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Billy Graham ahora tiene un archivo de última generación

Un nuevo centro de investigación reúne el registro documental completo de la obra de la vida del evangelista para afirmar la continuidad de su relevancia.

Los regalos que recibió Billy Graham, como este tocado que le regalaron los nativos americanos, se encuentran ahora en Charlotte, Carolina del Norte.

Los regalos que recibió Billy Graham, como este tocado que le regalaron los nativos americanos, se encuentran ahora en Charlotte, Carolina del Norte.

Christianity Today November 8, 2022
Cortesía de los Archivos de Billy Graham

Cuando veía predicar a Billy Graham, David Bruce no podía evitar pensar en términos históricos.

Como asistente ejecutivo del famoso evangelista, a Bruce no le correspondía pensar en el futuro lejano: el legado de Graham, cómo se le recordaría después de su muerte, cómo se conservarían las pruebas del trabajo de su vida; sin embargo, él pensaba en ello todo el tiempo. Cada palabra y cada momento le parecían tan significativos que debían conservarse.

«Cuando terminaba de predicar, yo iba detrás de él y recogía las páginas de su sermón», recordó Bruce este verano, cuatro años después de la muerte de Graham. «Él no pensaba en eso. Pero yo pude ver el llamado de Dios en su vida y toda la historia que él estaba tocando».

En la actualidad, Bruce supervisa un monumento de última generación dedicado a la conservación de esa historia: un archivo de 12 millones de dólares y 30 000 pies cuadrados (2800 m²), mismo que se inaugurará el 7 de noviembre, día del cumpleaños de Graham.

En la primera planta del edificio se encuentra una sala de investigación bien iluminada. Se construyó con la asesoría de la especialista en diseño de archivos Michele Pacifico, y ahora está lista, esperando a que los historiadores vengan a pedir cajas y archivos. Arriba, en una sala cuidadosamente climatizada, estanterías industriales albergan miles de contenedores para archivo libres de ácido, cada uno con cientos de papeles. Otra sala alberga objetos de gran tamaño, desde un par de lederhosen que le regalaron, hasta el púlpito móvil de Graham.

Graham recibió muchos regalos en sus cruzadas, incluido este tocado ceremonial de la Christian Hope Indian Eskimo Fellowship durante una cruzada en Arizona.Cortesía de los Archivos de Billy Graham
Graham recibió muchos regalos en sus cruzadas, incluido este tocado ceremonial de la Christian Hope Indian Eskimo Fellowship durante una cruzada en Arizona.

El centro de investigación ubicado en Charlotte, Carolina del Norte, situado frente al museo-biblioteca Billy Graham, reúne por primera vez todo el registro documental de la vida y la obra de Graham en un solo lugar. Los archivos que habían sido prestados al Centro Billy Graham en el Wheaton College se combinarán con los cientos y cientos de cajas que permanecían en la oficina de la casa de Graham en Montreat, Carolina del Norte, y con material adicional que se encontraba almacenado en Charlotte y en las antiguas oficinas de su ministerio en Minneapolis.

«Realmente estamos buscando que todo sea lo más accesible posible», dijo la archivera Lindsay Elliott, quien anteriormente trabajó en el museo presidencial de Jimmy Carter en Atlanta. «Queremos ofrecer toda la amplitud de su ministerio, desde el material de Montreat hasta las producciones de World Wide Pictures. Estamos describiendo y clasificando todo. Queremos verlo todo».

Cuando se anunciaron los planes para los nuevos archivos en 2019, un año después de la muerte de Graham, algunos historiadores profesionales expresaron su profunda preocupación. Les preocupaba que la Asociación Evangelística Billy Graham (BGEA, por sus siglas en inglés) no cuidara el material tan bien como los profesionales de Wheaton y —lo que es más preocupante aún— que la BGEA limitara drásticamente el acceso.

Las colecciones privadas a veces dan prioridad a la preservación de una reputación por encima de la investigación académica. Esto es especialmente cierto cuando los fondos son supervisados por la familia o socios cercanos. Pueden vetar a los investigadores y negar el acceso a los que consideran demasiado críticos, o bien, pueden mantener los documentos sensibles fuera de la vista.

Sin embargo, Elliott y Bruce afirman que los archivos de Billy Graham estarán abiertos a todos los académicos, estudiantes e investigadores, y se gestionarán de forma profesional.

El legado de Graham es un tema controvertido entre los eruditos del siglo XXI. Algunos lo ven como un ejemplo de lo mejor del evangelicalismo y quieren comparar a otros con él. Señalan que era irénico, inclusivo, pragmático y centrado en Jesús. Dicen que cometió errores e hizo algunas cosas reprensibles, pero que aprendió de ellas y fue lo suficientemente humilde como para pedir disculpas.

«Graham no era una estatua de mármol», escribió el biógrafo Grant Wacker en la introducción de su libro America’s Pastor [El pastor de Estados Unidos], «y él fue el primero en decirlo».

Otros historiadores sostienen que un análisis más cuidadoso del historial de Graham muestra que él participó en las peores partes del evangelicalismo y que sus acciones fueron pasadas por alto. Han pedido una mirada más crítica sobre su participación en la política estadounidense, sus posturas sobre temas raciales (incluidas las declaraciones antisemitas grabadas en una conversación con Richard Nixon) y sus opiniones sobre las mujeres.

También hay una lucha popular sobre el significado de Graham. A medida que las cuestiones políticas han aumentado la temperatura en los debates internos entre los evangélicos, personas de ambos bandos han apelado a la memoria de Graham. Algunos de sus nietos, por ejemplo, utilizaron su legado para criticar el apoyo a Donald Trump. Pero su hijo mayor y presidente de la BGEA, Franklin Graham, aseguró que el evangelista votó a favor de Trump en 2016 y que creía que era «el hombre [indicado] para este tiempo».

El archivo y centro de investigación no está diseñado para resolver las disputas sobre el legado de Graham. No arreglará la reputación del evangelista en el tiempo. Está construido, en cambio, para disputar el tiempo.

En su propia vida, Graham fue famoso y frecuentemente nombrado uno de los hombres más respetados de Estados Unidos. Cuando la gente pensaba en lo que significaba ser un cristiano evangélico, pensaba en él.

Mientras muchos cristianos conservadores desconfiaban de las películas, Graham vio su potencial. El filme western Mr. Texas, el primero producido por la compañía cinematográfica del evangelista, se estrenó en 1951.Cortesía de los Archivos de Billy Graham
Mientras muchos cristianos conservadores desconfiaban de las películas, Graham vio su potencial. El filme western Mr. Texas, el primero producido por la compañía cinematográfica del evangelista, se estrenó en 1951.

Pero los evangelistas famosos desaparecen rápidamente de la memoria. Billy Sunday ya no es un nombre familiar, ni siquiera entre los evangélicos. Se calcula que predicó a unos 100 millones de personas, pero su museo, situado en Winona Lake, Indiana, ha luchado por mantenerse abierto. Los objetos efímeros de la vida y la obra de Charles Finney —incluyendo trozos de su carpa de avivamiento y una tabla frenológica de su cabeza— se guardan en 12 o 13 cajas en el Oberlin College de Ohio.

Sin embargo, en Charlotte, los archivistas del equipo de Elliott prepararán nuevas exposiciones para el museo vecino, situado al otro lado de la calle. Desde que se inauguró hace 15 años, la Biblioteca Billy Graham ha recibido a más de 1.7 millones de visitantes, incluidos los que asistieron al funeral de Graham en 2018. Tripadvisor la clasifica como la principal actividad para realizar en Charlotte, con más del 80 por ciento de visitantes que le dan cinco de cinco estrellas.

En otra sala del archivo, el archivista audiovisual David Eades supervisará la producción de entre 10 y 25 «clásicos de televisión de Billy Graham» que se emitirán en TBN, y se transmitirán en Roku y Amazon Prime. Las antiguas cruzadas con antiguos llamados al altar tendrán una nueva oportunidad de llegar a la gente, y Eades y su equipo también buscarán formas de hacer que la vida y el mensaje de Graham sean relevantes para los acontecimientos actuales. En septiembre, un nuevo especial sobre la relación de Graham con la reina Isabel II se emitió en Estados Unidos y la Mancomunidad Británica.

Esto no es solo nostalgia, insiste Bruce. Tampoco es historia por la historia en sí.

«El Sr. Graham no habría aprobado nada de esto a menos que pudiera utilizarse para promover el evangelio», dijo. «Espero que la gente vea la obra de Dios en su vida y toda la historia que tocó, y que [todo esto] pueda animar a la gente a reflexionar sobre la Palabra de Dios, que está viva y respira».

Daniel Silliman es editor de noticias de Christianity Today.

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Books
Review

Ninguna doctrina de la Trinidad es una isla

Una nueva introducción resalta cómo los profundos misterios del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo no pueden comprenderse de forma aislada.

Christianity Today November 3, 2022
Ilustración por Mallory Rentsch / Source Images: Pexels / Unsplash

Históricamente, los debates teológicos sobre la Trinidad han sido un factor importante en la fragmentación denominacional de la Iglesia. Asimismo, no se puede exagerar la medida en que estos debates han influido —y siguen influyendo— en nuestras concepciones individuales del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

Trinitarian Dogmatics: Exploring the Grammar of the Christian Doctrine of God

Tomemos como ejemplo el Filioque —la noción de que el Espíritu procede del Padre y del Hijo, como afirma el Credo de Nicea—. El Filioque ha sido el objeto de debates durante más de 1400 años y contribuyó en gran medida a la división de la iglesia en el año 1054 entre el Occidente latino (el catolicismo) y el Oriente greco-bizantino (la ortodoxia).

Los que rechazan el Filioque suelen argumentar que si el Espíritu procede del Padre y también del Hijo, el papel único que el Padre desempeña en la Trinidad se ve socavado y el Espíritu queda subordinado. A su vez, los que están a favor pueden replicar que si el Espíritu procede únicamente del Padre, la divinidad y la obra salvífica del Hijo se ven amenazadas. En resumen, la aceptación o el rechazo del Filioque afecta la forma en que definimos y distinguimos a las personas de la divinidad, y también la forma en que nos acercamos a cada una de ellas en adoración.

Lo mismo ocurre con muchas otras cuestiones trinitarias. Por lo tanto, examinar y determinar cómo y por qué pensamos lo que pensamos sobre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo —cómo se relacionan, actúan y se revelan a nosotros— es una tarea necesaria y fundamental. Esta tarea requiere una seria investigación tanto bíblica, como histórica y teológica.

La obra titulada Trinitarian Dogmatics [Dogmática trinitaria] del teólogo D. Glenn Butner, una introducción a la doctrina de la Trinidad, es una guía útil para tal estudio. Su enfoque sobre el Filioque es como el de muchos otros temas trinitarios que aborda: ecuménico, justo y matizado. El autor separa aquellas convicciones no negociables de aquellas que brindan la oportunidad de crear puentes, y demuestra por qué ha llegado el momento propicio de sopesarlos y reflexionar sobre ellos con una mirada crítica.

Del interior al exterior

A diferencia de muchas introducciones a la Trinidad, cuya presentación se organiza según temas históricos o bíblicos, el enfoque de Butner es sistemático. En otras palabras, pasa de un concepto —o «locus dogmático»— a otro, cada uno de ellos basado en el anterior. De este modo, el lector es incentivado a estudiar el libro de principio a fin. La interdependencia de esta forma de presentación se ajusta a las verdades que trata de iluminar porque, en última instancia, ningún aspecto de la Trinidad puede comprenderse de forma aislada.

Por ejemplo, si pasamos directamente al capítulo 7, que trata de las «Operaciones inseparables», o de cómo las personas de la divinidad actúan en armonía, no tendrá sentido si no se comprende bien la pericoresis (cómo cada persona habita plenamente en las otras), que se trata en el capítulo 5. Para poder examinar de forma productiva el modo de actuar de las personas divinas, hay que considerar primero la naturaleza de su interrelación. Este tipo de razonamiento influye considerablemente en la estructura del libro de Butner.

Comenzando con la doctrina de la consustancialidad (que afirma que el Padre, el Hijo y el Espíritu comparten la misma sustancia), y trabajando a lo largo de los capítulos sobre temas como las procesiones, relaciones y operaciones divinas, la progresión temática de Butner culmina con una discusión sobre cómo tenemos comunión con la Trinidad. Mientras que los cinco primeros capítulos tratan de la vida interior de Dios, los tres últimos se refieren a cómo actúa y se revela en el mundo. El libro fluye de lo interior a lo exterior, brotando de los pliegues de la vida interior de Dios y trazando su intersección con la vida cristiana.

Los cinco primeros capítulos aluden a las conexiones entre los dogmas trinitarios y asuntos específicos del culto y la espiritualidad. Por ejemplo, al final de «Consustancialidad», el primer capítulo, Butner cuestiona el método predominante de culto dominical, que a menudo dirige «las oraciones, los himnos, la liturgia y los ritos» a una sola persona de la Trinidad, una práctica que considera «un rechazo tácito de la consustancialidad del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo». Cuando adoramos al Padre, debemos reconocer que también estamos adorando al Hijo y al Espíritu.

Además, cuando analiza la pericoresis, Butner sostiene que esta «revela la forma fundamentalmente trinitaria de la salvación». Puesto que no somos iguales a Cristo, nuestra unión con Él no es la misma que la relación interna de la Trinidad. Pero esta última sigue dando forma a la primera. Al estar unidos a Cristo, escribe Butner, «los cristianos comparten en cierto sentido la vida de la Trinidad», un hecho que subraya la importancia de examinar y determinar la vida interior de Dios.

Diálogo a lo largo de la historia

La organización sistemática de los conceptos le permite a Butner crear un diálogo que recorre la historia. No discrimina en función de sus propias posturas o convicciones, sino que conversa con teólogos de todas las épocas y tradiciones, aprovechando lo mejor de cada uno de ellos para construir análisis exhaustivos.

Por ejemplo, Butner desarrolla una sólida comprensión de las operaciones inseparables de la Trinidad dialogando con los padres de la Iglesia (Tertuliano, Gregorio de Nisa), pensadores medievales (Aquino, Buenaventura) y teólogos contemporáneos (Catherine LaCugna, Adonis Vidu), por citar solo algunos ejemplos. Al hacer esto, corrobora su afirmación de que la intención de la obra es estar «al servicio del importante objetivo de la unidad de los cristianos».

Para ello, Butner incorpora estratégicamente voces de ubicaciones culturales diferentes a la suya. Sin embargo, no incurre en el simbolismo (como es demasiado común en los entornos académicos). Por el contrario, reconoce que «no hay una voz universal y singular de las mujeres hispanas, de los cristianos africanos o de los pobres». De esta manera, cede la palabra a otros teólogos para que hablen de sus distintas culturas cuando es pertinente y útil.

Esto puede verse en su forma de abordar las misiones divinas del Hijo y del Espíritu Santo. Butner explica la situación que el teólogo keniano James Henry Owino Kombo identificó en los contextos africanos, donde muchos de los que oyen hablar por primera vez de la Trinidad asumen que el Hijo y el Espíritu son de alguna manera deidades menores. La solución que propone Kombo es elevar el lenguaje del Hijo y del Espíritu de manera que exprese abiertamente su singularidad con Dios Padre. Hacer esto, reconoce Butner, provocaría una especie de «choque cultural» acorde con la magnitud de este misterio.

Según Butner, este tipo de choque cultural es necesario para ponderar las misiones divinas. Las misiones del Hijo y del Espíritu no son fundamentalmente menores que la obra del Padre. Por el contrario, escribe Butner, las misiones divinas son «la plenitud del Dios infinito… y simple» que se manifiesta «en las personas del Hijo y del Espíritu dentro del mundo… finito». Esta paradoja resulta chocante y extraña para nuestras mentes sujetas al tiempo.

La obra de Butner se nutre de una plétora y diversidad de teólogos, pero también de su interacción con las Escrituras. Identifica dos principios básicos para su método teológico: el principio de inspiración —que la Escritura «participa del conocimiento de Dios por inspiración», y el principio canónico —que solo ella es «plenamente normativa en teología». Debido a la gran importancia que le da a las Escrituras, Butner se basa en todo el canon.

Butner está de acuerdo con Karl Barth en que Dios es el revelador de su propia revelación, pero sostiene que esta autorrevelación no comenzó con la vida de Cristo. Más bien, ha estado ocurriendo desde los albores del tiempo, y para comprender su culminación en Cristo es necesario considerar el contexto del Antiguo Testamento. Debido a esta presuposición, Butner encuentra constantemente fundamento para la doctrina trinitaria en la historia, la poesía y la profecía del Antiguo Testamento.

Santificante y extenuante

El enfoque de Butner es dialéctico en dos sentidos: dialoga constantemente con puntos de vista opuestos, y a su vez alterna entre la discusión de la trinidad de Dios y su unidad.

En cuanto al primer sentido, Butner siempre parte del análisis de respuestas erróneas para llegar a las ortodoxas. Este enfoque es importante porque, como señala Carl Trueman: «La herejía suele ser bastante sofisticada, tiene de hecho un significado y debe ser tomado muy en serio». Tomar en serio la herejía es tomar en serio la ortodoxia. Las dos están en constante diálogo, y para comprender cualquiera de ellas es necesario involucrarlas por igual. Butner logra hacer esto bien.

En cuanto al segundo sentido, mientras que otras introducciones a la Trinidad tratan al Padre, al Hijo y al Espíritu en capítulos separados, Butner siempre los trata juntos, destacando su pluralidad o su unidad (o ambas). Por ejemplo, pasa de hablar de la consustancialidad (unidad) a las procesiones (trinidad), de la simplicidad (unidad) a las personas y relaciones (trinidad), y así sucesivamente. Tal vez el mayor desafío al hablar de la Trinidad sea el de enfatizar la trinidad y la unidad de Dios de forma simultánea. Alternando entre ambas, Butner aborda este reto con eficacia.

Una de las cosas más impresionantes de esta introducción puede también ser un obstáculo: su relativa brevedad. Este libro es compacto. Aunque esto hace que su lectura sea mucho menos intimidante, la densidad de su contenido por sí sola puede resultar abrumadora o desconcertante. Butner avanza a un ritmo muy rápido. Si se diera un poco de espacio a los contenidos, por así decirlo, se crearía un espacio para ilustraciones más sólidas de cómo la Trinidad se cruza con asuntos litúrgicos y espirituales en la práctica. Aunque Butner sí aborda estas intersecciones a lo largo del libro, sobre todo en el último capítulo, se agradecería si hubiera más pausas para dedicarles atención con mayor detalle.

Trinitarian Dogmatics es un libro instructivo no solo para cuestiones teológicas, sino también para nuestra práctica de alabanza y adoración. Su lectura es un ejercicio santificador y extenuante a la vez, que proporciona un espacio para examinar los profundos misterios de la Trinidad y nuestras limitaciones para comprenderlos. Aunque está escrito con lenguaje comprensible para los que no son expertos en el tema, los que sí lo son también podrán apreciarlo como una fuente útil, ya que también se trata de un texto técnico. Esta obra será una bendición tanto para la academia como para la iglesia al promover un diálogo ecuménico más sólido, así como una adoración más reverente a nuestro Dios que es —misteriosa y magníficamente— tres en uno.

Noah R. Karger es estudiante de doctorado en el Seminario Teológico Gordon-Conwell y asistente de investigación en el Center for the Study of Global Christianity.

Traducción por Sofía Castillo.

Edición en español por Livia Giselle Seidel.

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Theology

Algo falso y perverso se avecina

Si celebramos Halloween minimizando el mal, entonces perderemos la oportunidad de ver la verdadera oscuridad a través de la luz de Cristo.

Christianity Today November 1, 2022
Linda Raymond / Getty

El mes de octubre del año pasado, mi hijo de tres años se aficionó a las decoraciones de Halloween de nuestros vecinos. En nuestros frecuentes paseos para visitar al enorme gato inflable, atajé varias preguntas sobre otras decoraciones en los patios de nuestros vecinos. Pero cuando pasamos por una casa con lápidas de plástico y cadáveres que salían del suelo, no estaba segura de cómo responder a la pregunta: «Mamá, ¿qué significa eso?».

Otra madre compartió recientemente en Twitter que sus vecinos habían erigido un esqueleto de zombi de 8 pies de altura (2 m) que colgaba por el pie la figura de un niño aterrorizado. Y preguntó: «¿Qué tanto terror es demasiado en las decoraciones de Halloween?» [Los enlaces redirigen a contenido en inglés].

Yo comparto su pregunta. Pero detrás de ella hay otra pregunta importante que los cristianos deben hacerse: ¿Por qué hay tanta gente fascinada con el mal y la muerte?

Los estadounidenses gastan 10 000 millones de dólares al año en Halloween. En una cultura que suele ignorar la muerte y desestimar lo sobrenatural, esta celebración destaca como una descarga de presión. Una vez al año, expresamos nuestra necesidad reprimida de hablar de estas cosas.

Como demuestra un reciente artículo del New York Times titulado «Cómo vivir con un fantasma», nuestra obsesión anual con los muertos vivientes, lo paranormal y lo macabro revela nuestra creciente curiosidad por la muerte y nuestra creencia en el mal. Al reducir estos misterios a las decoraciones de nuestras casas y a los disfraces, intentamos domesticar y controlar nuestros miedos. Incluso los rituales más estridentes de Halloween pueden entenderse como religiosos, es decir, como un intento de responder a las preguntas que nos acechan.

Pero minimizar la oscuridad o «domesticarla» es una solución falsa tanto para los creyentes como para los incrédulos.

«Hay dos errores iguales y opuestos en los que puede caer nuestra raza con respecto a los demonios», escribió C. S. Lewis en su prefacio a Cartas del diablo a su sobrino. «Uno es no creer en su existencia. La otra es creer y sentir un interés excesivo y malsano por ellos».

En el Occidente moderno, la gente tiende a cometer ambos errores. Por un lado, reclaman haber sido iluminados al haber superado la religión supersticiosa de nuestros antepasados. Todo eso del mal y del infierno no era más que un alarmismo para infundir temor, dice la razón. Satanás no es real; es solo un producto de la imaginación medieval.

Sin embargo, por otro lado, hay pocos verdaderos materialistas entre nosotros. Incluso después de descartar las creencias religiosas de la generación anterior, tanto aquellos que afirman tener poca o ninguna experiencia con la iglesia, como aquellos que afirman no estar interesados en regresar a la misma, buscan satisfacer un hambre religiosa que perdura. A menudo lo hacen a través del mismo canal que el cristianismo histórico ha considerado prohibido: la actividad oculta.

«Los sacerdotes [católicos] están respondiendo a más peticiones que nunca de ayuda con casos de posesión demoníaca», escribe Mike Mariani en un artículo de portada para The Atlantic titulado «Exorcismo americano».

Cita a Carlos Eire, historiador de Yale: «A medida que la participación de la gente en el cristianismo ortodoxo disminuye, siempre ha habido un aumento en el interés por lo oculto y lo demoníaco», lo que provoca un «hambre de contacto con lo sobrenatural».

Esta ansia de contacto con lo sobrenatural se manifiesta plenamente durante Halloween. Sin embargo, suele ir acompañada de una insistencia en que nuestra fijación con los poderes de la oscuridad «es solo por diversión». El resultado es una extraña especie de terapia de juego: la gente representa las historias que más teme con la esperanza de demostrarse a sí misma que es soberana sobre esas narrativas.

El problema, por supuesto, es que el mal no se puede domesticar. Ninguna terapia de exposición o «experiencia espiritual» nos dará poder sobre la oscuridad y la muerte.

Según la tradición cristiana, eso es una mala y una buena noticia. La mala noticia es que nuestros miedos —por muy subconscientes que sean, por muy ficticios que parezcan— son reales. La muerte viene por todos nosotros, y no es nuestra amiga. La Biblia afirma que tenemos un enemigo que busca robar, matar y destruir (Juan 10:10).

La buena noticia es que no tenemos que enfrentarnos a estos miedos con nuestras propias fuerzas. El cristianismo histórico respeta el poder del mal y de la muerte sin acobardarse ante él. Renunciamos a Satanás y a su obra y ponemos nuestra fe en Aquel que conquistó la muerte con su resurrección.

Para los cristianos en la temporada de Halloween, esto significa dos cosas.

En primer lugar, no debemos avergonzar a la gente por su curiosidad —incluso su interés— por el mal. Podemos afirmar el instinto profundamente humano de reconocer las realidades espirituales, por muy triviales que se presenten. Validar ese instinto no es lo mismo que estar de acuerdo o participar en todas las prácticas culturales que rodean a Halloween. (No me encantan las decoraciones de zombis en los patios).

Pero en lugar de descartarla por completo, los cristianos podemos buscar formas en que nuestra fe dé un lenguaje a la intuición humana sobre la oscuridad animada.

En un ensayo titulado «Something Evil This Way Comes», Fleming Rutledge cita el libro de Andrew Delbanco, profesor de la Universidad de Columbia, The Death of Satan [La muerte de Satán]: «Nuestra cultura está ahora en crisis porque el mal sigue siendo una experiencia ineludible para todos nosotros [y sin embargo hemos perdido nuestro] lenguaje simbólico para describirlo».

Rutledge responde argumentando que «los cristianos siguen teniendo ese lenguaje simbólico para el mal, y es el mejor y más sólido relato del mal que existe».

El cristianismo responde a las preguntas que el Halloween plantea.

En segundo lugar, los cristianos somos llamados a dar testimonio de la luz que nunca será vencida por las tinieblas (Juan 1:5). Nuestro poder intelectual y moral colectivo no es suficiente para controlar el mal; ni siquiera para detener a su doncella, la muerte. Por mucho que lo intentemos, seguimos siendo vulnerables.

Morimos, y también nuestros seres queridos mueren y se pierden para nosotros. La esperanza cristiana no suaviza nada de esto. Disminuimos el evangelio cuando minimizamos el mal y lo calificamos de impotente, o cuando describimos la muerte como una «graduación» hacia el cielo. Por el contrario, nuestra esperanza reside en Aquel que ha vencido estas cosas en su propio cuerpo y que un día las destruirá para siempre.

San Patricio fue un misionero en Irlanda durante una época muy oscura de su historia. La famosa oración que se le atribuye, «La coraza de San Patricio», describe el mal con valentía: los demonios, los conjuros, la idolatría, los hechizos de las brujas, «todo poder cruel y despiadado que pueda oponerse a mi cuerpo y a mi alma».

Sin embargo, el centro de la oración no es la descripción de la oscuridad. El énfasis rotundo de Patricio está en la coraza que le protege:

Cristo conmigo,
Cristo delante de mí,
Cristo detrás de mí,
Cristo en mí,
Cristo debajo de mí,
Cristo por encima de mí.

La esperanza cristiana nombra la oscuridad, pero se aferra a la luz. Nuestra fe se fortalece cuando nos enfrentamos a la gravedad de la muerte y abrazamos nuestra necesidad de ser rescatados del mal.

De este modo, permanecemos conectados a los que han muerto, no a través de sesiones de espiritismo o de la caza de fantasmas, sino a través de una pertenencia compartida a Cristo. En Él, incluso hay esperanza en nuestro lamento, ya que anticipamos la resurrección.

Como creyentes, aprendemos a orar en la oscuridad. Históricamente, al menos, la Iglesia ha orado en la penumbra de la mañana de Pascua. Cuando el resto del mundo duerme y el sol está a punto de asomar por el horizonte, decimos juntos: «¡La luz de Cristo! Gracias a Dios».

Hannah King es sacerdote y escritora de la Iglesia Anglicana de Norteamérica, y pastora asociada de la Iglesia Village en Greenville, Carolina del Sur.

Traducción y edición en español por Livia Giselle Seidel.

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Theology

Tras los ‘boomers’, nuevos líderes traen nueva vida a Vineyard

La próxima generación de pastores carismáticos no busca autoridad, sino colaboración. Y comunidades dispuestas a seguir al Espíritu Santo.

Christianity Today November 1, 2022
Kevin Penczak

Muchas iglesias pasan por un escenario de cambio cuando llega un nuevo pastor principal. Pero Ted Kim realmente quería cambiar el escenario.

El nuevo líder de la iglesia Vineyard en Evanston, Illinois, un suburbio al norte de Chicago, quería deshacerse del mismo: quería eliminar del todo el escenario. En vez de una plataforma en alto en el frente, él quería poner el escenario en medio del santuario, con los asientos colocados en círculo alrededor, para que los asistentes se pudieran ver unos a otros y pudieran tener más interacción unos con otros durante la adoración y el servicio. El escenario también sería más bajo, de apenas unos pocos centímetros de altura, para reducir la elevación del ministro y la iconografía de su autoridad y poder.

Él llevaba mucho tiempo pensando en ello: cómo reorganizar la iglesia. Esta idea vino a su mente en varias ocasiones. Primero, cuando era niño, mientras crecía en la congregación presbiteriana coreana que sus padres inmigrantes amaban; después, como estudiante universitario en Nueva York, cuando experimentó por primera vez la alabanza carismática; más tarde en Chicago, en el seminario, cuando comenzó a ser discipulado por el pastor de Vineyard en Evanston; y, finalmente, cuando lo llamaron a liderar esa iglesia en 2019.

Kim se preguntaba: ¿Qué pasaría si una iglesia se organizara en torno a la belleza del Señor? ¿Cómo debería lucir una iglesia dispuesta a un nuevo movimiento del Espíritu para una nueva generación?

Así que, cuando tuvo la oportunidad de hacer cambios en Evanston, tuvo una visión atrevida de lo que podía hacer. Era la clase de visión atrevida que Vineyard, una denominación carismática que comenzó a mediados de los años 1970 en el sur de California, ha celebrado desde hace mucho tiempo. Entre la gente del movimiento se cuentan historias acerca de líderes que no esperaron aprobación, no exigieron un estudio, no formaron un comité ni se dejaron certificar por la tradición o por el «cómo se hacen las cosas». Solamente escucharon al Espíritu Santo e hicieron cosas.

Así que lo siguiente que hizo Kim fue sorprendente. No hizo nada.

Bueno, no nada. Oró. Y entonces, después de semanas o quizá meses de oración, empezó a preguntar a la gente lo que pensaba acerca de la organización del espacio del santuario. ¿De qué manera influía la adoración y el servicio? ¿Cómo conformaba la comunidad cristiana y la espiritualidad de la gente? Le preguntó a la gente qué otras formas de alabanza habían experimentado y qué pensaban de ellas. ¿Cómo podrían verse los servicios en Vineyard Evanston?

El pastor Ted Kim en la iglesia Vineyard en Evanston.Kevin Penczak
El pastor Ted Kim en la iglesia Vineyard en Evanston.

Una transformación está llegando a Vineyard. Más del diez por ciento de las 545 iglesias de la denominación han pasado por una transición de liderazgo durante el último año, según los registros oficiales. Y más de un tercio de sus ministros principales tienen más de 60 años, y van de camino a la jubilación. La generación fundadora está comenzando a entregar el ministerio, una iglesia a la vez.

De hecho, este cambio está sucediendo en todo el evangelicalismo estadounidense. Los baby boomers se están retirando. Fueron una generación grande que ejerció mucha influencia sobre el evangelicalismo y, desde un punto de vista más amplio, sobre los diversos enfoques de cómo hacer iglesia en Estados Unidos. Sin embargo, las instituciones que ellos construyeron, las iglesias que plantaron e hicieron crecer, y los ministerios que lanzaron, se están traspasando a miembros de la generación X y a la generación del milenio.

«Puede que sea bueno, malo o raro, pero está ocurriendo», dijo Jay Pathak, el director nacional de Vineyard, un miembro de la generación X que tomó el liderazgo de la organización en enero de 2022.

El cambio generacional sucede tan despacio que puede ser difícil de ver. El pastor de una megaiglesia anuncia la búsqueda de un sucesor, un ministro televisivo se retira, un cristiano prominente fallece, sin embargo, la imagen más grande de cómo van a ser las cosas no es del todo clara.

En Vineyard, sin embargo, los cambios más amplios se han vuelto muy visibles. Puesto que el movimiento comenzó en la década de 1970 y creció rápidamente en la de los 80, ha sido definido, conformado y pastoreado por la generación que nació después de la Segunda Guerra Mundial y que llegó a la mayoría de edad en los turbulentos años 60. Muchos pastores del movimiento plantaron sus propias iglesias y se quedaron en ellas durante toda su carrera. Ahora están saliendo prácticamente todos a la vez.

Los nuevos líderes son más jóvenes, por supuesto, pero también son más diversos. Hay más mujeres y minorías. Y piensan en el liderazgo de manera muy diferente.

Están más comprometidos con la colaboración, más interesados en el consenso e invierten más en los equipos. Van despacio. Escuchan mucho. Comparados con sus predecesores, están menos centrados en tomar decisiones y en ser decididos. Piensan que ser un buen líder significa manejar la ansiedad y soportarla a fin de dejar espacio para que la comunidad cristiana discierna el liderazgo del Espíritu Santo.

«Los boomers casi siempre preguntaban: ¿Cómo consigo un espacio grande donde pueda mostrar mi fuerza y hacer mis cosas?», dice Pathak. «Mientras que, cuanto más joven es un líder ahora mismo, más quiere trabajar en equipo. Quieren usar sus dones para algo mayor. (…) Creo que se parece al reino de Dios: sometidos unos a otros por la misión y por lo que Dios quiere que hagamos. Creo que eso es lo que Dios nos está mandando a hacer, y nos está dando la gracia para hacerlo».

Es imposible tener certeza acerca de lo que esta nueva generación de líderes traerá para la iglesia local en Evanston, para Vineyard, o para el evangelicalismo a gran escala. Sin embargo, mientras los cristianos de todo el país han venido enfrentando abusos de poder históricos y mientras los nuevos pastores dan los primeros pasos para hacer los primeros cambios, hay señales de que el cambio generacional podría traer lo que los pentecostales a veces han llamado «una lluvia nueva».

Cuando Steve Nicholson y algunos amigos comenzaron la iglesia de Evanston en 1976, tenían una visión bastante clara. Quería una iglesia en la que pudieran quedarse. En gran parte eso significaba tener guitarras en la alabanza y que todos llevaran jeans.

«Alcanzamos nuestra visión el primer domingo», dice Nicholson. «Realmente no pensamos más allá de eso».

Sin embargo, se unieron a Vineyard años después, y se convirtieron en una congregación que se definía por su disposición a decir que sí al Espíritu. Eso significó hacer un servicio abierto a la profecía, la sanidad o a la bendición de Toronto [enlaces en inglés], y ser la clase de iglesia que empezaba nuevos ministerios en un solo día. No obstante, la manera de funcionar de la iglesia era que Nicholson dijera que sí, y que después el resto del equipo y de la congregación averiguara cómo se podía llevar eso a la práctica.

Una vez, por ejemplo, alguien llamó a la iglesia y preguntó por el horario del servicio en español. No tenían uno. Después otra persona llamó, y después otra, y otra, todo en una misma semana, y Nicholson dijo que pensaba que Dios estaba tratando de decirles que comenzaran un servicio en español. Y así lo hicieron. Nicholson no recuerda exactamente cómo lo consiguieron logísticamente, pero fue él quien dijo que sí al nuevo ministerio.

Rich Nathan, el pastor fundador de Vineyard Columbus, la iglesia más grande del movimiento, trabajaba de manera muy similar. Él decía que todos los ministros de su generación querían comenzar algo nuevo y pensaban que era importante que fueran ellos quienes dieran el disparo de arranque.

«Había un espíritu emprendedor. Un poco de rebelión hippie», dice Nathan. «Nadie te miraba por encima del hombro. Nadie te decía lo que tenías que hacer. Y para los boomers era como: ¿por qué no querrías comenzar algo nuevo?».

El enfoque produjo un gran número de éxitos. Las iglesias crecían. Las iglesias se multiplicaban. Brotaban en lugares y comunidades donde nadie antes se lo hubiera esperado.

Pero acabó quedando claro —para algunos más pronto, para otros más tarde— que el liderazgo de los hombres carismáticos que podían ser muy decididos también tenía sus costos. Demasiados líderes amaban el poder, y aunque siempre hablaban de sus métodos de liderazgo en términos de cuán efectivos eran para el reino, hubo abusos, malos usos y feos intentos por proteger esa autoridad sin importar a quién se hiciera daño.

Sin embargo, incluso cuando ese enfoque no cayó en el abuso, no era bueno para las congregaciones. A demasiados cristianos se les enseñó a verse a sí mismos, no como coherederos y plenos participantes de la obra de la iglesia, sino como gente que se sentaba en un banco los domingos. La gente ponía su confianza en la visión del líder.

Jim Herrington, coautor de The Leader’s Journey [El viaje del líder] y coach que ha trabajado con muchos pastores evangélicos jóvenes, defiende que el modelo de «comando y control» es una manera de manejar la ansiedad, ya que brinda tranquilidad y certeza saber que hay alguien claramente al mando.

«Realmente reduce la ansiedad, pero no hace buenos discípulos», dice Herrington. «Los pastores con los que trabajo están regresando a la idea que dice: “Mi trabajo es formar a la gente para el ministerio. Mi trabajo no es hacer ministerio”. Es un gran cambio desde el “Yo soy la persona indicada” al “Estoy aquí para formarte”. Es el trabajo de una generación».

En Evanston, cuando Nicholson comenzó el proceso de pasarle la iglesia a Kim, sabía que la iglesia tenía un problema de discipulado. Estaba orgulloso del modo en que había crecido la iglesia con los años y orgulloso de todo el trabajo que habían hecho plantando iglesias. Según sus cálculos, Vineyard Evanston tuvo entre 600 y 700 iglesias «nietas». Pero el fruto de la cosecha, en su opinión, era mixto.

«Mi generación tenía esta idea en los años 70 de que si podíamos hacer que la iglesia fuera fácil, que hacerse cristiano fuera fácil, podríamos conseguir que mucha más gente dijera que sí a Jesús», dijo Nicholson. «Y tuvimos mucho éxito. Decir “Ven tal como eres” tuvo muchísimo éxito. Pero nunca debió significar “Quédate tal como eres”. No formamos a la gente. Se hizo demasiado sencillo y se convirtieron en consumidores de la iglesia. Necesitamos repensar el discipulado».

Le dijo a Kim que no sabía qué necesitaría hacer la iglesia para cambiar, pero que necesitaba hacerlo. El éxito de Kim no se podría medir solamente por su capacidad para mantener las cosas funcionando como hasta el momento. Cuando entraron en el periodo de transición (y la pandemia), Kim necesitaba pensar en algo más grande y atrevido que simplemente «continuar».

El pastor Ted de la iglesia Vineyard de Evanston va a su trabajo en su escúter eléctrico.Kevin Penczak
El pastor Ted de la iglesia Vineyard de Evanston va a su trabajo en su escúter eléctrico.

En Vineyard of Hope, a las afueras de Los Ángeles, en Walnut, California, el pastor Kenneth Kwan le hizo el mismo encargo a Dennis Liu cuando comenzó el proceso de transición del liderazgo de la iglesia hace seis años.

Kwan comenzó la iglesia en chino en 1986. Todavía puede recordar lo poderoso que era ver al Espíritu Santo tocar a los inmigrantes chinos y cómo se sobrecogían al sentir el amor de Dios.

«Algunos lloraban», dice Kwan. «Y entonces no querían regresar a la iglesia. Era demasiado vergonzoso. Lloraban cada vez».

Para los que superaron la vergüenza, la congregación se convirtió en un hogar espiritual y un oasis de cultura china mientras se ajustaban a vivir en Estados Unidos, encontraban trabajo y sacaban adelante a sus familias. Con los años, sin embargo, a Kwan le preocupaba la capacidad de la congregación de llegar a ser un hogar para la siguiente generación. Muchos de la segunda generación ven las iglesias chinas como lugares de herencia cultural, dice él, importantes para sus padres, pero no muy relevantes para sus vidas en Estados Unidos.

Así que Kwan le dijo a Liu que la iglesia necesitaría un pastor principal que hablara inglés y tener servicios en inglés. No sabía qué otros cambios tendría que hacer Liu, pero le encargó averiguarlo.

Los cambios que hizo sorprendieron a la congregación. Liu provocó una controversia inesperada cuando intentó reducir su propia autoridad e implicó a más personas (y a más jóvenes) en las decisiones. Para algunos de la iglesia, él no está siendo tan claro y decidido como un pastor debería ser.

Kwan, aunque admite que también se sorprendió, respaldó a Liu. Ha instado a los miembros mayores de la congregación a confiar en Liu a pesar de su ansiedad.

«Pensaba que el lenguaje iba a ser la principal barrera entre los dos grupos; sin embargo, he descubierto que no solo es el lenguaje», dice Kwan. «Deberíamos estar capacitando a la generación más joven. Es muy diferente para nosotros. Es un cambio difícil de aceptar».

Julia Pickerill ha enfrentado desafíos similares ahora que ella y su marido Eric han asumido el liderazgo de Vineyard Columbus, reemplazando a Rich Nathan. Su primer paso fue reestructurar el proceso de toma de decisiones. Querían implicar a más personas, hacer los equipos más inclusivos y diversos, pero también más lentos, más deliberativos.

Algunas de las personas de la iglesia se han frustrado con lo deliberativos que se han vuelto. Algunos han acusado a los nuevos pastores de ser demasiado cautelosos, reacios al riesgo y no suficientemente valientes para liderar una megaiglesia de la tradición de Vineyard, donde los líderes simplemente hacen las cosas.

Pero Julia Pickerill no lo ve así. Para ella, parece ser un problema de discipulado.

«A menudo siento que la gente solamente quiere que les diga lo que tienen que hacer», dijo. «Tenemos iglesias llenas de personas que están dispuestas a que se les diga qué hacer. Yo estoy mucho más interesada en personas que hagan el trabajo y lidien con lo que significa parecerse a Cristo. Qué es lo que la fe, la esperanza y el amor les están llamando a hacer».

Como líder, ella y Eric también están muy preocupados por el poder. Ellos respetan mucho a Nathan y consideran su humildad como un ejemplo que desean emular. Pero el registro de líderes caídos y abusivos, tanto en Vineyard como en el evangelicalismo en general, también los está apartando de la idea de que el pastor principal deba ser el que decida.

«Parte de todo esto también es muy intuitivo para mi generación», dice Pickerill. «Para nosotros hay cosas que son sospechosas: demasiada autoridad en un espacio que se basa en el carácter de una sola persona».

La pastora Julia Pickerill predicando en Vineyard Columbus.Sam Fahmi / Cortesía de Vineyard Columbus
La pastora Julia Pickerill predicando en Vineyard Columbus.

Desde la transición, Vineyard Columbus ha virado hacia un modelo de predicación en equipo, para que la congregación no solo escuche de parte de un líder espiritual, sino de una diversidad de voces. Las decisiones son colaborativas e implican más consenso.

Los Pickerill también hablan de reducir el énfasis en el tamaño de la iglesia y en medir el crecimiento, y desarrollar otras maneras de medir la salud espiritual. Quieren hacer de la formación espiritual una prioridad.

«Si todo lo que te preocupa es la asistencia, es fácil. Eso te lo puedo conseguir», dice Julia Pickerill. «Pero ¿cómo funciona la formación cristiana en un mundo en el que la gente consume tanto contenido, y más si eso es contrario a la ética cristiana, contrario a la paciencia, al dominio propio, a la fe, la esperanza y el amor?».

Sin duda, habrá presión para reafirmar la autoridad y regresar a un modelo de liderazgo de comando y control, pero los Pickerill creen que su trabajo como líderes es resistirse a ese modelo. Se esforzarán para controlar la ansiedad, para aceptarla y ayudar a la congregación a aceptarla. Quieren desarrollar maneras de discipular a la iglesia para seguir a Cristo a través de la ansiedad.

Como le gusta decir a Kim: «La formación es misión».

Vineyard va a ser diferente a lo que era. Una nueva generación de líderes está estableciendo un escenario de cambio, y en Evanston, ya cambiaron el escenario.

La iglesia decidió, después de un proceso de debate y consideración de las preguntas del nuevo pastor, contratar a un equipo de construcción para derribar la vieja plataforma. Sucedió durante la pandemia. Para cuando regresaron a las reuniones presenciales, el escenario era redondo, estaba en el centro de la sala y más cerca del suelo.

«Me pareció que era genial», dice Kim. «Hicimos que fuera un espacio realmente bello, y era una fuerte pista visual de que una transición estaba teniendo lugar, de que estaba ocurriendo un cambio. Y el espacio le dice a las personas: “Tú eres parte de esto”».

Por supuesto, Kim no quiere tener un rompimiento total con la historia de la iglesia. La fidelidad cristiana, piensa, no copia el pasado, pero tampoco lo abandona. El futuro de la iglesia debería rimar con lo que ha venido antes.

En Evanston, él quiere que Vineyard se convierta en una versión más completa de lo que era, una iglesia conocida por decir que sí al Espíritu Santo.

Pero espera que no solamente sea él diciendo que sí. Quiere que ese sí venga de una congregación empoderada, formada espiritualmente por personas que oran, escuchan y están orientadas alrededor de la belleza del Señor. Él quiere más colaboración. Más consenso. Que todos estén implicados aún más. Quiere ser parte de una comunidad creciente de seguidores de Cristo que tomen a Jesús como un ejemplo del manejo de la ansiedad.

No ha anunciado más cambios ni ha establecido ningún plan atrevido para ejecutar esta visión. Pero no es así como Kim u otros ministros de su generación de pastores de Vineyard lideran. Por el contrario, él hace preguntas.

¿Cómo sería, pregunta, tener un equipo sano de ministros y de empleados que no terminen con síndrome de agotamiento, que no se vuelvan abusivos y que no dejen de estar enamorados de Jesús?

¿Cómo sería el liderazgo de la iglesia si el Espíritu Santo fuera derramado, como en Hechos 2, sobre hijos e hijas, jóvenes y ancianos, sobre los siervos y sobre todo el mundo?

¿Cómo sería, se pregunta Kim, si el pueblo de Dios floreciera?

Daniel Silliman es editor de noticias para Christianity Today.

Traducción por Noa Alarcón.

Edición en español por Livia Giselle Seidel.

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Lo más peligroso que hizo Lutero

Y otros hechos sobre la traducción de la Biblia que transformaron el mundo.

Christianity Today October 31, 2022
Sean Gallup / Getty Images

En los comienzos de la Reforma, la principal Biblia disponible era la Vulgata, la Biblia que Jerónimo había producido originalmente en latín en el año 380 d.C. Sin embargo, para la época de la Reforma había sufrido significativas corrupciones en su contenido. Incluía una traducción del Antiguo Testamento hebreo y del Nuevo Testamento griego, además de los libros Tobit, Judit, Sabiduría de Salomón, Sirácida, Baruc, algunas adiciones al Libro de Daniel y 1 y 2 de Macabeos.

La Biblia no era un libro con el que el público general estuviera familiarizado. No era un libro que la mayoría de los individuos o familias pudieran poseer en sus hogares. Había Biblias de púlpito —normalmente encadenadas al púlpito—, había manuscritos de Biblias en los monasterios, y había Biblias que poseían los reyes y miembros de la élite social. Pero la Biblia no era un libro que el pueblo pudiera poseer.

Más aún, era muy poco común encontrar una Biblia escrita en la lengua del pueblo. En la época de Lutero existían varias traducciones al alemán y una versión francesa publicada en 1473. Pero la Biblia en latín seguía siendo, por mucho, la principal disponible. La élite social que tenía acceso a una alta educación podía leer en latín, pero el residente promedio de Inglaterra, Francia, Alemania, Italia o España solo conocía algunas palabras y frases en latín por lo que escuchaba en la misa. Y, de hecho, a menudo confundían lo poco que sabían. Si quiere hacerse una idea de la pobreza de la alfabetización bíblica en el público general en esta época, lea los Cuentos de Canterbury de Chaucer, escritos entre 1387 y 1400 en inglés medio. En los relatos de Chaucer abundan las confusiones y malentendidos sobre la Biblia.

La Vulgata latina fue la Biblia que Lutero estudió primero; sin embargo, pronto se dio cuenta de sus deficiencias a medida que profundizaba en el texto griego e iba descubriendo sus revolucionarias ideas. Esto llevó a Lutero a darse cuenta de algo más: si debía producirse un cambio verdadero, este no se conseguiría por medio del debate teológico exclusivo entre almas eruditas. La Biblia debía estar disponible en la lengua vernácula (en este caso, el alemán) y tenía que estar ampliamente disponible. Por esta razón, a mi parecer, lo más peligroso que Lutero hizo no fue clavar las 95 tesis en una puerta: fue traducir la Biblia al alemán común y fomentar su amplia difusión.

La «herejía» de Lutero

Para el año 1522, Lutero ya había traducido el Nuevo Testamento, y para 1534 ya había terminado la traducción de la Biblia completa, que incluía lo que hoy conocemos como libros apócrifos (aquellos libros adicionales del periodo intertestamentario del judaísmo). Lutero siguió revisando el texto hasta sus últimos años, puesto que era consciente de la magnitud del cambio que representaría esta Biblia traducida.

Lutero no tradujo la Biblia directamente de la Vulgata latina, y esto, para algunos, equivalía a una herejía. Lutero había aprendido griego de la manera habitual, en la escuela de latín de Magdeburgo, por lo que podía traducir obras griegas al latín. Existen historias, probablemente ciertas, de que Lutero hizo incursiones en las ciudades y pueblos cercanos solo para escuchar a la gente hablar a fin de que su traducción, en particular la del Nuevo Testamento, fuera lo más cercana posible al uso común contemporáneo de la lengua. Esta Biblia no sería de ni para la élite.

Philip Schaff, el gran historiador de la Iglesia, opinó: «El fruto más rico del ocio de Lutero en el [castillo] de Wartburg, y la obra más importante y útil de toda su vida, es la traducción del Nuevo Testamento, a través de la cual llevó la enseñanza y el ejemplo de Cristo y los apóstoles a las mentes y los corazones de los alemanes de forma vívida y real. (…) Hizo de la Biblia el libro del pueblo en la iglesia, la escuela y el hogar».

Este acto de Lutero abrió la caja de Pandora en lo que respecta a las traducciones de la Biblia, y no hubo manera de cerrar la caja desde entonces. No hace falta decir que esto preocupó a los funcionarios de la iglesia de cualquier jerarquía porque esto significó que ya no tendrían un control estricto sobre la Palabra de Dios.

Precursores y seguidores

Sin embargo, muy poca gente ha hablado lo suficiente de aquellos que precedieron a Lutero en el esfuerzo de traducir la Biblia a la lengua vernácula. Por ejemplo, el equipo de John Wycliffe precedió a Lutero en unos 140 años con la traducción de la Biblia al inglés medio entre 1382 y 1395. Asimismo, Wycliffe no fue el único responsable de aquella traducción: se sabe que otros, como Nicolas de Hereford, produjeron parte de la traducción. La diferencia entre el trabajo del equipo de Wycliffe y el de Lutero es que no contó con crítica textual, ya que el equipo de Wycliffe había trabajado directamente a partir de la Vulgata latina.

Además, Wycliffe no solo incluyó lo que hoy conocemos como libros apócrifos, sino también 2 Esdras y la Epístola a los Laodicenses del siglo II.

Tal como sucedería con los esfuerzos de Lutero, la obra de Wycliffe no fue autorizada por ninguna autoridad eclesiástica o real, pero aun así se hizo enormemente popular. Y las consecuencias fueron graves. El rey Enrique IV y el arzobispo Thomas Arundel hicieron todo lo posible por suprimir la obra, y la Asamblea de Oxford de 1408 votó que no se podía realizar una nueva traducción de la Biblia sin una aprobación oficial. Sin embargo, Wycliffe había encendido una pequeña llama, y ya no sería posible apagar el fuego.

Quizá la historia más conmovedora de esta época sea la de William Tyndale. Tyndale vivió entre 1494 y 1536 y fue martirizado por haber traducido la Biblia al inglés. Tyndale, al igual que Lutero, tradujo directamente del hebreo y del griego, excepto (probablemente) para llevar a cabo referencias cruzadas y revisión. En realidad, solo terminó el Nuevo Testamento, y completó aproximadamente la mitad de su traducción del Antiguo Testamento antes de su muerte. Su obra fue la primera Biblia en inglés que fue producida en masa.

En un principio, Tyndale había solicitado permiso al obispo Tunstall de Londres para realizar esta obra, pero se le dijo que esto estaba prohibido, incluso que constituía una herejía, por lo que Tyndale viajó al continente para realizar el trabajo. Se imprimió una edición parcial en 1525 (solo tres años después de Lutero) en Colonia, Alemania, pero algunos espías delataron a Tyndale ante las autoridades e, irónicamente, huyó a Worms, la misma ciudad donde Lutero fue llevado ante una asamblea y juzgado. Desde aquella ciudad se publicó la edición completa del Nuevo Testamento de Tyndale en 1526.

Como el teólogo Alister McGrath señalaría más tarde, la versión del rey Jacobo (King James o KJV por sus siglas en inglés), también conocida como la «versión autorizada», de principios del siglo XVII (en varias ediciones, incluida la de 1611) no era una traducción original de la Biblia al inglés, sino una continuación bastante generalizada de la traducción de Tyndale con alguna ayuda de la Biblia de Ginebra y otras traducciones. Muchas de las frases memorables de la versión King James [como la versión inglesa de los siguientes versículos] —«con solo la piel de mis dientes» (Job 19:20), «¿soy yo acaso guarda de mi hermano?» (Génesis 4:9), «el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil» (Mateo 26:41), «ley para sí mismos» (Romanos 2:14), entre otras—, son frases acuñadas por Tyndale [las citas en español fueron tomadas de la Reina Valera 1960]. Tenía un notable don para convertir porciones bíblicas en frases memorables.

Pero ni siquiera la versión autorizada King James Version fue la primera traducción autorizada de la Biblia al inglés. Esta distinción corresponde a la «Gran Biblia» de 1539, autorizada por el rey Enrique VIII. El rey quería que esta Biblia fuera leída en todas las iglesias anglicanas, y Miles Coverdale realizó la traducción. Coverdale se limitó a copiar la versión de Tyndale, eliminando algunas características objetables, y completó la traducción de Tyndale del Antiguo Testamento y también de los libros apócrifos. Sin embargo, hay que tener en cuenta que Coverdale utilizó la Vulgata y la traducción de Lutero para hacer esta traducción, es decir, no utilizó el original en hebreo o en griego.

Por esta y otras razones, muchos de los movimientos protestantes que estaban surgiendo en el continente y en Gran Bretaña no estaban satisfechos con la Gran Biblia de Coverdale. En cambio, la Biblia de Ginebra tenía un lenguaje más vívido y vigoroso, y se hizo rápidamente más popular que la gran Biblia. Fue la Biblia elegida por William Shakespeare, Oliver Cromwell, John Bunyan, John Donne, y por los peregrinos cuando llegaron a Nueva Inglaterra. Fue esta Biblia, y no la King James Version, la que los acompañó en el barco Mayflower.

Por su parte, la Biblia de Ginebra se hizo popular no solo porque fue producida en masa para el público general, sino también porque tenía anotaciones, guías de estudio, referencias cruzadas con versículos relevantes en otras partes de la Biblia, e introducciones a cada libro que resumían su contenido, y contaba con mapas, tablas, ilustraciones e incluso índices. En resumen, fue la primera Biblia de estudio en inglés y, vale la pena destacar, precedió a la King James Version por medio siglo. No es de extrañar que, al ser una Biblia producida bajo los auspicios de la Biblia de Ginebra de Juan Calvino, sus notas fueran de contenido calvinista y de carácter disidente (en desacuerdo con la Iglesia de Inglaterra). Esa fue una de las razones por las que los reyes de Inglaterra produjeron «la versión autorizada». Necesitaban una Biblia que no cuestionara Dieu et mon droit (que significa «Dios y mi derecho», el lema del monarca que sugería su soberanía).

¿Qué pasa con los apócrifos?

Vale la pena destacar que la Biblia de Ginebra fue la primera cuya traducción al inglés del Antiguo Testamento fue hecha en su totalidad a partir del texto hebreo. Al igual que sus predecesoras, incluía los libros apócrifos. De hecho, la King James Version de 1611 también incluía los libros apócrifos, incluidos Susana, Bel y el Dragón (ambos añadidos a Daniel) y la Oración de Manasés.

En resumen, ninguna de las principales traducciones de la Biblia surgidas durante las Reformas alemana, suiza o inglesa produjeron una Biblia de solo 66 libros. Es cierto que más allá de los 66 libros, los otros siete (o más) eran considerados deuterocanónicos (de ahí el término apócrifo), pero aun así se consideraba que tenían cierta autoridad.

Entonces, ¿cuándo y dónde aparece la Biblia protestante de 66 libros? Esta práctica no se estandarizó sino hasta el año 1825, cuando la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera básicamente lanzó el guante al aire y dijo: «Estos 66 libros y solo estos». Pero esta no era la Biblia de Lutero, Calvino, Knox, o incluso de los Wesley, que utilizaban la versión autorizada. Los protestantes habían considerado durante mucho tiempo los libros adicionales como, en el mejor de los casos, deuterocanónicos. Algunos incluso los habían llamado «no canónicos», y había algunos precedentes de impresión de una Biblia que no contenía estos libros. Por ejemplo, había una edición minoritaria de la gran Biblia posterior a 1549 que no incluía los libros apócrifos, y una edición de 1575 de la Biblia del Obispo que también excluía estos libros. Las ediciones de 1599 y 1640 de la Biblia de Ginebra también los dejaron fuera. De cualquier modo, estos libros no habían sido considerados como canónicos por muchos protestantes.

El acto más influyente de Lutero

Lutero no podría haber imaginado en 1517 que su acto más influyente durante la Reforma alemana —el acto que transformaría innumerables vidas y impulsaría en mayor medida al movimiento protestante incipiente—, no serían sus comentarios sobre Gálatas o Romanos, ni sus tratados teológicos como «La esclavitud de la voluntad», ni su insistencia en la justificación por gracia y únicamente a través de la fe. En realidad, la mayor roca que lanzó al estanque eclesiástico, y que produjo no solo la mayor cantidad de ondas sino verdaderas olas, fue su producción de la Biblia de Lutero. No obstante, no fue un pionero solitario. Él y William Tyndale merecen el mismo reconocimiento como los verdaderos pioneros de la producción de traducciones de la Biblia desde la lengua original al lenguaje de la gente común, para que pudieran leerla, estudiarla, aprenderla y ser movidos y formados por ella. La Biblia del pueblo, por el pueblo y especialmente para el pueblo no había existido realmente antes de Lutero y Tyndale.

Hoy en día, por hablar solo del inglés, existen más de 900 traducciones o paráfrasis del Nuevo Testamento, ya sea completo o parcial. ¡Novecientas! Ninguno de los padres reformadores podría haber imaginado esto, ni tampoco podrían haber imaginado que muchas personas podrían tener Biblias no solo en los púlpitos y bancos en las iglesias, sino que también podrían tener sus propias Biblias en sus hogares. El genio que salió de la botella al principio de la Reforma alemana resultó ser el Espíritu Santo, quien hace nuevas todas las cosas. Esto incluye la aparición constante de traducciones nuevas de la Biblia, a medida que nos acercamos más y más al texto original inspirado del Antiguo y del Nuevo Testamento, y a medida que descubrimos más manuscritos, y realizamos el arduo trabajo de la crítica textual y producimos traducciones basadas en nuestros primeros y mejores testigos de los textos bíblicos en hebreo, arameo y griego.

Cuando se produjo la Biblia de Lutero, basada en el trabajo de Erasmo sobre el Nuevo Testamento griego, solo había un puñado de manuscritos griegos que Erasmo pudo consultar, y no eran tan antiguos. Cuando se produjo la versión del rey Jacobo en 1611, existía el mismo problema tanto para el Antiguo como para el Nuevo Testamento.

Hoy en día, tenemos más de 5000 manuscritos del Nuevo Testamento griego, la mayoría de los cuales han sido desenterrados en los últimos 150 años, y algunos de los cuales se remontan a los siglos II y III d.C. También tenemos los descubrimientos del mar Muerto y de otros lugares que nos proporcionan manuscritos mil años más cercanos a los textos originales del Antiguo Testamento en comparación con el texto masorético (la base tradicional del texto del Antiguo Testamento), y que nos llevan más cerca de lo que estábamos en el año 1900. En la era moderna, Dios, en su providencia, nos está atrayendo más cerca de sí mismo al llevarnos más cerca del texto original inspirado por Él mismo.

El clamor sola Scriptura puede resonar hoy con un sonido menos hueco que en el pasado, porque hoy sabemos que las decisiones tomadas por los líderes de la Iglesia en el siglo IV de reconocer los 27 libros del Nuevo Testamento y los 39 libros del Antiguo (más unos pocos), fueron las decisiones correctas. El canon fue concluido cuando se reconoció que lo que necesitábamos en nuestras Biblias eran los libros escritos por los testigos oculares originales —o bien, sus colaboradores y colegas en el caso del Nuevo Testamento—, y los escritos en el contexto de la transmisión de las tradiciones judías sagradas de la ley, los profetas y los escritos que se remontan a Moisés, los autores de las Crónicas y los grandes profetas de la antigüedad.

Así pues, por un lado, debemos los manuscritos originales a los antiguos dignatarios que escribieron entre los tiempos de Moisés y Juan de Patmos, pero por el otro, debemos nuestras Biblias escritas en lengua vernácula a nuestros antepasados protestantes: Lutero, Tyndale, Calvino y otros. Tal vez ahora, al celebrar más de 500 años de la Reforma alemana, sea el momento de reconocer que sin el movimiento protestante no tendríamos Biblias en manos de tantos cristianos, ni en tantas lenguas. La labor de llevar la Biblia al pueblo iniciada por Lutero, Tyndale y Wycliffe aún no ha terminado. Todavía hay lugares donde las Biblias son ilegales o donde no existe ni una traducción en el idioma local. Pero gracias a Dios, el trabajo puede continuar porque la declaración semper reformanda sigue resonando hoy en día.

Ben Witherington III es profesor de interpretación del Nuevo Testamento en el Seminario Teológico de Asbury. Es autor de muchos libros, entre ellos, A Week in the Fall of Jerusalem (IVP Academic).

Traducción por Sofía Castillo.

Edición en español por Livia Giselle Seidel.

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Lutero, el enigma

Cómo celebrar a una de las personas más célebres en la historia.

Christianity Today October 31, 2022
Wikimedia Commons

Este artículo es una versión revisada y corregida de la traducción publicada en diciembre de 2016.

Este artículo fue publicado en colaboración con la Conferencia Nacional de Liderazgo Cristiano Hispano (NHCLC, por sus siglas en inglés).

Tiendo a ver los perfiles de los famosos de la misma forma en que vería un frasco de mayonesa que quedó olvidado a la intemperie: lo más seguro es que se ha echado a perder, y que no era nada saludable desde un inicio. Una portada de Esquire anuncia «¡Michael Fassbender da el golpe inicial!» La revista GQ declara «¡Ryan Reynolds!». Si logran tener el más mínimo impacto en mi mente, tiende a ser una santurronería engreída: «Dios, te doy gracias porque no soy como los que conocen a tal o cual personaje de la farándula».

Sin embargo, mi lista de artículos favoritos de todos los tiempos está repleta de perfiles de personajes famosos. El perfil que Tom Junod escribió en 1998 acerca de Fred Rodgers. Los artículos de David Foster Wallace sobre Roger Federer y John Ziegler. Los de Malcolm Gladwell sobre Ron Popeil. El artículo clásico de Gay Talese, «Frank Sinatra está resfriado». ¿Qué pasa conmigo entonces? No es tan solo que me gustan los perfiles de famosos, siempre y cuando sean mis famosos. Más allá de eso, mis perfiles favoritos se inclinan, más que por extender la fama del famoso, por descubrir lo que ese personaje revela sobre el mundo. Lo mismo sucede con algunos de mis artículos favoritos de CT. Le invito a ver el perfil de Melissa Steffan del 2013 sobre Sarah Young, autora de Jesús te llama, que más que tratarse de la autora, se trata de cómo orar y esperar que Dios responda [enlaces en inglés].

Han pasado más de 500 años desde las 95 tesis de Martín Lutero, y meditamos sobre cuánta atención deberíamos prestarle a Lutero al conmemorar esta fecha. Es una persona fascinante y enorme, y vale la pena explorarlo a fondo. Y hemos olvidado que realmente fue una gran celebridad: a principio de la década de 1520, las impresiones de grabados de su rostro aparecieron por toda Europa y se vendieron tan pronto como fueron producidos. De muchas formas, Lutero abrazó y facilitó dicha celebridad. No obstante, sabía que él no era la novedad: «Desháganse de la opinión exaltada que tienen de mí, y no esperen más de lo que yo les pueda dar, porque yo no soy nadie, y no puedo hacer nada, y cada día me estoy convirtiendo más en un enigma», le escribió a uno de su primeros seguidores.

Al igual que los mejores perfiles de famosos, lo importante no es la cosa en sí, sino lo que te ayuda a comprender. Eso es lo que celebramos en este día: cómo Lutero impulsó la traducción de la Biblia [enlace en español], nos ayudó a entender el evangelio de la gracia, los peligros de la división, la claridad de las Escrituras y otras verdades vigorizantes. Es lo que el propio Lutero nos sugirió hacer:

«Me limité a enseñar, predicar y escribir la Palabra de Dios; por lo demás, no hice nada. Y entonces, mientras dormía… la Palabra debilitó tanto al papado y de tal forma que ningún ataque de príncipe o emperador lo había conseguido antes. Yo no hice nada. La Palabra lo hizo todo».

Ted Olsen es el editor ejecutivo de Christianity Today. Siga a Ted Olsen en Twitter @TedOlsen.

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Church Life

Más del 10 % de las nuevas iglesias bautistas del sur son hispanas

El líder de Send Network Español habla sobre el futuro diverso de la plantación de iglesias en Norteamérica.

Félix Cabrera (derecha), nuevo vicepresidente de Send Network Español, ora durante una reunión regional de plantadores de iglesias y líderes misioneros en Miami.

Félix Cabrera (derecha), nuevo vicepresidente de Send Network Español, ora durante una reunión regional de plantadores de iglesias y líderes misioneros en Miami.

Christianity Today October 28, 2022
Send Network / NAMB

Con la reciente expansión de Send Network Español, la Convención Bautista del Sur ha puesto en marcha la estrategia más sólida y focalizada que ha desarrollado hasta la fecha en torno a la plantación de iglesias entre la comunidad hispana en Norteamérica.

«Desde 2010, Send Network ha plantado casi 10 000 nuevas iglesias bautistas del sur en toda Norteamérica, de las cuales más de 1000 son iglesias hispanas», dijo Félix Cabrera, originario de Puerto Rico y con más de una década de experiencia en la plantación de iglesias. «Por ese motivo y ante el tremendo crecimiento que ha tenido la comunidad hispana, el liderazgo de la organización pudo ver la importancia de asignar recursos de forma específica a este sector».

En octubre, Send Network, la división de plantación de iglesias de la North American Mission Board (NAMB), anunció nuevos valores ministeriales y nuevos miembros en su liderazgo [enlace en inglés]. Cabrera servirá como vicepresidente de Send Network Español y ha comisionado a ocho «campeones» regionales de plantación de iglesias hispanas en todo Estados Unidos. La implementación de estos cambios tuvo lugar después de que Send Network haya alcanzado un nuevo récord en la recaudación de fondos, con 68.9 millones de dólares aportados por los bautistas del sur a través de su ofrenda anual de Pascua Annie Armstrong.

Un nuevo sitio web, SendNetworkEspanol.com, ofrece recursos especializados para los plantadores de iglesias hispanos, muchos de los cuales están ministrando entre poblaciones que provienen de antecedentes católicos y familias que se trasladaron a los Estados Unidos en busca de mejores oportunidades de trabajo.

CT habló con Cabrera, quien ha ayudado a fundar más de 50 iglesias comenzando por la Central Baptist de Oklahoma City, sobre la diversidad entre los hispanos de EE. UU., la importancia del trabajo en la fe y la vida de los hispanos, y la inversión de tiempo que suele requerir la plantación de iglesias en este contexto.

¿Qué motivó esta nueva estrategia? ¿Cuáles son los principales cambios que espera tras la consolidación de Send Network Español?

El lanzamiento de Send Network Español prácticamente vino a darle una estructura oficial al trabajo que habíamos venido haciendo a manera de proyecto piloto. Desde que comenzamos y hasta la fecha hemos preparado entre 50 y 60 hombres que ya están plantando iglesias o están listos para hacerlo en el futuro próximo. También establecimos la importancia de crear un sitio web que no consistiera en una simple traducción de todo lo que se hace en inglés, sino que tuviera contenidos específicos y contextualizados.

Al asumir el cargo de vicepresidente, me han dado la oportunidad de liderar un equipo que está trabajando en las siete regiones en las que nuestra organización divide Norteamérica. Dentro de cada una de esas regiones, nosotros tenemos un líder que está capacitando y colaborando con las iglesias, proveyendo recursos e identificando a las comunidades hispanas de mayor crecimiento para concentrar nuestros esfuerzos en esa área.

Send Network Español es el sueño de muchos hispanos que por años habían venido pidiéndole a Dios que abriera las puertas y que hubiera una mayor sensibilización acerca de la gran cosecha que está lista dentro de las comunidades hispanas. Este es un sueño hecho realidad.

¿Cómo ha sido su experiencia en la plantación de iglesias aquí en Estados Unidos? ¿Qué retos ha encontrado?

Bueno, yo creo que quizás hace unos 20 o 30 años la realidad hispana en Estados Unidos era totalmente diferente. El crecimiento tan rápido que este grupo social ha tenido en los últimos veinte años ha creado un panorama en el que la población no solo creció en número, sino también en diversidad.

Cuando comienzas a trabajar con la iglesia hispana dentro de Estados Unidos, tal vez lo primero que notas es que todos vienen de diferentes contextos. Somos hispanos, sí, pero venimos de 21 países diferentes. Un segundo reto que hace que la diversidad sea aún mayor son las distintas generaciones, es decir, las diferencias que hay entre los que migraron de otros países y los que ya nacieron dentro de los Estados Unidos. Ya no podemos alcanzar a todos en un solo idioma como antes.

En el tema del idioma en particular, ¿qué cambios ha notado?

Cuando hablamos de hispanos no podemos simplemente decir «todos los hispanos son iguales porque hablan español». Es necesario entender que no todos los hispanos en Estados Unidos hablan español y que, aun en los casos en los que el idioma es el mismo, somos socialmente, económicamente, culturalmente y contextualmente muy diferentes.

Los hispanos que hablan español son generalmente los de primera generación, los migrantes. Pero según el censo ellos son quizás un 34 % de la población hispana en EE. UU. Los desafíos son muy diferentes cuando hablamos de una segunda o tercera generación de hispanos, quienes representan más del 60 % de la población hispana en Estados Unidos. Ellos mayoritariamente prefieren hablar inglés.

Para nuestro ministerio, esto significa que debemos hacer un esfuerzo por alcanzar a cada individuo en el idioma de su corazón para que ellos puedan responder al llamado de Jesucristo y formar parte de una iglesia.

¿Hay retos culturales específicos?

Nosotros sabemos que los migrantes vienen a Estados Unidos a buscar una mejor calidad de vida, lo que conocemos como «el sueño americano». Pero para nosotros los cristianos, su presencia aquí es una oportunidad de compartir el evangelio de Jesucristo y que ellos puedan saber que Dios tiene un mejor sueño para ellos a través de Cristo. Dios quiere salvarlos y transformar sus vidas.

El hispano viene con una cosa en mente: trabajar. Entonces esas personas piensan que no tienen tiempo para la iglesia, que no tienen tiempo para Dios. Además, también es cierto que la mayoría de los hipanos ven esta búsqueda de una mejor calidad de vida desde un contexto católico. En la tradición católica hay una correlación entre el trabajo para tu sustento y las obras que haces para Dios; eso es lo que uno hace para obtener resultados.

Muchos de los migrantes han sido educados en una religión que toma parte de sus creencias de la Biblia, y parte de otros lados. Vienen de contextos donde se les dieron ideas erradas de Dios y de las Escrituras. Por eso es muy importante tener líderes bien capacitados en teología, líderes que conozcan bien las Escrituras para que puedan dar respuesta a las preguntas de las personas.

¿Qué lecciones ha aprendido?

Aprendí que para poder plantar iglesias hispanas dentro de Estados Unidos es necesario darse tiempo para conocer la cultura de las personas, y entender que no puedes asumir que toda la gente tiene el mismo trasfondo. Es necesario entender su contexto, su realidad y sus desafíos individuales; particularmente con quienes pasaron por un proceso de migración.

Para quienes migraron para entrar a Estados Unidos, como decíamos, su enorme prioridad es proveer para su familia y hacer todo lo posible para que su familia prospere en lo económico. Por eso, al plantar iglesias entre estas comunidades es importante poner el énfasis en encontrarlos donde ellos están y comenzar a servirles brindando ayuda en sus necesidades básicas.

Es importante también establecer relaciones con ellos y dejarlos que vean en nuestras propias vidas qué es ser cristiano, porque muchos de ellos ni siquiera tienen una idea de lo que es la iglesia, y les fue dicho que tuvieran cuidado con todo lo que sea distinto a la religión católica. Solo saben lo que es la iglesia católico romana tal como la conocieron en sus países de origen, y nada más. Entonces, establecer una relación con ellos para poder llegar a compartir el evangelio toma tiempo, quizás mucho más que en el contexto anglo dentro de Estados Unidos, porque este siempre ha sido un país protestante. Como vemos, en el contexto hispano las prioridades están invertidas, y toma más tiempo.

Ahora bien, en los contextos donde hay hispanos de segunda y tercera generación el objetivo es plantar iglesias con servicios en inglés, o bilingües, según sean las necesidades.

Con la experiencia hemos aprendido que al plantar una iglesia con servicios en inglés se consigue bendecir no solo a los hispanos de segunda y tercera generación, sino también a otros grupos étnicos que buscan iglesias más mixtas racial y culturalmente. Tenemos iglesias multiculturales con asiáticos, africanos y gente de diversos países.

¿Qué tendencias o patrones ha podido observar en la plantación de iglesias?

Bueno, la forma en la que nosotros operamos, en la mayoría de los casos todo comienza con una iglesia hermana anglosajona que se percata de que su comunidad está cambiando, que cada vez hay más personas hispanas ahí. Esta iglesia anglosajona siente la responsabilidad de alcanzar a esos grupos con el Evangelio, pero reconocen que hay barreras, no solo lingüísticas, sino también culturales. Entonces, ellos se comunican con sus convenciones o asociaciones locales y a su vez ellos los redirigen con nosotros para que nosotros nos encarguemos de ayudar a buscar a un hombre que pueda plantar una iglesia hispana en esa comunidad. A veces tienen ellos ya han identificado a un hombre que ha sentido el llamado, a veces nosotros tenemos que buscarlo. Pero en ambos casos, nosotros les brindamos capacitación y nos aseguramos de que realmente cuenta con el llamado y las habilidades necesarias para iniciar una iglesia.

En otras ocasiones, hay iglesias hispanas ya establecidas que están en una ciudad o en una región, y quieren alcanzar a otra ciudad donde hay otra comunidad hispana creciente. Entonces se comunican con nosotros.

Gran parte de nuestro trabajo es capacitar a esos líderes que pastorearán las iglesias plantadas tanto en materia de teología como en la parte práctica del servicio en la iglesia. Desarrollamos un programa para preparar y capacitar líderes, y después garantizar que sean confirmados por la iglesia local antes de ser enviados a servir. Deben ser líderes bien formados, pero sobre todo compasivos, que puedan mostrarle el amor de Cristo a quienes han pasado por tantas dificultades.

¿Es Halloween completamente pagano?

¿O los cristianos han sido disuadidos de celebrar una parte de la rica tradición de la iglesia?

Christianity Today October 25, 2022

Para el cristiano contemporáneo, Halloween suele ser un tema incómodo. Es un poco como pasar por un cementerio y ver que entre las lápidas hay una fiesta ruidosa —una extraña mezcla de gritos horribles y alegría— y preguntarse quién la habrá organizado. ¿Qué es esta mezcla de diversión inocente, bromas desagradables y burlas de brujas? ¿Qué tiene de «santa» la víspera del Día de Todos los Santos?

La mayoría de nosotros sabemos que el nombre de la fiesta fue cristianizado hace siglos. Pero también intuimos que el evento debe tener un pasado claramente desagradable, si consideramos las decoraciones de demonios, duendes y fantasmas por todos lados, desde los escaparates de las tiendas hasta los tableros de anuncios de las escuelas. La mezcla de lo estacional, lo cristiano y lo pagano es notable.

Por ejemplo, un creyente reflexivo podría visitar una casa de fantasmas auspiciada por un grupo cristiano. Al verse rodeado por los gritos y el —a menudo— auténtico terror de los que buscan emociones fuertes, podría cuestionarse qué valor edificante pueden tener las imágenes sangrientas de carniceros que representan a seres humanos masacrados, o los vampiros y verdugos que se acercan a su garganta. En el otro extremo del espectro, sabe que hay padres que prohíben cualquier tipo de festividad, incluyendo el uso de disfraces, criaturas o la imaginación. Y si le preguntara a otros cristianos su opinión sobre el Halloween, se encontraría con una vaguedad incómoda, quizás con comentarios fulminantes contra la maldad, o tal vez simplemente con cierto aprecio por las calabazas, los disfraces y las historias de misterio.

¿Existen formas totalmente cristianas de considerar el Halloween?

Hace más de mil años, los cristianos se enfrentaron a la celebración de ritos paganos que buscaban aplacar al señor de la muerte y a los espíritus malignos. Los desagradables comienzos del Halloween preceden al nacimiento de Cristo, cuando los druidas, en lo que actualmente es Gran Bretaña y Francia, celebraban el final del verano con sacrificios a los dioses. Dichas celebraciones señalaban el comienzo del año celta, y creían que Samhain, el señor de la muerte, enviaba espíritus malignos para atacar a los humanos, quienes solo podían escapar si usaban disfraces para verse como los propios espíritus malignos y así pasar desapercibidos. El ocaso del sol y la llegada del oscuro invierno hacían que los espíritus malignos se regocijaran e hicieran bromas pesadas y desagradables. El origen de la mayoría de las prácticas actuales de Halloween puede seguirse hasta los antiguos ritos y supersticiones paganas.

La Iglesia, sin embargo, desde su más temprana historia ha invitado a la gente a celebrar la temporada de forma diferente. Crisóstomo nos cuenta que ya en el siglo IV, la iglesia oriental celebraba una fiesta en honor a todos los santos. En los siglos VII y VIII, los cristianos celebraban el «Día de Todos los Santos» en el mes de mayo en el rededicado Panteón. Con el tiempo, el festival de Todos los Santos fue cambiado al 1 de noviembre. Al ser conocido como el Día de Todos los Santos, se convirtió en costumbre llamar a la víspera «All-Hallow E’en» (que hace referencia a «víspera de todos los santos»).

Algunas personas ponen en tela de juicio la idea de tomar las fiestas paganas e introducirles valores bíblicos. ¿Acaso trasladar la celebración al mes de noviembre para que coincida con las prácticas druídicas de los escandinavos recién conquistados no es más que poner un fino barniz cristiano sobre una celebración pagana? ¿Realmente hemos adoptado la Navidad y la Pascua exitosamente, o los neopaganos las han recuperado con conejitos de Pascua y renos de trineo? En cierto sentido, el debate siempre ha sido el mismo: ¿ignoramos una fiesta pagana, nos fusionamos con ella, la atacamos o la cubrimos con diversión festiva?

La historia nos muestra que la cristianización del calendario por parte de la Iglesia ha aportado mucho valor, con la introducción de ricas tradiciones de celebración y disciplinas espirituales. Su éxito podría debatirse, pero cuando los vecinos ofrecen sacrificios llenos de temor a un señor de la muerte y esquivan los trucos de las brujas, parecería un momento adecuado para celebrar al Señor de la vida y la resurrección. Después de todo, los cristianos en la antigüedad habían pensado muy bien su estrategia: la idea detrás del Día de Todos los Santos es precisamente lo contrario a las cadenas, los fantasmas que gimen y los espíritus malignos.

Sí es posible decidir celebrar Halloween de forma cristiana. En nuestros servicios de alabanza y eventos festivos podemos entrelazar dos grandes temas:

1) La vida de los santos del pasado. Además de los santos representados en las Escrituras, tenemos casi 2000 años de historia que pueden y deben ser utilizados como ejemplo y desafío para una vida piadosa y de fe. Los protestantes nos hemos preocupado tanto por evitar la veneración de los santos que a menudo hemos pasado por alto un profuso legado de fe. Así como el Libro de los Hebreos nos ofrece una lista de creyentes, también nosotros podemos mirar a innumerables ejemplos de amantes de Dios igualmente valientes.

2) La vida de los santos en el paraíso. La mayoría de nosotros ignoramos por completo que el Día de Todos los Santos es una celebración de todos los santos. Es un día en el que los cristianos pueden recordar no solo a los grandes creyentes del pasado, sino también a los seres queridos y amigos que han servido a Cristo y ahora están en el cielo. Es cierto que es un día para recordar la vida de los santos más conocidos y «seguir su ejemplo de vida en toda virtud y piedad». Pero también es un día para recordar a nuestros propios «bienaventurados que han fallecido».

Esta es una oportunidad única para nuestras iglesias. Ante la primicia de un fallecimiento, y durante las primeras semanas de duelo, los dolientes reciben mucha atención. Pero, ¿cuántas viudas oyen mencionar el nombre de su marido años más tarde por otros compañeros cristianos? Aun cuando las personas que una vez fueron una parte importante de la vida de una iglesia puedan ser olvidadas, sus seres queridos los siguen recordando. Un niño que fallece puede ser llorado por la iglesia, pero un año después ese niño rara vez es mencionado o recordado, excepto por sus padres y hermanos.

En cada congregación asisten personas que tienen un gran deseo de hablar de aquellos en sus familias que amaron a Cristo y a ellos. Recordar a esas personas, tanto en público como en privado, es el objetivo del Día de Todos los Santos. Tal vez el pastor podría hablar de varios santos de la congregación que ya han fallecido, señalando características específicas de su fe que vale la pena imitar. Se podrían desarrollar todo tipo de enfoques creativos. Llevar a cabo elogios de tres minutos de duración por parte de los ancianos u otros líderes espiritualmente maduros que hayan sido cercanos a los difuntos podrían ser muy significativos en un servicio de adoración matutino. En eventos menos formales, se podrían adoptar otros enfoques, como la lectura de tributos escritos.

En el libro editado por Edward M. Deems Holy Days and Holidays, una compilación de sermones, alusiones literarias y notas, hay una larga sección sobre el Día de Todos los Santos que incluye mucho sobre el tema del poder de Cristo sobre la muerte y las alegrías del cielo. Esta es una cita de esta obra:

«Un teólogo eminente dijo una vez: “La primera imagen que tuve del cielo fue la de una gran ciudad con torres, y un gran número de ángeles, pero no había allí ninguna persona que yo conociera. Después murió uno de mis hermanos pequeños y entonces pensé en el cielo como una gran ciudad, con murallas y torres y un pequeño compañero a quien conocía. Luego murió un segundo hermano, luego un tercero y un cuarto; luego murió uno de mis amigos y me sentí familiarizado con el tema. Pero no fue sino hasta que despedí a uno de mis propios hijos, que tuve idea de cómo era el cielo. Luego me fueron quitados el segundo, el tercero y el cuarto hijo, y llegó un momento en que viví más con ellos y con Dios que aquí en la tierra”. Así que la mejor visión del cielo nos llega a ti y a mí cuando tenemos seres queridos en esa ciudad de la luz».

En nuestra generación, la medicina moderna ha hecho inusual esa intimidad recurrente con la muerte. En siglos pasados, cuando la enfermedad y la guerra la hacían mucho más común, celebrar el Día de Todos los Santos era un momento de profundo consuelo e inspiración. Pero incluso hoy, la mayoría de nosotros tenemos nuestros propios «santos» a los que anhelamos volver a ver. La sección de Todos los Santos de esta antología está llena de afirmaciones sobre la conmoción de la muerte y la despedida de los seres queridos, pero también está llena de alegría triunfal, de hosannas, de un llamado a entonar las canciones de ese país lejano. Es una imagen completamente opuesta a la de los muertos convirtiéndose en fantasmas y deambulando por los cementerios en búsquedas agónicas, o a la de poderes espirituales torturando humanos o burlándose de ellos. Cristo ha vencido tanto al mal como a la muerte. Nuestra respuesta como cristianos es la celebración.

Sin embargo, nunca debemos ser superficiales al respecto. El mal sí existe. Incide en nuestro mundo. Jesús, varón de dolores y hecho para el sufrimiento, nunca fue ingenuo respecto al mal. Sin embargo, algunos, al oír que nuestro llamado es a la celebración de la luz, intentarán ofrecer consuelo a los demás con una producción al estilo de Disney en la iglesia sobre las delicias del cielo.

Desgraciadamente, los aspectos más macabros de las celebraciones de Halloween conllevan cierta autenticidad. Después de todo, puede que a Drácula no le crecieran alas de murciélago ni bebiera sangre de las gargantas de las doncellas, pero sí sabemos que el histórico conde empalaba a sus invitados a la cena. La antigua serie de comentarios publicada por Christianity Today, «Refiner’s Fire», analiza con frecuencia la gran literatura cristiana, incluida la que representa a las brujas, los duendes y la penetración del mal en toda la materia creada. Nuestras celebraciones de la victoria en Cristo siempre tienen el oscuro trasfondo del mal abrumador que hizo necesaria la cruz.

Bruno Bettelheim, en The Use of Enchantment: The Meaning and Importance of Fairy Tales [El uso del encanto: El significado y la importancia de los cuentos de hadas], justifica de forma convincente el valor que tienen los antiguos cuentos de hadas. Sostiene que sus representaciones de los peores temores de los niños en forma de ogros, madrastras que comen personas y brujas con hornos del tamaño de un niño les ayudan a solucionar sus auténticos temores a la muerte, al abandono y a los males desconocidos. En un nivel aún más profundo, los cuentos le confirman al niño que el mal es una realidad, que los peligros son reales, pero que también hay un camino hacia el bien y la salvación.

Esto es verdad en muchos niveles. A menudo se acusa a los cristianos de ser tan rápidos para responder con argumentos fáciles que pareciera que nunca escuchan realmente las preguntas. Si una persona no ha batallado a profundidad con la angustia elocuente de Pinter, Sartre y O’Neill, es poco probable que pueda interiorizar o transmitir una respuesta convincente.

Con esto no me refiero a que debemos dejar a una niña de cuatro años salir con un disfraz de bruja. No se debe desestimar fácilmente la aprensión que sienten algunos con respecto a la identificación de niños inmaduros con representaciones del mal. Tampoco es necesariamente sano o positivo que las brujas sean representadas simplemente como pequeñas rebeldes adorables que usan magia negra, como si todo el mal fuera simplemente un tonto folclor heredado para nuestra refinada diversión contemporánea. Es en este punto donde el cristiano que ha leído a Macdonald, Tolkien, Lewis y Williams posee una perspectiva adicional con la que puede interactuar con los niños. Los cristianos no deben adoptar un enfoque superficial de «buena conducta», sino que deben desarrollar una rica variedad de formas de celebrar.

Dejemos que los niños disfruten de mucha diversión y alegría. Las fiestas pueden incluir eventos propios de la temporada como concursos de decoración de calabazas (¿ha visto alguna vez una cabeza de calabaza de Groucho Marx?), disfraces extravagantes y puestas en escena, quizás con un huerto de calabazas como el de Linus como telón de fondo [en referencia a La gran calabaza de Charlie Brown]. Hay mucho espacio para adoptar enfoques únicos, como el que se utiliza en la iglesia episcopal de Fairfax en Virginia, que tiene una fiesta de Todos los Santos para niños con disfraces de santos, desde Juana de Arco y Francisco de Asís hasta Juan el Bautista. O como una iglesia presbiteriana en Chicago, que al final de una fiesta de Halloween que organizaron en el sótano de la iglesia realizaron una lectura de una adaptación original para Halloween de la Canción de Navidad de Charles Dickens, completa con ruidos misteriosos y traqueteo de cadenas.

Los cristianos podemos celebrar el hecho de que al morir pasamos del país de las tinieblas al país de la luz. Pero esta seguridad no es una realidad para todos. Por eso mismo, Halloween es también un tiempo para evangelizar con sabiduría. En algunas celebraciones de Halloween esto se ha hecho con alusiones grotescas que terminan haciendo burla de un mensaje serio. Pero si se transmite con sensibilidad, la víspera del Día de Todos los Santos puede ser un momento propicio para hablar del poder de Cristo sobre la muerte y el mal.

La Biblia es un libro repleto de enigmas, misterios, parábolas y símbolos. El cristiano tiene todo el derecho a sondear la riqueza de la imaginación y las criaturas de la imaginación. No decepcionemos a nuestros hijos con una respuesta superficial o negativa a la celebración de Halloween. En cambio, celebremos la víspera como una que está enraizada en las grandes tradiciones que fueron establecidas para nosotros.

En su libro Celebration of Discipline, Richard Foster escribe: «¿Por qué permitir que Halloween sea una fiesta pagana en conmemoración de los poderes de la oscuridad? Llenemos la casa o la iglesia de luz; cantemos y celebremos la victoria de Cristo sobre las tinieblas».

¡En efecto!

Este artículo apareció originalmente en la edición del 22 de octubre de 1982 de Christianity Today.

A la fecha de la publicación original, Harold Myra era presidente ejecutivo de Christianity Today International.

Traducción por Sofía Castillo.

Edición en español por Livia Giselle Seidel.

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Theology

¿Qué ocurre cuando se hace una encuesta sobre sexo con miles de mujeres evangélicas?

La investigación de Sheila Gregoire ha logrado que cristianos en todo el espectro corrijan suposiciones perjudiciales y presten nueva atención al placer de las mujeres en el matrimonio.

Christianity Today October 18, 2022
Source Images: Envato Elements / LWA / Getty

Cuando se publicó el año pasado el libro sobre el matrimonio de Sheila Gregoire, The Great Sex Rescue: The Lies You’ve Been Taught and How to Recover What God Intended [El gran rescate del sexo: Las mentiras que te han enseñado y cómo recuperar el plan de Dios], supuso un fuerte contraste con lo que muchos cristianos aprendieron en la iglesia sobre el sexo y el matrimonio.

Basándose en su propia investigación, que incluye una encuesta a 22 000 mujeres cristianas, la autora canadiense afirma que el placer sexual también es para las mujeres, y relata el daño que se hace a las mujeres, a los hombres y a sus relaciones cuando la gente opera con visiones distorsionadas del sexo en el matrimonio.

La crítica de Gregoire a anteriores iteraciones de recursos cristianos ha puesto a algunos a la defensiva; sin embargo, para muchos ha significado un refrescante cambio de enfoque. Las mujeres, desde las creyentes reformadas hasta las más fieles progresistas, han encontrado solaz y sanidad en sus enseñanzas, mientras que algunos pastores, profesores, terapeutas y consejeros profesionales también están empezando a cambiar su enfoque a raíz de sus conclusiones.

«Creo que la obra de Sheila aporta un equilibrio muy necesario dentro de los círculos eclesiásticos conservadores», dijo Craig Flack, pastor de Findlay, Ohio, quien ha utilizado el libro de Gregoire en su asesoramiento pre y posmatrimonial. «Muchas obras ignoran en gran medida el placer femenino, y luego la gente se pregunta por qué las mujeres no disfrutan de la intimidad».

Gregoire pone en la mira la idea de que los hombres «necesitan» sexo y que sus esposas están ahí para proporcionárselo, una premisa que ve en libros como Love and Respect [Amor y respeto], The Act of Marriage [El acto matrimonial] y Every Man’s Battle [La batalla de cada hombre].

Su encuesta mostró que a las mujeres cristianas se les enseñó que los chicos sobrepasarían sus límites y que ellas eran responsables de evitar que fueran demasiado lejos. En el matrimonio, veían que su papel era no privar nunca a sus maridos del sexo y que, al seguir este principio, evitarían que sus maridos buscaran una salida en la pornografía. Si las mujeres cristianas de la encuesta de Gregoire reportaban creer en esas enseñanzas, tenían menos probabilidades de disfrutar del sexo, de hablar abiertamente con sus maridos sobre sus deseos sexuales o de tener una pareja que priorizara el placer sexual de ellas.

Aunque Flack no está de acuerdo con «todos los aspectos del libro», dijo que ha cambiado la forma en que aconseja a las parejas, de tal forma que ahora incorpora el tratamiento directo del placer de la esposa, la intimidad real y «cómo este produce el gozo sexual mutuo».

El libro de Gregoire comenzó a tener éxito en gran medida gracias a las recomendaciones de persona a persona, los testimonios personales y las propias discusiones de Gregoire en Twitter. Gregoire dijo que le anima estar abriendo brecha con pastores individuales como Flack y con terapeutas cristianos que han aprendido de su investigación y están incorporando su enfoque en su trabajo con las parejas.

Ha visto a cristianos de diversas denominaciones unirse contra lo que ella considera una visión equivocada sobre el sexo, centrada en el hombre, que se ha predicado o aceptado discretamente entre los evangélicos durante años.

Mientras que otros autores cristianos han criticado las enseñanzas de la cultura de la pureza en general, Gregoire ha nombrado abiertamente a los maestros que considera responsables de perpetuar ideas perjudiciales sobre el sexo conyugal. «La única forma de detener el daño es hacer esto en público», dijo en una entrevista con CT. «Y si esos autores estuvieran realmente comprometidos con el servicio a las ovejas, lo agradecerían» [enlaces en inglés].

Sin embargo, sus colegas autores dicen que las citas que ella usó y las presentaciones de sus enseñanzas están fuera de contexto. Focus on the Family [Enfoque a la familia] (la organización que publicó Amor y Respeto de Emerson Eggerichs) emitió una declaración en la que decía que Gregoire «ha interpretado y juzgado gravemente mal» el libro. Shaunti Feldhahn, a quien Gregoire menciona varias veces en su libro, emitió un comunicado diciendo que las acusaciones contra ella eran «inexactas» y «ataques calculados».

Ella conversó con CT anteriormente [enlace en español], y dijo que ella somete sus primeras obras a su propio criticismo en el presente. Incluso retiró antiguas entradas de blog como resultado de lo que ha aprendido en su investigación y está comprometida a corregir su curso en los nuevos materiales que produce.

Kevin Schulz, pastor de los Hermanos Menonitas (USMB), ha comprado el «Curso de luna de miel» de Gregoire para varias parejas. La obra de Gregoire, dijo, es «un muy necesario contrapunto a la enseñanza unilateral y sesgada que la iglesia ha enseñado» en el pasado.

Gregoire está comprometida con una ética sexual cristiana, pero identifica áreas en las que cree que las Escrituras se han tergiversado para perjudicar a los matrimonios, crear dolor a las mujeres y perpetuar el abuso.

Por ejemplo, en Mateo 5:28, Jesús dice: «Pero yo les digo que cualquiera que mira a una mujer y la codicia ya ha cometido adulterio con ella en el corazón.». Cuando a los jóvenes se les dice que tan solo mirar a una mujer es desearla con lujuria, dijo Gregoire, las mujeres se convierten inmediatamente en objetos sexuales. «¿Mirar es desear con lujuria?», se pregunta Gregoire en su libro. Si la respuesta es «no», dice, eso cambia muchas cosas.

En su investigación y en respuesta al libro, las mujeres contaron experiencias sexuales negativas que van desde la insatisfacción y el dolor hasta el abuso y el trauma. Courtney Wright dijo que la lectura del libro de Gregoire le abrió los ojos a los abusos que sufrió en su matrimonio previo que duró nueve años, en el que fue obligada a mantener relaciones sexuales, estrangulada y tratada «como una sirvienta».

«He redescubierto mi fuerza y mi valor para alzar la voz», dijo Wright a CT.

Rebecca Gregoire Lindenbach, coautora del libro junto con la epidemióloga Joanna Sawatsky, relató las historias de horror de mujeres como Wright, que sufrieron abuso y en respuesta lo defendieron dentro de sus propias mentes, o escucharon a sus pastores responder: «Bueno, técnicamente eso no está no permitido en la Biblia».

«El número de personas con las que hablamos en estas horribles situaciones en las que sus maridos eran adictos a la pornografía hasta el punto de que las obligaban a representar lo que veían», dijo Lindenbach en una entrevista. «Y ellas tenían en la cabeza las palabras de Shaunti [Feldhahn] y [Emerson] Eggerichs y [Stephen] Arterburn, diciendo: “Pero si puedo satisfacer sus necesidades, entonces tal vez él será capaz de detenerse».

Algunos líderes cristianos, sin embargo, creen que sus preocupaciones puntuales merecen ser respondidas y ampliadas. Sean McDowell es un orador teológicamente conservador y autor de un nuevo libro sobre sexualidad para adolescentes, Chasing Love [Persiguiendo el amor]. McDowell ha defendido el trabajo de Gregoire, e incluso la ha invitado a hablar en una de sus clases en la Universidad Biola.

«Creo que ciertamente deberían abrirse e involucrarse con sus ideas, porque creo que ella está planteando algunas cuestiones justas, y se trata de temas que tienen consecuencias importantes», dijo McDowell sobre aquellos a los que Gregoire critica.

McDowell dijo que se sintió atraído por la obra de Gregoire porque lo desafió a pensar en el sexo conyugal de una manera nueva, y respeta cómo la autora siempre remite a los lectores a las Escrituras.

«Gran parte de las enseñanzas que hemos tenido sobre la sexualidad está centrada en el hombre», dijo McDowell. «Creo que hemos adoptado eso dentro de la iglesia de forma acrítica».

Junto con el trabajo de Gregoire, McDowell ve un movimiento positivo en el mundo evangélico en lo que respecta a las enseñanzas sobre sexualidad. Su nuevo libro forma parte del renovado movimiento de Lifeway «True Love Waits».

El correctivo de Gregoire forma parte de una oleada de autores que se adhieren a una ética sexual cristiana tradicional, pero que ofrecen una crítica o una alternativa a la cultura de la pureza, tales como la autora de Talking Back to Purity Culture [Respondiendo a la cultura de la pureza], Rachel Welcher, así como Christopher Yuan, Sam Allberry y Nancy Pearcey.

Los terapeutas y consejeros cristianos también están trabajando contra las relaciones sexuales perjudiciales o abusivas en el matrimonio. Julie Hilton, trabajadora social licenciada en Georgia, recomienda a menudo el libro de Gregoire a sus clientes.

«Han descrito sentirse validadas, comprendidas e incluso enfadadas», dijo Hilton a CT. «Creo que su trabajo ayuda a las mujeres a sanar y fomenta matrimonios sanos».

Halie Howells, terapeuta de Illinois, califica el enfoque de Gregoire como «monumental», y como uno de los escasos recursos de este tipo. «Ella está proporcionando un nuevo lenguaje, nuevas expectativas y una nueva conexión para las parejas casadas, al tiempo que integra la fe», dijo Howells.

El tema de la excitación femenina casi siempre falta o se minimiza en los libros de sexo cristianos, afirma Gregoire, mientras que el deseo sexual del hombre es el centro de atención. «Tu mujer puede ser una dosis de metadona cuando te sube la temperatura», escribió Arterburn en La batalla de todo hombre, frase que Gregoire hizo infame. Le preocupa que sentimientos como este cosifiquen a las mujeres e ignoren sus propios deseos y su placer en la relación.

La encuesta de Gregoire descubrió que las mujeres cristianas declaran tener vaginismo, un espasmo muscular involuntario, en una proporción que duplica la de la población general. Tantas mujeres como 1 de cada 5 informó de una afección que hacía dolorosa la penetración. Sus conclusiones sugieren que esto puede deberse a que las mujeres cristianas que ven el sexo como una obligación pierden su sentido de autonomía en el sexo y son más propensas a forzarse a sí mismas a hacerlo aunque sea doloroso.

Cuando hice un llamado a las mujeres autoidentificadas como «teológicamente conservadoras» que se han beneficiado del trabajo de Gregoire, mi bandeja de entrada se inundó inmediatamente con cientos de mensajes de mujeres deseosas de compartir sus historias. Tanto las complementarias como las igualitarias han aplaudido el mensaje principal de Gregoire de que las parejas cristianas han sido mal orientadas en cuanto a la finalidad y los placeres de la intimidad sexual tanto para el marido como para la mujer.

«Creo que el trabajo de Sheila valida lo que tantas mujeres sienten y han sentido durante muchos años, pero que no han podido articular», escribió una lectora, Talia Bastien Reha. Dijo que apreciaba cómo el trabajo de Gregoire «dirige la atención hacia el corazón de Jesús».

Traducción y edición en español por Livia Giselle Seidel.

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Theology

John Stott: Cuatro maneras en que los cristianos pueden influir en el mundo

Cómo podemos ser la sal y la luz.

Christianity Today October 16, 2022
Christopher Hetzmannseder / Flickr / Getty

La palabra alienación fue en un principio una palabra marxista, con la cual Karl Marx se refería a la separación del trabajador del producto de su trabajo. Cuando lo que este produce es vendido por el propietario de la fábrica, está siendo alienado de los frutos de su trabajo. Sin embargo, hoy en día la palabra alienación tiene un significado mucho más amplio de impotencia. Cuando uno se siente política o económicamente incapacitado, se siente alienado.

Jimmy Reid, el conocido consejero marxista de Glasgow y líder de Clydeside Ship Workers, cuando era rector de la Universidad de Glasgow dijo: «La alienación es el grito de los hombres que se sienten víctimas de las ciegas fuerzas económicas que están más allá de su control. La alienación es la frustración de la gente común que está excluida del proceso de toma de decisiones». ¿Tenemos alguna influencia? ¿Tenemos acaso poder para cambiar algo? Esa es la cuestión.

La palabra influencia a veces puede ser usada para una sed egoísta de poder, como sucede en el famoso libro Cómo ganar amigos e influir sobre las personas de Dale Carnegie. Pero también puede ser utilizada de un modo no egoísta, como el deseo de los cristianos que se niegan a ceder ante el statu quo, que están decididos a ver cambios en la sociedad y anhelan ejercer cierta influencia en nombre de Jesucristo. ¿Somos impotentes? ¿Acaso la búsqueda del cambio social es inútil incluso antes de que inicie? ¿O pueden los cristianos ejercer alguna influencia en nombre de Jesucristo?

Hoy en día hay mucho pesimismo que atrapa e incluso paraliza a la gente. Se retuercen las manos en una especie de santa consternación, a la vez que afirman que la sociedad está podrida desde la raíz. Todo es inútil; no hay más esperanza que el regreso de Jesucristo. Como dijo una vez Edward Norman, decano del Peterhouse College de Cambridge, en una entrevista radiofónica: «La gente es basura».

La gente no es basura. Fue creada a la imagen de Dios. Aunque hayan caído, la imagen de Dios no ha sido destruida. ¿Son incapaces de hacer algún bien?

Solo que la gente no es basura. La gente está compuesta por hombres y mujeres creados a imagen de Dios. Aunque hayan caído, la imagen de Dios no ha sido destruida. ¿Son incapaces de hacer algún bien? La doctrina de la depravación total, que afirma que cada parte del ser de la raza humana ha sido contaminada por la caída, no sostiene que seamos incapaces de hacer el bien. Jesús mismo dijo que, aunque alguien sea malo, es capaz de hacer cosas buenas y de dar cosas buenas a sus hijos. Ahora bien, por supuesto que creemos en la caída. Creemos que cuando Cristo regrese va a restaurar todas las cosas. Si desarrollamos una mentalidad cristiana, no nos concentramos solo en la caída del hombre y el regreso de Cristo. También pensamos en la creación y en la redención por medio de Jesucristo. Y hemos de aceptar que la creación está —y ha sido— afectada por la caída, así como la caída es afectada por la redención, y la redención por la consumación. Y la mente cristiana piensa en términos de este propósito completo de Dios, que incluye la creación, la caída, la redención y la consumación.

Si somos pesimistas y pensamos que no somos capaces de hacer nada en la sociedad humana actual, me atrevo a decir que estamos teológicamente muy desequilibrados, si no es que somos heréticos y perjudiciales. Es absurdo decir que los cristianos no pueden ejercer ningún tipo de influencia en la sociedad. Es un error bíblico e histórico. El cristianismo ha tenido una influencia enorme en la sociedad a lo largo de su extensa y accidentada historia. Observemos la conclusión a la que llega Kenneth Latourette en su obra de siete volúmenes sobre la historia de la expansión del cristianismo:

Ninguna otra vida sobre este planeta ha influido tanto en los asuntos de los hombres como la vida de Jesucristo. A partir de esa breve vida y su aparente frustración ha fluido una fuerza más poderosa que cualquier otra conocida por el hombre, para la triunfante resolución de la batalla más larga de la raza humana. A causa de esa vida, millones han sido liberados del analfabetismo y la ignorancia, y han sido colocados en el camino hacia una creciente libertad intelectual y control sobre el entorno físico. Ha contribuido para aliviar las dolencias físicas, la enfermedad y el hambre más que cualquier otro impulso conocido por el hombre. Ha emancipado a millones de las cadenas de la esclavitud y a otros tantos de la adicción al vicio. Ha protegido a decenas de millones de la explotación por sus semejantes. Ha sido la fuente más fructífera de movimiento para disminuir los horrores de la guerra y basar las relaciones de los hombres y las naciones en la justicia y la paz.

Cristo y su iglesia han ejercido una enorme influencia. Y si tan solo nuestra vida mostrara un compromiso absoluto y pleno por Jesucristo, entonces tendríamos mucha más influencia de la que tenemos.

Entonces, desechemos el pesimismo, pero también el optimismo ciego que nos lleva a pensar que la utopía está a la vuelta de la esquina. Lejos de estos extremos, los cristianos tienen una mente sobria, son bíblicamente realistas, y tienen una doctrina equilibrada de la creación para su redención y consumación. No somos impotentes. Por el contrario, me temo que en realidad a menudo somos perezosos y cortos de vista, faltos de fe y desobedientes de la comisión que Jesús nos dio.

Más allá de la mera supervivencia

Para muchos de nosotros, los versículos de Mateo 5 cada vez se tornan más familiares. Vemos su gran importancia hoy día, y volvemos a mirarlos. En el sermón del monte, Jesús proclama en el versículo 13: «Ustedes son la sal de la tierra». Versículo 14: «Ustedes son la luz del mundo». Versículo 16: «Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben al Padre que está en el cielo» (NVI).

En estas dos metáforas de la sal y la luz, Jesús enseña sobre la responsabilidad de los cristianos en una sociedad no cristiana, subcristiana o poscristiana. Enfatiza la diferencia entre cristianos y no cristianos, entre la iglesia y el mundo, y la influencia que deben tener los cristianos en el entorno no cristiano. La distinción entre ambos es clara. El mundo, dice Él, es como la carne en descomposición. Sin embargo, tú has de ser la sal del mundo. El mundo es como una noche oscura, pero tú has de ser la luz del mundo. Esta es la diferencia fundamental entre lo cristiano y lo no cristiano, la iglesia y el mundo.

Después continúa con la distinción para la influencia. Al igual que la sal en la carne putrefacta, los cristianos han de impedir la decadencia de la sociedad. Al igual que la luz en la oscuridad reinante, los cristianos han de iluminar la sociedad y mostrar un camino mejor. Es muy importante entender estas dos etapas en la enseñanza de Jesús. La mayoría de los cristianos aceptan que hay una distinción entre el cristiano y el no cristiano, entre la iglesia y el mundo. La nueva sociedad de Dios, la iglesia, es tan diferente de la antigua sociedad como la sal lo es de la carne en descomposición y como la luz lo es de la oscuridad.

Pero hay demasiadas personas que se detienen ahí; demasiadas personas cuya única preocupación es la supervivencia: es decir, mantener la distinción. La sal debe retener su salinidad, dicen. No se debe contaminar. La luz debe retener su brillo. No se debe sofocar con la oscuridad. Eso es cierto. Pero es pura supervivencia. La sal y la luz no son tan solo un poco diferentes de su entorno. Han de tener una influencia poderosa sobre su entorno. Se debe restregar la sal por la carne para detener la podredumbre. La luz ha de brillar en la oscuridad. Se debe colocar en un candelero para que así dé luz al ambiente que la rodea. Esa es una influencia sobre el entorno bastante diferente a la de la mera supervivencia.

Cuatro poderes

¿Cuál es la naturaleza de esta influencia? Permítame que sugiera unas cuantas maneras en las que nosotros los cristianos tenemos poder.

Primero, hay poder en la oración. Te ruego que no lo desprecies como un cliché religioso. No lo es. Hay algunos cristianos que son tan buenos activistas sociales que nunca se detienen a orar. Se equivocan, ¿verdad? La oración es una parte indispensable de la vida cristiana y de la vida de la iglesia. Y el primer deber de la iglesia con la sociedad y sus líderes es orar por ellos. «Así que recomiendo, ante todo», escribe Pablo en su primera carta a Timoteo, «que se hagan plegarias, oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos, especialmente por los gobernantes y por todas las autoridades, para que tengamos paz y tranquilidad, y llevemos una vida piadosa y digna» (1 Timoteo 2:1-2).

Si en la comunidad hay más violencia que paz, más indecencia que modestia, más opresión que justicia, más secularismo que devoción, ¿la razón es que la iglesia no está orando como debería? Creo que en nuestros servicios habituales deberíamos tomarnos con mayor seriedad los cinco o diez minutos de intercesión en los cuales, como congregación, nos inclinamos ante Dios y llevamos ante Él al mundo y sus líderes y le rogamos que intervenga. Y lo mismo ocurre con nuestras reuniones de oración, en los grupos de convivencia y las oraciones privadas. Creo que la mayoría de nosotros, y yo me incluyo, somos más locales que globales en nuestras oraciones. ¿Pero acaso no somos cristianos globales? ¿No compartimos las preocupaciones globales de nuestro Dios global? Deberíamos expresarlas en nuestras oraciones.

Segundo, hay poder en la verdad. Todos nosotros creemos en el poder de la verdad del evangelio. Nos encanta decir: «A la verdad, no me avergüenzo del evangelio, pues es poder de Dios para la salvación de todos los que creen» (Romanos 1:16). Estamos convencidos del poder del evangelio en el evangelismo: que trae salvación y redención a los que responden a Jesús y creen en él. Pero no es solo el evangelio el que es poderoso. Toda la verdad de Dios es poderosa. La verdad de Dios, de cualquier clase, es mucho más poderosa que las mentiras del diablo. ¿Lo crees? ¿o eres un pesimista? ¿Crees que el diablo es más fuerte que Dios? ¿Crees que las mentiras son más fuertes que la verdad? Los cristianos creen que la verdad es más fuerte que las mentiras, y que Dios es más fuerte que el diablo. Como escribe Pablo en 2 Corintios 13:8: «Pues nada podemos hacer contra la verdad, sino a favor de la verdad». Como dijo Juan en el prólogo al cuarto evangelio: «Esta luz resplandece en las tinieblas, y las tinieblas no han podido extinguirla». Por supuesto que no pueden; esa luz es la verdad de Dios.

Aleksandr Solzhenitsyn, el legendario disidente soviético, creía en el poder de la verdad sobre las mentiras. Cuando recibió el premio Nobel de literatura dio un discurso llamado «Una palabra de verdad». En él, dijo: «[Los escritores] no tenemos cohetes que hacer despegar. Ni siquiera… hacemos rodar el vehículo auxiliar más insignificante. No tenemos ningún poder militar. Así pues, ¿qué puede hacer la literatura frente a las inmisericordes arremetidas de la violencia abierta?». Solzhenitsyn no dice que no tengamos ningún poder. Él dice: «Una palabra de verdad pesa más que el mundo entero». Si alguien debe creerlo, son los cristianos. Es verdad. La verdad es mucho más poderosa que las bombas, los tanques y las armas.

¿Cómo vamos a ver el poder de la verdad en acción? La persuasión por argumento. Al igual que necesitamos apologetas doctrinales en el evangelismo para defender la verdad del evangelio, así necesitamos a los apologetas éticos en la acción social para defender la verdad y la bondad de la ley moral de Dios. Necesitamos más pensadores cristianos que utilicen sus mentes para Jesucristo, que hablen, escriban, emitan y televisen a fin de influir en la opinión pública.

Daré un ejemplo rápido. No puedes obligar a la gente a ir a la iglesia por medio de la ley. No puedes obligarlos a descansar los domingos. Tampoco puedes citar simplemente la Biblia como si eso resolviera el asunto. Pero podemos ofrecer nuestros mejores argumentos. Podemos defender que, psicológica y físicamente, los seres humanos necesitan un día de descanso cada siete, y que socialmente es bueno que las familias que están separadas durante la semana se reúnan el domingo. Podemos defender legislaciones que protejan a los trabajadores de ser obligados a trabajar y favorecer la vida familiar. En este ejemplo, no estamos imponiendo nuestra perspectiva cristiana, ni estamos dejando a los no cristianos a la deriva en sus propias perspectivas, ni estamos citando la Biblia dogmáticamente. Simplemente estamos utilizando todos los argumentos —físicos, psicológicos y sociológicos— para encomendarnos a la sabiduría y a la verdad de la enseñanza bíblica. ¿Por qué? Porque creemos en el poder de la verdad.

Si dudas del poder de las formas seculares de argumentación para iluminar la verdad bíblica, entonces considera un artículo que apareció en la revista estadounidense Seventeen en 1977 llamado: «El caso contra la unión libre». Es una entrevista con Nancy Moore Clatworthy, socióloga de la Universidad Estatal de Ohio. Durante diez años, Catworthy estudió el fenómeno de las parejas no casadas que vivían juntas. Cuando comenzó, estaba predispuesta a favor de dicha costumbre. «La gente joven», dijo, «nos había dicho que era bastante maravilloso». Y ella les había creído. Le parecía un acuerdo sensato, un paso útil en el cortejo mediante el cual las parejas llegaban a conocerse entre sí. Pero su investigación, que implicó analizar a cientos de parejas, casadas y no casadas, la llevó a cambiar su opinión. Llegó a la conclusión de que vivir juntos no conseguía aquello que las parejas esperaban, especialmente para las mujeres. A ellas las encontró tensas, temerosas, mirando más allá de la retórica hacia el posible dolor y la agonía.

Es absurdo decir que los cristianos no pueden ejercer ningún tipo de influencia en la sociedad. Es un error bíblico e histórico.

Clatworthy señala dos cosas: en las áreas de felicidad, respeto y ajustes: «Las parejas que viven juntas antes de casarse tienen más problemas que las parejas que se casan primero». En todas las áreas, las parejas que habían vivido en unión libre antes del matrimonio estaban en desacuerdo más a menudo que las parejas que no lo habían hecho. Vivir juntos, llegó ella a la conclusión, no resuelve los problemas.

El segundo punto trataba del compromiso, es decir, la expectativa que tiene una persona acerca del resultado de una relación. El compromiso es lo que hace que el matrimonio y el vivir juntos funcione. Pero aquí está el problema: «Saber que algo es temporal, como vivir juntos sin estar casados, afecta al grado de compromiso que se tiene. De tal modo que las parejas no casadas son menos comprometidas a la hora de trabajar arduamente para sostener y proteger sus relaciones. Y, en consecuencia, el 75 por ciento de esas parejas termina en un rompimiento de la relación. Y las mujeres terminan especialmente heridas». Termina diciendo: «Estadísticamente, estás mucho mejor casado que viviendo en unión libre, porque para la gente que está enamorada cualquier otra cosa que no sea un compromiso total es una salida fácil».

Ahora bien, no creo que Clatworthy sea cristiana. No apela a la autoridad de las Escrituras, sino a los descubrimientos de la sociología. Y, aun así, su investigación sociológica reivindica la sabiduría de la ética cristiana tan cual se aplica a la institución del matrimonio. Nos recuerda que la verdad de Dios tiene poder, tanto en cuestiones bíblicas como no bíblicas.

Nuestro tercer poder como cristianos es el poder del ejemplo. La verdad es poderosa cuando se defiende, pero es más poderosa cuando se demuestra. La gente no solo necesita comprender el argumento. Necesitan ver los beneficios del argumento con sus propios ojos. Es difícil exagerar el poder del bien que puede ejercer meticulosamente una familia cristiana, por ejemplo, en un vecindario de viviendas públicas o de interés social. Toda la comunidad puede ver cómo el marido y la mujer se aman y se honran, devotos y fieles el uno con el otro, y cómo encuentran satisfacción el uno en el otro. Ven a los niños crecer en la seguridad de un hogar cariñoso y disciplinado. Ven a una familia que no se encierra en sí misma, sino que se abre: cuidando de los extranjeros, dando la bienvenida a otros, abriendo su hogar y buscando involucrarse en las preocupaciones de la comunidad. Un enfermero cristiano en un hospital; un profesor cristiano en una escuela; un cristiano en una tienda, en una fábrica o en una oficina: todos marcaremos la diferencia, para bien o para mal.

Los cristianos son gente marcada. El mundo está mirando. Y la manera principal que tiene Dios de cambiar la vieja sociedad es implantar dentro de ella una nueva sociedad, con valores, estándares, alegrías y objetivos diferentes. Nuestra esperanza es que el mundo que observa vea estas diferencias y las encuentre atractivas, que «puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben al Padre que está en el cielo» (Mateo 5:16).

Cuarto, los cristianos tienen el poder de la solidaridad de grupo: el poder de una minoría entregada. Según el sociólogo estadounidense Robert Belair, del Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Princeton: «No deberíamos subestimar la importancia de los pequeños grupos de personas que tienen la visión de un mundo justo y amable. Es posible que la naturaleza de toda una cultura cambie cuando el dos por ciento de su gente tiene una nueva visión».

Ese era el plan de Jesús. Él comenzó con un pequeño grupo de solo doce personas entregadas. Al cabo de unos cuantos años, los oficiales romanos se quejaban de que estaban poniendo el mundo de cabeza. Hay una gran necesidad de grupos cristianos entregados comprometidos unos con otros, comprometidos con una visión de justicia, comprometidos con Cristo; grupos que oren juntos, piensen juntos, formulen políticas juntos y vayan a trabajar juntos en la comunidad.

¿Quieres ver la vida de tu nación siendo más agradable delante de Dios? ¿Tienes la visión de una devoción, una justicia, una libertad, una rectitud y una compasión nuevas? ¿Deseas arrepentirte del pesimismo subcristiano? ¿Reafirmarás tu confianza en el poder de Dios, en el poder de la oración, la verdad, el ejemplo, del compromiso de grupo… y en el poder del evangelio? Ofrezcámonos a Dios como instrumentos en sus manos: como sal y luz en la comunidad. La iglesia podría tener una influencia enorme para el bien, en cada nación de la tierra, si se comprometiera totalmente a Cristo. Entreguémonos a Aquel que se entregó por nosotros.

John R. W. Stott (1921-2011) fue rector de All Souls Church en Londres, fundador de Langham Partnership International y autor de muchos libros. Este artículo está adaptado de un sermón publicado por el sitio hermano de Christianity Today PreachingToday.com.

Traducción por Noa Alarcón.

Edición en español por Sofía Castillo y Livia Giselle Seidel.

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