No me casé con mi mejor amigo

Las parejas necesitan a otros además del uno al otro

Christianity Today August 22, 2014
Shutterstock

Esta traducción fue publicada en colaboración con la Conferencia Nacional de Liderazgo Cristiano Hispano (NHCLC, por sus siglas en inglés).

En muchas bodas en estos días, ya sea en laderas pintorescas o en bodegones de moda o en salones de baile ostentosos, esposos y esposas recién casados declaran con orgullo a sus amigos y familia, “me casé con mi mejor amigo.”

Si usted asistió a una boda este verano, probablemente escuchó la frase, ahora tan habitual en la retórica romántica, que nos olvidamos que esto no es parte de la ceremonia tradicional. “Me casé con mi mejor amigo” aparece en los votos, dedicatorias de programas, brindis, y otros momentos conmovedores (por no hablar de las tarjetas, marcos, gemelos, copas de vino, y otras mercancías inspiradas que acompañan y se sirven en las bodas modernas).

El sentimiento, que se repite en notas de aniversario en Facebook, describe la relación especial que tenemos con alguien con quien nos sentimos cómodos, que nos escucha, nos ama, y nos alienta. Desde la gente secular hasta los cristianos que creen firmemente que Dios les envió a alguien único, casi todas las personas casadas que conozco son "tan bendecidas" (o con tanta "suerte") de poder pasar sus vidas casados ​​con sus mejores amigos.

Incluso si las parejas no anuncian que se van a casar con su mejor amigo, muchos recién casados ​​viven siguiendo esta filosofía, abandonando el juego de hacer nuevos amigos, una vez que ellos tienen un anillo en su dedo. Los sociólogos encuentran que el día de hoy, nosotros por lo general formamos nuestras amistades más significativas antes de los 28 años. No es coincidencia que esa sea también la edad promedio en que nos casamos.

Casarse con su mejor amigo es una expectativa cultural suficiente que, si admito que no lo hice, la gente podría compadecerse de mí. Pero aquí está el secreto: en realidad soy yo la afortunada. Tengo un marido que no es mi mejor amigo. Y tengo un mejor amigo con el cual no estoy casada. Ellos juegan diferentes papeles en mi vida, y yo los necesito a ambos.

Una persona no puede satisfacer todas sus necesidades

Para los cristianos, el matrimonio es una relación separada, en el que asumimos las preocupaciones e inquietudes de nuestra pareja (1 Co. 7: 32-35; Ef. 5:22-33) en una manera que está por encima de cualquier otra amistad. Por supuesto las personas casadas encuentran su relación más importante en su esposo o esposa—pero eso no es igual a ser mejores amigos.

Me preocupa que el dicho "me casé con mi mejor amigo" mezcla los dos tipos de relaciones, distorsionando nuestros puntos de vista sobre ambos.

Mi matrimonio sigue siendo mi prioridad . . . Pero sin mis amigos, mi relación con mi marido y con Dios—sufriría.

Los investigadores ya han notado la tendencia: las personas esperan cada vez más que sus maridos o esposas satisfagan todas sus necesidades sociales y emocionales. La frase implica que, ya que las personas casadas se tienen el uno al otro, ellas no tienen necesidad de mejores amigos y no los necesitan. Y esto exagera los riesgos que las parejas jóvenes ya enfrentan: la creación de expectativas poco saludables, mirándose el uno al otro como la única fuente de satisfacción. También relega a los mejores amigos al reino de la soltería.

Hacer amigos mas allá de los 20 años es un juego completamente diferente. No sólo hay menos oportunidades para conocer gente, también hay menos gente para conocer, ya que los casados ​​tienden abandonar por sí mismos el mercado de la amistad. Muchas parejas jóvenes dedican más tiempo para ponerse al día en lo que hay nuevo en Netflix que en ver a sus vecinos, compañeros de trabajo y viejos amigos. Mi marido y yo hemos sido culpables de esto, y también lo son muchos de nuestros amigos . Ellos comentan en Facebook que han pasando otro fin de semana en casa, bromeando de que se han convertido en “un aburrido matrimonio de ancianos.”

Y sin embargo, los amigos pueden verdaderamente apoyar—no distraernos de—nuestros matrimonios. La periodista psicóloga Carlin Flora escribe en su libro Friendfluence:

Poner lo mejor de ti frente a tus nuevos amigos te permite brillar y ver a tu pareja a través de nuevos ojos, mientras ella brilla también. Mantener antiguas amistades mutuas también fortalece el vínculo entre cónyuges de muchos años: Tener gente alrededor que piensan de ustedes dos como una unidad, que admiran su relación, y que esperan que permanezcan juntos, puede sostener la relación en los momentos de duda o distancia.

Cuando me casé, yo sabía que no quería que nos convirtiéramos en una de esas parejas que dejan de hacer amigos o pierden el contacto. Tal vez sea porque yo sabía que no podía contar con que mi marido—quien está en el ejército—estuviera siempre allí para satisfacer mis necesidades. O tal vez sea porque tengo realmente amigos increíbles, con quienes preferiría ver Twilight o pedir consejos sobre noticias de moda en lugar de mi esposo.

No me mal interpreten: Mi matrimonio sigue siendo mi prioridad, el lugar donde Dios ha hecho su mayor labor en revelarme el evangelio. Pero sin mis amigos, mi relación con mi marido y con Dios—sufriría. Yo gano mucho al estar cerca de los demás y recibir sus perspectivas y sus oraciones. El tiempo que paso con los amigos también me impide idolatrar a mi marido como “mi todo,” un hábito que muchas personas casadas batallan para resistir.

Hacer amigos es una prioridad

Quiero ser intencionalmente abierta a las múltiples relaciones que Dios va a utilizar para trabajar en mi vida y las muchas oportunidades que pueda tener para que Dios obre en la vida de los demás a través mío. Pero ese tipo de relaciones no ocurren por accidente. Aquí es donde la amistad es como el matrimonio: Se necesita trabajo.

En su comedia The Mindy Project, Mindy Kaling declara: “Un mejor amigo no es una persona. Es una grada.” Yo estoy en su campamento. Tengo un mejor amigo de la infancia, un mejor amigo de la universidad, y otros amigos de mis años 20s. Sería fácil que estas relaciones se fueran a pique, así que hago una prioridad ir a visitarlos, aunque eso requiere sacrificio, y también, entre visitas, les envío textos, les llamo y les escribo.

Nos mudamos muchas veces cuando yo estaba creciendo. Siempre fui la nueva chica en la escuela; recuerdo una nota que mi madre puso en mi lonchera: “Para hacer un amigo, tienes que ser un amigo.” Décadas más tarde, he encontrado que todavía toma iniciativa y esfuerzo para mantener nuestras amistades. Si miramos a Jesús como un ejemplo, él seleccionó amigos para invertir en ellos. Él tenía un mejor amigo (Juan) y un mejor nivel de amigos (los discípulos). Él les dice en Juan 15:12-15:

Este es mi mandamiento: que os améis los unos a los otros como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todo lo que he oído de mi Padre os lo he dado a conocer.

Versículo tras versículo la Biblia habla de la "dulzura" (Prov. 27:9) y del valor de los amigos fieles. Dios no quiere que nosotros abandonemos estas relaciones por el matrimonio, sino que sigamos afilándonos el uno al otro (Prov. 27:17) y ayudándonos a crecer en este contexto especial.

Nosotros regularmente hablamos de mantener y mejorar el matrimonio y la vida familiar para buen testimonio del evangelio, y así debería ser. Me gustaría empezar a hacer lo mismo con la amistad. Necesitamos amigos, no sólo para nuestra salud, carrera, y felicidad, pero aún más importante, por la forma en que dan testimonio de nuestra hermandad en Cristo. Y a partir de los vínculos significativos de la amistad, a menudo vienen oportunidades para introducir a otros a Jesús, aquel que nos llama sus amigos en primer lugar (Juan 15:15).

No me casé con mi mejor amigo. En lugar de eso, me casé con mi marido, con todos mis mejores amigos a mi lado para celebrar. Fue el día más feliz de mi vida. Obtuve— y todavía tengo—a ambos.

Kate Shellnutt es editora asociada de Her.meneutics, sitio de las mujeres de CT.

Cómo los cristianos en Gaza ven el conflicto Hamas-Israelí

El pastor bautista Hanna Massad habla abiertamente sobre lo que ve que está pasando mientras ayuda a proteger a los cristianos y a otros en Gaza durante el conflicto actual.

Familiares lloran frente al ataúd de Jalila Ayyad, una creyente cristiana de 70 años de edad que murió cuando su casa en Gaza City fue destruida durante un ataque aéreo israelí.

Familiares lloran frente al ataúd de Jalila Ayyad, una creyente cristiana de 70 años de edad que murió cuando su casa en Gaza City fue destruida durante un ataque aéreo israelí.

Christianity Today August 22, 2014
Khalil Hamra / AP

Esta traducción fue publicada en colaboración con la Conferencia Nacional de Liderazgo Cristiano Hispano (NHCLC, por sus siglas en inglés).

El verano de violencia en Gaza e Israel el martes entró en su quinta semana después que cohetes, lanzados desde dentro de Gaza, rompieron el último cese de fuego. Después del ataque, Israel retiró a su negociador de las conferencias de paz en el Cairo, y las fuerzas israelíes lanzaron nuevos ataques aéreos.

Desde que la Fuerza de Defensa Israelí (IDF) lanzó la Operación Ventaja Protectora el 8 de julio, el IDF ha completado 1,300 ataques aéreos, y las tropas de infantería han destruido alrededor de 30 túneles en la zona fronteriza. Desde enero, combatientes dentro de Gaza han lanzado alrededor de 3,000 cohetes contra Israel. Es el conflicto más mortífero entre Palestinos e Israelíes desde la Segunda Intifada, que terminó en 2005. Hasta mediados de agosto, más de 2,000 han muerto en el conflicto presente, incluyendo 1,975 habitantes de Gaza (incluyendo combatientes), 64 soldados Israelíes, y dos civiles Israelíes.

La minoría cristiana dentro de Gaza no ha evitado fatalidades. Pero también ha ofrecido albergue, alimentos, educación, y cuidado médico a cientos de habitantes de Gaza. Hanna Massad, ex pastor de la Iglesia Bautista Gaza, ha estado coordinando los esfuerzos de auxilio desde donde es pastor ahora en Amman, Jordania. Massad se graduó del Bethlehem Bible College y obtuvo un doctorado en teología de Fuller Theological Seminary. Ha habido cristianos viviendo en Gaza desde el tercer siglo.

Timothy C. Morgan, editor principal, periodismo global, y la periodista Deann Alford se entrevistaron con Massad recientemente por teléfono y por correo electrónico mientras el conflicto continuaba. CT está tratando de obtener una entrevista similar desde la perspectiva cristiana dentro de Israel sobre el último conflicto.

¿Qué le dicen los cristianos que están dentro de Gaza?

Me alegré al escuchar que había un cese al fuego. Esta mañana la noticia era, desafortunadamente, que había empezado la guerra otra vez. Varias veces al día me comunico con Gaza por teléfono o por Skype. Las provisiones de agua en Gaza son muy bajas. Hay poca o nada de electricidad. He hablado con mis vecinos musulmanes y cristianos. Todos están a la expectativa y ansiosos por lo que va a pasar enseguida.

¿Están los habitantes de Gaza refugiándose en las iglesias?

La Iglesia Bautista Gaza no ha sufrido ningún daño, pero está ubicada enseguida de la estación de policía central de Gaza, la cual es un blanco. Las bombas han hecho que sea muy peligroso para que se congreguen los miembros Bautistas en la iglesia. Pero miles de Musulmanes han encontrado refugio en otras iglesias que les han abierto las puertas a los refugiados. Mi vecino me llamó para preguntarme si él y su familia se podían mudar a mi casa en Gaza. Ahora hay casi 100 personas viviendo en mi casa. Todos en Gaza están cuidando los unos de los otros.

El este de Gaza es muy peligroso. La mayor parte del norte de Gaza es frontera con Israel. A través de la Misión Cristiana a Gaza que fundé en 1999 y en hermanamiento con la Sociedad Bíblica de Bethlehem y la Iglesia Bautista de Gaza, hemos provisto ayuda alimenticia para cientos de musulmanes y cristianos. Nuestra meta es poder ayudar a 1,000 familias.

¿Cuántos cristianos quedan en Gaza?

Cuatrocientas familias. Hace dos meses había 1,333 personas—la mayor parte ortodoxos griegos, católicos, y bautistas.

¿Cómo deben los cristianos entender este conflicto?

El que un judío mate a un palestino o un palestino mate a un judío son síntomas del problema. Creo que la raíz del problema es la ocupación Israelí de Gaza. Como cristianos sabemos que no habrá paz en la vida de la gente sin el Príncipe de Paz. Pero mientras continúe la ocupación, no habrá verdaderamente una solución.

Aún antes de la guerra, Gaza sufría de una taza de desempleo por encima del 40 por ciento mientras que un 80 por ciento de los habitantes acuden a centros de beneficencia para obtener alimento. Nosotros los cristianos proveemos ayuda tanto a cristianos como a musulmanes a través de la Misión Cristiana a Gaza, que refleja el amor de Dios en una manera práctica. Yo enseño en el centro por extensión en Gaza de la universidad Bethlehem Bible College. Oramos y tenemos la esperanza que a través de estos ministerios nosotros somos una reflexión del amor de Cristo por Gaza.

Este sufrimiento aflige tanto a los cristianos como a los musulmanes. La escuela Lighthouse School experimentó la muerte de dos estudiantes (hermanos) en su casa. Israel bombardeó la casa de Jalila Ayyad, matándola. Su hijo, Jeries perdió ambas piernas y un brazo. Jeries acostumbraba asistir a las reuniones de jóvenes bautistas.

¿Tiene Israel el derecho de existir y deben los palestinos decir eso?

Absolutamente, sí, y los líderes palestinos deben decir eso.

¿Qué les dice usted a los cristianos de Estados Unidos que apoyan a Israel?

Como cristianos en Palestina, amamos al pueblo judío. Cuando el Señor cambió nuestro corazón, él nos dio amor por todas las personas. Espero que mis hermanos y hermanas en el Occidente tengan suficiente lugar en sus corazones no sólo para Israel, sino también para los palestinos.

Vean el otro lado de la moneda. En 1948, se fundó el estado de Israel y más de 700,000 palestinos se volvieron refugiados, y entre 50,000 y 55,000 de ellos eran cristianos. Se dispersaron por todo el mundo, algunos a Gaza y al West Bank. Se fueron al Líbano, Jordania y Siria. Muchos de ellos todavía viven en situaciones muy difíciles.

Algunas veces mis hermanos en el Occidente dicen, “Esta tierra es una promesa al pueblo de Israel, supera eso y olvídalo.” Pero yo les diría, ¿qué harías para la gente que perdió sus hogares en 1948? Nosotros tenemos los documentos oficiales que prueban que nos pertenecen 17 acres que la familia de mi padre perdió. Si hablamos de un Dios de justicia y amor, cómo explicar esto a los palestinos que perdieron sus hogares y sus terrenos a Israel.

Amós 5:24 dice, “¡Pero que fluya el derecho como las aguas, y la justicia como arroyo inagotable!” Y Miqueas 6:8: “¡Ya se te ha declarado lo que es bueno! Ya se te ha dicho lo que de ti espera el Señor: Practicar la justicia, amar la misericordia, y humillarte ante tu Dios.”

¿Cómo debe usted extender su amor a estos palestinos (tanto musulmanes como cristianos) que perdieron su tierra? Usted no puede decir simplemente que Dios le dio esta tierra al pueblo judío. Para amar al palestino, usted tiene que entender su lucha. Veo a personas que van demasiado lejos en su apoyo al pueblo judío; y veo a otros que van demasiado lejos en su apoyo a los palestinos.

Extienda el amor no sólo a un lado, sino a los dos.

Lo que le diría a la iglesia del Occidente sería esto: Hay iglesias y creyentes en ambos lados. Enfoquémonos en el reino de Dios entre los palestinos y en el reino de Dios entre los creyentes judíos. Todos nosotros, los cristianos en el Oriente y en el Occidente, pertenecemos a un solo cuerpo: el cuerpo de Cristo. Bendiga al cuerpo de Dios en esta región.

Podemos ser una bendición el uno al otro y aprender el uno del otro y enriquecer las vidas los unos de los otros. Espero que podamos tener suficiente espacio en nuestros corazones para los palestinos, los cristianos, y el pueblo judío. Para el círculo mayor, hacemos lo que podemos por ayudar a que los pueblos dejen de matarse los unos a los otros y vivan uno al lado del otro con amor y respeto.

¿Qué deben pedir los cristianos?

Usualmente, la guerra y el poder militar no solucionan problemas. El mejor camino es sentarse y encontrar una solución balanceada. Pero como cristiano palestino, voy a Gaza y veo como está sitiada y sus habitantes son atacados del aire, la tierra y el mar.

Nunca he estado en prisión, pero viví en una cuando estaba en Gaza. Gaza se ha convertido en una gran prisión. La vida allí se ha vuelto muy difícil. Los pescadores sólo pueden ir tres millas mar adentro. El desempleo es opresivo. Gaza tiene 30 millas de longitud, 7 millas de anchura, y una población de 1.8 millones. Las personas mueren porque no pueden recibir la atención médica que necesitan a causa del estado de sitio y porque no pueden salir. Los habitantes también han sido afectados por el problema entre Egipto y Hamas. Los habitantes de Gaza necesitan que se abran sus fronteras.

A menos que lidiemos con el conflicto, este problema continuará por largo, largo tiempo. El continuar este estado de sitio contribuye a que se levanten jóvenes que usen la violencia porque tienen tan poco que perder. Ya perdieron casi todo.

Por ejemplo, así es cómo muchas personas en Gaza ven su experiencia:

No podemos vivir nuestras vidas, así que, ¿qué vamos a perder si continuamos la lucha? Por lo tanto, continuemos la lucha hasta que podamos mejorar nuestras vidas.

Por lo menos, abramos las fronteras para que los habitantes de Gaza tengan la libertad de entrar y salir. El estado de sitio debe levantarse.

De los más de 1,900 habitantes de Gaza que han muerto en esta guerra, de acuerdo a las Naciones Unidas, el 72 por ciento eran civiles, y muchos de ellos niños. Algunos en el Occidente dicen que Hamas está usando a civiles como escudos humanos. Las Naciones Unidas están investigando esto. Otros dicen que Israel sabía que había civiles en las escuelas de las Naciones Unidas, y de igual manera las bombardeó. Es terrible todos los civiles que han muerto.

Algunos cristianos dentro de Israel tienen influencia. ¿Cómo deben abogar?

Se me hace difícil pensar como alguien que lanza cohetes de Gaza hacia civiles en Israel. Es difícil de imaginar. Por supuesto, nosotros como cristianos estamos en contra de esto. Pero les pediría a mis hermanos, los judíos, cuando ven cuánta gente está muriendo, ¿Piensan que vale la pena? ¿No pueden encontrar otra manera de resolver este horrible conflicto?

El poder no es el mismo en ambos lados. Para nosotros como cristianos, para mí, una persona que maten es demasiado, sea palestino o judío, porque cada uno de nosotros ha sido creado a la imagen de Dios. Podemos ver a Dios en el otro.

Es muy importante ver cómo respetar y proteger la dignidad del ser humano sin importar el trasfondo étnico. Espero que mis hermanos judíos puedan ver las cosas desde esta perspectiva. Y, otra vez, que todos nosotros seamos honestos con nosotros mismos y buscar profundizarnos con el fin de enfrentar la raíz de este conflicto.

¿Qué tantos años tenemos que regresar en la historia para poder tratar de resolver este conflicto? ¿Es decir, quiere que nos vayamos al tiempo de Abraham cuando tuvo a Isaac y a Ismael?

Tenemos problemas que necesitamos resolver.

Parafraseando lo que dijo el padre Elias Chacour, necesitamos estar a favor de los débiles, de las víctimas, de los oprimidos, sin demonizar al opresor y todavía amar al opresor. Por supuesto, el débil aquí es el palestino. Los palestinos y los judíos se hacen daño el uno al otro. Nadie gana.

¿Está usted llamándonos a un sentido de empatía más profunda con los dos lados?

Los creyentes cristianos aquí en el Medio Oriente necesitan el ánimo de sus hermanos y hermanas del Occidente.

Tratemos de no tomar lados, sino de tener un corazón más grande, amar a los dos, orar por los dos, animarlos a los dos, enfocarnos en el Reino de Dios en ambos lados. Cuando hay injusticia o algo anda mal, no titubee en hablar con amor.

Si apoyamos incondicionalmente a Israel, si no hablamos cuando hay injusticia, eso no es muy bueno para el pueblo judío. Eso es así porque a la larga, si Israel continúa con esto, seguramente en el futuro va a destruir a su gente por generaciones venideras y creará más y más enemigos quienes al final se levantarán contra ellos.

Las publicaciones de Christinity Today han cubierto eventos dentro de Gaza en el pasado, incluyendo:

Living For Christ Among Muslims

Love in the Land of Enmity

Restaurando nuestra fe en el matrimonio

A pesar de nuestra negatividad, la mayor parte de las parejas no están condenadas al divorcio.

Christianity Today August 20, 2014
andrewmorrell / Flickr

Este artículo fue publicado en colaboración con la Conferencia Nacional de Liderazgo Cristiano Hispano (NHCLC, por sus siglas en inglés).

Por décadas, los norteamericanos han estado escuchando que la tasa de divorcio en los Estados Unidos gira alrededor del 50 por ciento. Y dondequiera que viajo como oradora e investigadora, veo en el día de hoy un desánimo cultural sobre el matrimonio.

La sabiduría convencional también sostiene que el matrimonio es “algo difícil.” Escuchamos a los pastores y a los consejeros hacer uso de ese término y nos imaginamos a las parejas sufriendo silenciosamente en relaciones que no satisfacen ni llenan.

Se siente como esa reunión de orientación en el primer año de universidad cuando te dicen que mires a tu izquierda y a tu derecha y que te des cuenta que uno de los presentes no va a estar allí cuando llegue el último año universitario. Lo que escuchamos los casados es: “dos de cada cuatro de ustedes, como parejas, no van a estar aquí. Y los que sigan casados se van a sentir miserablemente. ¡Pero que tengan un buen matrimonio!”

Esas estadísticas hacen que las parejas miren a su alrededor y se pregunten cuáles de sus amigos van camino al inevitable fracaso. Hace que los solteros se pregunten para qué casarse. Y definitivamente hace demasiado fácil que una pareja que está luchando se dé por vencida, cuando piensa que la mitad de todos los demás tampoco pudieron hacerla.

Sin embargo, resulta que mucho de lo que creemos sobre el matrimonio y el divorcio ni siquiera es cierto. En los últimos ocho años, he estado investigando intensamente los estudios que se han hecho sobre el matrimonio y el divorcio, y he hecho un resumen de lo que descubrí en The Good News About Marriage: Debunking Discouraging Myths about Marriage and Divorce [Las buenas nuevas sobre el matrimonio: Desacreditando los mitos desilusionantes sobre el matrimonio y el divorcio.]

He visto en los estudios lo que todo consejero matrimonial sabe íntimamente: el divorcio no es la amenaza más grande al matrimonio. El desánimo lo es. Un sentimiento de “no vale la pena” lo es. Y por lo que ya ha sido demasiado tiempo, nuestra confianza en el matrimonio ha sido mermada por persistentes malentendidos y mitos dañinos.

Las buenas noticias sobre los matrimonios

La tasa de divorcio para la sociedad en general—el porcentaje de matrimonios que ha terminado en divorcio en un momento específico—nunca ha alcanzado el 50 por ciento. Existen ciertos subgrupos que tienen tasas mayores de divorcio, pero el promedio general nunca se ha acercado al 50 por ciento.

El mito ha persistido porque los investigadores principales siguen proyectando que entre el 40 y el 50 por ciento de los matrimonios terminarán en divorcio. Estas proyecciones empezaron en los años 70, cuando el porcentaje de divorcios aumentó estrepitosamente con lo que se denomina “divorcio sin culpa.” Los investigadores de aquel tiempo proyectaron que si ese ritmo continuaba, un día íbamos a llegar al 50 por ciento. Pero rápidamente, alrededor de 1980, la tasa de divorcio llegó a su cima. Y de acuerdo a toda la información disponible, ha declinado dramáticamente desde entonces.

Los principales demógrafos del día de hoy siguen proyectando que entre el 40 y el 50 por ciento de los matrimonios se divorciarán en el futuro. Aunque respeto a dichos expertos (la mayor parte de ellos me han sido de gran ayuda a través de los años) pienso que deben poner al día sus proyecciones basándose en la evidencia arrolladora de que nunca le hemos pegado a esa tasa en lo que tiene que ver con la sociedad en general.

Así que, ¿Cuáles son las verdaderas tasas de divorcio para la sociedad en general en Estados Unidos? Creo que los mejores datos nos llegan de un estudio hecho por la oficina del censo nacional que muestra que el 71 por ciento de las mujeres (y el 81 por ciento de los hombres) que han sido casados sólo una vez, ¡siguen casados con su primera pareja! ¡Además, el 29 por ciento de los que no siguen casados incluye a aquellos que han enviudado! Tomando en cuenta el porcentaje de viudez y otros factores, podemos calcular que entre el 25 y el 30 por ciento de los primeros matrimonios terminan en divorcio. Aún entre el grupo de mayor riesgo, la generación baby boomers (que nació entre 1946 y 1965) siete de cada diez siguen casados con su primer pareja. Han tenido más de 30 años de oportunidad para divorciarse, y siguen casados.

Aunque cualquier cantidad de divorcio sigue siendo demasiado alta, el saber que una mayoría preponderante de matrimonios duran toda la vida son muy buenas noticias que necesitan ser parte de nuestro entendimiento convencional y nuestra conversación cotidiana sobre el matrimonio.

Los segundos matrimonios tampoco están condenados al fracaso

Casi todos los que están en su segundo matrimonio han escuchado que los resultados son aún peores después del primer matrimonio, que el 60 por ciento (o más) de los segundos matrimonios terminan en divorcio. ¡Que si no es esta una desalentadora profecía que invita a auto cumplirse! Sin embargo, dicha estadística parece ser pura leyenda urbana. Alentadoramente, el mismo censo del 2009 muestra que el 65 por ciento de las mujeres que se han casado por una segunda vez siguen casadas con su segunda pareja—y de la misma manera, el 35 por ciento de los que restan incluyen aquellos que han enviudado. El porcentaje de personas que se divorcian en su segundo matrimonio es probablemente cerca del 30 por ciento. Estas estadísticas deben dar grandes esperanzas a aquellos que se encuentran “solteros otra vez” o que se están casando por segunda vez.

Recientemente me uní al consejo de ChristianMingle, que también reporta noticias alentadoras para padres que desean volver a casarse. Un fascinante estudio hecho por el grupo reveló que el 74 por ciento de los solteros probablemente o definitivamente se casarían con alguien que tiene hijos de su relación anterior.

El matrimonio y la iglesia

También necesitamos desacreditar el adagio que suele repetirse de que “el porcentaje de divorcio es igual dentro de la iglesia.” Cuando revisé una multitud de estudios, y en colaboración con el grupo de investigación Barna, volvimos a hacer los cálculos, pero ahora incluyendo si las parejas asistían a la iglesia o no, quedó muy en claro que las personas que asisten a la iglesia tiene un porcentaje mucho menor de divorcio—¡entre 25-50 por ciento menos!—en comparación a aquellos que no se congregan.

Afortunadamente, parece ser que muchos cristianos—tanto casados como solteros—reconocen la importancia de asistir a la iglesia. De acuerdo al estudio de ChristianMingle, más de la mitad de solteros que participaron en la encuesta creen que asistir a servicios religiosos juntos es una clave para una relación exitosa, y mi propia investigación con parejas casadas concuerda con esos datos.

Después de años de preocupación sobre la institución del matrimonio, saber la verdad de estas buenas noticias debe darnos esperanza. Podemos darle confianza a una pareja que está pasando por momentos de lucha, “¡Ustedes pueden sobreponerse a esto; la mayor parte de las parejas lo hacen!” Cuando hablemos con una pareja que no se ha casado y que dice “¿para qué molestarse con casarse?” podemos confiadamente decirle “porque en cuanto una pareja se compromete para toda la vida, tiene más y mejores posibilidades de gozar de una relación maravillosa.”

Cuando las personas tienen esperanza en el matrimonio hacen las cosas de una manera diferente. Animo a todos aquellos que se preocupan por el matrimonio a que compartan estas buenas noticias, a que restauren la esperanza, y a que ayuden a hacer que el creer en el matrimonio se vuelva la nueva normalidad.

Shaunti Feldhahn es una investigadora social, oradora popular, y autora best seller de libros como For Women Only [Para mujeres solamente] y For Men Only [Para hombres solamente] y el recién lanzado The Good News About Marriage [Las buenas noticias sobre el matrimonio]. Su investigación se menciona regularmente en medios como Focus on the Family, The Today Show, y Cosmopolitan Magazine. Reciente miembro del consejo de ChristianMingle, tiene una gran pasión por ayudar a los solteros a formar relaciones fuertes y después matrimonios saludables. Ella y su esposo, Jeff, viven en Atlanta con sus dos hijos, estudiantes de secundaria, y dos gatos que piensan que son perros. La pueden encontrar en shaunti.com.

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