Cristo en diez mil lugares

Una lectura de Adviento para el 16 de diciembre.

2 Corintios 4:6

2 Corintios 4:6

Christianity Today December 16, 2022
Stephen Crotts

Tercera semana de Adviento: La Luz del mundo


La Escritura usa el tema de la oscuridad y la luz para describir al Prometido. Jesús se identificó a sí mismo como esta luz sobre la cual se había profetizado. En Él experimentamos salvación e iluminación espiritual. Pero Jesús no solo es la luz para nosotros como individuos, Él es una luz para todas las naciones. Jesús es la Luz del mundo.

Lea 2 Corintios 4:4–6 y Efesios 1:15–23; 5:8–11

En la famosa alegoría de la caverna de Platón, las personas viven encadenadas en prisión, mirando hacia una pared, mientras un fuego arroja luz detrás de ellos. Sin que ellos lo sepan, los títeres y los objetos en movimiento detrás de ellos están creando las sombras que ven en la pared. Ellos creen que las sombras son la realidad. No tienen idea de que hay un mundo brillante e iluminado por el sol afuera. Incluso cuando otros les cuentan sobre el mundo real, todavía no quieren salir de su cueva.

La alegoría me recuerda las palabras de Pablo: «El dios de este mundo ha cegado la mente de estos incrédulos, para que no vean la luz del glorioso evangelio de Cristo, el cual es la imagen de Dios» (2 Corintios 4:4). En cambio, cuando nacemos de nuevo en Cristo, nos convertimos en hijos de la luz, hijos del mundo iluminado por la luz del sol (Efesios 5:8). Dios ilumina nuestros corazones y mentes a través del evangelio, para que podamos ver a Cristo en su gloria. A medida que fijamos nuestra mirada en Jesús y permanecemos en Él, Dios pone progresivamente todo en su justa perspectiva. El resultado es que la iglesia, colectivamente, y las personas, individualmente, pueden discernir mejor el bien del mal. Crecemos para ver y discernir los detalles de la belleza, la bondad y la verdad, para ver correctamente el mundo y las personas. Sin duda, nos necesitamos unos a otros para permanecer en la luz para experimentar el shalom de Dios: para ver y amar.

Efesios 5:9 revela algo asombrosamente hermoso acerca del fruto que nace de la luz. El fruto es «toda bondad, justicia y verdad». Mirando el rostro de Cristo, empezamos a verlo cada vez más en nuestra vida y en nuestro mundo. Vemos a Jesús aparecer de miles de maneras y en todo tipo de lugares, a veces inesperadamente. Estamos capacitados para encontrar la bondad, la justicia y la verdad, presentes incluso en circunstancias difíciles o dolorosas. Del mismo modo, los demás ven estas virtudes manifestadas en nuestra propia vida y damos gracias a Dios.

El conocimiento que nos fue revelado al momento que Dios iluminó nuestros corazones nos llena de gozo sobreabundante y de esperanza duradera (Efesios 1:18, 19). Es esperanza para el presente debido a la incomparable «grandeza de su poder» que tenemos a través del Espíritu para hacer la voluntad de Dios en el mundo (v. 19). Esta esperanza se ve reforzada por el conocimiento de que Dios está siempre por nosotros. Y también tenemos esperanza para el futuro porque vislumbramos nuestra gloriosa herencia.

De hecho, mientras permanecemos en Cristo y conectados unos con otros, sabemos en un nivel profundo que el mal es una falsificación; es el mundo de las sombras. Como describió Gerard Manley Hopkins en su poema «Kingfishers Catch Fire» [Como los martines pescadores se incendian], llegamos a ver a Cristo «jugando en diez mil lugares» y la gloria de Dios brillando en todas partes. Esta es la luz de Adviento.

Reflexione sobre 2 Corintios 4:4–6 y Efesios 1:15–23; 5:8–11.


¿Cómo describen estos pasajes la iluminación espiritual? ¿Cómo ha iluminado su propia vida la fe en Jesús, quien es la Luz verdadera?

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Liberado de la oscuridad

Una lectura de Adviento para el 15 de diciembre.

1 Pedro 2:9

1 Pedro 2:9

Christianity Today December 15, 2022
Stephen Crotts

Tercera semana de Adviento: La Luz del mundo


La Escritura usa el tema de la oscuridad y la luz para describir al Prometido. Jesús se identificó a sí mismo como esta luz sobre la cual se había profetizado. En Él experimentamos salvación e iluminación espiritual. Pero Jesús no solo es la luz para nosotros como individuos, Él es una luz para todas las naciones. Jesús es la Luz del mundo.

Lea Colosenses 1:9–14 y 1 Pedro 2:9

Es un instinto natural temer a la oscuridad. Sabemos que cosas malas suceden al amparo de la oscuridad. Lo mismo es cierto de la oscuridad espiritual. Las Escrituras nos dicen que el dominio de las tinieblas es donde residen las obras infructuosas y donde moran la impiedad y el mal (Efesios 5:8–12). Si estamos bajo el control de las tinieblas, no tenemos comunión con Dios (1 Juan 1:5–7).

Pero Jesús vino a liberar a los que habían sido cegados por las tinieblas, ¡a liberarnos! Ahora, como personas que moramos en la luz de Cristo, nos esforzamos por caminar de una manera propia de aquellos que siguen a Jesús. Caminamos en adoración, dando gracias por la gran herencia que tenemos como coherederos con Cristo.

En el principio, Dios declaró: «¡Que exista la luz!», y así creó el día (Génesis 1:3). Dios también declara: «¡Que exista la luz!» en nuestras propias vidas, refiriéndose no al cosmos, sino a la luz del evangelio en nuestros corazones que nos permite ver la gloria de Cristo (2 Corintios 4:6). La misma Luz del mundo descendió a las tinieblas de este mundo, a las tinieblas de nuestros corazones, y abrió nuestros ojos para que pudiéramos proclamar las alabanzas de aquel que nos llamó de las tinieblas a su luz admirable. En esa luz, hay justicia, paz y gozo.

Como ciudadanos del reino de luz de Cristo, tenemos redención, perdón y comunión con Dios. Hizo de nosotros, que una vez disfrutamos de la oscuridad, Su preciada posesión.

Dios escogió un pueblo que fuera suyo y reflejara su carácter santo. Él eligió un pueblo que aceptaría y trascendería las distinciones étnicas, declarando sus alabanzas dentro de la hermosa diversidad de su familia. Eligió un pueblo al que daría todos los privilegios y bendiciones del sacerdocio de los creyentes, es decir, acceso directo a la presencia misma de Dios. El velo que una vez nos impedía acercarnos a Dios se rasgó para que se nos abriera «el camino nuevo y vivo» por medio de Cristo (Hebreos 10:20). Escogió un pueblo al que le daría la bienvenida en su presencia en todo momento, un pueblo que declararía sus alabanzas mientras ofrecemos sacrificios espirituales, individuales y colectivos a Dios.

Esta temporada de Adviento, celebramos al Prometido que nos libró de las tinieblas, quien nos llamó a su luz admirable para que podamos regocijarnos en el Hijo y proclamar sus alabanzas.

Kristie Anyabwile es autora de Literarily: How Understanding Bible Genres Transforms Bible Study y editora de His Testimonies, My Heritage (publicado en español como Sus testimonios, mi porción).

Reflexione sobre Colosenses 1:9–14 y 1 Pedro 2:9.


¿Qué significa para usted vivir como parte del reino de la luz? ¿Cómo le ha traído Jesús, quien es la Luz, entendimiento y propósito?

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Una luz aterradora y liberadora

Una lectura de Adviento para el 14 de diciembre.

Juan 3:21

Juan 3:21

Christianity Today December 14, 2022
Stephen Crotts

Tercera semana de Adviento: La Luz del mundo


La Escritura usa el tema de la oscuridad y la luz para describir al Prometido. Jesús se identificó a sí mismo como esta luz sobre la cual se había profetizado. En Él experimentamos salvación e iluminación espiritual. Pero Jesús no solo es la luz para nosotros como individuos, Él es una luz para todas las naciones. Jesús es la Luz del mundo.

Lea Juan 3:16–21

«Porque de tal manera amó Dios al mundo que . . .».

Lo más probable es que usted pueda terminar la línea sin pensarlo dos veces. Podría decirse que Juan 3:16 es el versículo más famoso de la Biblia; sin embargo, no viene solo. Aunque el resto del pasaje en este tercer capítulo del evangelio de Juan recibe mucha menos fanfarria, nos ofrece una verdad aleccionadora y esperanzadora:

… que la luz vino al mundo, pero la humanidad prefirió la oscuridad a la luz…. el que practica la verdad se acerca a la luz, para que se vea claramente que ha hecho sus obras en obediencia a Dios. (vv. 19, 21)

La experiencia humana es la mezcla paradójica del amor a la oscuridad y la necesidad de luz. Y esta realidad no es solo cierta allá afuera, entre las masas pecaminosas. Esto es cierto aquí mismo: en mi corazón, mente y alma, así como ​​en los suyos. El apóstol Pablo describe acertadamente esta tensión omnipresente y universal: «No entiendo lo que me pasa, pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco» (Romanos 7:15). Todos hemos estado allí. Todavía lo estamos.

La luz puede tanto exponer como iluminar, haciéndola simultáneamente aterradora y liberadora. El físico estadounidense Richard Feynman dijo: «El primer principio es que no debes engañarte a ti mismo, y eres la persona más fácil de engañar». Si tenía razón, y creo que la tenía, entonces esta luz aterradora y liberadora es exactamente lo que necesitamos. Esta luz expone nuestro orgullo e ilumina nuestra vergüenza, las cuales nos han golpeado desde el comienzo mismo de la historia humana.

En la narración de la creación del Génesis, Dios creó un mundo bueno y colocó a Adán y Eva en el centro, como portadores de su imagen, llamados a sacar todo el buen potencial de la tierra. Pero cuando los primeros humanos pecaron contra Dios, fue porque llegaron a creer la mentira de que podían ser «como Dios» (Génesis 3:5). Esto es orgullo. ¿Y adónde conduce inevitablemente el orgullo? Directo a la vergüenza. «… tuve miedo porque estoy desnudo. Por eso me escondí», dijo el hombre (3:10).

Jesús, la Luz, ha venido a liberarnos de las tinieblas del orgullo y la vergüenza. La luz ha venido a decirnos la verdad: que somos perdonados, aceptados y amados. La luz ha venido para deshacer la catástrofe de la Caída y promulgar el buen nuevo mundo de Dios, donde todos podemos pertenecer.

Jay Y. Kim es pastor principal en la iglesia WestGate. Es autor de Analog Church y Analog Christian. Vive en Silicon Valley con su familia.

Reflexione sobre Juan 3:16–21.


¿En qué sentido es aterradora la luz de Dios? ¿En qué sentido es liberadora? ¿De qué manera el contexto más amplio del versículo 16 profundiza su comprensión de la identidad y el propósito de Jesús?

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La luz que nos guía a casa

Una lectura de Adviento para el 13 de diciembre.

Juan 8:12

Juan 8:12

Christianity Today December 13, 2022
Stephen Crotts

Tercera semana de Adviento: La Luz del mundo


La Escritura usa el tema de la oscuridad y la luz para describir al Prometido. Jesús se identificó a sí mismo como esta luz sobre la cual se había profetizado. En Él experimentamos salvación e iluminación espiritual. Pero Jesús no solo es la luz para nosotros como individuos, Él es una luz para todas las naciones. Jesús es la Luz del mundo.

Lea Juan 8:12

El pintor inglés del siglo XIX J. M. W. Turner fue famoso por su asombroso uso de la luz. Si mira fijamente piezas como Snow Storm, Frosty Morning y, mi obra favorita, Fishermen at Sea, tendrá la sensación de que Turner estaba pintando con fuego tanto como con óleo y acuarelas. El pastor y artista Michael Milton señala: «En Turner no solo hay luz, sino luz que conduce al espectador en busca de significado». En la obra de arte de este maestro, la luz no es el final, es una invitación hacia la esperanza, la belleza y el significado mismo.

Cuando caminamos por nuestro vecindario en las noches frías durante la temporada de Adviento, nos deslumbran las luces navideñas. En los últimos años, verlas a través de los ojos de mis dos hijos pequeños despertó algo en mí que había perdido ante el cinismo sutil e insidioso que a menudo se establece con la edad: el anhelo. La luz es una maravilla por su promesa de que hay algo brillante velado detrás de la oscuridad, esperando a ser encontrado, palpitante con vida, a punto de desplegarse ante nosotros.

En Juan 8:12 leemos: «Una vez más Jesús se dirigió a la gente, y les dijo: “Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”». Estas palabras por sí solas son lo suficientemente poéticas, pero esta no era solo una metáfora pegadiza. Al anunciarse a sí mismo como la Luz del mundo, en este lugar particular y en este momento particular, Jesús estaba haciendo una declaración audaz y hermosa sobre lo que está oculto detrás de la oscuridad y, lo que es más importante, sobre su propia capacidad y deseo de llevarnos allí.

Jesús pronunció estas palabras durante la Fiesta de los Tabernáculos, un festival judío de una semana de duración centrado en la celebración del éxodo, cuando Dios sacó a su pueblo de la esclavitud en Egipto y lo llevó a la libertad en la Tierra Prometida. Durante su largo viaje por el desierto, Yavé se había revelado al pueblo como una columna de nube durante el día y una columna de fuego durante la noche (Éxodo 13:21–22; 40:38). Para recordar este acto de guía divina durante la Fiesta de los Tabernáculos, en los patios del templo se encendían llamas sobre dos pilares de 75 pies de altura para simbolizar el pilar de luz en el éxodo. Es en este mismo escenario que Jesús se para en los patios del templo, probablemente a la luz de estos pilares, y declara: «Yo soy la luz del mundo».

Jesús es la luz que nos guía a través del desierto de nuestra desesperación, nuestro dolor y nuestra pérdida. Él es la luz que deshace la oscuridad de nuestro miedo, nuestra ansiedad y nuestra incertidumbre. Él es la gran Luz del mundo, la luz que nos guía a casa.

Jay Y. Kim es pastor principal en la iglesia WestGate. Es autor de Analog Church y Analog Christian. Vive en Silicon Valley con su familia.

Reflexione sobre Juan 8:12. Opcional: Lea también Juan 9:5 y 12:46.


¿Qué imagina usted que pensaron o imaginaron los primeros oyentes de Jesús cuando Jesús dijo esto? ¿De qué manera el contexto de la Fiesta de los Tabernáculos enriquece su comprensión de esta afirmación de Jesús?

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¿Educación pública, privada o en casa? Las opiniones de los cristianos son diversas

En medio de cambios a causa de la pandemia y preocupaciones sobre planes de estudios controvertidos, muchas familias cristianas han optado por la educación privada o por la educación en el hogar. Pero muchos otros creen que deben permanecer en el sistema.

Christianity Today December 12, 2022
Ilustración por Mallory Rentsch / Source Images: Pexels

Cuando notó que las escuelas de su comunidad no tenían suficientes fondos, el pastor Clark Frailey intervino para ayudar a proporcionar materiales como toallas desinfectantes, papel y marcadores. En ese momento, Oklahoma recibía menos fondos para la educación que la mayoría de los estados en los Estados Unidos [los enlaces redirigen a contenidos en inglés].

Pero pronto se dio cuenta de que el problema era mucho más grande que los armarios de suministros vacíos. Los edificios de las escuelas desarrollaron moho negro. Los maestros estaban encuadernando libros de texto que tenían décadas de antigüedad. Los niños de kindergarten se amontonaban en clases de hasta 30 estudiantes.

Entonces, en 2016, Frailey y otros pastores bautistas lanzaron una iniciativa, Pastors for Oklahoma Kids, para abogar por los estudiantes y las escuelas en todo el estado.

«Nos encontramos con mucha demonización en ese momento», le dijo a Christianity Today. «Las personas decían que nuestras escuelas eran marxistas, socialistas y ateas. Y eso simplemente no era lo que nosotros habíamos experimentado como pastores de iglesias locales».

Estos pastores conocían a los directores, maestros y superintendentes que lideraban las escuelas locales; el personal de las escuelas asistía a sus iglesias y se ofrecían como voluntarios para servir en la escuela dominical y la guardería. Los argumentos de otros cristianos que alegaban una ideología radical en el sistema escolar, «se sentía como una narrativa falsa», dijo Frailey. «Había un fuerte movimiento para desacreditar la educación pública en Oklahoma».

Ese movimiento ha atacado la educación pública en comunidades de todo el país.

La educación en el hogar y la educación privada han aumentado a un ritmo sin precedentes desde que las escuelas hicieron la transición a la educación en línea durante los primeros meses y años de la pandemia. Las preocupaciones sobre los planes de estudios también aumentaron, ya que se difundieron historias de escuelas públicas que enseñan la teoría del género, fomentan el transgenerismo y promueven la teoría crítica de la raza.

A pesar de los titulares, muchos educadores cristianos le dijeron a CT que no han visto motivo de indignación en sus propios sistemas escolares y se sienten convencidos de permanecer en el aula.

«No he experimentado aquello que causa que mi iglesia y tal vez algunos de los miembros de la iglesia estén enojados y molestos», dijo Brittany Braun, maestra de tercer grado que ha enseñado en escuelas públicas durante 14 años. «No siento que me hayan pedido que guarde silencio con respecto a mi fe o que impulse una agenda de temas en los que no creo».

Braun dijo que su propia experiencia como estudiante cristiana en una escuela secundaria pública, rodeada de personas de diversas creencias y antecedentes, fue «super formativa» en su fe, y fue un campo de entrenamiento para la universidad. Sus dos hijos, de 5 y 7 años, asisten a la escuela de su distrito.

«Cuando llegó mi momento de tener hijos, me pareció que habría sido hipócrita enviar a mis propios hijos a una escuela privada si yo misma estaba trabajando intencionalmente para que la educación pública fuera lo mejor posible», dijo. «Si no le confiara a mis propios hijos al sistema de escuelas públicas al que doy mi vida todos los días, entonces, ¿qué estaría haciendo?».

Braun regresó al salón de clases este otoño después de ausentarse parte del año escolar pasado debido a un tratamiento por cáncer de mama, ansiosa por volver con los estudiantes a los que se siente llamada a enseñar y servir.

Incluso cuando las escuelas públicas han desarrollado una reputación negativa entre algunos cristianos, grupos como Christian Educators continúan ofreciendo apoyo con oración, recursos e incluso asesoramiento legal para aquellos preocupados por proteger sus trabajos. La asociación profesional afirma que su objetivo es «alcanzar a la próxima generación de embajadores de Cristo en nuestras escuelas».

«Nuestra luz debería brillar en los lugares más oscuros», dijo Micah Walls, maestra de escuela primaria en Lapel, Indiana. «Si no tenemos cristianos en el sistema de escuelas públicas tratando de amar a estos niños, ¿quién lo hará?».

A pesar de un aumento en la matriculación en escuelas cristianas y en la educación en el hogar, la investigación sugiere que todavía hay un gran apoyo entre los cristianos evangélicos. PDK International, una organización que apoya a los maestros, encontró en su encuesta que los padres tienen una visión más favorable de la escuela de sus hijos y de las escuelas locales de su comunidad que con respecto a las escuelas públicas del país. Los cristianos que se identificaron como políticamente conservadores reportaron mayor frustración con el sistema.

«En resumen», escribió Marilyn Anderson Rhames, «el desencanto con la educación pública parece tener mucho más que ver con la ideología política que con la religión».

Los padres cristianos que sacan a sus hijos de las escuelas públicas pueden no estar de acuerdo con ciertas lecciones, particularmente sobre sexo y género, o bien, temen no saber a qué información estarán expuestos sus hijos a través del plan de estudios o con sus compañeros de clase.

«Creo que la solución se encuentra en la creación de un diálogo saludable en el hogar», dijo Mandy Majors, madre cristiana y fundadora de nextTalk, organización que asesora a los padres sobre cómo mantener a los niños seguros en línea. Su filosofía de comunicación abierta se basa en Deuteronomio 6:6-7, que dice que debemos hablar con nuestros hijos «… cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes.».

Algunas familias cristianas, como los Groen en Minnesota, han reconsiderado recientemente sus suposiciones sobre la escuela pública. Como ambos padres asistieron a escuelas cristianas privadas, Jenny Groen tenía la intención de hacer lo mismo con sus seis hijos.

Pero algunos de sus hijos no pudieron asistir a la escuela privada debido a problemas de salud, así que Groen los educó en casa durante un año al comienzo de la pandemia. La experiencia le hizo darse cuenta de «lo aislados que habíamos estado viviendo» dentro de una «burbuja cristiana muy pequeña y aislada».

«Sentimos que no estábamos siguiendo lo que dicen las Escrituras cuando nos llaman a “vivir en el mundo, pero no ser del mundo”», dijo a CT. «Después de un año de educación en el hogar, decidimos enviar a nuestros seis hijos a la escuela pública local, y estoy muy feliz de poder decir verdaderamente que todos están prosperando».

En un estudio, el investigador de religión Tyler VanderWeele encontró poca diferencia en los resultados finales de fe entre los niños que asistieron a una escuela religiosa privada y los que asistieron a la escuela pública. Sin embargo, aquellos que recibieron educación en el hogar resultaron tener un 51 por ciento más de probabilidades de asistir con frecuencia a servicios religiosos en la edad adulta.

Hadley Heath Manning, una madre en Colorado, describió su relación con las escuelas públicas como «frágil». Le preocupa que lo que ve como una oscilación negativa en las escuelas se deba en parte a que los cristianos «se hayan retirado de la esfera pública».

Como cristiana, dijo que se siente presionada a sacar a sus hijos de la escuela pública, pero también cree que los cristianos deberían ser parte de la discusión sobre las políticas y el plan de estudios de las escuelas públicas.

«Si bien hay algunas cosas a las que no quiero que mis hijos estén expuestos, como malos mensajes sobre género y sexo, sí quiero que mis hijos estén expuestos a familias de una variedad de orígenes», dijo. «Si puedo establecer confianza con el maestro, estar presente en el aula como voluntario y tener transparencia sobre lo que están aprendiendo mis hijos, entonces no solo me siento bien con la elección de enviar a mis hijos a esta escuela, sino que también espero que mi familia puede ser una influencia y una bendición para otros niños y maestros».

La oración es un factor importante. Manning y sus hijos oran juntos cada mañana antes de ir a la escuela. Stacy Callender, líder de Moms in Prayer, un grupo cristiano que ora por las escuelas ha visto un aumento en la membresía desde la pandemia.

La batalla por los niños en las escuelas de hoy se ha intensificado, dijo Callender, y hay menos necesidad de «convencer a las mujeres de que nuestras escuelas necesitan oración».

«El lugar más seguro para nosotros y para nuestros hijos es la voluntad de Dios, y esta puede ser [que asistan] a escuelas públicas», dijo Callender, quien dijo que ha visto a administradores escolares darle la bienvenida a organizaciones paraeclesiásticas a fin de que ayuden a manejar la reciente avalancha de problemas de salud mental.

Teachers in Prayer es otra organización basada en la oración por las escuelas y también ayuda a los maestros a navegar con preguntas sobre libertad religiosa en la educación pública.

Algunos líderes de la iglesia como Maggie Mobley, de la Iglesia Cristiana Sherwood Oaks en Bloomington, Indiana, ven una ventaja misional en enviar a los niños a las escuelas públicas en lugar de a escuelas cristianas.

«Queremos estar en medio de este caos», dijo Mobley, pastor de conexiones de Sherwood Oaks. «Podemos ministrar a otros si nos ponemos en una posición en la que podemos compartir a Jesús con personas que no lo conocen».

Mobley dijo que ella y su esposo han tenido conversaciones difíciles con sus hijos sobre cosas que escucharon en la escuela, pero que tienen una base sólida en su fe. Les recuerdan a sus tres hijos: «Sean una influencia; no se dejen influenciar» y «dejen que brille la luz de Dios».

En entrevistas con CT, tanto los padres como los maestros cristianos se refirieron al llamado de las Escrituras a ser «sal y luz» en las escuelas públicas.

Sin embargo, otros han cuestionado si el trabajo de un niño es ser lanzado a la misión o si los padres deberían priorizar su desarrollo espiritual en el hogar mientras son jóvenes. (Un artículo anterior de CT abordó un debate similar que involucraba a los hijos de los misioneros).

«Nuestros hijos tienen un trabajo. Y es ser NIÑOS. Es ser educado por sus padres. Es guardar la palabra de Dios en su corazón. Cuando sean mayores, estarán mejor equipados para salir y servirle», escribe un padre cristiano que aboga por la educación en el hogar.

La maestra de Biblia y columnista de CT, Jen Wilkin, envió a sus hijos a la escuela pública, y escribió: «No intentamos posicionar estratégicamente a nuestros hijos como misioneros miniatura».

Sin embargo, ella sí vio el beneficio de las distinciones con respecto al mundo en términos bíblicos que surgieron naturalmente para sus hijos en ese entorno educativo. «La escuela pública trazó líneas claras para nuestros hijos», escribió. «Saben que son una minoría… no tenemos que convencerlos de que son extranjeros y extraños».

Amy Perry Goldsmith, cuyos cinco hijos asistieron a la escuela pública, también vio cómo la escuela pública les dio a sus hijos una visión más amplia de su comunidad y les permitió sentirse cómodos con la diversidad, las nuevas perspectivas y los problemas de equidad y pobreza.

Los estudiantes cristianos en las escuelas públicas a menudo participan en la manifestación anual de oración See You At the Pole, un movimiento anual de un día en el que los cristianos se reúnen para orar alrededor de la asta de la bandera frente a sus escuelas.

También hay ministerios, como Cru y Campus Life, que organizan reuniones y ofrecen apoyo, comunidad y recursos para estudiantes cristianos de escuelas públicas que desean conectarse con personas de ideas afines. Algunos grupos locales más pequeños, como Partner with Schools, una organización sin fines de lucro de Ohio, también ayudan a conectar las iglesias locales con las escuelas para ofrecer clubes cristianos.

Este tipo de esfuerzos fue la forma en que Frailey pensó que sus compañeros podían escuchar el evangelio hace años. Comenzó clubes bíblicos y un boletín cristiano en la escuela secundaria, con la esperanza de ser «la sal y la luz» para quienes lo rodeaban.

«Esa se convirtió en mi visión», dijo, «ir a lugares que no eran objetivamente cristianos y llevar la luz a ese lugar».

Traducción por Sergio Salazar.

Edición en español por Livia Giselle Seidel.

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Salvación y amor

Una lectura de Adviento para el 12 de diciembre.

Christianity Today December 12, 2022
Stephen Crotts

Tercera semana de Adviento: La Luz del mundo


La Escritura usa el tema de la oscuridad y la luz para describir al Prometido. Jesús se identificó a sí mismo como esta luz sobre la cual se había profetizado. En Él experimentamos salvación e iluminación espiritual. Pero Jesús no solo es la luz para nosotros como individuos, Él es una luz para todas las naciones. Jesús es la Luz del mundo.

Lea Isaías 42:1–14; 49:1–15; y 60:1–3

Todos hemos experimentado lo que es despertar en la oscuridad, ese momento en el que buscamos la luz para poder ver claramente el mundo que nos rodea. Tal vez usted, como yo, nunca superó por completo ese miedo a la oscuridad. La oscuridad es un miedo universal porque puede crear espacios de peligro, mientras que la luz nos guía hacia la seguridad. Especialmente antes de la invención de las luces eléctricas, la oscuridad significaba que era más probable que una persona sufriera un ataque de enemigos o animales peligrosos.

No debería sorprendernos, entonces, que la luz sea una poderosa metáfora de la seguridad y la salvación en Isaías cuando describe al siervo de Dios cumpliendo este papel. Vemos esta idea en el Nuevo Testamento cuando se describe a Jesús como la «luz del mundo» (Juan 8:12; 9:5), haciéndose eco de las descripciones del siervo de Dios como la luz que llevará salvación a todas las naciones en Isaías 42, 49 y 60.

Al describir al siervo de Dios, Isaías coloca dos ideas, una al lado de la otra: la salvación global de Dios y la intimidad profunda de Dios. Por un lado, el siervo traerá salvación a escala global. Como la luz del sol que alcanza toda la tierra de un extremo a otro, el siervo de Dios traerá salvación a todos los pueblos, a todas las tribus, a todas las naciones (42:6; 49:6; 60:3). Esta salvación es multiétnica y multicultural, y está disponible para todos.

Por otro lado, cuando Isaías describe esta salvación —es decir, la luz global del siervo—, también ancla esta vasta visión en la profunda intimidad de Dios. Este Dios formó al siervo en el vientre de su madre (49:5), grita como una mujer que da a luz a fin de conseguir la salvación de su pueblo (42:14), y se acuerda de su pueblo como la madre que cría, que se acuerda de su bebé en el pecho (49:15).

Asimismo, vemos esta combinación de salvación global e intimidad personal en Jesús. Jesús es quien trae una especie de luz que honra el pacto que Dios hizo con su pueblo (42:6). Esta luz da libertad a los que están en cautiverio (42:7) y saca a las naciones y reyes de sus tinieblas a la luz de Jesús (60:2–3).

La luz de Jesús también brinda esperanza personal y específica a aquellos que han estado sentados en calabozos oscuros esperando su liberación, así como a aquellos que experimentan ceguera (42:7). Esta luz brilla a través de vastas extensiones alrededor del mundo y se asoma dentro de los rincones más pequeños de nuestros hogares individuales. Este es el Jesús que esperamos durante el Adviento: la luz brillante que ilumina y alienta a todos en todo el mundo, y la vela que brilla en cada una de nuestras vidas, recordándonos la cercanía de Dios.

Beth Stovell es profesora de Antiguo Testamento en el Ambrose Seminary. Es coeditora de Theodicy and Hope in the Book of the Twelve y autora de los comentarios Minor Prophets I y II, de próxima aparición.

Reflexione sobre Isaías 42:1–14; 49:1–15; y 60:1–3.


¿Qué le dicen estos pasajes acerca de la naturaleza global de la luz de Dios? ¿En cuáles de ellos ve la intimidad de Dios? ¿Cómo ve a ambos en Jesús?

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Una luz ha resplandecido

Una lectura de Adviento para el 11 de diciembre.

Christianity Today December 11, 2022
Stephen Crotts

Tercera semana de Adviento: La Luz del mundo


La Escritura usa el tema de la oscuridad y la luz para describir al Prometido. Jesús se identificó a sí mismo como esta luz sobre la cual se había profetizado. En Él experimentamos salvación e iluminación espiritual. Pero Jesús no solo es la luz para nosotros como individuos, Él es una luz para todas las naciones. Jesús es la Luz del mundo.

Lea Isaías 8:21–9:7

Al crecer en un pequeño pueblo de Alaska, estaba bien familiarizado con la oscuridad. En las profundidades del invierno, unas pocas horas de luz solar al día daban paso rápidamente a las largas e impasibles noches. Y los efectos de la oscuridad iban más allá de la inconveniencia de palear la nieve para limpiar el camino de entrada bajo la luz artificial. La falta de luz solía traer consigo una falta de esperanza. Los largos inviernos de Alaska producen aislamiento, depresión y, a veces, desesperación. En la oscuridad, no hay visión, ni dirección, ni propósito.

Isaías 8 habla de un tiempo en que Israel estaba bien familiarizado con la oscuridad. Bajo la amenaza de la invasión de una superpotencia internacional (Asiria), el pueblo de Dios estaba en un lugar de temor y terror. En lugar de volverse a Dios como su esperanza, redoblaron su miedo al abrazar conspiraciones y consultar con médiums ocultistas (vv. 12, 19), lo que los llevó a una oscuridad total.

Y, sin embargo, en medio de esta angustia, el profeta Isaías proclama: «El pueblo que andaba en la oscuridad ha visto una gran luz». A pesar de sus propios intentos de salir de la oscuridad, una luz ha resplandecido sobre ellos. ¿Qué es esta luz? ¿Quién podría traer esperanza en medio de la oscuridad total? Isaías declara: «Porque nos ha nacido un niño».

Si bien un niño ciertamente no es rival para el ejército asirio, este niño es diferente. Este hijo crecerá para ser un rey que gobernará con rectitud y justicia. Aunque reinará desde el trono de David, su reino se extenderá hasta los confines de la tierra y se establecerá por toda la eternidad. A través de este niño ungido, no solo brillará la luz en medio de la oscuridad, sino que la luz la vencerá.

La promesa dada por Isaías finalmente se cumplió cientos de años después cuando un niño nació bajo la amenaza de otra superpotencia internacional. Jesús es la Luz del mundo. Y mientras nuestro mundo aún permanece en completa oscuridad, la luz del evangelio brilla intensamente en medio de la oscuridad. Porque este rey reina con gracia y gobierna con amor. Y su reino no tendrá fin.

Los inviernos en Alaska eran duros. Pero no he hablado de los veranos. En pleno verano en Alaska, hay luz del día las 24 horas del día. No hay oscuridad. Todo es luz. Hay tanta alegría. Cuando Cristo regrese, hará nuevas todas las cosas. Y el libro de Apocalipsis nos dice que, en la nueva creación, no habrá necesidad del sol (22:5), ¡porque la gloria de Dios brillará más que mil soles! Caminaremos en la luz y experimentaremos el gozo puro del reino de Cristo para siempre.

Jeremy Treat es pastor en Reality LA y profesor adjunto en Biola University. Es autor de Seek First y The Crucified King.

Reflexione sobre Isaías 8:21–9:7.


¿Cómo impacta su comprensión de esta gran promesa conocer su contexto histórico? ¿Qué mensaje le transmite para su realidad de hoy?

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Jesús es nuestra paz

Una lectura de Adviento para el 10 de diciembre.

Christianity Today December 10, 2022
Stephen Crotts

Segunda semana de Adviento: El Príncipe de Paz


En medio del dolor y la violencia de nuestro mundo, nos aferramos a esta esperanza: un día Jesús traerá la paz verdadera y definitiva. Él también nos trae paz espiritual en el presente mientras experimentamos la redención y vivimos según los valores de su reino. Jesús es el Príncipe de Paz.

Lea Juan 14:27; 16:33; y Efesios 2:14–18

Dos verdades pueden entrar en conflicto y, sin embargo, si ambas son ciertas, debemos afirmar ambas.

En primer lugar, nuestro mundo está lleno de auténtico dolor y problemas. Como advirtieron los profetas del Antiguo Testamento, nuestra rebelión contra Dios nos ha retorcido a nosotros y a nuestro mundo. Fingir lo contrario es, en el mejor de los casos, ser ingenuo, o duro de corazón, en el peor. Dios no nos pide que mintamos sobre las dificultades de la vida.

En segundo lugar, Jesús es nuestra paz, no de una forma barata o cursi, sino de una forma terrenal, trascendente y que altera el cosmos. Él es la única respuesta a este dolor y a estos problemas. Enviado por el Padre con el poder del Espíritu, el Hijo de Dios se hizo plena y verdaderamente humano. Este Dios de paz irrumpió en nuestro mundo roto como uno de nosotros e inició un mundo renovado, haciendo realidad la antigua esperanza profética. «Cristo es nuestra paz», ya que derribó «mediante su sacrificio el muro de enemistad que nos separaba», no solo entre el pecador y Dios, sino también entre el judío y el gentil, el hombre y la mujer, el esclavo y el libre, el cielo y la tierra (Efesios 2:14; Gálatas 3:28; Colosenses 1:15–22).

Y estas dos verdades entran en colisión.

Jesús es nuestra paz, no solo de forma psicológica, sino también de forma concreta e integral en todos los ámbitos de la vida. Él es nuestra paz, y nos la concede, no al hacernos insensibles, sino perdonando y sanando y envolviéndonos en su amor y en su vida. Incluso en la oscuridad de la noche y cuando la confusión, la duda y el caos se arremolinan, Jesús sigue diciendo: «La paz les dejo; mi paz les doy… No se angustien ni se acobarden» (Juan 14:27).

Reconocemos los problemas y la ruptura como algo doloroso y problemático porque no tienen nada que ver con shalom. Mientras que shalom trae armonía, bondad y un mundo floreciente, nosotros vivimos entre guerras y traiciones, asfixiados en nuestro propio ensimismamiento. Pero en respuesta a nuestra rebelión y caos, Jesús trae su paz, su shalom. «Yo les he dicho estas cosas para que en mí hallen paz … pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo» (Juan 16:33). Al conectarnos con Dios, Él es nuestro shalom. Él es la esperanza de Israel y, por tanto, la esperanza del mundo.

Así es como tenemos paz en un mundo auténticamente perturbado: Dios, desde más allá de nuestro mundo, se ha dado a sí mismo como nuestra paz. Cristo, el Dios–hombre, es nuestra paz. Él no depende de nuestras emociones y circunstancias fluctuantes. Dios no nos pide que mintamos sobre el dolor y los problemas ni sobre su bondad y presencia en Cristo. Ambas cosas son ciertas. Amados, hay problemas, pero Cristo es nuestra paz en medio de los problemas, y nos brinda refugio, fuerza y dirección para extender su paz a este mundo herido.

Kelly M. Kapic es teólogo en el Covenant College y autor o editor de numerosos libros como Embodied Hope y You're Only Human.

Medite sobre Juan 14:27; 16:33; y Efesios 2:14–18.


¿De qué manera Jesús es la paz de su vida de forma concreta e integral, en todos los ámbitos de la vida, incluso en medio de las dificultades?

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Ideas

En la batalla, Dios vence con lo que el mundo menos espera

Columnist; Contributor

Por qué Dios manda a su pueblo a la guerra con herramientas de la vida diaria.

Christianity Today December 9, 2022
Ilustración por Rick Szuecs / Source images: Envato

En la primera batalla de Armagedón, el comandante enemigo fue asesinado con el más rudimentario equipo de acampada. La especulación acerca de la siguiente ronda ha sido material para libros y películas de superventa repletas de conjeturas acerca de gobiernos mundiales, naves de guerra voladoras con son tanto langostas como escorpiones, códigos de barras, conspiraciones, la Unión Europea, armas nucleares y un meteorito gigante dirigiéndose a la tierra con Bruce Willis a bordo.

Pero la primera vez que se libró una guerra en Har-Magedon (la colina de Megido), el golpe definitivo se dio con el objeto más cotidiano imaginable. A Sísara, jefe del poderoso ejército cananeo, le atravesó la cabeza Jael, una mujer que vivía en una tienda, empuñando un martillo y la estaca de su carpa (Jueces 4:17-22).

Es una historia impactante por muchas razones. Una mujer, Débora, estaba juzgando Israel, algo que por sí solo es inusual. El hombre a cargo de liderar el ejército israelita, Barac, se negó a luchar a menos que ella fuera con él. Israel ganó la batalla a pesar de las sobrecogedoras probabilidades en su contra. Cuando se celebró la victoria con una canción (Jueces 5), los personajes principales fueron (de nuevo) tres mujeres: Débora, descrita como «una madre en Israel»; Jael, la que empuñó el martillo; y la espeluznante madre malvada de Sísara. Y la estaca en la sien es simplemente inolvidable.

No obstante, esta historia también forma parte de un patrón recurrente en las Escrituras, en las cuales Israel derrota a sus enemigos con herramientas en vez de armas. En este caso, Israel no tiene escudos ni lanzas, sino que conquista, en cambio, con una estaca y con el «mazo de trabajo» (5:26). Otro juez, Samgar, derrotó a los filisteos con una vara para arrear bueyes (3:31). Gedeón ganó con cántaros y trompetas (7:19-23). Al rey filisteo Abimélec lo mató una piedra de moler arrojada desde un muro (9:53) en la segunda vez en cinco capítulos que se describe a una mujer misteriosa reventándole la cabeza a un hombre poderoso con una herramienta doméstica. Lo muros de Jericó se vinieron abajo con el uso de un instrumento musical (Josué 6). Moisés sacó a los israelitas de Egipto utilizando un bastón diseñado para pastorear ovejas. Parece ser que a Dios le gustan las herramientas comunes: lo que se usa para cocinar, construir, labrar y crear cultura. Pero ¿por qué?

El propósito más obvio es recordarle a Israel, una y otra vez, que la seguridad militar no proviene de la fuerza, los números, la artillería o la habilidad, sino del poder de Dios que lucha a su favor. En ese sentido, la victoria de las herramientas sobre las armas se enlaza con un patrón bíblico mayor en el cual los ejércitos fuertes que adoran a falsos dioses se ven superados por ejércitos débiles que adoran al Dios verdadero.

La propia extrañeza del arma es la clave del asunto: nadie podría ganar con eso, a menos que Dios esté con ellos. Puede ser la estaca de una carpa o una vara para el ganado. Puede ser un ángel. Puede ser un hueso de quijada, un guijarro, una canción, o un altar empapado en agua que de repente prende fuego. Sea cual sea el medio para la victoria, hay que aceptar que el éxito de Israel «no será por la fuerza ni por ningún poder, sino por mi Espíritu —dice el Señor Todopoderoso—» (Zacarías 4:6).

También hay aquí un esperanzador contraste escatológico. El triunfo de las herramientas sobre las armas, del trabajo sobre la guerra, es en sí misma una declaración profética de la paz que en última instancia Dios traerá al mundo. Los mazos y las piedras de moler derrotan escudos y carretas porque, al final, el mundo se llenará de granjeros y molineros en vez de generales y ejércitos. El futuro, tal como lo vio Isaías, es uno en el que las trampas de la guerra son redundantes: «Todas las botas guerreras que resonaron en la batalla, y toda la ropa teñida en sangre serán arrojadas al fuego, serán consumidas por las llamas» (Isaías 9:5). La guerra cósmica acabará. Todos los enemigos de Cristo estarán bajo sus pies. Las espadas y lanzas serán obsoletas, de tal modo que serán convertidas en arados y hoces, es decir, en lo mejor para cosechar los campos y viñedos del nuevo mundo de Dios, y harán pan y vino con el grano y las uvas.

El contraste definitivo, sin embargo, lo encontramos en la cruz. Roma, la mayor fuerza militar que el mundo había visto, reúne a un batallón de soldados para examinar al rey de Israel. Ellos están armados; Él está desnudo. Ellos vienen con espadas y lanzas; Él viene con nada más que el nombre de Dios el Señor. Ellos llevan las armas más avanzadas disponibles. Él lleva las mismas herramientas habituales de carpintero con las que creció: clavos, martillos y tablas de madera.

Aun así, cuando la polvareda se asienta, los soldados no tienen nada que hacer frente al carpintero. Y la cabeza del enemigo es machacada, justo en la sien.

Andrew Wilson es pastor de enseñanza en la iglesia King’s Church de Londres y autor de Spirit and Sacrament (Zondervan). Síguelo en Twitter @AJWTheology.

Traducción por Noa Alarcón.

Edición en español por Livia Giselle Seidel.

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Nacido para ser maltratado

Una lectura de Adviento para el 9 de diciembre.

Christianity Today December 9, 2022
Stephen Crotts

Segunda semana de Adviento: El Príncipe de Paz


En medio del dolor y la violencia de nuestro mundo, nos aferramos a esta esperanza: un día Jesús traerá la paz verdadera y definitiva. Él también nos trae paz espiritual en el presente mientras experimentamos la redención y vivimos según los valores de su reino. Jesús es el Príncipe de Paz.

Lea Isaías 52:13–53:12

La expectación aumentaba mientras el pueblo de Dios esperaba la llegada de su Mesías de la misma forma en que nosotros ahora esperamos la celebración de su nacimiento. Sin embargo, este cuarto Canto del Siervo en Isaías se parece mucho más a un elogio que a un anuncio de nacimiento. Habla de alguien que no solo viene, sino de alguien que es enviado. Cada parte de la biografía del siervo está impregnada de propósito.

La historia del siervo no es una mera tragedia. Al contrario, esta canción comienza y termina afirmando el triunfo y la exaltación del siervo prometido. En la parte central de la canción se explica cómo triunfará: mediante el sufrimiento. Físicamente, el siervo quedaría marcado, traspasado, aplastado y desfigurado. Emocionalmente, su alma estaría cargada de dolor, sufrimiento y angustia. Socialmente, sería rechazado, despreciado y oprimido. Su cuerpo, su espíritu y sus relaciones serían quebrantados. Esta vida inestimable, aunque poco envidiable, se vería acortada, menospreciada y profanada. «Pero» dice Isaías, «el Señor quiso quebrantarlo y hacerlo sufrir».

Pero, ¿por qué? ¿Con qué fin? Porque «sobre él recayó el castigo, precio de nuestra paz». Sus hombros hundidos por el dolor cargarían con la pena del mundo, su sufrimiento eliminaría nuestra culpa, sus heridas asegurarían nuestra sanación, y su repudio y juicio comprarían nuestra paz. Como profecías mesiánicas, estos cantos apuntan a un Rey y Sacerdote apartado que un día gobernaría y haría ofrendas para el pueblo de Dios. En el Nuevo Testamento, tanto Felipe como Pedro ven a Cristo como el cumplimiento de este canto. Felipe le explica el Evangelio al eunuco etíope utilizando este pasaje (Hechos 8:26–40). Pedro utiliza esta canción para exhortar a los seguidores de Cristo perseguidos a soportar el sufrimiento, porque el camino del padecimiento fue bien recorrido por su Salvador (1 Pedro 2:22–24).

Al reflexionar sobre Jesús como Príncipe de Paz, este pasaje desafía las imágenes tranquilas e idílicas de la paz que comúnmente vienen a nuestra mente. Nuestra paz fue ganada a través de una violencia espantosa contra Jesús: le costó una vida salpicada de dolor, incomprensión y rechazo. Este sufrimiento es lo que le esperaba al bebé que traía la paz; es lo que le esperaba al bebé de nuestros villancicos.

Nuestra imagen del niño Cristo envuelto en pañales y sostenido con ternura por sus padres contrasta fuertemente con la difícil verdad de este Canto del Siervo: el Padre no solo envió al Hijo a una muerte temprana, sino que quiso hacerlo. Mientras que la mayoría de los padres humanos esperan y oran por un futuro brillante para sus hijos, aquí vemos una misión mortal impulsada por un amor que aseguraría la supervivencia de muchos. Este canto no solo nos habla del siervo enviado a sufrir, sino también del corazón del Padre: un corazón deseoso de salvar a su pueblo a cualquier precio, incluso al más alto costo personal.

Alicia Akins es estudiante de posgrado en estudios bíblicos en el Reformed Theological Seminary de Washington D.C., y autora de Invitations to Abundance.

Contemple Isaías 52:13–53:12. Opcional: Lea también el tercer Canto del Siervo en Isaías 50:4–9.


¿Cómo contrasta el sufrimiento descrito aquí con su visión de la paz? ¿Cómo la cambia o la enriquece?

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