El tiroteo en la escuela de Uvalde me dirige a Mateo 18

Jesús dio instrucciones específicas sobre el cuidado de los «más pequeños». La tragedia que tuvo lugar en Texas indica que la iglesia ha fallado.

Dolientes visitan el monumento en homenaje a una de las víctimas del tiroteo masivo ocurrido en una escuela primaria, en la plaza principal de Uvalde.

Dolientes visitan el monumento en homenaje a una de las víctimas del tiroteo masivo ocurrido en una escuela primaria, en la plaza principal de Uvalde.

Christianity Today May 28, 2022
Michael M. Santiago / Getty

Recuerdo que tenía 10 años. Acababa de descubrir mi pasión por el fútbol soccer y miré por primera vez el Mundial completo con mi padre y mi hermano.

Ese año fui a mi primer viaje misionero con mi iglesia a las sierras de Chihuahua, México, donde me fascinó la idea de dedicarme algún día al ministerio a tiempo completo.

Recuerdo que tenía 18 años. Me había graduado del bachillerato [high school] un semestre antes y me había mudado a Alabama por unos meses antes de comenzar la universidad en el otoño. Mi familia ya no estaba unida, y mi madre tenía que trabajar todo el tiempo porque ahora era madre soltera de dos niños.

Sabía que quería dejar atrás esas experiencias difíciles y estudiar en la universidad lejos de casa. Hoy puedo decir que no sabía mucho más a los 18 años de lo que sabía a los 10.

Como periodista y ministro que ha encontrado un hogar en Texas, reflexioné sobre estas etapas de mi vida mientras lamentaba la tragedia que actualmente quebranta a la comunidad latina, y que representa un capítulo más de nuestra a menudo dolorosa historia. Como ahora sabemos, el martes 24 de mayo, 19 niños de 9, 10 y 11 años fueron asesinados por otro que había cumplido 18 años poco más de una semana antes.

Las víctimas amaban a sus mamás, habían tomado la primera comunión y habían tenido una celebración para presentar el cuadro de honor. Eran niños que, al igual que yo hace años, podrían haber mirado su primer Mundial con sus padres y hermanos este mismo año.

La persona que asesinó a estos niños era un hombre que apenas estaba saliendo de la infancia, uno que, como escribe Brennan Manning, tenía «rotas las ruedas de la vida». Solo conocemos la superficie de lo que fue la vida de Salvador Ramos: una madre que luchaba contra la adicción a las drogas, el acoso debido a un impedimento del habla, y un carácter violento que se intensificó a medida que crecía [enlaces en inglés].

Mientras lloramos estas muertes tan terribles, sabemos que Cristo no era indiferente a los niños. Mateo 18 y 19 nos revelan que Jesús, la encarnación misma de Dios, los ama y los ve.

Estos pasajes muestran que, a medida que maduramos en Cristo, lo que se espera de nosotros no solo es que nos parezcamos más a los niños —como aprendieron los discípulos cuando preguntaron quién sería el mayor en el reino de Dios—, sino que también los protejamos y los cuidemos.

Mientras nos esforzamos por buscar soluciones a un problema exasperantemente intratable, tal vez un área que la iglesia debería procurar no descuidar es el cuidado y la protección de los miembros más jóvenes y vulnerables de nuestra sociedad.

Un niño pequeño los guiará

Mateo 18:1-5

En ese momento los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron: «¿Quién es el más importante en el reino de los cielos?».

Él llamó a un niño y lo puso en medio de ellos. Entonces dijo: «Les aseguro que a menos que ustedes cambien y se vuelvan como niños, no entrarán en el reino de los cielos. Por tanto, el que se humilla como este niño será el más grande en el reino de los cielos. Y el que recibe en mi nombre a un niño como este, me recibe a mí».

La definición de grandeza que nuestra cultura entiende es similar a la que entendía la cultura en la que nació Jesús: la riqueza y el poder son indicadores de estatus y la gente dedica toda su vida a alcanzarlos. Pero Jesús tiene un modelo diferente para los que quieren triunfar en su reino: los niños.

Para demostrar su enseñanza, Jesús llama a un niño y lo presenta a sus discípulos. Quiere que consideren la pequeñez, la fragilidad, la dependencia y la humanidad del niño, y quiere que lo imiten. En contraste con su propia cultura, las palabras y acciones de Jesús nos dicen que los niños no solo son personas, sino que además son los miembros más importantes del eterno y santo reino de los cielos.

Pero los niños no son una simple ilustración que Jesús usa para explicar una enseñanza. Nuestras interacciones con los niños reflejan nuestras interacciones con Dios. Recibir a un niño, dice Jesús, es recibir a Dios. Cuando construimos una cultura que hiere a los niños, que los tira al suelo, que ignora su soledad y viola su vulnerabilidad, sugiere algo acerca de la forma en que adoramos al Señor.

Un mundo en el que existen tiroteos masivos contra niños revela de forma explícita nuestro fracaso en honrar y amar la etapa de la vida humana que Dios considera la más importante en el reino de los cielos.

Una expresión de lamento

Mateo 18:6

Pero, si alguien hace pecar a uno de estos pequeños que creen en mí, más le valdría que le colgaran al cuello una gran piedra de molino y lo hundieran en lo profundo del mar.

¿Alguna vez nos hemos preguntado qué cosas hacemos los adultos de la iglesia que pueden causar que los niños pequen? En nuestras conversaciones sobre la importancia que la comunidad tiene en nuestra vida espiritual, ¿con qué frecuencia pensamos en el tipo de compañía que ofrecemos a los niños? ¿Qué consecuencias hay como resultado de que un niño crezca en una sociedad que glorifica las armas?

¿Cómo afecta a los niños el hecho de que los padres abandonen el hogar, que la sociedad normalice la violencia o que vivan en la pobreza? ¿Cómo son perjudicados los niños cuando un líder le miente a los padres, cuando las figuras de autoridad no confían en ellos y cuando los funcionarios electos no cumplen con sus responsabilidades como deberían?

Las consecuencias de estas disfunciones pueden destruir a los niños durante generaciones. Tal como vemos en la teoría de los sistemas familiares, los acontecimientos y los comportamientos tienden a repetirse una y otra vez, de generación en generación. Los comportamientos aprendidos son transmitidos a la siguiente generación casi sin ningún control ni intervención de la generación anterior. Las mentalidades y los razonamientos son transmitidos casi involuntariamente de los mayores a los hijos. Nuestras acciones se convierten en un simple espejo que refleja lo que hicieron nuestros antepasados, y que volverán a repetir los que vengan después de nosotros.

La oveja perdida

Mateo 18:10-14

Miren que no menosprecien a uno de estos pequeños. Porque les digo que en el cielo los ángeles de ellos contemplan siempre el rostro de mi Padre celestial.

¿Qué les parece? Si un hombre tiene cien ovejas y se le extravía una de ellas, ¿no dejará las noventa y nueve en las colinas para ir en busca de la extraviada? Y, si llega a encontrarla, les aseguro que se pondrá más feliz por esa sola oveja que por las noventa y nueve que no se extraviaron. Así también, el Padre de ustedes que está en el cielo no quiere que se pierda ninguno de estos pequeños.

Tal vez haya algunos que crecieron sin la experiencia de ser marginado o rechazado. Tal vez. Pero creo que la mayoría de nosotros recuerda y entiende cómo se siente estar solo. Lo que se siente ser rechazado. Estos versículos revelan que Jesús deja todo cuando sale en busca de aquellos que se han alejado.

Nuestro llamado a imitar a Cristo nos ordena claramente que hagamos lo mismo. Quizás se ha dicho que estos versículos se refieren a nosotros cuando nos alejamos de nuestra fe o simplemente cuando hacemos algo que sabemos que no debemos hacer.

Para mí, sin embargo, estas palabras revelan el corazón de Cristo para niños como Salvador Ramos o Eric Harris y Dylan Klebold. Esos niños solos, que fueron abandonados y rechazados, están en el mundo, y Cristo muestra compasión por ellos.

Nuestra sociedad toma a los niños, los maltrata hasta hacerlos insensibles y luego los descarta cuando ya no los necesita. ¿No nos llama Cristo a ir en busca de los que se han alejado porque nuestra sociedad los ha excluido?

Hay demasiados niños que crecen en nuestra sociedad desatendidos o maltratados por sus padres, y hay pocos adultos equipados para tratar su ira y su dolor de forma saludable, que toman su aislamiento y buscan comunión y significado en la oscuridad.

Para los cristianos, entonces, nuestra tarea es llevar a estos niños a casa. No debemos hacerlo porque nosotros seamos sus salvadores o porque a través de nosotros puedan experimentar una nueva vida. Y «casa» no significa nuestra sociedad, ni nuestra cultura, ni esta nación, porque todas ellas un día pasarán. Nuestro hogar es el reino de Cristo.

Jesús ama a los niños pequeños

Mateo 19:13-15

Llevaron unos niños a Jesús para que les impusiera las manos y orara por ellos, pero los discípulos reprendían a quienes los llevaban.

Jesús dijo: «Dejen que los niños vengan a mí, y no se lo impidan, porque el reino de los cielos es de quienes son como ellos». Después de poner las manos sobre ellos, se fue de allí.

Mark Madrigal es primo de dos de los niños que fueron heridos de bala en Uvalde, y también conocía a varios de los niños que fallecieron.

«Como comunidad, siempre estamos unidos y velamos por los hijos de todos, pase lo que pase», dijo.

Su actitud refleja la actitud a la que nos llama Jesús. Cuando se refiere a los niños, no limita sus instrucciones a los miembros de la familia. La ausencia de especificidad sugiere una responsabilidad hacia todos, incluidos aquellos que están solos, enfadados, reprimidos, traumatizados, tristes, rencorosos, los que no tienen iglesia, y los que la odian.

Aunque este último y lamentable tiroteo nos muestra que tenemos bastante trabajo que hacer, puedo dar testimonio de la actitud envolvente hacia los niños, puesto que es algo que he vivido de primera mano. Al crecer en un hogar monoparental, recibí la guía y el cuidado de los miembros de la iglesia, de mi pastor de jóvenes y su equipo de liderazgo, y de varios otros pastores, lo que ayudó a que mi fe creciera incluso durante un periodo de intensa dificultad. Que los niños que tienen un solo padre o un solo familiar tengan cerca también a personas que se comprometan a caminar con ellos fielmente. La vida puede ser dura. Necesitamos a algunos que caminen tierna y amorosamente a nuestro lado.

Nuestra nación actualmente tiene incluso más niños heridos y que sufren abandono. ¿De qué forma los cristianos de la toda Iglesia encarnaremos nuestro amor a Dios para amar a todos los pequeños de nuestras comunidades?

Isa Torres es ministro, escritor y periodista, y vive en el norte de Texas.

Traducción por Sofía Castillo.

Edición en español por Livia Giselle Seidel.

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News

Los pastores de Uvalde están en duelo por las pérdidas

Un líder bautista hispano se centra en atender a su familia tras la muerte de su bisnieta en el tiroteo.

Escuela primaria Robb en Uvalde, Texas.

Escuela primaria Robb en Uvalde, Texas.

Christianity Today May 28, 2022
Jordan Vonderhaar / Getty Images

En la tranquila ciudad de Uvalde, Texas, de apenas 16 000 habitantes, casi todo el mundo tiene conexiones con las familias, las maestras y los niños sacudidos por el mortal tiroteo en la escuela primaria.

«Estaba regando mis flores en el patio delantero cuando oí los disparos», dijo Julián Moreno, expastor de la Primera Iglesia Bautista. Moreno vive a dos cuadras de la escuela primaria Robb, donde un joven de 18 años de edad mató a diecinueve niños y dos maestras el martes.

A los pocos minutos de escuchar los disparos, Moreno dijo que vio a dos policías corriendo por la calle. Luego, un intercambio de disparos tan cercano que pudo oler la pólvora.

Sabiendo que su bisnieta Lexi era alumna de esa escuela, Moreno se dirigió al recinto una vez que cesaron los disparos.

Más tarde se enteró de que el ataque había tenido lugar justo en el aula de Lexi, de 10 años, y que ella había sido una de las víctimas.

Fuera de la escuela, dijo Moreno, el ambiente irradiaba miedo, mientras los padres clamaban que se les permitiera entrar en el edificio atrincherado. Los agentes del Departamento de Seguridad Pública de Texas y de la Patrulla Fronteriza se gritaban unos a otros mientras se ponían el equipo y se acercaban a la escuela.

«La gente hablaba en voz alta, muchos lloraban», dijo. «Decían: “Mi hijo o mi hija están en ese edificio”, y los agentes se limitaban a decir: “Lo siento, no pueden seguir adelante”».

Situada a 80 millas [130 kilómetros] al oeste de San Antonio, y a una hora de la frontera con México, la ciudad de Uvalde es un 82 % de origen hispano, con considerables poblaciones católicas y bautistas [enlaces redirigen a contenido en inglés]. Alrededor de 20 iglesias locales se han unido para apoyar a su comunidad, ahora conocida como el lugar en el que tuvo lugar el tercer tiroteo escolar más mortífero de EE. UU.

Por ser un líder religioso, la gente de la comunidad ha acudido a pastores como Moreno para que les guíen en su dolor. Moreno ha sido quien más ha orado con su nieta Kimberly Mata-Rubio, la madre de Lexi, que ‹entró en completo estado de shock».

Después de la ceremonia del cuadro de honor que tuvo lugar el martes por la mañana, Mata-Rubio escribió: «Le dijimos que la queríamos y que la recogeríamos después de la escuela. No teníamos ni idea de que esa sería una despedida». Sollozó mientras su esposo hablaba sobre Lexi para CNN el miércoles.

«Necesito ser lo más fuerte posible para poder atender a mi familia en particular», dijo Moreno.

En una ciudad tan pequeña, muchas de las personas a las que la gente acude en busca de apoyo espiritual están también de duelo. Todo el lugar está devastado.

«Es un pueblo pequeño. Todo el mundo se conoce», dijo Joe Aguilar, representante de zona de los Bautistas de Texas para el Valle del Río Grande. «Van a necesitar mucha ayuda».

Los Bautistas de Texas informaron que Aguilar condujo hasta Uvalde para orar con los miembros de la comunidad frente a la escuela el martes, y ha ayudado a coordinar a los capellanes para que asistan a los pastores locales.

«Quieres asegurarte de que las personas que están brindando sus servicios estén capacitadas, porque queremos dar la mejor ayuda, la mejor asistencia a estas familias que están en su peor momento de la vida. Y no cualquiera está preparado para algo así», dijo.

Anyra Cano, profesora adjunta de la Universidad Bautista de las Américas y esposa del pastor de la Iglesia Bautista Victoria en Cristo, de Fort Worth, hizo planes para viajar a Uvalde y trabajar con los padres para «ayudar a sus hijos a afrontar sus miedos».

Neftali Barboza, pastor de la Iglesia Nueva Jerico, acababa de recoger a su hijo en la escuela primaria Robb justo antes de que se produjera el ataque. La funeraria situada frente a la escuela, que sirvió como refugio, estaba llena de niños aterrorizados, y Barboza fue llamado para consolarlos.

«Me quedé y ayudé a cuidar a los niños», dijo a Baptist Press. «Me comuniqué con todos los padres que pude para decirles que su hijo estaba a salvo».

El Centro de Investigación Pew ha descubierto que el 24 % de los estadounidenses afirman que su fe se fortalece en tiempos de tragedia, y las iglesias suelen tener fines de semana de alta asistencia después de que acontece un suceso horrible. Los pastores como Barboza se están preparando para celebrar servicios completos, funerales y reuniones de oración mientras los miembros de la comunidad se reúnen para procesar y llorar juntos.

El miércoles por la noche, los ministros organizaron una vigilia de oración que tuvo un lleno total en la arena Uvalde Fairplex, a la que asistieron el gobernador Greg Abbott y el senador Ted Cruz. Entre cantos de adoración y comentarios, Tony Gruben, pastor de la iglesia Baptist Temple Church, oró para que «Dios sane sus pequeños corazones y sus pequeñas almas». Algunos oraron en grupos pequeños, mientras otros sollozaban durante la interpretación del himno «Amazing Grace» [Sublime Gracia] por parte de un violinista solista.

El jueves, la parroquia católica Sacred Heart Catholic Parish de Uvalde celebró también un servicio de oración por las víctimas.

El pastor Doug Swimmer, de la iglesia The Potter's House, dijo a ABC News que acudió al hospital para orar con las familias que están allí. Además de las 21 personas muertas, otras 17 resultaron heridas en el atentado.

«Sé que lo que nos va a ayudar a salir adelante es la gracia de Dios y el amor de Dios», dijo. «Lo que el mundo necesita y lo que nuestra comunidad necesita es una luz que brille en la oscuridad».

Traducción y edición en español por Livia Giselle Seidel.

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Ideas

Sobreviví a un tiroteo. He aquí algunas sugerencias sobre cómo orar por las víctimas.

Necesitamos algo más que simples palabras de consuelo.

Iglesia St. Pius X en El Paso, Texas, realiza una vigilia por las víctimas del tiroteo del 3 de agosto de 2019.

Iglesia St. Pius X en El Paso, Texas, realiza una vigilia por las víctimas del tiroteo del 3 de agosto de 2019.

Christianity Today May 25, 2022
Mario Tama / Getty Images

Nota del editor: Este artículo fue publicado originalmente en inglés en respuesta al atentado ocurrido en El Paso en 2019.

Tengo sentimientos encontrados con respecto a la frase «están en nuestros pensamientos y en nuestras oraciones» [enlace en español].

Esta frase se ha convertido en la expresión que habitualmente se dice después de cada tiroteo masivo, y que se repite en tuits y declaraciones que buscan ofrecer condolencias a las familias y comunidades sacudidas por la tragedia. Al igual que muchas otras personas afectadas por la violencia con armas, no puedo evitar sentir frustración y cinismo cada vez que escucho a alguien decir que estaremos en sus «pensamientos y oraciones».

Han pasado seis años desde que recibí un disparo cuando un hombre armado abrió fuego en el New River Community College de Virginia [enlaces en inglés]. Cada vez que escucho en las noticias acerca de un tiroteo masivo, o de un niño que falleció después de encontrar un arma cargada en su casa, o de un suicidio o una muerte sin sentido por arma de fuego, me pregunto si la acción de los que ocupan puestos de poder alguna vez seguirá a los pensamientos y oraciones.

Como sobreviviente de un tiroteo, creo en la acción. Al mismo tiempo, creo en el poder de la oración. Conozco de primera mano lo que presenciar un tiroteo le hace a la mente, y lo que una bala hace al cuerpo, y creo que mi recuperación y sanación son el resultado directo de las oraciones que otros elevaron por mí.

Es natural sentir impotencia luego de un tiroteo masivo. Mientras lloramos las vidas de los que fallecieron en El Paso, Dayton y cualquier otra comunidad donde la violencia armada es una realidad cotidiana, puede parecer imposible encontrar las palabras para orar.

El hecho de que sea una sobreviviente no significa que pueda encontrar por mí misma una solución a la crisis de la violencia armada. Lo que sí puedo compartir, sin embargo, es una reflexión sobre algunas formas específicas y prácticas en que podemos orar por los sobrevivientes como parte de nuestra respuesta a la violencia armada.

Ore por el dolor, las heridas físicas y los tratamientos

El tratamiento de las heridas de bala es a menudo un proceso de prueba y error, en el cual los médicos pueden tardar días en averiguar cómo proporcionar los cuidados y el alivio necesarios. Para muchos sobrevivientes significa una recuperación que lleva años, y que puede incluir cirugías y rehabilitación física. Ore para que reciban alivio del dolor físico, para que las secuelas de las heridas sean mínimas y para que tengan la fuerza necesaria para perseverar en los tratamientos subsiguientes.

Ore por las heridas invisibles

Los sobrevivientes han presenciado lo inimaginable, lo cual a menudo incluye ver cómo sus seres amados son heridos o asesinados. Son imágenes que nunca conseguirán borrar de sus mentes. Ya sea que hayan sido o no heridos durante una tragedia, se encuentran procesando su experiencia cercana con la muerte y preguntándose cómo será su nueva realidad. Muchos sobrevivientes se enfrentan a un trastorno de estrés postraumático, a la ansiedad y a la depresión. Ore por el trauma emocional que están afrontando. Ore para que tengan la posibilidad de acceder a consejería, terapia y cualquier tipo de tratamiento para la salud mental que necesiten.

Ore por sabiduría para los médicos, los enfermeros y todos los especialistas médicos que les brinden tratamiento

El personal médico asume una gran responsabilidad cuando brinda tratamiento y cuidado a las víctimas de un incidente. Oremos que tengan sabiduría cuando tomen decisiones de diagnósticos o tratamientos, que tengan manos firmes cuando realicen cirugías, que sean amables cuando hablen con sus pacientes, y que tengan resistencia y fortaleza al momento de brindar atención médica.

Ore para que sean protegidos de ver fotos e información sobre el tirador

Nunca olvidaré cuando me desperté y vi el rostro de la persona que me había disparado junto a mi fotografía en la primera página del periódico, o cuando vi mi nombre en las noticias nacionales. A medida que los videos y las fotos fueron difundidos en la cobertura periodística, oré para que los sobrevivientes fueran protegidos de escuchar hablar sobre el tirador, a fin de que esto no reviviera su trauma una y otra vez.

Ore para que no tengan pesadillas y para que puedan dormir y descansar

En mi caso, dormir fue una de las cosas que me resultaron más difíciles en los días posteriores al tiroteo. Me aterraba cerrar los ojos y, cuando lo hacía, sufría pesadillas. Después de un trauma tan fuerte, el cuerpo necesita descanso. Ore para que los sobrevivientes puedan dormir sin miedo.

Ore por la provisión económica para los gastos médicos y otras necesidades

El impacto financiero de un disparo es devastador para las familias, especialmente si la persona herida era el proveedor de su casa o si vivirá con una discapacidad de por vida a causa del mismo. Por favor, ore por la provisión económica para las facturas del hospital, los cuidados posteriores, los recursos necesarios para recuperarse correctamente y el tratamiento continuo para la salud mental.

Ore por dirección y apoyo durante el proceso judicial

Cuando hay incidentes en los que los tiradores son detenidos, los sobrevivientes deben enfrentar un largo y tedioso proceso judicial lleno de procedimientos en juzgados. Se les pedirá que testifiquen sobre el peor día de sus vidas y serán obligados a escuchar los detalles traumatizantes del incidente. Conozco de primera mano lo abrumador que puede ser este proceso. Ore para que reciban el apoyo y la guía necesarios a medida que las autoridades trabajan para llevar a los tiradores ante la justicia.

Ore para que tengan un sistema de apoyo fuerte a largo plazo

Apoyar a un sobreviviente de un tiroteo no es una tarea de corta duración. Por favor, ore para que cada sobreviviente tenga un sistema de apoyo inquebrantable donde haya mucha gente que los quiera, los cuide, y no los abandone si las cosas se ponen difíciles. Ore para que los sobrevivientes no se sientan como si fueran una carga pesada para los que los rodean, sino que permitan que otros les sirvan.

Ore por la contención de parte de otros supervivientes

Contar con un sistema de apoyo de amigos y familiares es muy importante para un sobreviviente. Sin embargo, hay un tipo especial de apoyo que solo es posible cuando uno tiene la posibilidad de lamentarse con otro sobreviviente que puede comprender plenamente su sufrimiento y experiencia. Ore para que puedan establecer vínculos y reciban apoyo de personas que han pasado por lo mismo.

Ore para que no vuelvan a sentir el trauma cuando escuchen de otros tiroteos

Para un sobreviviente, puede parecer imposible experimentar verdadera sanación cuando tenemos que revivir constantemente nuestra experiencia con cada nuevo tiroteo masivo que ocurre. En cada ocasión nos inundan los recuerdos de nuestra experiencia. Para muchos de nosotros, esto incluye cosas como síntomas de trastorno de estrés postraumático (TEPT) y ataques de pánico. Ore para que Dios les proporcione una paz que sobrepase todo entendimiento y fortaleza cuando sean débiles.

Siga orando

Si puedo convencer a alguien de que haga solo una cosa de esta lista, espero que sea esta: continúe orando. Para muchos sobrevivientes, incluyéndome a mí misma, el día del tiroteo no es el más difícil. El día más difícil viene después, cuando uno se enfrenta a una nueva realidad posterior al incidente. Cuando los mensajes de aliento dejan de llegar, cuando la gente deja de preguntarte cómo estás, cuando el ciclo de noticias cambia y empiezas a sentirte olvidado y aislado. Que la gente siga orando por ti meses y años después del tiroteo es una forma significativa de mostrar apoyo.

Dios conoce las necesidades de los sobrevivientes, por lo que no creo que sea necesario saber exactamente por qué debemos orar para poder hacerlo. Sin embargo, cuando reconocemos las necesidades específicas de los demás, entonces somos más capaces de empatizar con ellos, de amarlos y servirlos. También somos más capaces de reconocer el profundo y persistente trauma provocado por la violencia con armas que perdura mucho tiempo después de que las cámaras de los noticieros se han marchado.

Espero que esta lista sea de ayuda para orar por las víctimas de los tiroteos. Y aunque mi oración es que no haya una próxima vez, espero que también sea útil en caso de que sí suceda.

Taylor Schumann es escritora y sobreviviente de un tiroteo. Colaboró en el libro If I Don't Make It, I Love You: Survivors in the Aftermath of School Shootings. Vive con su marido y su hijo en Charleston, Carolina del Sur.

Speaking Out es una columna de opinión para invitados de Christianity Today y, a diferencia de un editorial, no representa necesariamente la opinión de la publicación.

Traducción por Sofía Castillo.

Edición en español por Livia Giselle Seidel.

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News

Los bautistas del sur se negaron a actuar ante los abusos, a pesar de contar con una lista secreta de pastores

Investigación: El personal del Comité Ejecutivo de la SBC calificó los gritos de ayuda de los defensores como una «distracción del evangelismo» y una «responsabilidad legal», obstaculizando sus informes y resistiendo sus peticiones de reforma.

Una investigación independiente examinó las respuestas del Comité Ejecutivo de la Convención Bautista del Sur ante los casos de abuso.

Una investigación independiente examinó las respuestas del Comité Ejecutivo de la Convención Bautista del Sur ante los casos de abuso.

Christianity Today May 25, 2022
Cortesía de Baptist Press / Edición por Mallory Rentsch

Armados con una lista secreta de más de 700 pastores que cometieron abusos, los líderes de la Convención Bautista del Sur (SBC, por sus siglas en inglés) optaron por proteger a la denominación de las demandas judiciales en vez de proteger a las personas de sus iglesias de posibles nuevos abusos.

Los supervivientes, defensores y algunos de los propios bautistas del sur pasaron más de 15 años pidiendo que se diseñaran mecanismos para evitar que los depredadores sexuales pasaran tranquilamente de un rebaño a otro. Los hombres que controlaban el Comité Ejecutivo (en adelante CE) —que dirige las operaciones cotidianas de la Convención Bautista del Sur— conocían el alcance del problema. Pero, en estrecha colaboración con sus abogados, difamaron a las personas que querían hacer algo contra los abusos y rechazaron repetidamente las peticiones de ayuda y reforma.

«Tras bambalinas, los abogados aconsejaban no decir nada y no hacer nada, incluso cuando las personas que llamaban [para presentar sus denuncias] identificaban a depredadores que seguían en los púlpitos de la SBC», según relata un enorme informe de investigación externo publicado el domingo 22 de mayo.

La investigación centra la responsabilidad en los miembros del personal del CE y en sus abogados, y afirma que los cientos de fideicomisarios elegidos del CE se mantuvieron en gran medida en la oscuridad. El consejero general del CE, Augie Boto, y el abogado de larga data Jim Guenther aconsejaron a los tres últimos presidentes del CE (Ronnie Floyd, Frank Page y Morris Chapman) que tomar medidas contra los abusos supondría un riesgo para la política y responsabilidad legal de la SBC, lo que llevó a los presidentes a impugnar las reformas propuestas contra los abusos.

Cuando surgieron nuevos llamados a la acción con los movimientos #ChurchToo y #SBCToo, Boto se refirió a la defensa de los supervivientes de abusos como «una estratagema satánica para distraernos completamente de la evangelización».

Los supervivientes, en respuesta, describieron los devastadores efectos, no solo de sus experiencias de abuso, sino de las respuestas evasivas e insultantes que recibieron de los líderes del CE durante más de 15 años.

Christa Brown, activista defensora desde hace años tras haber sufrido abusos sexuales por parte de su pastor a los 16 años, dijo que los «innumerables encuentros con líderes bautistas» que la rechazaron y descreyeron «dejaron un legado de odio» y le dieron a entender: «eres una criatura carente de valor, tú no importas». Como resultado, dijo, en lugar de que su fe le proporcionara solaz, se ha «entretejido neurológicamente con una pesadilla». Se refirió a ello como un «asesinato del alma».

Otra víctima, Debbie Vasquez, fue agredida sexualmente en repetidas ocasiones por un pastor de la SBC desde los 14 años. Cuando una de las agresiones provocó su embarazo, fue obligada a disculparse ante la iglesia, pero se le prohibió mencionar al padre. El pastor pasó a servir en otra iglesia bautista del sur, y cuando Vásquez se dirigió al CE, sus súplicas fueron ignoradas y evadidas durante años hasta que Houston Chronicle realizó una investigación hace tres años.

Mientras tanto, en los últimos 20 años, una serie de presidentes de la SBC no respondieron adecuadamente a los abusos en sus propias iglesias y seminarios. En varios casos, los líderes se pusieron del lado de personas e iglesias que de forma creíble habían sido señaladas como culpables, ya sea de abusos o de encubrimiento. Uno de los expresidentes, el pastor Johnny Hunt, agredió sexualmente a la esposa de otro pastor en 2010, según descubrieron los investigadores.

En la reunión anual que se celebrará en Anaheim (California) el mes que viene, un año después de haber votado el inicio de la investigación, miles de bautistas del sur decidirán si están preparados para realizar los drásticos y costosos cambios que recomienda el informe en beneficio de los supervivientes y de la seguridad de la iglesia.

«En medio de mi dolor, rabia y decepción por los graves pecados y fracasos que este informe pone al descubierto, creo sinceramente que los bautistas del sur debemos decidirnos a cambiar nuestra cultura y a aplicar [estas] reformas tan desesperadamente necesarias», dijo Ed Litton, presidente de la SBC, en una declaración a CT. «El momento es ahora. Tenemos mucho que lamentar, pero el dolor genuino requiere una respuesta piadosa».

Guidepost Solutions, la empresa externa de investigación, quiere que la denominación de 13.7 millones de miembros cree una base de datos en línea de los abusadores, ofrezca compensación a los supervivientes, limite drásticamente los acuerdos de no divulgación y establezca una nueva entidad dedicada a responder a los casos de abuso. Las directrices del informe de 288 páginas les sonarán familiares a los supervivientes y a los defensores de derechos humanos que han venido reclamando estas medidas desde el principio.

«¿Cuántos niños y miembros podrían haberse librado de un daño horrible si el Comité Ejecutivo hubiera actuado en 2006, cuando les escribí por primera vez, instándoles a tomar medidas concretas? ¿Y cuántos supervivientes podrían haberse ahorrado el infierno de sufrir un segundo trauma al intentar denunciar los abusos sexuales del clero en una estructura que sistemáticamente les da la espalda?», preguntó Brown en una carta de 2021. «La prolongada resistencia del Comité Ejecutivo de la SBC a las reformas en materia de abusos ahora ha dado lugar a toda una nueva cosecha de víctimas de abusos sexuales a manos de clérigos, y de supervivientes que sufrieron un segundo trauma en sus esfuerzos por denunciar».

Al anticiparse a la publicación del informe, el actual presidente interino del CE, Willie McLaurin, y el gobernador de la junta del CE, Rolland Slade, citaron el libro de Eclesiastés: «Pues Dios juzgará toda obra, buena o mala, aun la realizada en secreto» (12:14).

Los líderes actuales instaron a los bautistas del sur a ser receptivos a las malas noticias.

«Este es un tiempo y una temporada para buscar nuestros defectos; un tiempo para abrazar las conclusiones del informe, un tiempo para reconstruir la confianza de los bautistas del sur y un tiempo para sanar afrontando los retos requeridos con los cambios necesarios que se esperan», escribieron la semana pasada.

La mayor investigación de la historia de la SBC

El informe representó un compromiso de 2 millones de dólares, con 330 entrevistas y cinco terabytes de documentos recopilados durante un lapso de ocho meses. El CE también se comprometió a destinar otros 2 millones de dólares a los costos legales de la investigación, lo que supone una inversión total de 4 millones de dólares, financiados por las iglesias y convenciones que aportan al Programa Cooperativo.

La abogada defensora Rachael Denhollander, que asesoró al grupo de trabajo de la SBC que coordinó la investigación, tuiteó: «El nivel de transparencia en esa investigación es incomparable». Se trata de la mayor investigación de la historia de la SBC; ya ha cambiado la composición del CE y puede determinar la trayectoria de esta denominación de 177 años de antigüedad.

La investigación de Guidepost incluyó comunicaciones legales privilegiadas sobre los casos de abuso de los últimos 20 años, una disposición que llevó al presidente del CE, Ronnie Floyd, a dimitir en octubre y al bufete de abogados Guenther, Jordan & Price a retirar sus servicios después de 60 años de trabajar para la SBC.

Según el informe, el bufete aconsejó activamente al CE que no asumiera la responsabilidad de los abusos. Guenther trabajó junto a Boto, un abogado que estuvo involucrado en el CE desde la década de 1990 y hasta 2019, sirviendo como fideicomisario, vicepresidente, consejero general y presidente interino. Fue aliado de Paige Patterson durante el Resurgimiento Conservador. (El año pasado, a Boto se le prohibió desempeñar cualquier cargo en las entidades bautistas del sur como resultado de un acuerdo legal que implicaba movimientos financieros después de que Patterson fuera despedido de un seminario de la SBC por el mal manejo de una acusación de violación).

Boto y Guenther convirtieron cada discusión sobre los casos de abuso en una discusión sobre cómo proteger al CE de responsabilidades legales, haciendo de ello la máxima prioridad, según el informe.

«Cuando se presentaron acusaciones de abusos al CE, incluidas las acusaciones de que había delincuentes sexuales condenados que seguían en el ministerio, los dirigentes del CE no solían hablar de esta información fuera de su círculo más íntimo, a menudo no respondían a el o la superviviente, y no tomaban ninguna medida para enfrentar estas acusaciones con el fin de evitar los abusos en curso, o la repetición de tales abusos en el futuro», asegura el informe. «Casi siempre el enfoque interno se centró en proteger a la SBC de las responsabilidades legales y no en atender a los supervivientes o crear algún plan para prevenir los abusos sexuales dentro de las iglesias de la SBC».

La Convención Bautista del Sur dice con orgullo que consiste en un grupo de iglesias autónomas. Se unen para el trabajo misionero, el compañerismo y la capacitación, pero la convención no tiene jerarquía. No ordena ni nombra pastores, ni tiene autoridad sobre las 47 000 iglesias que han decidido afirmar sus declaraciones de fe y hacer aportaciones a su Programa Cooperativo.

Esa falta de supervisión significa que cuando algo va mal en una iglesia o entidad de la SBC, el CE puede alegar que no tiene la culpa puesto que las iglesias son independientes. El asesor jurídico argumentó que cuanto más dirigieran los líderes de la denominación a las iglesias para tratar los casos de abuso, mayor responsabilidad asumiría la SBC por los errores y la mala gestión.

Según el informe, ya en el año 2000, Patterson consideró que la capacitación en prevención de abusos era una forma de defenderse de las demandas, y le dijo a un pastor que las iglesias que pudieran documentar «algún esfuerzo por educar a los que trabajan entre los niños sobre cómo vigilar y responder a los peligros» no tendrían litigios contra ellas.

Como presidente de los seminarios Southeastern y Southwestern, Patterson disuadió a dos mujeres que compartieron acusaciones de violación de presentar sus denuncias. Fue despedido del Seminario Teológico Bautista Southwestern en 2018 por su respuesta y ha sido demandado, junto con el seminario, por la estudiante de Southwestern.

El socio de Patterson, Paul Pressler, abogado y líder durante el Resurgimiento Conservador, también enfrenta un litigio por las afirmaciones de que utilizó su poder para abusar de jóvenes varones, y la propia SBC está mencionada en la demanda. (Ni Patterson ni Pressler, ex vicepresidente ejecutivo de la SBC y ex miembro del CE, aceptaron ser entrevistados para la investigación, aunque los abogados de Patterson presentaron un documento de dos páginas).

Patterson y su compañero, el ex presidente de la SBC Jerry Vines, han sido objeto de escrutinio por su anterior apoyo a Darrell Gilyard, un pastor con una serie de acusaciones de conducta sexual inapropiada que se remontan a la década de 1990. El informe cita a un miembro del CE que, en un correo electrónico, dijo que 44 mujeres acudieron a los dos líderes de la SBC para hablar de Gilyard, «y en casi todos los casos, se les avergonzó por ello y se les hizo sentir que no se les creía. Según todos los relatos publicados, parece que Gilyard pasó de una iglesia a otra y dejó vidas arruinadas a su paso».

Los abogados del CE, Guenther y Boto, discutieron la idea de una base de datos de abusadores desde 2004, en respuesta al caso de Brown. El tema volvió a surgir en 2007, tras una moción en la reunión anual. El personal del CE no siguió adelante con la idea en ese momento. Guenther escribió en un correo electrónico que le preocupaba que «se pudiera pensar que la SBC tenía el deber de advertir a un tribunal».

Sin embargo, con la ayuda del portavoz y vicepresidente Roger «Sing» Oldham y de un miembro no identificado del personal del CE, comenzaron a llevar una lista. A petición de Boto, según el informe, el miembro del personal recopiló recortes de prensa y realizó un seguimiento de los pastores abusivos en una tabla con nombre, año, estado y denominación. La primera versión, en 2007, incluía a 66 personas detenidas o demandadas por abusos. Para 2022, la lista creció hasta incluir 703, y se cree que 409 pertenecían a iglesias afiliadas a la SBC.

Una serie del Houston Chronicle de 2019, que marcó un parteaguas en la respuesta y la prevención de los abusos, descubrió a 380 pastores afiliados a la SBC acusados de abusos sexuales.

Sin embargo, mientras la lista secreta de ministros abusadores crecía, los líderes del CE siguieron haciendo de los supervivientes y sus defensores el objeto de sus críticas. Se quejaron de que los supervivientes no entendían la política de la SBC y de que querían aprovecharse de la denominación. Patterson calificó al grupo de defensa SNAP (Survivors Network of those Abused by Priests) de ser «tan reprobable como los mismos delincuentes sexuales». Un miembro del CE dijo que Brown, que dirigía StopBaptistPredators.org, donde presentaba historias de supervivientes y publicaba informes sobre ministros abusadores, era una «persona sin integridad».

Boto vio al diablo trabajando en sus esfuerzos. En un correo electrónico obtenido por Guidepost, escribió:

Todo esto debe verse como lo que es. Es un plan satánico para distraernos completamente de la evangelización. No es el evangelio. Ni siquiera es una parte del evangelio. Es una jugada de despiste. Sí, Christa Brown y Rachael Denhollander han sucumbido a una heurística de disponibilidad debido a sus victimismos. Han acudido a la SBC en busca de abusos sexuales y, por supuesto, los han encontrado. Sus protestas han provocado ciertamente una cascada de disponibilidad. (…) Pero ellas no tienen la culpa. Es el diablo el que está obteniendo un éxito temporal.

Según un miembro anónimo del personal del CE, «en casi todos los casos del pasado en que las víctimas han acudido a los que tienen el poder en la SBC, han sido rechazadas, avergonzadas y vilipendiadas. En el CE, hemos heredado una cultura de rechazo a quienes cuestionan el poder o acusan a los líderes».

Sin embargo, los principales líderes bautistas del sur no se limitaron a descreer e insultar a los supervivientes. En algunos casos, se alinearon con los autores convictos o confesos y les ayudaron personalmente.

El informe incluye varios ejemplos:

  • Mike Stone, ex presidente del CE y candidato a la presidencia de la SBC en 2021, ayudó a elaborar una disculpa para un pastor amigo suyo después de que se descubriera que éste había intercambiado mensajes de texto explícitos con alguien de su congregación en 2019. Stone declaró que «nunca ha apoyado ni apoyaría a sabiendas a una iglesia que retuviera a un pastor acusado de conductas sexuales inapropiadas» y que no había oído hablar de las acusaciones contra el pastor hasta que se le preguntó por ellas durante la investigación de Guidepost.
  • Augie Boto testificó como testigo de carácter para el entrenador de gimnasia de Nashville, Marc Schiefelbein, que había sido condenado en 2003 por acoso sexual contra una niña de 10 años.
  • Jack Graham, presidente de la SBC de 2002 a 2004, no denunció a un ministro de música que fue despedido en 1989 después de que la Iglesia Bautista de Prestonwood se enterara de que había abusado de un menor. El ministro se pasó a otra iglesia y fue condenado por sus delitos en Prestonwood más de 20 años después. (La iglesia «niega categóricamente la forma en que el informe caracteriza el incidente de hace 33 años», dijo el actual pastor ejecutivo Mike Buster en una declaración. «Prestonwood nunca ha protegido ni apoyado a abusadores, ni en 1989 ni después»).
  • Steve Gaines, presidente de la SBC de 2016 a 2018, sabía que un ministro del personal de su iglesia, Bellevue Baptist, había abusado anteriormente de un niño, pero no lo reveló sino hasta que el caso salió a la luz en un blog.

El informe de investigación también encontró casos en los que los propios líderes del CE cruzaron las líneas morales:

  • Frank Page, presidente del CE, dimitió repentinamente en marzo de 2018. Un comunicado oficial dijo que la dimisión se debía a una «relación moralmente inapropiada». El CE no investigó si fue consensuada, ni investigó «si su conducta se había trasladado también al lugar de trabajo».
  • Johnny Hunt, presidente de la SBC de 2008 a 2010, manoseó y besó a la esposa de un pastor más joven un mes después de que terminara su mandato presidencial y dijo a la pareja que lo mantuviera en secreto.

La agresión sexual de Hunt no había sido denunciada anteriormente. La mujer y su marido, un pastor de la SBC, se presentaron durante la investigación para compartir con Guidepost lo sucedido. Hunt, expastor de la Primera Iglesia Bautista de Woodstock, en Georgia, había sido vicepresidente de la Junta de Misiones Norteamericanas de la SBC antes de dimitir el 13 de mayo. El Seminario Teológico Bautista del Sureste tiene una cátedra nombrada en su honor.

Según cuenta la pareja, son 24 años más jóvenes que Hunt, que se ofreció a ayudarles en su ministerio. En un momento dado, él hizo los arreglos necesarios para conseguir un espacio para que la mujer se alojara durante una visita a Panama City Beach, donde Hunt estaba pasando su año sabático. Entonces entró en el apartamento donde la mujer estaba sola y la agredió sexualmente, bajándole la ropa, inmovilizándola en el sofá, manoseándola y besándola.

Tras el incidente de julio de 2010, la pareja se reunió con Hunt en su iglesia. Este les advirtió que si decían algo «repercutiría negativamente en las más de 40 000 iglesias a las que representaba el Dr. Hunt» y les remitió al consejero Roy Blankenship, del grupo ministerial HopeQuest. Blankenship confirmó que había ocurrido algo entre la esposa y Hunt, y dijo a los investigadores que Hunt debería haber sido quien lo impidiera, pero «se necesitan dos para bailar el tango».

En una entrevista concedida a Guidepost, Hunt negó haber agredido a la mujer y dijo que nunca entró en su apartamento. Los investigadores de Guidepost encontraron otros tres testigos que corroboraron partes del relato de la mujer y su marido. No consideraron creíbles las declaraciones de Hunt.

Hunt ha estado asociado anteriormente con el apologeta Ravi Zacharias y fue invitado especial en la gran inauguración en 2009 del spa en el que Zacharias abusaba de las masajistas [enlaces en español]. El año pasado, Hunt lamentó los abusos de Zacharias, calificándolos de «pecado… contra tantas mujeres inocentes».

Mensajeros apoyaron las reformas

Tras el movimiento #MeToo, las supervivientes de la SBC atrajeron la atención de los medios de comunicación.

En 2018, Jules Woodson, quien fue agredida sexualmente por su pastor de jóvenes, contó a The New York Times lo que significó para ella ver cómo una iglesia entera le aplaudía después de que él confesara vagamente «un incidente sexual». Ese mismo año, Megan Lively contó a The Washington Post cómo Paige Patterson le había dicho que no denunciara su violación a la policía. En 2019, la investigación de Chronicle presentó los perfiles de más supervivientes.

A raíz de ello, los bautistas del sur se pronunciaron y tomaron medidas. Los mensajeros de las reuniones anuales adoptaron resoluciones que afirmaban la dignidad de las mujeres y condenaban los abusos. Votaron a favor de modificar sus estatutos para nombrar los abusos explícitamente como motivo de expulsión de la SBC. Encargaron a un comité que hiciera recomendaciones si una iglesia estaba en infracción.

En 2018, también eligieron a un presidente que hizo de la respuesta a los abusos una parte central de su agenda. Bajo el mandato de J. D. Greear, la SBC introdujo la formación en torno a la prevención y la respuesta a los abusos, la Iniciativa Caring Well, y celebró conferencias para escuchar a supervivientes, expertos y pastores.

Pero, según el informe de Guidepost, casi todos estos esfuerzos se encontraron con críticas y resistencias de parte de algunos líderes de la SBC, quienes decían que dar prioridad al tema de los abusos podría dar lugar a demandas.

A veces, la división era clara desde el exterior: Greear, como presidente de la SBC, hizo referencia al abuso 81 veces durante su discurso en la reunión anual, mientras que Floyd, como presidente del CE, no lo mencionó como prioridad en su plan Visión 2025.

Entre bastidores, según el informe de Guidepost, el asesor jurídico del CE aconsejó que se restara importancia al asunto. Presionaron a la Comisión de Ética y Libertad Religiosa (ERLC, por sus siglas en inglés) para que no se refiriera a los abusos sexuales en la SBC como una crisis y evitara un «lenguaje incendiario», como decir que la denominación le había fallado a los supervivientes. Los miembros del CE trataron de censurar las críticas a la mala gestión de los casos de abuso por parte de la SBC y condenaron cualquier esfuerzo por permitir que los supervivientes y los expertos en abuso hablaran en los eventos de la SBC.

«Gente, esto no es nada bueno», escribió Floyd en un correo electrónico obtenido por los investigadores. «No podemos permitir que las entidades de la SBC coloquen a personas en plataformas que denuncien los asuntos relacionados con la SBC y algunos de sus líderes y exlíderes [sic]. Todo el trabajo sobre la unidad está siendo cuestionado».

Estos enfrentamientos y amenazas dentro de la SBC se hicieron públicos hace un año en cartas y grabaciones filtradas que recogían la comunicación de los antiguos líderes de la ERLC, Russell Moore (ahora teólogo residente de la CT) y Philip Bethancourt. Los documentos fueron un llamado de atención para los pastores, pues sugerían los esfuerzos de los líderes del CE por intimidar a los supervivientes y resistirse a la reforma. Estimularon la demanda de una investigación sobre el CE.

«Nos sorprendió muchísimo», dijo Grant Gaines a CT el año pasado, un pastor de Tennessee que presentó la moción para investigar al CE. «Pero no debería habernos sorprendido. Estos supervivientes y sus historias están ahí fuera».

Una de las historias que ha salido a la luz pública es la de Jennifer Lyell. Un profesor de seminario abusó de ella, pero un artículo publicado en marzo de 2019 en Baptist Press, publicado por el CE, calificó su abuso como una «aventura». En el momento de la publicación, Lyell era una ejecutiva de Lifeway y la mujer de mayor rango en la SBC. La validez de su relato fue respaldada por el presidente del Seminario del Sur, Al Mohler.

Lyell acabó dejando su trabajo y sufriendo angustia física y mental como resultado de las repercusiones, así como de los meses que tomó conseguir que se corrigiera la historia y buscar una restitución.

En un hilo de Twitter tras la publicación del informe, Lyell describió que tuvo que esperar las tensiones entre el CE, que controlaba la corrección del artículo sobre ella y estaba en alerta en ese momento por cómo otras figuras de la SBC hablaban de los abusos, y los líderes de otras entidades, que apoyaban su historia pero podrían haber sufrido represalias por hablar en su favor.

Recibió una disculpa del CE en febrero de 2022 y un acuerdo no revelado. Los fideicomisarios del CE, según Guidepost, no sabían que ella había presentado una demanda por difamación y que también había recibido un acuerdo en mayo de 2020.

Hannah Kate Williams también demandó al CE por negligencia a la hora de responder a los abusos de su padre, que era empleado de las entidades de la SBC, así como por los supuestos esfuerzos por difamarla cuando hizo público su caso.

Los abogados del CE criticaron a Greear por repetir los nombres de 10 iglesias denunciadas en la investigación del Houston Chronicle por emplear a pastores abusivos y por pedir a un subcomité del CE que los investigara. Guenther dijo que iban a ser demandados por difamación y trabajó para limpiar los nombres de las iglesias. Boto llamó a una de ellas para disculparse.

Meses más tarde, Boto se opuso a la creación del comité de credenciales, que estaría encargado de examinar si una iglesia ha infringido los criterios relativos a los abusos u otras cuestiones que harían que «dejara de cooperar amistosamente» con la SBC.

El comité de credenciales, que se reconfiguró para este nuevo propósito en 2019, también frustró a los supervivientes porque era confuso e ineficaz, según Guidepost. No tenía directrices escritas, ni capacitación, ni personal de apoyo de tiempo completo.

Debido al limitado alcance que se le autorizó, basado en la política de la SBC, no podía ocuparse de los errores cometidos por las iglesias en el pasado, ni podía realizar investigaciones para determinar la culpabilidad o la inocencia de un pastor, sino solo la respuesta de la iglesia. Como resultado, se tardaba en promedio nueve meses en dar a conocer una decisión, y algunos no recibían respuesta alguna. Algunos casos no consiguieron siquiera pasar por el torpe sitio web que el comité tenía en operaciones y cuyo uso era exigido para impugnar la pertenencia de una iglesia.

En los últimos tres años, el comité tramitó 30 propuestas y solo expulsó a 3 iglesias por casos de abuso. En cada caso, la ofensa era obvia y atroz: la iglesia había empleado a sabiendas a un delincuente sexual. El comité no hizo ningún comentario público sobre los resultados de las otras 27 presentaciones contabilizadas por el reciente informe. Los investigadores de Guidepost descubrieron que cinco iglesias renunciaron voluntariamente y otra se disolvió durante la revisión del comité de credenciales.

Nueva entidad y otras recomendaciones

El grupo de trabajo que supervisó y publicó la investigación del CE considera que el lamento público es un primer paso para responder a la investigación. También han pedido que los bautistas del sur voten para establecer un nuevo grupo de trabajo que pueda evaluar cómo implementar los cambios recomendados de acuerdo con la política bautista.

El informe ofrece 30 páginas de recomendaciones para el CE y el comité de credenciales, que incluyen:

  • Crear una entidad permanente que supervise la respuesta y la prevención de los casos de abuso sexual.
  • Poner en marcha un «sistema de información sobre delincuentes sexuales», es decir, una base de datos en línea en la que las iglesias puedan participar voluntariamente para informar de abusos comprobados o encubrimientos.
  • Publicar una lista de iglesias y personas expulsadas a las que se les haya revocado la ordenación o los títulos.
  • Facilitar programas para ayudar a los supervivientes, y proporcionar una compensación que salga de las donaciones de la SBC para cubrir la ayuda médica y psicológica.
  • Pedir disculpas a los supervivientes y erigir un monumento conmemorativo, añadiendo un Domingo de los Supervivientes al calendario de la SBC.
  • Prohibir los acuerdos de no divulgación, excepto cuando lo soliciten las víctimas.
  • Exigir un código de conducta que deba usarse para trabajar en la SBC o para asistir a un seminario.
  • Contratar a un jefe de cumplimiento o a un responsable de ética y cumplimiento para el personal de la SBC.

«Debemos decidirnos a dar nuestro tiempo y recursos no solo para atender bien a los supervivientes de abusos sexuales, sino para proporcionar una cultura de responsabilidad, transparencia y seguridad a medida que avanzamos», dijo el grupo de trabajo en una declaración publicada con el informe.

«Reconocemos que cualquier acto de arrepentimiento requiere obediencia y sacrificio continuos, deliberados y dedicados. Este es el llamado de nuestro Salvador a unirnos como cuerpo para seguirle».

Christa Brown, superviviente de abusos y defensora de otros casos similares, dijo en su declaración a Guidepost que no tenía esperanzas de que se produjera un cambio significativo, pero que seguía orando para que el informe «pudiera aportar una pequeña medida de justicia».

«La Convención Bautista del Sur tiene la obligación moral de proteger las vidas, los cuerpos y la humanidad de los niños y los miembros de sus iglesias afiliadas, de proporcionar atención y validación a TODOS los que han sufrido abusos sexuales por parte de clérigos de la SBC», escribió, así como «de garantizar la responsabilidad de los abusadores y de los facilitadores, y de crear sistemas que garanticen que estas parodias inhumanas y desmedidas no persistan en las generaciones futuras».

Este artículo se ha actualizado con las respuestas de las personas citadas en el informe.

Traducción y edición en español por Livia Giselle Seidel.

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Una reflexión sobre ofrecer nuestros ‘pensamientos y oraciones’ tras otro tiroteo masivo

Tanto la oración como el lamento son respuestas adecuadas cuando enfrentamos una tragedia.

‘Pensamientos y oraciones’ tras otro tiroteo masivo

‘Pensamientos y oraciones’ tras otro tiroteo masivo

Christianity Today May 24, 2022
Craig Sunter / Flickr

Nota del editor: Este artículo se publicó originalmente en inglés en respuesta al atentado de San Bernardino en 2015.

Podemos decir con cierta seguridad que todas las siguientes afirmaciones son ciertas:

1.a. Cuando nos llega la noticia de una tragedia, a casi todos nos sucede que los hechos sobrecogen nuestros pensamientos durante minutos, horas o días, dependiendo del alcance, la gravedad y la intensidad de la pérdida. Esto se llama empatía: nuestra capacidad para ponernos en el lugar de los demás e imaginar su sufrimiento y su miedo, así como su heroísmo y su valor, y preguntarnos cómo reaccionaríamos nosotros en su lugar.

1.b. Casi todos los seres humanos, sea cual sea su afiliación religiosa formal, se ven envueltos en una reacción adicional a la tragedia: llegan a una realidad personal que va más allá de ellos mismos que conlleva dolor, lamento y cierto clamor por alivio. Incluso quienes están alejados de la iglesia se encontrarán, casi involuntariamente, dirigiéndose a Dios en esos momentos. Se trata, en cierto modo, de otra forma de empatía, quizá más elevada. Refleja ese instinto dentro de nosotros que nos dice que nuestra propia experiencia de humanidad, identificación y amor debe reflejar, en última instancia, algo —o a Alguien— que es fundamental en el cosmos, que es personal, que se ha identificado con nosotros y que responde a nosotros y a todo el mundo con amor.

1.c. A menos que la tragedia esté literalmente a nuestra puerta, esta respuesta empática —que podemos llamar «pensamientos y oraciones»— es todo lo que tenemos a nuestra disposición en los momentos posteriores a la llegada de las terribles noticias. Si la tragedia está literalmente en nuestra puerta y, por tanto, nos está ocurriendo a nosotros en lugar de que solo recibamos la noticia, sabemos que un número asombroso de seres humanos actúan con valor y resistencia incluso ante el mal más terrible. También, si tienen tiempo para hablar o comunicarse de alguna manera con otras personas que no están directamente involucradas en su momento de terror, oran instintivamente y les piden a otros que oren.

1.d. No es realista, y podría decirse que es cruel, pedir que nos expresemos con palabras claras e ideas frescas en el momento en que nos enfrentamos al sufrimiento y a la pérdida, por no hablar del horror y del mal. Todo ser humano, en esos momentos, recurre a liturgias, es decir, patrones de lenguaje y comportamiento aprendidos mucho antes y que nos ayudan a superar los peores momentos de nuestra vida. No hay necesidad de inventar un pensamiento o unas palabras nuevas cuando estás en un funeral; es perfectamente válido simplemente decir: «Siento mucho su pérdida», aunque la familia haya oído esas palabras cientos de veces antes. Lo que importa no son tus palabras, que no pueden estar a la altura de las exigencias de la ocasión, sino tu presencia y tu empatía.

1.e. Los políticos y los personajes públicos son fundamentalmente como todos los demás seres humanos y tienen las mismas respuestas básicas ante la tragedia. Esto es cierto independientemente de su posición en cuestiones políticas controvertidas (por ejemplo, el control de las armas). Así que no es de extrañar que respondan inmediatamente, como el resto de nosotros, con palabras y frases familiares que expresan su solidaridad humana con los que sufren. Incluso los redactores de discursos más preparados tardarán horas o días en idear palabras adecuadas para momentos de gran sufrimiento. Ningún ser humano, ni siquiera el más elocuente, puede ofrecer palabras adecuadas en los primeros momentos tras una noticia terrible. Demostrar ese nivel de fluidez retórica sería, de hecho, demostrar una inhumana falta de empatía. La falta de articulación es la respuesta inmediata adecuada y empática frente a la tragedia.

2.a. Ofrecer una oración tras una tragedia no es, salvo en las versiones más aplanadas y extremas del cristianismo populista, pedir a Dios que «arregle» nada. Es llevar ante la misericordia de Dios a aquellos que fueron dañados, y a aquellos que causaron el daño. En muchas tradiciones, es reconocer que la persona humana es más que un cuerpo humano, de modo que incluso la propia muerte no tiene la última palabra sobre nuestro destino, por lo que las oraciones son apropiadas incluso cuando se ora por los muertos, cuyas vidas están sostenidas por una Vida que trasciende la muerte.

2.b. Una forma de oración igualmente válida e instintiva ante la tragedia es el lamento, el cual clama con angustia a Dios, preguntando por qué los malvados prosperan y los justos sufren. El lamento confronta a Dios con su aparente inacción y distancia. Se trata de una profunda respuesta de fe. Lejos de ser anticristiana, es en realidad la oración ofrecida por el propio Jesús en la Cruz: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?».

2.c. Ningún recuento honesto de la historia puede negar que Dios, si es que hay un Dios, es terriblemente paciente con el mal. Y, sin embargo, una y otra vez, una bondad, una santidad y una reconciliación sorprendentes han surgido incluso de los actos de violencia más atroces. Cuando Jesús mismo expresó con su propia voz los salmos de lamento y la angustia de todas las víctimas de la tortura y el terror, los cristianos creen que Dios estaba trabajando para reconciliar al mundo consigo mismo y que, tres largos días después, Dios demostró su poder para sacar vida de la muerte. Por eso, incluso cuando los seres humanos han hecho lo peor, no es demasiado tarde para orar por la redención y la sanación.

3.a. Por tanto, sugerir que debemos actuar en lugar de orar (aunque normalmente esos comentarios no especifican cómo podríamos actuar los que no estamos físicamente presentes en el lugar donde tuvo lugar la tragedia o el terror), es pedirnos que neguemos nuestra capacidad de empatía.

3.b. Al mismo tiempo, la Biblia deja claro que Dios desprecia los actos de piedad o sentimentalismo externos que no van acompañados de acciones en favor de la justicia. Las palabras más duras de Jesús recogidas en los Evangelios se dirigen a los líderes públicos que oran extravagantemente y en público, pero que descuidan «… los asuntos más importantes de la ley, tales como la justicia, la misericordia y la fidelidad» (Mateo 23:23).

3.c. Por tanto, nunca debemos conformarnos con una falsa dicotomía entre la oración y la acción, como si fuera imposible orar mientras se actúa o actuar mientras se ora. Sin embargo, es vital, siempre que sea posible, orar antes de actuar, para que nuestra actividad no sea en vano.

3.d. Insistir en que se actúe en lugar de orar, o que se actúe sin orar, es una idolatría que sustituye a la criatura por el Creador. Insinúa que la bondad puede conocerse, poseerse o llevarse a cabo al margen de la relación con el único que es verdaderamente bueno. Aunque nuestros vecinos que no comparten nuestra fe no estarán de acuerdo, para las personas con fe bíblica esta orgullosa declaración de independencia es idolatría, el pecado original de la humanidad y la fuente última del mal, tanto en el mundo como en nuestros propios corazones.

4. Por tanto, a todas las víctimas de los tiroteos recientes, a todos los que se vieron atrapados en la violencia y viven en este mismo momento su horrible realidad y consecuencias continuas, así como también a aquellos que perpetraron la violencia, les decimos: están en nuestros pensamientos y en nuestras oraciones.

Traducción y edición en español por Livia Giselle Seidel.

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Theology

Este es el apocalipsis de la Convención Bautista del Sur

La investigación de los abusos ha descubierto más maldad de la que incluso yo imaginaba.

Christianity Today May 23, 2022
Cortesía de Baptist Press / Edición por Mallory Rentsch

Tenían razón. Me equivoqué al llamar crisis a los casos de abuso sexual en la Convención Bautista del Sur (SBC, por sus siglas en inglés). Crisis es una palabra demasiado pequeña. Es un apocalipsis.

Alguien me preguntó hace unas semanas qué esperaba de la investigación de terceros sobre la gestión de los abusos sexuales por parte del Comité Ejecutivo de la Convención Bautista del Sur [enlaces en inglés]. Dije que no esperaba que me sorprendiera en absoluto. ¿Cómo podría sorprenderme? Viví durante años con esa entidad. Fui yo quien pidió esa investigación en primer lugar.

Y sin embargo, al leer el informe, me di cuenta de que no podía pasar a la página siguiente porque me temblaban las manos de rabia. Eso se debe a que, por muy oscura que fuera mi opinión sobre el Comité Ejecutivo de la SBC, la investigación descubrió una realidad mucho más perversa y sistémica de la que yo mismo imaginaba.

Las conclusiones del informe son tan masivas que casi desafían el resumen. Corrobora y detalla las acusaciones de engaño, obstrucción e intimidación contra las víctimas y contra todos aquellos que pidieron una reforma. Incluye conversaciones escritas entre altos líderes del Comité Ejecutivo y sus abogados que muestran un tipo de inhumanidad que difícilmente se podría haber escrito en un guión para los villanos de una novela policiaca de televisión. Documenta insensibles encubrimientos por parte de algunos líderes de la SBC y acusaciones creíbles de comportamientos sexuales depredadores por parte de algunos de ellos, incluido Johnny Hunt, expresidente de la SBC (y que era una de las pocas figuras de la vida de la SBC que parecía ser respetada a través de todas las divisiones típicas).

Y luego está el maltrato documentado por el Comité Ejecutivo a una superviviente de abusos sexuales, cuya propia historia de abusos fue alterada para hacer parecer que su caso de abuso era fue una «aventura» con consentimiento mutuo, trayendo como resultado años de infierno para ella, tal como lo corrobora el informe.

Durante años, los líderes del Comité Ejecutivo dijeron que la posibilidad de la creación de una base de datos —para evitar que los depredadores sexuales pasaran tranquilamente de una iglesia a otra, es decir, a un nuevo grupo de víctimas— se había investigado a profundidad y se había descubierto que era legalmente imposible, dada la autonomía de las iglesias bautistas. Me quedé con la boca abierta cuando leí en el reporte pruebas documentadas de que estas mismas personas no solo ya sabían cómo crear una base de datos, sino que ya la tenían.

Las acusaciones de violencia y agresión sexual se colocaron, según el informe, en un archivo secreto en la sede de la SBC en Nashville. Contenía más de 700 casos. No solo no se hizo nada para impedir que estos depredadores siguieran cometiendo sus infernales crímenes, sino que, al parecer, se le dijo a los miembros del personal que ni siquiera establecieran comunicación con aquellos que preguntaran cómo detener las violaciones sexuales contra sus hijos a manos de un ministro. En lugar de tener una base de datos para proteger a las víctimas de abusos sexuales, el informe revela que estos líderes tenían una base de datos para protegerse a sí mismos.

De hecho, los mismos que me reprendieron a mí y a otros por utilizar la palabra crisis en referencia a los casos de abuso sexual en la SBC no solo sabían que existía tal crisis, sino que la documentaban en silencio, incluso mientras le decían a los que luchaban por una reforma que tales delitos rara vez ocurrían entre «gente como nosotros». Cuando leo la correspondencia entre algunos de estos presidentes, personal de alto rango y sus abogados, no puedo evitar preguntarme qué más puede llamarse esto sino una conspiración criminal.

El verdadero horror de todo esto no es solo lo que se ha hecho, sino también cómo ha ocurrido. Dos afirmaciones extraordinariamente poderosas de los bautistas del sur de todos los días —la fidelidad bíblica y la misión cooperativa— fueron utilizadas en su contra.

Los que no pertenecen al mundo de la SBC no pueden imaginar el poder de la mitología del Café Du Monde. Se trata del lugar del Barrio Francés de Nueva Orleans donde, entre beignets y café, dos hombres, Paige Patterson y Paul Pressler, trazaron sobre una servilleta cómo podría la convención restablecer el compromiso con la verdad de la Biblia y la fidelidad a sus documentos confesionales.

Para los bautistas del sur de cierta edad, esta historia es el equivalente a la puerta de Wittenberg para los luteranos o a la calle Aldersgate para los metodistas. La convención se salvó del liberalismo gracias a la valentía de estos dos hombres que no dieron marcha atrás, según creíamos. De hecho, enseñé esta historia a mis alumnos.

Esos dos líderes míticos ahora están en desgracia. Uno fue despedido tras la supuesta mala gestión de la denuncia de una víctima de violación en una institución que él dirigía, y después de que se documentara que hacía comentarios públicos sobre el aspecto físico de las adolescentes, así como sus sesiones de consejería con mujeres abusadas físicamente por sus maridos. El otro se encuentra ahora en un proceso civil por acusaciones de violación de jóvenes varones.

Se nos dijo que querían conservar la religión de antaño. Lo que querían era conquistar a sus enemigos y hacer vidrieras de colores para honrarse a sí mismos, sin importar quién saliera herido en el proceso.

¿Quién no puede ver ahora la podredumbre de una cultura que hace movilizaciones para exiliar a las iglesias que llaman «pastor» a una mujer del personal, o que invitan a una mujer a hablar desde el púlpito el Día de la Madre, pero que desestima las violaciones y los abusos sexuales como «distracciones» y los esfuerzos por enfrentarlos como violaciones de la apreciada autonomía de la iglesia? El día de hoy, en ciertos sectores de la SBC, las mujeres que llevan leggings son una crisis en redes sociales; responder a los casos de violación en la iglesia es una distracción.

La mayoría de la gente en los bancos de la iglesia creía en la Biblia y quería apoyar a los líderes que también lo hacían. No sabían que algunos utilizarían la verdad de la Biblia para apuntalar una mentira sobre ellos mismos.

La segunda parte de la mitología es la de la misión. Yo le dicho a mis propios alumnos, a mis propios hijos, exactamente lo que me dijeron a mí: que el Programa Cooperativo es la mayor estrategia de financiación de misiones en la historia de la iglesia. Todos los que crecimos en iglesias bautistas del sur veneramos a la misionera pionera Lottie Moon. (De hecho, tengo una estatua de bronce de su cabeza justo enfrente de mí mientras escribo esto). Los misioneros bautistas del sur son algunas de las personas más desinteresadas, humildes y dotadas que conozco.

Y, sin embargo, el buen impulso de los bautistas del sur por las misiones, por la cooperación, se utiliza a menudo como arma, de la misma manera que la «gracia» o el «perdón» se han utilizado en innumerables contextos para culpar a los supervivientes de sus propios abusos. El propio informe documenta cómo se utilizaron los argumentos de que las «víctimas profesionales» y quienes las apoyaran serían una herramienta del Diablo para «distraer» de la misión.

A los que pedían una reforma se les dijo que hacerlo podría hacer que algunas iglesias retuvieran la financiamiento del Programa Cooperativo y, por tanto, sus acciones retirarían a los misioneros del campo. A los que denunciaron la magnitud del problema —sobre todo Christa Brown y el ejército de infatigables supervivientes que se unieron a esa labor— se les llamó locos y descontentos que solo querían quemarlo todo. Ya es bastante malo que estos supervivientes no solo soportaran la guerra psicológica y el acoso legal, sino que también se les aisló con las implicaciones de que si seguían centrándose en los casos de abuso sexual, la gente no oiría el evangelio y se iría al infierno.

La cooperación es un ideal bueno y bíblico, pero la cooperación no debe servir para «proteger las bases». Los que han utilizado esas frases saben lo que querían decir. Saben que si uno se sale de la línea, será rechazado y acusado de ser liberal, marxista o feminista. Saben que los más mezquinos se movilizarán, y que los «buenos» guardarán silencio. Y eso no es nada, nada, comparado con lo que soportan las víctimas de abusos sexuales, incluidos los niños que no están en las «bases».

Cuando mi mujer y yo salimos de la última reunión del Comité Ejecutivo de la SBC a la que asistimos (o asistiríamos jamás), me miró y me dijo: «Te amo, estoy contigo hasta el final, y puedes hacer lo que quieras, pero si sigues siendo bautista del sur, para el verano estarás en un matrimonio interconfesional». No estoy hablando de una mujer dada a los ultimátums, de hecho ése fue el primero que escuché de su parte. Pero ella había visto y oído demasiado. Y yo también.

No puedo imaginar la rabia que están experimentando ahora mismo quienes han sobrevivido a los abusos sexuales cometidos dentro de la iglesia. Solo conozco de primera mano la rabia de quien nunca esperó decir nada más que «nosotros» al referirse a la Convención Bautista del Sur, y que nunca podrá volver a hacerlo. Solo conozco de primera mano la rabia de quien ama a las personas que me hablaron de Jesús por primera vez, pero no puede creer que esto es lo que esperaban que hiciera o lo que esperaban que fuera. Solo conozco de primera mano la rabia de quien se pregunta, mientras lee lo que ocurrió en el séptimo piso de ese edificio de la Convención Bautista del Sur, cuántos niños fueron violados, cuántas personas fueron agredidas, cuántos gritos fueron silenciados, mientras nos jactábamos de que nadie podía alcanzar al mundo y ganarlo para Jesús como nosotros.

Esto es más que una crisis. Es incluso más que un crimen. Es una blasfemia. Y cualquiera a quien le importe el cielo debería estar infernalmente enojado.

Russell Moore dirige el Proyecto de Teología Pública en Christianity Today.

Traducción y edición en español por Livia Giselle Seidel.

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Fallamos al proteger a nuestras empleadas

Cómo una organización —la nuestra— respondió inadecuadamente al acoso sexual. Y cómo podemos mejorar.

Christianity Today May 23, 2022
Ilustración por Christianity Today / Source Images: Vandervelden / Getty

Me uní a Christianity Today como presidente y CEO en mayo de 2019. En agosto de ese mismo año llegó a mi conocimiento que uno de nuestros líderes editoriales había tratado a sus reporteras de manera poco profesional, realizando tocamientos no deseados a pesar haber recibido repetidas comunicaciones de que esa conducta era inapropiada, no era bienvenida y tenía que parar. Reuní más información acerca de la historia del problema, y quedó claro que los primeros incidentes con este individuo se habían atendido principalmente en conversaciones cara a cara.

Puesto que no encontramos advertencias escritas, nuestras opciones en agosto de 2019 eran limitadas. Lo disciplinamos, documentamos el caso, y le advertimos que sería suspendido o despedido si esto volvía a suceder. No surgieron más acusaciones de tocamientos no deseados u otras conductas inapropiadas desde entonces hasta su jubilación.

Sin embargo, en septiembre de 2021 dos empleadas se acercaron a mí y al editor ejecutivo de CT, Ted Olsen. Presentaron una narrativa más minuciosa sobre la conducta de este individuo, cuyos antecedentes se extendían a muchos años antes y continuaban incluso después de su jubilación.

Tenemos a estas mujeres en muy alta estima y nos sentimos profundamente entristecidos al escuchar sus historias. Ellas describieron comentarios altamente inapropiados y tocamientos no consentidos que las habían hecho sentir inseguras, cosificadas e indignas de respeto. Nuestra respuesta inmediata fue compartir su lamento, agradecerles su valor y comprometernos a llevar a cabo un proceso que examinara rigurosamente los errores del ministerio y lo que debíamos hacer de manera diferente en el futuro.

(También estamos enterados de una segunda historia, que también data de años atrás, en la que otro empleado de CT, que trabajaba en el área de publicidad, fue acusado de un delito sexual ocurrido fuera del lugar de trabajo y que fue despedido del ministerio lo antes posible. Deseamos examinar si también podríamos haber hecho más en ese caso).

Comprometidos a cambiar

Confrontados por el alcance de estas historias y comprometidos a cambiar, invitamos a las mujeres que informaron de esto a ser parte de la formulación de la respuesta institucional. Para nosotros era importante que ellas tuvieran voz, y han compartido su opinión e ideas en todo el proceso con sabiduría, cuidado e integridad.

También contactamos inmediatamente a Rachael Denhollander, abogada que ha demostrado ser una fuente inestimable de sabiduría en estas cuestiones. Ella ha brindado apoyo a nuestras empleadas y ha aportado sus puntos de vista con respecto al proceso que debíamos seguir. Yo informé a la junta de directores de CT de la situación. La junta apoyó una acción contundente.

Siguiendo la recomendación de Denhollander, contratamos a Guidepost Solutions, una respetada compañía que ayuda a las organizaciones a establecer mejores prácticas relacionadas con la prevención del acoso y conductas inapropiadas, así como a llevar a cabo investigaciones y a dar seguimiento al cumplimiento de las mismas. Guidepost dirigió una evaluación independiente de nuestro ministerio y su respuesta a las acusaciones que recibimos. También deseábamos saber si había un problema mayor de acoso o abuso en CT, y cómo podríamos transformar nuestra cultura, prácticas y políticas internas de tal forma que el acoso sea prevenido, identificado, investigado y disciplinado adecuadamente.

Había poco que decir públicamente antes de que esta evaluación se completara. No queríamos distorsionar o anticiparnos al trabajo de Guidepost, y teníamos el compromiso de mantener la confidencialidad de nuestros empleados y exempleados. Pero desde el comienzo nos comprometimos a publicar la evaluación de Guidepost. Sentimos una fuerte responsabilidad de actuar lo más transparentemente posible con respecto a lo que habíamos descubierto, y al modo en que pretendíamos seguir adelante.

¿Por qué es importante esta transparencia? Lo mínimo que podemos hacer por las mujeres involucradas es decirles que creemos sus historias y que sentimos muchísimo que el ministerio no consiguiera crear un entorno en el cual ellas fueran tratadas con respeto y dignidad.

También se lo debemos a nuestros lectores, a nuestros empleados y a la iglesia. Christianity Today, como ministerio, existe para servir a la iglesia, y un modo de servirla es hacer que los ministerios rindan cuentas con respecto a los ideales de nuestra fe. Por lo tanto, nosotros también debemos someternos a los más altos estándares. Y cuando no cumplimos con estos estándares, debemos demostrar transparencia, rendición de cuentas y confesión. Quizá el mejor modo de servir a la iglesia en este momento, cuando muchas iglesias y ministerios están lidiando con temas de acoso y la adecuada relación entre los sexos en el lugar de trabajo, es ser lo más abiertos posible durante el trayecto e invitar a otros a aprender con nosotros.

Una evaluación completa

Dado este compromiso, hoy publicamos la evaluación realizada por Guidepost [enlaces en inglés]. Guidepost realizó encuestas con los empleados, condujo entrevistas con muchos empleados y exempleados, y examinó numerosos documentos.

Estamos agradecidos de que Guidepost «no encontró problemas generalizados de acoso o abuso en CT». Pero lamentamos las áreas en las cuales nuestra respuesta institucional ha sido insuficiente, y agradecemos a Guidepost por identificar qué deberíamos hacer de forma diferente de ahora en adelante.

Junto con la evaluación de Guidepost también invitamos a Daniel Silliman, editor de noticias de CT, a considerar presentar un reportaje [enlace en español] sobre la situación de nuestro ministerio, de la misma forma en que ha informado de manera tan profesional sobre otros. Permitimos a Daniel y a nuestra editora sénior de noticias, Kate Shellnutt, que consideraran de forma independiente si esta era una historia que CT publicaría si las mismas circunstancias implicaran a otra iglesia o ministerio. Ellos decidieron que sí.

La investigación de Daniel fue paralela a la evaluación de Guidepost, sin vinculación entre ambas. No proporcionamos a Daniel o a Kate documentos que no podíamos compartir legalmente con nuestros propios empleados, y la primera vez que ellos verán la evaluación de Guidepost será cuando se publique hoy. Sin embargo, sí los invitamos a seguir la historia hasta donde pudiera conducirles.

Ni yo ni ningún otro miembro del equipo ejecutivo de Christianity Today ha influenciado su reportaje, y ni yo ni cualquier miembro del equipo ejecutivo verá esa noticia antes de que se publique. Creemos en el poder del periodismo que hace brillar la luz sobre la verdad y promueve la rendición de cuentas, y nosotros deberíamos someternos a los mismos altos estándares con los que analizamos a otros ministerios. Pondremos el enlace al informe de Daniel aquí tan pronto como sea publicado [enlace en español].

Lo que hemos aprendido

¿Qué hemos aprendido, entonces? La evaluación de Guidepost está llena de excelentes recomendaciones que serían de utilidad para cualquier iglesia, ministerio o negocio. Animamos a todo el mundo a leerlo.

Para Christianity Today, por la presente nos comprometemos públicamente a implementar las seis recomendaciones de alta prioridad que Guidepost hace en las páginas 5 y 6 de su informe. También nos comprometemos a informar a nuestros lectores del progreso del ministerio por medio de otro editorial que será publicado dentro de los próximos seis meses. Más allá de los (importantes) detalles de políticas internas y procesos, sin embargo, permítanme enfatizar tres cuestiones inmediatas que hemos aprendido.

Primero, nuestro ministerio sucumbió a la tentación de desdecir las conductas inapropiadas como malas interpretaciones: malas interpretaciones entre hombres y mujeres, o malas interpretaciones entre miembros de diferentes generaciones que tienen diferentes expectativas de lo que es una conducta apropiada en el trabajo. En otras palabras, como Guidepost expresa muy bien, hemos puesto mucho énfasis en la intención del perpetrador y muy poco en el impacto sobre el receptor.

Adivinar las intenciones siempre es una empresa dudosa, pero el acoso sexual es acoso sexual tenga o no una motivación sexual. Hace que la persona en el extremo receptor se sienta cosificada, manipulada y maltratada debido a su sexo. En vez de decir: «Él realmente no pretendía nada con esto», deberíamos haber escuchado: «Pero significa dolor y humillación para ella». Deberíamos haber respondido con contundencia más pronto para proteger a nuestras compañeras y comunicar que dicha conducta llegará rápidamente a su fin.

Segundo, la representación importa. Más de la mitad de los empleados de CT son mujeres. Más de la mitad de los miembros del equipo editorial son mujeres, incluyendo a algunas en posiciones intermedias de liderazgo. Sin embargo, el alto liderazgo del ministerio y el equipo editorial de CT ha sido predominantemente masculino. Vemos en nosotros mismos lo que hemos visto en incontables organizaciones: rara vez se tomarán decisiones sabias con respecto a los intereses de las mujeres cuando ellas tienen escasa o nula voz en esas decisiones.

En la actualidad, CT tiene una mujer en el equipo ejecutivo (después de haber perdido a otra por jubilación recientemente). Planeamos tener a tres mujeres en el equipo ejecutivo para finales de año y continuaremos trabajando para tener una mayor representación y diversidad en el liderazgo del ministerio y en el personal en los próximos años. Además, puesto que las mujeres con talento son el corazón de nuestro ministerio, examinaremos otros modos de asegurarnos de que nuestras empleadas se sientan valoradas y prosperen en su trabajo.

Y, tercero, la comunicación es primordial. El personal necesita escuchar del liderazgo de CT, con claridad y coherencia, que las conductas sexuales inapropiadas no serán toleradas, y que las denuncias por acoso o conductas inapropiadas se recibirán de manera amable y considerada. Nos hubiéramos ahorrado muchas dificultades, tanto para las víctimas como para el ministerio, si hubiéramos ofrecido un mecanismo de denuncia independiente y anónimo, y si nos hubiéramos comprometido más con la disciplina formal y los procesos de documentación.

Comprometidos con la verdad

Es nuestra oración que la transparencia con respecto a nuestros errores ayude a otras organizaciones a evitar los suyos.

Sabemos, especialmente en este momento de tanta polarización, que recibiremos críticas por esto. Agradecemos los comentarios. Sin embargo, hay dos posibles críticas que quiero abordar de manera preventiva.

Una parte de las críticas posiblemente argumentará que estas revelaciones socavan nuestra capacidad para denunciar casos de mala conducta en iglesias o ministerios. No creo que ese sea el caso. El equipo de reportajes de Christianity Today ha hecho un trabajo extraordinario, tanto reciente como históricamente, pidiendo explicaciones a algunos de los ministerios más poderosos cuando no han estado a la altura de su llamado. Lo que socavaría nuestra credibilidad sería si mostráramos que solo estamos comprometidos con la verdad de manera selectiva y que buscamos protegernos al ocultar el pecado en nuestra propia casa.

Hemos visto demasiados casos en los que las organizaciones cristianas encubren sus errores porque creen que la misión a la que sirven es demasiado importante como para que se descarríe por culpa de unos cuantos dolientes. Este argumento es tentador, pero desacertado. No podemos amar a los muchos siendo crueles con los pocos. No podemos servir a la verdad encubriéndola. Debido a que estamos comprometidos con el reino de Dios, nuestros intereses institucionales deben ser honestos acerca de los fracasos y compartir lo que hemos aprendido de ellos. Seguimos comprometidos con un periodismo riguroso sobre nosotros mismos y sobre los demás.

Otra posible crítica posiblemente será que estamos inclinándonos ante el feminismo radical y exagerando la reacción a conductas que no son verdaderamente dañinas. No sabemos de ningún abuso o agresión sexual, ni tampoco de ningún intento quid pro quo, o algo similar dentro del ministerio. El comportamiento inapropiado del que tenemos conocimiento, sin embargo, persistió mucho después de haberse expresado que era inaceptable y tenía que parar. Mujeres a las que tenemos en la mayor de las estimas fueron heridas porque nosotros hicimos menos de lo que el amor nos demandaba. El acoso en sí mismo las dejó con un sentimiento de que se les había quitado su dignidad como mujeres, su posición como profesionales y su habilidad para sentirse seguras y valoradas en el lugar de trabajo. Esto fue muy nocivo no solo para las dos mujeres que presentaron su denuncia en septiembre de 2021, sino también para otras mujeres. Se les dejó preguntándose si de verdad nosotros estábamos de su parte. Nos dolemos con ellas, confesamos nuestro pecado y pedimos su perdón.

Para concluir, de nuevo animamos a nuestros lectores a leer la evaluación de Guidepost [enlace en inglés] y el reportaje independiente de Daniel Silliman [enlace en español] cuando se publique. Esperamos que la iglesia se pueda beneficiar lo más pronto posible de las cosas que hemos hecho bien. Si la iglesia también se puede beneficiar de que hayamos compartido con honestidad lo que hemos hecho mal, entonces a Dios sea la gloria. Después de todo, es la gloria de Dios y no la nuestra el objetivo de todo lo que hacemos.

Tim Dalrymple es presidente, CEO y editor jefe de Christianity Today.

Traducción por Noa Alarcón.

Edición en español por Livia Giselle Seidel.

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News

Hubo casos de acoso sexual dentro de Christianity Today. Nunca se les dio el seguimiento adecuado.

Varias mujeres denunciaron conductas inapropiadas de parte de dos altos directivos durante más de doce años. No se hizo nada al respecto.

Christianity Today

Christianity Today

Christianity Today May 20, 2022

Aviso: Este reportaje fue presentado por Daniel Silliman, editor de noticias de CT, editado por Kate Shellnut, editora sénior de noticias, y fue publicado sin la revisión previa de ningún ejecutivo del ministerio. Ninguno de estos editores tuvo acceso a los archivos del personal, ni a reuniones relacionadas con las acusaciones o con la investigación. Lea la declaración del presidente y CEO de CT, Timothy Dalrymple, aquí [enlaces en inglés].

Este reportaje fue publicado originalmente en inglés el 15 de marzo de 2022.

Durante más de doce años, nadie en Christianity Today le pidió cuentas a dos líderes del ministerio por acoso sexual en las oficinas ubicadas en Carol Stream, Illinois.

Varias mujeres denunciaron conductas humillantes, inapropiadas y ofensivas por parte del exeditor jefe Mark Galli y del exdirector de publicidad Olatokunbo Olawoye. Sin embargo, la conducta de estos hombres no fue amonestada ni tampoco recibieron ningún tipo de disciplina, según concluye una evaluación sobre la cultura del ministerio realizada por una entidad externa privada y cuyos resultados fueron publicados el martes 8 de marzo de 2022.

El informe identifica un par de problemas en la emblemática revista del evangelicalismo estadounidense: un deficiente proceso de «denuncia, investigación y resolución de las acusaciones de acoso» y una cultura de sexismo inconsciente que puede resultar «hostil para las mujeres». CT ha hecho públicos los resultados de la evaluación.

«Queremos practicar la transparencia y la rendición de cuentas que predicamos», dijo Timothy Dalrymple, presidente de CT. «Es imperativo que seamos irreprochables en estas cuestiones. Si fallamos en cumplir aquello que el amor nos exige, queremos saberlo, y queremos corregirlo».

En una cobertura independiente, el editor de noticias de CT entrevistó a más de dos docenas empleados y exempleados de CT, quienes escucharon estos doce relatos de acoso sexual de primera mano.

Hubo mujeres en CT que fueron tocadas en el trabajo de maneras que las hicieron sentir incómodas. Escucharon a hombres en puestos de autoridad sobre sus carreras hacer comentarios acerca de lo sexualmente deseables que eran sus cuerpos. Y, en al menos dos ocasiones, escucharon a jefes de departamento dar a entender que estaban abiertos a una aventura.

Entre mediados del año 2000 y hasta el año 2019, más de seis empleadas presentaron denuncias de acoso por parte de Galli u Olawoye ante algún gerente o ante el área de recursos humanos. Sin embargo, ninguno de estos líderes recibió una advertencia por escrito, ni se les señaló formalmente su conducta inapropiada, ni fueron suspendidos o sancionados de algún otro modo. No existe registro de que Christianity Today haya tomado ninguna acción correctiva, ni siquiera después de haber recibido quejas por ofensas casi idénticas en repetidas ocasiones.

«Cuando yo trabajaba allí, la cultura era la de proteger la institución a toda costa», dijo Amy Jackson, editora asociada que en 2018 dejó lo que ella dijo que se había convertido en un ambiente laboral hostil. «Nunca se le pidió cuentas a nadie. Sin duda Mark Galli fue protegido».

Puede que los casos de conductas inapropiadas en CT no estén al nivel de los peores ejemplos expuestos por el movimiento #MeToo, pero el ministerio nunca se ha medido a sí mismo por esos estándares.

«En medio de nuestro mundo desagradable», escribió Galli en 2015, «Christianity Today ofrece un oasis donde se halla lo verdadero, lo bueno y lo bello».

Durante el periodo en que desarrolló la marca de CT «Hermosa Ortodoxia» [Beautiful Orthodoxy], Galli realizaba comentarios inapropiados acerca de las mujeres. Tres personas dijeron que lo recuerdan hablando en la oficina, por ejemplo, acerca de cómo le gustaba mirar cuando las golfistas se inclinaban. Galli niega ese comentario en particular, pero dice que es posible que en algún momento se haya referido a las mujeres en el campo de golf como «un placer para la vista».

Los comentarios sobre los cuerpos de las mujeres, e incluso una ocasional mano fuera de lugar, pueden ser tomados simplemente como «groserías», dijo la editora de redacción digital, Andrea Palpant Dilley, quien fue una de las personas que impulsaron la evaluación externa. Pero esa conducta había tenido un impacto sobre las mujeres que trabajaban en CT.

«Existe un miedo físico con respecto al acoso sexual, pero el mayor miedo, para mí, es el del menosprecio y la falta de respeto», dice Palpant Dilley. «Es una amenaza para mi profesionalidad, y eso es en esencia una amenaza para mi capacidad de prosperar y confiar en que puedo ser respetada como mujer en CT».

Las quejas presentadas ante recursos humanos tenían consecuencias

Richard Shields, director de recursos humanos entre 2008 y 2019, se negó a hacer comentarios sobre cualquier empleado o sobre acusaciones específicas para esta historia. Sin embargo, se opuso a la idea de que el área de recursos humanos haya fallado.

«Yo siempre me tomé las quejas con mucha seriedad y mucha, mucha confidencialidad», le dijo al editor de noticias de CT. «Estoy muy seguro de que utilizamos los procesos que teníamos implementados de manera muy coherente, muy minuciosa y muy efectiva».

La política de CT dictaba que el área de recursos humanos documentara cualquier acusación de mala conducta y que después informara al equipo ejecutivo. Sin embargo, el equipo ejecutivo no tenía directrices corporativas claras con respecto a las consecuencias por infracciones, según Harold Smith, presidente y CEO desde 2007 hasta 2019.

No fue sino hasta después de que comenzaran los movimientos de #MeToo y #ChurchToo en las redes sociales que el liderazgo de CT comenzó a revisar sus políticas y a capacitar a la plantilla de personal sobre el acoso sexual.

«Estábamos tratando de ponernos al día», dice Smith. «Y, lamentablemente, fueron las mujeres quienes llamaron nuestra atención sobre este tema… las que tristemente se encontraban esperando, y guardaban la esperanza de alguna resolución».

Cuando alguien hacía una acusación, el departamento de recursos humanos abría expedientes y tomaba notas. Sin embargo, después no pasaba nada, dejando a muchas empleadas y exempleadas con la impresión que de que no había consecuencias para cualquier mala conducta a menos que fuera un delito grave.

En algunos casos, informar a recursos humanos simplemente empeoró las cosas. Para una mujer, haber presentado una queja a recursos humanos le trajo una respuesta negativa tan grande que cambió totalmente su experiencia en CT.

Su nombre se mantiene confidencial, al igual que los nombres de otras mujeres que experimentaron acoso sexual, siguiendo las políticas de CT para el informe de abusos. Los detalles de cada historia, sin embargo, han sido confirmados por múltiples fuentes que observaron el mismo incidente, se enteraron de primera mano en su momento o presenciaron ocasiones de acoso idénticas.

Cuando se contrató a esta mujer como redactora a mediados de los 2000, alguien bromeó con que solo la habían contratado porque el editor sénior quería tener sexo con ella. Ella no informó de esto a recursos humanos, pero un colega sí lo hizo. Después de eso, la mujer escuchó comentarios de forma regular de parte de hombres en CT acerca de lo rápido que ella identificaba todo como acoso sexual.

Galli en particular comenzó a preguntarle si es que le ofendía que él le abriera la puerta, recuerda ella. Él hacía alguna declaración banal sobre género, dijo ella, y luego añadía: «¿Vas a denunciar esto?».

Se le hizo creer que si denunciaba cualquier cosa se la trataría como una alarmista. «Era bastante espeluznante», dice ella.

Poco tiempo después, el director de publicidad de CT, Olawoye, entró a su oficina y cerró la puerta. Le hizo un comentario acerca de lo bien que se veía, recuerda ella. Entonces él comenzó a hablar de lo infeliz que se encontraba en su matrimonio y colocó la mano sobre su pierna.

Ella no informó de esto a recursos humanos. No pensó que mereciera la pena.

«Es difícil para la gente presentar denuncias de acoso… muy duro», dice Sonal Shah, subdirectora de servicios de derecho laboral en HR Source. «La mayoría de las quejas no se reportan, así que si tienes múltiples quejas, entonces el problema probablemente sea más serio y generalizado de lo que parece».

Diferentes mujeres que trabajaron en CT entre 2000 y 2019 dijeron que ni siquiera tenían claro si el área de recursos humanos era responsable de las quejas por acoso sexual. El estado de Illinois ordenó que se pusieran en marcha capacitaciones sobre acoso sexual en todos los lugares de trabajo en 2019, y ahora CT requiere que los empleados completen un curso anual en línea. Antes de eso, recuerdan las mujeres, la impresión general era que en el departamento de recursos humanos no estaban interesados en las acusaciones de acoso sexual y solo trataban despidos, contrataciones y planes de jubilación.

El director de recursos humanos, Shields, también estaba vinculado con un grupo de hombres del ministerio que jugaban al golf, incluyendo a Galli, Olawoye y algunos otros. Algunas de las mujeres dijeron que se decidieron por no denunciar el acoso porque les parecía más probable que él simpatizara con otros hombres en puestos de liderazgo, que con mujeres jóvenes presentando sus acusaciones.

«Me dijeron que no esperara nada de recursos humanos», dijo una exempleada, «que solo hablara con otras mujeres».

Mujeres ayudando a otras a evitar el acoso sexual

Las mujeres de la oficina se organizaron de manera informal para protegerse entre sí de la atención no deseada de parte de Olawoye, quien era conocido en CT por su apodo «Toks». Varias describen cómo le advirtieron a las nuevas contratadas que él no respetaba los límites personales, y que frecuentemente se autoinvitaba a los despachos de las mujeres de la oficina, cerraba la puerta y se enzarzaba en largas conversaciones privadas.

Algunas incluso hicieron un pacto para fingir que tenían reuniones entre sí para tener una excusa y así terminar educadamente las conversaciones con aquel hombre de alto rango.

A pesar de estos esfuerzos, tres mujeres más tuvieron experiencias idénticas de acoso. Cada una de ellas contó, de forma independiente, que Olawoye les hizo comentarios sobre su apariencia física, les habló de que su esposa ya no era tan atractiva como antes y mencionó que no estaba teniendo tanto sexo como le gustaría.

«Mi cuerpo entero se tensó y quería vomitar», recuerda una mujer. «Yo estaba como: “Ay, ay, ay… no quiero ser tu amiga. No quiero estar aquí. No quiero hablar con esta persona nunca más”».

Ninguna de estas mujeres denunció los incidentes a la gerencia o a recursos humanos. Una dice que sentía como si estuviera lidiando con ello por sí sola, y otras dicen que se sintieron avergonzadas y no pensaron que ayudaría.

Puede que tuvieran razón. Cuando otras denunciaron a Olawoye por conducta inapropiada, se encontraron con que las trataron como si ellas fueran el problema.

Una mujer le dijo a la gerente que Olawoye se quedaba mirando sus pechos durante las reuniones. La respuesta de la gerente fue: «Ayudaría que llevaras una bufanda».

La gerente, que es una mujer, confirmó ese relato pero señaló que ella no había recibido capacitación sobre cómo manejar los casos de acoso sexual cuando obtuvo su ascenso, y no sabía cómo presentar una queja formal.

Otro gerente, un hombre, presentó una queja. Fue a recursos humanos y dijo que Olawoye había pasado una cantidad excesiva de tiempo hablando con una becaria universitaria. Parecía estar haciéndole preguntas inapropiadas: si tenía novio, si alguna vez lo había tenido y si le gustaría ir a cenar a su casa.

Pocos días después Olawoye irrumpió en la oficina del gerente que lo había denunciado y exigió una disculpa. Había descubierto la queja y estaba furioso por la posibilidad de una «marca espantosa» en su expediente.

El gerente no presentó más quejas a recursos humanos durante su tiempo en Christianity Today.

No queda registro de que Olawoye fuera reprendido formalmente por ese incidente ni de que eso dejara ninguna clase de nota en su expediente.

La carrera de Olawoye en CT terminó cuando fue arrestado por agentes federales en una operación encubierta en 2017. Había intentado pagar por sexo con una adolescente. Finalmente se confesó culpable y fue sentenciado a tres años de prisión.

Hoy vive en las afueras de Chicago y está registrado como delincuente sexual. No respondió a las múltiples invitaciones a que presentara sus comentarios para esta historia.

Después del arresto de Olawoye, el área de recursos humanos ofreció consejería a los empleados que se hubieran podido sentir alterados o disgustados por el incidente, pero no investigó si alguien había sido agraviado por Olawoye durante su tiempo en las oficinas, según el testimonio de múltiples empleados. En cambio, los líderes de CT animaron al equipo a mostrar gracia hacia Olawoye y recordar que todo el mundo es inocente hasta que se demuestre lo contrario.

Galli acusado de tocar a ocho mujeres

En el departamento editorial de CT fue Mark Galli quien compartió las noticias del arresto de Olawoye y quien compartió el mensaje de la suspensión del juicio. Le dijo a al menos dos mujeres a las que supervisaba que comprendía cómo un hombre se podía sentir tentado a pagar por sexo con una adolescente. Según las mujeres, Galli dijo que él también tenía impulsos sexuales insatisfechos y que era una experiencia común en los hombres. Lo importante era aprender a no llevar adelante esos impulsos.

Ambas se preguntaron más adelante por qué él les contó aquello. Ambas fueron tocadas de manera inapropiada más adelante por el entonces editor jefe.

En total, ocho mujeres han dicho que Galli las tocó inapropiadamente.

Seis denunciaron el incidente a recursos humanos. Una no lo hizo. La otra hizo que un colega denunciara el incidente. Galli no fue reprendido por escrito ni se le dio ninguna clase de advertencia formal por su comportamiento.

«Se supone que recursos humanos está ahí para protegernos», dijo una exempleada. «Se supone que debe manejar estas situaciones, pero una y otra vez yo vi que recursos humanos tenía autoridad nominal, pero no la autoridad real para hacer nada».

Ninguna de las mujeres vio que Galli sufriera ninguna repercusión, y varias dicen que parecía restar importancia a las quejas como si se tratara de una molestia menor, una diferencia generacional o un problema de la cultura de lo «políticamente correcto».

Hoy Galli ve las acusaciones como malentendidos.

«Nunca he hecho nada malo de manera consciente y deliberada», le contó al editor de noticias de CT. «Me alegra disculparme en aquellas áreas en las cuales me comuniqué mal o hice pensar a las personas una cosa cuando en realidad estaba intentando hacer otra. Me alegra hacerlo».

Galli expresó su frustración con respecto a que CT permitiera que el malentendido «se enconara» y dijo que hubiera deseado que el ministerio hubiese facilitado una reconciliación entre él y las mujeres que lo habían acusado de conducta inapropiada.

«Algunas personas pudieron haber interpretado cualquier clase de toque como un avance sexual», dice. «Ante cualquier cosa que yo haya hecho para atribular, ofender o molestar a cualquiera, incluso dos años después de dejar la compañía, agradecería la oportunidad, aunque sea con la presencia de una tercera persona, de comprender lo que están diciendo».

Los relatos compartidos con el editor de noticias de CT siguieron patrones casi idénticos. La mayoría de las mujeres dijeron que él acarició la parte baja de su espalda con la mano y tocó el broche de su sujetador.

Algunas dicen que este toque les pareció de naturaleza sexual y se sintieron abusadas. Otras dicen que no pensaron que él tratara de tener un avance sexual, pero que les molestó que no respetara los límites. Él actuaba, dicen, como si pudiera cruzar cualquier línea personal o profesional que quisiera.

En un incidente de 2008 o 2009, Galli se puso detrás de una mujer en la fotocopiadora y colocó la mano en la parte baja de su espalda, dice la mujer. No era obviamente sexual, según la exempleada. Pero la hizo sentir incómoda, y pensó: «¿Por qué necesita tocarme la parte baja de la espalda?».

La mujer denunció el incidente a recursos humanos. Se reunió con Shields. El director de recursos humanos tomó notas, dice, y parecía comprender por qué la conducta la hizo sentir incómoda.

Después, no pasó nada. Unas pocas semanas más tarde, cuenta, Galli se acercó a ella y le dijo: «Solo tienes que venir y decírmelo a mí directamente la próxima vez». No fue sino hasta más tarde que ella se dio cuenta de que él daba por hecho de que iba a haber una próxima vez.

«No me sentí cómoda hablando con recursos humanos después de eso», dijo ella.

Otra exempleada cuenta cómo Galli la tocó dos veces de maneras que a ella le parecieron inapropiadas, incluyendo acariciar su hombro desnudo cuando se sentaron uno junto al otro en un evento a finales de los 2000. Según los correos electrónicos escritos en aquel momento, ella denunció la conducta a su gerente, pero él decidió no presentar una queja a recursos humanos.

Una tercera mujer recuerda que, en 2012, Galli le dijo que se suponía que él no debía abrazarla, pero que lo iba a hacer de todos modos. Ella sintió cómo él dejó su mano sobre el broche de su sujetador.

Una cuarta mujer dice que Galli le acarició la espalda y dejó la mano firme bajo su sujetador. Cuando ella se lo contó al vicepresidente, el líder sugirió que quizá ella había malinterpretado la situación y la animó a que «no hiciera de esto un tema para recursos humanos».

«Las palabras específicas que me dijo fueron: “Nadie lo ha denunciado nunca”, “No hay quejas en recursos humanos contra él”, “Tiene un expediente inmaculado”», dijo la mujer. «Recuerdo que lo dijo de tres maneras diferentes y yo pensé: Quizá yo soy el problema».

La empleada fue a recursos humanos de todos modos. Más adelante le dijeron que, debido a que Galli lo había negado, a que no había testigos y a que no había documentación previa por tocamientos inapropiados, no se podía hacer nada.

Galli confirmó múltiples conflictos por tocar a personas en el trabajo, pero puso en tela de juicio la interpretación de las mujeres de lo que él había hecho.

«No es posible que mi mano estuviera en su espalda más de un segundo», contó al editor de noticias de CT. «Obviamente, violé su espacio. Lo siento mucho. No estaba sintiendo su sujetador… Solo estaba tratando de afirmar físicamente que me acercaba como alguien amigable que quería tener una conversación con ella».

«Por supuesto, traspasé los límites»

Después de repetidas quejas presentadas ante el área de recursos humanos, Galli consideró la idea de convertir en su política personal el no tocar a las personas en la oficina, pero después, rechazó la idea, según le contó al editor de noticias de CT. Él tocaba a la gente para animarlos, para conectar y comunicarse eficazmente, dijo, y pensó que simplemente tendría que vivir con algunos malentendidos.

«Por supuesto, traspasé los límites», dice. «No debería sorprender a nadie que me conoce que, al haber trabajado allá por treinta años, probablemente crucé límites. Sí, eso pasó. Para que quede claro, nunca tuve ningún interés romántico o sexual con nadie en Christianity Today».

Galli también traspasó otros límites. A principios de los 2000 le dijo a una mujer que trabajaba bajo su supervisión que la encontraba atractiva, según el testimonio de la mujer y de seis colegas más que lo supieron en aquel momento. Después de que ella renunciara, Galli le dijo: «Tú eres la clase de mujer con la que habría tenido una aventura».

En 2018, Galli irrumpió en un despacho en donde una empleada estaba sacándose leche materna. Se había anunciado que una madre acababa de tener a su bebé y que necesitaría privacidad, y que habría un cartel de «No molestar» en la puerta. Galli miró el cartel y dijo en voz alta: «Eso no aplica a mí», según dos personas que estaban allí.

El incidente fue denunciado a recursos humanos. Galli no fue reprendido o disciplinado formalmente.

Galli no cruzó los límites con todas las mujeres que trabajaban para él. Algunas empleadas y exempleadas dicen que tuvieron buenas experiencias: Galli las animó, capacitó, ascendió y defendió.

Muchas más, sin embargo, dicen que era difícil trabajar para él como jefe. Tanto hombres como mujeres dicen que llevaba una línea fuertemente autoritaria y un humor impredecible. A veces se ponía furioso, reaccionaba exageradamente a las críticas, gritaba y golpeaba cosas en la oficina.

Nadie con autoridad pareció reconocer esta conducta ni controló a Galli de ninguna manera, dicen los empleados y exempleados. Él actuaba de forma inapropiada y después bromeaba con que era un mal jefe como el personaje de Michael Scott en The Office.

«El próximo incidente se tomará en serio»

Ese statu quo continuó hasta agosto de 2019, cuando a Galli se le acusó de tocar de manera inapropiada a tres mujeres en tres días.

Primero, se acercó a una mujer y la abrazó por la espalda por sorpresa. Un gerente lo vio e informó de ello a recursos humanos, según múltiples personas que estaban allí.

Jaime Patrick, sucesor de Richard Shields como director de recursos humanos en 2019, llevó el informe a Timothy Dalrymple, el nuevo presidente y CEO. Dalrymple, que había sido elegido tres meses antes, se dirigió a Galli y le dijo que esa conducta era inaceptable. Fue una advertencia verbal.

Sucedió otro incidente al día siguiente. Durante una foto de grupo en una salida pública, Galli rodeó con su brazo a una colega y dejó la mano sobre su trasero. Dejó la mano allí, dijo la mujer en una declaración escrita a recursos humanos, hasta que tomaron la foto.

Dalrymple se ha negado a hablar sobre quejas específicas presentadas ante el área de recursos humanos contra empleados en particular para esta historia. Según personas que tuvieron conocimiento de la situación, sin embargo, él pidió a recursos humanos documentación sobre conductas inapropiadas previas, así como que buscaran opciones legales para suspender o despedir a Galli. En ese momento, tras casi treinta años de Galli como empleado del ministerio, un miembro del equipo de recursos humanos no encontró pruebas de acciones disciplinarias contra él.

Antes de que ocurriera nada más, recursos humanos recibió una tercera queja de una mujer que dijo que Galli la había sujetado por los hombros y la había zarandeado mientras le contaba una historia.

Dalrymple presentó una advertencia formal. Galli dice que él firmó una declaración reconociendo la reprimenda. Fue la primera vez que una acusación dejaba un registro en su expediente de recursos humanos.

Según las normas de buenas prácticas en recursos humanos, debería haber consecuencias prácticas y escalonadas para malas conductas, dice Shah, experta de HR Source. Por lo general, la primera y la segunda ofensa reciben una advertencia, la tercera supone una suspensión, después viene una advertencia final y, en última instancia, un despido.

También debe estar minuciosamente documentada la investigación y cualquier acción correctiva, dice ella, para que una organización pueda demostrar frente a un juez que se ha castigado a las personas de manera consistente, sin importar el estatus u otros factores, y que se llevaron a cabo las medidas oportunas para proteger a los empleados.

«Decir: “Oye, no lo vueltas a hacer” no es suficiente», dice Shah. «Eso no es tomárselo en serio».

Galli, sin embargo, no había recibido nada más que reprimendas verbales antes de la notificación de Dalrymple.

«El siguiente incidente», le dijo un miembro del equipo de recursos humanos a una mujer que presentó una queja en 2019, «se tomará muy seriamente».

Galli anunció su jubilación dos meses después, en octubre de 2019. En diciembre publicó un editorial pidiendo que Donald Trump fuera apartado de su cargo. En enero, se jubiló.

Sin embargo, hubo un incidente más en 2021. En una reunión en Wheaton, Illinois, Galli abrazó a una empleada actual de CT y recorrió toda su espalda con la mano.

«No hay duda de que me tocó», contó ella al editor de noticias de CT.

Después él se apartó y la miró de arriba abajo. Ella interpretó la mirada como «descaradamente sexual». Aunque ella no creyó que se pudiera hacer nada, puesto que en ese momento él ya era un exempleado, denunció el incidente a su gerente, quien presentó la queja a Dalrymple.

Después de eso, varias mujeres, incluyendo a la editora de redacción digital, Palpant Dilley, presionaron a CT para que contratase a una empresa externa para evaluar por qué se había permitido que el acoso sexual de Galli pasara desapercibido durante tanto tiempo.

«Realmente necesitamos protocolos y procedimientos robustos para que cuando la gente se equivoque, el sistema que hay detrás de esas personas no lo haga», le comentó Palpant Dilley al editor de noticias de CT. «Debemos tener un sistema de pesos y contrapesos. Como cristianos, nosotros somos los primeros que deberíamos tener una perspectiva realista y decidida de la naturaleza humana que considere y nos prepare para los errores humanos».

Guidepost Solutions, una empresa consultora, fue contratada en septiembre de 2021 para revisar el modo en que CT gestionaba las acusaciones de acoso, evaluar las políticas y procedimientos del ministerio y recomendar cambios concretos.

El 13 de marzo, Guidepost concluyó que, aunque no había «un patrón o una cultura extendida de acoso sistemática», CT podría manejar estos casos de mucho mejor manera.

«La defectuosa respuesta institucional de CT a las acusaciones de acoso podría haber estado influida, en parte, por un sexismo inconsciente», dice el informe. Los líderes del ministerio «a veces intentaban minimizar o racionalizar» el acoso sexual, calificándolo simplemente como la conducta «de un hombre mayor que estaba fuera de contexto con las costumbres actuales en el lugar de trabajo», en vez de reconocerlo como «inapropiado bajo cualquier circunstancia, para cualquier persona».

Guidepost recomendó cambios para que CT mejore la respuesta del departamento de recursos humanos al crear un sistema de denuncias anónimas y establecer procedimientos para las investigaciones. La investigación externa señaló que CT no tenía «disposiciones de confidencialidad» acerca de las investigaciones de recursos humanos.

Dalrymple dijo que CT implementará las recomendaciones y revisará otros posibles cambios durante los próximos seis meses.

«Las prácticas de empleo existen por una razón», dice él, «y creo que necesitamos dejarles claro a nuestros empleados que las denuncias por mala conducta son bienvenidas, que estarán libres de represalias y que sus preocupaciones se tomarán en serio».

Mayores problemas culturales

Ninguna de las personas afectadas en CT cree que la cultura del ministerio sea particularmente sexista. Algunos han tenido experiencias peores en otros centros de trabajo cristianos. Sin embargo, el sexismo supone una carga extra para las mujeres, que ahora representan más de la mitad de los empleados de CT.

Los hombres en el ministerio suelen dar por hecho que una mujer soltera siempre quiere casarse y tener hijos, dicen algunos de los empleados y exempleados. Y los líderes de departamento dan por hecho que las madres de la compañía siempre priorizarán de tal forma a sus familias que su trabajo nunca será tan importante para ellas como lo es para sus colegas masculinos.

Empleados y exempleados dicen que ha habido problemas constantes con hombres que interrumpen a las mujeres en las reuniones. Y se consideraba aceptable cuando algunos hombres en el liderazgo decían que las diferencias biológicas entre sexos llegaban incluso hasta la inteligencia y que los hombres debían ser más inteligentes.

Unos cuantos exempleados le echan la culpa del sexismo a la cultura evangélica, diciendo que sus normas acerca del género pueden borrar la línea entre lo aceptable y lo inaceptable en términos de conducta.

Agnieszka Zielińska, exredactora de CT, quien ha dejado el cristianismo y se considera «una agnóstica feliz», recuerda su experiencia en la compañía entre 2000 y 2006, y ve problemas evidentes.

«La cultura evangélica tiende a promover que la gente tenga convicciones intensas y que haga revelaciones sin tener límites bien definidos», dice ella. «Promueve el tratamiento de los compañeros de trabajo como si fueran miembros de la familia. Esto puede ser agradable. Pero también crea problemas, como un desprecio por los límites profesionales en el trabajo».

Otros, sin embargo, estaban decepcionados por cómo el ministerio no llegó a poner en práctica sus compromisos cristianos ni la misión específica de CT. Muchos señalan un editorial de 2015 en donde CT hacía un llamado a ser «testigos honestos de un fracaso moral».

El artículo dice que los escándalos de líderes evangélicos individuales son un problema. Pero el hecho de que muchas personas lo supieran y no hicieran nada es devastador.

«Si sabes algo, díselo a alguien», escribió Ted Olsen, quien entonces era el gerente editor de noticias y es el actual editor ejecutivo de CT. «Si esperas que algo se arregle solo, te debería dar más miedo que vaya a explotar terriblemente. Si estás orando para que Dios saque algo a la luz, escucha su llamado: “No tengan nada que ver con las obras infructuosas de la oscuridad, sino más bien denúncienlas” (Efesios 5:11, NVI)».

Muchas de las personas que se vieron afectadas en CT han tomado las noticias de una evaluación externa con cautela. Aunque el compromiso de Dalrymple con la transparencia ha despertado algo de esperanza, todavía queda una buena capa de escepticismo.

Empleados y exempleados dicen que les preocupa que el ministerio llegue a pensar demasiado rápido que todos los problemas han quedado en el pasado. Les preocupa qué ocurrirá la próxima vez que alguien tenga una queja que deban llevar ante recursos humanos. Les preocupa que sea demasiado fácil mirar hacia otro lado, demasiado fácil permitir que más hombres crucen los límites y demasiado fácil no hacerlos rendir cuentas.

«Me he quedado sin gracia para esto», dice la directora de proyectos creativos Joy Beth Smith, «y, honestamente, no sé si la institución lo ha hecho también».

Traducción por Noa Alarcón.

Edición en español por Sofía Castillo y Livia Giselle Seidel.

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¡Ayuda! Siento que Dios ya no me importa

Por qué los cristianos caen en la apatía espiritual (y cómo pueden salir de ella).

Christianity Today May 19, 2022
Fuente de imagen: Alex Mccarthy / Unsplash / Edición por Rick Szuecs

A menudo los creyentes describen la vida cristiana como una serie de picos y valles, con periodos de alegre discipulado seguidos de etapas de languidez espiritual. Uche Anizor, profesor de la Facultad Talbot de Teología de la Universidad Biola, escribe para aquellos que caminan fatigosamente por el valle en Overcoming Apathy: Gospel Hope for Those Who Struggle to Care [Cómo superar la apatía: La esperanza del evangelio para aquellos a los que ya casi no les importa]. Matthew LaPine, pastor y autor sobre temas de teología y psicología humana, habló con Anizor acerca de las causas de la apatía espiritual y el camino de regreso a una búsqueda apasionada de Dios.

Overcoming Apathy: Gospel Hope for Those Who Struggle to Care

Overcoming Apathy: Gospel Hope for Those Who Struggle to Care

Crossway

192 pages

$12.49

¿Qué le motivó a escribir un libro sobre la apatía entre los cristianos?

Tuve principalmente dos motivaciones. Una, fueron mis propias experiencias a comienzos de mi vida cristiana, en particular de cuando trabajé con Campus Crusade for Christ. Mi trabajo consistía principalmente en servir como orientador de estudiantes y hacer evangelismo. Sin embargo, había muchos días en los que temía enfrentarme a estas tremendas tareas espirituales. Eso me atormentaba: había recaudado fondos para hacerlo, pero, cuando llegaba el momento, realmente no quería hacerlo. El miedo al evangelismo seguramente era un factor. Pero, sobre todo, había una «insipidez» general en mi actitud. Durante aquella época le contaba a la gente una y otra vez que mi mayor vicio como cristiano era ser una persona apática. Así que quería entender por qué era así.

Mi otra motivación viene de haber servido como orientador a un sinnúmero de estudiantes durante mis años en Biola. Ellos sufren por las cosas comunes, pero creo que su principal preocupación es que sienten que, sencillamente, no les importa su vida espiritual. Intelectualmente, conocen la importancia de saber teología, amar a Jesús y llevar una vida cristiana. Pero no logran que les importe del modo en que, muy dentro de su corazón, saben que debería importarles.

Cuando hablamos del tirón de la apatía, ¿ve usted diferencias generacionales?

Hay apatía en todas las generaciones. Pero la gente la procesa y la evalúa de diferentes maneras. La ironía es que, ahora mismo, los jóvenes suelen tener mucha mayor conciencia emocional que sus mayores. Son conscientes de su mundo interior, lo suficiente como para querer hablar de ello abiertamente. Pero no estoy seguro de que esa conciencia los esté llevando a lidiar con lo que está pasando en su interior. Puede que sus amigos digan: «Sí, me identifico totalmente con eso». Pero todos están estancados en este atolladero de la autoafirmación.

Quizá las generaciones previas eran menos conscientes de sus emociones. Aunque tuvieran sentimientos de apatía, solo se empeñaban, bajaban la cabeza y hacían el trabajo; sin embargo, los miembros de esta generación consciente de sus emociones, en cuanto dejan de sentir una pasión genuina, dejan de hacer lo que estaban haciendo. Cuando se sienten apáticos acerca de las cosas de Dios, se sienten menos inclinados a seguir buscándolas.

¿Cómo distingue usted entre apatía y otros primos cercanos como la depresión, el desánimo y lo que se podría llamar «temporadas de sequía»?

Es importante señalar que no estoy utilizando el término apatía en un sentido clínico, sino en lo que se refiere a cosas que los cristianos supuestamente valoran, es decir, las cosas de Dios. Hay una superposición entre esta clase de apatía espiritual y la depresión. Pero hay ciertas características únicas en cada una. La depresión se relaciona con cosas como pensamientos suicidas y una falta generalizada de energía o de motivación en todas las áreas de la vida.

La apatía, sin embargo, suele ser más selectiva. Los jóvenes varones a los que he orientado no se sienten apáticos con respecto a todo. Pueden estar muy emocionados por los deportes o por sus novias. La depresión suele ser más generalizada, y puede que requiera terapia u otras formas de tratamiento que no es necesario en el caso de la apatía.

En cuanto al desánimo, yo lo defino como una tristeza o un desconcierto profundos, especialmente en lo relativo a las cosas de Dios. Si estuviéramos tratando con desánimo en vez de apatía, lo que la persona desanimada necesitaría más que nada sería ser reconfortada.

Con las «temporadas de sequía», lo que podríamos llamar «la noche oscura del alma», usamos estos términos para referirnos a algo que es bueno y está orquestado por lo divino. Dios lo destina para nuestro bien. La persona que atraviesa una temporada de sequía solamente necesita perseverar y seguir buscando a Dios.

En el libro, usted señala varias posibles causas para la apatía, que pueden ir de lo situacional a lo espiritual. ¿Cómo puede alguien distinguir entre estas posibles causas?

Mucha gente se siente desconcertada por su apatía. En el libro, presento siete posibles causas, una mezcla entre factores internos y externos. Soy consciente de que podría haber listado más, pero el objetivo era simplemente ofrecer algo de ayuda para el autodiagnóstico: algunos espejos para ayudar a cada uno a entender dónde está. Tal vez, por ejemplo, mi descripción de la duda espiritual te parezca acertada para tu caso. O quizá has estado inmerso en la trivialidad y sientes que prácticamente todo dejó de importarte. O tal vez has dejado de hacer cosas relacionadas con Dios, y de forma natural te sientes cada vez más indiferente. Si cualquiera de estas causas no parece ajustarse a ti, simplemente pasa a la siguiente. El libro tiene la intención de ser algo así como un compañero de conversación.

En su experiencia personal, usted describe cómo su época de apatía surgió tanto de la duda como de la depresión. ¿Pueden las causas espirituales y las no espirituales reforzarse unas a otras?

La apatía puede tener causas que no son claramente morales o espirituales. Piensa en el duelo, por ejemplo. Las Escrituras no tratan el duelo como algo problemático o pecaminoso. Todos pasamos por duelos, aunque se supone que no los pasaremos igual que aquellos que no tienen esperanza. Entonces, aunque el duelo es una categoría amoral, puede contribuir a la desesperanza, que algunas veces tiende hacia la apatía. Hay otras cosas —como el consumo de los medios o experimentar ciertas formas de duda— que puede que no sean inherentemente problemáticas, pero que pueden conducir a la apatía si no se atienden adecuadamente o con demasiada indulgencia.

Usted recomienda combatir la apatía por medio del cultivo, mezclando una metáfora militar con el lenguaje de la jardinería. ¿Por qué esta combinación?

La metáfora del combate comunica que hemos sido llamados a enzarzarnos en una batalla espiritual real contra la carne y contra el enemigo. Esto no es cristianismo pasivo. No es decir: «Que sea lo que Dios quiera». Estamos en medio de una batalla.

Sin embargo, esta batalla no cambia de rumbo en algún momento decisivo en el que yo tome la espada del Espíritu, recite algunos versículos, mate al Diablo y siga adelante con mi vida. Superar la apatía implica cultivar una vida de virtud, integridad y santidad.

Usted escribe acerca de la importancia de cultivar la comunidad, el afecto, el significado, la misión, la generosidad y la fortaleza. ¿Cuál ha sido la más importante en su viaje lejos de la apatía espiritual?

Yo diría que la comunidad, tanto la comunidad de la iglesia como la cristiana, hablando en términos generales. Estar con el pueblo de Dios me ha hecho seguir adelante en mis temporadas de sequía, especialmente cuando batallaba con la duda. Simplemente estar con cristianos normales y tomar parte en la vida de la iglesia han sido la clave. Ha sido de ayuda tener amistades íntimas con personas que son apasionadas.

Me di cuenta de que era muy importante no solo pasar tiempo con personas que se sentían estancadas como yo. No digo que debamos rechazar a todos los que lo estén pasando mal. Pero es importante tener a alguien a quien rendirle cuentas con respecto a este asunto, especialmente si se trata de aquellos que pelean con verdadero celo de Dios y son ejemplos reales de ello.

¿Cuál es la mayor esperanza que tiene para este libro?

Espero que aquellos que estén batallando con la apatía puedan llegar a tener una sensación clara de que Dios está de su lado y está con ellos. El Padre nos ha dado a su Hijo y al Espíritu, quien nos empodera para ir más allá de la apatía de nuestras vidas. Yo espero que este libro pueda dar a las personas una esperanza real de que el cambio es posible, aunque no haya remedios mágicos. La apatía no tiene que ser nuestro destino. Lo ideal sería que este libro pudiera ofrecer algunas herramientas para ayudar a las personas a dar pequeños pasos para superarla.

Traducción por Noa Alarcón.

Edición en español por Livia Giselle Seidel.

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News

Ministerios cristianos: digan no a los orfanatos

La pandemia puso presión sobre muchas naciones afectadas por la muerte de millones de padres y cuidadores. Pero se debe priorizar el cuidado familiar de los menores.

Christianity Today May 16, 2022
Anthony Kwan/Getty Images

Más de 5.2 millones de niños a nivel global han perdido al menos a uno de sus padres o cuidadores a causa de la pandemia, según un nuevo informe publicado por la revista The Lancet Child & Adolescent Health [enlaces en inglés].

El número de niños que perdieron a uno de sus cuidadores aumentó tan rápidamente entre marzo de 2020 y octubre de 2021, que los expertos de los ministerios cristianos de atención a los huérfanos solo pueden comparar esta crisis con aquella provocada por el VIH/sida, que ha dejado huérfanos a un total de 16.5 millones de personas desde la década de 1980. La respuesta, esperan, será tan seria como la que se dio en respuesta al sida.

Pero también esperan que sea diferente.

Los ministerios de atención a los huérfanos consideran que la crisis actual es una oportunidad para alejarse totalmente del sistema institucionalizado de orfanatos, y volcar todo el apoyo hacia un modelo de atención familiar.

«Hemos aprendido del pasado», dijo Elli Oswald, directora ejecutiva de Faith to Action Initiative, a Christianity Today. «Sabemos que los centros de atención residencial, los orfanatos y los hogares para niños son respuestas que funcionan como una venda, pero que no abordan los verdaderos retos a los que se enfrentan los niños y las familias y, de hecho, pueden causar más trauma y daño a los niños».

En el siglo XIX, las organizaciones cristianas construyeron orfanatos como una solución rápida a la extrema necesidad de los niños abandonados y descuidados. Los protestantes estadounidenses financiaron orfanatos en todo el mundo, y los cristianos se convirtieron en el principal proveedor de atención a los huérfanos. Sin embargo, lo que podría haberse considerado una solución temporal, se convirtió en muchos casos en permanente.

«Aunque fue increíblemente generoso y bienintencionado, causó un daño del que no nos dimos cuenta», dijo Oswald.

Se calcula que los cristianos estadounidenses donan anualmente 3,300 millones de dólares a los orfanatos. Y, en algunas situaciones, los orfanatos pueden seguir siendo la mejor opción disponible a corto plazo, dijo Oswald. Pero a largo plazo, Faith to Action Initiative y otros ministerios líderes en el cuidado de los huérfanos tratan de apoyar soluciones familiares y comunitarias.

Una coalición de ministerios religiosos, dirigida por Faith to Action Initiative, le escribió una carta a las Naciones Unidas el pasado otoño en apoyo del cuidado familiar. En ese momento, 1.5 millones de niños habían perdido al menos a uno de sus cuidadores a causa de la COVID-19.

En 2019, las Naciones Unidas aprobaron una resolución en la que se daba prioridad al cuidado basado en la familia y se pedía la eventual eliminación de los hogares institucionales. Todos los Estados miembros firmaron la resolución. Sin embargo, la crisis actual puede hacer que algunas naciones se desesperen por encontrar opciones más fáciles. Los ministerios cristianos esperan que la ONU les ayude a consolidar el apoyo de los gobiernos a las mejores prácticas en la materia.

«Al igual que hicimos durante la epidemia de VIH/sida, World Vision pretende ser líder en una respuesta global de apoyo a las familias que garantice que los niños puedan permanecer con cuidadores que los aman», dijo Lisa Bos, directora de relaciones gubernamentales de World Vision US. «Pero también necesitamos que los líderes gubernamentales den prioridad a los niños y aborden cuestiones como la pérdida de padres y cuidadores como parte de su respuesta a la crisis causada por la pandemia».

Jenny Yang, vicepresidenta sénior de defensa y política de World Relief, dijo que la pandemia ha borrado 20 años de trabajo para reducir la pobreza extrema en todo el mundo. Los países más afectados, entre ellos India y Brasil, sienten la necesidad urgente de responder a la crisis.

«Cuanto antes seamos capaces de intervenir, [mejor] podremos abordar las causas profundas de lo que está provocando el aumento de la pobreza extrema», dijo.

Sin embargo, incluso en tiempos de crisis, hay una razón para apoyar a las familias, ya sea que se trate de un hogar monoparental, un pariente o una familia extensa.

«Las familias son la institución dada por Dios a través de la cual los niños pueden experimentar el apoyo social, emocional y económico», dijo Yang, «así que… asegurarse de que los huérfanos puedan estar con sus familiares, si pueden cuidarlos, es extremadamente importante».

Que un miembro de la familia cuide de un niño no solo se alinea con los principios bíblicos, sino que hay pruebas de que es la solución más práctica, según Phil Green, uno de los coautores del informe de The Lancet y líder de World Without Orphans. Hay diversas investigaciones sobre el tema, dijo, pero la mayoría de ellas muestran que la atención basada en la familia es más rentable.

«El mito de que la construcción de orfanatos es más barata, y que los países no pueden permitirse atender el problema de otra manera no se sostiene frente a la evidencia», dijo. «Sabemos lo que funciona. Hagamos la diferencia en las vidas de estos niños, porque los niños son resilientes y pueden llegar a prosperar».

Green dijo que su investigación también ha permitido a las organizaciones ver las áreas de mayor necesidad. La mayoría de las muertes de cuidadores han sido de hombres, lo que priva a muchos niños de tener una figura paterna. La mayoría de los niños afectados por las muertes causadas por la COVID-19 (el 64 %) tienen entre 10 y 17 años.

Se enfrentan a una mayor vulnerabilidad a la pobreza, la violencia sexual y otros tipos de explotación. Existe la posibilidad de que las repercusiones negativas de la pérdida de un cuidador se propaguen en el futuro, pero también existe la oportunidad de que la iglesia actúe ahora para prevenir futuros daños, dijo Green.

Las organizaciones religiosas que en su día se encargaron de dirigir orfanatos pueden desempeñar un papel fundamental en la colocación de niños en familias. Los líderes religiosos pueden estar íntimamente integrados en una comunidad, según Green, lo que les permite identificar las necesidades, capacitar a las comunidades para encontrar soluciones y conectar a las personas con los recursos necesarios.

«Estamos viendo en todo el mundo que las iglesias son un lugar excelente para fortalecer a las familias», dijo.

Así lo ve también Bethany Christian Services.

«Tenemos trabajadores sociales sobre el terreno que caminan junto a las familias, y les proporcionan o los conectan con los servicios para que puedan fortalecerse y empoderarse», dijo Leena Hill, vicepresidenta de servicios globales de Bethany.

Con el paso de los años, sus trabajadores sociales también han aprendido que es importante ayudar de la forma adecuada.

Dijo que la respuesta natural al ver las horribles estadísticas que dejó la pandemia es querer hacer algo —lo que sea—. Y eso está bien, pero es importante respetar y fortalecer a las comunidades que necesitan ayuda.

«A menudo la solución está en las propias comunidades», dijo. «La mayoría de las veces, estos niños tienen un familiar vivo».

La gran necesidad de atender a los huérfanos podría devolver a algunos a los viejos modelos, pero Hill espera que, por el contrario, la gente piense en cómo vincular a los niños con soluciones locales, o trabajar junto a las soluciones locales ya existentes.

Podría ser un momento realmente crítico para los cristianos, dijo.

«Qué increíble oportunidad», dijo, «para demostrar más poderosamente el amor de Cristo al responder de la forma correcta».

Traducción y edición en español por Livia Giselle Seidel.

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