News

Tim Keller pide oraciones por cáncer de páncreas

El pastor y autor de Nueva York anunció su diagnóstico el domingo y comenzará sesiones de quimioterapia la próxima semana.

Christianity Today June 12, 2020
Tim Keller

Tim Keller pidió a sus seguidores que oren, ya que está por comenzar sesiones de quimioterapia por cáncer de páncreas.

El popular pastor y autor cristiano anunció la noticia de su diagnóstico en Instagram y Twitter el domingo por la mañana [7 de junio].

“Hace menos de tres semanas no sabía que tenía cáncer”, escribió Keller. “Hoy me dirijo al Instituto Nacional para el Cáncer dentro de los Institutos Nacionales de Salud [National Institutes of Health (NIH)] para realizar pruebas adicionales antes de comenzar con quimioterapia para cáncer de páncreas la próxima semana en la ciudad de Nueva York”.

Keller, de 69 años, dijo que ha sentido a Dios presente y que se sintió muy bien físicamente cuando se sometió a las pruebas iniciales, biopsias y cirugía. Él ve la providencia de Dios en el hecho de que los médicos diagnosticaran el cáncer cuando lo hicieron.

“Tengo excelentes médicos humanos, pero lo más importante es que tengo al Gran Médico cuidándome”, escribió.

En 2017, Keller dejó su puesto como pastor principal de Redeemer Presbyterian Church en Manhattan, después de 28 años de servir en ese ministerio. Ha continuado escribiendo, predicando y trabajando en el proyecto "De ciudad a ciuidad", iniciativa de la iglesia que pastoreó por tantos años y que consiste en el establecimiento de nuevas nuevas iglesias. Keller pidió oraciones para que pueda continuar su trabajo a pesar de los efectos secundarios del tratamiento.

En las últimas semanas, Keller ha compartido su serie Gospel in Life, que aborda el tema racial a través del Evangelio, a la vez que ha promocionado Uncommon Ground, libro sobre evangelismo cristiano en medio de las divisiones y que co-editó con John Inazu.

Keller fue diagnosticado con cáncer de tiroides en 2002, experiencia acerca de la cual escribió en su libro Walking with God Through Pain and Suffering. Ahora tendrá una cara familiar en el NIH: el director Francis Collins. Keller habló con Collins, hermano cristiano y genetista galardonado, el mes pasado durante una conversación en línea sobre la fe en medio de la pandemia por coronavirus. Collins ha liderado el NIH en medio de un impulso histórico de investigación en torno a la inmunoterapia contra el cáncer, incluyendo avances en el tratamiento del cáncer de páncreas, próstata y mama.

El cáncer de páncreas puede ser una forma de cáncer particularmente agresiva y difícil de diagnosticar, representando alrededor del 3 por ciento de los diagnósticos de cáncer en los Estados Unidos y el 7 por ciento de todas las muertes por cáncer.

En la última década, otros líderes evangélicos como el teólogo, Dallas Willard, y el expresidente de la InterVarsity Christian Fellowship, Steve Hayner, han muerto después de luchar contra el cáncer de páncreas.

Keller concluyó su anuncio con una referencia a Hebreos 12:1–2: “Correré la carrera que Dios ha puesto delante de mí con gozo, porque Jesús corrió una carrera infinitamente más dura, con gozo, por mí.”

Traducido por Livia Giselle Seidel

What do you think of this translation? Want to see CT do more? Interested in helping us improve the quality and quantity? Share your feedback here.

You can now follow our best articles on our new Telegram channel. Come join us!

News

El nombre pentecostal ¿ha quedado atrás?

Más de una cuarta parte de la iglesia global se enmarca bajo una nueva y debatida etiqueta: “Cristianismo empoderado por el Espíritu”.

Christianity Today June 4, 2020
Illustration by Rick Szuecs / Source images: Jantanee / Lightstock

"¿Eres pentecostal?"

Todd Johnson, codirector del Centro para el Estudio del Cristianismo Global en el Seminario Teológico Gordon-Conwell, no pudo clasificar a los cristianos chinos que conoció en una conferencia en Sudáfrica. Teológicamente, parecían pentecostales, así que preguntó.

Ellos respondieron: "No, en absoluto".

"¿Hablan en lenguas?" Johnson dijo.

"Por supuesto".

"¿Creen en el bautismo del Espíritu Santo?"

"Por supuesto".

"¿Practican los dones del Espíritu, como sanidad y profecía?"

"Por supuesto".

Johnson dijo que en los Estados Unidos esas eran algunas de las marcas distintivas de los pentecostales. Pero tal vez es diferente en China. ¿Por qué no usar el término?

"Oh, hay un predicador estadounidense en la radio cuya señal llega a China", explicaron los cristianos chinos. "Es pentecostal y nosotros no somos como él".

Los nombres pueden ser complicados. ¿Cómo se le dice a un pentecostal que no se llama pentecostal? La pregunta suena como un acertijo, pero es un verdadero desafío para los eruditos. Han luchado por años para encontrar el mejor término para el movimiento amplio y diverso de los cristianos que enfatizan la relación individual del creyente con el Espíritu Santo y hablan de estar llenos del Espíritu, bautizados por el Espíritu o empoderados por el Espíritu.

A nivel mundial, el movimiento incluye a 644 millones de personas, alrededor del 26 por ciento de todos los cristianos, según un nuevo informe del Centro para el Estudio del Cristianismo Global. El estudio se realizó en colaboración con la Universidad Oral Roberts (llamada así en honor de uno de los evangelistas pentecostales más famosos en el siglo XX), y se compartirá en la conferencia Empowered21, con 70 oradores como Bill Johnson de Bethel y el líder de las Asambleas de Dios, George Wood. La conferencia,que originalmente iba a ser en Jerusalén, se llevará a cabo en línea a partir del domingo [31 de mayo].

El informe representa el primer esfuerzo en casi 20 años, de un completo análisis demográfico de este grupo de cristianos. Estos hallazgos serán ampliamente citados por académicos y periodistas que buscan entender a estos cristianos, especialmente porque impactan lugares como Qatar, Camboya y Burkina Faso, donde su número está creciendo con rapidez, y lugares como Zimbabue, Brasil y Guatemala, donde ahora representan más de la mitad de todos los cristianos.

En el debate sobre cómo llamar al movimiento, que ha sido apodado "pentecostalismo global", "pentecostal/carismático" y "renovacionista", Todd Johnson y su coautora y codirectora Gina Zurlo proponen otra opción: Cristianismo empoderado por el Espíritu.

"El nombre ha sido un problema perenne", dijo Johnson a Christianity Today. "Una de las primeras cosas que preguntamos es, qué es lo que une a todos estos grupos. Resultó ser el bautismo del Espíritu Santo. La gente habla de ser lleno del Espíritu Santo y un término más antiguo es estar 'lleno del Espíritu'. Pero muchos grupos han hecho hincapié en ser empoderados".

Como señalaron los cristianos chinos, "pentecostal" se asocia con las iglesias estadounidenses, dijo Johnson, como las Asambleas de Dios y la Iglesia de Dios en Cristo. El término indica una conexión con el avivamiento multirracial de la calle de Azusa en Los Angeles en 1906, donde Los Angeles Times informó que una "nueva secta de fanáticos se está soltando" con una "extraña babel de lenguas". El término "carismático" está relacionado con un movimiento de renovación que comenzó en los años 60 y 70, donde los cristianos recibieron el bautismo del Espíritu Santo, pero en su mayoría se quedaron en sus propias denominaciones, especialmente en las iglesias anglicanas y católicas.

Pero hay muchos otros grupos independientes de las principales denominaciones y que están desconectados de la historia americana de la calle Azusa. También enfatizan el empoderamiento del Espíritu Santo y la importancia de la experiencia del bautismo del Espíritu, pero en realidad no son "carismáticos" o "pentecostales" de la misma manera.

"Preguntarle a los grupos: '¿Crees o practicas el bautismo del Espíritu Santo?' fue una muy buena pregunta para hacer", dijo Johnson. "Lo que encontramos al final es que lo que los une está en la respuesta a esta pregunta del bautismo".

No todos los eruditos están convencidos por este nuevo término. Algunos piensan que un solo nombre no puede funcionar para un movimiento tan diverso.

"Es difícil clavar gelatina en la pared", dijo Daniel Ramírez, profesor de religión en Claremont Graduate University y autor de Migrating Faith: Pentecostalism in the United States and Mexico in the Twentieth Century.

Ramírez dijo que parte del poder del pentecostalismo siempre ha sido que la gente puede tomarlo y hacerlo suyo. Es infinitamente adaptable, portátil y regenerativo. Un hombre indígena mexicano, por ejemplo, recibió el don del Espíritu Santo en el avivamiento de la calle Azusa y se hizo una grabación de él agradeciendo (a través de un traductor) a la gente de esa iglesia. Pero luego se fue, dijo Ramírez, y nadie en la calle Azusa tenía ningún control ni autoridad sobre su teología ni sobre la forma en que él compartió esa experiencia religiosa con otros.

"Eso es parte de lo que lo hace interesante", dijo Arlene Sánchez-Walsh, profesora de estudios religiosos en la Universidad Azusa Pacific y autora de Pentecostales en América. "Ha sido diverso desde el principio. Buscas un término que sea vago y amplio, y yo uso 'pentecostal' para regresarlo a sus orígenes, pero es porque quiero que la gente piense dos veces sobre los orígenes del movimiento. El pentecostalismo no comenzó en un solo lugar, ya sea en la calle de Azusa o en un avivamiento en Gales o en la India, y por lo tanto siempre es diverso".

Un solo nombre también puede dar la idea de que diferentes cristianos están estrechamente asociados cuando en realidad no lo están, argumenta Anthea Butler, profesora de estudios religiosos en la Universidad de Pensilvania y autora de Mujeres en la Iglesia de Dios en Cristo.

Al agrupar a las personas a través de tradiciones y culturas, corres el riesgo de oscurecer las diferencias históricas y teológicas entre un grupo católico que habla en lenguas, una Iglesia de la Viña que practica la risa santa y una Iglesia Celestial de Cristo que enfatiza la pureza y la profecía.

"Uno dice 'empoderado por el Espíritu' y un pentecostal de antaño diría: 'Bueno, ese espíritu podría ser un demonio'", dijo Butler. "Y nadie va a invitar a un sacerdote católico a una iglesia carismática en Nigeria a menos que sea para un exorcismo. No es posible comprimir las diferencias teológicas y aplanar la historia".

La conferencia Empowered21, que comienza este domingo de Pentecostés, ha adoptado la etiqueta "Empoderado por el Espíritu". Parte de la amplitud del movimiento se refleja en la lista de conferencistas: evangélicos estadounidenses como el pastor de una megaiglesia, Chris Hodges y el presidente de la junta de Hobby Lobby, Mart Green están compartiendo un escenario virtual con Cindy Jacobs, parte de la Nueva Reforma Apostólica, y Todd White, un predicador de Palabra de Fe, además de líderes de Asia y Africa.

Cualquier término va a unir a algunas personas y crear una división entre otras, según Cecil M. Robeck, profesor de Historia de la Iglesia en el Seminario Teológico Fuller. Robeck ha sido parte de los diálogos ecuménicos desde 1984 y piensa que el término: "Cristiano empoderado por el Espíritu" podría ayudar a algunos creyentes a ver lo que tienen en común. Pero también podría erigir muros donde no son necesarios.

"Me preocupo por las líneas divisorias", dijo Robeck. "Quiero saber: ¿Tenemos un futuro ecuménico juntos? Quiero que la gente experimente al Espíritu Santo, pero no quiero decir que tienen que librar otro obstáculo para hablar conmigo".

Johnson no se inmuta por las críticas. No cree que "cristiano empoderado por el Espíritu" sea un término perfecto, pero argumenta que "es tan bueno como cualquier otro".

"Usamos 'renovacionista' por un tiempo", dijo Johnson, "pero decidimos que eso es un neologismo y pensamos: 'Bueno, queremos usar algo más natural'…Si estás tratando de llegar a lo que todos estos grupos tienen en común, el "empoderamiento" no es una mala opción, pero tampoco es la única".

El nuevo estudio, Introducción al cristianismo empoderado por el Espíritu, estará disponible en septiembre. Predice que para 2050, el número de cristianos empoderados por el Espíritu crecerá a más de 1.000 millones, lo que será alrededor del 30 por ciento de todos los cristianos. Pero cuando casi uno de cada tres cristianos practique el bautismo del Espíritu, es probable que los eruditos aún debatan sobre cómo llamarlos.

"Este argumento siempre seguirá", dijo Nimi Wariboko, un teólogo pentecostal de la Universidad de Boston. "Lo que están tratando de captar es el mover del Espíritu. Los estadounidenses a menudo quieren un término que le recuerde a la gente el cordón umbilical hacia occidente. Pero la esencia no es el origen geográfico. La esencia no es la historia, y la esencia no es doctrina y la esencia no son los números. Es el Espíritu. Y el Espíritu se mueve".

What do you think of this translation? Want to see CT do more? Interested in helping us improve the quality and quantity? Share your feedback here.

You can now follow our best articles on our new Telegram channel. Come join us!

La vida en cuarentena según la Biblia

Un buen cristiano debe ser un buen ciudadano, a menos que ser un buen ciudadano signifique ser un mal cristiano.

Christianity Today June 4, 2020
Illustration by Rick Szuecs / Source Images: PetrePlesea / Getty / Envato

El COVID-19 ha sido llamado el «nuevo coronavirus», pero no hay nada novedoso en el distanciamiento social y la cuarentena. Históricamente, las sociedades han recurrido en diversas ocasiones a tales medidas con el fin de garantizar la seguridad pública. Pero, ¿qué hay de la profecía bíblica? ¿Es este el fin del mundo? ¿Estamos en el periodo de la tribulación? ¿Se está desarrollando Apocalipsis 13 ante nosotros, con un mundo en pánico que rinde autoridad a un gobernante que ejercerá un control masivo sobre las poblaciones del mundo?

Probablemente no. ¡Tal vez tenemos el capítulo correcto, pero el libro equivocado! En lugar de decir que estamos experimentando Apocalipsis 13, considérelo más bien como un momento de Levítico 13 que requiere la obediencia de Romanos 13, y la motivación de Primera de Corintios 13.

La cuarentena es bíblica

Israel tuvo una larga historia de autoaislamiento, comenzando en el Éxodo. En cierto sentido, Moisés fue el primer funcionario de salud pública, instruyendo al pueblo en los protocolos de Dios para el bienestar comunitario. Aunque Dios diseñó a su gente para la vida en proximidad, a veces el aislamiento resultaba necesario para fines de salud o seguridad.

Cada año, los judíos de todo el mundo observan la Pascua, que en realidad es una conmemoración de una orden dada por Dios de permanecer en casa. El Señor confinó a los hebreos a quedarse en sus hogares mientras la muerte pasaba alrededor de ellos (Éxodo 12:23). Su obediencia como nación los preparó para dejar Egipto y salir hacia su nueva tierra.

Mientras iban de camino, Dios le dio leyes a Israel para manejar su vida en comunidad, incluyendo lo que se puede leer como regulaciones de higiene personal para asegurar la desinfección pública, todo basado en la premisa de la Torá de amar al prójimo como a uno mismo (Levítico 19:18). Levítico 13:1-8 establece la ley relativa a la lepra (una gran agrupación de enfermedades infecciosas de la piel, de gravedad diversa). Consiste en una cuarentena de catorce días, dividida en dos pruebas de siete días para determinar si la enfermedad era una amenaza para la comunidad en general. Si alguien daba un resultado positivo, tenía que declararse públicamente impuro. Suena escalofriantemente familiar, ¿no?

En el antiguo Israel, aunque los sacerdotes tenían funciones ministeriales claras y bien definidas, también operaban como custodios de la salud pública, evaluando el nivel de amenaza para la comunidad en general (una política bastante progresista tratándose del año 1500 a.C.). Incluso el rey Uzías tuvo que vivir sus días aislado una vez que se confirmó que tenía lepra (2 Crónicas 26:21).

Dios ordenó estas leyes mucho antes de que la ciencia médica pudiera explicar las razones detrás de ellas. La Mishnah añadió reglas para el triaje de casos de lepra y ETS: cómo y cuándo poner a las personas en cuarentena, cómo confirmar casos positivos, y cómo y cuándo declarar a alguien limpio y reintegrarlo de nuevo en la sociedad.

Incluso en el Nuevo Testamento, los leprosos practican una forma de «distanciamiento social». Un grupo de diez «se habían quedado a cierta distancia» (Lucas 17:12, NVI) cuando Jesús se acercó a su aldea y los limpió. No se podían intercambiar besos santos (Romanos 16:16), abrazos o saludos de mano (con excepción de Mateo 8). Sin embargo, el enfoque de Jesús marcó una manera de mitigar una enfermedad infecciosa. Tuvo compasión de aquellos que estaban sufriendo [y los sanó], e insistió en que pasaran por el sistema de exámenes sacerdotales, tal como se describe en Levítico 13.

En vez de llegar a conclusiones en el tono de Apocalipsis 13, mejor piense en las obligaciones incluídas en Levítico 13 con motivaciones como las mencionadas en Primera de Corintios 13.

Aquí es donde encaja Primera de Corintios 13. «El amor es paciente y bondadoso. El amor no es celoso ni fanfarrón ni orgulloso ni ofensivo. No exige que las cosas se hagan a su manera» (1 Corintios 13:4–5, NTV). El amor se expresa con paciencia, bondad, autocontrol, humildad, cortesía, desinterés, empatía y perseverancia. Significa renunciar a ciertas libertades temporalmente para asegurar que otros puedan prosperar. En esta pandemia, en lugar de llegar apresuradamente a conclusiones de Apocalipsis 13, mejor piense en las obligaciones incluídas en Levítico 13 con motivaciones como las mencionadas en Primera de Corintios 13.

Más aún, tenemos otro capítulo 13 con fines de orientación. En Romanos 13, leemos que las autoridades gobernantes fueron «establecidas por Dios» (v. 1). Una de las principales responsabilidades del gobierno es la protección de su gente. Aunque los gobiernos a veces sobrepasan sus límites, nuestra respuesta general como ciudadanos es clara: «Todos deben someterse a las autoridades públicas» (v.1). Un buen cristiano debe ser un buen ciudadano a menos que ser un buen ciudadano signifique ser un mal cristiano. Dios es honrado cuando sus representantes en la Tierra son vistos como preservadores de paz (Mateo 5:9).

Con el coronavirus, se aplica una ecuación simple: cuanto más plana es la tasa de infección viral, menor es el número de personas que mueren. Eso no significa que no podamos protestar contra medidas gubernamentales draconianas, ni significa que no desobedezcamos leyes impías impuestas por líderes injustos. Pero sí significa que debemos, en la máxima medida posible, «vivir en paz con todos» (Romanos 12:18).

La cuarentena también trae beneficios

Tener más tiempo y soledad en tus manos no es algo malo. ¿Por qué no tratarlo mejor como una bendición? La tradición de la Iglesia ha alentado durante mucho tiempo la práctica de ciertas disciplinas espirituales, ya sean disciplinas de compromiso: oración, estudio y servicio; o bien disciplinas de abstinencia: ayuno, castidad y soledad. Para aquellos de nosotros acostumbrados a la alta velocidad de la vida cotidiana, tal vez incluso adictos a ella, la soledad es desafiante, incluso incómoda. Pero es sumamente necesaria. Dallas Willard lo dijo de esta manera en su libro El Espíritu de las Disciplinas: «De todas las disciplinas de abstinencia, la soledad es generalmente la más fundamental en el comienzo de nuestra vida espiritual, y debe ser retomada una y otra vez a medida que esa vida se desarrolla».

La soledad es el fundamento de nuestros «tiempos en silencio», esos periodos en los que nos encontramos a solas con Dios para escuchar su voz hablándonos, y cuando derramamos nuestro corazón delante de Él. Tal vez has anhelado tener ese tiempo, pero tu apretada agenda interfirió. Bueno, ahora es tu oportunidad. Tomando en cuenta lo apretado de nuestros hogares de hoy en día, es muy posible que termines en el armario o en el clóset, ¡y eso está bien! (Mateo 6:6)

Sin embargo, estar a solas con Dios puede obligarte a autoevaluarte duramente. «La soledad es una prueba terrible», escribe Louis Bouyer en La espiritualidad del Nuevo Testamento y de los Padres, «porque sirve para abrir y destrozar el cascarón de nuestros valores superficiales. Nos deja ver los abismos desconocidos que todos llevamos dentro… [y] revela el hecho de que estos abismos están embrujados».

Hay un mundo de beneficios de estar en cuarentena o de permanecer en casa:

  • Restauración física: Cuando nos apagan, nos renovamos (véase Marcos 6). Dios a veces nos hace recostarnos (Salmos 23:2).
  • Edificación espiritual: Cuando estamos en soledad, podemos disfrutar más de la presencia de Dios, adentrándonos en su palabra (Salmos 46:10; Marcos 1:35; Lamentaciones 3:25).
  • Autoevaluación: Cuando estamos callados ante el Señor, permitimos que Dios nos examine, sin distracciones ni sentido de competencia con los demás (Hebreos 4:13; Salmos 139:1–3, 23–24; y Lucas 6:12–13).
  • Consolación interior: Usted puede estar lamentando la pérdida de un amigo o pariente debido al coronavirus. O tal vez sea uno de los millones que están desempleados. Cuando nos encontramos a solas podemos lidiar con el dolor de la pérdida en el nivel más profundo (véase Mateo 14:12–13 y Lucas 22:39–43).

Le aconsejo que aproveche esta extraña temporada que nos ha sobrevenido. La vida en cuarentena tiene sus desafíos. Pero la Biblia nos dice que dentro de cada adversidad hay una oportunidad, una semilla enterrada esperando agua viva y luz para llevarla a dar fruto. Póngase a disposición de Dios y mire lo que Él hace en estos tiempos tan extraños, pero llenos de potencial.

Skip Heitzig, autor de The Bible from 30,000 Feet, es pastor-profesor de la Calvary Church y profesor adjunto de Estudios Bíblicos en la Universidad Internacional Veritas.

Traducción y edición en español por Livia Giselle Seidel

What do you think of this translation? Want to see CT do more? Interested in helping us improve the quality and quantity? Share your feedback here.

You can now follow our best articles on our new Telegram channel. Come join us!

Una nación en llamas necesita el Fuego del Espíritu

A medida que el racismo destroza al país, el mensaje de Pentecostés puede ayudar a la Iglesia a encontrar su voz.

Christianity Today June 4, 2020
Alex Wong / Staff / Getty Images

Este fin de semana, iglesias de todo el mundo se reunieron virtualmente para celebrar Pentecostés. Ese momento milagroso en el que lenguas de fuego descendieron sobre los seguidores de Cristo y el Evangelio se escuchó en diferentes idiomas del mundo. Pentecostés fue el milagro que siguió a un portento: la Ascensión, la cual ocurrió después de otro evento maravilloso: la Resurrección.

A diferencia de los discípulos de Cristo, este año experimentamos Pentecostés en medio de las secuelas de una calamidad, seguidas de un trauma y en el contexto de una tragedia. Las protestas y disturbios de Minneapolis (y muchas otras ciudades) siguieron a la muerte de George Floyd,, quien fue sofocado hasta morir mientras estaba esposado y suplicando por su vida. Durante nueve minutos, un oficial de policía mantuvo su rodilla en el cuello de Floyd mientras él llamaba a su madre. Esto ocurrió tras los asesinatos de Breonna Taylor y Ahmaud Arbery. Y todo esto sucedió en el contexto de una pandemia que ha matado a 100.000 personas. Se siente como si estuviéramos en medio de una Cuaresma extendida y no al final del tiempo de Pascua.

Algunos asumirán que estoy trayendo temas políticos a la iglesia. Se preguntarán por qué no estoy molesto por el crimen entre negros, la desintegración de las familias negras, el aborto, el saqueo o cualquier tema que nos lleve a evitar tocar el asunto. Este "asunto" es la historia de 400 años de trauma racial y opresión que sigue plagando a los negros en este país.

¿Qué tienen que ver las protestas, los disturbios y la brutalidad policiaca con el día de Pentecostés y el pasaje de Hechos 2:1–21? ¿Hay alguna relación entre la muerte del Mesías por nuestros pecados y la forma en que vemos las llamas de Minneapolis? ¿Tiene la iglesia algo que decir?, ¿o seremos discípulos de Fox News por un lado y MSNBC por el otro? Mientras nuestro país está dividido, ¿qué significan las palabras de la Escritura hoy en día?

No hay otro mundo en el cual hablar de Jesús si no es en este, en el que alguien puede pisar el cuello de un hombre negro por nueve minutos. Es decir, la única manera de responder a estas preguntas es leer las palabras de la Escritura con las ciudades en llamas como nuestro escenario de fondo.

Esto es lo que la Palabra de Dios nos dice.

Primero, el Evangelio nos une.

Hechos 2:1–21 comienza con los seguidores de Jesús reunidos en un solo lugar. Es increíble pensar que en algún momento de la historia todos los cristianos del mundo cabían en una habitación. A pesar de lo que los libros de historia dicen, el cristianismo no es una religión de terror patrocinada por el estado, creada por Constantino para mantener a la población bajo control. Comenzó humildemente con un grupo de 120 personas (bastante normales) que se habían encontrado con el Dios viviente.

Entre ellos había mujeres como María, la madre de Jesús, que provenía de un contexto rural campesino, y gente como Mateo, un exrecaudador de impuestos. Entre ellos había muchísimas diferencias. Mateo colaboró con los opresores de Israel y extorsionó a su gente para forrar sus bolsillos. Personas como María fueron víctimas de tales atrocidades.

¿Qué clase de iglesia tiene espacio tanto para los oprimidos como para los antiguos opresores? La iglesia cristiana. ¿Qué unió a esa iglesia primitiva? Sus convicciones en común acerca de Jesús.

¿Qué nos une como iglesia ahora? ¿Cómo se vería esta unidad hoy, para la familia de George Floyd? ¿Qué significaría para nosotros estar junto a ellos? ¿Qué significaría estar al lado de la comunidad negra en los Estados Unidos, que a lo largo de los años ha experimentado secuestro, esclavitud, injusticia durante la era de Jim Crow y la letanía de sufrimientos contemporáneos que marcan nuestras vidas?

La iglesia, como acto de amor, diría: "No tiene que ser así, y pasaré mi vida junto a la suya declarando los valores que la tradición cristiana da a las vidas de los negros".

La iglesia tiene el poder de hacer esta declaración porque el mismo Espíritu desciende sobre todos por igual. No hay un Espíritu Santo que permita a las mujeres declarar la palabra de Dios y otro para los hombres. No hay un Espíritu que dé palabras a los ricos y otro a los pobres. No hay un Espíritu Santo que nos permita hablar con los pueblos africanos y otro que nos permita hablar con asiáticos o europeos. El mismo Espíritu envía el único Evangelio a los diversos pueblos de la tierra.

La obra del Evangelio por medio del Espíritu resulta de nuestro estatus común como portadores de la imagen de Dios. Todos hemos caído y necesitamos la gracia de Dios. Cualquier ideología que niegue funcional o verbalmente este estatus es una herejía. Y cualquiera que no pueda ver que la herejía de sesgo racial ha infectado a algunos cristianos en esta tierra, lo hace ignorando hechos abrumadores.

Segundo, el Evangelio nos mueve hacia afuera.

El Evangelio llevó a los primeros discípulos fuera de su propia cultura para hablar y vivir con personas que eran muy diferentes a ellos. Todos en Pentecostés eran judíos, pero ese judaísmo fue trasladado a las distintas lenguas y comunidades del Imperio Romano. Lo primero que hizo el Evangelio fue reunir a las personas bajo el señorío de Cristo.

Si el Evangelio nos pone en un espacio compartido para escuchar la poderosa obra de Dios, ¿por qué ya no estamos juntos? ¿Y qué implicaría para el mundo que nos observa, ver un cristianismo que está verdaderamente unido, de forma espiritual y práctica?

Los cristianos negros podemos lidiar con personas que no tienen razones para apoyarnos. Podemos tratar con racistas no creyentes. Pero lo que resulta desgarrador y agotador es luchar por nuestro derecho a existir y descubrir que el enemigo es nuestro hermano. Como dicen los Salmos: "Si un enemigo me insultara, yo lo podría soportar; si un adversario me humillara, de él me podría yo esconder. Pero lo has hecho tú, un hombre como yo, mi compañero, mi mejor amigo, a quien me unía una bella amistad, con quien convivía en la casa de Dios" (Sal. 55:12–14, NVI).

Nuestra vida juntos, si hemos de estar juntos, no puede venir a expensas de nuestra libertad. No deberíamos tener que luchar contra nuestros hermanos y hermanas para obtenerla.

Aquí de nuevo, la historia de Pentecostés nos da luz. A medida que las naciones se están uniendo, hay dos respuestas. Un grupo dice con muchas palabras: "Están borrachos" (Hechos 2:13). El otro pregunta: "¿Qué significa esto?" (Hechos 2:12). El primer grupo se niega a reconocer lo que está pasando y se basa en su conocimiento previo para desestimar la obra de Dios. El segundo hace una pregunta más profunda: ¿Qué está haciendo Dios en medio de ellos?

Pedro se dirige al primer grupo con una o dos frases, en cambio toma más tiempo para abordar la cuestión del significado. Le dice a la multitud que están experimentando el Espíritu prometido en Joel 2:28–32. El profeta Joel afirma que cuando Dios redime a su pueblo, redime a hombres y mujeres, jóvenes y ancianos, ricos y pobres. Pedro quiere recordar a la iglesia primitiva que el don universal del Espíritu es un testimonio del poder salvador absoluto del Evangelio.

En otras palabras, la forma de Pentecostés —mujeres, hombres, ricos y pobres declarando la poderosa obra de Dios— apoya la teología de Pentecostés, la idea de que el Evangelio es para todos.

Eso era verdad para la iglesia primitiva. Y sigue siendo cierto para la iglesia americana del siglo XXI.

Hoy en día, ante las demandas de justicia de los negros, algunas personas solo encuentran una explicación política. Estos críticos responden diciendo: "Son demócratas que tratan de arruinar la iglesia" o "En realidad, son teologías liberales relacionadas con el marxismo". Pero tal vez son formas de evitar el verdadero asunto. ¿Qué están diciendo en realidad los hermanos y hermanas negros, latinos y asiáticos cuando piden justicia? ¿Qué significa? ¿Y qué está haciendo Dios? Está reuniendo a una diversidad de personas y moviéndonos a nuevos espacios del Evangelio, a través el poder del Espíritu Santo.

Tercero, el Evangelio brinda esperanza en el reino venidero.

Estoy convencido de que la esperanza de este país no se encuentra en ninguna elección o partido político. Los votos importan, pero ni el partido Demócrata ni el Republicano nos salvarán. Lo que necesitamos es un cristianismo tan lleno del Espíritu que una a personas diferentes.

Esta unidad implica dos cosas. En primer lugar, tenemos que reconocer que el problema no está solo "allá afuera". Está en nuestros corazones. El problema no es solo que existan racistas en el mundo. El problema es que todos vivimos, de varias maneras, en rebelión contra Dios y su voluntad para nosotros. El Evangelio exige una decisión personal acerca de nuestros propios pecados. Uno de los mensajes que Jesús repetía con frecuencia es: "Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos está cerca" (Mateo 4:17).

Nos llama a arrepentirnos individualmente por nuestros pecados. ¿Por qué? Porque —y este es el segundo punto— el reino de Dios se está acercando. Este reino está representado en el primer sermón de Jesús, en el que proclamó buenas nuevas a los pobres y libertad a los cautivos (Lucas 4:16–21). Jesús vino a salvar a los pecadores, pero esos pecadores salvos ahora dan testimonio en sus vidas de la visión del reino de Dios. Sabemos que este reino viene porque Cristo resucitó. Pedro lo dice así: "a este Jesús, a quien ustedes crucificaron, Dios lo ha hecho Señor y Mesías" (Hechos 2:36).

¿Quién controla el futuro? ¿Quién despliega la historia según su propósito? Aquel que es el León y el Cordero a la vez (Apocalipsis 5:5–6). Aquel que encarna la justicia y la misericordia.

Nosotros, la iglesia americana, tenemos un mensaje para un país y un mundo en llamas: Hay un Dios que nos ama y que murió para que lo conozcamos. Este amor es suficiente para unir a los pueblos divididos del mundo, incluso cuando todos los políticos y filósofos han fracasado. Hay un Dios de justicia que ve y actúa en nombre de los grupos oprimidos del mundo, gente como George Floyd. Hay un Rey y un reino. Y él nos ha dado su Espíritu, para dar a conocer a Cristo hasta los confines de la tierra.

Esaú McCaulley es un sacerdote de la Iglesia Anglicana en Norteamerica, profesor asistente de Nuevo Testamento en Wheaton College, y autor del próximo libro Reading While Black: African American Biblical Interpretation as an Exercise in Hope (IVP Academic).

Esta pieza fue adaptada de un sermón predicado en la Iglesia Anglicana del Redentor en Greensboro, Carolina del Norte el 31 de mayo.

Speaking Out es la columna de opinión para invitados de Christianity Today y (a diferencia de un editorial) no representa necesariamente la opinión de la revista.

What do you think of this translation? Want to see CT do more? Interested in helping us improve the quality and quantity? Share your feedback here.

You can now follow our best articles on our new Telegram channel. Come join us!

George Floyd dejó un legado evangélico en Houston

Como persona de paz, “Big Floyd” abrió oportunidades para el ministerio con proyectos de vivienda en la zona conocida como “Third Ward”.

Christianity Today June 2, 2020
Nijalon Dunn / Courtesy of Resurrection Houston

El resto del país conoce a George Floyd por las grabaciones capturadas con teléfonos móviles durante sus últimos minutos de vida. Pero en el Third Ward de Houston, Floyd es conocido por la forma en la que vivió durante décadas: mentor de una generación de jóvenes y una “persona de paz”, trayendo ministerios hacia esta zona.

Antes de mudarse a Minneapolis por una oportunidad de trabajo que obtuvo a través de un programa cristiano de promoción del empleo, el hombre de 46 años pasó casi toda su vida en el barrio históricamente negro Third Ward, en donde era conocido como “Big Floyd” y considerado como un “OG”, es decir, un líder comunitario muy respetado, dicen sus socios del ministerio.

Floyd habló de romper el ciclo de violencia que vio entre los jóvenes y utilizó su influencia para atraer ministerios a la zona con el fin de hacer discipulado y divulgación, particularmente en el proyecto de vivienda Cuney Homes, localmente conocido como “the Bricks”.

“George Floyd era una persona de paz, enviada por el Señor, que ayudó al avance del Evangelio en un lugar en el que yo nunca viví”, dijo Patrick PT Ngwolo, pastor de la iglesia Resurrection Houston, que tenía servicios en Cuney.

“La plataforma para llegar a ese barrio y a los cientos de personas a las que llegamos desde entonces y hasta ahora se construyó sobre las espaldas de personas como Floyd”, dijo a Christianity Today.

Ngwolo y los otros líderes de su ministerio conocieron a Floyd en 2010. Fue un imponente invitado de 6 pies y 6 pulgadas de altura (1.98m) en un concierto que organizaron en beneficio del Third Ward. Desde el principio, Big Floyd dejó claras sus prioridades.

“Él dijo: ‘Me encanta lo que están haciendo. El vecindario lo necesita, la comunidad lo necesita, y si ustedes están en el negocio de Dios, entonces ese es mi negocio’”, dijo Corey Paul Davis, un artista de hip-hop cristiano que asistía a Resurrection Houston. “Nos dijo: ‘Lo que necesiten, dondequiera que necesiten ir, díganles que Floyd dijo que son buenos. Yo los respaldo’”.

La iglesia amplió su participación en el área, llevando a cabo estudios bíblicos, proveyendo alimentos y llevando personas a sus citas médicas. Floyd no solo proporcionó acceso y protección, sino que también ayudaba cuando la iglesia organizaba torneos de baloncesto de tres contra tres, barbacoas y bautismos comunitarios.

“Ayudó a empujar una tina para bautizos, entendiendo que la gente iba a tomar decisiones de fe y bautizarse allí mismo, en medio de los proyectos. Él pensaba que eso era increíble”, dijo Ronnie Lillard, quien actúa bajo el nombre de Reconcile. “Lo que les decía a los jóvenes siempre se refería a que Dios triunfa sobre la cultura callejera. Creo que quería ver a los jóvenes bajando las armas y teniendo a Jesús en lugar de las calles”.

Más de 50 personas han muerto en los últimos años en lo que las autoridades describen como una guerra de pandillas que se extiende por el Third Ward y el sureste de Houston.

Puede ser difícil para la gente foránea ganarse la confianza de este vecindario, o incluso garantizar su propia seguridad cuando llegan por su cuenta. El “sello de aprobación” otorgado por una figura como Floyd es crucial para el discipulado urbano, que requiere acceso, dirección y contexto para ser efectivo.

“El tenía fe en que el corazón del Third Ward sería radicalmente transformado por el evangelio, y su misión era ayudar a otros creyentes y misioneros a entrar en esta zona para llevar el Evangelio”, dijo Nijalon Dunn, quien fue bautizado en Cuney. “Hay cosas que Floyd hizo por nosotros que tal vez nunca sabremos sino hasta el otro lado de la eternidad. Había ocasiones en las que teníamos reuniones de la Iglesia en ‘the Bricks’ hasta las 3 p.m., y a las 4:30 ya se podían escuchar tiros de armas en las canchas de básquetbol”.

Dunn compartió fotos de Floyd en su bautizo y en sus juegos de baloncesto. Uno de los sobrenombres de Floyd era “BigFloyd4God” [Big Floyd para Dios].

Los homenajes y oraciones de lamento de otros cristianos llenaron las redes sociales a medida que la noticia de la muerte de Floyd se difundió la semana pasada. En Twitter, Davis describió a Floyd como “la definición de ‘Sé el cambio que quieres ver’” y compartió un video tributo que ha sido visto más de un millón de veces. El popular artista cristiano de hip-hop Propaganda publicó las reflexiones de otros artistas que conocían a Floyd diciendo: “Era amigo de mis amigos”.

Floyd se mudó a Minnesota alrededor de 2018, dijo su familia al Houston Chronicle. Estaba allí para un programa de discipulado que incluía una colocación laboral, según el pastor Ngwolo. “¡Un ‘Bricks boy’ no sale del Third Ward y se va a Minnesota sin razón!”, dijo. Floyd le dijo a Dunn que tenía planes de regresar este verano.

Aunque nunca regresó a casa, será “inmortalizado en la comunidad del Third Ward para siempre”, dijo Lillard. “Su mural estará en las paredes. Todos los jóvenes conocerán a George Floyd. La gente que lo conoció personalmente lo recordará como una luz positiva. Los chicos de las calles le miran y dicen: ‘Si él pudo cambiar su vida, yo puedo cambiar la mía’”.

Los líderes del ministerio han escuchado de miembros de la comunidad que llamaban a Floyd hermano, tío, o incluso padre, porque carecían de figuras masculinas mayores para servir como una influencia positiva en sus vidas.

Los dolientes se reunieron el martes por la noche para una vigilia de oración en Emancipation Park, un sitio histórico del Third Ward que era el único parque abierto a los afroamericanos en Houston durante la segregación de Jim Crow. Ngwolo se reunirá esta semana con pastores de la zona para lamentarse juntos.

El video viral de Floyd anclado al pavimento por un oficial de policía de Minnesota se une a un devastador grupo de videos grabados con teléfonos móviles que muestran a la policía usando la fuerza contra hombres negros. Sus amigos en el ministerio dijeron que cuando apareció en las noticias no estaban listos para ver otro clip tan pronto, después de la grabación de Ahmaud Arbery siendo asesinado mientras corría en Georgia y el video de una mujer llamando al 911 sobre un hombre negro que sólo estaba observando pájaros en el Central Park de Nueva York. Pero entonces Lillard envió un mensaje de texto: Era Big Floyd.

Hay tanta incredulidad que pueden reunir de este tipo de asesinatos. Ellos también son hombres negros. A pesar de su inocencia, su fe y sus buenas acciones, tienen sus propias historias de haber sido llamados sospechosos, humillados y amenazados por las autoridades, dijo Lillard a CT.

Y ahora han sido puestos en la posición de recordar a un hombre que conocían como un gigante gentil, una inspiración para su vecindario y una fuerza positiva para el cambio. Pero también dicen que eso no debería importar. Él era un hombre, hecho también a la imagen y semejanza de Dios, y eso debió haber sido suficiente para que no recibiera el trato agresivo visto en el video ahora viral. La familia y los simpatizantes de Floyd dicen que los oficiales involucrados, que ya fueron despedidos del departamento de policía, deben enfrentar cargos de asesinato.

El pastor Ngwolo todavía está tratando de procesar las noticias, pero un tema al que sigue regresando es el derramamiento de sangre inocente. Después de que la superioridad y la animosidad de Caín lo llevaron a matar a Abel, la Escritura nos dice: “El Señor dijo: ¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra” (Génesis 4:10, LBLA).

“Si avanzas 2.000 años en la historia [sic], hay otro inocente que sufrió, y cuya sangre habló de cosas mejores que la de Abel. … La sangre de Jesús dice que puede redimirnos en medio de estos tiempos oscuros y peligrosos”, dijo Ngwolo. “Tengo esperanza, porque así como Abel es una figura de Cristo, yo veo a mi hermano [Floyd] como una figura de Cristo también, que nos está señalando hacia una realidad mayor. Dios sí nos escucha. Y Él oye su llanto incluso desde el suelo. La venganza ocurrirá en la Cruz u ocurrirá en el Día del Juicio”.

Traducción y edición en español por Livia Giselle Seidel

What do you think of this translation? Want to see CT do more? Interested in helping us improve the quality and quantity? Share your feedback here.

You can now follow our best articles on our new Telegram channel. Come join us!

¿‘Libre en Cristo’ para desafiar los cierres de Estado? Las iglesias latinas nos brindan su perspectiva.

Nuestras iglesias son esenciales. Decidir si es prudente reunirnos es un tema distinto.

Christianity Today May 23, 2020
Illustration by Mallory Rentsch / Source Images: Rob Birkbeck / Lightstock / Courtesy of Church of the Redeemer

La clasificación de la iglesia como una institución no esencial ha significado otro golpe para la iglesia latina. Muchos han experimentado de primera mano lo que significa la marginación social. Las indicaciones de mantener las iglesias cerradas se suman a esta experiencia de rechazo. La iglesia latina percibe estas medidas como un mensaje de que el papel de su ministerio en la comunidad no es necesario durante esta pandemia. El gobierno federal no ha asignado a las iglesias un papel tan esencial como si su cierre pudiera "tener un efecto debilitante en la seguridad, la estabilidad económica o la salud pública". Esta categorización ha provocado molestia no solo en los ministerios latinos, sino también entre muchos otros cristianos, como se puede observar en las recientes demandas en California, Virginia, Tennessee, Illinoisy Kansas, por nombrar algunos.

Al igual que muchos otros, los ministros pentecostales latinos en el sur de California se enfrentan a la difícil decisión de elegir entre la libertad de reunirse o la libertad de poner a los demás en primer lugar y quedarse en casa.

Dado que la Primera Enmienda incluye la libertad de adoración y la capacidad de congregarse, las iglesias están luchando por su libertad constitucional de congregarse, incluyendo a algunos pastores latinos en California que planean reafirmar este derecho el domingo de Pentecostés, el 31 de mayo, con o sin la aprobación del estado. Es posible que no tengan los recursos para unirse a una demanda, por lo que la desobediencia civil es otro medio para expresar su disgusto.

Pero este deseo de abrir nuestras puertas nuevamente implicará algo más que una expresión de nuestro derecho constitucional a reunirnos. Revelará cómo entendemos nuestras libertades en Cristo, y si defendemos el derecho a reunirnos por encima de las necesidades de salud y seguridad de los demás. Esta decisión no es tan simple. También se cruza con los desafíos ministeriales, culturales y tecnológicos de ser la iglesia para la comunidad latina.

John Brito, el pastor principal de Spirit Life Community Church en Norwalk, California se preocupa no sólo por el bienestar espiritual de su congregación, sino por sus vidas en un sentido holístico: espíritu, alma y cuerpo. "La familia promedio se está quedando sin dinero. Conozco a personas que obtuvieron el estímulo gubernamental y no ha sido suficiente para mantenerlos a flote", dijo Brito. "Hay familias reales que están sufriendo; empresarios que se están hundiendo a pesar de la intervención del gobierno. Las tasas de mortalidad previstas por los modelos nunca se materializaron. ¿En verdad tenemos que soportar el encierro durante tres meses más?"

Las dificultades económicas son "otro tipo de dolor, sufrimiento y muerte", dijo. El ardiente amor por su congregación es lo que lo mantiene en marcha. Él continúa ministrando, predicando, enseñando en línea y creando redes para la provisión de recursos para su comunidad. Pero Brito también tiene cuestionamientos acerca de las órdenes de estancia en casa emitidas por el gobernador de California, Gavin Newsom, y por el alcalde de Los Ángeles, Eric Garcetti. Incluso se pregunta si "están aprovechando la pandemia para imponer otra agenda", para mantener las iglesias cerradas indefinidamente, aún cuando las declaraciones más recientes proponen la apertura de las iglesias en cuestión de semanas. Para muchos pastores y pastoras latinos, el cierre indefinido también se interpreta como un ataque espiritual a la misma institución y misión de la iglesia, un ataque que no permitirán sin exigir una respuesta.

Brito representa a aquellos que no están seguros si los datos sobre la pandemia y la enfermedad en California se han obtenido con una evaluaciónprecisa. Después de todo, las muertes relacionadas con COVID-19 en California no reflejan lo sucedido en Nueva York, y los cierres prolongados de pequeñas empresas afectan a las familias latinas de manera desproporcionada. Otros pastores se sienten desanimados porque los políticos no confían en las iglesias para practicar el distanciamiento social seguro. Un pastor de una gran iglesia latina preguntó: "¿Por qué somos más peligrosos que otros? ¿Por qué representamos un riesgo mayor que tiendas como Home Depot?" El impacto financiero, psicológico y emocional de la COVID-19 en la comunidad latina ha llevado a algunos a decidir reafirmar sus derechos con desobediencia civil organizada.

Libertad de reunión

La pandemia por COVID-19 está obligando a la iglesia pentecostal latina en el sur de California a meditar acerca de lo que significa ser llamada una iglesia para la gente. La identidad de la iglesia latina está siendo confrontada tanto con las órdenes de estancia en casa, como con el derecho constitucional estadounidense de reunirse en asamblea pacífica. Como explica el pastor Brito, "la iglesia es una reunión de personas, es una ecclesia. Si no nos reunimos, no somos la iglesia".

No todos los ministros latinos están de acuerdo. "Pastor, si su noción de 'servicio en la iglesia' es una reunión en domingo, no es de extrañar que nuestro gobierno nos vea como no esenciales", dice Jack Miranda, el director ejecutivo del Centro Jesse Miranda para el Liderazgo Hispano. Miranda alienta a los ministros a examinar sus ministerios y determinar si están haciendo un impacto esencial en sus comunidades. Si nuestras iglesias tomaran en serio la enseñanza de Jesús en Mateo 25, tal vez la iglesia nunca habría sido categorizada como una institución no esencial. Miranda cree que mantener las reuniones de la iglesia suspendidas temporalmente por el bien de la salud de las personas no impide la proclamación del Evangelio.

Los pastores latinos reconocen que sus iglesias son una institución esencial. La iglesia latina sirve a la comunidad más vulnerable y subrepresentada. Se establece en lugares donde ninguna iglesia privilegiada quiere estar. ¿Quién ministrará al drogadicto, al pandillero, al migrante, y a las personas sin hogar, si no la iglesia latina, que también reside en la misma comunidad? La iglesia latina puede no tener una campaña de marketing público para anunciar los beneficios que ha proporcionado a la ciudad, pero sí tiene un papel esencial. La falta de reconocimiento de esta contribución no le parece bien a muchos pastores y ministros.

Una vida cristiana sin culto corporativo resulta más difícil para muchos latinos y latinas. Nosotros no vamos a la iglesia solo por una hora. Nuestros servicios son más largos, a menudo duran hasta tres horas. La Iglesia es un lugar no solo para compartir en la adoración, sino también en la comida, la cultura y el idioma. Es el único lugar sagrado donde una latina marginada puede adorar con sus hermanas y hermanos en su propia lengua materna. Es el único lugar donde su identidad cultural forma parte de su experiencia religiosa. Hay algo diferente en un lugar donde uno no se siente marginado, perfilado y estereotipado. La Iglesia, para la comunidad latina, es el lugar donde somos importantes a los ojos de Dios. No poder reunirse representa una mayor pérdida para el creyente latino, especialmente en una sociedad que margina y devalúa su contribución. Por estas razones y más, los pastores y ministros latinos están dispuestos a reafirmar su derecho a reunirse.

Libertad para servir

Pero, ¿qué pasa si todo nuestro enfoque en la libertad de reunión está fuera de lugar? O mejor dicho, ¿qué pasa si ésta es una temporada para que la iglesia utilice su libertad para servir?

El apóstol Pablo habla de libertad, pero no de una manera que pueda reconciliarse fácilmente con los ideales estadounidenses. No es el tipo de libertad por la que luchamos en batallas legislativas o demandas colectivas. En Gálatas 5:1, Pablo afirma: "Cristo nos libertó para que vivamos en libertad." Pablo habla de "libertad en Cristo", pero ¿para qué fin? ¿Para protestar todas las leyes que limitan nuestra capacidad de movernos, de darnos la mano o de reunirnos en nuestras iglesias?

Este debate sobre la libertad se refiere a la Ley de Moisés. Pablo está tratando de argumentar en estos versículos que aquellos que intentan ser justos por la ley por medio de la circuncisión están anulando la justicia que proviene de Cristo por medio del Espíritu (Gal. 5:2-6). Continúa: "Les hablo así, hermanos, porque ustedes han sido llamados a ser libres; pero no se valgan de esa libertad para dar rienda suelta a sus pasiones. Más bien sírvanse unos a otros con amor. En efecto, toda la ley se resume en un solo mandamiento: 'Ama a tu prójimo como a ti mismo'" (Gal. 5:13-14).

Pablo alienta a la iglesia en Corinto a servir a los demás con su libertad. A los cristianos que se quejan de las personas que buscan limitar sus "libertades", Pablo responde: "No hagan tropezar a nadie… no busco mis propios intereses, sino los de los demás, para que sean salvos" (1 Cor. 10:29-33). Las libertades tienen limitaciones y deben orientarse hacia el servicio a otros.

¿Y si tomamos en serio el lenguaje de Pablo sobre la libertad? ¿Qué pasaría si en lugar de luchar por reunirnos en un edificio, lucharamos activamente por la libertad de servir a nuestro prójimo? ¿Qué pasaría si ponemos la seguridad de nuestro hermano o hermana por encima de nuestros propios deseos de estar con ellos? Las actividades de mi libertad deben estar determinadas y moldeadas por las necesidades de mi prójimo.

Sus necesidades son simples: alimentos, salud y recursos médicos para las comunidades más vulnerables. Muchos han perdido sus puestos de trabajo y están luchando para traer el alimento a la mesa, o para sobrellevar esta temporada de pandemia con una vivienda adecuada y sustento económico. De hecho, las directrices de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés) alientan a las organizaciones comunitarias a "trabajar en todos los sectores para conectar a personas con servicios, tales como la entrega de comestibles o la vivienda temporal".

"Es un gran problema", dijo la directora de un banco de alimentos, Cecelia Bernal. "Porque si no tienes comida, entonces muchos otros problemas surgirán, como el estrés y la ansiedad". Desde que la pandemia COVID-19 golpeó el condado de Los Angeles, el ministerio de alimentos en otra iglesia pentecostal latina, La Iglesia del Redentor en Baldwin Park, ha crecido exponencialmente. Al igual que muchos otros bancos de alimentos, están trabajando duro para atender las necesidades de la comunidad. Solían servir a la comunidad una vez al mes. Ahora abren la iglesia ocho veces al mes e incluyen entregas a domicilio para personas mayores y para aquellos que no pueden conducir a la iglesia.

Bernal es una líder latina para un ministerio que sirve a personas en todo el condado de Los Angeles. Ella y sus voluntarios representan otra forma de utilizar la libertad en Cristo atendiendo necesidades esenciales. La gente no viene por comida espiritual, sino por su pan de cada día. "Siempre decimos que somos la iglesia", dijo. "Ahora vemos que no tenemos que estar dentro de un edificio, [pero] juntos seguimos siendo la iglesia".

¿Qué libertad elegiremos?

No somos los únicos creyentes a lo largo de la historia que hemos perdido el derecho a reunirnos públicamente. El pueblo judío que fue exiliado a Babilonia, así como los que sobrevivieron a la destrucción del templo en 66-70 d.C. fueron capaces de adorar sin edificios. Los primeros cristianos se reunían en secreto en hogares o catacumbas, y adoraban juntos antes del surgimiento de la basílica. Sí, la adoración se puede facilitar a través de reuniones grupales. Hebreos 10:25 pide que los creyentes se reúnan.

Debemos recordar que nuestra libertad de adoración no ha sido restringida; sólo la capacidad de reunirnos en edificios. Los creyentes a lo largo de los años han aprendido a adorar sin edificios. Las reuniones deben ser diferentes durante la pandemia de COVID-19. Podemos predicar en línea. Otros ministros latinos ya se habían adaptado a la nueva realidad de la iglesia en línea. Pero estas son las iglesias adaptables, con conocimientos tecnológicos, o aquellas que habían utilizado las habilidades de los latinos y latinas de segunda generación antes de la COVID-19. Otras iglesias latinas no tienen presupuestos tecnológicos ni miembros de la iglesia con acceso confiable a internet en casa. Esta es otra razón por la que resulta atractivo volver a ingresar a los edificios y desafiar las órdenes. Hay un deseo de tener un sentido de pertenencia, y el edificio de la iglesia es un lugar de pertenencia. La iglesia está luchando con este deseo, sin poner en riesgo a los más vulnerables.

La iglesia latina es un ejemplo de la complejidad y los desafíos de las reuniones. ¿Cómo deseamos que nuestra iglesia sea identificada durante esta temporada? ¿Como una iglesia que desafió las órdenes de permanecer en casa y pusimos a los más vulnerables en peligro? La forma en que nos reunimos es también una declaración pública sobre cómo nos vemos y nos valoramos unos a otros. La libertad en Cristo que es fundamental para nuestra fe no debe ser vivida para uno mismo. Es una libertad que nos impulsa a reimaginar cómo podemos amar y servir a otros, especialmente durante esta pandemia. Debemos ejercer nuestra libertad teniendo en cuenta a los más vulnerables. Nuestras libertades no son derechos ilimitados para poner en riesgo la salud de la comunidad, especialmente cuando se trata de comunidades que podrían no tener acceso a atención médica adecuada, y que podrían experimentar mayores consecuencias no deseadas en caso de una infección por COVID-19.

Hay una carga aún más pesada sobre los pastores latinos: sus congregaciones buscan de una forma muy especial la dirección de sus líderes espirituales. Los creyentes latinos ven al pastor como una figura estimada, ungida por Dios para dirigir la iglesia local. La decisión del pastor comunicará algo más que el deseo de reunirse, revelará cómo ellos creen que Dios ve a los más vulnerables.

Pero tal vez también tenemos que mirar a aquellos latinos que ya son considerados trabajadores esenciales, las personas que componen la iglesia en todo el país. Esto incluye a los trabajadores indocumentados que recogen alimentos en los campos agrícolas, las empleadas de tiendas de comestibles que se exponen a multitudes de personas, y los empleados de las plantas que procesan alimentos a quienes se les ha ordenado reanudar el trabajo por orden ejecutiva. La iglesia latina y muchas de nuestras iglesias multiétnicas están compuestas por muchos miembros migrantes y marginados que son la iglesia.

Estas personas ejemplifican lo que significa servir a los demás a través de sus vocaciones. No son libres de servir bienes de consumo a través de reuniones por Zoom, sino que están poniendo sus vidas en riesgo. Se reúnen para servir y poner las necesidades de los demás en primer lugar. ¿Puede la comunidad cristiana más amplia seguir su ejemplo? ¿O utilizaremos a los más vulnerables entre nosotros, a nuestro pueblo, para obligar a las autoridades gubernamentales a ceder y permitir que nos reunamos oficialmente?

Necesitamos reorientar nuestra comprensión de la libertad y hacer que las iglesias sean realmente esenciales de nuevo. Necesitamos nuevas formas de pensar sobre lo que significa hacer que nuestra iglesia sea visible para nuestros líderes civiles. Necesitamos una lluvia de ideas creativas de lo que significa reunirnos el uno para el otro. No podemos volver a la iglesia como siempre, pensando que luchar por la libertad de reunión ejemplifica lo que significa ser una iglesia. No es así como debemos usar la libertad que nos ha dado Cristo. La libertad de Cristo no se encuentra en aquellos que quieren caminar sin mascarillas faciales, sobrecargar a nuestros trabajadores de servicios médicos al no lavarse las manos, o abrir iglesias sin medidas sociales de distanciamiento y propagar la enfermedad. La iglesia no es un lugar únicamente para la pertenencia social. Es la iglesia porque su identidad imita a Cristo, quien utilizó su propia libertad y vida para servir a los demás, especialmente a los más vulnerables. Esta sería la libertad a la que Pablo hace referencia: la libertad de anteponer las necesidades del otro a las mías.

Rodolfo Galvan Estrada III es director de investigación institucional y profesor adjunto del Nuevo Testamento en el Seminario Teológico Fuller. Su libro más reciente es A Pneumatology of Race in the Gospel of Johnla raza en el Evangelio de Juan.

Traducido por Livia Giselle Seidel

What do you think of this translation? Want to see CT do more? Interested in helping us improve the quality and quantity? Share your feedback here.

News

Fallece Joyce Lin, piloto misionera, mientras transportaba suministros para aliviar la crisis por coronavirus

La estadounidense se accidentó algunos meses después de que comenzó a volar en Indonesia.

MAF pilot Joyce Lin

MAF pilot Joyce Lin

Christianity Today May 15, 2020
Courtesy of Mission Aviation Fellowship

Una piloto misionera estadounidense murió a los 40 años de edad en un accidente aéreo el pasado martes 12 de mayo en Indonesia, mientras transportaba suministros a aldeas remotas de ese país para aliviar la crisis por COVID-19.

Joyce Lin, piloto de la Asociación Misionera de Aviación [Mission Aviation Fellowship, en adelante MAF por sus siglas en inglés], transportaba kits de prueba rápida, así como útiles escolares a una aldea de Papúa, la provincia del extremo este de la cadena insular. Despegó de la ciudad de Sentani a las 6:27 a.m. y dos minutos más tarde hizo una llamada de socorro, dijo el portavoz de la MAF, Brad Hoagland. Un equipo de búsqueda y rescate encontró que su avión Kodiak 100 se había estrellado contra el lago Sentani, y recuperó su cuerpo unos 40 pies (12 m.) bajo el agua, según la policía local.

Lin era una experimentada piloto e instructora certificada de vuelo. Completó su primer vuelo en solitario para la MAF en marzo. Fue aprobada para volar a 20 aldeas (de un total de 150 aldeas atendidas por la MAF), y lideró el esfuerzo para adquirir jabón para misioneros y socorristas expuestos a la amenaza del coronavirus. También transportaba medicinas, pruebas de COVID-19 y equipo de protección personal para ser distribuidos en toda la región.

“Tenemos una profunda sensación de pérdida, pero también una gran sensación de consuelo, porque Joyce estaba haciendo lo que amaba hacer y fue fiel al llamado de Dios en su vida”, dijo David Holsten, presidente de la MAF a Christianity Today. “Ella dio su vida sirviendo al Señor de una manera que realmente tenía un impacto en la vida de otros”.

La MAF no ha tenido un accidente fatal en 23 años, dijo Holsten. Las autoridades de aviación civil están investigando la causa del accidente. No había otros pasajeros a bordo debido a las restricciones de vuelo por el coronavirus, según Hoagland. Los viajes siguen restringidos en Indonesia, pero la MAF tiene permiso para volar con carga, y también para transportar personas en emergencias médicas.

Graduada del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y del Seminario Teológico Gordon-Conwell, Lin había planeado y entrenado durante una década para convertirse en piloto misionera. Realizó su primer internado con la MAF en 2010, obtuvo su licencia comercial en 2015 y se mudó a Papúa en 2019.

“Se sintió increíble aterrizar el Kodiak por mi cuenta por primera vez”, escribió en una carta para recaudar fondos en diciembre. “Este ha sido mi avión de ensueño desde que me enteré de la aviación misionera. Aterricé el Kodiak tanto en pistas de aterrizaje pavimentadas como sin pavimentar y practiqué procedimientos de emergencia”.

Lin se crió en los estados de Colorado y Maryland en los Estados Unidos, hija de inmigrantes cristianos taiwaneses. Se convirtió en cristiana cuando aún era una niña a través de un programa de evangelismo en una iglesia cristiana local. Después de obtener un título en Ciencias de la Computación por el MIT y de trabajar en Tecnologías de la Información durante una década, Lin sintió el llamado al ministerio. En Gordon-Conwell, descubrió la aviación misionera: un trabajo que combinaba su interés en la aviación, sus habilidades informáticas y su llamado al servicio cristiano.

Inmediatamente se sintió convencida del llamado de Dios y reorientó su vida en torno a la meta de convertirse en piloto misionera. Además de volar con suministros para misioneros y trabajadores de ayuda humanitaria en Papúa, ayudó a establecer y mantener un sistema informático para darles acceso a Internet.

En diciembre, Lin defendió la obra de los misioneros en una carta a sus amigos y familiares en los Estados Unidos.

“Antes de que nadie se oponga a que los cristianos o los occidentales cambien la forma en que viven otras personas”, escribió, “es importante saber que Papúa no era un paraíso tropical antes de la llegada de los misioneros cristianos. Las tribus de Papúa vivían para matarse unas a otras… La gente vivía con miedo constante de otras tribus, así como con temor del mundo de los espíritus”.

En uno de sus primeros vuelos para la MAF, Lin tuvo que desviarse a Wamena, la ciudad más grande de las tierras altas de Papúa, debido al mal clima. En el aeropuerto, encontró a una mujer esperando un vuelo de evacuación porque necesitaba una cirugía de emergencia. Todos los vuelos habían sido cancelados debido al COVID-19, pero a Lin le fue permitido llevar a la mujer a Sentani.

Lin vio esto como evidencia de que Dios la estaba usando.

“Hay un verso famoso que a los cristianos les gusta citar de Romanos 8:28”, escribió, “que dice que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito. Al mirar hacia atrás en mi vida, ha sido genial ver las muchas maneras en que este versículo ha probado ser verdad en mi llamado a servir en Indonesia”.

El martes, un pequeño arreglo de rosas rojas fue colocado en la pista en el pueblo de las tierras altas donde Lin estaba programada para aterrizar. “Piloto Joyce Lin”, decía una tarjeta, “hasta que nos volvamos a ver”.

A Lin le sobreviven sus padres y sus dos hermanas.

Traducido por Livia Giselle Seidel

What do you think of this translation? Interested in helping us improve the quality and quantity? Share your feedback here.

You can also read or share this article in English, Indonesian, Chinese (Simplified or Traditional), Korean, Portuguese, French, and Spanish.

You can now follow articles like this on our new Telegram channel. Come join us!

Cuando su iglesia vuelva a abrir sus puertas: Una guía sobre cómo reunirse de forma segura

Un experto mundial en salud sugiere un plan en fases para las congregaciones que van a comenzar a reunirse nuevamente en medio de esta pandemia.

Christianity Today May 7, 2020
Illustration by Mallory Rentsch / Source Images: Anshu A / Unsplash / WikiMedia Commons / MirageC / Getty Images

Nota del editor: Una versión anterior de este artículo daba a entender que la gente no debe cantar durante las reuniones. La sugerencia es utilizar mascarillas de protección, tanto para cantar como para hablar. Ver tabla actualizada para mayor información.

Los últimos cuatro meses han sido un período extraordinario para el mundo. La propagación de una nueva enfermedad por coronavirus nombrada oficialmente COVID-19, escaló a nivel mundial. Son comunes las imágenes de salas de emergencias saturadas, de pacientes de cuidados intensivos auxiliados por respiradores, y de familias en duelo por la pérdida de sus seres queridos. Para limitar la propagación de este virus, la mayoría de los gobiernos tuvieron que implementar órdenes estrictas de permanecer en casa. Este tipo de regulación fue necesaria porque muchos países simplemente no estaban preparados para la rápida propagación de este virus. De no haberse tomado tales medidas, las infecciones habrían aumentado al punto de desbordar los sistemas de salud y el número de muertes se habría incrementado rápidamente.

Durante este período, iglesias en todo el país han cancelando sus servicios presenciales. Al igual que con muchas otras acciones preventivas, es posible que nunca sepamos cómo esto ha limitado la propagación del virus; sin embargo, estoy convencido de que esto ha evitado muchas infecciones y muertes entre los congregantes, sus familiares y amigos.

Ahora, mientras algunos estados están flexibilizando las órdenes de estancia en casa y otros están planeando prolongar las restricciones por un poco más de tiempo, nuestras iglesias se enfrentan a decisiones difíciles: cuándo reanudar las reuniones presenciales y cómo llevar a cabo los ministerios con seguridad cuando se reanuden.

En este artículo, propongo que el camino a seguir sea adoptar un enfoque paso a paso que ayude a la iglesia a vivir su llamamiento misional, a satisfacer las necesidades de sus congregantes y a proteger la salud de quienes están en la iglesia y en nuestras comunidades.

Nota: Las iglesias en otras partes del mundo se enfrentan a los mismos desafíos de cuándo y cómo reanudar las reuniones presenciales a medida que se reducen las órdenes de estancia en casa ordenadas por el gobierno. El enfoque descrito aquí es aplicable a la mayoría de los países fuera de los EE.UU., aunque siempre hay una necesidad de adaptación local. El plan paso a paso descrito no es costoso ni difícil de implementar y puede ayudar a garantizar un entorno seguro para los congregantes de las iglesias.

Decisiones difíciles sobre cuándo y cómo reanudar las reuniones

La decisión de reanudar las reuniones presenciales es más difícil que la decisión inicial de suspenderlos. Cuando comenzó la pandemia, la gente temía a lo desconocido y las iglesias tuvieron que seguir las restricciones gubernamentales de evitar reuniones masivas. Pero después de seis o más semanas de órdenes de estancia en casa, las solicitudes de seguro de desempleo se están acumulando, la gente se está poniendo nerviosa en sus hogares, y muchos empiezan a demandar a sus gobiernos que relajen las restricciones.

A pesar de que los expertos en salud pública advierten que el país carece de pruebas suficientes, de capacidad de rastreo de contactos y de los espacios de cuarentena necesarios para mantener la pandemia bajo control, algunos estados están flexibilizando sus restricciones y permitiendo que negocios "no esenciales" vuelvan a abrir. Muchos gobiernos estatales no están trabajando de forma colaborativa, los líderes gubernamentales a nivel nacional y estatal están enviando mensajes mixtos, y con las elecciones que se avecinan, estas decisiones fundamentales se están politizando.

Con voces tan diversas, ¿cómo deben las iglesias decidir qué hacer en sus circunstancias específicas?

Ahora más que nunca, creo que tenemos que apagar el ruido que nos rodea y escuchar la voz de Dios en este momento crítico.

Nuestras guías para la toma de decisiones

Para discernir el llamado de Dios para las iglesias locales para las cuales estoy sirviendo como consejero, he confiado en dos guías fundamentales: verdades bíblicas y conocimiento científico. Ambas nos han sido dadas por Dios como ayuda para estos tiempos de prueba.

El Gran Mandamiento dice: "Ama al Señor tu Dios… y ama a tu prójimo como a ti mismo." Durante esta pandemia, expresamos amor propio al protegernos a nosotros mismos de la infección. Del mismo modo, una de las formas de expresar el amor por nuestro prójimo es proteger a otros de la infección.

Sin embargo, aun cuando nos concentramos en prevenir la propagación de la enfermedad, hay necesidades espirituales, emocionales y sociales que no debemos descuidar, ni en nosotros mismos ni en los demás. Durante este período de distanciamiento social, tal vez sea aún más importante que nuestras iglesias atiendan estas necesidades.

Como discípulos de Cristo, dichas necesidades se satisfacen al vivir nuestro llamado a adorar, orar, alentar, testificar, discipular y servir; sin embargo, ahora debemos hacerlo de tal forma que minimicemos el riesgo de contagio. Por lo tanto, necesitamos utilizar el conocimiento científico sobre este virus para prevenir su propagación en nuestras iglesias.

Conocimiento científico reciente sobre la enfermedad COVID-19

Con las mejores mentes en el mundo trabajando en la investigación de la enfermedad COVID-19, hay un constante crecimiento en el conocimiento científico sobre el virus que la causa [SARS-CoV-2]. También estamos acumulando lecciones de muchos países sobre lo que verdaderamente está funcionando para controlar la propagación de la enfermedad. Algunas de estas ideas recientes son particularmente relevantes para que la iglesia analice opciones sobre cómo reanudar las reuniones presenciales.

En primer lugar, tenemos una mejor comprensión sobre cómo se propaga el virus

Contrario a nuestro entendimiento inicial, ahora sabemos que este virus puede transmitirse antes de que una persona desarrolle síntomas. Esto explica por qué el virus se propaga tan fácil y sigilosamente, y complica enormemente los esfuerzos para contener su propagación.

También sabemos que no todas las personas infectadas infectarán a otra persona. Se necesitan otros factores para facilitar la transmisión, entre los que se encuentran:

  • Infecciosidad de un paciente enfermo con COVID-19
  • Acciones que aumentan la liberación de gotas respiratorias y aerosoles en el aire circundante
  • Cercanía con una persona infectada (dentro de una distancia igual o menor a 6 pies o 2 metros aprox.)
  • Ambientes cerrados con ventilación limitada al exterior
  • Cantidad de tiempo que se pasa con una persona infectada
  • Tipo de red social; por ejemplo, contacto intergeneracional

Cuanto más estén presentes estos factores, mayor será el riesgo de transmisión; pero cuando logramos reducir estos factores de manera eficaz, el riesgo de transmisión baja considerablemente. (véase el Cuadro 1 abajo).

Cada vez hay más evidencia de que las personas más jóvenes y los niños son menos susceptibles al virus que causa la COVID-19. Los niños también son menos propensos a mostrar síntomas cuando están infectados. Sin embargo, la cantidad de virus que albergan y su capacidad de propagarlos a otros no parecen ser diferentes. Debido a que las personas mayores son más susceptibles a esta enfermedad, la implicación es que el contacto intergeneracional debe minimizarse para reducir la transmisión de este virus.

En segundo lugar, sabemos mucho más sobre los efectos nocivos de la COVID-19

Inicialmente, la mayor parte de la atención sobre el peligro de esta enfermedad se centró en los ancianos porque tienen una tasa de mortalidad mucho mayor. Luego aprendimos que los adultos jóvenes con enfermedades crónicas comunes como hipertensión y diabetes también tienen un mayor riesgo de complicaciones graves. De hecho, casi el 60% de los ingresos hospitalarios por la enfermedad COVID-19 en los Estados Unidos son personas menores de 65 años.

Un estudio reciente informó que el 45% de los adultos estadounidenses tienen factores de riesgo que los hacen más vulnerables a complicaciones graves de la COVID-19. Debido a que los asistentes a nuestras iglesias son en promedio mayores que la población general, una proporción aún mayor de congregantes de la iglesia está en riesgo de complicaciones graves por esta enfermedad.

En tercer lugar, tenemos una mejor comprensión de qué medidas de control funcionan

Las realización de pruebas para el virus, el rastreo de aquellas personas con quienes estuvieron en contacto (en adelante referidas como "contactos") y la cuarentena de personas infectadas y de sus contactos, son medidas que en sí mismas pueden abatir la epidemia de COVID-19, aún sin un programa de cierre total de los países. Sin embargo, estas medidas deben tomarse de manera muy rápida y eficaz. Corea del Sur y Taiwán han hecho esto. Las pruebas del virus se realizan dentro de los primeros 2 o 3 días en que la persona muestra síntomas, y tanto el paciente como la mayoría de sus contactos son puestos en cuarentena de manera efectiva. Esto ha funcionado porque Corea del Sur y Taiwán tienen un cuadro bien entrenado de rastreadores de contactos, así como un sistema de vigilancia electrónica para localizar rápidamente a los contactos e implementar la cuarentena.

Hay buena evidencia de que el uso de una mascarilla facial reduce sustancialmente la liberación de gotas respiratorias y aerosoles en el aire circundante, incluso cuando una persona tose o grita. El principal beneficio del uso de una mascarilla facial es reducir la propagación del virus proveniente de la fuente de infección, es decir, de una persona infectada. Las mascarillas también proveen una protección limitada para evitar que una persona susceptible contraiga la infección. Las mascarillas caseras son menos eficaces que las mascarillas quirúrgicas, pero siguen siendo efectivas. Además, usar una mascarilla facial evita que una persona infectada se frote la nariz y luego deposite virus en las superficies que toca.

En cuarto lugar, los expertos coinciden en que la enfermedad COVID-19 estará en los Estados Unidos en el futuro previsible con niveles fluctuantes de infección en la comunidad

Varios estados han comenzado a retirar las órdenes de estancia en casa a pesar de que las cifras de enfermos de COVID-19 siguen siendo altas, o apenas han comenzado a declinar. Es muy probable que esto dé lugar a un incremento en la transmisión del virus. Dicho incremento se puede mitigar mediante pruebas exhaustivas, seguimiento eficaz de contactos y cuarentena de los mismos. Sin embargo, ningún estado tiene todavía la capacidad de prueba y el personal capacitado para llevar a cabo un rastreo y cuarentena eficaces de las personas que estuvieron en contacto con un enfermo.

Luego está el desafío de que la COVID-19 se propague de un estado a otro. Mientras una parte del país tenga una epidemia mal controlada, los estados que han reducido significativamente sus casos de pandemia seguirán siendo vulnerables a la propagación de la enfermedad al recibir personas contagiadas de otros estados.

Aplicar conocimientos científicos recientes para desarrollar un plan

Al considerar la decisión de reanudar las reuniones presenciales, primero debemos reconocer que la iglesia es un entorno de alto riesgo para la transmisión de esta enfermedad. Las actividades cotidianas de las iglesias contienen múltiples factores que facilitan la transmisión del virus por aire (ver Tabla 1 a continuación), y nuestros congregantes corren un mayor riesgo de complicaciones graves de la enfermedad COVID-19. Por lo tanto, las iglesias deben tener un plan claro sobre cuándo y cómo reanudar las reuniones presenciales. Este plan debe lograr lo siguiente:

  • Mitigar el riesgo de transmisión de la COVID-19 en el aire durante las actividades de la iglesia. (Véase la tabla a continuación)
  • Tener la capacidad de incrementar y/o reducir las actividades de la iglesia de acuerdo a cómo la infección se incremente o se reduzca en la comunidad.
  • Ser capaz de identificar rápidamente a las personas que estuvieron en contacto con una persona infectada, y ayudar a rastrearlos, de ser necesario.
  • Reanudar las actividades presenciales de la iglesia sólo cuando haya clara evidencia de un nivel de infección decreciente y bajo en la comunidad.
https://datawrapper.dwcdn.net/

Un enfoque paso a paso para reanudar las reuniones presenciales

He desarrollado un plan de 4 pasos con actividades modificadas que nuestras iglesias pueden usar. Este plan paso a paso contiene actividades que pueden incrementarse o disminuirse dependiendo del nivel de infección en la comunidad.

Durante esta pandemia, el plan tiene como objetivo ayudar a nuestras iglesias a:

  • Vivir nuestro llamamiento a las misiones.
  • Satisfacer nuestras necesidades sociales, emocionales y espirituales.
  • Proporcionar protección contra la COVID-19.
  • Apoyar el esfuerzo más amplio para contener la enfermedad.

Al adaptar este plan a su iglesia, es muy importante adherirse a las directrices del gobierno local; por lo tanto, el número de personas permitidas para reunirse en el plan que usted elabore para su iglesia puede diferir del plan aquí presentado debido a las regulaciones locales. Las actividades en el mismo paso están destinadas a ser implementadas en aproximadamente el mismo nivel de infección en la comunidad.La tabla solo incluye algunas de las actividades más comunes de la iglesia. Al tomar decisiones sobre cómo se pueden llevar a cabo otras actividades de forma segura, tenga en cuenta los factores del Cuadro 1 y dónde deben colocarse las actividades modificadas en el Cuadro 2.

https://datawrapper.dwcdn.net/

Vivir nuestro llamado a las misiones a través de reuniones en grupos pequeños

A medida que se flexibilizan las órdenes de estancia en el hogar, con frecuencia se permitirá reunirse en grupos pequeños, también conocidos como células. Por lo tanto, este tipo de reuniones deben ser la primera actividad que se implemente. Debemos estar entusiasmados con esto, porque las reuniones de grupos pequeños son una manera maravillosa de vivir el llamado de Dios. En grupos pequeños podemos construir relaciones más profundas, crecer en la Palabra de Dios, fomentar un ambiente más seguro para la mutua rendición de cuentas, y alentarnos unos a otros al amor y a las buenas obras. Estos grupos incluso tienen la capacidad de alcanzar a muchos que en circunstancias normales no querrían entrar en un edificio de iglesia, pero que sí aceptarían una invitación a un hogar. También pueden ser útiles como un tiempo de preparación previo a la reanudación de los servicios de adoración presenciales. Los grupos pequeños pueden reunirse cada semana para la adoración mientras se espera la reanudación de los servicios presenciales de mayor tamaño.

Al igual que los cristianos perseguidos en Hechos 8, que fueron esparcidos más allá de Jerusalén, nuestros ministerios han sido esparcidos también, y obligados a salir del confinamiento de nuestro edificio de la iglesia. Al construir grupos pequeños fuertes en nuestras comunidades, y organizarnos alrededor de ellos para el eventual regreso a las actividades normales, estamos construyendo una base sólida y flexible para el ministerio de la iglesia.

El riesgo de transmisión del virus en estos grupos es bajo, y puede reducirse aún más manteniendo a los mismos miembros en cada grupo y dentro del mismo grupo de edad. Cuando la infección en la comunidad sigue siendo alta, el uso de mascarillas faciales proporciona una capa adicional de protección. Debido a que los miembros se conocen, pueden informarse rápidamente entre sí si una persona desarrolla síntomas similares a los de la enfermedad COVID-19. Esto facilitará la rápida decisión de ponerse en cuarentena por parte de otros miembros del grupo.

Satisfacer nuestras necesidades sociales, emocionales y espirituales

Todos necesitamos contacto humano, pero en ocasiones este contacto se siente superficial. Esta pandemia nos está ofreciendo la oportunidad de construir relaciones más profundas. Para reducir el riesgo de infección, debemos reducir el número de personas con las que estamos en contacto; sin embargo, reunirnos con las mismas personas todo el tiempo y reunirnos sólo con personas de nuestro grupo de edad también reduce el riesgo de infección.

Imagine la estrategia como la creación de pequeñas burbujas de seguridad en toda la iglesia. Cuantos más congregantes permanezcan dentro de su burbuja, más seguros estarán todos en la congregación durante el tiempo que permanezca la infección en la comunidad. Reunirnos con personas que están pasando por la misma etapa de la vida por la que nosotros estamos pasando, también puede satisfacer mejor nuestras necesidades sociales, emocionales y espirituales.

Proporcionar protección contra la COVID-19

Cuando las reuniones presenciales en la iglesia se reanuden, es esencial observar una distancia física de al menos 6 pies o 2 metros. Aunque el distanciamiento físico generalmente se guarda a nivel individual, es importante resaltar que también es posible guardarlo al nivel de unidades sociales. Por ejemplo, aquellas personas que viven juntas representan una unidad social y, por tanto, no necesitan ser separados físicamente entre sí en la iglesia. Como unidad, más bien deben separarse físicamente de otras unidades sociales.

El uso de la mascarilla facial puede ser muy útil. Debido a que cualquiera que entre en nuestra iglesia podría ser un portador asintomático, solicitar el uso de mascarillas para todos los que entren en la iglesia puede contribuir a reducir la propagación del virus. Se recomienda solicitar el uso generalizado de mascarillas. Esto elimina el estigma sobre el uso de las mismas, y usa la presión social para que todos las usen.

Debido a que el uso de mascarillas faciales, especialmente las caseras, no impedirá toda transmisión, el uso de las mismas no debe reemplazar la implementación de otros enfoques para mitigar la propagación de COVID-19. Debido a que el método de distanciamiento físico generalmente no es práctico para reuniones de grupos pequeños en un hogar, el uso de mascarillas faciales en dichas reuniones resulta fundamental durante el periodo de tiempo en el que todavía haya un alto nivel de infección en la comunidad.

Apoyando el esfuerzo más amplio para contener la COVID-19

Debido a que todo parece indicar que esta enfermedad estará con nosotros en el futuro previsible, la transmisión de este virus podría ocurrir durante la reanudación de las actividades presenciales de la iglesia. Por lo tanto y pensando en la seguridad de toda la congregación, así como de sus amigos y vecinos, las iglesias deben estar preparadas para ayudar a los departamentos de salud pública a identificar y encontrar a los contactos de las personas infectadas.

Al trabajar con el departamento local de salud pública, la primera tarea es identificar rápidamente a todas las personas que estuvieron en contacto con un paciente infectado cuando éste asistió a la iglesia. Por lo tanto, las iglesias deben estar preparadas para notificar rápidamente a dichas personas para que puedan ponerse en cuarentena y solicitar una prueba de COVID-19. De esta manera, incluso si estos contactos ya habían sido infectados, cualquier transmisión posterior puede ser minimizada.

Recuerde, la velocidad es esencial cuando se trata de la identificación de contactos y el rastreo de los mismos.

Por lo tanto, su iglesia debe establecer un sistema para recopilar información sobre todos los participantes. A continuación se presentan algunas sugerencias para hacer esto:

  • Mantenga un registro de dónde se sienta cada persona. Asigne un número de asiento y fila (o número de mesa, en su caso) en todas sus salas de reuniones.
  • Registre a todas las personas que entren en una reunión. Registre su nombre, información de contacto y el número del lugar donde se sentaron. Sólo es necesario registrar a una persona por hogar, pero debe enumerar el número de personas en su grupo.
  • Mantenga el registro durante al menos 3 semanas.
  • Asigne a una persona de la iglesia como responsable de mantener el registro de la reunión, mantenerse en contacto con el departamento de salud pública y ayudar a identificar contactos y notificarlos en caso de ser necesario.

Decisión sobre cuándo pasar a las diferentes fases

Tal vez el aspecto más difícil de usar este enfoque paso a paso es la decisión de cuándo pasar de un paso a otro, ya sea para incrementar o reducir las actividades de la iglesia.

Hay muchos factores a considerar. Recientemente, leí esta declaración: el gobierno no puede abrir la economía, la gente tiene que hacerlo. De la misma manera, las iglesias no pueden reanudar las reuniones presenciales: la gente tiene que hacerlo. Por lo tanto, uno de los factores más importantes a considerar son las necesidades de los miembros de nuestra iglesia. Cuando existe una necesidad real que se satisface mejor o que sólo puede satisfacerse cara a cara, debemos buscar formas de reanudar los servicios presenciales más rápidamente.

Sin embargo, recomiendo con especial insistencia que cada iglesia estudie primero el nivel de contagios por COVID-19 en su comunidad. Si el nivel de infección está a la alza, o sigue siendo muy alto, no debemos contemplar la reanudación de las reuniones presenciales. Pero si el nivel de infección va a la baja, o es bajo, entonces es seguro pasar al paso 1 de nuestro plan.

Específicamente, sería ideal ver una tendencia constante a la baja en el número de casos y muertes por COVID-19 durante al menos 3 semanas antes de considerar el paso 1 de este plan. Pero la tendencia a la baja no es suficiente, también debemos tener bajos niveles de infección. Aquí es donde la situación se complica, ya que si no se están realizando pruebas exhaustivas, no sabemos con certeza el verdadero número de infecciones en nuestras comunidades. Hasta que el número de pruebas aumente considerablemente, sólo podemos hacer una suposición basada en el número de casos y de muertes reportadas. Pero esto es claramente problemático.

Cuando existe una tendencia a la baja y un bajo nivel de infección, podemos considerar otros factores que pueden ayudarnos a decidir cuándo reanudar las reuniones presenciales. Es importante involucrar al liderazgo de la iglesia y a la congregación general en este proceso. Tenemos que ayudar a nuestros congregantes a entender por qué y cómo estamos tomando estas decisiones.

Por ejemplo, para una población como el condado en el que yo vivo (2,2 millones de habitantes), tomando como base una disminución constante de muertes y casos de COVID-19, un conjunto de criterios a considerar podría ser el siguiente (usando la información disponible de promedios móviles durante 3 días):

  • Paso 1: Datos consistentes de <5 muertes por día durante 3 semanas consecutivas
  • Paso 2: Datos consistentes de <1 muerte por día durante 3 semanas consecutivas
  • Paso 3: Datos consistentes de <5 casos por día durante 3 semanas consecutivas
  • Paso 4: Datos consistentes de <1 caso por día durante 3 semanas consecutivas

Es importante aclarar que aún este tipo de criterios serían solamente suposiciones educadas, basadas en información y conocimientos limitados. Con el tiempo, aprenderemos más y será posible brindar mejores directivas.

Conclusión

Esta pandemia ha cambiado drásticamente nuestras vidas y ha puesto nuestro mundo de cabeza. Para muchos, esto ha sido difícil, muy difícil. Han pasado sólo un par de meses desde el inicio de esta pandemia, pero, en algunos casos, el dolor y la ansiedad para nosotros y para los que nos rodean son muy reales.

Para nuestras iglesias, las decisiones inmediatas son cuándo reanudar las reuniones presenciales y cómo hacerlo de forma segura. Para ayudar con estas decisiones, he utilizado las verdades bíblicas y el conocimiento científico disponible como guías para desarrollar un enfoque paso a paso.

Para terminar, quisiera traer a la memoria una certeza. La pandemia de COVID-19 en su forma actual pasará. Un día miraremos hacia atrás y veremos claramente que Dios estaba con nosotros y que estaba trabajando en medio de nosotros para bien. Sabiendo esto, podemos dirigirnos a Él hoy y pedirle que nos dé el discernimiento, la compasión y la fe para dirigir nuestras iglesias en este tiempo.

Mi oración es que este artículo ayude a su iglesia a vivir su llamado, a satisfacer las necesidades de sus congregantes y a proteger la salud de los miembros de su iglesia y comunidad en este tiempo crítico.

Daniel Chin es un médico con 25 años de experiencia en salud pública global, especializado en medicina pulmonar, cuidados críticos y epidemiología. En 2003, dirigió gran parte del proyecto de la OMS para detener la epidemia del SARS en China.

What do you think of this translation? Want to see CT do more? Interested in helping us improve the quality and quantity? Share your feedback here.

You can also now follow articles like this on our new Telegram channel. Come join us!

Theology

La pandemia por coronavirus exige el renacimiento del verdadero pentecostalismo

A pesar de los fracasos, la teología llena del Espíritu Santo puede mostrarnos cómo responder a la pandemia.

Christianity Today May 1, 2020
Illustration by Mallory Rentsch / Source Images: Granger Wootz / Halfpoint / Getty Images / Tina Vanderlaan / Lightstock

No es necesariamente un secreto: muchos pentecostales han respondido a la pandemia actual de maneras que son tanto bizarras como preocupantes. Estas respuestas han eclipsado la cordura y la generosidad de muchos cristianos fieles y llenos del Espíritu, a la vez que han reforzado la idea de que la teología pentecostal es fatua y barata.

Esto es desafortunado porque el pentecostalismo tiene muchos dones que ofrecer. En su esencia, se trata de una doctrina mística y profética, que nos enseña a vivir vidas profundamente saturadas de oración. La teología pentecostal nos enseña que el ministerio debe comenzar y terminar en la oración. Nos enseña que debemos tener grandes expectativas sobre la obra de Dios en el mundo, y a la vez tener un profundo sentido de responsabilidad personal y comunitaria. Nos enseña a no temer lo nuevo ni idolatrar lo familiar, y que el poder divino detrás de Pentecostés es el amor de Dios revelado en la Cruz. Todas estas son verdades que la iglesia necesita en esta crisis actual.

Orar como haciendo jazz

Si sabes algo sobre el pentecostalismo, sabes de su estilo de oración. El teólogo de Harvard, Harvey Cox, lo comparó con el jazz debido a su divertida extemporaneidad y entusiasmo colaborativo. Los pentecostales creen que esta improvisación es una forma de mantener el ritmo con el Espíritu Santo. Es por eso que nuestras oraciones a menudo tienen el aroma de un avivamiento del pasado, en una carpa abierta por los costados e instalada en cualquier lugar, en cualquier momento, conforme a la guianza de Dios. La oración pentecostal se trata, en esencia, de una apertura radical a Dios, y está marcada por la disposición a ser sorprendida y a ser cambiada.

Esta apertura en la oración lleva a los pentecostales a improvisar también en otros ministerios. Cuando somos fieles a nuestro llamado, estamos dispuestos a abandonar las formas tradicionales de llevar a cabo nuestro ministerio, y a adaptarnos a las necesidades de aquellos a quienes estamos llamados a servir.

No consideramos a la iglesia un medio para un fin, ni tampoco un fin en sí misma. Por lo tanto, estamos dispuestos a olvidar formas familiares de hablar y a aprender nuevos idiomas, tanto literal como figurativamente, porque esperamos escuchar a Dios hablar de maneras que nunca podríamos haber anticipado. Esto es lo que realmente significa “hablar en lenguas”.

Siempre es difícil saber qué decir en tiempos de dolor y pérdida; pero cuando somos fieles a la sabiduría que hemos recibido, sabemos que lo que decimos a los demás debe ser moldeado ante todo por lo que nosotros le decimos a Dios en nombre de los demás. En otras palabras, el ministerio fiel siempre comienza y termina en la oración intercesora.

Aun cuando tratamos de dar buenas respuestas a las difíciles preguntas teológicas que surgen en este tiempo, nunca debemos olvidar que para que esas respuestas sean útiles, deben estar arraigadas en la oración. No se trata de una oración educada y confiada en sí misma, sino de una oración cruda e incansable, una oración que lamenta y protesta, que demanda e interroga, que suplica e invoca; una oración que es radical y confiadamente abierta a Dios delante de los demás, y abierta a los demás delante de Dios.

Creo que la iglesia necesita este tipo de apertura en medio de esta crisis. Necesitamos un “atrevimiento santo”, uno que no tenga nada que ver con vivir como si estuvieramos protegidos del daño; que no declare tener un “conocimiento secreto” sobre la voluntad de Dios, o que afirme tener poder sobre desastres y enfermedades, pero que tenga todo que ver con seguir al Espíritu Santo de Dios en las tinieblas, acompañando a los que están sufriendo y siendo Cristo para ellos.

Amar como Dios

El pentecostalismo, en su forma más pura, debe estar profundamente enfocado en la comunidad y en las misiones. Sabe que el amor a Dios no puede separarse del amor al prójimo y que la oración no puede separarse de la acción. Como observó recientemente la teóloga Lucy Peppiatt, los pentecostales no sólo creen firmemente en la participación de Dios en todos los aspectos de la vida, sino que también creen —con la misma firmeza— en el llamado a que el pueblo de Dios participe en lo que Dios está haciendo en el mundo.

Contrario de lo que algunos podrían pensar, este es un tema constante en la teología pentecostal. Daniel Castelo, profesor de teología en la Universidad del Pacífico de Seattle, argumenta, por ejemplo, que la espiritualidad pentecostal es una forma de misticismo. Esto no es un misticismo de retiro espiritual, sino de mediación e intermediación. En su reciente libro, El Espíritu y el Bien Común, Daniela Augustine, profesora de teología en la Universidad de Birmingham, enfatiza el mismo punto: “El Espíritu Santo eleva la vida humana ‘Cristificada’ como el medio visible de la gracia invisible. … De hecho, la sanación de todo el cosmos comienza desde dentro de una humanidad santa y saturada por el Espíritu”.

Todo lo anterior para decir que los ministerios pentecostales están motivados por este doble deseo: comulgar profundamente con Dios, y ver a todos los demás atraídos a la misma comunión. Este misticismo es una fuente de renovación para la iglesia.

Dale Coulter, profesor de teología histórica en la Universidad Regent, ha demostrado cómo algo similar ya ha sucedido antes, después de la peste negra en la Edad Media. Argumenta que en la presente pandemia, una vez más “los pastores y sacerdotes necesitan convertirse en directores espirituales, guiando a sus rebaños, y a la vez volviéndose por dentro para encontrar al Dios crucificado”.

La teología pentecostal nos enseña a anhelar la edad en que todo el pueblo de Dios será profeta. Pero no pensamos en la profecía como una forma de magia. Creemos que la verdadera profecía no se trata tanto de predecir el futuro, sino más bien de ver cómo Dios nos ayuda a cuidar de nuestro prójimo de la forma en que más desesperadamente lo necesitan.

La verdadera profecía nos da una idea de lo que ha sucedido y lo que está sucediendo; lo que está verdaderamente bien y verdaderamente mal en el mundo, y, de esta forma, nos permite ver e invocar un futuro mejor.

Al entrar en comunión con la pasión de Cristo en la oración, nos encontraremos conmovidos con compasión por los demás, y desearemos actuar en consecuencia. El mismo Espíritu que nos lleva a volvernos, místicamente, hacia Cristo crucificado, nos llevará a dirigirnos, proféticamente, hacia aquellos por quienes Cristo se ofreció en sacrificio. Siguiendo al Espíritu de Dios, entraremos en la oscuridad en lugar de negarla, confiando en que la luz de Dios ya está emanando desde sus profundidades con todo su esplendor. Esto es lo que significa ser profético: proclamar vida sobre huesos secos.

Bendecir a los pobres

Como pentecostal y como teólogo pentecostal, siento la necesidad de ser honesto acerca de nuestros fracasos, pasados y presentes. Sé que hay preguntas difíciles sobre la integridad y los efectos de nuestras enseñanzas y prácticas. Y sé que este no es momento para la nostalgia o el idealismo.

Pero estoy convencido de que es el momento de volver a los caminos fieles que condujeron al surgimiento de la espiritualidad y la teología pentecostales en primer lugar. Tenemos que volver a sintonizarnos con el Dios que nos dice que es un mandamiento —no un sacrificio— amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos, especialmente cuando ese prójimo no es como nosotros.

Lamentablemente, muchos pentecostales han olvidado la sabiduría de su propia tradición. En sus inicios, el pentecostalismo era un movimiento de los pobres y para los pobres. Los pobres siempre sufren peor en crisis como la que enfrentamos ahora. Por eso los pentecostales se encontraron en el centro de la epidemia de gripe española en 1918. Un siglo después, el pentecostalismo sigue siendo un movimiento de los pobres en la mayor parte del mundo.

Pero en los Estados Unidos, mucho ha cambiado. Muchos de nosotros ahora trabajamos alejados de los pobres, tanto geográfica como espiritualmente, y en gran medida estamos fuera de contacto con las necesidades materiales y espirituales de aquellos a quienes estamos llamados a servir primero. Ahora es el momento de hacer eso, y hacerlo bien. Y eso comienza con un regreso a las convicciones más profundas y verdaderas de nuestras madres y padres en la fe.

En el avivamiento en la calle Azusa, al comienzo del movimiento pentecostal, el pastor William Seymour lo dijo de esta manera: “El poder pentecostal, cuando lo resumes a su mínimo, es sólo más del amor de Dios. Si no trae más amor, es simplemente una falsificación. … El día de Pentecostés nos hace amar más a Jesús y amar más a nuestros hermanos. Nos lleva a todos a una familia común”.

Sé que hoy en día hay varias falsificaciones disponibles. Sé que hay mucho que los pentecostales han dicho que es ridículo y mucho que deberían haber dicho y no lo han hecho. Pero hay otro pentecostalismo, un pentecostalismo místico y profético, que es un don del Espíritu Santo. Y como muchos de los dones del Espíritu, se ofrece tal como lo necesitamos y de maneras que nunca podríamos haber imaginado. Este es precisamente el pentecostalismo que esta crisis exige.

Chris E. W. Green es profesor de teología en la Universidad Del Sureste (Southeastern University) y pastor en Sanctuary Church en Tulsa, Oklahoma. Su libro más reciente es Surprised by God.

Traducido por Livia Giselle Seidel

What do you think of this translation? Want to see CT do more? Interested in helping us improve the quality and quantity? Share your feedback here.

Mantuve mi distancia de los ‘infieles’ hasta que uno de ellos oró por mi familia

Cómo un hijo del Golfo Pérsico se encontró con el Hijo de Dios en un nuevo y extraño lugar.

Christianity Today April 30, 2020
Illustration by Mallory Rentsch / Source Image: Christopher Ireland

Mi historia comienza en la región del Golfo Pérsico, donde mi tribu me crió como musulmán devoto. Cuando era niño, mi padre me despertaba a las 5 de la mañana para que pudiéramos asistir a la oración de la mañana en la mezquita. Todos los días, me sentaba con mis tíos para leer y estudiar el Corán. A los 10 años ya había memorizado la mayor parte del libro, puesto que los miembros de mi familia me premiaban con 100 dólares por cada capítulo que podía recitar.

Durante mi infancia y adolescencia realizaba mis oraciones obligatorias en la mezquita, e incluso me despertaba cada noche para orar durante una hora más. Estaba orgulloso de ser tan celoso de mi fe. Quería obtener las bendiciones y el favor de Dios, así como el aprecio de mi familia.

El primer punto de inflexión importante en mi vida ocurrió cuando mi familia se mudó a un país de habla inglesa. Odiaba ese lugar. Pasamos de ser ricos a tener que dividir un apartamento de dos habitaciones entre seis miembros de la familia. Casi nadie compartía nuestra fe o cultura. Recuerdo haber tenido una conversación con mi abuela, quien me advirtió: “Ten cuidado con los infieles, y no te hagas amigo ni te asocies con ellos; son una enfermedad para la sociedad”.

En la escuela, formé un grupo islámico que trabajó agresivamente para hacer que todos a nuestro alrededor se ajustaran a nuestra religión. Exigimos que la escuela sirviera comida halal exclusivamente. Durante el Ramadán, forzábamos a otros alumnos a orar con nosotros. En una ocasión, cuando otro estudiante criticó nuestro comportamiento, un amigo musulmán lo golpeó con la cabeza, rompiéndole la nariz. Todos estábamos asombrados de que uno de nosotros hubiera tenido el valor de castigar a este infiel por su falta de respeto.

Mientras tanto, yo oraba por la muerte y destrucción de judíos y cristianos, los “ateos” que eran impuros, iguales a los cerdos y los perros, y que no debían ser tocados. Hasta este momento nunca había conocido a un cristiano, pero supuse que odiaban a los musulmanes porque estaban celosos de la grandeza del Islam. Cuando un hombre cristiano dijo que quería visitar nuestro apartamento, nos opusimos fuertemente. Temíamos que su sola presencia contaminaría tanto nuestro hogar como nuestras almas.

El consuelo del Padre

Mi primera conversación con un cristiano fue con ese mismo hombre. Vino a nuestra casa trayendo regalos: ropa para nuestra familia y un auto para mi padre. Me habló con amor y bondad. Incluso pidió orar por nosotros. Inclinando la cabeza, dijo: “Padre en los cielos, oro por tus bendiciones sobre esta familia. Muéstrales tu amor, misericordia y gracia.” Me sorprendió mucho verlo orar de esta manera mientras que yo oraba por su castigo.

Con el tiempo, formé amistades con cristianos, pero los cuestionaba sin descanso sobre su fe, con la esperanza de exponer su cristianismo como irracional. Pero a pesar de mis esfuerzos, no lograba disuadirlos de confiar en Cristo. Parte de mí admiraba su reverencia por Dios, pero seguía viendo el cristianismo como una religión de confusión y fábulas.

Mis amigos cristianos sabían que me estaba resultando difícil adaptarme a mi nueva vida, que extrañaba a mi familia y a mi antigua comunidad. Me invitaron a un servicio de su iglesia para orar y apoyarme. Al principio me negué, pero finalmente acepté ir. Al entrar en la iglesia experimenté una extraña sensación: Cuando la gente comenzó a alabar a Dios, sentí una oleada abrumadora de emoción y caí de rodillas. Me sentía indefenso y débil, pero también sentía como si alguien me estuviera asegurando que todo saldría bien. No entendía lo que estaba pasando, pero mis amigos estaban seguros de que esta sensación de consuelo había venido de Dios.

Después del servicio, recibí una Biblia y un formulario de contacto. Tenía miedo de proporcionar cualquier detalle, porque sabía que mi familia podría desconocerme si alguno de ellos descrubiese que había visitado una iglesia. Decidí tomar la Biblia y llenar el formulario con información falsa. Días después, comencé a leer el Nuevo Testamento y me enamoré del carácter de Jesús. Como musulmán, sabía de Jesús, pero no estaba familiarizado con los milagros que había realizado, ni con las afirmaciones que había hecho sobre su condición de ser el Hijo de Dios.

En cuestión de meses, había leído la Biblia en su totalidad. Después la leí unas cuantas veces más. Cuanto más leía, más veía a Dios como mi verdadero y amoroso Padre. La Palabra de Dios hablaba a todas las situaciones difíciles de mi vida, a mis muchos temores y ansiedades. Sabía que cada vez que abriera la Biblia, sentiría el consuelo de Dios.

Un día subí a mi habitación, cerré la puerta, caí sobre mi rostro y oré a Dios. Le dije que pondría mi confianza en Cristo como Señor y Salvador. Quería compartir esta decisión con mi familia, pero me aterrorizaban las repercusiones. Recuerdo haber llamado a mi tía favorita —quien era como una madre para mí. Le pregunté: “Si yo creyera en Cristo, ¿qué pensarías?” Ella respondió: “Se te darían tres oportunidades de regresar al Islam o ser ejecutado”. Después de esa conversación, decidí mantener mi fe oculta.

Empecé a despertarme todos los domingos por la mañana para asistir a la Iglesia, pero mi familia notó estas extrañas ausencias. También se dieron cuenta de que no había estado rezando o leyendo mi Corán. Cuando mi madre y mis hermanos encontraron mi Biblia, tenían pruebas de que me había convertido en cristiano. Una noche, alrededor de las 2 a.m., recibí una llamada de mi abuelo, el jefe de nuestra tribu. Mientras hablábamos de mi fe, se enojó cada vez más, y gritó: “¡Ya no eres parte de la familia! ¡Cambia tu nombre, estás muerto para nosotros!”

Le envié una imagen de la Cruz y un pasaje del Sermón del Monte: El mandato de Jesús: “Amen a sus enemigos y oren por quienes los persiguen” (Mateo 5:44). Pero esto no pareció tener poder contra su ira. Mi tío me llamó con una advertencia: “Reúne a tu familia, empaquen sus maletas y múdense de la casa”, dijo, “porque tu abuelo va a contactar grupos terroristas, y si te encuentran, matarán a cada persona en la casa”.

Soltar el orgullo

Mi familia me desconoció, y yo decidí desconocerlos también. Mi orgullo por mi nueva fe me hizo aislarme. Por lo que a mí concernía, ellos representaban el Islam y el pecado, mientras que yo representaba a Cristo y a la justicia.

Mirando hacia atrás, puedo ver que el espíritu jactancioso que había desarrollado como musulmán se había trasladado a mi nuevo cristianismo. Incluso cuando intentaba defender las doctrinas bíblicas y explicar la naturaleza de la Trinidad, lo hacía principalmente para demostrar mi superioridad espiritual. Necesitaba soltar mi orgullo para poder amar a mi familia musulmana y a mi comunidad. Me hacía falta entender que no estaba abandonando a Cristo al participar en sus eventos y celebraciones.

En 1 Corintios, Pablo escribe: “Entre los judíos me volví judío, a fin de ganarlos a ellos… Me hice todo para todos, a fin de salvar a algunos por todos los medios posibles” (9:20, 22). De su ejemplo aprendí que puedo conservar mis tradiciones y honrar a mis ancianos, y seguir siendo un seguidor de Cristo, adaptándome a la cultura árabe para alcanzar para Cristo a los que están dentro de ella. Adoptar esta mentalidad ha mejorado mi relación con mi familia, algunos de los cuales ahora han escuchado el Evangelio con corazones cálidos.

Hoy trabajo para un ministerio que comparte el amor de Dios con los musulmanes, presentando a Cristo de una manera que conecta con su origen cultural y les habla de temas que son de gran importancia para ellos: vergüenza y honor. Al igual que Pablo, “Todo esto lo hago por causa del evangelio, para participar de sus frutos” (1 Cor. 9:23).

Zaine Abd Al-Qays (un seudónimo utilizado por razones de seguridad) es el fundador de Al Haqq Ministries.

Traducido por Livia Giselle Seidel

What do you think of this translation? Want to see CT do more? Interested in helping us improve the quality and quantity? Share your feedback here.

Apple PodcastsDown ArrowDown ArrowDown Arrowarrow_left_altLeft ArrowLeft ArrowRight ArrowRight ArrowRight Arrowarrow_up_altUp ArrowUp ArrowAvailable at Amazoncaret-downCloseCloseEmailEmailExpandExpandExternalExternalFacebookfacebook-squareGiftGiftGooglegoogleGoogle KeephamburgerInstagraminstagram-squareLinkLinklinkedin-squareListenListenListenChristianity TodayCT Creative Studio Logologo_orgMegaphoneMenuMenupausePinterestPlayPlayPocketPodcastRSSRSSSaveSaveSaveSearchSearchsearchSpotifyStitcherTelegramTable of ContentsTable of Contentstwitter-squareWhatsAppXYouTubeYouTube