Este artículo fue publicado en colaboración con la Conferencia Nacional de Liderazgo Cristiano Hispano (NHCLC, por sus siglas en inglés).
En casi todas las medidas, Beth Moore es una potencia en nuestro mundo evangélico. Es prolífica y popular, con docenas de libros y estudios bíblicos que terminaron en listas de bestsellers. Ha hablado en cientos de conferencias y ha organizado un programa semanal de televisión.
Ella es Beth Moore.
Cuando alguien tiene ese nivel de éxito (por no hablar de su pelo perfecto), estamos obligados a preguntarnos si realmente ella podría ser tan sabia y maravillosa como parece. Así que estaba escéptica pero esperanzada al llegar a la conferencia de escritoras organizado por su Living Proof Ministries hace unas semanas.
La autora de 59 años lanzó el nuevo evento como una forma de llegar a un grupo que veía subutilizado en la iglesia y que necesitaba aliento: mujeres de entre 20 y 30 años que son escritoras, maestras y conferencistas. Ella reunió a una docena de mujeres a quienes ella había servido de mentora para que le ayudarán a instruir a las 800 mujeres presentes. Yo era uno de ellas, y esto es lo que aprendí.
1. Cada idea tiene su vida útil o fecha de caducidad.
Moore compara la longevidad de una idea con un tren en las vías. La primera parada son los medios de comunicación social. A veces usted está irritada por algo que exige una respuesta inmediata, por lo que dispara un tweet o un comentario en Facebook, y eso es todo. Pero los medios de comunicación social podría alimentar su pasión, y la discusión resultante alimenta la idea que se convierte en una entrada en un blog. Si la idea aún tiene más facetas que explorar, esa entrada en un blog podría convertirse en un sermón o una sesión en un discurso. Por último, cuando las ideas continúan ganando impulso a través de los medios sociales, artículos en línea y enseñanzas, se convierten en proyectos más largos como libros o estudios bíblicos.
Algunas ideas no deberían encontrar cabida más allá de las redes sociales, pocos libros podrían –o deberían– ser destilados a un solo tweet, y muchas ideas sirven un mejor propósito como sermones o entradas de blog. El truco, como Moore dijo, es tener el discernimiento de saber hasta dónde llegar con una idea. El concepto mismo, la discusión que lo rodea, y la propia competencia del escritor para abordarlo juegan un factor.
En Bird by Bird: Some Instructions on Writing and Life [Pájaro por pájaro: algunas instrucciones sobre escribir y la vida], Anne Lamott secunda este consejo para los escritores de ficción: “Si descubre que comienza una serie de historias o piezas que ni siquiera se molesta en terminar, que pierde interés o fe en ellas a lo largo del camino, puede ser que no haya nada en su centro que le apasiona”.
Cuando empecé a escribir un libro sobre la soltería, quería incluir un capítulo entero sobre citas a ciegas. He tenido una serie horrible de citas a ciegas, alrededor de 15 seguidas, pero cuando llegó el momento de escribir sobre ellas, me di cuenta que citas a ciegas funcionó para tweets ingeniosos y comentarios de Facebook, pero no dio resultado como un capítulo de libro. Así que me vi obligada a “matar a mis queridos”, como dice Stephen King, y mi libro es mejor por haberlo hecho. Cultivar conciencia de uno mismo para evaluar sus propias ideas es algo crucial.
2. Usted debe saber más de lo que escribe.
Para que nadie dudara de la investigación de Beth Moore, sacó grandes carpetas de 4 y 5 pulgadas llenas de material y las apiló sobre una mesa en el escenario. Una de ellas contenía más de 400 páginas de información de fondo y se convirtió en un libro de 150 páginas. Otra se convirtió en un libro de 100 páginas. Otra, una clase de vídeo de 4 sesiones. Moore argumentó que como escritora, tiene la obligación de saber mucho más de lo que está compartiendo. Usted debe saber todo alrededor de su tema –no solo el tema en sí– de tal manera que cuando le cuestionen sobre algo de lo que escribió, usted ha pensado las cosas cuidadosamente.
Mi hermano, que ahora trabaja en su doctorado en el Antiguo Testamento, ha compartido consejos similares. Alienta a los pastores a obtener una maestría en divinidades porque aunque ese nivel de educación no es necesario para el empleo, es útil para el servicio. Él lo llama la brecha del educador: “Para comunicar un hecho básico a través de la educación, usted necesita tener dominio de ese hecho, lo cual requiere un mayor nivel de conocimiento. Para enseñar álgebra I, necesita saber álgebra II. Para enseñar álgebra II, es necesario dominar el cálculo. Si los pastores tienen la tarea de enseñar doctrina y teología, debe haber un nivel de maestría que sea más alto que lo que ellos comunican y esperan de aquellos a quienes enseñan”.
Incluso si usted nunca va a ser una experta en un campo en particular, tiene una responsabilidad para con sus lectores de estar bien informada sobre el tema que está tratando, ya sea un sermón sobre la paz o un libro sobre la soltería. Aprendí que Jessica Simpson y Selena Gomez llevaban anillos de promesa y que el manifiesto de la relación cristiana “I Kissed Dating Goodbye” [“Le dije adiós a las citas”] vendió 1.2 millones de copias. Estos datos nunca aparecerán en mi libro, pero informan lo que escribo sobre las consecuencias de la cultura de la pureza. En resumen, saber más sobre mi tema me ayudó a hablar de ello menos y mejor.
3. Busque la retroalimentación o la retroalimentación la encontrará a usted.
Moore estructuró la conferencia para destacar los beneficios de la tutoría. Para aquellas de nosotras en la generación más joven, tales relaciones requieren que escuchemos y consideremos opiniones distintas, aunque puede ser más fácil despedir dichas opiniones como anticuadas o que no reflejan la realidad actual. Buscar mentoría significa poner mi orgullo a un lado y agarrar una pluma para tomar notas.
Su consejo: encuentre a la gente que alimenta sus ideas, que las hace mejores y que le hace a usted una mejor persona. Encuentre a aquellas personas que cuentan el éxito suyo como si fuese de ellas. Busque retroalimentación que mejore su trabajo, aunque golpee su orgullo, y encuentre a personas que estén dispuestas a darle el tipo de comentarios que le duelen al principio.
Los capítulos más sensibles de mi próximo libro tratan sobre la soltería y la sexualidad. Esta es la parte que inicialmente envío a un puñado de personas que leen con cuidado y amabilidad, pero también con un buen ojo. Limitar las críticas a las personas en las que confío me permitió escuchar sus comentarios sin ser defensiva u orgullosa. Sus notas me obligaron en última instancia a cortar párrafos, aclarar frases, y afilar mi mensaje.
Es humillante pedir ayuda, pero prefiero pedirla a aquellos que estoy seguro que la darán de buena voluntad más que a aquellos que la proporcionarán –sin que los tenga que animar– desde una perspectiva de ignorancia o inseguridad. Podemos buscar proactivamente mentores y mentoras que dan buenos consejos, incluso cuando no nos gusta.
4. Conozca su lugar y sea lo suficientemente valiente como para tomarlo.
En su TEDWomen Talk, Sheryl Sandberg describe la escasez de mujeres en la cima. De los 190 jefes de estado, 9 son mujeres. De todas las organizaciones sin fines de lucro, sólo el 20 por ciento están encabezadas por mujeres. El sector evangélico es aún menos prometedor. Las listas dominadas por hombres de influencias evangélicas nos llevan a suponer que el mundo cristiano sólo tiene espacio para unas pocas mujeres excepcionales para enseñar y dirigir. Tal vez por eso vemos a otras mujeres como competencia; convertirse en una mujer prominente en el mundo evangélico norteamericano parece ser un juego de suma cero.
En su escrito, Ann Voskamp rechaza esta idea: “Las niñas pueden competir entre sí, pero las verdaderas mujeres se avivan las unas a las otras, las niñas pueden empalarse, pero las verdaderas mujeres se empoderan mutuamente. Las chicas se pueden comparar entre sí, pero las verdaderas mujeres se defienden las unas a las otras”. En última instancia, Moore y Voskamp –tanto con sus palabras como con su amistad– apuntan hacia el principio del brillo: si brilla usted, brillo yo. Al discutir esta idea, Kate Shellnutt escribe: “No basta simplemente con resistirse a ver a otras mujeres como una amenaza y querer verlas triunfar. También nos servimos bien cuando buscamos una relación por genuina admiración (no meramente por la adulación ni por nuestra propia ambición)”.
Las amistades íntimas de Moore con otras mujeres exitosas también la convierten en un modelo importante. No muchas mujeres verán ventas de libros o conferencias llenas como Moore's o como Christine Caine o Priscilla Shirer. Durante una sesión, les dijeron a los asistentes que las probabilidades son que sólo un puñado de nosotras alguna vez recibiría un contrato tradicional de autora, y el resto de nosotras, si eso es lo que queríamos, íbamos a terminar decepcionadas. Por lo tanto, o necesitamos trabajar duro para ser una de las pocas o cambiar nuestras expectativas. De cualquier manera, no importa en qué campamento caiga yo, espero seguir celebrando el bien que hace al reino con cada acuerdo de libro, artículo, diseño y programa de amigas y compañeras, porque cuando ellas brillan, brillo yo también.
Antes de escribir mi libro, pensé que la parte más difícil sería escribir el libro –es decir, sentarse y dejar salir todo. Pero esos meses pasaron rápidamente, y me encantó el proceso. Me quedé pensando en la idea durante tanto tiempo que fue más catártico que doloroso, algo que Moore describió en la conferencia. De hecho, el momento “después del parto” de mi escrito está demostrando ser mucho más difícil para mí. ¡El libro está escrito, ¡Viva! Pero ahora viene el frenesí de finalizar el producto y planear la promoción.
Mientras continúo trabajando en mi primer libro, estoy agradecida por las escritoras que modelan el arte de ser una autora el día de hoy. Más allá del arte de escribir, una carrera exitosa y que honra a Dios requiere una manera de conducirse y de construir relaciones con otros. Independientemente de si alguna vez llegue yo a ser una persona de fama o que he escrito un bestseller, espero poder reflejar en mi obra un poco sobre la sabiduría y el corazón de Beth Moore –y aprender algunas de mis propias lecciones en el camino.