Una luz para las naciones

Una lectura devocional para el día de Epifanía.

Christianity Today January 6, 2022

Para descargar nuestro devocional «El Evangelio de Adviento» completo, ingrese en este enlace.

Epifanía:

En este día, celebramos la visita de los magos y su adoración a Jesús. Reflexionamos sobre la revelación de la identidad de Jesús y su propósito para todos los pueblos del mundo.

Lea Mateo 2:1-12

¿Para quién son las Buenas Nuevas? Cuando recibimos ofertas en el correo, a veces dicen que su promoción es exclusiva para «amigos y familiares». Algunas cosas son demasiado buenas para guardarlas para uno mismo, pero también son demasiado radicales para compartirlas con todo el mundo. Este enfoque de mercadeo pone de manifiesto que estamos condicionados a pensar que, si algo es exclusivo —si de alguna manera somos parte de un grupo selecto— es valioso. Y a la inversa también: si algo es universal, no es valioso.

Eso es lo que hace que el nacimiento de Jesús sea tan sorprendentemente revolucionario. Es la mejor noticia que el mundo podía recibir: ¡Dios había venido a salvar a su pueblo! Pero esta salvación no era solo para el pueblo con el que Dios había hecho un pacto. Era para todo el mundo, para todos los pueblos, en todos los lugares y en todos los tiempos.

Vemos un primer atisbo de esto en Mateo 2 y el contraste que establece entre el rey Herodes y el verdadero Mesías, el rey Jesús. Herodes ascendió al poder de forma infame gracias al oportunismo político y la violencia. Cuando se corrió la voz de que un nuevo rey de los judíos había nacido en Belén, Herodes hizo todo lo que estaba en su poder —incluso matar a bebés inocentes (vv. 13-18)— para proteger el poder que había logrado alcanzar.

Pero mientras que la historia de Herodes se trata de un ascenso al poder, la de Jesús se trata de un descenso del poder. Allí, en el pesebre, estaba el que «no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse», quien «se despojó de sí mismo» por nosotros (Filipenses 2:6-7, NBLA). Mientras Herodes mentía y asesinaba para alejar a la gente, Jesús, en su infancia y primeros años de vida, ya atraía a la gente a sí mismo.

Y no solo a algunas personas, o incluso solo al pueblo con quien Dios había hecho su pacto. Mateo nos habla de los magos —astrólogos o filósofos u hombres de sabiduría— que vinieron de lejos, y trajeron regalos para este niño. La adoración que estos visitantes no judíos ofrecieron al Mesías de Israel al inclinarse ante Él señala el amplio alcance de la promesa de Dios. El niño Cristo sería «luz para las naciones», de modo que llegara la «salvación [de Dios] hasta los confines de la tierra» (Isaías 42:6;49:6). En esta escena de la primera infancia de Jesús, vemos el alcance global del Evangelio: «Las naciones serán guiadas por tu luz, y los reyes por tu amanecer esplendoroso» (Isaías 60:3).

A pesar de los esfuerzos de Herodes por aferrarse al poder terrenal, solo hay un Rey ante cuyo nombre se doblará toda rodilla (Filipenses 2:10). Solo uno cuyo gobierno representa las Buenas Nuevas, y no para algunos, sino para todos. El Señor reina: ¡que toda la tierra se alegre! ¡Vengan a adorar al Rey Jesús!

Glenn Packiam es pastor asociado de la iglesia New Life en Colorado Springs. Sus libros incluyen Worship and the World to Come y The Resilient Pastor (febrero de 2022).

Reflexione sobre Mateo 2:1-12. (Opcional: Lea también Isaías 49:1-6; 60:1-6; Filipenses 2:6-7.)

¿Por qué es tan significativa esta primera escena de gentiles adorando a Jesús? ¿Qué transmite esta escena sobre las Buenas Nuevas? ¿Cómo desea responder a Dios?

Traducción por Sofía Castillo.

Edición en español por Livia Giselle Seidel.

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Los cristianos de raza negra están cuestionando las mentiras negras acerca del cristianismo

Cómo la apologética urbana lucha contra las distorsiones promovidas por los «movimientos de la conciencia negra».

Christianity Today January 6, 2022
Illustration by Sarah Gordon / Source Images: Raimund Koch / Labsas / Portra / Getty

Cuando comencé a estudiar en la Universidad Estatal Bowie en 1991, yo —al igual que muchos afroamericanos en los ochentas y noventas— caí de lleno en un semillero nuevo de identidades ideológicas. Muchas de las personas de raza negra que entraban a la universidad en aquel momento (en particular, en las universidades históricamente negras) llevaban puesta alguna clase de accesorio cultural que pusiera de relieve su conexión con África, desde medallones africanos hechos de cuero hasta camisetas que representaban el continente africano utilizando patrones artísticos de origen africano.

Fue una época importante en la que las personas de raza negra batallamos con nuestra identidad étnica y cultural. Podías ver a hermanos en el club de estudiantes vendiendo libros y aceites de Nilo azul, sándalo, incienso y mirra. Estos puestos de venta estaban llenos de recursos que prometían llenar el vacío en nuestras mentes negras con la verdad que los hombres blancos habían suprimido para evitar que supiéramos quiénes éramos.

Como cristiano de raza negra, a veces tiendo a sentirme como si estuviera siguiendo la religión de mis opresores. Es como un síndrome de Estocolmo, como llegar a la conclusión de que todo lo que creías que estaba bien, en realidad estaba mal. En Estados Unidos, hay una continua tensión relacionada con el hecho de ser de raza negra y a la vez ser cristiano, algo grabado en la psique de muchos afroamericanos.

Pensemos en las siguientes citas de defensores de lo que comúnmente se llaman comunidades de «la conciencia negra». Según Elijah Muhammad, líder desde hace mucho tiempo de la Nación del Islam, «los que se hacen llamar negros deben despertar antes de que sea demasiado tarde. Piensan que el cristianismo del hombre blanco los salvará pase lo que pase, y están en un grave error. Deben saber que la religión del hombre blanco no viene de Dios, ni de Jesús, ni de ningún otro de los profetas. Está controlada por la raza blanca y no por el Todopoderoso Alá (Dios)».

O fijémonos en Jabari Osaze, historiador y sacerdote autodidacta del antiguo reino kemético (egipcio). Como declara en 7 Little White Lies: The Conspiracy to Destroy the Black Self-Image [Siete mentiras blancas: La conspiración para destruir la autoimagen negra]:

«Recuerdo ir a la clase de la escuela dominical y que la profesora sacara de la caja aquellas figuras recortadas de cartón de Moisés y Noé… y que fueran invariablemente hombres blancos, mayores y vestidos con bata. Se parecían a mi vecino de al lado, solo que con bata. Imagina lo que significa que se me inculcara como niño que todos los héroes del cristianismo eran de raza blanca. Yo creo que eso está equivocado».

Comentarios como este crean una disonancia cognitiva en las personas de raza negra que es difícil de superar. Como apologetas cristianos, no deberíamos dejar de lado este desafío. Sencillamente, significa que tenemos mucho trabajo que hacer, y esa es una de las razones principales por las que hoy se necesita un enfoque al que llamo apologética urbana.

Es cierto que, en Occidente, el cristianismo blanco europeo a menudo se ha esforzado por destruir la identidad negra. Sin embargo, estas «comunidades de la conciencia negra» lo han tirado todo por la borda al deshacerse por completo de la fe cristiana. No han hecho la tarea de mirar de cerca la verdad. Una apologética urbana desactiva los falsos orígenes que estos grupos promueven.

Las comunidades de la conciencia negra a menudo interrogan a los cristianos de raza negra. Invariablemente, siempre escuchamos un discurso acerca de nuestra aceptación del cristianismo, puesto que ciertas personas de raza blanca que se hacían llamar cristianos jugaron un papel principal en el secuestro y la esclavización de personas de raza negra. A muchos se les ha enseñado que el primer contacto de los africanos con el cristianismo fue a través del comercio de esclavos. Muchos ven el papel histórico del cristianismo en la esclavitud como un factor clave en la destrucción de la mente negra. Ven el cristianismo como una creación europea utilizada por los opresores blancos como una herramienta para mantener en cautiverio a las personas de raza negra.

Y hay cierto mérito en este argumento. Durante la era de la esclavitud en Occidente, existía una falsa forma de cristianismo que justificaba el secuestro de seres humanos. ¿Es cierto que los que proponían esta forma de cristianismo crearon una Biblia abreviada llamada «la Biblia del esclavo» para evitar que los esclavos tuvieran una comprensión clara y completa del Evangelio? Sí. ¿Es cierto que aquellos supuestos cristianos aseguraban que las personas de raza negra eran menos que humanos, y contaminaron así la imago Dei que está dentro de todo ser humano? Sí.

Durante los últimos cien años la comunidad negra ha luchado para ofrecer respuestas teológicas robustas a los desafíos que enfrentan nuestras comunidades. No ha sido sino hasta hace poco que hemos visto un esfuerzo común para encarar las objeciones y preguntas presentadas por los representantes de los movimientos de la conciencia negra. Y ciertamente, en la era del internet, el juego ha cambiado. Las objeciones se expanden con más rapidez. Las falsedades acerca del cristianismo tienen una vida más larga. Por esta razón, necesitamos urgentemente una apologética urbana única que responda a los movimientos de conciencia negra y otras objeciones al cristianismo relacionadas con la raza negra.

Responder a las narrativas revisionistas

¿Qué es la apologética urbana? Urbano es una palabra popular hoy día y su uso ha venido creciendo ininterrumpidamente durante las últimas cuatro décadas y media. Señala a la ciudad. Antes de convertirse en jerga, urbano tenía la connotación de la complejidad concentrada: un paisaje definido por gruesos asentamientos de personas, edificios y tráfico, junto a una mezcla diversa de culturas, comercios, política y espiritualidad.

Sin embargo, en la jerga cotidiana del inglés, en algún momento el término urban [urbano] comenzó a usarse para referirse a las personas pobres, de piel negra o de color. Así es como el mundo corporativo utiliza la palabra urban hoy en gran medida. Las divisiones urbanas de las compañías están dedicadas a mercadear sus productos hacia las personas de piel negra o de color. Actualmente, por supuesto, la cultura urbana ya no se circunscribe a las ciudades, en gran parte debido a la emergente popularidad de formas de arte como el hip-hop. Es una cultura móvil que encontramos tanto en áreas rurales como en áreas suburbanas.

Apologética es un término acuñado a partir de Primera de Pedro 3:15: «… sino santifiquen a Cristo como Señor en sus corazones, estando siempre preparados para presentar defensa ante todo el que les demande razón de la esperanza que hay en ustedes. Pero háganlo con mansedumbre y reverencia…» (NBLA). La palabra traducida aquí como «defensa» proviene del griego apologia. En contexto, la apologética involucra la mente, las emociones y la voluntad, al mostrarle a los demás la obra transformadora de Cristo. Es una defensa razonable del evangelio basada en la esperanza escatológica e inminente que uno tiene en Jesús.

El versículo 3 de Judas es otro texto clave cuando se trata de explicar los fundamentos bíblicos de la apologética: «Queridos hermanos, he deseado intensamente escribirles acerca de la salvación que tenemos en común, y ahora siento la necesidad de hacerlo para rogarles que sigan luchando vigorosamente por la fe encomendada una vez por todas a los santos» (NVI). La palabra luchando traduce una palabra griega (epago nizomai) que se refiere a competencias atléticas tales como las luchas. Pablo insinúa esta asociación en Primera de Corintios 9:25: «Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible» (RVR60, énfasis añadido).

La apologética se presenta en muchas variedades. La apologética clásica destaca los argumentos a favor de la existencia de Dios. La apologética evidencial destaca la necesidad de pruebas que apoyen las afirmaciones cristianas, ya sean racionales, históricas, arqueológicas o incluso experienciales. La apologética histórica destaca las pruebas históricas que apoyan las afirmaciones cristianas. La apologética experiencial apela a la experiencia religiosa en general o a las experiencias religiosas especiales, tales como fenómenos aparentemente sobrenaturales, como un punto de apoyo para creer en Cristo. La apologética presuposicional normalmente presupone la verdad básica del cristianismo y entonces procede a mostrar, de varias maneras, por qué únicamente el cristianismo tiene sentido.

Cuando hablo de apologética urbana me estoy refiriendo específicamente a la defensa de la fe cristiana contra las objeciones presentadas por personas de raza negra y un argumento a favor de cómo el cristianismo suple las necesidades únicas de las personas de raza negra. La apologética urbana utiliza varios de los enfoques enumerados arriba de una manera sinfónica. Empleamos el enfoque de la apologética clásica cuando hablamos con ateos o agnósticos de raza negra, muchos de los cuales valoran las explicaciones científicas por encima de las afirmaciones basadas en la fe. El modelo evidencial es particularmente útil cuando enfrentamos desafíos como el de «Demuéstrame que Jesús existió» o «¿Dónde están las tumbas de todos los personajes de la Biblia?», o «El cristianismo se creó en Europa».

Por debajo de la mayoría de las declaraciones o preguntas que encontramos en la apologética urbana hay diferentes narrativas revisionistas. Estas narrativas apelan a la experiencia que muchas personas de raza negra han tenido con el racismo y la injusticia, y la afirman. Para refutarlas, debemos echar mano de elementos tanto de la apologética histórica como de la experiencial. Nuestra labor en la apologética urbana es atender estas cuestiones, en oración, con humildad y cuidado.

Decir la verdad en un mundo de mentiras

La apologética urbana es hacer el trabajo de compartir el evangelio ofreciendo una defensa del cristianismo para las personas de raza negra a la luz de las preocupaciones intelectuales y emocionales que están conectadas con su identidad étnica de comunidades minoritarias. Es darles a las personas de raza negra una razón para la esperanza en el evangelio a pesar de las barreras culturales, históricas, espirituales y teológicas que tienen hacia la fe cristiana. Y en el núcleo de la apologética urbana está la restauración de la imago Dei. La injusticia y la desigualdad racial han creado la necesidad de afirmar la humanidad mientras se confronta el orgullo humano pecaminoso. Las Escrituras demandan que tratemos a todas las personas como portadores de la imagen de Dios (Génesis 1:26-17; Santiago 3:9).

La apologética urbana también busca decir la verdad a un mundo que ahora se caracteriza por las mentiras. Vivimos en un mundo de verdades de contrabando promocionadas por los Cultos de Identidad Religiosa Negra (BRICs, por sus siglas en inglés). Puesto que muchas personas no han aprendido a distinguir la verdad del error, lo real de lo falso, se creen las mentiras. La mayoría de las ideologías o cultos dirigidos a las personas de raza negra tienen un fundamento en la cosmovisión judeocristiana. Enfocan su rechazo al cristianismo y su marco de supuesta verdad a la luz de la historia del cristianismo. La apologética urbana busca demostrar que solamente el cristianismo ha demostrado ser razonable y verdadero como cosmovisión.

La apologética urbana también disipa multitud de leyendas urbanas, mitos históricos, falacias teológicas, erróneas denominaciones científicas y perspectivas reduccionistas del cristianismo que existen en la comunidad negra. Gran parte de lo que combatimos en la apologética urbana son argumentos que fueron populares en generaciones pasadas y que ahora resurgen con un enfoque étnico. Por ejemplo, vemos que vuelve a surgir la teoría de que el cristianismo es una copia de una antigua religión egipcia llamada kemetismo: una teoría que fue refutada hace décadas.

Debido a que la comunidad negra desconfía profundamente de las personas de raza blanca y de las ideas europeas, muchas personas de raza negra tienden a dejarse persuadir con facilidad por cualquier sugerencia de corrupción blanca, y el cristianismo es un objetivo fácil. Cuando los BRICs sugieren que el cristianismo es una religión blanca instituida por los europeos blancos, mucha gente de raza negra lo cree. Sin embargo, en realidad el cristianismo se extendió desde Jerusalén hasta África y después a Europa. Mucho antes de que se formara la cristiandad en Roma, los cuarteles centrales del cristianismo se encontraban en Alejandría, en Egipto.

La disposición de la gente a creer que los europeos difundieron el cristianismo por África apunta hacia una cuestión aún más grande. Como explicó el teólogo Thomas C. Oden en su libro de 2010 How Africa Shaped the Christian Mind [Cómo África dio forma a la mente cristiana]:

Los historiadores intelectuales modernos se han acostumbrado demasiado a la fácil premisa de que cualquier cosa que África aprendió, la aprendió de Europa. En el caso del fecundo neoplatonismo, sin embargo, su trayectoria desde África hasta Europa (un movimiento de sur a norte) está clara en los textos históricos. Entonces, ¿por qué se olvida o se menosprecia tan fácilmente esta trayectoria?

Creencias erróneas acerca del origen del cristianismo en África se pueden identificar en el trasfondo del racismo que presenciamos en los ambientes intelectuales tanto seculares como cristianos. En mis propios estudios históricos acerca de los cushitas (el reino negro africano que se expandía por el Nilo hasta llegar al sur inmediato de Egipto) y el papel que jugaron en el mundo bíblico, me he encontrado con un persistente sesgo racial dentro de la academia, que sigue dominada por eruditos de raza blanca.

¿A qué me refiero con sesgo racial? No me refiero al abierto sesgo racial que era relativamente común en los estudios históricos y religiosos del siglo XIX y principios del XX. Más bien, lo que nos encontramos hoy es un sesgo racial subconsciente o sutil: a menudo inintencionado, aunque real. Este sesgo racial es algo que permea todas las facetas de la sociedad, incluyendo los estudios históricos cristianos, y ha supuesto grandes desafíos para los esfuerzos de los afroamericanos de compartir el evangelio con otras personas de raza negra. El racismo inconsciente y cómplice ha echado a perder los campos de cultivo de la comunidad negra.

Hoy luchamos contra el racismo en el mundo y en la iglesia, nos enfrentamos con personas de raza negra que entran en el juego de los de raza blanca y niegan el racismo, y resistimos los cultos e ideologías de origen negro que están destruyendo nuestras comunidades. ¡Tenemos mucho trabajo que hacer!

Pelear por las almas

Cuando se trata de cuestiones de verdad o mentira, ¿realmente importa el color? No particularmente. Aun así, el esfuerzo de las personas de raza blanca a lo largo de la historia por pintar la historia cristiana con una capa blanca y europea ha hecho que el color de la piel sea un problema. En vez de abrir el camino para enfrentar el racismo, los académicos cristianos occidentales han seguido los pasos de los revisionistas seculares. Este blanqueamiento de la historia es repugnante a los ojos de Dios. Pintar la historia con el color que uno prefiere es divisivo, en vez de investigar las verdaderas etnias de las personas mencionadas en la Biblia y las figuras importantes de la historia de la iglesia. Es una afrenta para las Buenas Nuevas en sí sugerir que Dios solamente salvó y obró a través de europeos blancos.

No puedo culpar a mis hermanos de raza negra por su sospecha constante hacia el cristianismo. La apologética existe debido al pecado de todos los hombres y mujeres, y la apologética urbana explora cómo el pecado afecta a las minorías étnicas en particular. Es necesario, tristemente, debido a la pecaminosidad del racismo y a la injusticia de nuestro mundo. ¿Podrían imaginarse que haya personas que rechacen el Evangelio solo porque creen que es solo para personas de raza blanca? ¡Ojalá nunca sea así!

Nuestra tarea es dar respuestas que respondan al trauma psicológico que han experimentado las personas de raza negra mientras la cristiandad occidental se fue mezclando con la fe cristiana histórica (no occidental). Desde tiempos de la iglesia primitiva, el cristianismo ha tenido que lidiar con el problema de un grupo de personas queriendo excluir al otro grupo. La cuestión de si el cristianismo es solo para una etnia en particular no es nueva: se remonta hasta la visión de Pedro acerca de la salvación de las naciones (Hechos 10) y al Concilio de Jerusalén (Hechos 15). Gálatas 2 va más allá al demostrar que excluir a las personas basándose en líneas de división étnicas es un tema central del Evangelio.

Al final, somos llamados a predicar el Evangelio a todas las personas sin importar la raza o el trasfondo, y lo hacemos con el poder que Dios provee. Como dice Pablo en Primera de Corintios 2:1-4:

Yo mismo, hermanos, cuando fui a anunciarles el testimonio de Dios, no lo hice con gran elocuencia y sabiduría. Me propuse más bien, estando entre ustedes, no saber de cosa alguna, excepto de Jesucristo, y de este crucificado. Es más, me presenté ante ustedes con tanta debilidad que temblaba de miedo. No les hablé ni les prediqué con palabras sabias y elocuentes, sino con demostración del poder del Espíritu. (NVI)

Pablo apela aquí a la propia conversión de los corintios. Fue la poderosa predicación de la debilidad de la cruz, no la retórica humana, la que los salvó (1:18).

La apologética no consiste en ganar el debate; consiste en luchar por el alma del oyente. No se equivoquen: aunque luchemos con las barreras de la identidad étnica, el racismo y la injusticia, en última instancia estamos tratando de ayudar a las personas a reconocer su propio pecado (Juan 16:8). Nuestro deseo es que el Espíritu Santo ilumine su necesidad del Evangelio.

No solamente deseamos hablar acerca de las atrocidades que se cometieron contra la población de raza negra. No ignoraremos estas atrocidades, pero no debemos dejar que nos desalienten al señalar la necesidad de cada persona del poder salvador del Evangelio de Jesucristo en nuestras vidas.

Este artículo fue extraído de Urban Apologetics: Restoring Black Dignity with the Gospel, editado por Eric Mason. Copyright © 2021 por Zondervan. Usado y traducido al español con permiso de Zondervan. www.zondervan.com.

Traducción por Noa Alarcón.

Edición en español por Livia Giselle Seidel.

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Los pastores no están bien: el 38 % ha considerado dejar el ministerio

A medida que avanza la pandemia, el agotamiento continúa pasando factura a los líderes de la iglesia.

Christianity Today January 4, 2022
pemaphoto / Lightstock

Sentado alrededor de una fogata junto al lago Tawakoni en el noreste de Texas, el pastor Nic Burleson ha escuchado a pastor tras pastor confesar sus mayores desafíos: depresión, problemas en la iglesia, conflictos maritales y, cada vez más, dudas sobre si deben continuar en el ministerio.

«En cada retiro hay varios pastores que están considerando dejar el ministerio», dijo Burleson, quien organiza estas salidas de tres días para pastores, patrocinadas por su congregación, la iglesia Timber Ridge en Stephenville, y la iglesia Vista en Heartland. «En muchos sentidos, se sienten estancados, lo cual aumenta la presión y el agotamiento».

El agotamiento pastoral ha empeorado durante la pandemia. Una encuesta de Barna publicada en noviembre de 2021 [enlaces en inglés] encontró que el 38 por ciento de los pastores está considerando seriamente dejar su trabajo de tiempo completo en el ministerio, en comparación con el 29 por ciento en enero del mismo año.

«Los cambios que se han venido acelerando durante los últimos 18 meses han dejado a muchos pastores con la mente confundida y el corazón desorientado», manifestó Joe Jensen, vicepresidente de Barna para la participación eclesial.

«Con todo el caos, toda la presión, la lupa de las redes sociales, la pandemia, la política y el contexto hiperdigital, tiene sentido que haya muchos pastores diciendo: “¿Es esto realmente a lo que me comprometí? ¿Es esto a lo que fui llamado?”».

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El aumento en el número de pastores que están reconsiderando su profesión está directamente relacionado con el aumento en los niveles de estrés y el deterioro de la salud mental en general. Según una encuesta general de Barna, en el 2016, el 85 por ciento de los pastores calificó su bienestar mental como bueno o excelente. En la encuesta de octubre del 2021, esta cifra descendió al 60 por ciento.

Según descubrió Barna, los pastores que dijeron que habían considerado seriamente alejarse del púlpito tenían la mitad de probabilidades de decir que están bien relacionalmente, y un tercio de probabilidades de decir que están bien emocionalmente.

Con tantos líderes ministeriales al borde de sus límites, los pastores están ansiosos por encontrar oportunidades como los retiros que organiza Burleson, en las que pueden hablar abiertamente sobre las dificultades que están atravesando, formar amistades, recibir consejos y encontrar asistencia para la salud mental.

Burleson compartió en su cuenta de Twitter: «He dedicado los últimos dos días a pasar tiempo con pastores y plantadores de iglesias. Estoy profundamente agradecido con las generosas personas de @timberridge y @VistaChurch, quienes hacen posible que organicemos estos retiros. Si eres un pastor o plantador de iglesias y estás interesado en sumarte a nosotros en 2022, mándame un MD. #churchplanting

«Antes del COVID-19, el agotamiento era una epidemia silenciosa sobre los líderes ministeriales. Las estadísticas dan muestra de esto; sin embargo, ahora se podría decir que el agotamiento es endémico», dijo Dan White, quien lanzó el Centro Kineo en 2020. El centro organiza retiros para líderes ministeriales en Puerto Rico y ofrece un programa de capacitación y acompañamiento semanal a partir de este año.

En su trabajo con pastores, White ha visto que la crisis se ha intensificado. Cada vez son más los líderes que están experimentando agotamiento, incluso aquellos que gozan de retiros sabáticos regulares y periodo de vacaciones. Su agotamiento se ha vuelto más grave, y el desánimo y el cansancio llega «hasta los huesos».

«El agotamiento comienza a manifestarse de diferentes maneras; depende de las diferencias en nuestras personalidades», manifestó White, quien tiene una larga trayectoria como pastor, plantador de iglesias e instructor con un título en consejería. «En algunos, [el agotamiento] se manifiesta como enojo e irritación a puerta cerrada con la familia. En mi caso, evitaba relacionarme con otros y quería alejarme de todo. Para otros, se manifiesta en una indulgencia excesiva en las redes sociales, el alcohol o mirar televisión en exceso como un intento de escape. Nuestra mente, alma y cuerpo intentarán compensar el agobio que sentimos».

Evan Marbury, pastor y consejero en Durham, Carolina del Norte, usa las palabras de Pablo en Segunda de Corintios 1:8 como una guía para identificar el agotamiento: «Estábamos tan agobiados bajo tanta presión que hasta perdimos la esperanza de salir con vida».

«Ellos no sienten la cercanía de Dios, no sienten a otras personas que los aman, no sienten la forma en que fueron creados a imagen de Dios y cómo su existencia es, de hecho, un motivo de deleite. Cuando uno llega a ese punto, es realmente preocupante» dijo. «Muchos pastores se avergüenzan o tienen miedo de llegar a ese punto, a pesar de que Pablo mismo lo exteriorizó. Y si Pablo lo expresó, nosotros también deberíamos poder expresarlo».

Según Barna, los pastores en Estados Unidos se sienten cada vez más solos y sobrecargados a medida que avanza la pandemia, y la crisis es particularmente aguda en las iglesias protestantes tradicionales. En octubre de 2021, Barna descubrió que la mitad de los pastores de iglesias protestantes tradicionales expresaron que están considerando seriamente renunciar, en comparación con un tercio de los pastores evangélicos, es decir, de iglesias protestantes no tradicionales.

En medio de todas las turbulencias y crisis que se han producido en 2020 y 2021, es necesario que los pastores reconsideren la forma en que desempeñan su papel como líderes, así como el cuidado de su salud mental.

«Muchos pastores están teniendo dificultades para sentir esperanza», dijo Marbury, pastor de Christ Central Church. «Lo creen desde la perspectiva teológica, pero las cosas parecen seguir moviéndose en descontrol. Uno puede ver el efecto de la crisis en los presupuestos y en el número de asistentes a las reuniones, y luego alguien se sienta contigo y te dice: “He decidido marcharme…”. Eso puede intensificar la vergüenza, las dudas y los sentimientos de insuficiencia».

Cuando las iglesias cancelaron las reuniones presenciales durante la pandemia, los pastores perdieron el impulso de seguridad que provenía de adorar todos juntos en un templo concurrido, de abrazar a los miembros después del servicio y de conversar sobre los problemas con ellos en persona. En algunos casos, se encontraron navegando en medio de intensos conflictos en sus iglesias, salidas por cuestiones políticas y traumas derivados de la pandemia sin el respaldo de algunas de las partes más vivificantes de su ministerio.

«Me parece que esto está obligando a los pastores a encontrar su identidad en Cristo y no en la perfección de su ministerio, y creo que eso es algo bueno», dijo Burleson. Dentro de su iglesia, Timber Ridge, tuvo que afrontar sus propios temores relacionados con la falta de crecimiento, y tuvo que recordarse a sí mismo que el llamado de Dios en Mateo 25:21 está centrado en la fidelidad, no en el éxito.

Burleson ha planeado veinte retiros más a la orilla del lago para el 2022, lo cual representaría un récord para el programa, mismo que se ampliará para incluir fines de semana para parejas casadas que sirven juntos como pastores. Los participantes se mantienen en contacto como amigos después de los retiros, y para aquellos que necesitan consejería o asistencia profesional, los organizadores pueden orientarlos a recursos confiables.

Debido a que muchos pastores ingresan al ministerio de tiempo completo asumiendo que será un llamado para toda la vida, a menudo soportan muchas dificultades —incluidos problemas de salud crónicos, así como ansiedad y depresión— antes de considerar un cambio de dirección. Pero los consejeros e instructores dicen que su experiencia coincide con los hallazgos de Barna: cada vez hay más pastores que se encuentran al borde de sus límites y que se preguntan cuánto tiempo podrán soportar.

«El factor que tiene una influencia única en la evaluación de un pastor sobre una posible transición vocacional es el dinero, es decir, “¿Qué haré para obtener ingresos?”», dijo White. «Hay pánico detrás de esa pregunta. En muchos casos, tenemos que ayudarlos a reimaginarse a sí mismos, así como también su papel pastoral en el mundo».

Jensen, de Barna, instó a aquellos pastores que ahora se encuentran cuestionando su lugar en el ministerio a que analicen ese mismo cuestionamiento a fondo, en lugar de verse a sí mismos como pastores de menor valor por reconsiderar su llamado.

«Personas como el rey David o Moisés, entre otras figuras bíblicas, tenían preguntas, tenían dudas sobre su vocación», dijo. «Esta es una gran oportunidad para apoyarse en la tensión del proceso, profundizar su relación con Jesús y salir más resilientes y más seguros de quiénes son en realidad, ya sea que el resultado sea ser un ministro vocacional o no».

Traducción por Sergio Salazar.

Edición en español por Sofía Castillo y Livia Giselle Seidel.

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El antídoto para la iglesia de celebridades es la mera iglesia

Necesitamos redescubrir una alabanza que funcione sin nuestra ayuda.

Christianity Today January 4, 2022
Illustration by Chanelle Nibbelink

Una vez, Chris Rock compartió [enlaces en inglés] en una entrevista la forma en la que desarrolla nuevo material de comedia. Como muchos comediantes ya establecidos, aparece en pequeños clubs de comedia y sube al escenario con cinco o diez minutos de chistes, desarrollando uno o dos a la vez, y después une aquellos que funcionan en su siguiente gira.

Rock sabe que es posible que la audiencia reaccione tanto al hecho de que se trate de Chris Rock, como a los chistes en sí. Por eso, cuando hace estas apariciones no planeadas, cuenta los chistes mostrando lo menos posible de su personalidad. Quiere creer que «se podrían hacer detrás de una cortina», dijo. Si estos funcionan, sabe que una vez que los refuerce con su personaje sobre el escenario, serán mortales.

A menudo pensaba en esto mientras trabajaba en el pódcast de CT The Rise and Fall of Mars Hill [El ascenso y caída de Mars Hill]. Es la historia de la megaiglesia de Seattle que subió al estrellato a principios de los 2000, atrajo a 15 000 personas en 15 locaciones, y finalmente cerró sus puertas después de que su fundador, Mark Driscoll, renunciara en 2014. De muchas maneras, Mars Hill era un caso aparte. De muchas otras importantes maneras, no lo era.

Driscoll era un comunicador y un provocador excepcionalmente dotado, pero el fenómeno del pastor celebridad ahora es endémico en las megaiglesias. Mars Hill innovó en el uso de la música, la producción de video, la tecnología y las redes sociales, pero aquello en lo que fue pionera ha sido ampliamente adoptado y hoy define en gran medida a las iglesias influyentes.

Las herramientas de la tecnología y la celebridad que construyeron Mars Hill continúan expandiéndose y siguen siendo una tentación tanto en las pequeñas como en las grandes congregaciones. No hemos aprendido la lección de que estas herramientas conformaban una frágil arquitectura: la iglesia no pudo sobrevivir a la salida de Driscoll.

El hecho de que estas herramientas sean tan seductoras es comprensible. Le ponen un broche al ministerio del mismo modo que Chris Rock lo hace con su —poco eclesiástico— personaje. Y, aunque la tecnología no es necesariamente malvada —la imprenta llevó la Biblia, el Libro de Oración Común y los himnarios a miles de millones de personas comunes—, tampoco es neutral. Puede penetrar en nuestros cuerpos y nuestra imaginación de tal manera que socave un mensaje del Evangelio que consiste en morir a nosotros mismos y humildemente poner las necesidades de los demás por delante de las nuestras.

Así pues, incorporamos los videos que magnifican la imagen para proyectar a pastores y a líderes de alabanza exuberantes, sin preguntarnos nunca qué otros mensajes puede estar comunicando una tecnología que se utiliza mayormente en conciertos de rock y mítines políticos. Importamos subwoofers que nos hacen vibrar el pecho y máquinas de humo. En el escenario, los líderes leen en teléfonos inteligentes y tabletas. Los ministerios de alabanza distribuyen guías de estilo para la ropa que deben llevar puesta los miembros de la banda sobre el escenario (no me lo estoy inventando), y nos reunimos en entornos sin ventanas, climatizados, que detienen el tiempo igual que los cines o los casinos.

En ese contexto, si la mayoría de líderes cristianos que tenemos a la vista son hombres y mujeres jóvenes, carismáticos y de dentadura perfecta, ¿qué ocurre cuando nos encontramos con alguien modesto, de voz suave y que no tiene madera para brillar en Instagram? ¿Alguien que no posee ni la presencia de la celebridad ni una impactante historia de conversión? ¿Alguien con la clase de autoridad espiritual que confundió al mundo del primer siglo, cuando Jesús no demandó poder ni lo demostró poniéndose al mando?

Me temo que nos pasaría de largo. Puede que incluso lo rechazáramos y lo condenáramos directamente. Quizá ya lo hayamos hecho.

Driscoll a menudo decía que odiaba escuchar a la mayoría de los predicadores porque eran aburridos y no conseguían enganchar a su público. En cambio, aprendía de los cómicos de stand-up, incluyendo a Chris Rock. Resultó ser, sin embargo, que se le escapó aplicar la ética más profunda del oficio de Rock: que la sustancia del material era más importante que la presentación. Se supone que debía funcionar sin él.

Chip Stam, quien fue mi mentor hasta su muerte en 2011, me dijo: «Un creyente maduro se edifica fácilmente». Quería decir que, si los cristianos se encontraban en un lugar donde se predicaba la Palabra de Dios, se alababa a Jesús y el Espíritu estaba presente en los corazones de su gente, entonces ellos saldrían animados, aun si la experiencia resultara superficial, ruidosa, silenciosa o desconocida.

He llegado a pensar en esto como una invitación a la «mera iglesia», una postura que reconoce que las cosas más significativas de una reunión de iglesia son aquellas que pueden soportar el derrumbamiento de una iglesia o de una civilización: como ya ha ocurrido.

En medio de las secuelas de una década de derrumbamiento moral de parte de varios líderes cristianos, ¿qué sucedería si la iglesia renovara su compromiso con algo como esta visión de una mera iglesia? Si en vez de manufacturar experiencias de reuniones dominicales con una gran producción, nos reuniéramos alrededor de la Palabra y el Espíritu, la confesión y la seguridad, el pan y el vino.

Puede que parezca una época desértica, pero la iglesia ya ha superado cosas así antes. Espero —y creo— que lo podemos hacer de nuevo.

Mike Cosper es el director de pódcast de CT.

Traducción por Noa Alarcón.

Edición en español por Livia Giselle Seidel.

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Ella no creía, pero Dios escuchó su lamento

Yo tuve el privilegio de ser parte de su respuesta.

Christianity Today December 30, 2021
Illustration by Cassandra Roberts / Source images: We are / Getty

He escuchado decir a cristianos a los que amo y respeto que la oración no cambia nada. «Oramos para que Dios nos cambie a nosotros», dicen. Entiendo por qué lo dicen. Y también creo que cuando oro y le pido a Dios que su voluntad se anteponga a la mía, mi corazón cambia. Lentamente, con suavidad y a veces con dolor, siento cómo se transforman mis deseos. Pero no creo que eso sea todo lo que hace la oración. Sé que la oración también cambia nuestras circunstancias. Lo he experimentado.

Hace muchos años daba clases en un curso de comunicación en la Universidad de Michigan. Una estudiante en particular, Shatina, siempre se sentaba en la parte de atrás del aula. La mayoría de los días agachaba la cabeza hacia la mesa y se esforzaba por no hacer contacto visual conmigo en los noventa minutos de clase. En términos generales, yo tenía una relación positiva con mis estudiantes, pero Shatina nunca mostró interés alguno. No se reía de mis chistes. No alzaba la mano. Se sentaba al fondo del aula y cuando la clase terminaba, se marchaba.

Un día, cuando vi a Shatina entrar en el aula, apareció un pensamiento en mi cabeza: «Dale a Shatina el dinero que tienes en la cartera».

Me pregunté si este pensamiento venía del Espíritu Santo. Pero no crecí en una tradición eclesial que tuviera un fuerte enfoque en el Espíritu Santo, así que, con el tiempo, creo que me acostumbré a ignorar estas intuiciones.

No puedo darle a los estudiantes dinero de mi cartera, pensé dentro de mí. De hecho, sería inapropiado. Así que deseché el pensamiento como cosa mía y di la clase como siempre. Cuando la clase terminó los estudiantes se marcharon, y Shatina también. Apenas ella salió del salón de clase, surgió de nuevo un pensamiento en mi mente: «No dejas de pedirme que te dé grandes oportunidades, y no has sido fiel en esta tan pequeña».

Todavía no estaba segura de si estaba discutiendo con Dios o conmigo misma, pero sabía que esa afirmación era convincente. que había estado orando a Dios pidiéndole que me usara, y quizá ahora él lo estaba haciendo y yo ignoraba la oportunidad. Revisé mi cartera rápidamente y vi que tenía un billete de veinte dólares. Corrí buscando a Shatina por todo el campus, pero no la encontré. Le dije al Señor que, si esto venía de Él, yo estaba tratando de ser fiel, pero aparentemente era muy poco y demasiado tarde.

Todo esto pasó el viernes anterior a las vacaciones de primavera. Mi esposo y yo salimos de vacaciones al día siguiente. Me gustaría decir que la pena por haberme negado a obedecer lo que percibí que era la voz de Dios me arruinó el viaje. Pero no fue así. Durante las vacaciones ni siquiera pensé en la situación.

Sin embargo, cuando regresé al trabajo una semana más tarde, tan pronto como Shatina entró en mi aula el pensamiento inundó mi mente de nuevo: Heather, dale a Shatina el dinero que tienes en la cartera.

Revisé de nuevo. En esta ocasión tenía 40 dólares allí dentro. Muy bien, pensé, seré fiel.

Cuando la clase terminó le pedí a Shatina que se quedara un momento. Ella se me quedó mirando muy nerviosa. No teníamos relación, y la situación estaba a punto de tornarse incómoda para las dos.

«Sé que esto te va a sonar extraño…», comencé a decirle mientras buscaba a tientas mi cartera, «… pero soy cristiana. Cuando entraste aquí hoy, Dios me dijo que te diera estos 40 dólares. Lo siento mucho si te estoy haciendo sentir incómoda. Este dinero no viene de mí. Esto es algo entre tú y Él».

Aunque me sentía muy nerviosa, le puse el dinero en la mano, esperando que ella no presentara una queja. Su rostro cambió de la confusión hasta una expresión de total sorpresa. «Soy madre soltera», me dijo. Yo no lo sabía. Solo tenía 19 años.

«Antes de entrar en esta clase, hice algo que no había hecho en años», susurró, ahora con lágrimas en el rostro. «Oré».

Shatina me contó que justo antes de entrar en mi clase le pidió dinero a una amiga para que la ayudara a comprar un paquete de pañales para su bebé de seis meses. Su amiga no tenía nada, así que llamaron al padre de ella a ver si le podía prestar algo de dinero. También él les dijo que no tenía. Cuando colgaron, la amiga de Shatina le dijo: «Creo que deberíamos orar».

Shatina se ofendió; no le veía ninguna utilidad a la oración. Aunque existiera un Dios, no se iba a molestar en atender sus oraciones. Shatina había crecido dentro del sistema de adopciones del gobierno estadounidense y había experimentado abuso sexual. Luego quedó embarazada y tuvo un bebé.

Shatina no creía realmente en Dios, pero cuando su amiga le dijo que oraran, ella decidió ser amable. Las dos chicas, sentadas justo fuera de mi clase, oraron a Dios. No oraron por una casa, ni por riqueza o fama. Oraron por una caja de pañales. Y ahora aquí estaba yo, apenas noventa minutos después, entregándole cuarenta dólares.

Nunca he vuelto a ignorar la voz del Espíritu Santo. Si no hubiera respondido a esa voz, susurrando una segunda vez que abriera mi cartera, quizá Dios habría encontrado otro modo de ayudar a Shatina. O quizá la respuesta de Dios a esta madre de 19 años que apenas era capaz de orar, realmente descansaba, de una manera misteriosa, en mi voluntad de responder al estímulo del Espíritu.

Con los años, Shatina y yo hemos seguido en contacto. Dios ha seguido obrando en su vida y ella ahora es una creyente en Jesús. Sin embargo, incluso entonces —cuando apenas creía en Dios y ni siquiera quería orar— su oración fue importante. Este es el Dios al que servimos. Y este es un Dios con el que quiero hacer mi parte y colaborar.

Sí, creo que nuestras oraciones nos cambian. Pero también creo que Dios obra a través de la oración para cambiar nuestras circunstancias: porque tuve el privilegio de ser parte de la respuesta de Dios a una madre adolescente del sistema de adopciones que necesitaba un paquete de pañales. Vi a Dios respondiendo al lamento de una chica que no creía siquiera en la oración.

Heather Thompson Day es la autora de It’s Not Your Turn, la presentadora del podcast de CT Viral Jesus y profesora adjunta de comunicación en la Universidad Cristiana de Colorado.

Traducción por Noa Alarcón.

Edición en español por Livia Giselle Seidel.

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Los 20 artículos más leídos de Christianity Today en español

Afganistán y motivos de oración por la iglesia perseguida, las investigaciones sobre Ravi Zacharias, preguntas bioéticas sobre las vacunas contra el COVID-19, y más.

Christianity Today December 30, 2021

En esta serie

Estas son las 20 historias más leídas de CT en español durante el 2021, en orden descendiente.

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Gran alegría para todo el pueblo

Una lectura de Adviento para la Navidad.

Christianity Today December 25, 2021

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Cuarta semana de Adviento: Encarnación y Natividad


Esta semana, nos adentramos en los acontecimientos de la Natividad y consideramos el milagro de la entrada del Verbo eterno en el mundo como un niño humano. Aprendemos lecciones de fe de las personas que Dios eligió para participar en estos acontecimientos. ¡Y celebramos las Buenas Nuevas de gran gozo para todos los pueblos!

Día de Navidad

Lea Lucas 2:8-20

El tono abrumador de este pasaje transmite alegría. Dios había enviado a su Hijo a la tierra, y la celebración del cielo se derramó sobre el mundo con alabanzas y una gloria impresionante. ¿Y a quién llegó el anuncio de la alegría? No llegó a la humanidad más gloriosa, sino a la más normal, mundana e incluso terrenal. Cuando leemos el texto podemos imaginarnos los olores del pesebre, desde las ovejas vigiladas por los pastores, hasta el comedero que acunaba a Jesús. La Navidad es una imagen impresionante del Evangelio: Dios no abandonó a su creación, sino que llegó hasta donde estaba, a un alto precio, para redimirla personalmente.

Lucas registra una variedad de respuestas a la proclamación de las huestes celestiales. Es comprensible que el primer sentimiento de los pastores sea de temor al verse frente a criaturas tan distintas a ellos. Pero su temor fue pronto sustituido por el entusiasmo. Al fin y al cabo, esta primera venida no es como la segunda. Mientras que la segunda venida de Cristo traerá el juicio de todos, esta primera fue una invitación de alegría para todos los pueblos, que daría lugar a una paz verdadera y duradera para los que respondieran a ella (vv. 10, 14).

La diligencia de los pastores para buscar la señal fue recompensada con el hallazgo de la familia, tal como habían dicho los ángeles. Pero los pastores no callaron las nuevas que habían recibido. Fueron tan diligentes en informar acerca de lo que se les había dicho como lo fueron en buscar al niño. Esta es la esencia de la proclamación del Evangelio: oírlo por nosotros mismos, experimentar que Dios ha cumplido su palabra, y compartir las Buenas Nuevas de salvación segura con otros.

Los que escucharon el testimonio de los pastores se asombraron (v. 18). Esto no significa necesariamente que comprendieran verdaderamente lo que los ángeles habían dicho a los pastores sobre el niño: Salvador, Mesías, Señor. Tal vez, al escuchar solo a los pastores comunes (y no a una hueste de ángeles) y ver solo a un recién nacido común, la gloria quedó demasiado oscurecida para algunos. Sin embargo, Dios nos llama a vivir por la fe en Él, no por vista.

María, por su parte, creyó todo en su corazón, y lo trasladó a su mente. Y los pastores completaron su espontáneo viaje misionero alabando y glorificando a Dios. Cristo el Señor, nuestro Salvador, tomó la naturaleza humana por nosotros y vino a ser nuestra paz. ¡Que nuestra respuesta hoy —tal como la de los pastores— resuene con alegría, alabanza y gloria!

Rachel Gilson forma parte del equipo de liderazgo de Cru para el desarrollo teológico y la cultura. Es autora de Born Again This Way: Coming Out, Coming to Faith, and What Comes Next.

Lea Lucas 2:8-20.

Reflexione sobre todo lo que ha leído y considerado durante el Adviento. ¿Cómo desea responder en alabanza a Dios? ¿Cómo podría, al igual que los pastores, compartir estas Buenas Nuevas con los demás? ¡Ore y alégrese!

Traducción por Sofía Castillo.

Edición en español por Livia Giselle Seidel.

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Siempre es ‘Festivus’ y nunca Navidad

En vez de ira y resentimiento, esta temporada exige reconciliación.

Christianity Today December 24, 2021
Illustration by Mallory Rentsch / Source Images: WikiMedia Commons / Sean Locke / EyeEm / Getty

Este artículo fue adaptado del boletín [en inglés] de Russell Moore. Suscríbase aquí.

En mis años más jóvenes, celebraba Festivus. Esto no era por elección, sino porque trabajaba en un lugar donde todos los años, en cualquier fiesta de celebración, siempre sabíamos que un tipo que se pasaría todo el tiempo «ventilando quejas» con el resto de nosotros. Uno de mis compañeros de trabajo me decía: «¿Ya estás listo para el Festivus de este año?».

Por supuesto, se refería a la famosa historia de la vieja comedia de televisión Seinfeld, en la que el padre de George Costanza, Frank, celebraba su propia festividad inventada, con un poste de aluminio, demostraciones de fuerza y, por supuesto, la ventilación de agravios. Siempre me reía de la broma de mi compañero de trabajo porque, después de todo, Festivus era divertido, producto de la imaginación de Jerry Seinfeld o de algún escritor de comedia.

Excepto que no era el caso.

The Daily Beast grabó un episodio de su podcast, Fever Dreams, en el que el exescritor de Seinfeld, Dan O’Keefe, explicó los orígenes de Festivus en la vida real. (Tenga cuidado con el lenguaje usado en el episodio). Ahí compartió que la festividad no era ficticia —al menos no en la casa donde creció—, y que era todo menos divertida.

O'Keefe dijo que su padre, editor de Reader's Digest y «alcohólico severo y bipolar no diagnosticado», inventó Festivus. Lo hizo con un reloj en una bolsa colgada en la pared. El famoso poste de aluminio no formaba parte de la celebración, pero la ventilación de agravios definitivamente lo era.

«Era simplemente un escenario formal para gritarnos», dijo en Fever Dreams. «Sí; mientras crecíamos, mis dos hermanos y yo sufrimos un tipo de abuso infantil que aún no era reconocido como tal por el estado de Nueva York, y que incluía rituales estacionales».

O'Keefe habló sobre su infancia con algunos compañeros escritores, quienes le dijeron que ellos, junto con Jerry Seinfeld, querían adaptar el ritual de Festivus para Frank Costanza, pero sin el comportamiento abusivo y el trauma infantil.

Mi primer pensamiento fue: «Eso es tan sombrío». Pero después pensé: «¿Cómo es que nunca escuché esa historia hasta ahora?» Me pregunté cuántos otros de mis momentos favoritos de las series cómicas habrían comenzado de esta manera. ¿Hubo una historia de terror detrás de los premios Dundie o los funerales de los adorados mini caballos? No quería saberlo. Pero luego me pregunté si Festivus es la fiesta de este momento cultural.

Hace más de una década, James Davison Hunter advirtió que el involucramiento cristiano en la cultura y la política había fracasado en parte debido a lo que Friedrich Nietzsche llamó ressentiment. Es una palabra francesa que va más allá del resentimiento, argumentó Hunter, e incluye «ira, envidia, odio, rabia y venganza como los motivos centrales de la acción política».

El ressentiment, escribió Hunter, se basa «en una narrativa de daño o, al menos, de daño percibido; una fuerte creencia de que uno ha sido o está siendo agraviado». Esto es especialmente cierto, sostuvo, cuando el grupo tiene un sentido de derecho a un mayor respeto, a un mayor poder, a un lugar en el grupo mayoritario. Esta postura, advirtió, es una psicología política que se expresa a sí misma con «la condena y denigración de los enemigos en el esfuerzo por subyugar y dominar a los culpables».

En la explicación de Hunter, la Iglesia (al menos en su papel de activista en la guerra cultural) no resistió esta tendencia, sino que se lanzó dentro de ella de cabeza. Por lo tanto, terminamos con el lenguaje de «recuperar» a los Estados Unidos o «recuperar el control de la cultura». Resulta que todo se reduce a ventilar agravios y hacer demostraciones de fuerza.

Antes de decir: «No hay nada de malo en eso», debemos considerar lo que nos ha hecho, no solo como país sino, lo que es aún más importante, como Iglesia.

En Lucas 4:20-30 (NVI), encontramos ese momento crucial en el que Jesús anuncia su misión. [Debemos preguntarnos], para el resto del mundo, para nuestros propios hijos, ¿nos parecemos más al que pregona las buenas nuevas del «año del favor del Señor», o a las multitudes indignadas ante la sugerencia de que el reino era más grande que su etnia y fronteras nacionales? ¿Nos parecemos más a las turbas que «se enfurecieron» y buscaron venganza al borde del acantilado, o a Aquel que «pasó por en medio de ellos», caminando tranquilamente hacia adelante, con el rostro firme mirando hacia la cruz?

Las acciones de Cristo no tienen sentido en un mundo donde las «demostraciones de fuerza» son necesarias para protegerse de las amenazas. Para una persona que no cree en el Dios viviente, el Sermón del Monte parece débil y la protección de Faraón parece fuerte (Isaías 30:1–2). Si no hay un tribunal, entonces «ventilar los agravios» (apresurándose con estridencia y teatralidad) es la manera de asegurarse de que «Mía es la venganza; yo pagaré» (Romanos 12:19).

Todo lo que tenemos que hacer es redefinir lo que significa «venganza» y a quien se refiere «yo». Entonces podremos evitar nuestro llamado como embajadores de la reconciliación (2 Corintios 5:18-21) y abrazar una misión diferente: una que se sienta mejor, intimide más, recaude más dinero y movilice más multitudes.

Seguro, termina en el camino a la muerte (Proverbios 14:12), pero falta mucho para llegar a la muerte.

¿No es así?

Y, sin embargo, aquí estamos con las Escrituras que se abren paso incluso en algunos de los villancicos que suenan en la tienda de comestibles o en el centro comercial. Herodes es el que «se turbó, y toda Jerusalén con él» (Mateo 2:3). Su rabia y resentimiento no era un signo de fuerza, sino de lo amenazado que se sintió, y de lo asustado, enojado y miserable que se sentía. Él, como el viejo espíritu del Edén, avanzaba «lleno de furor» porque sabía que le quedaba «poco tiempo» (Apocalipsis 12:12). El viejo Herodes todavía habla hoy, con la misma ira y miedo, y con la misma hambre de poder, todavía dice: «ven y sígueme».

Pero nosotros tenemos algo diferente. Se nos ha transmitido una palabra que nos dice: «No tengan miedo. Miren que les traigo buenas noticias que serán motivo de mucha alegría para todo el pueblo» (Lucas 2:10). Y la señal está en un comedero. La señal está en la mesa de las palomas en los patios del templo (vv. 22–35). La señal es un cuerpo presente en una estaca de ejecución imperial y un cuerpo ausente de una tumba prestada. La señal es lo que parece débil, tonto e «irreal». Ahí es donde está la sabiduría, el poder y la realidad.

Pero eso requerirá un tipo de poder diferente al de la fuerza darwiniana que nos haga llamar la atención del faraón o césar que queremos que nos proteja. Requerirá un tipo de pertenencia diferente al que surge de odiar a aquellos a quienes las personas de nuestros círculos más cercanos nos dicen que odiemos. Requerirá que seamos personas que realmente crean que lo que llevamos son noticias, que son buenas y que son para todas las personas.

Las demostraciones de fuerza y la ventilación de agravios son agotadoras y desmoralizadoras. Miremos los frutos. ¿Estamos más conectados o más s

olos? ¿Es la luz del evangelio más o menos visible? David Foster Wallace nos advirtió sobre esto: «Adora el poder y te sentirás débil y asustado, y necesitarás cada vez más poder sobre los demás para mantener el miedo a raya».

Tal como sucede con el Festivus, todo parece divertido hasta que observamos el trauma detrás de ello.

Quizás lo que necesitamos no sea una nueva festividad (real o metafórica) para «el resto de nosotros». Quizás lo que necesitemos sea descanso. Quizás lo que anhelamos es el tipo de descanso que no necesita demostrar su capacidad por su autoprotección e influencia. Quizás lo que necesitamos es un testimonio diferente, uno más antiguo, uno que realmente sea buenas nuevas en un mundo donde siempre es Festivus y nunca es Navidad.

Russell Moore dirige el Proyecto de Teología Pública en Christianity Today.

Traducción por Sergio Salazar.

Edición en español por Livia Giselle Seidel.

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Oculto en silencio

Una lectura de Adviento para Nochebuena.

Christianity Today December 24, 2021

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Cuarta semana de Adviento: Encarnación y Natividad


Esta semana, nos adentramos en los acontecimientos de la Natividad y consideramos el milagro de la entrada del Verbo eterno en el mundo como un niño humano. Aprendemos lecciones de fe de las personas que Dios eligió para participar en estos acontecimientos. ¡Y celebramos las Buenas Nuevas de gran gozo para todos los pueblos!

Nochebuena

Lea Lucas 2:1-7

El emperador Augusto promulgó un amplio decreto para que todos los habitantes del mundo romano fueran registrados en un censo. Muchos de nosotros estamos familiarizados con este detalle de la historia del nacimiento de Jesús porque es lo que llevó a María y a José a Belén, en cumplimiento de la profecía de Miqueas 5:2-5. Pero también es notable porque demuestra el gran poder de Augusto como emperador. Cuando él decía algo, todos debían obedecer. No era alguien que podía ser ignorado.

A diferencia del emperador, era fácil pasar por alto a Jesús. Su nacimiento, profetizado y por mucho tiempo esperado, contrasta fuertemente con el poder de Augusto. Jesús nació en circunstancias humildes y sombrías, fáciles de ser pasadas por alto. A medida que se desarrolla el relato evangélico, hay personas que son capaces de reconocer a Jesús como Dios en medio de ellos, pero son unos pocos elegidos. Resulta que la Encarnación es algo fácil de ignorar, y la mayoría lo hace sin siquiera saberlo.

Si queremos ser personas que ven y reconocen la presencia encarnada de Dios en nuestras vidas y en nuestro mundo, ¿qué debemos hacer? Me recuerda a una vez que perdí una lente de contacto en el vestíbulo de un gran hotel. Parpadeé, sentí una sensación extraña en el ojo y, antes de que me diera cuenta, mi lente de contacto había caído en algún lugar de la alfombra brillante y estampada.

Me quedé inmóvil, la busqué y traté de evitar que otros la aplastaran por accidente. Un par de empleados del hotel se apiadaron de mí y me ayudaron. Para mi alivio, finalmente la encontramos escondida debajo de una silla cercana. Aquella experiencia me enseñó que, cuando intentas fijarte en algo que puede pasar fácilmente desapercibido, es útil detenerse, mirar de cerca y pedir ayuda a los demás.

¿Qué pasaría si nosotros, como pueblo de Dios, nos detuviéramos y redujéramos la velocidad para mirar de cerca y asimilar la belleza de la Encarnación? El Verbo que se hizo carne y vino a nuestro mundo como un niño para vivir «entre nosotros» es una noticia de gozo para un mundo agobiado (Juan 1:14). Pero si no tomamos la decisión intencional de detenernos y mirar con atención, también podríamos perdernos la oportunidad ver a Jesús, escondido en silencio pero presente en cada momento de nuestras vidas, un poco como una pequeña lente de contacto que pasa desapercibida en el ajetreo de la gente que se dirige a otros asuntos.

¿Qué pasaría si eligiéramos aumentar la conciencia de la presencia encarnada de Dios a nuestro alrededor? ¿Qué pasaría si nos ayudáramos mutuamente a hacerlo como comunidad? Que anhelemos el tipo de vida que nos permite notar la Encarnación, detenernos y ver la nueva vida y la esperanza, incluso cuando aparece en un pesebre.

Tracey Gee es entrenadora y consultora de desarrollo de liderazgo. Es autora de Mark (Alabaster Guided Meditations) y coautora de More Than Serving Tea.

Reflexione sobre Lucas 2:1-7. (Opcional: lea también Miqueas 5:2-5 y Juan 1:1-18.)

¿Qué transmite la sencilla descripción del nacimiento de Jesús en Lucas 2:1-7? ¿En qué sentido puede ser sorprendente? ¿En qué sentido es adecuada? Ore expresando su respuesta al humilde nacimiento de Jesús y a la belleza de la Encarnación.

Traducción por Sofía Castillo.

Edición en español por Livia Giselle Seidel.

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La anticipación del Evangelio

Una lectura de Adviento para el 23 de diciembre.

Christianity Today December 23, 2021

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Cuarta semana de Adviento: Encarnación y Natividad


Esta semana, nos adentramos en los acontecimientos de la Natividad y consideramos el milagro de la entrada del Verbo eterno en el mundo como un niño humano. Aprendemos lecciones de fe de las personas que Dios eligió para participar en estos acontecimientos. ¡Y celebramos las Buenas Nuevas de gran gozo para todos los pueblos!

Lea Mateo 1:18-25

Cuando pensamos en la historia de la Navidad, a menudo nos imaginamos una imagen prolija y bien presentada en una vitrina de un bebé Jesús acostado en un pesebre con María y José serenamente a su lado. Sin embargo, los acontecimientos que condujeron al nacimiento de Jesús distaron mucho de ser agradables. De hecho, rebosaban de desorden y controversia. Se puede sentir la tensión en la voz narrativa de Mateo en 1:18-19 cuando describe el embarazo de María antes de su matrimonio y la consideración de José de divorciarse.

Podemos imaginar el grado de conmoción de José —y quizá incluso de vergüenza— ante la noticia del embarazo de María. Pero entonces, al igual que María, recibió la visita de un ángel. José respondió a las noticias del ángel con gran humildad y anticipación de que este niño que iba a nacer «salvaría a su pueblo de sus pecados» (v. 21). Esta noticia de salvación también habría sido impactante —maravillosamente impactante— para José.

En nuestro mundo abatido, hay momentos en los que el mensaje del Evangelio de salvación puede perder su factor de sorpresa para los cristianos. Podemos dar fácilmente por sentado que Jesús vino a salvar a los pecadores, lo cual incluye tanto a los inconversos como a los regenerados, es decir, a nosotros. Que en este Adviento y en esta Navidad, la conmoción por el acontecimiento tan esperado del nacimiento de Cristo (especialmente para José y María) no pierda su impacto en nosotros. Que nos asombremos y nos maravillemos de nuevo ante la decisión voluntaria de Jesús de ser el cordero del sacrificio que vino a salvar a su pueblo de sus pecados.

Mateo señala otro detalle que puede llevarnos a maravillarnos: en el nacimiento de Cristo Jesús, somos testigos del cumplimiento profético de Isaías 7:14: «La virgen concebirá y dará a luz un hijo, y lo llamará Emanuel». Jesús es la Encarnación, Emanuel, que es «Dios con nosotros» (Mateo 1:22-23).

En esta época de agitación mundial, la Encarnación de Jesús nos anima al menos de dos maneras. Puede impulsar a los creyentes hacia una fe profundamente arraigada en un Salvador que habita en su pueblo a través del Espíritu Santo. Dios está con nosotros. Podemos vivir con confianza y en victoria, no como víctimas sino como vencedores en la vida cristiana.

Y, para aquellos de nosotros que pueden haberse vuelto apáticos en nuestra fe, se nos recuerda que la historia del Evangelio despierta vitalidad y propósito, especialmente para que compartamos estas Buenas Nuevas con otros. Jesús vino como un bebé indefenso, pero volverá como un Señor justo y recto ante cuyo nombre toda rodilla se doblará y toda lengua confesará (Filipenses 2:10). Que compartamos estas Buenas Nuevas con libertad y generosidad. Este es el día de la salvación.

Matthew D. Kim es profesor de la cátedra George F. Bennett de Predicación y Teología Práctica en el Seminario Teológico Gordon-Conwell y autor de Preaching to People in Pain.

Lea Mateo 1:18-25.


Imagine estos acontecimientos desde la perspectiva de José: ¿Con qué emociones o preguntas podría haber luchado? ¿Cómo fue desafiada y cambiada su fe? Ahora considere su propia perspectiva: ¿Cómo enfatiza este pasaje las verdades clave del Evangelio?

Traducción por Sofía Castillo.

Edición en español por Livia Giselle Seidel.

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