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En medio de represión contra católicos, Nicaragua cierra 250 ministerios evangélicos

Mountain Gateway se convirtió en el último ministerio cristiano en entrar en conflicto con el régimen de Ortega.

Cruces sobre una bandera de Nicaragua.

Cruces sobre una bandera de Nicaragua.

Christianity Today February 28, 2024
Jose Cordero / Contributor / Getty

Cuando los huracanes Hilary e Idalia inundaron las costas de Nicaragua en agosto y septiembre de 2023, los ministerios evangélicos en el país hicieron lo que han sido llamados a hacer: dar un paso al frente y servir.

El presidente Daniel Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, habían expulsado a la Cruz Roja del país en julio pasado, después de que la organización criticara al país por su trato inhumano a los prisioneros. Su partida había dejado un vacío en la ayuda humanitaria en el país.

Una de las organizaciones cristianas que dieron un paso al frente fue Mountain Gateway. La agencia estadounidense de misiones y desarrollo fue una de las muchas que ayudaron a organizar un importante evento que comenzó con la provisión de ayuda de emergencia como comida, ropa y medicinas, y que después continuó durante varios días como una campaña evangelística en la que miles escucharon la proclamación del evangelio.

El evento, llamado Buenas Nuevas Nicaragua, unió a más de 1300 iglesias evangélicas de 13 de los 15 departamentos de Nicaragua en un evento evangelístico masivo de dos días en la capital, Managua, en noviembre pasado. Las noticias locales estimaron que hasta 300 000 personas asistieron a los eventos y, a pesar de las tensiones actuales entre la administración Ortega y las iglesias, una publicación progubernamental incluso destacó el evento.

Pero el éxito de la campaña humanitaria y evangelística finalmente tuvo escaso impacto en calmar la más reciente cruzada del gobierno contra los ministerios cristianos.

Desde 2018, el gobierno de Ortega ha encarcelado y exiliado a los sacerdotes católicos que han criticado al régimen. Y, a medida que la población de evangélicos nicaragüenses ha crecido, también lo ha hecho la persecución contra la iglesia evangélica. Un informe publicado recientemente por Christian Solidarity Worldwide (CSW) registró 310 violaciones graves a la libertad de religión o de creencias entre noviembre de 2022 y enero de 2024, y según la organización Nicaragua Nunca Más, desde 2018, el gobierno ha cerrado un total de 256 organizaciones evangélicas, la mayoría de ellas en 2022.

Semanas después del evento Buenas Nuevas Nicaragua, el gobierno ordenó el cierre de las diez iglesias de Mountain Gateway y arrestó a once de sus pastores, acusándolos de lavado de dinero.

Las autoridades nicaragüenses han citado esta razón en numerosas ocasiones en el pasado. Desde 2018, el gobierno ha cerrado 3390 organizaciones no gubernamentales (el 10 % de las cuales son de origen extranjero) por «lavado de dinero», según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Y en 2022, el gobierno cerró 20 iglesias evangélicas por motivos similares.

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Ante el aumento de la persecución y las falsas acusaciones, muchos pastores protestantes locales y líderes de ministerios evangelísticos internacionales han optado por guardar silencio.

No obstante, para Britt Hancock, quien fundó Mountain Gateway en 2009, estas acusaciones no tienen sentido.

«No nos han entregado ningún documento legal para establecer de qué están siendo acusados ​​nuestros pastores estadounidenses y nicaragüenses, por lo que no tenemos ninguna explicación de lo que está sucediendo», dijo Hancock a CT. «No entendemos la complejidad de todo esto, especialmente porque hemos trabajado para mantener una relación respetuosa con el gobierno, cumpliendo con sus políticas y leyes.

»El año pasado, mientras trabajábamos con nuestros pastores, todos ellos manifestaron que necesitábamos demostrar extrema precaución al predicar el evangelio», añadió Hancock.

Posiciones encontradas

El caso de Mountain Gateway es solo uno de los ejemplos más recientes de represión gubernamental contra los evangélicos, que ahora representan el 38 % de la población de 6.4 millones de Nicaragua. Uno de los primeros ejemplos fue el de Rudy Palacios, cuya iglesia en La Roca tenía 1500 miembros y seis sedes diferentes. Pero tras acompañar a sus hijos a una protesta en 2018, el gobierno lo acusó de terrorismo y lo obligó a exiliarse.

En 2023, Puertas Abiertas clasificó a Nicaragua en el puesto 50 en su lista anual de los países más peligrosos para ser cristiano. Para 2024, el país centroamericano había saltado al puesto 30.

A pesar de estos informes, no todos los evangélicos opinan lo mismo respecto a las acciones del gobierno.

«No hay persecución contra los evangélicos en mi Nicaragua», dijo a CT Douglas Valerio, pastor que dirige una pequeña iglesia pentecostal de la red Iglesias Care en Jinotepe, a 45 kilómetros (28 millas) de Managua. «Después de las marchas y bloqueos de carreteras que desestabilizaron al país en 2018, el gobierno del comandante Ortega tomó medidas para reducir la injerencia extranjera en la política».

Una de estas medidas fue una ley aprobada en 2022 que busca evitar que las organizaciones sean utilizadas para «lavado de dinero y financiación del terrorismo». Según Valerio, Mountain Gateway violó esta normativa.

«Está demostrado que en 2018 entró mucho dinero a través de varias ONG para financiar a quienes protestaban y bloqueaban las carreteras», dijo. «Cuando Mountain Gateway no pudo explicar el origen de tanto dinero utilizado en la campaña de Buenas Nuevas Nicaragua, las autoridades hicieron cumplir la ley».

Isaías Martínez, pastor presbiteriano y coordinador para Centroamérica del Seminario Reformado Latinoamericano (SRL), coincide con Valerio.

«Tenemos libertad de creencia y religión en Nicaragua», dijo. «Pero desde 2018, si un pastor habla en contra del gobierno, especialmente en las redes sociales, podría haber consecuencias. Es mejor que nos dediquemos a predicar la Palabra de Dios y no nos metamos en política».

Los pastores que creen que el gobierno está tratando injustamente a las organizaciones cristianas tienen miedo de hablar o prefieren mantener una distancia entre su ministerio y la situación política del país.

Al pastor de una pequeña congregación en Managua le congelaron la cuenta bancaria de su iglesia y recibió amenazas violentas por no promover eventos a favor del gobierno.

«Aquellos que dicen que no hay persecución no entienden lo que es la persecución», afirmó. «Los pastores evitamos hablar de política en nuestros sermones porque sabemos que entre las personas que nos escuchan puede haber agentes del Estado que nos acusen después de violar la ley».

Para el pastor radicado en Managua, la situación de Mountain Gateway muestra que el gobierno teme perder el poder en las próximas elecciones. Las regionales se celebrarán el 3 de marzo y las presidenciales a finales de 2026.

«El gobierno teme que la Iglesia se unifique y produzca un candidato que gane las elecciones», afirmó. «Por eso tuvieron miedo cuando Mountain Gateway reunió a cientos de miles de personas en un solo evento».

Antes de 2018, algunos pastores evangélicos hicieron campaña a favor de Ortega, quien los consideraba aliados, ofreciéndoles un trato burocrático preferencial.

Este cambio de actitud del régimen de Ortega y Murillo hacia católicos y evangélicos ha sido estudiado por Teresa Flores, directora del Observatorio de Libertad Religiosa en América Latina.

«Como la iglesia evangélica no tiene un liderazgo unificado, la persecución es diferente y más difícil de percibir que la de la iglesia católica. Es una comunidad más diversa», explicó a CT desde Perú.

«En cuanto a los evangélicos, también sabemos que hay un subregistro de persecución. Muchos pastores que han sido amenazados o agredidos prefieren no denunciar, porque saben que si lo hacen, las consecuencias pueden ser peores», dijo, agregando que «esto no significa que sean libres. Simplemente no quieren involucrarse más por miedo a la hostilidad del gobierno».

«El régimen ha tratado de manera diferente a la jerarquía católica y a la jerarquía evangélica», dijo a CT el activista y galardonado caricaturista nicaragüense Pedro Molina. «Los líderes políticos evangélicos habían sido [aquietados] al otorgarles privilegios, como permisos para realizar eventos y abrir escuelas, además de obtener licencias para canales de televisión y estaciones de radio».

Molina, que ahora vive en Nueva York y está exiliado desde 2018, acusó en sus caricaturas a estos pastores metidos en la política de recibir un «diezmo sangriento».

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Uno de los probables protagonistas de sus caricaturas habría dio el pastor Guillermo Osorno Molina (sin parentesco), quien en algún momento tuvo sus propias estaciones de radio, un canal de televisión e incluso un partido político llamado Camino Cristiano Nicaragüense (CCN).

Sin embargo, en 2022 Osorno decidió desafiar a Ortega y se postuló como candidato presidencial de su partido. En respuesta, el gobierno cerró su canal, Enlace Canal 21, luego de que una transmisión afirmara que había habido fraude electoral en las elecciones presidenciales de 2022. Además, a Osorno se le prohibió salir del país y el gobierno declaró su partido político como ilegal.

Aumenta la represión

Nicaragua tiene una larga historia de gobiernos represivos. La familia Somoza gobernó el país bajo una dictadura militar de 1947 a 1979, hasta que el grupo guerrillero comunista Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN, en el cual Daniel Ortega sirvió como uno de los principales comandantes) organizó con éxito un golpe de Estado.

Ortega se encuentra actualmente en su quinto mandato como presidente. Primero ocupó el cargo entre 1985 y 1990, luego regresó al poder en 2007. Desde entonces, ha sido reelegido tres veces más, aunque algunos han afirmado ha habido fraude electoral.

La Iglesia católica tiene una larga historia de participación en la política nicaragüense, incluido el apoyo a los sandinistas cuando tomaron el poder por primera vez en los años 1980. En el actual mandato, Ortega gozó de relativa popularidad y de una relación más o menos cordial tanto con católicos como con evangélicos hasta 2018.

Las cosas cambiaron en abril de ese año, cuando el gobierno anunció cambios no deseados en el sistema público de pensiones. La policía y los grupos paramilitares respondieron a muchas de las decenas de miles que salieron a las calles con gases lacrimógenos, balas de goma y cosas peores, con un saldo de al menos 350 personas asesinadas. Los líderes religiosos pasaron de ser mediadores del conflicto a convertirse en protectores de los jóvenes que huían de represiones violentas y encontraban refugio en las iglesias, como describió Flores en un artículo para el International Journal of Religion Freedom.

Pero el gobierno consideró estas acciones como traición, lo que le dio motivos para arrestar a sacerdotes y pastores. Cuando algunos clérigos católicos se manifestaron en contra del gobierno, Ortega comenzó a cerrar organizaciones y a arrestar o exiliar a líderes religiosos.

Esta creciente ola de persecución religiosa ha sido bien documentada desde 2018 por la abogada nicaragüense Martha Patricia Molina Montenegro, ganadora en 2024 del Premio Internacional a la Libertad Religiosa otorgado por el Departamento de Estado de Estados Unidos.

«En Nicaragua hay odio por parte de la dictadura Ortega-Murillo hacia la labor pastoral que realizan tanto los sacerdotes católicos como los pastores evangélicos», dijo Molina Montenegro a CT. «El régimen necesita una iglesia que se arrodille ante ellos. Como no lo han conseguido, persiguen a los cristianos».

Molina, que está exiliada desde 2021 y ahora vive en Texas, ha documentado 667 ataques contra iglesias católicas y 70 más contra iglesias evangélicas entre 2018 y 2023. Estos ataques incluyen ataques físicos a la infraestructura de las iglesias, incluyendo mensajes con grafitis y vandalismo, prohibiciones de algunas actividades religiosas como procesiones y misas, y amenazas de muerte o exilio forzado contra nacionales religiosos y trabajadores extranjeros.

Aunque Ortega es el presidente y su esposa es la vicepresidenta, son esencialmente codictadores, dice Molina, el caricaturista.

Para él, la pareja presidencial aspira a otro nivel de autoridad sobre la población. «[Ella y su marido] quieren que la gente los escuche no solo como líderes políticos sino también como líderes divinos», añadió. «Quieren que la gente no solo los obedezca sino que también los adore».

Aunque el culto a la personalidad de Ortega y Murillo ha atraído a pocos evangélicos, las acciones de su gobierno han dificultado cada vez más que la creciente comunidad encuentre la unidad.

«El objetivo del gobierno no es simplemente silenciar la voz de los cristianos sino, dada su influencia en el país, obstaculizar su credibilidad e impedir que su mensaje se difunda», afirma el informe de Puertas Abiertas 2024 . «Cabe señalar que, si bien muchos cristianos están en la línea de fuego, hay una minoría de creyentes que, ya sea por miedo o por convicción, optan por guardar silencio. Entre algunas comunidades eclesiales, esto está provocando división».

A pesar de los ataques contra la iglesia en Nicaragua, la población de ese país sigue siendo receptiva al mensaje de Jesús.

«El clima espiritual en Nicaragua durante las campañas de evangelización masiva que realizamos fue uno de los ejemplos más extraordinarios de la unidad de la que habla Juan 17 entre todas las denominaciones y movimientos que jamás haya visto», dijo Hancock, fundador de Mountain Gateway.

«Cada pastor con el que interactuamos estaba entusiasmado por el hecho de que había tantos nuevos creyentes en sus iglesias. Los miembros de sus iglesias estaban motivados para compartir su fe como nunca lo habían estado, y sus templos no tenían espacio para albergar a tanta gente nueva que llegaba inmediatamente después de cada campaña».

Hernán Restrepo es un periodista colombiano que vive en Bogotá. Desde 2021, gestiona las cuentas de redes sociales de Christianity Today en español.

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El celibato como elección

Dejemos de pensar en la soltería como un problema.

Christianity Today February 26, 2024
Cottonbro Studio / Pexels

Un martes común y corriente de la primavera pasada, la decana de vida estudiantil de una universidad cristiana evangélica en el Medio Oeste de los Estados Unidos me dijo a mí, su asistente de posgrado: «Marcy, la cultura evangélica de nuestro campus hace mucho para preparar a los estudiantes para la inevitabilidad del matrimonio, pero hacemos poco para prepararlos para la soltería. Necesitamos hacer algo al respecto. Deberías ser tú quien hable con ellos», decidió, «y el título de tu charla debería ser “Soltero por elección”».

Esta decana era una persona provocativa, con instintos agudos. La declaración del título que eligió era más bien el bosquejo de un ultimátum: reconsiderar los supuestos sobre la soltería y el matrimonio que la tradición de nuestro campus cristiano nos había transmitido; y un ultimátum para mí, representante de la generación más reciente de adultos jóvenes, la mayoría de los cuales, según los datos del censo de Estados Unidos, no nos casaremos hasta que tengamos al menos 27 años. Las estadísticas también indican que una quinta parte de nosotros nunca nos casaremos.

Hay varias razones para esta tendencia hacia la soltería prolongada. Sociólogos como Robert Wuthnow y Christian Smith señalan un mercado laboral cambiante que requiere más años de educación, que normalmente van más allá de un grado de licenciatura tradicional de cuatro años. Muchos adultos jóvenes dedican sus años posteriores a la universidad al voluntariado o al servicio mal remunerado. Pocas carreras disponibles para una persona de veintitantos años cuentan con la solidez de un trabajo de 9 a 5 que solía hacer que uno pensara en formar una familia.

En este clima de iniciativa y ambición, pocos adultos jóvenes experimentan la soltería como una condición digna de atención o preocupación. Cuando le pregunté a mi amiga de 28 años por qué nunca asistía a ninguno de nuestros eventos para solteros patrocinados por la iglesia, respondió que no sabía que debía hacerlo. De hecho, aunque la iglesia a la que asisto está ubicada en una ciudad universitaria y cuenta con más de 120 adultos solteros en su directorio de 500 miembros, su ministerio para solteros ha fracasado por falta de interés. La soltería, al parecer, no es tanto un heraldo de identidad para estos jóvenes adultos, sino más bien el camino preestablecido para sus años de juventud.

Sin embargo, ¿qué cambia en la experiencia de estos adultos jóvenes cuando llegan a los 30 años y siguen solteros? ¿Cómo activan su deseo de llegar a la adultez sin un organizador de bodas que guíe esta transformación y sin una ceremonia para anunciarlo? ¿Cómo logran que su comunidad los vea como adultos sin haber pasado por un rito de iniciación parecido al matrimonio? ¿Quiénes son ellos como adultos si se quedan solteros —cargados de tiempo, dinero y experiencia— pero en el limbo y solos?

Esta es esencialmente la pregunta que mi supervisora me estaba planteando a mí, una mujer de 35 años, en transición de la soltería no meditada de cuando tenía veintitantos a los impulsos de inversión a largo plazo que llegaron cuando pasé de los treinta. Reflexioné sobre su pregunta durante seis meses o más. En una cultura evangélica que ha tendido a ver el matrimonio y la familia como modelo normativo de la edad adulta, ¿cómo concebiría yo mi identidad como soltera?

La respuesta que ha llegado a adquirir mayor forma para mí reside en el modo de vida con propósito que evoca el celibato. No estoy respaldando aquí un retorno total a las órdenes religiosas tradicionales de por vida, pero creo que es hora de preguntar: «¿Por qué no?».

¿Por qué no pedir un compromiso vocacional y entregado con la iglesia? ¿Qué cambiaría en nuestra cultura de la soltería si la iglesia recupera una tradición que invoque la memoria de que vivimos en el tiempo entre el primer anuncio del evangelio y su cumplimiento final; un tiempo en el que sin duda se celebra el matrimonio, pero en el que el celibato presenta un signo radical de fidelidad a Cristo y a su cuerpo?

¿Y qué cambiaría en el tejido social de la iglesia si llenáramos nuestra imaginación comunitaria con el canon de santos célibes que muestran un retrato de la soltería atractivo, deliberado y lleno de propósito? ¿Cómo podrían los solteros pensar diferente de sí mismos si la iglesia los clasificara no con el lenguaje de lo que les falta (solteros), sino con el lenguaje de una fidelidad asumida libremente (célibes)?

Los cristianos están familiarizados con las Escrituras como Mateo 19, donde Jesús habla de «eunucos» que han renunciado al matrimonio «por causa del reino de los cielos», o 1 Corintios 7, donde Pablo escribe: «preferiría que todos fueran como yo (solteros)». El soltero, dijo Pablo, se «preocupa de las cosas del Señor y de cómo agradarlo». Los pastores evangélicos justifican la vida célibe con esos pasajes, pero casi nunca la promueven como un llamado deseable. Por tanto, tuve que empezar por redescubrir una imagen del celibato.

El «sueño de la familia americana», es decir, el ícono de la edad adulta madura que típicamente nos llega a través de la cultura verbal y visual de nuestras iglesias, incluye una boda y un grupo de niños bien arreglados frente a una casa de dos pisos con un aro de baloncesto en el frente.

Dibujé esta caricatura solo para reiterar la precaución de Rodney Clapp en Families at the Crossroads: Beyond Traditional and Modern Options. La imagen de familia heredada por la tradición evangélica, dice Clapp, no es bíblica, sino más bien burguesa; un refugio sentimental diseñado para servir como «refugio y oasis, un estabilizador emocional y cargador de baterías para sus miembros». Clapp no niega que estas funciones sean parte del diseño de la familia para servir a un gran bien humano, pero cuando estos valores insulares se convierten en fines en sí mismos, el sueño de una familia cristiana se vuelve demasiado pequeño. Al igual que la persona soltera, la familia se convierte en un cuerpo en sí misma, preparada para la vida, pero en soledad.

Una propuesta modesta

La imagen que es necesario restaurar en la conciencia evangélica, sugirió Clapp, es la imagen de «la iglesia como primera familia». Escribe: «Con la venida del reino, un reino que se manifiesta tanto física como espiritualmente, social e individualmente, y tanto en el presente como en el futuro, Jesús crea una nueva familia de seguidores que ahora exige una atención primaria que es la lealtad».

En Cristo, Pablo tenía un marco narrativo para su soltería. Pablo se proclamó un hombre célibe. Enamorado de la misión de la iglesia, nunca dudó de su apuesta. No estaba soltero «porque sí» y no estaba soltero solo. Más bien, Pablo se veía a sí mismo como un hombre excepcionalmente libre para simpatizar con la humanidad de todas las personas y unirlas como sus madres, hermanos, hermanas e hijos. La tradición que surgió en torno a esta realización suprafamiliar del reino es el celibato.

Animado por una comprensión de la iglesia como primera familia, durante dos milenios el celibato ha venido a la par del matrimonio como encarnación de una narrativa vocacional que es más amplia que la ambición individual y más duradera que el sueño americano.

«He aquí una visión mostrada por la bondad de Dios a una mujer devota… dicha visión contiene muchas palabras de consuelo, muy conmovedoras para todos aquellos que desean ser amantes de Cristo», escribió Juliana de Norwich, una anacoreta inglesa del siglo XIV. El diseño de su cobertizo adosado a la parte trasera de una iglesia fue el diseño de su vida: durante el día, oraba la liturgia de las horas, entre oraciones, permanecía en el frente abierto de su refugio, intercambiando noticias, bromas, consejos y oraciones con los comerciantes que pasaban por el camino.

Leí las memorias espirituales de Juliana el verano pasado, apoyada sobre la encimera de la cocina de mi apartamento cuya ventana occidental se abre a las aceras de nuestro campus y cuya puerta trasera apunta hacia mi iglesia. En la vida célibe de Juliana me fue dada una imagen de lo que, de hecho, ya amaba ser.

Como resultaron las cosas, nunca di la charla titulada «Soltero por elección». Sin embargo, organicé algunas discusiones al respecto en mi iglesia. A mitad de la serie de debates, me junté con una de mis mejores amigas solteras para almorzar. Después de hablar durante media hora de la energía general de la clase, me incliné hacia ella y le pregunté: «¿Qué opinas de tu soltería?».

Mi amiga no es pasiva. Es una artista, una líder y sus ojos tienen la mirada de alguien que ve el mundo con significado. Pero en esta ocasión, sus ojos miraron hacia abajo. Cuando los levantó, estaban llenos de lágrimas. «Quiero casarme», dijo, y luego volvió a mirar hacia abajo.

Estoy convencida de que el enfoque pasivo o paliativo con respecto a la soltería que se exhibe en la mayoría de las iglesias evangélicas carece de sustancia para sostener una vocación de vida seria y comprometida; sin embargo, la solución no es romantizar algo que, en realidad, es difícil.

Desde la época de Pablo, las órdenes célibes formales dentro de la iglesia han mostrado episodios de locura y exceso. No me atrevería a demoler el mito burgués de la revista Brides solo para reemplazarlo con otra imagen falsamente idealizada y envuelta en un recubrimiento espiritual.

Somos célibes, pero somos humanos. Estamos casados, pero somos humanos. La historia cristiana adorna ambos estados con un gozo atractivo, pero también nos suaviza con la sensación de que nuestro amor anhela aún más. La honesta respuesta de mi amiga borró el triunfo de mi voz y me recordó que el mayor testimonio de la comunidad célibe podría ser su resolución no resuelta.

En la tradición católica, cuando los candidatos a órdenes religiosas son llevados ante el obispo para expresar su voto de permanecer comprometidos en el celibato con Cristo y su iglesia, el obispo les dice:

«Debes considerar ansiosamente una y otra vez qué clase de carga es la que estás asumiendo por tu propia voluntad. Hasta aquí eres libre. Aún puedes, si así lo deseas, volverte hacia los objetivos y deseos del mundo. Pero si recibes esta orden ya no te será lícito apartarte de tu propósito. Se te exigirá que perseveres en el servicio de Dios, y que con su ayuda guardes castidad y estés obligado para siempre a los ministerios del Altar, para servir a quien ha de reinar».

El celibato hoy

Los términos que ofrece ese voto formal de celibato son tan aterradores como atractivos y, curiosamente, no son diferentes de los términos que plantea el matrimonio. Si bien la castidad vincula a las parejas casadas a una intimidad compartida y a los solteros a abstenerse de tener relaciones sexuales, ambos llamados implican entrega y abnegación, y ambos surgen de un compromiso de amor y de fe.

Dicho esto, el celibato no es necesariamente una vocación terminal. Ciertamente Dios podría llamar a un adulto solo a una nueva manera de vivir en el mundo. Pero eso supone que él o ella estuvo primero en plena posesión de una identidad anterior. En otras palabras, nuestra atención al matrimonio como un llamado santo (un llamado que «no debe tomarse a la ligera», como lo expresa el libro de los servicios anglicano) se proclama con más fuerza cuando lo asumen dos personas que primero han llegado a entenderse a sí mismos como célibes.

Aunque algunas iglesias pueden dudar con respecto a ordenar un voto de celibato, todavía podríamos usar la palabra celibato para honrar y nombrar correctamente la vida contracultural a la que los solteros han sido llamados. Al hacerlo, fomentamos algo más que la simple abstinencia sexual. Bendecimos la vocación única. Recordamos la historia de la iglesia y recordamos a nuestra verdadera familia. Bautizamos a los solteros como personas con un llamado; con dones familiares que amplifican la iglesia y su misión orientada hacia el exterior.

El retorno a una cultura que acoge con agrado el celibato podría ocurrir simplemente a través de un aumento en el número de solteros cristianos que muestren una imagen interesante del atractivo comunitario del celibato. Quienquiera que haya leído las memorias espirituales de Donald Miller, Blue Like Jazz, escuchará en su narrativa de pubs y cafeterías, campus universitarios y furgonetas Volkswagen la historia de un hombre célibe que, como Francisco de Asís, andaba descalzo, siempre en marcha para encontrarse con el rostro de Jesús en todos.

Junto a Donald Miller se encuentran otros como Shane Claiborne, el joven cuya comunidad Simple Way en Filadelfia ha unido tanto a parejas casadas como a solteros en una comunidad comprometida con la pobreza, la castidad y la obediencia, un patrón primero modelado por la iglesia primitiva y luego ordenado por San Benito.

La soltería no es una anomalía social; el celibato tampoco debería parecernos así. La vida posmoderna, la Madre Teresa y el nuevo movimiento monástico han presentado ante la Iglesia el santo desafío del celibato.

La oportunidad de la iglesia en esto es simplemente nombrar lo que ve: una explosión en el número de adultos jóvenes altamente educados, creativos, emprendedores, espiritualmente intuitivos y aptos para invertir en un llamado que tiene amplias raíces, incluyendo a personas como los monjes que iluminaron el Libro de Kells y salvaron efectivamente el texto transmitido de las Escrituras. O los primeros padres de la iglesia como Atanasio y madres de la iglesia como Macrina, teólogos como Tomás de Aquino, videntes como Teresa de Ávila y sabias como la madre del desierto Sinclética.

«Soltero» no hace justicia a la inteligencia vital que impulsó a estos santos a casar su afecto a la siempre floreciente familia de la iglesia. «Célibe», por otro lado, es una palabra que me dice que sabían exactamente lo que estaban haciendo. La suya era una forma de vida elegida deliberadamente teniendo en cuenta a su comunidad de forma integral.

Somos una comunidad de intérpretes que continuamente nos reflejamos mutuamente nuestro papel en la historia del reino de Dios. Al restaurar el lenguaje del celibato en el léxico de la iglesia, también restauraremos una tradición que históricamente ha producido mucha vida. Más importante aún, restauraremos una historia cristológica de la familia en la que el celibato es una opción viable, un compromiso digno y una relación sagrada.

Marcy Hintz es miembro de la Iglesia de la Resurrección en Glen Ellyn, Illinois, y graduada del Programa de Ministerio y Formación Cristiana de la Escuela de Graduados de Wheaton College.

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Quietud en medio de la batalla

¿Cómo podemos seguir el consejo del salmista cuando hay tanto en juego?

Christianity Today February 25, 2024
Hometown Hills por Caroline Greb. Óleo sobre panel. 5 x 7”. 2021

«Quédense quietos, reconozcan que yo soy Dios. ¡Seré exaltado entre las naciones! ¡Seré enaltecido en la tierra!». —Salmo 46:10

En una noche húmeda del verano pasado, me senté en el pórtico trasero de mi casa en la oscuridad y me quedé observando un cactus larguirucho que había dejado olvidado en una maceta. Este Epiphyllum oxypetalum, comúnmente conocido como «dama de noche», fue un regalo que recibí de un amigo jardinero de avanzada edad. Cuando me lo dio, aseguró que el cactus tendría flores nocturnas espectaculares, aunque no durarían mucho tiempo. «Y es muy fácil de cuidar», me aseguró. «Mi planta produce siete u ocho flores al mismo tiempo». Y, sin embargo, tras cinco años de espera, solo había visto una sola deslucida flor colgando entre los ondulados tallos como un globo desinflado. Y no fue a causa de mi poco esfuerzo. Lo regaba con regularidad, pero no demasiado seguido. Lo cambié de lugar para que recibiera luz indirecta. Le puse fertilizante, lo podé, y le encontré un buen lugar dentro de la casa antes de que bajara la temperatura exterior. Sus tallos crecieron en todas direcciones y se hicieron largos como tentáculos. Aun así, los brotes de fin de verano que mi amigo había prometido nunca aparecieron.

Entonces, la primavera pasada, mientras mi familia se tambaleaba en medio de oleada tras oleada de pérdidas traumáticas, dejé la planta en la esquina del porche y me dediqué a atender otras necesidades más urgentes. Así que, aquella noche a fines del verano, me llevé una gran sorpresa al encontrar dos capullos hinchados, envueltos en sépalos rosados, listos para florecer.

La bien conocida instrucción del Salmo 46:10: «Quédense quietos, reconozcan que yo soy Dios», se ha convertido en una frase popular. Aparece en pegatinas, carteles escritos a mano y gráficos para redes sociales. Lo invocamos como estímulo para frenar nuestro ritmo frenético y confiar en que Dios cuida de nosotros. Pero otra traducción bíblica ofrece una postura ligeramente distinta: «Dejen de pelear y acepten que yo soy Dios» (PDT).

El Salmo 46 comienza describiendo un contexto de cataclismo. El salmista declara que Dios es nuestro refugio, fortaleza y ayuda, y se aferra a esta verdad incluso cuando «se desmorone la tierra y las montañas se hundan en el fondo del mar; aunque rujan y se encrespen sus aguas, y ante su furia retiemblen los montes» (v. 2-3). El texto presenta imágenes de destrucción mundial y conflictos violentos; tanto catástrofes naturales como caos político.

En la tercera y última sección del salmo, el salmista describe la intervención de Dios utilizando imágenes bélicas: «Ha puesto fin a las guerras en todos los confines de la tierra; ha quebrado los arcos, ha destrozado las lanzas, ha arrojado los carros al fuego» (v. 9). Si miramos el salmo como un todo, parece que el versículo 10 no nos está diciendo simplemente que nos tomemos un descanso del ajetreo y el bullicio de la vida. Por el contrario, es una orden contraintuitiva de dejar de luchar desesperadamente por nuestra propia seguridad y supervivencia.

El año pasado, a mi familia y a mí nos pareció que nuestro mundo realmente estaba cayendo a las profundidades del mar. La repentina muerte de dos jóvenes amigos y las secuelas de aquellos traumas trastocaron todo en nuestras vidas. Todos los días luchaba desesperadamente por encontrar seguridad y proteger a mis hijos de la oscuridad que amenazaba con hundirlos. Temblaba y me enfurecía, y sentía una profunda necesidad de refugio.

¿Cómo podía seguir el mandato del salmista y dejar de luchar cuando había tanto en juego? Y sin embargo, el Salmo 46:10 insiste en que cuando nos encontramos en medio de una batalla, ese es precisamente el momento de quedarnos quietos. El mandato aparece junto a un llamado a la meditación: «reconozcan que yo soy Dios».

Dios no promete mantenernos alejados de la tragedia y la catástrofe (si tal fuera el caso, no necesitaríamos una fortaleza). En cambio, Él promete ser la torre fuerte que nos mantiene seguros en medio de las batallas feroces y las aguas turbulentas. Cuando tenemos la seguridad sobre esto, ya no necesitamos pelear, esforzarnos y batallar solos.

La Cuaresma no niega nuestra realidad, que nos atraviesa el corazón, nos cansa los huesos y nos oprime el pecho. Nos pide que dejemos de pelear, no porque nos rindamos, sino porque optamos por dar testimonio de la promesa de Dios a sus hijos.

En aquella húmeda noche de verano, me senté en silencio y observé cómo los sépalos de color rosado del cactus se arqueaban hacia arriba y hacia atrás, y luego se extendían como rayos de sol alrededor de los suaves pétalos que protegían. En la oscuridad, las pálidas flores brillaban como estrellas, y me guiaron de vuelta al Dios que dice: «Quédate quieto».

Reflexiona



1. ¿En qué contextos has escuchado antes el Salmo 46:10 y el mandato a quedarte quieto? ¿Cómo cambia tu interpretación de este versículo la versión que dice «dejen de pelear»?

2. ¿En qué área de tu vida sientes que estás peleando o batallando? ¿Cómo sería dejar de pelear por ti mismo? ¿Qué promesas de Dios pueden salir a tu encuentro si te mantienes quieto?

La Dra. Elissa Yukiko Weichbrodt es autora y profesora asociada de arte e historia del arte en Covenant College de Lookout Mountain, Georgia.

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Ser como Jesús

Siempre hay recursos divinos disponibles para cambiar nuestras vidas.

Christianity Today February 20, 2024
Wellcome Collection / CCO

Este artículo de los archivos de CT fue publicado por primera vez en inglés en agosto de 1990.

Hace algún tiempo llegué a la conclusión de que no amaba a mis vecinos de al lado. Eran, a todas luces, personas peligrosas y desagradables: exmoteros que se ganaban la vida vendiendo drogas.

Nunca habían intentado hacerle daño a mi familia, pero el tráfico constante de quienes les compraban drogas —muchos de los cuales se sentaban en el patio para consumirlas— comenzó a colmarme la paciencia. Mientras le daba vueltas al asunto en mi mente un día tras otro, dando alas a mi irritación, el Señor me ayudó a ver que en realidad no sentía ningún amor por ellos; que después de «sufrirlos» durante muchos años, me alegraría en secreto de su muerte si con ello consiguiera deshacerme de ellos. Me di cuenta también de lo poco que me importaban en realidad casi todas las personas con las que trataba a lo largo del día, incluso cuando se trataba de «asuntos religiosos». Tengo que admitir que nunca había buscado ser poseído fervientemente por la clase de amor con la que Dios ama, o por ser más como Jesús. No obstante, el tiempo de buscarlo había llegado.

Pero, ¿es posible ser como Jesús? ¿Realmente podemos tener el carácter del Padre celestial? Sabemos que Dios muestra amor sincero por cada uno y es amable de forma constante, incluso con los ingratos. Del mismo modo, Jesús demostró ser misericordioso, rápido a la hora de perdonar agravios y siempre feliz de dar, sin más, sin esperar nada a cambio.

Ahora creo que es posible revestirse del Señor Jesucristo (Romanos 13:14). La gente normal, en un entorno común, puede vivir de la abundancia del reino de Dios, dejando que el espíritu y las acciones de Jesús sean el flujo natural que salga de sus vidas. El «árbol» puede hacerse bueno, y entonces el fruto será bueno, como es de esperar (Mateo 12:33).

No obstante, esta nueva vida que Dios imparte implica tanto un objetivo como un método.

Su corazón, nuestro corazón

Como discípulos (literalmente, estudiantes) de Jesús, nuestro objetivo es aprender a ser como Él. El primer paso es confiar en que Él nos recibe tal cual somos. Pero nuestra confianza en Él nos conduce hacia la misma clase de fe que Él tenía, una fe que hizo posible que actuara como lo hizo. La fe de Jesús estaba enraizada en su evangelio del orden celestial, la buena noticia del «reino de los cielos» (Mateo 4:17). Cielo es una palabra con mucho significado. Desde Abraham (Génesis 24:7) en adelante, para el pueblo de Israel significaba la disponibilidad directa de Dios para con sus hijos, así como su supremacía sobre todo lo que nos afecta. Desde el cielo «los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos, atentos a sus oraciones» (Salmo 34:15; 1 Pedro 3:12).

Jesús se encargó de transmitir a sus seguidores esta realidad del orden celestial que sustentaba su vida. Cuando envió a sus doce amigos en una primera misión, les dijo que los enviaba «como ovejas en medio de lobos». Serían como mariposas contra armas automáticas. Sin embargo, —¡imagina a las ovejas escuchando esto!— no había necesidad de temer. Dos pajarillos cuestan una moneda. Aun así, ni uno solo de ellos cae a tierra «sin que lo permita el Padre». El cielo está tan cerca que incluso los cabellos de nuestra cabeza están contados. «No tengan miedo», nos dice Jesús; «ustedes valen más que muchos gorriones» (Mateo 10:16, 29-31).

Evitemos tristes sustitutos

Vivir bajo el gobierno del cielo nos libera y nos empodera para amar como Dios lo hace. Sin embargo, fuera de la seguridad y la suficiencia del orden celestial, estamos demasiado asustados y furiosos como para amar de verdad a los demás, o incluso a nosotros mismos, y por eso establecemos tristes sustitutos. Una formulación contemporánea de la comparación que hace Jesús de la clase de amor de Dios, agapē, y que normalmente pasa por amor, podría ser: ¿Qué tiene de grande amar a aquellos que los aman a ustedes? ¡Los terroristas lo hacen! Si eso es todo a lo que equivale su «amor», ciertamente Dios no está implicado. O supongan que solo son amistosos con «los de su misma clase». ¡También lo hace la mafia! (Mateo 5:46-47).

Ahora, reflexiona: ¿has derramado tu corazón en una generosa bendición hacia alguien que te haya insultado o humillado? ¿Puedes trabajar, sin pensar en tu propia ganancia, por el bienestar de alguien que te desprecia abiertamente, o que quizá haya deseado que caigas muerto? ¿Estás esforzándote con entusiasmo por el éxito de alguien que compite contigo para conseguir favor, posición o beneficio económico?

Muchos letreros en las puertas de las casas dicen: «¡Bienvenidos, amigos!». ¿Podría el tuyo sinceramente dar la bienvenida a tus enemigos? Cuando prestas un traje, un equipo de música, un coche, herramientas o libros, ¿eres capaz de dejarlos ir sin esperar verlos de nuevo, como sugiere Lucas 6:35 que deberíamos hacer? Yo realizo buena parte de mis reparaciones mecánicas o de carpintería, y tengo un buen suministro de herramientas, cosa que mis vecinos pronto descubrieron. Estoy agradecido de tener oportunidades de prestar una sierra eléctrica, un hacha, una llave o unas pinzas, porque lo veo como un auténtico ejercicio espiritual de abandono delante de Dios. Estoy aprendiendo a amar a los demás en las cosas pequeñas, y esto me ayuda a estar preparado para confiar en Él en cosas que verdaderamente importan.

El triángulo de oro

Si esta vida de fe y amor desde el cielo es el objetivo del discípulo de Jesús, el cumplimiento natural de la nueva vida en Cristo, ¿cómo podemos entrar en ella? Aunque en un sentido es el resultado de la presencia de Dios en nosotros, el Nuevo Testamento también describe un proceso detrás de nuestro «revestimiento» del Señor Jesucristo. Se habla de ello repetidas veces en la Biblia bajo tres aspectos esenciales, cada uno de ellos inseparable del otro, y todos interrelacionados. A este proceso se le podría llamar «el triángulo de oro» de la transformación espiritual, porque resulta tan precioso como el oro para el discípulo, y cada uno de sus aspectos es tan esencial para el conjunto como los tres lados de un triángulo.

Un aspecto, o lado, de nuestro triángulo es la fiel aceptación de los problemas de cada día. Al soportar las dificultades con paciencia podemos alcanzar la certeza de la plenitud del orden celestial en nuestras vidas.

Santiago, el hermano del Señor, comenzó su mensaje a la iglesia instruyéndonos sobre estar «muy dichosos» cuando aparecieran los problemas: «Hermanos míos, considérense muy dichosos cuando tengan que enfrentarse con diversas pruebas, pues ya saben que la prueba de su fe produce constancia» (1:2-3, NVI). Cuando se permite que la constancia o la paciencia actúen libremente en los detalles de la existencia cotidiana, eso nos hará «perfectos e íntegros, sin que [nos] falte nada» (v. 4).

Ciertamente Santiago aprendió esto de Jesús, su hermano mayor, durante más de veinte años de vida familiar que a veces implicó resentimientos (Juan 7:2-8). Nunca debemos olvidar que, durante la mayor parte de su vida, Jesús fue lo que hoy llamaríamos un obrero, un artesano, un contratista independiente. Sus manos tenían callos por usar los equivalentes del primer siglo de los martillos, los taladros, las hachas, las sierras y los planos. Era conocido en su pueblo simplemente como «el carpintero».

En ese contexto, Santiago lo vio practicando lo que Él más tarde predicaría. Sabemos lo que es «tratar con el público». Jesús también lo sabía. Cada pequeña cosa que Jesús nos enseñó a hacer era algo que Él había puesto en práctica en el día a día. En las pruebas de su existencia cotidiana, en la vida familiar y del pueblo, Él comprobó la suficiencia del cuidado de Dios hacia aquellos que simplemente confiaban en Él y le obedecían. Y, al menos en retrospectiva, Santiago lo entendió. Una vez que vio quién era su hermano mayor en realidad, se dio cuenta del poder de la paciencia en los sucesos cotidianos —manifestados sobre todo por una lengua inofensiva (Santiago 3:2)— como el camino en el cual el carácter de Dios se completa en nuestras vidas.

Abramos nuestras vidas al Espíritu

El segundo lado de nuestro triángulo es la interacción con el Espíritu de Dios en y alrededor de nosotros. Como señala Pablo, el Espíritu nos permite «caminar» en el Espíritu (Gálatas 5:25). Esta personalidad creativa y todopoderosa, el «fortalecedor» prometido, el paraclētus de Juan 14, espera amablemente a que lo invitemos a actuar sobre nosotros, con nosotros y por nosotros.

La presencia del Espíritu Santo siempre puede reconocerse en el modo en que nos mueve hacia lo que Jesús sería y haría (Juan 16:7-15). Cuando experimentamos por dentro la dulzura celestial y el poder de la vida —el amor, la alegría y la paz— que Jesús conocía, esa es la obra del Espíritu en nosotros.

Por fuera, la vida en Espíritu se manifiesta de dos maneras. Los dones del Espíritu nos permitirán realizar cierta función específica —como un servicio, una sanación o liderar la alabanza— con efectos que irán claramente más allá de lo que conseguiríamos por nosotros mismos. Estos dones sirven para los propósitos de Dios entre su pueblo, pero no indican necesariamente el estado de nuestro corazón.

El fruto del Espíritu, por el contrario, ofrece una señal segura de un carácter transformado. Cuando nuestras actitudes y disposiciones más profundas son las de Jesús, es porque hemos aprendido a dejar que el Espíritu infunda su vida en nosotros. Pablo confesó: «He sido crucificado con Cristo, y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí» (Gálatas 2:20). El fruto es el resultado de que Cristo viva dentro de nosotros a través del Espíritu: amor, gozo, paz paciencia, amabilidad, fidelidad, benignidad, dominio propio (Gálatas 5:22-23).

Tanto los dones como el fruto son el resultado, no la realidad, de la presencia del Espíritu en nuestras vidas. Lo que ocasiona que seamos transformados a imagen de Cristo es nuestra interacción directa y personal con Él a través del Espíritu. El Espíritu hace que Cristo esté presente en nuestras vidas y nos atrae a buscar su semejanza. Es así como nosotros «reflejamos la gloria del Señor» y somos constantemente «transformados a su semejanza con más y más gloria por la acción del Señor, que es el Espíritu» (2 Corintios 3:18).

Las disciplinas de la semejanza a Cristo

El tercer lado de nuestro triángulo consiste en las disciplinas espirituales. Consisten en actividades especiales, muchas de las cuales Jesús mismo practicó, como la soledad y el estudio, el servicio y la discreción, el ayuno y la alabanza. Son maneras en las que nos comprometemos a seguir el mandato del Nuevo Testamento de dejar morir o «no proveer» para los aspectos meramente terrenales de nuestras vidas, y vestirnos de la nueva persona (Colosenses 3).

El énfasis en esta dimensión de la transformación espiritual recae en nuestro esfuerzo. Es verdad, se nos ha dado mucho, y sin gracia no podemos hacer nada; pero también hacen falta nuestras acciones. «Esfuércense», nos dice Pedro (2 Pedro 1:5). Debemos esforzarnos por añadir a nuestra fe, virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, constancia; a la constancia, devoción a Dios; a la devoción a Dios, afecto fraternal; y al afecto fraternal, agapē (vv. 5-7).

En Colosenses 3, Pablo nos anima «como escogidos de Dios, santos y amados» a renovar nuestro ser interior con órganos («entrañas», dice la RVA) de misericordia, amabilidad, humildad de mente, mansedumbre, tolerancia, paciencia, perdón y agapē (vv. 12-14). No solo deberíamos tratar de ser personas misericordiosas, amables, modestas y pacientes, también tenemos que hacer planes para convertirnos en eso. Es decir, debemos averiguar lo que impide y lo que promueve la misericordia, la bondad y la paciencia en nuestras almas, y hemos de retirar los obstáculos para estas cosas tanto como sea posible, sustituyéndolo cuidadosamente con lo que nos ayude a asemejarnos a Cristo.

Muchas personas bienintencionadas, por dar un ejemplo, no tienen éxito a la hora de ser amables porque viven apresurados haciendo cosas. La prisa tiene a la preocupación, al miedo y a la ira como socios cercanos; además, es un enemigo mortal de la bondad y, por lo tanto, del amor. Si este es nuestro problema, puede que nos ayude en gran medida un retiro diario de soledad y silencio, en el cual descubramos que el mundo sobrevive aunque nosotros estemos inactivos. Ahí podremos meditar en oración para ver con claridad el daño hecho por nuestra falta de bondad, y compararlo honestamente con lo que, si acaso, se consigue de verdad con nuestras prisas. Llegaremos a entender que la mayor parte del tiempo nuestra prisa en realidad está basada en el orgullo, la prepotencia, el miedo y la falta de fe, y rara vez en la producción de nada que tenga verdadero valor para nadie.

Tal vez acabemos haciendo planes para orar diariamente por las personas con las que tratamos con regularidad. O puede que decidamos pedir a nuestros conocidos que nos perdonen por perjuicios pasados. Sea lo que sea que surja de esa reflexión en oración, podemos estar absolutamente seguros de que nuestras vidas nunca serán las mismas, y de que disfrutaremos de una riqueza mucho mayor de la realidad de Dios en nuestras vidas.

En general, pues, nos «revestimos» de la nueva persona por medio de actividades regulares que están bajo nuestro poder, y nos convertimos en lo que no podríamos ser simplemente con un esfuerzo directo. Si tomamos nota y seguimos a Jesús en lo que hizo cuando no estaba atendiendo o enseñando, encontraremos la guía y el poder para comportarnos como Él lo hacía cuando estaba en medio de cualquier circunstancia.

El rasgo más obvio de aquellos que profesan a Cristo pero no llegan a ser semejantes a Él es su negación a llevar a cabo las medidas razonables y comprobadas para el crecimiento espiritual. Casi nunca me encuentro con alguien que se encuentre en frialdad, confusión y aflicción espirituales que sea metódico en el uso de aquellos ejercicios espirituales que serían obvios para cualquiera familiarizado con los contenidos del Nuevo Testamento.

Como luces radiantes en un mundo lleno de gente perversa y corrupta

Los tres lados del triángulo de oro de la transformación espiritual deben estar juntos. Ninguno de los tres nos dará un corazón como el de Cristo sin los otros dos. Ninguno de ellos puede ocupar el lugar del otro. No obstante, cada uno de ellos, conectado con los demás, ciertamente nos acercará a ser cada vez más como Cristo.

En Filipenses 2 el apóstol junta los tres lados en una gran declaración: «Esfuércense por demostrar los resultados de su salvación obedeciendo a Dios con profunda reverencia y temor. Pues Dios trabaja en ustedes y les da el deseo y el poder para que hagan lo que a él le agrada. Hagan todo sin quejarse y sin discutir, para que nadie pueda criticarlos. Lleven una vida limpia e inocente como corresponde a hijos de Dios y brillen como luces radiantes en un mundo lleno de gente perversa y corrupta» (vv. 12-15, NTV).

Cuando aceptamos que los sucesos y las tribulaciones inmediatas son el lugar donde recibimos la provisión de Dios, pacientemente anticipamos la acción de su Espíritu en nuestras vidas. Con esperanza hacemos lo mejor que podemos para encontrar las maneras en las que nuestro ser interior puede asumir un carácter digno de los hijos del Altísimo. Este es el camino para un cambio radical: un cambio que sea suficiente para suplir las necesidades del mundo y para preparar a las personas para que sean la morada de Dios.

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Un Camino no apto para débiles

El precio de la Cruz en un mundo que ama el placer.

Christianity Today February 18, 2024
Table Assemblage por Michelle Chun. Óleo sobre lienzo. 60x50”. 2020-21

Luego Jesús dijo a sus discípulos: «Si alguien quiere ser mi discípulo, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga». —Mateo 16:24

En unas de las palabras más sobrecogedoras de las Escrituras, Cristo le dice a sus discípulos: «Si alguien quiere ser mi discípulo, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga». En este punto de la historia de la Pasión, los discípulos aún no conocen el poder de las palabras de Cristo. Ciertamente entendían lo que era una cruz y sabían algo sobre los horrores de la crucifixión, pero aún no sabían que Cristo mismo moriría en este instrumento de tortura romana, ni las diversas formas de sufrimiento a las que cada uno de ellos se enfrentaría.

El mandato a negarnos a nosotros mismos se encuentra en el centro mismo del cristianismo. Pero en una cultura que gira en torno a la afirmación de uno mismo, resulta cada vez más difícil comunicar este mensaje con eficacia. La idea de que nos neguemos a nosotros mismos como un acto de espiritualidad resulta contraintuitivo en la actualidad. En su libro Una era secular, Charles Taylor se refiere al reto de la abnegación en la era moderna: «Para mucha gente hoy en día, dejar de lado su propio camino para someterse a alguna autoridad externa simplemente no parece comprensible como forma de vida espiritual».

La abnegación no solo es difícil, sino que resulta incomprensible en nuestro tiempo, una era en la que la autorrealización es la piedra angular de una buena vida. Sin embargo, nuestra fe no nos pide que dejemos de lado la autorrealización: simplemente redefine los términos en que se cumple. Según la historia bíblica, fuimos creados para negarnos a nosotros mismos y, cuando nos negamos, alcanzamos esa realización.

El mundo define la plenitud como algo que fluye del corazón del individuo en su sentido más auténtico, sin restricciones por parte de ninguna fuente externa. El cristianismo enseña que nuestros corazones son perversos y poco fiables, que deseamos cosas que no solo son malas, sino que son malas para nosotros mismos.

Jesús enseña la paradoja de que la abnegación es autoafirmación (Mateo 16:25). Solo que el «auto» y la «afirmación» son definidos por Dios, no por nuestros falibles caprichos humanos. Quiénes somos (hijos de Dios) y qué significa para nosotros esa realización (unión con Cristo) no depende de nosotros. Estar con Cristo es estar sin nuestros deseos egoístas.

Así que debemos preguntarnos: ¿qué significa negarnos a nosotros mismos? Significa apartarnos del pecado. Todo pecado es el acto de elegir nuestro propio camino y avanzar en contra de la voluntad de Dios para nosotros. Es una afirmación perversa del yo, que prioriza sus propios deseos por sobre el prójimo e incluso, sobre Dios.

La obediencia es una cruz que cargamos; es una forma de sufrimiento, aunque es un sufrimiento que trae sanidad, paz y restauración. Nos gusta imaginar que la obediencia a Dios no conlleva dolor, salvo quizá en caso de persecución. Pero aunque el mundo no nos castigue por nuestra fe, el simple hecho de elegir apartarnos del pecado implica sufrimiento. En el caso de los pecados persistentes y profundamente arraigados, el arrepentimiento requiere desprenderse de los malos hábitos, romper con rituales que nos resultan familiares y desgarrar la desobediencia. Y eso puede doler.

Por ejemplo (y esto es algo que no reconocemos lo suficiente), elegir ser fieles en el matrimonio requiere que nos neguemos a nosotros mismos el placer de la intimidad con otras personas. Para algunas personas esto es fácil, pero para otras puede implicar una profunda negación. Al fin y al cabo, el mundo está lleno de gente atractiva, interesante y encantadora. Decir «sí, acepto» es decir «me niego». En aras de cumplir este compromiso, me niego la oportunidad de estar con otra persona.

En este tiempo de Cuaresma, recordamos que esta forma de abnegación es un modelo para la vida cristiana. Mientras el mundo nos recuerda lo gratificantes que son sus placeres —cuánto los «merecemos», y por qué satisfacer nuestros deseos es amarnos a nosotros mismos—, nosotros nos entregamos a Cristo. La avaricia, el orgullo, la envidia, la lujuria, la glotonería, todos estos son pecados que somos capaces de abrazar como placeres, pero que seguir a Cristo nos exige negar. Son placeres que nos hacen daño, pero al principio, como el pan comido en secreto, son agradables (Proverbios 9:17).

El camino del cristianismo no es para los de corazón débil. Exige mucho valor, humildad y abnegación. Pero tenemos un Salvador fiel que modeló este sacrificio por nosotros, que conoce el precio de la negación y la belleza de la fidelidad. Y la fidelidad es hermosa. Cristo mismo, que sufrió en la cruz, fue glorificado en su cuerpo. Y del mismo modo, cuando nos negamos a nosotros mismos somos glorificados para Dios. Recibimos una paz que viene solo de negar nuestros deseos pecaminosos y deleitarnos en Dios.

Reflexiona



1. ¿Cómo redefine el cristianismo la realización en contraste con la visión secular de la autorrealización?

2. Durante el tiempo de Cuaresma, ¿qué áreas específicas de abnegación destacaron para ti en el devocional? ¿Cómo podemos aplicarlas a nuestras vidas durante este tiempo?

El Dr. O. Alan Noble es profesor asociado de inglés en Oklahoma Baptist University, asesor de Christ and Pop Culture y autor de tres libros.

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La vida como una flor que se marchita

El Miércoles de Ceniza derriba nuestra ilusión de que somos invencibles.

Christianity Today February 14, 2024
Poppies and Dogwood por Elizabeth Bowman. Lienzo al óleo. 2023

Pocos son los días y muchos los problemas, que vive el hombre nacido de mujer. Es como las flores que brotan y se marchitan; es como efímera sombra que se esfuma. —Job 14:1-2

Cada año, cuando se acerca el Miércoles de Ceniza, una colina que está cerca de nuestra casa en las montañas del oeste de Carolina del Norte se cubre de pequeños capullos de narcisos amarillos. Estas son las primeras flores que aparecen en la primavera, y sus tonos dorados resaltan con gran contraste contra los colores grisáceos y amarronados del todavía presente invierno.

Sin embargo, a pesar de su esplendor, la vida de los brotes es breve. Durante los días posteriores a su floración, los narcisos son azotados por el inclemente viento frío de las montañas que siempre se queda más tiempo de lo que esperamos. Cualquier helada o nieve tardía inevitablemente se posará sobre sus frágiles pétalos, y acortará aún más el tiempo en que pueden lucir su belleza. Después de algunas semanas, las flores que siguen en pie cambian de color y se marchitan, y eventualmente caen al suelo congelado, apagando así nuestra esperanza de la cercanía de días más cálidos.

No es de extrañar que Job, un hombre cuyo sufrimiento ocupa un lugar destacado en la narrativa bíblica, comparó la fragilidad de su vida con aquella de una delicada flor. A pesar de que Job poseía una extraordinaria riqueza, a pesar de que había sido contado entre los justos, seguía siendo vulnerable. Era un hombre íntegro, prudente, y tan susceptible a la calamidad como cualquier otro. Sus posesiones fueron destruidas por el fuego y por asaltantes, sus hijos murieron en un desastre natural, y su salud sucumbió bajo una dolorosa enfermedad. Cuando estas catástrofes vinieron sobre su vida, Job cobró plena consciencia de aquello que es terriblemente cierto para todos nosotros: nuestros días son breves, efímeros, cada uno de ellos vivido bajo las consecuencias del pecado original.

Para muchos de nosotros, es fácil sentir una sensación de control. En términos generales, nuestra generación tiene acceso sin precedentes a comida, agua, un techo y atención a la salud. Nuestra capacidad para tomar decisiones sobre nuestro futuro laboral, con quién nos casaremos o a qué comunidades nos uniremos es algo que no tiene precedentes.

Mientras tanto, la industria del bienestar y de la autoayuda ha infundido en nosotros la falsa ilusión de que podemos eludir cualquier sensación o circunstancia que nos haga sentir incómodos. Uno puede aliviar el cansancio extenuante con una receta para preparar una bebida verde o con algún aceite esencial, podemos controlar el desorden de nuestras vidas con la aplicación móvil perfecta para la gestión del tiempo, y podemos aliviar nuestras tristezas pasando tiempo en las redes sociales o en alguna plataforma que ofrezca películas o series.

Además, como cristianos podemos creer que una teología bien fundada y un compromiso firme con determinadas disciplinas espirituales puede servirnos como una defensa contra las incontables opciones que se nos ofrecen a diario. Quizás los amigos de Job tenían esto mismo en mente cuando llegaron a acompañar a su compañero.

Lentamente, la mentira se va asomando: tengo control sobre lo que me acontece; puedo evitar el sufrimiento.

Esta ilusión de invencibilidad explica por qué tantos de nosotros nos sentimos desconcertados y confundidos —quizás hasta ofendidos— cuando inevitablemente encontramos pruebas en el camino. Darnos cuenta de que el sufrimiento y la muerte forman parte de lo que significa ser humanos nos lleva a reconocer con humildad nuestras limitaciones, sin importar qué virtudes, poder de decisión o privilegios tengamos. Nuestras vidas no son como fortalezas bien construidas, sino más bien como flores efímeras. Todos nosotros estamos expuestos y somos vulnerables como esos narcisos que brotan y florecen en medio del frío inclemente.

Jesús nos recuerda la incómoda realidad de que Dios hace que «llueva sobre justos e injustos» (Mateo 5:45). Sin embargo, en el mismo pasaje, Jesús nos dice que no tengamos miedo; que no nos preocupemos por lo que comeremos, beberemos o vestiremos. «Observen cómo crecen los lirios del campo», dijo (Mateo 6:28).

Los lirios están revestidos de belleza en todo tiempo, sin poner en ello ningún esfuerzo. «No trabajan ni hilan» porque Dios es el artista que mira cuando florecen y cuando se marchitan. Y el mismo Dios conoce lo que nosotros necesitamos. La humillación que acompaña a la indefensión a veces puede llevarnos a una forma inesperada de descanso; a dar un paso atrás en nuestros esfuerzos por controlar los resultados y a encontrar un respiro de nuestras labores.

Trato de observar con detalle cómo crecen los narcisos y admirar su esplendor en lugar de limitarme a lamentar su brevedad. Aunque la vida de esas flores es corta, ciertamente son un rayo de esperanza, un recordatorio tangible de los cambios de estación, de que el calor siempre viene, y de que la gloria es posible incluso en los entornos más hostiles. Dios, y solo Dios, es capaz de hacerlo.

Nunca ha habido un invierno en que esa colina no haya resucitado con belleza. Aquellos narcisos son como un milagro, un anticipo de una resurrección más grande que vendrá. Y aún la esperanza más débil, si recibe el cuidado de Dios, puede florecer en gozo eterno.

Reflexiona



1. ¿De qué manera es incómodo comparar nuestras vidas con las flores? ¿De qué manera brinda consuelo?

2. ¿De qué manera nuestros privilegios amplifican nuestra ilusión de control? ¿De qué manera abandonar esa ilusión de control puede llevarnos a descansar?

Amanda Held Opelt es autora, oradora y compositora. Escribe sobre el dolor, la creatividad y la fe, y ha escrito dos libros.

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Pascua en el día a día

Prepara tu corazón para Pascua con Christianity Today.

Christianity Today February 14, 2024
Zatelepina / Getty

Preparemos juntos nuestros corazones durante la temporada previa a la Pascua y mucho más allá. Los acontecimientos ocurridos hace más de 2000 años todavía resuenan en nuestros huesos y cuerpos hoy. La muerte y resurrección de Jesús es la realidad más poderosa de la historia y del mundo, y sigue revelando verdad a nuestras vidas cada día. Depende de nosotros recordar, reflexionar y permanecer en las gloriosas repercusiones cotidianas del amor de Cristo por nosotros, el cual fue revelado a través de su humildad y su poder, la crisis y la victoria, la desesperanza y la desbordante alegría. Él murió y ciertamente resucitó, y eso lo cambia todo: aun los aspectos más pequeños de la vida diaria. Mientras preparamos nuestros corazones, este devocional te invita a recorrer la Cuaresma y la Pascua a través de las diferentes etapas del viaje emocional, así como a la luz de las verdades teológicas de la vida y la muerte, y todo lo que ocurre en el medio.

El devocional Pascua en el día a día está dividido en tres marcos, y cada uno representa una realidad emocional diferente a lo largo del camino pascual. El primer marco nos guía a través de la temporada que en el calendario eclesiástico se conoce como Cuaresma, donde confrontaremos la humilde condición de nuestra humanidad, examinaremos las limitaciones de nuestra condición carnal, y abrazaremos el llamado a una vida de sacrificio, ayuno y abnegación. El segundo marco nos llevará a través de la Semana Santa en preparación para la Pascua, donde vislumbraremos la anticipación de la esperanza. Por último, nos sumergiremos en la turbulencia y la intensidad presentes en la traición a Jesús, su crucifixión, su resurrección y su reencuentro. A lo largo de este recorrido, veremos que el amor y la gloria han vencido el aguijón de la tristeza y la muerte, tanto en el escenario de la eternidad, como en nuestras insignificantes vidas que un día serán halladas en gloria.

Parte 1: La humilde condición de nuestra humanidad

Parte 2: La anticipación de la esperanza

Parte 3: La pasión del amor

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News

Alistair Begg mantiene su consejo con respecto a las bodas LGBTQ con un sermón sobre la compasión de Jesús

A pesar de su oposición al matrimonio entre personas del mismo sexo, el consejo pastoral de Begg le costó su puesto en American Family Radio y en una conferencia para pastores.

Alistair Begg

Alistair Begg

Christianity Today February 13, 2024
Parkside Church / screengrab

Durante las últimas semanas, Alistair Begg, pastor de la Iglesia Parkside de Chagrin Falls, Ohio, y presentador del programa radiofónico Truth for Life, se ha visto envuelto en lo que él llama «una tormenta en una taza de té» por un consejo que dio sobre asistir a una boda LGBTQ.

Ese consejo, dijo en un sermón el último fin de semana de enero, tenía como base el mandato de Jesús a los cristianos de amar incluso a aquellos con quienes no están de acuerdo o a quienes desaprueban [enlaces en inglés].

«Jesús dijo que debes amar a tus enemigos», dijo Begg, basándose en una serie de textos bíblicos para afirmar que los cristianos deben mostrar compasión —y no condena— por quienes se han descarriado.

El sermón fue una respuesta a la polémica suscitada por los comentarios que Begg hizo durante una entrevista promocional de un libro el pasado otoño, que recientemente se hicieron virales en las redes sociales. Durante la entrevista, Begg habló con una mujer cuyo nieto se iba a casar con una persona transgénero. Begg, que se opone a las bodas entre personas del mismo sexo, le sugirió que fuera a la boda y llevara un regalo. Al hacerlo, demostraría su amor por su nieto, aunque no aprobara la boda.

«Puede que tu amor por ellos los pille desprevenidos, pero tu ausencia simplemente reforzará el hecho de que digan: “Esta gente es lo que siempre he pensado: sentenciosos, críticos, y no están preparados para tolerar nada”», dijo el pastor evangélico. Añadió que los cristianos tienen que asumir riesgos al mostrar amor a quienes los rodean.

Los comentarios de Begg desataron una tormenta entre algunos de sus seguidores y partidarios, sobre todo entre los calvinistas conservadores y otras comunidades evangélicas. Los evangélicos blancos siguen siendo uno de los grupos religiosos estadounidenses con menos probabilidades de apoyar el matrimonio entre personas del mismo sexo, según el Public Religion Research Institute (PRRI).

El 38 % de los evangélicos blancos dicen apoyar el matrimonio entre personas del mismo sexo, según el PRRI. En cambio, el 87 % de quienes afirman no tener una afiliación religiosa, el 81 % de los judíos, el 77 % de los budistas, el 77 % de los protestantes blancos de denominaciones tradicionales y cerca de tres cuartas partes de los católicos aprueban el matrimonio entre personas del mismo sexo.

Begg tenía previsto hablar en marzo en la Shepherds Conference [Conferencia de Pastores], una importante reunión de pastores evangélicos reformados dirigida por el pastor y escritor californiano John MacArthur. Después de que los comentarios de Begg se hicieran públicos, él y MacArthur hablaron y decidieron que la controversia sería «una distracción innecesaria», según un portavoz de Grace to You, uno de los patrocinadores de la conferencia.

«El consejo del pastor MacArthur sobre esa cuestión sería completamente distinto del consejo que Alistair Begg dijo haber dado a esa abuela», dijo Phil Johnson, director ejecutivo de Grace to You a Religion News Service en un correo electrónico. «Así que ambos estuvieron de acuerdo en que era necesario que el pastor Begg se retirara [de la conferencia]».

American Family Radio (AFR), una cadena de emisoras evangélicas, retiró la semana pasada Truth for Life, el programa radial basado en los sermones de Begg, después de que sus consejos resurgieran y se hicieran virales.

También dio lugar a una serie de artículos de otros líderes cristianos, en los que se decía que los cristianos no debían asistir a las bodas LGBTQ. «Después de todo, asistir para mostrar “amor” o evitar ofender es una forma de bendición, solo que sin el nombre», escribió Carl Trueman, profesor de estudios bíblicos y religiosos del Grove City College, para la publicación católica First Things.

Tim Wildmon, presidente de la American Family Association, presentó una emisión especial en la que explicó por qué el grupo se separó de Begg. Wildmon dijo que el ministerio recibió llamadas quejándose de la emisión y se puso en contacto con Begg, cuyo programa de radio había aparecido en AFR durante más de una década.

«El objetivo de la llamada era la reconciliación, pero la reconciliación con la verdad», declaró Walker Wildmon, vicepresidente de la AFA. Añadió que Begg se negó a retractarse de sus comentarios, mismos que Walker Wildmon comparó con un padre que se ofrece a llevar a su hijo alcohólico a un bar.

Un miembro del personal de la Iglesia Parkside dijo a Religion News Service que Begg no ha hecho ningún comentario sobre el hecho de que su programa radial haya salido de AFR.

Begg, quien nació en Escocia y ha vivido en Estados Unidos durante cuatro décadas, declaró que lleva mucho tiempo enseñando que el sexo fuera del matrimonio entre un hombre y una mujer está mal, por lo que le sorprendió la polémica suscitada por sus comentarios y las acusaciones de que había abandonado la enseñanza cristiana.

«Ahora, podemos discrepar sobre si le di un buen consejo a esa abuela, o no», dijo. «No todos los miembros del equipo pastoral piensan que le di un buen consejo».

Durante el sermón, se basó en la parábola del hijo pródigo —que destaca el perdón sobre el juicio— y en la parábola del buen samaritano, que destaca la compasión sobre las pretensiones de santidad. Ambas historias, dijo, muestran el poder de la gracia de Dios.

También se basó en la historia que Jesús contó de un pastor que tenía 100 ovejas y perdió una de ellas, y dejó a las 99 para encontrar a la que se había perdido.

«Les digo que así es también en el cielo: habrá más alegría por un solo pecador que se arrepienta que por noventa y nueve justos que no necesitan arrepentirse», dice Jesús en Lucas 15.

Begg invitó a su congregación a tener cuidado con los cristianos que no parecen dispuestos a mostrar gracia o perdón hacia los demás, y les dijo que desconfiaran de los pastores deseosos de condenar en voz alta a los pecadores. Begg dijo que cuando dio ese consejo estaba pensando con su «sombrero de abuelo», con la esperanza de ayudar a esa abuela a mostrar el amor de Dios

«Solo pensaba: ¿cómo puedo ayudar a esta abuela?», dijo Begg, añadiendo que no quería que perdiera a su nieto.

A otra persona en otras circunstancias, dijo, quizá le habría dado un consejo distinto. Sin embargo, no piensa arrepentirse de su consejo, pase lo que pase en las redes sociales.

Begg también dijo que se alegraba de que su consejo a esta abuela —y no sus otros sermones sobre sexualidad— se hubiera hecho viral.

«Porque si tengo que caer de un lado o del otro, caeré de este lado», dijo. «Caeré del lado de la compasión».

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Una investigación puso a prueba los cinco lenguajes del amor

Incluso Gary Chapman aclara que no se trata de elegir solo uno.

Christianity Today February 13, 2024
RgStudio / Getty Images

Cuando Katie Frugé y su esposo, Lafayette, decidieron casarse en 2007, tenían 21 años y no sabían lo mucho que desconocían.

«Éramos demasiado jóvenes para casarnos y realmente demasiado jóvenes como para que nos importara», dijo Frugé, quien ahora es directora del Centro para la Participación Cultural de la Convención General Bautista de Texas.

En busca de orientación, la joven pareja recurrió a Los cinco lenguajes del amor, un popular libro del autor y pastor de Carolina del Norte, Gary Chapman. Publicado por primera vez en 1992, el libro explora cinco distintas formas de expresar el amor (palabras de afirmación, contacto físico, tiempo de calidad, actos de servicio y regalos) con la esperanza de ayudar a las parejas a encontrar la felicidad.

El libro afirma que comprender el lenguaje del amor del otro puede ayudar a crear matrimonios sanos. Frugé recuerda que pensó que el libro sería la clave para un futuro brillante.

«Pensamos que aprenderíamos el lenguaje del amor del otro y todo iría de maravilla», dijo. «Nunca tendríamos peleas y ambos nos sentiríamos plenamente satisfechos todo el tiempo».

Sin embargo, la vida conyugal resultó más complicada.

Frugé dijo que ella y su esposo siguen felizmente casados 17 años después, pero que hubo muchos baches, incluidas varias crisis de salud: «Nos tocó la parte de la salud y la enfermedad», dijo. Y por el camino necesitaron más amor del que una fórmula podría proporcionarles.

«Cuando me diagnosticaron con cáncer, no necesitaba que mi esposo saliera a comprarme un regalo en ese momento», dijo.

Los cinco lenguajes del amor, antes popular sobre todo en los círculos cristianos evangélicos, se ha convertido en un fenómeno de la cultura pop. La aplicación de citas en línea Bumble ofrece un cuestionario sobre los cinco lenguajes del amor, el concepto ha aparecido en programas de televisión como The Bachelorette y en los principales medios de comunicación, mientras que el canal Five Love Languages de TikTok ha atraído decenas de millones de visitas. Chapman ha vendido más de 20 millones de ejemplares de sus libros y ha puesto en marcha una pequeña industria de conferencias, libros relacionados y un test en línea que se ha realizado decenas de millones de veces.

Toda esta atención ha llevado a investigadores como Emily Impett, profesora de psicología y directora del Laboratorio de Relaciones y Bienestar de la Universidad de Toronto Mississauga, a preguntarse si las afirmaciones de Los cinco lenguajes del amor resisten el escrutinio científico y, lo que es casi igual de importante, qué pueden aprender los estudiosos de la popularidad de la obra de Chapman.

El nuevo artículo, publicado en Current Directions in Psychological Science sugiere que la teoría de Chapman sobre el funcionamiento del amor no es del todo correcta. Para el artículo, Impett y un par de colegas analizaron una serie de estudios que intentaban probar tres ideas clave sobre los cinco lenguajes del amor: que las personas tienen un lenguaje primario del amor, que existen cinco lenguajes del amor y que las personas son más felices con una pareja que hable su lenguaje primario del amor.

Los estudios, según Impett y sus colegas, no apoyan esa teoría.

Por ejemplo, la gente elegirá un lenguaje preferido si se le empuja a hacerlo en un cuestionario. Sin embargo, los investigadores descubrieron que si se les pregunta por los cinco lenguajes del amor de forma individual, las personas los valoran todos muy positivamente. Los investigadores también descubrieron que algunas ideas importantes, como apoyar los objetivos o metas de la pareja o cónyuge, no encajan en el modelo de los cinco lenguajes del amor, y que las parejas que tienen los mismos lenguajes del amor no son más felices que otras parejas.

«El amor no se parece a un idioma que hay que aprender a hablar, sino puede entenderse más adecuadamente como una dieta equilibrada en la que las personas necesitan una gama completa de nutrientes esenciales para cultivar un amor duradero», escribieron Impett y sus colegas.

No obstante, sí sugirieron que el libro de Chapman ha satisfecho una necesidad de las parejas en tanto que «ofrece a los miembros de la pareja la oportunidad de reflexionar, debatir y responder a las necesidades del otro».

En un correo electrónico de seguimiento, Impett dijo que leer el libro de Los cinco lenguajes del amor —que incluye ejemplos de cómo demostrar amor de distintas maneras— es mucho más útil que utilizar el cuestionario en línea. Esto se debe, en parte, a que centrarse en encontrar el principal lenguaje del amor de cada miembro de la pareja puede resultar demasiado restrictivo y acaba por encasillar a las personas.

Por el contrario, dijo Impett a Religion News Service en un correo electrónico, «todos los comportamientos que Chapman identificó son importantes».

«No estamos sugiriendo que las personas sean necesariamente multilingües (es decir, hábiles en los cinco comportamientos), sino que deberían aprender a serlo, ya que los cinco comportamientos que Chapman identifica son cosas realmente importantes que las personas pueden hacer para mantener sus relaciones».

En este punto, Chapman está de acuerdo.

El autor de 86 años de edad, que recientemente dejó su cargo tras 50 años como parte del personal de la iglesia Calvary Baptist Church en Winston-Salem, Carolina del Norte, afirmó que todos los lenguajes del amor son importantes.

«No cabe duda de que lo que hace que una persona se sienta amada no tiene por qué hacer que otra persona se sienta amada», dijo en una entrevista. «Pero no quiero transmitir que solo se habla el principal lenguaje del amor de la persona».

Chapman, que sigue viajando y hablando en conferencias para matrimonios y otros eventos, dijo que le sorprendieron algunas de las conclusiones del estudio de investigación, pero agradece que los investigadores se tomen en serio su trabajo. Cuanta más investigación, dijo, mejor.

Dijo que le sigue sorprendiendo lo popular que ha sido la idea de los lenguajes del amor. Chapman desarrolló la idea del libro mientras asesoraba a parejas con problemas en su iglesia. Esas parejas, dijo, a menudo no sabían qué hacer, porque cada uno pensaba que actuaba de maneras que demostraban amor, pero el otro se sentía poco amado.

Chapman, un narrador magistral, recordaba a un esposo que decía que preparaba la cena casi todas las noches, compartía las tareas domésticas, podaba el césped y hacía todo lo que podía para mantener a la familia. Pero su mujer se sentía distante porque él estaba tan ocupado ayudando en casa que nunca tenían tiempo para hablar.

Repasando sus apuntes de consejería, Chapman empezó a buscar patrones y al final se le ocurrieron los cinco lenguajes del amor.

«Es un concepto sencillo», dijo. «Pero sabía por mi consejería y mi trabajo con parejas que lograr captar ese concepto realmente ayudaría a la gente. En todos mis escritos, he intentado poner las galletas en el estante inferior, para que la gente pueda entenderlo todo con facilidad».

Los investigadores dicen que pueden aprender de ese enfoque.

En su estudio de investigación sobre los lenguajes del amor, afirmaron que el libro de Chapman ha conectado con la gente porque utiliza «metáforas intuitivas que pueden resonar con la gente y transmitir un mensaje fácilmente digerible, libre de jerga científica».

Impett también dijo que el hecho de centrarse en encontrar un lenguaje primario del amor puede eclipsar la razón por la que tanta gente encuentra útil el libro de Chapman. El libro, dijo en un correo electrónico, «hace que la gente identifique cualquier necesidad actualmente insatisfecha (áreas que necesitan mejoría) en su relación y abre líneas de comunicación para abordar esas necesidades».

Chapman, que lleva 62 años casado, dijo que de eso se trata. Afirmó que el amor empieza con una emoción, pero se mantiene al tener la actitud correcta y al actuar de tal forma que pongas a tu cónyuge o pareja romántica en primer lugar.

Esa actitud correcta, dijo, puede resumirse así: «Quiero hacer todo lo que esté en mi mano para ayudarte a convertirte en la persona que quieres ser. Quiero hacer todo lo que sea bueno para ti».

Meleah Smith, una mujer soltera de Chattanooga, Tennessee, de poco más de 40 años de edad y que asesora a marcas y grupos musicales en materia de mercadotecnia, dijo que la idea de los cinco lenguajes del amor nunca conectó realmente con ella. Sabe que el libro ha funcionado para otras personas, pero para ella es demasiado simplista.

Smith dijo que tiene mucho amor en su vida, con sus amigos, su iglesia y su familia. Ayuda a dirigir la banda de su hermano, pero no tiene ninguna relación romántica. Dijo que los lenguajes del amor pueden ser a veces demasiado fáciles, tentando a la gente a evitar el duro trabajo de conocer a alguien y prestarle atención.

«Si tengo que darte una lista de las cosas que tienes que hacer por mí, quizá no seamos el uno para el otro», dijo.

Tras 17 años de matrimonio, Frugé ofreció algunos consejos para quienes utilizan los cinco lenguajes del amor: recuerda que las personas necesitan todo tipo de amor, no solo uno; préstale atención a tu pareja antes de correr a un libro esperando encontrar en él todas las respuestas.

A veces las respuestas que necesitas están justo delante de ti.

«Las relaciones prósperas se producen cuando tienes una pareja que te comprende y te conoce, ve cuál es tu necesidad y busca satisfacerla en ese momento».

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La iglesia en Chile busca ‘reconstrucción espiritual’ tras mortales incendios forestales

Múltiples incendios calcinaron al menos ocho iglesias evangélicas. Sus líderes lloran la pérdida de sus miembros.

Los restos de una bandera chilena cuelgan de una casa consumida por las llamas durante los incendios forestales.

Los restos de una bandera chilena cuelgan de una casa consumida por las llamas durante los incendios forestales.

Christianity Today February 11, 2024
Javier Torres / Colaborador / Getty

El pasado mes de enero, el pastor chileno Alex Ugarte cumplió 24 años en la iglesia evangélica bautista Esperanza Viva de Viña del Mar, un hito que lo llevó a preguntarse si debía cambiar de rumbo.

Su momento de reflexión duró poco. El viernes pasado, incendios forestales comenzaron en al menos cuatro lugares de la región de Valparaíso. En cuestión de horas, habían alcanzado el barrio de Ugarte. Pronto incendiaron su casa y su iglesia, y se cobraron la vida de su suegro. La tragedia llevó a Ugarte a reconsiderar su plan vocacional.

«Dios, al mostrarme esta calamidad y las necesidades de su pueblo, me ayudó a comprender que había llegado el momento de empezar de nuevo», dijo a CT.

Los incendios forestales estivales suceden con relativa frecuencia en este país sudamericano de la costa del Pacífico. Este año, sin embargo, una ola de calor especialmente intensa ha coincidido con una prolongada sequía. Los fuertes vientos hicieron que las llamas se extendieran rápidamente hacia algunas de las zonas más pobladas de Chile, incluidas ciudades históricas como Valparaíso y la capital turística del país, Viña del Mar.

Hasta el 9 de febrero, los incendios habían cobrado la vida de 131 personas y dañado o destruido más de 5000 viviendas.

Entre las víctimas se encuentran ocho miembros de la iglesia Esperanza Viva, que perdieron la vida cuando las llamas alcanzaron su barrio residencial de Villa Independencia. El viernes, Ugarte predicó en dos funerales: uno por una pareja de ancianos y otro por dos hermanos de 5 y 7 años.

«Hay mucho dolor», dijo. «Muchas personas están desesperadas porque sus familias se han quedado en la calle. Mas nuestro corazón sigue firme y estamos expectantes para ver lo que Dios va a hacer».

Atribulados en todo

Esperanza Viva es una de las ocho iglesias que han sufrido daños importantes, según dijo a CT la Oficina Nacional de Asuntos Religiosos de Chile. Pero los líderes eclesiásticos de la zona estiman que el número real podría ser el doble. Además, al menos nueve pastores perdieron sus casas, según un conteo realizado por un grupo de líderes de varias iglesias que intentan organizar un plan de respuesta ante la catástrofe.

El pastor Magno Rodríguez y su esposa, María Angélica Cubillos Álvarez, se encuentran entre los afectados. Dirigen la Corporación Internacional de Restauración, una iglesia pentecostal independiente de Quilpué, una ciudad más alejada de la costa dentro de la región de Valparaíso, donde viven.

«Podíamos ver el incendio [forestal] desde muy lejos», dijo Cubillos. «Pero entonces una vecina nos llamó gritando, diciendo: “Se está quemando tu casa”».

Magno y uno de sus hijos intentaron apagarlo, pero desistieron cuando las llamas se intensificaron. La familia huyó en una camioneta mientras las llamas y el humo los rodeaban.

«Era como conducir con los ojos cerrados», dijo.

Cubillos tiene quemaduras en el cuello, y tanto su esposo como uno de sus hijos se lastimaron un brazo al intentar extinguir las llamas.

«Es un milagro que no muriera nadie de la congregación», dijo.

Aun así, la tragedia los golpeó muy de cerca. Aunque el fuego no afectó la casa contigua, sus vecinos perecieron por inhalación de humo al intentar escapar.

«Murieron asfixiados en nuestro patio trasero».

‘Parece como si nos hubieran bombardeado’

Ahora, una semana después del inicio de los incendios, el gobierno ha seguido emitiendo alertas de emergencia por nuevos incendios en Valparaíso, Viña del Mar y Quilpué. (Aunque la mayoría de los incendios ya están controlados, el clima caluroso y otros factores siguen causando nuevos incendios).

«Nuestro enfoque está ahora en ayudar a las personas», dijo el pastor Dionicio Viana, director de Juventud con una misión (JUCUM; YWAM, por sus siglas en inglés) en Viña del Mar. La sede se salvó del incendio porque una avenida cercana creó una especie de corredor de viento entre dos colinas, que alejó las llamas del edificio.

En barrios como Villa Independencia, Achupallas (en Viña del Mar) y Pompeya (en Quilpué), quedan pocas viviendas.

«Cuando miras nuestro barrio [Achupallas], parece como si nos hubieran bombardeado, como una [zona de] guerra», dijo Viana.

Durante la última semana, los residentes han estado sin agua ni electricidad. Hay rumores de que al menos algunos de los incendios fueron provocados intencionadamente.

«Ha surgido una psicosis colectiva y ahora todo el mundo tiene miedo de nuevos incendios», dijo Viana.

«Hay gente que está robando lo poco que tenemos», dijo Cubillos. Explicó que los saqueadores están buscando objetos de valor entre los escombros. Para protegerse de nuevos saqueos, los residentes están construyendo vallas alrededor de las casas; «pero no hay ni siquiera un martillo, no hay tablas, ni luz para hacer el trabajo cuando oscurece. Tenemos que usar los teléfonos para alumbrar».

En la última semana, voluntarios de iglesias de todo el país se han reunido en Viña del Mar para ayudar. Con fondos de Operación Bendición, cuatro bases de JUCUM han enviado personas fpara unirse a Viana en la remoción de escombros de las calles y casas. En algunos casos, han comenzado a reconstruir.

«Esta semana hemos empezado a construir una casa para un hermano de aquí. El suelo ya está listo», dijo.

Aunque las víctimas del incendio forestal han recibido mucha atención de los medios de comunicación y del gobierno, esto no durará más de dos o tres semanas, dice Viana. Pero entonces empezará el costoso trabajo de reconstrucción.

Derribados, pero no destruidos

En 1982, un grupo de misioneros suecos abrió una iglesia independiente de las Asambleas de Dios en Villa Dulce, un barrio de Viña del Mar. La semana pasada, el fuego consumió totalmente el edificio de la misma.

Sin embargo, para Gonzalo Ramírez, pastor asistente, su mayor preocupación es el impacto que el desastre tendrá en la fe de los miembros de la congregación.

«Antes de la reconstrucción de las paredes de la iglesia, necesitaremos una reconstrucción espiritual», dijo. «La parte material de la iglesia se puede reconstruir. Pero la historia, las misiones que comenzaron en ese lugar, las almas que se salvaron ahí… ¿Cuántos milagros hemos visto en ese lugar?».

Con toda esta carga emocional, tuvo que predicar el primer servicio tras el desastre, dos días después de que la iglesia se redujera a cenizas.

Ramírez llegó por primera vez a Villa Dulce para estudiar en el instituto bíblico de la iglesia (que ahora funciona solo en línea), donde conoció a su futura esposa.

«Mi hija, que hoy tiene 15 años, casi nació en esos bancos», dijo.

Normalmente, entre 80 y 100 personas acuden a Villa Dulce los domingos. Pero con muchas carreteras cerradas y personas desplazadas, solo la mitad de ese número consiguió llegar. El pequeño grupo de feligreses se reunió en uno de los edificios de la iglesia que el incendio dejó prácticamente intacto.

Ramírez predicó un sermón sobre 2 Corintios 4:7-18, con el que le recordó a su iglesia que, como seguidores de Cristo, tienen «este tesoro en vasijas de barro para que se vea que tan sublime poder viene de Dios y no de [ellos mismos]», y que han sido llamados a perseverar en medio de la tribulación.

Como aún no había electricidad, el servicio no se transmitió en línea. Pero varios días después, predicó un mensaje similar en Facebook.

«Con mucho respeto y mucha humildad los invito, mis queridos hermanos y hermanas, a mirar las cosas eternas que van más allá de lo evidente… a mantener nuestra esperanza en Dios, porque ésas son las cosas que permanecerán», dijo.

En Esperanza Viva, Ugarte dice que su congregación se reunirá este domingo en los terrenos del edificio de la iglesia para celebrar un servicio al aire libre, por primera vez desde el incendio. (El lugar era inaccesible la semana pasada).

«Durante 24 años, Dios nos bendijo con un hermoso edificio, con salones para la educación [cristiana], talleres y una cocina en la que se prepararon 8500 comidas durante la pandemia», dijo. «Ahora nuestros vecinos dicen que vamos a construir una iglesia aún más hermosa que la anterior».

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