Ayudar a los padres a ser héroes de aprendizaje

Una entrevista con David Park

Christianity Today August 1, 2016
Omnium Cultural / Flickr

Este artículo fue publicado en colaboración con la Conferencia Nacional de Liderazgo Cristiano Hispano (NHCLC, por sus siglas en inglés).

La Dra. Andrea Ramírez recientemente invito a David Park para platicar sobre como los padres pueden llegar a ser héroes de aprendizaje en las vidas de sus hijos.

David Park es el Vicepresidente Ejecutivo de Learning Heroes (Héroes de Aprendizaje), una organización que provee información confiable y recursos para padres para ayudarle a sus hijos a ser exitosos en el salón de clase. Su sitio web www.BeALearningHero.org, puede verse en inglés o español y está lleno de información para padres de estudiantes de K – 12.

Cuéntenos de su trasfondo y como llego a enfocarse en apoyar a los padres y la próxima generación.

Creo firmemente que una de las cosas más importantes que podemos hacer en la vida es cuidar de nuestros hijos. Trabajé para Alma Powell quien fue la directora de America’s Promise Alliance, y ella hablaba de una tribu Africana que no se saludaban con un “¿Cómo estás?” Se saludaban preguntándose, “¿Cómo están los niños?” Para mí, es la cosa más importante. Tenemos que cuidar de la próxima generación.

En America’s Promise, nos enfocábamos en la importancia de que cada niño tenga un adulto que cuide de él/ella – un mentor o un maestro o pastor. Pero el adulto más importante en la vida de un niño es su padre/madre. En Learning Heroes, se trata de equipar a los padres, proveyendo recursos para ayudar a sus hijos a tener éxito.

Learning Heroes acaba de concluir con un proyecto de investigación titulado, “Corazones y mentes 2016.” Esta encuesta preguntó que estaba en los corazones y las mentes de los padres dentro de la nación. ¿Qué reveló la investigación?

Reveló lo que intuitivamente ya sabíamos: los padres tienen altas expectativas y grandes esperanzas para sus hijos. Quieren que sus hijos vayan a la universidad, incluso un 75 por ciento de padres dijeron que esperan que sus hijos vayan a la universidad y sean exitosos. La encuesta también reveló que un 40 por ciento de los padres también dijeron que no sabían si sus hijos estarán preparados adecuadamente para la universidad. Esta es una brecha enorme.

También descubrimos que los padres buscan recursos para ayudar a sus hijos a ser exitosos en la escuela. Los padres quieren herramientas e información, y eso es precisamente lo que nuestra organización está posicionada para hacer.

Usted ha hecho un trabajo excelente en tener esos recursos disponibles en español tanto como en inglés. En algunas ocasiones, encontramos que los abuelos también están ayudando con la crianza de los niños, así que ayuda cuando los recursos están en los dos idiomas. ¿Qué encontrarán los padres y los abuelos cuando vayan al nuevo sitio de Learning Heroes, www.BeALearningHero.org?

Trabajamos arduamente para que los padres encuentren fácilmente lo que necesiten. Usaré los exámenes como ejemplo – los exámenes estatales fueron escritos específicamente para medir que tan bien los estudiantes manejan los nuevos estándares educacionales. Esos exámenes miden el pensamiento crítico y su habilidad en resolución de problemas—algo que los niños necesitan para sobresalir en el siglo 21. Esto es emocionante y necesitamos estar seguros que nuestros hijos están preparados para estos exámenes. Nuestro sitio tiene herramientas, información y recursos específicamente para estos exámenes estatales. Hasta puedes tomar un examen para practicar.

Acabo de estar en Tennessee con mi sobrino de 13 años, y me ganó jugando tenis. Me ganó por varios puntos. Me ganó porque el practica el deporte y yo no había jugado en mucho tiempo. Todos necesitamos practicar para ser buenos en cualquier cosa, así que hacemos posible que usted practique un examen con su hijo/a. Esto le ayuda a cualquier estudiante pero en particular le ayuda a los estudiantes que se ponen nerviosos al tomar un examen.

Tenemos recursos para ayudar a los padres también – videos del Maestro del Año de 2010 de Iowa quien literalmente le enseña paso por paso lo que es tomar uno de estos exámenes para que los padres tengan una mejor idea de que esperar. También explica porque están tomando estos exámenes. La versión en español también tiene a un director de California que explica lo que los padres deberían de saber sobre estos exámenes estatales nuevos.

Y ¿Qué cuestan los recursos en www.BeALearningHero.org?

Por supuesto, todo es gratis. Queremos proveer todo esto a los padres sin ningún costo.

¿Qué más descubrieron en la encuesta de padres Corazones y Mentes 2016?

Aprendimos que los padres están preocupados por el bienestar físico de sus hijos, por el bullying, y el desarrollo tanto social como emocional. Todas son preocupaciones críticas, y también tenemos herramientas, consejos y recursos tal como el Readiness Road Map. Los padres no solo pueden encontrar información sobre los exámenes estatales y sobre lo académico, pero también información sobre el desarrollo emocional y social de los niños, información de bullying, y otros asuntos importantes para los padres hoy.

Gracias David. ¿Tendrás una petición de oración para Learning Heroes o pudieras decirnos como podemos orar para el trabajo que estas realizando?

Muchísimas gracias por preguntar. Mi petición sería que pudiéramos escuchar a los padres y responder y encontrarnos con ellos donde están. No queremos proveer herramientas y recursos que no ayudan. Queremos saber que herramientas y recursos e información serán de mayor beneficio para criar bien a un hijo y que este hijo haga el bien para toda su vida.

7 consejos prácticos para buscar la paz con los afroamericanos

Las relaciones raciales son complicadas y poder entendernos es de gran ayuda.

Christianity Today August 1, 2016
takomabibelot / Flickr

Este artículo fue publicado en colaboración con la Conferencia Nacional de Liderazgo Cristiano Hispano (NHCLC, por sus siglas en inglés).

Al pensar sobre el papel que jugamos como pacificadores en el ámbito de la reconciliación racial, Efesios 2:11-16 detalla los deseos del corazón de Dios para la unidad dentro del cuerpo de Cristo.

Por lo tanto, recuerden ustedes los gentiles de nacimiento —los que son llamados «incircuncisos» por aquellos que se llaman «de la circuncisión», la cual se hace en el cuerpo por mano humana—, recuerden que en ese entonces ustedes estaban separados de Cristo, excluidos de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo. Pero ahora en Cristo Jesús, a ustedes que antes estaban lejos, Dios los ha acercado mediante la sangre de Cristo.

Porque Cristo es nuestra paz: de los dos pueblos ha hecho uno solo, derribando mediante su sacrificio el muro de enemistad que nos separaba, pues anuló la ley con sus mandamientos y requisitos. Esto lo hizo para crear en sí mismo de los dos pueblos una nueva humanidad al hacer la paz, para reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo mediante la cruz, por la que dio muerte a la enemistad.

Una vez que hemos comprendido los deseos del corazón de Dios, ¿cómo podemos los creyentes ser parte de la construcción de la unidad racial dentro del cuerpo de Cristo y en la comunidad más amplia?

Estas sugerencias tienen el propósito de ayudarlo a pensar con detenimiento sobre cómo convertirse en un pacificador en el proceso de reconciliación racial.

1. Extienda sus brazos y hágale saber a sus amigos afroamericanos que a usted le importa esto.

Para muchos en la cultura mayoritaria los recientes asesinatos de hombres afroamericanos parecen hechos aislados, pero para los afroamericanos es parte de una narrativa histórica que va desde la esclavitud hasta los "códigos negros" y desde Emmett Till y la idea de que la vida de un negro puede extinguirse por cualquier razón más común y corriente.

Aun un mensaje que diga algo tan simple como "vi lo que pasó y solo quiero que sepas que me duele mi corazón porque el tuyo está dolido" ayuda a sus amigos afroamericanos a ver que a usted le importa el asunto de la reconciliación racial.

"…Lloren con los que lloran". (Romanos 12:15b)

2. No niegue lo que ellos sienten.

Tras los tiroteos en Dallas, Matt Chandler, el pastor principal de la Village Church organizó un panel de discusión con tres de los miembros afroamericanos de su equipo ministerial ("Justicia y reconciliación racial"). Al final del evento ofreció una gran analogía sobre el matrimonio que se aplica a esta situación. Si tu esposa está disgustada, no te pones a discutir con ella sobre sus sentimientos, ni le dices que está equivocada en sentirse así; no piensas en mil razones para que deje de estar enojada contigo (o al menos no en un matrimonio saludable). Si respondes a los sentimientos de alguien con datos y hechos, lo que eso comunica a la otra persona es que sus sentimientos no importan. En este caso usted tiene que lidiar con los sentimientos de sus amigos afroamericanos, así que en lugar de discutir sobre sus sentimientos o negarlos, solo escuche.

En relación a este punto, no mencione nada sobre el índice de crímenes perpetrados por negros en contra de otros negros, ni sugiera que si la persona que fue víctima hubiera obedecido las instrucciones de los oficiales de la ley, aún estaría viva.

En primer lugar, cuando los que no son afroamericanos dicen este tipo de cosas, la comunidad negra simplemente piensa que no estamos tomando en serio sus precoupaciones sobre el racismo. Por cierto, los afroamericanos si se preocupan por la violencia en sus comunidades y ha habido marchas y protestas en la ciudad de Chicago y otras ciudades por años. Existen cientos de programas dedicados a "mantener a los jóvenes lejos de las calles", desde ligas deportivas, programas después de la escuela y vacacionales. Existen también escuelas bíblicas, programas de mentoría y una larga lista de programas más, muchos de ellos en iglesias urbanas. Los afroamericanos creen que aunque los blancos dicen que se preocupan por el crimen entre negro y negro, los blancos no se interesan en los males sociales específicos como la pobreza, la falta de educación, de empleo, de cuidado a la salud y vivienda.

Como sobrevivir en el trato con la policía es un asunto tan preocupante en la comunidad negra que muchos padres afroamericanos tienen pláticas con sus hijos cuando estos llegan a la edad de 12-13 años sobre este tema. Estas pláticas consisten de consejos como "No discutas. Obedece todo lo que te ordenen. Muévete despacio. Mantén visibles tus manos en todo momento. Dirígete a ellos como ‘señor’ y ‘señora’. Usa tus pantalones fajados en la cintura. Explica cada movimiento antes de que lo lleves a cabo".

3. Comprenda que el estar a favor de la justicia racial no quiere decir que uno está en contra de la policía.

Esta no es una de esas situaciones "y/o", sino de "esto y aquello". ¿Hay afroamericanos que son anti-policía? Sin duda los hay, pero la gran mayoría de los afroamericanos reconocen la importancia de los oficiales de la ley en sus comunidades. Nosotros también llamamos a la policía cuando ocurren accidentes, cuando alguien invade nuestros hogares o cuando nuestra vidas están en peligro. Reconocemos su heroicos actos de servicio en situaciones como la de Dallas o la del 9:11. Cuando muchos tratan de salir de esas situaciones peligrosas, los oficiales de la ley y el personal de emergencia se apresura a entrar en ellas. La mayoría de la población afroamericana lo único que desea es que los oficiales que quebrantaron la confianza de la comunidad sean llamados a cuentas.

Piense sobre cómo puede usted contribuir a facilitar el diálogo entre las dos comunidades: la de las minorías y la de los oficiales de la ley. En esencia, el propósito de la iglesia es el de restaurar las relaciones rotas entre los seres humanos primeramente y Jesucristo, y luego entre las comunidades. Como ministros de reconciliación, podemos ser parte de los esfuerzos para reconciliar la confianza perdida que existe entre algunas comunidades de color y los oficiales de la ley.

4. Comprenda el espíritu que está detrás de la frase "Las vidas de los negros importan".

Algunos escuchan esta frase de manera incorrecta, como si dijera "Solo las vidas de los negros importan", cuando de hecho la frase dice "La vida de los negros también importa". Si usted fuera al doctor con un brazo roto y el doctor respondiera a sus quejas sobre el brazo roto con la frase "todos los huesos importan", usted, como la mayor parte de la gente, saldría de ahí e iría a buscar otro doctor para que le arreglara el brazo roto. Lo mismo ocurre con esta frase. Quienes la usan se refieren específicamente para hablar del trato injusto para con la población negra en los Estados Unidos de América.

Si por un lado, como creyentes, no podemos apoyar todo lo que está detrás de la frase "las vidas de los negros importan", por el otro debemos reconocer su deseo de poner fin al racismo sistémico. El racismo sistémico utiliza los valores, los procedimientos y las políticas enraizadas en una institución a fin de discriminar contra la gente en base a diferencias raciales.

Tal y como lo explicó el pastor Jemar Tisby, el racismo sistémico es más sutil que el racismo personal, pues no depende de un solo agente. En lugar de eso, muchas personas que no desean mal a nadie ni son presumiblemente prejuiciosas, cooperan pasivamente al desarrollo de un complejo invisible de principios que obran en contra de ciertos grupos demográficos.

"Las vidas de los negros importan" no es un movimiento proveniente de la iglesia, así como lo fue el de los derechos civiles en los años 60, sin embargo los dos movimientos están conectados por un deseo de ver hecho realidad el tratamiento igualitario a los afroamericanos en todas las áreas de la vida americana.

Grupos de este tipo han surgido a causa del vacío dentro de nuestra propia comunidad de fe. En lugar de criticar, retomemos nuestro papel crítico justo al centro de la conversación sobre la reconciliación y justicia racial.

5. Construya relaciones intencionales con aquellos que no se ven como usted.

Muchos de quienes argumentan que las preocupaciones sobre el racismo son exageradas en verdad no tienen relaciones personales cercanas con las minorías. Si usted no ha estado en sus hogares y ellos tampoco en el de usted, entonces no son sus amigos. Usted necesita ir más allá de las conexiones superficiales. La proximidad es importante para desarrollar la habilidad de sentir empatía. Usted no podrá comprender efectivamente o amar a su vecino afroamericano o hispano si no los conoce.

6. Lea libros, vea documentales, escuche a conferencista de grupos minoritario, siéntese y escuche las ideas que lo hacen sentir incómodo, luche intelectualmente para comprender estas difíciles preguntas.

Asegúrese de entender la historia americana. ¿Sabe lo que son los "códigos negros"? ¿Conoce las historias de Emmett Till y Medgar Evers? ¿Sabe el número de afroamericanos que fueron linchado entre 1877 y 1950? ¿Sabe lo que el término "discriminación financiera" (redlining, en inglés) significa?

Una respuesta fácil a estas interrogantes es que se trata de una historia antigua, pero si la historia no importa, ¿por qué celebramos el 4 de julio?

Winston Churchill dijo una vez que "cuando la situación se volvió inmanejable, fue ignorada, y ahora que está por completo fuera de control, aplicamos demasiado tarde los remedios que, en aquel momento, habrían efectuado su cura. No hay nada nuevo en esta historia. Es tan vieja como los libros sibilinos. Es parte de ese largo y deplorable catálogo de experiencias infructuosas y la confirmada incapacidad de la humanidad para recibir enseñanza. La falta de previsión, la falta de voluntad para actuar cuando la acción hubiese sido simple y efectiva, la falta de ideas claras, la confusión del consejo hasta que la emergencia sobrevenga, hasta que el sentido de auto-preservación haga sonar su chirriante campana, estos son los rasgos que constituyen la infinita repetición de la historia".

O dicho de manera más sencilla, quienes ignoran la historia están condenados a repetirla.

7. Ore.

La oración es activa. Antes de hacer nada, debemos disciplinarnos y detenernos antes de preguntarle a Dios cuáles son sus planes para nosotros. Por lo tanto, antes de que haga nada, pregúntele a Dios qué papel desea que usted juegue. Jean Hatmaker una vez contó una poderosa analogía en la que nosotros somos parte de una gran sinfonía y Dios nos ha llamada a cada uno a tocar una nota. En ocasiones nos sentimos avasallados por la magnitud del problema, cuando Dios nos ha llamada a cada uno de nosotros a llevar a cabo una acción específica.

El racismo es, en el fondo, un problema de pecado. Se ha inmiscuido en muchas facetas de la vida y creado sistemas de inequidad. No será resuelto de la noche a la mañana. Les tomó a los afroamericanos 100 años para ir desde la proclamación de la emancipación a las leyes de derechos civiles. Por lo tanto, ore a Dios y pídale que le muestre qué papel juega usted en la búsqueda de la igualdad racial y la justicia en su iglesia, en su vecindario, en su ciudad y en este mundo.

La luz de la igualdad en la educación

Una entrevista con Rev. Samuel Rodríguez

Christianity Today July 26, 2016
Judith Garcia / Flickr

Este artículo fue publicado en colaboración con la Conferencia Nacional de Liderazgo Cristiano Hispano (NHCLC, por sus siglas en inglés).

La Dra. Andrea Ramírez recientemente entrevisto al Rev. Samuel Rodríguez para dialogar sobre la Igualdad en la Educación para estudiantes de toda raza, todo nivel económico y código postal.

El Rev. Rodríguez es Presidente de la Conferencia Nacional Cristiana de Líderes Hispanos (NHCLC/CONEL) y la Asociación Evangélica Hispana. Su nuevo libro se titula Be Light (Se luz).

Rev. Rodríguez, usted fue recientemente entrevistado en varios programas nacionales de televisión, como Fox News, para discutir temas importantes para la comunidad hispana, cristiana. ¿En qué mensaje se está enfocando durante esta temporada?

Es el mensaje de prender la luz en vez de quejarnos de la oscuridad. Por el trabajo que realiza la NHCLC todo el año, podemos dirigirnos a diferentes esferas de la cultura norteamericana. A veces llego a mi hogar y me siento agobiado por la oscuridad que he encontrado. Pero Dios ha hablado conmigo que dirija mi energía en prender la luz y no enfocarme en la oscuridad. Y mientras vivamos en la sociedad y enfrentemos oscuridad, ¿qué es el antídoto? Prender la luz. Cada vez que la luz está al lado de las tinieblas, la luz siempre ganará.

¿Dónde ve la oscuridad en el sistema educativo de nuestra nación y cómo podemos prender la luz?

Es la oscuridad de la desigualdad en la educación. Muchos muchachos se frustran en el grado 7, 8, y 9 y se desilusionan de su educación. Comparas ese joven a cuando era niño, cuando tenía sueños y aspiraciones. De una manera u otra, la luz de aspiración ha sido cubierta por una nube de ansiedad y desesperación y falta de esperanza.

Tenemos que aprovechar el poder que tenemos en Cristo a través de las Sagradas Escrituras para pelear en contra de la complacencia, el desamparo y la ansiedad. Tengo que encender la luz de Su destino y empujar en contra de lo que opaca la luz. Cada estudiante está lleno de destino y un gran potencial dado por Dios. Como padres y líderes podemos ayudar a remover lo que opaca – si es desigualdad, disparidad, o niños recibiendo instrucción educacional diluida en el espíritu de lo que es políticamente correcto. Podemos decir, "Prendamos la luz de igualdad educativa y empoderamiento, elevemos los estándares para todo niño." Cuando elevamos los estándares, ayudamos a remover lo que opaca la luz y exponemos la luz del destino de Dios en sus vidas.

Tenemos que elevar los estándares para todo estudiante y necesitamos que se rinda cuentas. Parte de ese rendir de cuentas incluye exámenes. ¿Cómo podemos ayudar a estudiantes para que estén preparados para los exámenes?

Primeramente, hay fe. Hay esta calma, un nivel de confianza en reconocer que Dios los ha equipado con lo necesario para ser examinados. No solo para sobrevivir sino para prosperar. Pueden superar la ansiedad con su fe en Cristo y las habilidades que Dios les ha dado.

Yo creo en nuestros hijos. Todos enfrentamos desafíos. Todos somos examinados – ya sea examen estatal en salón de clase u otro examen – todos navegamos la jornada de la vida y llegan a nosotros pruebas. Nos llegan "exámenes de sorpresa" y no sólo en matemáticas, historia e inglés, pero en la vida – en matrimonios, y aún ¡en nuestra fe! Podemos descansar en la realidad de que nuestro valor personal está seguro; tenemos valor y somos amados sin importar la calificación del examen. Por supuesto, un examen ayuda a brillar la luz en áreas donde necesitamos crecer, aprender y mejorar.

¿Qué diría a aquellos cuyas sugerencias políticas parecen promover que bajemos los estándares para que los estudiantes se sientan bien sobre sí mismos?" Quizás piensan que están siendo compasivos, ¿pero le ayuda esto a estudiantes que son minorías?

Sin juzgar el motivo intrínseco detrás de ello, tengo que enfatizar que el bajar de los estándares académicos perpetua la idea de una ciudadanía de segunda clase.

Hablemos claro: los niños en los suburbios reciben una educación de un nivel mayor. Dígame si es justo que un muchacho en los suburbios este leyendo Canterbury Tales, y un latino u afro americano o un anglo en pobreza en medio de una ciudad urbana está leyendo Dora la Exploradora. Estamos creando dos sistemas en el país y yo creo que eso es moralmente reprensible.

La igualdad educativa quiere decir que elevamos los estándares para todos. Todos tienen el potencial para el éxito académico. Hagamos de los estándares básicos el techo y no el piso, y vayamos de gloria en gloria. Todos hemos sido creados iguales, a semejanza de Dios.

¿Antes de dirigir la organización Hispana Cristiana más grande, usted era un maestro verdad?

Por cinco años fui maestro de historia, gobierno y economía. Una de las experiencias memorables, después del tercer año, Dios bendijo verdaderamente. Estábamos prosperando, consultando con otras escuelas. Me encontré en una posición en que pude hablar con el director y decirle, “tengo mi curso de honores, pero quiero enseñar a los estudiantes con mucho desafío." Quería usar estrategias y técnicas diferentes pero enseñarles el mismo material y contenido de la clase de honores. Mismo vino, diferente odre. Mismo tema, mecanismo diferente pero con las mismas expectativas.

Al fin del día, tuve la razón. En los dos grupos; la clase de honores y la clase remedial, abrazaron la información, tuvieron éxito y prosperaron. Pasaron el examen. Les di el examen de la clase de honores a la clase remedial y tuvieron éxito. Todo estudiante puede prosperar con altas expectativas, maestros dedicados y padres que les apoyan.

¿Qué consejo le ofrece a maestros que quieren "ser luz" en sus salones de clase?

Ser luz en el salón de clase requiere que uno ponga su lámpara sobre la mesa. Brillar con amor y afirmación, dándonos cuenta que los estudiantes llevan la imagen de Dios. Algunos de ellos vienen de circunstancias desafiantes – de hogares con solo un papá o una mamá, con recursos limitados financieros y quizás limitados en afirmación también. Algunos viven en realidades muy disfuncionales. Somos obligados por las Sagradas Escrituras a ofrecer un abrazo, una palabra de afirmación, decirles "creo en tí." Esas palabras son poderosas para un estudiante que viene de un trasfondo difícil o un hogar disfuncional. "Creo en tí. Hay grandeza dentro de tí." Repite esto frecuentemente, aún antes de algún examen y observa lo que sucede con las calificaciones. "Creo en tí. Hay grandeza dentro de tí." Puedes ayudar a esos estudiantes a que su mundo cambie. Ese es el poder de ser luz.

Necesitamos la luz de aprender

Si vamos a brillar para Cristo en este mundo, queremos pensar profundamente y razonar bien.

Christianity Today June 30, 2016
Felipe Valduga / Flickr

Este artículo fue publicado en colaboración con la Conferencia Nacional de Liderazgo Cristiano Hispano (NHCLC, por sus siglas en inglés).

Jesús es la luz del mundo, y nosotros los que declaramos el nombre de Jesús tenemos el honor de representarlo – y ser luz. Escribí un libro llamado Se Luz porque quiero exponer la luz que Dios ha dado, equipándonos con las herramientas espirituales e intelectuales, no para simplemente sobrevivir, sino para prosperar. Quiero que los cristianos sean empoderados por Dios para que sean luz, para brillar y para cambiar nuestro mundo.

Como se acordarán, el evangelio de Juan dice:

En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Éste era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella” (Juan 1:1-5).

Hay paralelismos sorprendentes entre las leyes que gobiernan la luz y la forma en que debemos tratar de ser luz en este mundo.

Por definición, la luz es “algo que hace las cosas visibles o ayuda a iluminar.” ¿Cuantas veces hemos considerado lo que deberíamos de estar iluminando? ¿Habrán personas o asuntos que han sido olvidados bajo las sombras de la oscuridad que yo necesito traer a la luz? ¡Seguramente aquellos que viven bajo las sombras de la pobreza y el analfabetismo están en necesidad de luz! Podemos alumbrar la luz en este lugar oscuro asegurándonos que todo niño que vive en pobreza tiene acceso a buenas escuelas con altos estándares.

La luz es sinónimo con aprender. Si vamos a ser luz verdaderamente en este mundo, queremos pensar profundamente y razonar bien. Sabemos que estamos limitados como seres humanos, aun así, anhelamos conocernos a nosotros mismos, conocer a nuestro prójimo, y conocer a nuestro Dios con la plenitud que la luz del conocimiento nos permita. Vivimos para disipar la ignorancia y aborrecer la superstición. Necesitamos la luz del conocimiento, la luz de la verdad que impregne nuestra vida e irradie a otros también.

La luz también es símbolo de la esperanza. Desde la luz visible que ilumina nuestro mundo a la luz del conocimiento, desde el calentamiento del calor producido por la luz al efecto que tiene la luz de reducir crimen en cierto vecindario, la luz es una fuerza transformadora única. ¿Qué haríamos sin ella?

Mejor todavía, ¿Qué haremos con la luz que Dios nos ha dado a cada uno de nosotros? ¿Cómo encarnaremos el poder de la luz al tocar la oscuridad, superarla, y brillar en el mundo?

¿Cómo vamos apoyar el éxito educativo para todos los niños? Si creemos que todo niño está hecho a la imagen de Dios, entonces tenemos que estar comprometidos a su éxito educacional. Solo entonces serán empoderados para alcanzar su potencial para la gloria de Dios.

La Biblia está llena de ejemplos del poder que viene cuando la gente se une en fe. Jesús dijo, “Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquier cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos.” (Mat. 18:19).

Como individuos somos llamados a hacer brillar nuestra luz, y cuando hacemos esto en la comunidad celestial de la iglesia de Cristo, nuestra luz individual se combina para convertirse en un agente de cambio. Le invito a unirse con nosotros para el Domingo de la Educación este septiembre, para que juntos brillemos nuestra luz sobre la educación. Con el poder transformador del Espíritu, podemos unirnos para hacer brillar un láser sobre el valor de la educación para cada niño dentro de nuestras comunidades.

Samuel Rodriguez es presidente del NHCLC/Conela, autor de Be light and The Lamb’s Agenda , y pastor de New Seasons Christian Worship Center en Sacramento, California.

Cuídese de los lobos de los préstamos rápidos de día de pago

Cómo estás prácticas de préstamos rápidos roban a los pobres.

Christianity Today June 30, 2016
Departamento de Pesca y Vida Silvestre de Oregon / Flickr

Este artículo fue publicado en colaboración con la Conferencia Nacional de Liderazgo Cristiano Hispano (NHCLC, por sus siglas en inglés).

En la primavera del año 2013 mi esposo, el pastor Carlos Valencia, y yo tuvimos uno de esos golpes en la puerta que te rompen el corazón, cuando un miembro de la iglesia se aparece destrozado y sufriendo. La señora Mendoza (no su verdadero nombre) estaba desesperada, derrotada y avergonzada. No sabía a quién acudir aparte de su pastor, alguien en quien ella confiaba.

Con lágrimas nos compartió que ella era responsable de que su familia perdiera su casa, y ahora estaba a punto de perder su automóvil, y no sabía cómo decírselo a su esposo. Quedamos sacudidos, confusos y enojados. ¿Cómo era posible que esta familia tan trabajadora perdiera su casa?

La señora Mendoza se había atrasado en los pagos cuando algunas de las cuentas resultaron ser mayores de lo acostumbrado. Se cansó de pedir ayuda a sus amigos y recordó haber visto unos grandes letreros y otras publicidades de préstamos de día de pago que afirmaban que ellos podían ayudar. Fue a uno de esos lugares donde vio que era muy fácil obtener un préstamo pequeño. Lo único que necesitaba era comprobar su empleo y una cuenta de cheques de donde se cobrarían automáticamente sus pagos. La señora Mendoza salió con un préstamo de $300 dólares que solamente le iba a costar $75 dólares adicionales, monto que debía pagar en dos semanas. Parecía muy sencillo. Esa transacción rápida se convirtió en una trayectoria horrorosa—una trampa enfermiza e interminable. Dos semanas más tarde ella tuvo que extender ese préstamo inicial y pagar otros $75. Eso terminó en que tuviera que sacar un préstamo tras otro para pagar los intereses y las cuotas adicionales que se acumulaban cada dos semanas.

Encontrándose completamente hundida en las deudas y amenazada por los cobradores, no halló otra salida que usar los pagos de hipoteca para pagar el pago de la deuda rápida. Este ciclo continuó por varios años, y terminó pagando más de $10,000 dólares por un préstamo que comenzó en $300 dólares.

Mi esposo y yo revolvimos cielo y tierra llamando a bancos, abogados y a cualquier persona que pensábamos que podría ayudar a salvar la casa de esta familia. Lamentablemente, era demasiado tarde. El banco se apropió de la casa y la vendió, y ahora ella estaba por perder su automóvil, que necesitaba para ir al trabajo. Decidimos ir con ella al lugar donde pidió el préstamo para ver si podíamos ayudar pero no hubo nada que pudiéramos hacer. El prestamista que ofreció ayudarle cuando ella necesitaba desesperadamente esa ayuda le había tendido una trampa.

Le prestamos el dinero para cancelar definitivamente ese último préstamo, pero salimos de allí horrorizados y desesperados al descubrir que hay empresas como esa que se visten como ovejas anunciando ayudar y, en vez de eso, son lobos listos para devorar a su presa.

Tristemente, esta fue solo la primera de muchas historias que he encontrado. Según un estudio reciente hecho por Lifeway Research, el 24 por ciento de los hispanos cristianos han usado un préstamo rápido de día de pago—es decir, uno de cada cuatro miembros de nuestras congregaciones hispanas. Hay iglesias que están usando sus fondos de benevolencia o juntando dinero para ayudar a sus miembros a cancelar estos préstamos. El préstamo típico puede tener una tasa de intereses y cuotas de más del 400 por ciento. La ganancia de este comercio descansa en el ciclo vicioso de la deuda. Más del 75 por ciento de todos los pagos cobrados por los prestamistas del día de pago provienen de personas que sacan más de 10 préstamos por año.

La Biblia tiene un nombre para esto: usura —el pecado de cobrar intereses exagerados por los préstamos. La Palabra habla fuertemente en contra de la usura: “No explotes al pobre porque es pobre, ni oprimas en los tribunales a los necesitados (Proverbios 22:22, NVI). La Palabra de Dios nos llama a hablar en contra de injusticias como esta.

Puede que usted esté como yo estaba: Ignorando que esta injusticia existe. Pero al ayudar a reducir la vergüenza y al ofrecer un lugar donde hablar sobre los problemas financieros, puede que usted descubra que el problema estaba más cerca de lo que pensaba. Usted no tiene que ser un abogado o un político para hacer una diferencia. Simplemente esté dispuesto a escuchar y a compartir esas historias entre su familia, su iglesia y su comunidad.

Al hacerlo, usted y su iglesia se unirán a miles de cristianos en todo el país que están haciendo oír su voz en contra de esos lobos llamados préstamos rápidos del día de pago.

Recientemente, el Consumer Finance Protection Bureau (CFPB) [Departmento de Protección Financiera al Consumidor] publicó un conjunto de propuestas para proteger mejor a los consumidores contra estos lobos. Hay una coalición formada por varias organizaciones cristianas llamada Faith for Just Lending que tiene el propósito de abogar por mejores leyes y luchar por préstamos justos y correctos (www.lendjustly.com). Ahora más que nunca necesitamos de iglesias y líderes comunitarios que hagan oír sus voces para apoyar mejores leyes.

He aquí algunas maneras prácticas en las que usted puede participar abogando por una mejor protección contra estas injusticias.

  • Conocer más,
  • Compartir una historia,
  • Apoyar los principios y
  • Enviar un comentario a CFPB en apoyo a una ley mejor.
  • Ver un nuevo documental sobre el tema, titulado, “The Ordinance” (https://deidox.org/theordinance/).
  • Proveer clases de educación financiera para su comunidad.
  • Educar a otros sobre los préstamos del día de pago.
  • Contactar a sus congresistas y otros oficiales electos mediante cartas, llamadas o una visita personal. Pedirles que expresen su apoyo a las normas propuestas por CFPB.
  • Hablar a través de los diferentes medios de comunicación como un creyente que hace un llamamiento a una reforma.

Proteja a sus ovejas de los lobos. Únase a nosotros abogando por préstamos justos y correctos.

Anyra Cano-Valencia, es Ministra de Jóvenes, Iglesia Bautista Victoria en Cristo y Advocacy Outreach Specialist, con el Cooperative Baptist Fellowship.

Verano de diversión = aprendizaje para la familia

Cómo uno de nuestros tiempos favoritos del año puede también ser educacional.

Christianity Today June 30, 2016
Kiran Foster / Flickr

Este artículo fue publicado en colaboración con la Conferencia Nacional de Liderazgo Cristiano Hispano (NHCLC, por sus siglas en inglés).

El verano puede ser la temporada del año favorito de sus hijos – ¡O en segundo lugar después de la Navidad. Un secreto poco conocido para muchos padres que les interesa que sus hijos aprendan todo el año, es que el verano, esta temporada favorita, es un tiempo ideal para seguir aprendiendo.

Según algunas investigaciones, lo que ayuda a mejor predecir el éxito de los estudiantes en la escuela no es el ingreso económico de la familia o el estatus social, sino el nivel de apoyo de la familia a la educación. Los siguientes cuatro consejos le ayudarán a cualquier familia a apoyar el aprendizaje durante todo el año.

  • ¡Use el conocimiento natural que usted tiene sobre sus hijos! Como el primer maestro de sus hijos, ellos dependen de usted mucho más que de cualquier maestro para asegurar que sus necesidades son suplidas – incluyendo sus necesidades académicas. Sugerencias de verano: Escoga un pasatiempo favorito ( futbol, cocinar, etc) e introduzca a su hijo a lo básico de este pasatiempo. Dependiendo de la actividad, usted le enseñará o reforzará habilidades como medir, leer, y la resolución de problemas mientras que pasan tiempo divirtiéndose. Permita que su niña le ayude en cada faceta, desde planear, a la recopilación de recursos, y limpiar o la discusión de opciones para resolver desafíos inesperados.
  • Esfuercese por crear un ambiente en casa que fomenta el aprendizaje. Sugerencias de verano: Vaya semanalmente a la biblioteca o asigne una hora como la hora de lectura familiar – dentro o fuera de la casa. Una "carpa de lectura" sería un ambiente ideal para niños mayores que buscan un tiempo callado y mientras los más pequeños toman una siesta. Inviten a los niños a que le pidan al Señor que use su tiempo de lectura para prepararlos para su propósito y para servirle.
  • Comunique altas, y al mismo tiempo razonables expectativas para los logros de sus hijos y su carrera futura. Sugerencias de verano: Vayan al plantel de su colegio o universidad local. Algunas universidades patrocinan campamentos de deporte o académicos para estudiantes jóvenes y les encantaría programar una gira familiar para estudiantes potenciales. Ya que estén en la gira del plantel, considere orar con sus hijos por el liderazgo de esa universidad, los profesores, los estudiantes, y por sabiduría para su familia para escoger la mejor escuela para sus hijos. ¡Este es el tiempo de empezar a soñar por el futuro educativo de sus hijos!
  • Involúcrate en la educación de sus hijos en la escuela y en la comunidad. Sugerencias de verano: Muchas iglesias participan en el Domingo de la Educación cada septiembre para celebrar a las maestras, los estudiantes y la educación. Su familia puede inscribirse hoy y recibir recursos para planear un gran evento en su iglesia.

Andrea R. Ramirez es Directora Ejecutiva de Faith and Education Coalition, NHCLC.

Bienaventurados sean los agnósticos

Cómo aprendí a ver a mi esposo no creyente a través de los ojos de Dios.

Christianity Today June 24, 2016
Christopher Michel/Wikimedia

Este artículo fue publicado en colaboración con la Conferencia Nacional de Liderazgo Cristiano Hispano (NHCLC, por sus siglas en inglés).

Me senté en las gradas de arriba, me dolía la cintura. Estaba escuchando a la última oradora en una conferencia, tan atrás en los asientos más elevados que tenía que entrecerrar los ojos para divisar a la pastora alta y tatuada parada en la plataforma. Me moví en el asiento, indiferente y lista para estirarme, pero antes de que me pudiera mover, la pastora entró a la bendición final—una bendición-improvisada en las Bienaventuranzas.

“Bienaventurados sean los agnósticos,” dijo. “Bienaventurados sean los que dudan. Los que no están seguros, a los que aún se les pueden tomar por sorpresa.”

Casi no escuché nada después de eso. Mi mente estaba absorta en la frase “Bienventurados sean los agnósticos” porque mi esposo ya no cree en Dios, y hay momentos cuando yo misma tampoco sé en lo que creo. Su des-conversión sucedió hace algunos años, lo que llevó a nuestro matrimonio y familia a tambalearse.

Nuestra historia es casi una anomalía. La tendencia de los millennials de abandonar su fe y/o su iglesia ha sido ampliamente documentada. Una encuesta en el 2015 por el Pew Research Center indica que “el número de adultos estadounidenses que no se identifican con ninguna religión institucionalizada está aumentando” y que “la caída en la afiliación cristiana es particularmente pronunciada entre los adultos jóvenes.” Aunque el aumento de los llamados nones religiosos (los que no se identifican con ninguna religión) se ha analizado a fondo en los círculos cristianos por los últimos años, no hablamos con intención expresa sobre las complicaciones matrimoniales que resultan de esa tendencia. Cuando un millenial casado abandona la fe, ¿qué pasa con el cónyuge después de esto?

En nuestra historia, la desviación lenta de la fe ha estado pasando por largo tiempo. Mi esposo y yo asistimos a una escuela evangélica conservadora y juntos personificamos el cliché de bienhechores de universidades cristianas. Nos conocimos en un viaje misionero a Denver, donde nos juntamos con personas sin hogar en un hospicio y ministramos a niños que vivían en moteles plagados de drogas y prostitución. Nos enamoramos mientras encontrábamos a Dios en las personas en las calles y respirábamos el aire de las montañas de Colorado. Éramos sólo un par de jóvenes idealistas de 20 años de edad en fuego por Jesucristo, el Campeón de los pobres, y estábamos seguros de que podríamos seguir a Dios juntos.

Pero después, le siguió la vida después de la universidad. Conocimos personas que pensaban distinto a nosotros. Hicimos nuevos amigos que no conocían a Jesucristo como su Señor y Salvador, y sin embargo amaban a sus hijos y a la tierra a su alrededor de manera que algunas personas dentro de la iglesia no lo hacían. Nuestras normas convencionales nos hacían distinguir el bien del mal en términos completamente legalistas que no supimos qué hacer cuando descubrimos a un mundo con matices de gris.

Mientras yo luchaba con el cinismo y me llenaba de indignación de los clichés cristianos que ya no me parecían sinceros, mi esposo cuestionaba absolutamente todo con respecto a su fe. Durante la universidad, él servía en los barrios bajos en el extranjero, y después de algún tiempo, la violencia y la pobreza que vio parecían incompatibles con un Dios justo y amoroso. Tras ingresar a la escuela de postgrado para estudiar fisiología vegetal, se encontró con una nueva libertad en la comunidad científica que—diferente de algunas de las escuelas cristianas e iglesias aisladas a las que había asistido—no trataba de empujar ambigüedades en paquetes impecables. Después de todo eso, se divorció él mismo de toda noción de Dios.

“Hasta aquí,” me dijo hace unos años por la navidad cuando nuestra hija tenía dos años. Al oír esas palabras me sentí como traicionada. Nos habíamos casado y nos habíamos comprometido tanto con Dios como el uno con el otro, y al darle la espalda a la fe me dejó abandonada. Nunca habíamos sido una pareja que tuviera devocionales en las noches o que orásemos juntos regularmente, sin embargo habíamos compartido la convicción de que el seguir a Jesucristo era de lo que se trataba nuestra vida juntos. Cuando él comenzó a cuestionar todo, supuse que tarde o temprano regresaría y encontraría una fe sutil que abrazara el misterio. Pero, se declaró a sí mismo: “hasta aquí llegué” y dejó de asistir a la iglesia conmigo y mi pequeña niña.

Las luchas que ahora enfrentamos como una pareja con fe dualista son innumerables. Cuando nuestra hija nació, nos paramos juntos en su dedicación, pero tan sólo tres años más tarde, mi esposo me dijo que se sentía incómodo hacer lo mismo para nuestro nuevo bebé. Cuando mi hija pregunta sobre cómo los animales fueron creados —“Dios los hizo, ¿no?” —Mi esposo contesta, “Bueno, algunas personas creen eso, pero no yo.” Ahora tenemos que hablar sobre las oraciones de acción de gracias por los alimentos y si mandar o no a nuestra hija a la Escuela Bíblica de Vacaciones. Una de las pérdidas más grandes ha sido no poder compartir la misma comunidad; aún estamos buscando lugares y amistades donde ambos nos sintamos cómodos y donde seamos aceptados por nuestras distintas creencias.

Este cambio de fe en nuestro matrimonio a veces lo he sentido como un puñetazo inesperado, la persona que quedó atrás. Me he sentido sola y enojada. He pasado por un ciclo de sentimientos de miedo, tristeza, y esperanza frágil. Las expectativas que tenía para mi vida han sido invertidas por la des-conversión de mi esposo y a veces, he cuestionado la misma bondad de Dios por permitir que esto acontezca. Como Lauren Winner escribe en su libro Still: Notes from a Mid-Faith Crisis: “Algunos días no estoy segura si mi fe está llena de duda o si, gentilmente, mi duda está llena de fe.”

El lidiar con la des-conversión de mi esposo ha sido un desvío tambaleante en mi jornada de fe ya a la deriva, particularmente en lo que concierne a cuestiones sobre la salvación y la condenación. Es difícil disfrutar una noche romántica, por ejemplo, si uno está constantemente intentando salvar el alma del cónyuge de las llamas del infierno. Generalmente, no trato de convertir a mi esposo cuando lavo las vasijas del desayuno o en cualquier otra ocasión. En primer lugar, yo sé que eso sólo lograría alejarlo más. Tengo que confiar en que Dios aún está buscando a mi esposo y que esa es la obra del Espíritu Santo, no la mía, de volverlo a la fe.

En mi propia fe, aún me apego a la mayoría de las dogmas principales del cristianismo ortodoxo (aunque no creo que el asentir mentalmente a una lista doctrinal es lo que me hace cristiana). A pesar de mi propia incertidumbre, todavía asisto a la iglesia con mis dos pequeños hijos. He encontrado refugio en una pequeña iglesia menonita que valora comunidad, hospitalidad, y servicio. A diferencia de algunas iglesias evangélicas, nunca me siento presionada de hablar sobre mi “relación personal con Cristo.” Aunque esa relación importa, el cuerpo congregacional de Cristo es más grande que yo, y mi participación en la iglesia se ha convertido más importante que el saber siempre las respuestas correctas. En nuestra iglesia, ya sean cínicos o instigadores, todos servimos dando la bienvenida o pasando los boletines. Tanto a los misioneros como a los inconstantes se les pide que se den de voluntarios con las familias refugiadas o que traigan aperitivos para después del culto.

No todas las iglesias invitan a todo asistente a participar de este modo. Una de las razones principales citadas en un estudio Barna sobre las personas que han dejado la iglesia fue que “se siente que son hostiles con los que dudan.” Mi esposo y yo somos microcosmos de estas tendencias culturales, como algunos de nosotros los millennials nos asimos de la iglesia (yo) y otros se separan de ella (mi esposo). En medio de estas fracturas, necesitamos que la iglesia pida y valore nuestras contribuciones. Necesito que la comunidad cristiana me apoye al luchar por criar a mis hijos en un hogar con fe dualista, y necesito que amen a mi esposo en medio de su incredulidad. Un modo en que mi comunidad de la iglesia lo hace es a través de darle una calurosa bienvenida en el contado/inusual domingo que asiste, aceptándolo tal y donde está sin motivos ocultos.

“Bienaventurados sean los agnósticos,” dijo la predicadora, sus brazos extendidos hacia la multitud. Sus palabras desencadenaron más o menos una epifanía. Cuando habló, pensé en mi esposo, el hombre que he resentido por dejarme sola en mi lucha de creer, y lo vi ahora a través de otros ojos. Lo vi a través de los lentes del amor, la manera en que Dios lo ama y se deleita en él. Las palabras de la pastora me recordaron que todos los humanos somos amados muchísimo por Dios, ya sea que crean en un Dios de amor o no. Y aunque lucho para reinventar mi matrimonio, encuentro gran consuelo en ver a mi esposo—y a mí misma—tal como somos: inconstantes, volubles y desobedientes, amados, atesorados, y bendecidos.

Stina Kielsmeier-Cook es ex-intercesora de vivienda para los refugiados y ama hablar de política social, ser madre, y de su vecindario en Minneapolis. Ella escribe un blog en stinakc.com y tuitea @stina_kc.

En la lucha entre los derechos de LGBT y la libertad religiosa, ambos pueden ganar

Por qué no tenemos que temer el peor de los casos.

Christianity Today June 24, 2016
Imagen: BrAt82 / Shutterstock

Esta traducción fue publicada en colaboración con la Conferencia Nacional de Liderazgo Cristiano Hispano (NHCLC, por sus siglas en inglés).

El verano pasado, aún antes de la decisión de la Corte Suprema de legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo, los cristianos conservadores ya estaban preocupados sobre las consecuencias para la libertad religiosa. No es un temor irracional. A Eugene Volokh, catedrático de derecho en la University of California—Los Ángeles, se le citó en The New York Times:

“Si yo fuera un cristiano conservador (que por cierto no lo soy), estaría considerablemente con mucho temor, no tan sólo por las exenciones tributarias pero también por otra amplia variedad de programas—con temor de que dentro de una generación más o menos, que a mis creencias religiosas se les trate del mismo modo que a las creencias religiosas racistas.”

Ambos los religiosos conservadores y los activistas de LGBT basan sus respectivas demandas en la metafísica.

Matthew J. Tuininga, ayudante de cátedra de teología moral en Calvin Theological Seminary, expresó la preocupación de muchos sobre las posibles implicaciones de gran alcance de Obergefell.

“No tan sólo estamos hablando de que a los fotógrafos, floristas, o los que hacen los pasteles sean forzados a servir en bodas de homosexuales, aunque esas preocupaciones son válidas. Estamos hablando sobre que a las agencias de adopción se les requiera asignar niños a parejas homosexuales, que a los colegios y universidades se les requiera que ofrezcan acceso a vivienda para casados a parejas del mismo sexo, y un número de situaciones que giran alrededor de una percibida discriminación en contra de homosexuales y lesbianas.”

Desde lo que dijo Obergefell, la ansiedad sólo ha aumentado. Una razón es la naturaleza religiosa del desacuerdo. Ambos los religiosos conservadores y los activistas de LGBT basan sus respectivas demandas en la metafísica. Para simplificar: El primer grupo cree que los valores sexuales están arraigados en la enseñanza divina y el orden natural. El segundo grupo cree que cada individuo tiene el derecho de determinar cómo vivir sexualmente, y que cada quién está obligado a ser honesto consigo mismo, como sea que concibamos el auto concepto. Cada lado lucha por lo que considera una causa justa que trasciende intereses más personales. Con razón las emociones se vuelven intensas, y tanta indignación justificada hay en el ambiente.

Incluso también creemos que el Señor nos llama a estar atentos a los intereses de nuestros contrincantes políticos. Por lo tanto, no debemos buscar legislación que proteja nuestra libertad si esa misma legislación rechaza los derechos de personas con las que no estamos de acuerdo. Si realmente es cuestión de elegir proteger nuestra libertad o los derechos civiles de los demás, una gran fuente de ética cristiana comenzando con Jesús (p.ej., Marcos 8:34–35) argumenta que deberíamos negarnos a nosotros mismos.

¿Cómo debemos avanzar en lo parece esta situación inconciliable? Nuestras simpatías naturales, por supuesto, caen con los que luchan por la libertad religiosa. Precisamente como Pablo apeló a César para asegurar sus derechos como ciudadano romano (Hechos 25:9–12), así nosotros tenemos el derecho y la responsabilidad de argumentar por nuestros derechos en cortes y legislaciones. Creemos que la nación será más fuerte si las personas de fe—y no tan sólo de la fe cristiana—son libres de enseñar y promulgar sus creencias en la plaza sin temor de discriminación o castigo por el gobierno.

¿Y qué si finalmente perdemos en la Corte o la legislación, y el Estado insiste que realicemos acciones que creemos que son moralmente problemáticas?

Algunos se sentirán llamados a aceptar a conciencia las consecuencias de la obediencia, ya sea cárcel o multas o la pérdida de subsidios. Y podemos hacerlo en humildad y aun gozo, sabiendo que la “persecución por causa de la justicia” es una algo “dichoso” de acuerdo a Jesús (Mateo 5:10–12).

Otros se sentirán llamados a obedecer la ley—e ir más allá. Recordemos la gran injusticia en el día de Jesucristo: la opresión de la ocupación romana, y la demanda común de la fuerzas de ocupación de ayudarles a llevar sus cargas. Jesucristo sugirió que debemos buscar más allá de la aprobación simbólica de injusticia (ayudar a un soldado) a una ética más profunda. Cristo les dijo a sus discípulos—en términos de hoy—que cuando se nos pida hacer un pastel para un matrimonio homosexual, podríamos ofrecer hacerles dos (Mateo 5:41).

Si realmente es cuestión de elegir proteger nuestra libertad o los derechos civiles de los demás, Jesús argumenta que deberíamos negarnos a nosotros mismos.

Todos los días escuchamos sobre otra ley o caso en otro estado, y los evangélicos preguntando en voz alta, “Si perdemos en las cortes o en el parlamento, ¿qué pasará con nosotros?” Sí, la vida puede empeorar para nosotros y la nación. Nosotros en CT esperamos que los líderes continúen para encontrar soluciones que protejan ambos nuestra libertad religiosa y los derechos civiles de las personas LGBT. Con buena voluntad política, creemos que esto puede acontecer.

Entretanto, ¿qué pasará con nosotros si nuestras libertades son destruidas y se nos fuerza a sufrir castigos e indignidades por nuestra fe? Cristo dijo que gozaremos una recompensa, y que nuestra recompensa será grande. Se oye como que todos tienen la de ganar. Quizá es por eso que Él dijo, “No tengan miedo.”

Cómo es ser gay en Wheaton College

La universidad evangélica ha recibido una cobertura periodística negativa sobre asuntos LGBT. Mi propia experiencia refleja una imagen distinta.

Christianity Today June 24, 2016
imagen: Christ Strong

Esta traducción fue publicada en colaboración con la Conferencia Nacional de Liderazgo Cristiano Hispano (NHCLC, por sus siglas en inglés).

Con un pedazo de papel en mi mano, sintiendo una corriente de adrenalina, crucé el sitio donde se congregan los estudiantes de Wheaton College tratando de encontrar a alguien con quién hablar.

Era un jueves por la tarde en abril del 2013. Al cruzar el centro estudiantil por segunda vez, me encontré con un compañero del club de teatro improvisado de Wheaton. Le dije que estaba tratando de decidir si poner el pedazo de papel en el tablero de anuncios para la comunidad de Wheaton, tablero que muchos estudiantes usan para comunicarse con toda la comunidad de la universidad. Después de titubear, caminamos juntos, él y yo, rumbo al tablero. Movió algunos de los otros anuncios para dejar espacio libre para el mío. Le di el papel, y él lo colocó en la pared.

Traté de caminar con normalidad de regreso a mi dormitorio, pero mis entrañas se me hacían nudo. Este era mi segundo semestre de mi último año universitario, y estaba terminando mi carrera en solo tres años. Después de una década de sentirme atraído a otros hombres, escribí en mi nota, “el closet ha empezado a sentirse demasiado sofocante para mí.” Mi anunció seguía con estas palabras:

“Últimamente, me he preguntado cómo puedo hacer más para mejorar la atmósfera en Wheaton para otros estudiantes gay como yo. Soy un varón que se siente atraído exclusivamente a otros varones, y he luchado con ansiedad y depresión desde mis años en la escuela preparatoria. De historias que escuché creciendo en una cultura Cristiana fundamentalista, pensé que todos los Cristianos gays no tenían ninguna otra opción sino ignorar su orientación lo mejor que pudieran y orar que Dios los hiciera heterosexuales. Sin embargo, después de ocho años de intentar hacer eso, sigo siendo gay. Eso no me ha impedido seguir amando a Dios, y él se me sigue revelando palpablemente. …”

Yo hubiera podido haber dicho esto en Confesiones de Wheaton, pero los anuncios anónimos solo nos ayudan a ver que algunos estudiantes en general comparten nuestras experiencias. Yo prefiero ver a las personas en particular que comparten dichas experiencias. De esta manera, todos nos podemos ayudar los unos a los otros más directamente.

Para aquellos que como yo prefieren conocer a una persona en particular, aquí estoy yo bajo un poco de luz, después de abrir la puerta del closet y entrar a la sala. Ya lo he dicho, y nadie tiene que andar adivinando.

Vi una luz al final del túnel, y significaba decirle a la comunidad de Wheaton College que soy gay. Mucha gente lejos del campus piensa que Wheaton sería el peor lugar donde ser gay. Aunque mi experiencia no habla por las experiencias de todo mundo, sí es una historia importante. La manera en que Wheaton me trató puede ser un modelo para otras instituciones evangélicas. Pero no se trataba tan solo de ser aceptado por lo que soy, sino también sobre continuar mi progreso como Cristiano.

Ya no tan solo dentro de mi cabeza

Desde que empecé a notar mi atracción a otros muchachos durante el quinto grado escolar, sentí que yo podía cambiar a pura fuerza de voluntad propia. Cada vez que experimentaba sentimientos hacia otro muchacho, oraba y me arrepentía. Durante los años de preparatoria, trabajé bien duro y dormí bien poco, pero mi auto-escrutinio exhaustivo me llevó a pensamientos constantes de suicidio mientras terminaba mis tareas ya pasada la noche. ¿Compartir con alguien sobre mi atracción? ni pensarlo. Había resuelto lidiar solo con todo esto. Cuando brotaban sentimientos hacía otro hombre, yo pensaba, esto no va a volver a pasar otra vez, o, Dios va a hacer que paren estos sentimientos que tengo. Conforme mis sentimientos hacia los hombres persistieron, mi temor e introspección solamente aumentaron.

Al crecer entre Cristianos conservadores, aprendí que los Cristianos fieles eran cualitativamente distintos de las personas gays. Recuerdo muy claramente un momento al principio de mis años universitarios cuando mi abuela y yo estábamos hablando por teléfono. Me preguntó, “Así que, ¿en qué has estado pensando últimamente?” Me brinqué el tema principal sobre el que había estado pensando—mi sexualidad—y le hablé sobre la investigación independiente que estaba haciendo sobre la Reina Victoria y el Príncipe Alberto. Luego me pregunté: ¿Por qué no se lo dije? ¿Por qué me hago esto a mí mismo?

Ese año tuve tantos problemas digestivos que tomé píldoras de manzanilla y dos antiácidos casi todos los días. Mi estómago se me hacía nudo y pasaba horas caminando dentro de mi cuarto, sin poder dormir. Durante el día, si trataba de tomar una siesta, me acostaba en la oscuridad, con mi mente acelerada.

Sentía que no podía formar conexiones cercanas con los otros hombres de mi piso. Un paradigma compulsivo así me aislaba aun más de aquellas personas que hubieran querido ayudarme.

Sin lugar a dudas el peor aspecto de mi experiencia universitaria fue el baño comunitario de los dormitorios. Al principio del año, la mayor parte de los baños individuales tenían dos cortinas. Una colgaba después de la entrada a la regadera, y la otra unos pies más allá, al otro lado de una banca donde podíamos dejar nuestra ropa y la talla. Conforme progresaba el año, algunas de las cortinas se rompían y se caían. Yo siempre trataba de usar uno de los baños que todavía tenían las dos cortinas intactas, porque me temía caer en pecado. Atemorizado de los pensamientos homosexuales, sentía que no podía formar conexiones cercanas con los otros hombres de mi piso. Un paradigma compulsivo así me aislaba aun más de aquellas personas que hubieran querido ayudarme.

El día antes de poner mi nota en el tablero de anuncios, me desperté esa mañana y confronté directamente mi temor y mi distanciamiento. Empecé a escribir, convencido de que nadie iba a conocer, poder ayudar, o empezar a entender las experiencias de los estudiantes gays si yo no compartía lo que estaba pasando en mi interior.

Puse mi información de contacto personal al final del anuncio de una página que había preparado, con una invitación para platicar. Recibí muchas respuestas—todas positivas. En el tablero de anuncios, estudiantes escribieron palabras de ánimo al margen y entre las líneas del anuncio, con mensajes cómo, “muchas gracias por decir esto,” y, “Eres amado.” Un conocido me detuvo en el pasillo y dijo, “Eso requirió mucho valor. Te quiero apoyar, o lo que sea.” Un estudiante me envió un texto anónimo diciendo que él y yo vivimos en el mismo piso el año anterior y que él también se sentía atraído a otros hombres. Me deseó lo mejor por ser honesto y haber compartido abiertamente.

Las palabras de ánimo no vinieron solamente de mis compañeros estudiantes. Le envié el anuncio por correo electrónico al profesor que estaba supervisando mi tesis universitaria. Me contestó, “Muchas gracias por enviarme este documento. Muestra gran valor y firmeza de carácter. ¡Me alegro por ti y estoy agradecido por tu honestidad y tu candor!” Siguió diciéndome que mi voz se necesitaba en la conversación más amplio sobre la comunidad LGBT y la iglesia. Sentí un alivio al no tener que vivir todo esto en la soledad de mi propia mente.

Reunión con el decano del campus

Al empezar mis clases de post grado, decidí permanecer involucrado en la comunidad de Wheaton. Era tan solo mi cuarto año universitario, y a los 21 años de edad, no me sentía alejado de la vida estudiantil.

Unos días antes del inicio de clases, mientras caminaba por las calles de Chicago con otros dos estudiantes, me encontré con la editora de noticias del periódico estudiantil de la universidad The Wheaton Record. Me dijo que el periódico necesitaba personas que escribieran antes del miércoles, cuando los borradores serían editados y finalizados para la impresión. Como incentivo, tenía boletos para comer; sin ser disuadido por una comida gratis, le dije que le tendría un artículo sin demora.

Después de enviar mi primer borrador, la editora me escribió para decirme que estaba agradecida por mi disposición en compartir una historia tan personal. Esa noche fui a las oficinas del periódico, y ella y yo pasamos una hora corrigiendo el artículo. Juntos escogimos el título “Closets y Armarios”—un juego de palabras, por supuesto, sobre el armario de CS Lewis en Las Crónicas de Narnia. La editora y yo compartimos muchos momentos de risa, y me preguntó que canción debería cantar para una prueba de canto para un grupo de canto a cappella. Después de finalizar el borrador del artículo en el cual yo iba a “salir del closet” en el campus, cantamos varios cantos juntos hasta ya pasada la noche.

Tres años después de escribir ese primer editorial, no recuerdo haber tenido nunca una conexión tan significativa con mis compañeros Cristianos como la que tengo ahora. Mi artículo salió ese viernes, la primer semana de clases. En un correo electrónico con el título “Gratitud,” Timothy Larsen, un profesor de pensamiento Cristiano, respondió, “Muchas gracias por tu honesto y razonado editorial en el Record de hoy … He pensado mucho sobre este tema y experiencia.” Otro profesor, quien había supervisado mi verano en España, también me envió un mensaje de agradecimiento. Los estudiantes me detenían en el pasillo con palabras de ánimo.

Basándome en mi experiencia personal, publiqué cinco artículos en el Record sobre la orientación sexual y el Cristianismo. Nunca escuché de ningún miembro de la comunidad que haya reaccionado negativamente a mis escritos.

Hace un año y medio, Wheaton captó los encabezados de los periódicos a nivel nacional cuando un estudiante le aventó el corazón de una manzana a otro estudiante quien, durante un fórum universitario, cuestionó las enseñanzas tradicionales de la universidad sobre la sexualidad. Al escuchar la historia, inmediatamente supe que el que había tirado la manzana era un caso aparte. Nunca he tenido contacto con nadie que se haya comportado ni muy remotamente en una manera similar.

Después de mi segundo artículo en el Record, recibí un correo del decano del campus Stanton Jones, el ex director del departamento de psicología de Wheaton, quien ha escrito extensamente sobre la orientación sexual y la psicología. Me dijo que estaba intrigado por mis ensayos y aplaudía mi valor y mi evidente entrega a Cristo. Luego me preguntó que si estaba disponible para conversar.

Nos reunimos esa misma semana. Al entrar a las oficinas administrativas, su asistente me dijo que me sentara en la sala de espera. En unos pocos minutos, Jones amablemente me dio la mano antes de entrar a su oficina y sentarnos a platicar. Para mi sorpresa, inmediatamente nos llevamos bien.

La amabilidad y la apertura de Jones rápidamente me hizo sentir tranquilo. Estableció su respeto hacia mí cuando dijo que había vuelto a leer mis artículos. “Así es exactamente como yo espero que los estudiantes en Wheaton College respondan,” me dijo. Esto me lo dijo antes de que él supiera mi perspectiva en cuanto a si se me debía permitir tener una relación con un hombre. Casi al final de nuestra conversación, sí hablamos sobre la ética de las relaciones entre personas del mismo sexo, puesto que él ha estudiado la psicología y la ética de la homosexualidad por la mayor parte de su carrera, y solo entonces fue que yo articulé mi posición célibe. Pero la meta principal de Jones era conocerme mejor.

Otras personas me habían hecho pensar que Jones iba a mostrar su desacuerdo conmigo por haber dado a conocer mi atracción hacia el mismo sexo en una manera tan pública. Había escuchado declaraciones como, “¿Está Stan Jones entrometiéndose otra vez?” y “Oh … Stan Jones.” Estas respuestas provenían de personas que estaban en desacuerdo con sus escritos en lugar de personas que lo conocían personalmente.

El trato de Jones da testimonio del amor y la misericordia de Dios. Su deseo de escuchar mi historia hizo una impresión mucho mayor que la que sus escritos hubieran podido hacer. Al terminar nuestra hora de plática, nos saludamos, me preguntó si podíamos hacer seguimiento comiendo juntos después. Acepté. Hemos compartido comidas juntos con regularidad desde entonces.

Modelar integridad

Varias semanas después de estas conversaciones, alguien que tomó una posición crítica contra la universidad me preguntó, “Así que, ¿Alguien te ha llevado aparte y preguntado sobre tu relación con Jesús?” Traducción: ¿Han las autoridades universitarias tratado de descubrir si eres un “verdadero Cristiano”? Con mucho tacto, tuve que responder que nadie había hecho eso. A través del proceso, casi todo mundo que he conocido en la comunidad ha sido muy sensato y servicial.

Para que las comunidades Cristianas puedan animar a las personas gays a permanecer célibes, dichas comunidades van a tener que modelar con integridad las implicaciones de tales enseñanzas.

Mientras tanto, he tratado de actuar con humildad y confianza desde una perspectiva distintamente Cristiana, y al mismo tiempo aceptando la realidad de mi atracción a los hombres. Con respecto tanto a mi manera de enfrentar mi situación y las reacciones de los demás, 2 Timoteo 1:7 me viene a la mente: “Pues Dios no nos ha dado un espíritu de temor y timidez sino de poder, amor y autodisciplina.” Estos son resultados positivos de la actividad del Espíritu y de la aplicación de la Palabra inspirada. No tenemos que sentirnos aislados y atemorizados de los demás. Como Cristianos, podemos actuar en el valor y la estabilidad que el Espíritu instila.

Estoy seguro que los miembros de la comunidad de Wheaton seguirán queriéndome como parte de sus vidas. Esta es mi familia y mi comunidad. Cuando alguien dentro de la comunidad de Wheaton solo se sirve de los medios de comunicación para expresar su ira contra la institución sin primero hablar con la comunidad de Wheaton, tengo problema con esa manera de hacer las cosas. Argumentar o debatir, ya sea en persona o en línea, raramente edifica al mismo nivel que lo hace una conversación de corazón a corazón en persona. Al referirnos a los argumentos apasionados, incesantes alrededor de los matrimonios gays, otro amigo gay y yo dijimos en broma, “jaja, el debate.” Dos lados pueden dar sus argumentos sin fin, uno en contra del otro, sin nunca llegar a ningún acuerdo. Es necesario crear credibilidad y edificar la relación para poder hablar la verdad en amor.

Wheaton College ha sido un ejemplo sobre cómo una comunidad Cristiana puede proveer amor, cuidado, y apoyo a alguien en una posición vulnerable. Para que las comunidades Cristianas puedan animar a las personas gays a permanecer célibes, dichas comunidades van a tener que modelar con integridad las implicaciones de tales enseñanzas. No importa si la persona es gay o heterosexual, esto significa que se valorará el celibato al mismo (o aun mayor) nivel que se valora el matrimonio. En Facebook, en los mensajes, y en las conversaciones, debe valorarse altamente el celibato de Jesús. Van a tener que modelar en la palabra y en la práctica que todos los seres humanos necesitan amor y conexión—y no principalmente en el matrimonio y en las relaciones de noviazgo. Si esto no sucede, los Cristianos LGBT no se van a convencer. A nadie le gusta un doble estándar. Puesto que no es bueno que nadie este solo (Génesis 2:18), las personas gays no van a tener lo mejor que Dios tiene para ellos hasta que encuentren un sentido de acompañamiento íntimo, al igual que respeto para sus experiencias y su vocación singular.

Después de salir del closet y declarar que era gay seis veces distintas a lo largo de tres años en la comunidad de Wheaton, he llegado a sentirme mucho más integrado entre la gente de Wheaton y, en maneras complejas, más alineado con la misión de la universidad. Esto ha ocurrido gracias a, y no a pesar de, haberme declarado gay. Durante mis años de estudiante en Wheaton, obtuve un nivel más sano mental, intelectual, social, emocional, y espiritualmente. Cuando trataba de mantener mi orientación en secreto, me aislaba de las personas que me iban a amar y aceptar. Cuando di el paso y salí a la luz en exhausta honestidad, encontré una comunidad marcada por la paciencia y la gracia. Me van a ser fieles no importa lo que cualquier persona diga, y hoy ellos forman una parte dadora de vida de mi identidad.

Tyler Streckert se graduó de Wheaton Graduate School en 2015 con una maestría en historia. Ahora vive en Wisconsin.

Kenneth Bae: Mi historia de fe en un campamento para prisioneros en corea del norte

Por qué la oración de este misionero cambió de “Envíame a mi hogar, Señor” a “Úsame.”

Christianity Today June 24, 2016
Imagen: Micah Kandros / Courtesy of W Publishing Group

Esta traducción fue publicada en colaboración con la Conferencia Nacional de Liderazgo Cristiano Hispano (NHCLC, por sus siglas en inglés).

¿Un cristiano perseguido ha tenido alguna vez un campeón tan improbable como Dennis Rodman? El antiguo excéntrico estrella de la NBA hizo un cameo en el drama que rodeaba a Kenneth Bae, un misionero americano acusado de tramar derrocar el gobierno de Corea del Norte y que fue condenado a 15 años de trabajo forzado. Poco después de su sentencia en abril del 2013, Rodman—que ha visitado varias veces a la aislada nación y afirma tener amistad con el líder huraño, Kim Jong-un—hizo una petición urgente a través de Tweeter: “Le estoy pidiendo al líder supremo de Corea del Norte o como yo le llamo ‘Kim,’ que me haga un favor y que deje libre a Kenneth Bae.” (El temperamental baloncestista más tarde negó su apoyo durante una irritante entrevista de CNN.)

Al tiempo de su captura, Bae estaba visitando Corea del Norte por la 15a vez en dos años como guía de su empresa de turismo en Corea del Norte. Bajo el estandarte de Nations Tours, como 300 cristianos habían visitado Rason, una zona de economía especial que permitían inversiones internacionales. Bae esperaba enseñarles el país y animarlos a que comenzaran a orar por él, y al mismo tiempo traer inversiones de renta fija al gobierno. El arresto de Bae sucedió cuando entró al país con un disco duro externo lleno de archivos y fotos que documentaban obra misionera. Las autoridades se apoderaron de las referencias que se hacían de Operation Jericho, un plan de movilización de oración que aludía a metáforas militares, para justificar cargos de insurrección. Puesto en libertad en noviembre del 2014 después de intensa presión política americana, Bae fue el preso que pasara más tiempo en la prisión en la historia de Corea del Norte. Habló con el asistente editorial de CT Morgtan Lee sobre su encarcelamiento, su continuo amor por la gente de Corea del Norte, y su nueva autobiografía, Not Forgotten (Thomas Nelson).

¿Qué lo hizo ser misionero?

En 1984, asistí a un retiro con el tema “A vision in Christ.” Comencé a preguntarle a Dios lo que yo llegaría a ser, y la palabra que recibí fue pastor. No obstante no estaba seguro de lo que eso significaba.

Después de recibirme de la preparatoria, asistí a un retiro organizado por algunas iglesias chinas. El orador invitó a los que desearan dedicar sus vidas para la misión en China que pasasen al frente. Había como 500 personas en el auditorio, y yo fui el primero que pasó a la plataforma. Desde entonces, he sabido que Dios me estaba llamando a ser misionero en China.

Cuando usted crecía en Corea del Sur, ¿Qué aprendió sobre Corea del Norte?

Se nos enseñó lo malo del comunismo. Entre 1997 y el 2003, aprendí por los medios de comunicación del Occidente y los de Corea del Sur sobre la gran hambruna de Corea del Norte, principalmente sobre la gente muriendo de hambre. Fue impactante escuchar de los desertores y los misioneros que [los cristianos surcoreanos] habían estado trabajando allí. En el 2005, visité una ciudad fronteriza china que se llama Dandong. Fue entonces cuando por primera vez sentí el llamado especial para Corea del Norte.

¿Tuvo miedo cuando entró a Corea del Norte por primera vez?

Yo había estado viviendo en Dandong por algunos años, pero nunca había estado al otro lado de la frontera. Estaba nervioso. Sin embargo, una vez que pude mostrar que tenía invitación del gobierno, no fue tan tenso. Mi próxima visita fue de explorar la idea de llevar turistas a Corea del Norte. Esto sí me dio un poco de miedo. Éramos sólo yo, mi esposa, y otra pareja. Pero aún teníamos la aprobación directa del gobierno.

¿Cómo era el campo de trabajos forzados?

Al principio, no sonaba tan mal. Había estado en aislamiento en Pyongyang por cinco meses—No veía a nadie excepto al guardia y al abogado. Lo que había escuchado con respecto a los campos de trabajo forzado era bastante horrible, pero al mismo tiempo, pensé, cuando menos tendré a otras personas en mi celda. Cuando llegué, yo era el único prisionero. Se me asignó un cuarto para mí solo, dividido en tres secciones: una pequeña sala con un televisor y un escritorio, el dormitorio, y el baño. En las mañanas, me levantaba a las seis, me aseaba, y me alistaba para el desayuno. Luego tenía una hora antes de ser enviado a trabajar en el campo. Todos los días me vestía de la armadura completa de Dios a través de leer la Biblia, adorar y orar, y pedirle al Señor fortaleza y protección.

Trabajé en un sembradío de frijol, arando y plantando semillas. La tierra era mitad piedra. De lunes a sábado, trabajaba ocho horas diarias, con pocos descansos y una hora para la comida. El domingo podía descansar, pero sólo se me permitía sentarme y ver televisión, y sólo unas cuantas horas para leer y lavar ropa.

Después de algunos meses de esa rutina, perdí mucho peso. Por lo que me enviaban al hospital, donde volvía a ganar algo de peso, y luego me regresaban al campo de trabajos. Era como un yoyo, perdiendo 20 libras aquí y luego volviendo a ganar 10. Sufría de desnutrición, artritis, y otras complicaciones.

¿En qué pensaba mientras trabajaba en los campos?

Había cuando menos dos o tres guardias vigilando cerca. Era muy intimidante. Pero una vez que calentaba, se alejaban para buscar sombra o lugar donde sentarse. Principalmente, me concentraba en el trabajo que se me había asignado, ya fuera que trabajara en el campo de frijol, aplastar fresno, escarbar pozos, mover rocas, o limpiar la carretera. Pensaba, sólo tengo que tomar un día a la vez.

El pensar sobre la familia o gente en mi ciudad era difícil. Así que traté de bloquear esos pensamientos. Frecuentemente sólo cantaba—distintos cantos de alabanza, canciones de Elvis, y canciones que me gustaban cuando estaba en el coro de la preparatoria. Después, recibía una carta de mi maestro de coro, que había estado pensando en mí y buscaba apoyo de nuestras amistades en la iglesia y gente de la escuela.

¿Pudo forjar relaciones con los guardias o el personal?

Todos sabían que yo era misionero y pastor. Habían escuchado sobre los cristianos, pero nunca habían visto un verdadero cristiano entre ellos. Yo mismo me recordaba que aunque era prisionero, aún era un misionero.

Oficialmente, era conocido como Prisionero 103, o sólo “103.” Pero cuando estábamos solos, a veces me decían, “¿Pastor, puedo hablar con usted?” Y hablábamos sobre algunos problemas de la casa. Daba consejería familiar o prematrimonial. Un guardia tenía un hijo adolescente que se enfermaba mucho. Así que le aconsejé sobre tomar la vitamina C.

Una vez, supe que un embajador de derechos humanos vendría a negociar mi rescate. Yo estaba muy emocionado, y básicamente les dije a los guardias, “Me iré a casa pronto. Gracias por todo.” Canté una canción de despedida en coreano: “Adiós. Adiós. Los veré de nuevo la próxima vez.” Uno de los guardias dijo, “No se vaya. Somos afortunados de que usted esté aquí. Quédese un poco más, porque nos gusta hablar con usted.” Les dije que entre más pronto me fuera, más pronto podía regresar—pero no como prisionero. Habíamos comenzado a formar una verdadera amistad. Ellos se dieron cuenta, “Él es misionero, y no está del todo mal.”

¿Se convirtió alguien de la guardia o del personal?

No que yo sepa. Era cauteloso sobre compartir el evangelio, porque si alguien aceptaba a Cristo y alguien más se daba cuenta, esa persona iría a la prisión. No obstante la gente preguntaba, “Nosotros somos los guardias y usted el prisionero. ¿Cómo es que usted se mira más feliz que nosotros?” ¿De dónde viene su gozo?”

Un día, un guardia dijo, “Pastor, si yo creo en Dios como usted, ¿en qué me beneficia?” Otro preguntó, “Si yo quiero creer en Dios, ¿cuánto tengo que pagarle a la iglesia?” Le expliqué que no hay precio—que Dios quiere escuchar y contestar nuestras oraciones, protegernos, y proveer para nosotros. Nunca habían escuchado algo como eso antes.

Al final de la conversación, alguien dijo, “Usted dijo que Dios contesta sus oraciones. Pero si Dios es real, ¿entonces por qué aún está usted aquí?” Le expliqué que Dios tiene diferentes planes. “Quizá,” dije, “en sus planes está usted. ¿Cómo sabrá usted de Dios a menos que yo esté aquí?” Dijo, “Es verdad. Nunca había escuchado algo como esto antes.”

La mayoría del tiempo, no podía compartir el evangelio directamente. Sin embargo esperaba que los guardias vieran el evangelio en mí, para que algo sucediera aun sin que yo compartiese la Palabra. Cuando me fui, un guardia me dio un apretón de manos, y ambos dijimos, “Quiero volver a verlo.” Se me salían las lágrimas, sabiendo que Dios tenía un plan para mi tiempo en Corea del Norte.

¿Qué pensó usted de la intervención de Dennis Rodman?

Algún día, me gustaría darle las gracias en persona. Él cuando menos pensó que estaba tratando de ayudar. A causa de su intervención, los medios de comunicación le dieron más atención. Obviamente, no vi su entrevista en CNN. [Rodman se agitó después que el presentador del programa Chris Cuomo le preguntara si continuaría abogando por la libertad de Bae durante su viaje a Pyongyang a un juego amistoso de baloncesto.] Pero yo lo vi por la televisión de Corea del Norte. Había como 25,000 personas en el auditorio para el juego. Y Rodman estaba sentado en seguida de Kim Jong-un, fumando puro. Era increíble. Nadie en Corea del Norte puede hacer eso. Antes del juego, le cantó a Kim Jong-un “Feliz Cumpleaños.” Filmaron un documental y lo pasaron cinco veces esa semana.

Como diez días después, el procurador vino a mi cuarto en el hospital y dijo que el gobierno estaba muy disgustado que los medios de comunicación occidentales estuvieran acusando a Corea del Norte de tener preso a un hombre inocente, todo por la entrevista de Rodman. Me exigió que diera una conferencia de prensa para aclarar el asunto, y prometió que me dejarían en libertad si lo hacía. Pero en cambio, me enviaron de nuevo al campo de trabajos forzados, en pleno invierno. Me quebraba el alma. Pero creo que toda esta atención provocó negociar más por mi libertad. El Presidente Obama me mencionó durante el Desayuno Nacional de Oración [National Prayer Breakfast, 2014].

¿Pudieron los cristianos estadounidenses haber hecho más para apoyarlo?

No creo. Estaba abrumado al saber cuántas personas estaban pidiendo mi libertad. Durante esos años en Corea del Norte, nunca sentí que estuviera solo o abandonado, porque podía sentir sus oraciones y apoyo. El poder y la presencia de Dios estaban conmigo.

Recibí más de 450 cartas. No tan sólo de estadounidenses, sino también de alrededor del mundo. Fue de tremenda ayuda, especialmente cuando comencé a perder la esperanza. Cuando regresé a casa, mucha gente me reconoció. Decían, “Hemos estado orando por usted.”

¿Cómo afectó esta experiencia a su hermana, Terri?

Su experiencia fue sumamente difícil. Se convirtió en la voz de mi libertad, la portavoz de mi familia. Ella enseña inglés a nivel de universidad, y hubo veces que tuvo que reducir su horario de clases, o tomar días libres.

La adaptación fue difícil, no obstante la hicieron más fuerte y más capaz de confiar del Señor. Después que regresé a casa, mucha gente me dijo que habían pensado que ella era abogada, porque sabía cómo ir con CNN y compartir sobre mi situación. Esta experiencia ha hecho a nuestra familia más fuerte, y estamos más cerca que nunca. Creo que es verdad lo que la Biblia dice, que Dios dispone todas las cosas para nuestro bien (Rom. 8:28).

¿Qué acerca de su esposa, Lydia, y sus hijos?

Esos dos años fueron devastadores para mi esposa, principalmente los primeros meses. Ella no tenía ninguna idea donde yo estaba o si regresaría, porque no le podía llamar ni escribir. Cada mes ella esperaba buenas noticias.

Mas yo había dejado mucho trabajo en nuestro ministerio de turismo en Dandong, por lo que ella tuvo que tomar la responsabilidad y tomar mi lugar. Tomó la iniciativa y descubrió aún un corazón más grande para Corea del Norte y China.

También fue difícil para mis hijos. Estuvimos separados por bastante tiempo cuando yo estaba viviendo en China, pero cada Navidad y verano, pasábamos tiempo juntos ya fuera en Hawaii o Seattle. Después de que llegué a casa, le dije a mi familia que antes de estar en la prisión, sentía como que los estaba descuidando. Así que prometí dedicar todo el 2015 para pasar tiempo con mi familia.

¿Qué tipo de trabajo está usted hacienda en este momento?

Aún estoy trabajando con Juventud Con Una Misión. También estoy comenzando una ONG principalmente para los refugiados norcoreanos y sus hijos, para ayudarles con sus necesidades educativas y económicas. Después que se reubican, a menudo se les descuida o aísla. Espero establecer lazos entre la iglesia y los refugiados.

¿Tiene planes de regresar a Corea del Norte?

Quiero regresar como una bendición en vez de una amenaza. Pero no creo que el gobierno me deje regresar como misionero. Necesitamos continuar acogiendo la gente de Corea del Norte, que vive bajo tales tinieblas y opresión. Esperemos que yo sea parte de eso, pero hasta este punto parece ser imposible.

¿Qué lecciones sobresalen más de su experiencia?

Después de un año de prisión, dudaba que algún día regresara a casa. Mi madre me envió una carta diciéndome que tuviera fe como la de Daniel y sus tres amigos. Por lo que comencé a pensar si Dios quería que me quedara en Corea del Norte. Aprendí a decir, “Señor, tú conoces mi corazón—que no se haga mi voluntad sino la tuya. Renuncio a mi derecho de regresar a casa, y te encomiendo mi familia.” Mi oración cambió de “Envíame a casa, Señor” a Úsame, Señor.”

Después de eso, Dios comenzó a abrir puertas para que me conectara con mis captores. Estaba formando relaciones genuinas. Quiero que los lectores sepan que Dios es fiel—que pasamos por dificultades en la vida, pero que Dios nunca nos deja, ni abandona. Necesitamos dejar que el Señor haga su obra, y luego depender en Él durante los tiempos de dificultad, ya sea en una prisión de Corea del Norte o algo más. Escribí no tan sólo para describir mi tiempo en Corea del Norte, sino también para recordarle a la gente que con Dios siempre hay esperanza.

Dios no me olvidó. Él no ha olvidado a la gente de Corea del Norte. Él quiere que continuemos recordando a los que están en tinieblas. Como el cuerpo de Cristo, necesitamos respaldarlos, orar por ellos y apoyarlos, amarlos como Cristo nos amó. Siento que ese es mi llamado ahora. Tanta gente abogaba por mi libertad, y mi trabajo es ser la voz de los que no tienen voz.

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