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Testimony

Cómo un investigador científico nacido en China se convirtió en un evangelista en línea

El extrovertido editor de Christianity Today para Asia recuerda cómo Dios lo llamó a la fe cristiana, a Estados Unidos, al internet y al mundo a fin de servir a la iglesia china global.

Christianity Today September 20, 2024
Courtesy of Sean Cheng

Nací en el suroeste de China, en la prefectura autónoma tibetana Ganzi (Garzê) de la provincia de Sichuan. Apenas unos días después de nacer, me enviaron a Chengdu, la capital de la provincia. Mi hermana y yo fuimos criados por nuestra abuela, mientras que mis padres, ambos médicos, fueron enviados por el Partido Comunista a la zona rural de las montañas tibetanas, muy lejos de la ciudad, a un lugar donde los niños no podían recibir una educación decente.

Desde muy niño entendí que tenía que sacar notas sobresalientes para entrar a la universidad y evitar así vivir en la fría y pobre zona de las montañas. Estudié mucho y obtuve resultados sobresalientes en la escuela.

A los 16 años me mudé a Shanghai para estudiar química en la Universidad de Fudan, una de las mejores escuelas de China. Esto fue en la década de 1980, después de que China abriera sus puertas al mundo. En ese momento, las universidades chinas eran bastante liberales y tolerantes con el libre pensamiento, y Fudan era famosa por ser una de las universidades más «occidentalizadas» de la época.

En la universidad, comencé a rebelarme contra el adoctrinamiento en la ideología comunista oficial y quería aprender más sobre el pensamiento y la cultura occidentales. Sin embargo, mi visión del mundo había sido influenciada por años de educación en el ateísmo. Pensaba que yo no creía en nada y no tenía interés en ninguna religión.

Después de graduarme, regresé a Chengdu y comencé a trabajar en un instituto de investigación como científico de polímeros. Después del trabajo, jugaba mahjong y apostaba hasta altas horas de la noche, pero dentro de mi corazón me sentía infeliz. Después de la represión del movimiento estudiantil en la Plaza de Tiananmen en 1989 comencé a sentirme desconsolado y perdido, ya que también fui testigo de formas similares de represión violenta en las calles de Chengdu. Me hundí en una profunda oscuridad y desesperanza. No podía encontrar respuestas para las preguntas que asediaban mi corazón, y finalmente la vida perdió sentido y se volvió insoportablemente dolorosa. Entonces decidí que me iría de China e iría a Estados Unidos para realizar estudios de posgrado, así que comencé a prepararme para los exámenes pertinentes.

Mientras tanto, comencé a leer muchos libros sobre filosofía y religión. La mayoría de los libros que encontré sobre el cristianismo hablaban del mismo de forma negativa, pero también me hice amigo de algunos cristianos en el «rincón inglés» junto al río Jinjiang, en el centro de Chengdu.

De camino a Estados Unidos

Buscando ganar algo de dinero extra, en 1990 acompañé a un equipo de expedición británico al lugar donde nace el río Yangtze en las áreas tibetanas de las provincias de Sichuan, Gansu y Qinghai a fin de servir como intérprete. De 30 personas en el equipo, 27 eran cristianos. Usaban aerodeslizadores para desplazarse sobre el río Yangtze y acceder así a remotas aldeas tibetanas donde buscaban hacer obras de caridad. Pasé más de un mes con ellos en la meseta tibetana.

Viajamos por caminos peligrosos, desafiando tormentas de nieve, deslizamientos de tierra y otras amenazas. La empresa china que servía como anfitriona oficial del equipo (cuyo principal interés era ganar dinero) creó dificultades adicionales, además de los desafíos culturales, políticos y naturales. Pero pude observar cómo los cristianos británicos oraban juntos cuando enfrentaban adversidades y cómo adoraban a Dios con alegría, cantando himnos con guitarras en su tienda. Me conmovió su amor genuino y desinteresado por el pueblo tibetano, y me encontré anhelando tener yo mismo ese tipo de vida y de fe.

En el verano de 1992, recibí una carta de admisión a la escuela de posgrado de la Universidad de Alabama y esperé fuera del consulado de Estados Unidos en Chengdu durante cuatro días y cuatro noches mientras esperaba recibir una visa de estudiante. La forma I-20 que certificaba mi admisión a la universidad se perdió cuando la escuela la envió por correo por primera vez. Tuve que hacer una costosa llamada telefónica internacional para solicitar otra copia, que finalmente recibí al tercer día mientras esperaba en fila frente al consulado.

En agosto de 1992, llegué a Estados Unidos con 42 dólares en el bolsillo (eran todos mis ahorros, ya que uno de mis familiares me había comprado el boleto de avión). Estaba listo para empezar a perseguir el «sueño americano» de libertad, democracia, felicidad y logros científicos.

Sin embargo, lo primero que encontré fue la salvación en Cristo. Me uní a un grupo de estudio bíblico en chino en el campus y poco después me convertí al cristianismo. Como no tenía coche, dependía de amigos chinos para que me llevaran de compras y otras cosas. Los cristianos de la comunidad me ofrecían ayuda y los viernes por la noche me llevaban a su estudio bíblico, aunque honestamente, asistía principalmente porque ahí servían comida china.

Al principio, a menudo debatía con los cristianos sobre las teorías de la creación y la evolución. Sin embargo, cada vez me conmovía más la caridad cristiana que estos amigos me mostraban, especialmente debido al marcado contraste entre el amor cristiano y las enseñanzas que había absorbido de mi educación comunista que decían «debemos odiar al enemigo». Me di cuenta de que su capacidad para representar el amor sacrificial provenía de su fe en Dios, la misma fe que había inspirado el amor de aquellos cristianos británicos por el pueblo tibetano.

También comencé a darme cuenta del odio y otras tinieblas que albergaba en mi propio corazón, y de mi necesidad de salvación. Un domingo de octubre de 1992, estaba sentado en un banco de la Primera Iglesia Bautista de Tuscaloosa. El pastor predicó un sermón evangélico sobre la cruz de Cristo y el amor de Dios. Sus palabras me conmovieron hasta las lágrimas. Cuando el pastor preguntó si alguien quería poner su fe en Cristo y pasar al frente, me puse de pie y comencé a caminar. El pastor tomó mis manos para orar conmigo. Fui bautizado en esa iglesia apenas dos meses después de llegar a Estados Unidos.

Evangelización por internet

Después de terminar mi maestría en 1995, comencé a trabajar en la industria química estadounidense, primero como científico y luego como gerente de investigación y desarrollo. El trabajo me llevó a Arizona, luego a Nueva Jersey y finalmente a Maryland. Mientras tanto, seguí creciendo espiritualmente y sirviendo en iglesias chinas locales.

También fue en 1995 cuando comencé a escribir sobre el cristianismo en el primitivo internet de China. Muy pronto comencé a relacionarme en línea con intelectuales chinos no creyentes, tanto en China como en el extranjero. Esto me convirtió en uno de los primeros apologetas cristianos chinos por internet.

Aunque entonces solo había unos pocos cristianos en línea, el cristianismo fue uno de los temas de debate más candentes en los primeros foros que surgieron en internet en China durante sus primeros años. Los debates sobre «ciencia y cristianismo» aparecieron en una lista de las «10 principales noticias chinas de internet» en 1996 y 1997, y yo fui uno de los pocos cristianos mencionados en la lista.

En 1996, me convertí en uno de los primeros compañeros de trabajo voluntarios del ministerio Chinese Christian Internet Mission. Subíamos materiales de apologética cristiana y evangelización en nuestro sitio web para la gente de China (en aquel tiempo, el gobierno aún no había erigido su «Gran Cortafuegos» de censura). En 1998 también comencé mi propio sitio web personal sobre el evangelio, «Jidian’s Links». (Jidian es mi seudónimo y en chino es el nombre de la figura bíblica de Gedeón).

A finales de la década de 1990, muchos foros chinos en línea se hicieron populares. Los cristianos, incluyéndome, estuvimos activos en esas plataformas dialogando con intelectuales en China sobre la fe cristiana. Muchos intelectuales chinos influyentes participaron en esas conversaciones.

Cuando plataformas de internet más avanzadas tales como Douban, Weibo, Zhihu y WeChat se hicieron populares en las décadas de 2000 y 2010, los cristianos chinos rápidamente las adoptaron con fines evangelísticos. Comencé a escribir blogs, ampliando gradualmente mi enfoque más allá de la apologética para cubrir temas de cultura y actualidad. En 2012, se publicó en China una colección de ensayos de mi blog, The Search and the Return. En un artículo oficial de la Liga Juvenil Comunista China publicado ese año, el autor me llamó uno de los «misioneros en internet» más influyentes, y advertía que la juventud china debía tener cuidado.

Protección y providencia

No obstante, mi evangelización en China no se limitó a escribir en línea. Antes de que el gobierno chino aumentara su control sobre las religiones en 2018, hubo una ventana única de 10 o 15 años en la que la evangelización era posible incluso dentro de la propia nación. Durante este periodo, yo viajaba a China dos o tres veces al año, ofreciendo «seminarios públicos gratuitos» de evangelización en librerías cristianas y cafeterías dirigidas por iglesias locales, mientras me reunía con cristianos y gente interesada en explorar el cristianismo en muchas ciudades chinas.

En 2011, me convertí en trabajador cristiano de tiempo completo. Me uní al ministerio de medios chino Overseas Campus Ministries (OCM), con sede en California, para desempeñarme como director de su división de evangelización y editor en jefe de su revista y plataformas de medios. A través de nuestra cuenta de WeChat, llegamos a más de 70 000 suscriptores antes de que los programas de censura del gobierno la bloquearan y la eliminaran. También organizamos un círculo de blogueros cristianos en China para inspirar y motivar a más autores cristianos. Respondí casi 300 preguntas relacionadas con la fe en la plataforma Zhihu antes de que mi cuenta fuera censurada en enero de 2020.

Mientras estuve en OCM, también serví en iglesias chinas de la diáspora en América del Norte, Asia y Europa como orador y predicador. En 2019, me uní a una organización misionera internacional como «Misionero para la diáspora y los repatriados». En enero de 2022, fui «adscrito» a Christianity Today para desempeñarme como editor para Asia. En mis dos años en CT, publicamos no solo cientos de traducciones del inglés al chino, sino también docenas de artículos escritos originalmente en chino. Continuaré sirviendo a las iglesias chinas globales a través de mi trabajo misionero y de mi ministerio en los medios.

Cuando llegué a Estados Unidos hace 32 años, mis padres esperaban que me convirtiera en un científico destacado. Me fue bien como científico en la industria química, pero mis padres nunca se imaginaron que abandonaría esa carrera para convertirme en un escritor y editor misionero por internet. Muchos de los foros chinos que frecuentaba ya no existen hoy en día, pero de vez en cuando todavía recibo mensajes directos de cristianos chinos que dicen que me conocieron a través de mi trabajo en línea cuando todavía eran ateos. Algunos han llegado a ser ministros o misioneros de tiempo completo. Están asombrados de que sigo evangelizando activamente en internet y a través de los medios cristianos.

Al recordar el viaje de mi vida, hoy más que nunca estoy convencido de que no tengo nada de qué jactarme sino solamente de la gracia de Dios. Él trabajó en mi corazón cuando estaba pasando por dificultades en China. Me llevó al internet, a la apologética y a las misiones, todo en su tiempo. Mi viaje ha estado lleno de su protección y providencia. Como lo expresa un himno, puedo afirmar con todo mi corazón: «con cuánto amor me guía Él».

Sean Cheng es un escritor cristiano, editor de medios y misionero chino de la diáspora que reside en Maryland. En 2022, publicó un libro en chino, Above All Things, sobre el tema de la ciencia y el cristianismo.

Culture

El artista cristiano más popular de Colombia ahora vive en Houston

Alex Campos tiene un nuevo hogar en Texas. Y también un nuevo enfoque: la música de alabanza para los latinos.

Ilustración por Elizabeth Kaye / Fuente: Wikimedia Commons
Christianity Today September 17, 2024

Los ciclistas colombianos a menudo se refieren a sí mismos como «escarabajos», al comparar la persistencia de estos pequeños insectos con la propia cuando pedalean cuesta arriba para subir las montañas de su país. Para uno de los artistas cristianos más populares de América Latina, —quien dice ser un «escarabajo»— un paseo agotador puede ayudar a generar ideas para una nueva canción.

«No hay ninguna receta. No tengo nada especial. Mientras ando en bicicleta, hay una melodía, un tema dando vueltas en mi cabeza», dijo Alex Campos, oriundo de Bogotá, una ciudad que se encuentra a más de dos kilómetros y medio de altitud. «Se trata de estar conectados, de meditar no solo en la Palabra sino en las cosas que Dios hace en tu vida: meditar en lo bueno y lo malo».

Puede ser cierto que Campos no tenga una receta secreta para componer una canción exitosa, pero a lo largo de su carrera ha ganado cinco premios Grammy Latinos y es uno de los artistas cristianos latinoamericanos más influyentes en la industria. Sus canciones más populares como «Al taller del maestro», han sonado en estaciones de radio cristianas y seculares en todo el mundo de habla hispana. Tiene un promedio de 1.9 millones de oyentes mensuales en Spotify y 2.5 millones de suscriptores en su canal de YouTube.

Según la periodista colombiana de Billboard Luisa Calle, quien destacó el tema musical «Pan duro» de Campos como una de las mejores canciones cristianas latinoamericanas del 2023, su persistencia y versatilidad musical han sustentado su extensa carrera.

«Campos no cree que ya lo haya conseguido todo. Él continúa evolucionando. Sigue innovando y persiguiendo nuevas metas», dijo Calle a CT.

La capacidad de Campos para trabajar en varios géneros folclóricos latinoamericanos le ha permitido colaborar ampliamente con otros artistas y producir música que se basa en una combinación de diferentes estilos y tradiciones musicales regionales, dijo Calle. Campos ha trabajado no solo con una gran variedad de reconocidos músicos cristianos, sino también con artistas seculares de vallenato (un género folclórico del caribe colombiano) y música ranchera (un género tradicional mexicano), como Fonseca, Silvestre Dangond, Jorge Celedón y Yeison Jiménez. «Pan duro» es una bachata (género bailable originario de República Dominicana) pero también tiene aires de bolero (un estilo de canción poética cubana) y algunos toques de balada.

«Los artistas colombianos son muy versátiles porque hay una gran diversidad musical en nuestro país», dijo Calle. «Alex ha podido aprovechar eso al máximo».

Hace dos años, Campos cambió las montañas de Colombia por Houston, Texas, una ciudad cuyo centro está casi al nivel del mar. La estrella del pop cristiano ahora está lanzando música como artista independiente y asiste a la congregación de habla hispana de la Iglesia Lakewood. Este cambio refleja algunas de las tendencias de la música de adoración contemporánea global y el evangelismo transnacional en las Américas. Su último álbum, Esencia, lanzado el 23 de agosto, tiene un nuevo sonido, que combina los estándares de la música de alabanza contemporánea de Estados Unidos y Australia con elementos del pop latino y otros géneros regionales latinoamericanos.

Con Esencia, Campos continúa apoyándose en su versatilidad al comenzar un nuevo capítulo de su carrera, centrando su atención en la música que sirve a las congregaciones y contribuye a un creciente catálogo de música de adoración contemporánea escrita originalmente en español para comunidades de habla hispana (en lugar de traducir canciones del inglés). Campos se ha desempeñado como líder de adoración y predicador a lo largo de su carrera —fue parte del programa Global Project de Hillsong de 2012—, pero este nuevo álbum marca su entrada a la música de adoración como compositor.

«Hace mucho tiempo que quiero hacer un álbum congregacional», dijo Campos a CT. «Esencia es un álbum de música que se puede cantar en las iglesias. Estoy muy emocionado por eso».

En la industria de la música cristiana latinoamericana, así como en Estados Unidos, la música de alabanza y adoración se ha convertido en el género dominante dentro del nicho, y los artistas que han escrito éxitos de radio ven cada vez más la producción de música congregacional como un esfuerzo espiritualmente satisfactorio y un paso estratégico en su carrera. Esta tendencia ha causado sensación en Brasil, a medida que artistas seculares populares están pasando a la esfera cristiana para lanzar temas de adoración.

La música cristiana es uno de los géneros de más rápido crecimiento en Estados Unidos, un auge que ha sido impulsado por la popularidad de la música de alabanza y adoración. Artistas como Brandon Lake están encontrando éxito al navegar los límites entre el pop y el rock cristiano con la adoración contemporánea. A medida que ese límite se ha vuelto más tenue, los artistas cristianos crean cada vez más música que funciona tanto para cantar en sus iglesias, como para sonar en la radio cristiana.

Campos ha estado navegando por la cambiante industria de la música cristiana durante años, pero ahora lo hace desde su hogar en un nuevo país.

«Es difícil dejar de lado la cultura, la comida y la familia. No vinimos porque quisiéramos, sino por obediencia a Dios. Me tomó un año entender su propósito para nosotros aquí», dijo Campos. «Siento que estoy empezando mi carrera de nuevo».

Aunque no suele hablar mucho sobre política, Campos dijo que los cambios políticos en Colombia contribuyeron a su decisión de abandonar el país.

En 2022, el exlíder guerrillero Gustavo Petro, un político de izquierda con una relación hostil con las iglesias evangélicas del país, fue elegido presidente de Colombia. Cuando era alcalde de Bogotá, la oficina de Petro se opuso a permitir que «Góspel al Parque» (ahora conocido como «Bogotá Góspel»), el festival gratuito de música cristiana más grande de América Latina, tuviera lugar como venía presentándose desde 2013. Algunos han percibido la elección de Petro a la presidencia como una señal de que el país se está volviendo cada vez más políticamente hostil hacia los evangélicos colombianos.

Durante una entrevista televisiva en 2019, le preguntaron a Campos qué pensaba del entonces candidato presidencial Gustavo Petro. «Si ese señor llega a ser elegido presidente, yo me voy del país», afirmó.

Al reflexionar sobre esa entrevista, Campos dijo a CT: «Creo que estaba expresando lo que muchos colombianos sentían: que si un gobierno de izquierda llegaba al poder, sería necesario salir y buscar otros horizontes».

Campos se mudó a los suburbios de Houston con su familia en abril de 2022. Encontró nuevas oportunidades profesionales en Texas, pero la transición trajo desafíos personales. El músico luchó contra la depresión durante sus primeros meses en Estados Unidos, una experiencia dolorosa que, según dice, le ayudó a empatizar con otros inmigrantes. No obstante, también lo impulsó a fortalecer su fe.

«Muchos de los latinos que vienen aquí se dejan absorber por el trabajo y terminan por alejarse de la iglesia», dijo. «Pero sabemos que si Dios nos trajo aquí es porque este país necesita volver a apasionarse por el Señor, y los cristianos latinos somos parte de su plan para reavivar esa llama».

Campos habla emotivamente sobre su fe en la capacidad de Dios para sanar y hacer milagros. En 2002, recibió el diagnóstico de un tumor en la garganta y perdió la voz pocos días después de la gira de lanzamiento de su primer disco. Los médicos advirtieron que su capacidad para cantar se vería afectada por la cirugía para extirpar la masa que lo estaba afectando, reduciendo su capacidad vocal a la mitad. Campos relata que cuando acudió a consulta antes de la cirugía, el tumor ya no estaba.

«Cuando entendí que Dios no quería mi voz sino mi corazón, fui sanado».

Después de ese problema de salud, Campos se embarcó en una carrera de décadas que lo ha convertido posiblemente en el artista cristiano colombiano más reconocido en América Latina.

Ahora está ampliando su alcance en el mercado estadounidense, escribiendo y grabando canciones en inglés y español. El álbum de Campos 2023, Vida, incluyó una canción con letra en inglés y español. «Libre», el tercer sencillo de su nuevo álbum, también tiene letra en ambos idiomas y cuenta con la participación del popular artista cristiano estadounidense Tauren Wells. La canción, lanzada el 21 de junio de este año, cuenta con más de 1 millón de visitas en YouTube.

Después de una década de firmar con grandes sellos discográficos como CanZion o Essential Records (Sony Music), Campos continúa su carrera ahora como artista independiente, un camino cada vez más popular para los artistas que pueden aprovechar las redes sociales para promocionar su música sin la supervisión o el excesivo control de un sello importante. El último verano, Campos dirigió y produjo su propia gira de 13 conciertos por Estados Unidos.

La Iglesia Lakewood en Houston, la nueva iglesia local donde se congregan Campos y su familia, es dirigida por Joel Osteen y es una de las que tiene el mayor número de congregantes en Estados Unidos. El músico y predicador costarricense Danilo Montero es el pastor de la gran congregación de habla hispana en Lakewood. Antes de Montero, el pastor latino era el influyente artista de adoración Marcos Witt.

La estabilidad y el apoyo de Lakewood le han permitido a Campos seguir su carrera como artista independiente y participar en la producción de música de adoración tanto en inglés como en español. Aunque Campos no forma parte del personal de Lakewood, ocasionalmente colabora en la música de Lakewood. Campos cree que Houston ha sido un buen lugar para construir relaciones con otros artistas cristianos y líderes de adoración.

«Hace poco estuvieron en mi casa los muchachos de Miel San Marcos [banda cristiana guatemalteca ganadora del premio Dove]», dijo Campos. «Bani Muñoz, Harold y Elena, Ingrid Rosario, o Thalles Roberto… Aquí hay mucha gente para compartir un café, un almuerzo o una buena charla. Nos sentimos edificados al vivir cerca de tantos ministerios que nos han bendecido».

A medida que Campos dio un giro como compositor hacia la música de adoración, tuvo que adaptar su lirismo poético y su don para crear imágenes con sus palabras.

«Sus letras son bastante complejas. No son las letras simples o convencionales que generalmente vemos en los himnos cristianos », comentó Calle de Billboard a CT. «Creo que las historias personales que describe en sus canciones (historias de lucha y de fe) y su vulnerabilidad lo ayudan a conectar con la gente».

Sin bien Esencia es claramente una incursión en la música de adoración contemporánea, Campos no ha abandonado su interés en mezclar géneros latinoamericanos. Como sugiere el subtítulo del álbum, «Latin Worship», Campos pone a conversar a los aires folclóricos latinoamericanos con el estilo y las características estéticas de la alabanza contemporánea. Canciones como «Libre», «Gracias Cristo» o «Te Amo» se ajustan a los cánones de la adoración moderna. Pero otras como «Rumbo pa la iglesia» mezclan atrevidamente estilos musicales tan diferentes como el regional mexicano y el joropo (género originario de los llanos orientales colombianos). «Veo tu gloria» oscila entre el tango argentino y la salsa puertorriqueña.

Actualmente, Campos escribe para la iglesia mientras construye su vida en un nuevo país y en el contexto de una nueva comunidad de fe, lejos de sus paisajes familiares. El mes pasado, el huracán Beryl arrojó enormes pinos sobre su casa y su automóvil.

«Así como la naturaleza se recupera con el tiempo, nosotros también podemos encontrar en nosotros mismos la fuerza para superar los desafíos», escribió Campos en Instagram. «Este incidente no es el final, sino un nuevo comienzo. Nos enseña a valorar lo que tenemos, a ser resilientes y a confiar en que siempre podremos reconstruir y florecer nuevamente».

Campos no está construyendo una carrera desde cero, pero sí ve esta etapa de su vida como algo distinto: un capítulo marcado por escribir música para la iglesia global y ayudar a definir el género en evolución de la adoración latina. En el fondo, él sigue siendo un escarabajo, que avanza de manera constante y persistente mientras atraviesa terrenos difíciles y encuentra formas de mantener el impulso.

«A veces siento que estoy construyendo una nueva carrera», dijo. «Dios me ha sacado de mi zona de confort, lo que me hace más dependiente de mi fe en Jesús».

Hernán Restrepo es un periodista colombiano que vive en Bogotá. Desde 2021, administra las cuentas de redes sociales en español de Christianity Today.

News

Falleció Daniel Bourdanné, científico convertido en dirigente de IFES y amante de los libros cristianos

El líder del ministerio estudiantil originario de Chad pasó sus últimos años promoviendo el trabajo editorial en África.

Christianity Today September 13, 2024

Daniel Bourdanné, científico originario de Chad que inspiró a jóvenes evangélicos de todo el mundo como secretario general de IFES, y que lideró esfuerzos a favor de la publicación de libros cristianos en África, falleció el 6 de septiembre a la edad de 64 años a causa de cáncer.

Tras años de ministerio entre los estudiantes, Bourdanné se convirtió en secretario general de IFES (International Fellowship of Evangelical Students, también conocida en español como Comunidad Internacional de Estudiantes Evangélicos) en 2007, cargo que desempeñó hasta 2019. Ávido lector (y a veces escritor), Bourdanné trabajó con Africa Speaks desde 2018 hasta su muerte para promover la publicación de libros cristianos en todo el continente.

Bourdanné pasó gran parte de su vida en naciones francófonas como Togo, Camerún y Costa de Marfil antes de mudarse a Oxford, Inglaterra, cuando se convirtió en secretario general de IFES. Al momento de su muerte, vivía en Swindon, Inglaterra.

«Dios me envió desde este continente al mundo, y me trae de vuelta con el mundo a este mismo continente, para que pueda completar mi papel como misionero de la iglesia africana», dijo Bourdanné en su discurso de despedida de la Asamblea Mundial de IFES en Sudáfrica en 2019.

«Daniel estaba orgulloso de ser africano», dijo Tiémoko Coulibaly, secretario general de la filial nacional de IFES en Malí. «Aunque vivía en Occidente, su corazón permanecía en África, el continente que le vio nacer y al que nunca renunció».

Hijo de un pastor, Bourdanné nació el 18 de octubre de 1959 en Pala, Mayo-Kebbi Ouest, Chad. Su padre falleció cuando él tenía apenas 10 años, y su muerte obligó a Bourdanné a empezar a trabajar en el campo, cortar leña y cultivar hortalizas para que su madre las vendiera. A estas responsabilidades se sumó una guerra civil que duró de 1965 a 1979 y que cobró la vida de miles de personas.

Unos meses antes de que terminara la guerra, Bourdanné obtuvo una beca para cursar estudios de ecología animal en la Universidad de Chad. Posteriormente se licenció en Ciencias Naturales en la Universidad de Lomé, Togo (antigua Universidad de Benín).

En 1983, Bourdanné se trasladó a Abiyán, Costa de Marfil, para cursar un doctorado en ecología animal. En 1990 defendió su tesis sobre miriápodos y se convirtió en miembro de la Sociedad Internacional de Miriapodólogos.

Durante sus años de formación, Bourdanné empezó a trabajar como profesor de biología en una institución de educación media superior. Sin embargo, su pasión por compartir el Evangelio con los estudiantes había despertado mucho antes. «A los 14 años, en un estudio bíblico sobre Apocalipsis 1, tuve por primera vez la visión y la pasión de ver que los estudiantes encontraran la salvación en el Señor», dijo una vez.

«Directa o indirectamente, las universidades influyen profundamente y guían el futuro de las sociedades humanas», escribió en un artículo sobre evangelización estudiantil publicado en el Dictionnaire de théologie pratique en 2011. «Los estudiantes suelen estar a la vanguardia del cambio social en todo el mundo. De hecho, cuando se mueven juntos, alimentados por su energía, vitalidad, determinación, pasión, imaginación y creatividad, tienen el poder de mover la sociedad».

En 1990, Bourdanné empezó a trabajar en IFES como secretario itinerante; en 1996 fue nombrado secretario regional de IFES para el África francófona (GBUAF). 

Cuando se convirtió en secretario general en 2007, sucediendo a Lindsay Brown, quien había ocupado el cargo desde 1991, el movimiento IFES ya tenía 60 años de existencia y estaba bien establecido en más de 150 países. Aun así, durante sus 12 años de liderazgo, el movimiento creció significativamente, sobre todo en la diversidad de sus dirigentes.

Con Bourdanné, IFES abrió más espacios para los teólogos del Sur Global. En 2007, nombró a Christy Jutare, de Filipinas, como la primera mujer secretaria regional de IFES para dirigir la región de Eurasia. En 2011, nombró a los dos primeros representantes estudiantiles en el consejo de administración de IFES. En 2016, reactivó la revista mundial de reflexión teológica y misionológica Word and World.

Cuando se le preguntó por los aspectos más destacados de su liderazgo en IFES, Bourdanné dijo que uno de ellos había sido ser testigo de cómo Dios «toma el camino inusual» al invitar a personas inesperadas a caminar con Él, junto con el gozo de ver cómo Dios abre puertas en contextos difíciles.

También señaló un desafío clave. «Celebramos nuestra unidad», escribió en su correo electrónico de despedida a la confraternidad, «pero somos humanos, así que no es sorprendente que a veces alguien intente promover su agenda o sus preferencias… Habiendo crecido yo mismo en un contexto de guerra y conflicto tribal, quizás era más sensible a cómo esto podía convertirse en una amenaza para la unidad de IFES».

Una de las mayores pasiones de Bourdanné era conseguir que la iglesia mundial escuchara más y mejor a los cristianos africanos. Con ese objetivo en mente, los animó a no seguir una única escuela de pensamiento, sino a convertirse en voces destacadas en el campo teológico.

«Algunos de nosotros pueden alinearse con Billy Graham», afirmó en el mismo discurso de 2019. «Otros [se alinean] con John Stott, o con John Piper, y estas diferencias nos enriquecen más de lo que nos dividen». Pero añadió: «Entre estos tres nombres, no hay ningún africano. Tampoco hay nadie de América Latina o de Asia».

El amor de Bourdanné por los estudiantes solo encontraba rival en su amor por los libros. El científico poseía cientos, si no miles, de ellos, cuidadosamente guardados en tres bibliotecas diferentes: una en su casa de Inglaterra, otra en su despacho de Oxford y otra en una residencia en Costa de Marfil.

En un momento dado, la pasión de Bourdanné por la palabra escrita lo llevó a fundar una revista. Él y cuatro amigos reunieron sus recursos para financiar el primer número e invertir en la publicación. La revista funcionó sin deudas hasta que el grupo se disolvió, y aparte de una donación única de 80 dólares de unos misioneros, nunca dependieron de ayuda externa.

En 1995, Bourdanné se convirtió en director de la editorial Presses bibliques africaines (Editorial bíblica africana). En 2018, se unió a la junta de Africa Speaks, donde continuó sirviendo hasta su fallecimiento, promoviendo el crecimiento de la industria editorial cristiana en África alentando a los escritores cristianos africanos a escribir y publicar, y promoviendo sus libros.

Bourdanné creía que, para los cristianos africanos, los libros podían ser catalizadores de la transformación. «África no experimentará su revolución editorial hasta que ganemos la batalla por el amor a los libros», escribió. A su vez, esta pasión «contaminaría» positivamente a África desde dentro, afirmaba, inspirándose en las palabras de Jesús en Marcos 7 de que lo que contamina (o ensucia) a una persona viene de dentro hacia fuera.

Bourdanné creía firmemente que África necesitaba equiparse para su propio progreso, lo que requería, en su opinión, un cambio de mentalidad acompañado de colaboraciones fructíferas con Occidente.

«¿De qué sirve el fervor dominical de África si el lunes resurgen los demonios de la corrupción, el conflicto y el genocidio?», predicó Bourdanné en Ginebra en 2006 ante una audiencia de líderes evangélicos principalmente europeos. «¿Qué sentido tienen nuestro culto y nuestras oraciones en Europa si nuestras vidas siguen guiadas por la búsqueda del máximo beneficio y si nuestras iglesias siguen divididas?».

Hizo un llamado a los cristianos europeos para luchar por el cambio: «Nuestras acciones hablan más alto que nuestras palabras. Las víctimas de la injusticia deben ver el compromiso de los cristianos occidentales en este ámbito».

Aunque se dedicó más a promover la literatura cristiana en África que a escribirla él mismo, fue autor de Ces évangéliques d’Afrique, qui sont-ils? (¿Quiénes son los evangélicos africanos? 1998), y L’Évangile de la prospérité, une menace pour l’Église en Afrique (El evangelio de la prosperidad, una amenaza para la iglesia africana, 1999), entre otros.

En 2018, la Universidad Calvin le concedió el Premio Abraham Kuyper a la Excelencia en Teología Reformada y Vida Pública, destacando su labor en el mundo editorial cristiano francófono y su ministerio en IFES.

«Hace un cuarto de siglo, Daniel vio la necesidad de que los estudiantes cristianos recibieran orientación desde una cosmovisión cristiana sobre una variedad de temas que les preocupaban mucho, y por eso pasó a la acción», dijo Jul Medenblik, presidente del Calvin Theological Seminary.

Timothée Joset, profesor de misionología en la Faculté libre de théologie évangélique (FLTE) de Francia y miembro de IFES Global Resource Ministries, dijo que su amigo Bourdanné lo introdujo en los complejos problemas a los que se enfrenta el África francófona y a las relaciones globales Norte-Sur.

«Lo que también me impresionó fue su resiliencia. Nunca mostró resentimiento, a pesar de que sufrió mucho racismo», dijo Joset, señalando un ejemplo tan atroz que el teólogo N.T. Wright lo mencionó en un sermón del Domingo de Resurrección.

Después de que IFES lo contratara como secretario general, «la Alta Comisión Británica en Accra dio largas a la solicitud de Daniel para venir aquí, y luego la rechazó con una explicación mínima», dijo Wright. «Daniel pidió entonces permiso para viajar al Reino Unido con su actual visa de visitante, y le dijeron que podía hacerlo. Pero cuando llegó lo detuvieron durante 22 horas, le confiscaron los teléfonos móviles y lo devolvieron en avión a África».

A pesar de estos incidentes, Bourdanné inspiró a sus compañeros por su consideración y humildad. Uno de sus alumnos recuerda con cariño cómo Bourdanné le enviaba libros personalmente, después de que el sistema postal inglés confundiera su dirección con una de otro país. Otro colega internacional recuerda cómo prefería sentarse en el suelo durante las conferencias, para permitir que los demás tuvieran una silla.

Esta modestia nunca le impidió a Bourdanné desafiar a sus compañeros cristianos en temas que le preocupaban profundamente, como la evangelización. Sirvió al Movimiento de Lausana como Subdirector Internacional para el África francófona (21 países), hasta la conferencia de Lausana de 2010 en Ciudad del Cabo (Sudáfrica). Cuando dejó ese cargo, fue nombrado miembro de la junta directiva del Movimiento de Lausana.

«¿Podemos ser creíbles mientras proclamamos un Evangelio que ignora la explotación de los débiles por los fuertes? Podemos seguir preocupándonos solo por la salvación de las almas africanas mientras hacemos la vista gorda a su situación social?», se preguntaba en 2016. «¿De qué manera el Evangelio es una buena noticia para las comunidades que luchan por satisfacer sus necesidades básicas? ¿Cómo podemos permanecer en silencio ante el aumento de las desigualdades sociales en África o los problemas medioambientales? Proclamación y acción deben ir de la mano».

A Daniel Bourdanné le sobreviven su esposa Halymah, originaria de Níger, y sus cuatro hijos.

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News

Mientras Nicaragua retira la personalidad jurídica a cientos de iglesias, pastores y líderes tienen posturas opuestas

Cientos de ministerios evangélicos pierden su estatus legal mientras el régimen de Ortega confisca bienes y aplica impuestos de hasta el 30 % sobre las ofrendas.

Oswaldo Rivas / Getty

Simpatizantes sostienen retratos del presidente de Nicaragua Daniel Ortega y de su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, durante una marcha.

Christianity Today September 12, 2024

Apenas semanas después de cerrar 1500 organizaciones e iglesias, el gobierno de Nicaragua ha suspendido el estatus legal de otras 169 entidades, incluidas 86 organizaciones cristianas. Entre las afectadas se encuentran la Alianza Evangélica Nicaragüense, denominaciones como la Iglesia Episcopal y la Iglesia Morava, y congregaciones locales como la Primera Iglesia Bautista de Managua.

En su anuncio del 29 de agosto, el gobierno afirmó que las suspensiones eran necesarias debido a que faltaban reportes financieros y a que las organizaciones habían incumplido los requerimientos legales de proveer información acerca de su liderazgo. El gobierno también sostiene que estas medidas son parte de un esfuerzo para combatir el lavado de dinero por parte de organizaciones sin fines de lucro. 

Aunque las medidas no tendrán como resultado el cierre inmediato de las iglesias, los especialistas en libertad religiosa afirman que constituyen un esfuerzo por aumentar el control del Estado sobre las instituciones religiosas.

CSW, organización defensora de los derechos humanos y especializada en la libertad de religión con sede en el Reino Unido, condenó [enlace en inglés] la cancelación del estatus legal de las organizaciones sin fines de lucro y pidió a la comunidad internacional que haga lo mismo.

«La cancelación arbitraria de asociaciones religiosas históricas y diversas, en muchos casos está dejando a sus miembros sin un lugar donde reunirse con fines religiosos», dijo Anna Lee Stangl, de CSW, en una declaración. CSW también está «muy preocupada» por el efecto que tendrán los cierres en las escuelas y hospitales administrados por estas organizaciones.

Los argumentos de CSW, sin embargo, son rechazados por una parte de las iglesias nicaragüenses. «La afirmación de que se están cerrando iglesias es una mentira», dijo Sergio Tinoco, presidente de la Federación de Iglesias Evangélicas Nicaragüenses (FIENIC), que afirma representar a más de 10 000 congregaciones en el país. 

Él afirma que el gobierno solo está implementando «un cambio en el marco legal para asistir mejor a las iglesias». En su opinión, el gobierno está cancelando registros porque las iglesias afectadas ya no se registrarán en el Ministerio del Interior.

En cambio, según Tinoco, el gobierno quiere que las iglesias que operan escuelas trabajen con el Ministerio de Educación, aquellas que operan un hospital denominacional se registren con el Ministerio de Salud, y aquellas que administran orfanatos se registren con el Ministerio de la Familia.

«No habrá cierres. [El propósito] es obtener nuevos registros para trabajar bajo un nuevo modelo», afirmó.En la Primera Iglesia Bautista de Managua, el servicio de culto del domingo 8 de septiembre transcurrió normalmente, a pesar de que fue una de las iglesias cuyo registro fue cancelado. De hecho, nadie mencionó el tema durante el servicio. Durante los saludos iniciales, se hizo una invitación para que los congregantes asistieran al culto de oración del martes siguiente. «Están todos invitados para tener un momento de intercesión por nuestra nación, un momento de intercesión por los problemas de cada uno de los presentes y un momento de intercesión por la Primera Iglesia Bautista de Managua. ¿Es necesario? Sí, es necesario», dijo el diácono que dirigió esta parte del servicio.

En la Iglesia Morava, denominación presente en Nicaragua desde 1849, el ministerio tampoco se ha visto interrumpido. En un comunicado emitido en el 4 de septiembre y firmado por los 14 miembros de la comisión para reconstitución y unidad de la iglesia se mencionó la cancelación del registro como «consecuencia de la ruptura interna que la iglesia vive hace más de cinco años», la cual llevó a la iglesia a dejar de presentar sus reportes financieros.

La iglesia comunicó que realizará una asamblea en enero de 2025 con el objetivo de «aprobar la constitución, el estatuto y elegir una sola junta provincial de la Iglesia Morava de Nicaragua». Anteriormente, el 31 de agosto, la iglesia le aseguró a sus congregantes: «las actividades religiosas continuarán de manera normal sin ninguna prohibición de nadie». La denominación también dijo que sus líderes se reunieron con autoridades regionales para discutir el asunto. «Ellos nos transmitieron confianza y fe durante todo el proceso… se nos manifestó que no hay intención de suspender las actividades de las congregaciones», afirmó.

Alianzas obligatorias con el Estado

La preocupación de organizaciones como CSW tiene como fundamento el hecho de que no se trata de la primera vez que el régimen de Daniel Ortega cancela los registros de organizaciones cristianas. Dos semanas antes, el 19 de agosto, la personalidad jurídica de otras 1500 organizaciones había sido suspendida por los mismos motivos. De acuerdo con un informe del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos publicado el 3 de septiembre, el número de organizaciones afectadas desde 2018 asciende a más de 5000.

La mayoría de esas organizaciones estaban vinculadas a la iglesia católica, con algunas otras relacionadas a temas deportivos o culturales.

Muchas de las organizaciones evangélicas afectadas son pequeñas y carecen de apoyo formal de contadores profesionales, según un pastor nicaragüense que pidió permanecer en el anonimato. Como parte del decreto del gobierno, la Procuraduría General de la República tiene autorización para traspasar los activos de estas organizaciones y ponerlos bajo control del Estado.

Aunque algunas de las instituciones afectadas trabajaban a nivel nacional, muchas eran iglesias pequeñas, con menos de 100 congregantes. Esto incluye un gran número de ministerios e iglesias pentecostales, así como otras dirigidas por bautistas, metodistas, luteranos y presbiterianos. 

En el mismo día en que anunció la cancelación de la personalidad jurídica de dichas organizaciones, el presidente Daniel Ortega presentó el proyecto de ley que impone impuestos sobre diezmos y ofrendas, y que obliga a las organizaciones a crear asociaciones formales con el gobierno nicaragüense para llevar a cabo proyectos en el país. El proyecto fue aprobado por unanimidad el 20 de agosto por la Asamblea Nacional. El partido de Ortega, el Frente Sandinista de Liberación Nacional, que tuvo sus inicios en la década de 1970 como un grupo guerrillero, hoy en día controla la legislatura.

El periódico de oposición La Prensa estima que los impuestos sobre los diezmos podrían ascender al 30 %.

Los cambios en la ley favorecerán «el desarrollo de proyectos de interés para las familias y comunidades dentro de un marco de solidaridad y apego a las leyes nacionales», dijo la vicepresidenta Rosario Murillo, esposa de Ortega.

No hay claridad con respecto al alcance que tendrán las nuevas regulaciones. Tanto Murillo como un comunicado de la Asamblea Nacional sobre el proyecto describieron las leyes como un esfuerzo por «fortalecer la transparencia, la seguridad jurídica, el respeto y la armonía». Una consecuencia probable es que las iglesias que reciben dinero del extranjero, incluidos fondos de sus propias denominaciones, se vean obligadas a formar una «alianza de asociación» para acceder a esos fondos.

El año pasado, estos requisitos de presentación de informes financieros llevaron al cierre de diez iglesias pertenecientes a Mountain Gateway, una organización con sede en Texas, y al arresto de 11 de sus pastores que operaban en Nicaragua. Semanas antes, el grupo había llevado a cabo un evento evangelístico y de ayuda de dos días que reunió a más de 300 000 personas. En marzo, los arrestados fueron sentenciados a entre 12 y 15 años de prisión, y se les impusieron multas de 80 millones de dólares a cada uno.

El 5 de septiembre, un acuerdo negociado entre los gobiernos de Estados Unidos y Nicaragua condujo a la liberación de 135 presos políticos, incluidos los de Mountain Gateway. Como condición para su liberación, el gobierno envió a los prisioneros liberados a Guatemala. 

«Estados Unidos y nuestros socios humanitarios proporcionarán temporalmente a estas personas alimentos, alojamiento y asistencia médica, incluyendo apoyo psicológico, para ayudarlos a recuperarse y comenzar el arduo trabajo de reconstruir sus vidas», afirmaron los gobiernos de Estados Unidos y Guatemala en una declaración conjunta.

¿Hay o no persecución?

Sin embargo, según The New York Times, varias leyes aprobadas en los últimos años han creado complejos estándares de presentación de informes financieros para las organizaciones no gubernamentales, lo que ha resultado en dificultades de cumplimiento. Incluso la iglesia católica ha tenido problemas.

El año pasado, el gobierno nicaragüense prohibió procesiones y servicios religiosos al aire libre, citando preocupaciones de seguridad tras las protestas de 2018 que resultaron en disturbios y arrestos. El gobierno también prohibió la exhibición de símbolos como cruces o la Estrella de David frente a viviendas privadas.

CT contactó a representantes de varias organizaciones cristianas en Nicaragua, incluidas algunas que perdieron su personalidad jurídica. Casi todos se negaron a ofrecer comentarios. Una fuente describió la situación como «muy delicada».

«Podemos incluso ir a la cárcel o perder nuestra ciudadanía por comentarios críticos», dijo la persona.

Los evangélicos constituyen casi el 40 % de los 7 millones de habitantes de Nicaragua, lo que lo convierte en el tercer país con mayor porcentaje de población evangélica de América Latina. Muchos de ellos no se sienten afectados por las acciones de Ortega.

«No se trata exactamente de persecución», dijo Ismael Jara, pastor de la Iglesia Bautista Sendero de Luz, una congregación con cerca de 100 feligreses en Ciudad Sandino, municipio del departamento de Managua. «No se nos prohíbe salir a las calles y hacer evangelismo… Solo no se permiten las reuniones masivas debido a la [inestabilidad política que siguió a las protestas de 2018]». 

Jara explicó que las reglas más estrictas para eventos fuera de las iglesias obligarán a las congregaciones a ser más organizadas al planificar eventos. También sugirió que la pérdida de los registros de organizaciones podría incluso ser positiva para algunas iglesias, ya que las ayudará a ser más transparentes financieramente para cumplir con las exigencias de informes del gobierno. 

Además, Jara cree que será saludable para los creyentes mantener una mayor distancia de los temas políticos. «Tenemos que aprender a ser neutrales y respetar a las autoridades», dijo.

El debate sobre la libertad y la persecución en Nicaragua ha despertado otras manifestaciones en lo que va del año. En abril, después de que un grupo de expertos presentó un informe sobre violaciones a los derechos religiosos en la ONU, seis organizaciones evangélicas (incluidas tres asociaciones de iglesias, dos grupos denominacionales y un centro de estudios teológicos) publicaron cartas abiertas afirmando que hay libertad de culto en el país. El obispo Adolfo Sequeira, presidente del Centro Intereclesial de Estudios Teológicos y Sociales, firmó una de las cartas, en la que declara que el gobierno «respeta la libertad de culto y las expresiones de fe del pueblo cristiano, permitiendo que cada persona practique la religión de su elección en todo el país».

Por su parte, la Convención Bautista de Nicaragua publicó una declaración de apoyo en que dice que «el comandante José Daniel Ortega Saavedra y la compañera Rosario Murillo han respaldado siempre nuestra labor evangelística y han favorecido la realización de todas nuestras actividades».

Sin embargo, quienes están fuera del país son menos optimistas.

Debido a que estos cierres están «respaldados por un marco legislativo», la amenaza del gobierno a la libertad religiosa es «más evidente y escandalosa» que la represión de la década de 1980 contra los grupos religiosos por parte de los sandinistas, o miembros del partido político de Ortega, dijo un portavoz del Observatorio de Libertad Religiosa en América Latina (OLIRE) con sede en los Países Bajos, quien pidió permanecer en el anonimato por razones de seguridad.

«Las iglesias, especialmente las más pequeñas, son lugares donde el sentido de comunidad y participación es muy fuerte», dijo el portavoz. «El gobierno quiere disminuir la importancia de esta contribución para que solo el Estado destaque».

Al revocar los registros y confiscar los activos de las organizaciones religiosas, el gobierno está obligando a estos ministerios a alinearse con grupos más grandes que están dispuestos a someterse a las condiciones impuestas por el gobierno, explicó el representante. Sin un registro legal, no pueden comprar terrenos ni construir una iglesia.

Además, según OLIRE, el gobierno impone sus objetivos y políticas a las organizaciones cristianas en un intento de «eliminar cualquier presencia de instituciones que no compartan la misma orientación política».

En su justificación de la legislación aprobada, Ortega argumentó que las actividades de las organizaciones no gubernamentales han resultado en «un uso discrecional [de proyectos y recursos] y desvinculado a los planes, estrategias y políticas nacionales que promueve nuestro buen gobierno en la lucha contra la pobreza y la seguridad de nuestra población».

En junio, la Comisión sobre Libertad Religiosa Internacional de Estados Unidos (USCIRF, por sus siglas en inglés) publicó un informe en el que destaca las «condiciones de libertad religiosa gravemente deterioradas en Nicaragua». «El presidente Daniel Ortega y la vicepresidenta Rosario Murillo están utilizando leyes sobre ciberdelitos, delitos financieros, registros legales para organizaciones sin fines de lucro y sobre soberanía y autodeterminación para perseguir a las comunidades religiosas y a los defensores de la libertad religiosa», señaló.

La USCIRF recomendó que Estados Unidos designe a Nicaragua como un país de especial preocupación «por participar en violaciones sistemáticas, continuas y atroces de la libertad religiosa» y sugirió imponer sanciones a agencias y funcionarios del gobierno nicaragüense.

Hasta ahora, la principal fuente de tensión entre los sandinistas y el sector religioso ha sido con la iglesia católica. En febrero del año pasado, el obispo de Matagalpa, Rolando Álvarez, fue arrestado bajo cargos de conspiración y le fue revocada la ciudadanía nicaragüense debido a sermones considerados antigubernamentales.

Álvarez estuvo detenido hasta enero de este año, cuando el gobierno lo exilió al Vaticano. El intento del presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva de negociar su liberación enfrió las relaciones entre Brasil y Nicaragua, culminando a principios de este mes con la expulsión mutua de embajadores de ambos países.

En agosto de 2023, un tribunal nicaragüense ordenó el cierre y la confiscación de los activos de la Universidad Centroamericana, una institución de educación superior en Managua dirigida por jesuitas, a solicitud del gobierno. Las autoridades acusaron a la universidad de albergar actividades criminales durante las protestas de 2018. La acción provocó protestas dentro de la comunidad académica y en el Vaticano.

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La iglesia libre puede servir a la iglesia en prisión

Detrás de la Epístola a los Filipenses vemos a Pablo en prisión. Eso debería alentarnos a cuidar mejor de los encarcelados.

Ilustración por Brian Stauffer

Christianity Today September 8, 2024

Para entender la carta de Pablo a los Filipenses, es importante comenzar en la prisión.

Después de todo, allí estaba Pablo cuando la escribió. «Encadenado por causa de Cristo», como dice él, anhelando reunirse con sus fieles amigos en Filipos (Filipenses 1:8,13). Leer Filipenses como la carta de un prisionero encarna la teología de Pablo: una teología arraigada en la vasta manera en que experimentó la presencia de Cristo en medio de la degradación y el sufrimiento.

También da vida a la historia detrás de la carta: la historia de Pablo, sí, pero también la historia de los creyentes filipenses que estuvieron ahí para apoyar a su apóstol encarcelado. Hoy, la iglesia estadounidense vive en medio de una epidemia de encarcelamiento, y la historia de Pablo y los filipenses constituye una invitación a construir relaciones de solidaridad a través de los muros de la prisión.

Con su carta desde la prisión, Pablo se sitúa al comienzo de una larga lista de famosos que escribieron cartas mientras estaban encarcelados, desde el líder cristiano Ignacio del siglo II, hasta el profeta del siglo XX Martin Luther King Jr. del siglo XX. Sin embargo, los prisioneros comunes también escribían cartas y lo siguen haciendo hoy, y algunas de estas antiguas cartas desde la prisión aún sobreviven.

A primera vista, se parecen mucho a las copias más antiguas de Filipenses que se conservan: solo trozos de papiro desgastados por el tiempo. Pero cuando miramos más de cerca, ofrecen notables atisbos de las circunstancias precarias en las que escribieron los prisioneros como Pablo.

Tomemos, por ejemplo, la breve carta escrita por un hombre olvidado llamado Faneisis. Faneisis, un trabajador migrante en la bulliciosa ciudad de Alejandría, Egipto, se había metido en serios problemas y un importante funcionario de finanzas lo había enviado a prisión. Cualquiera que fuera su delito, fue a parar a la cárcel, indefenso y lejos de casa. Después de tres largos días, empezó a desesperarse.

«No se olviden de mí, que me estoy consumiendo en la cárcel». Esta línea recorre antiguas cartas de prisión como un estribillo desesperado. La prisión es difícil de soportar en cualquier contexto. En el mundo grecorromano, podría ser mortal. Las fuentes antiguas hablaban de calor insoportable o frío glacial, oscuridad, suciedad, enfermedades y hedor. Y, sobre todo, el hambre.

Porque si las comidas que se proporcionan hoy a los encarcelados rara vez son apetitosas o nutritivas, los prisioneros de la antigüedad no recibían nada, o bien, las raciones más mínimas. Esto los dejaba completamente dependientes de familiares y amigos para cubrir sus necesidades mientras estaban encarcelados.

Faneisis había intentado avisar a su familia acerca de su condición. Pero vivían muy lejos, sobre el Nilo. ¿Quién sabe cuánto tardarían en enviar ayuda? Entonces escribió una carta a su jefe y de alguna manera encontró a un mensajero dispuesto a llevarla.

«¿Serías tan amable de enviarme a alguien?», escribe, «ya que no tengo a nadie en la ciudad, y podrías enviarme una capa o algo de dinero, lo que quieras, para ayudarme hasta que uno de mis familiares zarpe?» (traducción propia).

El dinero compraría comida. Pero ¿por qué una capa? Para muchos prisioneros, una capa servía no solo como ropa sino como única cobertura y comodidad mientras dormían en el duro suelo. Pablo también pidió una capa mientras estaba en prisión, probablemente por la misma razón (2 Timoteo 4:13).

Pablo, al igual que Faneisis, se encontró dependiendo de otros para satisfacer sus necesidades básicas. Él también tuvo que esperar a sus seres queridos lejanos, sin estar nunca seguro de cuándo o incluso si llegara alguna ayuda (Filipenses 4:10). Un regalo de comida o dinero, una visita alentadora, una capa para abrigarlo, todo esto podría marcar la diferencia entre la vida y la muerte, la esperanza y la desesperación, darse por vencido o salir adelante.

En Filipenses, Pablo tiene una palabra para describir la ayuda que sus compañeros creyentes le brindaban mientras estaba en prisión. Él lo refiere como los que «han participado en el evangelio» (1:5). El término griego que Pablo usa aquí para «participación» es koinonia, y aparece en varias formas a lo largo de su breve carta. La palabra implica compartir, asociación, compañerismo y compromiso.

Más específicamente, menciona la solidaridad cristiana de los filipenses con él frente al sufrimiento y las dificultades. Unidos en una relación caracterizada por compartir y el cuidado mutuo, Pablo y los filipenses se ofrecen mutuamente apoyo emocional, estímulo espiritual y ayuda material concreta.

Esta relación de mutualidad, este dar y recibir dones en el Señor, creo que es la invitación de Dios para la iglesia de nuestra época. Aceptarlo significa dejar atrás el miedo, el odio e incluso la compasión y abrazar a los que están en prisión como amados hermanos en Cristo.

Podemos reconstruir la historia a partir de las pistas de la carta de Pablo. La última vez que los filipenses vieron a Pablo, él se dirigía hacia el oeste, a Tesalónica, dejando atrás en Filipos un grupo de creyentes recién formado (Filipenses 4:15). También huía de una intensa oposición. Como más tarde les recordó a los creyentes en Tesalónica, había llegado allí todavía magullado por el violento maltrato que había sufrido en Filipos (1 Tesalonicenses 2:2).

Los filipenses fácilmente podrían haberle dado la espalda a Pablo, manteniendo la distancia para evitar correr el riesgo de tener problemas ellos mismos. Sin embargo, decidieron hacer lo contrario y reunieron una ofrenda. No eran ricos. De hecho, luchaban por sobrevivir por sí mismos (2 Corintios 8:1-5). Pero de sus escasos recursos, la iglesia de Filipos reunió lo que pudo y envió una delegación a Tesalónica para ayudar a Pablo a establecerse en una nueva ciudad.

Unos meses después, hicieron lo mismo (Filipenses 4:16). Y luego, cuando Pablo pasó de Tesalónica a Corinto, le enviaron ayuda una vez más (2 Corintios 11:9).

«Doy gracias a mi Dios cada vez que me acuerdo de ustedes», comienza Pablo su carta. «En todas mis oraciones por todos ustedes siempre oro con alegría, porque han participado [koinonía] en el evangelio desde el primer día hasta ahora» (Filipenses 1:3-5). Con sus actos de generoso apoyo, los filipenses se convirtieron no solo en receptores de las buenas nuevas de Dios, sino también en socios comprometidos con ellas. Orar por ellos levantó el ánimo de Pablo.

Y luego, Pablo terminó en prisión. No sabemos en qué ciudad se encontraba. La tradición cristiana más antigua lo sitúa en Roma. Más recientemente, los eruditos han sugerido un lugar más cercano a Filipos: Éfeso, tal vez, o Corinto. De cualquier manera, al igual que Faneisis, se encontró encerrado y lejos de casa, dependiendo del apoyo de otros para su supervivencia.

El aula donde más aprendo estos días es en el área de educación de una prisión estatal. Al igual que muchos profesores de seminario en todo el país, he estado impartiendo un curso en prisión a un grupo mixto de estudiantes: algunos pueden regresar a casa después de clase; otros no. Nuestras conversaciones, en conjunto, me hacen pensar de manera diferente sobre la asociación de los filipenses con Pablo en la obra del evangelio, su solidaridad con él en medio de la injusticia y las dificultades. Me hacen pensar nuevamente en lo que Pablo quiso decir con koinonía.

Para muchos de mis alumnos, encontrarse aislados de sus familiares y amigos es una de las cosas más dolorosas de estar en prisión. Las familias se reúnen para las vacaciones, los niños cumplen años, los sobrinos y sobrinas se gradúan de la escuela secundaria y, en prisión, es solo un día más de la misma vieja rutina. No es fácil sentirse conectado. Como la mayoría de las prisiones estadounidenses, en la que doy clases se construyó en una zona rural. Esto dificulta las visitas de los familiares, especialmente para aquellos que dependen del transporte público. No todas sus relaciones sobreviven.

Pablo también encontró doloroso su aislamiento en prisión. No estaba del todo solo. Timoteo estaba allí, encerrado con él o, más probablemente, visitándolo con frecuencia (Filipenses 1:1; 2:19-22). Otros creyentes iban cuando podían (4:21-22).

A diferencia de las prisiones modernas, las cárceles romanas solían construirse en la plaza principal de la ciudad, con paredes que a menudo contaban con pequeñas ranuras que permitían que los visitantes se comunicaran con los que estaban dentro o pasar comida a sus celdas subterráneas.

Entonces, Pablo no estaba completamente aislado. Aun así, extrañaba a sus amigos de Filipos. «Dios es testigo de cuánto los quiero a todos», escribe (Filipenses 1:8). Estaba ansioso por escuchar nuevas noticias de ellos (2:19). Si salía de la cárcel, quería ir a visitarlos (1:26; 2:24).

Imagínese el gozo que lo invadió cuando levantó la vista y vio el rostro familiar de Epafrodito, su querido amigo de Filipos, a quien los filipenses habían enviado para apoyarlo. E imaginemos el asombro de Pablo cuando, sabiendo lo pobres que eran, vio el regalo que había traído Epafrodito (4:10, 15-18).

¡Sus fieles amigos de Filipos lo habían vuelto a hacer! Pablo escribe, usando dos veces más una forma del término koinonia, y dice que «participaban» de sus cadenas al compartir su angustia (1:7; 4:14).

«Acuérdense de los presos», insta el escritor de Hebreos, «como si ustedes fueran sus compañeros de cárcel» (13:3). Con sus actos de costosa solidaridad, Epafrodito y los filipenses modelan cómo cumplir este mandato profundamente desafiante. Compartiendo el amor y el anhelo de Pablo, su tristeza y su alegría, le brindaron consuelo y compañía junto con ayuda material concreta.

Con casi dos millones de personas encarceladas en Estados Unidos (un depósito de cuerpos humanos a una escala sin precedentes), el ejemplo de los filipenses nunca ha sido más relevante. ¿Qué podría significar para la iglesia que vive afuera de los muros de la prisión unirse en solidaridad con los que están adentro, asociándose juntos en la obra de un evangelio que libere a los cautivos?

En las últimas semanas de nuestro curso de seminario, los estudiantes trabajaron en grupos para analizar un texto antiguo y presentar a la clase lo que revelaba sobre la justicia entonces y ahora. Un grupo decidió trabajar en un discurso de Libanio de Antioquía, un renombrado maestro e intelectual del siglo IV.

Libanio nunca había estado en prisión; no obstante, había sido testigo del encarcelamiento de un amigo cercano después de perder el favor del gobernador romano. La tortura y degradación que sufrió este amigo parecen haber causado una impresión duradera en Libanio. Más de dos décadas después, escribió un discurso viral dirigido al emperador romano Teodosio en el que describía con vívidos detalles la crueldad y la injusticia sufridas por quienes se encontraban en la prisión de Antioquía.

A diferencia del amigo de Libanio, la mayoría de estos prisioneros eran personas de menor estatus en su mundo. Él escribe:

Este es el destino de los pobres a manos de los ricos y cómo la clase política trata a los trabajadores comunes y corrientes. ¿Le gustaría que mencione a los pandilleros también? Claro, hay algunos que son culpables. Pero luego, todos los que alguna vez estuvieron con ellos también son arrestados, incluso aquellos que no saben nada sobre el crimen. Mientras todas estas personas viven encadenadas, los poderosos disfrutan de sus vidas y se olvidan por completo de ellas. (traducción propia)

Mis alumnos no tardaron mucho en comenzar a establecer conexiones entre el sistema de justicia penal en el mundo de Libanio y el nuestro. Ellos, como los estudiantes encarcelados, pudieron darse cuenta con solo mirar alrededor de la prisión que hoy también son principalmente los pobres y los marginados los que terminan en la cárcel o en la prisión, especialmente las personas de color de bajos recursos. Con el uso generalizado de la opción a la fianza en efectivo, los defensores públicos sobrecargados de trabajo y las tácticas coercitivas que presionan a los acusados para que acepten acuerdos de declaración de culpabilidad, a menudo parece que se manipula al sistema.

La presentación que ofrecieron estos estudiantes fue una colaboración notable, una adaptación hip-hop de una antigua oración griega. Aquí estaban mis alumnos, blancos y negros, hombres y mujeres, rimando juntos sobre la justicia y la igualdad mientras uno de ellos marcaba el ritmo. Fue divertido, pero también tremendamente serio, una expresión de creatividad alegre que también fue una denuncia seria y profética de un sistema de justicia penal que, con demasiada frecuencia, se muestra indiferente al carácter sagrado de la vida humana.

Visitar a los que están en prisión a menudo se describe como una forma de caridad. Pero esto era algo mayor. Mientras observaba lo que estos estudiantes habían creado, recordé nuevamente la koinonía de los filipenses con Pablo: su solidaridad en su sufrimiento y su participación en su alegría.

Al escuchar con atención las historias de sus compañeros encarcelados, mis alumnos no encarcelados presenciaron con ojos nuevos el mensaje liberador del evangelio. Se habían convertido, de una manera pequeña pero significativa, en compañeros del sufrimiento de sus compañeros encarcelados, expresando juntos su pena y su dolor. Y, sin embargo, la sala estalló en risas y alegría al imaginar un mundo donde todo el pueblo de Dios sea libre.

Filipenses es una carta sobre una iglesia generosa y comprometida que hace todo lo posible para cuidar a un amigo encarcelado. También es una carta sobre un hombre encarcelado que comparte con la iglesia exterior lo que está aprendiendo sobre el evangelio mientras está encadenado.

En un pasaje que forma el eje teológico de la carta de Pablo (posiblemente un himno cristiano antiguo que él adaptó) Pablo relata la encarnación de Jesús, su crucifixión y luego su glorificación por Dios (2:1-11).

Pablo enfatiza que en lugar de proteger su naturaleza divina, Jesús se unió en solidaridad con los humanos al compartir nuestra más profunda y dolorosa vulnerabilidad. Tomó forma humana y «se hizo obediente hasta la muerte, ¡y muerte de cruz!». Al igual que Pablo y muchos otros en nuestras propias prisiones, Jesús sufrió la degradación de un castigo violento sancionado por el estado. Él sabe lo que se siente.

La carta de Pablo desde la prisión es una invitación para que la iglesia de hoy cultive relaciones de solidaridad arriesgada que sirvan de puente entre los que están dentro y los que están fuera de la prisión. Invita a los creyentes libres a trabajar junto con los hijos encarcelados de Dios para desmantelar los muros que nuestro miedo ha construido y a recibir humildemente sus dones de fe y perspicacia. Al hacerlo, seguiremos el ejemplo, no solo de Epafrodito y los filipenses, sino también del mismo Jesús.

Ryan Schellenberg es profesor asociado de Nuevo Testamento en Methodist Theological School y autor de Abject Joy: Pablo, Prison, and the Art of Making Do.

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Church Life

En vez de ser pastor, mi ministerio consiste en arreglar tuberías

Al orar y operar llaves inglesas descubrí una vida cristiana abundante.

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Christianity Today September 5, 2024

Hace diez años, me topé con una disyuntiva vocacional.

Había pasado años orando y soñando con pastorear una iglesia: estudiar teología, escribir sermones, visitar hospitales e interceder junto a otros.

Pero, al igual que muchos de mi generación, mis recursos eran limitados. Con una familia que cada vez crecía más, tuve que pensar con franqueza en la viabilidad del seminario, lo poco que ganaría como pastor y el escaso progreso que sentiría que estaría haciendo en la vida cristiana. ¿Cómo iba yo a guiar a otros por un camino que yo aún tenía que recorrer? 

Un pastor de la iglesia a la que asistía, sabiendo que buscaba trabajo, sugirió que me pusiera en contacto con uno de los feligreses que lideraba un negocio de fontanería (plomería).

Con la posibilidad de un trabajo que no requería estudios avanzados y que podía proveer seguridad económica inmediata para mi familia, elegí dedicarme a reparar tuberías con una oración: Dios, transfórmame en la clase de persona que un día pueda ser pastor en tu iglesia.

Una década después, sigo trabajando en el mismo negocio. Resulta que no había considerado que un trabajo común —el trabajo manual en particular— podría ser la ruta más directa para aprender las habilidades necesarias para servir como líder en la iglesia. Sospecho que no soy el único. Cualquiera de nosotros puede llegar a ser un mejor seguidor de Jesús al concentrarse en las demandas y en la realidad espiritual de nuestros trabajos. Bien entendido, el trabajo es el campo de entrenamiento en el que se forman los buenos cristianos. 

¿De qué modo el trabajo nos hace mejores cristianos? ¿Cómo podemos «redimir el tiempo» que pasamos trabajando?

Si la vida cristiana se puede resumir como aquello que nos lleva «a tener parte en la naturaleza divina» en Cristo y a través de Él (2 Pedro 1:4, NVI), entonces creo que también se podría decir que la actividad central del cristiano es la oración.

Como la definió un ministro de la Iglesia de Inglaterra del siglo XIX, la oración es «el alma acercándose a Dios» y el alma que se acerca a Dios adopta las características de Dios. Es similar a un tubo de cobre: es frío al tacto y refleja la luz externa, sin embargo, eventualmente asume las características de la llama cuando está listo para la soldadura.

En su carta a los cristianos de Tesalónica, Pablo dice: «Estén siempre alegres, oren sin cesar, den gracias a Dios en toda situación, porque esta es su voluntad para ustedes en Cristo Jesús» (1 Tesalonicenses 5:16-18).

¿Cuándo oramos? Siempre. ¿Con qué frecuencia? Constantemente. ¿Incluso cuando estamos usando una llave inglesa para arreglar tuberías? En toda situación. 

Basilio el Grande, obispo del siglo IV y uno de los famosos padres de Capadocia, ayudó a reformar las comunidades monásticas de su zona en el mundo antiguo, y escribió una plantilla para la vida ascética —una vida disciplinada junto a Dios, una vida de oración— para todos los cristianos.

Para Basilio, el comienzo, el centro y el final de la vida cristiana es el amor: amor a Dios y amor al prójimo, como Jesús le enseñó a sus seguidores. Cristo también enseñó que el servicio que se presta con amor a nuestro prójimo es servicio que Él acepta como si fuera hacia sí mismo.

«El que ama al Señor ama a su prójimo en consecuencia», explica Basilio en su Regla. «“Si alguno me ama”, dijo el Señor, “guardará mis mandamientos”; y, de nuevo, dice: “Este es mi mandamiento, que se amen unos a otros como yo los he amado”. Por otro lado, aquel que ama a su prójimo cumple con el amor que le debe a Dios, porque él acepta este favor como si fuera mostrado hacía sí mismo».

Hacer nuestro trabajo por el bien del prójimo puede considerarse, en sí mismo, una forma de oración, tanto porque Cristo está junto a nuestro prójimo al recibir el servicio como debido a la disposición de nuestro corazón de complacer a Dios en ese servicio.

Basilio dijo más adelante:

… en medio de nuestro trabajo debemos cumplir con el deber de la oración, dándole gracias a Aquel que le ha otorgado fuerza a nuestras manos para realizar las tareas e inteligencia a nuestras mentes para adquirir conocimiento… orando para que el trabajo de nuestras manos esté dirigido hacia este fin: complacer a Dios.

¿Por qué el trabajo manual en particular? Otro famoso monje que vivió un par de siglos más tarde nos ayudará: Benito de Nursia. A menudo se le considera el padre de la monástica occidental y, como estudiante de Basilio, Benito acuñó la frase Ora et labora («Ora y trabaja»), e instruyó a sus monjes a vivir en una amable alternancia de trabajo manual interrumpida por momentos de oración. 

Para Benito, el trabajo manual era de extrema importancia, lo cual podemos saber por el hecho de que era lo único en toda su Regla a lo que llama explícitamente «monástico». Si los monjes no podían trabajar bien, entonces no podrían orar bien. Para el monje, así como para todos los cristianos, la oración es el trabajo; el descuido de una clase de labor significa también el descuido de las otras clases.

Pero, yendo un poco más allá, el trabajo manual y la oración tienen algo más en común: el reclutamiento de todo tu ser.

Cuando estoy instalando un calentador de agua debo juntar mi voluntad, mi intelecto, mi cuerpo, todas mis facultades: cada faceta de mi ser está implicada en la ejecución y la realización del trabajo. El trabajo manual sirve como una oportunidad para reintegrar lo que de otro modo serían partes desintegradas de mi ser, dispersas por todas partes.

Lo que yo practico en el trabajo manual, entonces, uniendo varias partes de mi yo en un todo integrado, lo aplico a mis momentos de oración, exponiendo la mente, el cuerpo, el alma y la fuerza para estar con Dios y ofrecerle adoración. Esta es otra respuesta a la pregunta que plantea la enseñanza de Pablo, al igual que muchas otras respuestas más que descubrir. 

Durante la última década como obrero, sin querer he encontrado un modo de vida que, lejos de mantener la oración a raya e impedirme que esté con Dios debido a mis tareas, me ha puesto en medio de un experimento devoto de siglos de duración que me enseña al menos dos cosas: en Cristo, oro precisamente porque estoy trabajando, y aprendo a orar mejor porque soy un trabajador.

Mis manos participan en la obra de traer orden al mundo que me rodea y también hojean obras teológicas; traen paz entre los propietarios y sus hogares y también construyen el Reino; han aprendido a utilizar llaves inglesas y también he aprendido a orar sin cesar. 

He descubierto que practicar el estar en la presencia de Dios y crecer en la vida cristiana es algo que cualquiera de nosotros puede hacer prácticamente en cualquier clase de trabajo, no solo como pastores o líderes de iglesia. Mi vocación en la fontanería no es realmente la vida que esperaba, pero ha resultado ser la vida por la cual oraba.

Nathaniel Marshall es fontanero (plomero) oficial licenciado. También es oblato benedictino y es miembro de la Iglesia Anglicana de Cristo Rey en Marietta, Georgia, con su esposa y sus dos hijas.

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Hay ocasiones en que la provisión de Dios viene en forma de Prozac

Mi batalla contra la ansiedad posparto me llevó a entender que Dios puede sanarnos de otras maneras.

Christianity Today August 21, 2024
Ilustración por Christianity Today / Fuente de imágenes: Unsplash

Las hormonas que vienen durante y después del embarazo hacen que el mundo gire: pueden crear vidas y sostenerlas, pero también pueden hacer que las madres se sientan como monstruos.

Las hormonas son las guardianas de nuestra cordura, y la mía se fue por el desagüe después de haber dado a luz a mis dos hijas. El desafío de criar a un recién nacido sería considerable para quienes tienen niveles normales de estrógenos y progesterona, pero puede ser demasiado para quien tiene las hormonas fuera de equilibrio.

Mis dos hijas, Elaine y Olivia, son las niñas de mis ojos, pero traerlas al mundo me dejó hecha polvo. Durante las 24 horas posteriores a cada parto me invadió la ansiedad y comencé a perder el contacto con la realidad. Un pánico paralizante atravesaba mi cuerpo cada hora. Me sentía exiliada del mundo en el que los ritmos son banales y placenteros.

No recuerdo haberme parado una sola vez junto a la cuna de mis recién nacidas para admirarlas mientras dormían. Solo me preocupaba mi propio sueño, o la falta de él. Daba vueltas en la cama, escuchando con envidia la respiración fuerte de mi esposo. Me sentía completamente aislada, abandonada. Trataba de dormir en todas partes, en cualquier sitio. Bajo mi escritorio. En el suelo. Lejos de la cuna. Fuera de la casa, en mi pequeño auto.

Conseguía sacar unas cuantas horas aquí y allá, pero cada noche, a la puesta de sol, mi ansiedad se disparaba como si el monstruo de los «y si» se hubiera sentado encima de mi cerebro: ¿Y si no puedo dormir y colapso y ataco a mis seres queridos y fracaso a la hora de cuidar de mi recién nacida y defraudo a todo el mundo? Cada hora me preguntaba si alguna vez vería a mis niñas reír, tirarse del pelo y correr juntas por la hierba.

La primera vez no sabía lo que me estaba ocurriendo: había escuchado hablar de la depresión postparto, pero no de la ansiedad. Había tenido un embarazo tranquilo y un parto natural que habían dado como resultado a un sano angelito rosado. Mi hija no tenía cólicos, mi marido estaba presente y me apoyaba, y nuestra familia extendida estaba entusiasmada con esta nueva vida. ¿Por qué me sentía tan consumida por el terror? Para hacerlo peor, reflexionaba sobre todas estas razones por las que debía estar llena de felicidad y me sentía culpable por no estarlo.

Por supuesto, mi propio pasado tenía un trasfondo más oscuro y complicado que me ayudaba a explicar las cosas: tuve una complicada relación con mi madre, lo que aumentaba mis miedos de convertirme en una madre inestable. Pero, por mucho que esto predijera mi insomnio postparto y los ataques de pánico, eso por sí solo no explicaba completamente mis circunstancias. Tenía que haber algo más agitándose bajo la superficie psicológica, formando una colisión entre el cerebro y el espíritu que parecía empeñado en obligarme a elegir entre cuidar de esta nueva vida o terminar con la mía.

Necesitaba ayuda médica, pero había un problema: para mí, hacer que un compuesto químico hiciera lo que se suponía que la cruz debía hacer demostraba mi falta de confianza en Jesús. Mi fe había florecido en una iglesia que prohibía beber alcohol y tomar drogas que alteraban el juicio. Recuerdo sermones centrados en la importancia de «una vida cristiana limpia» y advertencias de que el alcohol y la marihuana estaban en contra de las cosas de Dios.

En esos momentos era común escuchar Efesios 5:18 y siempre,al menos en mi memoria, se citaba en lenguaje antiguo: «No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu» (RVR1960). Esto encajaba bien conmigo, porque había crecido a la sombra del alcoholismo, con un abuelo cuyos periodos de sobriedad regulares solo fueron posibles debido a la constante vigilancia de mi abuela.

Durante gran parte de mi vida, la respuesta obvia a las adicciones había sido una teología fundamentalista. Estos habían sido los lentes que llevaba puestos cuando me encontré por primera vez con el tristemente famoso trabajo de Damien Hirst estando de vacaciones en Italia. En cierto lugar de Venecia visitamos una pequeña galería de arte abierta al público: y allí, en una ciudad llena de iconos religiosos, entramos en lo que parecía ser el santuario de los medicamentos.

Por todos lados había símbolos cristianos decorados con píldoras de toda forma y color. En las paredes había pósteres del Via Crucis cubiertos con frases que recordaban momentos específicos de la narrativa bíblica, con versículos citados junto a botellas de recetas médicas representadas en varias concentraciones. En cada pieza de arte, la devoción se fusionaba visualmente con la promoción de marcas de medicamentos. Y en medio de esta exposición había una variedad de calaveras humanas lacadas en colores brillantes.

Pero una de las piezas, relativamente discreta, fue la que más me impactó, y sigue fija en mi recuerdo: una simple cruz de madera de cedro con pastillas fijadas con resina en el centro de sus postes.

En ese momento de mi historia personal —años antes de mi doble encuentro con los problemas de salud mental relacionados con el parto— podía ver dos maneras diferentes, pero igualmente válidas, de interpretar esa obra. La primera era la más obvia: era una declaración acerca del poder adictivo de la religión, una representación artística de la afirmación de Karl Marx de que la religión es «el opio del pueblo».

Cuando Dios se convierte en una idea o en un sistema de creencias en vez de un ser amoroso y activo, terminamos usando a ese dios para protegernos de la realidad. En ese sentido, sentía que esa obra de arte me atacaba. Había sido culpable de ello en mis primeros años de fe, cuando la religión me ofreció una manera de distanciarme del dolor causado por mi familia.

La otra interpretación hablaba más bien de cómo las sustancias, tanto las prescripciones médicas legales como las sustancias médicamente necesarias que alteran la mente, se habían convertido en un reemplazo de Dios en la sociedad contemporánea. Después de todo, quién necesita oración, comunidad y una entrega ciega por medio de la fe cuando el Valium puede llevarse tu trauma y tu soledad. ¿Quién necesita el sacrificio de Cristo cuando tienes pastillas para la ansiedad?

Y aunque en ese punto de mi vida cognitivamente comprendía que había razones médicas legítimas para tomar analgésicos, sedantes y antidepresivos, no podía separarlo del abuso del alcohol que había presenciado en mi infancia. ¿Cuál es la diferencia entre alguien que abre una botella de licor en momentos de ansiedad a alguien que acude a un bote de pastillas?, me preguntaba.

Sin embargo, hoy veo el crucifijo de Damien Hirst de manera bastante diferente. Más que una acusación o una advertencia, se ha convertido en un símbolo de esperanza. Pero no fue sino hasta que pasé por un inmenso sufrimiento y hasta que el Espíritu Santo me transformó que mi percepción cambió. No fue sino hasta que experimenté la clase de implosión interna que conduce a la gente a beber y a anestesiarse.

Recuerdo una noche, en lo profundo de mi ansiedad postparto, en la que intentaba mantener a raya los pensamientos de autolesión centrándome en una imagen mental. Lo mejor con lo que pude dar fue una imagen de mi propia mano cortando pequeñas cruces en mi carne. Una y otra vez hacía el símbolo de la cruz y finalmente fui capaz de caer dormida: una extraña victoria.

Todo lo que quería era algo de bendito descanso: porque con él, pensaba, podría ser una madre capaz y no fallarle a mi pequeña. Pero, al igual que la propia gracia, el sueño se escapa cuanto más intentamos capturarlo. Y su búsqueda es sencillamente enloquecedora.

No sabía cómo ayudarme a mí misma. Lo que sí sabía, lo que me habían enseñado en mi infancia, era a lidiar con la vergüenza. Pero la vergüenza es a la ansiedad lo que la gasolina es al fuego. Y cuando echo la vista atrás veo la triste ironía de que eso mismo que temía —fallar como madre— era lo que habría pasado si hubiera escuchado la voz de la desesperanza y hubiera acabado con mi vida.

Pasé días enteros en oración: oraciones que eran más sentidas que nunca y en ocasiones suficientemente fuertes como para molestar a los vecinos. Estaba rodeada por mi comunidad y me apoyaba en mi familia como no lo había hecho nunca. También descubrí a un maravilloso terapeuta cristiano y comencé a poner en práctica disciplinadas técnicas de terapia cognitiva conductual. Incluso encontré a un naturópata cristiano que me ayudó a revitalizar mi cuerpo exhausto con suplementos.

Después de semanas de insomnio y ataques de pánico, había ganado algunas batallas significativas. Pero, después de todo, estaba perdiendo la guerra. Seguía necesitando ayuda farmacológica.

En última instancia, mi batalla contra el problema de salud mental de la ansiedad postparto se convirtió en una invitación a una vida espiritual más profunda. Tenía que enfrentarme a mi gran miedo de un mundo material en el que las sustancias químicas podían destruirnos. Pero lo que no había considerado era que lo material, lo químico y lo físico también podían salvarnos.

Había crecido leyendo pasajes de la Biblia que afirman la encarnación de Jesús y su importancia para nuestra salvación, pero no conseguí integrarlo en mi propia experiencia sino hasta que fui adulta.

La iglesia siempre ha batallado con la idea de que Dios haya abrazado el mundo material por medio del Cristo encarnado. Esto se hace evidente en las controversias cristológicas del siglo IV. Por ejemplo, a Ario y Apolinar les costó aceptar el hecho de que Jesús fuera «de carne y hueso» (Hebreos 2:14-17).

En respuesta a esto y a otras herejías de su época, Gregorio Naciaceno explicó que solo la humanidad holística de Cristo podía expiar nuestro pecado y todos sus efectos: porque «lo que no se asume no se sana». En otras palabras, Jesús se tenía que volver un humano completo para sanar completamente nuestra humanidad caída.

En esos momentos de crisis, yo no necesitaba que Jesús solamente fortaleciera mi espíritu: necesitaba que también sanara mi cuerpo. Y ya sea que esa sanación venga por medios sobrenaturales o naturales, sabemos que toda buena dádiva y todo don perfecto descienden de lo alto (Santiago 1:17).

Lentamente, con la iluminación del Espíritu santo, comencé a ver mis brillantes píldoras ansiolíticas como parte de la buena provisión de Dios para el buen cuerpo que él había creado, no como una señal de una fe débil. Porque igual que Jesús había abrazado su cuerpo físico, así también debía hacerlo yo.

Hoy cepillo el cabello de mis hijas y superviso que se laven los dientes. No consiguen quedarse quietas durante el ritual, y en seguida se escapan para jugar algo nuevo. Desde el cuarto de baño las escucho reír mientras lleno un vaso de agua para tomar mi Prozac.

Me lo trago y parece una especie de sacramento bendecido: una afirmación del cuerpo que Jesús creó, que un día será totalmente sano, igual que su cuerpo resucitado.

Katherine Lee es poeta y madre. Escribe memorias acerca del modo en que su maternidad ha sido definida por las mujeres de su familia. Su maestría en teología ha dado forma a esta búsqueda de maneras sorprendentes.

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Por qué ambos partidos quieren a los evangélicos hispanos en 2024

Los ojos están puestos sobre el bloque de votantes que está dando una nueva forma a la contienda presidencial… y a la Iglesia.

Monet Bacs es la directora estratégica de la Iniciativa Libre [Libre Initiative] en Arizona.

Monet Bacs es la directora estratégica de la Iniciativa Libre [Libre Initiative] en Arizona.

Christianity Today August 19, 2024
Fotografía de Hannah Yoon para Christianity Today

La congregación que se reúne en Alliance Church no necesita que le recuerden que deben salir a saludar a sus vecinos. Con algunos toques del estilo del oeste de Texas —botas de vaquero, hebillas de cinturón brillantes y peinados con volumen— llegan con los brazos abiertos.

Juntos, elevan alabanzas sobre la salvación y la sanación de Dios: «Ahora, soy ciudadano del cielo», cantan en español mientras proclaman al unísono una identidad como ciudadanos del cielo. [Los enlaces redirigen a contenidos en inglés].

Las iglesias evangélicas hispanas de Estados Unidos, que han crecido con conversos del catolicismo y nuevos inmigrantes, son conocidas por este tipo de comunión familiar. Sus pastores tienden a ser bivocacionales, lo suficientemente ocupados como para centrarse más en las necesidades de sus congregaciones que en las guerras culturales que se libran en el exterior.

«Hace cinco o diez años, la mayoría de las congregaciones bautistas hispanas… e incluso las iglesias hispanas de las Asambleas de Dios, giraban en torno al evangelio», dice Jesse Rincones, pastor principal de Alliance. Las conversaciones políticas «nunca llegaron a nuestros púlpitos».

Pero los temas políticos surgen cada vez más en los bancos hispanos en los años transcurridos desde la presidencia de Donald Trump. Trump ha ganado un mayor apoyo hispano con cada carrera a la Casa Blanca —ha tenido el mejor desempeño en este grupo demográfico que cualquier candidato republicano en décadas— y los evangélicos hispanos han sido un objetivo clave al buscar el voto de los creyentes.

Rincones, que también lidera la Convención Bautista Hispana de Texas, dijo que los republicanos «probablemente han visto cierto éxito al hacer eso en el espacio [evangélico blanco] y ahora están buscando expandirse» a las comunidades hispanas.

Jesse Rincones es el pastor principal de la iglesia Alliance Church en Lubbock, Texas.Fotografía de Hannah Yoon para Christianity Today
Jesse Rincones es el pastor principal de la iglesia Alliance Church en Lubbock, Texas.

Los votantes hispanos son el grupo a seguir este año electoral. Su participación eclesiástica y política influirá tanto en las filas de la iglesia como en las urnas. Aunque ambos partidos políticos están buscando llegar a este grupo demográfico con nuevos esfuerzos de alcance, ganar su voto será difícil.

Dada la diversidad dentro de sus congregaciones, los evangélicos hispanos son evidencia de lo difícil que es captar a un grupo que abarca posiciones marcadamente diferentes entre generaciones, orígenes y creencias teológicas.

Gabriel Salguero, pastor de la iglesia The Gathering Place, una iglesia de las Asambleas de Dios en Orlando, Florida, cree que los evangélicos hispanos son «los votantes indecisos por excelencia».

Los miembros de la congregación de Salguero proceden de ambos bandos políticos, y él opta por identificarse como independiente en lugar de apoyar a uno de los partidos mayoritarios.

De sus feligreses de la Generación Z y de la Generación del Milenio oye hablar con frecuencia del hartazgo ante el liderazgo polarizado e hiperpartidista de los partidos.

«[Existen] las suposiciones de que porque somos evangélicos, somos republicanos; que porque somos latinos, somos demócratas», dijo Salguero, quien también se desempeña como presidente de la Coalición Nacional Evangélica Latina [National Latino Evangelical Coalition]. «Creo que es un error asumir que cualquiera de los partidos puede darnos por sentado».

En Alliance Church, una gorra roja con la leyenda «Make America Great Again» (MAGA) comenzó a aparecer regularmente entre los sombreros de vaquero de la multitud.

«La política… trae cierta división», dijo David Ramírez, un pastor de ministerios en español en la iglesia Alliance, quien se trasladó a Estados Unidos desde la Ciudad de México hace 16 años para estudiar en la universidad. Ha tenido congregantes que le dicen que anime a la gente a votar por Trump «porque él es el que tiene una agenda cristiana».

Ramírez entiende el atractivo, pero no ve que le corresponda hacer un endoso. Más bien, quiere animar a su iglesia a ser respetuosa y a mostrar el amor de Cristo aun en el cruce de las posturas políticas.

El hombre con el sombrero MAGA, un tejano de ascendencia mexicana, le dijo al pastor que conoció a gente en la iglesia que hizo que cambiara sus propios puntos de vista. Ramírez leyó entre líneas: «Sé que se refería a los inmigrantes.

»Me dijo: “Esas personas se han convertido en algunos de mis mejores amigos, algunas de las personas que más quiero”», dijo Ramírez. «Y es partidario de Trump, cien por ciento».

David Ramírez es pastor de ministerios en español en la iglesia Alliance Church.Fotografía de Hannah Yoon para Christianity Today
David Ramírez es pastor de ministerios en español en la iglesia Alliance Church.

En la actualidad, uno de cada siete votantes con derecho a voto en Estados Unidos es hispano, la minoría demográfica más numerosa del país. Tradicionalmente, los hispanos han votado por los demócratas, pero el control del partido se está debilitando. Los votantes hispanos se decantaron por Barack Obama con una mayoría del 71 % en 2012, por Hillary Clinton con un 66 % en 2016 y por Joe Biden con un 59 % en las pasadas elecciones.

Mientras tanto, Trump aumentó su apoyo entre los votantes hispanos en 10 puntos porcentuales —pasó del 28 % en 2016 al 38 % en 2020—, reduciendo el margen en bastiones demócratas como Miami, e incluso dándole a la vuelta a un distrito de mayoría hispana en la frontera de Texas.

Su campaña designó a pastores hispanos para que realizaran una labor de divulgación religiosa explícita, reuniéndose con ellos durante la campaña y pidiéndoles que oraran en los mítines. Las promesas de Trump de defender el cristianismo, proteger la libertad religiosa y promover la causa provida han calado entre los hispanos que comparten esos valores con sus correligionarios evangélicos.

Ese llamado está marcando la diferencia: desde que Trump entró en la escena política en 2016, ha habido un aumento promedio de 4 puntos en el porcentaje de protestantes hispanos que se alinean con los republicanos y una disminución de casi 6 puntos en los protestantes hispanos que se alinean con los demócratas, según un análisis de los datos de la encuesta del Pew Research Center. Los cambios en ambas direcciones son dos veces mayores entre los votantes protestantes hispanos que entre los votantes hispanos en general.

En los círculos carismáticos es donde los hispanos han captado realmente el mensaje de Trump, quienes se han unido a un coro de adoradores, profetas y pastores famosos que ven a Trump como el elegido de Dios.

Más de la mitad de los protestantes hispanos se identifican como pentecostales o carismáticos, y creen en los dones espirituales, desde la sanación divina hasta hablar en lenguas.

«Muchos cristianos hispanos protestantes son formal o informalmente pentecostales», dijo Robert Chao Romero, pastor y profesor de la Universidad de California en Los Ángeles.

Cuando las personas, especialmente en las comunidades de inmigrantes, experimentan dificultades, «Jesús sale a nuestro encuentro con tanta fuerza», explicó Romero. Contó la historia de uno de sus primos, que tenía problemas de corazón. «Están orando y orando, y al día siguiente el médico dice: “Usted no tiene problemas de corazón”».

«Todos tenemos historias así», dijo Romero. «Experimentamos a Dios de esas formas activas».

Esta conciencia de la acción de Dios en el mundo y la sensibilidad hacia el ámbito espiritual pueden cambiar las reglas de la participación política. Orar por determinados candidatos y políticas, implicarse en el activismo, así como esperar milagros y un avivamiento político se convierten en responsabilidades cristianas permeadas con un sentido de llamado.

Nilsa Álvarez es la directora hispana de la Coalición Fe y Libertad [Faith & Freedom Coalition].Fotografía de Hannah Yoon para Christianity Today
Nilsa Álvarez es la directora hispana de la Coalición Fe y Libertad [Faith & Freedom Coalition].

Nilsa Álvarez dice que su llamado a la política sonó por primera vez como una cascada de «pequeños, pequeñísimos gritos» que resonaban en sus oídos mientras oraba en el banco de un parque. Sintió que Dios le decía que defendiera a las víctimas del aborto. Más tarde, dijo, tuvo una visión de Jesús llevándola y sacándola de reuniones en la Casa Blanca. En la visión, le dijo a Jesús que ella no pertenecía allí, pero dijo que Jesús la animó a estar en la sala.

«Nunca podría identificarme con ninguno de los profetas que ministraron en mi iglesia, porque son profetas que Dios ha ungido para edificar el cuerpo. Pero los hay que están llamados a edificar el gobierno», dijo Álvarez. Ella se involucró por primera vez en la política antes de la carrera de 2016, inspirada por la idea de elegir a un republicano que pudiera nombrar jueces de la Corte Suprema para anular Roe v. Wade.

Álvarez era líder de alabanza y adoración en una iglesia hispana en los suburbios de Miami en ese momento. Pronto conoció al director de fe del Partido Republicano de Florida y empezó a trabajar como voluntaria en campañas de registro de votantes en iglesias.

Su siguiente trabajo fue el de directora regional de fe del Partido Republicano. Ella dijo que sabía dentro de su espíritu que era ahí donde su don profético estaba destinado a ser utilizado. Cuando Trump asumió el cargo, se encontró, junto con otros líderes religiosos, «entrando y saliendo de la Casa Blanca. Tal como lo vi».

Álvarez, que ahora se desempeña como directora hispana de la Coalición Fe y Libertad [Faith & Freedom Coalition], describió su activismo político como parte de un movimiento más amplio «para cambiar la cultura en la dirección de Dios» llevando la influencia cristiana al gobierno. Entre los carismáticos, el concepto de que los cristianos están llamados a influir en diversos ámbitos de la sociedad se denomina el Mandato de las Siete Montañas.

El movimiento comenzó hace décadas como una forma de estimular la participación evangélica en lugar de retirarse de siete áreas: medios de comunicación, gobierno, educación, economía, familia, religión y entretenimiento.

En la actualidad, es más comúnmente citado por líderes carismáticos y apostólicos que piden una toma de poder cristiana en estos espacios o dominios como preparación para la segunda venida de Cristo. Los profetas autoproclamados han incorporado a Trump a la ideología de las Siete Montañas, proclamando que Dios lo eligió para usar su influencia para reclamar ciertas áreas de la cultura.

«En muy poco tiempo, creo que debido a que había algunas celebridades carismáticas de alto perfil que apoyaban a Trump y que eran muy abiertas con su celebración del Mandato de las Siete Montañas —una idea que antes había sido bastante oscura en los círculos carismáticos— de repente estaba en todas partes», dijo Leah Payne, historiadora de la religión en el Seminario de Portland.

No todos los evangélicos hispanos de tendencia carismática o pentecostal se inclinan hacia la derecha, señaló Payne, aunque sí lo hacen algunos famosos. El televangelista estadounidense de origen hondureño Guillermo Maldonado hizo campaña a favor de Trump en su megaiglesia apostólica de Miami, El Rey Jesús. Fue el pistoletazo de salida de la campaña del presidente «Evangélicos por Trump» en 2020.

«Te pedimos, Padre, que él pueda ser el Ciro que traiga la reforma, que traiga el cambio a esta nación», oró Maldonado mientras los asesores de fe de Trump le imponían las manos al presidente. «Declaro, Dios, que lo usas para cambiar la atmósfera espiritual de esta nación».

Más allá de los fundamentos teológicos que atraen a los carismáticos hispanos hacia el expresidente, sus antecedentes nacionales también pueden jugar un factor importante.

Los hispanoamericanos que huyeron de lugares con gobiernos opresivos de izquierdas o autoritarios —pensemos en Venezuela, Nicaragua o Cuba— tienden a oponerse a lo que consideran son posiciones más socialistas de parte de los demócratas. También son más propensos a abrazar iglesias y pastores que hablan abiertamente de política.

«Debido a los países de los que proceden, no quieren convertirse en socialistas», explica Romero. «En ese contexto se da esa natural inclinación más republicana».

Pero las tendencias entre los hispanos son mucho más matizadas que un simple giro a la derecha en la participación electoral a favor de Trump.

Alexia Salvatierra, decana académica del programa en español del Seminario Teológico Fuller, Centro Latino, y profesora asociada de misión y transformación global, habla de las generaciones más jóvenes de cristianos hispanos que están haciendo crecer la iglesia.

Alrededor de un tercio de los fieles de las congregaciones protestantes hispanas de Estados Unidos tienen menos de 30 años, según las encuestas, y sus líderes también son más jóvenes. Al igual que otros miembros de la Generación Z, los jóvenes creyentes hispanos están más interesados que sus parientes de mayor edad (cristianos de tendencia conservadora) al abordar los males de la sociedad y al abogar por la justicia penal, el acceso a la educación, la búsqueda de soluciones a la violencia doméstica y la reforma migratoria.

Cuando Salvatierra habla de justicia y misericordia en las clases de teología del Centro Latino, más de una vez ha visto a estudiantes hispanos comenzar a llorar «porque por fin les he dado permiso para hacer lo que quieren hacer», dice.

Los hispanos representan el mayor grupo de inmigrantes de Estados Unidos. Ya sea que lleven aquí generaciones o que acaben de llegar, la mayoría cree que el sistema de inmigración debe cambiar. Los votantes hispanos están a favor de extender el estatus legal a los «Dreamers», es decir, el grupo de inmigrantes indocumentados traídos a Estados Unidos durante su infancia, y a los inmigrantes que han vivido en Estados Unidos durante mucho tiempo; no obstante, muchos también ven la necesidad de aumentar la seguridad fronteriza.

El Libre Institute, una organización sin ánimo de lucro centrada en los latinos en Estados Unidos, encontró en una encuesta dirigida a votantes hispanos que dos tercios estaban de acuerdo en que el país debería hacer lo necesario para «detener el flujo de la inmigración ilegal» en la frontera sur.

Para los inmigrantes que ya tienen su ciudadanía, la dura retórica sobre las medidas enérgicas contra la inmigración por parte del bando de Trump puede no inquietarles por otra razón práctica.

«Las deportaciones masivas… es algo realmente difícil de llevar a cabo», dijo José Mallea, un designado presidencial de la Casa Blanca con George W. Bush que también asesoró a Jeb Bush sobre el alcance hispano durante su campaña presidencial de 2016. Dijo que los votantes podrían estar pensando: «Voy a votar por [Trump] de todos modos porque creo en todo lo demás».

Los evangélicos se han vuelto más belicosos sobre la inmigración ilegal en las últimas dos décadas. También han abogado por una reforma en materia de migración y por el asilo para los inmigrantes que huyen de la violencia y la persecución en sus países de origen, y han ampliado los ministerios para ayudar a los recién llegados. La mayoría de las iglesias hispanas en Estados Unidos tienen programas para ayudar de alguna manera a los inmigrantes recién llegados, como proporcionar información, ofrecer transporte o brindar clases de inglés.

Este año, Trump ha hecho de la lucha contra la inmigración ilegal un componente clave de su campaña, y las encuestas que muestran una creciente preocupación pública por el tema han hecho que sus oponentes se apresuren a abordarlo también. En el lanzamiento de la iniciativa «Latinos con Biden-Harris» en marzo de este año en Phoenix, Biden le dijo a la multitud: «ustedes son la razón» por la que vencí a Trump y «los necesito mucho».

Samuel Rodríguez, que lidera la Conferencia Nacional de Liderazgo Cristiano Hispano [National Hispanic Christian Leadership Conference], le dijo a CT que cree que el Partido Republicano necesita un cambio de mentalidad en lo que respecta a la inmigración. «El Partido Republicano necesita ver a los inmigrantes como una bendición», dijo. «Y necesitan ser explícitos y decir que la inmigración legal es una bendición».

Rodríguez condenó la retórica racista sobre los inmigrantes del lado Trump, pero dijo que las prioridades como la seguridad económica, los derechos de los padres en la educación y la libertad religiosa impulsarán a los hispanoamericanos hacia el Partido Republicano en mayor número.

Rodríguez cree que los líderes religiosos, tanto liberales como conservadores, no rehuirán las conversaciones políticas este ciclo electoral.

«Mi predicción es que este año los pastores animarán a sus miembros a votar más que nunca en la historia de Estados Unidos», dijo Rodríguez, que también es pastor de New Season, una megaiglesia pentecostal con sede en Sacramento, California.

La Iniciativa Libre (organización hermana del Instituto Libre), un grupo de tendencia libertaria financiado por los hermanos Koch, se centra en llegar a los votantes hispanos y centra su mensaje en la reforma migratoria, la economía, la educación y las políticas de salud pública. Ahora está dirigido por Mallea, que aporta su formación política y su experiencia como empresario en Miami.

Durante dos décadas, ha respondido a la misma pregunta una y otra vez: «Si los votantes hispanos dan tanta importancia a la fe y la familia, ¿por qué no se afilian más al Partido Republicano?». La respuesta de Mallea a los republicanos: «Porque ni siquiera han intentado entrar en la comunidad».

Mallea cree que los recientes esfuerzos de acercamiento están dando por fin sus frutos. «Este va a ser un año histórico», predijo.

Libre se mantiene al margen de los debates culturales sobre cuestiones como el aborto y la libertad religiosa, y adopta un enfoque pragmático. En su oficina de Phoenix, un atrevido cartel en una pared dice: «Bidenomics is bad economics» (La Bidenomía es mala economía) en mayúsculas.

Tras una temporada trabajando para el Partido Republicano, Monet Bacs acabó desanimada por la política partidista, pero aun así quiso encontrar la manera de llenar el vacío existente en el alcance a su comunidad.

«Sinceramente, por la gracia de Dios, estaba trabajando con una amiga y me invitó a un evento de Libre», me dijo Bacs, una veinteañera cristiana cuyo atuendo informal de negocios no desentonaría en el Capitolio.

«Enseguida me quedé con la boca abierta». En lugar de la «fría y normal escena política», los voluntarios intercambiaban abrazos. Había calidez.

Como directora estratégica de Libre en Arizona, Bacs coordina clases de inglés, distribución de alimentos y eventos de redes y networking para empresarios. «Me da mucha sensación de sentido cada mañana. Cuando me levanto, me pongo a trabajar», dice. «Siento que estoy destinada a estar aquí. Es donde Dios me guió».

Su padre, que llegó a Estados Unidos de Guatemala en un programa de intercambio cuando era adolescente, inculcó a Bacs que la participación cívica y el compromiso político no podían darse por sentados.

«En Guatemala, ni siquiera era una opción pensar realmente en esas conversaciones», dijo. «Lo más cívico que podías hacer era votar, y eso era muy emocionante para él. Así que cuando llegó a Estados Unidos, fue un total cambio de mentalidad para él, por lo que se enamoró absolutamente de este país. Así que esa es mi pasión, compartir eso con otras personas».

Bacs cree que las comunidades hispanas como la suya son el gigante dormido de la política. «Al fin y al cabo, todos en esta sección sabemos lo importante que es que nuestra comunidad participe. Constantemente se nos deja fuera de la conversación».

A principios de este año, Libre llevó a un grupo de estudiantes hispanos de secundaria a visitar el capitolio del estado en Phoenix. Allí, la representante republicana Michele Peña —que ganó un distrito de tendencia demócrata en 2022— habló con el grupo, pasando de español a inglés. Explicó, al estilo de Schoolhouse Rock, cómo los proyectos de ley se convierten en leyes y les instó a permanecer en la escuela.

Bacs cree que centrarse en la política y en los procedimientos prácticos tiene resonancia entre los votantes, que se preocupan más por las oportunidades y el costo de la vida que por los gestos políticos.

Los latinos tienen, por mucho, las más altas tasas de creación y liderazgo de nuevas empresas que cualquier otro grupo racial o étnico de Estados Unidos. Mallea dijo que este espíritu emprendedor, junto con la percepción de que los republicanos son más fuertes en cuestiones económicas, ganará algunos votantes hispanos con el tiempo. Como el Partido Demócrata «empezó a alejarse de algunos de esos valores… de repente, los hispanos están abiertos a alguien más».

Yahaira Félix, directora de participación en campo de Libre, tras obtener su residencia permanente, se sorprendió al enterarse de lo «fácil que es abrir un negocio aquí en Estados Unidos».

Félix, que trabajaba en ingeniería en México, montó una empresa de limpieza en 2022 después de haber sido rechazada de muchos empleos de salario mínimo por estar sobrecalificada. Unos meses después, Libre la reclutó.

«La libertad que tienes en tu país es tan diferente a la libertad que tienes aquí en este país», dijo. «Cuando realmente aprendes esas cosas, de verdad quieres conservarlo».

A medida que se acerca noviembre, los desacuerdos sobre la mejor manera de preservar esas libertades darán lugar a algunas amargas divisiones, dejando a las iglesias luchando sobre cómo responder. Pero la fricción puede dar lugar a un menor desgaste en el tejido social de las iglesias con fuertes conexiones entre sus miembros, como la iglesia Alliance Church.

Jorge Vázquez es director de la Iniciativa Pastoral Conexión [Conexión Pastors Initiative] en Texas.Fotografía de Hannah Yoon para Christianity Today
Jorge Vázquez es director de la Iniciativa Pastoral Conexión [Conexión Pastors Initiative] en Texas.

El año pasado, Jorge Vázquez, pastor administrativo de Alliance y director en Texas de la Iniciativa Pastoral Conexión [Conexión Pastors Initiative], dirigió a una docena de miembros de la iglesia en un estudio bíblico sobre la política y la Cruz, después de que algunos expresaran su interés en inclinarse hacia las conversaciones políticas, en lugar de alejarse de ellas.

Durante ocho semanas discutieron temas típicos del año electoral: pobreza y economía, aborto, relaciones raciales y matrimonio entre personas del mismo sexo. «Hubo algunos desacuerdos saludables», admitió Vázquez. Pero, al final, nadie abandonó sus relaciones ni la Iglesia.

Salvatierra no cree que la polémica política de este año vaya a dividir a las comunidades religiosas hispanas.

Aunque considera que las generaciones más jóvenes son más progresistas que sus parientes de mayor edad, no cree que se produzcan divisiones en la Iglesia «porque somos una cultura orientada a la familia… Eso significa que no se puede decir que el otro es el enemigo.

»La realidad es que la comunidad evangélica latina es diversa en todo el espectro político», añadió. «Tendemos a tener relaciones a pesar de estar a ambos lados de la división política».

A medida que se presta más atención a los hispanos como bloque electoral clave, los estrategas y comentaristas políticos tratarán de captar y predecir su enfoque de la carrera presidencial.

Pero los miembros de las iglesias hispanas lo saben mejor que nadie: han visto las variadas y matizadas perspectivas, incluso entre correligionarios. Han oído a su prójimo expresar diferentes prioridades y llamados a través de diversos orígenes, edades, estados y niveles de ingresos. Y siguen siendo familia.

Harvest Prude es corresponsal político nacional de CT.

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Alabar a Dios es un acto de rebelión política

El Libro de los Salmos nos enseña que la adoración requiere nuestra devoción y lealtad absolutas.

Christianity Today August 19, 2024
Ilustración de Mallory Rentsch Tlapek / Fuente de imágenes: WikiMedia Commons / Unsplash

Los Salmos capturan toda la gama de la experiencia humana: personal y colectiva; triste y de regocijo; y nos recuerda de la fidelidad de Dios a la vez que nos hace preguntarnos qué ha sido de ella. El libro bíblico, que ha sido elevado en oración por generaciones de creyentes, nos invita a entrar en la presencia de Dios con una honestidad penetrante.

Para aquellos de nosotros criados en la positividad del evangelicalismo moderno, los salmos de lamento pueden resultar sorprendentes. La autenticidad de su angustia traspasa los límites de lo que hemos presenciado en la oración colectiva, y nos llama a rechazar la positividad tóxica y a abrazar el dolor santo. Y si bien este llamado de atención para abrazar los salmos de lamento todavía es muy necesario, sospecho que necesitamos un análisis similar cuando se trata de los salmos de alabanza.

La afirmación de los salmos de alabanza es sorprendentemente única en su contexto y poderosamente relevante en el nuestro, especialmente en un año electoral cargado de energía política. Mientras los candidatos compiten por nuestros votos, los cristianos debaten acaloradamente qué contendiente refleja mejor nuestros valores y qué temas merecen más nuestra atención. Además de esto, como señaló Jared Stacy en un artículo reciente para CT, estamos experimentando un aumento de la violencia por motivos políticos.

Si bien el lamento es ciertamente apropiado en tiempos como estos, ¡tal vez lo mejor que podemos hacer es dedicarnos a alabar audazmente!

A menudo pienso que los salmos de alabanza se sienten como lo hace una madre que recibe una tarjeta del Día de la Madre comprada en una tienda que dice en letras mayúsculas que ella es la MEJOR MAMÁ DE TODAS. Sabemos que la imprenta ha hecho miles de estas tarjetas —y soy la única madre que mis hijos han conocido—, así que, ¿cómo podrían saberlo?

Pero cuando Israel exclamó: «¡Alabado sea el Señor!» estaban haciendo afirmaciones mucho más audaces que las de una tarjeta de felicitación genérica. Como señala el estudioso del Antiguo Testamento Walter Brueggemann en su excelente libro From Whom No Secrets Are Hid, «un acto de alabanza no es un acto “espiritual” inocuo. Es más bien tomar partido por este Dios contra todos los demás dioses». Él explica que «los himnos de alabanza son actos de devoción con connotaciones políticas y polémicas… [y] actos de desafío al mundo que tenemos frente a nosotros». [En adelante, los enlaces redirigen a contenidos en inglés].

Una razón por la que a menudo no apreciamos el poder de la alabanza presentada en los Salmos es que la mayoría de las traducciones al español traducen el nombre divino único, Yahvé o Yahweh, como SEÑOR (en mayúsculas). «Señor» en minúscula no es un nombre, sino un título que hace referencia a una persona de estatus. La mayoría de los lectores de la Biblia pasan por alto esta distinción. Y así, en nuestro intento de honrar el nombre de Dios llamándolo Señor, no nos damos cuenta y borramos su nombre divino, Yahvé. Entonces, la frase «Alabado sea el Señor» termina sonando como una tarjeta Hallmark, o una versión cristiana del credo que dice «vive, ríe, ama».

Una segunda razón por la que el impacto de la invitación de los Salmos a «Alabar a Yahvé» a menudo se diluye es que, en contextos monoteístas, donde muchos de nosotros crecemos siendo instruidos (con razón) en que hay un solo Dios, alabar al Señor puede parecer como afirmar lo obvio. Por supuesto que Él es el único digno de ser elogiado, porque, ¿qué otra criatura podría competir?

Pero los salmos de Israel eran mucho más osados de lo que creemos. Cada vez que cantaban un salmo, estaban haciendo una afirmación audaz que estaba simultáneamente a favor de Yahvé y en contra de los otros dioses.

Esto es significativo, porque los israelitas vivían en un mundo lleno de otras deidades a las que podían adorar. Varios libros gruesos en los estantes de mi oficina catalogan a estos dioses alfabéticamente, explicando por qué era conocido cada uno. En Egipto estaba Re, el dios sol; Isis, la diosa de la protección y la sanidad; Hathor, diosa de la fertilidad; Osiris, cuyo torrente sanguíneo se pensaba que era el Nilo; y muchas decenas más. En Canaán se adoraba a Baal y Asera, el dios y la diosa de la fertilidad, junto con El, el Dios supremo, y todo un panteón de opciones más. Los dioses de Mesopotamia incluían a Marduk, Isis, Ashur, Enlil, Ea, Tiamat y Adad, por nombrar algunos.

Más que eso, las culturas antiguas no adoraban a estas deidades para expresar afecto sino por necesidad. Creían que los dioses eran responsables del éxito de sus cosechas y de la supervivencia de sus hijos. Creían que los reyes gobernaban bajo el patrocinio divino y que la tarea de los gobernantes era cumplir las órdenes de los dioses y mantener el orden en su reino. La mayoría de los dioses del antiguo Cercano Oriente no eran dioses absolutos, sino que tenían una especialidad particular o una jurisdicción específica.

Cuando leemos los salmos de alabanza en ese contexto, se nos abre un mundo completamente nuevo: un mundo con el potencial de remodelar el nuestro. Consideremos el Salmo 96 como ejemplo. Hemos citado la NVI en español aquí, pero reemplacé «SEÑOR» con el nombre divino Yahvé para ayudarnos a experimentar el poder del hebreo original en su contexto:

¡Canten a Yahvé un cántico nuevo!
¡Canten a Yahvé, habitantes de toda la tierra!
¡Canten a Yahvé, alaben su nombre!
¡Proclamen día tras día su salvación!
Anuncien su gloria entre las naciones,
sus maravillas a todos los pueblos. (vv. 1–3)

El Salmo 96 no es genérico. No puede usarse en cualquier contexto de adoración, sino solo para adorar a Yahvé, el Dios de Israel. Pero eso es lo que hace que este salmo sea tan radical: ¡llama a «toda la tierra» a alabar a Yahvé, no solo a los israelitas! Todas las naciones deben escuchar la historia de «su salvación».

La salvación de Yahvé no es algo que Israel esperaba en el futuro sino algo que ya habían experimentado cuando Yahvé derrotó al faraón en el mar y los puso a salvo. La salvación de Yahvé no ofrece simplemente una sensación individual de tranquilidad, sino la derrota decisiva de Egipto y sus dioses en el escenario mundial (Éxodo 12:12; 15:2). El Salmo 96 continúa:

¡Grande es Yahvé y digno de alabanza,
más temible que todos los dioses!
Todos los dioses de las naciones son ídolos,
pero Yahvé ha hecho los cielos.
El esplendor y la majestad son sus heraldos;
hay poder y belleza en su santuario. (vv. 4–6)

El énfasis de este salmo es deliberado y obvio, una vez que lo conoces debes buscarlo. Exaltar a Yahvé es degradar a cualquier otro pretendiente a la prerrogativa divina. Yahvé tiene todo el esplendor, mientras que los dioses de las naciones no son más que objetos mudos. Cantar esto es negar la validez de los mitos fundacionales de todos los vecinos de Israel.

¡Tributen a Yahvé, pueblos todos!
¡Tributen a Yahvé la gloria y el poder!
¡Tributen a Yahvé la gloria que merece su nombre!
¡Traigan sus ofrendas y entren en sus atrios!
¡Póstrense ante Yahvé en la hermosura de su santidad!
¡Tiemble delante de él toda la tierra!
Digan las naciones:
«¡Yahvé reina!».
Ha establecido el mundo con firmeza;
jamás será removido.
Él juzga a los pueblos con equidad. (vv. 7–10)

Lo notable de estos versículos del Salmo 96 es que llaman a las naciones a adorar en el templo de Jerusalén. No les basta con admitir desde lejos el poder de Yahvé. Su reconocimiento tendría que traducirse en una acción de máxima humildad: hacer una peregrinación a una tierra extranjera supervisada por otro gobernante y ocupada por otro pueblo.

Decir que Yahvé reina no solo socava la autoridad de todos los demás dioses en los antiguos panteones de los vecinos de Israel, sino que también pone en duda la legitimidad de todo monarca humano que no sea el ungido por Yahvé. Dado que ningún rey gobernaba excepto por nombramiento divino, una de las primeras prioridades de cualquier rey era establecer la legitimidad de su gobierno mostrando cómo lo habían elegido los dioses. Si esos dioses fueron desbancados de sus tronos celestiales, entonces los reyes que se identificaban con ellos también eran ilegítimos. El Salmo 96 concluye con estas palabras:

¡Alégrense los cielos, regocíjese la tierra!
¡Brame el mar y todo lo que él contiene!
¡Canten alegres los campos y todo lo que hay en ellos!
¡Que canten alegres todos los árboles del bosque!
¡Canten delante de Yahvé porque ya viene!
¡Ya viene a juzgar la tierra!
Y juzgará al mundo con justicia
y a los pueblos con fidelidad. (v. 11-13)

Los vecinos de Israel representaban a sus dioses usando símbolos de animales y veían representaciones divinas en árboles y océanos, mientras que el Salmo 96 retrata cada cosa creada celebrando la autoridad de Yahvé y permaneciendo ante Él como el juez supremo. Al final, todos responderán ante Yahvé. ¡Estas son palabras de batalla!

Quizás una ilustración nos ayude a apreciar la audacia de los salmos de alabanza. La película clásica de 1965 The Sound of Music[La novicia rebelde] ofrece una analogía. El Capitán von Trapp es un oficial naval retirado en Austria que cría a sus siete hijos con la ayuda de una institutriz tras otra. Los niños son duros con estas madres sustitutas, por lo que el capitán recurre a un convento cercano en busca de ayuda. ¡Tal vez una monja pueda mantener a sus hijos a raya! El convento le envía una novicia, Fräulein María, que se gana el corazón de los niños y también el de su padre.

El romance del Capitán von Trapp y María tiene como telón de fondo una creciente amenaza de ocupación por parte de la Alemania nazi en 1938. Regresan a casa de su luna de miel y ven una bandera nazi ondeando sobre la puerta de su casa, junto con una convocatoria para servir en la marina de Hitler y una invitación (sin remitente) para que la familia de músicos actúe en el Festival de Salzburgo. Al intentar escapar a la neutral Suiza esa misma noche al amparo de la oscuridad, la familia es sorprendida en el acto. Pero, pensando rápidamente, fingen que se dirigen a actuar al festival de música.

Esa alegre velada musical se ve tensa por la presencia de soldados nazis custodiando las salidas. En primera fila se sienta el oficial que fue enviado para escoltar al capitán von Trapp a su nuevo puesto en la marina de Hitler. Mientras los jueces evalúan los resultados de la competencia, el capitán von Trapp canta solo bajo los reflectores, deleitando a la multitud que espera, con una sencilla canción que describe una flor blanca alpina originaria de Austria.

La letra no es en sí misma sediciosa, pero al ser cantada en este contexto, su audacia es evidente. La melodiosa melodía de «Edelweiss» evoca en la multitud el anhelo por la independencia de Austria de la Alemania nazi. El capitán se siente abrumado por la emoción y se ve incapaz de terminar la canción. María, los niños y todo el público se unen a él en las últimas estrofas, que terminan con una oración de esperanza: «¡Bendice mi patria para siempre!»

Los Salmos se parecen mucho al cántico del capitán. Por sí solos, no suenan rebeldes, pero en el contexto del dominio asirio o persa, representan una forma de insurrección espiritual, una especie de protesta activa ante los poderes dominantes. Los salmos de alabanza exaltan a Yahvé por encima de todos los gobernantes humanos y dioses rivales, disminuyendo su derecho a la soberanía. Tal como los leemos hoy, nos llaman a reimaginar nuestra ciudadanía fundamental, recordándonos que incluso nuestros funcionarios gubernamentales electos algún día deben doblar la rodilla ante Yahvé y que toda nuestra lealtad le pertenece solo a Él.

Durante este año electoral en los Estados Unidos, o dondequiera que nos encontremos, volvamos a escuchar los salmos de alabanza de la Biblia con los ojos bien abiertos, reconociendo su inquebrantable llamado a inclinarnos ante nuestro rey soberano.

Carmen Joy Imes es profesora asociada de Antiguo Testamento en la Universidad de Biola y autora de Portadores de su Nombre: La Importancia del Sinaí y Being God’s Image. Actualmente está escribiendo su próximo libro, Becoming God’s Family: Why the Church Still Matters.

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Theology

Un monumento teológico a la unidad en medio de la diversidad

Ante la división rampante entre los evangélicos, el Pacto de Lausana ve el plan de Dios detrás de las diferencias.

Christianity Today August 14, 2024
Illustration by Ibrahim Rayintakath

En la película Memento, del año 2000, el protagonista Leonard Shelby tiene una lesión cerebral específica que le impide formar nuevos recuerdos a largo plazo. Puede recordar información durante 30 segundos o un minuto como máximo, pero luego lo olvida todo.

La desconexión de Leonard con su pasado lo deja en un perpetuo estado de desconcierto sobre cómo ha llegado a su situación actual: ¿De qué enemigo huyo y por qué? ¿Por qué llevo una pistola? Su confusión es consecuencia de la amnesia: la incapacidad de recordar su propia historia. Si Leonard pudiera reaprender y recordar las partes más importantes de su pasado, podría por fin volver a tener una existencia estable, con una comprensión sana de sí mismo y de la gente que lo rodea.

Ser evangélico hoy en día es similar a esto. Nosotros también estamos desconectados de nuestro pasado, aunque por razones más reversibles que una lesión cerebral. Como resultado, los evangélicos están ahora más divididos que nunca, y muchos de nosotros luchamos contra enemigos que una vez fueron amigos.

Pero, ¿y si nos detuviéramos a recordar nuestra historia? No solo recordaríamos quiénes somos y cómo hemos llegado hasta aquí, sino que incluso podríamos redescubrir lo mejor que el evangelicalismo ha sido, es y puede volver a ser.

Por supuesto, uno de los mayores problemas hoy en día es que casi no parece haber consenso sobre lo que significa la palabra evangélico. Ojalá los evangélicos de todo el mundo pudieran ponerse de acuerdo sobre los parámetros básicos del evangelicalismo: algo lo suficientemente mínimo como para fomentar una sana diversidad, pero lo suficientemente sustancial como para garantizar la integridad doctrinal.

¿Y si ya existiera algo así?

Hace cincuenta años, en julio de 1974, unos 2700 líderes cristianos de 150 países viajaron a Lausana (Suiza) por iniciativa del evangelista estadounidense Billy Graham y el teólogo británico John Stott.

La conferencia se tituló oficialmente «Primer Congreso Internacional de Evangelización Mundial», pero pasó a conocerse como el primer encuentro de Lausana del 74. Y aunque solo incluyó a una parte de la iglesia mundial, la revista Time informó célebremente en su momento que el congreso era «posiblemente la reunión de cristianos de mayor alcance jamás celebrada».

Arriba: Los participantes llegan al Palacio de Beaulieu en Lausana, Suiza, en 1974. Abajo: Intérpretes traducen las sesiones plenarias de Lausana a las seis lenguas oficiales del congreso.Cortesía de la Billy Graham Evangelistic Association
Arriba: Los participantes llegan al Palacio de Beaulieu en Lausana, Suiza, en 1974. Abajo: Intérpretes traducen las sesiones plenarias de Lausana a las seis lenguas oficiales del congreso.

Quizá el resultado más importante y duradero de esta reunión fue el Pacto de Lausana, que con el tiempo se convertiría en uno de los documentos más influyentes del evangelicalismo moderno. El propósito del documento era responder a una pregunta clave: ¿Hasta qué punto debemos estar de acuerdo unos con otros para trabajar juntos en la tarea de las misiones mundiales?

En aquella época, como ahora, el evangelicalismo estaba sintiendo los efectos de la controversia fundamentalista-modernista, que provocó profundas escisiones en casi todas las principales instituciones y denominaciones cristianas. El enfoque fundamentalista buscaba resolver las diferencias por medio de rigurosas pruebas de fuego y rigidez doctrinal. La perspectiva progresista evitaba los límites doctrinales, arriesgándose a apartarse sustancialmente del cristianismo histórico.

El enfoque evangélico de la diversidad ejemplificado en Lausana se caracteriza tanto por (1) una cuidadosa negociación de la unidad por encima de las diferencias que se fundamenta en confesiones en común del cristianismo histórico como por (2) la celebración de la diversidad en sí misma como un bien intrínseco, e incluso como prueba de una expresión del plan previsto por Dios para la iglesia global y universal de todos los creyentes.

El Pacto de Lausana ofrecía una definición teológica de la palabra evangélico y evitaba intencionadamente cualquier elemento sociopolítico asociado al movimiento. Tampoco se pronunció sobre una serie de cuestiones importantes, aunque secundarias, relacionadas con la teología, la doctrina y la praxis. Por ejemplo, no habla del bautismo, de los roles de género en el ministerio, ni de la edad de la Tierra y la evolución.

Al mantenerse al margen de este tipo de cuestiones, el Pacto de Lausana incluyó a cristianos de ambos lados de las líneas de desacuerdo que, de otro modo, podrían estar divididos. En su lugar, los líderes del congreso trataron de crear una comunidad unida en torno a un pacto que pasara por encima de tales diferencias, al servicio de una misión compartida para que «toda la Iglesia lleve todo el Evangelio a todo el mundo».

En cierto sentido, el pacto es una declaración corporativa de creencias compuesta por 15 artículos, una introducción y una conclusión. Con poco más de 3100 palabras, el documento es lo suficientemente corto como para ser mecanografiado de forma legible en dos caras de una sola página. Stott, presidente del comité de redacción, explicó en su exposición el razonamiento que subyace a cada artículo, y es una lectura obligada que acompaña al pacto.

Sería un error considerar este documento como una mera declaración de fe, ya que se concibió como un pacto, escribe Stott, un «contrato vinculante» que compromete a sus firmantes a un propósito y una asociación comunes. Tras 10 días de debate, discusión y negociación, la mayoría de los asistentes (2300 en total) firmaron el documento. Como explicó Stott: «No queríamos limitarnos a declarar algo, sino hacer algo: comprometernos en la tarea de la evangelización mundial».

Incluso ahora, el pacto está destinado a ser firmado por quienes lo lean y estén de acuerdo con él, y al hacerlo, nos comprometemos a cooperar unos con otros en la misión de Dios.

Como la mayoría de los evangélicos, nunca había oído hablar del Pacto de Lausana durante mis años de formación, ni me pidieron que lo firmara sino hasta que fui adulto. Soy indio de piel oscura y nací en el sur de California en 1978, hijo de inmigrantes de primera generación que ya eran cristianos. Mi padre estudió en la Universidad de Biola.

Y mientras los que estudiaban en instituciones cristianas en ocasiones llegaban a estar familiarizados con el Pacto de Lausana, yo estudié la secundaria en una escuela pública y asistí a una universidad estatal laica. Las iglesias a las que crecí eran no denominacionales, lo que tenía sus ventajas, pero también cierta amnesia sobre la historia del cristianismo.

Conocí acerca del Pacto a finales del año 2000, hace 24 años, cuando era estudiante de posgrado y estudiaba para ser médico científico. Me aceptaron en la Harvey Fellowship (una beca ofrecida a cristianos que se incorporan a campos poco representados) y todos los solicitantes debían firmar el Pacto de Lausana. El verano siguiente fui a Washington, DC, a un evento de una semana de duración para reunirme con un pequeño grupo de otros nuevos becarios Harvey.

Ese evento amplió sustancialmente mi experiencia de la diversidad evangélica. Ben Sasse, historiador de Yale y presbiteriano reformado, fue el primer cristiano que conocí que era capaz de presentar un argumento plausible acerca del bautismo de niños, aunque él y yo no estuviéramos de acuerdo. Mac Alford, especialista en Botánica de Cornell, fue el primer cristiano que conocí que afirmaba la evolución, algo que yo rechazaba en aquel momento.

Y aunque estos desacuerdos eran incómodos, al menos para mí, todos habíamos firmado el Pacto de Lausana (que no se pronuncia sobre ninguna de estas cuestiones) y, por tanto, ya nos habíamos comprometido a cooperar.

El Pacto de Lausana ofrece una explicación teológica de nuestras diferencias, basada en la creencia subyacente de que estas diferencias pueden ser intrínsecamente valiosas. Los líderes del congreso no estaban satisfechos con una reducida comunidad que estuviera de acuerdo, sino que buscaban una comunidad expansiva a través de nuestras diferencias.

El pacto explica, utilizando lo que Stott llamó «una traducción literal de Efesios 3:10», que nuestros diferentes puntos de vista sobre las Escrituras son un mecanismo por el que se nos revela la sabiduría de Dios:

La revelación de Dios en Cristo y en las Escrituras es inmutable. A través de ella, el Espíritu Santo sigue hablando hoy. Ilumina las mentes del pueblo de Dios en todas las culturas para que perciban su verdad de una manera fresca, a través de sus propios ojos, y así revela a toda la Iglesia cada vez más de la sabiduría multicolor de Dios.

En lugar de reducir los límites doctrinales para lograr una paz falsa, la invitación evangélica nos llama a leer la Biblia juntos, a resolver nuestras diferencias y a negociar, y estos instintos estaban claramente presentes en la forma en que se llegó al Pacto de Lausana.

Aunque la conferencia en sí solo duró 10 días, el proceso de redacción del pacto llevó meses de diálogo y negociación. Pero con 2700 delegados en la conferencia, ¿qué tanta cooperación fue posible? Bastante, según parece. En la valoración de Stott: «Puede decirse verdaderamente, entonces, que el Pacto de Lausana expresa un consenso de la mente y el estado de ánimo del Congreso de Lausana».

La redacción del documento fue asignada a un pequeño comité que incluía a Stott; al entonces presidente del Wheaton College, Hudson Armerding; y a Samuel Escobar, un teólogo peruano de la InterVarsity Christian Fellowship.

Meses antes de la reunión de julio, se enviaron a los asistentes documentos de todos los ponentes de la reunión y se les pidió que enviaran sus comentarios por escrito. Redactado por J. D. Douglas, quien en aquel momento era editor de Christianity Today, el borrador preliminar se basó en los temas clave y las ideas de estas ponencias.

En su exposición, Stott explica: «Ya puede decirse verdaderamente que este documento surgió del Congreso (aunque el Congreso aún no se había reunido), porque reflejaba las aportaciones de los principales oradores cuyas ponencias se habían publicado con antelación».

Antes del Congreso, se envió un primer borrador a varios asesores, cuyos comentarios sirvieron para orientar la primera revisión del documento. A continuación, el comité supervisó una segunda revisión.

Pero los redactores también querían participar, escuchar y aprender de los propios asistentes. Así, a mediados de la reunión de julio, se entregó a cada asistente una copia del tercer borrador del pacto y se les pidió que enviaran sus respuestas y las debatieran en pequeños grupos que se organizaron cada día.

A partir de esta retroalimentación, se presentaron las objeciones y enmiendas sugeridas para que el comité de redacción las considerara. Según Stott, el congreso:

… respondió con gran diligencia. Se recibieron cientos de propuestas (en las lenguas oficiales), se tradujeron al inglés, se clasificaron y se estudiaron. Algunas enmiendas propuestas se anulaban entre sí, pero el comité de redacción incorporó todas las que pudo.

En última instancia, esta negociación influyó sustancialmente en el documento final en torno a tres temas principales. En primer lugar, se añadió una declaración cuidadosamente negociada sobre la inerrancia bíblica. En segundo lugar, se reforzó la declaración del pacto sobre la responsabilidad social. En tercer lugar, se introdujeron varios cambios para reflejar las preocupaciones y la sabiduría de la iglesia global fuera del mundo occidental. Creo que estos tres temas resumen las lecciones de Lausana para nuestro momento actual.

I. El artículo sobre la autoridad de las Escrituras se reforzó para incluir una declaración cuidadosamente negociada sobre la inerrancia, influida por las aportaciones de Francis Schaeffer y otros, que decía que la Biblia es «sin error en todo lo que afirma». Este cambio específico fue muy discutido, lo que supuso un reto importante para el comité de redacción.

Por un lado, las razones para incluir una declaración sobre la inerrancia eran poderosas. Una visión diferente de las Escrituras era la causa de muchos desacuerdos profundos entre evangélicos y cristianos progresistas. La afirmación modernista, impulsada por la alta crítica, era que la Biblia tenía «autoridad», pero que su mensaje estaba siempre sujeto a cambios debido a sus numerosos errores.

Junto con esta afirmación, muchos cristianos liberales rechazaban la creencia en la Resurrección, el Nacimiento Virginal y la historicidad de Adán y Eva. Y aunque estas tres afirmaciones clásicas del cristianismo no tienen la misma importancia, rechazar cualquiera de ellas supone una importante revisión con consecuencias de largo alcance.

Aclarar la naturaleza de este desacuerdo sobre las Escrituras estaba en el punto de mira de los organizadores de la conferencia. Por una buena razón, los evangélicos no podían colaborar fácilmente en las misiones mundiales con aquellos cuya interpretación del Evangelio no incluyera, por ejemplo, la resurrección corporal de Jesús, ya que se trataría de un Evangelio totalmente distinto (Gálatas 1:6-9). Como dijo el apóstol Pablo: «Y si Cristo no ha resucitado, la fe de ustedes es ilusoria y todavía están en sus pecados» (1 Corintios 15:17, NVI).

Pero también, en el contexto inmediato, la conferencia de Lausana fue una respuesta a la Conferencia de Bangkok sobre la Salvación Hoy, convocada el año anterior (1973) por el Consejo Mundial de Iglesias (CMI). Incluso el lugar se eligió en parte por la proximidad de Lausana a Ginebra, donde tiene su sede el CMI.

En la Conferencia de Bangkok habían participado delegados evangélicos, así como cristianos liberales y convencionales, muchos de los cuales se habían alejado de la ortodoxia. Y aunque su informe final incluye una concesión a los evangélicos, afirmando con Hechos 4:12 que «no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres [excepto Jesús] mediante el cual podamos ser salvos», otras peticiones para reforzar la teología del Evangelio, haciendo eco de la Declaración de Frankfurt de 1970, en la que los cristianos alemanes se opusieron al «giro humanista» de las misiones en el CMI, fueron rechazadas como contribuciones occidentales que no hablaban en nombre de todos.

Además, el informe de Bangkok incluía declaraciones que calificaban cualquier liberación de la opresión social como una forma de salvación, incluyendo «la paz del pueblo en Vietnam, la independencia en Angola, la justicia y la reconciliación en Irlanda del Norte y la liberación del cautiverio del poder». En Christianity Today, Peter Beyerhaus escribió:

Aquí, bajo una cobertura aparentemente bíblica, el concepto de salvación se ha ampliado tanto y se ha despojado de su carácter distintivo cristiano que cualquier experiencia libertadora puede ser llamada «salvación». En consecuencia, cualquier participación en esfuerzos libertarios se llamaría «misión».

Beyerhaus añadió que la conferencia también presentó el maoísmo, es decir, el comunismo de China, como una alternativa aceptable al cristianismo. Del mismo modo, que la iglesia del profeta Simón Kimbangu, quien afirmaba ser la venida encarnada de Dios Padre y que su hijo era la segunda encarnación de Jesús, se presentó como un ejemplo loable de un ministerio indígena.

Más que comentarios improvisados, se trataba de atractivos presentados intencionalmente por los dirigentes del CMI a las iglesias asiáticas y africanas, y cualquier objeción teológica se desestimaba como un intento inútil de asimilar las iglesias indígenas al pensamiento occidental.

Aunque nadie puede dictar a quién se le permite autoidentificarse con el término cristiano o incluso evangélico, el Pacto de Lausana fundamenta la unidad cristiana en la misión compartida de proclamar todo el Evangelio a todo el mundo. Esta misión es la razón por la que nos unimos a esta comunidad, a menudo incómoda, conocida como la Iglesia, a pesar de nuestras diferencias.

Los serios desacuerdos sobre la naturaleza del Evangelio a menudo se remontan a dos formas fundamentalmente diferentes de entender las Escrituras. Todo el mundo en este debate podía estar de acuerdo en que la Escritura era «autorizada», pero ¿eran sus enseñanzas siempre cambiantes y llenas de errores?

Por otra parte, incluso para muchos cristianos ortodoxos, el término inerrancia seguía siendo un punto de fricción. Inerrancia era una palabra cargada, puesto que algunos fundamentalistas ya la utilizaban como prueba de fuego doctrinal. Para agravar el problema, el término estaba mal definido, ya que aún faltaban años para que se redactaran las declaraciones de Chicago sobre la inerrancia y la hermenéutica en 1978 y 1982, respectivamente. No es de extrañar, por tanto, que muchos asistentes se opusieran firmemente a que el pacto utilizara el término inerrancia en su declaración sobre las Escrituras.

La solución de Stott a este callejón sin salida se fraguó en el proceso de negociación y fue una solución sabia. En lugar de exigir la palabra inerrancia, la sustituyó por una definición concisa y destacada del término diciendo que la Escritura es «sin error en todo lo que afirma». Los evangélicos que se oponen al término inerrancia podrían afirmar esto, pero muchos progresistas no lo harían.

II.El congreso también reforzó el artículo del pacto sobre la responsabilidad social. Una vez más, los redactores se distinguieron tanto de los progresistas del CMI como de la reacción exagerada de los fundamentalistas al evangelio social del liberalismo.

Trazar el camino que Billy Graham siguió en cuestión de la justicia social proporciona algunos antecedentes importantes. En 1953, rompiendo con su educación tradicional del sur de los Estados Unidos, Graham empezó a insistir en que sus audiencias fueran «integradas», es decir, con negros y blancos sentados uno al lado del otro.

En 1960, Graham predicó en reuniones de avivamiento ampliamente publicitadas en varios países de África, en las que predicó el Evangelio a multitudes gigantescas en estadios abarrotados, pero no estuvo dispuesto a predicar el Evangelio a multitudes segregadas por el apartheid sudafricano.

Las acciones deliberadas de Graham fueron claras declaraciones sociopolíticas sobre la integración racial en la iglesia, lo que enfureció a muchos fundamentalistas, incluidos los de su propia denominación: los bautistas del sur.

Una semana después del desplante de Graham al apartheid en Sudáfrica, el evangelista fundamentalista y locutor Bob Jones padre respondió en un mensaje radiofónico de Pascua titulado «¿Es la segregación bíblica?». Con un argumento basado en una lectura torturada de Hechos 17:26, Jones enseñó que la respuesta era sí. Los esfuerzos por integrar las razas y acabar con la segregación, sostenía, iban en contra del orden creado por Dios y desviaban la atención de la tarea de compartir el Evangelio. En esto, Jones hacía eco de las opiniones de muchos cristianos del sur de Estados Unidos.

Aunque el apartheid continuó hasta la década de 1990, Graham predicó finalmente en Sudáfrica en 1973, justo un año antes de Lausana, quizá en una de las primeras grandes reuniones del país en las que se sentaron juntos negros, blancos y morenos. Ante una multitud integrada de 100 000 personas, el predicador sureño clamó: «El cristianismo no es una religión de blancos… Cristo le pertenece a todas las personas».

Arriba a la izquierda: A. Jack Dain y Billy Graham firman el Pacto de Lausana en la ceremonia de clausura de Lausana, 1974. Abajo a la izquierda: Los líderes del congreso de Lausana durante una rueda de prensa en 1974. Derecha: Martin Luther King Jr. y Billy Graham.Cortesía de la Billy Graham Evangelistic Association.
Arriba a la izquierda: A. Jack Dain y Billy Graham firman el Pacto de Lausana en la ceremonia de clausura de Lausana, 1974. Abajo a la izquierda: Los líderes del congreso de Lausana durante una rueda de prensa en 1974. Derecha: Martin Luther King Jr. y Billy Graham.

Graham era amigo de Martin Luther King Jr. y a veces un aliado público de la causa de King, y siguió creciendo en su deseo de ver la justicia racial a lo largo de su vida. Pero Graham se preguntaba si había hecho lo suficiente, y en 2005 expresó su arrepentimiento por no haber impulsado los derechos civiles con más fuerza, deseando haber protestado con King en las calles.

Este contexto da vida a la versión final del texto del pacto, que distingue la labor de proclamar el Evangelio —centrándose en el mensaje de Dios para nosotros específicamente en la vida, muerte y resurrección de Jesucristo— de la tarea de la justicia social:

Aquí también expresamos arrepentimiento tanto por nuestra negligencia como por haber considerado a veces que la evangelización y la preocupación social se excluyen mutuamente. Aunque la reconciliación con el hombre no es la reconciliación con Dios, ni la acción social es evangelización, ni la liberación política es salvación, no obstante afirmamos que tanto la evangelización como involucrarse en materia sociopolítica forman parte de nuestro deber cristiano.

En respuesta a la Conferencia de Bangkok, el Pacto de Lausana deja claro que la liberación de la opresión no es sinónimo del concepto bíblico de salvación. Sin embargo, el Pacto también evitó el error fundamentalista de descuidar la justicia social e incluso pidió a los evangélicos que se arrepintieran de disociar el cristianismo de su legítima preocupación por el orden social.

Estas son lecciones fundamentales para nosotros hoy. Las dificultades que enfrentamos en el presente para hablar y pensar sobre la raza, la diversidad y la justicia social no son nuevas. El debate teológico sobre el evangelio y la justicia social es al menos tan antiguo como la controversia entre modernistas y fundamentalistas. Los evangélicos rechazaron con razón el evangelio social y las formas particulares de la teología de la liberación que se apartaron de la enseñanza cristiana histórica. Sin embargo, a menudo hemos sido demasiado condescendientes —y no nos hemos preocupado por ello— en nuestra búsqueda de la justicia.

En la actualidad, la teoría crítica de la raza (CRT, por sus siglas en inglés) y las iniciativas de diversidad, equidad e inclusión (DEI) son objeto de una polémica batalla. Hay muchas maneras de definir y aplicar la CRT y la DEI, algunas de las cuales se aproximan a versiones secularizadas de la teología de la liberación. Sin embargo, el deseo motivado por incluir y fomentar la diversidad en la sociedad es admirable y, en última instancia, refleja el anhelo del reino de Dios. Esta es la razón por la que muchos llamados cristianos en favor de la justicia racial están impulsados por el lenguaje y las preocupaciones de las Escrituras e incluso se basan en la persona de Jesucristo.

Al menos a un alto nivel, los objetivos declarados de la CRT y la DEI no son el problema, si bien tememos que muchos enfoques para alcanzar esos fines sean erróneos o destructivos. Para aquellos de nosotros preocupados por las versiones antibíblicas de la CRT, el mejor antídoto podría ser seguir el ejemplo del Pacto de Lausana. Que articulemos una sólida teología de la justicia y la llevemos a la práctica en nuestras acciones, y que nos arrepintamos de nuestros fracasos pasados en la búsqueda de la justicia.

III.Al estudiar el Movimiento de Lausana, siempre me sorprende el orgullo, la alegría y el amor de sus miembros por la diversidad de la Iglesia mundial no occidental y su deseo de amplificar su voz. La conferencia está estructurada para incluir a personas de los países más remotos, menos representados y con menos recursos. Ofrece tarifas escalonadas para garantizar que los participantes con menos medios puedan asistir. Aunque los organizadores reúnen en cada encuentro al grupo de cristianos más diverso y global de la historia, siempre expresan su tristeza por los rincones de la Iglesia que no pueden asistir.

Dicho esto, el compromiso de Lausana con la participación mundial se enfrentó a varios obstáculos al principio de su historia, empezando por su primera reunión, en la que más de 1000 de los 2700 asistentes procedían de países en desarrollo.

Antes de Lausana, algunos líderes africanos pidieron una «moratoria» para los misioneros occidentales y el dinero recaudado a través de sus redes. Esto se debía en parte a que muchos se oponían a los modelos paternalistas que veían en las misiones, a menudo alimentados por grandes desequilibrios de riqueza.

Las misiones occidentales, aunque bienintencionadas, han sido a veces explotadoras y no han logrado crear relaciones sanas y de colaboración que beneficien a los países no occidentales. Y sin duda, la asociación de la cultura occidental con el cristianismo por parte del movimiento misionero distorsionó el Evangelio y a menudo fue un obstáculo para el resto del mundo.

Los organizadores de Lausana invitaron al congreso a cristianos de todos los bandos en cuanto a este debate, incluido el teólogo keniano John Gatu, autor de la moratoria. En el congreso, el grupo de la Estrategia Nacional para África Oriental, formado por unos 60 africanos, se ocupó de esta petición. Se produjo un debate sólido y razonable entre Gatu, que defendía la moratoria, y Festo Kivengere, un obispo anglicano de Uganda que argumentaba en contra. Al final de la semana, ambas partes habían limado sus diferencias lo suficiente como para ofrecer una declaración consensuada al congreso:

La idea que subyace a la moratoria se refiere a la excesiva dependencia de los recursos extranjeros, tanto de personal como financieros, que a veces obstaculiza la iniciativa y el desarrollo de la responsabilidad local. [Nuestro] grupo considera que la aplicación del concepto de moratoria debe considerarse en situaciones específicas y no de forma general.

Con la retirada efectiva de la moratoria, el resto del congreso —y el comité de redacción, mayoritariamente occidental— podría haber respondido triunfalmente evitando el tema por completo. Pero en lugar de eso, el comité reconoció la legitimidad de las preocupaciones africanas y modificó el borrador para que dijera: «También reconocemos que algunas de nuestras misiones han sido demasiado lentas a la hora de equipar y animar a los líderes nacionales a asumir las responsabilidades que les corresponden».

En otra parte, en su artículo sobre «Evangelización y cultura», el pacto también incluye el reconocimiento de que, aunque «el Evangelio no presupone la superioridad de ninguna cultura sobre otra», las «misiones mundiales han exportado con demasiada frecuencia con el Evangelio una cultura ajena».

El pacto distribuido por el Comité de Lausana para la Evangelización Mundial en la década de 1970.
El pacto distribuido por el Comité de Lausana para la Evangelización Mundial en la década de 1970.

En estas declaraciones, la Iglesia no occidental corrigió acertadamente a la occidental, y esta respondió con arrepentimiento. Una vez más, la «sabiduría multicolor de Dios», por recordar la frase del pacto, surgió, no a pesar de los desacuerdos, sino a causa de los que era necesario resolver.

En la raíz de esta cuestión estaba el deseo común de los cristianos no occidentales de ser acogidos como iguales. Y el Pacto de Lausana saludó abiertamente la belleza de esta visión:

Nos alegramos de que haya amanecido una nueva era en las misiones. El papel dominante de las misiones occidentales está desapareciendo rápidamente… demostrando que la responsabilidad de evangelizar pertenece a todo el cuerpo de Cristo.

Hace cincuenta años, los evangélicos empezaban a ser conscientes de cómo sufrían las iglesias no occidentales cuando el evangelio se vinculaba demasiado estrechamente a las culturas y países occidentales. Y en nuestros días, estamos viendo de primera mano los peligros y el daño que esta vinculación ha causado también en las iglesias occidentales.

Cuando identificamos el cristianismo con Occidente, Estados Unidos o cualquier otra entidad sociopolítica, nuestro testimonio y nuestra comprensión del evangelio se distorsionan. Y cuando ignoramos toda la diversidad de voces de la iglesia mundial, descuidamos la «sabiduría multicolor» de Dios.

Arriba a la izquierda: Festo Kivengere. Arriba a la derecha: John Stott. Abajo: Asistentes a Lausana II en 1989.Cortesía de Wheaton Archives & Special Collections, Wheaton College, IL.
Arriba a la izquierda: Festo Kivengere. Arriba a la derecha: John Stott. Abajo: Asistentes a Lausana II en 1989.

El Pacto de Lausana creó un tipo de movimiento inusual: una red de cristianos de todo el mundo procedentes de diversas denominaciones y organizaciones. Y aunque el propio congreso estaba compuesto exclusivamente por protestantes, el pacto que adoptaron estaba intencionadamente alineado con otras ramas del cristianismo. Al menos entre los compañeros de Harvey, muchos católicos y cristianos ortodoxos también lo han firmado.

Un cristiano de China me contó una vez que le pidieron que firmara el pacto, lo que le produjo verdadero temor y preocupación. En China, las firmas eran pruebas físicas que el gobierno utilizaba para identificar a los cristianos y perseguirlos, por lo que le habían enseñado a no firmar nunca algo que lo implicara tan profundamente. Aun así, tras mucho pensarlo, decidió firmar el pacto, la única declaración de fe que ha firmado nunca. Muchos de nosotros nunca sufriremos una persecución como la que él sufrió, pero al firmar el pacto nos solidarizamos con él y con tantos otros como él.

Especialmente fuera de Estados Unidos, la comunidad de Lausana ha seguido creciendo y, aunque sigue estando llena de desacuerdos, ha mantenido a la vista la misión de Aquel que es más grande que todas nuestras diferencias.

Arriba: Los asistentes discuten el programa de Lausana II, 1989. Abajo: Una sesión principal durante Lausana II.Cortesía de Wheaton Archives & Special Collections, Wheaton College, IL.
Arriba: Los asistentes discuten el programa de Lausana II, 1989. Abajo: Una sesión principal durante Lausana II.

La comunidad de Lausana sigue reuniendo a nuevas generaciones de líderes. Quince años después del congreso de 1974, en 1989, se celebró en Manila la Segunda Conferencia Internacional para la Evangelización Mundial, conocida como Lausana II. En este congreso participaron 4300 delegados de 173 países, incluida la Unión Soviética. Y en 2010, 21 años después, el Tercer Congreso de Lausana se reunió en Ciudad del Cabo, Sudáfrica. En esta ocasión, 4000 delegados de 198 países se reunieron en persona, pero muchos más participaron virtualmente.

En septiembre de este año, se celebrará en Seúl el cuarto congreso, al que asistirán 5000 delegados en persona–entre los que me incluyo– y otros 5000 virtualmente. Decenas de miles más asistirán a reuniones satélite en todo el mundo.

Mucho ha cambiado desde la última reunión en 2010. Nuevas guerras asolan el mundo y hay rumores de guerra incluso en Corea, donde nos reuniremos. Estados Unidos se prepara para otras polémicas elecciones presidenciales, al igual que muchos otros países, y varias convenciones denominacionales siguen divididas por las tensiones entre el fundamentalismo y el progresismo.

Aún así, mi esperanza es que los evangélicos tengamos una vez más la oportunidad de recordar quiénes somos, de dónde venimos y por qué es vital que trabajemos para superar nuestras diferencias en lugar de ignorarlas, reprimirlas o dividirnos por ellas. Y tal vez, al reorientarnos hacia el trabajo de la misión global de Dios, podamos recuperar la mejor versión de lo que ha significado ser evangélico.

De cara a Seúl este año, insto a todos los creyentes –evangélicos o no– a que lean, discutan y consideren la posibilidad de firmar el Pacto de Lausana. Que los líderes de las iglesias lo enseñen desde el púlpito para que las congregaciones puedan luchar con lo que nos exige. Que nos recuerde la hermosa y querida comunidad de diferencias y desacuerdos a la que hemos sido llamados.

Hagamos juntos un pacto, una vez más, para asumir la gran tarea de las misiones mundiales, para que toda la Iglesia de Dios pueda llevar todo el evangelio a todo el mundo.

S. Joshua Swamidass es médico científico, profesor asociado de laboratorio y medicina genómica en la Universidad Washington de San Luis, fundador de Peaceful Science y autor de The Genealogical Adam and Eve.

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