Todos los días de esta semana son santos

Los cristianos tienen muchas razones para celebrar desde el Domingo de Ramos hasta el Domingo de Resurrección.

‘Vía Crucis’ de Saint-Jean-Baptiste au Béguinage

‘Vía Crucis’ de Saint-Jean-Baptiste au Béguinage

Christianity Today March 23, 2024
WikiMedia Commons

De niña, mi gemela y yo organizábamos a menudo elaborados concursos de repostería durante las vacaciones de Semana Santa. Un año, hice una tarta de Pascua con tres cruces de chocolate y una corona de espinas, y los decoré en grandes charcos de sangre de mermelada.

Claro, era innecesariamente horripilante, y no me sorprende que las esponjosas magdalenas de pollitos que preparaba mi hermana fueran las preferidas. Sin embargo, la verdad es que desde muy joven he evitado la propensión a evitar la crudeza de la Pascua. Para mí, su carácter sangriento es la razón misma por la que la Cruz trae tanta esperanza.

Muchos cristianos de todo el mundo celebrarán el Domingo de Ramos este fin de semana para conmemorar la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén. Hace unos 2000 años, multitudes de judíos extendieron ramas de palma en la vía pública para dar la bienvenida a su «Mesías», el rey conquistador que creían que derrocaría al gobierno romano y los liberaría de su hostil ocupación.

Aunque hoy en día muchos oprimidos siguen necesitando desesperadamente este tipo de liberación física, el viaje de Jesús no terminó ahí. Por el contrario, su camino hacia Jerusalén culminó en la cruz, lo que trajo un tipo de liberación totalmente distinto.

El Domingo de Ramos marca el comienzo de la Semana Santa, los días previos a la traición, muerte y resurrección de Jesús. Es un periodo del antiguo calendario eclesiástico en el que los cristianos esperan con gozo la victoria del Domingo de Resurrección.

Pero también es un tiempo de gran dolor, marcado por el sufrimiento, la traición y el quebrantamiento. Y, por eso, habla con fuerza a aquellos cuyos países, relaciones o situaciones de salud mental son cada vez más inestables. En un mundo que necesita desesperadamente esperanza, no podemos pasar por alto la angustia de la Semana Santa y pasar directamente al triunfo de la Pascua.

Los primeros días de la Semana Santa insinúan una inminente fatalidad.

El Lunes Santo marca el día en que Jesús maldijo a la higuera por no producir fruto y luego volcó las mesas del templo. Al día siguiente, Martes Santo, Jesús siguió enseñando en Jerusalén, desafiando a los líderes religiosos e informando a los discípulos de su inminente crucifixión. La indignación mostrada por los maestros de la ley prepara el escenario para los siguientes días de la vida de Jesús.

El Miércoles Santo es un día especialmente oscuro, que hace referencia a la traición de Judas Iscariote. La falsedad de Judas habría sido inmensamente dolorosa para Jesús. Él no era un observador distante en la periferia, sino uno de los principales discípulos de Jesús: un amigo íntimo y compañero de viaje. Esta tragedia se agrava cuando Judas lamenta más tarde su decisión de contribuir a la muerte de Jesús pero, sabiendo que era incapaz de revertirla, opta trágicamente por acabar con su propia vida.

Sin embargo, incluso en los momentos más oscuros, hay esperanza. Las primeras palabras de Jesús desde la Cruz fueron «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen» (Lucas 23:34). Quizá Jesús estaba le asegurando a su amigo (entre otros) que no todo estaba perdido: que, por muy profunda que sea nuestra depravación, siempre existe la promesa de la transformación.

Algunas iglesias y tradiciones celebran una comida de Jueves Santo, recreando la última cena de Jesús con sus discípulos. Allí, al compartir la comida y la bebida, Jesús informó a sus seguidores que su cuerpo sería partido y su sangre derramada, por ellos y por muchos.

Más tarde, esa misma noche, en el Huerto de Getsemaní, cuando su muerte se acercaba y muchos decidieron abandonarlo, el sudor de Jesús cayó como gotas de sangre (Lucas 22:44). Algunos especulan con la posibilidad de que hubiera padecido hematohidrosis, una condición médica poco frecuente en la que los capilares que rodean las glándulas sudoríparas se rompen en caso de angustia y trauma extremos.

Viernes Santo puede parecer un nombre inapropiado para un día marcado por el derramamiento de sangre, el sufrimiento y la muerte. Pero lo ostensiblemente malo alcanza lo bueno, ya que el cuerpo quebrantado de Jesús en la cruz se convierte en la fuente de la redención de la humanidad. C. S. Lewis escribió en Mero Cristianismo: «Su muerte ha lavado nuestros pecados, y… al morir Él inutilizó la muerte misma». La cruz, que era un instrumento de muerte —una muerte lenta, vergonzosa y brutal—, se convierte finalmente en un símbolo de vida.

Sin embargo, en nuestro intento de pasar rápidamente del horror del Viernes Santo al gozo del Domingo de Resurrección, muchos de nosotros descuidamos el Sábado Santo, el último día de la Semana Santa.

La Semana Santa del año pasado entrevisté al profesor John Swinton, antiguo enfermero psiquiátrico reconvertido en teólogo práctico, quien afirmó que el Sábado Santo nos impide desarrollar una teología de la gloria, que pasa por alto el sufrimiento de la muerte y se dirige directamente a la Resurrección. Nos recuerda que algunas personas están pasando por momentos oscuros y que debemos sentarnos con ellas en su desesperanza, llorando con los que lloran (Romanos 12:15).

El Sábado Santo nos incita a tomarnos en serio el sufrimiento. También nos asegura que no luchamos solos. A lo largo de su vida, Jesús sufrió dolor en todos los niveles posibles: físico, psicológico y espiritual. Aunque esto no elimina en absoluto nuestro propio dolor, la imagen bíblica nos muestra que, sea lo que sea con lo que nos encontremos —enfermedad física, lucha por la salud mental o duda espiritual—, Jesús ha estado allí. Él no solo conoce las profundidades de las emociones humanas, sino que también las ha experimentado.

Mucha gente conoce el versículo más breve de la Biblia: «Jesús lloró» (Juan 11:35). Sin embargo, la mayoría de las traducciones del griego original no reflejan bien este pasaje. En otras partes, en los versículos 33 y 38, la misma palabra griega para «llorar» transmite una emoción gutural profunda, que también podría traducirse como «Él resopló como un caballo furioso». Él no solo estaba apenado por la muerte de su amigo Lázaro: estaba furioso porque sabía que la vida no estaba destinada a ser así, ni lo sería para siempre.

Cuando nos sentimos frágiles, perdidos y solos, un cuento de victoria recubierto de azúcar no resuena con nuestro dolor. Necesitamos una esperanza concreta que haya sondeado las profundidades de la desesperanza, sudado sangre y experimentado una muerte atroz, pero que también declare que ese no es el final de la historia.

El viernes es bueno porque el Domingo de Resurrección está a la vista. Si Jesús resucitó de entre los muertos, entonces la muerte no tiene la última palabra. La Semana Santa y los eventos que condujeron a la crucifixión de Jesús nos aseguran que somos amados, que no estamos solos en nuestro dolor y que somos dignos de ser rescatados.

Durante la pandemia de COVID-19, sufrí un aborto espontáneo y, en ese momento, las manos llenas de clavos y el cuerpo ensangrentado de Jesús me hablaron con más fuerza que nunca. Y cuando más tarde concebí y di a luz a una niña, le pusimos por nombre Edén Gracia para que sirviera de recordatorio de que la pérdida no es el final de nuestra historia. Por muy rotas que estén ahora nuestras vidas, nunca debemos perder la esperanza de la restauración prometida por Dios.

En El Retorno del Rey, de J. R. R Tolkien, el hobbit Samwise Gamgee le pregunta a Gandalf: «¿Todo lo triste va a resultar falso?». Para nosotros, la respuesta es sí. La resurrección de Jesús nos ayuda a dar sentido a la Cruz, pero también nos proporciona una salida a nuestro sufrimiento. Es decir, apunta a una realidad futura sin más dolor, en la que todo lo triste dejará de ser verdad.

Ruth Jackson es presentadora del pódcast Unapologetic, es productora y presentadora de Premier Unbelievable y copresentadora de The CS Lewis Podcast con el profesor Alister McGrath.

News

Las iglesias hispanas en Estados Unidos harían más si tuvieran más recursos

Sus pastores son en su mayoría evangélicos, a veces bivocacionales, y están ansiosos por contar con más trabajadores y recursos para servir mejor a sus comunidades.

Christianity Today March 22, 2024
SDI Productions / Getty Images

Los pastores de las iglesias protestantes hispanas de Estados Unidos tienen una inmensa gratitud por el papel que desempeñan, pero muchos se enfrentan a dificultades económicas. Sus congregaciones reflejan diversos estilos de servicio de culto y adoración, pero tienen en común un deseo de alcanzar y servir a sus comunidades.

Lifeway Research se asoció con numerosas denominaciones y redes de iglesias para encuestar a pastores protestantes hispanos de Estados Unidos en un estudio patrocinado por Lifeway Recursos, Billy Graham Evangelistic Association y Samaritan’s Purse. Este estudio es la continuación de un estudio de Lifeway Research publicado el año pasado sobre pastores protestantes hispanos de Estados Unidos enfocado en las congregaciones y su alcance evangelístico.

«La respuesta de pastores y líderes sobre el primer estudio que hicimos el año pasado fue abrumadora», dijo Giancarlo Montemayor, director de publicaciones globales para Lifeway Recursos. «El objetivo con este segundo estudio es profundizar en algunos de los matices de la iglesia hispana en EE. UU., como la adoración y sus esfuerzos de alcance. También queríamos prestar mucha atención a las necesidades particulares de los pastores que sirven en estas comunidades, quienes a menudo luchan con cuestiones culturales y políticas que no están presentes en una iglesia de habla inglesa».

Perspectivas pastorales

El pastor protestante hispano promedio comparte muchas similitudes con otros pastores protestantes, aunque también tiene algunas características únicas. Los pastores participantes son en su inmensa mayoría evangélicos, con un 82 % que se identifica como tal, frente a un 17 % que se declaran protestantes tradicionales o de línea principal.

Siete de cada diez tienen algún tipo de educación superior, incluido un 44 % que tiene un título de posgrado. En cuanto a su formación teológica, casi la mitad ha realizado cursos de formación en institutos bíblicos (47 %) o en seminarios (46 %). Más de un tercio ha obtenido un máster en un seminario (38 %) o ha tomado cursos en un instituto bíblico (34 %). Una cuarta parte (25 %) ha realizado cursos de una escuela de la iglesia, mientras que el 12 % ha obtenido un doctorado de un seminario. Muy pocos (3 %) dicen no tener formación teológica formal.

La mitad de los pastores protestantes hispanos de EE. UU. (51 %) dicen que trabajan a tiempo completo en su iglesia. Tres de cada 10 (30 %) sirven bivocacionalmente, el 13 % son voluntarios, el 6 % trabajan a tiempo parcial y el 1 % son interinos.

De los que son bivocacionales, el 88 % trabaja 20 horas o más en su trabajo externo, incluido el 51 % que trabaja al menos 40 horas fuera de la iglesia. Los pastores bivocacionales dicen que lo hacen principalmente porque es una necesidad económica para sus familias (79 %). La mitad (48 %) dice que tiene un segundo trabajo porque ayuda económicamente a la iglesia. Tres de cada 10 (30 %) trabajan externamente porque su familia necesita contar con un seguro. Menos de una cuarta parte dicen que lo hacen para identificarse mejor con la población a la que quieren alcanzar (23 %) o porque se sienten llamados a ser bivocacionales (21 %). Casi 1 de cada 5 (18 %) dice que tiene un trabajo fuera de su iglesia porque disfruta trabajar.

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La mitad (52 %) de los pastores protestantes hispanos dicen que su cónyuge también trabaja para ayudar económicamente a la familia, incluido un 29 % que dice que esos ingresos adicionales son esenciales y un 23 % que dice que esos ingresos facilitan las cosas económicamente para sus familias. Pocos (6 %) dicen que su cónyuge trabaja pero que esos ingresos no son esenciales. Casi 2 de cada 5 (38 %) dicen que su cónyuge no necesita un trabajo remunerado para ayudar a solventar los gastos de su familia.

«Las fuentes de formación de los pastores de las iglesias hispanas son más diversas que los seminarios por sí solos», dijo Scott McConnell, director ejecutivo de Lifeway Research. «Del mismo modo que algunos no pudieron ser estudiantes a tiempo completo para prepararse para el pastorado, muchos deben mantener un empleo además de su función de pastor para proveer económicamente para sus familias».

A los pastores protestantes hispanos de EE. UU. también se les hicieron preguntas similares a las del reciente estudio de Lifeway Research Greatest Needs of Pastors (Mayores necesidades de los pastores), para determinar sus problemas más apremiantes. Sin embargo, las preguntas y opciones aplicadas surgieron de entrevistar específicamente a pastores protestantes hispanos.

Se preguntó a los pastores por los retos de su vida familiar, su bienestar emocional y físico, la dinámica de la congregación y sus necesidades personales. La mayoría identificó tres problemas concretos que, según ellos, requerían atención: la apatía o la falta de compromiso de las personas de su congregación (72 %), el balance entre el trabajo y el hogar (58 %), la práctica constante de ejercicio físico (57 %) y dedicar tiempo a relajarse y divertirse fuera del trabajo (50 %).

Cuando afrontan problemas, los pastores protestantes hispanos de EE. UU. son los más propensos a recurrir regularmente a su cónyuge. La mitad (51 %) dice que comparte abiertamente sus luchas con su cónyuge al menos una vez al mes. Más de un tercio (37 %) recurre a otro pastor. Alrededor de una cuarta parte habla con un amigo íntimo (26 %) o un mentor (24 %). Un porcentaje menor comparte sus luchas con otro líder de la iglesia (13 %), un consejero (7 %) o un grupo de estudio bíblico de la iglesia (6 %). Casi 1 de cada 5 (18 %) dice que no comparte abiertamente sus luchas con ninguna de estas personas en su vida.

Independientemente de los retos, los pastores protestantes hispanos de EE. UU. creen que dirigir una iglesia les ha beneficiado de varias maneras. Más de 4 de cada 5 dicen que han recibido un impacto positivo como pastores al ver de cerca la transformación de la vida de otras personas (85 %), experimentar un disfrute personal al utilizar sus dones en el servicio a otros (84 %), aumentar su dependencia de Dios (83 %) y ver un crecimiento espiritual personal (83 %). Un poco menos dijeron que habían visto un impacto personal positivo ayudando a sanar a familias y matrimonios (79 %), estableciendo conexiones significativas con otros (79 %) y experimentando disfrute o satisfacción personal al ejercer su ministerio (78 %). Menos del 1 % dice que no ha tenido ninguna de estas experiencias, mientras que el 62 % de los pastores dice que ha experimentado las siete.

«Aunque muchos se han dado cuenta de las dificultades muy reales a las que se enfrentan los pastores en EE. UU., los pastores de las iglesias hispanas se apresuran a centrarse en los aspectos positivos», dijo McConnell. «Muchos de los miembros de las iglesias hispanas trabajan largas horas y sus pastores suelen hacer lo mismo. En medio de estos retos, los pastores han crecido espiritualmente y disfrutan sirviendo a otros».

Servicio de culto y adoración

En cuanto a los tipos de servicios de culto y adoración que dirigen los pastores protestantes hispanos de EE. UU., destaca la variedad potencial. Lo más probable es que digan que su estilo de adoración se describiría como una combinación de tradicional/contemporáneo (30 %), pentecostal (23 %), contemporáneo (22 %) o tradicional (15 %). Pocos ven sus servicios de adoración como litúrgicos (3 %), posmodernos/emergentes (2 %) o contemporáneos urbanos (2 %).

Durante esos servicios, lo más probable es que los asistentes escuchen canciones de alabanza escuchadas en la radio cristiana contemporánea (64 %). Casi la mitad de los pastores dicen que su iglesia utiliza coros de alabanza (49 %) o himnos (46 %), mientras que alrededor de un tercio presenta canciones escritas por líderes de alabanza hispanos (35 %) o canciones con ritmo latino (31 %).

Como parte del servicio de adoración, es más probable que las iglesias coloquen las letras de las canciones en una pantalla (90 %) que himnarios (18 %). Alrededor de la mitad presentan notas del sermón en la pantalla (53 %) o muestran un vídeo (49 %). Los instrumentos más utilizados son la guitarra (78 %), el piano o el teclado (77 %) y la batería (71 %). Pocos utilizan un órgano (8 %), mientras que la mitad dice utilizar algún otro instrumento (51 %).

«Los servicios de culto y adoración en la iglesia hispana dentro de EE. UU. suponen un reto considerable porque tratas con primeras, segundas y terceras generaciones de inmigrantes que tienen necesidades específicas [diferentes] entre sí», dijo Montemayor. «Un creyente inmigrante de primera generación probablemente necesitará un servicio completamente en español, mientras que la segunda y tercera generación pueden haber perdido algunas de las características culturales y lingüísticas de sus padres, prefiriendo un sermón en inglés, pero canciones en español».

Los servicios de las iglesias protestantes hispanas de EE. UU. presentan muchos de los mismos elementos que otras iglesias protestantes y a menudo los repiten cada semana. Casi todas las iglesias tienen un sermón (99 %), lectura de las Escrituras (96 %) y cantos congregacionales (95 %) cada semana. Alrededor de 9 de cada 10 dicen que su servicio semanal incluye la oración pastoral (93 %), el saludo a los asistentes (91 %) y la oración de intercesión por los enfermos y necesitados (87 %). Alrededor de 7 de cada 10 también incluyen cada semana una invitación a responder al llamado del Evangelio [o llamado al altar] (72 %), lectura congregacional (70 %) e historias para niños (69 %).

Otros elementos son más esporádicos o dependen de cada congregación en específico. Casi 2 de cada 5 (38 %) dicen que la congregación recita una oración cada semana, pero el 45 % dice que eso nunca ocurre en su iglesia. El 38 % de las iglesias protestantes hispanas de EE. UU. dedica un tiempo a los testimonios semanalmente, el 25 % mensualmente, el 13 % trimestralmente, el 16 % menos de una vez al trimestre y el 9 % nunca. En un puñado de congregaciones, la recitación de credos ocurre semanalmente (15 %), mensualmente (4 %), trimestralmente (5 %) o con menos frecuencia (10 %), pero 2 de cada 3 pastores (66 %) dicen que nunca ocurre en su iglesia.

Casi todas las iglesias protestantes hispanas de Estados Unidos incluyen regularmente la participación en la Cena del Señor (99 %) y el bautismo (97 %), pero sus ritmos para hacerlo varían. La frecuencia más popular para la Cena del Señor es mensual (58 %), seguida de trimestral (22 %), semanal (12 %) y menos de una vez al trimestre (7 %). Los bautizos son menos frecuentes, ya que casi la mitad afirma que se celebran en su iglesia menos de una vez al trimestre (47 %) y un número ligeramente inferior afirma que la frecuencia suele ser trimestral (39 %). Son menos los que dicen que tienen bautizos mensuales (7 %) o semanales (4 %).

Servicio a la comunidad

A las iglesias protestantes hispanas de EE. UU. no solo les preocupa lo que ocurre dentro de sus edificios. Servir a su comunidad es una prioridad. Casi todos los pastores (99 %), incluido el 88 % que está totalmente de acuerdo, afirman que es importante que su iglesia muestre el amor de Dios a su comunidad de manera que satisfaga las necesidades tangibles de las personas.

Los pastores están divididos en cuanto a quién buscan ministrar con sus proyectos de servicio o ministerios de servicio en curso: el 46 % dice que a todas las personas de su comunidad, y el 46 % dice que a todas las personas hispanas de su comunidad. Pocos (6 %) dicen que se centran específicamente en los nuevos inmigrantes hispanos.

«La iglesia hispana en EE. UU. se caracteriza por satisfacer necesidades tangibles de los miembros de su comunidad mediante el servicio», dijo McConnell. «Algunas iglesias hispanas tratan de satisfacer las necesidades de todos los que las rodean, mientras que otras se centran en servir a los hispanos por razón de idioma o afinidad».

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Cuando se les preguntó específicamente cómo sirvieron a la comunidad el año pasado, el 92 % dijo que sí hacían algo. La mayoría dijo que ofrecía consejería matrimonial (60 %) y daba de comer a los necesitados (53 %). Muchos proporcionaron ropa a los pobres (44 %), dieron material para el regreso a clases de los niños (43 %), ayudaron a la gente a encontrar empleo (39 %), ayudaron a los ancianos (31 %) y ayudaron a personas a encontrar vivienda (29 %). Menos dijeron que su iglesia apoyaba a las escuelas locales (21 %), proporcionaba ayuda a las madres de recién nacidos (17 %), ayudaba a las víctimas de catástrofes (17 %), se reunía con personas en prisión (13 %) o proporcionaba ministerios o grupos de rehabilitación o adicción (11 %). Pocas iglesias acogieron a personas sin hogar (9 %), dieron clases particulares a escolares (8 %), ofrecieron programas extra curriculares (6 %) o se ofrecieron como voluntarias para proporcionar acogimiento familiar (3 %).

En cuanto a la atención a los inmigrantes, el 89 % de los pastores protestantes hispanos de EE. UU. afirmaron que su iglesia está preparada para atender a los nuevos inmigrantes de su comunidad. En términos concretos, el 75 % identificó una forma de servir a los inmigrantes en el último año. Más de la mitad (54 %) dijeron que satisfacían necesidades de información. Alrededor de 2 de cada 5 los trasladaron o transportaron (41 %), y les ayudaron con cuestiones jurídicas y de inmigración (37 %). Una cuarta parte (24 %) dijeron que enseñaban administración de dinero, mientras que el 18 % ofrecían clases de inglés como segunda lengua o mentoría y el 9 % enseñaban habilidades laborales.

Aunque el 70 % de los pastores están de acuerdo en que siempre tienen los recursos que necesitan para apoyar los ministerios que consideran esenciales, también indican que probablemente podrían hacer más si tuvieran más. La mayoría afirma que entre los retos importantes para servir a su comunidad se encuentran la necesidad de entrenar a más personas (56 %), la falta de recursos económicos (52 %) y la falta de suficientes trabajadores para salir a servir (51 %). Poco menos de la mitad señalan la falta de recursos para ofrecer ayuda jurídica en materia de inmigración (49 %), no contar con líderes que asuman la responsabilidad (47 %) y la dificultad para dedicar el tiempo necesario (44 %). Menos dicen que no disponen de instalaciones (31 %), que muchas personas de la iglesia se encuentran entre las que necesitan ayuda (30 %) y que carecen de conocimientos sobre oportunidades de empleo y vivienda (23 %).

Nueve de cada diez pastores protestantes hispanos de EE. UU. (86 %) dicen que los esfuerzos de enseñanza, evangelización y discipulado de su iglesia se han visto impactados por su servicio comunitario. Alrededor de 3 de cada 4 dicen que su iglesia ha podido mostrar el amor de Dios a su comunidad (73 %). La mayoría afirma que su servicio ha dado lugar a la visita de nuevas familias a su iglesia (63 %), al establecimiento de nuevas amistades con personas de la comunidad (58 %) y que personas acepten a Cristo como Salvador (56 %). Muchos (44 %) dicen que el servicio de la iglesia en la comunidad ha aumentado la apertura de la gente a debatir y escuchar lo que la iglesia tiene que decir. La mayoría de los pastores (53 %) dicen que su trabajo en la comunidad les ha dado oportunidades de compartir el mensaje del evangelio ocasionalmente, mientras que el 38 % dice que sus proyectos de servicio siempre incluían una presentación del evangelio.

«Mi oración es que la iglesia mundial pueda utilizar este estudio para informar mejor sus decisiones sobre cómo llegar a la comunidad hispana y ayudar a las iglesias que ya están haciendo el trabajo pesado», dijo Montemayor.

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¿Podemos orar con el Papa? Algunos cristianos aseguran que no es una buena idea

En Europa, los evangélicos están divididos sobre la relación correcta con Roma.

Christianity Today March 20, 2024
Ilustración de Mallory Rentsch Tlapek / Fuente de imágenes: Unsplash / Getty

Leonardo De Chirico ha venido sosteniendo una disputa con el gobierno italiano sobre las «características intrínsecas» de los edificios religiosos.

El pastor evangélico insiste en que Breccia di Roma (Brecha de Roma), situada en un sencillo escaparate a un kilómetro del Coliseo, es una iglesia. Los cristianos se reúnen allí regularmente para orar, alabar a Dios y escuchar la predicación de la Palabra. Sin embargo, la autoridad tributaria nacional ha observado que el espacio multifuncional, que también alberga una biblioteca teológica y un centro de capacitación misionera, no tiene los techos abovedados, las vidrieras, el altar elevado, las velas ni las estatuas de santos que suelen asociarse a las iglesias del país, de mayoría católica, y por tanto no puede acogerse a las exenciones fiscales religiosas.

«Los argumentos son tontos y pobres», dijo De Chirico a CT. «Las fotos que mostraron eran de edificios impresionantes, pero nosotros demostramos que las salas de oración musulmanas son sencillas y que algunas iglesias católicas se reúnen en tiendas. Las sinagogas se parecen a nuestro espacio. Y todas ellas están exentas de impuestos. No pedimos privilegios. No pedimos algo que otros no tengan».

Este conflicto se viene desarrollando desde 2016. Un tribunal inferior tomó partido por la Iglesia Bautista Reformada, pero la autoridad fiscal presentó una apelación. Ahora el caso está en manos de la Corte Suprema de Italia.

Pero la exención fiscal no es el desacuerdo más grave que De Chirico tiene con los italianos sobre lo que es una iglesia. En 2014, escribió un documento en el que criticaba al papado. En 2021, el pastor reformado y presidente de teología de la Alianza Evangélica Italiana escribió un libro en el que argumentaba que el «marco teológico del catolicismo romano no es fiel al evangelio bíblico».

Por eso le frustró, por decirlo suavemente, que Thomas Schirrmacher, jefe de la Alianza Evangélica Mundial (WEA, por sus siglas en inglés), se uniera en septiembre a una vigilia ecuménica de oración en la Plaza de San Pedro del Vaticano. Le pareció que el secretario general de la asociación evangélica mundial estaba abrazando el liderazgo espiritual del Papa Francisco y respaldando una visión de la unidad que no tiene fundamento en el Evangelio [enlaces en inglés].

«Cuando oras con alguien en público, estás diciendo que las diferencias entre nuestras teologías son meras notas a pie de página», afirmó De Chirico. «El diálogo es bienvenido, pero hay diferencias fundamentales que no podemos olvidar ni ignorar».

En octubre, la Alianza Evangélica Italiana criticó públicamente a Schirrmacher, diciendo que el líder evangélico había «traspasado una línea». La Alianza Evangélica Española emitió una declaración similar al mes siguiente.

«No es fácil defender que los evangélicos no inclinamos la cabeza ante el Papa cuando el secretario general de la WEA sí lo hace», decía la declaración evangélica española. «Consideramos necesario expresar públicamente nuestro rotundo rechazo a su participación en ese evento y a la forma en que actuó».

Durante la mayor parte de la historia de los evangélicos, la relación con los católicos en Europa se ha definido por el rechazo, la distinción, el antagonismo y el acoso. Retrocede lo suficiente, y esa historia incluye mártires, juicios por herejía y ejecuciones públicas.

De hecho, la primera Alianza Evangélica se organizó en el siglo XIX para oponerse al establecimiento estatal de la religión y a la supresión católica de las conversiones. El grupo montó su primera campaña pública en 1851 para liberar a dos protestantes encarcelados en Italia. Una pareja fue declarada culpable de impiedad tras chocar con las autoridades de Florencia sobre las características intrínsecas de la fe cristiana.

No obstante, en las últimas décadas esa relación ha cambiado sustancialmente. La preocupación por el comunismo durante la Guerra Fría, y por el secularismo y la pluralización religiosa en el siglo XXI, así como por las reformas del Concilio Vaticano II, han llevado a muchos evangélicos europeos a ver a la Iglesia Católica Romana como una amiga y una aliada.

Italia, España y otros países de mayoría católica ya no tienen sistemas religiosos estatales. Sin embargo, a menudo la Iglesia Católica sigue gozando de privilegios legales. Y establece las normas de lo que los funcionarios reconocen como «religioso», haciendo la vida difícil a la minoría evangélica.

La dirección de la WEA reconoce que las relaciones entre evangélicos y católicos pueden ser un tema muy delicado. Pero la organización también ha insistido en que el diálogo y la colaboración intraconfesionales en curso sobre cuestiones como la libertad religiosa no han «cambiado, traicionado ni comprometido los principios teológicos de la WEA».

En los países mayoritariamente católicos, sin embargo, muchos evangélicos europeos todavía se ven en la necesidad de distinguir puntos de diferencia, en parte porque todavía están luchando por un reconocimiento básico. A veces, eso parece un conflicto con un funcionario que tiene una idea muy específica de cómo es una iglesia. Otras veces, la lucha es contra amplias suposiciones culturales sobre lo que incluso cuenta como «religión».

En lugares como Irlanda, «los evangélicos ni siquiera aparecen en la escena», dijo Bob Wilson, un plantador de iglesias en Dublín apoyado por Communitas International. «En el pasado, cuando todo el mundo iba a la iglesia, todo el mundo iba a la Iglesia Católica Romana. Ahora, cuando nadie va a la iglesia, nadie va a ninguna iglesia».

Irlanda es oficialmente laica desde que en 1972 se aprobó una enmienda a su constitución con un apoyo abrumador.

Pero la influencia de la Iglesia Católica Romana sobre la cultura es bastante pronunciada. Las expectativas y normas sociales —desde cómo debe lucir una familia hasta cómo debe verse un ministro— están establecidas por la iglesia católica.

Esto puede complicar la vida de los evangélicos, especialmente los plantadores de iglesias, pastores y misioneros. Él lucha a veces por convencer a la gente de que realmente es un ministro.

Él recuerda que hace unos años acabó en un pub de Dublín intentando explicar lo que significaba ser plantador de iglesias. Él recuerda que realmente esperaba poder crear un espacio seguro en el pub para hablar de Jesús.

No salió como él esperaba.

Cortésmente, un hombre inclinó un tarro de cerveza en dirección a Wilson y le dijo: «Sabes, la gente normal de Irlanda pensaría que estás completamente loco».

Sin embargo, no todo el mundo ha respondido así. Wilson se ha sentido alentado al ver que algunos católicos desafectos encuentran el camino hacia su iglesia y descubren una forma diferente de tener fe en Cristo. Pero va despacio.

«Se trata de construir relaciones», dijo Wilson, «y eso es algo que hay que hacer persona a persona».

Felipe Lobo Arranz, pastor evangélico luterano, dijo que en España ocurre algo parecido. Según los datos demográficos, el país tiene dos tercios de católicos. Pero la realidad es que muchos de ellos son laicos. Él dice que no se toman en serio su catolicismo, si bien este sigue influyendo en sus firmes opiniones sobre cómo debe ser el cristianismo.

Sin embargo, Arranz encuentra formas de usar eso. A menudo, en su labor evangelizadora en la ciudad costera de Alicante, se encuentra a sí mismo apelando a los ideales de los españoles desafectos y desilusionados.

Él dijo: «Este es un país que sabe cuándo algo es bueno y verdadero». «Los españoles admiran a los humildes: gente que hace el bien y se relaciona con los demás como verdaderos amigos».

Como misionero, Arranz pasa la mayor parte de su tiempo hablando con los demás con «buena comida y buena bebida». Él entabla relaciones, se involucra en la vida de la gente y ve cómo la gente se abre poco a poco a las conversaciones sobre el Evangelio.

«Al cabo de mucho tiempo, te acogen en el sancta sanctorum español para hablar de lo divino», dice Él, «pero es necesario calentar el horno de la verdadera amistad durante mucho tiempo para llegar allí».

Así ocurre también en Italia. Aunque De Chirico ha tenido que llegar a los tribunales y cree que es importante criticar públicamente la teología católica, ése no es su principal trabajo como pastor evangélico.

Él predica y cuida de su congregación de unos 60 miembros, como lo ha hecho desde 2009, y como lo hizo antes durante doce años en la ciudad septentrional de Ferrara. Él se relaciona con la población local: sacerdotes, profesores de los seminarios católicos cercanos, estudiantes internacionales y personas que viven en Roma.

La iglesia sirve también como centro de capacitación para pastores y plantadores de iglesias y como una especie de centro para evangélicos de todo el país.

«No hay ninguna amenaza física, ninguna oposición feroz en el sentido de cerrar iglesias ni nada parecido», dijo De Chirico. «Simplemente nos está haciendo la vida difícil».

Y aunque el ministerio es más difícil de lo que tiene que ser, los evangélicos de los países de mayoría católica solo tienen que ser fieles a ese llamado, dijo.

«En un contexto minoritario como Italia siempre hay que ir paso a paso, o piano, piano, como decimos nosotros».

Ken Chitwood es un estudioso de la religión global que vive y trabaja en Alemania.

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La mirada puesta en el premio del servicio fiel

La disciplina más dura nos prepara para la recompensa.

Christianity Today March 17, 2024
Intersection de Curtis Newkirk. Acrílico sobre panel de madera. 24 x 24". 2021

Todos los deportistas se entrenan con mucha disciplina. Ellos lo hacen para obtener una corona que se echa a perder; nosotros, en cambio, por una que dura para siempre. —1 Corintios 9:25

La ciudad de Corinto era la sede de los Juegos Ístmicos, los cuales se celebraban cada dos años (en lugar de cada cuatro, como sucede con los Juegos Olímpicos) y rendían homenaje a Poseidón, el dios del mar. Los atletas entrenaban durante meses para prepararse para las competiciones y demostrar su destreza ante un público voraz.

Cuando el apóstol Pablo desafió a la iglesia de Corinto a correr de tal manera como buscando conseguir el premio (1 Corintios 9:24), utilizó la imagen fácilmente reconocible del atleta. «Ellos lo hacen para conseguir una corona que se echa a perder», escribió Pablo. «Nosotros, en cambio, por una que durará para siempre» (v. 25). Pablo desafiaba a sus lectores a considerar su vida cristiana como una proeza atlética: entrenar, correr, luchar y acabar bien.

Los cristianos occidentales meditan con frecuencia sobre el don de la salvación. Pero hay una diferencia entre un don y un premio. Un don es algo que se da gratuitamente, mientras que un premio es algo que se gana y se conquista. El premio al que se refiere Pablo en 1 Corintios 9 no es la salvación, sino la recompensa por las obras que realizamos como personas que hemos sido salvadas por Dios. La forma en que vivimos nuestra salvación en la tierra tiene consecuencias reales, tanto en el presente como en la eternidad. En su carta a la iglesia de Corinto, Pablo lo expresa con la metáfora de la construcción de una casa:

«Porque nadie puede poner un fundamento diferente del que ya está puesto, que es Jesucristo. Si alguien construye sobre este fundamento ya sea con oro, plata y piedras preciosas, o con madera, heno y paja, su obra se mostrará tal cual es, pues el día del juicio la dejará al descubierto. El fuego la dará a conocer y pondrá a prueba la calidad del trabajo de cada uno» (1 Corintios 3:11-13).

Cada seguidor de Cristo recibe el don gratuito de la salvación por la gracia de Dios (Efesios 2:8). La forma en que edificamos sobre ese don es la puesta en práctica de nuestra salvación (Filipenses 2:12). Si edificamos con heno y paja —objetivos temporales y sin valor—, el testimonio de nuestra fe en la tierra será muy pobre. Pero cuando construimos con el oro, la plata y las joyas costosas de una vida cristiana madura, de buenas obras hechas para el mundo, la calidad de nuestro edificio será revelada al final.

Para construir de esa manera, tenemos que ser fuertes. Así como un atleta se entrena para los juegos, debemos disciplinar nuestros cuerpos y dominarlos (1 Corintios 9:27): no por legalismo, vergüenza o miedo, sino por amor al Dios que nos salvó. La disciplina (es decir, vivir una vida con límites) trae libertad. Al negarnos a los impulsos malsanos y escuchar la guía del Espíritu Santo, somos liberados para tener relaciones más profundas, mejor salud, una fe más fuerte y un testimonio más grande. La vida disciplinada no carece de dirección, sino que es una vida con un enfoque definido. Hemos puesto nuestros ojos en el premio de escuchar alguna vez «¡hiciste bien, siervo bueno y fiel!» (Mateo 25:21), y podemos correr pensando en la aprobación de Dios.

No elegimos la disciplina para ganarnos la salvación, más bien la elegimos porque somos salvos. Puesto que estamos en Cristo y somos hechos nuevos, debemos elegir decir no a algunas cosas y decir sí a lo que es mejor, por el bien de nuestro tiempo, del descanso, de la conexión, del discipulado, de la salud y del crecimiento. El tiempo de Cuaresma nos enseña a decir no por una temporada para que podamos experimentar un sí a Dios mucho más profundo y satisfactorio. Cualquier área en la que aprendamos a postergar la gratificación por amor a Dios (no por legalismo) nos lleva a una experiencia más profunda de su afecto y del impacto de la vida guiada por el Espíritu.

La corona de los Juegos Ístmicos estaba hecha de pino. En la cultura griega y romana, el pino representaba la vida eterna. Aun así, la corona que recibía el atleta vencedor se deterioraba después de algunas semanas. Aquellas coronas no duraban, sin embargo, nuestro premio durará para siempre (1 Corintios 9:24-25). La recompensa que recibimos por una vida cristiana fiel y disciplinada es eterna e inmutable. Las formas fructíferas en que construimos sobre nuestra salvación son vistas y honradas por nuestro Dios, y cuando estemos cara a cara delante de Él, tendremos la certeza de que cada esfuerzo realizado en lo secreto, cada prueba conquistada con esfuerzo y cada entrega dolorosa valió la pena. Que podamos decir con Pablo: «He peleado la buena batalla, he terminado la carrera, me he mantenido en la fe» (2 Timoteo 4:7).

Reflexiona



1. ¿De qué manera el tiempo de Cuaresma puede ser un tiempo para mostrar disciplina y decir un «no» temporal a cambio de un «sí» más profundo a Dios?

2. ¿Cómo utiliza Pablo la metáfora del atleta para transmitir una verdad espiritual más profunda? ¿Qué ejemplos puedes mencionar de tu propia vida?

Phylicia Masonheimer es la fundadora de Every Woman a Theologian, autora de dos libros y presentadora del pódcast Verity.

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Theology

Estudiar las Escrituras conlleva riesgos. Todos ellos valen la pena

Como profesor de Biblia en una institución evangélica, siento la tensión de enseñar verdades que podrían ofender.

Christianity Today March 14, 2024
Ilustración por Elizabeth Kaye / Source Images: Lightstock

Cuando comencé mis estudios en el Seminario Teológico Wesley, varios estudiantes de último año me advirtieron que no tomara los cursos ofrecidos por George Wesley Buchanan, un profesor que no se andaba con rodeos, exigía excelencia de sus alumnos y los calificaba en consecuencia. Un miembro de la facultad acusó burlonamente a Buchanan de interpretar las Escrituras según el judaísmo en lugar del cristianismo. Como era joven e ingenuo, y deseaba concluir con éxito mi primer año de estudios, evitaba al Dr. B. como la peste.

Cuarenta y cinco años después, me topé con la autobiografía de George Buchanan, donde relata sus difíciles años en Wesley y cómo sus colegas a menudo malinterpretaban su investigación y, en ocasiones, lo difamaban. Su libro se titula An Academic Hound Dog Off the Leash, y Buchanan, que ahora tiene 90 años, quería dejar las cosas claras antes de irse a la gloria.

Sus memorias capturaron mi imaginación y finalmente llegué a respetar al hombre al que una vez rechacé. Descubrí que Buchanan se ganó una reputación en círculos académicos más amplios como un erudito de primer nivel, especialmente entre los miembros electos de Studiorum Novi Testamenti Societas, una prestigiosa sociedad bíblica cuyos presidentes anteriores incluían figuras veneradas como CH Dodd, Rudolf Bultmann, Joachim Jeremias, CK Barrett., Oscar Cullmann y John Barclay.

Usando un lenguaje metafórico, Buchanan comparó a sus compañeros de facultad con «perros pastores escoceses» que pasaban su tiempo manteniendo a las ovejas dentro del redil y acorralándolas cada vez que se descarriaban. Su tarea principal era proteger las fronteras teológicas de su pasto institucional. En comparación, Buchanan se identificó a sí mismo como un «perro de caza» que seguía el rastro de la verdad bíblica adondequiera que lo llevara su rastro.

Después de leer la historia de Buchanan me di cuenta de que en ese momento yo era un perro pastor. Como pastor, profesor, apologista y destructor de sectas, trazaba líneas gruesas en torno a las interpretaciones convencionales de la teología bíblica y advertía a la gente sobre los peligros que acechan más allá de esas fronteras aceptables. El problema es que, especialmente en el protestantismo, hay más fronteras que denominaciones, y cada frontera actúa como un recinto para envolver a sus ovejas y requiere perros pastores para protegerlas.

En una ocasión, la universidad cristiana conservadora donde yo enseñaba invitó a Richard Bauckham, un destacado erudito bíblico británico, a dar una conferencia para el estudiantado. Durante la sesión de preguntas y respuestas, un colega mío le hizo una pregunta sobre sus puntos de vista sobre la escatología, y la respuesta de Bauckham no se alineaba completamente con la posición de la institución. Inmediatamente surgió la expectativa sobrentendida de que nosotros, los profesores, abordaríamos este tema en cuanto los estudiantes regresaran a clase. ¡Esto es lo que hacen los perros pastores!

En 2005, me concedieron un año sabático y comencé a trabajar en un segundo doctorado. Mi primer doctorado fue de una escuela que se especializaba en entrenar perros pastores, por así decirlo, pero la Universidad de Gales, en el Reino Unido, era diferente. Bill Campbell, mi supervisor, tenía la paciencia de un santo. Habiendo trabajado con otros estudiantes evangélicos estadounidenses, me sugirió ampliar mis horizontes académicos, leer fuera de mi zona de confort y entablar conversaciones con otros académicos en mi campo.

Con ansiedad y temor, di los primeros pasos más allá de mis cómodas fronteras eclesiásticas para descubrir un extenso mundo nuevo. Fue aterrador, emocionante y esclarecedor. Comencé a leer literatura del Segundo Templo y fuentes primarias antiguas acerca del mundo romano. Al poco tiempo, conocí académicos amables que se interesaron por mis estudios y me ofrecieron críticas constructivas. Y cuando completé mi tesis doctoral, ¡era un perro de caza hecho y derecho!

Estaba ansioso por llevar mis nuevos conocimientos al aula y enseñar a mis alumnos a pensar de manera similar, fuera de lo común. Sin embargo, al igual que George Wesley Buchanan, pronto descubrí que esto llamó la atención de algunos de mis colegas.

Por ejemplo, hubo preocupación cuando enseñé que Jesús hablaba en arameo y que los autores de los Evangelios habían traducido los dichos de Jesús al griego. Algunos pensaron que estaba argumentando que había un «texto detrás del texto griego», aunque les aseguré que no era así. Le expliqué que hay algunos dichos arameos que los escritores de los Evangelios tuvieron que traducir y explicar en detalle para audiencias que no sabían arameo. Sin embargo, el decano académico de la escuela todavía me llamó a su oficina para interrogarme y tuve que asegurarle que me mantenía fiel a los credos históricos de la iglesia. Toda esta controversia comenzó porque simplemente estaba tratando de utilizar todos los recursos a mi disposición para ayudar a los estudiantes a interpretar las Escrituras correctamente.

Como teólogo bíblico, estoy capacitado para estudiar cada libro de la Biblia por separado, para examinarlo en sus contextos literarios, históricos y sociales únicos. Los eruditos bíblicos no intentan armonizar los Evangelios, por ejemplo, porque sabemos que cada libro es único. Sus autores escribieron en diferentes momentos para diferentes audiencias ubicadas en diferentes partes del imperio, vivieron bajo diferentes líderes y experimentaron diferentes niveles de persecución. Los autores escribieron por distintas razones y tenían distintos objetivos en mente, seleccionando solo las historias sobre Jesús y sus enseñanzas que fueran útiles y pertinentes para sus respectivas audiencias.

Los teólogos bíblicos también utilizan materiales complementarios como literatura, epigramas y prácticas culturales antiguas romanas y judías. Y contrariamente a lo que algunos podrían pensar, esta información «externa» no se considera una fuente de «revelación extrabíblica», pero nos ayuda a interpretar las Escrituras con mayor precisión. Cuanto más familiarizados estemos con las costumbres antiguas, mejor comprenderemos el texto bíblico.

Por ejemplo, en mi libro Subversive Meals, explico que los banquetes romanos del siglo I incluían la comida propiamente dicha, así como actividades tipo simposio (entretenimiento después de la comida, debates, música, discursos, etc.), que estaban unidas por una ofrenda que consistía en la ofrenda de una bebida (se derramaba una copa de vino al emperador y a los dioses en señal de lealtad al imperio). La Cena del Señor siguió el mismo patrón (comida y simposio), pero los creyentes alzaban una copa en honor de Cristo y su reino. De ahí que, en aquel entonces, la Cena del Señor fuera vista como un acto de subversión contra el imperio.

Saber esto nos ayuda a comprender mejor el contexto histórico de esta celebración cristiana y el costo que algunos creyentes del primer siglo pagaron por participar en ella. Cada dato nuevo nos ayuda a acercarnos al significado original de un texto en el contexto del siglo I, y dado que conseguir el texto correcto es el nombre del juego, debemos utilizar todas las herramientas a nuestra disposición.

Ocasionalmente, una nueva idea histórica puede llevarnos a repensar interpretaciones arraigadas de ciertos conceptos y pasajes bíblicos, que en última instancia pueden cambiar nuestra comprensión teológica establecida de una doctrina determinada.

Vimos este proceso en acción cuando E.P. Sanders, después de estudiar los Rollos del Mar Muerto, descubrió que la mayoría de los judíos del siglo I, de hecho, no creían en una salvación basada en obras, como muchos estudiosos habían pensado anteriormente. Más bien, la mayoría de los judíos entendían que la salvación era el resultado de la elección divina: que Dios los había escogido para establecer un pacto con ellos, y que guardar la Ley era simplemente visto como una evidencia de que eran el pueblo del pacto de Dios.

Esta innovadora visión bíblica cambió la forma en que muchos interpretaban la relación de Pablo con el judaísmo, así como su carta a los Gálatas y sus argumentos teológicos sobre la doctrina de la salvación. Académicos como N.T. Wright, James D.G. Dunn y Scott McKnight, entre otros, gravitaron hacia esta nueva perspectiva, lo que dio lugar a una controversia sobre la naturaleza de la justificación que continúa incluso ahora. Como resultado de este descubrimiento, algunos teólogos sistemáticos y otros están planteando cuestiones sobre el abandono de la teología de la reforma tradicional por completo.

Esto no quiere decir que las interpretaciones tradicionales de ciertas doctrinas deban dejarse de lado por capricho. Pero tampoco debemos dudar, basándonos en una investigación sólida, en buscar más luz sobre un tema determinado. Después de todo, fue la reexaminación de las Escrituras, en comparación con los credos católicos establecidos, lo que finalmente condujo a la Reforma Protestante y su distribución generalizada de la Biblia entre el creyente común.

Algunos teólogos sistemáticos centran su enfoque en los concilios eclesiásticos y el desarrollo histórico de los credos, muchos de los cuales fueron formulados en respuesta a herejías específicas (como el docetismo y el adopcionismo) y han sido sostenidos y defendidos durante siglos. Y si bien los eruditos bíblicos pueden repetir y afirmar los Credos de Nicea y de los Apóstoles sin reservas (en unidad con la iglesia universal), nuestra tarea es diferente a la de los teólogos sistemáticos.

La pregunta principal que nos preocupa es: ¿Qué significó el texto para la audiencia original? Nos centramos en el texto del siglo I y buscamos adquirir más conocimientos históricos y culturales. De lo contrario, todo el campo de los estudios bíblicos permanecería estático y no surgirían nuevas lecturas o análisis. En otras palabras, nuestra tarea principal como eruditos bíblicos es interpretar el texto correctamente; y a menudo dejamos las implicaciones doctrinales en manos de los teólogos sistemáticos con alegría.

Dicho esto, incluso los mejores perros de caza pueden encontrarse ocasionalmente ladrando bajo el árbol equivocado. Pero no debemos permitir que esa posibilidad nos impida cumplir nuestra tarea primordial. Por eso, insto a mis compañeros perros de caza a que mantengan la nariz pegada al suelo y sigan el rastro de la verdad bíblica. Ya que los descubrimientos asombrosos y emocionantes, que conducirán a una mejor comprensión de las Escrituras, están más allá del horizonte.

R. Alan Streett es profesor emérito de teología bíblica en Criswell College en Dallas.

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Wire Story

Más evangélicos ven a los inmigrantes como una amenaza y una pérdida económica

Encuesta: A pesar de que las preocupaciones han crecido en los últimos dos años, la mayoría todavía está a favor de una reforma migratoria y dice que la iglesia tiene la responsabilidad de ayudar.

Christianity Today March 13, 2024
John Moore / Getty Images

Los evangélicos estadounidenses tienen perspectivas complejas sobre la inmigración y quieren una respuesta política matizada; sin embargo, la mayoría quiere que el Congreso actúe pronto.

Un estudio de Lifeway Research patrocinado por Evangelical Immigration Table encontró que los evangélicos están cada vez más preocupados por el número de inmigrantes que llegaron a los Estados Unidos recientemente, pero aún creen que los cristianos tienen la responsabilidad de cuidar de aquellos que se encuentran en el país ilegalmente. Si bien la mayoría quiere reforzar la seguridad en la frontera para evitar una mayor inmigración ilegal, los evangélicos también abogan por un camino hacia la ciudadanía para quienes ya se encuentran en el país.

«Si bien muchos evangélicos temen que nuestra nación se vea perjudicada por el número de inmigrantes que han llegado recientemente, muchos más sienten la responsabilidad de mostrar compasión», dijo Scott McConnell, director ejecutivo de Lifeway Research. «La [sensación] de urgencia sigue creciendo entre los evangélicos de que el Congreso actúe este año para mejorar las leyes en materia de inmigración».

Muchos evangélicos tienen una percepción negativa con respecto al número de inmigrantes que han ingresado en los Estados Unidos recientemente. La mitad (50 %) dice que los inmigrantes representan una pérdida de recursos económicos. Más de un tercio (37 %) ve la cifra como una amenaza a la seguridad de los ciudadanos, un 37 % como una amenaza a la ley y el orden, mientras que un 28 % dice que son una amenaza a las costumbres y la cultura tradicionales estadounidenses.

Sin embargo, un gran porcentaje de evangélicos ve a los inmigrantes que llegan al país como una oportunidad o incluso como una mejora. Dos de cada cinco evangélicos, dicen que el número de inmigrantes presenta una oportunidad para presentarles a Jesucristo (40 %) y mostrarles amor (39 %). Alrededor de una cuarta parte (26 %) cree que los inmigrantes representan una mejora para la diversidad cultural de Estados Unidos, y el 14 % dice que son un impulso para la actividad empresarial.

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«No es sorprendente que haya aumentado la proporción de evangélicos que creen que la llegada de inmigrantes presenta un desafío económico o una amenaza a la seguridad y el orden, en vista tanto de los problemas muy reales en la frontera entre Estados Unidos y México en los últimos años, como del gran número de inmigrantes que llegan a ciudades estadounidenses donde se les prohíbe trabajar legalmente, mantenerse a sí mismos y contribuir económicamente», dijo Matthew Soerens, coordinador nacional de la Evangelical Immigration Table.

«Pero también es importante señalar que las respuestas de “amenaza” y “oportunidad” no son mutuamente excluyentes. Hay muchos evangélicos que creen que existen desafíos económicos relacionados con la inmigración, pero también ven la llegada de inmigrantes como una oportunidad para la evangelización».

El estudio encuestó tanto a quienes se autoidentifican como evangélicos como a aquellos que califican como evangélicos con base en creencias teológicas clave. Quienes se autoidentifican como evangélicos están cada vez más preocupados por el número de inmigrantes que han ingresado al país recientemente.

Si bien el 33 % los veía como una carga económica en un estudio de Lifeway Research de 2022, ahora el 49 % expresó esta opinión. El porcentaje de personas que ve las cifras recientes como amenazantes también está aumentando: el porcentaje de quienes dicen que los inmigrantes son una amenaza para la seguridad aumentó del 32 % al 38 %, y el porcentaje de quienes dicen que los inmigrantes son una amenaza para la ley y el orden creció del 30 % al 37 %.

Además, el porcentaje de personas que ven a los inmigrantes como una oportunidad para mostrar amor se redujo del 46 % a 38 %, quienes los ven como una mejora de la diversidad cultural del 33 % a 26 %, y quienes los ven como un impulso al espíritu empresarial del 18 % a 14 %.

Aun así, cuando se les pregunta sobre la inmigración legal, el 80 % de los evangélicos creen que es útil, y alrededor de 3 de cada 5 dicen que al menos deberíamos mantener el número vigente de inmigrantes legales aprobados. Específicamente, el 23 % dice que la inmigración legal es útil para Estados Unidos y que deberíamos aumentar el número de inmigrantes legales que se permiten por año.

Más de un tercio (36 %) cree que la inmigración legal es útil, pero que deberíamos mantener el número de inmigrantes legales que se permiten por año. Otro 21 % dice que es útil pero que deberíamos reducir el número de inmigrantes legales que se permiten por año. Mientras tanto, alrededor de 1 de cada 5 cree que la inmigración legal es perjudicial, incluido un 13 % que dice que deberíamos reducir el número de inmigrantes aprobados y un 7 % que cree que deberíamos dejar de aprobar la inmigración por completo.

«Pocos evangélicos están interesados en cerrarle las puertas a los inmigrantes. Más bien, una gran mayoría apoya la inmigración legal», dijo McConnell. «Los crecientes temores sobre el reciente volumen de inmigrantes se expresaron un mes después de que los medios informaran sobre cifras extremadamente altas de inmigración en diciembre».

Respuesta personal y política

Los evangélicos creen que tanto ellos (individualmente), como Estados Unidos en su conjunto, tienen responsabilidades con respecto a los inmigrantes que ingresan a nuestro país. Más de la mitad (55 %) dice que los cristianos tienen la responsabilidad de ayudar a los inmigrantes incluso si están aquí ilegalmente, mientras que el 70 % dice que los seguidores de Jesús tienen la responsabilidad de ser sacrificiales al brindar cuidado a los refugiados y otros extranjeros. Además, los evangélicos creen que Estados Unidos tiene la responsabilidad moral de aceptar refugiados (71 %) y específicamente a los refugiados que huyen de la persecución el (72 %). Un número similar (75 %) apoya la idea de una legislación que permita a los aliados afganos evacuados por el ejército estadounidense solicitar la residencia permanente en el país si se someten a una investigación de antecedentes.

«Un gran número de evangélicos aceptan la responsabilidad de la comunidad cristiana de cuidar a los refugiados, y la mayoría siente lo mismo acerca de cuidar a los inmigrantes que están aquí ilegalmente», dijo McConnell. «Muchos evangélicos no creen que nuestra nación tenga la opción de darles la espalda a quienes huyen de la persecución».

Pensando en las responsabilidades nacionales, más de 3 de cada 4 evangélicos (77 %) dicen que es importante que el Congreso apruebe una nueva y significativa legislación en materia de inmigración en 2024. Entre quienes se autoidentifican como evangélicos, el porcentaje de aquellos que creen que es importante que el Congreso apruebe una nueva legislación en materia de inmigración este año es más alta ahora (78 %) que los que dijeron lo mismo en 2022 (71 %) y en 2015 (68 %).

Dentro de esa legislación, los evangélicos tienen prioridades que creen que deberían reflejarse. Alrededor de 9 de cada 10 dicen que apoyarían una posible legislación en materia de inmigración que respete el estado de derecho (93 %), que garantice justicia para los contribuyentes (93 %), que respete la dignidad dada por Dios a cada persona (91 %), que proteja la unidad de la familia inmediata (91 %), y que garantice la seguridad de las fronteras nacionales (91 %).

Además, 3 de cada 4 (75 %) apoyan una legislación que establezca una vía para que aquellos que están aquí ilegalmente puedan obtener la ciudadanía, si están interesados y cumplen con ciertos requisitos para la misma. Estas ideas tienen niveles similares de apoyo entre los autoidentificados como evangélicos en comparación con 2022, pero niveles más altos que en un estudio realizado por Lifeway Research en 2015.

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Cuando se les preguntó sobre los cambios a la ley de inmigración actual, el 78 % de los evangélicos dicen que apoyarían cambios a las leyes de inmigración que aumenten la seguridad fronteriza y establezcan un proceso para que aquellos que actualmente se encuentran ilegalmente en los Estados Unidos puedan obtener un estatus legal y solicitar la ciudadanía si pagan una multa, pasan por una verificación de antecedentes penales y completan otros requisitos durante un período de prueba. Alrededor de 2 de cada 3 (65 %) dicen que sería más probable que votaran por un candidato que apoyara una ley de inmigración que hiciera ambas cosas.

Además, el 80 % apoyaría específicamente una reforma migratoria bipartidista que fortalezca la seguridad fronteriza, establezca un camino hacia la ciudadanía para los inmigrantes indocumentados que llegaron a los Estados Unidos siendo niños (comúnmente conocidos como «Dreamers») y que provea de un número confiable de trabajadores agrícolas legales con buenos antecedentes.

«El enfoque de los evangélicos hacia las soluciones de políticas públicas no ha cambiado significativamente», dijo Soerens, quien también se desempeña como vicepresidente de promoción y políticas en World Relief. «La gran mayoría quiere políticas que garanticen fronteras seguras, traten a todas las personas con dignidad, protejan la unidad familiar, permitan a los inmigrantes que están presentes ilegalmente obtener un estatus legal permanente y eventualmente la ciudadanía, y garanticen que Estados Unidos siga siendo un refugio para quienes huyen de la persecución».

Fuentes de influencia en las perspectivas sobre la inmigración

Dos de cada tres evangélicos estadounidenses (66 %) dicen estar familiarizados con lo que enseña la Biblia sobre cómo se debe tratar a los inmigrantes. También señalan la Biblia como una de las principales influencias en su perspectiva sobre la inmigración.

Una cuarta parte de los evangélicos (26 %) dice que la Biblia ha influido en su perspectiva sobre el tema más que cualquier otra fuente. Menos señalan a los medios de comunicación (15 %), a los inmigrantes que han observado (13 %), a amigos y familiares (12 %) y a los inmigrantes con los que han interactuado (11 %). Un porcentaje aún menor dice que sus perspectivas sobre la inmigración están más altamente influenciadas por las opiniones de los funcionarios electos (6 %), su iglesia local (4 %), líderes cristianos nacionales (2 %) y maestros o profesores (2 %).

Cuando se les pide que identifiquen sus tres influencias principales, los amigos y familiares, acumulan el 45 %. Un poco menos señalan la Biblia (43 %) y los inmigrantes que han observado (40 %). Alrededor de un tercio menciona los medios de comunicación (36 %) y a los inmigrantes con los que han interactuado (32 %) entre sus tres principales fuentes de influencia. Mencionan menos las opiniones de los funcionarios electos (28 %), su iglesia local (22 %), líderes cristianos nacionales (14 %) y los maestros o profesores (10 %).

Ha habido muchos cambios en las fuentes de influencia sobre las opiniones de los evangélicos sobre la inmigración. El mayor crecimiento entre los autoidentificados evangélicos ha sido el número que indica que la Biblia ha sido su principal influencia, porcentaje que aumentó del 12 % en 2015, al 21 % en 2022, y hasta el 26 % en 2024.

La mitad de los evangélicos dijeron haber tenido la oportunidad de interactuar y observar a los inmigrantes dentro de su congregación, ya que el 51 % dice que su iglesia tiene al menos algunos inmigrantes de primera generación. Además, algunos evangélicos son ellos mismos inmigrantes. Uno de cada cinco es inmigrante de primera o segunda generación. Casi 1 de cada 10 evangélicos estadounidenses, es decir, el 8 % nació fuera de los Estados Unidos, y el 12 % son hijos de al menos un padre nacido fuera del país.

Participación de la iglesia

Para algunos evangélicos, la iglesia les brindó una experiencia personal al conocer y servir a inmigrantes. Tres de cada 10, es decir, el 31 % dicen haber escuchado hablar sobre inmigración en su iglesia local de una manera que fomente el acercamiento a los inmigrantes en su comunidad. El doble (60 %) dice que no fue así.

Alrededor de 1 de cada 3 (32 %) dice que su iglesia tiene actualmente un ministerio o alcance que sirve a refugiados u otros inmigrantes, mientras que el 39 % dice que no lo tiene, y el 29 % no está seguro. Además, el 34 % dice haber estado involucrado en dicho ministerio, el 13 % actualmente está involucrado y el 21 % estuvo involucrado en el pasado. Un 66 % dijo no haber participado.

Ya sea que participen activamente o no en el ministerio con los inmigrantes, a los evangélicos les gustaría saber más sobre esto en sus iglesias. Más de 4 de cada 5 (82 %) dicen que valorarían escuchar un sermón que enseñe cómo se pueden aplicar los principios y ejemplos bíblicos a la inmigración en los Estados Unidos. Entre los autoidentificados como evangélicos, el 81 % valoraría escuchar un sermón de este tipo. Esta cifra es más alta que en 2022 (77 %) y en 2015 (68 %).

«Mientras que menos de un tercio de los evangélicos dicen haber escuchado hablar sobre inmigración en el contexto de su iglesia, el 82 % dice que les gustaría escuchar un sermón centrado en la Biblia sobre este tema tan actual», dijo Soerens. «Los pastores que tienen temor de que un mensaje bíblico sobre el tema de la inmigración pueda causar división en un año electoral deben saber que su gente tiene hambre de discipulado. Sin embargo, en ausencia de liderazgo pastoral, la mayoría todavía está influenciada principalmente por fuentes externas a la Biblia».

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Cómo buscar una iglesia como los primeros cristianos

En este tiempo donde abundan los servicios de adoración virtuales, algunas cosas no deben cambiar.

Christianity Today March 12, 2024
Ilustración por Mallory Rentsch / Source Images: Unsplash / Thibault Renard / Getty

Es innegable que la pandemia provocó muchos cambios en la iglesia, y que muchos de sus efectos siguen en pie en la actualidad.

Muchos creyentes todavía están teniendo dificultades para encontrar un equilibrio en su participación presencial o virtual en la iglesia. Otros están buscando cambiar de iglesia o incluso de denominación, mientras que algunos han dejado de asistir a la iglesia por completo [enlaces en inglés].

Hay creyentes que no asisten a una sola iglesia, sino a varias, a menudo a través de plataformas virtuales, lo cual representa una práctica que se intensificó en años recientes.

A mediados de 2020, algunos meses después del comienzo de la pandemia, más de uno de cada tres cristianos practicantes —es decir, aquellos que priorizan formar parte de una iglesia— se conectaban a transmisiones en vivo de los servicios de iglesias distintas a las que asistían formalmente.

Y aunque esta tendencia es relativamente reciente desde un punto de vista histórico, el fenómeno de saltar de una iglesia a otra y de «probar» iglesias comenzó mucho antes de la pandemia: en 2019, casi dos de cada cinco congregantes declararon asistir regularmente a más de una iglesia.

Hace poco, una amiga me contó que cuando la pandemia obligó a las iglesias a tener reuniones en línea, ella comenzó a ver las transmisiones de los servicios de una iglesia del otro lado del país porque siempre había disfrutado el estilo del predicador y sus libros. Sin embargo, una vez que las reuniones presenciales volvieron a estar permitidas en su condado, volvió a asistir presencialmente a su iglesia de origen. Cuando le pregunté por qué, me dijo que se había dado cuenta de que «ver un servicio es estupendo, pero no es lo mismo que ir a la iglesia».

Aun si no todos estamos de acuerdo con esta afirmación, vale la pena que discutamos qué define la «iglesia», qué la distingue, así como la razón por los que hemos sido llamados a comprometernos fielmente con una iglesia en particular y cómo debe lucir este compromiso. Ya sea conscientemente o no, algunos cristianos analizan los siguientes tres aspectos cuando se trata de considerar su compromiso con la iglesia:

1. ¿Qué es lo más cómodo?

2. ¿Qué es lo más agradable?

3. ¿Qué es lo más entretenido?

Lamentablemente, las fuerzas subyacentes que impulsan algunas búsquedas de iglesia son los principios básicos del consumismo individualista, los cuales surgen de la suposición de que la iglesia es principalmente un paquete de bienes y servicios, diseñado y promocionado para lograr la satisfacción del cliente.

El problema hoy en día, como señala Carl Trueman, es que «todos vivimos en un mundo en el que es cada vez más fácil imaginar que la realidad es algo que podemos manipular según nuestras propias voluntades y deseos». Por desgracia, esta mentalidad moderna se ha filtrado en nuestra eclesiología, es decir, en la forma en que entendemos y encarnamos lo que significa ser la iglesia. No obstante, esta forma de pensar no es nueva.

Hace un par de décadas, el teólogo Dietrich Bonhoeffer escribió que «aquellos que aman su sueño de una comunidad cristiana más que la comunidad cristiana en sí misma se convierten en destructores de esa comunidad cristiana, por más honestas, sinceras y sacrificiales que sean sus intenciones personales» (énfasis añadido).

Puede resultar provechoso buscar en oración y de forma meditada una comunidad de fe a la que pertenezcamos de forma significativa; no obstante, cuando esto se convierte en la búsqueda de una iglesia según un ideal perfecto o hipotético, probablemente vamos en la dirección equivocada.

Una iglesia local sana, argumenta Mark Sayers, debería verse a sí misma como «un grupo disparejo y diverso de personas muy ordinarias, que claman a Dios (…) que caen a los pies de Cristo y son llenos de su presencia, que se convierten en agentes contagiosos del Reino en el mundo».

Podemos observar esta dinámica en acción en la historia de los primeros cristianos, un modelo que puede guiarnos para plantear mejores preguntas en nuestra búsqueda de una comunidad eclesial.

En primer lugar, los primeros cristianos «se dedicaban continuamente a las enseñanzas de los apóstoles, a la comunión, al partimiento del pan y a la oración» (Hechos 2:42, NBLA). Según la Concordancia Strong, la palabra griega para se dedicaban se define como «persistencia devota; voluntad de permanecer y mantenerse leal».

Cuando buscamos una comunidad de fe a la que podamos pertenecer, primero debemos preguntarnos «¿Es esta una iglesia con la que me puedo comprometer?», en vez de preguntarnos «¿Es esta una iglesia cómoda?». Anteponer nuestra comodidad al compromiso valora a la iglesia como una simple forma de ocio, lo cual puede conducir a nuestro estancamiento espiritual, enmascarado por una fina capa de comodidad.

En contraste, ofrecer nuestro compromiso devoto a una iglesia local —a pesar de sus inevitables defectos y carencias— puede ayudarnos a enfrentar las tormentas de la vida y de la fe a largo plazo. En definitiva, este es el tipo de consuelo genuino que todos anhelamos y realmente necesitamos.

En segundo lugar, los primeros cristianos «tenían todo en común» (Hechos 2:44, NVI, énfasis añadido). La comunión no era simplemente un concepto hipotético: era un valor vivido y encarnado para estos primeros creyentes. Sin embargo, hoy en día, cuando nos preguntamos «¿Qué tengo en común con estas personas?», estamos preguntando esencialmente: «¿Estas personas piensan igual que yo?». La diferencia es muy evidente.

En el libro de los Hechos, tener algo en común significaba compartir las cargas de la vida cotidiana. Los creyentes vendían «sus propiedades y posesiones, y compartían sus bienes entre sí según la necesidad de cada uno» (2:45). En otras palabras, las necesidades tangibles de los demás impulsaban a la iglesia hacia la verdadera comunión.

Hoy en día, algunas personas buscan tener algo en común en términos de alinearse o coincidir en ciertas cuestiones sociales y políticas —sobre todo si consideramos la politización de nuestra cultura actual—, en lugar de ofrecer sus habilidades, talentos y recursos para el bien común de la comunidad.

En otras palabras, nuestra expectativa es descubrir una comunión perfecta por lo que ya tenemos en común con otras personas, en lugar de esforzarnos para lograr tener verdaderamente algo en común, es decir, conseguir una comunión real a través del servicio. En palabras de Edwin Freidman, nos estamos convirtiendo en «una [sociedad] de “desnatadores” que constantemente toman lo que quieren o necesitan de la superficie sin añadir nada significativo a su esencia ».

No obstante, algo extraño y maravilloso sucede cuando nos damos a nosotros mismos por el bien de los necesitados. Cuando sorprendemos a los que están en el lado opuesto del pasillo con actos de atención desinteresada y una voluntad de ir más allá para servir a los demás en tiempos de necesidad, podemos conectar a pesar de nuestras diferencias y forjar una unidad inesperada.

Por eso, la iglesia, en su máxima expresión, es lo que el teólogo Scot McKnight llama una «comunidad de diferentes». Cuando centramos nuestras fuerzas en atender las necesidades de la congregación en lugar de tratar de influir en las opiniones de otros, es mucho más probable que encontremos un verdadero sentido de pertenencia.

Por último, los primeros creyentes «no dejaban de reunirse en el templo ni un solo día. De casa en casa partían el pan y compartían la comida con alegría y generosidad» (Hechos 2:46). La palabra alegría en griego es mucho más pletórica que su homóloga en español. Una mejor manera de entenderla sería «lleno de gozo». La iglesia primitiva se reunía con gozo genuino.

Lo que siempre me ha fascinado es la sencillez del entorno de los servicios de la iglesia del primer siglo. Los creyentes se reunían en torno a las Escrituras, la enseñanza, la oración y la comida. Nada llamativo ni novedoso. De hecho, la Concordancia Strong indica que la palabra generosidad en realidad significa «sencillez» [en otras versiones se traduce como «sencillez de corazón»]. En esencia, la iglesia primitiva se reunía diariamente con «gozo y sencillez».

Así pues, en lugar de preguntar: «¿Es esta iglesia entretenida?», podríamos comenzar con una pregunta diferente: «¿Es esta iglesia una comunidad llena de alegría y generosidad?».

En otras palabras, ¿esta comunidad encarna una alegre sencillez —nacida del anhelo de reunirse en torno a las Escrituras, la enseñanza, la oración y la conexión genuina de unos con otros— independientemente de lo espectaculares que parezcan sus adornos externos?

Ningún tipo de entretenimiento o popularidad puede brindar la relación significativa que se forma cuando las personas realizan el arduo trabajo de desarrollar relaciones reales entre sí. Si los primeros cristianos se reunían todos los días y partían el pan en las casas de los demás, ¿qué nos hace pensar que podemos generar relaciones dinámicas solo por medio de programas?

A pesar de la tendencia actual de cambiar constantemente de iglesia y de «probar» otras congregaciones, la búsqueda de una comunidad eclesial sana puede ser a menudo una búsqueda válida y noble. De hecho, muchos de nosotros tenemos buenas razones para dejar una iglesia y buscar otra. En las peores situaciones, algunos han experimentado dolor, trauma y abuso a manos de líderes que se han corrompido.

He escuchado y encontrado muchas historias de este tipo a lo largo de mi tiempo en la iglesia local; sin embargo, siempre me conmueve profundamente ver que aquellos que han sido heridos siguen creyendo que pertenecer a la iglesia como un espacio donde podemos buscar juntos la santidad y la integridad, todavía es posible.

Podemos reescribir la historia de nuestra propia familia de fe —a pesar del dolor causado por tantas iglesias y líderes de hoy— recordando y encarnando lo que la iglesia local siempre debió ser en su máxima expresión.

Por muy rotos, pecadores, inseguros, frágiles e imperfectos que seamos, tú y yo podemos hacer este trabajo juntos, confiando en la gracia de Dios y en su inmenso poder y fuerza para simplemente ser la iglesia, con plenitud, gracia y sacrificio.

Jay Y. Kim es el pastor principal de la Iglesia WestGate. Es el autor de Analog Church y Analog Christian y vive en Silicon Valley con su esposa y sus dos hijos pequeños. Puedes encontrarlo en Twitter en @jaykimthinks.

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Las tormentas son necesarias para sobrevivir

La Cuaresma nos ayuda a ver las pruebas de la vida a través de una nueva lente.

Christianity Today March 10, 2024
The Storm de Joel Sheesley. 40 x 50

Hermanos míos, considérense muy dichosos cuando tengan que enfrentarse con diversas pruebas, pues ya saben que la prueba de su fe produce perseverancia. —Santiago 1:2-3

«Casi te mueres, hermano».

Apenas había procesado esas palabras cuando mi hermano mayor se desplomó en una silla junto a mi cama de hospital.

Llevaba días languideciendo después de que una operación relativamente rutinaria se convirtiera en una peligrosa infección de todo el cuerpo. Mi hermano, cirujano general, no es de los que se andan con rodeos. Su desgastada postura era prueba suficiente de que no estaba exagerando.

Llevaba días dándole vueltas a mis historiales médicos, pidiendo una prueba tras otra en un intento desesperado de identificar la bacteria que intentaba matarme. Aunque su estado de ánimo parecía francamente irritado, fue él quien me salvó la vida mediante una última operación correctiva. «Te vas a poner bien, hermano. Te vas a poner bien».

Aquella noche, mientras yacía en la cama del hospital, una tormenta comenzó a caer sobre la ciudad. El relajante sonido de la lluvia me sacó de la cama por primera vez en días, y me acerqué como un anciano a una silla junto a la ventana para escuchar cómo caían las gotas de lluvia y ver luego cómo corrían en riachuelos serpenteantes hasta el alféizar de la ventana. Cerrando los ojos, reflexioné sobre el misterio de las pruebas mientras un versículo bíblico resonaba en mi cabeza:

«Hermanos míos, considérense muy dichosos cuando tengan que enfrentarse con diversas pruebas, pues ya saben que la prueba de su fe produce perseverancia. Y la perseverancia debe llevar a feliz término la obra, para que sean perfectos e íntegros sin que les falte nada» (Santiago 1:2-4).

Este pasaje a menudo me había parecido un sádico anhelo de dolor. Como alguien que había vivido gran parte de su vida decidido a huir de la incomodidad, la idea de gozarme en las dificultades era un anatema. ¿Acaso ser creyente no era una invitación a la bendición? ¿Cómo podrían el dolor y el sufrimiento de las pruebas considerarse gozo?

En la década de 1980, un centro de investigación llamado Biosphere 2 construyó un ecosistema cerrado para comprobar qué se necesitaría para colonizar el espacio. Todo estaba cuidadosamente cuidado y provisto, y los árboles plantados en su interior brotaron y parecieron prosperar. Luego empezaron a flaquear.

Imagino que los botánicos debieron observar la escena consternados, sin encontrar pruebas de enfermedad, ácaro o gorgojo. No había nada que pudiera hacer que los árboles comenzaran a decaer: las condiciones eran perfectas. Y entonces se dieron cuenta de lo que faltaba, algo muy simple, pero ausente en el confinamiento de la estructura: el viento.

El aire estaba demasiado quieto, demasiado sereno, una tranquilidad que garantizaba que los árboles estarían condenados a morir. Es la presión y la variación del viento natural lo que hace que los árboles se fortalezcan y sus raíces crezcan. Aunque los árboles dentro de Biosphere 2 tenían todo el sol, la tierra y el agua que necesitaban, en ausencia de vientos cambiantes no desarrollaron resistencia y terminaron por caer bajo el peso de su propia abundancia.

¿Podría ser que nuestras dificultades, más que nuestro deleite, sean las que nos acercan a Dios? Nos recuerdan nuestra desesperación y nos conducen de nuevo a la única fuente de vida abundante. Romanos 5:3-5 nos anima:

«Y no solo en esto, sino también en nuestros sufrimientos, porque sabemos que el sufrimiento produce perseverancia; la perseverancia, entereza de carácter; la entereza de carácter, esperanza. Y esta esperanza no nos defrauda, porque Dios ha derramado su amor en nuestro corazón por el Espíritu Santo que nos ha dado».

Pasé la mayor parte de la noche junto a aquella ventana mientras seguía lloviendo. Al entrar y salir del sueño mientras mi cuerpo sanaba, sentí la paz de Dios como un cálido abrazo que me recordaba que había estado conmigo en cada paso de mi viaje cercano a la muerte, guiando las manos de mi hermano mientras me salvaba la vida, y ahora estaba allí, llenando aquella habitación de hospital con su Espíritu.

Al pasar por la temporada de Cuaresma llenos de luchas, podemos empezar a ver las pruebas y las tormentas a través de una nueva lente. Aunque aún tengamos una fuerte aversión al dolor, podemos ver la mano de Dios cuando los vientos de la prueba vienen a azotarnos. Podemos consolarnos con el hecho de que gracias a ellos nuestras raíces crecerán más profundamente.

Reflexiona



1. A menudo es difícil tener una visión positiva de las pruebas mientras estamos en medio de ellas. Al repasar tu pasado, ¿qué cambio positivo trajo Dios a tu vida por medio de las experiencias difíciles? ¿Qué has aprendido?

2. En tus momentos más oscuros, ¿qué te enseñó Dios sobre sí mismo? ¿Cómo te consoló y te ayudó? ¿Hay alguien en tu vida, ya sean amigos o familiares, a quien podrías animar hoy al compartir tu historia?

Robert L. Fuller es un escritor y cineasta que reside en Waco, Texas, junto con su esposa y sus tres hijos adolescentes. Es autor de una novela de ciencia ficción para niños y adolescentes que será publicada próximamente.

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Una temporada sin respuestas

Cómo esperar calladamente en medio del dolor.

Christianity Today March 3, 2024
Evening Romance por Cherith Lundin. Óleo sobre panel. 30 x 48”. 2010.

Bueno es el Señor con quienes esperan en él, con todos los que lo buscan. Bueno es esperar calladamente la salvación del Señor. —Lamentaciones 3:25-26

Este año estoy aprendiendo a esperar calladamente: a tener una esperanza silenciosa. Mi hija de ocho años tiene síndrome de Down. Su camino, ya de por sí tortuoso, dio un giro inesperado cuando tenía seis meses, cuando una implacable tormenta de convulsiones causó estragos en su cerebro y en su cuerpo. Las discapacidades y retrasos provocados por las convulsiones afectaron cada área de su vida.

Mientras mi esposo y yo procesábamos su diagnóstico, la vida de nuestra familia se convirtió en una lenta y constante peregrinación hacia lo desconocido. Cada semana, mi esposo y yo nos sentábamos sobre la esterilla de fisioterapia con nuestra hija, deseando que sus músculos despertaran del letargo y orando para que la estática de su cerebro se calmara. En medio de estas dificultades, amigos y familiares con buenas intenciones nos preguntaban cuándo daría sus primeros pasos o cuándo pronunciaría sus primeras palabras. Pero no teníamos respuestas.

Cada progreso era dolorosamente lento y había momentos en que nuestros esfuerzos parecían una causa perdida. Durante la pandemia, cambiamos a sesiones de terapia virtual y nos aferramos a la pantalla de la computadora como si en ella estuviera la respuesta para salvar el potencial de nuestra hija. A medida que el aislamiento se alargó y nuestros corazones se llenaban de incertidumbre, llegué a un punto en el que mi esperanza parecía tan frágil como el cuerpo de mi hija, que podría lastimarse al menor contacto. Mi esposo perseveró cuando yo no pude. Cuando cerré la pantalla de la computadora de golpe al ver que los pequeños susurros de esperanza ya no eran más que silencio, él siguió conectándose a esas sesiones de terapia virtual. Él continuó nutriendo ese destello de esperanza incluso cuando yo casi me había rendido ante la desesperanza.

A medida que pasaba el tiempo y el mundo salía de su letargo, reanudamos nuestras travesías semanales a hospitales y clínicas, aparcando nuestro abarrotado vehículo en plazas reservadas para discapacitados. Hoy está en segundo grado y aún no puede levantarse sola, pero con un poco de ayuda o con un andador, sus pies son capaces de encontrar suelo firme. Con algo de ayuda y seguridad, da un paso adelante, mientras la esperanza se despliega al compás de sus pasos.

Amigos, familiares e incluso conocidos han tenido sueños recurrentes en los que la ven caminando. La primera vez que yo misma tuve este sueño, desperté sintiéndome tonta por imaginar algo tan audaz. Volví a envolver mi tierna esperanza en varias capas de una armadura de autoprotección.

Sin embargo, los escudos que he sostenido cuidadosamente durante tanto tiempo se vinieron abajo hace poco mientras sujetaba las manos de mi hija que estaba de pie delante de mí, balanceándose al son de la melodía de la banda de alabanza. Mientras cantábamos, ella se impulsó hacia delante, con los refuerzos ortopédicos rodeando sus piernas y sus zapatos deportivos rosas tirando de mí, dirigiéndose hacia la parte delantera del santuario a una velocidad cada vez mayor. La tomé en mis brazos y pude ver lo que no había visto antes: la profunda verdad de que corría hacia los brazos amorosos de un Salvador que se preocupa por ella.

Aquel que comprende las profundidades de nuestra humanidad —que conoce bien nuestros huesos cansados y nuestros corazones doloridos— ve a mi hija y dice que ella es amada, la adora y, en un giro misterioso, también me ama a mí —la escéptica, la cínica; la madre que a veces apenas puede susurrar la palabra esperanza—.

Dios no desecha los deseos que acunamos en los rincones más silenciosos de nuestro corazón. El Dios que le habló a Elías tanto en el silencio como en la tormenta sostiene nuestras frágiles esperanzas y, como vemos en Lamentaciones 3, dice que nuestra paciencia y nuestra perseverancia son buenas.

Puede que no sepa si mi hija llegará a correr con desenfreno en este lado de la eternidad, pero sí sé esto: el Señor es bueno con aquellos cuya esperanza está en Él (v. 25). La Cuaresma nos invita a contemplar nuestra fragilidad. Nos recuerda que incluso la anticipación de la esperanza es un don precioso en esta época de reflexión en la que atravesamos este mundo cansado. Cuando todo lo que puedas ver sean oraciones sin respuesta, no desprecies los destellos de esperanza mientras continúas esperando.

Cuando te preguntes si incluso tus más débiles gritos de ayuda son en vano, recuerda esto: «Bueno es el Señor con quienes esperan en él… Bueno es esperar calladamente la salvación del Señor» (Lamentaciones 3:25-26). Que nuestros corazones se llenen de esperanza tranquila como un don sagrado. Que los débiles ecos de esta esperanza nos sostengan mientras damos pasos vacilantes y titubeantes con Dios hacia la espera, la oscuridad y lo desconocido.

Reflexiona



1. ¿Alguna vez has sentido que apenas te queda un susurro de esperanza en tu vida? ¿Qué ha ocurrido?

2. ¿Cómo cambia tu definición de esperanza cuando consideras no solo la divinidad, sino también la humanidad de Jesús?

Kayla Craig es autora y fundadora de Liturgies for Parents. Kayla vive en Iowa con su esposo y sus cuatro hijos.

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Continúa la implacable represión contra la iglesia en Nicaragua

Incluso tras la reciente liberación de sacerdotes encarcelados, el régimen de Ortega continúa atacando a las organizaciones cristianas con una «intolerancia absoluta hacia la disidencia».

Un grupo de nicaragüenses realizan una manifestación frente a la Catedral de San José en Costa Rica para protestar por la detención del obispo Rolando Álvarez en 2022.

Un grupo de nicaragüenses realizan una manifestación frente a la Catedral de San José en Costa Rica para protestar por la detención del obispo Rolando Álvarez en 2022.

Christianity Today March 1, 2024
Ezequiel Becerra / Getty Images

Las malas noticias han sido la norma para los católicos en Nicaragua, donde el clero y los grupos eclesiásticos han sido blanco frecuente de una amplia represión durante años. Pero el 14 de enero de 2024 recibieron una feliz sorpresa cuando el gobierno liberó inesperadamente de prisión a dos obispos, quince sacerdotes y dos seminaristas, y los expulsó al Vaticano.

Entre los liberados se encontraba el obispo Rolando Álvarez, un preso político de alto perfil que fue detenido en 2022 por criticar al gobierno y luego sentenciado a 26 años de prisión por presunta traición.

También incluían a sacerdotes detenidos por el gobierno del presidente Daniel Ortega a finales de diciembre de 2023 por expresar solidaridad con Álvarez y otros presos políticos. Días después, el Papa Francisco criticó al régimen en su mensaje de Año Nuevo y luego llamó a un «diálogo diplomático respetuoso».

Casi seis años después de que las protestas masivas estallaran contra Ortega y luego fueran brutalmente reprimidas, la liberación de prisioneros ofrece cierta esperanza a la oposición de Nicaragua. Sin embargo, mi investigación ha demostrado que el régimen de Ortega es implacable al intentar retener el poder, lo que sugiere que esto no es necesariamente un momento de cambio. De hecho, el gobierno fue acusado de detener a otro sacerdote el 16 de enero.

¿Por qué la iglesia está en la mira?

Ortega dirigió Nicaragua por primera vez de 1979 a 1990, después de que su organización revolucionaria de izquierda, el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), encabezara el derrocamiento del dictador Anastasio Somoza Debayle. En la década de 1980, el FSLN entró en conflicto con el Vaticano y la jerarquía eclesiástica por las políticas socialistas del grupo, incluso cuando muchos de los católicos nicaragüenses más pobres las aceptaron.

Sin embargo, cuando Ortega asumió nuevamente el poder en 2007, lo hizo con la bendición de los líderes cristianos. Durante las elecciones de 2006, había recurrido a alianzas con élites católicas y protestantes para regresar al poder a cambio de adoptar políticas sociales conservadoras como la prohibición del aborto.

Durante la siguiente década, Ortega siguió siendo popular, liderando el crecimiento económico en colaboración con líderes empresariales y desarrollando nueva infraestructura y servicios públicos.

Sin embargo, él y el partido FSLN que controlaba también estaban consolidando el poder y gobernando de una manera cada vez más autoritaria. Ortega ganó la reelección en 2011 y luego retuvo el poder tras las elecciones fraudulentas de 2016. Los candidatos de la oposición fueron descalificados y la compañera de fórmula de Ortega fue su esposa, Rosario Murillo.

Inesperadamente, la popularidad de Ortega y su relación con la iglesia se derrumbaron en abril de 2018, cuando el gobierno anunció recortes en los beneficios de la seguridad social para los jubilados. Nicaragüenses de todos los orígenes salieron a las calles, y Ortega y Murillo respondieron con una furiosa represión, desatando policías y paramilitares progubernamentales armados con armas de grado militar.

Catedrales e iglesias trataron de ofrecer refugio a los manifestantes, sin embargo, más de 300 personas murieron. Los líderes de la Iglesia facilitaron un diálogo nacional entre el gobierno y una coalición de oposición, pero se retiró a medida que la represión continuaba.

Cuando algunos líderes católicos populares criticaron la violencia contra los manifestantes, el régimen comenzó a ver a la iglesia como un rival que amenazaba la menguante legitimidad de Ortega. La policía, los paramilitares y los partidarios del FSLN comenzaron a acosar y atacar al clero y las instituciones católicas.

En 2019, el Papa llamó a Roma a Silvio Báez, obispo auxiliar de Managua y destacado crítico de Ortega. Sin embargo, otros obispos y sacerdotes todavía se encontraban en la mira del régimen.

Algunos huyeron al exilio o se les impidió regresar a Nicaragua si viajaban al extranjero. Otros que se quedaron en el país fueron mantenidos bajo vigilancia. Los sacerdotes que expresaran su apoyo a los presos políticos o continuaran criticando al régimen, incluso en términos vagos, podían ser arrestados o golpeados.

El gobierno expulsó al Vaticano a 12 sacerdotes anteriormente detenidos en octubre de 2023 después de lo que el régimen llamó «conversaciones fructíferas». Pero Álvarez, el preso político de más alto perfil, todavía estaba detenido por el gobierno y fue despojado de su ciudadanía tras negarse a exiliarse en febrero de 2023.

Patrones más amplios de represión

Los ataques contra la iglesia son un síntoma de la absoluta intolerancia del régimen de Ortega hacia la disidencia.

Con más de 3000 organizaciones no gubernamentales cerradas desde 2018, la iglesia se ha convertido en la única institución no estatal importante de Nicaragua con alcance a nivel nacional.

[Nota del editor de CT: Este año, Nicaragua experimentó el aumento más pronunciado en la Lista Mundial de la Persecución de Puertas Abiertas debido a las restricciones contra la libertad religiosa, la incautación de propiedades de iglesias y ministerios, y el arresto o exilio de líderes cristianos.

El gobierno de Nicaragua ha cerrado al menos 256 organizaciones evangélicas en los últimos dos años. Si bien más de un tercio de los nicaragüenses se identifican como evangélicos, los expertos dicen que la persecución de los evangélicos ha sido «más silenciosa» porque algunos de sus líderes todavía apoyan al gobierno de Ortega y los críticos no hablan por temor a represalias].

En un país donde más del 40 por ciento de la gente se identifica como católica, muchos normalmente recurren a la iglesia en momentos de necesidad. Suprimir las instituciones católicas significa que los nicaragüenses deben recurrir al Estado en busca de ayuda, por medio de la cual se monitorea a los ciudadanos y ha sido acusada de negar servicios si se percibe cierta deslealtad.

Al menos 27 universidades católicas y laicas también han sido cerradas o confiscadas por el gobierno, al igual que más de 50 medios de comunicación.

La decisión del gobierno de expulsar al clero el 14 de enero también está en línea con su tendencia a bloquear el reingreso de los opositores a Nicaragua o forzarlos al exilio. En muchos casos, Nicaragua luego revocó la ciudadanía de sus críticos, como cuando expulsó a 222 presos políticos en febrero de 2023 a Estados Unidos.

Cuando el encarcelamiento o las amenazas no han debilitado la voluntad de los críticos, Ortega y Murillo parecen haber decidido que lo mejor es mantenerlos en el extranjero. Esto no solo reduce los riesgos de una acción contra el régimen en Nicaragua, sino que también puede disminuir el escrutinio internacional sobre el maltrato a los prisioneros políticos.

Crítica cautelosa

Desde 2018, la represión en Nicaragua ha llegado en oleadas, y la violencia brutal que reprimió las protestas se ha convertido en un entorno de vigilancia constante, acciones legales contra instituciones independientes y opositores, y arrestos frecuentes. Sin embargo, los momentos de aparente calma a menudo han sido seguidos por duras medidas represivas, como una serie de arrestos que tuvo lugar de cara a las elecciones de 2021.

Incluso cuando la represión ha aumentado, el Vaticano ha sido cauteloso a la hora de criticar a Ortega y Murillo, mientras que algunos nicaragüenses y católicos en el extranjero han instado al Papa a hacer más. Sin embargo, la moderación del Vaticano no parece disminuir las amenazas contra el clero o las limitaciones a actividades como las procesiones religiosas.

Sin embargo, en enero de 2024, Francisco llamó deliberadamente la atención sobre la crisis durante dos discursos, días después de que una docena de sacerdotes fueran arrestados. Una semana después llegó la liberación de Álvarez y sus colegas, a quienes se les otorgó la libertad de salir de Nicaragua, pero no de regresar.

Los líderes católicos siguen siendo las figuras más populares de Nicaragua, según encuestas independientes. Esto los convierte en una amenaza continua para la búsqueda de control total de Ortega y Murillo. Ezequiel Buenfil Batún, el sacerdote detenido el 16 de enero, pertenecía a una orden religiosa cuya personería jurídica fue revocada ese mismo día, junto con la de varias otras organizaciones no gubernamentales.

Mientras muchos nicaragüenses pierden la esperanza de que las condiciones mejoren y decenas de presos políticos siguen encarcelados, cualquier noticia positiva como la liberación de los sacerdotes es bienvenida. No obstante, no ofrece garantías de un cambio más amplio en el futuro.

Kai M. Thaler es profesor asistente de estudios globales en la Universidad de California, Santa Bárbara. Este artículo apareció originalmente en The Conversation.

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