El hermano Andrés, en su famosa anécdota, le pidió a Dios que cerrara los ojos de un guardia para poder cruzar un auto lleno de Biblias ilegalmente a través de una frontera. Luego, dedicó décadas de su vida a abrir los ojos de los cristianos a la realidad de la persecución en el mundo moderno.
CT habló con el presidente de la oficina de Puertas Abiertas en Estados Unidos, Ryan Brown, acerca de cómo el ministerio que el hermano Andrés inició en las profundidades del conflicto global entre el comunismo y el capitalismo ha cambiado, y cómo se ha mantenido igual.
Esta entrevista ha sido editada para mayor brevedad y claridad.
Crecí leyendo God’s Smuggler [El contrabandista de Dios], el libro de superventas sobre la vida del hermano Andrés, y tengo en la mente esa vívida imagen de él pasando Biblias ilegalmente a través de una frontera en un puesto de control de la Guerra Fría en un pequeño Volkswagen. Eso fue en los años cincuenta. ¿Cómo luce el contrabando de Biblias hoy en día?
Es difícil de creer, pero hay lugares en el mundo donde la realidad que el hermano Andrés enfrentó hace 70 años son muy similares a las que enfrentan los cristianos hoy, donde poseer una Biblia está estrictamente prohibido por la ley o conlleva terribles consecuencias. La distribución de Biblias sigue siendo un pilar fundamental como gran parte de nuestra labor.
Hoy en día, los archivos digitales pueden ser muy pequeños y, además, pueden convivir con muchos otros archivos digitales. La cantidad de información digital puede ser un aliado, por así decirlo, para mantenerla oculta.
Pero en muchos casos, no es tan diferente de lo que hacía el hermano Andrés: una copia impresa de la Biblia en una maleta, o también puede haber pequeñas tarjetas SD que se guardan en las maletas, dispositivos para escuchar las Escrituras, y cosas así.
¿Hay otras formas en que el ministerio de Puertas Abiertas ha evolucionado en los últimos 70 años?
Sí, el rostro de la persecución sigue evolucionando, por lo que la respuesta también debe evolucionar. Volviendo a la Guerra Fría, pensamos en dictaduras que vigilaban a los cristianos con, ya sabes, tipos con gabardinas y sombreros, sentados en coches y fumando cigarrillos. Si bien esto todavía ocurre en algunos lugares, ahora también existe la vigilancia digital. Por ejemplo, en China, los cristianos están preocupados por los mecanismos de rastreo instalados en teléfonos y computadoras portátiles.
En Centroamérica, la persecución no proviene de dictadores paranoicos, sino de las pandillas. Básicamente, hay caudillos que ven que Jesús cambia vidas, y eso perjudica el negocio. Las iglesias reclutan jóvenes de las pandillas, y por eso estas pandillas atacan las iglesias.
Acompañamos a las iglesias perseguidas y respondemos a sus necesidades. En los círculos de ayuda humanitaria y desarrollo, se habla de diseño centrado en el ser humano, y es muy interesante: eso es similar a lo que el hermano Andrés hacía desde el principio. Cuando fue a Polonia por primera vez, fueron las personas de allí quienes expresaron la necesidad de la Palabra de Dios. Él respondía a lo que le decían.
Tan solo en el último mes o algo así, en el norte de Nigeria, unas 200 personas fueron brutalmente asesinadas. Quienes se encuentran en esas comunidades ahora mismo [son personas que] han experimentado un trauma profundo por lo que han presenciado, lo que les ha sucedido a sus familiares y [lo que ha sucedido] dentro de su comunidad.
Necesitan ayuda para superar el trauma y el duelo. Es una tarea ardua para que las personas puedan permitir que el Espíritu Santo las sane. Necesitan sanación desesperadamente para que puedan vivir la vida a la que Cristo los ha llamado, para ser testigos y llevar a cabo la Gran Comisión allí mismo, en algunos de los lugares más oscuros del planeta.
Hoy en día, más cristianos sufren persecución que hace 70 años. En resumen, ¿cuáles son los principales factores que provocan el aumento o la disminución de la persecución con el tiempo?
Bueno, por una parte es simplemente el crecimiento de la iglesia, el número de cristianos. La persecución terminaría mañana si la iglesia simplemente se detuviera. Si la iglesia cesara, la persecución en la iglesia cesaría.
La persecución surge como respuesta a una iglesia que crece y se mueve, ¿sabes? El enemigo no tiene ningún deseo de oponerse a lo que languidece o está muerto.
Hay cierto elemento de esperanza incrustado en el aumento de la persecución, porque es una respuesta al crecimiento de la iglesia.
Tomemos un lugar como Siria. No está claro qué les depara el futuro a los cristianos allí. Podemos trabajar y orar para que sean fieles ante cualquier persecución. Pero ¿hay también cosas que podamos hacer para reducir la probabilidad de persecución?
Siempre comienzo con: «¿Qué piden las personas más afectadas?». Me sorprende, pero en general, lo que más piden no es que los saquemos de la persecución ni que la disminuyamos, sino que les hagamos saber que estamos con ellos, que oramos por ellos; que no los olvidamos, sino que formamos parte de un grupo global que se solidariza con ellos.
Y tienes razón. Hay otro nivel, el aspecto de la justicia, que puede ser más complejo, pero también es importante. En muchos lugares donde los cristianos son perseguidos, existen leyes que protegen la libertad religiosa. A veces, podemos formar parte de una voz colectiva que ayude a exigir a las autoridades a rendir cuentas por lo que ya tienen escrito: las leyes que deben cumplir.
En África, las iglesias se reunieron y preguntaron si podíamos crear conciencia; impulsar voces en la ONU, la Unión Europea y otros actores estatales. Ese fue el inicio de la iniciativa «Arise Africa». Estamos en proceso de recolectar un millón de firmas a nivel mundial, con personas que dicen: «Lo que está pasando aquí en África no está bien» y «Nos solidarizamos con nuestros hermanos y hermanas en África», para llevar esa petición a la ONU en 2026.
¿Cómo ha cambiado administrativamente Puertas Abiertas en los últimos 70 años?
No creo que nadie diga que el hermano Andrés fue un gran administrador. Tenía un gran corazón para estas cosas. Y Dios estaba obrando. Él no está limitado por nuestras estructuras ni por la falta de ellas.
Pero desde los años 70 y 80, se trabajó mucho en la estructura organizacional, y creo que Dios lo utilizó para permitirnos crecer de maneras que serían difíciles cuando solo se trata de individuos que dicen: «Oye, voy a hacer esto» o «Voy a hacer aquello».
Aplaudo la visión futurística de quienes nos precedieron y su dedicación en construir una organización a través de la cual obraba el Espíritu de Cristo. Queremos salvaguardar todo aquello que nos mantiene enfocados como seguidores de Jesús, siendo obedientes a lo que él nos ha llamado a hacer para servir a su iglesia, y específicamente a los sectores más perseguidos por su fe.
No es algo que se hace de una vez por todas, ¿sabes? Sabemos que al enemigo le encantaría vernos guiados por nuestros propios deseos y simplemente ponerle el nombre de Jesús por encima. En lugar de que este ministerio sea la acumulación de nuestros respectivos talentos y habilidades, queremos tomar todo eso, ponerlo a los pies de Jesús y ver qué decide hacer.
Llevas aproximadamente dos años sirviendo como presidente de Puertas Abiertas. ¿Cuál es el mayor reto que enfrenta el ministerio de cara al futuro?
Al entrar en Puertas Abiertas, la realidad de lo que nuestros hermanos y hermanas tenían para ofrecernos me impactó profundamente. Me llamó la atención de forma contundente. Necesitamos acompañar a la iglesia perseguida no solo porque nos necesitan, que es cierto, sino porque nosotros los necesitamos.
Si vivimos aislados y a merced de nuestras propias comodidades, nos perjudicamos. Oro para que, en los próximos años, aquí en Puertas Abiertas, podamos proclamarlo a los cuatro vientos.