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El legado de Lausana divide a los evangélicos brasileños

Los cristianos latinoamericanos desarrollaron la teología de la misión integral. Ahora, algunos creen que ha llegado a su fin.

Brazil flag with the Christ the Redeemer statue on the mountain behind it
Christianity Today September 24, 2024
Ingo Roesler / Getty

Durante años, la misión integral —una visión teológica que veía la evangelización y la justicia social como componentes inseparables de la vida cristiana, o como «las dos alas de un avión», como lo describió una vez el teólogo ecuatoriano René Padilla— ha sido uno de los legados del Movimiento de Lausana en Brasil. El concepto fue desarrollado en la década de 1970 por miembros de la Fraternidad Teológica Latinoamericana y motivó a los evangélicos brasileños a luchar contra la violencia callejera en Río de Janeiro, a combatir el alcoholismo en las zonas de reserva indígenas y a buscar liberar a los indigentes de la adicción a las drogas, entre otros muchos logros.

Sin embargo, el legado de la teología de la misión integral ha sido objeto de escrutinio reciente en Brasil, por razones tanto generacionales y demográficas como teológicas.

En junio, el movimiento de Lausana celebró una conferencia en São Paulo para presentar su informe del Estado de la Gran Comisión, un estudio minucioso de las tendencias que tienen un impacto sobre los esfuerzos mundiales en las misiones. Antes del evento, los evangélicos ya debatían en las redes sociales si este se convertiría en una especie de «funeral para la teología de la misión integral».

La mayoría de los ponentes eran jóvenes y se habían unido al movimiento apenas en los últimos años. Y nadie mencionó la «misión integral» desde el escenario principal.

Esta realidad no pasó desapercibida entre las observaciones de los veteranos líderes del movimiento, quienes tenían la mirada puesta en el Cuarto Congreso de Lausana que se celebra en el marco del 50.º aniversario de su conferencia inaugural, y que se está llevando a cabo ahora en Incheon, Corea del Sur.

«Algunos de nosotros vamos a Lausana 4 con esta pregunta en mente: ¿qué será de la misión integral?», dijo Valdir Steuernagel, uno de los nombres brasileños más destacados del evangelicalismo y asesor ejecutivo del Movimiento de Lausana.

Aunque la controversia sobre este concepto quizá haya alcanzado su punto álgido en Brasil, se remonta a décadas atrás.

Cuando la misión integral se concibió inicialmente en la década de 1970 y precisamente a raíz del primer congreso de Lausana en 1974, algunos evangélicos expresaron su preocupación por las implicaciones de un evangelio que abordaba tanto las necesidades materiales como las espirituales de las personas. A menudo se acusó a los evangélicos amigos de Lausana de estar influidos por el pensamiento marxista o de limitarse a adoptar una versión protestante de la teología de la liberación.

Estas críticas han persistido a lo largo del tiempo. En un video de 2015, el reverendo Augusto Nicodemo, quien fue un alto dirigente de la Iglesia Presbiteriana de Brasil, describió la misión integral como «una lectura corrompida o, como mínimo, incompleta de la realidad». Con el tiempo, la división sobre la misión integral surgió también incluso dentro de la red nacional de Lausana.

El creciente tribalismo dentro de la política nacional brasileña solo ha intensificado los conflictos.

En abril de 2018, el pastor Ariovaldo Ramos asistió a un mitin político en el que oró por el asediado presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva. Poco después, el líder izquierdista fue enviado a la cárcel acusado de corrupción.

Ese mismo día, Yago Martins, un influyente YouTuber y podcaster del ámbito de la teología, lamentó en Facebook la presencia de Ramos en el evento, aprovechando la situación para criticar la misión integral. En sus palabras, no era «más que misionología marxista e izquierdismo teológico».

Dieciocho meses después, Lula fue liberado y recuperó la presidencia en las elecciones de 2022. No obstante, el impacto de la presencia de Ramos en aquel evento de 2018 sigue teniendo repercusiones en la iglesia brasileña y en el Movimiento de Lausana.

Ramos —expresidente de Visión Mundial en Brasil y fundador del Frente de Evangélicos por el Estado de Derecho, que se describe a sí mismo como un movimiento cristiano que promueve la justicia social y los derechos humanos— había sido durante mucho tiempo uno de los principales rostros de la misión integral en Brasil. Para los detractores de la misión integral, el apoyo de Ramos a Lula era una prueba más de que se trata de un movimiento político de izquierdas. Pero Ramos rechaza esta afirmación.

«La teología de la misión integral no tiene compromiso partidista en ningún caso», afirmó. «Cuando fui a aquella manifestación, lo hice por mis convicciones como ciudadano. Y cuando visité a Lula en la cárcel, lo hice porque fui invitado a una visita pastoral. Ningún pastor puede negarse a visitar a alguien que está en la cárcel».

En los años siguientes, la polarización política empeoró entre los evangélicos, exacerbada por las polémicas elecciones presidenciales de 2018 y 2022. Los críticos de la derecha observaban a los líderes de la misión integral visiblemente defendiendo a un presidente (Lula) que supuestamente había infringido la ley. Los de la izquierda se preguntaban por qué los evangélicos apoyaban a un candidato (Jair Bolsonaro, elegido en 2018) al que consideraban autor de comentarios misóginos y prejuiciosos.

«Ha sido una temporada muy difícil. Ha dejado heridas que todavía están abiertas», dijo el líder de una organización cristiana de servicios sociales que pidió no ser identificado para no impedir la capacidad de su grupo de colaborar con otros ministerios. «Personas admiradas y respetadas, incluidos teólogos y misionólogos, empezaron a evitarse mutuamente e incluso a intercambiar insultos a causa de sus diferentes opiniones políticas».

Esta polarización ha tenido consecuencias notables.

«Hoy, pocos predicadores utilizan el término “misión integral”. Puede que incluso aborden el tema, pero no utilizan estas palabras para no ser cancelados, etiquetados o excluidos», dijo Ramos.

Aunque el grupo de trabajo de la misión integral de Lausana en Brasil sigue existiendo y la red nacional de Lausana no ha sufrido ninguna dimisión de alto nivel, Ziel Machado, quien asistió a la segunda reunión mundial de Lausana en Manila en 1989 y actualmente es vicerrector del Seminario Servo de Cristo en São Paulo, reconoce que la dividida situación política de Brasil ha socavado a una comunidad que antes se caracterizaba por la cooperación y el compañerismo.

«El término “misión integral” está empañado y ahora forma parte del conflicto», afirma. «Lausana nos enseña a pensar en la reconciliación. Pero no podemos aplicar este principio si no abordamos nuestros problemas. Tenemos que entender qué zonas están afectadas y qué [tipo de] reconciliación es necesaria».

Hace aproximadamente un año, el director para América Latina de Lausana, Daniel Bianchi, se preguntaba si había llegado el momento de jubilar la frase. «En este momento es necesario reconocer que el término “misión integral” se ha convertido en una especie de palabra de moda y se ha usado para tantas cosas que casi pierde su significado», escribió Bianchi, un líder argentino que asumió su papel en Lausana en 2017.

Fernando Costa, coordinador del comité ejecutivo de Lausana Brasil y director ejecutivo del Centro Evangélico de Missões, dijo que la misión integral se ha debilitado tras la muerte de muchos de sus pioneros, como Padilla y el puertorriqueño Orlando Costas. «Se ha convertido en una especie de mala palabra. Todo lo que no es muy saludable para la iglesia es etiquetado como misión integral», dijo Costa. «Es injusto para la misión integral, pero nadie pone la cara para defenderla».

Estas tensiones en torno al concepto de la misión integral y en el seno de Lausana se han producido simultáneamente con el crecimiento explosivo de los evangélicos en el país. Según el censo de 1970, Brasil contaba con 4.8 millones de cristianos evangélicos, que representaban el 5.2 % de la población. Hoy, hay 3.5 millones de evangélicos tan solo en São Paulo, la ciudad más poblada del país. Según una encuesta de Datafolha, en total 63 millones de brasileños son evangélicos, es decir, el 31 % de la población total.

La mayoría son conversos: solo el 7 % de los evangélicos indicaron a Datafolha que habían asistido a la iglesia desde su nacimiento. A diferencia de los evangélicos de la década de 1970, estos recién llegados se unen a un movimiento que goza de una influencia cada vez mayor en la cultura popular y la política.

Muchos de estos nuevos conversos son pentecostales (en Brasil y el resto de América Latina, los pentecostales y los cristianos independientes se cuentan entre los evangélicos), y representan alrededor del 65 % de los evangélicos del país. Estos grupos han estado subrepresentados en el Movimiento de Lausana, en parte porque en el pasado no tenían sus propios seminarios o universidades, sino que dependían de marcos menos formales para capacitar a sus pastores y misioneros o recurrían a instituciones gestionadas por otros grupos, como los bautistas, presbiterianos y luteranos. A su vez, esta falta de académicos ha hecho que las posturas pentecostales sobre teología y misionología sean menos visibles.

De hecho, la mayor denominación evangélica de Brasil, las Asambleas de Dios, hasta hace unos años se mostraba reacia a la erudición teológica y se oponía a los ambientes académicos. Más recientemente, muchos miembros de las Asambleas de Dios han buscado una educación teológica. «Esto los ha acercado a grupos como Lausana», dijo Marcos Amado, quien dirigió el Movimiento Lausana en América Latina de 2011 a 2016. Pero también ha creado el desafío de integrar un tipo diferente de tradición teológica en un entorno cooperativo.

Muchos pentecostales asistieron al evento de la Gran Comisión de Lausana de junio en Brasil. «Lo que vi fue una multitud joven muy ansiosa por servir a Jesús. Tienen planes. Quieren ser una influencia a través de las redes sociales y difundir [el Evangelio] a tanta gente como sea posible», dijo Amado.

Costa cree que muchos líderes que están muy involucrados en el trabajo misionero tienen un conocimiento limitado de la historia de Lausana. «Estamos trabajando con estas personas que están dando forma al movimiento misionero brasileño, para acercarlas a la comprensión teórica y teológica de la misión», explicó. «En el camino están descubriendo la identidad de Lausana». Para ello, cuentan con la tutoría de un grupo de experimentados misionólogos que colaboran con Lausana desde hace décadas, como Valdir Steuernagel, que asistió al evento mundial de Lausana celebrado en 1989 en Manila.

Pero, ¿hay alguna posibilidad de restaurar la imagen de la misión integral, ya sea en Brasil o en cualquier otro lugar?

«La herida que ha sufrido la teología de la misión integral solo se curará si hay arrepentimiento. Es posible que suceda», dijo Ramos. «Creo en el poder del Espíritu Santo para convencer a la gente de pecado, justicia y juicio».

Para Steuernagel, este conflicto forma parte del proceso de maduración del Movimiento de Lausana. «Siempre hay tensión en estas reuniones. Si se eliminara la tensión, creo que también se mataría el espíritu de Lausana».

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