Los padres fueron invitados a la capilla de The Covenant School en Nashville el lunes por la mañana, como cada mañana de día escolar. Cantaron y oraron con los aproximadamente 200 alumnos de primaria y los 40 o 50 miembros del personal de la escuela de la Iglesia Presbiteriana en América, y escucharon cómo el pastor Matthew Sullivan «lleva [la enseñanza] a otro nivel», como lo expresó un alumno, con su lección bíblica que también los niños pueden entender.
Sin embargo, unas horas más tarde, los padres se agolpaban en el santuario de la iglesia bautista de Woodmont, a dos millas (3 km) de distancia, esperando oír lo peor. En el intervalo, la escuela cristiana privada se había convertido en el lugar del tiroteo masivo número 130 en lo que va del 2023, dejando tres niños y tres adultos muertos.
«Sé que este es probablemente el peor día de la vida de todos», dijo un oficial de policía a la multitud. «No puedo expresar cuánta empatía sentimos».
Los tres estudiantes asesinados tenían 9 años cada uno. La policía los identificó como Evelyn Dieckhaus, William Kinney y Hallie Scruggs, esta última hija de Chad Scruggs, pastor principal de la iglesia Covenant Presbyterian Church, de la que la escuela forma parte. Las víctimas adultas eran la directora del colegio, Katherine Koonce, de 60 años; la profesora sustituta, Cynthia Peak, de 61 años; y el conserje, Mike Hill, de 61 años.
En una declaración emitida el lunes por la noche, la escuela The Covenant School afirmó que su comunidad está «en estado de shock tras el terror que sacudió nuestra escuela e iglesia» y pidió privacidad mientras la investigación sobre el ataque continúa.
El portavoz del Departamento de Policía Metropolitana de Nashville, Don Aaron, dijo que una persona que anteriormente estuvo matriculada en la escuela, de 28 años de edad, se coló por una puerta lateral portando dos rifles de asalto y una pistola. Llamaron a la policía a las 10:13 a.m. Llegaron menos de 15 minutos después y siguieron los sonidos de disparos hasta el segundo piso de la escuela primaria cristiana conservadora. [Los oficiales] dispararon y mataron a la persona sospechosa, a quien después identificaron como una persona transgénero.
Cinco de las víctimas fueron trasladadas al hospital infantil Monroe Carell Jr., a unas 4 millas (6 km) de distancia, pero fueron declaradas muertas a su llegada.
«Los niños… empezaron la mañana con sus bonitos uniformes», dijo Rachel Dibble a Associated Press, quien se encontraba en la iglesia bautista con las familias que esperaban. «Probablemente comieron algunos Froot Loops y ahora toda su vida cambió hoy».
En la iglesia Woodmont Baptist, poco después de oír el zumbido de las sirenas, los pastores y el personal leyeron la noticia de un tiroteo en Covenant. Cuando vieron en Twitter que su iglesia había sido nombrada como el lugar de reunificación, no lo cuestionaron, simplemente se pusieron sus etiquetas, se reunieron con la policía en el estacionamiento y se prepararon para recibir los autobuses que traerían a los niños sobrevivientes, así como a los padres desesperados por ver a sus hijos sanos y salvos, dijo el pastor Nathan Parker a CT.
Los niños se reunieron en el salón de eventos de la iglesia, donde el ministro estudiantil repartió hojas para colorear y comenzó a ayudarlos a procesar el tiroteo. Los padres esperaron en el santuario durante el lento proceso de reunificación, sin conocer aún la gravedad del ataque.
«Como pastores, se supone que debemos tener palabras. Hoy ha sido uno de esos días en los que las palabras no llegaron fácilmente. Si vinieron, vinieron del Espíritu», dijo Parker.
Oró por la paz, pidiendo a Dios por la seguridad de cada uno de los niños cuyos ansiosos padres estaban sentados en sus bancos, o lloraban en el suelo. El dolor y el trauma de lo ocurrido a un par de kilómetros de distancia llenaban el edificio de la iglesia, con una pesadez y una sensación de pérdida palpables.
Entre socorristas y voluntarios, cientos de personas acudieron a ayudar. Atendieron a las familias mientras esperaban, entregaron comida y ayudaron a limpiar. Sus corazones estaban destrozados al ver en las noticias el reporte de un tiroteo más ocurrido en una escuela, y más aún al ver que esta vez la tragedia golpeó justo en casa, en Nashville: sus vecinos, su comunidad, sus hermanos y hermanas en Cristo.
«Estamos a punto de entrar en la Semana Santa, y sin duda va a ser una Semana Santa diferente», dijo Parker, pensando en lo que predicará el domingo —Domingo de Ramos— en la sala donde los padres temían haber perdido a sus hijos, y donde los profesores se enteraron de que algunos de sus alumnos y colegas habían sido asesinados. «El mensaje de la esperanza de la Resurrección, no sé si alguna vez ha sido más necesario o más bienvenido».
No fue sino hasta el final del día cuando Parker se enteró de que el encargado de las instalaciones de Covenant —conocido por cantar el Padre Nuestro en la graduación— fue quien nombró a la iglesia bautista como el lugar al que enviar los autobuses de estudiantes; llevaba 18 años pasando frente a la congregación bautista del sur de camino a su trabajo en el colegio y dijo que sabía que era una buena iglesia. Parker se sintió honrado.
Nashville es una ciudad donde hay gran concentración de evangélicos, en un estado donde más de la mitad de la población es evangélica (el doble de la media nacional). En las horas posteriores al tiroteo, líderes y ministerios ofrecieron oraciones, mientras que iglesias y escuelas programaron vigilias.
La cercana Universidad de Belmont, en Nashville, celebró un servicio de lamento y ofreció oraciones a «todos los miembros de nuestra comunidad de Belmont que están vinculados a la escuela y a su iglesia, Covenant Presbyterian Church». Media docena de miembros del profesorado de Covenant son exalumnos de Belmont.
Una declaración de R. Neil Spence, del Presbiterio de Nashville de la PCA, hizo un llamado al lamento «ante el dolor y la prueba insoportables». Dijo: «Las palabras nos fallan al hablar de esta tragedia, incluso entre nosotros, pero nuestras oraciones no nos fallarán al elevar nuestras súplicas a Dios por la misericordia y la gracia que se necesitan. Dios mismo nos ayudará a orar en nuestra debilidad».
Según el Gun Violence Archive, en lo que va de 2023 ha habido una media de unos 1.5 tiroteos masivos por día. El número 129 ocurrió el lunes en el exterior de un bar en Wisconsin y dejó a cinco adultos heridos.
El tiroteo de Nashville es el ataque más mortífero en una escuela desde que 21 estudiantes fueron asesinados en Uvalde, Texas, en mayo pasado.
«Es el crimen definitivo», dijo a la prensa el fiscal del distrito de Nashville, Glenn Funk, «cuando los niños en edad escolar y sus cuidadores son víctimas de la violencia armada sin sentido».
En 2001, la Iglesia Presbiteriana Covenant abrió la escuela del mismo nombre. El número de estudiantes es «intencionalmente reducido», con grados que van de preescolar a sexto grado». Koonce describió la misión de la escuela como «ayudar a los niños a convertirse en lo que Dios quiere que sean».
Koonce dijo que en Covenant, los estudiantes «son capaces de ver y estar anclados en la verdad de la palabra de Dios con respecto a quienes son. Son estas verdades eternas las que les permiten involucrarse en la vida con mayor plenitud y tener éxito dondequiera que vayan».
El lema de la escuela Covenant es: «Pastorear corazones. Fortalecer mentes. Celebrar la infancia». El pasado Día de Acción de Gracias, le dijo a los alumnos que estaba agradecida «porque sé que están disfrutando ser niños y no tienen que crecer demasiado rápido».
La historia más reciente de Instagram de la escuela muestra un santuario lleno de niños pequeños balanceándose y cantando: «Deja que el amor de Dios te rodee / en todas partes, en todas partes / que puedas ir».
Esta historia sigue en desarrollo y se actualizará en breve.