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En medio de la guerra entre Israel y Hamás, los cristianos locales buscan la ira justa y la esperanza del Evangelio

Mientras el terrorismo causa miles de muertos, evangélicos palestinos y judíos mesiánicos comparten asombro, dolor y oraciones por la paz y la justicia.

Izquierda: Víctimas fatales de las fuerzas israelíes que se enfrentaron a los militantes islámicos de Hamás. Derecha: Destrozos en Gaza causados por los ataques aéreos de Israel.

Izquierda: Víctimas fatales de las fuerzas israelíes que se enfrentaron a los militantes islámicos de Hamás. Derecha: Destrozos en Gaza causados por los ataques aéreos de Israel.

Christianity Today October 12, 2023
picture alliance / Ahmad Hasaballah / Stringer / Getty / Edición por CT

Este artículo fue publicado originalmente en inglés el 11 de octubre de 2023.

Con al menos 1200 israelíes y 1100 palestinos abatidos, no es solo el impresionante número de víctimas de la guerra entre Israel y Hamás lo que ha indignado al mundo, sino también la brutalidad de Hamás.

Más de 200 jóvenes fueron asesinados en un festival de conciertos, pueblos y granjas fueron asaltados y aterrorizados, y se calcula que 150 rehenes están bajo amenaza de muerte si no cesan los ataques aéreos israelíes sobre la franja costera.

Como es improbable que cesen, el número de víctimas seguramente aumentará.

Israel ha llamado a filas a 360 000 reservistas, preparados para iniciar una campaña terrestre en Gaza. En consonancia con la estrategia militar de hacer frente al terrorismo con una fuerza abrumadora, los conflictos anteriores en la asediada franja de 25 millas (40 km) han arrojado cifras impactantes, incluidos los enfrentamientos de 2014 que se saldaron con 73 muertos israelíes y 2100 palestinos.

Mientras tanto, muchos israelíes han vivido atemorizados. Desde la retirada unilateral israelí de Gaza en septiembre de 2005, la Biblioteca Virtual Judía ha contabilizado 334 muertes por terrorismo y al menos 20 648 cohetes y morteros lanzados contra territorio israelí.

En medio de estos crudos recuentos, hay señales de equilibrio entre los creyentes locales a ambos lados de la división étnica. Christianity Today entrevistó a tres judíos mesiánicos, tres evangélicos palestinos y dos cristianos de Gaza que actualmente se encuentran fuera de dicho territorio.

Asombro compartido

«El nivel de odio y maldad que se manifiesta en estos actos es realmente estremecedor», dijo Eli Birnbaum, director de una rama de Judíos para Jesús [Jews for Jesus] en Tel Aviv y Jerusalén. «No se parece a nada que hayamos visto en décadas y ha conmocionado profundamente a la población».

Los ataques en su barrio han sido tan intensos, dijo, que la gente permanece dentro de sus casas. En constante comunicación con familiares, amigos y 50 miembros del personal a tiempo completo, dijo que su comunidad está haciendo todo lo posible para mantenerse conectada y ofrecer aliento.

El sábado del atentado, la congregación de Birnbaum se reunió para orar. Sin saber qué hacer, distribuyeron guías de oración en las que pedían que los rehenes regresaran sanos y salvos. Algunos miembros se limitaron a encender velas.

Judíos para Jesús recogió suministros para las familias desplazadas y los soldados en la frontera.

Al menos un judío mesiánico ha muerto por su nación. David Ratner fue llamado héroe de guerra por su comandante, tras salvar las vidas de cinco compañeros soldados cuando su puesto fue asaltado por 400 combatientes de Hamás. Tras recibir un disparo en el cuello, continuó en combate durante las ocho horas siguientes [enlaces en inglés].

Birnbaum le aconsejó a sus hijos que se mantuvieran firmes al resistir la tentación del odio. Desafió a los israelíes a buscar justicia sin venganza, y pidió a todos que de verdad se preocupen por judíos y palestinos por igual, y que oren también por Gaza y su liberación de Hamás.

«¿Qué podemos hacer para representar al Señor cuando nuestra nación está en crisis?», preguntó. «Por favor, oren por nosotros, para que elijamos sabiamente cómo hacer brillar su luz en un lugar muy oscuro en estos momentos».

Grace Al-Zoughbi, educadora teológica de origen palestino, también busca esa luz.

«La iglesia está tratando de aferrarse a cualquier atisbo de esperanza que pueda encontrar», dijo. «La situación es profundamente inquietante, las atrocidades espantosas».

También se sintió conmocionada por los disparos de cohetes, que cayeron desde la dirección opuesta, cerca de su casa en Belén. Las familias corrieron a la tienda de comestibles para abastecerse, temerosas de una escalada. Representante de una población ya de por sí en apuros y que se encuentra bajo un bloqueo, afirmó que la pérdida de turismo devastará aún más la economía, mientras la Iglesia intenta ayudar en la medida de lo posible.

Su reacción inmediata fue la oración ferviente por el fin del conflicto.

«Señor, toma todo el mal, aplástalo como cristal y tritúralo hasta reducirlo a nada», suplicó Al-Zoughbi. «En esto mantenemos nuestra esperanza, en que un día pronto tus caminos prevalecerán».

Pidió a los creyentes de ambos bandos que actuaran como pacificadores. Pidió a los cristianos internacionales que evitaran «tergiversaciones malignas». Y para sí misma, se centró en el Salmo 122: Pidan por la paz de Jerusalén: “Que vivan en paz los que te aman…”.

Distancia compartida

Hanna Massad, expastor de la Iglesia Bautista de Gaza, se dirigió al breve salmo que sigue: Ten piedad de nosotros, Señor, ten piedad. Estamos cansados de tanto desprecio (123:3).

Tras 30 años de servicio siendo el primer pastor nacido localmente, Massad se marchó después de la violencia de 2007 que incluyó ataques a su iglesia, así como el secuestro y asesinato de un joven trabajador de la librería cristiana afiliada. Ha experimentado la militancia de primera mano y comprende el miedo israelí.

Ahora es ciudadano estadounidense y, además de recibir consejería semanal para el trauma a través de Zoom, y de interactuar casi a diario con los miembros de su iglesia, viaja tres veces al año a Gaza para distribuir ayuda y brindar aliento.

Su última visita terminó hace dos semanas, con un trato israelí ligeramente mejor de lo normal, dice. En busca de reciprocidad con Estados Unidos para la entrada sin visado, las autoridades fronterizas han facilitado los trámites para los ciudadanos que tienen doble nacionalidad estadounidense-palestina. Al pasar por Jericó, la espera de seguridad fue solo de una hora esta vez.

«No nos tratan con la misma dignidad», dijo Massad, «sino según el documento que llevamos».

Para la mayoría de los palestinos, continuó, el trato es humillante. Bajo bloqueo desde 2007, el 50 % de la población de Gaza está desempleada, el 65 % vive por debajo del umbral de pobreza y solo 17 000 de sus 2.3 millones de habitantes pueden buscar trabajo en Israel. El número vacila en función de los cambios en las políticas, y el trato que reciben en los puestos de control es mucho más intenso. El resto está atrapado.

«Es una gran prisión», afirma Massad. «Y normalmente, en cada visita [encuentro] las cosas un poco peor que antes».

Y ahora, con la guerra, Israel ha declarado que cortará el suministro de electricidad y agua de Gaza. La frustración se acumula. Mientras que su padre anhelaba un Estado palestino, Massad dijo que ahora que tiene 60 años se pregunta si alguna vez sucederá. Pero los cristianos locales no apoyan la violencia de ninguno de los bandos.

«Esta no es la dignidad que buscamos», afirma Massad. «Nuestro ejemplo es Jesús. Y cuando alguien se encuentra de verdad con Él, Dios llena ese corazón de amor por toda la humanidad».

Incluso cuando el hogar de uno es destruido.

El apartamento de la familia del poblador de Gaza Khalil Sayegh fue alcanzado por un cohete israelí. Ahora se refugian en una de las tres iglesias de la franja, desplazados junto con otras 250 000 personas refugiadas en escuelas u otras instalaciones. La Organización Mundial de la Salud pidió el establecimiento de un corredor humanitario.

«Salieron a duras penas», dijo, «puesto que asumieron que su hogar era su opción más segura».

Actualmente en Estados Unidos, Sayegh forma parte de la Iniciativa Ágora para trabajar conjuntamente con otros palestinos e israelíes en la promoción de una cultura de democracia constitucional. Dice que le complace ver que los estadounidenses condenan los atentados de Hamás. Al mismo tiempo, dice que se sintió decepcionado al ver que el sufrimiento de su pueblo se desestimaba con tanta facilidad.

El texto bíblico de consuelo de Sayegh es el Salmo 73, donde el salmista casi cede ante la envidia de los malvados prósperos: Tú destruyes a los que te son infieles. Para mí el bien es estar cerca de Dios. He hecho del Señor Soberano mi refugio.

Y en esta paz, su mensaje es claro.

«No cedan al odio, al tribalismo ni a la venganza», dijo Sayegh. «Trabajen duro para poner fin no solo a esta sangrienta ronda de violencia, sino a la injusticia estructural de la ocupación, para que podamos vivir en paz».

Ira compartida

Jaime Cowen, abogado judío mesiánico, se siente indignado por los cambios estructurales que amenazan a Israel y que precedían a la guerra. Desde su regreso como primer ministro con una coalición de extrema derecha que incluye a antiguos terroristas judíos, dijo, Benjamin Netanyahu ha dividido al país tratando de poner patas arriba el sistema judicial israelí.

Y mientras trataba de presentarse a sí mismo como un pacificador con el mundo árabe en general, Netanyahu inflamó aún más a la marginada comunidad palestina en su propio país al autorizar más asentamientos ilegales.

«Algo tenía que pasar, y esta vez ha pasado», declaró Cowen en un video. «Es un momento muy peligroso para el país».

Él ora por la rápida derrota de Hamás, cuyo ataque puede haber estado motivado por el deseo de frustrar el acercamiento de Netanyahu a Arabia Saudita. Pero la verdadera amenaza está en el norte, dijo, con los miles de misiles de precisión de Hezbolá listos para alcanzar las ciudades israelíes más lejanas. Cuando acabe esta guerra, Cowen quiere que el gobierno dimita y que una comisión determine las causas de los «colosales» errores de esta administración en materia de inteligencia y preparación militar.

«Hasta entonces, hay una profunda tristeza y rabia», dijo, «por la horrible pérdida de vidas de familias judías inocentes».

Los evangélicos palestinos se han ofrecido como voluntarios para ayudar. La Convención de Iglesias Evangélicas de Israel anunció que cualquier creyente mesiánico desplazado es bienvenido a quedarse con sus familias miembros.

«¿Qué podemos aportar como cristianos y ciudadanos árabes palestinos de Israel en un momento como éste?», predicó el presidente de la convención, Botrus Mansour, en su iglesia en Nazaret. «La respuesta es Jesús».

Desde su segura localidad del norte —solo necesitaba comprobar que su refugio estuviera listo— planeaba predicar un mensaje sobre la administración de la iglesia antes de que la guerra cambiara su enfoque. Dedicó gran parte del servicio a la oración, y animó a los fieles con una cita de Francisco de Asís: «Hazme un instrumento de tu paz». A pesar de los difíciles sentimientos que les embargan, los cristianos deben ser pacificadores.

Incluso mientras echan humo de rabia en múltiples direcciones.

«La gente está enfadada por el brutal ataque de Hamás», afirma Mansour. «Pero también sienten que la violencia continuará mientras no haya una solución justa al conflicto».

Al igual que Cowen, ora para que Dios sustituya a los líderes actuales. Y también comparte una escritura reconfortante, Lamentaciones 3:22-23: Por el gran amor del Señor no hemos sido consumidos y su compasión jamás se agota. Cada mañana se renuevan sus bondades; ¡muy grande es su fidelidad!

Evangelio compartido

«Nada en esta situación es correcto o bueno», dijo Lisa Loden, judía mesiánica miembro del Instituto Belén de Paz y Justicia [Bethlehem Institute of Peace and Justice]. «Pero hay un fuerte deseo de que el Señor utilice estos acontecimientos para atraer a la gente hacia Él».

Residente en la ciudad costera de Netanya, al norte de Tel Aviv, Loden codirige una congregación de creyentes que ya ha organizado muchas reuniones de oración desde que comenzó la guerra. Pidieron la misericordia de Dios para los civiles tanto de Israel como de Gaza. Oraron por sus líderes, por los rehenes y por quienes perdieron a seres queridos.

Oraron por que el final del conflicto llegue pronto, por la justicia y por que los cristianos de ambos bandos no se desvinculen los unos de los otros. También lanzó una súplica a los creyentes de todo el mundo que están observando.

«No tomen partido rápidamente», pidió Loden. «Antes bien entablen un diálogo real y busquen una solución a este irresoluble conflicto».

Desde Ramala, el pastor Munir Kakish, presidente del Consejo de Iglesias Evangélicas Locales de Tierra Santa, habló de forma similar.

«Oren por ambas partes», dijo. «No podemos ver sus propósitos, pero Él es soberano».

Su iglesia estaba llena mientras dirigía un mensaje a sus estresados miembros sobre la oración, acompañado de himnos que hacían hincapié en la paz de Dios. Algunas familias emigraron de Gaza y están preocupadas por sus parientes que permanecen allí.

Mientras tanto, temeroso de que la incursión israelí en Gaza desencadene un levantamiento en Cisjordania y el consiguiente bloqueo de toda la ciudad, Kakish también se aseguró de abastecerse de productos y colaboró con una tienda de comestibles local para preparar paquetes de alimentos.

Puede que pronto haya muchas víctimas.

Sin embargo, su última palabra se refería a la geografía. La lucha por el territorio no tiene sentido.

«Si cualquiera de las partes ocupa el todo el territorio desde el Mediterráneo hasta el Pacífico, pero no tiene a Jesús, no es nada», dijo. «Siguen necesitando a Jesús».

Traducción y edición en español por Livia Giselle Seidel.

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