¡Vivan los evangélicos!

Los hispanos no solo están condimentando la cultura de Estados Unidos, también son el combustible del gran crecimiento en la iglesia norteamericana.

Christianity Today August 14, 2013
Sarah L. Voisin / The Washington Post / Getty

Este artículo fue publicado en colaboración con la Conferencia Nacional de Liderazgo Cristiano Hispano (NHCLC, por sus siglas en inglés).

Nota del editor: En abril de 2013, la revista Time causó sensación con una historia titulada simplemente "¡Evangélicos!" En su cubierta, elaboró un poco más diciendo: "La reforma latina: Dentro de las nuevas iglesias hispanas transformando la religión en América."

Christianity Today le ganó a Time hace más de 20 años con su artículo de cubierta del 28 de octubre de 1991 "¡Vivan los evangélicos!" escrito por Andrés Tapia.

Ambos artículos hablan del tremendo crecimiento que han experimentado los evangélicos latinos en los Estados Unidos, ofreciendo retos y oportunidades tanto para las iglesias católicas como para las protestantes. También predicen el crecimiento y la influencia de la población hispana, esperando que llegue a ser una gran fuerza cultural a nivel nacional. En 1991, Christianity Today pronosticó que para el año 2070 la población hispana llegaría a los 57 millones, haciendo de los hispanos el grupo minoritario más grande en los Estados Unidos. El pronóstico resultó demasiado conservador. Los hispanos se convirtieron en el grupo minoritario más grande del país en el 2001 cuando alcanzaron los 37 millones, y para el 2011, la población hispana en EU ya había llegado a un poco menos de 52 millones.

Para permanecer al día sobre estadísticas de los hispanos y el perfil sociológico, por favor visite Barna: Hispanics y también el Pew Research Hispanic Center.

Una de las cosas que no ha cambiado desde 1991 es el temor que mucha gente experimenta cuando enfrenta el cambio sísmico demográfico. Los asuntos de inmigración y de población son complejos y exigen cambios cuidadosamente diseñados en la política pública. Sin embargo, lo más probable, es que la población hispana va a fortalecer el etos pro-fe, pro-familia, y pro-trabajo que ayudaron a hacer de los EU una nación fuerte económicamente.

Aunque muchos de los asuntos que se presentan en el artículo, en 1991, han permanecido constantes hasta el día de hoy, no obstante, la iglesia católica ha aumentado sus esfuerzos por retener a sus miembros latinos. Sólo el tiempo lo dirá, pero sospechamos que sus esfuerzos han llegado demasiado tarde para preservar la influencia católica tradicional sobre el inmigrante hispano. El día de hoy, la asistencia a la iglesia entre los hispanos que siguen identificándose como católicos es significativamente más baja que entre los hispanos evangélicos.

He aquí un cambio positivo que se debe mencionar: dentro de la iglesia, ha sanado la distancia que existía entre la generación inmigrante con su deseo de retener su idioma y su cultura, y la generación más joven que nació en Estados Unidos y quienes se han asimilado y prefieren el inglés, mientras que al mismo tiempo mantienen el amor a la comida, la música y otras marcas de su herencia cultural. El Dr. Jesse Miranda, a quien se cita en el artículo de 1991, ha jugado un lugar clave en reducir dichas tensiones, y conforme los líderes más jóvenes han ido entrando al escenario, los latinos evangélicos se han ido ajustando a esa nueva manera de ser hispano en los Estados Unidos.

Una nota más: Andrés T. Tapia, que en 1991 era un joven periodista Peruano-Americano es ahora presidente de Diversity Best Practices.

En el tramo de dos millas entre las playas de Montrose y de la Avenida Foster a la orilla del Lago de Chicago—con condominios costosos al oeste y arquitectura de calidad al sur—miles de hispanos celebran el día de los soldados caídos. Salsa, el ritmo contemporáneo de América Latina, brota de grandes equipos de música marca Sony y se mezclan con expresiones en español salpicadas de algunos "hey man" que llenan el aire; el olor a tortilla calentándose sobre la parrilla Weber Smokey Joes se lo lleva el viento por todo el parque, y jugadores de fútbol que suscitan grandes ovaciones de familias enteras, incluyendo los padres, hermanos, abuelos, tías y tíos; primos, primos segundos y hasta el vecino de al lado.

Una pareja de Anglos pasan rápidamente en sus bicicletas, el hombre murmura: "¡Siento que estoy en otro país!"

La latinización de los Estados Unidos

Según la Oficina del Censo, para el 2070, los 21 millones de hispanos que se encuentran legalmente en los Estados Unidos (se calcula que hay alrededor de otros 10 millones de hispanos indocumentados) se habrán multiplicado a 57 millones, convirtiéndoles en la minoría más grande en los Estados Unidos. Actualmente, en algunas ciudades del estado de Texas, los Hispanos representan la mayoría (en Laredo, 95 por ciento, en El Paso, el 68 por ciento, y en Corpus Christi, el 51 por ciento), y en algunas regiones importantes constituyen un número sustancial de residentes (37 por ciento del condado de Los Ángeles y 24 por ciento en California). En los años setenta, la población hispana creció un 61 por ciento, según el Departamento de Comercio de los Estados Unidos, mientras que toda la población de los Estados Unidos creció sólo un 1.5 por ciento. En los años ochenta la tasa de crecimiento Hispana fue del 34 por ciento.

Para el 2070, los 21 millones de hispanos que se encuentran legalmente en los Estados Unidos se habrán multiplicado a 57 millones, convirtiéndoles en la minoría más grande en los Estados Unidos.

La explosión Latina condimenta casi todas las esferas de la vida norteamericana. Se puede escuchar a Judíos en Skokie, Illinois tarareando "La Bamba" al salir de las salas de cine; los profesionistas bailan en las discotecas al ritmo del "Golpe de Conga" del grupo Miami Sound Machine, lejos de sus preocupaciones sobre la bolsa de valores; los adolescentes se vuelven locos por el rompecorazones Latino Isai Morales; y todo el mundo, incluyendo los Escandinavos en Willmar, Minnesota, están comiendo tacos.

Pero los cambios van más allá de la copia editorial de la revista People. Las cifras traen consigo poder.

Los candidatos políticos buscan tener el voto hispano. Michael Dukakis dio parte de su discurso de aceptación en español, mientras que el candidato Bush, en un esfuerzo por llegar a los votos hispanos (un fallido intento) se refirió a sus nietos de origen México-Americano como "mis pequeños de piel café." En Chicago, con el 20 por ciento de la población, los hispanos mantienen el equilibrio de poder entre las comunidades blancas y afroamericanas, cada una representando el 40 por ciento de la ciudad.

Mientras tanto, la Avenida Madison solicita los dólares de los hispanos. Con un poder adquisitivo de 130 mil millones de dólares, los Hispanos atraen cada vez más la atención de empresas como Procter & Gamble, quienes invirtieron 30 millones de dólares en el año de 1990 en publicidad para Hispanos. P & G, Anheuser-Busch, Campbell's, y una miríada de otras empresas gastaron más de 628 millones el año pasado en publicidad dirigida a los Hispanos (a veces haciendo uso de muy malas traducciones), en una de las dos cadenas nacionales de televisión Hispana, 145 revistas en español, 30 publicaciones bilingües o en Inglés, o 450 estaciones de radio en español.

Los números también traen consigo temor.

La Reforma de Inmigración y el Acuerdo de Control aprobó hace cuatro años conceder la amnistía a ciertos extranjeros indocumentados, ha hecho también que sea un delito contratar a aquellos que no califican para la amnistía, causando que algunos empleadores se rehúsen a contratar cualquier persona de ascendencia hispana.

El ex senador estadounidense S. I. Hayakawa del estado de California, fundador del movimiento "Sólo Inglés," muy preocupado por el crecimiento Hispano, desea que se declare el idioma Inglés como la lengua oficial de los Estados Unidos. Representando el mismo sentir, una vez al mes, los californianos de raza blanca se reúnen a las orillas de la frontera para ayudar a atrapar a personas extranjeras que intentan cruzar hacia lo Estados Unidos de manera ilegal.

La latinización de la iglesia

Además de ser el grupo étnico con mayor crecimiento en los Estados Unidos, los hispanos son también el segmento de mayor crecimiento dentro de la iglesia protestante. Según varias encuestas, más del 20 por ciento de los hispanos son protestantes (una cifra sorprendente dada la asimilación virtual del catolicismo a la cultura hispana). En las últimas dos décadas, el crecimiento se ha elevado a un ritmo vertiginoso. De acuerdo con estudios realizados en parte por Clifton Holland, Director Ejecutivo de la Asociación de Evangelización a Fondo, el número de congregaciones protestantes hispanas en el sur de California subió de 320 en 1970 a 1,022 en 1986 a 1,450 en 1990.

Algunos factores que contribuyen al aumento son: el aumento explosivo de la inmigración legal e ilegal, la tasa más alta de nacimiento de todos los grupos étnicos, y las deserciones masivas de la iglesia católica. La razón de las deserciones es la que define la historia de los hispanos y de la iglesia evangélica hispana.

Las deserciones de la Iglesia Católica en los Estados Unidos, hacia las denominaciones protestantes, se están produciendo a un ritmo de 60,000 al año o 1 millón en 15 años. Este es el informe presentado en 1987 por Alan Figueroa Deck, un teólogo y especialista en estudios hispanos en la Conferencia Nacional de Obispos Católicos.

El sociólogo religioso, el Padre Andrew Greeley, se refiere a este éxodo como un "fracaso eclesiástico de proporciones sin precedentes."

Deck y otros apuntan a los estudios que demuestran que los hispanos constituirán la mayoría de fieles católicos en los Estados Unidos para el año 2000. Sin embargo, como Roberto González y Michael Lavelle señalaron en "Los Hispanos católicos en los Estados Unidos" menos del 23 por ciento de los hispanos católicos están practicando su religión. Esto tiene a los líderes católicos en verdadera consternación. Deck señaló a los obispos católicos de la nación: "Si desaprovechamos este momento histórico, la ventana de oportunidad podría cerrársenos en los años venideros."

Lo cierto es que, el Vaticano está preocupado por este fenómeno. En la primavera del año de 1987, el Papa Juan Pablo II realizó su segunda visita a los Estados Unidos. Sus paradas: Miami, San Antonio y Los Ángeles, son tres ciudades con poblaciones hispanas significativas. Como en todos los grandes cambios demográficos, todos los factores de atracción y repulsión están a la mano de una iglesia que en este siglo ha servido fervientemente a inmigrantes de la nación. Estos factores se pueden resumir en: intimidad, oportunidad y expresión.

Intimidad

El énfasis en las iglesias evangélicas sobre tener una relación personal con Dios y en la comunión de los creyentes es una invitación a la intimidad, tanto a nivel divino como humano.

Jesse Miranda, presidente y fundador de AHET (un instituto de investigación en Pasadena, California, dedicado a examinar las cuestiones que afectan a los Hispanos en la iglesia estadounidense) y fideicomisario del Seminario Teológico de Fuller, explica que la necesidad de intimidad entre los hispanos es especialmente aguda. No es sólo lo importante que es la relación personal en la cultura latina, sino también que como con cualquier grupo inmigrante, los hispanos están en un estado de incertidumbre y cambio. "El trastorno que causa la inmigración crea una necesidad de familiaridad e intimidad." El enfoque evangélico en grupos pequeños y la accesibilidad a Dios responden a esta necesidad.

Además, señala Miranda, "la Iglesia Católica ha descuidado a los Hispanos." Funcionarios católicos coinciden al decir que la iglesia ha ahuyentado algunas minorías a través de la apatía y la falta de sensibilidad. Mientras tanto, los evangélicos están ocupados tocando las puertas, presentando su mensaje, e invitando a la gente a asistir a la iglesia.

Allan Cubierta escribe en su libro The Second Wave [La segunda ola: El ministerio hispano y la evangelización de las culturas]: "Una respuesta madura y creativa a la presencia hispana requiere una gran cantidad de energía. Francamente, hay algunos indicios de que la energía no existe (en la iglesia católica). Un ejemplo de ello es la extensión vigorosa, ya a menudo efectiva, de los grupos protestantes evangélicos a los hispanos, en comparación con el alcance muchas veces mediocre de las parroquias y escuelas católicas hacia esos mismos grupos hispanos."

H.O. Espinoza, fundador y presidente de Promesa, una organización dedicada a la formación de ministros Hispanos de segunda generación, para el servicio de la iglesia y para que se integren a la sociedad Estadounidense, señala otra razón por la cual, los Hispanos se sienten menos apegados a la Iglesia Católica: "La iglesia católica de América Latina, que fue prácticamente descuidada por el Concilio del Vaticano II, es muy diferente de su contraparte en Estados Unidos. El resultado es que la iglesia católica estadounidense se siente extraña para muchos inmigrantes latinoamericanos."

Isaac Canales, quien actualmente pastorea una iglesia mientras termina su doctorado en Estudios del Nuevo Testamento, en el Centro de Fuller para la Investigación Teológica avanzada, añade: "Por estar ya en un ambiente de cambio e inquietante (nuevo barrio, nueva lengua, nuevos puestos de trabajo) los inmigrantes comienzan a cuestionar los valores tradicionales religiosos; de ahí su interés por la iglesia evangélica que queda a la vuelta de la esquina."

Oportunidad

La oportunidad en las iglesias evangélicas para servir y ser servido también está atrayendo a los hispanos. La promoción del liderazgo laico y el énfasis en el sacerdocio de todos los creyentes faculta a las personas que han luchado mucho con un sentido de impotencia. Además, Miranda dice, las iglesias evangélicas, como los bautistas y pentecostales, elevan y reconocen el liderazgo que surge del pueblo mismo. La iglesia católica no hace énfasis en forjar líderes surgidos de entre los barrios. Sólo el 4 por ciento de los sacerdotes católicos de los Estados Unidos son hispanos y, peor aún, muchos de estos sacerdotes no son parte de las comunidades a las que sirven. La mayoría proceden de España o de países de América del Sur, donde las diferencias de la cultura de origen (España) y las de la comunidad donde sirven (mexicana inmigrante), son significativas.

Por el contrario, la Convención Bautista del Sur dice que tiene 2,400 pastores hispanos, mientras que las denominaciones pentecostales e iglesias independientes tienen un total estimado de 4,200. De acuerdo con Deck, el número de hispanos inscritos en los seminarios protestantes y escuelas de teología es el triple a aquellos inscritos en los seminarios católicos. Otro obstáculo para los hispanos que desean servir en las parroquias católicas es los exámenes rigurosos para nuevo ingreso y el largo tiempo de preparación, lo que para muchos hispanos con ingresos más bajos y menos educación viene a ser casi insuperable.

Mientras tanto, en las denominaciones protestantes de mayor crecimiento, los requisitos académicos son menos estrictos y ponen más énfasis en la unción espiritual o el llamamiento. "Estoy en deuda con las universidades bíblicas (Bible Colleges), con sus bajos requisitos de ingreso," dice Miranda, quien sin embargo obtuvo un doctorado en ministerio del Seminario Teológico Fuller. Esta filosofía de desarrollo de liderazgo, dice, "elimina los barandales que separan a los ministros de las bancas de los miembros de la iglesia." Añade Canales, "Esto le da a los hispanos un maravilloso sentido de propiedad."

La oportunidad de ser servido también atrae a los hispanos al campo evangélico. Algunas iglesias hispanas con frecuencia y de manera espontánea se ocupan de ayudar a alguna familia necesitada en la congregación. Los sermones son prácticos, con énfasis en los problemas diarios, mientras que las oraciones se centran en necesidades específicas, tales como peticiones de trabajo o de salud. "Somos personas vulnerables," dice Miranda. "Dado que muchos de nosotros no tenemos seguro de gastos médicos, los hispanos dependemos de la ayuda del Espíritu."

Miranda habla por experiencia propia. Cuando era niño, comenzó un reavivamiento en su familia que vivía en Nuevo México, cuando su madre fue sanada instantáneamente a través de las oraciones de dos pentecostales que tocaron la puerta de su casa. La fe, en este tipo de intervenciones divinas llega fácilmente a los hispanos, cuya visión del mundo incluye creer en hechos sobrenaturales que ocurren con regularidad.

La otra oportunidad para ser servido, por supuesto, es aquella por la que los inmigrantes hispanos hicieron este largo viaje, una oportunidad de mejorar su condición económica. "Es importante tener en cuenta que la imagen de Estados Unidos en los pueblos de América Latina es de una nación protestante. Y es por eso que el protestantismo consigue equipararse con la tecnología y el progreso," dice Miranda.

Los estudios longitudinales de David Martin, que fueron documentados en su libro Lenguas de Fuego muestran una correlación entre el protestantismo y el mejoramiento económico de los convertidos. Esto se confirma en el sector hispano de la iglesia. El ingreso promedio anual de los hispanos católicos es de 19 mil dólares, mientras que para los hispanos protestantes es de 25 mil. Canales cree que la ética protestante, con su énfasis en el trabajo, la administración, y el diezmo, ayuda a los latinos de bajos ingresos a manejar sus finanzas. El discipulado, cuyo enfoque principal es el cambio de hábitos destructivos tales como beber, añade Canales, también ayuda a la estabilidad económica de las familias.

Expresión

La manera distinta de expresar la fe dentro de la iglesia hispana protestante se puede explicar cómo la diferencia entre la expresión la iglesia fría y la iglesia caliente. Mientras que los servicios bíblicos en la mayoría de las parroquias católicas son de manera privada y reverente. En las congregaciones evangélicas hispanas se hace uso de música resonante y efusiva llena del espíritu de fiesta Latino.

En Hope Christian Fellowship, una Iglesia reformada y con enfoque multiétnico en su mayoría Puertorriqueños de Humboldt Park en Chicago, el ritmo afro-latino de la conga acompaña tanto los coritos latinos como los himnos norteamericanos tradicionales como "Gracia Admirable."

La libertad para orar y predicar en un estilo fiel a su origen cultural también invita a los hispanos a congregarse entre los evangélicos. "Mientras que los anglosajones tienen miedo a expresar sus emociones, para nosotros es una forma de vida," dice Miranda.

"Los Sermones de los hispanos tienen un cierto nivel de intensidad que habla al corazón de América," escribe Alex Montoya, en su libro El ministerio hispano en América del Norte: "El típico hispano habla con su alma, no sólo con su boca. Agita sus manos en el aire, mueve sus pies hacia adelante y hacia atrás, mira penetrantemente con ojos llenos de vida, y habla con una urgencia en el tono de su voz. Esta es la forma en que habla sobre su vida cotidiana. ¿Podemos imaginarlo recibiendo la verdad acerca de Dios con menos energía?"

Debido a estos factores, (la intimidad, la oportunidad y la expresión), no es de extrañar que iglesias de mayor crecimiento hispano sean las iglesias pentecostales, la Convención Bautista del Sur, y las iglesias Bautistas Americanas. La comunidad hispana en la Convención Bautista del Sur aumentó un 54 por ciento en los años ochenta, mientras que un 35 por ciento en las Asambleas de Dios. Holanda señala que si no fuera por la explosión hispana, las Asambleas tendrían una línea demográfica de crecimiento plana. Miranda comenta que nacionalmente del 15 al 20 por ciento de todos los evangélicos hispanos se consideran pentecostales, mientras que la Misión Latinoamericana encontró que el 58 por ciento de todos los Latinos protestantes del condado de Dade en el Estado de Florida son pentecostales.

Evangelización agresiva

El mensaje que ofrece el mensaje evangélico se está extendiendo a través del evangelismo agresivo dentro de los Estados Unidos y América Latina. Según Manny Ortiz, profesor en el departamento de teología práctica en el Seminario Teológico Westminster, muchos inmigrantes latinos son pre-evangelizados, ya sea en América Latina, que está experimentando una explosión protestante por su cuenta, o en los sectores de la renovación carismática de la Iglesia Católica, que estimulan el entusiasmo en las personas para una relación viva con Jesús; pero a menudo no pueden alimentarlos más.

Canales, sin embargo, con sensibilidad y abiertamente, extiende invitaciones a aceptar a Jesucristo en los funerales de miembros de pandillas en su iglesia cerca del este de Los Ángeles. Una vez toda una pandilla pasó al frente, hizo un círculo alrededor del ataúd de su difunto camarada, aceptando a Jesús. No es novedad que la tarea evangelizadora protestante esté provocando tensiones entre católicos y evangélicos. El Arzobispo John L. May de St. Louis, Missouri, dice que los grupos protestantes tienen un plan engañoso para reclutar hispanos, lo cual incluye el que algunas iglesias exhiben arte y música católicos para atraer hispanos a escuchar la enseñanza anticatólica.

La iglesia católica está tratando de hacer la vida parroquial más protestante en apariencia. En el Plan Pastoral Nacional para el Ministerio Hispano, publicado hace algunos años, se establece una estrategia para hacer la vida parroquial más íntima y acogedora, aumentando el liderazgo laico y desarrollando grupos pequeños. También se aconseja imitar el estilo personal, emocional y místico de los pentecostales.

Canales recuerda la misa del Papa Juan Pablo II en Los Ángeles Memorial Coliseum hace algunos años. "Podría haber sido una cruzada de Billy Graham. La misa incluyó una liturgia popular, himnos protestantes como 'Cuán Grande Es Él,' y un enfoque en Jesús y no en la virgen de Guadalupe." La iglesia católica Saint Louis en Miami, Florida, cuenta con 3,500 feligreses hispanos, y utiliza eficazmente los programas evangélicos como Evangelismo Explosivo de James Kennedy.

Pero los esfuerzos católicos tienen pocas posibilidades de frenar el éxodo. Como Pablo Sedillo, coordinador del plan pastoral para el ministerio hispano, dijo al Chicago Tribune: "Cuando la Diócesis se reúne para equilibrar sus presupuestos, una de las primeras cosas a eliminar es la oficina de ministerios hispanos. Esta es una acción peligrosa. Sus congregaciones se convierten en un premio para los fundamentalistas."

Desafíos para los protestantes

El éxito protestante, sin embargo, tiene su lado negativo. La iglesia evangélica se enfrenta ahora a algunos de los mismos problemas que los católicos no han podido resolver.

Los hispanos, como todos los otros grupos de inmigrantes, experimentan prejuicios en muchas iglesias evangélicas. "Los hispanos vienen a una iglesia de raza blanca y con frecuencia enfrentan racismo," dice Canales. "La murmuración comienza con ¿Quiénes son todos estos mexicanos que vienen a nuestra iglesia? Estas murmuraciones se hacen más fuertes cuando la congregación de habla española o el departamento hispano se hace más grande que la iglesia madre. Los anglosajones comienzan a temer que los hispanos van a tomar el mando."

Una alianza es el punto decisivo para el éxito protestante entre los hispanos. Dice Espinoza: "las iglesias anglosajonas están recibiendo a los hispanos con los brazos abiertos, pero luego se les pide servir en la cocina y no en la toma de decisiones."

Espinoza, sin embargo, siente que los hispanos comparten parte de la culpa por sus propias inseguridades, y esto les limita a desarrollar el llamado que Dios tiene para ellos. Miranda compara la situación actual con lo que la iglesia primitiva tenía en Hechos 6:1: "El mayor problema después del avivamiento es la distribución." Miranda de nuevo: "… Es por eso mi desacuerdo en los departamentos hispanos dentro de las iglesias anglosajonas, porque los anglosajones siguen teniendo el control. Hemos estado diciendo 'escúchenos' durante mucho tiempo, espero que ahora que tenemos los números, las iglesias sí lo hagan."

Los comentarios que siguen provienen de largas luchas y frustraciones. Mientras que el nivel de ira entre los hispanos parece haber disminuido en los últimos años, las cuestiones clave aún no se han resuelto. He aquí una muestra de lo que los líderes hispanos quieren que sus hermanos y hermanas anglo escuchen.

No nos traten como si solo fuésemos otro grupo de enfoque de mercadeo. "Me temo que estamos siendo vistos como productos básicos," dice Ortiz. Miranda comparte este sentimiento cuando dice: "A menudo, las congregaciones urbanas anglosajonas en decadencia, miran a los hispanos como una manera de pagar la luz y el agua, en lugar de ver la necesidad de establecer una iglesia hispana."

La comunidad evangélica necesita preparar mejor a los líderes para el ministerio urbano. Los seminarios, dicen los líderes hispanos entrevistados, no están preparando adecuadamente a los pastores para trabajar en ambientes multiculturales urbanos. Por ejemplo, un caso de estudio en que se habla de una iglesia con un presupuesto de 50 mil dólares para el programa de educación de la iglesia, no se aplica a la realidad de los futuros pastores hispanos que van a dirigir congregaciones de bajos ingresos. Por otra parte, la dicotomía que la mayoría de los seminarios siguen perpetuando entre la justicia social y la evangelización dejan a seminaristas hispanos con pocas posibilidades de aplicar en la calle lo que han aprendido en el aula.

El currículo no es el único problema. La falta de sensibilidad para los desafíos de los hispanos, significa que están siendo reclutados como estudiantes y profesores, pero no están siendo alimentados en sus nuevos ambientes. "El nivel de retención para los pastores y profesores hispanos que se desempeñan en contextos anglosajones es mínimo dentro de las estructuras jerárquicas de la Iglesia," dice Ortiz. Esta realidad está llevando a los hispanos a considerar seriamente el establecimiento de instituciones alternativas que enfoquen sus energías en la ciudad (donde la mayor parte de los hispanos viven) y en aquellos asuntos singularmente hispanos.

La iglesia tiene que abordar el tema de la inmigración ilegal de una manera teológica. No todos los hispanos tienen el mismo punto de vista sobre este tema, pero muchas congregaciones deben hacer frente a sus consecuencias. ¿Cómo deben ministrar las iglesias a los extranjeros ilegales dentro de su congregación? ¿En que momento la ayuda comienza a convertirse en un apoyo activo? ¿Deberían (las iglesias) actuar como defensores de los inmigrantes ilegales? Algunos señalan que no se trata simplemente de un caso de legalidad. Un misionero de Estados Unidos en México señala que el 95 por ciento de los misioneros en ese país están allí ilegalmente, porque México no da visas a los misioneros. "Si la iglesia evangélica justifica desacatar la ley con el fin de realizar su propósito, ¿por qué los mexicanos no pueden quebrantar la ley con el mismo fin?"

Debemos darnos cuenta de que no todos los hispanos son iguales. Las diferencias entre un cubano en Miami y un mexicano en San Diego son grandes. Debido a que los valores, los alimentos, modismos y la situación económica difieren entre las 20 diferentes nacionalidades de los hispanos en los Estados Unidos (ver "No todos los hispanos comen tacos"), los métodos de alcance deben ser apropiados a cada subcultura hispana. Los anunciantes se están dando cuenta que para llegar a un puertorriqueño, deben utilizar salsa y no una banda de mariachi. La iglesia debe hacer lo mismo.

Desafíos para los hispanos

Los hispanos enfrentan sus propios desafíos. Los líderes hispanos entrevistados dieron estas palabras para los hispanos protestantes:

Tenemos que orientarnos más a Estados Unidos. Espinoza dice fervientemente: "Durante mucho tiempo, los latinos nos quejábamos de que los misioneros de América del Norte que iban a América Latina estaban tratando de americanizarnos. Pero ahora tenemos situaciones en las que muchos de los líderes de América Latina en los Estados Unidos ministrando a hispano-americanos están tratando de 'exicanizar' o 'guatemalizar' a los hispanos que están tratando de ganar. Ellos están tratando de recrear el pasado (de ellos en América Latina) en los Estados Unidos en lugar de trabajar con Dios en la creación de algo nuevo. Esto polariza a nuestra gente."

El desafío consiste en "orientarnos hacia el futuro sin olvidar el pasado," dice Espinoza. "Afortunadamente, un nuevo tipo de liderazgo hispano está surgiendo en el cual se considera a América Latina como un país extranjero. Estos hombres y mujeres tienen un compromiso imperturbable a lo que Dios está haciendo aquí en los Estados Unidos."

Debemos detener la fuga latina. "Pastores y congregaciones hispanas se están moviendo a lugares más lejos del centro de la ciudad," dice Ortiz. "La fuga latina está siguiendo la fuga anglosajona" conforme algunos hispanos mejoran sus condiciones económicas. En el pasado, la diáspora se nos impuso por la opresión, pero ahora es tiempo de que veamos tal desplazamiento como una acción voluntaria como la que Jesucristo hizo y que Pablo describe en Filipenses 2."

Ortiz observa que la mayoría de la obra misionera de un grupo cultural a otro provienen de la comunidad anglosajona. "[Los hispanos nos preguntamos] ¿Nos quedaremos? Para los anglosajones que vienen de fuera (de la comunidad), hay un sentido de heroísmo, pero para nosotros los hispanos que nos quedamos, nadie nos lo va a festejar, porque la sociedad asume que es aquí donde pertenecemos." Y concluye: "El reto a 'quedarse' (dentro de la comunidad) es el desafío que muchos hispanos y personas de raza negra han hecho a los anglos durante muchos años."

Debemos promover la reconciliación racial. A Ortiz le preocupa que la mucha publicidad que se le ha dado al hecho de que los hispanos están a punto de desplazar a los afroamericanos como la minoría más importante, este armando el escenario para que haya tensiones entre las dos comunidades. "La demografía significa dinero, becas y otros recursos," dice. "Nosotros los hispanos tenemos que hablar de nuestro propio racismo y comenzar a cerrar las grieta que existe entre nosotros y otras comunidades, especialmente entre nosotros y los negros."

Aprender los unos de los otros

La llegada a Estados Unidos de tantos hispanos está cambiando tanto a los hispanos como a la iglesia evangélica en su totalidad. Si se logra un hermanamiento, (entre la iglesias hispana evangélica y las iglesias evangélicas no hispanas), la iglesia terminará siendo mucho más rica y más fuerte.

De acuerdo con los líderes entrevistados, cada cultura tiene algo que la otra necesita. La iglesia anglosajona, que ha servido más con la cabeza que con su corazón, tiene la posibilidad de perder muchas de sus inhibiciones, ya que experimentaría los estilos más libres y más apasionados de los hispanos. La Cultura hispana, siempre fatalista en la medida en que incluso su lenguaje refleja un sentimiento de impotencia (decimos "el avión me dejó," en lugar de "perdí el avión"), puede aprender de la actitud del anglosajón que suele decir, "si se puede."

En el mismo sentido, el enfoque Anglo en la buena administración puede ayudar a los hispanos a servir con mayor eficacia a sus comunidades. Y la cultura anglosajona, que ha llegado a percibir a las iglesias como corporaciones tipo Fortune 500, puede imitar la dependencia hispana en el liderazgo, inspirado y espontáneo, del Espíritu Santo, tal vez hasta se les llegue a pegar el espíritu de siesta que se centra más en las relaciones personales que en la productividad.

Jorge Muñoz, un católico laico y socio del prestigioso bufete de abogados Mayer, Brown, y Platt en Chicago, describe un aporte más que los hispanos están haciendo a la sociedad norteamericana en general: "Lo que hizo a este país fuerte fueron los valores de la ética protestante: una fe profundamente religiosa, familias fuertes, la lealtad a la patria, y una ética de trabajo duro. Con la ruptura de la familia americana y la importancia cada vez menor de la religión entre los norteamericanos, no es ninguna coincidencia que la economía de los Estados Unidos no sea fuerte. Los hispanos tienen lo que se necesita para llevar el estandarte del sueño americano en el siglo XXI, no sólo para ellos, sino para todos los estadounidenses."

Es esta nueva sangre dentro del pueblo evangélico que puede traer nueva vitalidad a la iglesia de América del Norte para llegar con mayor relevancia y convicción a sus centros urbanos y a aquellos pueblos al otro lado de los océanos. Un dicho popular mexicano dice: "Pobre México, tan lejos de Dios, pero tan cerca de los Estados Unidos." La paradoja actual es que al venir a los Estados Unidos, millones de mexicanos y otros latinoamericanos, tienen ahora la oportunidad de acercarse más a Dios.

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