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Falleció Pat Robertson, pionero de la televisión cristiana

A través de la cadena CBN, el Club 700, Regent, la Coalición Cristiana y una candidatura a la presidencia, abrió camino para los evangélicos en la vida pública.

Christianity Today June 14, 2023
Pat Robertson / edición por Rick Szuecs

Durante sesenta años frente a la cámara, Pat Robertson llevó su perspectiva pentecostal y su política conservadora a millones de hogares como pionero de la televisión cristiana y líder de la Coalición Cristiana [Christian Coalition].

El locutor falleció el jueves 8 de junio a los 93 años en Virginia Beach, Virginia, sede de la cadena Christian Broadcasting Network (CBN) de la que fue fundador y de la Regent University. Robertson se retiró de su puesto como presentador del programa insignia de CBN The 700 Club [el Club 700] en 2021, a los 91 años, aunque siguió apareciendo en segmentos mensuales de preguntas y respuestas [enlaces en inglés].

Durante su carrera televisiva, Robertson, quien se postuló una vez como candidato presidencial republicano, entrevistó a cinco presidentes de Estados Unidos y a docenas de líderes mundiales, oró por millones de espectadores, compartió predicciones políticas, y suscitó controversia con sus comentarios improvisados en los que calificaba los desastres como huracanes, terremotos y el atentado del 11 de septiembre como juicios de Dios.

Aunque sus polémicos comentarios acapararon mucha atención en sus últimos años, Robertson fue también uno de los evangélicos más influyentes del siglo XX, con un espíritu emprendedor y dispuesto a hacer lo que consideraba que era la voluntad de Dios.

«Robertson ha dado forma a tres grandes desarrollos religiosos: la renovación carismática, la televisión cristiana y la política evangélica», escribió CT en un perfil de Robertson en 1996. «Juntos, estos desarrollos ayudaron a transformar el evangelicalismo, de un pequeño remanso protegido, a la fuerza principal del cristianismo estadounidense».

Antes de convertirse en la potencia de producción y distribución mediática que es hoy —con un presupuesto anual de 300 millones de dólares y alcance en 174 países—, CBN era un canal de televisión de Virginia sin vida que fue alcanzado por un llamado de Dios.

No existía un modelo exitoso de televisión cristiana cuando Robertson compró unas instalaciones en ruinas en Portsmouth, Virginia, y lanzó el canal WYAH-TV (llamado así por Yahweh) en 1961. El canal transmitía tres horas de programación cada noche desde una sola cámara en blanco y negro. Aquellos primeros años fueron agotadores, vertiginosos y caóticos, pero para el empresario pentecostal, la emisora se sentía como un milagro.

El primer telemaratón de CBN lanzó el «Club 700» en 1963, cuyo objetivo era reclutar a 700 espectadores que se comprometieran a donar 10 dólares al mes para cubrir los gastos de la emisora. El programa, que tomó su nombre, llegaría tres años después.

Robertson mantuvo la emisora en crecimiento por medio de más recaudación de fondos, más talento —los evangelistas Jim y Tammy Bakker se unieron en el 65— y nueva tecnología. Más tarde llegaron las cadenas de televisión Praise the Lord (PTL) Network y Trinity Broadcasting Network.

Robertson fue uno de los primeros ejecutivos de televisión en invertir en la transmisión por satélite, lo que permitió a CBN retransmitir su telemaratón anual en 18 ciudades y lanzar una red de cable de 24 horas en 1977. En tan solo una década, CBN estaba en 9 millones de hogares.

Como CT publicó en 1982, «CBN empezó a sustituir los púlpitos y el inglés de la versión King James por sofás al estilo de Johnny Carson y un lenguaje vernáculo como el que se usa en las telenovelas. Su programa principal, el Club 700, adoptó un formato de programa de variedades, optimista, que incluía noticias desde Washington, D.C. Otros programas se asemejan a las alineaciones de la programación para familias, con una telenovela de primera calidad, noticias y charlas matutinas, una miniserie sobre pornografía, análisis de Wall Street y entretenimiento para niños».

Sin embargo, el Robertson que se acomodaba en el set de la CBN y hablaba de oración y política con carisma se había convertido en un tipo de persona diferente de la que era cuando creció como bautista del sur en Lexington, Virginia, inquieto y poco interesado en la fe evangelizadora.

Robertson nació como Marion Gordon Robertson en 1930, y le apodaron «Pat» por cómo su hermano le acariciaba las mejillas rollizas. Su padre, A. Willis Robertson, fue un senador estadounidense, y Pat Robertson disfrutó de una educación de élite en la Universidad Washington and Lee, y en la Facultad de Derecho de Yale. Sirvió dos años en la guerra de Corea.

Tras no conseguir aprobar el examen de acceso a la abogacía y dejar un trabajo de negocios en Nueva York, decidió convertirse en pastor, una decisión que confundió a su devota madre en Virginia. Ella lo puso en contacto con un misionero holandés llamado Cornelius Vanderbreggen. Robertson fue a cenar con él en Filadelfia y se escandalizó cuando Vanderbreggen le entregó un folleto evangélico al camarero y leyó la Biblia en la mesa.

Sin embargo, Robertson había estado escudriñando las Escrituras en secreto, y mientras las estudiaba comenzó a sentir que Dios le hablaba a través de ellas. Hizo una confesión de fe a Vanderbreggen que más tarde vio como su propia conversión «de mundano a santo». En ese momento, dijo, pasó de una afirmación religiosa sobre la existencia de Dios a una relación salvadora con su Padre celestial.

Sorprendió a su esposa, Dede, con su celo de converso: tiró un whisky costoso que tenían por el desagüe; la dejó embarazada de su segundo hijo mientras él asistía a una conferencia de InterVarsity que duró un mes; y luego vendió sus muebles y trasladó a su familia de cinco miembros a una habitación y media en un piso compartido en Brooklyn, inspirado por el mandamiento de Lucas 12:33 de «vendan sus bienes y den a los pobres». Su primer trabajo en el ministerio fue en la iglesia Bayside Community Church de Long Island.

Antes de cumplir los 30 años, Robertson asistió al Seminario Bíblico en Manhattan, y se unió a un grupo de creyentes devotos que oraban, ayunaban y se dedicaban a buscar a Dios mientras ministraban entre los pobres. Participó en retiros de oración con compañeros de clase entre los que se encontraba Eugene Peterson. Robertson y los «Soldados Cristianos» predicaban en las esquinas de las calles cuando Billy Graham llegó a la ciudad en 1957. Se reunieron con Ruth Stafford Peale, editora de Guideposts, oraron en lenguas por un avivamiento, e inspiraron dos libros fundamentales de la renovación carismática, They Speak with Other Tongues [Ellos hablan en otras lenguas] y The Cross and the Switchblade [publicado en español como La cruz y el puñal].

«Había entrado en el Libro de los Hechos y ya no era un espectador, sino un participante activo en las obras de un Dios que hace milagros», dijo Robertson.

Robertson dejó Nueva York para volver a su ciudad natal en Virginia tras graduarse en 1959. En Lexington, tuvo la oportunidad de predicar en segmentos de radio de 15 minutos, y se enteró de que había una emisora de televisión en venta a cinco horas de distancia, en Portsmouth. Cuando su familia se trasladó allí, ni siquiera tenía un televisor, «solo 70 dólares y la visión de establecer la primera cadena de televisión cristiana en Estados Unidos», dice su biografía. Predicó en iglesias locales para proveer para su familia antes de que la cadena empezara a funcionar; algunas iglesias le daban 5 dólares de honorarios, y una le pagó con un saco de granos de soja de 70 libras [31 kilos].

Muchas de las cosas que Robertson emprendió seguían este patrón de escuchar un llamado de Dios y lanzar un proyecto en respuesta.

«Quería formar parte del plan de Dios, y su plan es la evangelización mundial y traer a millones de personas al reino, y Él me ha permitido formar parte del mismo», dijo Robertson.

Dijo que Dios le habló una vez durante el almuerzo (medio melón cantalupo y requesón) y le dijo que construyera una escuela para su gloria, y en 1977 compró 70 acres en Virginia Beach para la Universidad CBN, que más tarde se llamaría Regent. En su primer año se matricularon 77 estudiantes.

Al año siguiente, en Navidad, dijo que Dios le había hablado para «proclamar un mensaje de salvación sencillo», ya que enviaría su Espíritu por todo el mundo y millones responderían. Lanzó lo que se convertiría en CBN Internacional. En la actualidad, el 90 % de los telespectadores de la cadena proceden de fuera de Estados Unidos.

La promesa de bendición que se encuentra en Isaías 58 le llevó a fundar en 1978 la organización humanitaria Operación Bendición, un ministerio que ha brindado asistencia a personas de 90 países y territorios.

Y fue también con el llamado de Dios en mente que Robertson entró en la arena política. Volvió a la casa de piedra rojiza de Bedford-Stuyvesant donde había vivido en Nueva York para anunciar su candidatura presidencial en 1987.

Incluso antes de su candidatura, los telespectadores cristianos reconocían el interés de Robertson por la política, algunos con entusiasmo, otros con cautela. Robertson había bromeado diciendo que [un puesto en] el Senado, donde su padre había servido durante décadas como demócrata conservador sureño, sería como obtener un puesto de menor nivel, pero que la presidencia sería un «movimiento lateral» desde su puesto en CBN.

Christianity Today escribió sobre los primeros rumores en torno a las ambiciones presidenciales de Robertson en 1985:

[Robertson] tiene un intenso interés en educar a los cristianos sobre asuntos públicos y despertar su entusiasmo por la participación política. Cree que Estados Unidos se enfrenta a una encrucijada en la que los valores familiares y la fe en Dios podrían perder frente al estatismo y el hedonismo. Presentarse como candidato a la presidencia no garantizará a Robertson un mandato en la Casa Blanca, pero casi con toda seguridad significará que los candidatos presidenciales en 1988 no podrán desestimar las cuestiones morales que importan a los cristianos.

A principios de los 80, Robertson empezó a dedicar la primera media hora del Club 700 a asuntos públicos, y mostró una creciente preocupación por el secularismo y las amenazas a la libertad religiosa, como las restricciones a la oración en las escuelas. Justificó el cambio de contenido de su programa televisivo como una respuesta a la extralimitación del gobierno. «No es que nos estemos metiendo en política», dijo. «Ellos se están metiendo en la religión».

Robertson decía que veía la presidencia como una forma de continuar su vocación de servicio. A pesar de quedar segundo en las elecciones primarias del estado de Iowa, perdió en el supermartes y abandonó las elecciones, para luego declinar en favor de George H. W. Bush. Después de su participación en la contienda, escribió en su libro The Plan que veía un propósito más profundo en su fallida candidatura a la Casa Blanca.

¿Podría ser que la razón de mi candidatura se haya cumplido en el hecho de que despertó la atención de decenas de miles de cristianos evangélicos hacia los asuntos del gobierno? Por primera vez en la historia reciente, los cristianos patriotas y a favor de la familia aprendieron las sencillas técnicas de la organización eficaz de partidos y el éxito de las campañas. Su presencia como fuerza activa en la política estadounidense puede tener como resultado final que al menos uno de los principales partidos políticos de Estados Unidos adopte una perspectiva profundamente cristiana en sus plataformas y en la estructura del partido.

Aprovechó ese impulso para lanzar la Coalición Cristiana, que reunió a votantes evangélicos y distribuyó guías de votación a las iglesias a partir de 1989. Al año siguiente, fundó también el Centro para la Ley y la Justicia (ACLJ, por sus siglas en inglés), un bufete de abogados «profamilia, prolibertad y provida».

Como parte de un movimiento más amplio de la derecha religiosa, la coalición notó que algunos evangélicos conservadores estaban de acuerdo con sus posiciones conservadoras, pero seguían siendo reticentes a declarar una postura cristiana sobre cuestiones que no tenían un claro mandato bíblico. También luchó durante una década con el gobierno federal por sus guías no partidistas y acabó perdiendo su condición de organización exenta de impuestos.

Robertson se consideraba a sí mismo un evangélico con un don carismático y una perspectiva ecuménica, y en una ocasión dijo: «En cuanto a la majestuosidad del culto, soy episcopaliano; en cuanto a la creencia en la soberanía de Dios, soy presbiteriano; en cuanto a la santidad, soy metodista… en cuanto al sacerdocio de los creyentes y el bautismo, soy bautista; en cuanto al bautismo del Espíritu Santo, soy pentecostal, así que soy un poco de todos ellos».

A lo largo de los años, algunos cristianos han cuestionado —o incluso desaprobado— algunas de las declaraciones que Robertson hizo en sus transmisiones cuando comentaba eventos de actualidad y respondía las preguntas de los telespectadores. Llegó a decir que Estados Unidos debía asesinar al presidente venezolano Hugo Chávez. Defendió el argumento de divorciarse de una esposa con Alzheimer. Predijo la victoria de Donald Trump y no aceptó la derrota de Trump en 2020, sino hasta una semana después de que Joe Biden fuera declarado ganador.

«Pat Robertson formaba parte de una tradición de evangélicos cristianos que tenían un sentido sagaz de los medios de comunicación como herramienta para llegar al público», dijo Michael Longinow, profesor de periodismo digital y medios de comunicación en la Universidad Biola. «Su tendencia a hacer declaraciones improvisadas que desataban polémicas también sigue una tradición —aunque trágica— de evangélicos cristianos que mezclaban el evangelio con [su] perspectiva política».

Más allá de lo que uno piense sobre Robertson, su alcance no puede ser pasado por alto. El Club 700 es transmitido en el 97 % de los mercados televisivos de Estados Unidos y es uno de los programas más longevos de la historia.

En su página web, Robertson mencionó «crear empresas o transacciones financieras» como uno de sus pasatiempos, y su éxito en ese campo se extiende más allá de CBN. Fundó International Family Entertainment Inc., la empresa matriz de Family Channel, que se vendió en 1997 por 1900 millones de dólares. Al meditar en su éxito financiero y su vocación, Robertson dijo: «Me di cuenta de que Dios no quería que fuera un inversor multimillonario. Quería que fuera como un humilde siervo que depende de Él y quiere seguir sus caminos».

Dede, la esposa de Robertson durante 67 años, falleció en 2022. A Robertson sobreviven dos hijos, dos hijas, 14 nietos y 23 bisnietos. Su hijo Gordon Robertson es director ejecutivo de CBN, así como presentador y productor ejecutivo del Club 700.

Traducción por Sofía Castillo.

Edición en español por Livia Giselle Seidel.

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