Ainslee Moss sintió todo el peso del 2020.
Para ella, el año 2020 incluyó hacer malabares con las responsabilidades de varios ministerios: dirigir tiendas de segunda mano sin fines de lucro en el condado de York, Carolina del Sur; dirigir un refugio para mujeres; y coordinar las entregas para madres de recién nacidos y ancianos que no podían salir de sus casas durante la pandemia. Además, tenía que viajar de ida y vuelta al hospital con su padre de avanzada edad que estaba luchando contra problemas del corazón y cáncer de esófago.
Su padre, David Gentry, murió a finales de ese año, el 27 de diciembre.
«Definitivamente creo que fue uno de los años más difíciles que he vivido», dijo Moss. «Tuve mis días en los que derramé muchas lágrimas, pero creo que una de las cosas que me mantuvo cuerda en esos momentos fue saber que Dios tiene contados nuestros días».
En los peores momentos del 2020, dijo, recurrió al Salmo 34:1: «Bendeciré al Señor en todo tiempo» (LBLA).
Según los datos de la encuesta State of the Bible [Estado de la Biblia] de la American Bible Society [Sociedad Bíblica de Estados Unidos; ABS, por sus siglas en inglés], las experiencias de Moss durante el último año coinciden con las de muchos cristianos en Estados Unidos.
Las personas que están «comprometidas con la Biblia» —a quienes la sociedad define como las personas que leen las Escrituras varias veces a la semana y citan el impacto de estas en su vida diaria como una forma clave de relacionarse con Dios— tuvieron dificultades en 2020. Registraron estrés y ansiedad en tasas ligeramente más altas que el resto de la población, pero también más esperanza.
«Jesús dijo: “En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo”», dijo a CT John Farquhar Plake, jefe de investigación de la ABS. «Vemos esto reflejado en la vida de personas reales en los datos».
La encuesta reveló que una cuarta parte de los estadounidenses experimenta niveles moderados de estrés y el 10 %, niveles extremadamente altos.
Casi la mitad de los encuestados dijo que tenía problemas para dormir, el 44 % informó que se sentía tenso, el 44 % dijo que se sentía solo y aislado de los demás, y el 37 % dijo que se sentía indiferente o distanciado.
Todos los indicadores de ansiedad en el estudio mostraron un ligero aumento entre junio de 2020 y enero de 2021.
Los cristianos que acuden regularmente a la Biblia no eran inmunes. En realidad, ocurrió lo contrario.
«Descubrimos que las personas más comprometidas con las Escrituras experimentan más estrés y, a menudo, niveles más altos de trauma», dijo Plake.
Según el estudio, «una fuerte relación con la Biblia a menudo coexiste con —e incluso podría estar impulsada por— las dificultades de la vida».
Plake dijo que la correlación podría deberse al hecho de que la gente recurre más a la Biblia cuando tiene problemas que cuando todo va bien en su vida. Por lo que muestran los datos, las Escrituras dan esperanza a la gente. Las personas comprometidas con la Biblia obtuvieron una puntuación de 71 sobre 100 en una prueba de agencia* de esperanza, en la que calificaron la veracidad de afirmaciones como «Si estuviera en problemas, sé que podría salir» y «Puedo pensar en muchas formas de alcanzar mis objetivos». Los encuestados que no están involucrados con la Biblia en el estudio de la ABS obtuvieron unos 14 puntos menos. [*En la Teoría de la esperanza, la agencia se define como la capacidad de un individuo para motivarse a sí mismo para realizar las metas que uno se traza pensando que uno es el agente de cambio, capaz de lograr esas metas.]
Plake dice que los resultados deberían animar a las iglesias y a los ministerios a actuar para atender las necesidades de personas como Moss, quienes han enfrentado muchas situaciones difíciles en los últimos doce meses. El estudio afirma que la Biblia es una fuente de aliento y esperanza.
Marlaina Centeno, pastora y miembro dedel Trauma Healing Institute [Instituto para la Rehabilitación de Trauma] de la ABS, dijo que las mujeres y los grupos minoritarios son estadísticamente más propensos a experimentar traumas en general, y quizás aún más en las dificultades en el contexto de la pandemia.
«Hay tantas situaciones estresantes que han sucedido en el último año, además del COVID, que la situación se ha agravado», dijo.
Aunque para algunas personas el trauma puede crear una barrera a la hora de establecer una relación con Dios, Centeno dijo que los datos indican que en tiempos de dolor y sufrimiento las personas son fortalecidas por medio de la lectura de la Biblia.
Centeno sospecha que el impacto es aún mayor cuando la lectura de la Biblia se produce en un grupo, ya que las relaciones también son una fuente de consuelo y estímulo. Cuando las personas se reúnen, establecen relaciones y estudian la Biblia juntas, salen fortalecidas.
Centeno dijo que aunque ha visto mucho sufrimiento durante el último año, también ha visto mucha restauración.
«He dirigido grupos en persona. He dirigido grupos en línea a lo largo de todo este año con COVID y es increíble ver lo que sucede«, dijo, »desde la primera sesión de aquellos que llegan con una carga increíblemente pesada y que tienen mucho estrés y mucho dolor, y luego seis semanas más tarde o seis sesiones más tarde ver a algunos traer su dolor a la cruz y ser capaces de ver esa luz».
Plake dijo que los líderes de las iglesias deberían extraer dos lecciones del informe State of the Bible [Estado de la Biblia]. En primer lugar, la gente está sufriendo, sea que lo demuestre o no. Y en segundo lugar, la Biblia ofrece esperanza.
«Es maravilloso darse cuenta de que lo que era cierto hace dos mil años sigue siendo cierto en el siglo XXI», dijo. «Así como Dios cambió la vida de la gente, como se relata en el libro de los Hechos y en las epístolas paulinas, vemos ese mismo tipo de cosas en los datos de los estadounidenses del siglo XXI. La Biblia no está desactualizada. Sigue siendo relevante y Dios sigue trabajando».
Para Moss, fue en las páginas de las Escrituras donde encontró la esperanza y la fuerza para volver a trabajar en Tender Hearts Ministries poco después de la muerte de su padre.
«Volveré a verlo un día, porque eso es lo que prometen las Escrituras», dijo.
También sabe que su padre querría que siguiera haciendo aquello a lo que Dios la llamó. Cuando aconseja a los que están tocando fondo, les señala hacia la misma fuente de estabilidad a la que ella acude: la Biblia.
«Les damos esperanza», dijo.
Traducción por Sofía Castillo
Edición en español por Livia Giselle Seidel