Todos los buenos padres buscan “enseñar al niño el camino en que debe andar” (Proverbios 22:6, LBLA), pero a veces se encuentran atrapados entre "no provoquéis a ira a vuestros hijos" (Efesios 6:4) y “el que escatima la vara odia a su hijo” (Proverbios 13:24). Dar en el blanco en la crianza cristiana de los hijos es difícil, se mire por donde se mire.
Cómo las madres y los padres religiosos equilibran la creciente autonomía de sus hijos con un sólido discipulado es el tema de un nuevo libro: Handing Down the Faith: How Parents Pass Their Religion on to the Next Generation [Transmitiendo la fe: cómo los padres transmiten su religión a la próxima generación], de Christian Smith, profesor de la cátedra William R. Kenan Jr. en Sociología de la Universidad de Notre Dame, y Amy Adamczyk, profesora de Sociología en el John Jay College of Criminal Justice de la City University de New York (CUNY).
Lyman Stone, un demógrafo especialista en fertilidad y familia, habló con Smith sobre dónde se conecta esta investigación con el Estudio Nacional de Juventud y Religión (NSYR, por sus siglas en inglés), por qué la fe de los jóvenes adultos es más consumista que nunca y cómo los padres y los pastores de jóvenes a menudo hablan sin escucharse mutuamente cuando se trata de sus esfuerzos por discipular a la próxima generación de creyentes.
(Haga clic aquí para ver una entrevista complementaria con Melinda Lundquist Denton, investigadora del NSYR y coautora de Back Pocket God).
A nivel personal, ¿cuál fue su reacción a los hallazgos de la investigación?
Yo diría que empezamos a entender la importancia de los padres cuando estábamos estudiando a los adolescentes en el Estudio Nacional de Juventud y Religión, que comenzó en el año 2000. Pero hay dos cosas que nos sorprendieron mucho.
La primera sorpresa al hablar con padres religiosos en los Estados Unidos es cuán similarmente hablan sobre por qué quieren criar a sus hijos religiosamente, cuál es el valor de ser religioso y cómo quieren dirigir su crianza en la religión.
En el campo de estudio de la Sociología hay mucho énfasis en la diferencia y la diversidad, y esperábamos encontrar todas estas formas diferenciadas en las que los padres de diversas tradiciones y estructuras de clases sociales hablarían sobre la paternidad. Pero resulta que todos dicen básicamente las mismas cosas; incluso los budistas, musulmanes, hindúes y mormones tienen una forma similar de entender la crianza religiosa.
Por otra parte, algo que no fue sorprendente pero que vale la pena señalar es que la mayoría de los padres piensan que lo realmente importante de criar a sus hijos en la fe es que será bueno para ellos en este mundo. Hay muy poca referencia a la salvación o la eternidad. Tiene un enfoque muy “mundano”, es decir, “los niños serán más felices y tomarán mejores decisiones”. De modo que creo que los padres religiosos tienen una lógica orientada de forma inmanente, no trascendente.
La otra gran sorpresa fueron las opiniones de los padres sobre sus congregaciones religiosas. Escuchamos con frecuencia que la mayoría de los padres que no tienen un papel activo en la iglesia solo quieren dejar a sus hijos en la misma y que esperan que los ministros de jóvenes se ocupen de la religión. Pero descubrimos que los padres en realidad solo quieren que la iglesia sea amigable y que tenga un buen ambiente, pero sí creen que es su trabajo ocuparse de las cosas relacionadas a la religión. Descubrimos que parece haber un desequilibrio entre lo que el clero y los ministros de jóvenes piensan sobre la participación de los padres y la forma en que los padres en realidad describen esa participación.
¿Cuál es la conexión entre este libro y el Estudio Nacional de Juventud y Religión?
Cuando comenzamos el estudio, no teníamos idea acerca de los padres. Ese no era el enfoque. Pero a lo largo del estudio, quedó muy claro cuán importantes eran los padres en la formación de sus hijos. Nos dimos cuenta de que lo que hacen los padres con los adolescentes realmente importa más que los medios de comunicación, la escuela o los amigos. Si realmente queríamos resolver esto, teníamos que hacer un estudio centrado en los padres religiosos.
En el libro, usted dice que una parte central de su argumento es que la religión ha cambiado fundamentalmente de un “proyecto de solidaridad comunitaria” a un “accesorio de identidad personal”. ¿Puede explicar brevemente qué significa esto?
Esta es mi interpretación histórica de nuestros hallazgos, tratando de encontrar el mejor enfoque teórico posible acerca de lo que está sucediendo. La idea de un proyecto de solidaridad comunitaria es que en una época anterior en la historia de Estados Unidos, la religión era una experiencia colectiva basada en la comunidad. Era algo que la gente compartía en común y que tenía mucha más dinámica social. Los padres no tenían tanta carga en cuanto a promover la religión porque esta simplemente estaba presente en la comunidad. Sin embargo, ese mundo se ha disuelto con el tiempo.
Hay grupos aquí y allá, pero en términos generales, la religión se ha redefinido. Es algo individualista que puede o no ser parte de la identidad personal de uno, junto con otras características como la carrera, la orientación sexual o los pasatiempos. La fe religiosa puede ser una parte de ese sentido más amplio del yo individual. Puedes elegirla o no. Y el resultado es una gran presión para los padres.
A medida que las congregaciones piensan en este cambio, especialmente en el contexto de su oferta programada, ¿cuáles son las implicaciones?
Los padres miran a las congregaciones básicamente como centros de recursos, no como una forma de vida en comunidad. No son grupos de personas que encarnan una forma de vida alternativa o renovada. Son recursos. Mi percepción es que el clero comprende esto hasta cierto punto.
No quiero recetar nada, pero si las congregaciones buscan poder conectarse con los padres donde están y tal vez conducirlos a otro lugar, deben pensar en cuáles son los recursos que quieren los padres. Pero odio incluso hablar así: suena a mercadotecnia.
No, yo entiendo.
Pero sí, tiene implicaciones. Yo diría que la forma de pensar en términos de fidelidad es algo como esto: si lo que los padres solicitan no es exactamente lo que queremos ofrecer, no se puede simplemente ignorar a los padres.
Entonces, ¿cómo se crea un entorno que se encuentra con las personas ahí donde están, pero las atrae hacia algo más allá de eso, sin convertirse en un simple dispensario de recursos religiosos para las personas que quieren simplemente escoger y elegir?
Esto también tiene grandes implicaciones teológicas.
Un tema importante en sus entrevistas es que muchos o incluso la mayoría de los padres preferirían usar métodos indirectos de transmisión religiosa. No tanto “siente a su hijo y dele una clase acerca de la fe”, sino más bien algo como “muéstreles lo que está sucediendo y, por ósmosis, más o menos lo entenderán en el camino”.
Pero usted descubrió que la frecuencia con la que los padres sostienen conversaciones religiosas con sus hijos predijo claramente el éxito de la transmisión religiosa. ¿Qué opina de este desequilibrio? ¿Será que los padres religiosos están adoptando una mala estrategia?
No creo que se trate exactamente de un desequilibrio. En primer lugar, los padres eficaces simplemente son quienes son. No están diciendo: “Oh no, mi hijo tiene siete años, será mejor que empiece un entrenamiento religioso”. Están siendo quienes son auténticamente. Y parte de lo que son se caracteriza porque piensan en las cosas a través de su fe religiosa.
Algunos lo hacen de forma más intencionada que otros. Creo que aquellos que tienen más éxito en transmitir su fe a sus hijos, o bien son tan auténticamente religiosos desde un inicio, o bien son intencionales al decir: “Oye, debemos prestar atención a esto y no simplemente dejar que suceda”. En otras palabras, hay una forma de hacer algo por ósmosis que aún es intencional.
Lo que no funciona en absoluto (y lo que los padres no van a intentar de todos modos) es el enfoque de “siéntese y dele a su hijo una cátedra durante una hora a la semana”. Los padres están demasiado preocupados por la rebelión, por lo que están dispuestos a atender el tema de la transmisión religiosa como con guantes. Creo que la mayoría de los padres tienen la sensación de que les preocupa “exagerar”. Les preocupa hacer demasiado, ser demasiado directos, pero aún así presionan y promueven tanto como pueden.
Volvamos a lo que dijo sobre los padres que tienen expectativas bastante modestas de las congregaciones religiosas. Se ven a sí mismos como el actor principal en la formación religiosa de sus hijos. Pero si los ministros de jóvenes describen a los padres como muy poco comprometidos y los padres se ven a sí mismos como muy comprometidos, ¿qué podría explicar esta diferencia?
En primer lugar, debo decir que no hicimos una etnografía de los padres, es decir, no fuimos en coche a la iglesia con Susan y recogimos a sus hijos del grupo de jóvenes. Los resultados de nuestro estudio están basados en lo que informan los padres y los adolescentes en entrevistas y encuestas. Pero mi percepción de las cosas al estudiar esto a lo largo de los años es que probablemente se trate de una combinación de cosas. Es posible que los ministros de jóvenes quieran una inversión más directa de los padres, pero los padres simplemente no quieren hacerlo de esa manera.
Mi sospecha es que muchos ministros de jóvenes obtienen su información sobre los padres del adolescente. No van a salir a desayunar y tomar café con los padres. No estoy diciendo que los adolescentes mientan, pero los adolescentes obviamente van a dar su propia perspectiva sobre lo que está sucediendo en casa.
Además, es probable que parte de esto sean solo expectativas. Si lo contratan como ministro de jóvenes, usted está listo para hacer grandes cosas. Pero luego entra en una situación en la que las familias tienen sus rutinas establecidas. Y probablemente el resultado es una situación frustrante para un ministro de jóvenes, ¿verdad?
Tal vez, según su punto anterior, el clero o los ministros de jóvenes tienen en mente un tipo de religión diferente a la de los padres y realmente quieren que se comunique algo trascendente. Eso tiene que ver con el modelo cultural de paternidad que describiste, donde los padres ven la religión como una especie de entrenamiento moral para preparar a los niños para el viaje de la vida y, además, como una forma de construir la solidaridad familiar.
Además del entrenamiento moral, diría que la religión te da una especie de base de operaciones, un lugar al que regresar cuando las cosas van mal.
Así que eso es moral, pero también psicológico, emocional, mental y relacional. Lo cual, como me imagino que está usted a punto de señalar, dudo que eso sea lo que el clero aprendió en el seminario.
Como misionero y padre, encuentro este retrato aterrador para el futuro de mi hijo. Para mí, la idea de la religión como un guión psicológico, emocional y moral separado de cuestiones existenciales o fundamentalmente espirituales es preocupante. ¿Le sorprendió este hallazgo de su investigación?
En un nivel, sí fue sorprendente. Esperaba que al menos hubiera más mezcla. En otro nivel, después de haber estudiado la religión estadounidense durante décadas, no, no fue sorprendente. La religión estadounidense se ha vuelto muy terapéutica, consumista y orientada a este mundo.
Y usted planteó la cuestión del desequilibrio hace unos minutos, pero yo diría que este es el verdadero desequilibrio. No hay tantas diferencias de estrategia entre padres y ministros de jóvenes, sino acerca del propósito mismo de la iglesia. Creo que algunas de las personas que se encuentran reunidas en las congregaciones tienen ideas muy diferentes incluso acerca de lo que están haciendo allí. Lo que es fascinante, sociológicamente, es cómo pueden continuar ese desequilibrio durante años y no descubrir realmente las diferencias entre ellos, como si no se dieran cuenta: “Tenemos realidades totalmente distintas aquí”.
Por curiosidad, hice una encuesta entre mis seguidores de Twitter para conocer su opinión sobre algunos elementos del modelo cultural que usted describe.
Mis seguidores de Twitter no son una muestra representativa, pero encontré una gran mayoría que no estaba de acuerdo con la idea de que la exclusividad en la religión es mala, o que la paternidad consiste principalmente en ayudar a los niños a descubrir quiénes son. ¿Crees que hay subpoblaciones significativas que podrían resistirse conscientemente al modelo cultural que identificas?
Sí, supongo que diría dos cosas. Primero, los seguidores de Twitter de alguien que está obteniendo un doctorado en demografía, que es un misionero y escribe para Christianity Today no son el tipo promedio de padres religiosos estadounidenses. También creo que muestra el último punto que planteó: que, por supuesto, hay grupos de personas que no se conforman.
Pero, como ya lo comenté, nos quedamos impresionados con lo similar que hablan todos estos padres. Creo que es justo decir que existe este modelo dominante, pero no ha convertido a todo el mundo en un robot.
Es evidente que hay subpoblaciones que no creen en ese modelo cultural de crianza de los hijos. Y desde el punto de vista dentro de esa subpoblación, puede parecer que el mundo tiene todas estas personas fieles en él. Pero cuando miras una muestra nacional, la gran mayoría sigue siendo lo que describimos.
Eso tiene sentido para mí. Hablando de subpoblaciones interesantes, quería darle la oportunidad de hablar sobre el capítulo sobre grupos religiosos inmigrantes, que fue simplemente fascinante.
Estoy particularmente orgulloso de ese capítulo. No lo escribí yo, así que puedo decir eso. Yo diría que muchos evangélicos perciben el mundo como gente con al menos algo de educación universitaria, y mayoritariamente de raza blanca. Pero hay una gran parte del mundo que no cumple con estas características. Aunque el evangelismo se ha diversificado de cierta manera étnica y racialmente, creo que vale la pena tener en cuenta que el mundo es mucho más diverso de lo que nuestras experiencias individuales pueden transmitir. La sociedad cambia. Es interesante pensar en cómo ser fiel al entrar en contacto con estas diferencias.
Entonces, ¿cuál es la gran lección para las personas de fe?
Esta no es una conclusión nueva, pero refuerza lo que hemos sabido por un tiempo: la religión estadounidense realmente se ha transformado en una realidad individualista y consumista.
Me parece que eso nos reta a dar un paso atrás, reflexionar y tener conversaciones (difíciles) sobre cómo crear un puente que una todos estos diferentes tirones y empujones, para que no compremos el modelo cultural de la mayoría a ciegas, pero que tampoco nos volvamos radicales sin remedio.
Traducción y edición en español por Livia Giselle Seidel