trabajo y alojamiento a corto plazo.

Una población creciente en Alcance Orlando son los hijos e hijas estadounidenses de inmigrantes brasileños, quienes dominan el inglés y quieren hablar en la iglesia el mismo idioma que hablan en la escuela. «La iglesia debe seguirlos», afirma.

En el Reino Unido, donde comenzó sus actividades eclesiásticas hace poco más de seis meses, Atitude ya ha iniciado un servicio en inglés, además de sus servicios en portugués.

Los nietos y bisnietos de inmigrantes forman una parte importante de la población brasileña. Muchas comunidades protestantes del país son hoy fruto del trabajo de plantadores de iglesias extranjeros, dice Lipão, como sucedió con los pastores alemanes que inmigraron junto a los agricultores luteranos y que se asentaron en su estado de Santa Catarina a finales del siglo XIX.

«Funcionó una vez», dijo. «¿Por qué no puede volver a ocurrir?».

Franco Iacomini es un periodista brasileño.

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