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Cientos de pastores rusos se oponen a la guerra en Ucrania

Los evangélicos ucranianos exigen más Bonhoeffers, mientras los evangélicos rusos debaten si la protesta pública contra Putin puede lograr más que la oración.

Una mujer sostiene una pancarta que dice «Detengan la guerra» en el centro de Moscú durante una protesta en contra de la invasión a Ucrania el 3 de marzo de 2022.

Una mujer sostiene una pancarta que dice «Detengan la guerra» en el centro de Moscú durante una protesta en contra de la invasión a Ucrania el 3 de marzo de 2022.

Christianity Today March 5, 2022
Contributor / AFP / Getty Images

Los evangélicos ucranianos han tenido suficiente.

Agotados tras una semana de guerra, han escuchado numerosas oraciones por la paz pronunciadas por sus colegas rusos. Pero no han oído palabras de condenación.

«Sus asociaciones han felicitado a Putin, dando gracias por la libertad de creencias», dijo Taras Dyatlik, director regional para Europa del Este y Asia Central del Overseas Council. «Ha llegado el momento de hacer uso de esa libertad».

Dado que Kyiv, Kharkiv, Kherson y otras ciudades han sufrido ataques con misiles, la Organización de las Naciones Unidas ha informado de la muerte de más de 200 civiles. El Servicio Estatal de Emergencias de Ucrania informó de más de 2000. El número de bajas militares continúa en debate mientras ambas naciones afirman haber causado miles de muertes en las filas del enemigo.

Pero en lugar de centrarse en los números, Dyatlik, quien coordina una red regional de docenas de seminarios protestantes, recurrió a la Biblia.

«Acuérdense de Mardoqueo y Ester», escribió el 1 de marzo en una carta abierta [enlaces en inglés]. «No sean como Josafat, que se alió con Acab y guardó silencio cuando Dios habló por medio del profeta Micaías».

Dyatlik acusó a sus colegas rusos de aceptar la retórica nacional, primero en 2014, cuando las fuerzas respaldadas por Rusia invadieron la región oriental de Donbas, y nuevamente hoy. Pero «rogando de rodillas», aprovechó su reputación con los líderes de las asociaciones evangélicas de Rusia, al tiempo que reconocía su difícil situación.

«Ustedes temen la cárcel», dijo. «[Pero] no sean fieles a Putin. Sean fieles al cuerpo de Cristo».

Las enmiendas recientemente aprobadas al código penal ruso establecen una sentencia de prisión de hasta 15 años por afirmaciones «falsas» sobre la violencia en Ucrania, mientras las autoridades reprimen a los rusos que llaman «guerra» a la «operación militar».

Desacreditar a las fuerzas armadas ahora puede resultar en una sentencia de 3 años; llamar a mítines contra la guerra podría merecer cinco años. Dependiendo del nivel de severidad, los cristianos y otros ciudadanos rusos se arriesgan a recibir multas y trabajo forzado.

Dyatlik no fue el único que expresó su frustración. Pero en lugar de basarse en las Escrituras, su colega Valerii Antoniuk apeló a la historia.

«¿Dónde están tus Bonhoeffers? ¿Dónde están tus Barths?», preguntó el líder de la Unión Ucraniana de Iglesias de Cristianos Bautistas Evangélicos. «Su silencio ahora es la sangre y las lágrimas de los niños, las madres y los soldados ucranianos: eso está en sus manos».

Mientras tanto, Pavel Kuznetsov simplemente quiere que se use la palabra correcta: ley o no ley.

«Muchos creyentes en Rusia están orando por la “situación” en Ucrania. La situación se llama GUERRA», escribió en Facebook el pastor de la iglesia Palabra de Vida en Boyarka, 24 km (15 millas) al suroeste de Kyiv. «Y cuando vuelvas a orar, dile a Dios que esto es una guerra y que nos están matando aquí».

Al momento de la publicación, más de 300 evangélicos rusos habrían recibido el mensaje.

«Ha llegado el momento en que cada uno de nosotros debe llamar a las cosas por su nombre, mientras todavía tenemos la oportunidad de escapar del castigo de arriba y evitar el colapso de nuestro país», decía una carta abierta [enlace en ruso] firmada por un grupo de pastores rusos y otros líderes protestantes. «¡Hacemos un llamado a las autoridades de nuestro país para que detengan este derramamiento de sangre sin sentido!».

Su mensaje también era bíblico.

Citaba Jeremías 18:7–8 al decir que la nación que se arrepienta de su maldad será perdonada.

Hacía referencia a Caín cometiendo el pecado de fratricidio contra su hermano Abel.

Y exhortó a su nación a implementar las palabras de Jesús: «Vuelve tu espada a su sitio, porque todos los que tomen la espada, a espada perecerán» (Mateo 26:52, NBLA).

Dyatlik recibió la declaración con gran alegría, pero también con ferviente oración.

«Literalmente están arriesgando sus vidas», dijo. «Pero muestran su amor al Señor y a su cuerpo: somos uno en el Espíritu».

La carta abierta está disponible [enlace en ruso] en el sitio web de Mirt Publishing House, una pequeña editorial evangélica en San Petersburgo, y está firmada principalmente por bautistas y pentecostales rusos afiliados a iglesias o seminarios en Moscú, San Petersburgo y otras 40 ciudades más.

[Nota del editor: La petición fue inhabilitada tras reunir 400 firmas en dos días.]

«Este es un paso extraordinariamente valiente en comparación con la timidez evangélica anterior bajo Putin», dijo Mark Elliott, editor emérito de East-West Church Report, una revista que durante 29 años ha estado enfocada a explicar el cristianismo euroasiático a los cristianos en Occidente. «Estoy asombrado y animado de que estas valientes personas estén defendiendo a Ucrania. Sufrirán por esto a menos que Putin sea destronado. Señor, ten piedad».

«La carta no es una reacción típica de los protestantes rusos. Mantenerse alejado de la política ha sido su postura principal durante décadas», dijo Andrey Shirin, profesor de un seminario bautista en Virginia nacido en Rusia. «Han sido acusados ​​rutinariamente por las autoridades soviéticas de ser antigubernamentales. En respuesta, dijeron que ellos eran creyentes, no políticos».

«Muchos protestantes rusos mantienen esta postura en el conflicto actual», dijo. «Pero algunos desean una mayor participación social, y la tragedia que se desarrolla en Ucrania ha tocado una fibra sensible».

Sin embargo, un cosignatario rechazó la expectativa de que todos los cristianos rusos deban hacer lo mismo.

Alexey Markevich, uno de los nueve protestantes rusos que firmaron oficialmente la carta antes de que circulara públicamente, dijo que no todos deben ser Bonhoeffers.

«El primer llamado de la iglesia es la proclamación de la Palabra de Dios… [y] esta proclamación ocurre de muchas maneras diferentes: los pastores predican, los teólogos escriben, los filántropos reparten pan, la gente llora con los que lloran, los activistas salen a la plaza», dijo. «Es importante para cada uno de nosotros ver nuestro llamado y cumplirlo honestamente delante de Dios, sirviéndole a Él y a las personas».

Además, Bonhoeffer y otras figuras famosas que lucharon contra el mal, si bien son modelos de fidelidad en sí mismos, no son modelos que empatan con exactitud con las demandas que los ucranianos plantean a los rusos en la actualidad.

«Sus ejemplos son valiosos y relevantes para nosotros», dijo Markevich. «Pero [no salieron] a manifestarse, y [Bonhoeffer] no realizó ninguna actividad pública».

En su opinión, sería difícil lograr resultados a través de tales acciones. Los evangélicos en Rusia no tienen influencia política para detener la guerra, ya sea que escriban cartas o llenen las plazas de las ciudades. Algunos todavía lo intentarán, de la misma forma en que el mismo Markevich lo ha hecho desde 2014. Pero el verdadero poder está en otra parte.

«La guerra puede ser detenida por Dios», dijo. «Por eso clamamos a Él».

Aunque con menos riesgo, pero aún con un costo eclesial significativo, algunos sacerdotes ortodoxos ucranianos afiliados a Moscú están pidiendo a sus obispos locales que rechacen al Patriarca Kirill de la Iglesia Ortodoxa Rusa.

«Esta desgarradora… tragedia sin precedentes ha sido provocada por la conspiración maligna y la inacción maliciosa de una persona a quien no podemos reconocer como nuestro patriarca», declararon en un comunicado conjunto 10 sacerdotes de la diócesis de Cherkasy de la Iglesia Ortodoxa Ucraniana, 193 km (120 millas) al sureste de Kyiv.

«Exigimos la ruptura de todas las relaciones con la Iglesia Ortodoxa Rusa y la restauración de la comunicación eucarística con el patriarca ecuménico».

En 2019, el patriarca ecuménico de la Iglesia Ortodoxa con sede en Estambul, Bartolomé I, reconoció la independencia nacional de la nueva Iglesia Ortodoxa de Ucrania, la cual se deslindó de la Iglesia Ortodoxa Ucraniana afiliada a Moscú. Muchas parroquias en Ucrania rechazaron esto y optaron por permanecer bajo el patriarcado de Moscú, puesto que ese ha sido el precedente histórico. (Las cifras exactas del número de iglesias afiliadas a estas dos instituciones son difíciles de determinar).

Pero ahora, bombardeados por las fuerzas rusas, los diez sacerdotes dirigieron su carta al Onufri metropolitano, el líder de la Iglesia Ortodoxa Ucraniana, y exigieron que su obispo local rompiera los lazos con Kirill.

También usaron referencias bíblicas, mencionando el libro de Ester y Proverbios 24, textos que llaman a los creyentes a no fingir ignorancia, sino a rescatar a los que se enfrentan a la muerte.

«Encontraremos la fuerza para no alinearnos con los débiles de mente», afirmaron, «sino con Cristo, quien es nuestro verdadero pastor, padre y protector, a quien sea el honor y la gloria por todos los siglos. Amén».

Su acción fue seguida por los sacerdotes de la Iglesia Ortodoxa Ucraniana. de Lviv, que se convirtió en la primera diócesis en llamar unánimemente a romper con Moscú.

«Hoy todos se han quitado las máscaras. Es obvio para todos que detrás de las palabras sobre el amor fraternal y la creación de un espacio espiritual único del “mundo ruso” había un deseo creado por el hombre de enterrar e ignorar al pueblo ucraniano libre y amante de Dios», dijeron en su declaración, comparando a Putin con el Caín bíblico.

«Permanecer en unidad eucarística y de oración con el Patriarcado de Moscú… hace que los fieles de la Iglesia Ortodoxa Ucraniana parezcan cómplices, enemigos y traidores».

El mundo ve una realidad similar.

La Asamblea General de las Naciones Unidas votó por la condena de Rusia con 141 votos a favor, 5 en contra y 35 abstenciones, y por exigir el fin de las hostilidades. Solo Bielorrusia, Siria, Corea del Norte y Eritrea se unieron a Rusia en oposición a la medida.

Sergei Ryakhovsky, líder de la Unión Rusa de Cristianos de Fe Evangélica, una de las dos asociaciones pentecostales más grandes del país, fue citado en Vzglyad, un periódico ruso en línea, por haber orado que la «operación militar rusa» (terminología preferida de Putin) termine antes de la Pascua del 24 de abril, además de señalar la defensa de los soldados por parte de Juan el Bautista.

«Cualquier cristiano de cualquier denominación está en contra de la violencia», dijo, según el artículo de Vzglyad. «Pero al mismo tiempo entiendo que la paz se logra por diferentes métodos, incluida la fuerza, como en esta situación».

Ryakhovsky luego denunció la entrevista como falsa en una publicación de Instagram. «Queridos hermanos y hermanas, si en un futuro cercano leen en la prensa mis citas sobre Ucrania, sepan que son falsas», publicó el viernes [enlace en ruso].

Muchos analistas predicen un conflicto prolongado.

«Lo más probable es que los ocupantes solo aumenten sus esfuerzos, destruyendo nuestro país y nuestras vidas», dijo Roman Soloviy, director del Instituto de Teología de Europa del Este en Lviv. «Por lo tanto, no podemos rendirnos… en medio del caos, el dolor y la muerte, debemos seguir siendo los instrumentos de consuelo, ayuda y esperanza de Dios».

Y parte de eso ahora proviene de Rusia, incluso cuando su gobierno ha tomado medidas para censurar sus medios. Las fuentes de noticias liberales Dozhd y Ekho Moskvi fueron cerradas recientemente. Pero algunos líderes evangélicos continúan hablando.

«Ningún interés u objetivo político puede justificar la muerte de personas inocentes», decía la carta abierta. «La guerra está destruyendo no solo a Ucrania, sino también a Rusia, a su gente, su economía, su moralidad y su futuro».

Nota del editor: este artículo se actualizó el viernes 4 de marzo para incluir la declaración de Instagram de Sergei Ryakhovsky, en la que afirma que su entrevista en Vzglyad es falsa.

Traducción por Sergio Salazar.

Edición en español por Livia Giselle Seidel.

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Las iglesias ucranianas en Estados Unidos despliegan la alabanza como un arma

Las iglesias evangélicas en el nicho de la población ucraniana más grande de los Estados Unidos lloraron y oraron el domingo. Habiendo escapado ellos mismos de la persecución en la Unión Soviética, dan testimonio de la fidelidad de Dios.

Christianity Today February 28, 2022
Lev Radin / Sipa USA / Sipa via AP Images

El domingo, los evangélicos de origen ucraniano de la ciudad de Nueva York se reunieron en sus iglesias, lloraron, se desahogaron y cantaron, mientras sentían, junto con el resto del mundo, la amenaza latente hacia sus seres queridos y su patria.

Cuando el presidente Vladímir Putin puso a sus fuerzas nucleares en alerta máxima, los estadounidenses ucranianos llamaron a sus canciones de alabanza «armas de guerra». Afuera de las iglesias, en una hermosa mañana de cielo azul, los neoyorquinos continuaron las protestas contra la invasión rusa, y algunos fieles se unieron después de sus servicios. [Enlaces en inglés.]

La ciudad de Nueva York tiene la población ucraniana más grande de los Estados Unidos, una comunidad de alrededor de 150 000 habitantes, históricamente concentrada en el East Village de Manhattan y Brighton Beach en Brooklyn. Miles habían llegado a los Estados Unidos como refugiados religiosos, la mayoría de ellos bautistas o pentecostales, bajo un asilo especial para quienes huían de la persecución religiosa en la Unión Soviética.

En East Village, algunos de esos refugiados asisten a la Primera Asamblea Ucraniana de Dios en Cornerstone, donde mujeres ancianas con la cabeza cubierta adoran junto a jóvenes con sudaderas. La congregación pentecostal ahora incluye rusos, nigerianos y bielorrusos, con servicios en una combinación de ucraniano, ruso e inglés.

Muchos en Cornerstone tienen familia en Ucrania y temen sobre su destino mientras la guerra continúa día con día. El domingo, una mujer de cabello blanco lloró en silencio durante todo el servicio.

«¿Qué podemos hacer sino permanecer en oración y clamar a Dios?» dijo el anciano Peter Pristash, quien vivió gran parte de su vida en Ucrania y ahora es ciudadano estadounidense.

A medida que la amenaza nuclear aumentaba las tensiones, las personas en el servicio no podían creer lo rápido que había empeorado la situación.

«Nuestras mentes no entienden: ¿Cómo es esto posible en esta época?», dijo Pristash a la congregación. «Dios permitió que esto sucediera, y no sabemos por qué. Pero sabemos que Dios es soberano y está en su trono. Hay personas que piensan que, si matan a alguien, lograrán un objetivo».

El equipo de adoración de Cornerstone ese día incluyó al saxofonista de jazz ucraniano, Andrey Chmut, quien estaba de gira en los Estados Unidos y se estaba preparando para grabar un álbum con el pianista de jazz estadounidense Bob James cuando estalló la guerra.

Ahora no puede regresar a Ucrania, y su esposa y su hija pequeña están atrapadas allí. Se suponía que su vuelo saldría el lunes, pero con todos los vuelos comerciales a Ucrania cancelados debido a la guerra, llegó al servicio dominical con su saxofón.

«Nuestra esperanza está en el Señor, el que mantiene unidas todas las cosas», dijo Chmut a la iglesia después de compartir su situación y agradecerles por la oración. «No importa cómo se desmoronen las cosas, el Señor creó este mundo y tiene todas las cosas en sus manos». Las personas murmuraban amén mientras sollozaban.

Dos de los músicos amigos de Chmut en Rusia que hablaron públicamente en contra de la invasión ahora están en prisión, dijo después del servicio. La cultura y las artes ucranianas estaban «floreciendo» en los últimos años, pero «ahora están en peligro… No quiero vivir bajo el régimen de Putin».

Tocó entre lágrimas. Estaba tratando de averiguar si podía llegar a Polonia, a pesar de no tener una visa, y de alguna manera reunirse con su esposa e hija allí. Todo lo que podía pensar era en un ataque nuclear. Su esposa e hija «ni siquiera saben cómo pasarán la noche», dijo.

Incluso si ocurre un ataque nuclear, dijo Chmut a la iglesia en ucraniano, «la esperanza que tenemos es que nos iremos a casa. Y estaremos junto con Jesús, el que sabemos que nos ayudará». Uno de los miembros tradujo sus palabras a la congregación en inglés.

Durante el servicio, las personas revisaron en silencio artículos de noticias en sus teléfonos. Paul Oliferchik, uno de los pastores de Cornerstone, reconoció que muchos en la congregación desearían poder estar en Ucrania, ya que no saben cómo ayudar desde los Estados Unidos.

«Sean la presencia de Cristo, esa presencia donde no existe la ansiedad y que trasciende el conflicto humano», les instó. «Quizás todo lo que tienes para ofrecer a Dios es oración con lágrimas… Es importante hacer tiempo para lamentarse delante de Dios».

Pristash, el anciano, dijo que era demasiado mayor para servir en el ejército, pero se había imaginado lo que haría si pudiera [servir]. «Hoy, nuestras armas están aquí», oró. «Podemos invocar a Dios y orarle». Citó Efesios 6:12 que dice que «nuestra lucha no es contra sangre ni carne».

Con una iglesia de personas de diferentes orígenes, Oliferchik dijo después del servicio que los pastores han estado orando en la iglesia contra el conflicto. Dijo que han estado de acuerdo hasta ahora en que «ninguno de nosotros quiere esto».

Oliferchik nació en Moscú y sus padres son de Bielorrusia, pero él creció en los Estados Unidos. Su abuelo fue encarcelado por su fe pentecostal en la Unión Soviética. Dijo que sus padres eran objeto de burlas regulares por su fe. A lo largo del servicio, Oliferchik se levantó para traducir al ucraniano o al ruso. Él y su esposa tienen parientes en Ucrania.

«Esto es pura maldad del régimen de Putin», dijo. Pensando en su abuelo y la persecución de los evangélicos en Rusia, dijo: «No queremos que la historia se repita».

Las comunidades de evangélicos eslavos crecieron en la década de 1990 alrededor de las iglesias de EE. UU., con la mayor población de refugiados evangélicos estableciéndose en Sacramento, California, según la historiadora Catherine Wanner en Communities of the Converted: Ukrainians and Global Evangelism. La Enmienda Lautenberg de 1989, que otorgó asilo especial a quienes huían de la persecución religiosa soviética, continúa vigente hasta el día de hoy.

Cornerstone ha servido como un «oasis» para los inmigrantes, dijo Pristash, y espera que sea un lugar de llegada para cualquiera que huya de Ucrania y venga a los Estados Unidos.

Su iglesia no estaba sola en sus lamentos el domingo. Una congregación coreana con vínculos con esta iglesia se presentó para mostrar su solidaridad y llenó la parte trasera de las bancas. Mientras la iglesia cantaba «Cuán grande es nuestro Dios» en ucraniano, los miembros de la iglesia coreana cantaron en inglés con las manos levantadas.

El pastor les agradeció por asistir y después dijo lo contenta que estaba la congregación de Cornerstone de tener otros cristianos que vinieron a «sentarse con los que están sufriendo».

Traducción por Sergio Salazar.

Edición en español por Livia Giselle Seidel.

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Una ucraniana necesitaba oración. Un ruso se ofreció como voluntario.

Cómo dos amigos cristianos, separados por las fronteras pero unidos por su pasión por la evangelización, provocaron lágrimas en una reunión de oración en plena guerra.

Alexey S. y Ángela Tkachenko.

Alexey S. y Ángela Tkachenko.

Christianity Today February 28, 2022
Edición por Christianity Today / Imagen: Cortesía de Ángela Tkachenko

El siguiente diálogo relata una reunión de oración mundial de emergencia convocada por Laussane Europe el jueves 24 de febrero:

Ángela Tkachenko:

Mi madre entró en mi habitación en mitad de la noche. «La guerra ha comenzado».

Yo vivo en Sumy, una ciudad ucraniana de unos 250 000 habitantes, cerca de la frontera con Rusia. Hace una semana, mi marido insistió en que evacuara con nuestros hijos y mi madre. Nosotros logramos llegar a Estados Unidos, pero él se quedó en casa.

El jueves comencé a entrar en pánico. ¿Qué estaba pasando en Sumy? ¿Dónde estaba mi esposo? ¿Estaba a salvo? Cuando por fin logré ponerme en contacto con él, me dijo que el ruido de las bombas lo había despertado. Ahora estaba atrapado en el tránsito mientras intentaba salir de la ciudad. Mientras deslizaba las imágenes en mi teléfono, vi las largas filas de vehículos en las gasolineras y a la gente durmiendo en las estaciones de metro. Luego leí el anuncio del gobierno que prohibía a los hombres de entre 18 y 60 años salir del país. ¿Volveré a ver a mi esposo? ¿Cuándo volveré a verlo? Mi abuela de 93 años está sola… mi equipo… mis amigos… nuestra casa…

Me resultó difícil sobrellevar el día. Por la tarde me uní a una llamada de oración internacional organizada por el Movimiento de Lausana ante las noticias de la invasión. Cuando el anfitrión me preguntó cómo estaba, comencé a llorar. Estaba enfadada. Me sentía traicionada, quebrantada y pisoteada por Rusia. Le conté a todos que tenía miedo por mi esposo y por mis amigos de Kyiv [Kiev] que estaban orando sobre si debían evacuar.

Entonces el anfitrión preguntó si alguien podía orar por mí. Mi amigo Alexey se ofreció como voluntario. Mi amigo ruso, Alexey.

Alexey S.:

Me desperté el jueves por la mañana sobresaltado ante la noticia de que mi país había invadido Ucrania. Me encontraba en Moscú por un viaje ministerial, a más de 3218 kilómetros de distancia de mi familia en Novosibirsk, Siberia. Era una mañana fría y miré las noticias en silencio mientras me esforzaba por desayunar. La vergüenza de que mi país haya empezado una guerra contra otro —un país que había visitado no menos de cuatro o cinco veces— comenzó a invadirme. Sentí miedo por el futuro del mundo y me afligí por mis hermanos y hermanas ucranianos que podrían bien morir o sobrevivir como consecuencia de esta decisión.

Nací y crecí en la Unión Soviética, en Siberia. Después de la caída de la URSS, a los 23 años me convertí en cristiano tras escuchar la predicación del Evangelio en el centro de rehabilitación donde se encontraba mi madre. Para mí, hallar la fe en Cristo significó mucho más que aceptar que Él era el Hijo de Dios: fue darme cuenta de que tenía hermanos y hermanas en todo el mundo. Una de ellas era mi amiga ucraniana Ángela.

Conocí a Ángela hace siete años, en la Conferencia de Lausanne que se realizó en Yakarta. Me impresionó su osadía a la hora de compartir el Evangelio. Una de sus iniciativas era movilizar equipos para entrar en clubes nocturnos de varias ciudades ucranianas para iniciar conversaciones con personas que nunca entrarían en una iglesia. Desde entonces nos hicimos buenos amigos y nos hemos apoyado mutuamente en nuestros ministerios. En 2018, Ángela movilizó un equipo a Moscú durante la Copa Mundial de Fútbol para compartir el evangelio en las calles. Estos recuerdos seguían viniendo a mi mente mientras veía las noticias.

Más tarde ese día, me uní a la videollamada de oración de Lausanne y me sentí agradecido de ver que Ángela también se había conectado. Fue desgarrador escuchar lo que ella y otros ucranianos presentes en la reunión estaban viviendo. Me sentí muy mal por el hecho de que mi país les estaba causando tanta angustia personal. Cuando el facilitador preguntó quién se ofrecía para orar por ella, acepté y comencé a hablarle a Dios mientras lloraba.

Ángela:

Siempre he querido a mis amigos rusos, a pesar de que mientras crecía no había una distinción entre «rusos» o «ucranianos». Todos pertenecíamos a una sola nación conocida como la Unión Soviética. De niña, muchas veces subía a un tren a las cinco de la tarde en Sumy y llegaba a las once de la mañana del día siguiente a Moscú, donde todavía viven mis tías y primos. Con el tiempo, las cosas cambiaron. En 2014, después de que Rusia anexó Crimea, pronto me di cuenta de que la visión que los rusos tenían de la situación era totalmente diferente a la mía. Pocos entendían mi punto de vista. En ocasiones recibí burlas.

En 2018, visité la ciudad de Moscú para un viaje de evangelización en las calles durante la Copa Mundial de Fútbol. Durante tres semanas, nos pusimos de pie en la plaza Roja para compartir el evangelio, y orar con los rusos y con los que visitaban la ciudad provenientes de diferentes partes del mundo. Diez meses más tarde, 150 equipos rusos se habían registrado para el Día de Evangelismo global de mi ministerio. Muchos de ellos nos dijeron más tarde que antes no se habían atrevido a predicar en público, pero que se sintieron inspirados después de vernos. Me conmovió la valentía y el ánimo de nuestros hermanos y hermanas rusos.

El otoño pasado, Alexey me preguntó por teléfono cuáles eran mis sueños acerca de alcanzar a la próxima generación para el Señor. Le dije que estaba buscando socios para ayudar a dirigir cinco capacitaciones intensivas sobre las misiones en Rusia. Alexey se ofreció a apoyarme en el proyecto y luego me compartió lo que tenía en su corazón. Él quería reunir a los líderes misioneros de nuestros países para orar y pasar tiempo en comunión tomando el té juntos. Recuerdo que pensé: «Esta es la clase de líder a quien yo seguiría, y sé que los jóvenes también lo seguirían».

Al escuchar la sincera oración de Alexey por mí, mi familia y mi país, no pude contener las lágrimas. Su dolor era real. Sus palabras me recordaron que soy parte de una familia que no se basa en la nacionalidad, el color de la piel o el estatus, sino solo en Jesucristo.

De todas las personas que Dios podría haber usado para consolarme ese día, usó a un hermano ruso para revelarme más de Su corazón.

Alexey:

Cuando terminé de orar, el anfitrión de la reunión me pidió que compartiera cómo me sentía. Respondí que me sentía horrible. Estaba totalmente avergonzado por las acciones de mi país.

Nunca olvidaré la mirada de mis amigos ucranianos. En lugar de condenación, vi compasión. Ángela quiso orar por mí. Pidió a Dios que se revelara a sí mismo a los cristianos de Rusia que se sentían impotentes y asustados. Oró por un reavivamiento en Rusia y Ucrania, un anhelo que habíamos compartido en nuestros corazones durante años.

El día en que Rusia invadió nuestro país vecino, Dios usó a una hermana ucraniana para darme una nueva visión de su gracia.

Ángela:

En este tiempo, el enemigo quiere dividirnos sembrando odio y discordia entre la Iglesia en Ucrania y en Rusia. De hecho, me causa dolor ver que algunos líderes cristianos en Rusia no toman una posición abierta en favor de Ucrania. Me pregunto si algunos piensan que si alzan su voz, quizás ellos o sus hijos podrían correr peligro. Sé que el miedo y el peligro son reales, y trato de no juzgar, porque no soy Dios. Sin embargo, sigue siendo doloroso.

Pero creo que lo más importante para nosotros los cristianos es recordar que somos una sola esposa, un solo cuerpo de Cristo. Su sangre está en nuestras venas, y todos estamos unidos por su Espíritu.

Actualmente, Rusia está bombardeando mi país y asesinando a mi pueblo. Sin embargo, en medio de este dolor, aquellos que pertenecemos al cuerpo de Cristo necesitamos permanecer unidos, llorar juntos y orar juntos. Mi buen amigo Alexey lo mostró con su ejemplo.

Alexey:

Hermanos y hermanas de Rusia, de Ucrania o cualquier otro país, todos tenemos un solo Padre Celestial y todos somos miembros de la misma familia. Esta no es una guerra dentro de nuestros pueblos. No me importan sus opiniones políticas ni su teología del poder. Cuando uno de mis seres queridos está pasando por sufrimiento, quiero estar a su lado.

A mis amigos ucranianos en especial, gracias por estar dispuestos a llorar y orar conmigo, y por aceptar mis sentimientos de miedo y lamento, a pesar de que soy ruso. Esto me da la confianza de que Satanás será derrotado una vez más, y que la iglesia de Dios seguirá mostrando el amor de Jesús a otros.

Ángela Tkachenko es directora de la organización misionera Steiger Ukraine.

Alexey S. vive en Rusia.

La conversación en este artículo está presentada tal como se le contó a Sarah Breuel, directora de Revive Europe y coordinadora de capacitación en evangelismo en IFES Europa.

Traducción por Sofía Castillo.

Edición en español por Livia Giselle Seidel.

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Durante el asedio del domingo, las iglesias de Ucrania perseveraron

(Actualizado) Mientras se comparten mensajes sobre David en el río Dniéper en Ucrania, los pastores rusos promueven la paz desde Moscú.

La catedral de San Vladímir se puede ver contra el horizonte de la capital del país durante el toque de queda del fin de semana, el 27 de febrero en Kyiv, Ucrania.

La catedral de San Vladímir se puede ver contra el horizonte de la capital del país durante el toque de queda del fin de semana, el 27 de febrero en Kyiv, Ucrania.

Christianity Today February 27, 2022
Chris McGrath / Getty Images

Mientras las tropas rusas se encontraban con una resistencia más firme de la esperada por parte de los soldados y ciudadanos ucranianos en Kyiv [Kiev] y otras ciudades, los pastores de ambas naciones adaptaron los servicios de culto del domingo a las circunstancias.

«Toda la iglesia oró de rodillas por nuestro presidente, nuestro país y por la paz», dijo Vadym Kulynchenko acerca de su iglesia en Kámianka, a 233 km (145 millas) al sur de la capital. «Después de la reunión, realizamos un entrenamiento en primeros auxilios».

En lugar de una prédica, se dedicó un tiempo para compartir testimonios de los desgarradores días de los ataques aéreos. Se ofrecieron muchos salmos, y el mensaje de Kulynchenko se centró en Proverbios 29:25: «Temer a los hombres resulta una trampa, pero el que confía en el Señor sale bien librado» (NVI).

Tanto la disrupción como la vida ordinaria pudieron observarse en la Capilla del Calvario en la ciudad de Svitlovodsk.

Andrey y Nadya, quienes fueron desplazados de Kyiv a causa del bombardeo de misiles rusos el jueves 24 de febrero, intercambiaron sus votos matrimoniales en medio de una gran celebración.

Estaba previsto que se casarían este fin de semana en la capital, pero la pareja tuvo que huir a la iglesia de Nadya, a 297 km (185 millas) al sureste del río Dniéper, para solicitar una boda improvisada.

«¿En medio de la guerra? Eso no tiene sentido», dijo Benjamin Morrison, con ironía. «Pero durante la guerra es cuando tiene más sentido. ¿Qué mejor recordatorio de que ni siquiera la guerra puede acabar con el amor? ¿Qué mejor manera de dar testimonio de que servimos a un Rey supremo que alegrándonos en medio del caos?».

Andrey y Nadya se casaron el sábado 26 de febrero, como estaba previsto.

El domingo 27, la congregación de unas 80 personas —que empezaba a crecer con la llegada de nuevos integrantes que buscaban refugio— se reunió para escuchar un mensaje sobre David y Goliat [enlaces en inglés].

«Sí, David todavía tenía que luchar. Sí, la situación seguía siendo difícil y aterradora, pero Dios era su confianza», concluyó Morrison, quien es misionero veterano estadounidense con 20 años de trayectoria y casado con una ucraniana.

«Que Dios sea también nuestra confianza, y que corte la cabeza del enemigo».

Ucrania comunicó ayer que hasta ahora han caído 3500 soldados rusos. Rusia no ha hecho pública una cifra oficial de bajas.

En cuanto a sus propias pérdidas, el Ministerio de Salud de Ucrania contabilizó más de 350 civiles muertos y casi 1700 heridos hasta el domingo por la noche. Este recuento combina las bajas civiles y militares, pero excluye la muerte de 14 niños y el conteo de 116 heridos.

Taras Dyatlik, director regional para Europa del Este y Asia Central en la organización Overseas Council, hizo las cuentas. Si son correctas, en tres días de combates murieron 40 soldados rusos por hora, es decir, un soldado cada minuto y medio.

«La mayoría son muchachos de entre 19 y 25 años», dijo afligido. «La profundidad de nuestro quebranto humano solo puede ser restaurada por el Espíritu Santo».

Metropolitan Epiphanius, jefe de la Iglesia Ortodoxa de Ucrania, rogó por los muertos ante el patriarca Kirill, jefe de la Iglesia Ortodoxa Rusa con sede en Moscú.

«Si [ustedes] no pueden alzar su voz contra la agresión», declaró, «al menos tomen los cuerpos de los soldados rusos cuyas vidas se han convertido en el precio de las ideas del “mundo ruso” que [ustedes y su presidente] promovieron» [enlace en ruso y en inglés].

Antes de la guerra, el presidente Vladímir Putin afirmó que Ucrania era simplemente una extensión de Rusia, sin existencia histórica independiente. Epiphanius dijo que el gobierno ucraniano estaba intentando coordinar esfuerzos con el Comité Internacional de la Cruz Roja para repatriar los cadáveres, aunque aún no han recibido respuesta.

Kirill se condujo con cautela, dado que su rebaño se encuentra en ambos lados de la frontera. En 2019, el patriarca ecuménico de la Iglesia Ortodoxa con sede en Estambul reconoció la independencia de la Iglesia Ortodoxa de Ucrania, mientras que muchas parroquias de Ucrania lo rechazaron y optaron por permanecer bajo la Iglesia Ortodoxa Ucraniana, la cual forma parte de la Iglesia Ortodoxa Rusa, en seguimiento a los antecedentes históricos. (Es difícil determinar las cifras exactas de las iglesias afiliadas a la Iglesia Ortodoxa de Ucrania y a la Iglesia Ortodoxa Ucraniana). [A pesar de la similitud en el nombre, se trata de instituciones diferentes].

Expresando su convicción de que los bandos enfrentados superarán sus divisiones y desacuerdos, Kirill hizo un llamado a «la totalidad de la Iglesia Ortodoxa Rusa para que ofrezca una oración especial y ferviente por la pronta restauración de la paz».

Como fundamento, citó la historia secular común de siglos de trayectoria compartida por ambos pueblos.

Sin embargo, Epiphanius concluyó su mensaje al patriarca señalando que según el calendario litúrgico de la Iglesia Ortodoxa este domingo se conmemoraba el Juicio Final.

Putin ordenó a sus fuerzas nucleares que elevaran el nivel de alerta.

Los aliados occidentales de Ucrania no pertenecientes a la OTAN aumentaron sus sanciones contra los principales bancos y políticos rusos, incluido Putin. Aunque no llegaron a la instancia financiera nuclear de expulsar a Rusia por completo del sistema internacional SWIFT para transferencias bancarias, muchos aprobaron el envío de apoyo defensivo adicional a Kyiv.

Mientras tanto, 10 seminarios protestantes regionales —entre ellos el Seminario Teológico de Kyiv y el Seminario Evangélico Reformado de Ucrania— publicaron una declaración conjunta en Facebook que fue compartida más de 650 veces.

«Estamos llamados a hablar con verdad y denunciar el engaño», afirmaron. «Nosotros (…) condenamos enérgicamente la agresión abierta e injustificada que pretende destruir la condición de Estado y la independencia de Ucrania con base en flagrantes mentiras» de Putin «que son claramente contrarias a la revelación de Dios». Señalaron [enlaces en español]:

Proclamamos el poder real e ilimitado de Dios sobre todos los países y continentes (Salmo 24:1), así como sobre todos los reyes y gobernantes (Proverbios 21:1); por lo tanto, nada en toda la creación puede interferir en el cumplimiento de la buena y perfecta voluntad de Dios. Nosotros, junto con los primeros cristianos, afirmamos que «Jesús es el Señor», y no el césar.

Expresamos nuestra solidaridad con el pueblo de Ucrania. Compartimos el dolor de los que ya han perdido a sus seres queridos. Oramos para que todos los planes del agresor se vean frustrados y avergonzados. Hacemos un llamado a todas las personas de buena voluntad de todo el mundo para que resistan las mentiras y el odio del agresor. Hacemos un llamado a todos para que pidan el cese de las hostilidades y ejerzan toda la influencia posible sobre la Federación Rusa para que detenga la agresión sin causa a Ucrania.

Cinco de los seminarios que publicaron esta declaración tienen sede en Ucrania. Dos de ellos, a los que se les concedió el anonimato, tienen su sede en Rusia.

Varios pastores dentro de Rusia se mostraron incluso más osados.

Victor Sudakov, pastor principal de la Iglesia Vida Nueva en Ekaterimburgo, la cuarta ciudad más grande de Rusia, cambió su foto de portada en su perfil de Facebook el jueves pasado para incorporar una pequeña bandera ucraniana. El sábado 26, cambió su foto de portada para mostrar la bandera y el tryzub, que es el tridente dorado del escudo oficial de Ucrania.

La acción del pastor pentecostal, que forma parte de la Unión Rusa Asociada de Cristianos de Fe Evangélica Pentecostal [en adelante “la Unión”], suscitó cientos de comentarios. «Hermano, siempre pensé y dije que eras un hombre valiente», afirmó uno. «¡Lo que estás haciendo no tiene precio!».

El domingo 27, Sudakov compartió un enlace que redirigía a una petición de Change.org dirigida a los rusos que se oponen a la guerra en Ucrania. Para el domingo por la noche, la petición ya había recibido más de 960 000 firmas.

El viernes 25, la Unión publicó un comunicado oficial que citaba el Libro de los Hechos en referencia a los lugares designados por Dios para vivir [enlace en ruso].

«Sin importar las causas que la provoquen, la guerra es un mal terrible», afirmó la Unión. «Dios nos ha llamado a amar, [y] los valores principales no deben ser los contornos delimitados por las fronteras, sino las almas humanas».

En su oración por que la paz «sea restablecida lo antes posible», la Unión evangélica convocó al ayuno «hasta la resolución divina del conflicto fratricida».

Al igual que Kirill, la Unión tomó como base la historia centenaria de unidad entre los evangélicos rusos y ucranianos. Muchos de los misioneros ucranianos, afirmó, actualmente están sirviendo como pastores y obispos en iglesias. Tienen la esperanza de que esto acelere una pronta reconciliación.

«Lamento mucho que mi país haya atacado a su vecino», declaró Constantin Lysakov, pastor de la Iglesia Bíblica de Moscú [enlace en ruso]. «No importa cómo llamemos a este acontecimiento, no importa cómo lo justifiquemos, (…) no debemos trasladar la culpa cuando uno se arrepiente. Y todos debemos arrepentirnos por lo que ha ocurrido».

«Personalmente, hay solo una fuente de consuelo en todo esto», escribió en Facebook. «Cristo está sentado en el trono, Dios Padre sostiene todo en sus manos, el Espíritu Santo llena los corazones de los que confían en Él y nada puede superar su poder. Dios realiza las mayores obras de redención cuando todo parece lejos de toda esperanza. (…) Oro por la paz».

Al estallar la guerra, Yevgeny Bakhmutsky se expresó de forma similar.

«Mi alma está afligida, mi corazón está desgarrado por el horror y la vergüenza, y mi mente está conmocionada por la locura humana», dijo el pastor de la Iglesia Bíblica Rusa en Moscú. «No somos políticos, somos hijos de Dios. No estamos llamados a rehacer el mapa geopolítico del mundo para complacer a tal o cual gobernante… Que el mundo vea que los hijos de Dios se aman y se aceptan los unos a los otros, no por la lengua [o] la nacionalidad… sino porque han sido aceptados por Cristo».

Un texto bíblico que se citó con frecuencia en las iglesias evangélicas rusas el domingo siguiente al estallido de la guerra fue el Salmo 2:1: «¿Por qué se sublevan las naciones, y en vano conspiran los pueblos?».

Otras iglesias se centraron en la solidaridad y la oración.

En toda Rusia, el domingo, las aproximadamente 700 iglesias de las 26 uniones protestantes que componen la Mancomunidad de Cristianos Evangélicos de Toda Rusia declararon conjuntamente un tiempo de oración y ayuno por la paz, dijo Pavel Kolesnikov, expresidente de la Mancomunidad y director regional para Eurasia del Movimiento de Lausana. «Esta es nuestra acción», dijo a CT.

Su agenda de oración incluye cinco énfasis:

1) Por la paz entre los pueblos hermanos de Rusia y Ucrania.
2) Para que las autoridades y los «principados» tengan el temor de Dios, la fuerza y la voluntad de hacer la paz.
3) Por la seguridad del pueblo de Ucrania, así como de los cristianos que viven en Ucrania en lugares de conflicto armado.
4) Por la Iglesia, para que Dios la preserve de divisiones y conflictos en medio de la agravada situación.
5) Por la comprensión de cómo cada asociación de iglesias puede responder a las necesidades de las personas afectadas por la guerra.

En su propia iglesia, la Iglesia Bautista de Zelenograd, en Moscú, Kolesnikov, en el servicio matutino, pidió a los asistentes que unieran sus manos —cada hombre, mujer y niño— para orar por la paz y la sabiduría de los gobiernos de ambos países. Su iglesia también ha estado recogiendo suministros, como lo han hecho muchas iglesias rusas, para ayudar a los refugiados ucranianos en las naciones vecinas.

«Esta no es nuestra guerra», dijo. «Amamos a nuestros hermanos y hermanas ucranianos».

Uniéndose al ayuno del domingo, la Unión Rusa de Bautistas Cristianos Evangélicos hizo un llamado a los creyentes para que sean pacificadores.

«Bendice a las naciones que no tienen descanso y envía la paz y el arrepentimiento. Pedimos tu misericordia para todos», oró Sergey Zolotarevskiy, pastor de la Iglesia Bautista Central de Moscú, sin mencionar directamente el conflicto.

Oleg Alekseev, pastor de la Iglesia Fuente de Agua Viva, la iglesia bautista más antigua de Voronezh (en el centro de Rusia), utilizó el Salmo 2 como texto principal de su mensaje.

«Las verdaderas victorias no ocurren allí, ni el bienestar se origina allí», dijo, refiriéndose al campo de batalla. «Sucede [en la iglesia], cuando fielmente [oramos por] los reyes, los gobernantes y todos los pueblos».

Ruslan Nadyuk, pastor de la Iglesia Bautista Palabra para el Alma en Moscú, dijo que la respuesta cristiana adecuada es una de oración incesante en silencio en favor de que el conflicto sea resuelto de manera pacífica y de acuerdo a la voluntad de Dios. Él citó el testimonio de Santiago 5:16: «La oración eficaz del justo puede mucho».

Restringidos durante décadas de persecución bajo los zares y los comunistas, muchos creyentes rusos han decidido que, en el mejor de los casos, protestar es inútil; en el peor, es peligroso. Como resultado, los creyentes rusos han experimentado una profundización en su vida de oración, dijo Andrey Shirin, un profesor de seminario nacido en Rusia que ahora reside en Virginia y que estudió los sermones y los comentarios en Facebook de los pastores rusos en nombre de CT.

«Cuando comienzan los disturbios, los evangélicos rusos no hablan mucho de ellos, especialmente cuando son de naturaleza política», dijo Shirin. «Sin embargo, los evangélicos rusos oran mucho. De hecho, creen que esta respuesta es la más poderosa».

Como declaró Bakhmutsky, el pastor de Moscú, en Facebook: «No te apresures a juzgar a los demás a través del prisma de tu cultura, situación y conciencia. No pienses en la oración como algo insignificante o inútil. Para la mayoría de nosotros, es lo único que nos queda».

Pero algunos pastores fueron más directos en sus comentarios.

Yuri Sipko, exjefe de la mayor denominación bautista de Rusia, dijo que, ante todo, los cristianos deben responder con la oración. Sin embargo, la respuesta de Jesús sería responder a los acontecimientos en Ucrania con las palabras de Juan 15:13: «Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos».

Para los ucranianos, dijo, este debería ser su principio rector en tiempos de guerra.

Andrey Direenko expresó su consternación.

«El dolor, las lágrimas, los horrores del derramamiento de sangre desgarran nuestros corazones», dijo el obispo pentecostal de Yaroslavl, en el centro de Rusia. «Parece una pesadilla, pero es una horrible realidad».

Y en medio de ella, los ministerios respondieron.

«Pido a todas las familias con huérfanos, así como a las que están criando niños con discapacidades y quieren trasladarse a zonas más seguras, que escriban en esta publicación», declaró Nicolai Kuleba, defensor evangélico de los niños en Ucrania. «Dejen sus comentarios, proporcionen un número y nos pondremos en contacto con ustedes» [enlace en ucraniano].

Muchas iglesias dentro de Ucrania están proporcionando refugio. Pero también las hay en el extranjero.

«No somos más que una pequeña iglesia, por lo que nuestra capacidad de ayudar es limitada, tal vez hasta unas cuantas docenas de familias», dijo Péter Szabó, que pastorea una iglesia presbiteriana en Budapest, Hungría [enlace en húngaro]. «Pero nuestra mayor esperanza no es lo que podemos o vamos a hacer, sino lo que puede y va a hacer nuestro Rey, el Señor Jesucristo».

Predicando a partir de Hechos 13, recordó que la vida cristiana nunca es una serie de fracasos, sino que el «hilo de oro de la gracia de Dios» da al creyente una esperanza segura para el futuro.

Necesitados desesperadamente de esa perspectiva, unos 78 000 refugiados han huido a Hungría, dijo. La ONU informó que la migración hacia el oeste asciende a cuando menos 386 000 ucranianos, quienes dejaron su país con destino a Polonia, Eslovaquia y otras naciones fronterizas.

Miles de ucranianos han cruzado a Moldavia. En la Iglesia Bíblica de Kishinev, una congregación no denominacional de habla rusa en la capital del país, varias familias de refugiados visitaron los servicios por primera vez el domingo por la mañana.

La iglesia y sus socios, ministerios cuyas oficinas se han convertido en albergues, han transportado refugiados y suministros desde que estalló la guerra. Evghenii «Eugene» Solugubenco predicó con dificultad sobre un tema que había programado hace meses: la fidelidad de Dios.

«Esas palabras significan poco para nosotros cuando vamos a almorzar después de la iglesia. Pero cuando eres un refugiado significan más (…) He orado para que Dios abrace a esta gente y les haga saber que Él los ama porque es fiel», dijo Solugubenco, que abrió su sermón con Lamentaciones 3:23-24: «Cada mañana se renuevan sus bondades; ¡muy grande es su fidelidad! Por tanto, digo: “El Señor es todo lo que tengo. ¡En él esperaré!”».

«La gente suele ser bastante reservada en esta parte del mundo», dijo. «No se acercan al pastor después del servicio. Pero hoy lo hicieron».

Y algunos ucranianos están viendo lo divino.

«Los soldados y los oficiales me dicen que están presenciando milagros desde arriba», dijo Oleksiy Khyzhnyak, un pastor pentecostal en Bucha, a 43 km (27 millas) al noroeste de Kyiv, que fue testigo de los combates más severos del domingo. «Ellos dijeron: “No es nuestro logro”».

Khyzhnyak dijo a Yuri Kulakevych, director de asuntos exteriores de la Iglesia Pentecostal Ucraniana en Kyiv, que hay reportes de que los cohetes cayeron sin explotar y los tanques rusos se quedaron sin combustible. Los soldados, perdidos en lugares desconocidos, piden a los aldeanos que les indiquen cómo llegar, e incluso que les den pan.

Una misión de pan patrocinada por los Países Bajos en Brovary, a 24 km (15 millas) al este de Kyiv, está teniendo dificultades para proporcionar suficiente pan. Ya abastecen a los vecinos y a los desplazados del este, y esperan ampliar la ayuda a los hospitales y al ejército ucraniano.

Pero bajo la presión del conflicto, su propia reserva de mano de obra se está reduciendo, en dirección al oeste.

«Queremos empezar a hornear las 24 horas del día a partir del lunes», afirmó en un comunicado, «pero de momento no tenemos suficientes panaderos» [enlace en neerlandés].

Morrison se siente identificado. Su iglesia, Calvary Chapel, acaba de comprar 1.5 toneladas de harina. Pero como muchos pastores expresaron a CT, la situación es agotadora. Las constantes sirenas de ataque aéreo dan poca paz. Las inmensas necesidades permiten poco descanso.

«Esta mañana me he levantado con la sensación de que un camión me había atropellado», dijo. «Pero aunque todos nos sentimos agotados, seguimos adelante, creyendo que Cristo nos ha puesto aquí para este momento».

Este artículo será actualizado. Información adicional de Kate Shellnutt.

Traducción y edición en español por Sofía Castillo y Livia Giselle Seidel.

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Las fuerzas del mal configuran la guerra en nuestro mundo

Los «ángeles de las naciones» descritos en las Escrituras nos recuerdan que hay una realidad espiritual detrás de todo conflicto. Oremos en consecuencia.

Christianity Today February 26, 2022
Oleksandr Ratushniak / AP Images

La guerra es terrible. Mi mujer y su familia pasaron 18 meses en la República del Congo (Congo-Brazzaville), su país natal. Las fuerzas sociopolíticas que cobraron decenas de miles de vidas allí solo pueden describirse como malvadas. La Guerra de los Grandes Lagos de África, que cobró millones de vidas en la vecina República Democrática del Congo (Congo-Kinshasa) amplía la maldad a otra escala. La oscuridad del Tercer Reich de Adolf Hitler empequeñece la comprensión.

Ahora, en 2022, la guerra de Ucrania pone en evidencia de nuevo el mal encarnado en forma de violencia y amenaza con darle una nueva forma a nuestro futuro global de maneras que solo podemos imaginar.

El egoísmo y la codicia en el ser humano son algunos de los pecados que engendran las guerras: «¿De dónde surgen las guerras y los conflictos entre ustedes? ¿No es precisamente de las pasiones que luchan dentro de ustedes mismos?» (Santiago 4:1, NVI). Sin embargo, de forma colectiva, la magnitud del sufrimiento humano a manos de otros también parece suponer una dimensión de maldad cósmica que desafía incluso nuestro reconocimiento de la depravación humana.

Hay razones para ello. El Libro de Daniel no solo habla de una sucesión de imperios mundiales, sino de las fuerzas espirituales que están detrás de ellos. El príncipe angélico de Persia retrasó la respuesta a las oraciones de Daniel hasta que intervino Miguel, el príncipe de Israel; le seguiría el príncipe angélico del imperio de Alejandro (Daniel 10:13, 20-21; 12:1). Dios había asignado soberanamente tiempos en la historia para varios ángeles y sus imperios, pero sus servidores angélicos y humanos siguieron trabajando para sus propósitos hasta que los hizo prevalecer.

La traducción griega de libro de Deuteronomio menciona que Dios designó ángeles sobre las distintas naciones, y el pensamiento judío reconoció de forma creciente a esos gobernantes y autoridades celestiales, que los rabinos posteriores llamaron ángeles sobre las naciones. Estos seres eran típicamente hostiles hacia el pueblo de Dios, pero al final, Dios daría el reino a su pueblo perseverante.

Debido a que nuestro rey, Jesús, ya ha venido, Satanás ha sido derrotado. La exaltación de Cristo corresponde con el triunfo celestial del ángel Miguel sobre el dragón (Apocalipsis 12:7-8).

Al explicar esta historia, los estudiosos suelen invocar la analogía de la Segunda Guerra Mundial entre el Día D y el Día V. En el Día D, el éxito de la invasión de Normandía decidió el resultado final de la guerra y, en consecuencia, la derrota del régimen nazi y sus aliados se convirtió solo en cuestión de tiempo. Sin embargo, hasta el Día V —la rendición final de las potencias del Eje—, las batallas continuaron y las bajas aumentaron.

Del mismo modo, todos los enemigos —incluido el último, la propia muerte— serán sometidos cuando regrese Jesús (Salmo 110:1; 1 Corintios 15:25-26), pero los siervos de Cristo continúan enfrentando batallas hasta entonces.

En Efesios, Pablo subraya que Jesús ya está en su trono, por encima de los gobernantes y autoridades celestiales (Efesios 1:20-22) y, espiritualmente, nosotros estamos en el trono junto con Él (Efesios 1:22-23; 2:6). En una carta que subraya mucho la unidad entre judíos y gentiles en el cuerpo de Cristo, esta entronización por encima de los ángeles de las naciones e imperios significa que nuestra unidad en Cristo es mayor que todas las divisiones étnicas y nacionales fomentadas por dichos ángeles. Los creyentes ya no están sometidos al príncipe de este mundo (Efesios 2:1-3).

Arcángel Miguel en Kyiv, Ucrania, situado en la plaza de la independencia.Kipp74 / Getty
Arcángel Miguel en Kyiv, Ucrania, situado en la plaza de la independencia.

Para Pablo, este triunfo sobre las divisiones tiene ramificaciones de guerra espiritual, incluso para las dimensiones interpersonales de nuestra vida. En Efesios 4, por ejemplo, «no dar cabida al diablo» significa tener integridad y controlar nuestra ira (v. 25-27). En Efesios 6:10-20, significa ponerse toda la armadura protectora de Dios que conlleva la verdad, la fe y la justicia, además de un arma para invadir el territorio hostil: la misión del Evangelio.

A veces he visto a hermanos y hermanas que intentan participar en la guerra espiritual reprendiendo y dando órdenes a los gobernantes celestiales. Sin embargo, esta actividad malinterpreta nuestro papel. Estamos en el trono con Cristo, y sí, algún día juzgaremos a los ángeles, pero no podemos confundir el Día D con el Día V. La Escritura advierte expresamente de que no se debe injuriar a las autoridades angélicas (2 Pedro 2:10), señalando que incluso sus congéneres solo pueden enfrentarse a ellas por autorización divina (2 Pedro 2:11; Judas 1:9).

Tratar de derribar los poderes celestiales es diferente de expulsar a los demonios de aquellos a los que afligen en la tierra. Somos las fuerzas terrestres, no las aéreas. Esto no significa que no tengamos un papel vital en la guerra espiritual a nivel cósmico. Solo significa que nuestro gusto moderno por los resultados instantáneos no será satisfecho.

En el libro de Daniel, la respuesta de Dios fue inmediata (Daniel 10:12). Pero Daniel perseveró en la oración durante tres semanas antes de recibir la respuesta (10:2-3). Dios le mostró que los imperios surgirían y caerían, pero que el futuro no les pertenecía.

El libro del Apocalipsis ofrece la misma imagen: Satanás está detrás de la bestia de un imperio mundial, Babilonia la Grande. Pero el futuro no pertenece a Babilonia, la prostituta, sino a la Nueva Jerusalén, la novia.

La Biblia nos recuerda que no todas las fuerzas espirituales son malas. Dios actúa incluso en el mundo actual, y las Escrituras nos hacen esperar que las oraciones pueden hacer la diferencia en tiempos de guerra y conflicto.

Antes de que Jacob tuviera que enfrentarse a la banda armada de su hermano Esaú, luchó toda la noche con un ángel. Aunque los rabinos posteriores pensaron que era el ángel de la guarda de Edom, en realidad era el propio Señor (Oseas 12:3-5). Pero los rabinos tenían razón, al menos con respecto a que ganar primero la batalla espiritual es lo que hace la diferencia para el inminente conflicto terrenal. La misma lección aparece cuando las manos levantadas de Moisés determinaron la batalla contra los amalecitas (Éxodo 17:11-13).

En efecto, en el plano cósmico, las fuerzas de Dios superan fácilmente a las fuerzas hostiles. El aprendiz de Eliseo aprendió esa lección cuando Dios le abrió los ojos para ver la montaña llena de carros de fuego (2 Reyes 6:16-17). En aquella ocasión, el Señor cegó milagrosamente a todo un ejército para permitir una resolución pacífica en lugar de una costosa batalla humana (6:18-23).

En otra historia de guerra, Dios le concedió a David la victoria en la batalla una vez que escuchó a las huestes celestiales del Señor marchando por él (2 Samuel 5:24; 1 Crónicas 14:15). Josué también consiguió la victoria tras encontrarse con el capitán del ejército del Señor (Josué 5:13-15).

En otras palabras, Dios nos escucha cuando oramos. En el Libro de Daniel, las naciones arrogantes no aparecen más que como peones en el gran plan de Dios para la historia. En cambio, el ángel anuncia que Daniel, el hombre de oración, es precioso para Dios (Daniel 10:11).

He aquí por qué es importante este tema común: el resultado final ya está decidido, pero mientras tanto, las batallas terrenales continúan, y las vidas individuales siguen en la balanza. Las oraciones de una persona justa cuentan más ante Dios que los planes de los poderes arrogantes del cielo o de la tierra.

Confieso que, si no fuera por mi fe en las Escrituras, estas afirmaciones me sonarían bastante vacías en tiempos de sufrimiento masivo. Pero como creo en la Biblia, cobro ánimo para el futuro. Del mismo modo, fue la fe de mi esposa en Cristo y en la Palabra de Dios lo que alimentó su esperanza y le permitió sobrevivir la guerra en el Congo.

Tanto en la actual guerra en Ucrania como en otros conflictos del mundo, aún no vemos a todos los enemigos de Jesús visiblemente bajo sus pies, y el número de muertes sigue siendo elevado. Pero la exaltación de Jesús sobre los ángeles, las autoridades y los poderes (1 Pedro 3:22) ya ha decidido el resultado final de la guerra cósmica de todos los siglos. Podemos descansar en esa verdad.

Craig Keener es profesor de estudios bíblicos en el Seminario Teológico de Asbury. Es autor de Christobiography: Memories, History, and the Reliability of the Gospels.

Traducción y edición en español por Livia Giselle Seidel.

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La Iglesia ucraniana: «Necesitamos más Biblias»

Mientras Europa del Este entra en guerra, hay una gran demanda de las Escrituras.

Ucranianos reunidos en oración en la plaza central de Kharkiv, Ucrania.

Ucranianos reunidos en oración en la plaza central de Kharkiv, Ucrania.

Christianity Today February 25, 2022
Cortesía de Sociedad Bíblica de Ucrania.

En las mañanas de los últimos domingos en Ucrania, las noticias se han esparcido entre susurros en las iglesias: Los soldados en la frontera del este tienen lanzacohetes portátiles. El hijo de los Bondarenko recibió un disparo en la pierna; dicen que no volverá a caminar. ¿Sabías que los Kovals se fueron? Algunas otras preguntas han permanecido en el silencio: ¿Volveremos a reunirnos la semana que viene?

Ayer, esos susurros se convirtieron en lamentos cuando una serie de misiles cayeron cerca de Kyiv [Kiev].

La invasión sitúa a la iglesia ucraniana en el centro del conflicto, al tiempo que los líderes cristianos tratan de responder a la desesperación e incertidumbre de la gente. Están de pie, unidos y fuertes, y están ayudando a los ucranianos a encontrar esperanza en la Palabra de Dios [enlaces en inglés].

Como director de la Sociedad Bíblica de Estados Unidos (ABS, por sus siglas en inglés), he estado en estrecho contacto con mi amigo y homólogo, Anatoliy Raychynets, quien está sirviendo como secretario general adjunto de la Sociedad Bíblica de Ucrania. A lo largo de los últimos meses, me ha compartido informes que son difíciles de leer: madres que lloran por sus hijos fuera de los hospitales, niños que no recordarán los rostros de sus padres, miles de personas que se sienten desesperadas y asustadas.

Pero Anatoliy también ha observado algo más: líderes de la iglesia trabajando juntos por la paz, y gente buscando la esperanza que ofrecen las Escrituras.

En la iglesia de Anatoliy, la gente teme perderlo todo. Como consecuencia, ha estado compartiendo el Salmo 31 con todos aquellos que están buscando consuelo. En sus informes cuenta que la gente se sorprende a menudo al escuchar unas palabras que, según ellos, parecen haber sido escritas en Kyiv en 2022: «Bendito sea el Señor, pues mostró su gran amor por mí cuando me hallaba en una ciudad sitiada» (v. 21).

A medida que la gente se enfrenta a lo desconocido, muchos experimentan el mensaje de la Biblia por primera vez. Según Anatoliy, en las últimas semanas, sacerdotes y pastores han acudido en masa a la tienda de la Sociedad Bíblica en Kyiv para comprar Biblias. La demanda es tan alta que se han agotado los ejemplares.

Este es, según Anatoliy, uno de sus mayores retos: «Necesitamos más Biblias».

Otro recurso que ofrece la iglesia en Ucrania es un programa de sanación del trauma basado en la Biblia. Aunque comenzó hace solo seis años, el programa ha sido increíblemente eficaz, especialmente para los familiares de los fallecidos en el conflicto con Rusia. Permite a los líderes de la comunidad guiar a pequeños grupos de personas a través de un proceso de restauración.

Ahora que el programa está disponible en tantas iglesias del país, la Sociedad Bíblica de Ucrania no se da abasto para atender las solicitudes de recursos y formación.

Entonces, ¿qué podemos hacer para ayudar?

Nuestros hermanos y hermanas en Ucrania necesitan Biblias para las personas que buscan consuelo en tiempos difíciles. Necesitan recursos que les ayuden a sanar tras experiencias de trauma y que les proporcionen el bálsamo de las Escrituras. Y necesitan que intercedamos por ellos.

«Les pido, en nombre de Jesucristo, que quienes puedan orar, nos incluyan en sus oraciones», dice el pastor local Viacheslav Khramov. «Hoy ha empezado la guerra en nuestro territorio. Pedimos a todos los que puedan orar, que oren por nosotros. Oren por Ucrania. Oren para que se salven vidas, así como nuestros cuerpos y almas».

También Anatoliy se une a esta súplica.

De todo lo que ha compartido conmigo, lo que más me inspira es la muestra de solidaridad de la iglesia ucraniana que trasciende denominaciones, fronteras y partidos.

«Hablamos con nuestros colegas de Rusia», me contó. «Los líderes de la iglesia conversamos unos con otros y oramos juntos. Estamos unidos en el Señor».

Este es exactamente el mensaje del Evangelio que deberíamos magnificar ante un mundo herido: la Palabra de Dios puede reconciliar a los enemigos, echar fuera toda desesperación y sanar los corazones que sufren.

Esta es la visión de la iglesia unida que vemos resplandecer en Ucrania. En medio de la guerra, la política y la división, la iglesia de Jesucristo continúa difundiendo el evangelio y edificando el reino.

Robert L. Briggs es presidente y director general de la Sociedad Bíblica de Estados Unidos (ABS).

Traducción por Sofía Castillo.

Edición en español por Livia Giselle Seidel.

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News

Mientras Rusia invade Ucrania, los pastores se quedan para servir, orar… y resistir

Dos peticiones de oración desde Donetsk: «Primero, que el agresor sea detenido. Después, que Dios nos conceda la paz mental para ser capaces de responder con carácter cristiano y no con odio humano».

El cuerpo del capitán Anton Olegovich Sidorov, recientemente asesinado en Donetsk, en su funeral el 22 de febrero de 2022 en Kiev, Ucrania.

El cuerpo del capitán Anton Olegovich Sidorov, recientemente asesinado en Donetsk, en su funeral el 22 de febrero de 2022 en Kiev, Ucrania.

Christianity Today February 24, 2022
Chris McGrath / Getty Images

Durante la invasión de Rusia a Ucrania, la casa de una familia bautista quedó destruida y un seminario fue sacudido por explosiones cercanas, aunque fuentes locales dijeron a CT que ninguna iglesia o edificio cristiano ha sido atacado hasta ahora.

El presidente Vladímir Putin anunció que sus fuerzas solo estaban atacando instalaciones militares. También afirmó que Ucrania no existe realmente como nación.

Igor Bandura, vicepresidente de la Unión Bautista, la mayor entidad protestante en Ucrania, se enteró de los daños colaterales en la casa de un creyente bautista en Donetsk durante una llamada por Zoom con sus 25 superintendentes regionales.

Con excepción de uno. En las líneas del frente de guerra, en la región oriental de Donbás, el líder bautista del territorio ocupado de Lugansk no pudo unirse.

Pero desde la ciudad de Chasiv Yar, en el frente de batalla de la vecina Donetsk, en una zona que entonces todavía estaba bajo el control del gobierno ucraniano, Bandura recibió informes de evaluación locales.

«La gente no quiere estar bajo control ruso», le dijeron. «Pero se sienten impotentes. ¿Qué puede hacer la gente común?».

Orar. Y mantener la calma.

Este fue el mensaje comunicado por el Consejo de Iglesias y Organizaciones Religiosas de Ucrania (UCCRO, por sus siglas en inglés), un día después de que su pedido a Putin quedara sin respuesta.

El rabino principal de Ucrania invitó a los líderes cristianos a recitar juntos el Salmo 31 [enlaces en inglés].

«Les instamos a mantener la calma, a no ceder frente al pánico y a cumplir las órdenes de las autoridades estatales y militares ucranianas», declaró el UCCRO. «La verdad y la comunidad internacional están del lado de Ucrania. Creemos que el bien prevalecerá, con la ayuda de Dios».

Miles de ucranianos huyeron hacia el oeste mientras los misiles rusos alcanzaban objetivos en toda la nación. El Ministerio del Interior de Ucrania informó acerca de cientos de bombardeos.

El presidente ucraniano Volodímir Zelenski anunció hoy por video poco después de la medianoche que 137 ucranianos fallecieron durante el primer día de la invasión. «Están asesinando gente y transformando ciudades pacíficas en objetivos militares», dijo, según el New York Times. «Es una acción infame que nunca será perdonada».

Valentin Siniy, presidente del Instituto Cristiano Traviski ubicado en Kherson, a unos ochenta kilómetros de Crimea, tuvo que evacuar su seminario junto con un equipo de traductores de la Biblia cuando helicópteros rusos atacaron objetivos en la zona.

«La mayoría de los pastores de edad avanzada de las iglesias se quedaron en las ciudades. Los líderes de jóvenes comenzaron a evacuar a los jóvenes», contó a CT. «Pudimos comprar una camioneta con veinte asientos para evacuar a la gente. Alrededor de 30 personas ahora están en un lugar seguro en el oeste de Ucrania. Pero cerca de 40 personas más están viajando hacia el oeste [en] vehículos que están en mal estado».

Mientras tanto, su iglesia dispuso su sótano para albergar a vecinos que viven en edificios de departamentos para protegerlos de los bombardeos.

«Todos los ministros y yo nos quedamos en Kyiv [Kiev]», dijo Yuriy Kulakevych, director de asuntos internacionales en la Iglesia Pentecostal de Ucrania. «Seguimos con nuestras oraciones de intercesión, hablamos con la gente para reducir el pánico y ayudamos a los necesitados».

En Kámianka, 233 kilómetros más al sur, Vadym Kulynchenko, de la organización Our Legacy Ukraine, informó de que su iglesia ya había empezado a recibir a los refugiados del este. Se les proporcionará un refugio temporal; sin embargo, las principales necesidades son alimentos, medicamentos, combustible, productos de higiene y colchones inflables.

Las bombas alcanzaron tres centros de infraestructura en su ciudad.

«Por favor, oren por la formación de discípulos en el país, la seguridad de nuestra gente y la generosidad en medio de la guerra», pidió Kulynchenko. «Y también oren por discernimiento, ya que hay muchas noticias falsas».

El Seminario Teológico de Kyiv [STK] publicó una advertencia general [enlace en ucraniano].

«Generar pánico mediante la difusión de información falsa con motivos de manipulación es exactamente lo que busca el enemigo», escribió un profesor de comunicaciones el martes pasado. «Esta guerra no es tanto por nuestros territorios, como lo es por nuestra alma y nuestra mente».

El jueves 24, el STK compartió Isaías 41:10 cuando instó a sus lectores en Facebook a que «no tengan miedo, más bien recuerden cuántas veces Dios dice en su Palabra “no teman”» [enlace en ucraniano]. El seminario señaló que el miedo produce parálisis, mientras que tanto la oración como la confianza en Dios y el amor al prójimo brindan fortaleza.

Con un «corazón de plomo», Taras Dyatlik —director regional para Europa del Este y Asia Central en la organización Overseas Council International— escribió a los patrocinadores de la educación teológica sobre las muchas necesidades de oración que tienen actualmente sus colegas líderes de iglesias y de seminarios en Ucrania, incluyendo la recepción de refugiados en sus residencias de dormitorios.

«Muchos de ellos están pensando en la evacuación de los empleados, profesores y estudiantes dentro de Ucrania, y algunos no tienen ninguna posibilidad de evacuar», escribió Dyatlik.

Pidió oración por las familias, incluida la suya, debido a que el anuncio de movilización total por parte de Ucrania «significa que muchos estudiantes, graduados y profesores serán llamados al servicio militar para servir en el ejército y participar en los combates». También pidió oración por las esposas de los líderes. Como todos los hombres de entre 18 y 60 años ya no pueden salir del país, dijo que muchas esposas decidieron quedarse también.

«Hoy hablé con [mi esposa] sobre la posibilidad de salir de Ucrania», escribió Dyatlik. «Ella se negó inmediatamente y dijo: “Estaré contigo hasta el final”».

Los estudiantes del Seminario Teológico Evangélico de Ucrania [STEU], ubicado en las afueras de Kyiv, recibieron instrucciones de refugiarse en el seminario mientras los militares luchaban en un aeropuerto cercano, según informó Josh Tokar, director de los servicios en inglés de la institución. Los que están en el campus están asustados pero no en estado de pánico, dijo. El presidente del seminario publicó un mensaje del Salmo 27: «El Señor es mi luz y mi salvación; ¿a quién temeré?».

Bandura no se unió al llamado a la paz.

«¿Quiénes son ustedes para decir que nuestra nación no existe?», dijo sobre el comentario de Putin. «La verdad está con nosotros, y Dios está con nosotros. Nosotros queremos vivir en paz, pero si Rusia quiere quitárnosla, luchemos».

Aunque hay algunos ucranianos que están a favor de Rusia, dijo, la mitad de la población está dispuesta a defender personalmente su nación.

También han circulado fotos de mujeres aprendiendo a usar armas. Mientras tanto, una encuesta reciente de CNN encontró que el 13 por ciento de los ucranianos encuestados están de acuerdo con el uso de armas por parte de Rusia para unificar las dos naciones. Solo el 36 por ciento de rusos encuestados están de acuerdo. (El 73 por ciento de los ucranianos y el 43 por ciento de los rusos encuestados no están de acuerdo).

La Alianza Evangélica Rusa [AER] transmitió su apoyo al llamado del UCCRO en favor de las iniciativas de pacificación.

«Todos los cristianos evangélicos oramos cada día y pedimos al Todopoderoso que nos dé sabiduría», declaró Vladímir Vlasenko, secretario general de la AER, «para preservar la frágil paz y no sumir a nuestros países en un conflicto fratricida».

«No encontramos justificación admisible para estas acciones y estamos profundamente angustiados por la muerte, la destrucción, el caos y la desgracia que vendrán como consecuencia», declaró Thomas Bucher, secretario general de la Alianza Evangélica Europea, según Evangelical Focus [enlace en inglés].

«La invasión a Ucrania no fue provocada ni tiene justificación admisible alguna», declaró. «Se dijo que el ataque era necesario para proteger a aquellos que son étnicamente rusos y que se encuentran en Ucrania, y para detener las amenazas de Ucrania a Rusia. Tales declaraciones son falsas. Este desastre fue provocado por el presidente Putin con propósitos geopolíticos mayores».

En Rivne, al oeste de Ucrania, las autoridades locales ordenaron [enlace en ucraniano] que todas las iglesias permanecieran abiertas, y que los líderes eclesiásticos se mantuvieran en contacto con los residentes para ayudar a coordinar la asistencia, así como los equipos militares que fueran necesarios.

Muchos en Ucrania están mostrando resiliencia.

El personal de New Life Radio en Odesa, en la costa del mar Negro, vio cómo los misiles pasaban por delante de sus casas. Contaron a Evangelical Focus [enlace en inglés] que están tomando medidas para ocultar los equipos y proteger sus transmisiones, en caso de que la emisora sea asaltada en un futuro próximo.

Vasyl Ostryi, pastor de la Iglesia Bíblica de Irpin ubicada a 28 kilómetros al noroeste de Kyiv, y profesor del ministerio de jóvenes en el STK, también ha decidido quedarse.

«Cuando esto termine, los ciudadanos de Kyiv recordarán cómo han respondido los cristianos en sus momentos de necesidad», escribió para The Gospel Coalition. «Daremos refugio a los débiles, serviremos a los que sufren y restauraremos a los quebrantados. Y mientras lo hacemos, ofreceremos la esperanza inquebrantable de Cristo y su evangelio».

En internet han circulado fotos que muestran a ucranianos arrodillados en oración en las calles de la ciudad.

Ucranianos reunidos en oración en la plaza central de Járkov, Ucrania.Cortesía de la Sociedad Bíblica de Ucrania.
Ucranianos reunidos en oración en la plaza central de Járkov, Ucrania.

La aplicación móvil YouVersion señaló un aumento repentino de su aplicación de la Biblia por parte de usuarios ucranianos y rusos durante las últimas tres semanas: las búsquedas de temor se incrementaron un 11 por ciento, y las búsquedas de paz aumentaron un 44 por ciento.

«Teníamos ejemplares de la Biblia impresos listos para 2022, pero estamos en el segundo mes del año y ya casi no nos quedan ejemplares en nuestro depósito», Anatoliy Raychynets, subsecretario general de la Sociedad Bíblica de Ucrania, contó a Eternity News poco antes de la invasión.

«En nuestras iglesias —ya sean ortodoxas, católicas, protestantes o evangélicas— hay más personas nuevas. No solo los domingos o sábados, sino también en los servicios durante la semana», contó al servicio de noticias de la Sociedad Bíblica de Australia. «Están viniendo personas nuevas a los estudios bíblicos que tenemos por la noche. Desean orar y escuchar un mensaje que les traiga esperanza o consuelo».

Rick Perhai, director de grados avanzados en el STK, dijo que la iglesia internacional en la que es pastor en Kyiv tiene varios líderes que recomiendan que la congregación lleve a cabo su culto este próximo domingo. Algunos de sus miembros expatriados han huido; otros quieren quedarse y unirse a la lucha.

Perhai lamenta que el enemigo esté intentando destruir Ucrania mientras los cristianos de esta nación están cada vez más preparados para llevar el evangelio a las naciones vecinas. No obstante, ora por los rusos pidiendo a Dios que les conceda el arrepentimiento.

Pero su petición también es imprecatoria.

«Oren para que la nación rusa se canse de los desplantes de su tirano en casa y en el extranjero», dijo Perhai, «y para que lo destituyan».

Dyatlik también pidió oración por «la verdad», aludiendo a todas las «perspectivas» de los medios de comunicación.

«Nosotros no hemos invitado a la guerra. El Kremlin y Vladímir Putin la trajeron a Ucrania. (…) Hay una evaluación moral de los actos de agresión como este», escribió el educador teológico. «Estos actos tienen una definición bíblica y una evaluación bíblica. Por favor, oren por el discernimiento espiritual sobre estas cosas».

Dyatlik finalizó su carta de oración con peticiones por los creyentes de ambos lados del conflicto:

Por favor, oren por los cristianos rusos para que eleven sus oraciones y su voz hacia el gobierno ruso para que detenga las agresiones; [que] no se queden callados; por favor, oren por los gobiernos occidentales, de Estados Unidos y de la Unión Europea.

Por último, por favor, oren por los cristianos ucranianos, para que sirvamos y vivamos como una comunidad de la esperanza en el pleno sentido de este término, para que durante estos tiempos terribles invitemos a más y más personas a una relación con Dios y con otros hermanos cristianos, a un vínculo de amor, esperanza, ánimo, apoyo, y para que nuestra mente y carácter sigan siendo transformados para reflejar los de Jesucristo.

Las naciones occidentales han condenado abiertamente a Putin, y han preparado sanciones. Han circulado informes de rusos haciendo fila en los cajeros automáticos para retirar su dinero, temerosos de que la nación quede aislada del sistema bancario internacional.

Mientras tanto, en Donetsk, donde 25 equipos de misioneros han estado trabajando para establecer iglesias, las filas de combustible tienen una espera de horas para obtener un suministro racionado de 18 litros. Las tiendas de comestibles tienen estantes vacíos mientras los ucranianos buscan abastecerse de alimentos y agua.

Bandura transmitió las dos principales peticiones de oración de su supervisor.

«Primero, para que el agresor sea detenido», dice. «Pero también que Dios nos conceda la paz mental para ser capaces de responder con carácter cristiano y no con odio humano».

Reportes adicionales por Rachel Pfeiffer.

Traducción por Sofía Castillo.

Edición en español por Livia Giselle Seidel.

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Por qué John Perkins no quería más cristianos blancos como Jonathan Edwards

Una historia violenta y pecaminosa exige una presentación más clara del evangelio.

Christianity Today February 24, 2022
Illustration by Mallory Rentsch / Source Images: Courtesy of John and Vera Mae Perkins Foundation / WikiMedia Commons / Rischgitz / Stringer / Getty

John Perkins se puso de pie en la reunión de planificación de una cruzada de Billy Graham que tendría lugar en Jackson, Misisipi, en 1975.

El pastor negro y activista de los derechos civiles fue invitado a la reunión junto con un grupo de clérigos afroamericanos de la zona, porque el propio Graham había insistido en que en el evento de evangelización no debería haber segregación racial. Los habitantes de Misisipi, blancos y negros, escucharían el evangelio juntos. Perkins amaba a Billy Graham y su poderoso mensaje evangélico, y se entusiasmó al saber que el principal evangelista del mundo estaba tomando medidas prácticas para acabar con la segregación en la iglesia.

Entonces, asistió a la reunión en el hotel Holiday Inn en Jackson y se sentó en el lado negro de la sala de conferencias, junto a todos los pastores negros, y miró hacia el lado blanco, donde estaban todos los pastores blancos.

Luego, se puso de pie.

Preguntó a los pastores blancos si sus iglesias estaban comprometidas a aceptar en sus congregaciones nuevos conversos de la cruzada si los hermanos y hermanas nacidos de nuevo eran negros.

Él no creía que ellos estuvieran preparados para eso en Misisipi. Y si ellos no estaban listos, él no sabría si lo estaría tampoco.

«No sé si quiero o no participar en producir el mismo tipo de cristianos blancos que hemos tenido en el pasado», dijo Perkins.

Estaba pensando en todos los cristianos blancos que habían cerrado las puertas de sus iglesias a los negros. Y en los cristianos blancos que habían apoyado el Plan Misisipi para evitar que los negros votaran, con el objetivo de «establecer la supremacía blanca en el Estado, dentro de los límites impuestos por la Constitución Federal», tal como lo describió un legislador estatal en ese momento [enlaces en inglés] .

Estaba pensando en los cristianos blancos cuya única respuesta a la violencia racista perpetrada contra los cuerpos de los negros fue decir: «Esperen». Y en los cristianos blancos que no solo no se habían sentido impulsados a unirse a las protestas por los derechos civiles tras la injusticia de Jim Crow, sino que también habían visto iglesias negras en sus propios pueblos destruidas, quemadas y bombardeadas, y nunca dijeron nada.

Y también podría haber estado pensando en Jonathan Edwards.

Sacudir a los cristianos y convencer a los pecadores

Edwards, por supuesto, era un teólogo y pastor puritano de Nueva Inglaterra que había muerto hacía más de 200 años. Tuvo una marcada influencia en los evangelistas estadounidenses, desde Charles Finney hasta Billy Graham. Y moldeó profundamente a varios predicadores notables del siglo XX, incluidos John MacArthur y John Piper, quien una vez dijo que, para él, los escritos de Edwards «exaltan a Cristo, rinden reverencia a Dios, iluminan las Escrituras, atraen la justicia, endulzan la oración, impulsan las misiones y profundizan el amor más que ningún otro autor fuera de la Biblia».

Durante la mayor parte de la historia estadounidense, Edwards fue conocido específicamente por su papel en el Gran Despertar. Predicó un sermón increíble sobre el infierno y las arañas que encendió el fuego del avivamiento.

El sermón fue tan icónico, tan central para lo que los cristianos enfocados en el avivamiento en Estados Unidos querían decir cuando decían «avivamiento», que Billy Graham una vez predicó el mismo sermón. En Los Ángeles en 1949, Graham le dijo a su audiencia que iba a hacer algo un poco diferente y en lugar de predicar sus propias palabras, predicaría las de Jonathan Edwards.

«No es demasiado largo», dijo. «Voy a leerlo e improvisar parte de él, pero quiero que sientan el poder, quiero que sientan el lenguaje. Le pido esta noche al mismo bendito Espíritu Santo que se movió en ese día que se mueva nuevamente esta noche en 1949 y nos saque de nuestro letargo como cristianos y convenza a los pecadores para que podamos llegar al arrepentimiento».

Perkins probablemente no lo sabía, aunque estaba en Los Ángeles en ese momento. Había huido a California desde Misisipi dos años antes, después de que un oficial del alguacil de raza blanca matara a su hermano. Pero Perkins aún no había aceptado el evangelio y venido a Jesús.

No fue sino hasta 1957 que Perkins fue a una clase de escuela dominical con su hijo, escuchó y aceptó la verdad de que Dios lo amaba. Luego fue y estudió cómo ser un predicador con el padre de John MacArthur, Jack, y regresó a Misisipi para comenzar un ministerio con el mismo nombre del programa de radio de Jack MacArthur: Voice of Calvary Ministries.

Entonces, Perkins probablemente no sabía que Graham había predicado alguna vez el sermon «Pecadores en las manos de un Dios enojado».

Probablemente, tampoco sabía que Edwards defendió la esclavitud y él mismo compró dos niños negros a lo largo de su vida: una niña de 14 años y un niño de 3 años. La explicación de Edwards para poseer humanos con un color de piel distinto nunca fue publicada.

Comprando humanos

Los biógrafos de Edwards mencionaron brevemente a los esclavos y la esclavitud, pero no entraron en detalles sobre cómo el ministro, a los 27 años, condujo personalmente más de 130 millas para pagar 80 libras por una niña de 14 años, a quien los hombres que la robaron de África llamaron Venus. Cuando regresó a casa, el cuerpo de la niña, su trabajo y todos sus futuros hijos, así como los cuerpos y el trabajo de ellos, le pertenecían por ley. Tenía un recibo en su bolsillo que decía que ella era suya para «usar y beneficiarse» (hacer uso de ella) «para siempre».

Los biógrafos tampoco mencionaron cómo, a los 52 años, Edwards compró otro humano, un niño pequeño llamado Titus. Pagó 30 libras por el niño de tres años. Cuando el niño tenía cinco años, Edwards lo incluyó en su testamento, dentro de una lista de animales que poseía.

Pero si Perkins no sabía sobre la relación personal del famoso predicador con la esclavitud o su defensa privada de esa práctica, sí sabía que nada en el gran sermón de Edwards sobre el pecado había convencido a nadie en Misisipi de que la esclavitud, la segregación racial o la supremacía blanca estaban mal.

Sabía que los cristianos blancos podían abrazar a los predicadores del cristianismo de avivamiento, desde Edwards hasta Graham, sin cuestionar siquiera la injusticia que sufrían los negros que los rodeaban.

Sabía que algunos cristianos blancos en Misisipi incluso llamaron a sus hijos Jonathan Edwards. Y algunos de esos niños se convirtieron en racistas violentos.

Perkins conoció a uno de ellos personalmente. Así que cuando se puso de pie en la reunión de planificación del evento de evangelización y dijo: «No sé si quiero o no participar en producir el mismo tipo de cristianos blancos que hemos tenido en el pasado», bien pudo haber estado pensando en aquel Jonathan Edwards.

Izquierda: Perkins arrestado luego de una protesta en 1970. En el medio: Marcha por el funeral de Medgar Evers en 1961. Derecha: La familia Perkins en 1960.Illustration by Mallory Rentsch / Source Images Courtesy of JVMPF
Izquierda: Perkins arrestado luego de una protesta en 1970. En el medio: Marcha por el funeral de Medgar Evers en 1961. Derecha: La familia Perkins en 1960.

El otro Jonathan Edwards

Ese otro Edwards, Jonathan R. Edwards, fue elegido alguacil del condado de Rankin en 1962. Una de las cosas que mencionó a los votantes en su campaña, además de sus seis años como oficial de la comisaría y sus profundas raíces en la comunidad, fue que era un bautista de toda la vida.

El mes después de que asumió el cargo, Edwards fue llamado a la corte del condado de Rankin porque tres hombres negros intentaban registrarse para votar. En ese momento, había 6944 afroamericanos en el condado de Rankin, pero solo 43 de ellos podían votar. Si estos hombres se registraran, sumarían 46.

Pero Edwards y sus ayudantes se aseguraron de que eso no sucediera. El comisario se acercó a uno de los hombres y lo golpeó.

«Lo golpeé y seguí golpeándolo», testificó Edwards más tarde en la corte. «Y si no hubiera corrido, habría seguido golpeándolo».

El hombre negro, que bien pudo haber sido capacitado por el Comité Coordinador Estudiantil No Violento, no enfrentó la violencia del comisario con violencia. De cualquier forma, eso no impidió que Edwards lo golpeara más.

«Lo abofeteé la primera vez», dijo Edwards. «Lo derribé, y se cayó aquí, y me puse encima de él, y no sé cuántas veces lo golpeé, todas las que pude».

El juez del caso dictaminó que Edwards no había violado los derechos civiles del hombre. Dijo que el alguacil no estaba tratando de evitar que nadie votara, y que fue «puramente incidental» que la golpiza ocurriera en la oficina del registro.

Además, concluyó el juez, se trataba de un «evento pasado» y «no había justificación razonable para creer que tal incidente pudiera volver a ocurrir».

Sucedió de nuevo. Esa vez, el comisario con el nombre del gran predicador estadounidense agredió a John Perkins.

En 1970, Perkins dirigió a más de 100 manifestantes en una marcha en protesta por los negocios segregados en Misisipi. Ellos corearon: «Haz lo correcto, hombre blanco, haz lo correcto». De camino a casa después de la marcha, 20 estudiantes universitarios fueron arrestados y llevados a la cárcel del condado de Rankin. Temiendo que los estudiantes pudieran ser linchados, Perkins y otros dos líderes del boicot se apresuraron a rescatarlos.

Encontraron a los agentes del alguacil bebiendo whisky de maíz. Los diputados habían rapado a la fuerza las cabezas de dos de los manifestantes y estaban vertiendo el licor sobre su cuero cabelludo recién rapado.

Cuando Edwards vio a Perkins entrar a la cárcel, lo reconoció como el líder. Él dijo: «Este es el [negro] inteligente». Entonces empezó a golpearlo.

Golpeó a Perkins, posiblemente con una cachiporra, un arma hecha de madera y plomo envuelta en cuero. Perkins cayó y Edwards lo pateó, brutal y repetidamente, deteniéndose solo para volver a meterse la camisa.

Cuando terminó la golpiza, el comisario hizo que el ministro se levantara y limpiara su propia sangre del piso.

Edwards testificó más tarde que Perkins le había lanzado un puñetazo sin provocación, pero falló. Nadie más vio eso. Perkins también tenía una pistola en su auto, aunque no la había traído con él dentro de la comisaría y el comisario no se enteró sino hasta después del arresto cuando fue y registró el auto.

Sin embargo, Edwards le dijo al tribunal que la violencia estaba justificada.

«Claro, fueron maltratados», dijo, «pero ellos lo pidieron».

Lo que el evangelio puede hacer

Perkins casi muere a causa de sus heridas. En el hospital, pensó mucho en el racismo que lo había puesto allí. Pensó en los blancos, cristianos blancos, que le pondrían por nombre a su hijo Jonathan Edwards y lo harían crecer para convertirse en un comisario racista.

«Llegué a la conclusión, a la dura conclusión», dijo Perkins más tarde, «de que los blancos de Misisipi eran crueles. Y eran injustos. Y el sistema estaba totalmente en bancarrota… Me quedé con la idea de que había que derribarlo».

Como cristiano, Perkins creía que el evangelio podía derrocar ese sistema. Dios podía reconciliar a los pecadores consigo mismo y entre sí. Jesús podía quitar el odio de los corazones humanos y reemplazarlo con amor. El Espíritu Santo podría mover a la gente a renunciar al poder en lugar de defenderlo con violencia.

Perkins predicaría y protestaría y correría el riesgo de ser lesionado nuevamente porque creía en el poder del evangelio.

Sin embargo, no podría ser un evangelio que produjera más Jonathan Edwards.

Es por eso por lo que se puso de pie en 1975 y les preguntó a las personas que planeaban una cruzada de Billy Graham una pregunta que todavía resuena en los Estados Unidos hoy: ¿El evangelio que están predicando producirá un tipo diferente de cristianos blancos que los que ha producido en el pasado?

Traducción por Sergio Salazar.

Edición en español por Livia Giselle Seidel.

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La gestión del tiempo no existe

Tal vez la productividad no le importe a Dios de la forma frenética que yo he imaginado.

Christianity Today February 23, 2022
Illustration by Mallory Rentsch / Source Images: Stas / Unsplash / Patrick Strattner / Getty

Durante mucho tiempo fui una ávida lectora de libros sobre la gestión del tiempo. Después de que el mundo entró en confinamiento en marzo de 2020, me quité el pijama para afrontar el reto de una agenda en blanco. Le creí a todos los artículos que me decían que ese era el momento propicio para limpiar mis armarios, organizar mi despensa y ordenar mi colección de fotografías.

Y sí, al principio de la pandemia, me encantaba mi garaje recién organizado, y me alegró haberme ocupado de las torres de papeles que había evitado por mucho tiempo. La productividad es, por supuesto, una fuente moderna de consuelo existencial. Se dice que un buen día es aquel en que se completan las tareas pendientes.

Sin embargo, este año no voy a salir en busca de un mejor planificador. Tampoco buscaré la mejor aplicación móvil de productividad. Por primera vez, no me haré ilusiones de que una nueva técnica o un mejor producto de consumo me ayudarán a domar a la bestia salvaje llamada tiempo.

La gestión del tiempo es ilusoria. Aunque el tiempo sea dinero, como dice la frase célebre de Benjamin Franklin, no podemos hacer crecer nuestra gama de inversiones. Por supuesto, es cierto que podemos intentar maximizar el rendimiento de los minutos, pero tal como la pandemia sigue enseñándonos, el mañana nunca está garantizado. Más bien, debemos administrar nuestra atención con diligencia.

A pesar de todos mis esfuerzos renovados por volverme más productiva al comienzo de la pandemia, nunca conseguí acallar el ritmo de mi ansioso corazón. Tenía mucho tiempo a mi disposición, tiempo productivo, y aun así sufría ansiedad por el tiempo.

Como cristiana, sé que el tiempo es importante a los ojos de Dios, pero últimamente he comenzado a pensar que la forma en que le importa no coincide con las formas frenéticas que he imaginado. Es cierto que nuestra concepción del tiempo como algo medible e instrumental —como algo que se puede usar o perder, ahorrar o gastar— es relativamente reciente. Pero incluso antes de la invención del reloj —en el monasterio medieval— los seres humanos ya eran criaturas ansiosas por el tiempo.

Como David Rooney escribió en About Time [enlaces en inglés], unos años después de que el primer reloj solar fuera instalado en Roma en el año 263 a.C., un personaje de una obra de teatro exclamó: «¡Que los dioses maldigan al hombre que descubrió por primera vez las horas, sí, aquel que instaló por primera vez un reloj solar aquí, que ha partido el día en pedazos para el pobre de mí!».

La gestión del tiempo no puede dar una solución a la crisis de la mortalidad, es decir, esa sensación premonitoria de que los días y los años son cortos. Sin duda, he desarrollado algunas habilidades útiles a partir de los muchos libros de gestión del tiempo que he leído, tales como planificar con antelación, dividir los proyectos más grandes en tareas más pequeñas, y eliminar sin compasión aquellos proyectos que no son esenciales. Sin embargo, como sostiene Melissa Gregg en Counterproductive [Contraproductivo], probablemente también sea cierto que podría haber leído un solo libro bueno sobre la gestión del tiempo, considerando cuán pocas ideas nuevas han surgido desde principios del siglo XX.

Algo que parece ser mucho más importante que las disciplinas de gestión del tiempo son las disciplinas de gestión de la atención. Los minutos no son nuestros para multiplicarlos, sino que los recibimos como un regalo. Sin embargo, lo que sí podemos hacer es desarrollar y perfeccionar la capacidad de vivir esos minutos con atención, es decir, con una presencia consciente y plena. La filósofa francesa Simone Weil se dio cuenta de los beneficios de la atención en su vida espiritual cuando comenzó a repetir la oración del Padre Nuestro en griego todos los días. Cada vez que su atención comenzaba a divagar, volvía a empezar: «Fue durante una de estas recitaciones cuando (…) Cristo mismo descendió y tomó posesión de mí».

Muchos han señalado que vivimos en una economía de la atención, es decir, que lo más valioso hoy en día son los segundos y minutos que pasamos entretenidos en internet, tiempo que es vendido a alguien para obtener ganancias. Cuando Facebook entró en el mercado bursátil en 2012, por ejemplo, no tenía un plan claramente articulado para generar ingresos, pero sí sabía que era dueño del tiempo del mundo.

Matthew Crawford señala en The World Beyond Your Head [El mundo más allá de tu cabeza] que uno de los desafíos de la vida moderna es que no siempre tenemos la capacidad de controlar nuestra atención. Cuando nos sentamos en un aeropuerto, cuando hacemos la fila en el supermercado o cuando repasamos los titulares del día siempre hay alguien presente que hace sonar su agresivo megáfono y nos insiste que creamos, que nos suscribamos o que compremos. La atención es un recurso disputado, y será invadida como una ciudad desprotegida a menos que construyamos muros, pongamos centinelas y la fortifiquemos contra todo ataque.

Las condiciones actuales dificultan el manejo de la atención, especialmente cuando tenemos un teléfono inteligente vibrando en nuestro bolsillo. Pero así como la ansiedad por el tiempo es antigua, también lo es la lucha por la atención. Fue la atención lo que el apóstol Pablo exhortó a los filipenses a cultivar: «… todo lo que es verdadero, todo lo digno, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo honorable, si hay alguna virtud o algo que merece elogio, en esto meditad» (Filipenses 4:8, LBLA, énfasis añadido).

Pablo les estaba diciendo: su atención es valiosa. Desarróllenla para el bien. Cuando Pablo instruyó a los corintios para que llevaran «… cautivo todo pensamiento» (2 Corintios 10:5, NVI), no creo que haya pensado en la atención meramente como una facultad racional. Creo que estaba haciendo una referencia más amplia que incluía la constante práctica moral de la atención de amar el bien y habituarnos a él: «Pongan en práctica lo que de mí han aprendido, recibido y oído, y lo que han visto en mí» (Filipenses 4:9).

Crawford argumenta que la atención requiere sumisión, lo cual parece un razonamiento peculiarmente cristiano. El autor reconoce que la palabra puede producir un impacto desagradable, dado que la autonomía es considerada a menudo el bien supremo en la vida moderna. A lo que se refería era que la atención requiere una «sumisión a aquellas cosas que tienen leyes incontrolables (…) ya sea que se trate de un instrumento musical, un jardín o la construcción de un puente». Para Crawford, la atención nunca es autónoma ni busca la autocontemplación. Más bien, es una forma de devoción al otro. La atención no requiere simplemente que miremos hacia arriba (más allá de la pantalla de nuestros teléfonos), sino que miremos hacia fuera, más allá de nosotros mismos.

Hoy en día me interesan más los proyectos que se enfocan en el desarrollo y la optimización de la atención; libros como The Common Rule [La regla común] de Justin Whitmel Earley ( el cual estamos leyendo juntos en nuestro grupo pequeño de la iglesia). El libro de Earley no está dedicado a la gestión del tiempo. En cambio, propone la idea de ritmos regulares —en el tiempo— que nos llaman a la sumisión a nuestro Creador, a quien pertenece todo el tiempo: hábitos diarios como la oración de rodillas y el ascetismo digital, y hábitos semanales como el sabbat y el ayuno.

Este marco —de hábitos y reglas para la vida— tiene una característica monástica. Es un proyecto de atención. Sin embargo, no es simplemente un ejercicio individual, sino un ejercicio comunitario. Esta idea plantea la cuestión de qué pueden hacer las iglesias para ayudar a sus congregantes a cultivar la facultad de la atención. En el contexto de mi propia iglesia, me encantaría que dependiéramos menos de los teléfonos para los asuntos operativos los domingos por la mañana, y que logremos, especialmente los involucrados en el servicio, dejarlos en casa, o al menos que los silenciemos y los ignoremos efectivamente. Me encantaría que nos esforzáramos todos juntos en pensar más cuidadosamente en nuestros hábitos y prácticas digitales a lo largo de la semana, porque la atención parece ser una habilidad analógica.

Pienso que la atención es lo que el Hermano Lorenzo aprendió a poner en práctica mientras lavaba los platos en la cocina del monasterio. En lugar de preocuparse por el tiempo y su transcurso, consideraba que todo el tiempo era valioso en la medida en que uno lo vive con una atención devota:

Para mí no hay diferencia entre el tiempo de los quehaceres y el tiempo de la oración. Incluso en medio del ruido y el estrépito de mi cocina, mientras varias personas hablan al mismo tiempo pidiendo cosas diferentes, puedo sentir a Dios en mí con tanta tranquilidad como si estuviera de rodillas durante el sagrado sacramento.

La comercialización y promoción de la gestión del tiempo se aprovecha del miedo existencial de que la vida es corta y somos mortales. Sus consejos y trucos quizás nos ayuden a gestionar algunos de los aspectos complicados de la vida y el trabajo contemporáneos, pero no nos pueden enseñar, en palabras del Hermano Lorenzo, a «hacer todas las cosas por amor a Dios». Para eso, necesitaremos practicar cómo controlar nuestra atención.

Jen Pollock Michel vive en Toronto y es escritora, presentadora de pódcast y conferencista. Es autora de cuatro libros y actualmente está trabajando en In Good Time: 8 Habits for Reimagining Productivity, Resisting Hurry, and Practicing Peace (Baker Books, 2022).

Traducción por Sofía Castillo.

Edición en español por Livia Giselle Seidel.

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Los cristianos de Tonga sintieron la fuerza del volcán. También las oraciones del mundo.

El pequeño reino y su diáspora atribuyen a su fe cristiana el bajo número de víctimas.

Christianity Today February 23, 2022
NurPhoto / Contributor / Getty

Cuando oyó la primera explosión, Feʻilaokitau Kaho Tevi estaba en la fila para lavar su coche en Nukuʻalofa, la capital de Tonga. Volvió a casa rápidamente. Otros se encontraron atascados en el tráfico mientras el 15 de enero entraba en erupción un volcán en el reino insular, que según los científicos de la NASA fue cientos de veces más potente que la bomba atómica de Hiroshima.

La explosión arrojó una capa de ceniza de varios centímetros de grosor sobre edificios, coches, plantas y árboles, y generó olas que alcanzaron alturas estimadas de 15 metros (50 pies), arrasando pueblos y complejos turísticos de la costa. La fuerza del agua empujó rocas y escombros a las carreteras. El cable de telecomunicaciones submarino que conectaba esta nación del Pacífico Sur de 105 000 habitantes con el resto del mundo se rompió.

Y, sin embargo, «sentimos las oraciones de la comunidad cristiana mundial», dijo Tevi, ex secretario general de la Conferencia de Iglesias del Pacífico, quien anteriormente había ayudado a dirigir las actividades de ayuda de Tearfund frente a los desastres naturales en la región [enlaces en inglés].

Tiene razón.

Preocupados por la suerte de sus seres queridos, muchos de los 150 000 habitantes de la diáspora de Tonga han llevado a cabo maratones de oración durante toda la noche, organizado vigilias y utilizado las redes sociales para implorar a otros creyentes que pidan a Dios por la seguridad y la protección de sus seres queridos.

«Fueron noches de insomnio para mí y para muchos tonganos de todo el mundo», dijo Sela Finau, pastora de la Primera Iglesia Metodista Unida de Taylor, cerca de Austin, Texas. «Esperábamos desesperadamente oír alguna palabra de vida desde el lejano reino. Mientras nuestra comunicación con la familia y el pueblo de Tonga estaba completamente suspendida, nos apoyamos en nuestra fe. Sabíamos que nuestra comunicación con Dios estaba siempre abierta y que podíamos pedir la misericordia y la protección de Dios».

Muchos tonganos que han abandonado las islas ahora viven en Australia, Nueva Zelanda o Estados Unidos, lugares que les dieron la oportunidad de poner la difícil situación de esa pequeña comunidad en el radar del mundo.

«Algunas personas nunca han estado en Tonga, otras nunca han oído siquiera hablar de Tonga; pero cuando los creyentes llamaron a otros a orar, la gente comenzó a hacerlo», dijo Rachel Afeaki-Taumoepeau, secretaria regional de la Región Evangélica del Pacífico Sur de la Alianza Evangélica Mundial. Su familia proviene de Tonga.

Muchos ven la mano de Dios velando por el reino conformado por unas 170 islas, dada la disparidad entre la intensidad del desastre y el bajo número de víctimas (tres).

«Durante las dos últimas semanas, he estado orando día y noche, agradeciendo a Dios que haya librado a Tonga», dijo Siesia «Sia» Puloka, pastora de la Iglesia Metodista Unida de Seaview, en Seattle. «Cuando intentas ver Tonga, casi tienes que besar el mapa: es solo un pequeño punto. El tsunami y la erupción podrían haber arrasado Tonga en un segundo. Es plana como un panqueque».

Los cristianos de Tonga no se limitan a dar crédito a las oraciones que comenzaron tras la explosión del volcán. Ellos también mencionan al rey Tupou, que dedicó las islas a Dios y en 1839 adoptó un nuevo lema para su reino: «Ko e ʻOtua mo Tonga Ko Hoku Tofiʻa» («Dios y Tonga son mi herencia»). Tupou formó parte de la primera generación de tonganos que se convirtieron al cristianismo tras la llegada de los misioneros occidentales a finales del siglo XVIII.

Hoy, la única monarquía que queda en el Pacífico es abrumadoramente cristiana. Los protestantes constituyen casi dos tercios de la población (64.9 %), y la mayoría (incluida la familia real) pertenece a la Iglesia Libre Wesleyana. El mormonismo llegó en la década de 1890, y hoy el 16.8 % de la población pertenece a la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, lo que convierte a Tonga en la nación con mayor porcentaje de mormones del mundo. Aproximadamente la misma proporción de tonganos son católicos romanos.

Como miles de tonganos han emigrado, las iglesias de los lugares donde se han reubicado han servido como centros de conexión cultural. Al frente de una de las dos congregaciones tonganas de Seattle, Puloka predica en tongano y en inglés en sus servicios, como parte de un esfuerzo por mantener a la generación más joven involucrada con su nación de origen.

«Cuando hay fiestas, las celebramos en la iglesia y en la comunidad. Hacemos nuestros bailes isleños, cantamos las canciones de nuestra tierra», dijo Puloka. «Llevamos nuestro atuendo tongano a la iglesia. Les digo a nuestros jóvenes que son hermosos, amados y adorados. Especialmente a los niños que han nacido aquí, que quieren estar en el grupo, que quieren pertenecer. Quiero que también sepan que son tonganos porque sus padres y abuelos lo son».

Este estrecho sentido de camaradería se refleja incluso desde el punto de vista lingüístico: el idioma tongano no tiene una palabra para referirse a los primos, por lo que los primos se consideran hermanos, explicó Finau.

«La familia nuclear tal como existe en el contexto de Occidente no existe en la estructura familiar de la isla pasifika», dijo. «Del mismo modo, Jesús consideraba a otros como sus hermanos y hermanas, sobre todo a los que seguían el camino de Dios, como se cuenta en Mateo 12. Todos pertenecemos a la familia de Dios. Todos pertenecemos al cuerpo, como describió el apóstol Pablo en Primera de Corintios 12.

»Los tonganos, como todo el pueblo pasifika, se ven a sí mismos conectados y forman parte del moana (océano). Por eso, cuando los tonganos están en la diáspora por todo el mundo, seguimos sintiéndonos conectados a través del moana. Al fin y al cabo, solo hay un moana», dijo la pastora de Texas.

«Un himno, llamado “Eiki Ko e ʻOfa ʻA ʻAu” (Señor, qué grande es tu amor), lo aprenden todos los tonganos desde niños. El himno es inmensamente emocional y significativo para los tonganos; muchos se lo saben de memoria», dijo. «Compartí esta canción en mi página de redes sociales varias veces poco después del volcán y el tsunami. La letra aporta una sensación de paz y nos recuerda que debemos apoyarnos y confiar solo en Dios. La canción utiliza el océano como metáfora, y es un relato preciso de cómo los tonganos expresan su amor por Dios y viceversa. Para los tonganos, el océano no es solo un símbolo de vida; es su fuente de vida, una forma de vivir, una inspiración eterna».

En los últimos días, la ayuda ha atravesado el océano, con el envío de barcos por parte de Nueva Zelanda, Australia, Estados Unidos y el Reino Unido. Tonga es un país libre de COVID, por lo que el reto ahora es asegurarse de que el virus no acompañe a los suministros. Como más del 70 % del país ha recibido al menos una dosis de la vacuna, Tonga está a punto de reabrir sus fronteras después de casi dos años. No está claro cuánto tiempo más tendrán que esperar quienes están desesperados por ver a sus seres queridos o por regresar.

A pesar de la destrucción, la vida ha vuelto a la normalidad (al menos en lo que respecta a la pandemia). La semana pasada, los niños volvieron a la escuela y las iglesias abrieron sus puertas. Incluso cuando la ceniza sigue cubriendo grandes partes de las islas, algunos ciudadanos con mentalidad empresarial han empezado a vender bolsas de ella para reutilizarla como material para repellar.

«Tonga se salvó en gran medida gracias a fuerzas que están más allá de nosotros. Fue casi como un milagro», dijo Tevi. «Si calculamos que la explosión fue (muchas) veces mayor que la de Hiroshima, es una sorpresa y una maravilla que todavía estemos aquí. Estamos en manos de Dios. Él nos ha hecho pasar por varias catástrofes y hemos salido sanos y salvos».

Traducción y edición en español por Livia Giselle Seidel.

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