Church Life

Cuando las iglesias se convierten en mafias

El reporte reciente de abusos de la SBC muestra que las iglesias a menudo priorizan la unidad tribal y su propia seguridad sobre la verdad.

Christianity Today June 21, 2022
Ilustración por Mallory Rentsch / Source Images: WikiMedia Commons / cyano66 / Getty

Este artículo fue adaptado del boletín de Russell Moore. Suscríbase aquí. [Los enlaces redirigen a contenido en inglés].

Si alguna vez quiere hacer algo lindo por mí, por favor no me envíe flores.

Si viera un ramo frente a mi puerta, muy probablemente tendría una respuesta suprarrenal refleja. Eso se debe a que por años, en el contexto de mi iglesia Bautista del Sur, se solía decir que había un líder en la denominación (que se creía una especie de líder partidista o incluso un obispo) que enviaba un ramo de flores con nada más que una tarjeta con su nombre a quienes habían hecho algo que no le parecía. Las flores significaban algo como «estás muerto para mí», «sé lo que hiciste» o algo parecido.

La primera vez que escuché esto, me detuve y pensé: «Espera, esto se parece a la mafia».

Debo aclarar que no sé cuántas personas recibieron las famosas flores. Cuando los jóvenes preguntaban al respecto, el líder se sonreía y miraba hacia otro lado. Tal vez la leyenda fue siempre más grande que la realidad. Pero la leyenda es más que suficiente para crear miedo e intimidación.

Y detrás de la leyenda está la realidad completa. Esa a la que el resto del mundo puede ahora echar un vistazo, después de que la publicación [enlace en español] de una investigación independiente describiera una cultura de encubrimiento, represalias y obstrucción por parte del Comité Ejecutivo de la Convención Bautista del Sur (SBC, por sus siglas en inglés) en materia de abuso sexual en la iglesia, así como de los supervivientes de abuso sexual, y los defensores y denunciantes que los apoyaron.

Desde entonces, muchas personas ajenas a la denominación que han estado viendo los procedimientos oficiales me han llamado o enviado mensajes describiendo, palabras más, palabras menos, lo escalofriante que encuentran la amabilidad sureña —con todos llamándose mutuamente «hermano fulanito»— dadas las circunstancias.

A algunas de ellas les pasé el tuit del periodista en materia de religión Bob Smietana [enlace en inglés]: «Para aquellos que son nuevos en cuanto a la política de la SBC. Hay muchas cosas detrás cuando las personas se llaman unos a otros “hermano”, cuando dicen que quieren “cambiar de dirección” o cuando le dicen a alguien “te aprecio”. De frente todo es “Dios te bendiga”, la Biblia y el manual de orden y comportamiento, pero por detrás, hay puñaladas traperas».

Puñaladas, sí. Y también ramos de flores.

No se trata solo de que una mafia de Mayberry pueda esconder tácticas habituales de obstrucción política detrás de la retórica melosa de «querido hermano» y cosas así, sino también de que este tipo de gente, muy a menudo, se aprovecha de que otros priorizan genuinamente la «unidad», la «cooperación» y el «amor filial».

Unos meses después de que salí de la denominación, un reportero me detuvo cuando estaba defendiendo a los bautistas del sur por algún motivo y me preguntó por qué lo hacía, a lo cual le respondí: «Porque los amo y el 90 % de ellos son gente increíble». Él me respondió: «Creo que las matemáticas no son tu fuerte». Tal vez haya habido algo de Síndrome de Estocolmo detrás de mis palabras, como él quiso dar a entender. Tal vez soy alguien que no puede permitirse pensar de otra manera.

Tal vez. Pero mi afirmación es verdadera, aunque quizá no sea del todo correcta matemáticamente hablando. Hay muchas buenas personas en sus bancas. La gran mayoría de ellos nunca hubieran imaginado que alguien usaría tácticas de la mafia en su nombre y sobretodo, nunca hubieran tolerado el maltrato de los supervivientes de abuso sexual en el nombre de Jesús.

Aún lo creo. Pero no importa si la gente no reconoce que detrás de bambalinas todo se maneja al estilo de la mafia, o si no entienden cómo funciona.

El primer medio por medio del cual opera es el miedo al exilio. Las flores en tu puerta —ya sean literales o metafóricas— no son una amenaza de asesinato. Son una amenaza de expulsión de la tribu, de marginar a alguien a tal punto que todos los que escuchen sientan la amenaza de exilio pendiendo sobre ellos.

Esto funciona de forma mucho más efectiva en las iglesias locales. Si un superviviente se revela como tal y habla de su experiencia, se le puede decir que está dividiendo a la congregación y entorpeciendo el testimonio de la iglesia. Quienes estén de su lado muy pronto serán llamados «generadores de controversia». A partir de allí, la gente encuentra otras maneras (más populares) de mostrarle a los demás que quienes buscan una reforma no son realmente «uno de nosotros».

Rob Downen, el periodista del Houston Chronicle que exhibió la crisis de abuso sexual en la SBC, detalló en un muy perspicaz hilo de Twitter el contexto de la crisis actual, incluyendo el uso de términos como «Teoría crítica de la raza» (CRT, por sus siglas en inglés) para demonizar a quienes son considerados muy «liberales».

De hecho, el sociólogo Ryan Burge demostró con las estadísticas de análisis de búsquedas de Google que CTR generó una controversia en la SBC dos años antes de que el concepto se visibilizara en las guerras culturales de los Estados Unidos. Hubiera sido más fácil encontrar a un hombre bautista del sur vegano en un desayuno de oración que a alguien que fuera bautista del sur y creyera en la teoría crítica de la raza. Pero es precisamente por eso que la táctica es tan efectiva.

Imaginen que en una congregación local, el hermano Tommy, uno de los diáconos, dice: «Escucha, Oh Israel, el Señor nuestro Dios, uno es». Un grupo de personas comienza a expresar su «preocupación» por el unitarismo del hermano Tommy. Ellos empiezan a compartir enlaces de wikipedia sobre qué es el unitarismo y cómo es una herejía que no llevará a nada bueno.

Incluso, puede que contraten a un ateo para decir que, efectivamente, el hermano Tommy es un unitario y eso no es compatible con la doctrina cristiana (tal vez fui muy lejos con esto último, pero dado que solo es una parábola, sigamos con ella).

El hermano Tommy está de acuerdo en que el unitarismo es una herejía; él es un firme creyente en la Trinidad. En su oración, él estaba citando un versículo de Deuteronomio 6, el cuál está en armonía total con la doctrina de la Trinidad. Cuando la iglesia comienza a decir que está preocupada por el unitarismo que está surgiendo en su iglesia, el hermano Tommy es tomado por sorpresa.

Él no está defendiendo el unitarianismo: él lo odia. Y eso no existe en esa iglesia. De hecho, él sabe que lo que sí está surgiendo es politeísmo. Pero si él trae a colación la Sociedad Politeísta que se ha venido reuniendo todos los miércoles, se le dice que «deje de ser divisivo».

Cuando él subraya el peligro de los postes de Asera que algunas personas quieren poner en el bazar de la iglesia, se le pide que deje de «traer división». Cuando él cita Deuteronomio 6 se le dice que se «olvide de la política y que se limite a predicar el evangelio». De esta manera, para acabar con el unitarismo (que nunca fue un problema real en esa iglesia en ese momento), el hermano Tommy tiene que explicar primero cómo es que Deuteronomio 6 no defiende el unitarianismo.

Entonces, las personas que pueden ver lo que hay detrás de todo esto —quienes han conocido al hermano Tommy por años y saben que no hay ningún unitario siquiera cerca de la iglesia— comienzan a hablar de cómo están «tomando una posición contra el unitarismo», con la esperanza de acallar a las multitudes y mantener una buena relación con los que están acusando a otros falsamente de unitarismo, porque, ¿qué más puede hacer uno?

Al final, el hermano Tommy es considerado demasiado «tóxico» como para tenerlo cerca, nadie está prestando ni un ápice de atención a la Sociedad Politeísta que acaba de colocar otra estatua de Zeus, y todavía no hay ni un solo unitario a la vista. Y tal vez algunas de las personas que creen en Deuteronomio —después de que se les haya dicho que ese libro defiende el «unitarismo»— podrían realmente convertirse en unitarios.

Es un laberinto de confusión. Si, además de todo eso, también les suceden cosas muy malas a personas vulnerables, bueno, ¿quién tiene tiempo para hablar de eso? Al menos los llamados «unitarios» han sido derrotados.

En un contexto eclesiástico, cualquier tipo de reforma sobre cuestiones reales puede resultar difícil porque esas cuestiones no pueden ser abordadas ni por los de dentro ni por los de fuera.

A los que se queden se les dirá —en especial si tienen un cargo en la iglesia— que no pueden mostrar deslealtad tratando de «destruirlo todo». Así que a menudo intentan el lento proceso de trabajar «a través del sistema», tratando de hacer todo de la «manera correcta» porque, si no lo hacen, eso —y no el abuso— se convertirá en el problema.

A menudo se encuentran con un obstáculo tras otro, viéndose obligados a luchar en otros quince frentes diferentes —a menudo en contra de cuestiones imaginarias o exageradas— para que luego los demás puedan decir: «Ves, siempre están intentando causar problemas».

Después de cada intento bloqueado, se les dirá: «Tengan paciencia. Confíen en el proceso. No queremos ninguna “opinión controversial” con respecto a este problema tan nuevo y repentino que descubrimos hace apenas veinte años». Detrás de todo eso habrá un llamado a la responsabilidad: «Ustedes son líderes de esta iglesia y no pueden fomentar la división. No podemos arreglar esto en el caos. Tienen que respetar a los otros líderes y superar esto».

Cuando no ocurre nada —y quienes piden la reforma sufren tantas puñaladas y obstáculos, acompañados a menudo de gaslighting, chantaje y guerra psicológica— puede que intenten hablar directo con la congregación, en los términos más educados, para anunciar que hay un problema. Y cuando la gente sigue ignorándolo, entonces tal vez se aventuren a decir explícitamente lo que han experimentado.

Pero saben que entonces el problema será la «manera» en que trataron el asunto. No deberían haberlo hecho así. Si lo dicen públicamente, se les dirá que están «destruyéndolo todo para hundir a todos junto con ellos». Si lo dicen en privado a los líderes, y otros se enteran, se les acusará de decirlo en privado sabiendo que al final se haría público.

En ese momento —después de que muchos de sus amigos y mentores finjan no conocer siquiera a los «alborotadores»— pueden concluir que simplemente no hay nada que puedan hacer. Y entonces, se irán.

Ahora, las personas que antes decían que sería inapropiado hablar porque tenían responsabilidades dentro de la iglesia, ahora les dicen que es inapropiado hablar porque están fuera. «Tú te fuiste; no tienes derecho a opinar sobre esto» o «Decir algo sobre esto sería como exclamar “te lo dije” y eso sería inapropiado». Esto puede ocurrir incluso después de que se demuestre que lo que han dicho es cierto.

Si esto le pasa a la gente con poder en una congregación, ¿cuánto peor será para quienes sufren los crímenes o los abusos, que no tienen ni voz ni poder? Uno de ellos podría ver lo que les ocurre a quienes intentan llamar la atención sobre la mafia que da poder al problema y concluir que nunca tendrá una oportunidad de salir victorioso. Incluso podría empezar a creer que los abusadores y sus protectores tienen razón y que él o ella es impío, satánico o «loco».

Y así, el mensaje que se proyecta al resto de la comunidad es: «No quieres ser ese tipo» o «No quieres ser como ella».

Este no es un problema exclusivo de los bautistas del sur. Puede ocurrir en cualquier iglesia, en cualquier congregación, en cualquier institución. En la vida de los bautistas del sur funciona bien porque ser bautista, es decir, pertenecer a los bautistas, es parte de lo que se nos enseñó desde que nacimos. Pero esto puede ocurrir en cualquier lugar.

El primer paso para conseguir algún tipo de justicia para cualquier persona es romper el poder del miedo al exilio. Y eso es difícil de hacer. Pero, con el tiempo, la gente empezará a distinguir la diferencia entre «convicción» y amenazas mafiosas, entre «resurgimiento» y política del poder, entre predicación y demagogia, entre cortesía y complicidad.

Hace casi 30 años, escuché varios buenos sermones de varias personas que hacían referencia a la advertencia de Elton Trueblood sobre una iglesia de «flores cortadas», en la que un ramo en un jarrón puede parecer vivo y encantador, pero cuando se separa de la raíz, solo tiene la apariencia de vida. Eso es cierto. Y no solo aplica a las personas que pierden su fe por el liberalismo, sino a quienes se alejan de Cristo por cualquier motivo. En cualquier contexto, las mafias, ya sean reales o metafóricas, solo funcionan si lo único que importa es la seguridad y el sentido de pertenencia.

Las flores solo pueden asustarte hasta que te das cuenta que han estado muertas todo el tiempo.

Russell Moore dirige el Proyecto de Public Theology de Christianity Today.

Traducción por Hilda Moreno Bonilla.

Edición en español por Livia Giselle Seidel.

Theology

El solsticio de verano nos recuerda la gracia de Dios para todos

El Señor permite que el sol salga sobre buenos y malos. Aquí su importancia.

Christianity Today June 17, 2022
Mathieu Bigard / Unsplash

En el primer día del verano del hemisferio norte, el sol permanece por largas horas en el cielo; por eso se suele llamar «el día más largo del año». En realidad, la posición del sol no será diferente a la habitual, pero nuestra percepción sí lo será debido a la inclinación de la Tierra sobre su eje cuando orbita alrededor del Sol.

Donde yo vivo, en el Atlántico medio de los Estados Unidos, disfrutaremos de más de catorce horas de luz solar, pero para los que viven mucho más al norte —en lugares como Svalbard, Noruega— el sol sencillamente no se pondrá. (La gente del hemisferio sur disfrutará del mismo fenómeno seis meses más tarde, cuando se intercambien las estaciones).

Tradicionalmente, el solsticio de verano ha sido un momento de celebración, hogueras y verbenas: ha inspirado historias como El sueño de una noche de verano de Shakespeare e incluso la construcción de maravillas arquitectónicas [enlaces en inglés] como Stonehenge y la gran pirámide de Guiza.

Para muchas culturas paganas, la mitad del verano era un tiempo de rituales y sacrificios, puesto que los humanos adoraban al sol como la fuente de la vida. Pero hay una diferencia entre adorar al sol y adorar a la luz del sol. Y, sorprendentemente, al menos para nuestra sensibilidad moderna, las Escrituras nos invitan a hacer esto último.

El Salmo 19 —el salmo que nos cuenta que «los cielos declaran la gloria de Dios»— nos llama a meditar en la órbita del sol según va trazando su camino por el cielo. El autor lo compara a un atleta que corre por un circuito:

Sale de un extremo de los cielos
y, en su recorrido, llega al otro extremo,
sin que nada se libre de su calor. (v. 6, NVI)

Para el salmista, el arco de la órbita solar (la misma órbita que hace que el solsticio de verano sea tanto posible como predecible) revela algo del carácter de Dios. En otro lugar, las Escrituras aluden al papel de la órbita solar en la definición «de los días y de los años» (Génesis 1:14-19), mientras que el paso constante de las estaciones nos habla de la fidelidad de Dios mismo. Así le promete el Señor a Noé después del diluvio:

Mientras la tierra exista,
habrá siembra y cosecha,
frío y calor,
verano e invierno,
y días y noches. (Génesis 8:22)

Encontrar verdades teológicas en los fenómenos naturales puede parecer extraño para los lectores modernos —y quizá puede que incluso dé la sensación de paganismo—, pero esta hermenéutica encaja perfectamente con la tradición de la teología natural o la revelación general.

El mundo natural es una de las primeras maneras en que Dios se reveló a sí mismo a la humanidad desde el principio de los tiempos. Y, por lo tanto, aunque estamos más acostumbrados a conocer a Dios a través de los textos sagrados y de las proclamaciones proféticas, los santos de la historia le han encontrado a través de su creación.

En un himno de principios del siglo XIII, el Cántico del hermano sol (basado en el Salmo 104), San Francisco de Asís alaba a Dios por medio de la grandeza del sol:

Altísimo, omnipotente, buen Señor,
tuyas son las alabanzas, la gloria y el honor y toda bendición.
A ti solo, Altísimo, corresponden,
y ningún hombre es digno de hacer de ti mención.
Loado seas, mi Señor, con todas tus criaturas,
especialmente el señor hermano sol,
el cual es día, y por el cual nos alumbras.
Y él es bello y radiante con gran esplendor,
de ti, Altísimo, lleva significación.

Pero la revelación general también conlleva una especie de advertencia, recordándonos dónde estamos en relación con nuestro Creador. Por mucho que minimicemos nuestra vulnerabilidad o intentemos escapar de la incómoda verdad de nuestra dependencia, el mundo natural es capaz de devolvernos a la realidad.

Cuando los amigos de Job le amonestan por culpar a Dios de su sufrimiento, Job les recordó que incluso los animales saben que su bienestar descansa en las manos del Creador. «Pero interroga a los animales, y ellos te darán una lección; pregunta a las aves del cielo, y ellas te lo contarán; habla con la tierra, y ella te enseñará; con los peces del mar, y te lo harán saber. ¿Quién de todos ellos no sabe que la mano del Señor ha hecho todo esto? En sus manos está la vida de todo ser vivo, y el hálito que anima a todo ser humano» (Job 12:7-10).

Sencillamente, no podemos eludir el testimonio de la creación: somos criaturas dependientes cuya única esperanza está en nuestro Creador.

Al meditar en el solsticio de verano en nuestra tierra que gira alrededor de una abrasadora masa de gloria, no puedo evitar pensar en lo frágil que es nuestra vida en este planeta. La inclinación correcta del eje, la distancia adecuada, la longitud de órbita necesaria: todo sostenido por Aquel que lo puso en movimiento en primer lugar y lo mantiene en un acto de creación continua.

A la luz de todo esto, comprendo por qué la gente ha adorado al sol. Comprendo lo fácil que es ver al mismo sol como tu fuente de vida, darte cuenta de lo dependiente que eres de sus rayos y reaccionar al respecto. Pero nuestra dependencia solo es la mitad de la historia. El mundo natural —específicamente, el sol— también revela la bondad y la gracia del Dios del que dependemos.

Regresando al Salmo 19, David sugiere que la gloria de Dios es como el calor del sol: «sin que nada se libre de su calor» (v. 6). La presencia de Dios impregna cada recoveco y rendija de la tierra. Esta va «por toda la tierra (…) hasta los confines del mundo» (v. 4).

Pero así como Dios se revela generosamente como la fuente de nuestras vidas, también se muestra generoso y su gracia nos cambia.

En el sermón del monte, Jesús apela a la órbita solar para enseñar una nueva ética del reino de los cielos. Como hijos de nuestro Padre, dice, no solo debemos amar a nuestros amigos, sino también a nuestros enemigos, y orar por aquellos que nos persiguen. Y debemos hacerlo porque esto es lo que nuestro Padre hace.

Nuestro Padre «hace que salga el sol sobre malos y buenos, y que llueva sobre justos e injustos» (Mateo 5:45). Él no diferencia entre los que se merecen los tibios rayos del sol y los que no; Él extiende la gracia de la vida a todos: incluso a los que se resisten a Él o incluso lo odian.

Cuando sentimos el brillo del sol sobre nuestro rostro, cuando festejamos bajo sus rayos extendidos, recordamos que nuestras vidas dependen de su calidez de un modo muy real y práctico. La energía que brilla desde el cielo permite que las plantas crezcan y sostiene a todos los que llaman hogar a esta tierra. Esa luz cae sobre todos —sin importar que amemos y adoremos al Creador o no— y es la misma luz que nos instruye en su camino.

Cuando la autosuficiencia y la ingratitud nos tientan a olvidarnos de la fuente de la vida (Jeremías 5:24), oramos para que la bondad de Dios, al igual que el sol, continúe brillando sobre nosotros y nos conduzca al arrepentimiento. Oramos para poder estar abiertos a lo que esta luz nos enseña y a aquello que nos hará más parecidos a nuestro Padre del cielo: un Padre tan rico y cariñoso que los rayos de su amor inundan toda la tierra, para que nada se pueda esconder de ellos.

Hannah Anderson es la autora de Turning of Days, All That’s Good, y Humble Roots: How Humility Grounds and Nourishes Your Soul.

Traducción por Noa Alarcón.

Edición en español por Livia Giselle Seidel.

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Church Life

Iglesia escocesa que cree en la complementariedad de los sexos enseña a las mujeres a predicar

Una red de plantación de iglesias en los barrios más pobres de Edimburgo desafía las normas de género.

Natasha Davidson (izquierda) y Sharon Dickens (derecha) son líderes de mujeres en la comunidad de Niddrie.

Natasha Davidson (izquierda) y Sharon Dickens (derecha) son líderes de mujeres en la comunidad de Niddrie.

Christianity Today June 17, 2022
Kieran Dodds

El año pasado, una tarde de domingo fría y gris —por casualidad era el día de Halloween— me encontré en el asiento trasero de un Mini Cooper negro y plateado, saltando los reductores de velocidad por las estrechas calles de un suburbio de Edimburgo.

Iba de regreso de un almuerzo con la pastora de una iglesia que trabaja en un proyecto de viviendas en proceso de aburguesamiento, también conocido como scheme (esquema), al sureste de la capital escocesa.

De repente, mi nueva amiga Tasha, de 34 años y oriunda de los esquemas de la ciudad, frenó y bajó la ventanilla.

«¡Eh!», gritó, llamando la atención de una pandilla de chicos en edad escolar. «¿Qué están haciendo?». Estaban tirando piedras a las ventanas de un segundo piso. Tasha pasó uno o dos minutos reprendiéndolos, y los chicos siguieron su camino tímidamente.

«Los conozco», explicó. Pero no hacía falta. Ya había deducido que Tasha era conocida y respetada en su comunidad. Tasha, cuyo nombre completo es Natasha Davidson, supervisa el ministerio de mujeres en la iglesia que yo fui a visitar, Niddrie Community Church.

La congregación forma parte de una creciente red de plantación de iglesias llamada 20schemes, cuyos líderes sueñan con iniciar o revitalizar 20 iglesias en 20 proyectos de viviendas de Escocia. Hasta ahora tienen seis iglesias, y otros cinco equipos se están preparando para plantar iglesias nuevas. Los proyectos suelen tener una fuerte identidad comunitaria y tratan de no cruzarse con los proyectos vecinos. Por ello, 20schemes tiene tres iglesias en tres comunidades distintas, aunque se encuentren a poca distancia entre ellas.

Personalmente, me atrajo el hecho de que 20schemes se centrara en las mujeres. A lo largo de mi vida, he estado inmersa en círculos complementarios que valoraban a las mujeres, pero que también tenían una teología de la jefatura masculina en la iglesia y el hogar. Viví de primera mano esta ideología, primero como hija de pastor en una pequeña iglesia en la región de Nueva Inglaterra, luego mientras asistía a la iglesia de Timothy Keller como estudiante universitaria en la ciudad de Nueva York y, más tarde, como estudiante del Seminario Teológico Bautista del Sur y miembro del personal de una iglesia bautista del sur.

Había participado en un sinfín de conversaciones y escrito múltiples artículos sobre el papel de la mujer mientras ordenaba mis propios puntos de vista. Había sido testigo de cómo las iglesias adoptaban distintos enfoques sobre el ministerio de género, independientemente de su postura teológica: desde iglesias como la mía, que solo ofrecen espacios mixtos, hasta congregaciones que contratan a mujeres líderes y organizan muchos eventos solo para mujeres.

Y había observado con simpatía los acalorados debates en línea entre evangélicos estadounidenses sobre divisiones doctrinales y las experiencias de abuso sexual o espiritual entre las mujeres a manos de pastores varones.

Sin embargo, nunca había visto nada parecido a 20schemes. Allí se ve a las mujeres y se les llama. Allí, las iglesias contratan activamente a mujeres, las promocionan y se centran de forma desproporcionada en ministrar a las mujeres.

La cultura del esquema es intrínsecamente matriarcal. Los hombres están en gran medida ausentes o son pasivos en los proyectos de vivienda, me comentaron los líderes, y al menos la mitad de los hogares están encabezados por madres solteras. Muchas mujeres han sufrido violencia y abusos y, por tanto, desconfían de los hombres.

En este contexto, equipar y elevar a las mujeres para que alcancen a sus propias comunidades y las cuiden parece la estrategia obvia, y los líderes de la iglesia la han adoptado. A través de los ministerios de su iglesia local y de su asociación con la Escuela de Teología de la Unión de Gales, Niddrie y la red 20schemes educan a mujeres urbanas desfavorecidas y capacitan a muchas de ellas para que se conviertan en líderes de la iglesia.

La iglesia Niddrie Community Church forma parte de la red 20schemes, cuyo objetivo es llegar a las zonas más pobres de Escocia, plantando iglesias en esquemas, predominantemente propiedades del ayuntamiento con problemas crónicos de desempleo y adicción.Kieran Dodds
La iglesia Niddrie Community Church forma parte de la red 20schemes, cuyo objetivo es llegar a las zonas más pobres de Escocia, plantando iglesias en esquemas, predominantemente propiedades del ayuntamiento con problemas crónicos de desempleo y adicción.

Las iglesias de los esquemas se sienten como si fueran el último lugar en el que uno encontraría una convicción doctrinal inflexible sobre la jefatura masculina. Pero eso es lo que más me intrigó de 20schemes: a pesar de centrarse en las mujeres, la red se aferra con firmeza y sin pedir disculpas a la teología reformada y a su creencia en los distintos roles de cada género.

«En lo que a mí respecta, la Biblia es clara», me dijo el pastor de la Iglesia Comunitaria de Niddrie y director de 20schemes, Mez McConnell. «El liderazgo de la iglesia es masculino. Los dirigentes de la iglesia son varones. Y eso se extiende a la vida familiar. Todo lo demás está en juego».

McConnell tiene 49 años y mide apenas 5 pies y 4 pulgadas [1.65 m], aunque siempre lleva un gorro en la cabeza, que le proporciona unos centímetros de más. Rara vez esboza una sonrisa, y su cáustico ingenio suele ofender la sensibilidad de la clase alta estadounidense.

«Estos tontos igualitarios me odian porque dicen que odio a las mujeres», me dijo McConnell. Dice que el término complementario significa muy poco en los esquemas, pero también tiene algo que decirle a aquellos a los que el término les importa: «Los complementarios no están capacitando a ninguna mujer».

McConnell protege ferozmente a las mujeres de su congregación. Él también sabe lo que es quedarse fuera de las oportunidades de liderazgo y ser excluido de la educación teológica. En su libro The Least, the Last and the Lost [Los más insignificantes, los últimos y los perdidos] McConnell recuerda que un líder de la iglesia le dijo: «La universidad bíblica no es para tipos como tú, Mez. Limítate a amar a Jesús y estarás bien» [Los enlaces en este artículo redirigen a contenidos en inglés].

Aunque McConnell no es nativo de los esquemas, creció en la pobreza y pasó tiempo en las calles y en la cárcel. Puede identificarse con la cultura de los esquemas, donde ahora vive con su mujer, Miriam, y donde ha criado a sus dos hijas.

«La suposición tácita parecía ser que los tipos “como yo” no necesitaban conocer la Biblia tan profundamente», escribió. «Nunca oí una voz como la mía, ni conocí a una persona de mi origen en la iglesia, salvo si había una noche de testimonios en algún lugar».

Tras la Primera Guerra Mundial, el Parlamento británico aprobó la Ley Addison para construir 500 000 viviendas en tres años, de las cuales se construyeron menos de la mitad. Se concentraron en complejos de viviendas gestionados por los ayuntamientos y son conocidas como bienes del ayuntamiento. En Escocia, se conocen como esquemas.

Escena de Niddrie, Edimburgo.Kieran Dodds
Escena de Niddrie, Edimburgo.

Antes de la Primera Guerra Mundial, el 1 % de la población británica vivía en casas del ayuntamiento, pero para 1938 esa cifra había aumentado al 10 %. En 1961, había aumentado a más de una cuarta parte de la población del Reino Unido, incrementando la división entre la clase trabajadora y la clase media.

Esa división tiene implicaciones para los plantadores y líderes de iglesias. Muchos residentes de los esquemas no tienen acceso a un vehículo, y pueden no tener los fondos necesarios para los pasajes de autobús. Solo un par de docenas de iglesias evangélicas funcionan en los barrios más pobres de Escocia, según McConnell.

«La brecha entre la iglesia evangélica y los que viven y mueren en los planes de vivienda, los esquemas y las urbanizaciones municipales es tan grande como nunca antes», escribe McConnell en su libro. «El error se encuentra en el ámbito de la iglesia local. Se trata de los pastores y los líderes de la iglesia que, de forma muy evidente, no consideran que el ministerio evangélico en los esquemas y los planes municipales sea una prioridad en sus pueblos y ciudades".

Las complejidades de la pobreza han agotado los planes de los hombres. Las mujeres allí, particularmente las solteras y las madres solteras, son especialmente vulnerables y dependen de la ayuda del gobierno. A menudo se enfrentan a una empinada cuesta arriba para conseguir mejores condiciones de trabajo y de vida.

Como me dijo Rachel Parenteau, una trabajadora de 27 años de Ontario, «Si tu ministerio no alcanza a las mujeres, no alcanzará al esquema».

Después de que McConnell se hiciera cristiano, asistió al seminario y se trasladó a Brasil para ser misionero. Pero finalmente se convenció de que tenía que llevar a Cristo a su propia cultura en el Reino Unido. McConnell se convirtió en el pastor de la iglesia de Niddrie y, según me contaron los líderes, la revitalizó.

Anteriormente, la iglesia había sido patriarcal, y McConnell aportó equilibrio teológico: creía en la jefatura masculina, pero animaba a las mujeres que sentían que nunca podrían tener autoridad espiritual sobre los hombres a pasar al frente para la oración de la congregación.

La visión de McConnell para su congregación de Niddrie se amplió rápidamente hasta convertirse en una iniciativa de plantación de iglesias, y se enfrentó a una fuerte resistencia inicial por parte de la comunidad. Para ayudar a superarla, McConnell contrató rápidamente a Sharon «Shabba» Dickens como directora del ministerio femenino a tiempo completo de 20schemes para capacitar a las esposas de los plantadores de iglesias y a las internas del ministerio.

Aproximadamente la mitad de los becarios de 20schemes son mujeres, capacitadas para trabajar en las nuevas iglesias. Y muchos de los internos son nativos de la zona, lo que significa que crecieron en los esquemas.

Ahora, a los plantadores de iglesias de 20schemes se les aconseja a menudo que contraten a una mujer como primer paso para iniciar una iglesia.

«Estamos formando a mujeres para que sean maestras de la Palabra y ofrezcan cuidado pastoral, especialmente en un contexto urbano en el que la mayoría de las mujeres son solteras», me dijo el director ejecutivo de 20schemes, Matthew Spandler-Davison.

La visión de llegar a las mujeres solteras me entusiasmó. Al fin y al cabo, yo también había servido como mujer soltera en el personal de una iglesia que atendía a muchas mujeres solteras, muchas de las cuales eran cristianas principiantes. Me matriculé en el seminario —donde a menudo era una de las pocas mujeres que había en el aula— con el apoyo de mis pastores, pero seguía sintiéndome terriblemente mal equipada para satisfacer las necesidades del número de mujeres que me buscaban para recibir consejo espiritual.

Como única mujer del personal, actué como líder femenina de facto a los 25 años. Entre otras iglesias de la zona de nuestra denominación, yo era una de las pocas mujeres remuneradas del personal que no trabajaba con niños.

Busqué con avidez recursos y consejos sobre cómo discipular a las mujeres, encontré algunas compañeras de trabajo y me apoyé en lo que aprendí en mis estudios de seminario. Pero, al igual que muchas mujeres en el ministerio que conocía, seguía sintiendo tensión. ¿Valía la pena invertir en mí? ¿Se tomaría alguien la molestia de comprobar cómo estaba yo? ¿Qué aspecto tenía una relación y una asociación sana con los pastores? ¿Tendría que luchar para que me escucharan, o me buscarían ellos mismos?

Intenté imaginar cómo podrían prosperar las mujeres en mi iglesia y en iglesias como la mía. Aunque a menudo había trabajado en espacios dominados por hombres y había defendido las oportunidades mixtas, pronto me di cuenta de la importancia de crear espacios separados en los que hombres y mujeres pudieran buscar consejo o rendir cuentas sobre temas delicados como el aborto, la sexualidad y el abuso.

Sin embargo, cada vez me sentía más frustrada por la falta de atención o discipulado específico de género para las mujeres en mi propia iglesia. En 2017, me puse en contacto con Jen Wilkin, una líder de la iglesia bautista del sur a la que admiraba desde hacía tiempo, para pedirle consejo.

«Un verdadero complementario», me dijo mientras tomábamos una taza de café, «reconocerá que los hombres y las mujeres tienen necesidades y dones especiales y, en consecuencia, potenciará a cada uno de ellos en esas áreas. No puedes decir que los hombres y las mujeres son diferentes y luego tratarlos como si tuvieran las mismas necesidades».

Wilkin ha expuesto este argumento en otros lugares. Un año más tarde escribió para CT [enlace en inglés] que «como los espacios exclusivamente femeninos otorgan libertad a las mujeres para que contribuyan, siguen siendo el espacio principal (y con demasiada frecuencia, el único espacio) para la identificación y el cultivo de líderes femeninas en la iglesia».

Durante mi semana en Niddrie, Tasha Davidson iba a menudo acompañada del hijo de alguien, o de varios hijos, incluso cuando ayudaba a dirigir eventos, hablaba en paneles e iba a visitar a las mujeres de la iglesia. Con el pelo largo, que se tiñe a menudo, y luciendo de vez en cuando unas gruesas gafas oscuras, contrasta con las líderes del ministerio de mujeres, acomodadas y con influencia en Instagram, que a menudo adquieren protagonismo en Estados Unidos.

Natasha «Tasha» Davidson en el exterior de la Iglesia Comunitaria de Niddrie.Kieran Dodds
Natasha «Tasha» Davidson en el exterior de la Iglesia Comunitaria de Niddrie.

Cuando Davidson empezó a asistir a la Iglesia Comunitaria de Niddrie, a menudo aparecía con resaca o intoxicada. Al igual que muchos de sus amigos, había bebido en exceso desde los 12 años, incluso después de haber pasado algunos años de su infancia en un centro de rehabilitación mientras su madre se recuperaba de sus propias adicciones. De adolescente, Davidson dijo que tuvo problemas de salud mental, tales como la autolesión y problemas con la sumisión a la autoridad.

Pero nada de eso era inusual en Niddrie, así que «pensaba que en general era una buena persona» en comparación con los demás, dijo. Después de que una amiga la llevara a la iglesia, Davidson siguió asistiendo durante 18 meses.

«Mis amigos me preguntaban por qué iba a la iglesia, y yo les decía: “No lo sé, voy con mi amiga”», me dijo desde su despacho en la iglesia. Pero un domingo de Pascua se dio cuenta de que necesitaba el perdón. «Miré a mi alrededor y me di cuenta de que esas personas tan, tan diferentes, se amaban unos a otros».

Solo unos meses después de convertirse en cristiana, algunos de los líderes de la iglesia le preguntaron si quería trabajar como becaria para la iglesia, la primera becaria «nativa» de los esquemas. Pronto comenzó a trabajar con los niños de la comunidad y a dirigir estudios bíblicos bajo la atenta mirada de algunas de las esposas de los ancianos.

«Lo que teníamos era un montón de mujeres muy dotadas, desesperadas por servir, pero que no se sentían preparadas para ello». —Sharon Dickens

Ahora, está matriculada en un programa de licenciatura en la Union School of Theology [Escuela de Teología de la Unión], después de haber completado el programa en la Escuela de Teología Ragged, un programa mixto de alfabetización bíblica que se ofrece a cualquier persona de las iglesias de 20schemes.

Pero uno de los mayores cambios que ella notó en sí misma, fruto tanto del aprendizaje de teología como de la interacción con los miembros de la iglesia, dice Davidson, es la forma en que ve a los hombres.

«Muchas mujeres han experimentado abuso de autoridad, sobre todo abuso de autoridad de los hombres», dijo. «Definitivamente fue una lucha para mí cuando me hice cristiana por primera vez. Me costaba responder a cualquiera, pero más a un hombre. Una de las cosas que más agradezco de Niddrie es cómo me los hombres me han cuidado a lo largo de los años. Siempre me he sentido escuchada. Dios ha utilizado eso en mi vida para traer mucha sanación y ayudar a moldear la forma en que veo a los hombres».

A Davidson, que no está casada, también le enseñaron una teología de la jefatura masculina en la iglesia y en el hogar, algo a lo que, según dice, se resistía fuertemente antes de convertirse en cristiana. En 20schemes, una implicación práctica de la jefatura masculina (i. e. que solo los hombres bíblicamente cualificados pueden ser ordenados como pastores), es que todas las mujeres pasan sus enseñanzas y notas a un equipo de ancianos, en parte para el expandir su conocimiento teológico y recibir capacitación, y en parte para asegurarse de que están alineadas con las enseñanzas de los ancianos. Pero Davidson se siente fortalecida por esa responsabilidad, no anulada por ella.

«Me gusta porque ofrece la seguridad de que, en caso de que enseñe algo incorrecto, tengo a estos compañeros, que lo están revisando, y en su sabiduría lo supervisarán», dijo. «Yo era muy joven, pero no me dejaron sola. Tenía mucha red de seguridad y mucho espacio para florecer en la seguridad de otras mujeres que eran maduras».

Sharon «Shabba» Dickens enseñando en una conferencia de mujeres celebrada en la Iglesia Comunitaria de Niddrie.Kieran Dodds
Sharon «Shabba» Dickens enseñando en una conferencia de mujeres celebrada en la Iglesia Comunitaria de Niddrie.

La Iglesia Comunitaria de Niddrie se reúne en el centro de un esquema, en un edificio de cemento blanco que también sirve de cafetería y centro ministerial. Cuando la visité, estaba celebrando una sesión solo para mujeres de una conferencia bianual que la iglesia organiza para los líderes de 20schemes y algunos miembros de la iglesia.

La conferencia, al igual que los servicios matutinos de los domingos en el esquema, bullía con la energía de una comunidad íntima y multigeneracional que se conocía y amaba. Los líderes de la iglesia convivían y comían con los miembros de la comunidad, muchos de los cuales olían a humo de cigarrillo y algunos cogían platos de stovies escoceses (una cacerola preparada típicamente con restos de asado) con manos temblorosas. Varias personas se apoyaban en muletas o bastones, o cojeaban hasta llegar a sus asientos. Tanto los líderes como los miembros de la iglesia iban vestidos con sudaderas, pantalones deportivos y gorros.

Una de las mujeres que habló en el escenario del pequeño auditorio era Emily Green, una chica de 27 años de York, Inglaterra que trabaja con mujeres. «¿Cuándo fue la última vez que nos negamos a nosotras mismas para amar a otra persona?», preguntó a una sala de 80 mujeres reunidas de toda Escocia. «¿Cuándo fue la última vez que acogimos al marginado en nuestra casa? ¿Cuándo fue la última vez que reprendimos a una hermana con gentileza?».

No escapó mi atención que la mayoría de las mujeres que predicaban tenían menos de 30 años, y que habían sido capacitadas por Dickens, y pastoreadas por los pastores de la iglesia. Y las preguntas que abordaron los ponentes fueron contundentes: ¿Qué ocurre cuando aquél al que estoy discipulando me miente en la cara? ¿Cómo tratamos a los cristianos hipócritas?

Green, que es menuda, rubia y despreocupada, se unió al equipo de 20schemes en 2015, primero como becaria y luego, al cabo de dos años, como trabajadora del ministerio de mujeres de una de las iglesias del esquema. «La plantación de iglesias en el Reino Unido solía ser muy “a la moda”», dijo. «20schemes no era tan emocionante… Ahora, eso es lo que más aprecio, que estén tan centrados en el Evangelio».

El trabajo de Green es tanto misional como pastoral: combina la enseñanza, el asesoramiento y la construcción de una comunidad entre las mujeres de los esquemas. En lugar de organizar eventos, como muchos líderes de ministerios femeninos en EE. UU., se centra principalmente en brindar consejería y acompañar a las mujeres que luchan contra las adicciones, los traumas y las enfermedades mentales.

El reto más importante no es solo la guerra espiritual. (Green vio cómo una de las chicas que había venido discipulando, una graduada de un programa de rehabilitación, tuvo una «recaída masiva» la noche antes de su bautizo programado). El reto mayor es su edad.

«Soy muy joven. Me meto en cosas del ministerio de mujeres sin estar preparada para decirle lo correcto a mujeres que han pasado por tanto y han experimentado tanto», dijo Green. «No vengo de un barrio administrado por el ayuntamiento; mi educación ha sido muy diferente. Ha sido un reto, pero ha sido una labor que realmente me ha enseñado humildad».

Los líderes de la iglesia no solo la han equipado mediante la capacitación con un consejero local y las revisiones semanales, dijo Green; la han empoderado. Como trabajadora de las mujeres de la iglesia, trabaja junto con el pastor, funcionando casi como una pastora de mujeres. Visita a las mujeres en sus casas, con o sin el pastor, y se reúne regularmente con ellas para citas de asesoramiento bíblico. A veces, su trabajo consiste simplemente en la cansada labor de crear confianza y relaciones en el esquema.

Antes de visitar los esquemas, llamé a Dickens, la directora de mujeres de 20schemes, a través de Zoom. Estaba envuelta en mantas en su casa rentada en una tarde de diciembre. Ella se encuentra en el centro de la estrategia de la red para llegar a las comunidades, y yo quería escuchar su historia.

Dickens, de 51 años, puede destacar en su iglesia con su pelo blanco peinado en picos, pero prefiere liderar en silencio detrás de bambalinas, sirviendo como una especie de mentora o figura materna para las mujeres solteras más jóvenes de los esquemas. Criada en un esquema al norte de Edimburgo, Dickens encontró a Jesús a los 18 años, tras la conversión radical al cristianismo de su violento y abusivo novio.

«Me resultó más difícil lidiar con eso que con la violencia», dijo. «No podía entenderlo».

Cuando por fin ella también se convirtió, se rindió por completo, y trabajó como misionera voluntaria durante un año, justo después de obtener el certificado de una escuela técnica. Sus padres, que llevaban mucho tiempo presionándola para que escapara de los esquemas, «se habrían sentido mejor si les hubiera dicho que usaba drogas», dijo. «Pensaron que había caído presa de una secta».

Ese año de servicio se convirtió en cuatro y dio lugar a más trabajos en el sector social, incluido el trabajo con iglesias, y finalmente con la Iglesia Comunitaria de Niddrie y 20schemes. Ahora, aunque Dickens es divorciada y siempre ha vivido en los esquemas y entiende la cultura, sus amigos se burlan de ella por ser de «clase media». Tiene un coche y un título universitario, al igual que sus dos hijos.

«Las mujeres están luchando contra las drogas, el alcohol, la violencia interpersonal, la ira, la impureza y la crianza de los hijos en los esquemas», dijo. «Pero las zonas acomodadas luchan con cosas similares. Cuando empecé a trabajar con mujeres, pensé que solo eran las mujeres de los esquemas, pero cuando viajé a las zonas acomodadas, me di cuenta de que muchas mujeres luchan con estos grandes problemas, solo que de manera diferente».

La «forma diferente» en los esquemas significa que muchas de las luchas están compuestas por cinco de esas cosas al mismo tiempo. Alguien puede tener una deuda masiva combinada con una enfermedad mental o una adicción, o una enfermedad crónica combinada con un trauma infantil. Y en los esquemas, estos problemas son luchas públicas en una comunidad muy unida, a diferencia del modo privado en que los miembros de las iglesias más acomodadas pueden ocultar asuntos embarazosos.

«Tenemos una imagen idealista de lo que es una mujer como la de Proverbios 31», dijo. «La imagen idealista es que es como Mary Poppins, perfecta en todos los sentidos».

Dickens dijo que dentro de la iglesia se asume que las mujeres no luchan con pecados como maltratar a sus hijos, la adicción al alcohol, el sexo extramatrimonial y la pornografía. «El problema es que sí lo hacen».

«La mayoría del contexto cristiano es de clase media y suburbana. Y no habla el mismo lenguaje que el nuestro», me dijo durante el almuerzo en Niddrie.

Por ejemplo, muchos libros de orientación son breves manuales para temas complejos. «En nuestro caso, no son temas “complejos”, son temas cotidianos», dijo. Es poco probable que las mujeres de los esquemas tengan un terapeuta y más probable que tengan una «tía» que haya sido parte de su vida durante 10 años y no solo durante 10 semanas.

«Empezamos a escribir recursos nosotros mismos y a brindar nuestra propia capacitación porque no encontrábamos nada que satisficiera nuestras necesidades", dijo Dickens. «Lo que teníamos era un montón de mujeres muy dotadas, desesperadas por servir, pero que no se sentían equipadas para ello».

La iglesia creó su propio plan de estudios de discipulado, y en 2018 puso a prueba un curso de obreras del ministerio de mujeres de dos años de duración. Dickens también dirige un grupo mensual en el que unas 40 mujeres líderes de la iglesia se reúnen para realizar un estudio bíblico y rotar quién asume el liderazgo en la enseñanza. Su enfoque es el discipulado, dijo, lo que impulsa todos los eventos que organizan.

Sharon «Shabba» Dickens enseñando en una conferencia de mujeres celebrada en la Iglesia Comunitaria de Niddrie.Kieran Dodds
Sharon «Shabba» Dickens enseñando en una conferencia de mujeres celebrada en la Iglesia Comunitaria de Niddrie.

«Lo que me ha sorprendido de algunas de las trabajadoras que he conocido es que todas parecen centradas en dirigir estudios bíblicos, organizar eventos o realizar estudios individuales», escribió Dickens en su libro Unexceptional: Ordinary Women Doing Extraordinary Things through God [Nada excepcional: Mujeres ordinarias que hacen cosas extraordinarias a través de Dios]. «No he oído ninguna charla sobre cómo servir viviendo la vida con las mujeres… un discipulado al estilo de las 24 horas del día o incluso de evangelización. El trabajo que otros hacen con las mujeres se siente ordenado, impulsado por los eventos, estructurado, organizado, con los límites adecuados establecidos».

La filosofía de Dickens me impactó. En mi búsqueda de afirmación por parte de los líderes de la iglesia, ¿buscaba yo el empoderamiento y el equipamiento para participar en el discipulado y en las conversaciones difíciles? ¿O buscaba poder y reconocimiento? En retrospectiva, probablemente eran ambas cosas.

Pasar tiempo con las mujeres de 20schemes me ayudó a reconocer que la iglesia de Niddrie era el modelo de lo que yo había anhelado durante la última década. Aunque se niegan a disculparse por sus convicciones teológicas sobre los roles de género, los líderes masculinos y femeninos de 20schemes trabajan incansablemente para atender a las mujeres marginadas y vulnerables, y para equiparlas para que cuiden de los suyos.

«Siempre estoy muy agradecida con Dios por haberme salvado en la iglesia de Niddrie: no es perfecta, todos somos pecadores, pero hay espacio para florecer», dijo Tasha Davidson. «No hay un enfoque en las cosas que no podemos hacer, ese nunca ha sido el problema. Ha sido una conversación centrada en “Esto es lo que sí puedes hacer”. Creo que eso ha cambiado nuestro enfoque"».

Cuando presioné a Dickens a brindarme una opinión sobre lo que sentía respecto a la posición de su iglesia sobre la jefatura masculina, no vaciló.

«En lo que respecta al ministerio femenino, pasamos mucho tiempo hablando de la teología del ministerio femenino, pero muy poca gente habla de cómo se ve en la práctica», dijo Dickens. «Pasamos mucho tiempo hablando del 3% del ministerio al que no tenemos acceso, pero muy pocas veces hablamos del 97% del ministerio que deberíamos hacer».

Sentí que Dickens me regañaba. O tal vez, era el Espíritu Santo.

Kara Bettis es editora asociada de Christianity Today.

Traducción por Sergio Salazar.

Edición en español por Livia Giselle Seidel.

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News

Bautistas del sur aprueban de manera casi unánime reformas contra el abuso y base de datos pública

Un mes después del primer informe de su tipo, la Convención Bautista del Sur crea un nuevo equipo de trabajo para supervisar los planes de reforma: «Sin acción no hay arrepentimiento».

La Convención Bautista del Sur vota en Anaheim, California, en su encuentro anual de 2022.

La Convención Bautista del Sur vota en Anaheim, California, en su encuentro anual de 2022.

Christianity Today June 16, 2022
Jae C. Hong / AP

Con una ola de papeletas amarillas en un enorme salón de reuniones de Anaheim, miles de bautistas del sur votaron para reformar la respuesta de su denominación ante los casos de abuso, incluyendo la implementación de una base de datos de abusadores, misma que los supervivientes habían reclamado desde hace mucho tiempo.

Dos supervivientes que estaban entre los asistentes se abrazaron y lloraron, y los que apoyaban la medida se levantaron en ovación cuando la moción fue aprobada en el encuentro anual de la Convención Bautista del Sur (SBC, por sus siglas en inglés) el martes 14 de junio por la tarde. La muy esperada votación llegó menos de un mes después del trascendental informe de investigación del Comité Ejecutivo.

Mientras que el Comité Ejecutivo había guardado una lista secreta de cientos de abusadores, la nueva página web «Ministry Check», que se encargará de la vigilancia del ministerio, mantendrá un registro público de abusadores que hayan sido acusados creíblemente y que hayan trabajado en las iglesias bautistas del sur y sus entidades. El sitio web recibirá mantenimiento por parte de una compañía independiente, la cual recibirá y evaluará los casos que sean recibidos.

Un nuevo equipo de trabajo —autorizado en la votación del jueves y que será designado por el nuevo presidente de la SBC—, coordinará la creación de la página web, y también evaluará las posibles reformas adicionales durante el próximo año.

Bruce Frank, pastor de Carolina del Norte y jefe del equipo de trabajo que supervisó la investigación, ha hablado vehementemente de la necesidad de que la convención actúe y ha llamado a las dos recomendaciones que han sido aprobadas «el mínimo indispensable para que se pueda llamar reforma».

«Sin acción no hay arrepentimiento», dijo Frank, refiriéndose a la decisión como un «momento kairós» para la convención. «Hoy escogeremos entre la humildad o la arrogancia… escogeremos entre hacer lo mejor para la gloria de Dios y el bien de las personas, o volveremos a elegir que todo siga igual».

Ha habido algunos intentos de limitar o desestimar los llamados a la reforma, incluyendo algunos mensajeros que se han acercado al micrófono para cuestionar la idea de que el abuso sexual sea un problema sistémico y extendido en la SBC, y para rechazar el informe de Guidepost Solutions debido a que la compañía hizo una declaración a favor de la comunidad LGBT. Aun así, estos intentos no influyeron de manera decisiva en el voto, que fue casi unánime a favor de las recomendaciones que Frank presentó a nombre del equipo de trabajo.

«En la Biblia, nuestro libro nos cuenta que Dios es tan soberano que Él incluso puede tomar naciones paganas para castigar a su propio pueblo. Lo hizo con Siria. Lo hizo con Babilonia», dijo Frank. «La cuestión no es qué piensa Guidepost del colectivo LGBT; es lo que los bautistas del sur piensan sobre el abuso sexual».

El discurso presidencial del presidente saliente de la SBC, Ed Litton, pastor de Alabama, también fijó el tono con respecto al juicio de Dios sobre la denominación al considerar el peso y la magnitud de los descubrimientos del informe sobre el abuso.

«No podemos decir que somos la agencia más grande en cuanto al envío de misioneros al mundo, cuando tenemos un corazón al que le falta la compasión [de Jesús] y una misión a la que le falta su visión por el mundo», dijo Litton. Hizo referencia a dos preguntas de Jesús en Mateo 17. «Bautistas del sur, ¿hasta cuándo tendré que estar con ustedes? ¿Hasta cuándo tendré que soportarlos?».

Litton, Frank y muchos que tomaron la palabra hicieron referencia a los supervivientes presentes en la sala. Jules Woodson y Tiffany Thigpen, dos defensoras de supervivientes, asistieron a la convención para representar a los supervivientes y portaban cintas de color verde azulado como señal de solidaridad. Woodson le contó a CT antes de la reunión que ella mantenía una «esperanza persistente» y esperaba ver una ola de papeletas amarillas a favor de las reformas.

La abogada Rachael Denhollander, miembro del equipo de trabajo para los casos de abuso sexual, vio la votación como una señal de apoyo para las generaciones futuras y los supervivientes de abuso.

«Esos son los nombres de mujeres a las que se les creyó», dijo ella, al escuchar los nombres de las supervivientes que dieron un paso al frente e hicieron presión en pro del cambio. «Estas papeletas se han levantado hoy porque ellas no se rindieron».

Tiffany Thigpen, llevando con orgullo su cinta de color verde azulado, también celebró la importancia del movimiento, con los ojos llenos de lágrimas cuando lo recordaba una hora después.

«Es una victoria en más de una forma porque ha cambiado el corazón de las personas, y eso es algo que solo Dios puede hacer».

[Anne Marie Miller, conferencista y autora de varios libros sobre la sanación después del abuso sexual tuiteó:] «Sí, esta reforma es uno de los muchos pasos para nuestra compleja sanación, pero creo que hablo por muchos de nosotros al decir que oramos para que este sea el comienzo de su sanación, #SBC22. El dolor será intenso, pero el dolor da a luz regeneración y renovación. Que así sea».

Los supervivientes y los líderes denominacionales coinciden en que aún queda mucho trabajo por hacer. El nuevo equipo de trabajo para la reforma sobre el abuso ya tiene cinco tareas de las que encargarse, que van desde estudiar las recomendaciones de Guidepost hasta ayudar a mejorar el trabajo del comité de credenciales.

También, la dirección que tomará el equipo de trabajo para la reforma sobre el abuso dependerá del nuevo presidente de la SBC, que será nombrado durante el día de hoy [martes 14 de junio], ya que dos de los candidatos que tienen posibilidades de resultar electos tienen diferentes enfoques sobre el tema.

Las recomendaciones enumeradas aquí [enlace en inglés] han sido aprobadas, con una enmienda que ajustó el lenguaje para asegurar que cualquier cambio se haga «de acuerdo con las políticas de las iglesias bautistas del sur para su viabilidad».

Traducción por Noa Alarcón.

Edición en español por Livia Giselle Seidel.

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News

26 millones de estadounidenses dejaron de leer la Biblia regularmente durante la pandemia

El fuerte descenso puede estar ligado al confinamiento y a las dificultades para asistir a la iglesia.

Christianity Today June 9, 2022
Dylan Ferreira / Unsplash

Cuando los investigadores de la American Bible Society [Sociedad Bíblica Estadounidense] vieron las estadísticas de las encuestas para el informe State of the Bible 2022, no podían creer los resultados. Los datos reflejaban que casi 26 millones de personas habían mayoritariamente o totalmente dejado de leer la Biblia durante el año anterior.

«Revisamos nuestros cálculos. Volvimos a estudiar nuestras fórmulas y corrimos los números otra vez… y otra vez», escribió John Plake, investigador jefe de la American Bible Society, en su informe de 2022. «Lo que descubrimos fue desconcertante, descorazonador y perturbador» [enlaces en inglés].

En el informe de 2021, casi el 50 por ciento de los estadounidenses dijo que leyeron la Biblia por su cuenta al menos tres o cuatro veces al año. Ese porcentaje se había mantenido más o menos estable desde el 2011.

Pero para 2022, bajó 11 puntos. Ahora solo el 39 por ciento dijo haber leído la Biblia varias veces al año o más. Es el descenso más pronunciado y agudo del que se tiene constancia.

De acuerdo en el doceavo informe anual State of the Bible, no fueron solo los lectores ocasionales de la Biblia quienes casi no levantaron sus Biblias en 2022. Más de 13 millones de los lectores más comprometidos (medición que se hace tomando en consideración la frecuencia, el sentimiento de conexión con Dios y el impacto de la Biblia en sus decisiones diarias) dijeron que leyeron menos la Palabra de Dios.

En este momento solo el 10 por ciento de los estadounidenses indica que leen la Biblia todos los días. Antes de la pandemia era aproximadamente el 14 por ciento.

Plake piensa que el dramático cambio muestra qué tan íntimamente relacionadas están la lectura bíblica (aun cuando esta es individual) y la asistencia a la iglesia. Cuando los servicios regulares fueron interrumpidos por la pandemia y las consecuentes medidas de emergencia en materia sanitaria, esto tuvo un impacto, no solo en los cuerpos corporativos de creyentes, sino también en los individuos en casa.

«El factor de mayor importancia es la COVID-19», le dijo a CT. «Al ir rastreando e indagando para descubrir qué pasó realmente con respecto al estudio de las Escrituras para el informe de 2022, nos dimos cuenta que varios y graves problemas estaban sucediendo en los Estados Unidos en el momento en que se llevó a cabo la encuesta».

La encuesta para el informe State of the Bible recolectó datos en enero de 2022, cuando el número de contagios por la variante ómicron del coronavirus iba en aumento.

La mayoría de las iglesias permanecieron abiertas y ofrecían la opción adicional de la trasmisión en línea. Solo alrededor del 3 por ciento no se congregaban de manera presencial, de acuerdo con Lifeway Research [enlaces en inglés]. Pero la pandemia tuvo un efecto visible en la asistencia a la iglesia. El Pew Research Center encontró que casi un tercio de quienes asisten regularmente a la iglesia no han regresado a las actividades presenciales. Algunos de ellos participan del servicio en línea, pero otros han desertado por completo.

Al mismo tiempo, hubo un marcado descenso en la lectura bíblica.

Don Whitney, profesor de espiritualidad bíblica en el Southern Baptist Theological Seminary y autor de Spiritual Disciplines for the Christian Life [Disciplinas espirituales para la vida cristiana], piensa que hay una conexión causal. Él declara que aislarse de otros cristianos tiene un impacto «letal» en la lectura privada de la Biblia. Cuando las personas no asisten a la iglesia, no recuerdan las bendiciones de la Escritura y la gran importancia que tienen en sus vidas. Además de que no son animados por otros cristianos a compartir lo que han aprendido en su estudio privado de las Escrituras.

Otro factor importante es que las iglesias son el lugar principal en el que la gente aprende a leer la Biblia.

«Esto es claramente una responsabilidad de la iglesia local», dice Whitney. «La iglesia debería enseñarles».

[La Biblia] es un libro desafiante, e incluso cuando las personas creen en un sentido abstracto que es bueno leerla, eso no significa que saben cómo entender un pasaje en particular o incluso dónde empezar.

«Nunca han leído un libro en su vida que se acerque a la extensión de la Biblia, y como no lo han hecho antes, creen que no pueden hacerlo ahora», declara Whitney. «También podríamos decir: “Agita tus brazos y vuela a la luna”. Creo que tenemos que mostrarles que es posible hacerlo».

De acuerdo con Lifeway Research, incluso las personas que suelen leer la Biblia, con frecuencia no la leen mucho. Solo uno de cada cinco estadounidenses ha leído la Biblia en su totalidad, mientras que uno de cada cuatro nunca ha leído más de unas cuantas oraciones.

«Para la mayoría de las personas, es casi como un libro de referencias», dijo Scott McConnell, director ejecutivo de Lifeway Research. «Buscan algo cuando ellos o alguien cercano lo necesita. O abren la Biblia al azar y leen la sección que salga».

Él también cree que contar con una comunidad cristiana es decisivo para la lectura bíblica.

«Jesucristo nos invitó a seguirlo, y esa es una decisión que debemos hacer individualmente. Pero Él determinó que deberíamos seguirlo en comunidad con otros creyentes», declaró. «Muchas personas se están perdiendo el reforzamiento mutuo que solo puede llevarse a cabo de manera semanal».

Pero incluso cuando la lectura de la Biblia descendió dramáticamente en 2022, todavía hay un gran interés en la Biblia por parte de aquellos que nunca, raramente o solo a veces la leen. De acuerdo al informe State of the Bible, un tercio de quienes nunca leen la Biblia dicen que sienten alta o muy alta curiosidad con respecto a ella. Muchos de ellos, dijo Plake, se volverán a las Escrituras en sus momentos de necesidad.

«Lo que encontramos es que mucha gente, cuando pasan por un momento o circunstancia difícil, se preguntan: “¿La Biblia tiene algo para mí? ¿Puede ayudarme a atravesar este problema?”», mencionó. «Ellos comienzan a echar un vistazo y a explorar las Escrituras. Eso les abre todo un mundo nuevo de la Palabra y de la relación de Dios con su pueblo».

Hay evidencia de que esto sigue sucediendo, incluso en 2022. El número de personas descargando aplicaciones que contienen la Biblia está creciendo, y nuevas aplicaciones están entrando al mercado, algunas con promesas de ayudar a los usuarios a desarrollar el hábito de la adoración diaria. Dos pódcasts de la Biblia se encontraron entre los más populares de Apple al comienzo de este año.

Y las Biblias impresas permanecen como una opción popular.

«Las ventas de todas nuestras traducciones de la Biblia han incrementado este año», dijo Melinda Bouma, vicepresidenta y editora adjunta de Biblias para Zondervan. «Hemos experimentado una alza en las ventas en todas nuestras ediciones».

Esto incluye desde Biblias usadas para estudio personal y devocional, hasta Biblias de regalo, Biblias educativas, y Biblias para evangelismo. De hecho, la industria bíblica crea cada vez más productos especialmente diseñados para quienes no leen la Biblia tanto como quisieran.

«Hemos aprendido que al final del día nuestro trabajo es crear Biblias que faciliten adentrarse a la Palabra de Dios», dijo Bauma. «Creemos que ofrecer varias opciones equipa a los lectores para superar el reto de hacer tiempo para leer la Biblia».

Los cristianos pueden percibir como desalentadores los resultados del informe State of the Bible, dijo Plake. Pero la disminución en la lectura bíblica no es inevitable ni irreversible. Y si está conectada a la asistencia a la iglesia y la conexión con la comunidad cristiana, entonces aquellos que se preocupan por conectar a las personas con las Escrituras pueden centrar allí sus esfuerzos.

«Hay muchas cosas que no están bien. Pero cuando no están bien, ¿Cómo respondemos? Ese es el asunto crítico para la iglesia», dijo Plake.

«Estoy seguro de que podremos cambiar el rumbo del compromiso de las personas con las Escrituras… pero eso solo ocurrirá si nos unimos y decimos que vamos a servir a nuestras comunidades con la esperanza que encontramos en la Palabra de Dios».

Traducción por Hilda Moreno Bonilla.

Edición en español por Livia Giselle Seidel.

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Theology

Orgías, cocaína y el peligro de los pecados aburridos

Las tentaciones carnales no tienen que ser estrafalarias para ser dañinas.

Christianity Today June 9, 2022
Ilustración por Mallory Rentsch / Source Images: Akiyoko / Assalve / Getty

Este artículo fue adaptado del boletín de Russell Moore. Suscríbase aquí. [Los enlaces redirigen a contenido en inglés].

«Nunca nadie me ha invitado a una fiesta de cocaína, ni a una orgía, y llevo años trabajando en Washington».

Nunca creí que diría esas palabras, pero lo hice hace poco cuando un joven cristiano me preguntó, a modo de secreto, si era cierto que los miembros del Congreso inhalan cocaína y organizan fiestas de sexo. Lo miré desconcertado durante un par de segundos, y me pregunté si este joven sabía que el Congreso se parece más a una noche de bingo para adultos mayores que a una alocada fiesta universitaria.

Respondí que nunca había escuchado que eso sucediera, pero que cabía la posibilidad de que tal vez yo nunca haya sido invitado. Después de todo, no creo que la gente invite a pastores bautistas a una fiesta bacanal animada por la cocaína.

A finales de marzo, el representante de Carolina del Norte en el Congreso, Madison Cawthorn, relató que personas por las que alguna vez sintió respeto lo habían invitado a hacer tales cosas, y declaró que la serie House of Cards era una representación precisa de la vida en el Congreso. Su controversial declaración fue refutada en breve por el líder de la Minoría de la Cámara de Representantes Kevin McCarthy y otros más [enlaces en inglés].

En lo personal, no recuerdo haber escuchado a alguien que trabaje en el gobierno describir la situación en esos términos. Sin embargo, sé que la mayoría de las personas —sobre todo los cristianos— asumen que cualquier lugar que tenga muchos no cristianos con gran poder lucirá de esa forma.

En mi opinión, una de las razones para esto es que a menudo no entendemos qué tan aburrido es el camino que lleva al pecado.

La Biblia no hace mención explícita de la cocaína, pero sí habla de orgías en varias ocasiones. El apóstol Pablo le advirtió a la iglesia de Roma que se alejara de «orgías y borracheras… inmoralidad sexual y libertinaje», siguiendo con la misma advertencia sobre «disensiones y envidias» (Romanos 13:13, NVI). Ambos, escribe el apóstol, son manifestaciones de los «deseos de la carne» (v.14).

Al contrastar los «deseos de la carne» con los «frutos del Espíritu» en Gálatas 5, Pablo no solo nos advierte con respecto a pecados como borracheras, orgías y brujería, sino también —y en la misma lista— de deseos carnales más «respetables» y «aburridos» como «celos, arrebatos de ira, rivalidades, disensiones, sectarismos y envidia» (vv. 20-21).

En ningún otro lugar he visto que los celos y la envidia se coloquen en la misma categoría que las «orgías y cosas semejantes a éstas». Cuando escuchamos «la carne», tendemos a pensar en rebeliones dramáticas, de las que son gran material para el chisme, no de las que son sosas y que consideramos inocuas como los celos y la envidia.

En muchos casos, el pecado sí se expresa de manera desenfrenada y escandalosa, pero más a menudo se deja ver en formas más discretas y fácilmente justificables de «caminar en la carne».

¿Washington de verdad tiene fiestas llenas de drogas y sexo? Muy probablemente menos de las que tú piensas. ¿Washington está repleto de los pecados de la carne? Por supuesto.

Sin embargo, esto se muestra más a menudo en burócratas que beben a solas en sus oficinas a altas horas de la noche que en quienes asisten a fiestas salvajes. Es más notable en gente que se muere por la validación externa de ganar una elección, o de obtener un encabezado en los medios, que en quienes buscan placeres sacados de la corte de Calígula.

En muy contadas ocasiones son quienes quieren defender su derecho a salir de fiesta los que enfrentan las tentaciones más fuertes en Washington; antes bien, estas tentaciones son para aquellos que quizás se unieron a la política porque nunca fueron invitados a las fiestas del bachillerato y la universidad.

La mayor parte de las tentaciones en el Capitolio consisten en mentir para socavar a un «enemigo» partidista o en alimentar a fuego lento el resentimiento por no ser tan destacado como otro político o burócrata. En otras palabras, las tentaciones típicas no son tan deslumbrantes y obviamente transgresoras; más bien son tristes y solitarias.

Incluso cuando hablamos del trabajo ordinario en Washington, la mayoría espera que el mayor problema sea la hipocresía: llamar en público «buen amigo» a alguien a quien odian en privado. De hecho, ese es un problema mayor entre miembros del mismo partido o tribus ideológicas que entre quienes pertenecen a partidos opuestos.

Es lo que Freud llamó «el narcisismo de las pequeñas diferencias»: muchas personas tienen un resentimiento más fuerte contra los que se parecen más a ellos, contra aquellos a quienes perciben como rivales, que contra las personas a quienes denuncian en televisión o en correos electrónicos de recaudación de fondos.

De hecho, el gran secreto en Washington es que a menudo hay personas que realmente se caen muy bien, pero deben mantener las apariencias y no pueden ser vistos saludándose o riéndose juntos en público. En un Estados Unidos tribalizado, ese tipo de conexiones humanas básicas lucen como deslealtad, de tal manera que lo que termina por ser una puesta en escena no es solo la «unidad» partidista, sino también su divisiva hostilidad hacia el bando contrario.

A veces, los prejuicios brutales y dramáticos sobre el pecado de otras personas puede llevar a terribles consecuencias. Aquellos quienes inician las teorías de conspiración sobre redes de políticos pedófilos y adoradores de Satanás saben bien que son mentiras. Pero las difunden entre quienes no lo saben y eso ha llevado a amenazas de violencia muy reales.

Otras veces, el resultado es más sútil: una erosión de la verdad que lleva a todavía más cinismo, y a la desconexión entre autoridad y poder.

Pero incluso entre los casos más benignos, los cristianos podemos errar al asumir que la línea entre el Espíritu y la carne es siempre dramática y obvia, cuando en la mayoría de los casos es mucho más sutil. Esto sucede tanto en la iglesia como en el mundo, si no es que más. La misma Biblia lo dice. En un momento, el pecado dentro de la iglesia de Corinto fue descrito como uno tan grave que «ni siquiera entre los paganos se tolera» (1 Corintios 5:1).

Si no vemos esta realidad, seremos sacudidos, no por el pecado evidente que se practica en el mundo, sino por gente que no luce como supervillanos y que quiere de todo corazón hacer lo bueno mientras cede ante los deseos de la carne.

Y seremos sacudidos cuando, los que nos dicen que debemos adscribirnos a una determinada visión «cristiana» del mundo para poder resistir a los bárbaros de fuera, salgan a la luz como personas llenas de envidia, rivalidad, celos e ira… y a veces también, de orgías y cocaína.

Russell Moore lidera el proyecto Public Theology en Christianity Today.

Traducción por Hilda Moreno Bonilla.

Edición en español por Livia Giselle Seidel.

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Theology

¿En verdad todo sucede por una razón?

Cuando tuve cáncer y bien pude haberme sentido abandonada por Dios, experimenté lo que San Agustín llamó «la dulzura».

Christianity Today June 7, 2022
Sofia Bagdasarian / EyeEm / Getty Images

Este artículo fue publicado originalmente en inglés el 6 de febrero de 2018.

Estoy en la oficina, manteniendo el ritmo en la caminadora mientras trabajo en el escritorio que instalé en ella, y hojeando mi última investigación, cuando suena el teléfono. «Hola, habla Kate». Me llama Jan, del consultorio del médico. Tiene un pequeño discurso preparado, pero mi cabeza está en otro lado. Puedo oír lo que está diciendo, pero no puedo comprender las palabras. No es mi vesícula biliar, eso lo puedo entender. Pero ahora está en todas partes. «¿Qué es lo que está en todas partes?», pregunto. «Cáncer». Escucho el zumbido del teléfono. «Señora Bowler».

El tratamiento en el centro Emory comienza a finales de octubre. Me siento cansada la mayor parte del tiempo, pero aun así algo me motiva a documentar cada detalle y exprimir cada segundo porque el tiempo es valioso. Comienzo a escribir. Mientras estoy acostada en la cama, sentada en las sillas de quimioterapia o en las salas de espera, intento decir algo acerca de lo que significa morir en un mundo donde se dice que todo sucede por una razón. Cada vez que tengo un momento esclarecedor de duelo, lo anoto.

Y entonces, en un arrebato, lo envío a The New York Times, sin pensar demasiado en si es lo suficientemente bueno, sino porque me he contagiado de la urgencia de la muerte. Entonces uno de sus editores lo lee y lo coloca en la primera página del especial dominical [enlaces en inglés]. Millones de personas lo leen. Miles lo comparten y comienzan a escribirme. Y la mayoría comienza con las mismas palabras: «Tengo miedo».

Yo también, yo también.

«Tengo miedo de perder a mis padres», escribe un joven. «Sé que puedo perderlos pronto en el futuro, y no puedo soportar pensar en eso». «Tengo miedo por mi hijo», dice un padre de Arkansas. «A los 44 años le diagnosticaron un tumor cerebral, algo que habría sido devastador en sí mismo, si no fuera porque ya perdimos a su hermano gemelo por la misma enfermedad hace unos años».

Estas cartas entonan sus mensajes con un amor indecible frente a las puertas de la Gran Separación. No te vayas, no te vayas, eres un ancla en mi vida. Se siente como si el mundo se hubiera partido en dos y no dejara de sangrar. Recibo cientos de correos, cartas, imágenes y videos que llenan mi bandeja de correo electrónico, así como mi buzón físico en el campus de la universidad. Muchas personas a quienes no conozco vuelcan su furia en cada una de las fases de su propio duelo. La depresión se asienta sobre las páginas como una neblina.

Un joven escribe: «Supongo que estaba esperando que Dios le diera sentido a todo esto. Pero no pasó nada». El vacío es profundo, no tiene fin. Y es un hecho despiadado que algunas personas tengan el derecho de mirarme a los ojos y decirme: «Eres afortunada». Una joven me explicó amablemente que el cáncer le arrebató la fertilidad solo unos meses antes de conocer al amor de su vida. Si logra deshacerse de la enfermedad, aunque sea un poco, intentará adoptar. «Abraza fuerte a tu hijo; eres muy afortunada por tenerlo».

Hay muchísima negación, y muchísimos tratos que la gente intenta negociar con Dios. «Soy ateo, pero dejé mis creencias a un lado y le rogué a Dios que le quitara el cáncer a mi hijo y que me lo pusiera a mí».

Muchas personas me escriben como si fueran mi familia. «Como padre, lo siento muchísimo». «Soy madre y desearía poder darte un abrazo ahora mismo». Quieren consolarme, pero sus experiencias les enseñaron que la vida nunca es justa. «Quiero que sepa cuánto estoy orando por usted y cuán agradecida estoy por su fe. Siento mucho que debamos decir, como Job: “He aquí, aunque él me matare, en él esperaré (RVR60)”».

Sí, sí, sí. Aun así, en él esperaré. Ya no estoy segura de saber qué significa la palabra «esperar». Sin embargo, hay momentos en los que me doy cuenta de que se parece mucho al amor.

Mi bandeja de correo electrónico está llena de mensajes de desconocidos dándome razones. Sin embargo, la mayoría de aquellos con los que me encuentro se mueren por tratar de darme certeza. Quieren que sepa, sin duda alguna, que hay una lógica oculta detrás de todo este aparente caos. Incluso mientras todavía me encontraba en el hospital, una vecina se acercó a nuestra puerta y le dijo a mi esposo que todo sucedía por alguna razón. «Me encantaría escucharla», replicó él. «¿Disculpe?», dijo ella, confundida. «La razón por la que mi esposa se está muriendo», dijo él, con ese modo tan agridulce que tiene, terminando de golpe la conversación mientras la vecina tartamudeaba y le entregaba un guisado.

No obstante, las cartas que realmente me conmueven no son las que hablan acerca de por qué morimos, sino las que hablan de quién estuvo ahí. En una carta, un hombre me cuenta sobre una ocasión en la que él y su familia fueron tomados como rehenes, y presenció con impotencia cómo los intrusos le ponían un arma en la cabeza a sus hijos mientras amenazaban a su mujer y a su hija con violarlas. Sin embargo, Dios estuvo ahí y él no puede explicarlo. No puede explicar quién soltó las cuerdas y lo dejó escapar junto con toda su familia sin siquiera un rasguño. Nunca comprenderá por qué sobrevivió, mientras que su vecino fue encontrado afuera colgando de una soga a la mañana siguiente.

El escritor de esa carta no intenta encontrar una explicación racional sobre por qué algunas personas son rescatadas y otras son ahorcadas, y pone en duda la idea de que Dios «redime» las situaciones sacando cosas buenas de todo lo malo que ocurre. Sin embargo, sí sabe que Dios estaba allí porque sintió paz, una paz indescriptible, y eso lo cambió para siempre. Termina la carta sin ofrecerme una solución: «No tengo ni idea de cómo funciona, pero deseo esto para usted mientras pasa por esta situación».

Su descripción encaja con un artículo que leí recientemente en el periódico, que resumía los descubrimientos de la Fundación para la Investigación de Experiencias Cercanas a la Muerte (NDERF, por sus siglas en inglés) y, sí, tal cosa existe. Esta organización ha entrevistado a miles de personas sobre sus experiencas cercanas a la muerte en toda clase de situaciones —en accidentes de auto, al dar a luz, en intentos de suicidio, entre otros—, y muchos describen la misma cosa extraña: amor.

Estoy segura de que habría ignorado el artículo si no me hubiera recordado a algo que me ocurrió a mí, algo que me parecía incómodo compartir con nadie. Me parecía demasiado extraño y simplista decir que sabía que era cierto… que cuando tuve por seguro que iba a morir, no me sentí enfadada. Me sentí amada.

En aquellos primeros días después de mi diagnóstico, cuando estaba en el hospital, no podía ver a mi hijo, no podía salir de la cama, no podía asegurar que viviría un año más. Pero sentí como si hubiera descubierto una especie de secreto acerca de la fe. Incluso en los momentos lúcidos me era difícil explicar con detalle lo que sentía. Solo repetía una cosa: «No quiero volver. No quiero volver».

En un tiempo cuando bien pude haberme sentido abandonada por Dios, no me sentí devastada. Sentía como si estuviera flotando, flotando sobre el amor y las oraciones de todos los que zumbaban a mi alrededor como abejas obreras, trayendo notas, calcetines mullidos, flores, y mantas bordadas con palabras de aliento. Se acercaban como sacerdotes y reflejaban sobre mí el rostro de Jesús. Cuando se sentaban a mi lado, y sostenían mi mano entre las suyas, mi propio sufrimiento parecía revelar el sufrimiento de los demás; un mundo de aquellos que, al igual que yo, se tambalean entre los escombros de los sueños que pensaban que merecían, y los planes que no se dieron cuenta que habían trazado.

Ese sentimiento permaneció en mí durante meses. De hecho, llegué a acostumbrarme tanto a esa sensación de estar flotando que comencé a sentir pánico ante la posibilidad de perderla. Así que empecé a preguntarle a amigos, teólogos, historiadores y pastores que conocía, y a monjas que me agradaban: «¿Qué voy a hacer cuando esta sensación se vaya?».

Y sabían exactamente a lo que me refería porque, o bien lo habían experimentado ellos mismos, o habían leído sobre ello en las grandes obras de teología cristiana. San Agustín lo llamaba «la dulzura». Santo Tomás de Aquino lo llamó de un modo más místico: «la luz profética». Pero todos dijeron que sí, que se marcharía. En algún momento, los sentimientos se disiparían. La sensación de contar con la presencia de Dios se iría. No habría una prueba duradera de la existencia de Dios. No habría una fórmula que me dijera cómo hacerla regresar. Sin embargo, me ofrecieron una pequeña porción de certeza, y me aferré a ella: cuando los sentimientos retrocedan como las mareas del océano, dejarán una huella. De alguna manera, yo quedaría marcada por la presencia de un Dios impredecible.

Esto no demuestra nada. Tampoco da razones para jactarse. Es simplemente un don. No puedo responder a los miles de correos compartiendo mi propio plan de cinco pasos para la salud espiritual, o alguna serie o fórmula poderosa que garantice resultados. Supongo que soy como aquel hombre que me escribió para contarme que había visto a un amigo colgado de un árbol y sintió la presencia de Dios en esa misma larga y oscura noche. Sí. Ese es el Dios en el que creo.

No puedo conectar el modo en que el mundo se ve sacudido tanto por sucesos que son maravillosos y preciosos, y al mismo tiempo por otros que son terribles y trágicos. Aun así, estoy comenzando a creer que estos opuestos no se cancelan mutuamente. Veo a una mujer de mediana edad en la sala de espera de una clínica de tratamiento para el cáncer, con los brazos alrededor del frágil cuerpecito de su hijo. Ella lo sujeta con fuerza, ignorando el modo tímido en que él la observa. Un minuto después él se ríe, rehén de su amor impasible.

El gozo persiste de algún modo y yo me sumerjo en él. El horror del cáncer ha hecho que todo parezca pintado de colores vivos. Mi mente repite los mismos pensamientos una y otra vez: la vida es muy hermosa. La vida es muy dura.

¿Qué pasaría si los cristianos abandonaran esa pequeña pieza del sueño americano que dice: «No tienes límites»? No todo es posible. El poderoso reino de Dios aún no está aquí. ¿Qué pasaría si nuestra definición de ser rico no incluyera tener mucho dinero, y si nuestra definición de ser completo y pleno no significara ser sanado? ¿Qué pasaría si ser el pueblo «del evangelio» significara simplemente que somos personas que portan buenas nuevas? Dios está aquí. Somos amados. Eso es suficiente.

Kate Bowler es profesora adjunta en la Facultad de Divinidad de la Universidad Duke, autora de Blessed: A History of the American Prosperity Gospel y presentadora de Everything Happens, un pódcast que plantea conversaciones honestas sobre los desafíos más difíciles de la vida. Vive en Carolina del Norte con su esposo y su hijo.

Este extracto está adaptado del libro Everything Happens for a Reason: And Other Lies I’ve Loved [Todo sucede por una razón, y otras mentiras que he amado] de Kate Bowler. Copyright © 2018 por Kate Bowler. Publicado por Random House, un sello editorial y división de Penguin Random House LLC. Todos los derechos reservados.

Traducción por Noa Alarcón.

Edición en español por Sofía Castillo y Livia Giselle Seidel.

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Ideas

Una iglesia cubana destruida se encuentra en un lugar privilegiado para el turismo

Devastada tras la explosión de un hotel de La Habana, la histórica iglesia bautista El Calvario —al igual que muchas otras congregaciones de la isla— se enfrentará a una larga batalla con el gobierno para restaurar su edificio.

Un miembro de la Cruz Roja de Cuba toma fotografías dentro de la iglesia bautista El Calvario, que fue dañada por una explosión que devastó el Hotel Saratoga en La Habana Vieja, Cuba, el 6 de mayo de 2022.

Un miembro de la Cruz Roja de Cuba toma fotografías dentro de la iglesia bautista El Calvario, que fue dañada por una explosión que devastó el Hotel Saratoga en La Habana Vieja, Cuba, el 6 de mayo de 2022.

Christianity Today June 2, 2022
Ramon Espinosa / AP Images

El viernes 6 de mayo, una explosión sacudió una esquina muy transitada en La Habana Vieja. El casi centenario Hotel Saratoga, que había pasado por extensas renovaciones y que según los planes reabriría sus puertas la semana siguiente, quedó en ruinas.

La cobertura de los medios de comunicación se centró en el emblemático hotel, y las imágenes de los enormes daños ocasionados al edificio, así como a autobuses y otros vehículos que circulaban por la calle frente a él dieron la vuelta al mundo. Una semana más tarde, el número definitivo de muertos por la explosión ascendió a 45, entre los que había niños, ancianos y una mujer embarazada. Más de 100 personas fueron hospitalizadas por lesiones. Las autoridades atribuyeron la causa de la explosión a la ignición accidental de gas líquido.

Los funcionarios del gobierno y la cobertura de los medios de comunicación estatales se centraron en gran medida en el hotel, que es propiedad de una empresa turística perteneciente al ejército cubano, aunque también mencionaron daños en los edificios circundantes, entre ellos una escuela y algunos edificios de departamentos [enlaces en inglés].

Sin embargo, algo que permaneció ausente en toda la cobertura de los medios de comunicación gubernamentales fue el daño devastador que sufrió la iglesia bautista El Calvario —que comparte una pared con el Hotel Saratoga—, así como la destrucción total de la casa de una pareja de líderes bautistas retirados, que se encontraba entre la iglesia y el hotel.

La iglesia bautista El Calvario es uno de los edificios religiosos de mayor importancia histórica en la isla. La iglesia, establecida a finales de la década de 1870 en el lugar donde antes había un circo, fue la primera iglesia bautista de lo que más tarde sería la Convención Bautista de Cuba Occidental. Además del santuario, los edificios de la iglesia albergan oficinas administrativas de la denominación.

En el momento de la explosión, 18 personas, entre ellas tres niños pequeños, se encontraban dentro de las instalaciones de la iglesia. Milagrosamente, a pesar del derrumbe de la cúpula del santuario y de algunos edificios administrativos, nadie resultó herido. Los supervivientes lograron encontrarse y ayudarse mutuamente a salir del edificio para ponerse a salvo. La pareja de ancianos estaba fuera de la casa cuando se produjo la explosión.

Jorge Luis Iriarte trabaja como cocinero en la iglesia bautista El Calvario y estaba allí con su hijo cuando ocurrió la explosión. Compartió su creencia de que se había producido un milagro y señaló que las vidas de muchos de los trabajadores de la iglesia y de los niños se salvaron porque, por diversas razones, en el momento de la explosión no estaban donde se suponía que debían estar.

«Ya afuera vimos realmente lo que había pasado», dijo en una declaración escrita. «El hotel perdió casi tres pisos y el costado, que colinda con la iglesia, se desplomó, destruyendo todo lo que había a su paso, [como] el baño, la casa pastoral, las aulas laterales, oficinas y el techo del templo».

El Hotel Saratoga en La Habana Vieja, Cuba, tras la explosión del 6 de mayo de 2022.Cortesía del reverendo Abel Peréz Hernández.
El Hotel Saratoga en La Habana Vieja, Cuba, tras la explosión del 6 de mayo de 2022.

Quedan muchos interrogantes sobre lo que sucederá tras el incidente. El gobierno cubano controla los servicios de gas, y el ejército es el propietario del hotel en el cual se produjo la explosión. Estos hechos parecerían indicar que el gobierno debería asumir la responsabilidad de todos los daños y de resarcir a los afectados. Sin embargo, parece muy poco probable que esto suceda.

El gobierno ha dicho que se está evaluando el futuro del edificio del Hotel Saratoga. Dado que la propiedad pertenece al ejército cubano y está situada en uno de los inmuebles más codiciados de la isla, es probable que el gobierno, en colaboración con empresas privadas, invierta para garantizar que el edificio siga prestando servicio a los turistas y aportando ingresos de una u otra forma. El turismo es una de las principales fuentes de ingreso para el ejército y el gobierno cubanos, y sería sorprendente que dejaran perder el hotel, a pesar de lo costosa que será su reconstrucción.

El futuro de la iglesia es más complicado.

El gobierno tiene un largo historial de dificultar a los grupos religiosos la reparación de sus edificios —incluso cuando estos han logrado obtener materiales de construcción a pesar de la escasez crónica en la isla—, puesto que niegan los permisos, o no responden a las solicitudes presentadas para obtener los permisos requeridos.

La iglesia bautista El Calvario también se encuentra en el centro de la lucrativa industria turística de Cuba, en una zona privilegiada de La Habana Vieja. Los residentes de la zona informan de que se les han acercado personas que se presentaron como empresarios y que les han ofrecido comprarles sus casas.

Y aunque la Convención Bautista de Cuba Occidental es una asociación religiosa histórica y legalmente registrada, no forma parte del Consejo de Iglesias de Cuba, que es la organización que cuenta con el apoyo del gobierno. En los últimos años, los dirigentes de la Convención han sido objeto de ataques por parte del gobierno debido a su participación en iniciativas que promueven la unidad interconfesional, así como por sus críticas públicas a las políticas gubernamentales.

Para emprender la reconstrucción, la iglesia bautista El Calvario y toda la denominación se enfrentarán a una ardua batalla. Considerando experiencias anteriores, pueden esperar falta de apoyo, si no una obstrucción activa, por parte del gobierno.

La reconstrucción y restauración de la iglesia histórica y de la sede de la denominación tendrá un costo prohibitivo y requerirá materiales que son difíciles, si no imposibles, de encontrar en la isla. Incluso si grupos extranjeros intentan ayudar con donaciones financieras y materiales, necesitarán permisos para permitir la entrada de fondos y bienes en la isla. Si lo consiguen, necesitarán permisos adicionales del gobierno para las obras de reparación en sí.

Cada paso dependerá del apoyo y la cooperación del gobierno.

Los cristianos cubanos han expresado su preocupación a CSW (anteriormente conocida como Solidaridad Cristiana Mundial), y señalaron que es posible que el gobierno vea la oportunidad de matar dos pájaros de un tiro. Tan solo con no conceder los permisos, o con alargar el proceso hasta el punto en que la restauración de los edificios históricos ya no sea viable, el gobierno tiene en sus manos el poder para obligar a un grupo religioso que considera una espina en su costado a renunciar a un sitio de profunda importancia histórica y simbólica para los protestantes cubanos. De esta forma, podría apropiarse del terreno y convertirlo en otra empresa que genere ingresos para los militares a través de la industria turística.

La iglesia bautista El Calvario después de la explosión.Cortesía del reverendo Abel Peréz Hernández.
La iglesia bautista El Calvario después de la explosión.

«El edificio es [considerado como un patrimonio nacional de Cuba], con un diseño posiblemente inglés. [Esto] significa que las modificaciones las aprueba el gobierno. [Es obligatorio] mantener la fachada. Tendrán que transformarlo y por dentro hacerlo más moderno», dijo a CSW un experto jurídico residente en La Habana, que pidió que su nombre no sea revelado. «Será muy caro de todas formas. El gobierno apoya la restauración de edificios de la Habana Vieja que se consideran patrimoniales, pero a las iglesias no les ayudan. Les permiten que arreglan con sus propios recursos y donaciones».

La Oficina de Atención a los Asuntos Religiosos (OAAR) del Comité Central del Partido Comunista de Cuba es la encargada de aprobar los permisos que se otorgan a los grupos religiosos para cualquier obra, desde la simple reparación en un tejado, hasta la instalación de baños o la remodelación de edificios existentes. La OAAR ha utilizado durante mucho tiempo la concesión de permisos como una forma de ejercer presión, puesto que en muchos casos recompensa a grupos considerados simpatizantes del gobierno con permisos, mientras que deniega permisos, o simplemente no responde a las solicitudes de aquellos grupos religiosos que no muestran su apoyo o son hostiles.

Por ejemplo, en 2010, cuando los dirigentes de la Iglesia Bautista La Trinidad en Santa Clara (que también forma parte de la Convención Bautista de Cuba Occidental) se negaron a prohibir a los familiares de los presos políticos que asistieran a la histórica iglesia, el gobierno congeló la cuenta bancaria de la iglesia, impidiéndole acceder a la ayuda que había sido donada desde el extranjero para realizar reparaciones importantes en el tejado de la iglesia.

En otro caso, la Iglesia Bautista El Cristo, construida originalmente en 1901, que pertenece a la Convención Bautista de Cuba Oriental (también registrada, pero que no forma parte del Consejo de Iglesias de Cuba), esperó 20 años para recibir respuesta a una solicitud de 1996 para realizar reparaciones vitales en el techo de la iglesia. Mientras tanto, el edificio se infestó de murciélagos y se volvió tan peligroso que en 2005 el Ministerio de Salud lo cerró. Los miembros de la iglesia se vieron obligados a reunirse en una estructura improvisada construida a un costado de la iglesia; dicha estructura no estaba permitida y, por tanto, era técnicamente ilegal. No fue sino hasta 2016, después de que un huracán devastara la zona, que el gobierno expidió permisos para que la iglesia pudiera hacer reparaciones, al igual que otros edificios de la zona, y le permitió recibir donaciones del extranjero para reconstruirla. Lamentablemente, el pastor de la iglesia, que luchó durante más de una década para reparar el templo, falleció antes de su restauración.

Hay cientos de historias similares. En el caso de la iglesia bautista El Calvario, su singular ubicación en un terreno de gran valor y de gran interés financiero para el ejército hace que las posibilidades de que la denominación reciba un trato justo sean aún más inciertas.

El experto legal expresó su esperanza de que la denominación se mantenga firme.

«Pero debemos insistir en no perder la ubicación. El lugar es lo que tiene más valor. La iglesia no debe ceder el lugar, ni cambiarlo por otro. [El gobierno quiere convertir] toda esa zona… en hoteles. Esperan que se caiga, para que [la denominación] tenga que salir y [puedan empezar] a levantar un hotel».

La vigilancia y la defensa, tanto dentro como fuera de Cuba, serán vitales. Es muy poco probable que el gobierno cubano acepte la responsabilidad por la destrucción causada por la explosión e indemnice a los afectados (con excepción de los suyos). Aquellos que se preocupan por la libertad de religión o de creencias en Cuba no pueden permanecer al margen. A medida que la Convención Bautista de Cuba Occidental consiga fondos y materiales de sus homólogos y simpatizantes en el extranjero, nuestra ayuda será necesaria para seguir de cerca el proceso. Debemos presionar al gobierno para asegurar que las autoridades emitan rápidamente los permisos para las amplias y urgentes reparaciones y restauraciones necesarias para asegurar que la iglesia bautista El Calvario continúe sirviendo a los cristianos en Cuba, desde su estratégica ubicación, en las próximas décadas.

Mientras tanto, algunos de los afectados directamente por la explosión siguen encontrando motivos para dar gracias. El pastor de avanzada edad cuya casa fue destruida a causa de la explosión dijo a CSW: «A la iglesia El Calvario le han concedido dos domingos seguidos reunirse en lugares públicos, algo que no hemos podido realizar en más de 60 años. Dios está en control».

Anna-Lee Stangl es jefa de defensa y líder del equipo de las Américas de CSW.

Speaking Out es una columna de opinión para invitados de Christianity Today y, a diferencia de un editorial, no representa necesariamente la opinión de la publicación.

Traducción por Sofía Castillo.

Edición en español por Livia Giselle Seidel.

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15 oraciones por un mundo violento

En tiempos de tanta opresión a causa del sufrimiento, ¿cómo podemos orar?

Christianity Today May 30, 2022
Ilustración por Mallory Rentsch / Source Images: WikiMedia Commons

Como padre de dos niños en educación primaria, la noticia del tiroteo masivo que tuvo lugar el 24 de mayo en Uvalde, Texas —a solo tres horas al sur de donde vivo en Austin, y que provocó la muerte de 19 niños y 2 maestras— me impactó profundamente.

La mañana después del tiroteo, mientras llevaba a mi hija a la escuela, sentí profundamente la fragilidad e imprevisibilidad de la vida, y me di cuenta de que sentía un miedo intenso y un enojo creciente.

Solo 10 días antes del tiroteo en Uvalde, un joven de 18 años impulsado por motivos raciales, vestido con chaleco antibalas y con un rifle con un cargador de gran capacidad, disparó y mató a 10 personas en un supermercado de Buffalo, e hirió a otras tres. Once de las trece víctimas eran de raza negra.

Un día después del tiroteo masivo en una tienda Tops Friendly Markets en el norte del estado de Nueva York, un hombre armado entró en la iglesia Geneva Presbyterian Church, en Laguna Woods, California —donde un grupo de feligreses se había reunido para un almuerzo en honor al expastor de una congregación taiwanesa que hace uso del edificio de la iglesia para sus reuniones—, disparó, mató a una persona e hirió a otras cinco.

Una nación bombardea a otra, una denominación encubre una lista secreta de pastores abusivos, un hombre es señalado por el color de su piel, una cristiana es perseguida a causa de su fe, y miles de personas son desplazadas sin piedad de sus hogares, todo ello con una pandemia mundial como telón de fondo.

Es tentador cerrarse emocionalmente ante toda esta violencia. Es tentador ceder ante la desesperanza. «El mundo es así», podríamos decir, deseando que fuera diferente, pero sintiéndonos impotentes para cambiar las cosas. Es tentador mantenernos distraídos con nuestro trabajo o recurrir a frases espirituales trilladas para adormecer el dolor. «Deja de hacer y deja a Dios hacer». «Dios obra de maneras misteriosas». «El cielo es nuestro verdadero hogar».

Sin embargo, nuestro mundo es violento y la Biblia no nos permite ignorar su violencia ni minimizarla con eslóganes teológicos elegantes. Nos ordena que encaremos a nuestro mundo de frente, juntos, y que, cuando sea necesario, descarguemos nuestra rabia delante de Dios. La Biblia nos invita a enojarnos con Dios, porque Él puede soportar la expresión abierta de toda nuestra rabia, así como nuestras lágrimas amargas. Y esas palabras deben ser expresadas en voz alta, porque en parte es así como evitamos que el caos de la violencia haga raíces en nuestros propios corazones.

Como escribo en mi libro sobre los Salmos [enlaces en inglés], no hay ninguna oración fiel en el libro oficial de culto de Israel, el Salterio, que trivialice el mal, ni hay ninguna fe genuina que ignore los poderes destructivos del pecado, ni ningún testimonio verdadero que haga caso omiso de la violencia en nuestro mundo. Por esta razón, acudimos a los salmos para que nos guíen en tiempos como estos, ya que nos muestran lo que podemos —y, de hecho, lo que debemos— orar en un mundo violento.

Pero queda una pregunta: ¿Cómo exactamente hemos de orar después de tanta violencia? ¿Qué palabras de lamento podemos poner en nuestros labios que den sentido a lo que no tiene ningún sentido? ¿A qué podría decir «amén» todo el pueblo de Dios a la luz del poder corrosivo del odio que permite al prójimo matar irracionalmente a su prójimo? ¿Qué puede decirle a Dios un pueblo que se siente agotado y desanimado en un momento como este?

Por supuesto, estas preguntas no son fáciles de responder, pero en los últimos dos años he intentado encontrar las palabras para estas cuestiones en forma de Oraciones Colectas, con la esperanza de que puedan resultar útiles, y tal vez reconfortantes, para aquellos que, de una u otra forma, se enfrentan a los terrores y traumas provocados por hechos violentos. Que el Señor, en su misericordia, escuche nuestras oraciones.

Una oración de enojo:

Al Dios cuya santa ira trae sanidad; Al Mesías cuya justa ira vence el mal; Al Espíritu Santo que impide que nuestra ira se vuelva destructiva: Recibe nuestros corazones heridos; Toma nuestras palabras iracundas; Protégenos del deseo de venganza. Que nuestra ira justa se convierta en el motor de la justicia en nuestro mundo quebrantado, así como de la restauración de las relaciones rotas en nuestros barrios y hogares. Por amor de tu nombre —y por amor a nosotros mismos— te lo pedimos. Amén.

Una oración después de un tiroteo masivo:

Oh Señor, que aborreces a los que asesinan a los inocentes, no hagas oídos sordos a nuestros clamores de amargura, te lo pedimos, y no nos dejes solos con nuestro dolor en este día. Escucha nuestras furiosas palabras de protesta. ¡Oh Dios de Jacob, atiende nuestros gemidos por justicia y sal a nuestro encuentro en este lugar humilde y desesperado! ¡Despierta, Señor! ¡Levántate! ¡Líbranos del mal, por amor de tu nombre! Rogamos esto para que seamos testigos de tu fuerza para salvar y de tu poder para sanar. Te lo pedimos en el nombre de quien es nuestra Fortaleza y Refugio. Amén.

Una oración de amargo lamento:

Dios misericordioso, que lloras con los que lloran, que rescatas a los oprimidos, que inclinas tu oído a los necesitados y que sanas los corazones quebrantados: escucha nuestra oración. Pon fin a nuestra angustia. Preserva nuestras vidas. Rescátanos. Sánanos. Acércate a nosotros en este día. Oramos en el nombre de Jesús, varón de dolores, experimentado en quebranto, en quien depositamos todas nuestras cargas. Amén.

Una oración por la paz en tiempos de guerra:

Señor, tú que eres el Rey verdadero, te rogamos que tengas misericordia de los pueblos que actualmente sufren los estragos de la guerra. Haz callar a los que desean la guerra, dispersa a los sanguinarios, destruye las armas de guerra y ten compasión de los vulnerables, para que la verdadera paz y la justicia sean restauradas en esta tierra. Te lo pedimos en el nombre del Príncipe de Paz. Amén.

Una oración contra la impiedad:

Oh Señor, tú que aborreces a los sanguinarios, reprende a los asesinos, te rogamos, y rompe la espada de los violentos, para que podamos dar testimonio de ti como el Dios de Justicia y el Señor de Misericordia bajo la luz del sol del mediodía. Te lo pedimos en el nombre de Cristo nuestro Rey. Amén.

Una oración en respuesta a la muerte:

Oh Cristo herido, que has ido a las profundidades monstruosas y te has tragado la muerte entera. Tú que probaste su amarga finalidad y la venciste de una vez y para siempre, te pedimos que nos liberes del miedo a la muerte y nos consueles por las pérdidas que hemos experimentado a causa de ella, para que nuestros corazones sean infundidos hoy con la vida que ofrece tu resurrección. Te lo pedimos en el nombre de Aquel que es la Resurrección y la Vida. Amén.

Una oración por los agentes de policía:

Oh Señor, tú que amas la rectitud y la justicia, te pedimos hoy por todos los agentes de policía, para que los apoyes y bendigas en sus funciones, y los fortalezcas para que defiendan la causa de los vulnerables, mantengan el derecho de los oprimidos, sirvan en favor del bien de la comunidad y preserven la paz en nuestras ciudades, a fin de que sean emisarios de tu justicia en el mundo. Te lo pedimos en nombre de Aquel que gobierna las Naciones. Amén.

Una oración por nuestros enemigos:

Oh Señor, tú que nos pides que hagamos lo imposible —bendecir a nuestros enemigos, orar por los que nos persiguen y amar a los que nos desean el mal— te rogamos que hagas lo imposible en nosotros: ayúdanos a amar a nuestros enemigos como tú los amas. Ayúdanos a recordar quiénes son nuestros verdaderos enemigos: Satanás, la muerte y las fuerzas espirituales del mal. Haz también un milagro en nuestros enemigos por tu Espíritu, y con tu poder soberano refrena el poder del mal en este mundo. Te lo pedimos en el nombre de Aquel que obra lo imposible. Amén.

Una oración contra el odio al prójimo:

Oh Señor, tú que nos mandas bendecir a nuestros enemigos, te rogamos que nos libres de considerar a nuestros prójimos como enemigos, dignos de odio y como si no merecieran más que insultos y maldiciones. Concédenos, en cambio, el corazón de Jesús, para que podamos amar a nuestro prójimo como tú lo amas. Te lo pedimos en el nombre de Aquel que hace salir el sol sobre buenos y malos. Amén.

Una oración para amar al prójimo que sufre:

Oh Señor, tú que no ignoras el dolor de este mundo, abre nuestros ojos para que veamos el dolor de nuestro prójimo, y para que por tu gracia nos convirtamos en la presencia y el poder sanadores de Jesús para ellos, para que nuestros corazones sean encendidos con tu amor hacia el prójimo en este día. Te lo pedimos en nombre de Aquel que es Misericordioso. Amén.

Una oración para ser un pueblo que ama la justicia:

Oh Señor, tú que odias a los que toman decisiones injustas, haz que seamos un pueblo que se oponga a la injusticia que se comete en cualquier lugar como una amenaza a la justicia en todas partes, para que seamos dignos representantes de tu reino justo y extremistas del amor de Cristo. Te lo pedimos en el nombre de Aquel que da libertad a los oprimidos. Amén.

Una oración por los que se cansan de hacer justicia:

Oh Dios, que ves los corazones de todos con perfecta claridad, confieso mi irritación con los que se abren camino con las palabras, que piensan que nadie ve lo que hacen en las sombras, y que viven en un mundo de negación. Confieso que estoy enfadado, asustado y cansado de hacer lo correcto. Fortalece mi corazón, te ruego, para que no pierda la esperanza. Te lo ruego en el nombre del Buen Pastor y Juez Justo. Amén.

Una oración contra la duplicidad de corazón:

Oh Señor, que fuiste vitoreado y abucheado por la misma multitud, ten piedad, te ruego, de mis propias duplicidades: confieso abiertamente un pecado mientras oculto otro; bendigo a Dios por un lado de mi boca, mientras maldigo a mi prójimo por el otro; sonrío en público, pero me enfurezco en privado; amo a Dios y al dinero por igual; además de todos mis demás pecados. Concédeme la gracia de la integridad, de ser el mismo en todo momento, cueste lo que cueste. Te lo ruego en el nombre de Aquel que permanece fiel. Amén.

Una oración por el reino de paz de Dios:

Oh Señor, tú que te manifestaste al mundo en la visita de los magos, manifiéstate hoy al mundo como el Rey que se niega a utilizar la violencia del mundo para lograr la paz que tanto deseamos, para que podamos ser fortalecidos para hacer la obra de tu reino pacífico en nuestro propio tiempo y lugar. Te lo pedimos en el nombre de nuestro Redentor y Rey. Amén.

Una oración de adoración al Príncipe de Paz:

Oh Señor, tú que eres digno de todas nuestras lealtades, juramos lealtad en este día al Cordero de Dios y al reino invertido que Él representa, una nación santa bajo Dios, el Rey Siervo y el Príncipe de Paz, que da libertad y justicia para todos sin excepción alguna. Oramos esto en el nombre de la Santísima Trinidad. Amén.

W. David O. Taylor es profesor asociado de teología y cultura en el Seminario Teológico Fuller. Es autor de Open and Unafraid: The Psalms as a Guide to Life y de las tarjetas ilustradas de oración de los salmos que lo acompañan.

Traducción por Sofía Castillo.

Edición en español por Livia Giselle Seidel.

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El tiroteo en la escuela de Uvalde me dirige a Mateo 18

Jesús dio instrucciones específicas sobre el cuidado de los «más pequeños». La tragedia que tuvo lugar en Texas indica que la iglesia ha fallado.

Dolientes visitan el monumento en homenaje a una de las víctimas del tiroteo masivo ocurrido en una escuela primaria, en la plaza principal de Uvalde.

Dolientes visitan el monumento en homenaje a una de las víctimas del tiroteo masivo ocurrido en una escuela primaria, en la plaza principal de Uvalde.

Christianity Today May 28, 2022
Michael M. Santiago / Getty

Recuerdo que tenía 10 años. Acababa de descubrir mi pasión por el fútbol soccer y miré por primera vez el Mundial completo con mi padre y mi hermano.

Ese año fui a mi primer viaje misionero con mi iglesia a las sierras de Chihuahua, México, donde me fascinó la idea de dedicarme algún día al ministerio a tiempo completo.

Recuerdo que tenía 18 años. Me había graduado del bachillerato [high school] un semestre antes y me había mudado a Alabama por unos meses antes de comenzar la universidad en el otoño. Mi familia ya no estaba unida, y mi madre tenía que trabajar todo el tiempo porque ahora era madre soltera de dos niños.

Sabía que quería dejar atrás esas experiencias difíciles y estudiar en la universidad lejos de casa. Hoy puedo decir que no sabía mucho más a los 18 años de lo que sabía a los 10.

Como periodista y ministro que ha encontrado un hogar en Texas, reflexioné sobre estas etapas de mi vida mientras lamentaba la tragedia que actualmente quebranta a la comunidad latina, y que representa un capítulo más de nuestra a menudo dolorosa historia. Como ahora sabemos, el martes 24 de mayo, 19 niños de 9, 10 y 11 años fueron asesinados por otro que había cumplido 18 años poco más de una semana antes.

Las víctimas amaban a sus mamás, habían tomado la primera comunión y habían tenido una celebración para presentar el cuadro de honor. Eran niños que, al igual que yo hace años, podrían haber mirado su primer Mundial con sus padres y hermanos este mismo año.

La persona que asesinó a estos niños era un hombre que apenas estaba saliendo de la infancia, uno que, como escribe Brennan Manning, tenía «rotas las ruedas de la vida». Solo conocemos la superficie de lo que fue la vida de Salvador Ramos: una madre que luchaba contra la adicción a las drogas, el acoso debido a un impedimento del habla, y un carácter violento que se intensificó a medida que crecía [enlaces en inglés].

Mientras lloramos estas muertes tan terribles, sabemos que Cristo no era indiferente a los niños. Mateo 18 y 19 nos revelan que Jesús, la encarnación misma de Dios, los ama y los ve.

Estos pasajes muestran que, a medida que maduramos en Cristo, lo que se espera de nosotros no solo es que nos parezcamos más a los niños —como aprendieron los discípulos cuando preguntaron quién sería el mayor en el reino de Dios—, sino que también los protejamos y los cuidemos.

Mientras nos esforzamos por buscar soluciones a un problema exasperantemente intratable, tal vez un área que la iglesia debería procurar no descuidar es el cuidado y la protección de los miembros más jóvenes y vulnerables de nuestra sociedad.

Un niño pequeño los guiará

Mateo 18:1-5

En ese momento los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron: «¿Quién es el más importante en el reino de los cielos?».

Él llamó a un niño y lo puso en medio de ellos. Entonces dijo: «Les aseguro que a menos que ustedes cambien y se vuelvan como niños, no entrarán en el reino de los cielos. Por tanto, el que se humilla como este niño será el más grande en el reino de los cielos. Y el que recibe en mi nombre a un niño como este, me recibe a mí».

La definición de grandeza que nuestra cultura entiende es similar a la que entendía la cultura en la que nació Jesús: la riqueza y el poder son indicadores de estatus y la gente dedica toda su vida a alcanzarlos. Pero Jesús tiene un modelo diferente para los que quieren triunfar en su reino: los niños.

Para demostrar su enseñanza, Jesús llama a un niño y lo presenta a sus discípulos. Quiere que consideren la pequeñez, la fragilidad, la dependencia y la humanidad del niño, y quiere que lo imiten. En contraste con su propia cultura, las palabras y acciones de Jesús nos dicen que los niños no solo son personas, sino que además son los miembros más importantes del eterno y santo reino de los cielos.

Pero los niños no son una simple ilustración que Jesús usa para explicar una enseñanza. Nuestras interacciones con los niños reflejan nuestras interacciones con Dios. Recibir a un niño, dice Jesús, es recibir a Dios. Cuando construimos una cultura que hiere a los niños, que los tira al suelo, que ignora su soledad y viola su vulnerabilidad, sugiere algo acerca de la forma en que adoramos al Señor.

Un mundo en el que existen tiroteos masivos contra niños revela de forma explícita nuestro fracaso en honrar y amar la etapa de la vida humana que Dios considera la más importante en el reino de los cielos.

Una expresión de lamento

Mateo 18:6

Pero, si alguien hace pecar a uno de estos pequeños que creen en mí, más le valdría que le colgaran al cuello una gran piedra de molino y lo hundieran en lo profundo del mar.

¿Alguna vez nos hemos preguntado qué cosas hacemos los adultos de la iglesia que pueden causar que los niños pequen? En nuestras conversaciones sobre la importancia que la comunidad tiene en nuestra vida espiritual, ¿con qué frecuencia pensamos en el tipo de compañía que ofrecemos a los niños? ¿Qué consecuencias hay como resultado de que un niño crezca en una sociedad que glorifica las armas?

¿Cómo afecta a los niños el hecho de que los padres abandonen el hogar, que la sociedad normalice la violencia o que vivan en la pobreza? ¿Cómo son perjudicados los niños cuando un líder le miente a los padres, cuando las figuras de autoridad no confían en ellos y cuando los funcionarios electos no cumplen con sus responsabilidades como deberían?

Las consecuencias de estas disfunciones pueden destruir a los niños durante generaciones. Tal como vemos en la teoría de los sistemas familiares, los acontecimientos y los comportamientos tienden a repetirse una y otra vez, de generación en generación. Los comportamientos aprendidos son transmitidos a la siguiente generación casi sin ningún control ni intervención de la generación anterior. Las mentalidades y los razonamientos son transmitidos casi involuntariamente de los mayores a los hijos. Nuestras acciones se convierten en un simple espejo que refleja lo que hicieron nuestros antepasados, y que volverán a repetir los que vengan después de nosotros.

La oveja perdida

Mateo 18:10-14

Miren que no menosprecien a uno de estos pequeños. Porque les digo que en el cielo los ángeles de ellos contemplan siempre el rostro de mi Padre celestial.

¿Qué les parece? Si un hombre tiene cien ovejas y se le extravía una de ellas, ¿no dejará las noventa y nueve en las colinas para ir en busca de la extraviada? Y, si llega a encontrarla, les aseguro que se pondrá más feliz por esa sola oveja que por las noventa y nueve que no se extraviaron. Así también, el Padre de ustedes que está en el cielo no quiere que se pierda ninguno de estos pequeños.

Tal vez haya algunos que crecieron sin la experiencia de ser marginado o rechazado. Tal vez. Pero creo que la mayoría de nosotros recuerda y entiende cómo se siente estar solo. Lo que se siente ser rechazado. Estos versículos revelan que Jesús deja todo cuando sale en busca de aquellos que se han alejado.

Nuestro llamado a imitar a Cristo nos ordena claramente que hagamos lo mismo. Quizás se ha dicho que estos versículos se refieren a nosotros cuando nos alejamos de nuestra fe o simplemente cuando hacemos algo que sabemos que no debemos hacer.

Para mí, sin embargo, estas palabras revelan el corazón de Cristo para niños como Salvador Ramos o Eric Harris y Dylan Klebold. Esos niños solos, que fueron abandonados y rechazados, están en el mundo, y Cristo muestra compasión por ellos.

Nuestra sociedad toma a los niños, los maltrata hasta hacerlos insensibles y luego los descarta cuando ya no los necesita. ¿No nos llama Cristo a ir en busca de los que se han alejado porque nuestra sociedad los ha excluido?

Hay demasiados niños que crecen en nuestra sociedad desatendidos o maltratados por sus padres, y hay pocos adultos equipados para tratar su ira y su dolor de forma saludable, que toman su aislamiento y buscan comunión y significado en la oscuridad.

Para los cristianos, entonces, nuestra tarea es llevar a estos niños a casa. No debemos hacerlo porque nosotros seamos sus salvadores o porque a través de nosotros puedan experimentar una nueva vida. Y «casa» no significa nuestra sociedad, ni nuestra cultura, ni esta nación, porque todas ellas un día pasarán. Nuestro hogar es el reino de Cristo.

Jesús ama a los niños pequeños

Mateo 19:13-15

Llevaron unos niños a Jesús para que les impusiera las manos y orara por ellos, pero los discípulos reprendían a quienes los llevaban.

Jesús dijo: «Dejen que los niños vengan a mí, y no se lo impidan, porque el reino de los cielos es de quienes son como ellos». Después de poner las manos sobre ellos, se fue de allí.

Mark Madrigal es primo de dos de los niños que fueron heridos de bala en Uvalde, y también conocía a varios de los niños que fallecieron.

«Como comunidad, siempre estamos unidos y velamos por los hijos de todos, pase lo que pase», dijo.

Su actitud refleja la actitud a la que nos llama Jesús. Cuando se refiere a los niños, no limita sus instrucciones a los miembros de la familia. La ausencia de especificidad sugiere una responsabilidad hacia todos, incluidos aquellos que están solos, enfadados, reprimidos, traumatizados, tristes, rencorosos, los que no tienen iglesia, y los que la odian.

Aunque este último y lamentable tiroteo nos muestra que tenemos bastante trabajo que hacer, puedo dar testimonio de la actitud envolvente hacia los niños, puesto que es algo que he vivido de primera mano. Al crecer en un hogar monoparental, recibí la guía y el cuidado de los miembros de la iglesia, de mi pastor de jóvenes y su equipo de liderazgo, y de varios otros pastores, lo que ayudó a que mi fe creciera incluso durante un periodo de intensa dificultad. Que los niños que tienen un solo padre o un solo familiar tengan cerca también a personas que se comprometan a caminar con ellos fielmente. La vida puede ser dura. Necesitamos a algunos que caminen tierna y amorosamente a nuestro lado.

Nuestra nación actualmente tiene incluso más niños heridos y que sufren abandono. ¿De qué forma los cristianos de la toda Iglesia encarnaremos nuestro amor a Dios para amar a todos los pequeños de nuestras comunidades?

Isa Torres es ministro, escritor y periodista, y vive en el norte de Texas.

Traducción por Sofía Castillo.

Edición en español por Livia Giselle Seidel.

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