Jesús me salvó el día de mi funeral

Estaba listo para mi entierro cuando Jesús me dio la misión de proclamar su nombre.

Cedric Kanana

Cedric Kanana

Christianity Today September 7, 2023
Fotografía por Tracy Keza para Christianity Today

«Tu sangre me limpia. Te alabo, Salvador». Escuché que la gente cantaba estas palabras mientras me acercaba a la iglesia. Al verme, la muchacha que tocaba el tambor dejó caer sus baquetas y salió corriendo, gritando, como si hubiera visto a un fantasma.

I Once Was Dead

I Once Was Dead

160 pages

$9.39

Vestido únicamente con una túnica de mortaja, entré al servicio de la iglesia como un imán musulmán que proclamaba a Cristo.

Doce horas antes, mi corazón había dejado de latir.

Mi padre, un hutu, fue uno de los primeros jeques musulmanes en el oeste de Ruanda; mi madre, una tutsi, era bruja y sacerdotisa de un dios africano. Mi familia practicaba el islam popular, que fusiona el islam con el animismo tradicional. Quienes practican este tipo de islam defienden vigorosamente el Corán y a Mahoma, y luego recurren a la brujería cuando se sienten amenazados o buscan un beneficio.

Después de tener dos hijas y hacer todos los sacrificios conocidos, y apelar a Alá y a los espíritus africanos por un hijo, mi padre estaba listo para divorciarse de mi madre cuando yo llegué. Me llamaron Swidiq Kanana y desde que nací me dedicaron a Alá con la bendición de ser un líder de la comunidad musulmana de Ruanda.

Estos planes se vieron interrumpidos cuando el país cayó en una guerra civil que fue seguida por un genocidio. El odio étnico que desgarró al país también desgarró a mi familia. Mi padre se divorció de mi madre y se casó con otra bruja, mientras que mi madre y sus hijos quedamos a expensas de la caridad. A falta de comida, me acostumbré a vivir en la calle desde los nueve años.

Cuando era adolescente, aprendí a ahogar mi dolor en las drogas. Pero también aprendí a sacar provecho de ello. Después de ingresar a la escuela, me resultó fácil identificar a aquellos que buscaban escapar de los problemas y el dolor. Y me aproveché de ello. Empecé a hacer viajes mensuales al Congo para adquirir drogas para vender. Primero marihuana, después cocaína. Al convertir a otros estudiantes en adictos, podría exigirles que se convirtieran al Islam si querían seguir consumiendo drogas. Anhelaba la aprobación de mi padre y trataba de recordarle sus esperanzas de que yo me convirtiera en un líder musulmán.

La comunidad musulmana pronto notó el éxito de mi reclutamiento. Debido a que había memorizado el Corán, fui nombrado imán de la escuela musulmana. Incluso cuando era adolescente, obtuve renombre como apologeta musulmán a través del muhadhara, o predicación y debate al aire libre. Pocos cristianos de Ruanda entendían cómo encajaban el Antiguo y el Nuevo Testamento, y era fácil presentar a Mahoma como aquel que cumplía las profecías del Antiguo Testamento de que Dios levantaría otro profeta como Moisés, o de un rey que conquistaría a las naciones. Por fin estaba cumpliendo la bendición que me fue dada el día que nací.

Todo eso cambió un día en mi último año de escuela. Mientras calentaba para un partido de baloncesto, algo en mi cerebro pareció estallar y me sentí abrumado por sonidos e imágenes que daban vueltas. Tropecé varias veces tratando de escapar del rugido. Todos y todo era aterrador. Había perdido la cabeza. Los diagnósticos iban desde psicosis causada por las drogas hasta opresión espiritual.

El sacerdote de un dios local le dijo a mi madre: «Cuando nació, él te fue dado a causa de tus sacrificios [a los dioses], no a causa de este Alá musulmán. Él le pertenece a los dioses, pero ha roto las ataduras. Esta locura es su castigo». Se realizaron ceremonias y sacrificios, pero nada cambió. Luego mi madre me llevó a un hospital psiquiátrico occidental en la capital, donde permanecí varios meses y me dieron un sedante fuerte.

Los líderes musulmanes culparon a los espíritus malignos. Al intentar un exorcismo, colocaron un Corán sobre mi cabeza y comenzaron a recitar la Sura Al-Baqarah, la sección más larga del Corán. De repente me levanté de un salto y comencé a golpearlos hasta que llegaron los policías y me sometieron.

La Biblia personal de Cedric Kanana. Abajo: La iglesia de Cedric Kanana en Kigali, Ruanda.Fotografía por Tracy Keza para Christianity Today
La Biblia personal de Cedric Kanana. Abajo: La iglesia de Cedric Kanana en Kigali, Ruanda.

Después de haber pasado casi un año tomando medicamentos antipsicóticos, un amigo cristiano de mi madre le preguntó: «¿Por qué no probar a Jesús? Lleva a Swidiq a ver a nuestro pastor». Fueron a la iglesia anglicana en la colina cercana. El pastor abrió su Biblia y le mostró a mi madre la historia del hombre que le suplicó a Jesús que sanara a su hijo, diciendo: «¡Sí, creo!… ¡Ayúdame en mi falta de fe!» (Marcos 9:24).

El pastor y cuatro miembros de la iglesia ayunaron y oraron durante siete días, cantando canciones de paz e imponiéndome las manos cada noche. La séptima noche sentí como si estuviera subiendo a través del agua. Escuché el nombre Jesús una y otra vez hasta que comencé a reconocerme a mí mismo nuevamente. Esa noche, mientras iba de camino a casa, creí que Jesús me había restaurado, que Él era más fuerte que los espíritus malignos, más fuerte que la medicina occidental y más fuerte que el Corán. Pero yo no conocía a Jesús.

Lo que siguió fue una situación que enfrentan muchos musulmanes hoy en día. No podía negar el poder en el nombre de Jesús. Pero decir la verdad implicaba el riesgo de avergonzar a mi familia, e incluso de que me mataran. Durante el salaat, o el tiempo de las oraciones diarias, me encontré a mí mismo orando no a Alá, sino a Jesús.

Este dilema duró siete meses mientras intentaba nuevamente terminar mi último año de escuela. Un día, mientras trabajaba en una tarea, un fuerte dolor en el abdomen me paralizó. Sentí que algo me estaba destrozando los órganos, y con cada respiración sentía como que me cortaban con un cuchillo. La maestra se apresuró a buscar ayuda cuando me vio caer al suelo, echando espuma por la boca.

Mi padre me llevó a un famoso médico occidental que había estado en Ruanda durante décadas. Estaba desconcertado. «Las cosas andan mal», dijo, «pero no hay nada que pueda señalar como la causa. No hay una razón médica obvia». Al cabo de una semana, los médicos del mejor hospital de Ruanda comenzaron los cuidados paliativos. Con la primera dosis de analgésico, sentí una sensación de hormigueo que se deslizó desde mi columna hasta mis extremidades. Quedé completamente paralizado, sin forma de comunicarme.

Alrededor de las nueve de la noche, de forma imprevista pasé a un estado de plena y desconcertante conciencia. Al notar el cambio, la gente entró corriendo a mi habitación. Comencé a sentir como si me estiraran el corazón hasta sacarlo por la boca. Fue una sensación extraña, más espiritual que física. Al mismo tiempo, algo como un fuerte viento me arrastró, y de pronto mi corazón se detuvo.

A la mañana siguiente, doce horas después, mientras cavaban mi tumba y lavaban y vestían mi cuerpo para el entierro según la tradición musulmana, de pronto tosí, arrojé la sábana a un lado y me levanté. ¡La gente huyó gritando!

Confundido, miré a mi alrededor y me di cuenta de que alguien había muerto. Al volverme hacia un grupo de personas que me miraba fijamente, vi una cara familiar. Era Jesús. Levantó la mano y me miró con una sonrisa de complicidad.

En un instante, rápidamente recordé lo que había pasado durante las últimas 12 horas. Recordé haber visto en mi mente cuatro figuras con forma de hombre envueltas en túnicas negras empapadas de sangre. Cada uno sostenía un arma en sus manos nudosas y con garras. Me ataron y comenzaron a torturarme, burlándose de mi impotencia para resistir. Creo que eran demonios. Uno había puesto su hacha en mi pecho y la levantó en alto cuando alguien más entró. Supe inmediatamente que era Jesús. En su presencia, los otros retrocedieron consternados, y parecieron evaporarse.

No tengo idea de cuánto tiempo permaneció mirándome, pero tuve una sensación de perfecta satisfacción. Cuando finalmente habló, levantó las manos, mostrando agujeros en cada una, y dijo: «Tú estás entre aquellos por quienes morí, así que no lo niegues más. Debes decírselo a los demás. Revélalo».

Obedecí al Señor Jesús. Ese día fui directamente a una iglesia, todavía con mi sudario puesto. Y durante los últimos 18 años les he estado hablando a otros sobre Él. Aunque mi padre y la comunidad musulmana primero intentaron matarme, tanto él como mi madre, mis hermanos y muchos de esa comunidad musulmana, encontraron a Jesús. Hoy soy un pastor anglicano que predica en toda África, llamando a musulmanes y animistas a Cristo, y llamando a los cristianos a caminar en la luz.

El Señor me ha librado de varios atentados contra mi vida. Los que más se acercaron dejaron cicatrices en mi cuerpo. Pero conozco bien el significado de mi sufrimiento y sé que llevo la bendición del nombre de Jesús.

Cedric Kanana es el autor de I Once Was Dead: How God Rescued Me from Islam, Drugs, Witchcraft, and Even Death. El coautor, Benjamin Fischer, es rector de la Iglesia Anglicana Cristo Redentor en Idaho.

Traducción por Sergio Salazar.

Edición en español por Livia Giselle Seidel.

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Sarah Young todavía escucha a Jesús llamando

Desde «My Utmost for His Highest», ningún devocionario ha cautivado al mundo evangélico como «Jesús te llama».

Christianity Today September 2, 2023
Illustration by David Brinley

Esta es una revisión del artículo publicado originalmente en noviembre de 2013.

Esta traducción fue publicada en colaboración con la Conferencia Nacional de Liderazgo Cristiano Hispano (NHCLC, por sus siglas en inglés).

El libro Jesús te llama no parecía estar destinado a vender millones de copias. Y luego, inesperadamente, lo hizo.

Durante los primeros tres años después de su publicación en el año 2004, Jesús te llama vendió un total de solo 59 000 copias, un modesto éxito para un devocionario de una autora hasta entonces desconocida. Sin embargo, poco después las ventas crecieron exponencialmente: 220 000 copias tan solo en 2008.

Las ventas del libro se han casi duplicado en cada año sucesivo, dice Laura Minchew, vicepresidenta de Publicaciones Especializadas en Thomas Nelson. Para el verano de 2013, Jesús te llama había vendido 9 millones de copias en 26 idiomas, y Publishers Weekly informó que estaba en la quinta posición de la lista de éxitos de ventas de la primera mitad del 2013; eso entre todos los libros, no solo los libros cristianos: superó en ventas a Cincuenta sombras de Grey.

Pero aun cuando el libro continúa en las listas de éxitos de ventas (junto con sus productos derivados, incluyendo una Biblia devocional, un libro de cuentos, así como ediciones para mujeres, adolescentes y niños), su autora, Sarah Young, sigue siendo prácticamente desconocida. La mayoría de las personas que han leído este libro parecen no saber quién es ella.

Sin embargo, no todo el mundo se siente entusiasmado de que Jesús te llama revigorice el interés en la teología detrás de los escritos de Young —y, por extensión, en ella misma—. Young basa sus obras sobre la importancia de «la oración de escucha» una práctica teológica en la que las personas buscan escuchar mensajes directos de Dios. Los lectores críticos quieren saber: ¿Realmente Young piensa que Jesucristo le está hablando directamente a ella? ¿Es cierto?

Una mujer que practica la ‘oración de escucha’

En una era en la que el tamaño de un contrato para un libro cristiano es directamente proporcional a la «plataforma» del autor, con Young sucedió todo lo contrario. A diferencia de casi todos los autores cristianos conocidos, Young se abstiene de giras de promoción, blogs y conferencias.

De la lista de súperventas de
agosto 2013, Evangelical Christian Publishers Association:

1. Jesus Calling
3. Jesus Calling (edición letra grande de lujo)
8. Jesus Calling (de lujo)
9. Jesus Calling (edición para mujeres)
12. Jesus Today

Pero también, a diferencia de muchos de los escritores más vendidos de la actualidad, Young sufre de problemas serios de salud. Ella dice que sus problemas actuales, que no han sido correctamente diagnosticados, le impiden pasar tiempo frente al público.

En cierto sentido, esto es lo que ella prefiere. Lejos de la fama que un libro de súperventas podría permitirle, dice Minchew, Young pasa su tiempo haciendo lo que le gusta hacer: orar y escuchar.

Después de todos estos años, ella todavía escucha a Jesús llamando.

Sin embargo, Jesucristo es uno de los pocos que llama a Young. Ella no está disponible para entrevistas, ya sea en persona o por teléfono. Después de ofrecerle a CT una entrevista telefónica exclusiva, Young finalmente no pudo participar debido a contratiempos de salud. (Más tarde, aceptó contestar por correo electrónico y a través de Minchew, algunas de las preguntas que CT le envió para esta historia).

La única verdadera entrevista que Young ha dado desde el lanzamiento de Jesús te llama es una entrevista de preguntas y respuestas aprobada por Thomas Nelson con Minchew misma, quien conoce a Young desde el 2008. Fue entonces cuando Minchew asumió el cargo de editora en la división de libros de obsequio de Thomas Nelson, justo antes de que las ventas se dispararan. Durante ese tiempo, Minchew dice que ella y Young se han convertido en «amigas muy cercanas». Se conectan por Skype a menudo y se envían correos electrónicos casi todos los días. (Este tipo de relación con un editor es una más de las rarezas de Young).

«Ella es una mujer de oración», dice Minchew. «Una mujer que ama al Señor».

Ese amor se manifiesta en la práctica de escribir todos los días en su diario, práctica que le ha permitido coleccionar —y luego publicar— mensajes de Dios durante décadas.

Young se convirtió al cristianismo siendo adulta después de estudiar en el instituto L'Abri de Francis Schaeffer en Suiza, donde ella dice que experimentó por primera vez la presencia del «Dulce Jesús». En ese momento, ella ya había obtenido un título de Licenciatura en filosofía en Wellesley College y una Maestría en la Universidad de Tufts. Después de su conversión, obtuvo un grado más en el Covenant Theological Seminary de St. Louis, donde conoció a su esposo, Steve.

Juntos trabajaron ocho años en Japón como misioneros de la Iglesia Presbiteriana en América (PCA, por sus siglas en inglés), durante los cuales Young dio a luz a dos hijos. En 1991, después de que Young obtuviera un grado en Consejería de la Universidad Estatal de Georgia —y poco después de comenzar a escribir su diario—, los Young se trasladaron a Australia para trabajar con los inmigrantes japoneses.

Margaret Thatcher, cuyo marido ministró con el esposo de Young en la Iglesia Presbiteriana Henderson Memorial en Perth, describe a Young como una persona amable, interesante y generosa. Las dos mujeres asistían juntas a desayunos para esposas de ministros y servicios de adoración, pero Thatcher dice que Young permanecía lejos del centro de atención.

Un hombre oró, y al principio pensó que orar era hablar. Pero se volvió más y más callado hasta que al final, se dio cuenta que orar es escuchar. —Soren Kierkegaard

«Cada vez que la veía, [Young] parecía estar animando a otros en lugar de centrarse en sí misma», dice ella. «Uno siempre tenía la sensación de que estaba orando por la iglesia todo el tiempo, aunque ella estuviera aislada físicamente de la iglesia debido a su enfermedad». Para cualquier persona sana, la vida de Young pudiera parecer aislada. En el 2010, Young escribió en una carta de apoyo que a veces sentía como si su piel hubiera «sido pinchada con una aguja o como si alguien le hubiera prendido fuego. El dolor es tan fuerte que me marea».

Ella luchó con dos coinfecciones de la enfermedad de Lyme (incluyendo un diagnóstico erróneo de Síndrome de fatiga crónica que se prolongó por siete años), y también de vértigo severo durante todo su ministerio en Perth. Como resultado, Young relató en un correo electrónico que pasó gran parte de su tiempo «viviendo en una sola habitación de nuestra casa en Perth durante 20 horas al día».

No más. En la primavera de 2013, los Young se mudaron de Perth a la ciudad natal de Young, Nashville, para recibir tratamiento médico. Ahora que ha regresado de forma permanente a los Estados Unidos, Young dijo a CT en un correo electrónico personal que espera pasar más tiempo con sus dos nietos, Elie y John, que viven en Carolina del Norte.

Pero a pesar de que planea mantenerse ocupada como una abuela cariñosa y continuar su trabajo de «escritora que ora», los reveses de salud continúan. Actualmente está escribiendo otro devocional de un año en el mismo formato que Jesús te llama.

Sin embargo, Young también ha escrito que su enfermedad puede ser parte de una lucha espiritual contra el trabajo misionero de su familia y de su labor como escritora. Escribió que ella lucha para superar las «trincheras de la adversidad». Esto fue especialmente cierto mientras escribía Jesús hoy, el libro que siguió a Jesús te llama en 2012. Ella atribuye el libro a que se enfrentó a la desesperanza de una enfermedad grave.

Esa desesperanza es común a muchos estadounidenses, dice Young en la introducción de Jesús hoy. Y es una de las razones por las que muchos lectores dicen que se sienten más conectados con Jesús después de leer sus libros: ayudan a la gente a sentir a Jesús «justo donde estamos».

Minchew dice que por eso ella piensa que las palabras de su amiga provienen de Jesús: «No sé cómo tanta gente puede leer la misma página con necesidades completamente diferentes y sentir cómo [Dios] les está hablando, a menos que sean ellos abriéndose a la palabra del Señor».

¿Una promesa de hablar?

Los cristianos a lo largo de los siglos han aceptado la idea de que Dios se comunica con ellos, pero la disciplina específica de escuchar por medio de la oración (la oración de escucha) no ha sido un punto fuerte de los evangélicos. Si las ventas de libros son una indicación, entonces, Jesús te llama ha vuelto a encender la práctica de este tipo de oración, así como el debate sobre los peligros de la misma.

Los cristianos siempre han sentido que la disciplina de escuchar y de la meditación son disciplinas espirituales importantes, comenta Richard Foster, fundador de Renovaré y autor del libro Celebration of Discipline. Por lo tanto, no hay razón para suponer que Dios no responde cuando uno entra en conversación con Él: esa es la esencia de la oración.

«Escuchar mediante la oración es la parte meditativa de esa conversación», dice Foster. «Hablamos con Dios acerca de nuestras necesidades y [después] escuchamos».

Young le dijo a CT en el correo electrónico que envió a través de Minchew que su método de escuchar implica meditación de las Escrituras y pasar tiempo en silencio orando —«escuchando y luego escribiendo lo que siento que [Jesucristo] está poniendo en mi corazón»—.

«Por supuesto, no tenemos una conversacion audible», dice ella. «Es un momento tranquilo y personal de orar, leer la Biblia y buscar la dirección del Espíritu Santo».

Pero si es tan simple, ¿por qué la perspectiva de Young de escuchar por medio de la oración en su libro Jesus te llama —sobre todo la afirmación de que el libro contiene las palabras reales de Jesús— ha alterado a los teólogos y eruditos?

Debido a que no es tan sencillo como parece.

Ben Witherington, profesor de Nuevo Testamento en el programa doctoral del Seminario Teológico de Asbury, dice que los escritos de Young no son oraciones en lo más mínimo. La Biblia define la oración como una actividad generada por los humanos y que se dirige hacia Dios, dice él. Si los humanos reciben una —genuina— nueva palabra de la revelación de Dios, eso es un don espiritual específico (y por lo general, ese don no se asocia con presbiterianos reformados y teológicamente conservadores). Pero eso no es lo mismo que la oración.

Pudiera ser que Young haya recibido este don especial, pero las palabras tranquilizadoras de Jesús te llama, no parecen tan reveladoras. Los escritos de Young no son «nada que [ella] no pudiera haber obtenido al leer el Nuevo Testamento», dice Witherington.

Michael Horton, Profesor de Teología y Apologética Sistemática en el Seminario Westminster de California, concuerda. Comenta que el énfasis de Young en la relación personal privada de cada lector con Cristo es bien intencionada, pero la práctica puede ser peligrosa, ya que Dios no ha prometido hablarle a cada cristiano de manera individual. Como resultado, dice Horton, los cristianos deben mostrar preocupación respecto al libro en dos niveles diferentes: tanto en términos del método que Young usa, como del contenido de su libro.

Al hablar en «la voz de Dios», Young exhorta a los lectores a que «centren sus pensamientos en Mí» y que «piensen en quién YO SOY, en todo mi poder y gloria, y ponderen también la profundidad y la amplitud de mi amor por ustedes».

«Vengan a mí con un espíritu enseñable, dispuestos a cambiar. Caminar muy cerca de Mí es una vida de novedad continua», escribe Young en Jesús te llama. «Mientras enfocas tus pensamientos en Mí, sé consciente de que estoy plenamente atento a ti».

En otro pasaje, Young escribe que los cristianos que se encuentran «en el fragor de la batalla [deben] invocar mi Nombre: “Jesús, ayúdame!”. En ese instante, la batalla se convierte en mi batalla; el papel de ustedes es sencillamente confiar en Mí mientras yo lucho por ustedes».

«Eso es muy diferente de los Salmos, donde el salmista nos recuerda las grandes obras de Dios», dice Horton. «[En Jesús te llama] no hay mucha proclamación de las obras poderosas de Dios como la base para acercarnos a Él».

Por otra parte, los constantes llamados a obtener más y más confianza forza a los cristianos a centrarse en sí mismos, en lugar de centrarse en Jesús por medio de la Palabra (algo parecido al tipo de instrucciones que un terapeuta occidental moderno daría), dice David Crump, profesor de religión en Calvin College. Eso no es de sorprenderse, dado el trasfondo en consejería y asesoramiento que Young ha tenido a lo largo de su vida, dice Crump. Y no sería mucho problema si Young simplemente estuviera produciendo devocionales desde la perspectiva del pensamiento positivo y de autoayuda.

«Pero ella pone sus pensamientos en primera persona y luego presenta a esa “persona” como el Señor resucitado. Francamente, me parece que esto es indignante», comenta Crump. «Estoy seguro de que es una persona muy dedicada y una mujer piadosa, pero me siento tentado a llamar esto blasfemia».

Tratando de escuchar solo Dios sabe qué

Blasfemia o no, Jesús te llama representa aquella piedad bien intencionada de larga data dentro del movimiento evangélico. Estos movimientos pietistas, que hacen hincapié en los aspectos emocionales y personales de la fe, minimizan los sacramentos como la cena del Señor y el bautismo. Estos últimos son los medios ordinarios de la gracia a través de la cual Jesucristo ha prometido estar presente por medio del Espíritu Santo, señala Horton.

«La gente va a descubrir la presencia de Jesús al escuchar más de su Palabra proclamada y la asistencia regular sobre los medios públicos de gracia», dice Horton. «Sin embargo, la tendencia [del protestantismo] ha sido reducir la predicación y los sacramentos a lecciones objetivas».

Esa reducción es una característica religiosa típicamente americana, dice James Danaher, profesor de filosofía en Nyack College en Nueva York. Y ha dejado a millones de cristianos protestantes diciendo: «Yo quiero más».

Young deja en claro que escuchar a Jesucristo es algo «más», empañando la distinción que hay entre Dios hablando a través de las Escrituras y los cristianos hablando con Dios por medio de la oración. La primera vez que Young comenzó a escuchar por medio de la oración, ella estaba interesada en la comunicación de dos vías.

«Yo sabía que Dios se comunicaba conmigo a través de la Biblia», escribe Young, «pero yo anhelaba más».

De acuerdo con Paul Miller, director ejecutivo de seeJesus y autor de A Praying Life: Connecting With God in a Distracting World, cuando Young usa la palabra «más», esto implica que Dios no era suficiente para ella, a pesar de que meditaba en la Escritura y confiaba en los llamados del Espíritu en medio de su lucha con la enfermedad.

«Sarah ha sufrido mucho, y cuando se sufre durante un largo período de tiempo, el velo entre el cielo y la tierra se adelgaza», dice Miller. «Percibes a Dios, lo sientes, lo experimentas, y hay esta conciencia de Dios que penetra en lo profundo del alma».

Young dice que ha llegado a depender de mensajes personales de Dios en su relación con él. «Cuanto más difícil sean las circunstancias en mi vida, más necesito estas directivas alentadoras de mi Creador», escribe en la introducción de Jesús te llama.

Dentro de las mismas páginas, enfatiza que «continuamente [depende] de la ayuda del Espíritu Santo» para garantizar que los mensajes que escucha sean consistentes con la Biblia, «la única Palabra infalible de Dios».

Del mismo modo, en la introducción de Jesús hoy, Young escribe que ella escucha de manera selectiva y rechaza todo lo que no es bíblico. «Creo que la Biblia es la Palabra infalible de Dios, y me esfuerzo por presentarle a mis lectores solo lo que es coherente con ese estándar inmutable».

Young dijo a CT que sus libros «están diseñados para ayudar a las personas a conectarse no sólo con Jesús, la Palabra viva, sino también con la Biblia, la Palabra escrita». Eso significa que Jesús te llama está diseñado únicamente como una serie de devocionales que apuntan a los lectores hacia la Biblia.

Pero Horton ve las cosas de forma diferente. Young parece afirmar que ella necesitaba «más» que la Escritura para tener una estrecha relación con Dios, y anima a otros a hacer lo mismo». «[Es como si Young dijera:] “Yo quería algo más, así que aquí les doy una colección de ese ‘más’ que recibí de Jesús”», dijo Horton.

No obstante, Foster dice que escuchar a Dios por medio de la oración no es algo «más», es tan solo una disciplina diferente que se dejó de practicar y perdió su popularidad. Escuchar a Dios en la oración era uno de los pilares del pensamiento cristiano sobre la oración durante siglos, pero el surgimiento del racionalismo y el auge del secularismo en la sociedad eliminó la práctica, dice Foster.

Danaher de Nyack, autor de Contemplative Prayer: A Theology for the Twenty-First Century, dice que los místicos cristianos a lo largo de los siglos han experimentado la «presencia innegable e inefable de Dios». Nyack dice: «Lo nuevo dentro del mundo evangélico es el deseo de ligar esa experiencia con palabras… siempre debe haber cierto escepticismo [que se deja ver cuando uno dice]: “Estas son las palabras que uso para describir mi experiencia, pero la experiencia misma es diferente a lo que puedo poner en palabras”».

Las formas modernas de escuchar por medio de la oración aparecieron por primera vez a principios del siglo XX en un libro titulado God Calling. En God Calling, un libro de devocionales diarios que es muy similar a Jesús te llama, dos oyentes anónimas registraron y publicaron las palabras que dicen que Dios les habló. Las llamadas «oyentes» no revelaron su identidad. El editor del libro, AJ Russell (que a menudo es confundido con el autor del mismo), escribió que estaba «seguro de que [Dios] les abrió los ojos [a las oyentes] a muchas cosas que ellas y esta generación enormemente necesitan saber».

Sin embargo, Russell aclaró su respaldo: «Yo no creo en la inspiración verbal de éste o cualquier otro libro, pero creo que estas dos mujeres han sido guiadas y que mucho de lo que está escrito muestra esa guía».

Young se inspiró para comenzar su diario de oración de escucha —escritos que eventualmente se convirtieron en parte de Jesus te llama— un año después de que leyó God Calling. «Empecé a preguntarme si yo también podría recibir mensajes durante mis momentos de comunión con Dios», escribe en Jesús te llama. «Diariamente y cada vez más, quería escuchar lo que Dios tenía que decirme personalmente ese día».

«Empecé a preguntarme si yo también podría recibir mensajes durante mis momentos de comunión con Dios,» escribe en Jesús te llama. «Diariamente y cada vez más, quería escuchar lo que Dios tenía que decirme personalmente ese día». —Sarah Young

Mary Jean Young (no relacionada con Sarah) es una anglicana del área de Chicago y profesora que ha practicado la oración de escucha durante ocho años. Ella es una lectora ávida tanto de Jesus te llama (Jesus Calling) como de God Calling. Ella comenta que los libros le resultan atractivos porque reconoce la voz que habla a través de las palabras: la voz pertenece a Jesús.

No es cuestión de que los libros sean tan similares. Si las palabras realmente provienen de Dios, su voz será la misma, aun cuando dicha voz habla desde distintas generaciones y culturas, dice Mary Jean.

Michael Farley, director de adoración en la Iglesia Central Presbiteriana de St. Louis y profesor adjunto de Teología Práctica en el Seminario Teológico Covenant (donde estudió Young ), cree que el uso de la primera persona que emplea Young es un recurso retórico.

«Parece que lo que está haciendo es iluminar, dando el significado de las Escrituras y su aplicación a nuestra vida», dice Farley. «Ella despliega el significado de las Escrituras cuando reformula, explica y elabora el contenido ya existente de la Palabra».

Una paráfrasis es una forma perfectamente válida de interpretación de las Escrituras, dice Farley. Pero aún más importante, es que este tipo de interpretación encaja bien con la teología reformada de Young.

Del mismo modo, comenta Minchew, «la manera en que Young escucha a través de la oración no es en nada diferente a un predicador que ora sobre un pasaje de la Escritura y luego predica sobre lo que él cree que Dios está diciendo».

«Los escritos de Young se basan en lo que ha leído en las Escrituras y [obtenido en] la oración», dice Minchew. «Si usted realmente se concentra en la Escritura y deja que le hable, teniendo un espíritu dispuesto, el Espíritu le hablará al corazón».

Por lo tanto, si todos los cristianos están de acuerdo en que Dios se comunica con nosotros, el desacuerdo es simplemente en el método que Dios usa, dice Seth Barnes, fundador de Adventures and Missions, y entusiasta partidario de la oración de escucha. La Biblia promete que Dios habla a través del canon ya cerrado de la Escritura. Pero eso no limita a que Dios hable solo a través de la palabra escrita.

«Dios va a hablar como Él escoja», dice Barnes. «Al mismo tiempo, sabemos que Dios es personal y es muy claro en las Escrituras cuando dice: “Mis ovejas oyen mi voz”».

Tanto Foster como Barnes dicen que el escuchar a Dios por medio de la oración es más que escuchar en medio de un silencio tenso. Al contrario, la práctica es solo una mayor conciencia de que Dios está hablando en todo momento.

«Si realmente creemos, como lo hicieron los primeros cristianos, que Jesús es el cumplimiento de Deuteronomio 18:15 [“El Señor tu Dios levantará de entre tus hermanos un profeta como yo. A él sí lo escucharás”], la tarea es guardar silencio y escuchar al Señor», dice Foster. «No hay nada misterioso en ello».

Melissa Steffan era residente editorial cuando escribió este reportaje para Christianity Today .

News

Falleció Sarah Young, autora del devocionario ‘Jesús te llama’

Las «oraciones de escucha» de la esposa de un misionero consolaron e inspiraron a millones de personas.

Sarah Young, autora de ‘Jesús te llama’.

Sarah Young, autora de ‘Jesús te llama’.

Christianity Today September 1, 2023
Cortesía de ‘Jesus Calling’ / edición por Rick Szuecs

Sarah Young, autora que escribió devocionales en la voz de Jesús y se convirtió en una de las evangélicas más leídas del siglo XXI, murió a los 77 años [enlaces en inglés].

Esposa de un misionero de la Iglesia Presbiteriana en América (PCA, por sus siglas en inglés) en Japón, Young sufría la enfermedad de Lyme y otras dolencias crónicas que a veces la obligaban a permanecer en su habitación durante veinte horas al día. En su aislamiento, empezó a practicar la «oración de escucha» y a anotar en un diario lo que sentía que el Espíritu Santo le decía.

«Los mensajes empezaron a fluir… y compré una libreta especial para anotar estas palabras», escribió Young más tarde. «He seguido recibiendo mensajes personales de Dios mientras medito en Él».

Algunas páginas de su diario llegaron a las manos de un grupo de oración de mujeres de Nashville a principios de la década de 2000. Una de las mujeres las compartió con su marido, que era vicepresidente de mercadotecnia de Integrity Publishers, e Integrity le preguntó a Young si podía escribir un mensaje de Dios para el lector para cada día del año. Ella aceptó y de esta forma publicaron Jesús te llama [Jesus calling] en 2004.

Con un impulso adicional de mercadotecnia después de que Integrity fuera absorbida por Thomas Nelson, el libro se situó entre los diez más vendidos de la Evangelical Christian Booksellers Association en 2009. Permaneció en lo más alto de la lista, mes tras mes, durante los siguientes 15 años, llegando a vender más de 45 millones de ejemplares. En agosto de 2023, Jesús te llama superó en ventas a T. D. Jakes, Lee Strobel, Rick Warren, Joyce Meyer, Louie Giglio y Max Lucado.

La versión infantil de Jesús te llama también ha vendido más de un millón de ejemplares, al igual que otros dos de los devocionarios de Young, Jesús siempre [Jesus Always] y Jesús hoy [Jesus Today]. Otros dos, Jesús vive [Jesus Lives] y Jesús escucha [Jesus Listens], han vendido medio millón de ejemplares cada uno.

Los devocionarios de Young han suscitado controversia, ya que algunos líderes evangélicos han expresado su preocupación por que sus libros socaven la idea de que la Biblia sea suficiente para los cristianos contemporáneos. Otros han dicho que escribir usando la voz de Jesús roza la blasfemia. Sin embargo, muchísimos creyentes han encontrado consuelo, paz, aliento e inspiración en las palabras de Jesús escritas por Young.

Jesús te llama ha cosechado seguidores tan diversos como el productor de hiphop Metro Boomin, quien publicó fotos de sus páginas completamente resaltadas en redes sociales, y la presentadora de programas de entrevistas Kathie Lee Gifford, quien ha elogiado la guía espiritual de Young en su vida.

«Me maravilla su resistencia y su fe», dijo Gifford. «Su amor por Jesús me da una lección de humildad».

En Goodreads, una red social donde la gente comparte reseñas y valoraciones de libros, el 85 por ciento de los lectores de Jesús te llama le dieron cuatro o cinco estrellas.

«Me encanta este devocional», escribió una mujer de Tennessee. «Lo he leído casi todos los días durante el último año, pero sigo encontrando paz en él incluso ahora. Es hermoso y reconfortante».

Las luchas espirituales que la llevaron a L’Abri

Young nació con el nombre Sarah Jane Kelly en Nashville el 15 de marzo de 1946. Poco se sabe de su infancia, salvo que su padre era profesor universitario y que su familia vivía en el sur de los Estados Unidos. Se graduó del instituto E. C. Glass de Lynchburg en 1964, y asistió al Wellesley College, donde estudió filosofía. En 1974 obtuvo un máster en educación con concentración en estudios de la infancia por la Tufts University.

A pesar de su éxito académico, la futura autora de Jesús te llama estaba batallando en el ámbito espiritual. No era cristiana y sus clases de filosofía la habían convencido de que, en última instancia, la vida carecía de sentido y era absurda. Fue entonces que encontró Escape from Reason, de Francis Schaeffer. El libro le hizo reflexionar que podría haber respuestas a preguntas que había considerado incontestables. Quizá podría llegar a conocer la verdad e incluso confiar en que era absoluta.

Esta esperanza la llevó a viajar a L’Abri, el centro de estudios evangélicos de Schaeffer en los Alpes suizos. Allí, Young tuvo un encuentro con Jesús. Un consejero le preguntó si era cristiana y de qué creía que necesitaba ser perdonada.

«Inmediatamente comprendí que necesitaba a Jesús para salvarme de mis muchos pecados», escribió.

Después de caminar sola por los nevados bosques suizos, Young sintió una Presencia —siempre escribiría sobre ella con P mayúscula— y sintió que era la abrumadora respuesta personal a una pregunta que ella había pensado que era simplemente intelectual. Dijo en voz alta: «Dulce Jesús».

Un año después, sintió la misma Presencia mientras leía el libro de la autora cristiana Catherine Marshall sobre la oración, Beyond Ourselves.

«Ya no me sentía sola», recordó Young más tarde. «Sabía que Jesús estaba conmigo».

Young decidió dedicarse a la consejería cristiana, y fue a obtener un máster en la materia en el Seminario Teológico Covenant, una escuela de la PCA en Missouri. Allí conoció y se casó con Stephen Young, hijo y nieto de misioneros en Japón, que también planeaba ser misionero en Japón. La pareja se casó en 1977 y se trasladó al sur de Yokkaichi para plantar una iglesia con la organización misionera Mission to the World.

En 1991, los Young se trasladaron a Melbourne, Australia, donde Stephen ayudó a fundar la primera iglesia en japonés de la ciudad. Sarah abrió un consultorio de consejería cristiana, ayudando a mujeres que habían sufrido abusos sexuales y espirituales a encontrar sanación en Cristo. Young empezó a meditar sobre la protección de Dios, visualizando a cada miembro de su familia rodeado por el Espíritu Santo. Mientras lo hacía, recordó más tarde, tuvo una experiencia mística. La envolvió la luz y la invadió la paz.

«Yo no había buscado esta poderosa experiencia de la Presencia de Dios», escribió, «pero la recibí agradecida».

Experimentando con un diario de oración

Al año siguiente, Young empezó a experimentar con oraciones de escucha. En su diario, en lugar de escribir lo que ella quería decirle a Dios, escribía lo que sentía que Dios le decía. Se inspiró, al menos en parte, en el teólogo evangélico J. I. Packer, que escribió que Dios «guía nuestras mentes mientras pensamos cosas en su presencia».

De forma más controvertida, Young también se vio influida por God Calling, un registro británico de supuestas revelaciones divinas dadas a dos mujeres anónimas conocidas únicamente como «The Listeners». Fue editado y publicado por un editor de periódicos interesado en espiritualidad, experiencias místicas y autoridades religiosas alternativas.

«Cristo, Cristo, Cristo. Todo debe descansar en Mí», dijo Dios en 1933 según el registro de dichas mujeres. «Sean canales ustedes dos. Mi Espíritu fluirá y, al fluir, barrerá todo el amargo pasado».

Young atesoraba el libro. «Encajaba extraordinariamente bien con mi anhelo de vivir en la presencia de Jesús», dijo. Y la inspiró a empezar a escribir en la voz de Dios en su diario de oración.

Young no creía que su escritura estuviera inspirada por Dios —y desde luego no era inerrante—, pero tampoco creía que fuera un simple proyecto de escritura creativa. No concebía escribir desde la perspectiva de Dios como un recurso retórico. Pensaba en sus diarios como un testamento de la Presencia de Dios.

Cuando padeció varias enfermedades, tales como dos cirugías de melanoma, un diagnóstico erróneo de síndrome de fatiga crónica, la enfermedad de Lyme y un vértigo persistente, las prácticas de oración fueron cobrando cada vez más importancia para ella. Young se preguntó si Dios la estaba llamando a compartirlas con los demás.

«Cuando la gente me abre su corazón», escribió, «descubro que la mayoría también desea el bálsamo de la Paz de Jesús».

Pasó unos tres años preparando un manuscrito, pero no pudo conseguir un contrato editorial. Se dió por vencida en 2001, cuando la familia se trasladó a Perth, una ciudad aislada de Australia Occidental, para que Stephen pudiera establecer allí un ministerio para japoneses. Sus enfermedades, en los años siguientes, se agravaron tanto que apenas podía salir de su habitación. Se concentró todo lo que pudo en escribir, orar y meditar en Dios.

Byron Williamson, fundador de Integrity, recibió una muestra de la obra de Young en 2003. La escritura lo cautivó.

«Pasé los días siguientes reflexionando sobre la voz que oía en los devocionales de Sarah… eran palabras extraordinariamente íntimas, expresadas con calidez», recordó Williamson más tarde. «Me recordó a un libro que había visto en la mesilla de noche de mi propia madre años antes, titulado God Calling».

Sugirió el título Jesús te llama [Jesus calling] y le ofreció a Young un contrato. Ella aceptó y le dijo a su marido que esperaba que el editor no perdiera dinero con su devocionario.

Un milagro editorial

No tenía por qué preocuparse. En sus tres primeros años, Jesús te llama vendió una media de 20 000 ejemplares al año, y mucha gente los compraba como regalo. Los clientes de las librerías cristianas preguntaban si podían comprar el devocionario por cajas.

Thomas Nelson absorbió Integrity en 2006 y, en lugar de tratar el devocionario como un extraño título atrasado, vio el libro como un posible éxito de ventas y lo impulsó. En 2008, vendieron 220 000 ejemplares. En 2009, llegó a las listas de libros más vendidos. En 2013, superó en ventas a Cincuenta sombras de Gray, y Thomas Nelson lo tradujo a más de dos docenas de idiomas.

La propia Young apenas participó en la promoción de sus libros, ganándose una reputación de reclusa incluso después de mudarse a Nashville con su marido. Cuando Christianity Today intentó escribir un perfil sobre ella [enlace en español], solo se comunicaba por correo electrónico a través de un intermediario de Thomas Nelson. A The New York Times y Publishers Weekly también se les negaron entrevistas telefónicas.

Pero su libro siguió vendiéndose. Muchos lectores lo encontraron a través de recomendaciones personales. El músico David Crowder dijo que había perdido la cuenta de cuántas personas le habían preguntado: «¡Hermano!, ¿has leído Jesús te llama?».

La actriz y cantante Kristin Chenoweth, protagonista de la serie de televisión Pushing Daisies y de la producción de Broadway de Wicked, dijo que la actriz Rita Wilson le regaló un ejemplar. Wilson, que está casada con Tom Hanks y ha tenido papeles en las películas Sleepless in Seattle y Runaway Bride, a su vez, recibió un ejemplar de la cantante de música country Faith Hill.

«Es una locura que a veces leas el pasaje de ese día y sea exactamente lo que necesitas oír», dijo Wilson.

El libro también fue promocionado por el candidato republicano a las primarias presidenciales, Scott Walker, y repartido por la Casa Blanca. Sarah Huckabee Sanders dijo que encontró un ejemplar en su despacho poco después de que el presidente Donald Trump la ascendiera a secretaria de prensa.

«Lo tomé», dijo a CBN. «Fui a la otra habitación y lo leí inmediatamente. Me quedé como en paz».

No obstante, a medida que el libro se hizo más popular, también atrajo serias críticas.

«Ella pone sus pensamientos en primera persona y luego presenta a esa “persona” como el Señor resucitado. Francamente, esto me parece indignante», dijo a CT en 2013 David Crump, profesor de teología de la Universidad Calvin. «Estoy seguro de que es una mujer muy devota y piadosa, pero estoy tentado a llamar esto blasfemia».

El bloguero evangélico Tim Challies escribió que era un «libro profundamente preocupante», y que era a la vez peligroso e «indigno de nuestra atención».

Kathy Keller, subdirectora de comunicaciones de la iglesia PCA de Nueva York donde su marido, Tim, era el pastor principal, escribió una reseña explicando por qué la iglesia Redeemer no vendería Jesús te llama, a pesar de que mucha gente lo pedía.

«Young tenía la Biblia, pero le pareció insuficiente», dijo. «Si quieres experimentar a Jesús, aprende a encontrarlo en su Palabra. Su verdadera Palabra».

Los editores de Thomas Nelson objetaron que los críticos estaban siendo obtusos.

«En ningún caso [Young] cree que sus escritos sean sagrados o que tenga nuevas revelaciones», dijo uno de ellos a The New York Times. «Creo que ha intentado ser bastante clara al respecto en las introducciones de sus libros».

También señalaron la larga historia de la escritura devocional, que incluye obras clásicas de Andrew Murray, Oswald Chambers y A. W. Tozer, ampliamente aceptadas en el evangelicalismo. El estilo de escritura de Young tal vez era diferente, pero los lectores estaban muy familiarizados con el género devocional que los críticos parecían malinterpretar desproporcionadamente.

Una ayuda para que los lectores conecten con Jesús

Las acusaciones de posible herejía no perjudicaron las ventas de Jesús te llama. Aunque algunos nuevos lectores se acercaron con cautela al libro y a los siguientes devocionarios, la mayoría se convirtieron en fervientes conversos cuando leyeron las palabras de Jesús escritas por Young.

La autora Dawn Paoletta, por ejemplo, escribió que era escéptica porque el relato de Young sobre la recepción de mensajes divinos le recordaba a los escritos de la Nueva Era. Pero cuando leyó Jesús te llama, se convenció de que venía de Dios.

«Recomiendo sin reservas este libro y ya he comprado media docena de ejemplares para regalar», escribió Paoletta en Goodreads. «También he comprado una copia impresa que llevo en mi bolso… ¡Probablemente acabe regalándosela a la persona que Dios me indique en algún momento!».

Millones de personas respondieron de la misma manera, volviendo a Jesús te llama una y otra vez en busca de sustancia espiritual y regalando copias a cualquiera que pareciera necesitarlo.

Young dijo que estaba asombrada por el éxito comercial de sus escritos, pero que se alegraba de poder ayudar a la gente a conectar con Jesús. A medida que las cifras de ventas crecían astronómicamente, se comprometió a seguir orando por todos sus lectores.

«Recuerda que siempre oro por ti», escribió al publicar Jesús escucha. «Aún más importante, recuerda que Jesús está siempre contigo, escuchando cada una de tus oraciones».

Young falleció en Nashville el 31 de agosto. Le sobreviven su marido, Stephen, su hija Stephanie y su hijo Eric.

Traducción y edición en español por Livia Giselle Seidel.

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Theology

Los evangélicos necesitan una teología renovada de la Iglesia

La salida masiva de la Iglesia brinda una oportunidad para que nuestra tradición redescubra una eclesiología más duradera.

Christianity Today September 1, 2023
Ilustración por Mallory Rentsch / Source Images: Unsplash

La mayoría de las personas que dejaron de asistir a las iglesias evangélicas en los últimos años no son nones [término informal usado en inglés para referirse a las personas que afirman no tener ninguna afiliación religiosa] ni exevangélicos.

De hecho, muchos todavía se identifican como cristianos nacidos de nuevo con creencias cristianas perfectamente ortodoxas, según explican Davis y Michael Graham en su nuevo libro The Great Dechurching. Estos cristianos creen en la Trinidad, la expiación y la realidad de Jesús como su Salvador personal. [Enlaces en inglés].

Simplemente no van a la iglesia.

Podría ser fácil imaginar que los millones de personas que han abandonado la iglesia son una aberración cuyas identidades evangélicas resultan de algún modo sospechosas. A lo mejor no entienden realmente de qué se trata la fe cristiana, podríamos pensar.

Pero, ¿qué pasa si el propio Evangelicalismo es en parte culpable? ¿Qué pasa si el problema con los evangélicos que no asisten a la iglesia no es su comprensión errónea de la fe, sino más bien la propia falta de énfasis en la iglesia por parte de la teología evangélica?

En relación con otras formas de cristianismo, los evangélicos históricamente han mantenido una visión bastante baja de la Iglesia, en comparación con su visión elevada de la relación individual del creyente con Dios.

Mientras que los católicos durante siglos insistieron en que «no hay salvación fuera de la iglesia», los evangélicos tradicionalmente han insistido en que la salvación de una persona no tiene nada que ver con la afiliación a la iglesia o el sacramento de la iglesia. Mientras que algunos protestantes, como los luteranos y los anglicanos, han reservado un papel para el sacramento del bautismo en la salvación, muchos evangélicos han evitado esta teología sacramental.

El evangelicalismo estadounidense nació en avivamientos al aire libre que tuvieron lugar en el siglo XVIII, mismos que denunciaron a los ministros inconversos y llamaron a la gente a experimentar al Espíritu Santo y el don de la salvación fuera de los muros de la iglesia. El evangelista anglicano George Whitefield ministró a miles de personas al aire libre y tenía poca conexión con cualquier denominación establecida.

Whitefield no estaba solo. Aunque los evangelistas del Primer Gran Avivamiento fueron a menudo ministros ordenados (como lo fue Whitefield), su mensaje individualista de salvación personal trascendió y desafió las fronteras denominacionales, enfatizando una relación personal con Dios que no estaba mediada por la iglesia o el credo.

De manera similar, en el siglo XIX, la predicación de avivamiento continuó siendo impartida por evangelistas itinerantes, algunos de los cuales despreciaban abiertamente los ordenamientos de sus denominaciones, o bien, tenían una relación débil con la iglesia establecida.

Barton W. Stone, pastor de la Iglesia Presbiteriana Cane Ridge, donde comenzó el Segundo Gran Avivamiento, dejó su denominación presbiteriana después del avivamiento. Se lanzó por su cuenta, decidido a recuperar el cristianismo del Nuevo Testamento sin la carga de la supervisión denominacional o del credo aceptado.

Charles Finney, el evangelista más famoso del Segundo Gran Avivamiento pasó de iglesia en iglesia en una serie de pastorados que cruzaron líneas denominacionales para encontrar una iglesia que encajara bien con sus «nuevas medidas» y su teología arminiana.

Pero al menos los evangelistas del siglo XIX asistían regularmente a una iglesia local, a pesar de su incomodidad con las limitaciones denominacionales. Ese no fue el caso de muchos líderes evangélicos estadounidenses en el siglo XX.

Algunos se dieron cuenta de que a menudo podían alcanzar a los perdidos de manera más efectiva a través de ministerios paraeclesiásticos que a través de la iglesia local.

El más famoso de estos ministros paraeclesiásticos fue Billy Graham, cuyo ministerio de predicación internacional trascendió las líneas denominacionales. Graham animó a su audiencia a unirse a una iglesia local, pero su propia membresía estaba en una iglesia en Dallas, a casi mil millas de su casa en Montreat, Carolina del Norte.

Asistía con frecuencia a otras iglesias, especialmente a la congregación presbiteriana de la que era miembro su esposa, Ruth Bell, pero rara vez visitaba la de Dallas, de la que fue miembro durante 54 años.

«Si yo perteneciera a una iglesia bautista en mi vecindario [en Carolina del Norte], continuamente me pedirían que trabajara en los asuntos de la iglesia», explicó Graham. «Cuando estoy en casa asisto a la iglesia presbiteriana de mi esposa y, naturalmente, no me piden que haga nada».

Otros líderes evangélicos paraeclesiásticos de esa época expresaron incluso menos interés en asistir y servir activamente en una iglesia local.

Pat Robertson, el locutor de televisión que fundó la Regent University y la Christian Coalition, fue un ministro ordenado bautista del sur. Sin embargo, casi nunca asistió a la iglesia durante el apogeo de su carrera en los años 1980 y principios de los 1990. «Es aburrida», le dijo una vez a un periodista, cuando le preguntaron por qué no asistía a la congregación bautista de la que era miembro. «Nunca disfruté ir ahí».

Robertson creía firmemente en la importancia de la devoción cristiana, leía la Biblia durante una hora todos los días y pasaba mucho tiempo en oración. Pero, en su opinión, la asistencia a la iglesia era opcional.

Hoy en día, algunos evangélicos están poniendo un énfasis renovado en la importancia de la iglesia. Pastores como David Platt y Mark Dever, por ejemplo, insisten en que cada creyente es responsable de convertirse en miembro activo de una iglesia local.

Los evangélicos están leyendo de nuevo textos clásicos sobre el valor de la comunidad cristiana, como Life Together de Dietrich Bonhoeffer, y están escribiendo nuevos libros sobre el tema, como Rediscover Church: Why the Body of Christ Is Essential de Collin Hansen y Jonathan Leeman.

A medida que ir a la iglesia se vuelve más contracultural y menos conveniente en nuestro mundo frenético, estos mensajes son necesarios más que nunca. Como explica Bonnie Kristian, muchos creyentes carecen de un compromiso fundamental con la iglesia, es decir, la convicción de que «la participación rutinaria en la vida cristiana comunitaria es el lugar principal donde tiene lugar nuestra adoración y discipulado».

Pero para lograr que la gente regrese a los bancos, los evangélicos necesitan redescubrir una teología convincente sobre la iglesia, necesitan establecer una respuesta específicamente evangélica a la pregunta «¿Por qué la iglesia?» [enlace en español].

La razón de la existencia de la iglesia no puede ser simplemente la evangelización, ya que los ministerios paraeclesiásticos y los equipos misioneros suelen ser más eficaces en eso. No puede ser simplemente predicar la palabra de Dios, ya que algunas de las mejores predicaciones evangélicas a menudo han ocurrido en servicios de avivamiento no denominacionales y conferencias ministeriales paraeclesiásticas.

Si, la iglesia es la novia de Cristo, a quien Jesús redimió con su sangre, sabemos que es vital. Pero, ¿por qué?

Una respuesta evangélica es que la iglesia existe como una expresión local de la familia de Dios y es el plan de Jesús para entrenar a sus discípulos a amarse unos a otros y llegar a ser más como Él.

El amor no se puede practicar eficazmente en soledad. Podemos orar y leer la Biblia solos. Pero no podemos practicar el amor a otras personas si no tenemos una relación con ellas.

Pablo escribió el capítulo 13 de 1 Corintios a toda una congregación, no a un cristiano solo que vivía aislado. Hubo momentos en la vida de Pablo en los que estuvo aislado de la comunidad de creyentes y no pudo adorar con otros, como cuando estuvo en prisión. Pero incluso en aislamiento, oró fervientemente por otros discípulos y anhelaba reunirse con ellos.

No se pueden leer los primeros capítulos de 1 Tesalonicenses sin darse cuenta de que Pablo era un hombre que anhelaba intensamente estar con otros creyentes, orar con ellos y compartir sus alegrías y tristezas en su caminar con el Señor.

Como bien han señalado los evangélicos, el Espíritu de Dios y el don de la salvación no están definidos por los muros de la iglesia. Pero sin una comunidad corpórea de creyentes, nuestra capacidad para aprender a amar a otros seguidores de Jesús es limitada. Nos vemos obstaculizados en nuestra capacidad de experimentar la unidad con otros cristianos, unidad por la que Jesús oró justo antes de su crucifixión. Y es menos probable que experimentemos las bendiciones que conlleva ser parte de una expresión local de la Esposa de Jesús.

El evangelicalismo estadounidense primitivo puede haber sido una reacción contra los ministros inconversos y las iglesias espiritualmente muertas, pero nunca debió convertirse en un movimiento contra la iglesia misma. Y tal vez ahora, en medio de una salida masiva de la Iglesia, podamos redescubrir una teología evangélica sólida de la misma.

Daniel K. Williams es un historiador en la Universidad de Ashland y autor de The Politics of the Cross: A Christian Alternative to Partisanship.

Traducción por Sergio Salazar.

Edición en español por Livia Giselle Seidel.

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Mi amigo pastor coincide con la política fronteriza de Trump. También brinda refugio a los migrantes

Es políticamente conveniente tratar a los migrantes como «invasores». Pero aquí, en el oeste de Texas, la realidad es más complicada.

En El Paso, Texas, migrantes recién llegados desde Centroamérica hacen cola para recibir la cena en un refugio administrado por una iglesia.

En El Paso, Texas, migrantes recién llegados desde Centroamérica hacen cola para recibir la cena en un refugio administrado por una iglesia.

Christianity Today August 31, 2023
Mario Tama / Getty

«¿Sabes de algún trabajo para gente como yo?», pregunta Doris*, tecleando la frase en español en la aplicación de traducción de su teléfono.

[Las personas mencionadas en este artículo solicitaron que se protegiera su identidad y aceptaron que se usara solo la primera letra de su nombre. Para facilitar la lectura, se hará uso de nombres cambiados que comiencen con la misma letra.]

Gente como ella. Doris es venezolana, una de los millones de migrantes que han llegado a la frontera sur de Estados Unidos en los últimos años. Llegó con su marido tras un peligroso viaje, desesperada por que sus hijos tuvieran una oportunidad de tener el tipo de vida que yo doy por sentada para mi familia: comida todos los días, educación, electricidad y atención médica. Y ahora está sentada frente a mí en la mesa de mi cocina.

La conocí hace unos meses, poco después de que llegara a la ciudad. Un amigo mío, el pastor Eduardo*, acogía a inmigrantes en su iglesia, una congregación evangélica de Midland, Texas, en la que se habla inglés y español. El pastor Eduardo me contó que los migrantes acogidos por su iglesia habían recibido permiso del gobierno de Estados Unidos para entrar al país y solicitar asilo, pero que normalmente tienen que esperar seis meses o más para obtener un permiso de trabajo.

Mientras esperan, el pastor Eduardo, su esposa y su congregación proporcionan alojamiento y comida a algunos de los inmigrantes que carecen de otros contactos en Estados Unidos, y también les ayudan a encontrar trabajos remunerados con personas confiables para que los traten con justicia.

Escribo la siguiente pregunta para Doris en la aplicación de traducción de mi teléfono, aunque ya sé la respuesta: «¿Tienes permiso para trabajar aquí?». Ella niega con la cabeza. Hasta ahora, todos los inmigrantes a cargo del pastor Eduardo siguen esperando el permiso de trabajo.

Reflexiono sobre su primera pregunta: ¿Sabes de algún trabajo para gente como yo? Sabría cómo ayudar a Doris a encontrar un pediatra o a matricular a su hijo en la escuela. Podría ayudarla a encontrar un profesor de matemáticas o un agente inmobiliario. Pero aunque vivimos en la misma ciudad, vivimos en dos mundos diferentes. Y no sé cómo ayudarla a encontrar un trabajo regular, justo y seguro en el mundo que ella habita.

«Soy bendecida», empiezo a escribir, con mi lenguaje cristiano evangélico burbujeando por reflejo. Pero la palabra se ve sucia en mi pantalla. He escuchado a Doris cantar himnos en español. ¿Es la bendición de Dios la que nos ha puesto a cada una en nuestros respectivos lugares? Retrocedo e intento ser más precisa.

«Soy afortunada», corrijo. «Afortunada», digo en español. «Como nací aquí, no tengo experiencia en encontrar trabajos que no requieran un permiso legal, y no sé muy bien cómo ayudar».

Mientras le acerco el teléfono para mostrarle mi explicación en español, aparece un mensaje. Es un anuncio de campaña política: «Carrie, soy Amber, de Texans for Strong Borders. Texas se enfrenta a una invasión debido a la negativa de la administración Biden a asegurar la frontera».

Una invasión de gente como Doris.

Territorio en disputa. Ahí es donde a veces siento que vivo como seguidora de Cristo, en un lugar saturado tanto de cristianismo cultural como de verdadera y profunda fe en Jesús. En el oeste de Texas, como en gran parte de Estados Unidos, la inclinación política es predecible por el código postal, y las preferencias políticas pueden venir empaquetadas junto con la pertenencia a una iglesia. Puede ser fácil olvidar o ignorar la tensión de los valores en conflicto, incluso cuando la lealtad nacional consume lentamente la lealtad al Reino.

Al igual que yo, el pastor Eduardo nació y se crió en el oeste de Texas; sin embargo, la vida de su familia siempre ha serpenteado de un lado a otro de la frontera con la lánguida facilidad del propio Río Grande. Políticamente conservador, Eduardo es tan republicano de pura cepa como cualquier tejano del oeste. Es capaz de argumentar de forma convincente por qué la inmigración debería reducirse drásticamente y la frontera debería ser más segura.

Y aunque a Eduardo no le gusta la aspereza del expresidente Donald Trump, aprecia su dura postura sobre la inmigración, misma que considera más humana que las políticas de la administración Biden, que dan una bienvenida parcial, pero hacen casi imposible inmigrar de forma segura y legal.

En algún momento de nuestras vidas, Eduardo y yo compartimos una cómoda certeza en el famoso estribillo republicano: «Apoyo la inmigración, pero tienen que entrar legalmente». Parecía trazar una línea de demarcación clara e incluso moral a través de la crisis fronteriza con la precisión de un topógrafo. Blanco y negro. Lo correcto y lo incorrecto. Nosotros y ellos.

Pero ahora que los inmigrantes se sientan a la mesa de nuestra cocina, ambos hemos aprendido que es más complicado que eso. Algunos inmigrantes que Eduardo conoce obtuvieron permiso para entrar en Estados Unidos hace más de dos años y siguen esperando permisos de trabajo.

«Tienen que crear una subcultura para sobrevivir», me dice, describiendo la servidumbre moderna en la que están atrapados algunos inmigrantes. Las palabras de Eduardo penden entre nosotros, porque ambos sabemos que correríamos los mismos riesgos si eso fuera necesario para alimentar a nuestras propias familias.

«La inmigración nunca se ha abordado. Republicanos y demócratas no quieren tocar el tema», me dijo Eduardo, compartiendo que sus frustraciones políticas van en ambas direcciones. De hecho, la labor de ayuda que está llevando a cabo cruza suficientes zonas legales grises como para que los abogados nos aconsejaran a mí y a los editores de CT que mantuviéramos en el anonimato la identidad de Eduardo para protegerlo de posibles repercusiones legales.

El hecho de que un ministerio eclesiástico que ayuda a inmigrantes legales sea motivo de preocupación revela el cruel absurdo del actual proceso de asilo, mismo que muchos inmigrantes persiguen porque es la única vía de inmigración lícita y ampliamente disponible para trabajadores no calificados sin familia en Estados Unidos: permitimos que los inmigrantes entren en el país, pero no les damos permiso para trabajar.

Este limbo legal expone a los inmigrantes a peligros reales, como el tráfico de personas y los abusos laborales. Y al mismo tiempo, los obliga a navegar por un proceso de inmigración ineficaz y a menudo inexplicable, a pesar de que normalmente no hablan inglés, no pueden pagar un abogado, y es posible que ni siquiera sepan leer y escribir.

En lugar de abordar los problemas sistémicos de nuestras políticas de inmigración, los políticos de ambos bandos utilizan a los inmigrantes como forraje político, sin hacer nada por cuidar de estos portadores de la imagen de Dios. La dura realidad es esta: vivimos en un sistema en el que dependemos de la mano de obra ilegal y, sin embargo, demonizamos a quienes la proporcionan. Para tranquilizar nuestras conciencias, fingimos no ver, pasando por el otro lado del camino (Lucas 10:25–37).

El pastor Eduardo ahora ve a los inmigrantes de nuestra ciudad, y se ha comprometido a ayudarles, aunque este acto de lealtad al Reino sea también desobediencia civil. Sin embargo, como él mismo admite, pasó años ignorando a los inmigrantes que pasan por el oeste de Texas, confiado en su política y ocupado en su ministerio.

Entonces, el otoño pasado, Eduardo conducía por Ciudad Juárez, la ciudad mexicana vecina a El Paso, al otro lado del Río Grande, donde ayuda a pastorear otras tres iglesias. Junto al río, se encontró con un gran campamento de inmigrantes. A pocas manzanas del final de la línea de ferrocarril que muchos de ellos recorrieron en dirección hacia el norte, habían reclamado un estrecho trozo de grava entre el agua y una concurrida carretera mexicana. Al otro lado del río se divisaba el moderno perfil de El Paso; cerca, pero imposiblemente lejos de las improvisadas tiendas de lona y cartón de los inmigrantes. Sobre el campamento ondeaba una bandera venezolana.

Normalmente, habría pasado de largo. Pero esta vez, Eduardo se detuvo y se encontró a sí mismo preguntándole a Dios: ¿Cuál es nuestra parte en ayudarles? ¿Cómo nos has llamado para marcar la diferencia? Volvió a su casa en Midland y, durante las dos semanas siguientes, se despertó todas las noches entre las 3 y las 4 de la madrugada tras soñar con ovejas y cabras, migrantes, y el Pastor que protege y clasifica.

Cada noche, se despertaba con las palabras de Mateo 25:35–36 en su mente: «Porque tuve hambre y ustedes me dieron de comer; tuve sed y me dieron de beber; fui forastero y me dieron alojamiento; necesité ropa y me vistieron; estuve enfermo y me atendieron; estuve en la cárcel y me visitaron».

Cada noche, intentaba volver a dormirse con una clara instrucción de Dios reverberando en la quietud: No me preguntes por qué vinieron; pregúntame qué hacer ahora que están aquí.

Eduardo estaba cada vez más convencido de que «la Iglesia había quitado la mirada de lo realmente necesario», dijo. De que él había quitado la mirada de lo realmente necesario. «Nos habíamos vuelto tan metódicos en nuestra forma de hacer las cosas para Dios que habíamos perdido de vista su corazón por los que realmente lo necesitan».

Sus opiniones políticas sobre la inmigración siguen siendo las mismas. Pero el corazón de Eduardo ha cambiado. «Dios me dijo: “Quiero que seas mis manos. Mis pies. Mi boca. Mis ojos. Quiero que los ames. Que los abraces. Hazles sentir que tienen un refugio, una familia y un lugar donde aprender sobre mí”».

Con sus congregaciones asociadas en México y sus pastores, Eduardo pronto construyó un refugio en un edificio vacío cerca del campamento. Algunos miembros de la iglesia se ofrecieron para limpiar. Otros para cocinar. El primer día sirvieron espagueti a casi 300 migrantes y desde entonces han servido una comida cada día.

En una semana, los equipos de las iglesias instalaron cinco lavabos con agua potable fuera del edificio, dando a los migrantes un lugar donde bañar a sus bebés, lavarse las manos y cepillarse los dientes. En diez días, las iglesias construyeron duchas y baños; aunque los migrantes seguían viviendo en tiendas de campaña, eran menos los que tenían que defecar al aire libre.

A medida que el clima se volvía más frío, los voluntarios de las iglesias empujaban las mesas y sillas contra las paredes por la noche, llevando a unas 20 personas a dormir dentro a fin de protegerlas del frío. Cuando el gobierno mexicano empezó a tomar medidas enérgicas contra los migrantes que dormían al aire libre, renovaron una parte del edificio donde el tejado se había derrumbado para que más personas pudieran pasar la noche en el interior. Designaron espacios para mujeres solas y niños, familias, y hombres solos. Ahora, el edificio funciona como centro de día para cientos de personas, y como dormitorio para unas 130 personas cada noche.

En los primeros cuatro meses, el pastor Eduardo calcula que pasaron por su refugio casi 15 000 inmigrantes de Venezuela, Nicaragua, Honduras, Guatemala e incluso de países africanos. Y cuando algunos inmigrantes obtuvieron permiso para entrar en Estados Unidos pero no tenían adónde ir tras cruzar la frontera, Eduardo convirtió su iglesia de Midland en otro refugio: extendió colchones inflables en el piso de los salones de la escuela dominical, añadió una ducha a los baños existentes, preparó comidas en la cocina de la iglesia, e intentó ayudar a los inmigrantes a encontrar trabajo. Así conocí a Doris.

«Dudo si es el deber de cualquier persona privada fijar su mente en males que no puede evitar», escribió una vez C.S. Lewis. «Esto puede convertirse incluso en una evasión de las obras de caridad que realmente podemos hacer por aquellos a quienes conocemos».

El poder político de que disponen los cristianos estadounidenses hace que este sea un consejo difícil de seguir. Especialmente en posiciones de liderazgo o influencia, es fácil fijar nuestras mentes en males que no podemos evitar, marcar las plataformas políticas con un sello divino de aprobación y dejar que nuestro politiqueo sustituya —en lugar de complementar— nuestras responsabilidades cristianas concretas. Lo he lamentado muchas veces, especialmente en cuestiones como la inmigración, que parecen totalmente inextricables en la esfera política, pero que pueden abordarse de forma tangible en nuestras comunidades locales.

Pero hay un camino diferente, uno que he visto recorrer al pastor Eduardo este último año. Lo he visto bajar por la escalera del poder en lugar de subirla; lo he visto cambiar su certeza política por una humildad arrepentida; lo he visto amar a sus vecinos en lugar de desear que no estuvieran aquí. En lugar de afinar su postura personal sobre la política de inmigración de Estados Unidos, Eduardo se enfrenta a una cuestión más profunda y complicada: ¿Qué me pide el amor que haga?

Esto no significa que esté contento con nuestra política de inmigración —no lo está— ni que quiera fronteras abiertas —no las quiere—. Pero Eduardo ha llegado a comprender que esas preguntas no son su principal preocupación. Tampoco lo son para mí y, muy probablemente, no deberían serlo para usted. La mayoría de nosotros nunca estaremos en posición de dirigir la política de inmigración de Estados Unidos. Pero sí tendremos oportunidades de amar bien a nuestro prójimo.

En su boletín de despedida para The New York Times, la colaboradora de CT Tish Harrison Warren observaba que todos tenemos tendencia a «dar prioridad a lo lejano sobre lo próximo y a lo grande sobre lo pequeño. Podemos intentar tener todas las opiniones políticas correctas y aun así no amar realmente a nuestros vecinos reales: los que están a nuestro alrededor, en nuestras casas, en nuestros lugares de trabajo o en nuestros barrios».

Cuando nos ocupamos de debates políticos que no podemos resolver y reducimos el llamado de carne y hueso a amar al prójimo a un mero ejercicio filosófico, convertimos nuestras vidas, como escribió Warren, en una «abstracción»: una existencia digitalizada, aislada y deshumanizada. La encarnación de Jesús es diferente. Como dice Eugene Peterson en su versión de Juan 1:14: «La Palabra se hizo carne y sangre, y se trasladó al barrio».

Este es el camino también para nosotros. Debemos abrazar, como concluye Warren, las «realidades encarnadas, complicadas y tocables que nos rodean en nuestros barrios, iglesias, amistades y familias». Eso es lo que hizo el pastor Eduardo y, en el proceso, abrió las puertas para que los que estábamos a su alrededor batalláramos con la misma realidad complicada, a veces en nuestras propias mesas de cocina.

Es fácil etiquetar a Doris de «invasora» al enviar mensajes de texto robotizado para una campaña política. No es tan fácil cuando estás sentado frente a ella, observando cómo se masajea las sienes y descansa los ojos. En ese momento, no sé cómo reformar la ley de inmigración estadounidense. Pero sí sé que ella parece más una hermana que una amenaza.

*Nombres cambiados por motivos de privacidad.

Carrie McKean es una escritora que vive en el oeste de Texas, cuyo trabajo ha sido publicado en The New York Times, The Atlantic y Texas Monthly Magazine.

Traducción y edición en español por Livia Giselle Seidel.

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La manera en que los primeros estadounidenses leyeron la Biblia casi destruye su país

Mark Noll examina los efectos de haber leído las Escrituras bajo el enfoque de «primero la independencia».

Christianity Today August 30, 2023
Ilustración por Christianity Today / Fuente: WikiMedia Commons

Thomas Paine arrojó tinta empapada en gasolina sobre el espíritu ardiente de la independencia estadounidense al publicar su folleto Sentido común seis meses antes de la Declaración de Independencia en 1776. Tras la independencia del rey Jorge III, Paine afirmó: «El nacimiento de un nuevo mundo se acerca».

America's Book: The Rise and Decline of a Bible Civilization, 1794-1911

Este nuevo mundo nacería libre de un rey. Citando el Evangelio de Mateo, el Libro de los Jueces y 1 Samuel 8 (donde Israel exige ser gobernado por reyes como las otras naciones), Paine argumentó que «el Todopoderoso ha presentado aquí su protesta contra el gobierno monárquico». Common Sense fue un enorme éxito: logró vender más de 100 000 copias en apenas unos meses. El resto de la historia sobre 1776 es bien conocido: Estados Unidos hizo eco del llamado de Paine y proclamó su independencia.

Dieciocho años después, Paine escribió más consejos para sus devotos lectores. En 1794, publicó la primera de tres partes de La edad de la razón, en la que pregonaba sus creencias deístas sobre la Biblia. También fue un éxito de ventas inmediato. Paine declaró en la primera página: «Creo en un solo Dios, y nada más». Añadió: «No creo en… ninguna iglesia que yo conozca. Mi propia mente es mi propia iglesia… [Las iglesias son] invenciones humanas creadas para aterrorizar y esclavizar a la humanidad, así como para monopolizar el poder y las ganancias». Paine diseccionó la Biblia, libro por libro, y concluyó: «No escudriñéis el libro llamado Escritura, que cualquier mano humana podría hacer, sino la Escritura llamada Creación».

Como explica Mark Noll en America’s Book: The Rise and Decline of a Bible Civilization, 1794–1911, figuras como Paine fueron fundamentales al dar forma al compromiso de Estados Unidos con la independencia, lo que a su vez dio forma a la manera en que sus habitantes se relacionaron con la Biblia. En la mente de Paine, y en la mente de muchos de sus contemporáneos, los estadounidenses tenían derecho a usar la Biblia como quisieran, siempre y cuando no mordieran la mano que los alimentaba con su libertad, es decir, la independencia.

Una herramienta para guiar a ciudadanos independientes

Noll es un destacado historiador del cristianismo estadounidense que pasó 27 años en Wheaton College antes de terminar su carrera en la Universidad de Notre Dame. America’s Book es una continuación de su publicación de 2016 In the Beginning Was the Word: The Bible in American Public Life, 1492–1783, que examinó el impacto de la Biblia en la política estadounidense desde Cristóbal Colón hasta la firma del Tratado de París. America’s Book desarrolla varios temas explorados en el trabajo anterior de Noll: la influencia de Paine, el predominio de la Biblia King James, la tendencia de los estadounidenses a imaginarse a sí mismos como un tipo de Israel, su hábito de utilizar las Escrituras para apoyar los principios republicanos y democráticos, y la intersección de la esclavitud con todo esto y más.

Noll organiza sus 30 capítulos en seis partes. La primera parte sienta las bases para ayudar a los lectores a comprender el primero de los dos argumentos principales de Noll: el compromiso de Estados Unidos con la independencia dio forma a cómo los estadounidenses utilizaron la Biblia desde el principio.

¿Cómo se gobierna una nación de ciudadanos libres e independientes? Noll explica que parte de la respuesta está en la «confianza voluntaria en las Escrituras», con especial énfasis en «voluntaria». Agrega: «Si bien las Escrituras siguieron siendo indispensables para la religión personal y el orden de la iglesia, también se convirtieron en la herramienta para garantizar el bienestar de un pueblo libre en una sociedad libre». En los primeros años de Estados Unidos, la Biblia era una herramienta para guiar a ciudadanos independientes. Noll cita a uno de los primeros historiadores de la Biblia en Estados Unidos, quien escribió en 1844: «Nada más que la Biblia puede convertir a los hombres en sujetos de la ley por voluntad propia; primero deben consentir con su sumisión al gobierno de Dios antes de que puedan rendir una obediencia voluntaria a los requisitos de los gobiernos humanos».

La segunda parte muestra cómo la Biblia apareció prácticamente en todas partes en la nueva república. Los pueblos, las montañas y los niños estadounidenses recibieron nombres bíblicos y, a menudo, del Antiguo Testamento, a fin de acoger la idea de Estados Unidos como un nuevo Israel. Mientras tanto, una asombrosa cantidad de Biblias King James llenaron las iglesias y los hogares, con la ayuda de la creación de la Sociedad Bíblica Estadounidense.

El segundo argumento principal de Noll surge en la tercera y cuarta partes del libro: el enfoque de acercamiento a la Biblia que priorizaba la independencia, que usaba los pasajes de las Escrituras como prueba, y el razonamiento que proclamaba «solo la Biblia» terminó fracturando a Estados Unidos cuando sus políticos, pastores y ciudadanos no pudieron ponerse de acuerdo sobre lo que la Biblia enseña acerca de la esclavitud. Estas fracturas se hicieron evidentes en el Compromiso de Missouri (1820), el intento de levantamiento de Denmark Vesey (1822), la revista Liberator de William Lloyd Garrison que hacía un llamado a la emancipación inmediata (1831), la revuelta de esclavos de Nat Turner (1831) y las rupturas entre metodistas y bautistas del norte y del sur (1845). La interpretación independiente de la Biblia permitió la reinterpretación de John Smith en El Libro de Mormón (1830), los cálculos del momento del regreso de Cristo basados en la Biblia del Movimiento Millerita (1843) y nuevos puntos de vista sobre los derechos de la mujer.

El clímax del libro llega cuando Noll muestra que el fracaso de Estados Unidos en ponerse de acuerdo sobre lo que la Biblia enseña sobre la esclavitud fracturó a la nación por completo en la Guerra Civil. Como explica Noll, «cuando los argumentos sobre las Escrituras y la esclavitud sacaron a la luz opiniones contradictorias sobre lo que revelaba el sentido común, la teología protestante estadounidense comenzó a dividirse, como sigue estando dividida hasta el día de hoy».

Noll proporciona detalles exhaustivos de las lecturas de la Biblia usadas para presentar argumentos a favor y en contra de la esclavitud. Admite que incluso cambió de opinión con respecto a qué lado proporcionaba argumentos más fuertes en esa época. En su libro de 2006 The Civil War as a Theological Crisis, Noll había sostenido que la postura a favor de la esclavitud ganó un mayor apoyo debido a su simplicidad. Su libro actual examina de nuevo evidencia previa y hace uso de nuevos materiales, cuyo peso lo convenció de que el argumento antiesclavista debería haber sido suficiente para triunfar.

Admiro que Noll, como académico de alto nivel, haya estado dispuesto a reconsiderar la evidencia y revertir su conclusión anterior. Y hace bien en especificar lo que podría haberles dicho a los intérpretes de la Biblia del Antebellum con respecto a la esclavitud, explicando «cuál podría haber sido el arma más fuerte en su arsenal»: si «los estadounidenses afirmaban seguir solo la Biblia, o incluso la Biblia como el principal testigo junto con otras autoridades, y las Escrituras casi no contenían ejemplos de esclavos africanos, y ninguna directriz creíble de que solo los africanos deberían ser esclavizados, los argumentos a favor de la esclavitud no deberían haber disfrutado de la importancia que obviamente disfrutaron».

Influencia decreciente

Las dos partes finales del libro (5 y 6) documentan el lugar que tuvo la Biblia en los 50 años posteriores a la Guerra Civil. Noll argumenta que el lugar o estatus de la Biblia declinó en Estados Unidos porque los protestantes blancos «crearon una percepción popular de que la religión no tenía nada confiable o coherente que decir sobre el mayor problema estadounidense del siglo XIX», es decir, la esclavitud. Cerca de los albores del siglo XX, mientras algunos protestantes insistían en la naturaleza infalible de la Biblia como punto de partida hermenéutico, cada vez menos estadounidenses escuchaban. Entre el aumento de la inmigración de grupos no protestantes y la catástrofe de la Guerra Civil, Noll escribe: «Los protestantes blancos de habla inglesa ya no controlaban el espacio público».

En 1911, se celebró el 300 aniversario de la creación de la Biblia King James en Londres, Nueva York y Chicago. Las conmemoraciones incluyeron comentarios del primer ministro británico, los embajadores nacionales, el presidente William Howard Taft y el rey Jorge V. Al echar la vista atrás, sus palabras funcionaron como elogios por el papel destacado que la Biblia desempeñó una vez en Inglaterra y Estados Unidos. Noll cree que cerca del comienzo del siglo XX, «un gran número también se alejó por completo de la guía religiosa a favor de las autoridades sociales o la preocupación total por la vida en este mundo».

Hay muchos temas de reflexión en el carnoso libro de Noll de más de 800 páginas. Mientras lo leía, formulé tres preguntas que espero que los escritos futuros de Noll puedan discutir, o bien, inspirar a otros a responder.

Noll argumenta correctamente que los estadounidenses formularon sus argumentos, buenos y malos, «no porque fueran estúpidos, sino porque vivían con un universo diferente de suposiciones». Entonces, primero pregunto: ¿cómo pueden los estadounidenses ser más conscientes de cómo nuestras suposiciones actuales sobre la democracia y la independencia influyen en la forma en que usamos e interpretamos nuestras Biblias? Segundo, ¿cómo podría una nueva generación de estadounidenses cultivar la virtud cristiana si la historia nos ha demostrado que es poco probable que lleguemos a un consenso sobre la interpretación de las Escrituras? Y tercero, ¿podría Noll continuar su proyecto en un tercer libro que comience después de 1911 para ayudarnos a comprender el enfoque con el que los estadounidenses se han acercado a la Biblia en el último siglo? Espero que lo haga.

Sean McGever es director de área de Young Life en Paradise Valley, Arizona, y profesor adjunto en Grand Canyon University. Brinda conferencias, enseña y ministra en los Estados Unidos, Canadá y el Reino Unido. Sus libros incluyen Born Again: The Evangelical Theology of Conversion in John Wesley and George Whitefield.

Traducción por Sergio Salazar.

Edición en español por Livia Giselle Seidel.

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Theology

Los teólogos occidentales necesitan a los no occidentales, y viceversa

Las particularidades de cada cultura pueden ayudar a comprender y proclamar mejor el Evangelio.

Christianity Today August 26, 2023
Ilustración por Christianity Today / Source Images: Unsplash

El crecimiento mundial del cristianismo ha dado lugar al florecimiento de perspectivas teológicas. Sin embargo, muchos teólogos occidentales están poco familiarizados con los teólogos que trabajan en contextos no occidentales. Stephen T. Pardue, profesor de Asia Graduate School of Theology, aborda este problema en su nuevo libro Why Evangelical Theology Needs the Global Church. J. Nelson Jennings, editor de la revista Global Missiology, habló con Pardue sobre las bendiciones de colaborar con teólogos del mundo mayoritario.

Usted creció en Estados Unidos, pero ha pasado muchos años viviendo y dando clases en Filipinas. ¿Cómo ha influido ese contexto en su forma de pensar sobre la teología y la Iglesia mundial?

Como la mayoría de las personas culturalmente híbridas, no podría desenredar los entresijos de cómo he sido formado. Un gozo al escribir el libro fue poder reflexionar sobre estas complejas realidades, que a menudo se ignoran o se sobresimplifican en los libros de teología. En mi libro, intento ir más allá de estos reduccionismos; por ejemplo, hablar de teologías «orientales» y «occidentales», como si todos los teólogos de estas categorías pensaran igual. Espero que los lectores se sientan invitados a considerar cómo la pluralidad cultural del pueblo de Dios nos ayuda a escuchar más plenamente las Buenas Nuevas.

Citando el título de su libro, ¿por qué la teología evangélica necesita a la Iglesia mundial?

Necesitamos la aportación de toda la Iglesia para prosperar. Esto significa no limitarse a celebrar la creciente diversidad de la Iglesia por vagas razones de cortesía o corrección política, sino desarrollar un marco coherente sobre cómo la cultura puede informar nuestra teología sin socavar su enfoque principal: el Dios trino revelado en las Escrituras.

Uno de mis grandes temas es que las partes «más jóvenes» de la Iglesia del mundo mayoritario constituyen un recurso teológico que no ha sido valorado lo suficiente. Al mismo tiempo, el objetivo no debería ser simplemente invertir el desequilibrio e ignorar las contribuciones de las iglesias norteamericanas o europeas.

Podemos profundizar en nuestra perspectiva teológica prestando atención a la apasionante labor que se está llevando a cabo en las iglesias del mundo mayoritario, reconociendo al mismo tiempo que necesitamos a todo el cuerpo de Cristo: al este, al oeste, al norte y al sur. Y lo que es más importante: esto incluye prestar atención no solo a todas las iglesias de hoy, sino también aprender de los cristianos de generaciones anteriores.

Usted sostiene que la teología siempre surge dentro de un contexto cultural determinado. ¿Cómo concilia esta creencia con la profesión de fe evangélica de la naturaleza eterna e inmutable de Dios?

Los evangélicos tienen razón al asegurar que hacer teología implica escuchar la voz de Dios: algo fuera de nosotros que nos habla. El problema es que hemos utilizado esta convicción como licencia para restar importancia a la influencia de la cultura y el lenguaje en la reflexión teológica. Tendemos a dejar de lado la cultura y reservarla para el final del proceso teológico, por así decirlo. Hemos destilado varias «verdades intemporales» y ahora tenemos que expresarlas de formas culturalmente comprensibles.

Sin embargo, esta no es la estrategia de Dios para comunicarse con nosotros, ya que esta incorpora los medios, el lenguaje y las prácticas adoptadas de la antigua cultura grecorromana y del Oriente Próximo. Tenemos el mandato divino de hacer que el Evangelio se sienta como en casa en todas las culturas, y eso implica no solo traducirlo bien, sino también reconocer cómo la cultura puede ayudarnos (y potencialmente perjudicarnos) en este proceso.

En las conversaciones actuales sobre la relación entre la teología evangélica y la cultura, se oyen ecos de conversaciones anteriores sobre la teología evangélica y la tradición de la Iglesia. ¿En qué sentido siguen estas conversaciones trayectorias similares?

Hace unas décadas, la mayoría de los evangélicos no consideraban la tradición de la Iglesia como un recurso teológico. Había libros de texto que apenas hacían referencia a lo que creían los cristianos de generaciones anteriores. Pero más recientemente, los teólogos evangélicos han llegado a abrazar la tradición como un recurso crucial para abordar las cuestiones teológicas a las que nos enfrentamos hoy.

Creo que estamos al principio de algo similar con la cultura. Durante décadas, algunos evangélicos negaron que la cultura tuviera un papel formativo en el proceso teológico. Pero, cada vez más, los teólogos son conscientes de que la cultura importa. Es ineludible. Al igual que con la tradición, deberíamos ser más intencionales a la hora de implicarla [en la teología] con sabiduría.

El libro menciona que Dios «incluso [ha estado] dispuesto a arriesgarse a la confusión y el sincretismo», habiéndose «movido primero a aceptar los riesgos de una implicación cultural profunda». ¿Qué quiere decir con esto?

Para aclarar: no creo que sean riesgos desde la perspectiva de la soberanía de Dios. Pero la labor de implicar o involucrar la fe cristiana en la cultura sí conlleva algunos procesos arriesgados.

Cualquier misionero o traductor de la Biblia se ha encontrado con esta dinámica. Te planteas preguntas como «¿Cómo describimos a Dios?». Se puede intentar introducir una palabra completamente nueva, tal vez importando algo del hebreo, del griego o del inglés americano. Pero cuando los primeros cristianos llevaban el Evangelio a nuevos lugares, no importaban [conceptos] del exterior. En lugar de eso, los tomaban del interior de esa cultura, reconociendo el riesgo de que la gente pudiera confundir la concepción cristiana de Dios con conceptos que ya existían en su cultura. Y lo hicieron porque vieron a Dios hacerlo primero en las Escrituras.

Por supuesto, queremos ser sabios a la hora de asumir riesgos. Hacemos todo lo posible por señalar hacia el Dios trino de las Escrituras y no hacia algún otro concepto o deidad. Pero estamos obligados a meternos en este complicado proceso porque Dios lo ha hecho primero.

En su opinión, ¿por qué se ha pasado relativamente por alto la doctrina de la Iglesia en los debates sobre teología y cristianismo global?

Cuando pensamos en teología contextual, la doctrina que suele venirnos a la mente es la Encarnación. Y es natural: es el ejemplo más claro de Dios, quien está fuera de la cultura y del tiempo, entrando en la realidad humana en un lugar concreto. En Jesús, Dios habla con una particularidad notable: en una lengua determinada, incluso con un acento determinado.

Sin embargo, no creo que la Encarnación sea un buen modelo para entender lo que hacen los teólogos cuando proclaman las Buenas Nuevas en una nueva cultura. La Encarnación es un acontecimiento único en el que un Dios ajeno a la cultura viene y habita en ella. Pero como teólogos, nuestro punto de partida nunca está fuera de la cultura.

La Iglesia es esencial aquí, porque es el vehículo que Dios ha diseñado para reunir esta loca diversidad de la humanidad en un solo hogar. Especialmente en el Libro de los Hechos, vemos que este proceso en el que se mezclan diferentes culturas es en realidad el espacio divinamente ordenado a partir del cual la teología debe emerger. Y si ese es el caso, entonces la diversidad cultural de la Iglesia debe ser importante para la misión de la teología.

Me ha influido mucho el trabajo de Simon Chan, un teólogo asiático. A Chan le preocupan los esfuerzos de teología contextual que ignoran a la Iglesia. Es una tentación comprensible en el contexto asiático —donde los cristianos, en su mayoría, son una pequeña minoría—: buscar fuera de la iglesia espacios donde Dios podría estar actuando. Pero Chan argumenta que esto es una especie de callejón sin salida en cuanto a que ignora cómo los cristianos de estos lugares ya están permitiendo que su fe se familiarice profundamente con sus culturas locales. Si miramos ahí, podemos aprender a ver la iglesia como un terreno fértil para construir una teología contextual.

¿Qué es lo que más espera que los lectores obtengan de su libro?

Espero que aprecien no solo los argumentos teóricos, sino también los detalles concretos del trabajo de campo, es decir, del trabajo sobre el terreno. Espero que se centren en los estudios de caso, que esencialmente dicen: «Aquí está la recompensa; esto es lo que sucede cuando permitimos que la cultura tenga esta influencia formativa en la teología mientras mantenemos las Escrituras en el papel principal». Vengan y disfruten de lo que Dios está haciendo, y permitan que nutra a su propia Iglesia dondequiera que esta se encuentre.

Traducción y edición en español por Livia Giselle Seidel.

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Las turbas en Manipur destruyeron cientos de nuestras iglesias. Sin embargo, Dios nos llama a nosotros al arrepentimiento

¿Usaremos esta calamidad para escondernos de nuestros pecados?

Izquierda: Aldeanos inspeccionan los escombros de una iglesia saqueada e incendiada por una turba en Manipur. Derecha: La gente de Manipur ora por la paz.

Izquierda: Aldeanos inspeccionan los escombros de una iglesia saqueada e incendiada por una turba en Manipur. Derecha: La gente de Manipur ora por la paz.

Christianity Today August 25, 2023
Ilustración por Christianity Today / Source Images: Getty

Desde principios de mayo, más de 180 personas han perdido la vida en el estado de Manipur, en el noreste de la India. La mayoría de estas víctimas son cristianos de la tribu minoritaria Kuki-Zo y, a su vez, miles de estas comunidades han huido de la violencia para refugiarse en otras partes del estado o del país.

Manipur es un estado rodeado de colinas con un valle fértil en el centro. Los pobladores de la etnia meitei ocupan los distritos del valle, mientras que los distritos de las colinas son el hogar ancestral de las diversas comunidades tribales desde antes de la administración colonial británica. Tanto los distritos de las colinas como los pueblos tribales están protegidos por un acta especial de la Constitución de la India que restringe la propiedad de la tierra en las áreas tribales.

El conflicto actual comenzó cuando una protesta pacífica de la comunidad tribal contra los esfuerzos de los meitei por convertirse en una «tribu registrada» (con lo que también ganarían acceso a las tierras de las colinas) trajera como respuesta una serie de violentas represalias por parte de una turba radical meitei. La violencia fue alimentada aún más por mentiras explosivas difundidas presuntamente por la propia comunidad meitei, que rápidamente llegaron hasta la capital del estado, Imphal. Las turbas violentas comenzaron a saquear casas tribales, iglesias, instituciones educativas y hospitales, y atacaron a personas, incluidas mujeres y niños.

Soy pastor de la Convención Evangélica Bautista, y el siguiente es un relato de uno de nuestros pastores en Imphal, quien compartió conmigo sus experiencias cuando comenzó la violencia.

– Chinkhengoupau Buansing

Nota: Esta historia incluye relatos de violencia explícita.

En la tarde del 3 de mayo de 2023, recibimos noticias de enfrentamientos entre la comunidad tribal y los meiteis en un pueblo a unos 60 kilómetros (37 millas) de Imphal, la ciudad en la que vivíamos. La noticia nos sorprendió, pero no esperábamos que la violencia se intensificara tan rápidamente. En cambio, como cualquier otro miércoles por la noche, fuimos a la iglesia, donde nos reuníamos regularmente para orar por nuestros misioneros y sus campos de misión.

Alrededor de las 8:30 de la noche, después de que concluyó el servicio de la iglesia, escuchamos informes de que varias iglesias en Imphal habían sido incendiadas. Hay dos viviendas dentro del complejo de nuestra iglesia: la mía y la del custodio. Rápidamente reunimos a nuestras familias y nos mudamos de allí a lo que pensamos que sería un lugar más seguro. Pero pronto pudimos escuchar turbas gritando y casas ardiendo afuera. Pasamos la noche aterrorizados de que descubrieran dónde nos habíamos escondido.

A la mañana siguiente, regresamos con nuestras familias a nuestro alojamiento en el recinto de la iglesia y desayunamos. Pero hacia las 10 de la mañana escuchamos de nuevo hombres gritando y destruyendo casas. Para ese momento, la mayoría de los indígenas de nuestra zona ya habían huido de sus hogares. Algunos habían perdido la vida a manos de la turba sedienta de sangre.

Decidimos dirigirnos entonces hacia la casa de uno de los miembros de nuestra iglesia, un funcionario electo de la asamblea legislativa estatal (a quien llamamos «MLA»), con la esperanza de que las fuerzas de seguridad nos protegieran ahí. Pero en la casa del MLA, recibimos noticias de que incluso él había sido golpeado casi hasta la muerte.

Al darnos cuenta de que no encontraríamos seguridad allí, corrimos hacia el campamento paramilitar más cercano, uno de los muchos en Imphal debido a los numerosos grupos insurgentes. De camino vimos casas y autos quemados y saqueados que pertenecían a cristianos miembros de las tribus; no muy diferente de lo que hemos visto en Ucrania. Más tarde nos dimos cuenta de que la comunidad meitei había marcado con pintura las casas e incluso las dependencias gubernamentales donde vivían los indígenas meses antes de que estallara la violencia.

Algunos de los que huían me dijeron que vieron a una madre y a su hijo ser sacados de su automóvil y masacrados mientras iban de camino al mismo campamento. Los que iban delante no pudieron ayudarlos; todo lo que pudieron hacer fue presenciar el infierno que se desarrollaba ante sus ojos.

Incluso después de que llegamos al campamento, una multitud continuó acosándonos desde fuera. Durante los siguientes siete días, los meiteis se reunían alrededor del campamento y amenazaban con entrar y quemarlo todo. Mi hijo de tres años estaba tan asustado que no se movía, incluso cuando vio que un mosquito le picaba la mano. Recuerdo a un miembro de la iglesia que no pudo hablar durante días porque vio cómo mataron a machetazos a un compañero cristiano.

Más tarde me informaron que había alrededor de 7000 cristianos tribales en ese campamento. Había que racionar la comida y, aun así, no había suficiente para todos nosotros. Comenzaban a servir la cena a las 4 de la tarde y el último grupo recibía su cena a las 10 de la noche. Los platos y las cucharas escaseaban, y algunos de nosotros teníamos que comer en bolsas de plástico. Creo que ninguno de nosotros pudo bañarse adecuadamente durante el tiempo que estuvimos ahí.

En medio de este horror, en el campamento organizamos reuniones de oración y nos animamos unos a otros a mantenernos fuertes. Las denominaciones no tenían significado dentro del campamento: todos éramos uno bajo Cristo.

Espero que nuestros hermanos y hermanas cristianos de todo el mundo al menos puedan al menos vislumbrar nuestra situación. Hemos perdido a muchos de nuestros hermanos y hermanas cristianos. Fueron sacados de sus hogares, algunos fueron quemados vivos, algunos fueron apedreados hasta la muerte y algunos fueron dejados a morir en las calles.

Muchos en nuestra comunidad creemos que somos víctimas de un intento de genocidio patrocinado por el estado para aniquilar a la comunidad tribal cristiana en Manipur. Nos persiguen no porque seamos una amenaza para el estado o porque nuestra existencia amenace a los meiteis, sino porque quieren las tierras que nos han pertenecido durante generaciones. (Resulta que esta tierra tiene numerosos minerales preciosos). Es difícil para mí ver alguna posibilidad de que vivamos junto con la gente del valle. Han dejado claro que no quieren convivir con nosotros. La línea ha sido claramente trazada y la separación parece ser la única opción lógica para nosotros si queremos sobrevivir y prosperar como comunidad. Nos mantendremos firmes como cristianos, y viviremos o moriremos como cristianos.

¿Un tiempo para arrepentirse?

Aunque soy pastor, reconozco que en ocasiones he orado para que nuestros opresores sean pulverizados. Me alegré cuando escuché la noticia de que estos opresores estaban siendo asesinados a tiros.

Sin embargo, como he estado orando por esto, puedo decir con confianza que ya no guardo ese rencor. La justicia se hará de la manera que Dios considere mejor. La Biblia nos dice que la venganza pertenece a Dios (Romanos 12:19) y yo no la aceptaría de ninguna otra manera.

De esta forma, no estoy tan preocupado por los opresores como por los miembros de mi iglesia. He sido testigo de su fe inquebrantable en Jesucristo y de las muchas maneras en que Él los ha guiado a través de esta prueba. Pero también estoy convencido de que Dios nos está pidiendo que cambiemos nuestros caminos.

Desafortunadamente, dentro de Manipur, los cristianos de las tribus hemos tenido dificultad al priorizar la integridad. No hemos protegido las elecciones justas y libres en nuestra comunidad. No se puede negar que algunos de nuestros cerros están llenos de plantaciones de opio y que algunos de nosotros incluso nos hemos convertido en narcotraficantes.

Nunca debimos haber votado por el BJP, un partido que habitualmente prioriza a los hindúes a expensas de otras religiones, para liderar nuestro estado. Pero debido a la dependencia de nuestro estado de los fondos federales y la estrecha relación del BJP estatal con el gobierno nacional, los apoyamos, incluso cuando era muy claro que no debíamos haberlo hecho.

Somos una comunidad cristiana y debemos vivir como tal. Pero la mayoría de las veces, hemos elegido ignorar a Jesús y más bien hacernos amigos del mundo.

Lo que tenemos que hacer es mirar a nuestro Padre que está en los cielos, humillarnos ante Él, cambiar lo que hay que cambiar y esperar en Él. Como dice 2 Crónicas 7:14: «Si mi pueblo, que lleva mi nombre, se humilla y ora, y me busca y abandona su mala conducta, yo lo escucharé desde el cielo, perdonaré su pecado y restauraré su tierra». Siento que este pasaje es muy relevante para nosotros en este momento.

Creo que Dios quiere que nos arrepintamos de todas las formas en que nos hemos rebelado contra Él y nos hemos desviado de sus sendas. Al decir esto, no estoy diciendo que nosotros tengamos la culpa. Más bien, quiero que nosotros, la comunidad cristiana tribal, salgamos de esta prueba más fuertes y más felices en Cristo.

Templos de Dios

Después de unos días en el campamento, el oficial al mando nos informó que organizaría las evacuaciones para llevarnos al aeropuerto. Empecé a ponerme en contacto con los miembros de mi iglesia; algunos estaban en el mismo campamento, mientras que otros habían huido a otros campamentos.

Después de arreglar los boletos de avión para aquellos que planeaban volar desde Manipur, también reservé boletos para mí y mi familia. Hasta ahora, la mayoría de nosotros hemos encontrado nuevos hogares, mientras que algunos de nosotros todavía vivimos en campamentos administrados por organizaciones filantrópicas tribales.

Sigo asombrado por la gracia y la providencia con la que Dios nos ha guiado. Hace unos meses, huíamos para salvar nuestras vidas. Perdimos todas nuestras propiedades y algunos de nosotros incluso perdimos a nuestros seres queridos. Pero aquí estamos, aún alabando a Dios y aún esperando un futuro mejor. Hemos perdido mucho, pero no lo hemos perdido todo.

Hasta donde yo sé, hoy en día quedan pocos edificios de iglesias en pie en Imphal. Nuestra iglesia sigue en pie, si bien es cierto que los meiteis la saquearon y convirtieron el edificio en un centro comunitario, y la oficina del pastor en un templo. Quitaron la cruz del edificio de la iglesia y pusieron su bandera en su lugar.

Sin embargo, el acto mismo que los hace sentirse victoriosos es el acto que nos hace a los cristianos darnos cuenta de que nunca podemos ser derrotados. Destruyen edificios hechos por humanos e izan sus banderas sobre edificios que creían que representaban nuestra fe.

Pero si tan solo supieran lo que Dios considera su templo. Huimos de nuestros hogares sin nada más que la ropa que llevábamos puesta. Sin embargo, aquí estamos, templos de Dios, adorándolo todavía.

Traducción por Sergio Salazar.

Edición en español por Livia Giselle Seidel.

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News

Expertos en la lucha contra la trata de personas opinan sobre la exitosa película ‘Sonido de libertad’

Ministerios y representantes de las fuerzas de seguridad expresan su opinión. Y algunas salvedades.

Tim Ballard (Jim Caviezel) es un exagente de Seguridad Nacional que emprende una misión especial en ‘Sonido de libertad’.

Tim Ballard (Jim Caviezel) es un exagente de Seguridad Nacional que emprende una misión especial en ‘Sonido de libertad’.

Christianity Today August 23, 2023
Cortesía de Angel Studios

En un campo repleto de franquicias como Indiana Jones, el inesperado éxito de taquilla de este verano ha sido una película sobre el tráfico sexual de menores: Sonido de libertad [Sound of Freedom]. Basada en la historia de Tim Ballard, fundador de Operation Underground Railroad, esta película de bajo presupuesto ha recaudado 45 millones de dólares desde su estreno el 4 de julio [enlaces en inglés].

La película cuenta la historia de Ballard (Jim Caviezel, quien interpretó a Jesús en La Pasión de Cristo de 2004), un agente del Departamento de Seguridad Nacional encargado de perseguir y detener a pedófilos, quien se siente frustrado con su trabajo. Lo que él realmente quiere es rescatar a los niños víctimas del tráfico sexual, pero en un momento dado dice: «La mayoría de esos niños están fuera de Estados Unidos».

Deja su trabajo y se lanza a la aventura, viajando por México y Colombia en la búsqueda de unos hermanos que han caído víctimas de la trata. Él y su equipo intentan montar un club sexual en una isla al estilo de Epstein para atrapar a los traficantes y rescatar a los niños.

No es una película explícitamente saturada de una temática de fe, salvo por la parte en la que Ballard cita Marcos 9:42 («Más le valdría que le ataran al cuello una piedra de molino…») mientras detiene a un pederasta. El verdadero Ballard es miembro de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.

No obstante, la película ha atraído al público cristiano preocupado por la trata de personas. La película es distribuida por Angel Studios, la misma compañía que distribuyó The Chosen [Los elegidos] (desde mayo, Lionsgate distribuye The Chosen). Sonido de libertad había estado estancada desde que su distribuidora Fox Latin America la abandonara en 2019. Ballard dijo en una entrevista con Fox News que estaba visitando el set de The Chosen cuando conoció a los ejecutivos de Angel Studios: «Hicieron el acuerdo en cinco días».

En la vida real, la organización contra el tráfico de personas de Ballard, Operation Underground Railroad (OUR), se dio a conocer por el tipo de operaciones dramáticas de rescate que se muestran en la película. Ballard también dirige la organización Nazarene Fund, que ha rescatado a yazidíes y, tras la salida del ejército estadounidense de Afganistán en 2021, ha dirigido operaciones privadas de transporte aéreo para rescatar a afganos perseguidos y sacarlos del país.

El personal con experiencia en ministerios que luchan contra la trata de personas entrevistado por CT reconoce que se trata de una película, por lo que es natural que la historia sea dramatizada. Pero también quieren que el público entienda que muchas de las actividades de lucha contra la trata dentro de Estados Unidos son distintas de las que aparecen en la película.

Antes de la película, las organizaciones ya habían encontrado voluntarios que tenían la idea de realizar rescates dramáticos.

«No vamos a derribar puertas. No vamos a cargar gente sobre nuestros hombros», dijo Jeff Shaw a CT. Shaw es el director de programas de Frontline Response, una organización cristiana contra el tráfico de personas con sede en Atlanta que opera en Georgia y Ohio. Shaw quedó «impresionado» por la película y se la recomienda a la gente, pero tiene algunas salvedades: «Incluso las víctimas de la trata de menores que han sido “secuestradas”, la mayoría de las veces se resisten a ser rescatadas, porque no están en ese espacio psicológico. Es por eso que gran parte de nuestra capacitación consiste en “desprogramar” a nuestros voluntarios para que sepan cuáles deben ser sus expectativas sobre cómo va a responder la gente y cómo luce en realidad el tráfico sexual».

Los expertos explicaron a CT que las operaciones de rescate sí se llevan a cabo, pero suelen ser una pequeña parte del trabajo en la lucha contra la trata de personas. En Estados Unidos, los ministerios que luchan contra la trata realizan una labor menos dramática: ofrecen comidas calientes en las calles, disponen de casas seguras que ofrecen rehabilitación y recuperación a largo plazo, educan y apoyan a los niños en riesgo de explotación, capacitan a los empleadores para identificar la trata y colaboran con las fuerzas del orden. A veces, el trabajo de los ministerios se parece más a la lucha contra la pobreza, la recuperación de adicciones y la construcción de relaciones interpersonales.

«Es estupendo que [la película] sensibilice», afirma Suzanne Lewis-Johnson, exagente del FBI y cristiana que trabajó en casos de tráfico de menores en Ohio durante una década. «Pero si nos centramos demasiado en cómo nos imaginamos el tráfico de personas, nos perderemos la realidad. Tendemos a basar nuestros programas y enfoques en la anomalía… Vamos a pasar por alto lo que tenemos delante de nuestras narices si pensamos que se trata de esta gente en el extranjero moviéndose a través de redes».

Los secuestros repentinos de niños como los que se muestran en la película ocurren, dice, pero no son típicos. Según las estadísticas de Polaris, una organización que lucha contra el tráfico de personas y que gestiona la Línea Nacional de Tráfico de Seres Humanos de Estados Unidos, los traficantes dentro de los Estados Unidos suelen negociar con personas que conocen. Polaris describe los «tres tipos principales de reclutadores» como familiares o cuidadores, parejas íntimas y empleadores.

«Hemos tenido sobrevivientes que nos han dicho: “No sabía que era víctima de la trata porque no se parecía a lo que se ve en las películas”», dijo Beck Sullivan, director de programas de Restore, una organización contra la trata que trabaja en la ciudad de Nueva York. Sullivan también cree que la película es buena para concienciar, y aprecia el texto final de la película que señala que Estados Unidos es uno de los mayores consumidores de sexo infantil, lo que demuestra que el problema de la demanda es interno. Pero, «es importante que la gente se informe sobre cómo [opera la trata] en su propia ciudad».

Algunos de los métodos de lucha contra el tráfico de personas que se muestran en la película —la creación de una isla a la cual Ballard y su equipo le piden a los traficantes que lleven a los niños, o un personaje que compra niños que son víctimas del tráfico sexual para liberarlos— podrían, inadvertidamente, crear más demanda de tráfico de niños y agravar el problema.

«No puedes evitar hacerte la pregunta: “¿Han ido a llevarse a más niños de sus familias en sus comunidades para venir a satisfacer esta demanda?”», dijo Shaw, de Frontline Response. «Es complicado».

Shaw vio la película en una sala de cine abarrotada y, mientras estaba sentado, pensaba en lo que harían después los millones de personas que la han visto.

«¿Qué puede hacer este público que ve esta película sobre algo que está ocurriendo en Centroamérica y Sudamérica para activarse localmente?», dijo. «No vamos a ir a la selva tropical en un bote de motor para… rescatar niños».

Él espera que la gente busque organizaciones contra la trata de personas dentro de sus comunidades. Recordó el documental sobre tráfico sexual de 2011, Nefarious, que provocó una avalancha de apoyo y voluntariado para las organizaciones contra el tráfico de personas. Después de que se estrenara esa película, recuerda el lleno total de los cursos de capacitación en Frontline, y que se contrató a personas «tan rápido como pudimos» para realizar tareas como divulgación o atención telefónica.

Muchas de esas personas se convirtieron en voluntarios a largo plazo, pero cuando llegó la pandemia de COVID-19, algunos voluntarios constantes se retiraron. Y aunque Frontline todavía cuenta con muchos voluntarios dispuestos a prestar un día de servicio de vez en cuando, la organización no ha recuperado a algunos de esos voluntarios constantes de los que depende.

Shaw espera volver a ver el efecto de Nefarious: «corazones quebrantados, que Dios llame a la gente al trabajo y que luego se comprometan con él».

«Creo que, como cristianos, queremos salvar a todo el mundo, en lugar de ir a encontrar a la gente ahí donde está», afirma. «Tal vez [los sobrevivientes de la trata] abandonan el hogar seguro y vuelven, y luego vienen seis veces más antes de decidir quedarse. Se trata realmente de estar preparado para dejar que ese proceso se desarrolle en el tiempo de Dios».

Bob Rodgers es el director general del ministerio contra la trata Street Grace, que se centra en ayudar a los niños de Georgia, Tennessee y Texas. Street Grace ha colaborado con OUR en el pasado. En su opinión, la película está bien hecha, pero muestra una «pequeña parte» de lo que puede ser la trata de personas.

«Estamos agradecidos por la película y por la atención que atrae hacia el tema, pero es importante que la gente se dé cuenta de que eso no es necesariamente como el tráfico luce en Houston o DC», dijo. «Se trata de niños de nuestras comunidades que son comprados y vendidos por personas de nuestras comunidades». No critica la película —«no se rodó para que fuera un tema nacional o local»—, pero él quiere que el público sepa lo que hacen las organizaciones nacionales.

Street Grace, por ejemplo, se centra en el uso de la tecnología para interrumpir la demanda de explotación sexual infantil y tiene programas a largo plazo para mantener a los niños fuera de las situaciones de trata. En un día normal, Street Grace imparte capacitación a empresas, habla con las fuerzas de seguridad e instruye a niños en academias de liderazgo juvenil sobre técnicas de liderazgo, límites saludables y cómo protegerse a sí mismos en internet.

Rodgers espera que la película haya despertado el interés de la gente, y piensa que llegó en un momento importante. La pandemia «lo trastocó todo, y la trata y la explotación sexual crecieron exponencialmente cuando el mundo entero se vio empujado a la red», afirmó. En su opinión, a los grupos de lucha contra la trata les ha costado mucho seguir el ritmo de «los malos» en internet.

Lewis-Johnson, la exagente del FBI que ahora es Directora General de No More Trafficking, dejó la agencia en parte porque quería poder hablar al público cristiano sobre cómo luce realmente la trata.

«Queremos hacer algo grande y gigantesco», afirma. Pero la lucha contra el tráfico «requiere que todos hagamos lo que parecen cosas pequeñas, de forma consistente, juntos».

Según ella, las operaciones de rescate llevadas a cabo por personas inexpertas pueden fracasar porque los traficantes saben engañar: «Intentan que el bueno parezca el malo». Y se ha encontrado con organizaciones sin ánimo de lucro bienintencionadas que han gestionado mal las situaciones de trata porque no tenían experiencia: por ejemplo, al comprar un pasaje para que una mujer volviera con su tratante. En los casos de trata, «estás intentando armar un rompecabezas y no tienes la imagen de la caja ni sabes cuántas piezas hay», dice.

«La realidad es que hay más maldad en el mundo de lo pensamos», afirma Lewis-Johnson. «Ningún ser humano es la respuesta por sí mismo. Por lo que he visto, sé que hay un Dios bueno que está conteniendo a la gente [para que no haga el mal]… Si nos humillamos y oramos, veremos cómo cambia la situación».

Traducción y edición en español por Livia Giselle Seidel.

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Capellanes evangélicos en Ucrania se juegan la vida para orar

Pastores se alistan para ministrar dentro del ejército a fin de ayudar con las necesidades físicas y espirituales mientras continúan los combates.

Christianity Today August 20, 2023
Joel Carillet

De todos los peligros de la guerra, no pensé en el exceso de velocidad. Al menos, no hasta que estuve en el vehículo de unos capellanes evangélicos que iban saliendo de la ciudad sitiada de Bakhmut, Ucrania. Es lógico. Un coche lento es un objetivo fácil. Nosotros no íbamos en un coche lento.

Pero la velocidad es también un testimonio de la urgencia que sienten estos capellanes. Hay mucho que hacer. No hay suficientes horas en un día. Y la necesidad crece con la guerra.

Antes no había capellanes en el ejército ucraniano. A veces, pastores y sacerdotes se integraban en una unidad como civiles, pero no era nada formal. Eso cambió con la invasión. Enfrentarse a una crisis existencial como nación ha hecho que muchos ucranianos recurran a la religión. Los combates en las ciudades, los suburbios y el campo han hecho que los soldados piensen en la eternidad, lo que ha llevado a muchos a solicitar capellanes. Hay gente hambrienta, dolida y sola. Los capellanes no van a conducir despacio.

El Servicio Ucraniano de Capellanía se creó en marzo. Los primeros 30 que recibieron capacitación eran una mezcla de ortodoxos ucranianos, católicos de rito oriental y evangélicos. Solo alrededor del 2 % del país es evangélico, pero muchos pastores bautistas, pentecostales y de iglesias libres de todo el país se han ofrecido como voluntarios para servir como capellanes.

En julio, el ejército ucraniano contaba con 160 capellanes oficiales. Y sigue habiendo muchos más voluntarios.

Vasily Povorozniuk, pastor de la iglesia Compass de la ciudad de Zhytomyr, es voluntario. Recorre más de 800 kilómetros hasta el frente de guerra para atender a los soldados y a las personas que viven cerca de las cambiantes líneas de batalla. Povorozniuk es un exmilitar que dice que Cornelio —el centurión romano enviado por un ángel al apóstol Pedro en Hechos 10— es el modelo para su ministerio. Fue un soldado, su familia y sus amigos quienes pudieron llevar el mensaje de Jesucristo a los paganos, afirma Povorozniuk. ¿A cuántos no cristianos pueden llegar él, su familia y sus amigos en Ucrania si están dispuestos a no preocuparse demasiado por su seguridad?

En muchos viajes se le han unido diáconos de su iglesia, y ahora algunos de ellos realizan visitas al frente de guerra por su propia cuenta, además de atender al creciente número de viudas y a sus hijos.

Capellanes de diferentes iglesias evangélicas se unen para recorrer cientos de kilómetros con una furgoneta llena de suministros. Ofrecen víveres a las personas que encuentran en zonas devastadas por la guerra.Joel Carillet
Capellanes de diferentes iglesias evangélicas se unen para recorrer cientos de kilómetros con una furgoneta llena de suministros. Ofrecen víveres a las personas que encuentran en zonas devastadas por la guerra.

Cuando Povorozniuk y otros capellanes se dirigen a Bakhmut para una visita de tres días, van sin un itinerario definido. Visitarán a la familia de un pastor local que decidió no evacuar y les llevarán provisiones. Harán una visita pastoral a un miembro de la iglesia que vive en un pueblo cercano. Y ayudarán a quien vean por el camino.

La parte trasera de su furgoneta está llena de alimentos y otros artículos de primera necesidad, y cuando se cruzan con un civil —a menudo una persona mayor— se detienen y le entregan una bolsa de artículos a través de la ventanilla. Cuando pasan junto a un par de soldados que luchan por arreglar un neumático destrozado, se detienen para ver si el de repuesto de su propio vehículo será útil para solucionar el problema. Cuando pasan junto a un tanque en el que la tripulación está arreglando un problema mecánico, se detienen para saludar y ofrecer un bocadillo.

También ministran en un punto de estabilización, donde se atiende a los soldados heridos antes de enviarlos a hospitales más alejados del frente de guerra. Llevan comida y suministros, e instalan una cafetera. Cuando los médicos o los soldados les piden que oren, les ponen una mano sobre el hombro y oran. Cuando declaran muerto a un soldado y, bajo un árbol, lo despojan de su equipo de invierno y sus botas antes de meterlo en una bolsa para cadáveres, ellos se colocan junto al cuerpo y ayudan a los presentes a elevar unas palabras a Dios.

Estarán de vuelta en sus respectivas ciudades a tiempo para ir a la iglesia el domingo. Esta es otra de las razones de la velocidad. Imagínese servir en una iglesia en su ciudad, luego conducir mil kilómetros (casi 700 millas) para ministrar en una zona de guerra, y después volver a conducir la misma distancia para regresar a su propia iglesia el domingo por la mañana.

En ese vehículo lleno de capellanes evangélicos, pensé que cuando nos alejáramos del frente de guerra y nos encontráramos lejos del peligro, reduciríamos la velocidad. Pero nunca lo hicimos. Ellos nunca lo hacen.

Capellanes evangélicos en un punto de estabilización ministran a los heridos y a los médicos con oraciones y suministros.Joel Carillet
Capellanes evangélicos en un punto de estabilización ministran a los heridos y a los médicos con oraciones y suministros.
Actualmente hay unos 160 capellanes oficiales en el ejército ucraniano. Muchos de ellos son pastores evangélicos.Joel Carillet
Actualmente hay unos 160 capellanes oficiales en el ejército ucraniano. Muchos de ellos son pastores evangélicos.

Zhenia Yevheniy Bondarenko ha servido como voluntario capellán desde principios del conflicto armado que inició en 2014, cuando los separatistas respaldados por Rusia se apoderaban del territorio en el este de Ucrania. En aquellos primeros días, era simplemente un pastor de iglesia que llevaba comida y ofrecía sus oraciones al personal militar en solitarios puestos de avanzada y de control, situados no muy lejos de su ciudad natal. Casi una década después, algunos de los oficiales subalternos a los que había ministrado ahora son altos mandos del ejército, y su relación continúa. También lleva en el corazón a los muchos que ya no están.

Al conducir por la campiña entre Mykolaiv y Kherson, Bondarenko habla del ministerio a los soldados en la guerra: el aterrador estruendo de los bombardeos y lo que implica estar con soldados en circunstancias tan violentas y frágiles.

No había capellanes oficiales en el ejército ucraniano antes de la invasión rusa. El primero se unió oficialmente en marzo de 2023.Joel Carillet
No había capellanes oficiales en el ejército ucraniano antes de la invasión rusa. El primero se unió oficialmente en marzo de 2023.
Zhenia Yevheniy Bondarenko es voluntario capellán desde 2014.Joel Carillet
Zhenia Yevheniy Bondarenko es voluntario capellán desde 2014.

En estas aldeas gravemente dañadas, Bondarenko ha entablado relación con muchos civiles. Se detiene en una casa junto con su equipo para colocar una cubierta provisional en un tejado destruido. Se detiene en otra para entregar víveres. En una tercera, se detiene para verificar por qué una mujer a la que conoció y ayudó hace meses dejó de responder a sus mensajes.

Su único hijo, un soldado, fue asesinado el año pasado, y ella se trasladó a esa región para estar cerca de su tumba. Ahora, Bondarenko teme que a ella también le haya ocurrido algo. Encuentra la casa, aparca el coche, llama a la puerta y le abre una pareja de ancianos. Le dicen que ha muerto en un accidente.

De muchas maneras, los capellanes son testigos de la tragedia. La llevan consigo mientras se dirigen a toda velocidad a su siguiente parada para orar con alguien más.

«El lema de los capellanes es “Estar ahí”, la presencia de Dios», dijo a Associated Press uno de los primeros capellanes oficiales de Ucrania. «Esta es la misión del capellán».

Joel Carillet es un fotógrafo independiente que vive en Florida.

Traducción y edición en español por Livia Giselle Seidel.

Ministros evangélicos se sirven la comunión unos a otros en una conferencia para capellanes voluntarios.Joel Carillet
Ministros evangélicos se sirven la comunión unos a otros en una conferencia para capellanes voluntarios.

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