Mientras Ucrania continúa siendo azotada por Rusia, los refugiados sirios saben mejor que nadie por qué orar. «Esto es lo que nos pasó a nosotros», dijeron estudiantes refugiados en el centro Together for the Family en Zahlé, Líbano. «No queremos que le pase lo mismo a otras personas».
Nacida en Homs, Siria, e hija de un pastor bautista, Izdihar Kassis se casó con un hombre libanés y fundaron el centro en 2006. Ella cambió el enfoque de su ministerio para cuidar «a su gente» cuando la guerra civil siria comenzó en 2011. Cerca de 50 jóvenes traumatizados han encontrado consejo allí cada año, y 300 se han graduado de los programas vocacionales del centro.
Mientras los refugiados discutían la «horrible» situación en Europa durante el servicio dominical, Kassis sugirió hacer intercesión. Los 40 niños y 30 miembros y voluntarios sirios del equipo inclinaron sus cabezas para orar.
Pero un niño quiso asegurarse de que los ucranianos supieran de su solidaridad. Salío al frío y la nieve del Valle de la Becá, donde la mayoría del millon y medio de refugiados sirios del Líbano se han refugiado.
Su cartel proclamaba: «Orando por la paz».
Desde la invasión, de un total de 43 millones de habitantes en Ucrania, cerca de 4 millones se han convertido en refugiados, mientras que otros 6.5 millones han sido desplazados dentro del mismo país [enlaces en inglés].
Aun después de once años de guerra civil, la mayoría de los 6.8 millones de refugiados provenientes de Siria —de una población total de 20 millones— todavía viven en el limbo. Ya que la mayoría de los países europeos les han cerrado sus puertas, es imposible no hacer comparaciones con la cálida bienvenida a quienes huyen de la agresión rusa.
Esta reacción europea ha ofendido a muchos.
«Hay un doble estándar perpetuo e indignación selectiva en las noticias mundiales, en los gobiernos de Occidente (y, tristemente, también en las iglesias de occidente) cuando reportan guerras, conflictos y las duras condiciones de los refugiados», dijo Vinoth Ramachandra de Sri Lanka, un líder sénior de la International Fellowship of Evangelical Students (IFES), afiliada con InterVarsity.
«Si los ucranianos no fueran rubios y de ojos azules, ¿su situación habría provocado [esta] derrame de compasión?» Es una pregunta legítima. ¿Estamos presenciando la hipocresía —o incluso el racismo— europeos en todo su esplendor?
Los cristianos árabes no son tan prontos para juzgar.
Nacido en Siria, José Kassab lidera hoy el Concilio Supremo de Iglesias Evangélicas en Siria y Líbano con sede en Beirut. Comentó que más de un millón de compatriotas han sido recibidos en Europa (Europa Occidental, principalmente). Las naciones orientales, dijo, todavía se están recuperando de la era comunista y no han desarrollado aún el mismo sentido de los derechos humanos.
No debería haber ninguna discriminación, pero aun así lo comprende. La iglesia primitiva también batalló para abrir sus primeras misiones a los no judíos.
«En cada sociedad hay racismo» dijo Kassab. «Pero los europeos han recibido mejor a los sirios que muchos libaneses».
«Que sean musulmanes es un factor», dijo Elie Haddad, presidente del seminario Teológico Bautista en Beirut. «Pero también es importante que muchos de ellos son agricultores sin educación». Sea válida o no, a la gente le incomoda que se marque una diferencia.
Europa es un poco hipócrita, pero él también.
«Si un miembro de la facultad necesita abrigo, abriría mi casa», dice Haddad. «Pero a un extraño, no necesariamente».
Alguien que sí abrió su casa es un francés de ascendencia libanesa en Niza.
Enfermero en un hospital local, en 2018 François Nader era el único hablante de árabe disponible para asistir a una familia de refugiados cuyo hijo en edad de trabajar necesitaba diálisis de emergencia en el hospital. Él los ayudó con el papeleo necesario y por tres meses le dio asilo al sirio en recuperación. Nader incluso le ofreció un sueldo mayor al promedio por su trabajo en el hogar, proveyéndole de un trabajo informal, puesto que la ley francesa le prohibía el empleo formal.
Sin embargo, hoy en día, Francia está permitiendo a los ucranianos hasta tres años de residencia y empleo, de acuerdo a un directivo de la Unión Europea.
Y Nader, que ahora está en Bordeaux y casado con una rusa que tiene familiares ucranianos, aplaude la acción. Una simple llamada telefónica de las autoridades validó la legalidad de cuatro refugiados a los que les abrió su hogar. Como un cristiano no denominacional, él cree que el evangelio llama a las personas a tratar a todos de la misma manera.
Pero no a las naciones.
«Los valores musulmanes son totalmente opuestos a los nuestros», dijo Nader. «Necesitarían generaciones para adaptar su mentalidad a la manera europea». De acuerdo con Nader, el miedo al terrorismo es otro problema. Pero también lo es la adaptación. Los musulmanes se concentran en los banlieues, guetos que refuerzan un separatismo que está dañando a la sociedad francesa, dijo.
Mientras, los turistas ucranianos visitan el Louvre, en donde sus niños saben comportarse. En el tranvía van sentados quietos, leyendo libros. «Es un estereotipo, y es algo cruel», dice Nader. «Siento mucho decir esto, pero también es algo humano».
¿Pero es bíblico?
«Dios creó tanto la similitud como la diferencia», dijo Leonardo De Chirico, presidente de la Comisión Teológica de la Alianza Italiana Evangélica. «De acuerdo con Gálatas 6:10», comenta, «es apropiado mostrar preferencia».
«El principio de proximidad nos llama a dar una atención especial a quienes están cerca de nosotros», dice, «en la fe, en la familia, en la nación, y en nuestro contexto inmediato».
Aunque esto aplica a la etnicidad, no lo hace a la cultura o a la educación, dice Chirico. Todos deberíamos de acoger y ayudar a integrar. Pero, cuando los recursos son limitados y el gobierno se ve abrumado, no está mal discriminar.
Incluso la Biblia lo hace, dice, los hebreos de la Biblia diferenciaban entre «extranjeros». Los gerim (Levítico 19:33-34) debían ser tratados como judíos, pero a los zarim (Éxodo 12:43) se les prohibía participar de la Pascua.
Una distinción moderna es aquella entre el refugiado y el migrante.
«La libertad de movimiento no es absoluta», dijo Marc Jost, secretario general de la Alianza Evangélica Suiza. «Me gusta la diversidad, pero implica un riesgo que debe ser regulado».
La proximidad cultural llevó al gobierno suizo a omitir la examinación caso por caso que sigue siendo requerida para los sirios. Jost niega el privilegio que muchos querían dar a la fe y la etnicidad, pero las autoridades suizas pensaron que la distinción era necesaria para evitar terroristas potenciales.
Con todo, las dificultades de integración son reales, y el gobierno quiere reducir el «factor de estímulo», especialmente para los migrantes que, por cuestiones económicas, buscan una mejor vida. Aquellos que ven amenazada su vida e integridad física deberían ser admitidos sin discriminación.
Pero tales casos son la minoría. Grecia ha aceptado a casi 5000 ucranianos desde que comenzó la guerra y las autoridades dicen que podrían alojar hasta 300 000. La nación mediterránea le ha dado especial atención a Mariupol, repatriando a cerca de 200 connacionales del área que originalmente fue habitada por griegos en el siglo sexto a.C. Pero Grecia ya aloja a 42 mil refugiados de varios países.Muchos otros han sido rechazados en botes. El gobierno griego dice que al procesar las solicitudes,7 de cada 10 no provienen de refugiados.
«No debemos pensar que inmigrante y refugiado son lo mismo», dijo Slavko Hadžić, coordinador de la predicación de Langham para los Balcanes Occidentales, desde Bosnia. «Los migrantes pueden utilizar medios legales para solicitar empleo».
Su nación ha sido criticada por sus campamentos «inhumanos» para migrantes. Pero de acuerdo con un reporte del 2020 hecho por Human Rights Watchers, de 18 mil buscadores de asilo, Siria fue tan solo la quinta nación de origen más común, detrás de Paquistán, Afganistán, Bangladesh e Irak.
«Las iglesias los ayudan a todos», dijo Hadžić, «como debe ser». Pero criticó la idea que se escucha con frecuencia en Europa Oriental sobre la preservación de la «Civilización Cristiana». Mientras los creyentes tienen una responsabilidad especial de ayudar a todos los seguidores de Jesús, esto no incluye el nominal en la fe».
«Sin importar las etiquetas que los gobiernos seculares se pongan», dice, «no hay naciones cristianas en el mundo».
Pero es bueno que haya un legado cristiano, dijo Samuil Petrovski, presidente de la Alianza Evangélica Serbia, y debería ser protegido de las olas de políticas de identidad importadas de Occidente. Pero así como el gobierno debería «llevar la luz a los lugares oscuros», no debe hacerse a expensas de los refugiados o migrantes, sin importar su religión. La Biblia enseña que la asistencia se debería otorgar a todo aquel que la necesita.
Hungría simplemente los define de manera diferente.
El primer ministro Viktor Orbán llamó a su nación una «democracia cristiana» y la mayoría católica del país mantiene un ministerio a nivel de gabinete para apoyar a los cristianos perseguidos en Medio Oriente. Pero, aunque ahora dice que los refugiados ucranianos llegan a un «lugar amigable», dos meses antes de la guerra Orbán declaró: «No vamos a dejar entrar a nadie».
Los europeos orientales se han aferrado a su legado cristiano mucho más que sus vecinos occidentales. Pero es una idea ortodoxa vieja que funde el nacionalismo político con la iglesia étnica y que fue rechazada como herejía en 1872 por el Concilio de Constantinopla. Y dado el argumento de Rusia de que Ucrania le pertenece legítimamente al patriarcado de Moscú, más de 1100 clérigos ortodoxos y académicos condenaron de nuevo el filetismo.
«La batalla se gana en los corazones y mentes de otros, no en leyes restrictivas, aun si son creadas con buenas intenciones», dijo Bradley Nassif, autor de The Evagelical Theology of the Orthodox Chuch y exprofesor de teología de la Universidad de North Park: «La mejor aproximación debería ser que el estado apoye a las iglesias sin imponerles leyes ni políticas contra minorías religiosas».
Jost cree que para defender el legado cristiano de una nación, este debe demostrar lo benéfico que es a la sociedad entera. Los derechos humanos, menciona, se derivaron de la ética cristiana.
Pero otros líderes evangélicos protestaron. De Chirico, originario de Italia, país de mayoría católica romana, dijo que la identidad cristiana de un estado está «plagada de problemas». Kassab dijo que si el Medio Oriente promueve su identidad islámica, eso multiplicaría la miseria de los cristianos.
El estado debería proteger la identidad y legado de todos, dijo Tom Albinson, presidente de la Asociación Internacional para los Refugiados, afiliada a la Alianza Evangélica Mundial (WEA, por sus siglas en inglés). Hay una buena razón por las que las comunidades sirven a través de redes y relaciones de confianza. Y está dentro de los derechos de una nación proteger sus fronteras y deportar inmigrantes.
Pero no es correcto comparar al migrante con el refugiado.
«Muchas naciones están gastando mucho dinero y energía en encontrar maneras de evitar que los refugiados y buscadores de asilo crucen sus fronteras, en vez de proteger a las personas a quienes se les ha robado su lugar para vivir y que están entre los más vulnerables del planeta», dijo Albinson. «Esto necesita exponerse y confrontarse como lo que es».
La migración mixta complica el asunto, y los traficantes de humanos buscan sacar provecho de todos. Mientras, los refugiados que hay entre ellos son tratados como culpables en vez de inocentes.
Tras haber servido ocho años como embajador de la WEA para los refugiados hasta el año pasado, Albinson aconseja a las naciones invertir en la infraestructura necesaria para procesar los reclamos con justicia. En la actualidad, 86 por ciento de los refugiados en el mundo son alojados por naciones en desarrollo, dijo. Y sin importar el año que revisen, de un total de 26 millones, solo el 1 por ciento son reubicados.
La iglesia, él aconseja, debería llenar los huecos.
«Los servicios gubernamentales y no gubernamentales de agencias humanitarias pueden ofrecer ayuda, pero no pueden fortalecer la esperanza», dijo Albinson. «Damos lo mejor de nosotros cuando cuidamos a quienes son diferentes a nosotros, a aquellos que nos resultan extraños».
¿Y quién es más extraño para un ucraniano que un sirio?
El día de las Madres en el mundo árabe es en marzo. Además de ofrecer una oración, Together for the Family está reuniendo una lista de consejos de esposas sirias y viudas acerca de cómo lidiar con la vida cuando se han perdido esposos e hijos.
Ellas enviarán cartas y el poco dinero del que pueden despojarse. Los graduados del programa de carpintería del centro ganan $2.25 [USD] por semana. Pero debido a la escasez de grano ucraniano importado, su pan diario cuesta ahora 75 céntimos.
«El Señor los ha ayudado aquí y los ha levantado», dijo Kassis. «Ahora quieren animar a las mujeres ucranianas de la misma manera».
Traducido por Hilda Moreno Bonilla.
Edición en español por Livia Giselle Seidel.