Este artículo fue publicado en colaboración con la Conferencia Nacional de Liderazgo Cristiano Hispano (NHCLC, por sus siglas en inglés).
Advertencia: Esta película está inspirada en una historia real, por lo que muchos de los espectadores ya sabrán el resultado. El crítico ha intentado evitar detalles que delaten el argumento, sin embargo, con el simple hecho de abordar temas de la película se podrían adivinar los giros de la trama.
Philomena se basa en el libro de Martin Sixsmith The Lost Child of Philomena Lee. Steve Coogan interpreta a Sixsmith, quien se encuentra dolido al inicio de la película. Él acaba de perder un trabajo prestigioso como periodista y cree que su despido fue injusto e injustificado. Pero no importa a dónde va, nadie parece estar interesado en escuchar su lado de la historia.
Philomena Lee (Dench) se encuentra en una situación similar. Cuando tenía diecinueve años, se vio obligada a trabajar (servidumbre) por deudas a pagar: La vivienda y el cuidado que las monjas irlandesas le proporcionaron. Ahora, cincuenta años más tarde, la persigue la curiosidad por conocer aquel hijo que le fue quitado. Philomena se ha contactado con el orfanato donde trabajó en varias ocasiones, pero lo único que sabe es que todos los registros se han perdido. Le recuerdan que había firmado un documento de "entrega de derechos de madre" y que se había comprometido a no intentar ponerse en contacto con su hijo.
Sixsmith se compromete a utilizar sus habilidades de reportero para ayudar a Philomena en la búsqueda de su hijo. A cambio, él tendrá acceso y el derecho de publicar la historia que considera es de interés humano, que cree que podría ayudarle a recuperar su carrera.
Esta es una película que permite a los artistas lucirse. Y ambos actores hacen una tremenda labor. Probablemente no hay un adjetivo en el diccionario que no se haya puesto ya a los pies de Dench [como actriz] y Coogan está muy a la par con ella en lo que es sin lugar a dudas un rol difícil—y mucho más antipático. Philomena divaga alegremente sobre novelas románticas y muestra su fascinación por las películas que se exhiben en las habitaciones de los hoteles de lujo donde se hospedan. Sixsmith menosprecia el provincianismo de Philomena y su ingenuidad moral pero a la vez se siente desarmado por su franqueza. Sus interacciones son lo que hace que la película sea agradable.
Aunque la película es una pieza exitosa como entretenimiento, si Philomena va a inspirar o desafiar a la audiencia como una obra de arte dependerá de cómo el espectador interpreta el mensaje de la película sobre la religión. Philomena puede ser forzada a reevaluar su relación con la iglesia conforme se revela la verdad sobre su hijo. Y Sixsmith, como el substituo de la audiencia, es el juez. Tomando en cuenta lo que ha aprendido acerca de la iglesia, ¿cómo puede Philomena aferrarse a sus enseñanzas?
Philomena se hace a sí misma estas preguntas, incluso antes del clímax de la película. En una escena clave, Philomena asiste a la confesión, pero no puede seguir la práctica rutinaria que le fue inculcada desde su infancia. Pero más tarde, después de que ella se enfrenta a una monja anciana, Sixsmith acusa a Philomena de falta de autenticidad, de seguir con los "procedimientos" y recitar las palabras de perdón en lugar de dejar salir todo el odio y la amargura que él supone que Philomena debe estar albergando.
Sixsmith se escandaliza de que ella, o alguien más, pudiera pensar que grandes actos de maldad podían ser hechos a un lado tan fácilmente con tal solo decir algunas palabras. Philomena constesta astutamente, "¿Tú crees que eso fue fácil?"
Pensé que Philomena era sobre Philomena. Por lo tanto, consideré el final sublime. Pero otros pueden tener sus reservas. En primer lugar, Sixsmith, profesando ser ateo (o muy anti-iglesia), no se presenta como un monstruo. La película da bastante munición para cualquier persona que quiera argumentar que la iglesia tiende más a hacer daño que a prestar ayuda. (Eso es un argumento que depende mucho sobre la manera de medir lo que es intrínsecamente imposible de cuantificar.) Sin embargo, aunque Sixsmith pudiera estar equivocado acerca de Dios, él no está equivocado en todo, e incluso Philomena reconoce, a cierto nivel, que ella lo está usando tanto como él está tratando de usarla. Él va a hacer cosas que ella no haría, pero ella no habría llegado a la verdad sin la disposición de Sixsmith de desafiar la autoridad de la iglesia.
A algunos también les puede resultar preocupante que mientras que la película alaba la fe, se pudiera leer como la fe de la persona, no la fe de la institución. Me pregunto qué tanto las audiencias modernas (y me refiero a los post-románticos) estan conscientes de lo mucho que, en general, tendemos a desconfiar de las instituciones, y lo mucho que eso influye en nuestra conceptualización de la fe. Y es posible leer a Philomena diciendo que la religión está en el orfanato, en la hermandad, en la institución. Luego vemos el profundo moralismo de Philomena como lo contrario de dicha "fe," en lugar de su expresión.
Cuando contemplaba a Philomena, yo también pensé en su relación con la fe de esa manera, pero lo rechacé, por dos razones. Primero: las películas del director Stephen Frears son casi siempre de personas que anhelan la autenticidad, mientras que luchan contra las limitaciones ideológicas, sociales o políticas. Frears (permítanme decirlo) es tal vez el director más infravalorado de la actualidad. Relaciones peligrosas, Negocios Ocultos, Alta Fidelidad, Mrs. Henderson presenta, La Reina, Chéri, Tamara Drewe—todas sus películas no son sólo consistentemente excelentes, sino que también lidian con lo difícil que es experimentar la brecha entre como pensamos que el mundo debe funcionar, y cómo realmente funciona.
Así que, al poner a Philomena en este contexto, es difícil verla como una expatriada triunfante de la fe . Tiene más sentido verla como un heroína herida, luchando con la depresión existencial y tratando de encontrar la manera de marchar hacia adelante. En este caso, su solución es aferrarse a la religión.
Pero Philomena es católica hasta la médula. Algunos espectadores protestantes desearán que ella rechace la Iglesia, sobre todo aquellos que han comprado la idea cultural de que la fe auténtica e individual es lo contrario de la religión institucional y de empresa. Y en las manos de un artista menor, pienso que Philomena hubiera encarnado ese conflicto. La película nos permite expresar nuestras dudas y críticas al mismo tiempo que nos permite distanciarnos de ellas (puesto que se aplica a los católicos malvados, no a nosotros).
Sin embargo Philomena no mira a la monja con odio diciendo: "Esto es el catolicismo, y yo no quiero nada de eso." En cambio, en sus palabras y hechos, promulga la enseñanza católica. Si bien es cierto que la iglesia le ha herido (y levante la mano si usted es protestante y nunca ha sido herido por una iglesia, congregación o denominación), también le ha dado un don precioso. Le ha enseñado a saber qué hacer con la herida, cómo responder a ella, y cómo ser empática en su sufrimiento, sin terminar llena de odio.
Philomena termina con un gesto de Sixsmith que puede ser interpretado como un gesto cínico. Creo que su intención fue ser amable. Sixsmith no se ha reconciliado con la Iglesia, ni tampoco con Dios, pero si se ha reconciliado con Philomena. Parte de lo que hace que los símbolos sean tan peligrosos es que pueden ser objeto de apropiación. Durante la mayor parte de la película, los símbolos católicos—rosarios, estatuas, velas—y los rituales que les acompañan, solo le traen a Sixsmith asociaciones negativas. Al final, dichos símbolos han tomado otra asociación negativa—sin embargo, tal vez por primera vez, también tienen una asociación positiva, gracias a Philomena.
Aviso al espectador
Una vez al año, más o menos, parece haber un conflicto sobre la clasificación que debe darse entre el estudio que produjo la película y la agencia MPAA que otorga la clasificación. Philomena tiene una clasificación PG-13 debido al lenguaje, y me parece acertado. (Hubo algunas murmuraciones que quizás la película, al igual que The King's Speech, iba a recibir una clasificación R debido solamente al lenguaje.) Habrá algunos que objetarán que el contexto del lenguaje lo hace menos problemático que en otras películas que han sido similarmente clasificadas. Simpatizo con dicho argumento al igual que con la preocupación más amplia que dice que los editores pueden evitar las palabras claves que les permiten recibir una clasificación menor aunque el tono total de la película es más violento, desagradable, crudo o vulgar. Sin embaro, lo cierto es que, el lenguaje profano, obsceno o sugestivo es algo sobre lo que algunas audiencias tienen diferentes umbrales de tolerancia. Considero apropiado que los adolescentes vean la película. Los menores de trece años probablemente han oído peores cosas, pero también puediese ser un tanto aburrida para ellos. Además, hay una escena de parto que podría ser molesto para algunos espectadores más jóvenes, y un tanto franca, así como las discusiones sobre las preferencias sexuales alternativas.
Kenneth R. Morefield es profesor asociado de inglés en Campbell University. Es el editor de Faith and Spirituality in Masters of World Cinema, Volumenes I & II, y el fundador de 1More Film Blog.