Permita que Deuteronomio despierte su niño interior

Los israelitas necesitaban un buen sentido menos adulto, y más parecido al de un niño. De igual manera nosotros.

Christianity Today August 25, 2016
Brocreative

Esta traducción fue publicada en colaboración con la Conferencia Nacional de Liderazgo Cristiano Hispano (NHCLC, por sus siglas en inglés).

Cuando me encuentro entre niños, me gusta preguntarles lo que desean ser cuando crezcan. Este ejercicio me fascina. Ofrece una rara oportunidad en la vida: la libertad de explicar cualquier cosa que la imaginación se atreve a soñar, desinhibida por las expectativas de otras personas o por temores. Las respuestas normalmente incluyen, “Quiero ser bailarina.” “Quiero ser astronauta,” y mi favorita, “¡Quiero ser princesa!”

La pureza de estos momentos tiene la brevedad del rocío de la mañana, antes que la “realidad” aparezca con su luz interrogante potente a secar todas esas gotitas que parecen joyas. “Tomémoslo en serio ahora,” dice la realidad, aclarando la garganta como una institutriz estricta sin tiempo para juegos absurdos que no producen rendimiento tangible.

Recuerdo mi shock hace unos años cuando le planté la pregunta a un niño de diez años de edad, y exclamó audazmente: “analista actuarial.” Yo no tenía ni la menor idea de lo que eso era, y dudaba si él tampoco lo sabía. Bien, no tengo nada en contra de analistas actuariales, y estoy seguro que ellos realizan un servicio importante, pero requiere poco esfuerzo para ver esto como una voz extraña. Esto no era la imaginación inmadura que vaga libremente, imaginándose las posibilidades más locas. En su lugar, esta era una voz “educada” representando a la de alguien más—probablemente la de los padres—un enfoque más sensible a su futuro.

Uno podría argumentar que los padres estaban actuando sabiamente. La probabilidad de que su hijo sea, digamos, un caballero exitoso es bastante desalentador. Seguramente, uno tiene que ser prudente sobre el futuro y evitar lanzarse a planes irrealistas que seguramente terminarán en tragedia.

El poner mucha sustancia en la prudencia, sin embargo, crea un peligro contrario: usted puede terminar paralizando al espíritu humano. Cuando los padres animan a sus hijos hacia objetivos en la vida “sensibles,” animan una actitud que favorece prudencia sobre la imaginación, sabiduría sobre riesgos, seguridad y confort sobre aventura y cambio.

Esto es particularmente problemático cuando usted afirma seguir a un Dios con una trayectoria de invitar a personas a un territorio desconocido—pidiéndoles que abandonen la tierra de sus padres, que cuestionen la autoridad de faraón, que entren en el mar, que abandonen sus redes, y que le sigan. Como creyentes, a menudo nos encontramos entre dos impulsos opuestos: ¿Viviremos como adultos sensibles, o prestaremos atención al llamado a veces aterrador de Dios a ser niños otra vez?

Resistencia a confiar

Después del éxodo de Egipto, los israelitas enfrentaron exactamente este tipo de llamado. Y “prudencia” era la vestimenta que usaron para cubrir la desnudez de sus temores. Al llegar a Cades Barnea, Moisés dijo: “¡Mira! ¡El Señor tu Dios ha puesto ante ti la tierra! ¡Sube! Toma posesión, así como el Señor, el Dios de tus padres, te dijo. No tengas miedo ni desmayes” (Deut. 1:20-21 [traducción completamente mía]).

La respuesta de los israelitas no es un rotundo “no.” Más bien, hacen la aparentemente sabia sugerencia que espías entren primero a recoger la información necesaria. Así, estarían preparados “para la ruta que deberían seguir y de las ciudades en las que podrían entrar.” (1:22).

Moisés le llamó a esta estrategia “buena” (1:23). De hecho, Josué más tarde la repetiría enviando espías a Jericó (Josué 2:1). En el caso de Josué, el pensamiento prudente fue mano en mano con una disposición auténtica de “ir” y “entrar en las ciudades” que Dios había preparado. En Deuteronomio, sin embargo, la “buena” estrategia sólo disfrazó la renuencia de responder al llamado de Dios. Fue una táctica de ganar tiempo, un camuflaje piadoso de su titubeo a obedecer.

Cada vez que sentimos el llamado de Dios hacia una decisión difícil y arriesgada, las voces de “prudencia” intervienen. Cuando por primera vez sentí a Dios llamándome para dejar mi país, Chipre, para estudiar teología y servirle en el ministerio, yo estaba trabajando en una institución bancaria. Había estupendos beneficios y la promesa de una carrera prometedora. Traté como pude de suprimir el llamado de Dios, su persistencia e intensidad se hicieron imposibles de ignorar. Tenía que mudarme. Tenía que informarle a mi jefe, vender mi carro, despedirme de familia y amistades y, con toda seriedad, volver a ser niña otra vez. No para realizar cualquier sueño de ser princesa, sino uno casi igual de ridículo: Yo quería ser misionera.

Las amistades trataron de disuadirme del suicidio de carrera. Otros me recomendaron hacer ministerio en mi propio país, mantener mi trabajo y encima servir. Mi tío hasta dijo, en el estilo de My Big Fat Greek Wedding: “Myrto, esto es una tontería. ¡Ahora nunca te casarás!”

Estas sugerencias “adultas” ofrecieron la excusa perfecta. No tan sólo evitar posibles sentimiento de culpabilidad y protección contra las demandas de renunciar a lo familiar y cómodo, como la petición de los israelitas de tener espías que investigaran la tierra, tenía mucho sentido—cuando menos en la superficie. Retrospectivamente, sin embargo, Moisés se dio cuenta que lo que parecía como un plan sabio realmente era señal de renuencia de confiar en la protección de Dios: “A pesar de eso, ninguno de ustedes confió en el Señor su Dios, que se adelantaba a ustedes para buscarles dónde acampar. De noche lo hacía con fuego, para que vieran el camino a seguir, y de día los acompañaba con una nube” (1:32-33). Moisés intencionalmente se refiere a Dios con el nombre hebreo tûr, comúnmente utilizada para describir la exploración de una región por el bien de la preparación militar. ¿Realmente pensaron los israelitas que Dios los enviaría a territorio que Él no había “espiado” primero?

¿Es Dios siempre bueno?

Por cada voz interna que me advertía que mi decisión era precipitada e irresponsable, había otras, voces audaces, como las de Caleb y Josué, que dijeron: “¡Myrto, sigue adelante sin miedo!” Finalmente, la voz “infantil” prevaleció. Sin embargo, la voz “adulta” siempre está observando desde la distancia, nunca dejando de indicar, en momentos de desánimo, cómo debí haber escuchado.

Las voces de duda alimentaron mi propia duda sobre la bondad de Dios. En la más reciente novela de Marilynne Robinson, Lila, hay un diálogo entre el pastor John Ames y su esposa. “Dios es bueno,” dice el pastor. “Lo es,” le contesta Lila, pensando en su vida vehemente atormentada, “a veces.” Más el pastor se opuso a este calificador, discerniendo un peligro doctrinal escondido. “¡Todo el tiempo!” insistió él.

Esta era mi lucha interna. ¿Qué si Dios es bueno sólo “a veces”? ¿Qué si decido abandonar mi vida con la confianza como la de un niño, y Su bondad se detiene? Para mí, no fue problema escoger una posición teológica de entre muchas. Era más como sentirme con mucha sed y necesitar saber si el agua que se ofrecía tenía o no algún veneno. Yo necesitaba la certeza de que Dios es bueno todo el tiempo.

Y así pasó con los israelitas. Su seguridad vino en forma de una declaración no negociable de los espías: “¡lo buena que es la tierra que nos da el Señor nuestro Dios!” (Deut. 1:25). Un punto de pista radicalmente alternativo, que aparece en otro sitio del Antiguo Testamento, dice que la tierra “se traga a sus habitantes” (Números 13:32). Ese era el lenguaje utilizado en Canaán para describir a Mot, el dios de la muerte, o el Seol (Isaías 5:14). Esto no es una pequeña diferencia. Si Dios es bueno, entonces la tierra es buena y viviremos. Si Dios no siempre es bueno, entonces podríamos estar embutidos en las más oscuras profundidades del bajo mundo.

Deuteronomio nos presenta a la tierra como “buena” (1:35), el mismo catálogo que Dios utiliza para toda su creación (“muy bueno,” Gén. 1:31). De hecho, la tierra prometida inspiraba aún más efusiva alabanza—especialmente en Números, donde los espías la llamaron “¡increíblemente buena!” (Números 14:7. Este lenguaje tenía el propósito de abrir el apetito, estimular la imaginación, y revivir las fantasías infantiles latentes desde hace tanto tiempo. En tantas palabras, exclamó, “Esta tierra es mágica. Tiene todo, nunca deja de satisfacer. Y oiga esto: ¡no está fundada por la esclavitud! [Deut. 6:10–11; 8:7–10]. Esto es exactamente lo opuesto del mundo que usted conoce. ¡Sí, es una utopía!” (Oscar Wilde en realidad estaba pensando en una sociedad sin esclavitud cuando dijo: “Un mapa del mundo que no incluye Utopía no vale la pena ni verlo, porque deja fuera al país en el que la humanidad siempre está aterrizando.”).

Hoy, más que nunca, es imperativo imaginarse una tierra sin esclavitud u opresión, utilizar todas nuestras energías para visualizarlo hasta que el campamento Cades Barnea se haga insoportable. No estamos viviendo en la tierra prometida, por no decir más. La cantidad del tráfico de esclavos hoy ha subido a 21 millones; 59.5 millones de personas han sido desplazadas de sus hogares por la fuerza. Incluso la lista de injusticias y crueldades sigue. Cuando Dios nos llama, es a una tierra que existe por el bienestar de su pueblo. Una tierra donde Su justicia reina. Ninguna otra tierra se compararía.

¿Quién controla al futuro?

Si la prudencia a veces enmascara la reticencia de obedecer a Dios, luego también puede enmascarar la tentación de adorar a otros dioses. La agenda básica de Deuteronomio es llevar el amor y la lealtad a una deidad, al Señor. Ningún otro dios puede existir además de Él. Tendemos a pensar de la idolatría como el amor por otros dioses, y olvidamos que también significa el temor de otros dioses. ¿Por qué la gente los adora? Porque les temen, y quieren la protección y provisión que estos dioses aseguran ofrecer.

Los dioses de Canaán argumentaban tener control sobre lo fundamental de una vida buena y feliz: sus ingresos, prosperidad, matrimonio, salud. No hacían simples argumentos territoriales. Sí, Yam controlaba la mar, Mot controlaba la muerte, y Baal controlaba la fertilidad. Pero en realidad, ellos decían tener soberanía sobre un solo ámbito: el futuro—el de usted. Cuando Dios reclama el cosmos par Sí mismo, Él no tan sólo está impugnando el gobierno geográfico de otros dioses (Deut. 10:14), sino que está rompiendo su amenazante control sobre el futuro.

Por tener miedo de entrar en el futuro de Dios, yo era culpable de idolatría. ¡Yo actuaba como si el futuro le perteneciera a una deidad impredecible, caprichosa que fácilmente podría odiarme! No obstante, la imagen de dioses destruyendo a personas sin justificación moral es algo que encontramos en la mitología antigua del Medio Oriente, en historias como la epopeya babilónica de Atrahasis. Nuestro Dios ya se ha destinado a sí mismo en pacto. Él ya ha prometido amar a su pueblo (Deut. 4:37; 7:8). ¿Por qué estaba yo confundiendo a mi Dios con otro?

El confiar en un solo Dios no nos es más fácil a nosotros que al antiguo Israel. Encontramos difícil imaginar heredar una “tierra” de paz y descanso sin ofrecer sacrificios a una multitud de deidades menores: los dioses de la educación, salud y juventud, carrera exitosa, y la acumulación de riquezas. Sin mencionar los dioses del avance de la tecnología, triunfo político, poderío militar, y seguridad fronteriza. Vacilamos en traer estos ámbitos bajo la autoridad de un solo Dios, mucho menos de uno que rehúsa ser visible y tangible. ¿Debemos creer ingenuamente que los alimentos caerán mágicamente como copos de nieve del cielo? ¿Podemos agradar a Dios y al mismo tiempo calmar a estos otros?

Jesucristo dijo que sólo podemos entrar a su reino—la eterna tierra prometida—a través de ser como niños (Mateo 18:3). No podemos crearlo, ganarlo, o asegurarlo por nuestra propia sabiduría. Se debe entrar—recibiéndolo como regalo. Las buenas nuevas son que todos hemos sido niños antes. Y aunque nuestra imaginación infantil—el creer que todo es posible—ha sido enterrada bajo capas de “sabiduría” y prudencia adulta,” todavía podemos, por fe, “ser” lo que éramos.

El filósofo Giorgio Agamben una vez dijo que “cualquier cosa que alcancemos por medio de nuestras virtudes y labor, en realidad, es imposible que nos haga verdaderamente felices. Sólo la magia puede lograr eso.” En esencia, quiere decir que no podemos obtener la felicidad a través de esfuerzo. Mejor, algo innatural—algo tan fantásticamente inesperado que se siente como mágico—no ha sucedido.

No creo que jamás me recupere de mi sospecha, en esta vida, que las promesas de Dios son demasiadas buenas para ser verdad. Siempre sentiré temor al llamado de ser como niños y entregar el control. Pero lo que más me da miedo es enterrar esta incomodidad bajo un régimen de planificación práctica y cuidadosa toma de precaución. No me gustaría terminar conformándome con el desierto como la última tierra que existe.

Myrto Theocharous enseña hebreo y Antiguo Testamento en Greek Bible College en Atenas. Obtuvo su maestría en Exégesis Bíblico de Wheaton College y un PhD en Estudios de Hebreo de la Universidad de Cambridge.

La pornografía es más criticada y más popular que nunca

Hay tantos problemas con la pornografía; es difícil escoger sólo uno.Hay tantos problemas con la pornografía; es difícil escoger sólo uno.

Christianity Today August 25, 2016
Robert Adrian Hillman / Shutterstock

Esta traducción fue publicada en colaboración con la Conferencia Nacional de Liderazgo Cristiano Hispano (NHCLC, por sus siglas en inglés).

Esta primavera pasada, Utah vino a ser el primer estado en declarar la pornografía como una crisis de salud pública, pidiéndole a las empresas y a los educadores proteger a los niños de ella. Casi al mismo tiempo, un artículo de portada de Time Magazine informó que la pornografía causa disfunción eréctil en hombres jóvenes cuyas mentes están empapadas con los videoclips clasificados X desde que eran adolescentes.

La pornografía entrena al usuario a buscar experiencias sexuales más extremas para recibir el mismo flujo satisfactorio de dopamina. Es lo que los investigadores nombran el efecto Coolidge—la perspectiva de una nueva pareja sexual excita a los varones (y a veces a las mujeres) tanto que la actividad sexual normal se vuelve aburrida en comparación.

La revista Time se enfocó en cómo el uso de la pornografía impide a las parejas tener vidas sexuales saludables. Eso es sólo el principio de la desconcertante y una cada vez mayor cantidad de investigación y tendencias. Estamos aprendiendo más y más sobre el impacto más duradero de vivir en un mundo conectado al internet saturado de pornografía. Aterrador.

Cuando yo era adolescente en los 1990, cuando la internet estaba en su infancia y todos los teléfonos celulares eran “tontos,” la mayor preocupación de las iglesias con respecto a cuestiones sexuales era el sexo premarital. En 1993, los adolescentes tenían que robar revistas o videocintas VHS para ver pornografía; el día de hoy, todo lo que necesitan es una conexión de internet. Aunque la evidencia continúa revelando los efectos negativos de esta industria multibillonaria, pocos comentaristas seculares se atreven a decir lo que muchos de nosotros vemos: nuestro problema de pornografía es un problema moral, con consecuencias drásticas para las personas y las comunidades.

Unos estudios han relacionado el consumo de pornografía a la depresión y a un más elevado consumo de drogas y alcohol. Los investigadores en Alemania encontraron que los hombres que miraban pornografía mostraron una conexión más débil entre la parte del cerebro responsable de hacer decisiones y la parte del cerebro encargada de guardar la memoria y procesar información. Una onda de comerciales “pornificados” caracterizando a mujeres en poses eróticas vendiendo productos cotidianos, conducen tanto a los hombres como a las mujeres a ver los cuerpos de las mujeres de manera diferente—y por supuesto que no más humanamente.

Aparte de las consecuencias neurológicas, la ciencia ha desarrollado una variedad múltiple de efectos sociológicos. La pornografía moldea negativamente las relaciones románticas; un estudio encontró que las mujeres en relaciones con hombres que usan pornografía informan ser menos felices que las mujeres cuyos hombres se abstienen. Los investigadores en una docena de países mostraron que los hombres que miraban pornografía cuando eran niños tenían menos probabilidad de formar relaciones saludables y tenían más probabilidad de pensar que el asedio sexual era aceptable.

Al mismo tiempo que los investigadores están sacando a la luz los daños de la pornografía, los estadounidenses la han tolerado más. De acuerdo a un estudio extenso por el Barna Group, sólo la mitad de los adultos estadounidenses y una tercera parte de adolescentes y adultos jóvenes pensaban que la pornografía estaba “mal.” Los adolescentes y los adultos jóvenes creen que el no reciclar es más inmoral que el usar pornografía. Barna encontró que el uso de porno entre los cristianos también ha aumentado. Como el 41 por ciento de los hombres cristianos entre las edades de 13 a 24 y el 23 por ciento de los hombres cristianos de 25 años para arriba dijeron que ellos a menudo usaban porno. (Las cifras eran el 5 por ciento y el 13 por ciento de mujeres cristianas en los mismos grupos de edad.)

Los defensores de porno argumentan que la pornografía alimenta nuestros instintos innatos incontrolables, y que los adultos saludables deberían explorar esos instintos libremente. Los cristianos tienen más conocimiento. Estamos correctos en exhortarnos unos a otros de hacer cautivo todo pensamiento en Cristo y de vivir nuestra nueva vida en Él.

Sin embargo, como hemos visto de las campañas de abstinencia, los cristianos necesitan ofrecer una enseñanza sólida que va más allá de sencillamente repetir “esto está mal.” Vi los beneficios de la abstinencia una vez que reconocí lo que el sexo premarital le hizo a mi alma y presencié el ejemplo de los que escogían un mejor camino. De igual manera, cuando argumentamos en contra de la porno, deberíamos, como dice un refrán inglés, “utilizar palabras suaves y argumentos fuertes.” Aquí, encontramos un aliado en la ciencia social, la cual ha ligado la porno a alarmantes resultados biológicos, neurológicos, y relacionales.

Los comentaristas e investigadores están, en parte, correctos: La porno no tan sólo es un problema moral individual. Pega en el corazón de lo que significa ser humano. Es por esto que Pablo insta a los creyentes a que “huyan de la inmoralidad sexual. Todos los demás pecados que una persona comete quedan fuera de su cuerpo; pero el que comete inmoralidades sexuales peca contra su propio cuerpo” (1 Cor. 6:18). El pecado sexual nos puede afectar profunda y devastadoramente. Podemos pelear contra algunos pecados. De otros debemos huir—aun cuando la tentación esté a sólo una búsqueda en google.

Halee Gray Scott es investigadora social independiente y autora de Dare Mighty Things. Radica en Colorado con su esposo y dos hijas y se le puede encontrar en línea en hgscott.com

Por qué el sexo conyugal es justicia social

No tan sólo es un modelo bíblico sólido—sino también es bueno para que la humanidad florezca.

Christianity Today August 25, 2016
DC Studio / Shutterstock

Esta traducción fue publicada en colaboración con la Conferencia Nacional de Liderazgo Cristiano Hispano (NHCLC, por sus siglas en inglés).

Mi esposa y yo recientemente nos encontrábamos comparando notas con amigos que tienen hijos entrando a la adolescencia. Somos navegantes ansiosos alistándonos para el tempestuoso mar. Algunas de estas pláticas han reflexionado en la mejor estrategia para “la plática”—sobre el sexo, noviazgo y matrimonio. Incluso esto ha hecho surgir un tema fundamental para nosotros: ¿Cuál es el fundamento para la enseñanza cristiana sobre el sexo y el matrimonio?

Por supuesto, existe un fundamento bíblico sólido sobre la importancia del matrimonio, desde Génesis 1 hasta Apocalipsis 19. Pero como economista, también estoy interesado en cómo explicar la enseñanza bíblica sobre el sexo y la institución del matrimonio a los millennials hoy. Los economistas como yo están obsesionados con el estudio de instituciones, pero nos preocupamos más por las más sólidas, como las que regulan el capitalismo. Sin embargo, en nuestras demostraciones creativas, nos ocupamos en instituciones más dinámicas como lo son el noviazgo y el matrimonio.

Cuando los economistas estudiamos las instituciones, preguntamos: ¿Qué ha causado que esa estructura le gane a otras? El matrimonio es una institución que se ha levantado independientemente a través del mundo entero en casi toda era civilizada. Pero ¿qué fundamento natural existe, por ejemplo, para favorecer la institución del matrimonio por sobre, digamos, la cohabitación? ¿Qué posible lógica existe en criticar algo tan atrayente como el sexo extramarital? Estas son preguntas que los adolescentes quieren que se les conteste. Se sacrificarán, pero necesitan saber que los sacrificios tienen sentido. Nuestras reglas y normas en las iglesias locales deben presentarse como reglas y normas que conducirán a la prosperidad de nuestros hijos.

Quiero argumentar desde la perspectiva de la ciencia social que la enseñanza de los cristianos sobre el sexo y el matrimonio es mucho más que una regla anticuada que arruina la diversión de adolescentes y adultos. Más bien, detrás del matrimonio yace un tema de justicia social relacionado a las asimetrías biológicas entre hombres y mujeres. El mantener el sexo dentro del contexto de un compromiso para toda la vida crea el fundamento para una relación saludable entre los sexos.

Una forma de hurtar

Desde la perspectiva biológica, ambos hombres y mujeres se preocupan por igual con la reproducción con éxito del gen. Mas existen asimetrías importantes en cómo los hombres y mujeres realizan este objetivo. La ignorancia de estas asimetrías es donde mucho del mal consejo sobre el sexo y el matrimonio principia.

La cultura occidental establecida, por lo general aboga por un tipo de androginia psicológica. Las diferencias psicológicas entre hombres y mujeres, se argumenta, no son innatas sino son creadas culturalmente. La mayoría de los cristianos rechazan este punto de vista, en parte porque reconocemos la belleza en las diferencias de nuestras psicologías que se originan en parte de nuestras distintas biologías. Biológicamente, las mujeres normalmente dan a luz un hijo a la vez. Como resultado, el interés de la mujer yace en la calidad del hijo y en la salud, protección, y recursos que se necesitan para ayudar a que ese niño crezca. Es posible para los hombres, sin embargo reproducir sus genes a través de reproducir muchos hijos al mismo tiempo con muchas mujeres. Para decirlo francamente, esto le da los hombres un grupo distinto de incentivos en el sexo. Los intereses biológicos de las mujeres están en la calidad de la relación sexual; en los hombres está en la cantidad de la relación sexual.

Por consiguiente, a su nivel base máximo, la relación sexual entre un hombre y una mujer involucra el intercambio de sexo por un compromiso, compromiso de parte del hombre para el bienestar de la mujer y de los hijos que nazcan. Visto desde esta perspectiva, el compromiso de un hombre hacia una mujer con quien ha tenido relaciones sexuales no es una mojigatería; sino es justicia social. Desde una perspectiva biológica, el sexo desprovisto de un compromiso genuino de hombre-a-mujer es una manera de hurtar. A la vez la aceptación social popular del sexo sin compromiso representa una injusticia en contra de las mujeres y de sus más profundos intereses biológicos. La ironía trágica es que la “liberación sexual” patrocinada por algunas feministas seculares no podía haber caido mejor dentro de los intereses a corto plazo, egoístas de los hombres.

La intención de Dios es limitar el sexo a los confines de un compromiso de toda la vida entre un hombre y una mujer porque, cuando menos en el nivel biológico, el matrimonio es una institución que promueve un intercambio justo entre, los algunas veces opuestos, intereses de hombres, mujeres, e hijos. De esta forma, el matrimonio resuelve lo que los teóricos de juego llaman como “dilema del prisionero”—definido como una situación donde la libertad de todos de actuar cuidando su propio interés produce un resultado opuesto al interés colectivo de todos. Resolver el dilema del prisionero requiere facilitar el bien común por encima del interés individual propio. La sociedad que fomenta el sexo dentro del contexto del compromiso de por vida mantiene sus propios intereses colectivos de largo plazo. Cuando una sociedad estimula a la gente a violar esta norma, perjudica sus propios intereses de largo plazo. El matrimonio es una institución dominante en todo el mundo porque, a pesar de todos sus desafíos, es difícil encontrar otra forma de organizar los sexos que haga tan buen trabajo en promover el florecimiento de la humanidad.

Las normas sociales, las expectativas comunes, y los chequeos de la sociedad en la conducta de los hombres han evolucionado en toda cultura para tratar los distintos impulsos biológicos de hombres y mujeres. Casi todo resultado negativo para los niños aumenta estadísticamente sin la presencia de un hombre comprometido en el hogar. Los niños que crecen sin sus padres biológicos no van bien en la escuela. Se desempeñan bastante mal en los exámenes normalizados, tienen peores calificaciones, y creen que tienen menos potencial que los niños que crecieron con ambos padres biológicos. También muestran niveles más altos tanto de timidez como de agresividad que los niños que crecieron con ambos padres biológicos.

Las desviaciones del paradigma del compromiso de sexo de por vida conducen (en promedio) a un grupo de consecuencias que tienen efectos negativos no tan sólo para la pareja sino también para los niños que tengan. En otras palabras: Siga el consejo que el mundo secular ofrece sobre el sexo, y estadísticamente lo más probable es que usted tenga una vida infeliz y que guíe a otros a que también tengan vidas infelices. Siga el consejo de la Escritura, y lo más probable es que usted tenga una vida más feliz, recordando que las relaciones saludables requieren considerable esfuerzo y compromiso para el bienestar de los demás sobre el suyo propio. Desafortunadamente, el compromiso incondicional de la cultura occidental hacia el radicalismo individual y el derecho de hacer lo que queremos (mientras no “haga mal a nadie”) nos ha detenido de ver la sabiduría detrás de los límites tradicionales sobre las relaciones sexuales.

Por qué la cohabitación no funciona

¿Pero no ha cambiado el control natal el argumento a favor del matrimonio? El control natal le ofrece tanto a las mujeres como a los hombres, la oportunidad de practicar las relaciones sexuales sin las consecuencias del embarazo. Así, al menos en un respecto, el control natal han igualado las condiciones del terreno sexual. Pero ya que nuestra biología y emociones están atadas muy cerca la una de la otra, el control natal no siempre mitiga la necesidad de intimidad y compromiso que muchas mujeres desean en una relación sexual, el deseo que probablemente se relaciona a la necesidad de compromiso hacia los hijos y a la vulnerabilidad del embarazo. Los medios de comunicación seculares en recientes años han informado sobre las experiencias negativas que las mujeres tienen dentro de la cultura de “buscar pareja temporal para tener relaciones sexuales” que prevalece en las universidades y después que salen de ellas. Muchas mujeres que están de acuerdo con esta idea del empoderamiento sexual femenino en teoría, no obstante confirman sentirse usadas o emocionalmente heridas por el sexo casual. Aunque la cultura hace lo más conveniente para convencer a las mujeres que el sexo puede ser separado de la intimidad y el compromiso, esto finalmente termina promoviendo actitudes bastante mal alineadas con sus intereses de largo plazo.

En su mejor aspecto, no obstante, el matrimonio hace más que mantener la sexualidad del hombre bajo control. También provee un legado de compromiso que permite a las parejas resolver temas difíciles. Existen temas, por ejemplo, que enfrenta una pareja que tiene un noviazgo en serio o una pareja que vive junta—tal como la elección de una carrera, decisiones financieras, y dónde vivir—que son difíciles de resolver fuera del contexto del matrimonio. Tristemente, hay matrimonios que sí fracasan, pero a una tasa más baja que de los que tienen relaciones menos comprometidas tal como tener un noviazgo en serio y la cohabitación, y a una tasa más baja entre aquellos que no han cohabitado antes del matrimonio.

Incluso a la luz de los fracasos del modelo sexual moderno, los índices del matrimonio parecen estar en descenso, mientras los índices de la cohabitación han ascendido por décadas. Los datos del investigador principal del matrimonio Philip Cohen de la Universidad de Maryland muestra recientes tendencias en la soltería, la cohabitación, y el matrimonio por el US Current Population Survey, y el matrimonio no va bien. ¿Por qué?

Hace algunos años, investigué esta cuestión en un ensayo de investigación publicado en una revistas internacional de ciencias sociales. El incremento en los índices de cohabitación principió en los años 1960, cuando unas cien mil parejas vivían juntas sin estar casadas. El incremento ha sido dramático; hoy existen como unas 7.5 millones de parejas cohabitando. Esto tal vez se deba a un número de factores: la llegada de la píldora anticonceptiva, la legalización del aborto, y la insatisfacción con el matrimonio debido a los incrementos en el índice de divorcio. Sin embargo, encontré que el incremento en la cohabitación tiene más correlación con el incremento de la cantidad de mujeres entrando en el mercado laboral: un incremento de 10 por ciento en la participación en la mano de obra resulta en un incremento del 6.4 al 14.6 por ciento en la cohabitación. En conjunto con los hombres mostrando más interés en cuidar directamente de los niños, esto también crea una situación donde hombre y mujeres no se “necesitan el uno al otro” como cuando el matrimonio llenaba un rol más funcional y económico. Sin embargo, el deseo de compañía e intimidad emocional permanece—por consiguiente el incremento en la cohabitación.

Aunque algunas parejas elijan la cohabitación para sustituir al matrimonio, aproximadamente tres cuartos de las parejas que cohabitan afirman que la cohabitación es un precursor al matrimonio, como un tipo de prueba de evaluación. Sin embargo, los datos muestras que esta estrategia normalmente no funciona. Muchos estudios indican que las parejas que viven juntas antes del matrimonio en efecto tienen más probabilidad a divorciarse después si se casan. Puede ser porque las parejas que cohabitan “se dan un resbalón y caen en él” matrimonio a causa del alto costo emocional de dejar una relación de cohabitación. O puede ser que las parejas establecen pobres modelos relacionales en el contexto del pensamiento más independiente de cohabitación que tiene un efecto prejudicial más tarde en el matrimonio. Sea como sea, la evidencia parece ser que la cohabitación como prueba de evaluación no es muy efectiva.

No tan sólo la cohabitación es inefectiva como prueba de evaluación, en esencia también constituye una injusticia contra las mujeres. Aparte de ofrecer a los hombre un acuerdo socialmente cada vez más aceptable donde el sexo sin el compromiso de por vida es posible, la cohabitación ofrece a los hombres la oportunidad de explotar otras asimetrías entre los sexos en detrimento de las mujeres. Aunque unos datos recientes del Gallup indican que más del 90 por ciento de los jóvenes norteamericanos desean tener hijos y una familia, el plazo para esto es obviamente sin igual entre los sexos. Ya que los hombres pueden tener hijos mucho más tarde en la vida que las mujeres, la cohabitación provee lo que los economistas llaman un “valor de opción” que beneficia a los hombres en comparación a las mujeres. Aquí, el hombre puede cohabitar con una mujer, quizá en sus 30 o 40 años, reteniendo la opción de continuar la relación (tal vez) a través de casarse y tener una familia con su cónyuge, o puede abandonar la relación para posteriormente formar pareja con otra mujer (tal vez una mujer más joven) cuando el reloj biológico de su pareja anterior empieza a caducar.

Además, al incrementar los años de cohabitación entre un hombre y una mujer, el poder varonil dentro de la relación aumenta. Los investigadores que estudian la atracción entre hombres y mujeres encuentran que, en muy grandes rasgos, los hombres tienden a ser atraídos a las mujeres basados en la belleza física; las mujeres tienden a ser atraídas a los hombres basadas en poder, influencia, o en su “mando de recursos,” como lo nombra el psicólogo David Buss. Cuando una relación de cohabitar perdura en una pareja entre los años 30 en adelante, la atracción masculina hacia la belleza física de la mujer puede menguar al envejecer la pareja, pero basado en el típico perfil de edad de ingresos, la capacidad del hombre de “ordenar recursos” es más probable que aumente. A diferencia de la más segura institución del matrimonio, que tiene la intención de desarrollar un compromiso mutuo aun cuando la pareja envejece junta y enfrenta altibajos económicos, la inconsistencia relativa de la cohabitación crea un contexto donde los hombres son cada vez más capaces de ejercer poder sobre las mujeres

Hasta que la muerte nos separe

El simple hecho de pararse en frente de los amigos y familiares y Dios y prometer ser compañeros fieles “hasta que la muerte nos separe” no es una antigüedad trillada del cristianismo. Es sabiduría, belleza, y amor enrollado en una sola institución sagrada que protege, estabiliza y alimenta una relación para toda la vida.

¿Por qué el sexo conyugal es justicia social? Como resultado, podemos confiadamente comunicarle a nuestros hijos que el modelo tradicional del sexo y el matrimonio es apoyado rotundamente no tan sólo por nuestra fe bíblica sino también por la evidencia y la razón. Si queremos comunicar la sabiduría del matrimonio a la siguiente generación, necesitamos articular pacientemente y demostrar lo que da vida, gozo, y felicidad relacional constante. Creamos modelos sólidos del matrimonio para nuestros hijos. Asimismo seamos capaces de articular por qué representa la mejor selección para su relación también.

Bruce Wydick es catedrático de ciencias económicas en la Universidad de San Francisco y también es investigador afiliado distinguido en la Universidad de Notre Dame.

Este artículo fue posible a través de un donativo generoso de la Templeton Foundation.

Ayudar a los padres a ser héroes de aprendizaje

Una entrevista con David Park

Christianity Today August 1, 2016
Omnium Cultural / Flickr

Este artículo fue publicado en colaboración con la Conferencia Nacional de Liderazgo Cristiano Hispano (NHCLC, por sus siglas en inglés).

La Dra. Andrea Ramírez recientemente invito a David Park para platicar sobre como los padres pueden llegar a ser héroes de aprendizaje en las vidas de sus hijos.

David Park es el Vicepresidente Ejecutivo de Learning Heroes (Héroes de Aprendizaje), una organización que provee información confiable y recursos para padres para ayudarle a sus hijos a ser exitosos en el salón de clase. Su sitio web www.BeALearningHero.org, puede verse en inglés o español y está lleno de información para padres de estudiantes de K – 12.

Cuéntenos de su trasfondo y como llego a enfocarse en apoyar a los padres y la próxima generación.

Creo firmemente que una de las cosas más importantes que podemos hacer en la vida es cuidar de nuestros hijos. Trabajé para Alma Powell quien fue la directora de America’s Promise Alliance, y ella hablaba de una tribu Africana que no se saludaban con un “¿Cómo estás?” Se saludaban preguntándose, “¿Cómo están los niños?” Para mí, es la cosa más importante. Tenemos que cuidar de la próxima generación.

En America’s Promise, nos enfocábamos en la importancia de que cada niño tenga un adulto que cuide de él/ella – un mentor o un maestro o pastor. Pero el adulto más importante en la vida de un niño es su padre/madre. En Learning Heroes, se trata de equipar a los padres, proveyendo recursos para ayudar a sus hijos a tener éxito.

Learning Heroes acaba de concluir con un proyecto de investigación titulado, “Corazones y mentes 2016.” Esta encuesta preguntó que estaba en los corazones y las mentes de los padres dentro de la nación. ¿Qué reveló la investigación?

Reveló lo que intuitivamente ya sabíamos: los padres tienen altas expectativas y grandes esperanzas para sus hijos. Quieren que sus hijos vayan a la universidad, incluso un 75 por ciento de padres dijeron que esperan que sus hijos vayan a la universidad y sean exitosos. La encuesta también reveló que un 40 por ciento de los padres también dijeron que no sabían si sus hijos estarán preparados adecuadamente para la universidad. Esta es una brecha enorme.

También descubrimos que los padres buscan recursos para ayudar a sus hijos a ser exitosos en la escuela. Los padres quieren herramientas e información, y eso es precisamente lo que nuestra organización está posicionada para hacer.

Usted ha hecho un trabajo excelente en tener esos recursos disponibles en español tanto como en inglés. En algunas ocasiones, encontramos que los abuelos también están ayudando con la crianza de los niños, así que ayuda cuando los recursos están en los dos idiomas. ¿Qué encontrarán los padres y los abuelos cuando vayan al nuevo sitio de Learning Heroes, www.BeALearningHero.org?

Trabajamos arduamente para que los padres encuentren fácilmente lo que necesiten. Usaré los exámenes como ejemplo – los exámenes estatales fueron escritos específicamente para medir que tan bien los estudiantes manejan los nuevos estándares educacionales. Esos exámenes miden el pensamiento crítico y su habilidad en resolución de problemas—algo que los niños necesitan para sobresalir en el siglo 21. Esto es emocionante y necesitamos estar seguros que nuestros hijos están preparados para estos exámenes. Nuestro sitio tiene herramientas, información y recursos específicamente para estos exámenes estatales. Hasta puedes tomar un examen para practicar.

Acabo de estar en Tennessee con mi sobrino de 13 años, y me ganó jugando tenis. Me ganó por varios puntos. Me ganó porque el practica el deporte y yo no había jugado en mucho tiempo. Todos necesitamos practicar para ser buenos en cualquier cosa, así que hacemos posible que usted practique un examen con su hijo/a. Esto le ayuda a cualquier estudiante pero en particular le ayuda a los estudiantes que se ponen nerviosos al tomar un examen.

Tenemos recursos para ayudar a los padres también – videos del Maestro del Año de 2010 de Iowa quien literalmente le enseña paso por paso lo que es tomar uno de estos exámenes para que los padres tengan una mejor idea de que esperar. También explica porque están tomando estos exámenes. La versión en español también tiene a un director de California que explica lo que los padres deberían de saber sobre estos exámenes estatales nuevos.

Y ¿Qué cuestan los recursos en www.BeALearningHero.org?

Por supuesto, todo es gratis. Queremos proveer todo esto a los padres sin ningún costo.

¿Qué más descubrieron en la encuesta de padres Corazones y Mentes 2016?

Aprendimos que los padres están preocupados por el bienestar físico de sus hijos, por el bullying, y el desarrollo tanto social como emocional. Todas son preocupaciones críticas, y también tenemos herramientas, consejos y recursos tal como el Readiness Road Map. Los padres no solo pueden encontrar información sobre los exámenes estatales y sobre lo académico, pero también información sobre el desarrollo emocional y social de los niños, información de bullying, y otros asuntos importantes para los padres hoy.

Gracias David. ¿Tendrás una petición de oración para Learning Heroes o pudieras decirnos como podemos orar para el trabajo que estas realizando?

Muchísimas gracias por preguntar. Mi petición sería que pudiéramos escuchar a los padres y responder y encontrarnos con ellos donde están. No queremos proveer herramientas y recursos que no ayudan. Queremos saber que herramientas y recursos e información serán de mayor beneficio para criar bien a un hijo y que este hijo haga el bien para toda su vida.

7 consejos prácticos para buscar la paz con los afroamericanos

Las relaciones raciales son complicadas y poder entendernos es de gran ayuda.

Christianity Today August 1, 2016
takomabibelot / Flickr

Este artículo fue publicado en colaboración con la Conferencia Nacional de Liderazgo Cristiano Hispano (NHCLC, por sus siglas en inglés).

Al pensar sobre el papel que jugamos como pacificadores en el ámbito de la reconciliación racial, Efesios 2:11-16 detalla los deseos del corazón de Dios para la unidad dentro del cuerpo de Cristo.

Por lo tanto, recuerden ustedes los gentiles de nacimiento —los que son llamados «incircuncisos» por aquellos que se llaman «de la circuncisión», la cual se hace en el cuerpo por mano humana—, recuerden que en ese entonces ustedes estaban separados de Cristo, excluidos de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo. Pero ahora en Cristo Jesús, a ustedes que antes estaban lejos, Dios los ha acercado mediante la sangre de Cristo.

Porque Cristo es nuestra paz: de los dos pueblos ha hecho uno solo, derribando mediante su sacrificio el muro de enemistad que nos separaba, pues anuló la ley con sus mandamientos y requisitos. Esto lo hizo para crear en sí mismo de los dos pueblos una nueva humanidad al hacer la paz, para reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo mediante la cruz, por la que dio muerte a la enemistad.

Una vez que hemos comprendido los deseos del corazón de Dios, ¿cómo podemos los creyentes ser parte de la construcción de la unidad racial dentro del cuerpo de Cristo y en la comunidad más amplia?

Estas sugerencias tienen el propósito de ayudarlo a pensar con detenimiento sobre cómo convertirse en un pacificador en el proceso de reconciliación racial.

1. Extienda sus brazos y hágale saber a sus amigos afroamericanos que a usted le importa esto.

Para muchos en la cultura mayoritaria los recientes asesinatos de hombres afroamericanos parecen hechos aislados, pero para los afroamericanos es parte de una narrativa histórica que va desde la esclavitud hasta los "códigos negros" y desde Emmett Till y la idea de que la vida de un negro puede extinguirse por cualquier razón más común y corriente.

Aun un mensaje que diga algo tan simple como "vi lo que pasó y solo quiero que sepas que me duele mi corazón porque el tuyo está dolido" ayuda a sus amigos afroamericanos a ver que a usted le importa el asunto de la reconciliación racial.

"…Lloren con los que lloran". (Romanos 12:15b)

2. No niegue lo que ellos sienten.

Tras los tiroteos en Dallas, Matt Chandler, el pastor principal de la Village Church organizó un panel de discusión con tres de los miembros afroamericanos de su equipo ministerial ("Justicia y reconciliación racial"). Al final del evento ofreció una gran analogía sobre el matrimonio que se aplica a esta situación. Si tu esposa está disgustada, no te pones a discutir con ella sobre sus sentimientos, ni le dices que está equivocada en sentirse así; no piensas en mil razones para que deje de estar enojada contigo (o al menos no en un matrimonio saludable). Si respondes a los sentimientos de alguien con datos y hechos, lo que eso comunica a la otra persona es que sus sentimientos no importan. En este caso usted tiene que lidiar con los sentimientos de sus amigos afroamericanos, así que en lugar de discutir sobre sus sentimientos o negarlos, solo escuche.

En relación a este punto, no mencione nada sobre el índice de crímenes perpetrados por negros en contra de otros negros, ni sugiera que si la persona que fue víctima hubiera obedecido las instrucciones de los oficiales de la ley, aún estaría viva.

En primer lugar, cuando los que no son afroamericanos dicen este tipo de cosas, la comunidad negra simplemente piensa que no estamos tomando en serio sus precoupaciones sobre el racismo. Por cierto, los afroamericanos si se preocupan por la violencia en sus comunidades y ha habido marchas y protestas en la ciudad de Chicago y otras ciudades por años. Existen cientos de programas dedicados a "mantener a los jóvenes lejos de las calles", desde ligas deportivas, programas después de la escuela y vacacionales. Existen también escuelas bíblicas, programas de mentoría y una larga lista de programas más, muchos de ellos en iglesias urbanas. Los afroamericanos creen que aunque los blancos dicen que se preocupan por el crimen entre negro y negro, los blancos no se interesan en los males sociales específicos como la pobreza, la falta de educación, de empleo, de cuidado a la salud y vivienda.

Como sobrevivir en el trato con la policía es un asunto tan preocupante en la comunidad negra que muchos padres afroamericanos tienen pláticas con sus hijos cuando estos llegan a la edad de 12-13 años sobre este tema. Estas pláticas consisten de consejos como "No discutas. Obedece todo lo que te ordenen. Muévete despacio. Mantén visibles tus manos en todo momento. Dirígete a ellos como ‘señor’ y ‘señora’. Usa tus pantalones fajados en la cintura. Explica cada movimiento antes de que lo lleves a cabo".

3. Comprenda que el estar a favor de la justicia racial no quiere decir que uno está en contra de la policía.

Esta no es una de esas situaciones "y/o", sino de "esto y aquello". ¿Hay afroamericanos que son anti-policía? Sin duda los hay, pero la gran mayoría de los afroamericanos reconocen la importancia de los oficiales de la ley en sus comunidades. Nosotros también llamamos a la policía cuando ocurren accidentes, cuando alguien invade nuestros hogares o cuando nuestra vidas están en peligro. Reconocemos su heroicos actos de servicio en situaciones como la de Dallas o la del 9:11. Cuando muchos tratan de salir de esas situaciones peligrosas, los oficiales de la ley y el personal de emergencia se apresura a entrar en ellas. La mayoría de la población afroamericana lo único que desea es que los oficiales que quebrantaron la confianza de la comunidad sean llamados a cuentas.

Piense sobre cómo puede usted contribuir a facilitar el diálogo entre las dos comunidades: la de las minorías y la de los oficiales de la ley. En esencia, el propósito de la iglesia es el de restaurar las relaciones rotas entre los seres humanos primeramente y Jesucristo, y luego entre las comunidades. Como ministros de reconciliación, podemos ser parte de los esfuerzos para reconciliar la confianza perdida que existe entre algunas comunidades de color y los oficiales de la ley.

4. Comprenda el espíritu que está detrás de la frase "Las vidas de los negros importan".

Algunos escuchan esta frase de manera incorrecta, como si dijera "Solo las vidas de los negros importan", cuando de hecho la frase dice "La vida de los negros también importa". Si usted fuera al doctor con un brazo roto y el doctor respondiera a sus quejas sobre el brazo roto con la frase "todos los huesos importan", usted, como la mayor parte de la gente, saldría de ahí e iría a buscar otro doctor para que le arreglara el brazo roto. Lo mismo ocurre con esta frase. Quienes la usan se refieren específicamente para hablar del trato injusto para con la población negra en los Estados Unidos de América.

Si por un lado, como creyentes, no podemos apoyar todo lo que está detrás de la frase "las vidas de los negros importan", por el otro debemos reconocer su deseo de poner fin al racismo sistémico. El racismo sistémico utiliza los valores, los procedimientos y las políticas enraizadas en una institución a fin de discriminar contra la gente en base a diferencias raciales.

Tal y como lo explicó el pastor Jemar Tisby, el racismo sistémico es más sutil que el racismo personal, pues no depende de un solo agente. En lugar de eso, muchas personas que no desean mal a nadie ni son presumiblemente prejuiciosas, cooperan pasivamente al desarrollo de un complejo invisible de principios que obran en contra de ciertos grupos demográficos.

"Las vidas de los negros importan" no es un movimiento proveniente de la iglesia, así como lo fue el de los derechos civiles en los años 60, sin embargo los dos movimientos están conectados por un deseo de ver hecho realidad el tratamiento igualitario a los afroamericanos en todas las áreas de la vida americana.

Grupos de este tipo han surgido a causa del vacío dentro de nuestra propia comunidad de fe. En lugar de criticar, retomemos nuestro papel crítico justo al centro de la conversación sobre la reconciliación y justicia racial.

5. Construya relaciones intencionales con aquellos que no se ven como usted.

Muchos de quienes argumentan que las preocupaciones sobre el racismo son exageradas en verdad no tienen relaciones personales cercanas con las minorías. Si usted no ha estado en sus hogares y ellos tampoco en el de usted, entonces no son sus amigos. Usted necesita ir más allá de las conexiones superficiales. La proximidad es importante para desarrollar la habilidad de sentir empatía. Usted no podrá comprender efectivamente o amar a su vecino afroamericano o hispano si no los conoce.

6. Lea libros, vea documentales, escuche a conferencista de grupos minoritario, siéntese y escuche las ideas que lo hacen sentir incómodo, luche intelectualmente para comprender estas difíciles preguntas.

Asegúrese de entender la historia americana. ¿Sabe lo que son los "códigos negros"? ¿Conoce las historias de Emmett Till y Medgar Evers? ¿Sabe el número de afroamericanos que fueron linchado entre 1877 y 1950? ¿Sabe lo que el término "discriminación financiera" (redlining, en inglés) significa?

Una respuesta fácil a estas interrogantes es que se trata de una historia antigua, pero si la historia no importa, ¿por qué celebramos el 4 de julio?

Winston Churchill dijo una vez que "cuando la situación se volvió inmanejable, fue ignorada, y ahora que está por completo fuera de control, aplicamos demasiado tarde los remedios que, en aquel momento, habrían efectuado su cura. No hay nada nuevo en esta historia. Es tan vieja como los libros sibilinos. Es parte de ese largo y deplorable catálogo de experiencias infructuosas y la confirmada incapacidad de la humanidad para recibir enseñanza. La falta de previsión, la falta de voluntad para actuar cuando la acción hubiese sido simple y efectiva, la falta de ideas claras, la confusión del consejo hasta que la emergencia sobrevenga, hasta que el sentido de auto-preservación haga sonar su chirriante campana, estos son los rasgos que constituyen la infinita repetición de la historia".

O dicho de manera más sencilla, quienes ignoran la historia están condenados a repetirla.

7. Ore.

La oración es activa. Antes de hacer nada, debemos disciplinarnos y detenernos antes de preguntarle a Dios cuáles son sus planes para nosotros. Por lo tanto, antes de que haga nada, pregúntele a Dios qué papel desea que usted juegue. Jean Hatmaker una vez contó una poderosa analogía en la que nosotros somos parte de una gran sinfonía y Dios nos ha llamada a cada uno a tocar una nota. En ocasiones nos sentimos avasallados por la magnitud del problema, cuando Dios nos ha llamada a cada uno de nosotros a llevar a cabo una acción específica.

El racismo es, en el fondo, un problema de pecado. Se ha inmiscuido en muchas facetas de la vida y creado sistemas de inequidad. No será resuelto de la noche a la mañana. Les tomó a los afroamericanos 100 años para ir desde la proclamación de la emancipación a las leyes de derechos civiles. Por lo tanto, ore a Dios y pídale que le muestre qué papel juega usted en la búsqueda de la igualdad racial y la justicia en su iglesia, en su vecindario, en su ciudad y en este mundo.

La luz de la igualdad en la educación

Una entrevista con Rev. Samuel Rodríguez

Christianity Today July 26, 2016
Judith Garcia / Flickr

Este artículo fue publicado en colaboración con la Conferencia Nacional de Liderazgo Cristiano Hispano (NHCLC, por sus siglas en inglés).

La Dra. Andrea Ramírez recientemente entrevisto al Rev. Samuel Rodríguez para dialogar sobre la Igualdad en la Educación para estudiantes de toda raza, todo nivel económico y código postal.

El Rev. Rodríguez es Presidente de la Conferencia Nacional Cristiana de Líderes Hispanos (NHCLC/CONEL) y la Asociación Evangélica Hispana. Su nuevo libro se titula Be Light (Se luz).

Rev. Rodríguez, usted fue recientemente entrevistado en varios programas nacionales de televisión, como Fox News, para discutir temas importantes para la comunidad hispana, cristiana. ¿En qué mensaje se está enfocando durante esta temporada?

Es el mensaje de prender la luz en vez de quejarnos de la oscuridad. Por el trabajo que realiza la NHCLC todo el año, podemos dirigirnos a diferentes esferas de la cultura norteamericana. A veces llego a mi hogar y me siento agobiado por la oscuridad que he encontrado. Pero Dios ha hablado conmigo que dirija mi energía en prender la luz y no enfocarme en la oscuridad. Y mientras vivamos en la sociedad y enfrentemos oscuridad, ¿qué es el antídoto? Prender la luz. Cada vez que la luz está al lado de las tinieblas, la luz siempre ganará.

¿Dónde ve la oscuridad en el sistema educativo de nuestra nación y cómo podemos prender la luz?

Es la oscuridad de la desigualdad en la educación. Muchos muchachos se frustran en el grado 7, 8, y 9 y se desilusionan de su educación. Comparas ese joven a cuando era niño, cuando tenía sueños y aspiraciones. De una manera u otra, la luz de aspiración ha sido cubierta por una nube de ansiedad y desesperación y falta de esperanza.

Tenemos que aprovechar el poder que tenemos en Cristo a través de las Sagradas Escrituras para pelear en contra de la complacencia, el desamparo y la ansiedad. Tengo que encender la luz de Su destino y empujar en contra de lo que opaca la luz. Cada estudiante está lleno de destino y un gran potencial dado por Dios. Como padres y líderes podemos ayudar a remover lo que opaca – si es desigualdad, disparidad, o niños recibiendo instrucción educacional diluida en el espíritu de lo que es políticamente correcto. Podemos decir, "Prendamos la luz de igualdad educativa y empoderamiento, elevemos los estándares para todo niño." Cuando elevamos los estándares, ayudamos a remover lo que opaca la luz y exponemos la luz del destino de Dios en sus vidas.

Tenemos que elevar los estándares para todo estudiante y necesitamos que se rinda cuentas. Parte de ese rendir de cuentas incluye exámenes. ¿Cómo podemos ayudar a estudiantes para que estén preparados para los exámenes?

Primeramente, hay fe. Hay esta calma, un nivel de confianza en reconocer que Dios los ha equipado con lo necesario para ser examinados. No solo para sobrevivir sino para prosperar. Pueden superar la ansiedad con su fe en Cristo y las habilidades que Dios les ha dado.

Yo creo en nuestros hijos. Todos enfrentamos desafíos. Todos somos examinados – ya sea examen estatal en salón de clase u otro examen – todos navegamos la jornada de la vida y llegan a nosotros pruebas. Nos llegan "exámenes de sorpresa" y no sólo en matemáticas, historia e inglés, pero en la vida – en matrimonios, y aún ¡en nuestra fe! Podemos descansar en la realidad de que nuestro valor personal está seguro; tenemos valor y somos amados sin importar la calificación del examen. Por supuesto, un examen ayuda a brillar la luz en áreas donde necesitamos crecer, aprender y mejorar.

¿Qué diría a aquellos cuyas sugerencias políticas parecen promover que bajemos los estándares para que los estudiantes se sientan bien sobre sí mismos?" Quizás piensan que están siendo compasivos, ¿pero le ayuda esto a estudiantes que son minorías?

Sin juzgar el motivo intrínseco detrás de ello, tengo que enfatizar que el bajar de los estándares académicos perpetua la idea de una ciudadanía de segunda clase.

Hablemos claro: los niños en los suburbios reciben una educación de un nivel mayor. Dígame si es justo que un muchacho en los suburbios este leyendo Canterbury Tales, y un latino u afro americano o un anglo en pobreza en medio de una ciudad urbana está leyendo Dora la Exploradora. Estamos creando dos sistemas en el país y yo creo que eso es moralmente reprensible.

La igualdad educativa quiere decir que elevamos los estándares para todos. Todos tienen el potencial para el éxito académico. Hagamos de los estándares básicos el techo y no el piso, y vayamos de gloria en gloria. Todos hemos sido creados iguales, a semejanza de Dios.

¿Antes de dirigir la organización Hispana Cristiana más grande, usted era un maestro verdad?

Por cinco años fui maestro de historia, gobierno y economía. Una de las experiencias memorables, después del tercer año, Dios bendijo verdaderamente. Estábamos prosperando, consultando con otras escuelas. Me encontré en una posición en que pude hablar con el director y decirle, “tengo mi curso de honores, pero quiero enseñar a los estudiantes con mucho desafío." Quería usar estrategias y técnicas diferentes pero enseñarles el mismo material y contenido de la clase de honores. Mismo vino, diferente odre. Mismo tema, mecanismo diferente pero con las mismas expectativas.

Al fin del día, tuve la razón. En los dos grupos; la clase de honores y la clase remedial, abrazaron la información, tuvieron éxito y prosperaron. Pasaron el examen. Les di el examen de la clase de honores a la clase remedial y tuvieron éxito. Todo estudiante puede prosperar con altas expectativas, maestros dedicados y padres que les apoyan.

¿Qué consejo le ofrece a maestros que quieren "ser luz" en sus salones de clase?

Ser luz en el salón de clase requiere que uno ponga su lámpara sobre la mesa. Brillar con amor y afirmación, dándonos cuenta que los estudiantes llevan la imagen de Dios. Algunos de ellos vienen de circunstancias desafiantes – de hogares con solo un papá o una mamá, con recursos limitados financieros y quizás limitados en afirmación también. Algunos viven en realidades muy disfuncionales. Somos obligados por las Sagradas Escrituras a ofrecer un abrazo, una palabra de afirmación, decirles "creo en tí." Esas palabras son poderosas para un estudiante que viene de un trasfondo difícil o un hogar disfuncional. "Creo en tí. Hay grandeza dentro de tí." Repite esto frecuentemente, aún antes de algún examen y observa lo que sucede con las calificaciones. "Creo en tí. Hay grandeza dentro de tí." Puedes ayudar a esos estudiantes a que su mundo cambie. Ese es el poder de ser luz.

Necesitamos la luz de aprender

Si vamos a brillar para Cristo en este mundo, queremos pensar profundamente y razonar bien.

Christianity Today June 30, 2016
Felipe Valduga / Flickr

Este artículo fue publicado en colaboración con la Conferencia Nacional de Liderazgo Cristiano Hispano (NHCLC, por sus siglas en inglés).

Jesús es la luz del mundo, y nosotros los que declaramos el nombre de Jesús tenemos el honor de representarlo – y ser luz. Escribí un libro llamado Se Luz porque quiero exponer la luz que Dios ha dado, equipándonos con las herramientas espirituales e intelectuales, no para simplemente sobrevivir, sino para prosperar. Quiero que los cristianos sean empoderados por Dios para que sean luz, para brillar y para cambiar nuestro mundo.

Como se acordarán, el evangelio de Juan dice:

En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Éste era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella” (Juan 1:1-5).

Hay paralelismos sorprendentes entre las leyes que gobiernan la luz y la forma en que debemos tratar de ser luz en este mundo.

Por definición, la luz es “algo que hace las cosas visibles o ayuda a iluminar.” ¿Cuantas veces hemos considerado lo que deberíamos de estar iluminando? ¿Habrán personas o asuntos que han sido olvidados bajo las sombras de la oscuridad que yo necesito traer a la luz? ¡Seguramente aquellos que viven bajo las sombras de la pobreza y el analfabetismo están en necesidad de luz! Podemos alumbrar la luz en este lugar oscuro asegurándonos que todo niño que vive en pobreza tiene acceso a buenas escuelas con altos estándares.

La luz es sinónimo con aprender. Si vamos a ser luz verdaderamente en este mundo, queremos pensar profundamente y razonar bien. Sabemos que estamos limitados como seres humanos, aun así, anhelamos conocernos a nosotros mismos, conocer a nuestro prójimo, y conocer a nuestro Dios con la plenitud que la luz del conocimiento nos permita. Vivimos para disipar la ignorancia y aborrecer la superstición. Necesitamos la luz del conocimiento, la luz de la verdad que impregne nuestra vida e irradie a otros también.

La luz también es símbolo de la esperanza. Desde la luz visible que ilumina nuestro mundo a la luz del conocimiento, desde el calentamiento del calor producido por la luz al efecto que tiene la luz de reducir crimen en cierto vecindario, la luz es una fuerza transformadora única. ¿Qué haríamos sin ella?

Mejor todavía, ¿Qué haremos con la luz que Dios nos ha dado a cada uno de nosotros? ¿Cómo encarnaremos el poder de la luz al tocar la oscuridad, superarla, y brillar en el mundo?

¿Cómo vamos apoyar el éxito educativo para todos los niños? Si creemos que todo niño está hecho a la imagen de Dios, entonces tenemos que estar comprometidos a su éxito educacional. Solo entonces serán empoderados para alcanzar su potencial para la gloria de Dios.

La Biblia está llena de ejemplos del poder que viene cuando la gente se une en fe. Jesús dijo, “Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquier cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos.” (Mat. 18:19).

Como individuos somos llamados a hacer brillar nuestra luz, y cuando hacemos esto en la comunidad celestial de la iglesia de Cristo, nuestra luz individual se combina para convertirse en un agente de cambio. Le invito a unirse con nosotros para el Domingo de la Educación este septiembre, para que juntos brillemos nuestra luz sobre la educación. Con el poder transformador del Espíritu, podemos unirnos para hacer brillar un láser sobre el valor de la educación para cada niño dentro de nuestras comunidades.

Samuel Rodriguez es presidente del NHCLC/Conela, autor de Be light and The Lamb’s Agenda , y pastor de New Seasons Christian Worship Center en Sacramento, California.

Cuídese de los lobos de los préstamos rápidos de día de pago

Cómo estás prácticas de préstamos rápidos roban a los pobres.

Christianity Today June 30, 2016
Departamento de Pesca y Vida Silvestre de Oregon / Flickr

Este artículo fue publicado en colaboración con la Conferencia Nacional de Liderazgo Cristiano Hispano (NHCLC, por sus siglas en inglés).

En la primavera del año 2013 mi esposo, el pastor Carlos Valencia, y yo tuvimos uno de esos golpes en la puerta que te rompen el corazón, cuando un miembro de la iglesia se aparece destrozado y sufriendo. La señora Mendoza (no su verdadero nombre) estaba desesperada, derrotada y avergonzada. No sabía a quién acudir aparte de su pastor, alguien en quien ella confiaba.

Con lágrimas nos compartió que ella era responsable de que su familia perdiera su casa, y ahora estaba a punto de perder su automóvil, y no sabía cómo decírselo a su esposo. Quedamos sacudidos, confusos y enojados. ¿Cómo era posible que esta familia tan trabajadora perdiera su casa?

La señora Mendoza se había atrasado en los pagos cuando algunas de las cuentas resultaron ser mayores de lo acostumbrado. Se cansó de pedir ayuda a sus amigos y recordó haber visto unos grandes letreros y otras publicidades de préstamos de día de pago que afirmaban que ellos podían ayudar. Fue a uno de esos lugares donde vio que era muy fácil obtener un préstamo pequeño. Lo único que necesitaba era comprobar su empleo y una cuenta de cheques de donde se cobrarían automáticamente sus pagos. La señora Mendoza salió con un préstamo de $300 dólares que solamente le iba a costar $75 dólares adicionales, monto que debía pagar en dos semanas. Parecía muy sencillo. Esa transacción rápida se convirtió en una trayectoria horrorosa—una trampa enfermiza e interminable. Dos semanas más tarde ella tuvo que extender ese préstamo inicial y pagar otros $75. Eso terminó en que tuviera que sacar un préstamo tras otro para pagar los intereses y las cuotas adicionales que se acumulaban cada dos semanas.

Encontrándose completamente hundida en las deudas y amenazada por los cobradores, no halló otra salida que usar los pagos de hipoteca para pagar el pago de la deuda rápida. Este ciclo continuó por varios años, y terminó pagando más de $10,000 dólares por un préstamo que comenzó en $300 dólares.

Mi esposo y yo revolvimos cielo y tierra llamando a bancos, abogados y a cualquier persona que pensábamos que podría ayudar a salvar la casa de esta familia. Lamentablemente, era demasiado tarde. El banco se apropió de la casa y la vendió, y ahora ella estaba por perder su automóvil, que necesitaba para ir al trabajo. Decidimos ir con ella al lugar donde pidió el préstamo para ver si podíamos ayudar pero no hubo nada que pudiéramos hacer. El prestamista que ofreció ayudarle cuando ella necesitaba desesperadamente esa ayuda le había tendido una trampa.

Le prestamos el dinero para cancelar definitivamente ese último préstamo, pero salimos de allí horrorizados y desesperados al descubrir que hay empresas como esa que se visten como ovejas anunciando ayudar y, en vez de eso, son lobos listos para devorar a su presa.

Tristemente, esta fue solo la primera de muchas historias que he encontrado. Según un estudio reciente hecho por Lifeway Research, el 24 por ciento de los hispanos cristianos han usado un préstamo rápido de día de pago—es decir, uno de cada cuatro miembros de nuestras congregaciones hispanas. Hay iglesias que están usando sus fondos de benevolencia o juntando dinero para ayudar a sus miembros a cancelar estos préstamos. El préstamo típico puede tener una tasa de intereses y cuotas de más del 400 por ciento. La ganancia de este comercio descansa en el ciclo vicioso de la deuda. Más del 75 por ciento de todos los pagos cobrados por los prestamistas del día de pago provienen de personas que sacan más de 10 préstamos por año.

La Biblia tiene un nombre para esto: usura —el pecado de cobrar intereses exagerados por los préstamos. La Palabra habla fuertemente en contra de la usura: “No explotes al pobre porque es pobre, ni oprimas en los tribunales a los necesitados (Proverbios 22:22, NVI). La Palabra de Dios nos llama a hablar en contra de injusticias como esta.

Puede que usted esté como yo estaba: Ignorando que esta injusticia existe. Pero al ayudar a reducir la vergüenza y al ofrecer un lugar donde hablar sobre los problemas financieros, puede que usted descubra que el problema estaba más cerca de lo que pensaba. Usted no tiene que ser un abogado o un político para hacer una diferencia. Simplemente esté dispuesto a escuchar y a compartir esas historias entre su familia, su iglesia y su comunidad.

Al hacerlo, usted y su iglesia se unirán a miles de cristianos en todo el país que están haciendo oír su voz en contra de esos lobos llamados préstamos rápidos del día de pago.

Recientemente, el Consumer Finance Protection Bureau (CFPB) [Departmento de Protección Financiera al Consumidor] publicó un conjunto de propuestas para proteger mejor a los consumidores contra estos lobos. Hay una coalición formada por varias organizaciones cristianas llamada Faith for Just Lending que tiene el propósito de abogar por mejores leyes y luchar por préstamos justos y correctos (www.lendjustly.com). Ahora más que nunca necesitamos de iglesias y líderes comunitarios que hagan oír sus voces para apoyar mejores leyes.

He aquí algunas maneras prácticas en las que usted puede participar abogando por una mejor protección contra estas injusticias.

  • Conocer más,
  • Compartir una historia,
  • Apoyar los principios y
  • Enviar un comentario a CFPB en apoyo a una ley mejor.
  • Ver un nuevo documental sobre el tema, titulado, “The Ordinance” (https://deidox.org/theordinance/).
  • Proveer clases de educación financiera para su comunidad.
  • Educar a otros sobre los préstamos del día de pago.
  • Contactar a sus congresistas y otros oficiales electos mediante cartas, llamadas o una visita personal. Pedirles que expresen su apoyo a las normas propuestas por CFPB.
  • Hablar a través de los diferentes medios de comunicación como un creyente que hace un llamamiento a una reforma.

Proteja a sus ovejas de los lobos. Únase a nosotros abogando por préstamos justos y correctos.

Anyra Cano-Valencia, es Ministra de Jóvenes, Iglesia Bautista Victoria en Cristo y Advocacy Outreach Specialist, con el Cooperative Baptist Fellowship.

Verano de diversión = aprendizaje para la familia

Cómo uno de nuestros tiempos favoritos del año puede también ser educacional.

Christianity Today June 30, 2016
Kiran Foster / Flickr

Este artículo fue publicado en colaboración con la Conferencia Nacional de Liderazgo Cristiano Hispano (NHCLC, por sus siglas en inglés).

El verano puede ser la temporada del año favorito de sus hijos – ¡O en segundo lugar después de la Navidad. Un secreto poco conocido para muchos padres que les interesa que sus hijos aprendan todo el año, es que el verano, esta temporada favorita, es un tiempo ideal para seguir aprendiendo.

Según algunas investigaciones, lo que ayuda a mejor predecir el éxito de los estudiantes en la escuela no es el ingreso económico de la familia o el estatus social, sino el nivel de apoyo de la familia a la educación. Los siguientes cuatro consejos le ayudarán a cualquier familia a apoyar el aprendizaje durante todo el año.

  • ¡Use el conocimiento natural que usted tiene sobre sus hijos! Como el primer maestro de sus hijos, ellos dependen de usted mucho más que de cualquier maestro para asegurar que sus necesidades son suplidas – incluyendo sus necesidades académicas. Sugerencias de verano: Escoga un pasatiempo favorito ( futbol, cocinar, etc) e introduzca a su hijo a lo básico de este pasatiempo. Dependiendo de la actividad, usted le enseñará o reforzará habilidades como medir, leer, y la resolución de problemas mientras que pasan tiempo divirtiéndose. Permita que su niña le ayude en cada faceta, desde planear, a la recopilación de recursos, y limpiar o la discusión de opciones para resolver desafíos inesperados.
  • Esfuercese por crear un ambiente en casa que fomenta el aprendizaje. Sugerencias de verano: Vaya semanalmente a la biblioteca o asigne una hora como la hora de lectura familiar – dentro o fuera de la casa. Una "carpa de lectura" sería un ambiente ideal para niños mayores que buscan un tiempo callado y mientras los más pequeños toman una siesta. Inviten a los niños a que le pidan al Señor que use su tiempo de lectura para prepararlos para su propósito y para servirle.
  • Comunique altas, y al mismo tiempo razonables expectativas para los logros de sus hijos y su carrera futura. Sugerencias de verano: Vayan al plantel de su colegio o universidad local. Algunas universidades patrocinan campamentos de deporte o académicos para estudiantes jóvenes y les encantaría programar una gira familiar para estudiantes potenciales. Ya que estén en la gira del plantel, considere orar con sus hijos por el liderazgo de esa universidad, los profesores, los estudiantes, y por sabiduría para su familia para escoger la mejor escuela para sus hijos. ¡Este es el tiempo de empezar a soñar por el futuro educativo de sus hijos!
  • Involúcrate en la educación de sus hijos en la escuela y en la comunidad. Sugerencias de verano: Muchas iglesias participan en el Domingo de la Educación cada septiembre para celebrar a las maestras, los estudiantes y la educación. Su familia puede inscribirse hoy y recibir recursos para planear un gran evento en su iglesia.

Andrea R. Ramirez es Directora Ejecutiva de Faith and Education Coalition, NHCLC.

Bienaventurados sean los agnósticos

Cómo aprendí a ver a mi esposo no creyente a través de los ojos de Dios.

Christianity Today June 24, 2016
Christopher Michel/Wikimedia

Este artículo fue publicado en colaboración con la Conferencia Nacional de Liderazgo Cristiano Hispano (NHCLC, por sus siglas en inglés).

Me senté en las gradas de arriba, me dolía la cintura. Estaba escuchando a la última oradora en una conferencia, tan atrás en los asientos más elevados que tenía que entrecerrar los ojos para divisar a la pastora alta y tatuada parada en la plataforma. Me moví en el asiento, indiferente y lista para estirarme, pero antes de que me pudiera mover, la pastora entró a la bendición final—una bendición-improvisada en las Bienaventuranzas.

“Bienaventurados sean los agnósticos,” dijo. “Bienaventurados sean los que dudan. Los que no están seguros, a los que aún se les pueden tomar por sorpresa.”

Casi no escuché nada después de eso. Mi mente estaba absorta en la frase “Bienventurados sean los agnósticos” porque mi esposo ya no cree en Dios, y hay momentos cuando yo misma tampoco sé en lo que creo. Su des-conversión sucedió hace algunos años, lo que llevó a nuestro matrimonio y familia a tambalearse.

Nuestra historia es casi una anomalía. La tendencia de los millennials de abandonar su fe y/o su iglesia ha sido ampliamente documentada. Una encuesta en el 2015 por el Pew Research Center indica que “el número de adultos estadounidenses que no se identifican con ninguna religión institucionalizada está aumentando” y que “la caída en la afiliación cristiana es particularmente pronunciada entre los adultos jóvenes.” Aunque el aumento de los llamados nones religiosos (los que no se identifican con ninguna religión) se ha analizado a fondo en los círculos cristianos por los últimos años, no hablamos con intención expresa sobre las complicaciones matrimoniales que resultan de esa tendencia. Cuando un millenial casado abandona la fe, ¿qué pasa con el cónyuge después de esto?

En nuestra historia, la desviación lenta de la fe ha estado pasando por largo tiempo. Mi esposo y yo asistimos a una escuela evangélica conservadora y juntos personificamos el cliché de bienhechores de universidades cristianas. Nos conocimos en un viaje misionero a Denver, donde nos juntamos con personas sin hogar en un hospicio y ministramos a niños que vivían en moteles plagados de drogas y prostitución. Nos enamoramos mientras encontrábamos a Dios en las personas en las calles y respirábamos el aire de las montañas de Colorado. Éramos sólo un par de jóvenes idealistas de 20 años de edad en fuego por Jesucristo, el Campeón de los pobres, y estábamos seguros de que podríamos seguir a Dios juntos.

Pero después, le siguió la vida después de la universidad. Conocimos personas que pensaban distinto a nosotros. Hicimos nuevos amigos que no conocían a Jesucristo como su Señor y Salvador, y sin embargo amaban a sus hijos y a la tierra a su alrededor de manera que algunas personas dentro de la iglesia no lo hacían. Nuestras normas convencionales nos hacían distinguir el bien del mal en términos completamente legalistas que no supimos qué hacer cuando descubrimos a un mundo con matices de gris.

Mientras yo luchaba con el cinismo y me llenaba de indignación de los clichés cristianos que ya no me parecían sinceros, mi esposo cuestionaba absolutamente todo con respecto a su fe. Durante la universidad, él servía en los barrios bajos en el extranjero, y después de algún tiempo, la violencia y la pobreza que vio parecían incompatibles con un Dios justo y amoroso. Tras ingresar a la escuela de postgrado para estudiar fisiología vegetal, se encontró con una nueva libertad en la comunidad científica que—diferente de algunas de las escuelas cristianas e iglesias aisladas a las que había asistido—no trataba de empujar ambigüedades en paquetes impecables. Después de todo eso, se divorció él mismo de toda noción de Dios.

“Hasta aquí,” me dijo hace unos años por la navidad cuando nuestra hija tenía dos años. Al oír esas palabras me sentí como traicionada. Nos habíamos casado y nos habíamos comprometido tanto con Dios como el uno con el otro, y al darle la espalda a la fe me dejó abandonada. Nunca habíamos sido una pareja que tuviera devocionales en las noches o que orásemos juntos regularmente, sin embargo habíamos compartido la convicción de que el seguir a Jesucristo era de lo que se trataba nuestra vida juntos. Cuando él comenzó a cuestionar todo, supuse que tarde o temprano regresaría y encontraría una fe sutil que abrazara el misterio. Pero, se declaró a sí mismo: “hasta aquí llegué” y dejó de asistir a la iglesia conmigo y mi pequeña niña.

Las luchas que ahora enfrentamos como una pareja con fe dualista son innumerables. Cuando nuestra hija nació, nos paramos juntos en su dedicación, pero tan sólo tres años más tarde, mi esposo me dijo que se sentía incómodo hacer lo mismo para nuestro nuevo bebé. Cuando mi hija pregunta sobre cómo los animales fueron creados —“Dios los hizo, ¿no?” —Mi esposo contesta, “Bueno, algunas personas creen eso, pero no yo.” Ahora tenemos que hablar sobre las oraciones de acción de gracias por los alimentos y si mandar o no a nuestra hija a la Escuela Bíblica de Vacaciones. Una de las pérdidas más grandes ha sido no poder compartir la misma comunidad; aún estamos buscando lugares y amistades donde ambos nos sintamos cómodos y donde seamos aceptados por nuestras distintas creencias.

Este cambio de fe en nuestro matrimonio a veces lo he sentido como un puñetazo inesperado, la persona que quedó atrás. Me he sentido sola y enojada. He pasado por un ciclo de sentimientos de miedo, tristeza, y esperanza frágil. Las expectativas que tenía para mi vida han sido invertidas por la des-conversión de mi esposo y a veces, he cuestionado la misma bondad de Dios por permitir que esto acontezca. Como Lauren Winner escribe en su libro Still: Notes from a Mid-Faith Crisis: “Algunos días no estoy segura si mi fe está llena de duda o si, gentilmente, mi duda está llena de fe.”

El lidiar con la des-conversión de mi esposo ha sido un desvío tambaleante en mi jornada de fe ya a la deriva, particularmente en lo que concierne a cuestiones sobre la salvación y la condenación. Es difícil disfrutar una noche romántica, por ejemplo, si uno está constantemente intentando salvar el alma del cónyuge de las llamas del infierno. Generalmente, no trato de convertir a mi esposo cuando lavo las vasijas del desayuno o en cualquier otra ocasión. En primer lugar, yo sé que eso sólo lograría alejarlo más. Tengo que confiar en que Dios aún está buscando a mi esposo y que esa es la obra del Espíritu Santo, no la mía, de volverlo a la fe.

En mi propia fe, aún me apego a la mayoría de las dogmas principales del cristianismo ortodoxo (aunque no creo que el asentir mentalmente a una lista doctrinal es lo que me hace cristiana). A pesar de mi propia incertidumbre, todavía asisto a la iglesia con mis dos pequeños hijos. He encontrado refugio en una pequeña iglesia menonita que valora comunidad, hospitalidad, y servicio. A diferencia de algunas iglesias evangélicas, nunca me siento presionada de hablar sobre mi “relación personal con Cristo.” Aunque esa relación importa, el cuerpo congregacional de Cristo es más grande que yo, y mi participación en la iglesia se ha convertido más importante que el saber siempre las respuestas correctas. En nuestra iglesia, ya sean cínicos o instigadores, todos servimos dando la bienvenida o pasando los boletines. Tanto a los misioneros como a los inconstantes se les pide que se den de voluntarios con las familias refugiadas o que traigan aperitivos para después del culto.

No todas las iglesias invitan a todo asistente a participar de este modo. Una de las razones principales citadas en un estudio Barna sobre las personas que han dejado la iglesia fue que “se siente que son hostiles con los que dudan.” Mi esposo y yo somos microcosmos de estas tendencias culturales, como algunos de nosotros los millennials nos asimos de la iglesia (yo) y otros se separan de ella (mi esposo). En medio de estas fracturas, necesitamos que la iglesia pida y valore nuestras contribuciones. Necesito que la comunidad cristiana me apoye al luchar por criar a mis hijos en un hogar con fe dualista, y necesito que amen a mi esposo en medio de su incredulidad. Un modo en que mi comunidad de la iglesia lo hace es a través de darle una calurosa bienvenida en el contado/inusual domingo que asiste, aceptándolo tal y donde está sin motivos ocultos.

“Bienaventurados sean los agnósticos,” dijo la predicadora, sus brazos extendidos hacia la multitud. Sus palabras desencadenaron más o menos una epifanía. Cuando habló, pensé en mi esposo, el hombre que he resentido por dejarme sola en mi lucha de creer, y lo vi ahora a través de otros ojos. Lo vi a través de los lentes del amor, la manera en que Dios lo ama y se deleita en él. Las palabras de la pastora me recordaron que todos los humanos somos amados muchísimo por Dios, ya sea que crean en un Dios de amor o no. Y aunque lucho para reinventar mi matrimonio, encuentro gran consuelo en ver a mi esposo—y a mí misma—tal como somos: inconstantes, volubles y desobedientes, amados, atesorados, y bendecidos.

Stina Kielsmeier-Cook es ex-intercesora de vivienda para los refugiados y ama hablar de política social, ser madre, y de su vecindario en Minneapolis. Ella escribe un blog en stinakc.com y tuitea @stina_kc.

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