Nadie esperaba que la apelación de Rick Warren tuviera éxito. Ni siquiera Rick Warren. Pero aun así, se puso de pie frente a 13 000 bautistas del sur reunidos en Nueva Orleans para exponer su caso.
«¡Nadie le está pidiendo a ningún bautista del sur que cambie su teología! No les estoy pidiendo que estén de acuerdo con mi iglesia», insistió, leyendo de un documento impreso frente a un micrófono en el piso de la sala de convenciones durante un discurso de tres minutos. «Les estoy pidiendo que actúen como bautistas del sur, que históricamente han aceptado discrepar en docenas de doctrinas, a fin de actuar en una misión común».
Para los mensajeros de la reunión anual de la Southern Baptist Convention (Convención Bautista del Sur, SBC por sus siglas en inglés), emplear a mujeres pastoras no era una cuestión de «acordar no estar de acuerdo». Una amplia mayoría —el 88 %— votó a favor de mantener la decisión tomada en febrero de expulsar a Saddleback.
La votación pone fin a dos años de escrutinio y críticas hacia la megaiglesia californiana por ordenar pastoras desde su escenario, acoger a una pastora de enseñanza para predicar los domingos y nombrar una pastora de campus. Esta era solo la oportunidad de apelar.
Tras la votación, Warren dijo que no contaba con que la apelación tuviera éxito. En su lugar, «quería impulsar la conversación que ha estado estancada durante años».
Warren, quien fundó Saddleback y dirigió la iglesia durante 43 años hasta su jubilación el pasado septiembre, no se fue en silencio. En las semanas previas a la reunión, el pastor de cuarta generación lanzó una campaña en defensa de su iglesia, con decenas de tuits, un sitio web, tres vídeos, una carta abierta y una guía para los mensajeros de cuatro páginas en la que argumentaba que la expulsión de Saddleback viola la creencia de la asociación en la autonomía de las iglesias [enlaces en inglés].
«Quise levantar la voz en nombre de millones de mujeres bautistas del sur… Creo que sus dones espirituales, sus dones y talentos de liderazgo están siendo desperdiciados», dijo Warren, que se consideraba bien posicionado para presentar el caso dada su prominencia, «corazón tierno y piel gruesa».
Pero los mensajeros se mostraron mayoritariamente unánimes en contra de la apelación. Mientras Warren ofrecía argumentos a favor de Saddleback, los bautistas del sur en internet y en los eventos previos a la reunión respondieron con su propia defensa de la postura histórica de la SBC y de sus propias convicciones complementarias.
«Los bautistas del sur decidieron que esto no es solo una cuestión de política eclesiástica, no es solo una cuestión de hermenéutica: es una cuestión de compromiso bíblico con una Escritura que creemos que limita inequívocamente el oficio de pastor a los hombres», dijo el presidente del Southern Seminary, Albert Mohler, quien refutó la apelación de Warren.
Los mensajeros también votaron a favor de mantener las decisiones de expulsar a Fern Creek Baptist, otra iglesia expulsada por tener una pastora, y a Freedom Church, sobre la cual se descubrió que había manejado mal ciertas acusaciones de abuso.
Siguiendo las instrucciones del presidente de la SBC, Bart Barber, la mayoría de los mensajeros guardaron silencio cuando se anunciaron los resultados de las apelaciones el miércoles por la mañana. Una pequeña salva de aplausos se levantó en el fondo de la gigantesca sala cuando se leyeron los resultados con respecto a Saddleback.
Este año ha sido la primera vez que los bautistas del sur han expulsado a iglesias por tener pastoras, y declararon que Saddleback y otras cuatro «ya no cooperan amistosamente» con la convención.
La medida avivó un debate mucho mayor sobre cómo trata la SBC a las iglesias con pastoras.
Algunos vieron la decisión de Saddleback como una prueba de que el proceso estaba funcionando, es decir, el comité de credenciales fue capaz de identificar a una iglesia como incongruente con la posición de la fe y mensaje bautista de la denominación contra el nombramiento de pastoras, y finalmente consiguió expulsarla. Otros vieron que un problema mayor se avecina: muchas más iglesias de la SBC han empleado a mujeres como pastoras y es necesario hacer un cambio.
La SBC votó a favor de enmendar su constitución para incluir el requerimiento de tener pastores varones como requisito para las iglesias que cooperan con la SBC, una postura que ya está incluida en su declaración de fe. Esta dice que las iglesias deben nombrar «solo hombres» en cualquier «posición de pastor o anciano según lo descrito en las Escrituras».
La enmienda constitucional sigue a adiciones similares de 2019 y 2021 para nombrar explícitamente la discriminación étnica y la falta de atención a los casos de abuso como motivos de expulsión de la SBC. Esta última tendrá que ser aprobada de nuevo el próximo año para entrar en vigor.
«De todo lo que hagamos en esta convención este año, creo que manejar el caso de Saddleback correctamente es lo más importante», dijo Denny Burk, profesor del Southern Seminary’s Boyce College, durante un debate de la organización 9Marks sobre el tema el lunes por la noche. «Si no lo hacemos bien, será realmente malo… pero la enmienda [constitucional] también es realmente importante».
La gran mayoría de los líderes bautistas del sur creen que las Escrituras restringen las funciones de pastor principal y predicador a los hombres —la designación de pastores, ancianos y obispos en el Nuevo Testamento—. Y muchos también creen que el hecho de que las mujeres utilicen el título de «pastora» en otros cargos (como en «pastora de niños») es, en el mejor de los casos, confuso.
El debate continuó en la convención, en reuniones del Comité Ejecutivo y en propuestas presentadas en el pleno. Entre un grupo que mayoritariamente comparte convicciones sobre lo que dicen las Escrituras acerca de los pastores varones, surge la duda: ¿Se trata de un debate sobre títulos? ¿Sobre las funciones en el ministerio? ¿Sobre la función de una confraternidad confesional?
Casi todos los debates se han producido entre líderes hombres. Durante un panel de Baptist21 el martes, el expresidente de la SBC y pastor de Carolina del Norte, J. D. Greear, habló de la posición de las mujeres —especialmente de las mujeres que sirven como parte del personal de las iglesias— mientras este asunto se encuentra en el centro de atención.
«Tan trágico como sería equivocarse al comprender la complementariedad y volverse igualitarios», Greear dice que también ve que se ha fallado al «reconocer el papel, la integridad, la dignidad y el llamado» de las mujeres en la convención.
«Hay mucho desánimo allí porque las han convertido en un campo de batalla», dijo.
Traducción y edición en español por Livia Giselle Seidel.