Hubo muchas lágrimas en la primera Conferencia General de la Iglesia Metodista Global, celebrada esta semana en San José, Costa Rica, con la que se fundó oficialmente la nueva denominación. Fueron lágrimas de gozo, alivio y gratitud por el santo amor de Dios.
«Lloré», dijo Jeff Kelley, pastor de una iglesia Metodista Global en McCook, Nebraska. «Hacía mucho tiempo que no lloraba durante el tiempo de adoración. Y luego tuvimos adoración al día siguiente, y volví a llorar».
John Weston, pastor de una iglesia de Silverdale, Washington, y uno de los 21 candidatos a obispo interino durante el período de formación de la denominación, dijo que sentía que no podía dejar de llorar. Y Emily Allen, una estudiante del Seminario Teológico de Asbury que sirve como delegada de las iglesias del noreste, también lloró en el culto.
«Los momentos de adoración de cada uno de estos días nos han preparado para ser la iglesia que necesitamos ser», dijo Allen. «Escuchar la Palabra de Dios declarada con valentía, escuchar la invitación a recibir el Espíritu, ¿a recibir el santo amor de Dios? Estaba de rodillas y llorando».
Muchos de los más de 300 delegados y 600 suplentes y observadores de 33 países recordaron que también había habido lágrimas en años anteriores en conferencias pasadas. Las luchas internas en la Iglesia Metodista Unida y las continuas disputas sobre cuestiones teológicas básicas, como la sexualidad humana, la autoridad de las Escrituras y las responsabilidades de los obispos, a menudo los habían dejado destrozados emocionalmente. En Costa Rica, donde se estableció una confesión metodista independiente, las lágrimas fueron distintas.
«Hay un espíritu diferente: es como un cuadrado y un círculo», dijo Steve Beard, redactor jefe de Good News, la principal revista evangélica metodista. «Sí hay desacuerdos aquí, pero son respetuosos, y no tienes la respuesta automática en que te categorizan y te ignoran. Lloran y claman por Jesús y por el Espíritu Santo. ¡Dejémoslo que siga! Así es el metodismo de antaño».
La iglesia «de antaño» más reciente se reunió durante cinco días en un centro de convenciones para modificar y ratificar las decisiones del Consejo de Liderazgo de Transición, que se organizó en 2022. Los delegados debatieron los requisitos educativos para el clero, la representación regional en los comités y la forma exacta del episcopado.
Consideraron una propuesta de constitución, debatieron enmiendas, así como enmiendas a las enmiendas, y luego aprobaron su constitución el 24 de septiembre por 323 votos a favor y 2 en contra. La gente aplaudió —y luego se quedó en silencio, un poco atónita, sobrecogida por la importancia de lo que había sucedido— antes de levantarse a cantar «Grande es tu fidelidad».
«Estamos haciendo algo nuevo», dijo Yassir A. Kori, un metodista global de Sudán que trabaja con refugiados en Oklahoma. «[Algo] que está lleno del Espíritu, de gracia y de santificación».
La nueva iglesia está formada por 4733 congregaciones al momento de su formación, lo que la sitúa entre las 20 denominaciones más numerosas de Estados Unidos. Es mayor, considerando el número de congregaciones, que la Iglesia Presbiteriana de América, la Iglesia Anglicana de Norteamérica y la Asociación de Bautistas de Libre Albedrío juntas.
La Iglesia Metodista Global ha organizado 36 grupos regionales, llamadas conferencias anuales, 16 de las cuales han tenido lugar fuera de Estados Unidos. Keith Boyette, el líder saliente de la iglesia de transición, anunció que la Iglesia Metodista Global también ha sido reconocida legalmente en seis países más, allanando el camino para conferencias anuales adicionales.
Varios obispos de grupos metodistas independientes de fuera de Estados Unidos asistieron a la Conferencia General convocada como invitados y testigos.
Ricardo Pereira Díaz, líder de un grupo de 580 congregaciones y 120 iglesias misioneras en Cuba, dijo que no espera que su iglesia se una a la Iglesia Metodista Global.
«Tenemos una amistad sin compromiso», dijo. «Ellos creen en la Biblia. Creen en la evangelización. Creen en la santificación. Estamos en sintonía».
Tampoco se espera que la Iglesia Metodista independiente de Costa Rica, anfitriona de la Conferencia General, se una formalmente. Pero los Metodistas Globales firmaron un acuerdo de cooperación con la Iglesia Evangélica Metodista de Costa Rica como uno de sus primeros actos oficiales.
Por otra parte, Eduard Khegay, obispo con sede en Moscú de 80 congregaciones en Rusia, Bielorrusia, Kazajstán y Kirguizistán, dijo que su grupo votará con respecto a su posible unión a la Iglesia Metodista Global en abril.
«Es la fe wesleyana ortodoxa», dijo Khegay. «Tienen el mismo corazón para la evangelización y la misión que nosotros. Mi deseo es unirme, pero tenemos que votar».
Aunque la mayor parte de la denominación se encuentra actualmente en Estados Unidos, en la conferencia se pudo observar una gran diversidad. Los delegados hablaban francés, español, coreano y swahili, además de inglés, con traducción en tiempo real realizada con inteligencia artificial y un equipo de apoyo de traductores humanos. Un grupo de 29 delegados de la República Democrática del Congo no pudo conseguir visas para viajar a Costa Rica, por lo que la Iglesia Metodista Global les pagó un hotel con internet seguro y de alta velocidad para que pudieran participar a distancia. Los delegados se unieron a través de Zoom, y activaban y desactivaban su micrófono para hablar a favor y en contra de una serie de mociones, y votaron por internet.
Los Metodistas Globales tienen previsto celebrar su próxima Conferencia General en África en 2026, aunque aún no se han realizado todos los preparativos.
«Cuando decimos “global”, no es solo un guiño, es nuestro ADN», dijo Suzanne Nicholson, profesora de Nuevo Testamento de la Universidad de Asbury. «No nos estamos reuniendo en Estados Unidos, y eso dice algo. Dice que esta es realmente una iglesia global y que la conferencia es una imagen de Apocalipsis 7, con gente de todas las naciones, tribus, pueblos y lenguas ante el trono y ante el Cordero».
No obstante, muchos de los metodistas reunidos en Costa Rica dijeron que la diversidad no les sorprendió tanto como la unidad.
«Cuando lees en los Hechos de los Apóstoles sobre la unidad de la Iglesia, pienso que debe sentirse como esto», dijo Victoria Campbell, una ministra de Katy, Texas.
Johnwesley Yohanna, obispo de Nigeria, estuvo de acuerdo. «Hay amor y gozo, y alabamos a Dios y somos libres», afirmó. «No hay malos comportamientos, ni peleas, ni gritos».
Pero eso no quiere decir que no hubiera desacuerdos. Los debates en Costa Rica se tensaron en ocasiones, con voces alzadas.
Una propuesta de enmienda para regular la asignación de comités, destinada a forzar la diversidad regional, provocó que varias personas protestaran por no querer estar «esposados» por una denominación que no confiaba en ellos para tomar buenas decisiones. El debate sobre los derechos de los ministros a ser juzgados en un tribunal eclesiástico suscitó angustiosas referencias a «la situación en una denominación anterior». Y los delegados expresaron fuertes sentimientos sobre las funciones y responsabilidades de los obispos.
Matthew Sichel, diácono de Manchester, Maryland, dijo que, tras años de conflictos en la Iglesia Metodista Unida, estaba luchando por «desaprender» el hábito de la lucha y el conflicto.
«Cada año, en la Conferencia Anual, estaba allí para defender la ortodoxia. Ese era mi trabajo. Discutíamos sobre si Jesús es el Señor. Aprendimos a pelear. Teníamos que hacerlo. Yo iba al micrófono a pelear. Es difícil dejar eso», dijo.
Zawdie «Doc» Abiade, pastor en Muskegon, Michigan, y consejero cristiano, dijo que algunos de los delegados mostraban signos de estrés postraumático y que todavía hay mucha necesidad de sanación.
«Todo lo que no es sano aflora cuando hay ira que se aplica en el lugar equivocado», dijo Abiade. «La pregunta es: ¿cómo encontramos a Cristo en el trauma? A menudo nos dicen que olvidemos, pero no estamos diseñados como humanos para olvidar. Mi consejo es no huir de ello, sino afrontarlo con Jesús. Volver al dolor y encontrar a Jesús».
Los metodistas se recordaron unos a otros con frecuencia a lo largo de los cinco días que todavía se están santificando. Aún no han sido perfeccionados, pero el Espíritu Santo es más fuerte que el pecado y sigue actuando en ellos.
Y su denominación también está empezando. Las cosas pueden cambiar, se dijeron unos a otros, y cambiarán, encontrando resolución en las reuniones de los comités, en el ministerio y en las futuras Conferencias Generales.
«[Las decisiones] dependen de la iglesia, pero debemos dejar espacio para la posibilidad de hacer ajustes mañana», dijo Sunday Onuoha, un obispo nigeriano. «Confiamos en que habrá discernimiento. Tomamos decisiones y sabemos que el Espíritu Santo está actuando, pero es un trabajo todavía en curso, no un trabajo ya finalizado».
Algunas de las decisiones tomadas en la Conferencia General se plantearon explícitamente como medidas temporales. La iglesia decidió elegir a seis obispos interinos, además de los dos ya existentes, para mandatos de dos años. En la reunión de 2026, los miembros de la Iglesia Metodista Global pasarán a una estructura episcopal más permanente, con obispos responsables de la enseñanza y el liderazgo espiritual —pero no de la administración cotidiana—, elegidos por periodos de seis años, con un límite de dos mandatos.
Uno de los grandes debates en Costa Rica giró en torno al proceso de nombramiento de los obispos interinos y a la posibilidad de que fueran reelegidos dentro de dos años. Las medidas explícitamente temporales, en algunos casos, causaron más ansiedad que las decisiones a largo plazo.
Mientras se producían esos debates, metodistas de todo el mundo se paseaban por el fondo de la sala de la convención, orando por todo. Un hombre leía promesas de las Escrituras, arrodillado en una silla en un rincón. Otros levantaban las manos y susurraban oraciones, con el siseo de la palabra Jesús apenas audible en el fondo de la sala.
«Que Jesús sea nuestro director de escena», oró Hui Angie Vertz, ministra coreano-estadounidense de una iglesia de Hazen, Dakota del Norte. «No estamos aquí para dirigirte en nuestra obra. Es tu obra, Jesús. Espíritu Santo, dirígenos».
Antes de las votaciones importantes, los metodistas se tomaron un tiempo para orar en grupo. Después de las grandes decisiones, se pusieron a cantar. Cuando eligieron a sus obispos interinos el 25 de septiembre, la sala de casi 1000 personas se puso en pie y cantó la Doxología a capela en inglés, que dice:
Alabado sea Dios, de quien manan todas las bendiciones.
Alábenlo, todas las criaturas de aquí abajo.
Alábenlo, los ejércitos celestiales
Alaben al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Sally Jenkins, esposa de un pastor de Sidney, Nebraska, dijo que se sintió como volver a casa después de mucho tiempo fuera. El canto le puso la piel de gallina.
«Somos un pueblo que destila amor por el Señor en nuestra música», dijo. «Que el Espíritu se mueva —hay tantas emociones y lágrimas— te hace algo, ¿sabes?».