El lunes pasado, Osama Sawarih y su familia se sentaron a cenar pan y un puñado de arúgula cultivada junto a su tienda en el sur de Gaza. Sawarih mira a su familia con preocupación. Todos han sufrido dolores de estómago y diarrea, síntomas de desnutrición.
Las fuerzas israelíes destruyeron la casa de Sawarih cuando arrasaron su barrio hace 16 meses, desplazando a los residentes. Su familia empacó algo de ropa y se mudó a vivir en Rafah durante más de tres meses, cerca de la frontera con Egipto.
Cuando por fin fue seguro regresar a casa, Sawarih, un exmusulmán que abrazó la fe cristiana hace una década, hizo todo lo posible por limpiar los escombros y montar una tienda de campaña para su esposa y sus hijos, que tienen entre 2 y 17 años. Sus vecinos también viven en tiendas de campaña. Christianity Today aceptó no utilizar el nombre real de Sawarih, ya que los conversos al cristianismo corren peligro en Gaza.
La familia de Sawarih vive con miedo constante desde los ataques. Algunos de sus familiares murieron en ataques aéreos y otro murió cuando unos ladrones lo atacaron en su casa. Cuando alguien de la familia de Sawarih se enferma, evitan buscar ayuda médica en un hospital. Según él, podría haber un miembro de Hamás escondido allí y eso convertiría al edificio en un objetivo israelí.
Ahora, enfrenta grandes dificultades para conseguir comida para su familia.
En las últimas dos semanas, Sawarih ha observado con creciente alarma cómo se agotan los suministros de alimentos en Gaza debido al bloqueo de once semanas impuesto por Israel sobre los alimentos, los medicamentos y otros productos básicos en el territorio palestino. En los mercados ya no hay verduras, solo lentejas enlatadas a precios elevados. En casa de Sawarih solo queda harina para que la familia pueda alimentarse durante una semana más.
Los precios cada vez son más altos e impagables. A veces, sus hijos trabajan en el campo para obtener ingresos adicionales y, ocasionalmente, una iglesia les envía ayuda económica. La Iglesia Bautista de Gaza solía repartir alimentos y comidas calientes una o dos veces al mes, pero la mayoría de los centros de distribución de alimentos han cerrado debido a la disminución de los suministros.
«En lo único en que pensamos es en cómo encontrar comida para mis hijos», dijo Sawarih.
Los expertos en seguridad alimentaria advirtieron la semana pasada que medio millón de palestinos en Gaza se enfrentan a niveles «catastróficos» de hambre. Otro millón de personas apenas consiguen suficiente comida y, según la organización vinculada a la ONU que vigila el riesgo de hambruna en todo el mundo, si no se reanuda rápidamente la entrega de ayuda humanitaria, el riesgo de hambruna es alto.
Dicha organización emitió predicciones de hambruna inminente el año pasado, pero finalmente no se cumplieron. Sin embargo, esta vez podría ser diferente.
Israel afirmó que el bloqueo, que comenzó el 2 de marzo, tiene como objetivo erradicar a Hamás y forzar la liberación de los rehenes que Hamás secuestró el 7 de octubre de 2023. El gobierno insiste en que Gaza cuenta con alimentos y suministros esenciales, y señala que casi 450 000 toneladas de ayuda entraron en la región durante el alto el fuego de dos meses que tuvo lugar a principios de este año.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha acusado a Hamás de desviar la ayuda en cuanto entra en el territorio. Sin embargo, las organizaciones de ayuda de la ONU afirman que no hay pruebas de ningún robo significativo por parte de Hamás.
Sobre el terreno, Sawarih dijo que en Gaza es de conocimiento común que Hamás controla la ayuda humanitaria «para utilizarla como arma y proteger a sus miembros».
Por ejemplo, dijo que los líderes canalizan la ayuda a campamentos específicos para atraer a la gente a esos lugares a fin de que Hamás pueda ocultar a sus miembros entre la población. Hamás sigue utilizando a los palestinos como escudos humanos para ganarse la simpatía del mundo y obtener donaciones de las comunidades islámicas, señaló.
Él se mantiene alejado de estos campamentos, pero su familia se está quedando sin alimentos.
Sawarih dijo que la organización terrorista también «almacena ayuda humanitaria robada, la monopoliza y la vende a precios exorbitantes». Conoce a personas que tienen vínculos con Hamás y han visto las tiendas de campaña de los miembros de Hamás llenas de alimentos. Esas personas le dijeron que Hamás distribuye los alimentos por la noche y que gran parte de ellos terminan entre sus propios miembros. Dijo que Hamás también controla a muchos de los comerciantes y organizaciones benéficas.
Algunos han tratado de alertar sobre los robos de Hamás, dijo Sawarih. Las protestas se extendieron por Gaza en marzo, alimentando la creciente ira en su contra y haciendo un llamado para que Hamás abandonara la franja costera.
«[A Hamás] no le importa el público en general», dijo Sawarih. «Más bien, los explota para ganarse la simpatía del mundo».
Yousef Elkhouri, un palestino cristiano que vive en Belén, dijo que sus familiares en Gaza también están en peligro.
Sobreviven con los pocos alimentos enlatados y secos que les quedan, y su salud se ha deteriorado. Los padres, hermanas, sobrinas y sobrinos de Elkhouri no han comido alimentos frescos ni carne en dos meses, y sus suministros de agua están contaminados. La familia cristiana, cuya presencia en Gaza se remonta a siglos atrás, quema leña o cartón para poder hervir el agua y hacerla potable.
Elkhouri dijo que las iglesias envían ayuda económica a ministerios como la Shepherd Society del Bethlehem Bible College, que proporciona alimentos, agua y medicinas a la comunidad cristiana y a sus vecinos de Gaza. Según algunas estimaciones, los cristianos de Gaza ascendían a 1000 o 1200 antes de la guerra, pero desde entonces, su número se ha reducido a entre 600 y 700.
La más reciente campaña de bombardeos por parte de Israel ha traído aún más sufrimiento. Los ataques aéreos de la semana pasada mataron a más de 300 personas, según el Ministerio de Salud de Gaza, dirigido por Hamás, que no distingue entre civiles y combatientes. Israel afirma que mató a decenas de militantes en los ataques y que su objetivo era el líder de Hamás, Mohammed Sinwar.
«Apenas duermen debido al constante bombardeo israelí, y ahora, con las olas de calor y sin electricidad, su situación está empeorando aún más», dijo Elkhouri.
Sawarih añadió que a Israel no le importa si muere toda la población de Gaza. «Solo le importan sus propios intereses y utiliza la estupidez de Hamás como excusa para lograr sus objetivos», afirmó.
El presidente estadounidense, Donald Trump, se refirió a la crisis de Gaza durante su gira por Oriente Medio, en la que visitó Arabia Saudita, Catar y los Emiratos Árabes Unidos. «Estamos pendientes de Gaza y tenemos que resolverlo», dijo. «Hay mucha gente pasando hambre. Mucha gente. Están pasando muchas cosas malas».
El presidente también se refirió a la situación de los 58 rehenes que Hamás ha tenido retenidos durante casi 600 días. Israel cree que 20 de ellos siguen con vida. «No están en buenas condiciones», dijo Trump. «Algunos están en mejores condiciones que otros… Trabajaremos con [Israel] para rescatarlos».
Michael Levy, cuyo hermano Or Levy regresó a casa en febrero tras casi 500 días de cautiverio en manos de Hamás, dijo que su hermano parecía un superviviente del Holocausto. «Quiero ser muy claro: Hamás utilizó la comida como arma», dijo Levy a CT. «Estaban matando de hambre a Or».
Levy dijo que muchos días su hermano tenía que dividir una lata de frijoles entre cuatro hombres y que perdió más de 20 kilos durante su cautiverio. «Era piel y huesos, nada más», dijo.
La administración Trump consiguió la semana pasada la liberación de Edan Alexander, el último rehén estadounidense vivo. Trump no dijo cómo ayudaría a Israel a negociar la liberación de los rehenes restantes, pero su administración está trabajando en un plan para supervisar la reanudación de la entrega de ayuda humanitaria a Gaza.
Estados Unidos respaldará una nueva organización sin ánimo de lucro, la Fundación Humanitaria de Gaza (GHF, por sus siglas en inglés), para establecer centros de distribución de alimentos y ayuda en Gaza protegidos por elementos de seguridad privada subcontratados para evitar que Hamás se robe la ayuda, según el embajador de Estados Unidos en Israel, Mike Huckabee. Añadió que Israel, que ha aceptado el plan, no participará en la distribución de alimentos ni en su transporte a Gaza.
La ONU ha criticado el plan y se ha negado a participar, señalando su preocupación por el desplazamiento de la población, ya que los cuatro centros de distribución iniciales se ubicarán en el sur y el centro de Gaza, lo que, según afirma, obligaría a los residentes a abandonar el norte.
Por su parte, Jake Wood, director de la GHF, dijo a CNN que Israel ha aceptado que la organización establezca también dos centros de distribución en el norte de Gaza.
La GHF dijo que comenzará a distribuir la ayuda a finales de mayo. El domingo, Netanyahu aprobó un plan inmediato para permitir la entrada de una «cantidad básica de alimentos» en Gaza hasta que el plan de la GHF entre en operación, y dichas entregas comenzaron el lunes 19 de mayo.
Gaza podría necesitar más que ayuda básica para paliar el hambre creciente en familias como la de Sawarih, y el resto de los dos millones de residentes en dicho territorio. El pánico se ha apoderado de la población, que acude en masa a los pocos lugares donde aún quedan alimentos. Mientras tanto, Israel lanzó el domingo una amplia campaña terrestre que provocó más desplazamientos.
El miércoles, Sawarih podía ver humo en el horizonte a causa de los ataques aéreos tanto por la tarde como por la noche. Mientras se prepara para una larga noche con los aviones de guerra israelíes en el horizonte, ora para que Dios salve vidas inocentes y proteja a su familia de los cohetes que se aproximan.
También ora para que Hamás llegue a su fin.
«Cuanto más sufre la gente, más lo utiliza [Hamás] como carta para ganarse la simpatía del mundo», afirma Sawarih.
Aun así, ha sentido la mano protectora de Dios a lo largo de los años que ha vivido y servido en Gaza. «Es increíble porque no tiene sentido», afirma. «Pero estás seguro de que es Dios quien te protege».