El mes pasado, el presidente de Haití, Jovenel Moïse, fue asesinado [enlaces en inglés]. Este sábado, un terremoto de magnitud 7,2 golpeó el país caribeño, dejando al menos 2 100 muertos y miles de personas heridas y evacuadas de sus hogares.
Los grupos humanitarios cristianos están tratando de equilibrar la urgente necesidad de abastecer la zona del desastre mientras vigilan la tormenta tropical Grace, sin perder de vista la situación de Haití frente a la COVID-19 y sorteando sus graves preocupaciones por la seguridad.
World Vision ha señalado que está trabajando con la policía y el gobierno local para evitar robos y saqueos a las familias después del terremoto. La organización cristiana humanitaria, que ya contaba con suministros listos para seis mil personas, está en el proceso de movilizar personal y suministros a la zona de Los Cayos, donde se originó el terremoto, al igual que otras organizaciones como Operation Blessing y ADRA Internacional. La organización Samaritan’s Purse desplegó su avión DC-8 el domingo 15 de agosto para llevar 31 toneladas de suministros de emergencia, así como también una unidad móvil de traumatología de segundo nivel. El martes anunciaron que abrieron un hospital móvil con treinta y seis camas.
El terremoto tiene similitudes con el temblor de magnitud 7,0 que golpeó la isla en 2010 y cobró la vida de más de trescientas mil personas según el gobierno haitiano, y dejó casi el mismo número de heridos. En aquel sismo, el teólogo haitiano Dieumeme Noelliste le contó a CT en 2010 que no esperaba que la crisis pudiera causar que el pueblo abandonara su fe:
Esta no es la primera vez que nos sobreviene un desastre. Puede que sea el más brutal, pero hace dos años tuvimos cuatro huracanes devastadores y ni siquiera entonces la gente le dio la espalda a Dios. Han sufrido muchas cosas por parte de sus conciudadanos y no han dejado de aferrarse a Dios. Incluso durante la época de la esclavitud, aunque los haitianos fueron tratados con crueldad, se mostraron receptivos hacia la versión del cristianismo que los propietarios de esclavos predicaban. ¡Los esclavos incluso pedían más! Veo a la iglesia creciendo sin parar. En estas situaciones la gente suele volverse a Dios. Es su única esperanza.
Más de una década después del primer terremoto, ¿qué ha cambiado para los cristianos de Haití ahora que se enfrentan a las consecuencias de un segundo temblor devastador? En medio de tales dificultades, ¿han mantenido la fe? ¿Cómo?
CT ha pedido a líderes y misioneros haitianos que compartan lo que están viendo sobre el terreno; entre ellos se encuentran:
- Edner Jeanty, director ejecutivo del Barnabas Christian Leadership Center
- Lesly Jules, apologeta y autor de Objections Rejetées: L'Approche Apologétique Classique [Objeciones rechazadas: el enfoque apologético clásico]
- Dieumeme Noelliste, profesor de ética teológica en el Seminario de Denver
- Luker Perkins, asistente del presidente del Seminario de Teología Evangélica de Puerto Príncipe
- Magda Victor, secretaria general de la Sociedad Bíblica de Haití.
¿Está la iglesia mejor preparada para procesar este terremoto en comparación con el anterior? ¿Qué han aprendido los líderes cristianos de Haití con respecto a la teodicea, así como el ministerio y el testimonio?
Jeanty: En términos de respuesta a la crisis, la iglesia está mejor preparada hoy, puesto que tiene el vívido recuerdo de las experiencias previas. Convoqué una reunión entre varios grupos que estuvieron involucrados en los trabajos de asistencia tras el huracán Matthew e identificamos las mejores prácticas y errores que debemos evitar. Hemos compartido este documento con varios grupos mientras consideramos las intervenciones para esta nueva crisis.
En cuanto a la teodicea, probablemente haya menos personas que digan que esto es un juicio divino provocado por un supuesto pacto con Satanás realizado por nuestros antepasados. Puede que esto sea por presión de la sociedad o porque ya no estamos convencidos de que haya una explicación simplista para el mal en nuestra sociedad. Afortunadamente, la gente sigue clamando a Dios y cree que, a pesar de los desastres naturales, Él sigue siendo un Dios bueno.
Sobre el ministerio y el testimonio, una de las lecciones que aprendimos del terremoto anterior y del confinamiento por la COVID es que el ministerio de la iglesia no se restringe a las cuatro paredes del edificio de la iglesia. Por ejemplo, el ministerio se puede hacer en línea y las reuniones pueden ser estratégicas en los hogares. Por desgracia, en su mayoría las iglesias continúan haciendo el ministerio a la vieja usanza, alcanzando a las mismas personas, usando los mismos métodos y cegados ante las mismas oportunidades y desafíos. Sin embargo, los líderes cristianos tienen la gran aspiración de obtener posiciones políticas nacionales. Pero es necesario que haya una enseñanza generalizada sobre el compromiso cívico para que la comunidad evangélica no siga siendo ingenua acerca de la realidad de la política.
En menor grado, hay nuevas iniciativas para promover el desarrollo económico. En nuestro tiempo, el nivel de pobreza entre el movimiento cristiano de Haití es una importante limitación del testimonio de la iglesia, aunque la comunidad cristiana tiene la oportunidad de aprovechar la confianza de los hermanos y hermanas en la fe, los valores cristianos que compartimos, la guía del Espíritu Santo, el espíritu emprendedor haitiano y el número de líderes que están disponibles para consejería. Creo que trabajar y hacer negocios con una ética cristiana es el camino sostenible hacia un discipulado dinámico y hacia una vida más abundante en este país.
Jules: Por desgracia, desde el terremoto anterior no se ha cumplido con los códigos de construcción por parte del gobierno haitiano. Las iglesias no han enfatizado la necesidad de usar la sabiduría cuando se trata de la edificación. No se ha percibido de manera literal la parábola del necio que construyó su casa sobre la arena en relación con un terremoto.
La teodicea no ha evolucionado mucho. Muchos cristianos aún creen que los desastres naturales son un castigo de Dios, que está enojado debido a nuestros pecados. En este contexto, no nos debería sorprender que los desastres naturales sigan cobrando vidas en Haití. La idea de cuidar de la creación como un mandato de parte de Dios debería enseñarse y aplicarse si queremos afrontar de manera eficaz los desastres naturales.
Noelliste: En términos generales, la iglesia haitiana debería ser más consciente de su responsabilidad ahora que hace once años. Después del terremoto de 2010, varios líderes importantes de diferentes iglesias se unieron y formaron una organización que tenía como tarea movilizar y preparar a la iglesia haitiana para el ejercicio de su rol profético en la sociedad. El movimiento produjo una serie de reflexiones teológicas sobre valores clave que se consideran esenciales para conseguir una calidad de vida en cualquier sociedad: integridad, justicia, buen gobierno y cuidado medioambiental. Se llevaron a cabo seminarios y simposios por todo el país para difundir los descubrimientos de estos estudios. Incluso se desarrollaron materiales de predicación sobre estos temas para abastecer los púlpitos haitianos en un esfuerzo por hacer que la predicación fuera más pertinente al contexto del país.
El propósito de ese esfuerzo era mostrar que la tarea de construir una nación decente no solo le pertenece a Dios. Las personas en general —y el pueblo de Dios en particular— desempeñan un importante papel en todo esto. En ese proyecto, el carácter moral es un recurso que resulta irreemplazable. Si un pueblo no está preparado y dispuesto a hacer esta contribución, no se puede hacer responsable a Dios de las calamidades que le suceden.
Perkins: Después del terremoto de 2010, nuestro seminario observó un aumento de nuevos solicitantes. La gente que venía al seminario decía: «Dios tuvo la bondad de perdonarme, así que quiero prepararme para servirle mejor».
Victor: Ambos terremotos —el que golpeó Haití en 2010 y el que ocurrió hace tres días— nos tomaron a todos por sorpresa, pero por diferentes razones. El terremoto del 12 de enero de 2010 nos sorprendió porque los haitianos nos habíamos desacostumbrado a la idea de los terremotos. Antes de 2010, el mayor terremoto que había golpeado Haití databa de 1842. La gente había olvidado cómo es un terremoto. Tan solo eso provocó que muchos fallecieran en el terremoto de 2010.
El reciente terremoto nos sorprendió de un modo diferente: nadie esperaba que el país volviera a ser golpeado en tan breve espacio de tiempo. En un momento en que la nación se está recuperando de sus heridas —heridas infligidas por la emergencia de la variante delta de la COVID-19, por la inestabilidad política que ha permeado en la nación por el reciente asesinato del presidente Jovenel Moïse y por toda clase de disturbios políticos y sociales—, ¡que ocurriera otro terremoto devastador once años después del de 2010 era lo último que esperábamos que ocurriera en Haití!
Pero los haitianos somos muy resilientes. A pesar de todo lo que nos ha ocurrido, el haitiano promedio sigue firme en su creencia de que «Bondye bon» («Dios es bueno»). Eso hace relativamente fácil que la iglesia siga firme en el hecho de que Dios es perfectamente bueno, poderoso y omnisciente, aunque al mismo tiempo permite el mal y el sufrimiento en el mundo.
Pero la iglesia es consciente de la verdad de este dicho: «A la gente no le importa cuánto sabes hasta que demuestras cuánto te importa». De ahí el énfasis que pone la iglesia en ministrar al pueblo haitiano en medio de los desastres más extremos que han golpeado el país. Incluso aquellos que han sido más hostiles hacia la iglesia reconocen su impacto positivo en la sociedad haitiana, especialmente en tiempos de catástrofe nacional.
¿De qué manera las respuestas son diferentes para la iglesia y la sociedad cuando el desastre es natural frente a un desastre provocado por la acción humana?
Jeanty: En un desastre natural:
- No hay nadie a quien culpar
- No hay discriminación entre las víctimas
- La solución es la ayuda humanitaria y la reconstrucción
- Se llama a que otros muestren compasión
- Hay un interés global por ayudar
- La política no es la preocupación principal
En un desastre provocado por la acción humana:
- La culpa se va pasando entre diferentes grupos
- Normalmente, las víctimas son seleccionadas intencionalmente
- La solución incluye una intervención social (negociación, etc.)
- Se exige justicia
- Los intereses extranjeros por ayudar son limitados
- Los intereses políticos están en juego
Jules: La sociedad haitiana es animista. Sea cual sea la situación que enfrentemos, la responsabilidad se le atribuye a Dios o al diablo. Cualquier cosa buena que ocurra es obra de Dios. Cualquier cosa mala que suceda es consecuencia del diablo. Con una mentalidad así es difícil concebir la responsabilidad humana o el papel de la iglesia cuando se trata de abordar el mal moral y la maldad natural en la sociedad.
Por lo tanto, para algunos ha sido difícil comprender que no ha sido el terremoto el que ha matado a las personas, sino más bien nuestra negación a cumplir con los códigos de construcción. En general, la gente entiende que Dios tiene un plan para Haití. A su debido tiempo, Él hará que Haití vuelva a ser llamada la perla del Caribe como antes. Ya sea que Dios tenga un plan para Haití o no, eso no nos exime de nuestra responsabilidad como administradores.
Noelliste: Tanto los desastres naturales como los morales causan dolor y sufrimiento a las personas. Ambos hacen que nos lamentemos. En el caso de Haití, ambos provocan que exclamemos: «¡Hasta cuándo, Señor! ¡Hasta cuándo!». Pero, más allá del lamento, cuando el desastre nos golpea, nuestra mente regresa a la pregunta: «¿Por qué?». Nuestra tendencia es localizar la causa del desastre moral en los humanos, y recurrir al misterio cuando se trata de encontrar una explicación para los desastres naturales. A veces los llamamos «actos de Dios».
En una reflexión más profunda, he llegado a creer que una gran parte de los desastres naturales también pueden atribuirse a nosotros. Hay varias razones que respaldan esta posición. Por ejemplo, la caída tuvo un efecto adverso en la creación. La tierra fue maldita como consecuencia de ello, y hasta hoy la creación está en un estado de frustración, esperando el momento de su liberación. Pero la caída fue un problema humano, no un error natural. Más que eso, ahora se sabe que nuestra conducta está teniendo un efecto nocivo en la creación. Nuestro uso, o mal uso, de la tierra la está afectando de forma negativa. Eso también es nuestra culpa. Por último, los efectos de los desastres naturales como los terremotos y los huracanes dependen del modo en que gestionamos el medioambiente. Los efectos de los terremotos y huracanes que han golpeado Haití serían mucho menos graves y desastrosos si el paisaje haitiano no fuera tan frágil. Los mismos desastres ocurren en otros países y provocan mucho menos daño, menos destrucción y menos pérdida de vidas.
Perkins: Los últimos tres años han sido especialmente complicados porque es difícil saber quién o qué es la causa. ¿Es el gobierno, la oposición, los oligarcas, o alguna combinación de estos? Si le preguntas a diez personas, tendrás diez opiniones diferentes. Pero con un sismo, o un huracán, el enemigo es fácil de identificar y no puedes hacer nada al respecto. Así que la gente se junta y trabaja para ayudarse mutuamente. Para la iglesia, la respuesta es la misma en cualquier caso: mantener la mirada en Jesús y amar al prójimo.
Victor: Los desastres naturales son repentinos. El alcance de la devastación que provocan es sobrecogedor e impresionante. Sin embargo, suelen unir a las personas y sacar lo mejor de nosotros. Los videos que nos llegan de los lugares golpeados por el terremoto nos hicieron llorar y nos trajeron consuelo cuando vimos el esfuerzo que hizo la población para rescatar a los que estaban atrapados bajo los escombros nada más que con sus manos. Y estos no son necesariamente miembros de su familia o amigos, sino, en muchos casos, vecinos y extraños que se sintieron obligados a salvar a otros. Estas muestras espontáneas de compasión y heroísmo traen consuelo y esperanza a los corazones.
Es más difícil lidiar con los desastres provocados por la acción humana. En esta categoría hay asesinatos, masacres, violencia social y política, golpes de estado y otras calamidades provocadas en una nación por enemigos extranjeros o internos. Haití sufre de ambas clases de desastres. Nuestra historia está repleta de caos político, de violencia (masacres, asesinatos, matanzas sin sentido, etc.) lejos de toda esperanza de que los culpables sean llevados a la justicia. Gran parte de la población se siente traicionada y abandonada por los «amigos de Haití» de la comunidad internacional que apoyan a los líderes políticos que solamente perpetúan el sufrimiento del pueblo haitiano.
¿Cómo debería orar la iglesia global por ustedes en Haití en este tiempo?
Jeanty: Por favor, oren por:
- Un transporte seguro de la ayuda humanitaria y una distribución equitativa de los recursos para todas las víctimas.
- Un testimonio poderoso de la compasión cristiana durante la crisis.
- Que lleguen contribuciones generosas de manera oportuna para reconstruir, incluyendo las iglesias dañadas.
- Que se limite la codicia y el mal uso de los fondos y de los suministros de emergencia.
- Que las autoridades locales tengan visión y voluntad política para buscar primeramente el bienestar de la población.
- Un tiempo de paz y estabilidad política. Que se logren negociaciones significativas entre los grupos políticos y la sociedad civil para que la nación pueda salir adelante tras el asesinato del presidente.
- Que ciudadanos creíbles y experimentados de dentro del país y de la diáspora se levanten y ganen visibilidad como potenciales líderes políticos para la nación.
- Protección de la temporada de tormentas tropicales y huracanes.
Por favor, den gracias por:
- Las vidas que se salvaron porque el terremoto sucedió durante el día.
- Las redes de comunicación, que no se cayeron y fue posible llegar al mundo exterior rápidamente.
- Las grandes organizaciones cristianas como Compassion, World Vision, Mission Aviation Fellowship (MAF, por sus siglas en inglés), la Federación de Iglesias Protestantes y la Alianza de Iglesias Evangélicas de Haití.
Noelliste: Este desastre no podría haber golpeado a Haití en un momento más crítico. El asesinato del presidente Jovenel Moïse creó un vacío en el liderazgo que el país está luchando por llenar. El vacío se hace más difícil por el hecho de que el país está enfrentando una crisis constitucional real. Nadie, ni siquiera el presidente interino, tiene un mandato constitucional sancionado para asumir el poder y ejercer autoridad. Nadie satisface los términos de la cláusula establecida en la constitución actual para asumir el poder.
Una petición urgente de oración es que se pueda avanzar en la búsqueda de una salida de la crisis constitucional. El país necesita desesperadamente un liderazgo que sea legítimo y que tenga autoridad. Se ha establecido una comisión que consiste en personas que provienen de la sociedad civil, de la iglesia y de los partidos políticos para encontrar un modo de salir del atolladero, pero no parecen capaces de llegar a un acuerdo sobre el enfoque que se debe tomar para realizar la tarea que se les ha asignado.
Además del vacío de liderazgo, el país se ha enfrentado a serios problemas de seguridad. En diferentes partes de Puerto Príncipe las bandas gobiernan sin oposición. La principal arteria de la ciudad de Puerto Príncipe, la ruta nacional núm. 2, que atraviesa la ciudad y conecta la parte sur del país con la norte, se ha vuelto intransitable debido a la violencia por las bandas enemigas. La ley y el orden se han derrumbado. La gente no puede ir a trabajar debido al miedo a perder la vida. Las grandes instituciones se han reubicado en áreas más seguras, dejando abandonados los espacios que ocuparon durante años. Hace poco, a una mujer embarazada que intentaba atravesar esta peligrosa autopista la asesinaron a disparos ¡con el bebé en su vientre! Se necesita oración urgente para volver a un mínimo de seguridad y que la gente pueda continuar con sus vidas.
Después del asesinato de Moïse, un importante experto en derecho constitucional de Haití escribió un artículo analizando la situación en la que se encontraba el país. Él llegó a la conclusión de que no había una solución constitucional. En cambio, sugirió que la única solución es moral. Con eso se refería a que la única manera de salir de esta crisis es que haya una entidad con suficiente autoridad y calidad moral como para levantarse y liderar en este momento tan crítico de la historia del país. Ese es un papel que la iglesia debería ejercer. Pero, desgraciadamente, es dudoso que la iglesia tenga el peso moral y la credibilidad necesarios para proveer un servicio tan vital. La iglesia parece estar escondiéndose. Una de las tres personas implicadas en el asesinato del presidente es un pastor que ha sido encarcelado por participar, supuestamente, en este acto deleznable.
Por favor, oren por la fortaleza del testimonio de la iglesia haitiana. El país tiene una necesidad urgente de una iglesia que cumpla el papel de ser la sal y la luz.
Perkins: Hay una preocupación real acerca de brindar la ayuda necesaria para las áreas afectadas. La única carretera que conecta esa área con el resto del país requiere pasar por Martissant, una pequeña área al oeste de la capital, Puerto Príncipe, que ha permanecido bajo el control de las bandas durante meses. [Nota del editor: a la luz de esta violencia, la ONU y el gobierno haitiano han hecho un llamado para el establecimiento de un «corredor humanitario»]. Hace pocos días esas bandas abrieron fuego contra vehículos que intentaban pasar. Esa misma banda, por cierto, tomó el control del campus de nuestro seminario a finales del año pasado.
Oren para que Dios despeje un pasaje a través de todo esto para que la ayuda pueda fluir libremente. Una organización asociada, Missionary Flights International, está enviando un avión desde Florida esta semana para ayudar a la organización MAF y proveer un «puente aéreo» que lleve ayuda a esta zona. Esto ayudará, pero eventualmente esa carretera tendrá que ser despejada.
Además, los haitianos están exhaustos. Desde julio de 2018 el país ha experimentado la mayor agitación política de su generación. En diferentes momentos la gente ha tenido miedo de dejar sus hogares por miedo a ser capturados en disturbios o a ser secuestrados. La gente ya estaba agotada en ese entonces, y ahora hay que añadir el trauma del desastre natural.
Victor: Nuestra nación tiene una necesidad urgente de oración en este momento decisivo de su existencia. Necesitamos justicia, paz y unidad nacional sin las cuales no se puede conseguir nada: «Todo reino dividido contra sí mismo quedará asolado, y toda ciudad o familia dividida contra sí misma no se mantendrá en pie» (Mateo 12:25). Por favor, oren para que esos tres elementos se cumplan en la vida de nuestra nación.
Oren también para que nuestra nación se arrepienta y Dios pueda así cumplir su promesa de Segunda de Crónicas 7:14 de «restaurar nuestra tierra» de todos sus males. Oren por las víctimas del terremoto. Oren para que Dios nos continúe mostrando su misericordia y compasión. Porque sin el gran amor del Señor, ya habríamos sido consumidos. A pesar de todas las calamidades que han sucedido en nuestra nación, podemos decir: «El Señor no ha dejado de ayudarnos; su compasión jamás se agota» (1 Samuel 7:12; Lamentaciones 3:22).
Traducción por Noa Alarcón.
Edición en español por Sofía Castillo y Livia Giselle Seidel.