Mi propio progreso del peregrino

Convocado por Dios, aprendí a seguirlo en confianza y vulnerabilidad, incluso cuando me sentí desplazado.

Christianity Today August 3, 2015

Esta traducción fue publicada en colaboración con la Conferencia Nacional de Liderazgo Cristiano Hispano (NHCLC, por sus siglas en inglés).

Mientras conducía hacia el sur por la interestatal 65 un día caliente de verano, rumbo a Birmingham, no estaba seguro de lo que había al final de mi viaje de 376 millas. Había pasado diez años maravillosos en Louisville, Kentucky, enseñando en un seminario bautista donde tuve maravillosos estudiantes y colegas. Me encantó lo que hice y mi intención era permanecer allí hasta morir. Pero, una agitación interior profunda—la promoción inesperada de Dios, yo creía—me había puesto en este viaje a un futuro aún desconocido para mí.

Una de las grandes metáforas de la vida con Dios es la de un viaje. El viaje de Egipto a la Tierra Prometida. El viaje de Babilonia a Jerusalén. El viaje de los hombres sabios a Belén. Este tema resuena no solo a lo largo de las Sagradas Escritura sino también en toda la tradición cristiana. Por ejemplo, una de las palabras favoritas de Agustín de Hipona era peregrinatio, el latín para “peregrino,” que aparece casi 100 veces en su obra clásica La ciudad de Dios.

Dentro de la tradición evangélica, podríamos resonar más hondamente con la alegoría de John Bunyan, El progreso del peregrino, donde un personaje llamado Cristiano deja su ciudad natal, se despide de su familia y amigos, y viaja a un lugar donde nunca ha estado. En el camino, cristiano se enfrenta a peligros y demonios de la oscuridad. Pero él sigue caminando hasta que por fin llega a esa ciudad "con fundamentos cuyo arquitecto y constructor es Dios," que puede vislumbrarse pero nunca ocuparse sino hasta que la persona cruza el río de la muerte.

Mi propio viaje empezó en Chattanooga, Tennessee, en 1950. Mi padre era un alcohólico y murió en prisión cuando yo tenía 12 años de edad. Mi madre sufrió de la polio y batallaba para cuidar de mi hermana menor, Lynda y de mí. Por algunos años, Lynda vivió en una casa-hogar para niños, de ministerio cristiano, mientras que yo fui dado al cuidado de dos tías abuelas. Vivimos en una sección de la ciudad llamada “El medio acre del infierno.”

En los años 1950s, antes de la era de los derechos civiles, nuestro barrio ya estaba integrado, ya que los blancos y negros estaban simplemente demasiado pobres para vivir en otra parte. Yo sé lo que es ir a la cama con hambre e ir a la escuela vistiendo ropa harapienta.

Cada domingo, mis tías abuelas me llevaban a una pequeña iglesia bautista cerca del hogar. La adoración era expresiva, las oraciones fervientes, y el amor palpable. Allí aprendí Juan 3:16 y el coro “Cristo me ama, bien lo sé, su Palabra me hace ver.” La escuela dominical era una gran cosa, lo mismo que la predicación. En esa iglesia, me conecté por primera vez con una de las grandes historias de viaje de la biblia: el peregrinar de Abraham y Sara desde el viejo hogar hasta el nuevo, de un país viejo a uno diferente (Hebreos 11:8-16).

A nuestro pastor, el hermano Ollie Linkous, le encantaba predicar de Hebreos 11. Él podría decir las historias de los grandes héroes de la fe mencionados en ese capítulo: Abel, Noé, Jacob, Moisés, Rajab, Gedeón, David, Samuel, y todos los demás. Pero Abraham y Sara causaron una impresión especial en mí.

Con la Palabra de Dios—especialmente la historia de Abraham y Sara—habitando en mi corazón mientras crecía, mi mente empezó a llenarse con preguntas que le preocupaban a muchos jóvenes cristianos: ¿Cómo discierno la voluntad de Dios cuando enfrento una decisión importante en la vida? ¿Debo ir a esta escuela o aquella otra? ¿Me casaré con esta persona, o con alguien más, o permaneceré soltero? ¿Es este el trabajo apropiado para mí?

Algunos creyentes dicen que no debes preocuparte de tratar de discernir la voluntad de Dios. “Dios te dio una mente sana,” dicen ellos, “así que úsala y seguramente harás una decisión sabia.” Pero esa respuesta nunca me satisfizo. El Dios en ese escenario suena como el Dios distante del deísmo—distante del mundo y sin que sus manos lo toquen—más que el intrusivo Dios de la Biblia que interrumpe nuestras vidas.

Como cristiano joven, se me dio buen consejo sobre la dirección divina. “Busca consejo de amigos sabios y santos,” me dijeron. “pasa tiempo en oración y clama la promesa de Santiago 1:5 “si alguno de ustedes tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.” Y “sumérgete en las Sagradas Escrituras, porque la Palabra de Dios es ‘lámpara a mis pies, y lumbrera en mi camino.’” (Salmo 119:105).

He tratado de seguir estos consejos cuando enfrento situaciones difíciles. Y en dos ocasiones distintas, meditar intensamente sobre Hebreos 11:8-16, me ha ayudado en el proceso de tomar decisiones, formando mi vida significativamente.

De la certeza a la confianza

La primera situación ocurrió cuando batallaba para decidir a cuál seminario asistir. Como un muchacho predicador teñido en la lana bautista del sur, todos asumían que yo pudiera escoger uno de los seis seminarios de la denominación. Mi esposa, Denise, y yo visitamos uno y conocimos algunos de los profesores. Pero después de un proceso largo de discernimiento, decidimos cambiarnos a Boston, donde podía asistir a la escuela de divinidades de Harvard.

Innumerables personas me preguntaban, “¿Por qué vas a la liberal Harvard?” Denise y yo sentimos que Dios estaba guiándonos allí, pero no teníamos una verificación infalible por adelantado. La decisión fue difícil. Algunos amigos pensaron que probablemente perdería mi fe si estudiaba en tal escuela. (Esto había pasado a otros, así que su preocupación era legítima.) Otros previnieron que perderíamos toda oportunidad de ministerio por dejar nuestro capullo acogedor denominacional. En este contexto, Hebreos 11:8-16 se pegó en mi mente y mi corazón.

Mientras leía este texto a la luz de la narrativa de génesis (11-25), se hizo evidente que el viaje de Abraham y Sara se hizo en respuesta a un llamamiento: “Por la fe Abraham, al ser llamado, obedeció, saliendo para un lugar” (Hebreos 11:8 NBLH). No se nos dice exactamente como ese llamado vino a Abraham y Sara. Si fue como la zarza de Moisés, brillando con fuego sobrenatural, o como la visión psicodélica de Ezequiel, si susurró una voz a lo largo de un sendero de la montaña, o alguien pronunció sus nombres en el medio de la noche—no lo sabemos. Pero una cosa es segura: el llamado tuvo su origen fuera de ellos. Abraham y Sara no tomaron un examen de personalidad o de dones espirituales y luego decidieron convertirse en peregrinos. Ellos fueron convocados, y ellos lo supieron. También, nosotros, supimos que fuimos convocados.

Pero el viaje, siempre involucra desplazamiento—y usualmente incertidumbre. Me llamó la atención el número de negativas en este pasaje. “y salió sin saber adónde iba (v. 8 NBLH, énfasis mío). Cuando ellos murieron, no habían recibido lo que se les había prometido (v. 13). Vieron la ciudad celestial a la distancia, desde lejos, y por esa razón ellos reconocieron “que eran extranjeros y peregrinos (expatriados) sobre la tierra” (v. 13, NBLH). Sin saber, sin tener, sin recibir, sin poseer. El gran teólogo John Calvin una vez escribió, “no podemos imaginarnos ninguna certeza que no esté teñida de dudas, ni ninguna garantía que no sea asaltada por algo de ansiedad.”

Hay momentos que los seguidores de Cristo quieren cantar con todo el gusto del alma aquel maravilloso himno de Fanny Crosby: “bendita seguridad, Jesús es mío / ¡un anticipo de la gloria divina!” Pero otras veces, el gran himno de John Henry Newman es más apropiado: “guíame, dulce luz, en medio de la penumbra que me rodea, guíame hacia adelante. / La noche es obscura, y lejos de casa estoy; guíame hacia adelante.” Estoy seguro que ese fue el caso de Sara y Abraham. Eso fue lo que pasó ciertamente conmigo y Denise. Dos aspectos de su viaje parecían augurar nuestra propia peregrinación de fe.

El camino de la vulnerabilidad

Primero, su viaje fue un viaje de la certeza a la confianza. En Ur de los caldeos, Abraham y Sara fueron personas de substancia. Considere el número de animales y sirvientes que tenían. Ellos sabían quiénes eran y su lugar en la sociedad. Su sentido de identidad estaba formado, sin duda, por las riquezas, estatus, y privilegios adquiridos a lo largo de generaciones. Pero en el viaje, ellos no podían contar más con tales certidumbres. El peligro del camino requería la disciplina de confiar. Confiar—un tema principal en las Sagradas Escrituras—aparece 134 veces en la Biblia (version en inglés KJV) y básicamente significa “apoyarse en” o “aferrarse a.”

Abraham y Sara también hicieron un viaje de la seguridad a la vulnerabilidad. Ellos se convirtieron en nómadas. Como los Beduinos que todavía viven en el Medio Oriente, fueron habitantes de carpas, mudándose de un lugar a otro, sin ciudad amurallada para mantenerlos a salvo de los merodeadores que buscaban presa fácil.

Durante los siete años que Denise y yo pasamos en Boston—mil millas de distancia de nuestra casa y nuestra familia—aprendimos sobre la confianza y la vulnerabilidad de manera difícil. Nunca olvidaré aquel sentimiento de vacío en mi estómago cuando salí de clases un día para descubrir que habían robado mi carro. Nuestra casa y el edificio de la iglesia adyacente fueron allanadas en cinco ocasiones distintas, los pocos objetos de valor robados. Y la diferencia cultural era enorme: ¡imagínate tratar de encontrar atole de maíz sureño (grits) en una tienda de comestibles de Boston!

En Hebreos, el rol de honor de la fe empieza con Abel (11:4) y concluye con Jesucristo (12:2). Como Abraham y Sara, Jesús también fue un extranjero. Juan 1:14 describe la encarnación de esta manera: “El Verbo (La Palabra) se hizo carne, y habitó [literalmente tiró su tienda] entre nosotros, (NBLH). Aunque Jesús encontró respiro en la casa de sus amigos María, Marta, y Lázaro, su ministerio tomó lugar en el camino. Su vida fue una vida itinerante. Jesús dijo de sí mismo, "Las zorras tienen madrigueras (cuevas) y las aves del cielo nidos, pero el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza." (Mateo 8:20 NBLH). Al final de su vida, se encontró a sí mismo, como Dietrich Bonhoeffer lo puso, “desplazado del mundo y en una cruz.” Para seguir la vía de peregrinación de Jesús, para tomar nuestra propia cruz diariamente, debemos caminar en su camino de confianza y vulnerabilidad.

Convocado en un cementerio

Después de completar mis estudios en Harvard, me uní a la facultad del Seminario Teológico Bautista del Sur en Louisville. Nuestro tiempo allí fue de lo mejor en nuestras vidas. Amé enseñar y tuve cientos de maravillosos estudiantes. La carrera de escritor de Denise empezó a florecer. Y uno de nuestros beneficios de enseñar en el seminario era el privilegio de ser enterrados en el cercano cementerio Cave Hill. Amaba caminar a través del cementerio y a veces llevé a mis estudiantes en esos “viajes de campo” para estar cerca de los lugares de reposo de los fundadores del seminario y otros santos. Incluso elegí el lugar donde esperaba ser enterrado.

Y luego, un día, recibo una inesperada llamada del presidente de la universidad de Samford, Tom Corts. Él me dijo, “estamos pensando acerca de abrir una nueva escuela de divinidades aquí en Alabama, y queremos hablar contigo sobre ser el decano fundador.” Quedé perplejo. Yo nunca había sido un decano, y nunca había buscado ser uno. Yo era un erudito y un maestro. La administración del seminario era la última cosa que yo, o las personas cercanas a mí, pensarían que iba a hacer. Pero Corts fue persuasivo, Y estuve de acuerdo con tener una entrevista. Conocí al benefactor de la escuela, Ralph Waldo Beeson, y quedé impresionado con su visión sobre la educación teológica.

Frente a la decisión, consulté a amigos, y otra vez tuve una mezcla de consejos. Oré y decidí tomar un día entero en el Cave Hill. Caminé entre las lápidas que había llegado a conocer tan bien. Algunas de ellas eran elaborados monumentos que recordaban a aquellos que habían hecho obras atrevidas de fe. Pero una de mis lápidas favoritas era la del gran erudito del Nuevo Testamento A. T. Robertson. La suya tenía un solo verso escrito: “para mí, el vivir es Cristo y el morir ganancia” (Filipenses 1:21). Hebreos 11:4 dice de Abel que “por la fe, estando muerto, todavía habla” (NBLH). Había una especie de comunión de los santos en el cementerio aquel día, y supe que había venido allí por una cita especial.

Desde temprano en la mañana hasta la puesta del sol, caminé, oré, y leí pasajes de la Biblia una y otra vez. El primero fue el Salmos 119. En estrofas repetitivas, como las olas rompiendo contra la costa, el salmista exalta la Palabra de Dios. Este salmo es un himno a los justos juicios del Señor, a sus testimonios, estatutos, preceptos, promesas y mandamientos. La Ley de Dios, se nos dice, es una expresión de su inquebrantable amor y fidelidad. Ese día en el cementerio, mi sentido de vocación fue confirmada a medida que permití que este salmo me formara.

También leí y recité una vez más la historia de Abraham y Sara. Cuando ellos fueron llamados por Dios, obedecieron, sin saber a dónde iban, sin haber recibido las cosas prometidas, pero viendo desde lejos y confiando que Dios podía dirigirlos al fin a esa ciudad con fundaciones cuyo constructor y hacedor es Dios (Hebreos 11:10).

Mientras conducía de Louisville a Birmingham para empezar el trabajo de la escuela de divinidades en Beeson, el primero de enero de 1988, no podía decir que estaba libre de punzadas de duda. Pero estaba seguro de dos realidades: que la Palabra de Dios permanecería para siempre, porque sus promesas no pueden fallar, y que yo una vez había sido convocado por el mismo Dios que llamó a Abraham y a Sara para levantar las estacas de su tienda y salir a lo desconocido.

Más de 25 años después, aquellas convicciones todavía me sostienen.

Timothy George es el decano fundador de la escuela de divinidades Beeson de la universidad de Samford y el editor general de Reformation Commentary on Scripture (IVP academic).

Conozca al cineasta que denunció a Planned Parenthood

Cómo un joven de 26 años de edad fundó el operativo secreto para hacer caer al gigante en abortos.

David Daleiden, of the Center for Medical Progress, during an interview on FOX

David Daleiden, of the Center for Medical Progress, during an interview on FOX

Christianity Today July 30, 2015

Esta traducción fue publicada en colaboración con la Conferencia Nacional de Liderazgo Cristiano Hispano (NHCLC, por sus siglas en inglés).

Por años, un grupo de activistas y políticos pro-vida (que abogan en contra del aborto) han conducido feroz guerra política y de imagen con la Federación de Planned Parenthood de América, una agencia de un millón de dólares, sin fines de lucro, que se ha colocado como una defensora de la salud de la mujer.

Los grupos pro-vida y otros críticos llaman al gigante en aborto—Planned Parenthood interrumpe más de 300,000 embarazos al año—una organización corrupta que mal usa como $500 millones al año de fondos del gobierno para costear su negocio lucrativo de abortos.

Después de una cadena de victorias desde el 2011, el movimiento para retirar los fondos que Planned Parenthood recibe, en gran parte se estancó. El mes pasado, el movimiento era una causa perdida.

Ya no.

Una serie de videos secretos, mostrando a los ejecutivos de Planned Parenthood durante la comida y durante una disección negociando los precios por los tejidos y órganos fetales donados, ha puesto al gigante en abortos a la defensiva.

Los videos, que aseguran que Planned Parenthood gana dinero por vender el tejido fetal causaron indignación al público y suscitó protestas nacionalmente. Un total de siete estados, incluyendo Texas, han planeado juicios para los intermediarios, los que los revenden a los científicos.

La ley federal permite que se le reembolse a Planned Parenthood por el gasto razonable de obtener el tejido fetal donado. Pero Daleiden cree que Planned Parenthood se beneficia de estas ventas.

Armado con una videocámara secreta y con un presupuesto de $120,000, él y otros activistas pasaron entre dos años y medio y tres adquiriendo evidencia para probar que así era. Hasta ahora, han hecho público tres videos y esperan al final hacer público una docena, incluyendo un nuevo video sobre Planned Parenthood que debutó el 30 de julio.

Una corte en California emitió una orden judicial el 29 de julio, prohibiendo hacer público cualquier video mostrando a líderes de StemExpress, una compañía de adquisición de tejido. Los abogados de StemExpress aseguran que las videograbaciones de CMP fueron ilegales.

Daleiden habló recientemente con el editor de redacción de CT, Bob Smietana.

Nota del Editor: Esta entrevista fue editada para claridad.

¿Cuándo fue que primeramente te enteraste del negocio de las donaciones de tejido fetal?

Al principio se cruzó en mi radar en el 2009, cuando asistía a una conferencia sobre célula madre en UCLA. Me pareció muy raro, algo que no podía ser real o algo que era poco común.

Después volví a retomar el asunto en el 2010 y comencé a darme cuenta que esto no es algo raro o que está muy lejos de la realidad. La venta y explotación comercial de tejido fetal abortado es muy común y ocurre todos los días en las clínicas grandes y con mucho tráfico de Planned Parenthood alrededor del país.

Tú no eres la primera persona en plantear la pregunta sobre las presuntas ganancias adquiridas por el tejido fetal. En el 2000, hubo informes notorios y una audiencia parlamentaria sobre las donaciones de tejido fetal. ¿Influenciaron tu trabajo esos informes?

Eso fue algo que me sorprendió—que nadie hasta el momento, había investigado este asunto por 15 años. La última vez que este asunto estuvo en diálogo público fue en el 2000, todo por la influyente investigación y la revelación hecha por Mark Crutcher (del grupo pro-vida Life Dynamics). Yo quería algo que fuera más allá de lo que Mark había hecho. En el informe de Mark, no hubo mucho énfasis en el proveedor—en la gente que en realidad pone fin a los fetos y usa los abortos para obtener partes de cuerpos humanos de buena calidad. Eso en realidad no se cubrió en el 2000.

Yo quería explorar y enfocarme en eso. Y eso fue lo que hicimos por los últimos dos años y medio.

¿Cómo conseguiste que la gente hablara contigo? Ha habido otros videos secretos sobre Planned Parenthood en el pasado, así que uno pensaría que serían más escépticos.

Creo que hoy en día se está llevando a cabo una acción parlamentaria—pero es por los videos secretos. Si no les mostraras el video, la mayoría de la gente no creería que estas cosas estuvieran sucediendo. Yo no lo hubiera creído si no lo hubiera visto con mis propios ojos.

Hay algunos críticos, que comparten tus convicciones sobre el aborto, que se sienten incómodos por los métodos que usas. Dicen que el representarte falsamente y videograbar en secreto no es ético. ¿Cómo respondes a esta declaración? ¿Y cuáles son las leyes sobre grabaciones secretas en estados como California, donde grabaste el video?

California tiene una ley sobre grabaciones que prohíbe la grabación secreta de lo que se llama “comunicaciones confidenciales,” así que las leyes sobre las grabaciones en California son limitadas.

Creo que hay una minoría de gente que piensa que cualquier tipo de operativo secreto es prima facie erróneo y poco ético. Por supuesto yo no pienso así. La mayoría de la gente no piensa así. El conducir un operativo secreto es una táctica muy común entre los elementos de seguridad pública y los periodistas. No creo que los métodos que usamos sean más extremos de lo que se hace diariamente por la mayoría de los periodistas de investigación.

La gente no se da cuenta que es la libertad de derecho común en los Estados Unidos cambiarte el nombre cuando quieras. Creo que es un poco absurdo decir que es poco ético cuando es la libertad de derecho común poder presentarte de la manera que quieras presentarte.

Planned Parenthood y un número de expertos legales y expertos de ética médica dicen que su programa de donación de tejido fetal es legal. ¿Por qué crees que no lo es?

La interpretación de la ley por Planned Parenthood es muy clara. No es legal de ninguna forma que la gente se beneficie por la venta de partes de cuerpos de bebés abortados. Pero eso es exactamente lo que Planned Parenthood hace. Y lo puedes ver en nuestro video de evidencia que hicimos público.

Ellos fijan el precio por espécimen—que es por bebé abortado o por partes del cuerpo del bebé. La cantidad de dinero que se recibe por esas partes de cuerpos de bebés son mucho más que cualquier gasto real o imaginario que tengan en suministrarlos.

Planned Parenthood no hace el envío ni empaquetado—todo eso lo manejan las empresas biotecnológicas intermediarias a quienes se las venden. Y esos grupos envían a su propia gente para que se encarguen de todo el procesamiento de los especímenes.

Así que Planned Parenthood no hace nada, sin embargo ellos en sí reciben $50, $75, o $100 por espécimen. Por lo tanto, se deja ver claramente que están vendiendo tejido fetal por un buen precio y por ganancia—y eso es claramente en contra de la ley.

¿Cuáles son tus creencias personales y cómo impactan el trabajo que haces?

Soy católico, y soy gran admirador del Papa Francisco. Él me ha sido de gran inspiración por el último par de años, especialmente cuando ejecutaba este proyecto.

Él énfasis del Papa Francisco de no encerrarse en uno mismo, sino siempre caminar hacia adelante y siempre estar dispuesto a ir hacia los márgenes de la experiencia humana—para así traer el evangelio a esos márgenes—me fue de gran inspiración durante este proyecto. No creo que haya otro lugar más al margen existencial de la sociedad que la clínica de aborto.

Pienso que cuando se tiene un lugar como una clínica de aborto—que es un lugar donde se asesina a niños en escala industrial—casi hay un valor sacramental de hacernos presentes en esos lugares. Estábamos allí para hacer el bien, por amor, y para dar la bienvenida a esos bebés por el corto tiempo que estarían con vida antes que murieran. Y para estar en contacto con—y orar por —todos los trabajadores y doctores que inducen el aborto allí. Como cristiano eres parte del cuerpo de Cristo. Así que tu presencia, aun en esos oscurísimos lugares, puede traer la presencia de Cristo.

Hay quejas de que los medios de comunicación principales no están cubriendo lo suficiente tu trabajo. ¿Qué piensas sobre eso?

De verdad no me estoy quejando sobre la cobertura de los medios de comunicación. Pienso que el público está respondiendo a esos videos y los medios de comunicación también están respondiendo. La única crítica que yo tendría es que los medios de comunicación principales tal vez estén muy confiados en la información que Planned Parenthood imparte.

Pienso que la gente está haciendo las preguntas correctas. Sólo necesitan hacer más preguntas con respecto a Planned Parenthood.

La impactante debilidad de la Verdad de Dios

Un pasaje de ‘Fool’s Talk: Recovering the Art of Christian Persuasion’

Christianity Today July 23, 2015
Shutterstock

Esta traducción fue publicada en colaboración con la Conferencia Nacional de Liderazgo Cristiano Hispano (NHCLC, por sus siglas en inglés).

¿Debe un orador estar preocupado solamente por la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad, y por lo tanto con la lógica y los méritos de este argumento? ¿O exige la persuasión eficaz que el orador use cualquier truco del oficio que resulte en convencer a otros de su punto de vista, sin que importe la verdad o la lógica? Es muy obvio, los oradores que tienen habilidad en persuadir pueden convertir el peor de los casos en un buen caso, la verdad en mentira, lo bueno en malo, y lo malo en bueno.

La verdad es crucial a la persuasión, de la misma manera que la persuasión es crucial a la verdad, pero se necesita más que la verdad para ser persuasivo, y cuando la luz ilumina esos dos hechos deja ver una brecha sobre la cual se pueden colar todo tipo de demagogos, charlatanes, estafadores, tramposos, vendedores de pociones, e impostores.

Los Cristianos debemos buscar comunicarnos de una manera que ha sido moldeada por Aquel que nos envía, y por lo tanto por el patrón de la encarnación, la Cruz, y el Espíritu Santo. La manera en que Jesús fue enviado debe dar forma a la manera en que nosotros somos enviados y la manera en que hablamos.

Dios se ha revelado a sí mismo a nosotros en una forma que es una sorpresa impactante, que contradice y confunde todas nuestras expectativas humanas y nuestras maneras de pensar. Y todo esto fue así porque así tuvo que hacerlo, porque no había otra manera de subvertir la testarudez de nuestra desobediencia pecaminosa y llegar a nuestros corazones. El Dios de todo poder escogió hacerse débil para subvertir nuestro poder enclenque, el Dios de toda riqueza escogió hacerse pobre para subvertir nuestra riqueza escasa, el Dios de toda sabiduría escogió hacerse insensato para subvertir nuestra sabiduría imaginada, y el Dios quien es el único ser decisivo escogió ser nadie para subvertirnos cuando tontamente pensamos que éramos alguien. Si tales extremos fueron necesarios aún para Dios mismo, sería absurdo pensar que podemos hacerle justicia a la encarnación adornando nuestros argumentos con lo más fino a nuestro alcance o que hablemos dignamente de su cruz a través de argumentos que pavonean lo brillante que somos.

¡Que nos dé pena nuestra locura cuando pensamos que sabemos mejor que Dios! La verdad de Dios requiere del arte de Dios para que sirva los fines de Dios. Cualquier explicación o defensa Cristiana de la verdad debe tener una vida, una manera, y un tono que han sido moldeados decisivamente por las verdades centrales del evangelio. Al igual que la Encarnación, nuestras palabras son más eficaces cuando las hablamos de persona a persona, y cara a cara. Al igual que la Cruz, nuestro mensaje debe pagar el precio de la identificación, para que fluyendo de lo interior a lo exterior pueda tener la oportunidad de tener éxito en su alta y digna meta. Y al igual que nuestra dependencia en el Espíritu Santo, siempre debe ser evidente que cualquier poder y persuasión en nuestra comunicación proviene de él y no de nosotros.

La humildad y la vulnerabilidad deben siempre estar entre las marcas claras del Cristiano que defiende la fe. Somos parteras, y lo que importa no somos nosotros sino el regalo del Espíritu de la vida recién nacida del nuevo hijo de Dios.

Tomado de Fool’s Talk [El hablar del insensato] por Os Guinness. Copyright © 2015 por Os Guinness. Usado con el permiso de InterVarsity Press, P.O. Box 1400, Downers Grove, IL 60515, USA.

El Papa pide perdón a los ‘primeros evangélicos’ por la persecución

Los valdenses sufrieron años de masacre, violaciones, y saqueos durante los intentos que hizo la Iglesia Católica por aplastarlos.

Statue of Peter Waldo in Germany

Statue of Peter Waldo in Germany

Christianity Today July 7, 2015
Luke Jones / Flickr

Esta traducción fue publicada en colaboración con la Conferencia Nacional de Liderazgo Cristiano Hispano (NHCLC, por sus siglas en inglés).

Al mismo tiempo que Brian Williams de NBC había iniciado su notoria “gira de disculpa,” la callada disculpa del Vaticano pasó desapercibida.

A fines de Junio, el Papa Francisco se disculpó con “la iglesia evangélica más antigua” por la persecución de la Iglesia Católica durante la Edad Media.

“Les pido perdón, de parte de la Iglesia Católica, les pido perdón por la conducta y las actitudes no Cristianas y aún inhumanas que les mostramos,” dijo Francisco durante la primer visita en la historia de un Papa a una iglesia valdense. “¡En el nombre del Señor Jesucristo, perdónenos!

La iglesia valdense fue fundada por Pedro de Valdo en el siglo XII después de que se deshizo de sus posesiones materiales y optó por una vida de pobreza y predicación.

El estilo de vida monástico y las ideas de Valdo eran muy similares a las de Francisco de Asís, el tocayo del Papa, pero la insistencia de Valdo de predicar, aunque era una persona laica y de hablar en contra de los excesos de la iglesia, causó que fuese excomulgado.

Los valdenses se ubicaron en Italia, muy cerca de la frontera con Francia. El pequeño grupo sufrió años de masacre, violaciones, y saqueos durante el periodo cuando la iglesia intentó aplastar el movimiento. Durante una famosa masacre, más de 1,700 Valdenses perdieron la vida durante la Semana Santa de 1655.

“La historia de los valdenses es una historia de devoción a las Sagradas Escrituras, y a la perseverancia—una historia que debe inspirarnos a todos,” escribió la revista Christian History en una edición en 1989 dedicada a los valdenses.

Miles de valdenses emigraron a Alemania, donde se convirtieron en Luteranos. Otros se vinieron a los Estados Unidos, donde muchos fueron absorbidos por la Iglesia Presbiteriana, y a América del Sur, dónde un pastor valdense se hizo “buen amigo” de Jorge Bergoglio antes de que fuese elegido Papa.

Francisco se disculpó en Turín, la ciudad donde se autorizó la masacre de Semana Santa.

“Se sabía en aquellos tiempos que cuando el Papa Inocencio III decidió autorizar la nueva orden religiosa de Francisco de Asís en 1210, lo hizo debido al éxito que Valdo había tenido,” escribió Mark Silk, director del Centro para el Estudio de la Religión y la Vida Pública del Trinity College. “Hacerse amigos y hacer enmiendas con los Valdenses no fue solamente otro acercamiento ecuménico más para el líder actual de la Iglesia Católica. Al hablar sobre las posibilidades de colaborar con ellos en ‘servicio a la humanidad que sufre, a los pobres, a los enfermos, a los inmigrantes,’ Francisco mostró que sabía que los valdenses son el tipo de Cristianos que están muy cerca de su propio corazón. Por cierto que, si Alejandro III hubiese sido tan iluminado como Inocencio III, el que ocupa hoy la silla de Pedro muy fácilmente pudiera haber apropiado el nombre no de Papa Francisco, sino de Papa Valdo.”

La disculpa viene 18 años después de que un arzobispo católico se paró frente a una iglesia valdense y se disculpó por el “sufrimiento y el daño” que se les había causado.

El año pasado, Francisco pidió perdón a los pentecostales por la persecución que sufrieron bajo el régimen fascista de Italia, que no les permitió practicar su fe.

CT sigue la trayectoria del Papa Francisco, lo que incluye su carta reciente sobre calentamiento global y los muchos evangélicos que están en desacuerdo con su advertencia, su popularidad entre los evangélicos argentinos, y cómo su estatus entre los evangélicos en EE.UU. desconcierta a los que viven en Italia.

La revista hermana de CT, Christian History, cubrió a los valdenses a fondo.

[Imagen cortesía de Luke Jones-Flickr]

Esperanza frente al racismo intratable

La iglesia provee dos regalos en la conversación sobre el racismo

Christianity Today June 29, 2015
Scott Olson / Getty Images

Esta traducción fue publicada en colaboración con la Conferencia Nacional de Liderazgo Cristiano Hispano (NHCLC, por sus siglas en inglés).

La avalancha de historias de la policía maltratando a afroamericanos—desde pararlos por "conducir en estado de negro" hasta disparar a adolescentes desarmados—ha tomado a muchos norteamericanos blancos por sorpresa. Con la legislación aprobada durante el movimiento de derechos civiles en efecto, y un presidente afroamericano, muchas personas creían que el racismo se había extinguido. Y tiene a muchos preguntándose, después de todo el progreso, si eso es posible ahora.

La respuesta corta, por supuesto, es no: el racismo no ha sido extinguido, y no lo será en nuestros tiempos. Pero escondido en esta respuesta hay algo de esperanza realista.

Muchos líderes bien intencionados, en su intento por “erradicar toda forma de racismo,” abogan por leyes y programas que eliminen o al menos debiliten el racismo en Estados Unidos. Pero las leyes solo pueden ayudar hasta cierto punto. Finalmente, nos vemos obstaculizados por una tensión racial continua, como señaló recientemente Matthew Loftus, un médico a las afueras de Baltimore, para la publicación First Things:

Comentaristas conservadores—y liberales predispuestos a hacer el bien—miran por igual Sandtown, el barrio en el que vivo, y se encogen de hombros . . . los agentes de policía justifican la brutalidad hacia los ciudadanos porque las condiciones aquí son crueles, lo cual sólo hace el nihilismo más fuerte cuando las personas que nunca han sido respetados por la ley a su vez no tienen ninguna razón para respetar la ley.

Cuando la desesperación está en el aire, tanto los poderosos como los débiles están de acuerdo: la paz y la justicia pueden ser asegurados solamente por medio de la violencia.

Una definición simple de diccionario del racismo es "discriminación . . . en contra de alguien de una raza diferente, basado en la creencia de que nuestra propia raza es superior." El racismo, como todos los pecados, es el resultado de algo bueno que se volvió algo malo—en este caso, afecto por sus seres queridos. Tal afecto posibilita el orgullo familiar, étnico, y racial, así como el amor y el sacrificio a favor de la familia y la comunidad. Pero así como la atracción sexual saludable a menudo se convierte en lujuria, y la autoestima saludable en el orgullo, así la lealtad saludable propia demasiado a menudo se convierte en racismo.

El punto es este: dada la condición humana, nunca vamos a liberarnos del racismo en esta era, de la misma manera que no vamos a liberarnos de la lujuria o del orgullo. Y sin embargo, lo que parece ser causa para la desesperación en realidad previene la desesperación.

Nada más porque no podemos erradicar el racismo no significa que tenemos que sucumbir a sus expresiones desagradables. Toma la lujuria, aunque no podamos eliminarla, todavía creamos normas sociales y leyes para mantenerla bajo control. Esperamos que los hombres se abstengan de hacer comentarios lascivos a las mujeres, y procesamos a aquellos empleadores que explotan sexualmente a sus empleados.

La iglesia tiene dos regalos que ofrecer en este respecto. El primero es teológico: la doctrina del pecado original. Muchos estudios recientes de los prejuicios raciales inconscientes afirman la verdad del pecado original—como el estudio publicado en la publicación American Journal of Sociology que mostró que los delincuentes blancos recién liberados experimentan un mayor éxito en la búsqueda de trabajo que los jóvenes negros sin antecedentes penales. Un artículo de CNN publicado después de los disturbios en Ferguson señaló, “algunos blancos limitan racismo al … Ku Klux Klan y a los comentarios racistas en público.” Pero los estudiosos dicen que en lugar de usar una capucha, “[el racismo] hace que personas desprevenidas vean al mundo a través de un lente racista.” Eduardo Bonilla-Silva un sociólogo de la Universidad de Duke llama a esto “racismo sin racistas” (también el título de su libro reciente). Es la razón por la que Doreen E. Loury, director del programa de estudios en la Universidad Panafricana Arcadia, dice que el racismo "impregna todas las facetas de nuestros poros de la sociedad.”

Sí, y aquí está la paradoja: Sólo cuando reconocemos la inutilidad de erradicar el pecado podemos evitar la desesperación. Ennoblecidos por la confesión honesta—empoderada por un perdón seguro—podemos abandonar las esperanzas utópicas y en su lugar centrarnos en metas más modestas y alcanzables: asegurarnos que las peores expresiones de racismo son confrontadas y crear el tipo de iglesia en la que los negros y los blancos disfrutan cierto nivel de reconciliación.

Esto lleva al segundo regalo de la iglesia: su poder para congregar. Las iglesias locales pueden reunir negros y blancos a escucharse uno al otro. Como la psicóloga social Christena Cleveland (quien es también la más nueva columnista de CT—espera su debut en la edición impresa de septiembre) lo pone, “grupos [es decir blancos y negros] que están acostumbrados a estar en desacuerdo uno con el otro deben reconocer las quejas que existen y luego hacer lo que se necesita para hacer la paz.”

El proceso no es diferente a la reconciliación en el matrimonio. Como cada persona casada sabe, la reconciliación es un proceso permanente que requiere paciencia y tolerancia. No se trata de la erradicación de todas las tensiones, sino de la creación de acuerdos donde la gente se puede tratar con gracia asegurando al mismo tiempo una medida de paz y justicia. Mientras tanto, esperamos la conciliación que sólo podemos soñar ahora, cuando "una gran multitud . . . de todas naciones, y tribus y pueblos y lenguas" (Apocalipsis 7:9) juntos adorarán a su Dios.

Seis cosas que hacer sobre la decisión de la Suprema Corte sobre los matrimonios gay

Este no es el momento para enfadarse.

Christianity Today June 26, 2015
Mark Fischer / Flickr

Esta traducción fue publicada en colaboración con la Conferencia Nacional de Liderazgo Cristiano Hispano (NHCLC, por sus siglas en inglés).

Perdimos esta. Nosotros y muchos otros presentamos el caso a nuestra cultura, que el matrimonio tradicional es el diseño bueno de Dios, que esta institución, personificada por la unión de un hombre y una mujer, conlleva al florecimiento social. Pero nuestra cultura no está convencida. Para nuestra gran desilusión, ya es ley nacional permitir otros tipos de “matrimonios”.

La tentación es irnos a nuestra esquina santa enfadados. O afirmar los talones y luchar con mayor fuerza. O maltratar a otros en nuestro enojo. O perder la esperanza. Podemos hacer algo mejor. Especialmente el tomar a pecho las Bienaventuranzas:

Regocijarnos

Por supuesto, no en la decisión, más bien “Regocijaos en el Señor siempre”, dice Pablo, “otra vez les digo regocijaos.” Y en otra parte, “Dad gracias a Dios en toda circunstancia”. Y esta paráfrasis: “Bendecido eres cuando la gente te insulta, y te persigue, o prevalece contra ti públicamente por mi causa. Regocíjate y alégrate” (Mt. 5:11).

¿Regocijarnos en qué exactamente? Tomemos nota solamente de las cosas grandes: Que Dios no se ha ido a ninguna parte. Que la muerte y la resurrección de Cristo siguen siendo el poder de salvación para todos. Que el evangelio sigue siendo esparcido. Que las puertas de la Suprema Corte y del Congreso no prevalecerán contra la iglesia de Cristo. Que no hay nada que nos pueda separar del amor de Dios en Cristo Jesús. Que el reino vendrá—y que todavía queda bastante trabajo vital por hacer en la iglesia y en la sociedad hasta este día.

Arrepentirnos

Otra tentación ahora es apuntar el dedo a las fuerzas—políticas, sociales, filosóficas, espirituales—desplegadas contra la iglesia y sus enseñanzas morales. Sin negar la realidad de “principados y potestades (Ef. 6:12), hacemos bien en ponderar esto: ¿Qué acciones y actitudes hemos abrazado que contribuyen a que nuestra cultura haga a un lado nuestra ética? Nuestra homofobia ha revelado nuestro temor y prejuicio. Inconsistencia bíblica—nuestra pasión por desenraizar los pecados sexuales al mismo tiempo que permanecemos relativamente indiferentes al racismo, la glotonería, y otros pecados—nos deja susceptibles a que se nos acuse de hipocresía. Antes de que pasemos mucho más tiempo tratando de enderezar el barrio norteamericano, quizás debamos poner en orden nuestra propia casa. Bienaventurados los pobres en espíritu quienes lloran a causa de sus propios pecados (Mt. 5:3-4).

Volvamos a pensar

Ciertamente esto significa pensar de nuevo sobre lo que haremos y no haremos, por ejemplo, cuando una pareja casada gay, quien busca acercarse más a Dios, se aparece en la iglesia y quiere involucrarse. Ni tenemos que mencionar, que les daremos la bienvenida incondicionalmente de la misma manera que lo haríamos con cualquier persona que entre por la puerta. ¿Pero de qué manera se refleja el amor en esta instancia en particular? ¿Cuánta participación permitimos antes de pedirles que adopten la ética sexual Cristiana? Mucho de esto depende de la tradición de la iglesia y sus creencias sobre el bautismo, la membresía de la iglesia, el sistema de ancianos, y demás. Pero muchas iglesias evangélicas no tienen la tradición de una denominación en la que se puedan apoyar y van a necesitar pensar sobre estos asuntos con una nueva urgencia.

Un asunto que demanda atención especial es el divorcio y el volverse a casar. La Biblia tiene mucho que decir sobre el matrimonio (tanto o más de lo que dice sobre la homosexualidad), y sin embargo la iglesia evangélica se ha vuelto permisiva en cuanto a honrar el voto matrimonial. Usamos la palabra gracia en una manera barata para evitar el amor enérgico de la disciplina de la iglesia. Tal inconsistencia ha sido una piedra de tropiezo mayúsculo para aquellos que están fuera de la iglesia. Eso no quiere decir que prohibimos todo divorcio, ni todo nuevo casamiento. Lo que sí significa es que nosotros los evangélicos necesitamos llegar a un consenso sobre lo que legítimamente constituye fundamentos para el divorcio y para el nuevo casamiento, y quizás hasta crear un pacto entre nosotros que nos ayude a seguir nuestras convicciones sobre este asunto en particular.

No importa el asunto en particular, haremos bien en recordar que aquellos que tienen hambre y sed de justicia en asuntos así son bienaventurados y serán saciados (Mt. 5:6).

Volvamos a involucrarnos

Se habla mucho hoy de que la iglesia norteamericana ha sido removida de un lugar privilegiado en la sociedad. Se dice que ahora vivimos “en exilio” y “a los márgenes”. Hasta cierto punto, sí, pero también existe esto:

Un joven birmano vino a nuestras oficinas hace un par de semanas. Ha estado en EE.UU. solo cinco meses. Dijo que donde vivía en Birmania, a los cristianos se les impedía construir templos y escuelas. La hostilidad política y social hacia su fe se volvió tan opresiva, que huyó de su patria a Indonesia. Allí fue encarcelado por siete meses porque no tenía documentación legal. Gracias al trabajo de World Relief, ahora se encuentra en EE.UU., luchando con un nuevo idioma y cultura, mientras trata de sostener a su familia con un trabajo con un sueldo mínimo.

Eso es exilio. Nosotros en los EE.UU. estamos muy lejos de vivir a los márgenes. Todavía vivimos en una sociedad que protege la libertad de expresión y la libertad de asamblea, que apoya la libertad religiosa, que permite que todos sus ciudadanos participen en gobernar a todos los niveles. Sin lugar a dudas, vemos retos serios a estos derechos y libertades, retos que requieren vigilancia y trabajo duro en los días venideros. Pero en este momento, estos derechos y libertades prevalecen aquí de una manera que no prevalecen en casi ningún otro lugar en el mundo. Hagamos uso de dichos derechos y libertades para el bien común—convirtiéndonos en pacificadores (Mt. 5:9) lo más que podamos mientras nos volvemos a involucrar en todos los niveles de la política.

Alcancemos

Ahora que ya se ha decidido el asunto del matrimonio gay, quizás encontremos una mayor oportunidad más que nunca para construir relaciones fructíferas en la comunidad LGBT que ha sido hostil a todo aquello que es Cristiano. Hasta este momento, se nos ha visto como una amenaza a su agenda política. Ahora que hemos perdido en el asunto del matrimonio gay, esa amenaza ha sido removida y puede que en un tiempo no muy lejano los veamos dispuestos a tratar con nosotros como compañeros seres humanos. Debemos dar la bienvenida a esos momentos y aún iniciar dichos momentos como oportunidades para compartir—en misericordia (Mt. 5:7)—Las buenas y bellas nuevas del evangelio como nunca antes.

Regocijémonos

Otra vez decimos con Pablo, regocijémonos. En particular, nos regocijamos por el llamamiento de Dios en este momento crítico de la historia. De la misma manera que en el siglo cuarto se le dio a la iglesia la responsabilidad de pensar sobre la naturaleza de Cristo, y que la iglesia del siglo 16 tuvo la tarea de considerar de nuevo la relación de la fe y las obras, así nosotros en nuestro tiempo somos llamados a pensar y responder a una serie de asuntos relacionados con la sexualidad humana. Lo que enseñemos y lo que hagamos en nuestro tiempo formará el pensamiento y la vida de la iglesia por generaciones venideras.

Este no es solamente el llamamiento de los líderes de la nación o de la iglesia, sino de cada hogar Cristiano. Ya sea que estemos abogando frente a los poderes políticos en los pasillos del Congreso para detener el avance del tráfico sexual o enseñando a nuestros hijos sobre el don precioso del sexo, estamos reforzando y forjando las enseñanzas de la iglesia sobre la sexualidad. Con gran responsabilidad viene gran gratitud por habérsenos encomendado una obra tan crucial.

Y es así que damos el siguiente paso en este futuro inexplorado no con ceño fruncido o con corazón nervioso sino con humildad (“bienaventurados son los humildes…”) y confianza (“… porque ellos heredarán la tierra” Mateo 5:5). Cristo sigue siendo Señor y está guiando a su iglesia. Bienaventurados son aquellos que saben esto, porque de ellos es el reino de los cielos.

Mark Galli es editor de Christianity Today.

Imagen del artículo por Mark Fischer.

La misionera pionera Elisabeth Elliot camina por los portales del esplendor

Los libros de la viuda del mártir Jim Elliot eran un elemento básico en los hogares evangélicos.

Christianity Today June 25, 2015
www.elisabethelliot.org

Esta traducción fue publicada en colaboración con la Conferencia Nacional de Liderazgo Cristiano Hispano (NHCLC, por sus siglas en inglés).

Una de las mujeres cristianas más influyentes del siglo 20, Elisabeth Elliot, ha muerto.

Elliot, la escritora y oradora cristiana cuyo esposo, Jim, fue asesinado durante su corta pero legendaria labor misionera entre las tribus aun no alcanzadas en el oriente del Ecuador en los 1950s, murió el lunes a los 88 años de edad, según se informó. Había estado sufriendo de demencia.

Ella escribió dos libros sobre la muerte del mártir, su esposo, y los años que ella y su hija recién nacida pasaron viviendo ente los Aucas, la tribu que lo había asesinado. Su libro Portales De Esplendor llegó a ser catalogado el número 9 en la lista de CT de los 50 libros que han forjado a los evangélicos. El libro se convirtió en el más vendido, al igual que Sombra del Todopoderoso: La Vida Y El Testimonio De Jim Elliot.

“Esas historias se convirtieron en las historias misioneras de inspiración de la segunda parte del siglo veinte,” dijo Kathryn Long, profesora de historia de Wheaton College. “Ella tenía un verdadero sentido de lo que era la audiencia evangélica, y podía contar esta historia de tal manera que conectaba los valores evangélicos.”

Long dijo que los libros posteriores de Elliot sobre misiones, No Te Harás Imagen y Mi Pariente El Salvaje, levantó interrogantes importantes sobre la obra misionera. Su legado, dijo Long, refleja su complexidad tanto como “una escritora dotada e inspiradora, como alguien con una percepción extraordinaria.”

Elliot la hija de misioneros a Bélgica y estudiante graduada de Wheaton (quien ofrece una biografía completa), escribió más de una docena de libros adicionales y lanzó un programa de radio, Gateway to Joy, que se trasmitió hasta el 2001. Escribió para CT sobre La Oración De Las Cinco Viudas, La Desilusión En Jesús, Una Lección De La Resurrección, Y Que Sucede Cuando La Muerte Se Lleva A Un Ser Amado.

Nancy Leigh DeMoss, cuyo programa radial Revive Our Hearts que se inició después de que terminara el programa de Elliot, fue entre las primeras personas en anunciar su muerte en los medios sociales. DeMoss escribió que Elliot “decididamente demostró lo que significaba el simplemente ‘confiar y obedecer.’” También recordó la frase singular con la que Elliot iniciaba su programa: Eres amada con un amor eterno. Eso es lo que la Biblia dice. Y por debajo de todo están los brazos eternos. Esta es tu amiga, Elisabeth Elliot.

El ex productor del programa radial de Elliot, Jan Wismer, describió a la misionera como una “pionera y una guerrera en la oración” en un tributo que se hiciera en el 2013 en la publicación hermana de CT Today’s Christian Women. Wismer escribió:

Elisabeth creía en esta pregunta fundamental: ¿Es esto la voluntad de Dios para mí, en este momento, en este lugar? … Sin ningún titubeo, Elisabeth sostenía tales verdades como: dar para recibir, perder para encontrar, y morir para vivir. Poniendo su mirada “en las cosas de arriba” (Colosenses 3:1), Elisabeth ministró entre tres grupos indígenas en Ecuador antes de ayudar a sus lectores y oyentes a encontrar gozo en los asuntos ordinarios de la vida—como cocinar alimentos y limpiar el baño—en su programa radial propagado mundialmente. Ella lo llamaba vivir sacramentalmente, y sus principios tan sólidos como una roca formaron mi vida.

El año pasado, conforme declinaba la salud de Elliot, WORLD entrevistó a su tercer esposo, Lars Gren. Elliot conoció a su esposo cuando él era estudiante en el Seminario Teológico Gordon-Conwell, y permanecieron casados por 36 años, hasta la muerte de ella. La revista reportó:

Gren dijo que Elliot ha manejado la demencia igual que la muerte de sus esposos. “Ella aceptaba estas cosas, percatándose que no era sorpresa para Dios”, dijo Gren. “Era algo que hubiera preferido no haber experimentado, pero lo recibió.”

Steve Saint—hijo de Nate Saint, uno de los otros misioneros que murieron junto al primer esposo de Elliot—escribió sobre la muerte de “tía Betty” en Facebook diciendo:

Creo que Elisabeth estaría contenta de que se le recordara como una mujer que no fue mucho pero a quien Dios usó grandemente. Para el resto de nosotros los mortales, ella fue una mujer increíblemente talentosa y dotada quien confió en Dios en las grandes calamidades de la vida—aún en la pérdida de su mente, en la demencia—y quien permitió que Dios la usara. Y Dios sí le usó.

Miles de personas harán duelo por su muerte. Ciertamente yo seré uno de ellos. Pero no es algo increíblemente maravilloso que nuestra perdida es ciertamente su ganancia. ¡Otra vez puede hablar y pensar! Recordemos a su hija Val y a su yerno Walt y a sus ocho nietos. También oremos y recordemos a su esposo Lars quien cuidó de ella y se aseguró que le cuidaran durante los diez años de su lucha contra la enfermedad que le robó su mayor don.

Elliot apareció en la lista de CT de las “50 mujeres que debes conocer” donde se mencionó cuantos de sus libros llegaron a ocupan un lugar especial en los hogares evangélicos. Con títulos como Déjenme Ser Una Mujer y Pasión Y Pureza, este último uno de los 5 mejores libros sobre soltería de CT, Elliot tuvo un seguimiento singular entre las mujeres cristianas.

Christine Caine la llamó “una mujer poderosa de Dios” y una “verdadera guerrera” cuyo legado continua entre las mujeres de fe del día de hoy, incluyendo las hijas de Caine.

“Cuando yo estaba en la universidad bíblica yo quería ser una misionera valiente como ella”, dijo Caine a CT, que es maestra de la Biblia y líder del ministerio de mujeres Propel. “Su fe, su tenacidad, su entrega al llamamiento de Dios, y su fe firme durante los momentos oscuros y las temporadas de gran perdida y dolor me han ayudado a navegar los tiempos difíciles en mi propia vida y ministerio.”

Kay Warren, esposa del pastor de la iglesia Saddleback, Rick Warren, considera a Elliot “una de sus más sagradas compañeras” y la honró con una reflexión que incluyó:

“Elisabeth, gracias por formarme en la mujer que ahora soy, por modelar lo que significa seguir firmemente a Jesús, por nunca abandonar a Dios durante tus días más oscuros y por mantener tu fe hasta el final. Gracias en nombre de millones de mujeres—jóvenes y ancianas—quienes encontraron en ti una mujer digna de emular.

“Su legado se encuentra en cientos de miles de mujeres como yo… Ella nos hizo un llamado a ver las vanas promesas que el mundo da, lo que significa ser mujer y a aceptar el contentamiento como Dios lo diseño para ser experimentado,” dijo la escritora y líder de ministerio a la mujer Danna Gresh, quien empezó a leer Pasión Y Pureza cuando todavía era una estudiante soltera universitaria. “Cuando miro su trayectoria a lo largo de su vida, me doy cuenta que Dios le hizo un llamado a una cita especial… una cita que pocos de nosotros hubiéramos podido aguantar.”

Aficionados y líderes cristianos, incluyendo el predicador Bautista Tony Evans, envió Tweets el lunes recordando alguna de las declaraciones más citadas de Elliot:

  • “Déjalo todo en las manos que fueron heridas por ti.” (Portales de esplendor)
  • “Este regalo para este día; Dios sigue siendo el dueño de mañana.” (Déjenme Ser Una Mujer)
  • “Si crees en un Dios que controla las cosas grandes, tienes que creer en un Dios que controla las cosas pequeñas.” (Déjenme Ser Una Mujer)

En una de las primeras ediciones de CT, Elliot escribió:

“Hemos comprobado sin lugar a duda que Dios dijo lo que quiso decir—Su gracia es suficiente, nada nos puede separar del amor de Cristo. Oramos que si hay alguien, en algún lugar, que teme que el costo del discipulado es demasiado alto, que le sea dado divisar este tesoro en el cielo prometido a todos aquellos que lo dejan todo atrás”.

Cuatro años después que murieron los mártires, ella dio una entrevista exclusiva a CT sobre sus planes en Ecuador. Una entrevista posterior más extensa con CT exploró como sus “sólidas perspectivas no eran solamente sobre las mujeres”.

El blogger de CT Ed Stetzer resaltó los comentarios de Elliot sobre el lugar de las mujeres en las misiones, y que la portada de CT tituló “La clave del futuro de las misiones”.

La historia de Jim Elliot, Nate Saint, y sus compañeros Peter Fleming, Roger Youderian, y Ed McCully—muy famosamente narrada en el libro de Elisabeth Elliot Portales de esplendor—es quizás la historia misionera más narrada en los últimos 100 años, y sigue siendo de inspiración para muchos. (La universidad Wheaton ofrece videos de tributo a los mártires al igual que una colección especial de los escritos de Elisabeth Elliot.)

CT frecuentemente recuerda a los cinco misioneros, haciendo mención del lugar que ocupan en el pliego evangélico. Steve Saint, hijo de Nate Saint, escribió la historia principal examinando la razón por la que fueron asesinados. Los Aucas se unieron a lo que llego a ser “lo más innovador de las misiones modernas.” Dayuma, el primer Auca convertido, murió el año pasado. Rachel Saint, quien sirvió al lado de Elliot, murió en 1994.

[Foto cortecía de elisabethelliot.org]

Amar a mi hermana-hermano

Mientras cenábamos una noche, mi hermano anunció que se iba a convertir en mujer. Y así empezó la prueba más grande de mi fe.

Christianity Today June 8, 2015
Tom Maday

Esta traducción fue publicada en colaboración con la Conferencia Nacional de Liderazgo Cristiano Hispano (NHCLC, por sus siglas en inglés).

“Míralo de esta manera: No estás perdiendo un hermano. Estás ganando una hermana,” dijo mi hermano, de 46 años de edad, durante la cena una noche. Un mes antes yo había notado el maquillaje en su rostro. Cuando le pregunté sobre el maquillaje, su respuesta fue sencilla: “Me siento mejor sobre mí mismo con maquillaje.” Asumí que era homosexual.

Mientras permanecíamos sentados en su balcón en Chicago, comiendo salmón y pan italiano, lo escuché mientras me leía su declaración personal en voz alta. La carta, que escribió para su jefe, explicaba su decisión de hacer la transición a vivir como mujer y sus nuevas expectativas para los demás. Para cuando terminó su lectura, las lágrimas corrían. Mi hermano esperó mi respuesta en silencio.

Mi único hermano. Mi aliado. Cuando éramos niños, nuestra relación eran una muralla de defensa en el campo minado del matrimonio disfuncional de mis padres. Nos escapábamos al bosque detrás de nuestra casa de rancho y navegábamos nuestros botes de juguete en el arroyo. Nos manteníamos ocupados creando fuertes de cobijas y jugando con soldados en nuestro cuarto después de que nuestros padres nos mandaban a la cama. El me llamaba “M.M.L.” Yo le llamaba “Chobey.” El era mi hermano, y nosotros hacíamos cosas que a los muchachos les gustaba hacer. Ni una sola vez pensé, él se está portando como niña.

Nos criamos en una familia Cristiana. A nuestro padre se le podía describir mejor como un “gato silvestre,” aventurero y volátil, a nuestra madre como bella y refinada. Mi hermano entregó su vida a Cristo mientras asistía a una cruzada en Arkansas cuando tenía 6 años de edad. El ministerio de Billy Graham me trajo a la salvación cuando yo tenía 7 años de edad. Los dos fuimos bautizados y confirmados, y asistimos al campamento Honey Rock Camp patrocinado por Wheaton College. Mi papá enseñaba nuestra clase de escuela dominical. Nuestra familia era “normal.”

Mientras nos comíamos el postre, mi hermano me contó más de su historia de transición. Después del trabajo y de cenar con su familia, viajaba de regreso a la ciudad. Se cambiaba de ropa en su carro y se paseaba por el barrio Boystown de Chicago tratando de hacer amigos transexuales, luego se cambiaba de ropa otra vez para regresar a casa, decirle buenas noches a su hijo, e irse a dormir.

Mientras escuchaba, sentí las placas tectónicas de mi corazón dar un giro, sacudido por una combinación de compasión e interrogantes. ¿Cómo puede vivir así y por qué lo hace? ¿Qué pasó? ¿Cuándo empezó? ¿Cómo lo voy a llamar ahora? Contemplé el quebrantamiento de su corazón, respeté su valor, y pude responder con un callado, “lo siento mucho.”

Para mi sorpresa él me respondió de golpe, “¿No me vas a juzgar?” Mi corazón se dolió al ver que mi fe se mal entendía y al reconocer que la perspectiva de los Cristianos como gente que juzga a los demás prevalece fuertemente, aún en la mente de aquellas que están más cerca de nosotros. Me tomé mi tiempo y le expliqué que juzgar no es mi labor. Esa es la labor de Dios. Todo lo que yo puedo hacer es amar a la gente de la mejor manera de acuerdo a la gracia y la bondad que el Espíritu Santo me ha dado y de acuerdo a mis creencias. Me vino a la mente la historia de Jesús y la mujer que fue descubierta en adulterio. ¿Quién soy yo, una pecadora, para tirarle piedras a mi hermano? Los graves pecados que yo he cometido no son menos o más livianos que los pecados con los que camina mi hermano. Si estoy siguiendo en el camino de Jesús, entonces he sido llamada a responder en esta conversación de la misma manera que lo hizo Jesús: “Ni yo te condeno: vete, y no peques más” (Juan 8:11).

Pero “Vete y no peques más” es algo muy difícil de decirle a alguien que está sentado frente a ti al otro lado de la mesa, explicándote con toda confianza que su decisión—de buscar que le hicieran una operación de reasignación sexual—es, en sus propias palabras, “lo que Dios tiene para mí.” Esa decisión, y sus efectos en su familia, fue el enfoque del programa de televisión “Becoming Us” cuyo primer episodio sale hoy. Mucha oración, reflexión profunda, e inversión financiera contribuyeron a esta decisión. Mi hermano escudriñó la Biblia buscando consuelo y lo encontró en 1 de Samuel 16:7: “Porque Jehová mira no lo que el hombre mira; pues que el hombre mira lo que está delante de sus ojos, más Jehová mira el corazón.”

Escuchar profundamente

“Dios me despierta cada mañana, despierta mi oído para escuchar como alguien que está siendo instruido” (Isaías 50:4). El poeta Luci Shaw citó este versículo durante el Festival de Fe y Escritura de 2014. Me ayudó a reconocer cómo el amanecer de cada día trae consigo una oportunidad singular para escuchar.

Una de mis disciplinas espirituales es empezar cada día con una oración antes de que mis pies toquen el suelo. Es una oración que les enseñamos a nuestros niños en la Escuela Dominical: “Buenos días Señor, este es tu día. Yo soy tu hija, muéstrame tu camino. Ayúdame a escuchar tu voz y a amar a las personas que tú pones en mi camino hoy.”

Ya que mi hermano tiene un hijo en la preparatoria, gran parte de nuestra conversación tenía que ver con mi sobrino. El sentir de mi corazón, mi esperanza, y mi oración eran que mi hermano se esperara para hacer su transición transexual completa por respeto a la necesidad de su hijo de contar con un padre durante esos años críticos. ¿No podía mi hermano esperarse cuando menos hasta que su hijo pasara su pubertad y terminara su preparatoria? Recluté amigos para que oraran y ayunaran conmigo por mi hermano y por mi sobrino, Ben.

Quince meses después de nuestra plática en el balcón, mi hermano tuvo su cirugía de reasignación sexual. Me encontré escuchando por teléfono de las luchas de la recuperación dramática, terapia hormonal, y dilación requerida medicamente (una palabra que hasta entonces siempre asumí estaba confinada a las visitas al oculista y a dar a luz). Regresé otra vez a escuchar profundamente, un escuchar que nos llama a inclinar nuestro oído para entender lo que está más allá de nuestro alcance. Hay un enfoque absoluto, mientras la otra persona habla con nosotros, una oración silenciosa constante: “Señor, ayúdame. No logro captar esto.” Escuchar profundamente provoca la postura de Proverbios 2:2, “inclina tu oído a la sabiduría y encausa tu corazón al entendimiento.” Este tipo de escuchar era el que yo tenía que practicar para que la relación entre mi hermano y yo floreciera durante este cambio.

La Semana Santa en nuestra iglesia es la pieza central de nuestro año, una temporada llena de la presencia del Señor, de compasión, y de misericordia. Invité a mi hermano y a su novia lesbiana a nuestro servicio de lavamiento de pies del jueves. La incomodidad al momento de presentárselos a nuestros amigos inicialmente opacó mi gozo de que participaran. Con torpeza traté de presentarlos diciendo, “este es mi hermano, Carly, y su novia, Cera.” Aun mis amigos cercanos que conocían a mi hermano desde antes de su transición se quedaron mirando y trataron de saludarlos y cerrar la boca, abierta por la sorpresa. Mi hermano y yo ahora nos parecemos más que nunca, eso sólo agregó a la confusión.

Conforme fue progresando el servicio, llegó al tradicional lavamiento de pies. Había esperado con anticipación lavarle los pies a mi hermano, pero sus medias negras, su falda blanca, y sus tacones me lo impidieron. En lugar de lavarle los pies a mi hermano, derramé el agua sobre los pies de su novia y ella sobre los míos. El Señor nos encontró en un lavamanos blanco de agua tibia. En ese instante supe que le amaba. Admiré su valor al ir al frente y acoger lo poco familiar. Casi ni me conocía, sin embargo, vino a mi iglesia Anglicana, evangélica, carismática y me dejó que le lavara sus pies. Así es el Señor quien transforma nuestros corazones y nuestras mentes torcidas e incómodas con su presencia y su amor. Espero lavarle los pies a mi hermano la próxima Semana Santa, pero él va a tener que usar sandalias.

Conforme camino por este sendero, me vuelvo cada vez más consciente de mis propias debilidades y pecado. Amar a la gente bien no es algo fácil, pero el Señor tiene amor abundante. Cuando suena mi celular, con frecuencia pienso, hoy simplemente no puedo hablar de esto. Pero el Señor está empujando con su generosidad y su compasión. El está escuchando.

Entre más pasan los años, y más complicada se vuelve la vida, con mayor frecuencia me veo clamando al Señor, “Ayúdame.” He pasado muchas horas en la pequeña capilla de nuestra iglesia orando, pidiendo sus recursos y su reserva de amor para aquellos cuyas decisiones se me hace difícil aceptar.

Él es fiel en contestar, muy recientemente lo hizo en las palabras de Gregorio de Nazianzus el obispo de Constantinopla en 389 A.D.

¿No es Dios quien te pide ahora que aceptes tu turno para que te muestres generoso por encima de todas las demás criaturas y por el bien de todas las demás criaturas? Porque hemos recibido de él tantos regalos maravillosos, ¿no estaríamos avergonzados si le negáremos esta única cosa, nuestra generosidad? ¿Aunque es Dios y Señor, no tiene temor de ser conocido como nuestro Padre. ¿Debemos nosotros, por nuestra parte, repudiar a aquellos que son nuestros parientes y amigos?

La voluntad para recibir con los brazos abiertos

Nosotros como Cristianos no hemos sido llamados a repudiar. Hemos sido llamados a amar. Es amor decirle al hermano y a la hermana, “Ve y no peques más.” Requiere valor y abandono al camino de Jesús, pero tiene un timbre de verdad cuando lo decimos en amor.

Los asuntos sobre el género son uno de los grandes retos de nuestro día, y yo creo que podemos elevarnos a la altura que se requiere para enfrentar ese reto. Nuestros antepasados en este país dieron libertad a los esclavos, y el día de hoy estamos siendo llamados a poner en libertad a otro tipo de esclavo, al esclavo del tráfico sexual. Recibimos al extranjero, y hoy lo invitamos a nuestros hogares por medio de la adopción o el cuidado del huérfano. Causamos dolor a la comunidad LGBG al excluirlos de nuestras iglesias. Bendigámoslos con nuestros oídos inclinados a escuchar, con nuestra disposición para soportar la incomodidad, y con un hambre por buscar el corazón de Jesús en cada conversación.

Esta primavera, después de años de fumar, mi hermano fue operado del corazón. Antes de la operación, él se dio cuenta del empeño que nuestra familia ponía luchando con su nombre y el uso del pronombre aceptable. Es difícil cambiar a usar “ella” y “Carly” cuando has conocido a alguien como “él” y “Charlie” por la mayor parte de tu vida. Estoy trabajando en eso, pero el cambio todavía se siente no natural y algo forzado.

La noche antes de la operación, nos dijo a mamá y a mí, “Llámenme Chobey. Eso funcionará mejor para todo mundo.” Chobey es un nombre que todos amamos. Su gracia me conmovió. A pesar de que sabe que su decisión de vivir como una mujer es inconsistente con los principios de mi fe, él sigue acercándose más a mí y yo a él. Conforme todos hacemos esto, que la gracia regrese.

Margaret Philbrick es jardinera, maestra, y autora recientemente de la novela A Minor: A Novel of Love, Music, and Memory [A menor: Una novela de amor, música, y memoria] (Koehler Books). Puede comunicarse con ella en margaretphilbrick.com.

Reconciliadora

Jeanne Bishop ha ayudado a miles de clientes a ser redimidos de los crímenes que han cometido. Ahora está ayudando a redimir al hombre que mató a su hermana.

Christianity Today June 1, 2015
Chris Strong

Esta traducción fue publicada en colaboración con la Conferencia Nacional de Liderazgo Cristiano Hispano (NHCLC, por sus siglas en inglés).

El 7 de abril de 1990, David Biro entró a la residencia de Nancy y Richard Langer, ubicada en un barrio residencial de Chicago, armado con un cortavidrios y un revólver. Cuando los Langert regresaron a casa esa noche, Biro, que en ese entonces tenía 16 años, estaba esperándolos. Él rechazó los intentos de la pareja de hacerlo cambiar de intención, que probablemente incluyó el ofrecerle dinero—la policía descubrió $500 en efectivo en el lugar del crimen. Biro le disparó a Richard en la cabeza y a Nancy, la cual estaba embarazada, le disparó tres veces. Él la dejó desangrarse en el sótano de la casa.

“Fue un Domingo de Ramos,” recuerda Jeanne Bishop, hermana de Nancy. Bishop se encontraba en el ensayo de coro en la Iglesia Fourth Presbyterian en Chicago. “La secretaria vino y me dijo, ‘Tienes una llamada telefónica.’”

“Yo dije, ‘¿Puedes tomar el mensaje?’”

“Ella dijo, ‘No, necesitas acompañarme.’”

Bishop inmediatamente pensó en su anciano padre. Pero fue su voz la que escuchó por teléfono: “Nancy y Richard han muerto.”

Por la mente de Bishop pasó la imagen de un camión aplastando al automóvil compacto de la pareja en la autopista.

“¿Qué quiere decir, han muerto?” dijo ella.

“Alguien los asesinó.”

Una semana después, Bishop se dio cuenta de los detalles de los últimos momentos de vida de su hermana menor. Nancy duró con vida como 10 minutos después que Biro le disparó en un codo, la espalda y el abdomen. Antes de morir, ella se arrastró junto al cuerpo de su esposo y usó su propia sangre para dibujar la letra T y un corazón—Te amo.

No hay división

Seis meses después de los asesinatos, la policía arrestó a Biro. Un estudiante sobresaliente en la Escuela Preparatoria New Trier en Winnetka, Illinois, Biro había sido internado una vez en un hospital psiquiátrico por tratar de envenenar a su familia. Él había presumido ante sus amigos sobre el asesinato de los Langert.

En 1991, poco después de que Biro fuera sentenciado a cadena perpetua sin la posibilidad de libertad condicional, Bishop ya había decidido que necesitaba perdonarlo.

“Si usted se fija en los Evangelios, verá a Jesús vez tras vez diciendo ‘Tienen que perdonar porque ustedes han sido perdonados,’” dijo Bishop, quien es cristiana de ya mucho tiempo, citando la parábola del siervo malvado (Mat. 18:21-35).

Pero a causa de que Biro estaba bajo las rejas permanentemente, Bishop pensó que podría seguir adelante sin nunca informarle que lo había perdonado en su corazón. Ella pensó que nunca tendría que pronunciar su nombre en voz alta.

“Yo había puesto una pared que era conveniente para mí,” le dijo Bishop a CT. “Pensaba, ‘Puesto que no te has disculpado conmigo, eso me absuelve a mí de la responsabilidad de contactarte.’”

Entonces, en el 2012, Bishop leyó Forgiveness: Christian Reflection (El perdón: Reflexión cristiana). Contenía un artículo por J. Randall O’Brien, el presidente de la Universidad Carson-Newman, un plantel bautista en Tennessee. “Ningún cristiano está jamás en la posición de privilegio, donde él o ella esté exento de la responsabilidad de buscar la reconciliación, ya sea el agraviado o el malhechor,” escribió él.

Bishop no estuvo de acuerdo—tanto que puso cita con O’Brien para cuestionarlo. O’Brien le recordó que Jesús oró por sus propios asesinos cuando lo crucificaron.

“Sentí mi corazón—duro y rígido—partirse,” dijo Bishop. “Siempre hice una división entre el asesino de Nancy y yo. Él: un asesino malvado. Yo: un familiar inocente de las víctimas. La verdad era, que ante Dios no había división entre nosotros—ambos éramos imperfectos y pecadores.”

“¿No sería maravilloso,” le dijo O’Brien, “si Dios te usara para Él tener una relación con este hombre, si él un día se te uniera en el cielo?”

Después de esa reunión, Bishop comenzó a orar por Biro, pronunciando su nombre en voz alta por primera vez. En enero del 2013, ella hizo contacto con Biro a través de una carta, preguntándole si le podía visitar.

Una semana después, Biro—el cual nunca había confesado los asesinatos, mucho menos mostrar remordimiento—le contestó. En el transcurso de 15 páginas, él por primera vez confesó el crimen y aceptó su oferta de reunirse.

Perdonado

El día anterior de que Bishop hiciera por primera vez el viaje de 100 millas a la Correccional Pontiac, tomó café con un ancianito de 83 años que había estado haciendo el mismo viaje cada otra semana desde 1991. Nicholas Biro, el padre de David, le dio por escrito cómo llegar a la prisión, y también le dio información de un McDonald’s cercano por si ella quería tomar algo antes de entrar en la prisión. También le dio dos pesetas, explicándole que las necesitaría para el casillero en la prisión para guardar las llaves de su automóvil.

Cuando Bishop por primera vez se sentó enfrente de David Biro en la prisión, Bishop no encontró a la persona que esperaba. “Yo lo había convertido en un monstruo. Yo lo había mitificado como algo llamado asesino. Él es un hombre de 40 años.”

En su primera reunión, Biro no explicó cómo alguien criado en una familia amorosa, adinerada podía tomar un “revólver magnum y ponerlo atrás de la cabeza de un hombre adulto. Pero él sí admitió haber cometido los crímenes.” Él relató los detalles del 7 de abril de 1990, al hacerle Bishop preguntas.

Desde entonces, Bishop ha regresado a reunirse con Biro 15 veces. Antes de cada visita, ella ora durante el viaje para poder comunicarle que “para Dios, él es amado y valioso y que Dios tiene un propósito para su vida.”

“Entre más te conozco, más mal me siento por lo que hice,” Biro le dijo recientemente.

“Lo que yo antes le deseaba era que se pudriera en la prisión y sufriera, y eso lo haría arrepentirse,” dijo Bishop. “Pero lo que hizo que él se sintiera mal fue el experimentar el amor incondicional de Dios y el perdón de un familiar de las víctimas.”

Bishop cree que todos lo que han sido sentenciados de adolescentes, deberían en algún momento durante su encarcelamiento, tener la oportunidad de una revisión detallada. Pero es muy probable que Biro pase su vida en la prisión. Si bien la Corte Suprema dictaminó en 2012 que la sentencia juvenil de cadena perpetua sin la posibilidad de libertad condicional es inconstitucional, el juez en el juicio de Biro le dio una sentencia de por vida discrecional, que todavía permanece constitucional. El gobernador le puede otorgar el perdón, pero eso es dudoso dado la severidad del crimen.

“Decirle a una persona que comete un crimen a la edad de16 o 17, ‘Nosotros sabemos que necesitas estar encerrado para siempre para nosotros estar a salvo,’ es contrario a lo que leemos cuando abrimos la Biblia,” dijo Bishop. “Allí, vemos historias de gente que han asesinado y han sido restaurados, comenzando con Moisés y David y más tarde Saulo, que llegó a ser el apóstol Pablo.”

Bishop no suavizó el asesinato de su hermana, cuñado, y su bebé no nacido. Ella le llama “horrible, monstruoso, y despiadado. En su nuevo libro, Change of Heart (Westminster John Knox Press), ella entra en detalle con respecto a lo que pasó. “Quiero que la gente entienda que no lo estoy perdonando porque lo que hizo no haya sido tan malo.”

De hecho, el confrontar la gravedad de la situación es lo que a Bishop le ha permitido hacer los largos viajes a Pontiac.

“No está bien lo que hiciste, pero no te voy a odiar. No voy a desear el mal sobre ti,” dijo Bishop. “Voy a desear lo contrario. Yo te voy a desear que seas redimido.”

Morgan Lee es editora residente de CT y reside en Chicago. Sígala en Twitter @Mepaynl.

Ir a donde la gente está sufriendo

Noel Castellanos reflexiona sobre una carrera ministrando a los marginados.

Christianity Today June 1, 2015

Esta traducción fue publicada en colaboración con la Conferencia Nacional de Liderazgo Cristiano Hispano (NHCLC, por sus siglas en inglés).

Noel Castellanos, director general de la Asociación Cristiana para el Desarrollo de la Comunidad (CCDA), sabe del ministerio a las comunidades marginadas, después de haber servido durante más de 30 años en los barrios latinos urbanos. En su libro Where the Cross Meets the Street [Donde la cruz se encuentra con la calle: ¿Qué pasa con el barrio cuando Dios está en el centro] (InterVarsity Press), Castellanos muestra cómo los ministerios pueden abordar la desigualdad y la injusticia sin renunciar a la evangelización y el discipulado. David Swanson, pastor de la Iglesia New Community Covenant de Chicago, habló con Castellanos acerca de forjar la fe y la comunidad en los márgenes de la sociedad.

Usted escribe: “Ya no podemos mantener nuestros viejos paradigmas de ministerio que compartimentan y truncan el trabajo del reino.” ¿Cómo guía este principio su trabajo?

En la mayoría de las iglesias evangélicas, el evangelismo y el discipulado son el pan y la mantequilla. Pero para llevar el evangelio completo a las comunidades pobres y marginadas, necesitamos nuevas herramientas.

El marco bíblico de CCDA comienza a partir de una base de la proclamación y la formación. Pero a partir de mi experiencia en las comunidades urbanas y latinas, aprendí que teníamos que poner la compasión al frente y centro. La compasión es una lengua que los cristianos pueden entender en nuestro mundo herido: la necesidad de un vaso de agua, ropa, vivienda, o alguna otra forma práctica de amor.

Queremos ayudar a crear oportunidades económicas—a enseñar a la gente a pescar, y hasta de poseer un estanque.

Queremos devolver la dignidad mediante la restauración de la capacidad para cuidar de sí mismo y la familia de uno.

En cuanto me involucré con la lucha por la reforma migratoria en Estados Unidos, me di cuenta de que enfrentarse a la injusticia sería esencial.

¿Dónde pueden las iglesias mirar ejemplos de poner el evangelio completo en acción?

Piensa en la iglesia afroamericana y la forma en que líderes como Martin Luther King Jr. leen la Biblia desde una perspectiva diferente, dando un nuevo significado a las palabras como la liberación y reconciliación. La movilización y participación en el trabajo de la justicia de la iglesia afroamericana ha influido en la comunidad latina mientras hemos empezado a movilizar en los temas de inmigración y la pobreza. Espero que podamos aprender de la experiencia de la iglesia afroamericana sin perder nuestro fervor por el evangelismo.

¿Qué sucede cuando la cruz se encuentra con la calle del suburbio, de la clase media?

Donde quiera que vayas, te encuentras personas heridas. Tienes que ir más allá de la comunidad con portón de seguridad y avanzar hacia los márgenes.

Cuando trabajé con Young Life, una vez ministré en una escuela secundaria en una zona rica de Spokane, Washington. La escuela tenía una afluencia de refugiados laosianos. Se podía ver, por la forma en que fueron tratados, que estos niños estaban marginados. Debido a mi propia experiencia como un estudiante marginado, vi que tenía que tratar de alcanzarlos.

En Young Life hablamos sobre el ministerio de encarnación. Eso significa entrar en el mundo de los jóvenes relacionalmente. Cuanto más he reflexionado sobre las Sagradas Escrituras, el ministerio de Jesús, y la idea radical de Dios de venir a la tierra en carne humana, más me he dado cuenta de que el ministerio eficaz debe ser un ministerio de encarnación.

A menudo pensamos en la reconciliación racial como una cuestión entre blanco y negro. Como alguien que no es ni blanco ni negro, ¿cómo tratas esto?

Cuando llegué al CCDA, el marco que se asumía para abordar el tema de la reconcilicacion era blanco-negro. En la primera reunión a la que asistí en la reconciliación, solamente había una persona latina más. Y mi experiencia con Young Life—donde fui el primer miembro del personal Latino de tiempo completo—fue similar. Pero no es suficiente con solo molestarse por esas cosas; hay que aportar y proveer liderazgo con el fin de crear un cambio. Estamos comprometidos a incluir en nuestro ámbito ministerial a los nativos americanos, asiáticos y a otros que han estado en los márgenes.

¿Eres optimista sobre la reforma migratoria en Estados Unidos?

Me siento esperanzado—pero desalentado por el ritmo. Me siento alentado cuando pienso en el tiempo que tomó el movimiento abolicionista para tener éxito. Ya sea que el cambio suceda, está fuera de mi control, pero no puedo sentarme en la banca diciendo que la reforma es demasiado difícil o toma demasiado tiempo.

A veces me temo, sin embargo, que es más fácil el protestar o escribir a un senador que invertir tiempo en la reurbanización de un barrio. Si bien estamos trabajando para hacer cambios en Washington, tenemos que seguir haciendo el trabajo de amar a nuestro prójimo.

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