La unida comunidad que se ha construido en torno a los campamentos en la región de Hill Country en Texas nunca volverá a ser la misma.
En la madrugada del 4 de julio, inundaciones repentinas sin precedentes arrasaron las instalaciones del campamento Mystic, en Hunt, Texas, arrastrando consigo a 27 niñas, además de arrasar los campamentos donde generaciones de jóvenes tejanos habían pasado sus veranos a orillas del río Guadalupe.
Cristianos de todo el estado y del país oraron mientras los equipos de rescate navegaban por las carreteras inundadas el viernes y el sábado para rescatar a cientos de campistas en las zonas afectadas por el desastre que se habían quedado atrapados sin poder salir por tierra, y sin electricidad ni internet, cuando el nivel del agua subió 8 metros en un lapso de 45 minutos, según las autoridades estatales.
El sábado por la noche, al menos cinco de las niñas desaparecidas que se encontraban en campamento Mystic —de 8 y 9 años de edad, y una consejera de 18— habían sido declaradas muertas, junto con el copropietario del campamento cristiano para niñas, Dick Eastland. El domingo, diez niñas más y otra consejera seguían desaparecidas.
El número de muertos en toda la zona ha ascendido a más de 100 personas, entre ellas 28 menores de edad, mientras que las labores de rescate continúan. Una de las jóvenes víctimas del campamento, Sarah Marsh, es hija de un profesor de la Universidad de Samford en Birmingham, según el rector de la universidad, quien pidió oraciones por la familia.
El lunes, el campamento emitió su primer comunicado oficial, en el que decía: «El campamento Mystic está de luto por la pérdida de 27 campistas y consejeras tras las catastróficas inundaciones del río Guadalupe. Nuestros corazones están destrozados junto a nuestras familias que están soportando esta tragedia inimaginable. Oramos por ellas constantemente».
El campamento agradeció a los funcionarios estatales y a los socorristas por su ayuda mientras continúa la búsqueda de las niñas desaparecidas. También pidió «oraciones continuas, respeto y privacidad para cada una de nuestras familias afectadas».
En el campamento Mystic, las cabañas «Twins» y «Bubble Inn», que eran las más cercanas al río y alojaban a las campistas más jóvenes, se inundaron por ambos lados. Eastland se apresuró a rescatar a las niñas de una de ellas, y su hermano Edward Eastland fue a la otra, indicándole a las campistas que dormían que se subieran a las literas superiores a medida que el nivel del agua subía y terminó por alcanzar el techo.
Las imágenes del interior muestran una maraña de literas mojadas, ropa de cama de niña, peluches, ventiladores eléctricos, y barro oscuro sobre los suelos rojos de las cabañas. Dick Eastland fue encontrado en un vehículo todoterreno negro con tres niñas a las que había intentado salvar, según declaró Craig Althaus, miembro del personal del campamento, al diario The Washington Post. Althaus dijo que encontró a niñas supervivientes en los tejados de las cabañas y en los árboles.
Las iglesias locales solicitaron agua, comida y hombres con motosierras para ayudar en las zonas afectadas. Enviaron pastores para ofrecer consejería en medio de la espera ansiosa en los lugares de reunificación establecidos en escuelas e iglesias.
«Lamentablemente, hoy se trata de la búsqueda y el rescate, y de la reunificación de padres e hijos», escribió un pastor, Joey Tombrella, de la Primera Iglesia Bautista de Kerrsville. Los padres solo querían volver a ver a sus hijos.
En las principales ciudades de Texas, grupos de Facebook de vecinos y diversas historias de Instagram difundieron fotos de niñas de primaria sonrientes con sus nombres y los números de teléfono de sus padres, con la esperanza de que las encontraran pronto y sus familias pudieran finalmente confirmar que estaban a salvo.
Según las noticias, la mayoría de los padres solo habían recibido un correo electrónico del campamento Mystic, que decía: «Hemos sufrido inundaciones catastróficas. Si no hemos localizado a su hija, ya se le ha notificado. Si no lo hemos contactado a usted personalmente, eso significa que su hija ha sido localizada». Decenas de personas recibieron el devastador llamado.
El campamento Mystic había recibido a unas 750 niñas de entre 8 y 17 años para un campamento de un mes de duración cinco días antes de que las inundaciones azotaran la zona el viernes.
El campamento no denominacional se remonta a 1926 y ha sido dirigido por la misma familia desde 1939, abarcando tres generaciones. Los consejeros dirigen el tiempo devocional en el desayuno y cada noche en las cabañas. El campamento celebra una misa católica y un servicio de Vísperas cada domingo, así como un servicio de comunión al amanecer cada temporada que se lleva a cabo en Chapel Hill, un sitio en la cima de una colina con una cruz de madera y filas de bancos de piedra.
«Las campistas y las consejeras se unen para cantar canciones, escuchar las Escrituras, descubrir formas de crecer espiritualmente y aprender a aplicar estas lecciones a su vida diaria en el campamento y en casa», según un folleto del campamento, que cita el Salmo 121:1 (RVR-1960): «Alzaré mis ojos a los montes; ¿de dónde vendrá mi socorro?».
Los campamentos de verano con pernoctación, especialmente los campamentos cristianos, han demostrado ser una poderosa herramienta de formación para los jóvenes, pero siempre han dependido de la confianza: los padres deben creer que los campamentos cuentan con personal y políticas para garantizar la seguridad de sus hijos.
El campamento Mystic no ha hecho declaraciones públicas sobre su plan de respuesta en casos de emergencia. Las autoridades de Texas ayudaron a evacuar a las campistas de Mystic en helicóptero, y algunas tuvieron que cruzar un puente inundado agarrándose a una cuerda para ponerse a salvo, según Associated Press.
El campamento, de 700 acres, es uno de los varios situados en el centro de Texas, al norte de San Antonio y al este de Austin, una zona montañosa y frondosa salpicada de campamentos que han sido muy apreciados a través de los años. Los más antiguos se remontan a un siglo atrás y se consideran «una piedra angular de la cultura de Texas».
Al igual que en el campamento Mystic, las cabañas más bajas del campamento La Junta se inundaron y algunos niños tuvieron que nadar para ponerse a salvo antes de que el campamento evacuara a todo el mundo a la Primera Iglesia Presbiteriana de Kerrsville. Cerca de allí, el campamento Waldemar contabilizó a sus campistas y reunió a las niñas con sus familias el sábado. El campamento «de orientación cristiana» Stewart para niños aún no había comenzado su temporada de julio y sufrió daños mínimos.
Heart O’ the Hills, a solo una milla río arriba del campamento Mystic, no acogía campistas esta semana, pero, según los informes, el albergue del campamento se inundó hasta el tercer piso, y su directora y copropietaria desde hace mucho tiempo, Jane Ragsdale, murió en la inundación. Al igual que los demás, ha cancelado su próxima temporada debido a los daños.
El centro de retiros cristiano ecuméntico Laity Lodge de Leakey, Texas, seguía teniendo electricidad y no sufrió daños por las inundaciones, por lo que uno de sus consejeros vino a Kerrsville en su día libre para servir como voluntario. «Sabiendo que nos podría haber pasado a nosotros, estoy agradecido de estar aquí», dijo a The Washington Post.
No es la primera vez que las aguas del río Guadalupe amenazan a los campistas de la zona. En julio de 1987, cientos de jóvenes cristianos del Pot O’ Gold Ranch se marcharon en autobuses y furgonetas el último día del campamento bíblico para escapar del río desbordado. De los 40 niños que iban en el último autobús, diez murieron en la inundación, que en aquel momento fue uno de los desastres naturales más mortíferos de la región de Texas Hill Country.
En el 30.º aniversario de la tragedia, CT habló con algunos de los supervivientes, que recordaban cómo se aferraban desesperadamente a las ramas de los árboles mientras el agua pasaba a toda velocidad y se preguntaban por qué Dios había permitido que les sucediera eso.
La autora cristiana y experta en crianza Sissy Goff, que pasó seis veranos en el campamento Waldemar, compartió sus consejos para los padres de los campistas que sobrevivieron la inundación, entre ellos, escuchar a sus hijos y darles la oportunidad de conectar con otras personas que compartieron la experiencia.
La madre de una niña de diez años que acampaba por primera vez en Mystic, cuya cabaña estaba en un terreno más elevado y fue trasladada en autobús a un centro de reunificación, dijo a The New York Times que su hija cantaba canciones que había aprendido en el campamento durante el viaje de vuelta a casa.
Muchas de estas canciones se han cantado en Mystic desde sus inicios. Una canción tradicional, «Morning Prayer / Camp on the Guadalupe» (Oración matutina / Campamento en Guadalupe), invoca a Dios en oración: «Padre celestial, bendícenos, te lo pedimos. Fortalécenos y guíanos durante todo el día. Consuélanos y protégenos, Señor, según tu voluntad. Aquí, en el campamento Mystic, quédate con nosotros».
Esta es una noticia de última hora y se actualizará.