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Líder evangélico de Bucha busca la mano de Dios en medio de las atrocidades rusas

Con su hogar saqueado por soldados en retirada, Ivan Rusyn, presidente de un seminario en Ucrania describe el impacto espiritual de los cristianos que sirven en medio de la muerte y la devastación.

Personas caminando entre escombros y vehículos militares rusos en una calle en la ciudad de Bucha, Ucrania, el miércoles 6 de abril de 2022.

Personas caminando entre escombros y vehículos militares rusos en una calle en la ciudad de Bucha, Ucrania, el miércoles 6 de abril de 2022.

Christianity Today April 7, 2022
Chris McGrath / Staff / Getty

Las atrocidades son impactantes. Las autoridades ucranianas han dicho que 410 civiles fueron asesinados en los suburbios de Kyiv [Kiev] y sus cuerpos descubiertos hasta que las tropas rusas se retiraron de allí [enlaces en inglés]. Al menos dos fueron encontrados con las manos atadas y a algunos más les dispararon en la cabeza. Varios cuerpos fueron quemados. Un habitante dijo que los invasores eran amables y compartían sus raciones. Otros hablan del saqueo de apartamentos. Alguien fue atado a un poste y golpeado. Los soldados incluso le dispararon a un ciclista que se había bajado de su bicicleta para dar la vuelta a pie.

Pudo haber sido Ivan Rusyn, el presidente del Seminario Evangélico Teológico Ucraniano que ha estado coordinando la ayuda desde una casa segura en Kyiv. Al viajar en bicicleta hasta Bucha (ahora bajo control ruso), para entregar medicina a un vecino, fue testigo de las atrocidades.

Rusia ha dicho que las imágenes son falsas, pero hay evidencia satelital que lo contradice. Christianity Today entrevistó a Rusyn para escuchar un recuento de primera mano. Él habló del impacto espiritual, de convertirse en una iglesia más auténtica, y de cómo los evangélicos han estado ayudando en los suburbios —donde él ha vivido los últimos ocho años—.

Esta entrevista fue realizada el 7 de abril de 2022.

Cuéntame de tu vecindario.

Si buscas Bucha en Google Maps, yo vivo en uno de los cinco condominios enfrente de Toscana Grill. Es un restaurante caro, pero he comido algunas veces ahí. Corro en el parque municipal casi a diario y los sábados me acompañan mis amigos. El seminario en Kyiv está a casi diez kilómetros de distancia y me toma unos veinticinco minutos conducir hasta allí si hay tráfico.

Me percaté de que Google dice que ahora tomaría una hora y media.

El puente fue destruido en el segundo día de guerra. Helicópteros rusos y soldados aterrizaron primero en el aeropuerto de Hostómel, a unos cinco kilómetros de nuestra casa. Hubo un combate muy intenso y me refugié en mi sótano por cinco días. Luego fui al seminario, siguiendo la ruta de Google Maps que rodea Kyiv hacia el noroeste. Después de dos días evacuamos y me puse en camino a una casa segura en la ciudad.

Ahora, cuando traemos comida y provisiones a Bucha, Irpin y Hostómel, vemos muchos tanques rusos destruidos. El puente aún no está en operaciones, pero puedes cruzarlo con cuidado en minibús. Es peligroso, pero si vas despacio el recorrido ahora toma una hora.

¿Cuándo regresaste?

El 3 de abril. Nos acompañó la policía porque teníamos una larga caravana de autobuses llenos de provisiones y porque íbamos a evacuar a ciudadanos. Fue el mismo día que el presidente (Volodímir) Zelenski estuvo en Bucha.

Pero antes de esa visita, yo ya había ido en otra ocasión en bicicleta. Mis vecinos se refugiaban en su sótano, no había manera de contactarlos y la ruta de evacuación apenas se estaba preparando. También necesitaban medicina. En ese momento, Irpin aún estaba bajo control de Ucrania, así que pasé por sus puestos de control militar allí, pero no me permitieron pasar a Bucha, ocupada por Rusia.

Entonces fui a un arroyo cercano que era poco profundo, y usé mi bicicleta y un pequeño árbol para mantener el equilibrio en el agua. Vi los cuerpos de civiles y militares. Vi gente cargando a niños en sus hombros con sus manos alzadas. Vi gente mayor tratando de huir.

Y cuando vi a los soldados rusos, me tuve que ocultar. En cierto momento me sentí atrapado en un edificio bombardeado y tuve miedo de tener que pasar ahí la noche. Pero me moví lo más posible por calles pequeñas, evitando las principales.

Cuando llegué, les fue muy difícil salir a mis vecinos, tenían mucho miedo.

El presidente del Seminario Evangélico Teológico Ucraniano, Ivan Rusyn (centro), en Hostómel, Ucrania.Cortesía de Ivan Rusyn.
El presidente del Seminario Evangélico Teológico Ucraniano, Ivan Rusyn (centro), en Hostómel, Ucrania.

¿Cómo fue cuando regresaste en estado de paz?

La primera vez, mi departamento no tenía electricidad, pero todo lo demás estaba bien. La segunda vez, habían forzado las puertas. Me robaron y encontré ahí el abrigo de un soldado ruso. Pero no solo robaron, rompieron la televisión, el monitor de mi computadora y otros aparatos.

Mi vecina, Nina Petrova, me dijo que los soldados rusos fueron a su apartamento y le apuntaron a la cabeza con un arma, forzándola a mostrarles todo lo que tenía de valor. Cada departamento había sido saqueado. En algunos, apuñalaron los retratos familiares.

Tuve una reacción psicológica interesante que otros ya han descrito. Ya que un enemigo, un asesino, entró a mi apartamento, siento que ya no es mío. No me importan las cosas que perdí; yo tengo paz en mi corazón. Pero lo más difícil de todo es aceptar que hubo soldados rusos caminando por mi hogar.

¿Cómo es encontrar un cuerpo en la calle?

Lo último en lo que piensas es en tomar fotos. Y no te detienes a examinar quién es. Pero he descubierto que en una situación tan estresante puedo hacer algo. Cuando regreso a nuestra base, cuando veo las fotos y leo los reportes, no sé si está bien decir esto, pero muchos de nosotros lloramos todas las tardes.

Pero cuando regreso a Bucha estoy bien.

Hace dos días visitamos Hostómel y todo había sido destruido. Luego la gente empezó a aparecer, uno por uno, sucios. Una señora se me acercó y noté sus manos. Ella dijo que estaban cocinando con leña. Su esposo fue asesinado, y ella lo enterró justo a la entrada de su departamento.

Luego, ella abrazó a mi colega.

Escuché al menos quince historias de personas que habían sepultado a sus seres queridos. Ayer evacuamos a dos señoras. Una había enterrado a su esposo en el patio. Otra, de edad avanzada, se había estado quedando en un apartamento sin ventanas, muy frío. No tenía agua ni electricidad. Nada. Una mujer le había estado llevando comida y nos preguntó si podíamos ayudarla.

Hay miles de personas como ella. Los jóvenes son más creativos y pueden evacuar. Las personas mayores no tienen a dónde ir. Me han dicho que han pasado por un infierno.

Cruces colocadas en una fosa común cerca de una iglesia en Bucha, Ucrania, el lunes 4 de abril de 2022.Anastasia Vlasova / Stringer / Getty
Cruces colocadas en una fosa común cerca de una iglesia en Bucha, Ucrania, el lunes 4 de abril de 2022.

¿Ha habido bajas entre los evangélicos?

Uno de nuestros graduados fue arrestado, y todavía no sabemos dónde está. Pero su yerno, quien fue capturado al mismo tiempo, fue encontrado en una fosa común en Motyzhyn. Ayer fue el funeral, con un entierro apropiado.

El decano del seminario también fue encontrado sin vida. Le dispararon y su cuerpo estuvo en la calle por varios días, junto a un amigo suyo.

Estas son personas a quienes conocimos personalmente.

En los primeros días de la guerra tú dijiste que orar: «Dios, rompe los huesos de mi enemigo» era tan santo como decir «Aleluya». Ahora que has experimentado tantas atrocidades, ¿cómo ha sido tu jornada espiritual?

En el momento pude decirlo con mucha claridad. Pero en los últimos 43 días, se ha profundizado. Nuestras emociones no son tan fuertes. Hablamos más lento y calmado. Tal vez los profesionales dirían que estamos heridos psicológicamente. Tratamos de decir que estamos bien (sonríe), pero el coraje y el dolor están ahí, en lo más profundo de nuestra identidad.

No sé cómo expresarlo, incluso en ucraniano. Es como estar congelado. Es destructivo. Es estar pensando una y otra vez en el sufrimiento vivido. Permanece en ti y me temo que no se irá pronto.

Todavía creo en lo que dije. Mi clamor a Dios en forma de susurro es que intervenga.

¿Cómo ha afectado todo esto las relaciones con los rusos evangélicos?

Ésta guerra no fue provocada por Ucrania. No oro por los rusos. Bueno, en contadas ocasiones. Los últimos años creamos un patrón con ellos. Tratamos de adaptarnos. ¿No entiendes ucraniano? De acuerdo, hablaremos en ruso, no hay problema. ¿No te gustan los reportes de Dombás? Okay, nos callaremos.

Pero, ¿por qué tenemos que callarnos?

Ahora estamos escuchando las mismas voces de nuevo. La situación no es clara. Esas fotos nos perjudican. ¿Por qué deberíamos callarnos? Sentimos que están tratando de enseñarnos a perdonar, pero no nos quieren escuchar. Solo algunas personas se han acercado a mí.

Entiendo que los cristianos rusos no van a ir a la Plaza Roja a protestar, y no necesitamos que lo hagan. Pero podrían enviarnos un mensaje, tal vez encriptado. No podemos ayudarlos aquí en Rusia, pero estamos con ustedes. Estamos en contra de la guerra.

¿Cuál ha sido el impacto en la educación en los seminarios?

Seguiremos de la mejor forma posible. Pero a veces deseo reflexionar teológicamente y otras, no deseo hacerlo para nada. Pero creo que después de esto saldremos más fuertes.

No. No más fuertes. Más auténticos.

Claro que tenemos mucho por compartir. Pero nuestra autenticidad se expresará en nuestra habilidad para escuchar, en demostrar simpatía sin palabras. Mi collar ayuda. La gente ve que soy pastor y tenemos cruces rojas en nuestros autobuses.

El seminario estará un poco menos activo en cuanto a pláticas y conferencias, pero serviremos a nuestra comunidad con nuestra presencia. He recibido más abrazos de extraños durante estos 43 días que en los últimos cinco años de parte de todos mis familiares.

Estamos desarrollando un ministerio de consejería en nuestro departamento de Psicología. El trauma está en todos lados y muchos cristianos quieren ayudar. Tienen la mejor de las intenciones, pero atender a los heridos sin experiencia solo empeoraría las cosas.

Mi cristianismo, mi teología de misión está cambiando. Estamos celebrando la comunión cada semana al aire libre, experimentando la presencia de Dios y la solidaridad con extraños y soldados. Hay cientos y miles de iglesias sirviendo activamente, y el cristianismo evangélico se volverá más y más una parte de nuestra sociedad.

Dices que a veces te alejas de la teología. ¿Has batallado con Dios?

He sido cristiano por largo tiempo y he estado en la educación teológica por muchos años. Hubo ocasiones en las que tuve dudas sobre Dios, y claro, tengo dudas ahora.

Antes de la guerra, mi esposa y yo leímos sobre el holocausto. El libro de Elie Wiesel. Visitamos museos en Kyiv [Kiev] y el sitio de la masacre en Babi Yar. Tal vez suene académico, pero no lo es. No sé cómo explicarlo, pero a veces escuchas la voz de Dios en su silencio. Es contradictorio, pero en su ausencia, siento su presencia.

Puedo decir con honestidad que para mí no hay duda acerca de la existencia de Dios. Una vez tuve una crisis epistemológica, cuando inicié mi jornada en la teología. Sin embargo, en medio de esta guerra, no he dudado nunca de la existencia de Dios.

¿Dudas de que te ama?

Creo que sí. No lo he pensado de esa manera. Tal vez no he tenido tiempo.

Le explico a nuestros estudiantes que las acciones de Dios son más claras cuando las vemos en retrospectiva. Creo que Ucrania será una gran nación, y bendecirá a muchas otras. Nuestra unidad, solidaridad y generosidad —con personas a las que no conocemos— es impresionante. Espero que podamos ver Su lógica después, pero justo ahora, el precio es muy alto.

La Federación Rusa está destruyendo nuestra nación. No nos importan los edificios. Pero ellos consideran que nuestros valores son una amenaza. Le pido a la comunidad global que siga apoyando a Ucrania. No solo con ayuda humanitaria, sino también con ayuda política y militar si es posible.

Estamos luchando contra un gigante.

Quiero decir que veo la mano de Dios en acción. Aquí en la casa segura, puedo decirlo. Pero cuando vuelva mañana a Bucha, ¿puedo decirle lo mismo a esa anciana? ¿Le puedo decir que Dios está obrando en su vida? Teológicamente, creó que lo está haciendo. Pero, en medio de tal sufrimiento, no tengo la fuerza para decirlo.

Traducción por Hilda Moreno Bonilla

Edición en español por Livia Giselle Seidel

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