¿Deben los cristianos votar por el menor de dos males?

Aun en las urnas electorales, la moralidad no es relativa.

Christianity Today April 4, 2016
Shealah Craighead / SarahPAC

Esta traducción fue publicada en colaboración con la Conferencia Nacional de Liderazgo Cristiano Hispano (NHCLC, por sus siglas en inglés).

Por años, he rogado a los cristianos a tomar en serio sus obligaciones como ciudadanos, empezando con ejercitar el derecho a votar. En la plaza pública y en las urnas, debemos estar más involucrados, no menos.

¿Pero qué pasa en una elección donde los cristianos se enfrentan a dos alternativas moralmente problemáticas? ¿Deben los votantes dar su voto al menor de los males? Este ciclo electoral impredecible puede tomar un sinnúmero de rumbos, y me siguen haciendo esta pregunta frecuentemente.

Para empezar, a menos que Jesús de Nazareth sea uno de los candidatos en la papeleta, cualquier elección nos obliga a escoger el menor de los males. A lo largo de cualquier partido o plataforma, todos han pecado y están lejos de la gloria de Dios. Sin embargo, la pregunta es válida. Creer en la depravación humana no niega nuestro sentido de responsabilidad. Según el estándar de la ley de Dios, toda persona es un mentiroso, pero eso no significa que debemos ocupar a un empleado que sabemos tiene un patrón de hablar con la mentira. Jesús enseñó que todos los que tienen lascivia en su corazón son adúlteros, pero eso no quiere decir que una mujer debe encogerse de hombros cuando descubre que el que pudiera ser su nuevo marido es un mujeriego.

Cuando consideramos la pregunta sobre escoger entre el menor de dos males, debemos empezar con lo que es el voto dentro de nuestro sistema de gobierno. En nuestro sistema, ciudadano(a) es un puesto o función; nosotros también cargamos con la responsabilidad de las acciones del gobierno. De la misma manera que el sacerdocio de Cristo hizo demandas a favor de la justicia pública de aquellos que tenían un cargo oficial en el Nuevo Testamento (Lucas 4:15), lo mismo es verdad para aquellos que gobiernan como ciudadanos.

El apóstol Pablo enseñó que la espada de César ha sido dada por Dios para recomendar el bien y castigar el mal (Ro. 13:1-5). La Biblia presenta los límites de dicho papel, mencionando a aquellos que usan la espada en maneras injustas y que serán sujetos al juicio (i.e. Apocalipsis 13).

En una república democrática, la autoridad sobre el estado resta sobre el pueblo mismo. En las urnas, nosotros les delegamos a otros el uso de la espada de la justicia pública en nombre nuestro. Si pensamos en una campaña política como si fuese una entrevista de empleo, no podemos éticamente hacer un contrato con alguien para que haga el mal en nuestro nombre.

¿Puede un candidato hacer promesas sobre ciertos asuntos y luego hacer algo diferente cuando sea elegido al puesto? Sí. ¿Puede un candidato presentar un sentido de buen carácter en público y luego después que se descubra que es un fraude? Seguro que sí. Lo mismo pasa con pastores, cónyuges, empleados, y virtualmente en cualquier otra relación. Pero ese sentido de sorpresa o desilusión no es lo mismo como delegar de antemano nuestra autoridad a alguien que sabemos que tiene un carácter pobre o posiciones públicas malévolas. Hacer eso nos hace a nosotros culpables como votantes. Decir, “la alternativa sería peor” no es una excusa válida.

Piense en el servicio militar, otro puesto de responsabilidad pública, como un ejemplo. Miembros del ejército no necesitan aprobar todo lo que un general decide para poder ser fieles a sus deberes para con el país. Pero si los generales dieran la orden de matar a personas inocentes que no son combatientes o desertar y enlistarse con los enemigos de nuestro país, el cristiano no puede meramente escoger la menos peor de estas dos opciones. Debe concluir que ambas son erróneas y que no puede verse implicado en ninguna de las dos. Si una doctora cristiana fuese obligada a escoger entre llevar a cabo un aborto o ayudar en un suicidio, ella no puede escoger el menor de estos dos males sino que debe objetar concienzudamente.

Después de haber dicho todo eso, no todos los asuntos políticos son iguales. He votado por candidatos con quienes he estado en desacuerdo sobre asuntos como reforma inmigratoria o descanso médico por asuntos familiares porque he estado de acuerdo con ellos sobre la santidad de la vida humana. Sin embargo, yo no podría votar por un candidato pro-vida (contra el aborto) que al mismo tiempo está a favor de la injusticia racial o los crímenes de guerra, o cualquier otro de una serie de asuntos morales de primer nivel. Hay algunos candidatos con los que estoy de acuerdo sobre asuntos como crecimiento económico o seguridad nacional pero por los que no pudiera votar porque niegan la persona del que está por nacer o restringen la libertad religiosa para todos.

Dadas estas convicciones morales, ha habido ocasiones en que me he enfrentado con dos candidatos, cuando ambos fueron descalificados moralmente. En una ocasión, un candidato era pro-vida pero provocaba en asuntos raciales, que competía con un candidato pro-elección (que abogaba por la libertad para abortar). No podía en buena consciencia poner mi nombre bajo cualquiera de los dos candidatos. Escribí el nombre de otro líder. En otras ocasiones, he votado por un candidato de un partido menor.

Los candidatos de partidos que están fuera de los partidos principales algunas veces ganan. Abraham Lincoln corrió como Republicano en una era cuando los partidos principales eran los Whigs y los Demócratas. Aun cuando los candidatos de partidos de tercer rango no ganan las elecciones, pueden introducir asuntos y crear un movimiento para el futuro. En algunas ocasiones, han ganado candidatos cuyos nombres no aparecen en la papeleta (y el votante tiene que agregar a mano); la senadora de EEUU Lisa Murkowski de Alaska ganó su reelección de esa manera en el 2010.

En aquellos casos en que yo he votado por un candidato independiente o que no aparece en la papeleta, no necesariamente esperaba que ese candidato ganara—mi principal objetivo era participar en el proceso sin respaldar el mal moral. Como cristianos, no somos responsables de la realidad de nuestro sistema de dos partidos políticos o por la manera en que otros ejercitan su responsabilidad civil, pero sí rendiremos cuentas por cómo delegamos nuestra autoridad. Nuestra primera responsabilidad no es la fiesta de la noche de victoria electoral del partido, sino el Trono de Juicio de Cristo.

Cuando los cristianos enfrentamos dos opciones claramente inmorales, no podemos racionalizar un voto por la inmoralidad o la injustica simplemente porque consideramos la alternativa peor. La Biblia nos dice que rendiremos cuentas no solo de las cosas malas que hacemos sino también porque damos nuestra aprobación “a quienes las practican” (Rom 1:32).

Desde este lado de la Nueva Jerusalén, nunca vamos a tener un candidato perfecto. Pero no podemos votar por el mal, aun cuando esa sea nuestra única opción.

Russell Moore es presidente de la Ethics and Religious Liberty Commission del Southern Baptist Convention y autor de Onward: Engaging the Culture Without Losing the Gospel [Adelante: Confraternizar con la cultura sin perder el Evangelio].

Esperanza en el camino de los refugiados: Informe especial sobre los cristianos en Iraq y Grecia

CT visitó ocho campos de refugiados para saber cómo los cristianos que están en la línea de batalla recomendarían que se involucren las iglesias norteamericanas en la crisis de refugiados.

Christianity Today April 4, 2016
Antonio Masiello / NurPhoto / Corbis

Esta traducción fue publicada en colaboración con la Conferencia Nacional de Liderazgo Cristiano Hispano (NHCLC, por sus siglas en inglés).

Justo más allá de la carretera de circunvalación bajo construcción en las afueras de Erbil, una entrevista de un grupo se convierte en un motín.

“Ustedes ya comprenden por qué estamos aquí,” dice uno de los 15 refugiados cristianos y musulmanes que se han reunido en el sitio de distribución de alimentos de World Vision en la capital de la región autónoma kurda en Iraq. “Todos en Norteamérica ya deberían saber de nuestra crisis: ISIS (por sus siglas in inglés).”

Este grupo está cansado de decirle a las ONG (organizaciones no gubernamentales ni de lucro) y a los periodistas el por qué huyeron de sus casas, y lo difícil y frágil que es la vida entre los edificios abandonados de Erbil.

Están especialmente cansados porque este será su segundo invierno como refugiados. Entre tanto, la ayuda alimentaria ha disminuido de $25 a $16 a $10 por mes hoy. La mayoría rehúsan dar entrevistas, a pesar del hecho de que sus historias podrían animar a los occidentales a enviar más ayuda. Si sus visitantes actuales no están allí para aumentar sus vales de despensa, entonces, dicen ellos, todos están perdiendo su tiempo.

Unos en el grupo de pie se mecen y tienen botellas de agua de 11 oz. con tapas azules y la palabra vida escrita en rojo. La i es un signo de admiración de apertura, un intento de diversión del vendedor en un escenario triste.

Pero ese signo enfatiza apropiadamente la crisis de refugiados. La cantidad—1 millón de refugiados ingresando a Europa para finales del 2015—hace mucho sobrepasaron lo concebible. La pregunta es si ellos también ya han sobrepasado la compasión.

El mundo hoy tiene más refugiados que durante la Segunda Guerra Mundial. Más allá de Europa 2.5 millones de refugiados están en Jordán, Líbano, y Turquía, entre tanto 4.5 millones de personas permanecen como refugiados dentro de Siria e Iraq, donde ISIS está más activo.

Al aproximarse el invierno, Christianity Today viajó a Iraq y Grecia para presenciar cómo los líderes cristianos están trabajando a lo largo del “camino de los refugiados” que hoy se extiende desde el Medio Oriente a Europa y Norte América. La situación es tan complicada, y los riesgos tan altos, que los líderes se encuentran en el dilema de dos estrategias de ayuda: ¿deberían ayudar a los cristianos y a otras minorías a permanecer en su tierra, o deberían ayudarlos a viajar a democracias occidentales más seguras?

Pero los líderes evangélicos kurdos y los griegos están de acuerdo en una cosa: la esperanza permanece, porque miran a Dios obrar a lo largo de todo el camino.

Hadi Ali y su familia de nueve son unos de los miles de refugiados iraquíes que hoy viven en edificios inacabados en Kurdistán.

‘Gracias, ISIS’

Desde sus escalones de entrada, Hadi Ali tiene una gran vista de la cañada serpenteante donde muchos se congregan durante Nowruz (la celebración de año nuevo) a vacacionar y de día de campo a lo largo del río que desciende del Lago Dukan, uno de los lagos más grandes de Kurdistán. Pero Ali todavía desea vivir a 300 millas de aquí. Es uno de los cientos de personas desplazadas internamente viviendo hoy en un revoltijo de casas inacabadas en las cuestas de las montañas rojas escabrosas que se elevan por encima del río.

A la sombra de una mezquita amarilla pálida que está en lo alto de la comunidad en la ladera, Ali, de 43 años de edad, elude cáscaras de granadas al subir los escalones de un edificio inacabado de concreto. Ha vivido aquí con su familia de 9 personas por los últimos 15 meses. Su esposa e hijos, de edades entre 5 a 18 años, huyeron del sur de Bagdad después de ser amenazados a punta de pistola.

“Nos quitaron nuestras casas y nuestro dinero,” le dice a CT. “Todo ha desaparecido. No sabemos cuándo regresaremos.”

Ali, que anteriormente fuera chofer de autobús escolar, vendió su autobús para trasladar a su familia. Hoy es un jornalero, que trabaja en el edificio de tres pisos de enseguida que aún está más inacabado que su propia vivienda temporal. “Siempre pienso en regresar a casa una vez que venga la paz. Desearía que fuera mañana. Pero no conocemos el futuro. Estoy esperando en Dios.”

La crisis ha durado más de lo que todo mundo anticipara—casi cinco años ya para muchas familias. Casi todas las mujeres refugiadas que CT entrevistó en ocho campos de refugiados han dado a luz después de que huyeran.

“Nos apoyamos unos a otros,” dice el jefe de Garmawa, un pueblo cristiano de 250 años a sólo 40 minutos de Mosul. Desde que ISIS se apoderara de la segunda ciudad más grande de Iraq en junio del 2014, el pueblo cercano de 70 familias ha compartido su tierra con aproximadamente 500 familias, la mayoría musulmanes. “Es parte de nuestra fe que los hospedaremos,” dice el jefe. No obstante, los habitantes de Garmawa esperaban ser anfitriones por dos meses. “Este es el segundo invierno,” dice él. “No nos imaginábamos esto.”

Los cristianos han enfrentado una persecución significantiva y bien publicitada (particularmente en Mosul y otras ciudades de las Llanuras de Nínive.) Los líderes cristianos dijeron a CT que otras minorías como los yazidis, un grupo religioso antiguo, han sufrido peor aún. Por consiguiente, muchas iglesias están ayudando más a los no cristianos que a los cristianos.

En un campo de la ONU en Khanke, siete niños yazidis se pelean por una mochila verde azulada proporcionada por el Unicef en casi toda vivienda de refugiados y colocaron su contenido en el suelo. No contiene útiles escolares sino fotografías de su difunta hermana mayor, Almas, asesinada cuando ISIS vino a su pueblo Sinjar.

Su hermana de cuatro meses de edad, nació en este cuarto de paredes de concreto y techo de lona, y ahora lleva su nombre en su honor. Su madre, Wadkha, dice que el recuerdo hace muy doloroso regresar a Sinjar, que fue liberada de ISIS en tanto que CT estaba en Iraq. “Cuando hago pan, pienso en mi hija y me pongo a llorar.”

Muchos refugiados ya no tienen la esperanza de regresar a su casa. “Los cristianos están cansados aquí,” dice Ashty Alisha, el presidente de la Alianza Evangélica en Kurdistán. En su más reciente culto, un miembro explicó cómo él está planificando partir con su familia porque no tienen dinero para alquiler o alimentos; todo lo que tienen es el recuerdo de su hijo que fue asesinado por ISIS. Alisha dice, “No estoy animando a la gente a que se marche. Pero no les puedo decir que se queden.”

El sacerdote Daniel es más franco. “El Medio Oriente está perdido para los cristianos,” dice el sacerdote de la Iglesia Mar Elia, que hospeda a 570 creyentes refugiados en su recinto triangular en Ankawa, que es un distrito cristiano de Erbil. Apenas había terminado de dirigir un culto en arameo; Mar Elia es una de las pocas iglesias que preservan el idioma que Jesús hablaba. Pero Daniel dice que él estaría bien si un día no tuviera ovejas que pastorear porque se habrían marchado a Europa o a los EE.UU.

“Deberíamos considerar las vidas y almas de estas personas,” dice. “No es tan sólo con respecto a la historia cristiana aquí. No queremos que vivan como víctimas.” Un residente recién casado del campo concurre: “Esto aquí verdaderamente es una tierra santa para nosotros. Pero ya no es la tierra del corazón.”

En contraste, Abu Karam es muy probable que sea uno de los únicos refugiados cristianos iraquíes que haya rechazado una visa para el Occidente. El pastor de Mosul de 66 años de edad vino a ser un refugiado de la ONU en Jordán y obtuvo una visa para el Canadá. Pero luego, dice, Dios en una visión le dijo que se regresara a Iraq a servir en la iglesia. Él rechazó la visa y se regresó a Mosul hasta que ISIS llegó.

En la Iglesia Alianza Cristiana y Misionera en Ankawa, Karam hoy sirve a los refugiados cristianos de diversas denominaciones históricas y denominaciones nuevas. Él los anima a permanecer en Iraq. “Jesús nos dice que no será fácil seguir con nuestra religión. Pero dice, ‘No importa lo que te suceda, yo gano, así que tú también ganarás,’” dice Karam. “Desde el tercer siglo, esto ha sido nuestro cristianismo: uno de sufrimiento. Si vivimos una vida fácil, ¿cuál es nuestro mensaje?”

Los esfuerzos significantes para ayudar a los cristianos a que se queden incluyen una iglesia evangélica que alquila un edificio de cinco plantas en Erbil para 170 refugiados de Qaraqosh. El arzopispo caldeo de Erbil, Bashar Warda, está tratando de construir una universidad católica. (Él explica: “¿Cómo se quedarán a menos que les mostremos que nosotros nos quedaremos?”) En el lado de los que se “marchan,” un grupo de Slovakia—que está visitando a Mar Elia al mismo tiempo que CT—negociaron un trato para reubicar a 149 cristianos a su nación europea oriental para la Navidad.

“No es un juego de suma cero de quedarse o marcharse. Podemos ayudar a la gente a quedarse y a marcharse más segura,” dice Jeremy Courtney, el director de Preemptive Love Coalition ubicada en Iraq. “Pero si tomamos en serio el ayudar a los cristianos a que se queden, tenemos que amar a los musulmanes más de lo que odiamos y tememos al islam. Perjudicamos a los cristianos sino hacemos lo bueno para con sus prójimos.”

El hecho positivo de la crisis es que la mayoría de las iglesias evangélicas de Iraq hoy están repletas de cristianos refugiados. Ellos más que compensan por las familias que inmigraron al Occidente después de que Estados Unidos invadiera a Iraq hace 12 años. “Dios está utilizando a ISIS para sacudir a la iglesia,” dice un líder en Erbil que pidió anonimato. “Los cristianos que eran nominales hoy dicen, ‘Necesitamos ser la iglesia.’”

Asimismo, muchos pastores le dijeron a CT que la crisis presenta una oportunidad sin precedentes para el evangelismo. “Yo he estado aquí por veinte años y he compartido el evangelio con dos personas; una aceptó, la otra no.” Dijo un misionero de largo plazo de Egipto que también pidió anonimato. “En estos días, podemos alcanzar a 2,000 personas en un día. Este es el tiempo para estar aquí, de lo contrario perderemos la oportunidad. He escuchado a mucha gente decir, ‘Gracias, ISIS,’ porque lo perdieron todo pero tienen vida nueva en Jesús.”

Porque muchas iglesias se han convertido de facto en campos para refugiados, albergando en sus instalaciones tantas familias cristianas como sea posible, la mezcla de distintas denominaciones ha producido lo que Pope Francis llama un “ecumenismo de sangre.”

“Antes de que ISIS llegara, estábamos divididos. Pensábamos que éramos los mejores cristianos, y que podíamos hacerlo todo por nuestra cuenta,” dice Daniel. “Dios hace cosas con un propósito. Él ha juntado a las iglesias para que manejen la situación como una mano.”

“Desafortunadamente, fue ISIS quien nos unió. Podemos enviar un mensaje a todos los cristianos alrededor del mundo: No se esperen para que las cosas malas los unan; únanse hoy, bajo el nombre de Jesucristo.”

Paralizado por París

En el último día de CT en Iraq, el sentimiento mundial hacia los refugiados comenzó a cambiar radicalmente. Los ataques coordinados de ISIS asesinaron a 130 personas en París. Pronto, el emblema principal de la crisis de refugiados—el pequeño cuerpo ahogado en la playa de un niño sirio de tres años de edad—fue reemplazado por el espectro de terroristas inesperados.

Más de la mitad de los gobernadores de EE.UU. declararon la prohibición de que los refugiados se reubiquen en sus estados (la mayoría de Siria son musulmanes, y en total casi la mitad son cristianos). Las encuestas sugirieron que la mayoría de los evangélicos apoyaron la prohibición; sólo la tercera parte de los evangélicos protestantes anglosajones le dijeron al Pew Research Center que estaban a favor de que Estados Unidos aceptara más refugiados—y esto fue antes de lo de París. Después de los ataques, LifeWay Research encontró que el 48 por ciento de pastores evangélicos auto-identificados coincidieron que había “un sentir de miedo” dentro de sus congregaciones con respecto a que los refugiados vengan a Norteamérica.

Sin embargo un mes después de París, una reunión prominente contó una historia distinta sobre las actitudes evangélicas. En las instalaciones del Wheaton College, más de 120 líderes representando denominaciones y ministerios principales se reunieron para hablar sobre cómo las iglesias de Estados Unidos podrían aplicar el Gran Mandamiento y la Gran Comisión a la situación, y no repetir los mismos errores a lo que los oradores llamaron una respuesta tardía a la crisis VIH/SIDA.

Los organizadores de la conferencia habían esperado a que sólo una cuarta parte de la gente viniera, sin embargo el salón estaba repleto. Allí, los líderes se turnaron para dirigirse a la multitud. El presidente de Wheaton, Philip Ryken dijo que era “difícil imaginar un tópico más importante para hablar sobre una respuesta compasiva, Cristo céntrica ahora mismo.” El presidente de la Junta de Misiones Internacionales de los Bautistas del Sur, David Platt utilizó pasajes bíblicos para exhortar a los evangélicos a “actuar justamente, amar sacrificialmente, y esperar confiadamente,” ya que Dios permanece soberano sobre la crisis de refugiados.

El presidente de World Vision, Richard Stearns explicó cómo, si la crisis tomara lugar proporcionadamente en los Estados Unidos, “todos al oeste de Ohio tendrían que huir de sus casas.” Él definió sentirse “avergonzado por la retórica llena de odio” de los políticos, los medios de comunicación, y de algunos líderes cristianos. “Han tomado esta terrible tragedia y de algún modo lo han enfocado en nosotros,” dijo. “Tenemos la oportunidad a nivel mundial de mostrar lo que creemos: no miedo, sino gracia.”

El presidente de World Relief, Stephan Bauman dijo que aunque “este es un tiempo de lamento” a medida que el reasentamiento de los grupos de refugiados recibe crítica, su ministerio ha visto “más voluntarios saliendo más que nunca de las iglesias para ayudar” en sus 35 años. “No todos los norteamericanos estarán a favor,” dijo. “Pero a medida que entiendan que los hechos son nuestros amigos, y la teología es un mandato, más verán que no tenemos que tener seguridad y compasión que se excluyan mutuamente.” (Dos terceras partes de los pastores evangélicos le dijeron a LifeWay que estaban de acuerdo.)

Antes de lo de París, tres cuartas partes de los auto definidos “cristianos comprometidos” en Norteamérica dijeron que estaban dispuestos a ayudar a los refugiados sirios, de acuerdo a una encuesta Ipsos por World Vision. No obstante, sólo el 44 por ciento ya lo ha hecho.

De un cuarto por ciento de los cristianos comprometidos que no estaban dispuestos a ayudar, el 34 por ciento dijo que era porque temían que los refugiados fueran posibles terroristas, y el 24 por ciento pensaba que el problema era demasiado grande para que ellos hicieran alguna diferencia.

Esas conclusiones fueron corroboradas en Wheaton, donde los líderes tomaron parte en una encuesta extraoficial para identificar los principales obstáculos para movilizar a los evangélicos norteamericanos con respecto al cuidado de refugiados. Sólo una palabra recibió voto unánime: miedo. Los líderes cristianos concurrieron que necesitaban que mejor información circulara de mejores maneras.

Pocas iglesias evangélicas actualmente cuidan de refugiados internacionalmente (18%) o localmente (8%). Otro 8 por ciento desea involucrarse. Sin embargo más de dos tercios de las iglesias aún no han tratado el asunto.

LifeWay también encontró que sólo 1 de 3 pastores evangélicos han hablado desde el púlpito sobre la crisis de refugiados. Una encuesta anterior encontró que sólo el 2 por ciento de los evangélicos obtienen su información sobre la inmigración internacional a Norteamérica de su iglesia local, mientras que el 12 por ciento citaron la Biblia. Los dos grupos juntos fueron menos que los que dependen de los medios de comunicación. “La mayoría de los evangélicos cristianos no están pensando en esta cuestión como cristianos,” dijo Matthew Soerens, especialista en entrenamiento de iglesias de World Relief. La mayoría mira a los recién llegados como una amenaza o carga. “Sólo 4 de 10 personas miran esto como una oportunidad para el evangelio.”

“Estamos siendo contraculturales,” dijo el co-convoncante Ed Stetzer, director de LifeWay Research. “El estado de ánimo de muchos de nuestros constituyentes es en contra de los refugiados. Pero cuando respondemos con fe en medio de un ambiente de miedo, ganamos a la audiencia para el evangelio.”

Dando tanto como ellos puedan

Más del 80 por ciento de los refugiados entran a Europa cruzando el Mar Egeo de Turquía a Grecia, debido a sus muchas islas (como Lesbos) y su frontera porosa. La mayoría pasa por Atenas en camino a Alemania, Suecia, y otros refugios populares.

Los evangélicos griegos en efecto habían estado dirigiendo los ministerios para refugiados por décadas antes que el pequeño Alan Kurdi—vestido con una camiseta roja, pantalones cortos, y tenis con velcro—arrastrado por el mar a una playa turca reavivara la atención del mundo en Siria e Iraq. Y permanecen al frente, aun cuando su propia nación sufre el 25 por ciento de desempleo y una crisis de deuda que casi derribó la Eurozona.

En una cafetería en Atenas, una familia agarra sus tazas en una mesa al lado de la calle principal mientras su hijo de tres años de edad juega con una grúa amarilla de juguete entre un montón de mochilas. Está arropado para el frío, pero también trae puesto un chaleco salvavidas. Su hermana menor trae uno rojo.

Aquí en las cuadras alrededor de Piraeus, el Puerto principal de Atenas, los refugiados que sobrevivieron el cruce peligroso de Turquía a Lesbos (más de ochocientos se ahogaron en el 2015) sobrepasan en número a los griegos 4 a 1. Docenas caminan más allá de las tiendas cerradas para subirse a un autobús blanco de dos pisos que llevaba un anuncio de las Islas Griegas de dos niños sonriendo relajándose en una playa soleada. Un autobús azul pronto se detiene, le sigue uno amarillo cuando el autobús blanco se prepara para salir.

Es probable que se dirija a Victoria Square, una plaza alineada de restaurantes y árboles adornados con hileras de luces doradas de Navidad. A la puesta del sol el sábado por la noche, casi 50 personas hacen fila en un camioncito de comida. Sin embargo esto no es una comida de alta cocina de moda. Todos son refugiados, esperando aquí a los autobuses que los trasladarán a la frontera norte de Grecia con Macedonia, luego a través de los países balcánicos hacia Alemania. El camioncito pertenece a Plision, un ministerio donde los evangélicos griegos se unen con otros grupos para ofrecer ayuda. Esta noche está distribuyendo 500 tazones negros con carne de res, arroz, y frijoles hechos por voluntarios de la iglesia.

Poco después, el líder de Plision, Christos Nakis, se sienta en la mesa cubierta de plástico de la Santa Cena de su iglesia carismática, apropiadamente situada junto al mercado central de Atenas donde filas de vendedores venden productos agrícolas y carne. Él explica cómo 10 equipos de iglesias evangélicas ayudan a alimentar como a 1,700 emigrantes al día a lo largo de los tres campos de refugiados en Atenas.

Hace un mes, líderes de todas las iglesias evangélicas se reunieron con Nakis para ponerse de acuerdo en ayudar tanto a los no cristianos como a los cristianos. “Pensamos que nuestra misión como pueblo de Dios es ayudar a todos por igual. Después de todo, Dios hace que llueva sobre buenos y malos,” dice Nakis, refiriéndose a Mateo 5:45.

“La crisis de refugiados es ambas—nueva y vieja,” dice Giotis Kantartzis, el pastor titular de una de las iglesias evangélicas más grandes. “Grecia ha estado recibiendo refugiados por largo tiempo. Lo que es distinto es la intensidad.”

Lo que en una vez fueran 3,000 emigrantes por semana se ha convertido en 3,000 por día. Por lo que la Alianza Evangélica Griega reunió a todas las iglesias y ministerios que representan oficialmente a los 40,000 evangélicos de la nación ortodoxa.

“Por primera vez en nuestra historia, pudimos sentarnos y coordinar nuestros esfuerzos,” dice Kantartzis. “Algunos querían evangelizar y repartir Biblias. Otros dijeron, ‘No, sólo tengamos un aroma cristiano.’ [Esta colaboración] es algo nuevo. Y es algo bueno.”

CT viaja con ellos cuando un voluntario de la iglesia transporta la cena al Galatsi Hall, que anteriormente fuera el estadio olímpico donde Grecia hospedó los Juegos Olímpicos el verano del 2003. Había estada en ruinas modernas hasta que el gobierno lo convirtió en el campo de refugiados más grande a finales del 2015.

La mayoría de los refugiados en Galatsi provienen de Afganistán. Pasan unos cuántos días esperando dinero de sus familiares en el Occidente antes de continuar. La mayoría de los sirios e iraquíes, incluso los cristianos, tienen suficiente dinero para cruzar por Atenas el mismo día, explican los líderes.

Moinos Eleftheriou, de 53 años de edad, es alto de melena áspera y la energía que se empareja con su rol como líder de campo. Galatsi proporciona alimento, cama, ropa, suministros médicos, lección de inglés, arte-terapia—incluso una “bolsa de regalos de despedida” para los que van más lejos y más al interior de Europa una vez que obtienen el boleto de autobús para salir de Atenas. “Tenemos que ayudarles,” dice Eleftheriou. “Ellos son nuestros prójimos. No son animales; son seres humanos.” Los enormes cuartos que hospedaron a los mejores gimnastas mundiales y jugadores de tenis de mesa actualmente hospedan mayormente a mujeres y a niños afganis agrupados en cobijas. Algunos afortunados tienen tiendas de campaña para privacidad.

“Les damos lo más que podemos,” explica Eleftheriou. El regalo de despedida es una bolsa de compras llena de “cosas que les gustan”: jugo, leche, bizcochos, miel, atún, papel higiénico. Las instalaciones incluso tienen a una anciana empujando un carrito de supermercado obsequiando golosinas. “Hasta hacemos las cosas pequeñas para hacerlos sonreír.”

Abierto tan solo por 45 días, el campo ya ha hospedado a 10,000 refugiados. Una pared principal exhibe dibujos de los 3,000 niños afganis que han pasado por Galatsi. “Algunos son muy tristes. Esos no los ponemos allí,” dice Eleftheriou.

De regreso en su oficina, saca un dibujo de la familia de una niña en una lancha. En la parte superior, el sol está derramando lágrimas. Anteriormente, al caminar por el centro del pabellón de gimnasia convertido en dormitorio, una mujer con una túnica negra y pañoleta rosa se levantó de las tres cobijas de su familia e hizo una reverencia cuando él pasó. Su hijita de dos años de edad, al igual que su hermana y su sobrina de siete años de edad, se ahogaron cuando su familia cruzó el mar. Cuando por primera vez él preguntó qué necesitaba su familia, la madre le contestó con lágrimas, “Lo único que necesito es una piedra con el nombre de mi hija para el panteón.” Eleftheriou le dijo, “Haré esto para ti.”

Los griegos evangélicos reconocen que, vivir en uno de los países más “cristianos” del mundo (legal y culturalmente), ellos son los primeros creyentes que muchos refugiados de Afganistán y otras naciones mayormente musulmanes encuentran. “Yo no les puedo mostrar una película de la vida de Jesús,” dijo un líder a CT. “Pero poco a poco, todo pasará.” (Como un chofer de Plision dice, “Si ven a Jesús en nuestro rostro, es suficiente.”) Un poema de un niño en la pared de dibujos en Galatsi sugiere triunfo: “Estuve en Irán. Vi muchos musulmanes pero no vi [gente piadosa]. Cuando vine a Grecia, vi muchos no musulmanes. No obstante vi [gente piadosa].”

Sobre la pregunta que si los refugiados cristianos deberían permanecer en el Medio Oriente o salir para el Occidente, Kantartzis rápidamente rechaza la pregunta porque no vale la pena considerarla. (Esto es notable, ya que una campaña de turismo en Atenas acuña el término “philosofa” por “el hábito ateniense de relajarse y filosofar.”) “Es la pregunta errónea. Estas personas vinieron; ya se marcharon,” dijo. “La pregunta es un tipo de evasión; una coartada para eludir la responsabilidad que tenemos en frente de nosotros.”

“Es una llamada de atención,” dice. “¿Estamos listos como la iglesia para mostrar quiénes somos y lo que creemos?”

Primavera árabe de lo alto

Inspeccionando Atenas desde su cima más alta, Fotis Romeos, secretario general de la Alianza Evángelica Griega, apunta a los sitios del Nuevo Testamento enclavados entre lo moderno abajo. Él cree que los evangélicos americanos pueden aprender de sus hermanos en uno de los más grande cruces del mundo.

“El ministerio de refugiados no es algo nuevo para nosotros. Lo que es nuevo es el ritmo. Anteriormente, la mayoría de los refugiados permanecían en Grecia entre seis meses a un año para obtener sus documentos legales. Ahora ellos permanecen dos o tres días antes de seguir su camino.

“Una vez tuvimos la oportunidad de llegar a conocerlos y compartir el evangelio,” dice Romeos. Ya no es así. Así que las iglesias ahora se enfocan en “ayudarlos a sentirse humanos” a través de ofrecerles donde bañarse, juegos para niños, donde cargar sus teléfonos celulares—incluso wifi gratuito. “Los refugiados son personas, no son una casta. Podemos servirles en lo que necesitan ahora mismo,” dice. “Tenemos la primera oportunidad para relacionarlos con los mejores elementos de nuestra fe y nuestra cultura.

“Confiamos en que el Señor terminará su obra en otros países a través de los evangélicos allí,” dice Romeos. “Miramos a estas personas como residentes de largo plazo en Europa, y tratamos de enfocarnos en ser los mejores anfitriones en la entrada.”

Dado que los griegos evangélicos son pocos, con sus recursos ya sobre extendidos por la crisis económica de su país, Romeos quiere una colaboración estratégica a largo plazo con los evangélicos en Norteamérica y con otras naciones. “Es un dilema de fuegos artificiales de corto plazo o fuego de largo plazo,” dice. “No queremos encender el espectáculo de fuegos artificiales; queremos alimentar a largo plazo el reino de Dios.”

Ya que las familias sirias e iraquíes que lentamente llegan a las costas Occidentales representan sólo el 5 por ciento de la crisis de refugiados, los líderes de la iglesia en Iraq y Grecia animan a los evangélicos de EE.UU. a seguir el ejemplo de los que están más cerca de la acción.

“¿Por qué están ustedes hermanos cristianos en el Occidente con miedo? Nosotros estamos aquí en la línea de batalla y no tenemos miedo,” dijo un pastor iraquí vía video durante la cumbre de líderes en Wheaton. “Creemos en la primavera árabe, pero no es esta primavera árabe. Creemos en la que viene de arriba. Y sabemos que la primavera viene después que el invierno.”

Jeremy Weber es jefe principal de redacción de Christianity Today. Para involucrarse en la crisis de refugiados, visite wewelcomerefugees.com y refugeehighway.net.

La manera en que las víctimas de abuso sexual pueden vencer a Satanás

Un terapeuta Cristiano comparte lecciones de sus 25 años aconsejando sobrevivientes.

Christianity Today April 4, 2016
Shutterstock

Esta traducción fue publicada en colaboración con la Conferencia Nacional de Liderazgo Cristiano Hispano (NHCLC, por sus siglas en inglés).

Hace un poco más de 25 años, el terapeuta cristiano Dan Allender lanzó al mercado su libro The Wounded Heart: Hope for Adult Victims of Childhood Sexual Abuse[El corazón herido: Esperanza para las víctimas adultas de abuso sexual infantil]. Ahora, después de décadas de práctica clínica, Allender ha publicado el siguiente libro sobre el tema: Healing the Wounded Heart: The Heartache of Sexual Abuse and the Hope of Transformation (Baker) [Sanar el corazón herido: El dolor del abuso sexual y la esperanza de transformación]. La autora Mary DeMuth, quien ha escrito extensamente sobre su propia recuperación del abuso sexual infantil, habló con Allender sobre los contornos espirituales de sanar y de la importancia de la bondad para con las víctimas.

¿Qué ha aprendido sobre las consecuencias del abuso sexual desde que escribió el libro El corazón herido?

Sabemos mucho más sobre el cerebro. Sabemos, por ejemplo, que la experiencia de trauma apaga el lóbulo funcional izquierdo del cerebro donde reside el lenguaje. Siempre hemos sabido que las víctimas de trauma tienen memorias fragmentadas, pero ahora tenemos un entendimiento más claro del por qué.

Entre más entendemos sobre la psicología de las víctimas del abuso sexual, mayor el potencial para mostrar bondad. Podemos decir, “Esto es lo que podemos esperar dado el daño.” Cuando los clientes tienen un mejor entendimiento de la neurología del trauma, abre la puerta para una mayor bondad hacia sí mismos.

¿Qué es lo que le ha impactado con mayor fuerza al aconsejar a sus clientes?

No es suficiente con conocer la biología del trauma. Necesitamos también conocer la espiritualidad del trauma. La tendencia natural de las víctimas es volcar la vergüenza y la ira en contra de sí mismas. Y esto lo explota el Maligno. Satanás es un acusador. Él atiza las llamas de la culpa y la vergüenza con susurros, ataques, amenazas, o seducciones.

Las dos grandes señales de un corazón restaurado son una libertad y un gozo crecientes. Cuando usted ya no se encuentra esclavizado a la vergüenza y al desprecio, disfruta de una mayor capacidad para ser quien es y para deleitarse no solo en la vida, sino también en Aquel que lo creó para estar en relación con él.

Alguien me preguntó un día, “¿No está cansado de esto? ¿Cómo puede lidiar con estas historias que quiebran el corazón?” Pero me encuentro lo más entusiasmado que he estado sobre el potencial de restauración donde hay una disposición para lidiar con la guerra espiritual.

La bondad es algo tremendamente importante para las víctimas de abuso sexual. ¿Por qué razón es tan difícil para las víctimas aceptar la bondad?

El abuso por parte de una persona que amaste o en quien confiaste es una forma de traición. Tenemos ciertas expectativas de lo que debe hacer un maestro, un entrenador, o un vecino. Y cuando esa confianza se destruye, eso destruye nuestro mundo.

Pero hay otra razón más profunda por la cual la bondad se siente como algo aterrador para alguien que ha sido abusado. En cierto sentido, la bondad “excita” el cuerpo. Cuando alguien es bondadoso, la bondad toca los centros de placer del cuerpo. Pero las víctimas de abuso pueden luchar con un sentido de culpa y complicidad por la manera en que sus abusadores los excitaban. Y en esas mentiras, las víctimas han llegado a considerar sus cuerpos como peligrosos o repulsivos.

Si el Maligno usa la bondad para utilizar a nuestros cuerpos en nuestra contra, entonces la sanidad debe involucrar el corazón, la mente, y el cuerpo con la misma cosa. Pero es fácil resistir los tipos de bondad que más necesitamos. En Romanos 2, Pablo nos recuerda que es la bondad de Dios que nos lleva al arrepentimiento. Luego pregunta, con dolor, por qué razón respondemos con “desprecio” (v. 4).

Como sobreviviente, he soportado consejos insensibles como “Deja de seguir dándole vueltas a eso” o “Dios todo lo hace nuevo.” ¿Cómo puede su libro ayudar a alguien a caminar con bondad al lado de alguna víctima?

Todos necesitamos compañeros. ¿Por qué? Porque el abuso suele suceder en privado, bajo la cobertura del silencio. El abuso se tiene que tratar a la luz, en comunidad. Como lo mencioné anteriormente, las memorias frecuentemente son fragmentadas. Esas memorias se volverán más coherentes solo cuando usted empiece a llenar los vacíos al contar su historia.

Para la víctima, contar la historia empieza a sanar una porción del corazón. El volver a contarla abre una puerta para sanar otra porción. Algunas personas cuentan la historia una vez, y parece no ayudar, por lo tanto ya no la cuentan. Pero se espera que siga llevando las cicatrices de esta historia de igual manera que Jesús lleva las cicatrices de su crucifixión por la eternidad. Su glorificación no borró las marcas de la Cruz.

Los esposos y esposas de víctimas de abuso tienen un papel especial en mostrar aquellos lugares donde todavía existen las cicatrices. En el contexto de una relación de amor, el cónyuge puede decir, “Es en esto que veo que te cierras. Es aquí donde te veo que te vuelves contra ti misma.” Hablar la verdad en el contexto de bondad trae una revolución en sanidad.

La manera en que la iglesia sana

Ninguna otra institución contribuye a la salud pública como el Cuerpo de Cristo.

Christianity Today April 4, 2016
antheap / Flickr

Esta traducción fue publicada en colaboración con la Conferencia Nacional de Liderazgo Cristiano Hispano (NHCLC, por sus siglas en inglés).

Después de seis años de vivir en el barrio de Sandtown-Winchester de Baltimore, mi familia y yo nos hemos mudado a Sudán del Sur. Mi hija de tres años de edad seguido me pregunta, “¿Por qué nos mudamos?”

“Para ayudar a las mamás y a los bebés en el hospital,” le digo.

Mi hija todavía no reconoce lo peligroso que puede ser dar a luz si no se tiene acceso a cuidado médico seguro. Tampoco sabe que nuestro antiguo barrio en Baltimore era uno de los más violentos en la ciudad. Pero sí entiende que hay tristeza en mudarse al otro lado del mundo—y gozo en trabajar juntos para ayudar a la gente.

Nos sentimos llamados a Sudán del Sur porque el hospital allí, Bet Eman, está fortaleciendo el sistema de salud al mismo tiempo que trabaja con la iglesia local para proclamar una esperanza que la medicina no puede dar. La iglesia ayudó a fundar el hospital porque reconoció lo importante que es, para el cuerpo y para el alma, dar a luz bajo un buen cuidado médico. Esa es la misma razón, fundamentalmente, por la que nos sentimos atraídos al barrio de Sandtown en Baltimore: por una iglesia que se había comprometido a un ministerio holístico.

Holístico es una palabra popular en muchos campos en estos días. En el área del cuidado de la salud, los médicos y los investigadores se han dado cuenta que los medicamentos y las hospitalizaciones hacen poco por arreglar los problemas de salud más difíciles. Pero con frecuencia, “medicina holística” significa tratamientos alternos como acupuntura en lugar de pensar en una nueva manera basada en las necesidades físicas y espirituales.

El ministerio holístico, también, puede convertirse en un saco que acumula una serie de servicios, no una nueva manera de pensar sobre la naturaleza misma del ministerio. Nuestra iglesia en Baltimore, New Song Community, sí practica lo que predica—y sí predica. Nos encanta ser parte de una congregación que incluye diversidad racial y económica que proclama la verdad del evangelio en sermón y canto cada domingo.

Ser completo es inseparable de sanidad—y santidad. Como escribe Wendell Berry en su ensayo “Salud es membresía,” “Estar sano es literalmente estar completo; sanar es hacer lo completo.” Los cristianos en contextos de desarrollo comunitario como New Song y Bet Eman practican esto mejor que cualquier otro cristiano que conozco, porque caminan al lado de personas en necesidad. Ellos ven que los males de la pobreza vienen no solo por la falta de bienes materiales como dinero, medicamentos, o libros de texto. Nuestras ideas, creencias, y ambiente físico también afectan nuestra salud íntimamente. Sanar una área significa sanarlas todas—y no se puede hacer sin acceso a la verdad espiritual que nos hace libres.

Así que aunque la salud pública es, propiamente, la responsabilidad de comunidades completas, la iglesia tiene un papel qué desempeñar que ninguna otra institución puede. Los gobiernos pueden restaurar o mantener ese sentido de estar completo con solo construir buenas carreteras al hospital y asegurarse que los niños no viven en casas con pintura con plomo. Sin embargo, los vicios personales y comunidades donde no hay confianza frustran hasta las mejores políticas del gobierno—de la misma manera que malas políticas ahogan el buen carácter y siembra la desconfianza. Sin la iglesia, ¿quién va a hacer que los gobernantes rindan cuentas al mismo tiempo que también se predica, se enseña, y se hace discípulos para inculcar hábitos virtuosos que la política, en su mejor momento, solo puede dar un leve impulso. Los departamentos de salud y los investigadores locales frecuentemente documentan las necesidades de las comunidades con gran precisión. Pero en muchos contextos, solo la iglesia puede y debe movilizar los recursos materiales y espirituales para verdaderamente suplir esas necesidades.

Este es el hilo que conecta al Baltimore urbano con el Sudán del Sur rural. Sentí el llamado a las misiones internacionales mucho antes de que Dios pusiera a Baltimore en mi corazón. No esperaba encariñarme con la ciudad de la manera que lo hice. Pero vivir en Sandtown durante mi entrenamiento médico fue claramente parte del plan de Dios para mi familia. La manera en que vamos a predicar, enseñar y sanar en Sudán del Sur ha sido profundamente moldeada por el tiempo que pasamos allí.

La mayor necesidad de Sandtown no es buenos médicos sino buenos vecinos. Sin embargo, Sudán del Sur necesita desesperadamente buenos médicos. Por lo tanto, aun cuando sentimos el peso del sacrificio y la tristeza de la partida, la comunidad que hemos amado por seis años nos ha apoyado y nos ha enviado porque quieren ser parte de este bello trabajo. Aunque no puedan enviar dinero, aun así nos estamos llevando todo lo demás que ellos nos han dado. Eso es lo que a fin de cuentas significa ministerio holístico: “ayudadores” como yo y aquellos a quienes vine a ayudar compartimos en el gozo de transformación mutua. Nuestros vecinos en Sandtown han moldeado la manera en que amamos. Y ese amor, por su parte, va a moldear el sentido de ser completo que esperamos poder traer a las madres y bebés en Sudán del Sur.

Matthew Loftus enseña a trabajadores de salud y ejerce la medicina familiar en Sudán del Sur en compañía de su familia (MatthewandMaggie.org).

Dos formas en que los cristianos distorsionan el islam (y dos formas en que los musulmanes distorsionan el cristianismo)

Fragmento de “Christian. Muslim. Friend: Twelve Paths to Real Relationship.” [Cristiano. Musulmán. Amigo: Doce caminos hacia una relación real].

Christianity Today February 29, 2016
Yevgenia Gorbulsky / Shutterstock

Esta traducción fue publicada en colaboración con la Conferencia Nacional de Liderazgo Cristiano Hispano (NHCLC, por sus siglas en inglés).

Nota de la redacción: Christian. Muslim. Friend. Recibió el Christianity Book Award 2016 en la categoría de Misiones/The Global Church.

Mi esposa, Grace, y yo estábamos en un restaurante en un país asiático cuando unos amigos llevaron a nuestra mesa otra pareja norteamericana. Nuestros amigos me presentaron como experto en islam. “¡Oh, encantado de conocerle!” dijo la pareja norteamericana. “Queremos aprender de usted todo lo que se pueda sobre los musulmanes. Por supuesto, ambos sabemos que es difícil describir a los musulmanes, porque el libro santo musulmán les enseña a los musulmanes a ser mentirosos. Por lo tanto cuando un musulmán dice que se ha convertido al cristianismo, todos podemos saber que todavía es musulmán porque sus mentiras en realidad comunican lo opuesto de lo que la verdad es.”

En otra ocasión, estaba yo en una mezquita un viernes justo en las vísperas de las fiestas navideñas. En el sermón el imán con seguridad explicó a la congregación que los cristianos se embriagan durante la navidad. Por lo tanto una prueba de la verdad de islam es que los musulmanes no se embriagan, dijo él; ellos (los musulmanes) nunca pensarían en profanar un festival musulmán al beber.

Ninguna declaración es verdad. Algunos musulmanes sí dicen mentiras; algunos cristianos sí se embriagan durante la navidad. Sin embargo esto no es normal. La mayoría de los cristianos no se embriagan durante la navidad, y la mayoría de los musulmanes no son mentirosos.

Los musulmanes y los cristianos a menudo participan en distorsionarse el uno al otro. Ambos harían bien si son gente de verdad y evitan las distorsiones o exageraciones. Mi objetivo es comunicar la esencia del islam en manera que, si los musulmanes estuvieran escuchando, ellos estarían de acuerdo. Estoy dedicado a describir con precisión su fe y verdaderamente representar los desacuerdos. También les suplico a los musulmanes a ejercitar el mismo compromiso. Los musulmanes y los cristianos deberían tener cuidado en describirse el uno al otro en maneras que son verdaderas, amables, y forjen confianza.

En el espíritu de fomentar relaciones dedicadas a la verdad, comentaré en cuatro distorsiones que se necesitan tratar: dos distorsiones musulmanes y dos distorsiones cristianas.

El Consolador

Los musulmanes a menudo comentan que Jesús profetizó la venida de Mahoma. Esta convicción surge de que el Corán dice que Jesús esperaba a un último profeta. Los musulmanes creen que Mahoma es ese profeta. Así que los musulmanes buscan en el Nuevo Testamento para encontrar dónde Jesús proclamó que un profeta habría de venir. Los eruditos musulmanes dicen que ellos han encontrado la profecía en Juan 14 y 16 donde Jesús profetizó la venida del Consolador. La palabra original griega es paracleitos, que significa “consolador.” Los eruditos musulmanes a veces declaran que ellos han descubierto que la palabra original es periplutos, que significa “el digno de alabanza.” Ahmed, o Mahoma también significa “el digno de alabanza.” Estos eruditos explican que aunque la palabra original era periplutos, los cristianos eliminaron periplutos e insertaron una corrupción del texto—específicamente, paracleitos, “el consolador.”

Los cristianos a menudo experimentan esta negación “erudita” de la promesa de Jesús de la venida del Espíritu Santo. Estaba yo en una mezquita cuando el imán comenzó a llorar al explicarnos que los cristianos habían cambiado el texto e insertado “el Espíritu Santo” en lugar del original “Mahoma.” ¡El imán demostró dolor angustiado que los cristianos hicieran tal cosa! ¿Cómo contestarían los cristianos? Esto es como nosotros contestamos en la mezquita esa tarde:

Existen por lo menos 5,000 manuscritos antiguos del Nuevo Testamento. Todos esos manuscritos sin excepción alguna, afirman que Jesús prometió que el Consolador vendría y que el Consolador es el Espíritu Santo. Por lo tanto, nosotros elegimos apoyarnos sobre el testimonio de las Escrituras que Dios nos confió. Y animamos a nuestros amigos musulmanes asimismo a respetar la fiabilidad del relato bíblico sobre el Espíritu Santo.

Continuamos explicando que es a través del Espíritu Santo que podemos conocer la verdad. ¡El Espíritu Santo es uno con Dios. Por lo tanto no es sabio decir que el Espíritu Santo es hombre! El Espíritu Santo no es una persona humana. Él es la presencia de Dios con nosotros, a través de quien podemos conocer la verdad y ser empoderados para vivir la verdad. Así que le imploramos a esta congregación de musulmanes desistir de decir que la profecía de la venida del Espíritu Santo es de verdad una profecía sobre un hombre, específicamente Mahoma. De hecho, leemos en uno de los pasajes de Juan 14, “Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, les enseñará todas las cosas y les hará recordar todo lo que les he dicho.” Explicamos que es a través del Espíritu Santo que Dios nos convencerá de la verdad. Necesitamos evitar ofender o ignorar al Espíritu Santo.

Un Dios Todopoderoso

Otra distorsión que prevalece proviene de nosotros los cristianos. Esta distorsión es la idea de que Alá no es el Dios al cual los cristianos adoran. Es instructivo saber que a lo largo del Medio Oriente, todos los cristianos árabes se refieren a Dios como Alá. De hecho, puede ser que Mahoma obtuvo el nombre Alá de los cristianos. Algunas inscripciones de la Arabia pre-islámica utilizan el nombre Alá como el nombre de Dios.

¿De dónde obtuvieron estos cristianos y los musulmanes el nombre Alá? Lo más probables esto es un legado de Abraham, quien se refiere a Dios Todopoderoso como Eloah. Alá es la forma árabe de decir Eloah. Mahoma enseñó que él tenía la misión de establecer la adoración al verdadero Dios, el Dios de Abraham, a lo largo de Arabia y en regiones más allá de Arabia. Su mensaje era que sólo hay un Dios todopoderoso, creador de los cielos y la tierra. Su nombre es Eloah (Alá).

Sin embargo, necesitamos reconocer que en el movimiento misionero cristiano alrededor del mundo, la iglesia ha utilizado muchos nombres para Dios, no tan sólo el árabe Alá. Cuando los misioneros cristianos van alrededor del mundo testificando sobre Dios, con rara excepción, buscan un nombre local para Dios. Se resisten a traer un nuevo nombre. De ser posible, los traductores de la Biblia utilizan el nombre local para el Creador. El islam es distinto.

Los musulmanes siempre traen el nombre árabe de Dios, Alá. Pero con rara excepción, la iglesia utiliza el nombre local para Dios. La razón por lo que la iglesia busca un nombre local para Dios es la convicción que Dios tiene un testigo dentro de toda cultura y religión.

Por ejemplo, cuando mis padres fueron al pueblo Zanaki de Tanzania como misioneros cristianos, le preguntaron al pueblo Zanaki si conocían de Dios. Les aseguraron a mis padres que ellos estaban conscientes de Dios. Al Creador le llamaban Murungu. Creían que Murungu había desaparecido y que nunca regresaría. Mis padres, por lo tanto, usaron Murungu cuando tradujeron el Evangelio de Mateo al idioma Zanaki. Predicaron que en Jesús, está la completa revelación de Murungu. Nunca dijeron que el Dios de la Biblia era un Dios distinto a Murungu. Más bien, predicaron que en Jesús el Mesías, Murungu se ha acercado y vive entre nosotros.

Una útil explicación bíblica de lo que estoy diciendo es el relato de Dios en el encuentro con Moisés en la zarza ardiendo. Y después leemos, “Dios dijo a Moisés, ‘Yo soy el Señor. Me aparecí a Abraham, a Isaac y a Jacob bajo el nombre de Dios Todopoderoso, pero no les revelé mi verdadero nombre, que es el Señor.’” Todos los judíos fieles, los cristianos y los musulmanes creen en Dios Todopoderoso creador del cielo y de la tierra. Pero con Moisés, Dios se reveló a sí mismo no tan sólo como Dios nuestro Creador Todopoderoso (Alá) sino como el Dios que desciende para salvarnos. Él desciende para encontrarnos y revelarse a sí mismo. Este es Dios como el Buen Pastor, que baja a buscar a su oveja perdida. Este es Dios como Yahweh (el Señor), que revela que su esencia es amor.

Es difícil para los musulmanes comprender al Dios que revela su esencia y que desciende para salvarnos. Recientemente estaba yo en diálogo grande con estudiantes de la universidad en Bandung, Indonesia. Mis acompañantes musulmanes en el diálogo afirmaron que en el islam, Dios envía a su perfecta voluntad pero nunca desciende para salvarnos. No había lugar en su manera de pensar para el sufriente amor de Dios. Por esa razón, mis acompañantes en el diálogo negaron la crucifixión de Jesús. En las Escrituras bíblicas encontramos a Dios en el Mesías, descendiendo a sufrir con nosotros y por nuestra causa. A mis acompañantes en el diálogo eso se les hizo difícil de comprender. Los estudiantes de la universidad en su mayoría musulmanes estaban maravillados de la revelación del evangelio que Dios ama en tan gran manera que ofrece el perdón y la reconciliación para los que pusieron a Jesús en la cruz.

Los cristianos creemos que nuestro entendimiento sobre Dios nunca está tan completo como cuando encontramos al Dios revelado en la Biblia y especialmente revelado en el Mesías. Por ejemplo, Jesús el Mesías revela que somos invitados a conocer y dirigirnos a Dios como nuestro Padre celestial. Esa es una oración que los musulmanes no oran. Por lo tanto decir que los cristianos y los musulmanes adoran al mismo Dios es verdad. Sin embargo, no podemos decir que las percepciones o experiencia con Dios son las mismas como Dios revelado en Jesús el Mesías. La gran sorpresa del evangelio es que en Jesús, Dios, nuestro Padre celestial, ha descendido para salvarnos y encontrarnos y revelarse a sí mismo.

En el evangelio aprendemos que Jesús es el Salvador del pecado. También se le llama Emanuel, que significa “Dios con nosotros.” Se le llama Mesías, que significa que Él es el ungido de Dios enviado para salvar a la humanidad restaurando el Reino de Dios. Él es Eloah o Alá, el Dios Creador Todopoderoso. Todos estos nombres son un destello de la persona y misión de Jesús.

Por supuesto, reconocemos que Dios no puede ser captado en un nombre. Ni Alá ni Eloah ni Yahweh ni Murungu pueden comunicar la esencia de lo que Dios es. Dios es más allá que un nombre. Es por es que Dios anunció a Moisés que su nombre es “¡YO SOY!” Si bien Dios va más allá que los nombres, no obstante Dios se revela a sí mismo en la Biblia. Esto es por lo cual los cristianos confesamos a Dios como nuestro Padre celestial amoroso. Esta realidad va más allá que ningún nombre. Es en la revelación de Dios en Jesús que conocemos a Dios como nuestro Padre.

Escritura falsa

Otras dos distorsiones demandan de un comentario. Estas distorsiones vienen en la forma que los musulmanes y los cristianos abordan las escrituras.

Los musulmanes tienen muy alto concepto de la escritura, y algunos están preocupados por las diferencias entre la Biblia y el Corán. Esa fue la razón por la que un querido amigo musulmán me regaló un libro cuidadosamente envuelto. Estábamos comiendo juntos cuando él me presentó este regalo especial. Me inquietó cuando al desenvolverlo encuentro el Evangelio de Barnabé. Este libro es como del tamaño del Nuevo Testamento. Es una descripción de la vida y enseñanzas de Jesús, la mayoría siguiendo el texto musulmán como se presenta en el Corán. Por ejemplo, en este evangelio Jesús no es crucificado. Incluye algún material apócrifo, como Jesús haciendo pájaros de barro y luego dándoles vida.

El libro parece que apareció en el siglo 14. No existe absolutamente ningún texto antiguo de este “evangelio.” Una teoría de eruditos cristianos creíbles conjetura que el autor era un desilusionado sacerdote católico que escribió el documento con la esperanza de apartar a los cristianos del Nuevo Testamento y conducirlos al islam. Concluyo que este evangelio es lo que el Corán describe como escritura falsa.

Al regalarme el libro, mi amigo dijo, “Este libro te revelará el verdadero evangelio de Jesús.”

Le di las gracias por el regalo, porque yo sabía que me daba el libro debido a que le preocupaba que yo supiera la verdad completa de Dios. Con el libro en la mano, le pregunté, “¿Qué dice el Corán sobre escribir y circular escritura falsa?”

Mi amigo de manera convincente exclamó, “¡Dios condenará a esa gente!”

Pregunté, “¿Luego por qué me has regalado este libro? Si investigas, creo que descubrirás que esta es escritura falsa, posiblemente escrita como hace setecientos años. No existen manuscritos antiguos de este libro. Es una distorsión del evangelio tal como está escrito en las Escrituras del Nuevo Testamento.”

Él exclamó, “Perdóname; no sabía.”

Esta distorsión es seria. Este libro se distribuye alrededor del mundo. Se necesita tratar dondequiera que se circule este “evangelio.” Le suplicamos a la gente que no circule escrituras falsas como el Evangelio de Barnabé.

Saber árabe

La otra distorsión seria viene de los cristianos que afirman que han entendido el mensaje y el significado del Corán aunque no sepan árabe. Necesitamos recordar que el Corán es revelado en árabe. Para entender el verdadero significado del Corán, ¡uno necesita saber árabe! Las comunidades musulmanes tienen ulama (teólogos), que son reconocidos como hombres sabios con conocimiento completo del Corán. Estos hombres sabios también estudian el hadiz (“las Tradiciones”) que describen la manera en que Mahoma aplicó principios coránicos en su conducta personal. Sin embargo, aun los ulama no hacen conclusiones sobre el significado del Corán basándose en percepción individual. Por esta razón, yo me apoyo en los escritores musulmanes y en los imanes para mi entendimiento del islam y la interpretación del Corán.

Sufro, como los musulmanes, cuando los cristianos toman una interpretación en inglés del Corán y determinan que han entendido el significado de esta escritura. Para entender el significado, hay sólo una manera aceptable y sabia; que es pedirle al ulama musulmán que explique el Corán a los que no somos musulmanes. Esto es urgente. No es sabio o apropiado afirmar que hemos entendido el Corán a menos que nos hayamos sometido a las duras disciplinas de estudio y consenso que los musulmanes creen es necesario para entender el mensaje del Corán.

También necesitamos reconocer que hay mucha variación en el entendimiento y aplicación del Corán. Hay una inmensa diversidad dentro del movimiento global musulmán con respecto a la interpretación del Corán. Algunas feministas musulmanas abrazan un compromiso modernista secular y puede que cumplan con las oraciones requeridas una vez al año.

En contraste, existen wahhabistas árabes, que insisten que una interpretación veraz del Corán significa que una mujer no puede conducir un automóvil. Más de mil millones de musulmanes se encuentran dispersos alrededor del mundo; son un movimiento de increíble diversidad. Sin embargo supongo que los musulmanes estarían de acuerdo en que el Corán es la revelación final de Dios de su voluntad y que Mahoma es el ejemplo perfecto de lo que significa someterse a la voluntad de Dios.

Mi reserva es que no supongamos que una lectura del Corán significa que lo hemos entendido. No obstante, la reserva no significa que los que no saben árabe se deberían excluir de leer y estudiar las interpretaciones del Corán en sus propios idiomas. Mas cuando lo hagamos, necesitamos abordar el estudio con humildad y estar conscientes de nuestras limitaciones.

Con bastante frecuencia en mis conversaciones con musulmanes, menciono una interpretación en inglés de un versículo o porción en el Corán y les pido que expliquen el significado de esa selección. Luego les pregunto si puedo compartir de las Escrituras usadas en la vida de la iglesia. Un ejemplo es el nacimiento virginal de Jesús el Mesías. Podemos pedir a nuestros amigos musulmanes que comenten sobre el significado del nacimiento virginal de Jesús. Luego podemos ofrecer como creyentes en Jesús lo que el Injil (evangelio) revela sobre el nacimiento virginal del Mesías.

Evitando las distorsiones

Las distorsiones pueden ser sumamente destructivas. Aprendamos el arte de escucharnos los unos a los otros en maneras que abran nuestros ojos a las distorsiones de las que es posible que hayamos sido parte. Necesitamos hablar la verdad y usar nuestras lenguas de tal modo que forjen confianza. Podemos usar nuestras lenguas para avivar las llamas de la discordia o para mejorar las buenas relaciones.

El apóstol Pedro aconseja, “El que quiera amar la vida y gozar de días felices, que refrene su lengua de hablar el mal y sus labios de proferir engaños.” ¡Necesitamos ser paradigmas de la verdad y evitar las distorsiones!

David W. Shenk es consultor mundial de Eastern Mennonite Missions. Es autor de muchos libros, y ha viajado extensamente por países de gran población musulmana.

Adaptado de Christian. Muslim. Friend. © 2014 Herald Press, Harrisonburg, VA. Todos los derechos reservados. Usado con permiso.

El sermonear nunca cambió la mente de nadie

Fragmento del libro del año de Beautiful Orthodoxy de CT.

Christianity Today February 29, 2016
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Esta traducción fue publicada en colaboración con la Conferencia Nacional de Liderazgo Cristiano Hispano (NHCLC, por sus siglas en inglés).

Una vez, yo apagué un programa de televisión que normalmente me encanta, porque se hizo muy sermoneador. Este episodio era acerca de prevenir las enfermedades venéreas. Un caricaturesco activista de la derecha religiosa que insistía en la educación de la abstinencia frustraba la tarea de educar a las personas con respecto al uso de preservativos. El guión se prestó para que se hicieran una serie de bromas groseras, salpicadas con mensajes de que la abstinencia no funciona y daña a las personas y que los oficiales del gobierno necesitan el valor para combatir a los ideólogos.

Yo, por supuesto, yo soy un cristiano evangélico conservador que cree, con la iglesia cristiana histórica, que la castidad hasta el matrimonio es el plan de Dios y es necesaria para la prosperidad de la humanidad. También pienso que muchos esfuerzos para la educación sexual—los que se diseñan simplemente alrededor de la prevención de enfermedades y del embarazo en vez de la dignidad humana—han lastimado gente y reducido la sociedad civil. No tengo temor de escuchar otros puntos de vista. Apagué el televisor no porque estuviera indignado, sino porque estaba aburrido. Este programa estaba presentando un punto de vista con el tipo de seguridad presuntuosa de rectitud que sencillamente hacian una caricatura de mis perspectivas.

No me preocupan las comedias de televisión. Sin embargo, eso me incitó a pensar con respecto a qué tan a menudo nosotros, como el Cuerpo de Cristo, hacemos lo mismo. Podemos caricaturizar las posiciones de nuestros detractores en los términos más groseros, para ayudar a asegurarnos de que nuestros adversarios son especialmente estúpidos y perversos, y poder obtener algunos “amenes” de nuestro lado. Pero eso es sermonear, no predicar, y hay una diferencia.

La predicación de Jesús tomó posturas claras, con filos cortantes. Pero Jesús nunca convirtió la espada del Espíritu en cobija de seguridad para los ya convencidos. Con la mujer samaritana en el pozo, por ejemplo, habría sido fácil para Jesús sencillamente decir a sus discípulos cómo los samaritanos son promiscuos porque rechazan la autoridad de la Biblia. Pudo haber ridiculizado la falsa ilusión de la mujer sobre sus muchos matrimonios fracasados y su presente cohabitación. En vez de eso, Él habló con ella, no habló de ella. Él sacó a la luz cómo (aun) ella tenía que reconocer la aridez del agua espiritual que ella ha estado tomando.

Jesús, en continuidad con los profetas y los apóstoles, no huía de las confrontaciones morales. Sin embargo se negó a dejarlo en el tipo de superficialidad que todos ansiamos. A los discípulos no se les permitía felicitarse a sí mismos por no adulterar o matar, porque la predicación de Jesús condujo a la ley a lo más profundo de sus conciencias, sacando a la luz los tipos de adulterios y asesinatos internos que son mucho más difíciles de identificar. El apóstol Pablo, de la misma forma, demostró la degeneración moral de las naciones gentiles (Rom. 1:18—2:26), pero no permitió a los creyentes judíos que retrocedieran y que le aplaudieran por “llamar al pecado ‘pecado.’”

Muchas de las ideologías y prácticas que debemos confrontar son de muerte. Pero no estamos predicando a los que están esclavizados a esos peligros si sencillamente repetimos lemas. Debemos preguntar por qué esas cosas son atractivas, y por qué los argumentos a favor de ellas pueden parecer ser creíbles. Nuestros adversarios, al fin de cuentas, no son caricaturas de súper villanos en una guarida en algún sitio, tramando la caída de lo bueno y lo verdadero. Ellos mismos creen seguir el camino correcto.

Cuando los no creyentes escuchan una ilustración enlatada que es una caricatura de sus puntos de vista, reconocen lo que yo reconocí en ese programa de televisión. La propaganda sermoneadora no detiene a la conciencia. Nosotros, como embajadores de Cristo, estamos tratando con el aroma de la vida y el hedor de la muerte (2 Cor. 2:15—16). Debemos apelar a lo más profundo de las conciencias acusadas que ya conocen a Dios pero que rehúyen de Él por miedo.

La bondad con convicción significa amar a las personas lo suficientemente para decirles la verdad, y decirnos a nosotros mismos la verdad sobre ellos. Los que se nos oponen no (necesariamente) son estúpidos. No merecen el infierno más que nosotros, separados de la gracia de Dios en Cristo. El sermonear nunca cambió la mente de nadie. La predicación, sin embargo, puede cambiarlo todo.

Fragmento de Onward: Engaging the Culture without Losing the Gospel por Russell Moore. © 2015 B&H Publishing Group.

(Vea los comentarios de nuestros jueces sobre los ganadores del premio the Beautiful Ortodoxy, y el resto de los libros premiados de CT en el 2016.)

No perdemos nuestra sexualidad con la edad

Equilibrando el amor, el deseo, y las demandas de la mediana edad.

Christianity Today February 29, 2016
iStock

Esta traducción fue publicada en colaboración con la Conferencia Nacional de Liderazgo Cristiano Hispano (NHCLC, por sus siglas en inglés).

Esta publicación es parte de una serie semanal de Her.meneutics titulada The Sex We Don’t Talk About [El sexo del que no hablamos], creada para presentar las perspectivas femeninas sobre aspectos del sexo y la sexualidad que puedan ser pasados por alto en la iglesia.

Durante el estreno de la temporada 6 de Downton Abbey, el ama de llaves la Sra. Hughes le dice en confidencia a su amiga la Sra. Patmore, la cocinera de la casa, que está preocupada con respecto a la intimidad en su inminente matrimonio. “Mírame,” dice, “Soy una mujer en el ocaso de la mediana edad.” La Sra. Hughes se pregunta si sería mejor dejar ese lado de su relación inactiva, viviendo con su futuro marido mayor que ella como “hermanos muy cariñosos.”

Al final del episodio, la pareja mayor tiene una conversación tierna sobre si sus cuerpos de edad avanzada serían deseables. El abrazo final de la pareja no deja lugar a dudas que ellos no vivirán como hermanos sino como marido y mujer.

Eso era 1925. Desde entonces, una completa revolución sexual ha tenido lugar. Sin embargo en nuestras charlas sobre el sexo, el tópico del sexo en la vejez sigue siendo una ocurrencia tardía incómoda.

En la corriente de libros cristianos que tratan sobre el matrimonio y la sexualidad, la intimidad en la mediana edad y en la vejez normalmente se menciona rápidamente al final del capítulo, si acaso. Cuando los pastores evangélicos decidieron hace años comenzar a hablar desde el púlpito sobre el sexo dentro del matrimonio, la dimensión de muchas de estas lecciones estaba muy limitada: Tenga más sexo. Tenga mejor sexo. Era como si intentaremos tomar nuestros ejemplos de la cultura popular sobre sexualizada y al mismo tiempo estuviéramos tratando de superarla.

Las iglesias locales—como el resto de la sociedad—han mantenido su mensaje sobre el sexo maduro…vaya, inmaduro. Nuestras lecciones se enfocan en los que están casados y bastante jóvenes. Los solteros desde hace mucho se han sentido marginados o ignorados en las charlas de la iglesia sobre la sexualidad. Los que se encuentran en la segunda parte de su vida a menudo se encuentran en la misma situación, relegados como eunucos hormonales o parejas que desde hace mucho se les pasó el tiempo sexual.

Cuando únicamente nos dirigimos a las parejas jóvenes, estamos hablando a un grupo cada vez más pequeño. Las estadísticas nos indican que, en promedio, las mujeres norteamericanas tienen 27 años de edad y los hombres 30 al momento de su primer matrimonio. Para el 2020, más del 35 por ciento de la población tendrá más de 50 años de edad. Además, más de la mitad de todos los adultos en el país son solteros.

A medida que la demográfica de los “de la tercera edad” crece en la población norteamericana y en nuestras iglesias, las pláticas sobre la sexualidad en la vejez será parte de discipulado continuo. Especialmente en contraste a la receta de la cultura de permanecer “sexy a los 70” y prevenir los efectos del envejecimiento con medicamentos que prometen mantenernos jóvenes (y vigorosos), nuestras comunidades pueden servir bien a sus miembros a través de hacer espacio donde podamos hablar francamente, en formas que honren a Dios, sobre los desafíos de envejecer. Temas como:

– Nuestros cuerpos que cambian: Desde sequedad vaginal hasta el peligro de la osteoporosis, la mediana edad pregona cambios psicológicos tan radicales como los de la adolescencia. ¿Qué nos dicen nuestros cuerpos envejecidos sobre nosotros mismos y sobre aquel que los hizo? ¿Cómo podemos aceptar los cambios sexuales que acompañan al proceso de envejecimiento para algunos en esta demográfica, incluso la atrofia vaginal y la impotencia? ¿Son los medicamentos la mejor solución para todos? ¿Cómo forma la enfermedad nuestra sexualidad al envejecer? Nuestra cultura celebra la juventud y la belleza. ¿Cómo podemos comenzar a crear una conversación contracultural en la iglesia sobre la belleza física que incluya el envejecimiento?

– Nuestros nidos vacíos: Los hijos dejan el hogar más o menos en el tiempo en nuestras vidas cuando ya no tenemos que preocuparnos sobre el embarazo. Esta nueva libertad puede ser un tiempo de gran reconexión física y de diversión para las parejas. Sin embargo también pueden surgir problemas profundos latentes en el matrimonio. El índice de divorcio entre las personas mayores de los 50 ha ido en aumento por décadas, y he visto algunas amistades casadas distanciarse y separarse cuando alcanzan la mediana edad. ¿Qué podemos hacer en la iglesia para apoyar a las parejas que enfrentan una de las transiciones más grandes en sus vidas?

Nuestras responsabilidades de proveer cuidados: Nuestras necesidades diarias o demandas de salud pueden cambiar nuestros roles en la familia, los hijos haciendo el papel de padres para los padres ancianos, o el cónyuge convirtiéndose en un proveedor de cuidados. Puede ser difícil dejar la independencia, o ver la dinámica de nuestras relaciones cambiar tan dramáticamente. ¿Cómo podemos confortar a los que reciben el cuidado a la vez que se acostumbran a nuevos ritmos? ¿Cómo podemos alentar al que provee cuidados a que no se sienta abrumado por las necesidades de los padres o del cónyuge y que también encuentre tiempo para el cuidado personal?

Nuestra nueva pareja: Los adultos mayores que están solteros, divorciados, o viudos todavía anhelan intimidad, y muchos andan noviando de nuevo. Las relaciones traen distintos desafíos y tentaciones en los 60 que cuando tenían 20 años. ¿Cómo apoyamos esos asuntos desde la intimidad sexual hasta las finanzas y cómo unir las amistades de toda la vida y la familia?

No hay límite de edad en las promesas de Jesús de vida abundante—y su promesa abarca todas las áreas de nuestras vidas, a través de cada etapa de la vida, para la gloria de Dios. Las Sagradas Escrituras presentan un retrato prometedor y vivificante para los que estamos en la mediana edad o que ya la pasamos. Tanto Sara y Abraham, como Elisabet y Zacarías, parejas infértiles de mucho tiempo y de edad avanzada, concibieron hijos como un milagro de y testimonio a Dios—un milagro que aconteció a estas dos parejas ancianas en el contexto de la intimidad.

La congregación dedicada a la madurez espiritual honrará el desarrollo y el anhelo de intimidad que todos tenemos en cada estación de nuestra vida. El autor de Eclesiastés señala a una relación marital amorosa y de toda la vida para que nos ayude a enfrentar los desafíos de la vida (9:9). Pablo honra la soltería como un medio de servicio enfocado a Dios, pero también ofreció estímulo a las parejas en cómo honrar a Dios y el uno al otro a través de cultivar su relación física continua (1Cor. 7).

En sus libros para solteros, Are You Waiting For “The One”?: Cultivating Realistic, Positive Expectations for Christian Marriage [¿Estás esperando al compañero “ideal”?: Cultivar expectativas realistas y positivas para el matrimonio Cristiano], los autores Margaret Kim Peterson y Dwight Peterson nos recuerdan cómo se ven dichas expectativas:

Tal vez lo que los cristianos contemporáneos necesitan es menos romance y más amor – y queremos decir verdadero amor, no “amor perfecto.” El verdadero amor es unitivo y desarrolla un sentido de comunidad; entreteje a las personas en redes familiares y de la iglesia de cuidado mutuo y dependencia los unos a los otros y en Dios. Los esposos y esposas, vecinos y amigos, hijos y nietos, viudas y huérfanos, todos son adoptados a la casa de la iglesia e invitados a amar y cuidar por otros en maneras que ciertamente incluyen la estructura del matrimonio, pero también incluye una variedad de otras relaciones humanas—todas involucran una conexión verdadera, intimidad verdadera, un disfrutar verdadero de otras personas y una participación verdadera en la obra redentora de Dios en el mundo.

Puede que esta descripción se haya escrito con los solteros en mente, pero supongo que es el tipo de amor que resultaría familiar a la Sra. Hughes y al Sr. Carson de Downton. Que sea el tipo de amor que nos libre para celebrar nuestra hermosa humanidad según vamos envejeciendo.

Una mejor manera de ser evangélico

“Usted sigue usando esa palabra. Pero no creo que signifique lo que usted cree que significa.”

Il Duomo di Milano

Il Duomo di Milano

Christianity Today February 29, 2016
Igor Saveliev / Pixabay

Esta traducción fue publicada en colaboración con la Conferencia Nacional de Liderazgo Cristiano Hispano (NHCLC, por sus siglas en inglés).

Como presidente de una institución que lleva la palabra evangélico en su nombre, he tenido muchas oportunidades de reflexionar en el legado mixto que esa palabra conlleva. Si no explica uno lo que uno quiere decir con la palabra evangélico, otros le darán el significado por usted que ellos quieren—y el día de hoy, con gran frecuencia, la tratarán como un sinónimo de “estrecho de mente,” “fundamentalista,” “intolerante,” o aun “una persona que promueve el odio.” La dura verdad es que aquellos que hemos llevado la etiqueta “evangélico” no siempre hemos puesto nuestro mejor pie—o nuesto mejor evangelio— por delante. Puede ser que hayamos mantenido la ortodoxia, pero no necesariamente ha sido una ortodoxia bella o llena de gracia.

¿Qué debemos hacer? Podemos abandonar la palabra completamente y dejarla en las manos de los partidarios más reaccionarios y de mente más estrecha. O podemos retomarla con descripciones frescas de lo que una fe evangélica verdaderamente puede significar y significa. Parafraseando a Charles Dickens un poquito, tenemos un evangelio mucho, mucho mejor, y un Salvador mucho, mucho mejor para ofrecer a este mundo del que nos han escuchado proclamar en algunas ocasiones. Es tiempo de abrigar el llamamiento a ser evangélico valientemente, ampliamente, y hermosamente.

Ser evangélico

La palabra “evangélico” el día de hoy muy frecuentemente se refiere a una expresión del Cristianismo Occidental que ha generado considerable atención y controversia desde la Segunda Guerra Mundial. Pero existe un contexto mayor que debemos mantener en mente. Los reformadores sociales del siglo diecinueve en Norteamérica cuentan en muchas maneras como evangélicos, al igual que los predicadores de los grandes avivamientos (avivamientistas) que les precedieron en el siglo dieciocho. Todos ellos tienen sus raíces en lo que hoy denominamos como el movimiento pietista, una de las respuestas más potentes a la era de la Ilustración—y dimensiones de la misma—tanto en Europa como en Norteamérica.

Los pietistas, hablando en términos generales, eran aquellos creyentes del siglo 17 y 18 que insistieron que la fe requería la conversión del corazón y no meramente el consentimiento de la mente. Afirmaban las prácticas devocionales para alimentar la intimidad con Dios y arraigaban tales prácticas en el Señorío de Cristo Jesús y la autoridad de las Sagradas Escrituras. Y ellos persistían activamente en compartir el evangelio en palabra y hecho. El historiador David Bebbington ha identificado estos énfasis singulares como conversionismo (un énfasis en la conversión personal como la marca del verdadero Cristiano), biblisismo (la Biblia es la única autoridad para la fe y la vida), crucicentrismo (la cruz como algo central al entendimiento que uno tiene de la fe), y activismo (un evangelio que se expresa tanto en fe como en obras). Estos cuatro descriptores resuenan bien con nuestra propia experiencia sobre el movimiento evangélico, en su entendimiento a través del tiempo y el lugar. Los primeros evangélicos aparecieron bajo una variedad de nombres, pero lo mismo sucede con muchos Cristianos contemporáneos que comparten con ellos los mismos énfasis y prioridades.

Cuando nos auto denominamos “evangélicos,” podemos hacerlo respaldados por la riqueza de esta historia más amplia. Y al mismo tiempo debemos definirnos claramente para prevenir que otros lo hagan en maneras que nosotros no preferiríamos. Digo esto no meramente como el líder de una institución que busca establecer una mayor visibilidad y una imagen o marca mucho más clara en el mercado, sino también como alguien que orgullosamente se auto denomina un evangélico. Deseo con toda la pasión de mi corazón que las buenas nuevas de Cristo Jesús sean proclamadas con gracia y que se vivan con esperanza en este mundo quebrantado y complejo. Y eso nos lleva a tres ideas cruciales que representan lo mejor de nuestra herencia evangélica: ser valiente, ser amplio, y ser bello.

Ser valiente

La última novela de David Foster Wallace, The Pale King [El rey pálido], salió a la venta en el 2011. El set de la novela es una oficina del IRS en Peoria, Illinois, un ambiente de aburrimiento alucinante y de una burocracia que suerbe la vida, lo cual era precisamente el punto que Wallace quería hacer: que todo lo que nos queda es el aburrimiento. Como lo dijera uno de los críticos, nos encontramos “abandonados dentro de nuestros propios cráneos” y el propósito de la ficción es “agravar este sentido de haber caído en la trampa.” Si eso suena terriblemente depresivo, bueno, esa es la intención. El libro es una novela que no se terminó; Wallace se suicidó antes de escribir el final de la historia. Sin embargo, se sigue elogiando a Wallace como a uno de los escritores más importantes Norteamericanos de esta generación, precisamente por su habilidad para representar y hasta burlarse de la trivialidad y la falta de significado de la existencia. Aunque en una manera extrema, su biografia y su obra nos recuerdan dolorosa y emotivamente del estado quebrantado de este mundo, y el por qué la proclamación de las buenas nuevas es algo que se necesita mucho.

Pero cualquier valentía sobre la fe se enfrentará a este reto: “el lenguaje sobre Dios” se ve como algo sospechoso, hasta aterrador, para nuestros prójimos. ¿Acaso los terroristas que han derramado tanta sangre y hecho tanto daño no se encuentran bañados de devoción hacia su Dios?” Y, si vamos a ser completamente honestos, ¿No es cierto que la historia de nuestra propia fe también está demasiado llena de fanáticos que, cautivamos por visiones de gloria personal y divina, han pisoteado la libertad de otros en sus intentos por imponer la teocracia (una unión de la iglesia y el estado) o hegemonía (una cultura en la que nuestra fe predomina)? Uno de los retos principales de la apologética (la defensa de la fe) para esta generación es que hemos perdido en gran medida “la ventaja moral.” Ya no podemos afirmar con Dostoevsky que “si Dios no existe, todo es permitido;” en lugar de eso, ahora debemos responder al temor verdadero de nuestros prójimos que, porque nosotros verdaderamente creemos que Dios existe, estaríamos dispuesto a usar cualquier medida para imponerles a ellos nuestro Dios.

Afortunadamente, entre esos dos extremos existe otra opción: el maravilloso poder del evangelio de Cristo Jesús vivido por creyentes ordinarios en la vida real. Rechazamos los dos mensajes, tanto el mensaje de aburrimiento nihilístico como el grito para una teocracia empapada de sangre. Los evangélicos se han definido a sí mismos desde el principio por resistir ambas tentaciones. Al contrario, hemos ofrecido lo que nosotros mismos hemos experimentado: un encuentro con los misterios del reino de Dios en las realidades del diario vivir, un amor que nos invita con dulce perisistencia y pasión al arrepentimiento y a la transformación, y al gozo inefable de un acompañamiento íntimo con el Salvador de nuestras almas. Eso fue lo que quiso decir Iraneo en el segundo siglo cuando dijo que “la gloria de Dios es un ser humano completamente vivo.”

A causa de dicha experiencia, nuestro evangelio es inherentemente Cristológico. Nuestra proclamación principal es que Jesús es Señor de todos y el Amor divino de nuestras almas. Como la mujer samaritana, corremos emocionados a casa de nuestros vecinos, aun a aquellos (o ¡especialmente a aquellos!) que nos han marginado, y gozosamente los invitamos, “vengan a ver a un hombre que sabe todo de mí. . . y aun así me ama.” El misiólogo Alan Hirsch ve en el “genio apostólico” de la iglesia primitiva la semilla para la renovación de la Iglesia en el Occidente. “Es Cristología,” escribe, “lo que se halla en el corazón del renacimiento de la iglesia de todos los tiempo y de todas las edades.” Los evangélicos alegremente concuerdan. Por lo tanto confesamos valientemente que Jesús es Señor, no en la manera que lo hacen aquellos que “poseen verdad” sino en la manera de aquellos que han tenido un encuentro con una persona y quienes viven en intimidad con Él.

Ser amplio

Confesamos valientemente. Y amamos ampliamente. Para impedir que alguien se preocupe sobre lo que quiero decir cuando uso la palabra “ampliamente,” aclaro desde el principio que es con la intención de describir la palabra “evangélico.” En una manera específica, si hemos tenido un encuentro con Jesús como Señor, entonces nos vamos a encontrar sirviendo, aprendiendo, y viviendo al lado de otros que han hecho la misma confesión y tienen el mismo amor, no importa a que otros distintivos, insignificantes o particulares, nos aferremos. Es por esta razón, sospecho yo, que ha habido un desmoronamiento de la identidad denominacional a lo largo de la cultura Norteamericana en la última generación.

Este abrazo amplio es el mensaje central de 1 de Corintios 13. En los primeros versículos, cuando el apóstol Pablo habla sobre las lenguas humanas y angelicales, de misterios y conocimiento, de entregar nuestros cuerpos para ser quemados, y otras imágenes nada familiares, él está identificando lo que los creyentes en Corinto consideraban como los aspectos más importantes de su fe. Podemos caracterizarlos como “saber,” “creer,” y “hacer.” Pablo argumenta apasionadamente que, aunque tales actividades son de lo más importante, “amar” las supera y es el fundamento de ellas. Cualquier otra cosa que permanezca o perdure, cualquier otra cosa que consideremos esencial al evangelio del reino, el mayor de todos es el amor.

El amor nos permite abrazar a una hermana quien está en desacuerdo con nosotros en un punto menor de doctrina y aun en lo que nosotros consideraríamos un punto mayor. En otras palabras, ¿Es posible que nosotros digamos, “no estoy de acuerdo con usted” sin tener que decir también, “no puedo adorar a su lado?” El amor sugiere que ciertamente es posible. El amor nos permite ver al hermano en las tierras extranjeras no solo como alguien a quien hay que hacerle cosas sino más bien como alguien de quien podemos aprender sabiduría. En otras palabras, ¿Podemos decir, “puedo ver que usted y yo somos diferentes” sin sentir la necesidad de decir, “usted tiene que llegar a ser como yo”? El amor se deleita en tener el poder para decir lo correcto. El amor nos permite ver más allá de las etiquetas y ver al “otro” y a reconocer en ellos a personas muy parecidas a lo que nosotros mismos somos. En otras palabras, ¿Podemos decir, “usted y yo somos de tribus diferentes” mientras que al mismo tiempo celebramos que la gente de todas las tribus se unirán un día ante el trono de Dios? El amor admite que podemos hacerlo.

El amor, si lo permitimos, ocupa “el espacio que hay entre nosotros.” Cosas maravillosas ocurren en tales encuentros amorosos. Miroslav Volf, uno de los teólogos Cristianos más provocativos y de mayor alcance de nuestra generación, un teólogo que ha sido informado profundamente por su propia experiencia de crecer durante la era de limpieza étnica y de gerrilla entre las tribus de los países de la península de los Balcanes, ha observado que a aquellos a quienes excluimos y a quienes abrazamos revela mucho de nuestro entendimiento sobre la cruz, y sobre la naturaleza de Dios. Y Martin Buber, un filósofo judío de mediados del siglo veinte sugiere que cuando “yo” considere al otro como “tú” en lugar de “ello”—un sujeto en lugar de un objeto—honro la humanidad de la otra persona y al mismo tiempo me vuelvo más humano yo mismo. La manera en que nos encontramos, la manera en que compartimos los espacios juntos, no solo revela mucho sobre lo que nosotros verdaderamente creemos sino que también tiene un gran potencial para sanarnos.

No estoy sugiriendo que nuestras diferencias no importan. Tampoco estoy sugiriendo que todas las creencias, las prácticas, o entendimientos tienen la misma validez. No la tienen. Hay verdad y hay falsedad, y todo tipo de matices entre estos dos puntos. Pero no podemos proclamar con credibilidad un evangelio de amor y gracia si no somos un pueblo de amor y gracia. No podemos atrevernos a ofrecer un Dios de reconciliación y paz si nosotros persistentemente nos negamos a ser agentes de reconciliación y hacedores de paz. Mis propias creencias lo más probable no se alinean perfectamente con la verdad como la entiende Dios. Pero Él me ama a pesar de eso, y continuamente me invita a una verdad más profunda. Y Él me pide que les ofrezca la misma gracia a los demás.

Ser hermoso

Un evangelio cuya raíz es el amor, es bello. Y aquellos que lo proclaman son bellos también. Hasta sus pies son bellos, según nos dice el profeta Isaías: “¡Cuán hermosos son sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas, del que anuncia la paz, del que trae nuevas del bien, del que publica salvación!” (Isaías 52:7).

Vivimos en un mundo tan cansado de la violencia y discordia, tan endurecido contra la retórica y el mercadeo, y tan adormilado por nuestra larga noche oscura que nos vemos tentados a concluir que no queda nada sino el aburrimiento y las tonterías.

Pero si logramos enderezar el barco, este puede ser nuestro mejor momento como iglesia. Eso puede suceder solo si resistimos a los fariseos contemporáneos quienes perpetuamente buscan pervertir el evangelio de la libertad en un legalismo mentalmente adormeciente y si rechazamos las súplicas constantes de los acomodacionistas a invertir en la idolatría de “lo más grande, lo mejor, y lo más rápido” de la cultura norteamericana del consumidor. Necesitamos un evangelio que abraza el sufrimiento, no como juicio o castigo, sino como solidaridad con los perseguidos, los marginados, y los oprimidos del mundo. Necesitamos un evangelio que se planta sin temor frente a ambos, los perseguidores y los perseguidos y ofrece gracia a todos.

Luchamos, y así debe ser, con la realidad del mal en el mundo moderno. Nuestros bisabuelos esperaban que el siglo veinte fuese un “siglo Cristiano,” una época de oro de progreso científico y libertad humana. En lugar de eso, se volvió el siglo más sangriento de la historia humana. Algunas de esas naciones que lideraron ese derramamiento de sangre fueron naciones que habían estado profundamente empapadas en el evangelio. Algo se había ido por un rumbo terriblemente, terriblemente equivocado y nunca podremos volver a ser hermosos otra vez hasta que no entendamos profundamente cómo este evangelio del reino ha sido torcido y abusado tan frecuente y atrozmente.Tal entendimiento profundo puede, sin embargo, causar que nos arrepintamos de las pretensiones de poder y de las tentaciones sobre triunfalismo, y volvernos otra vez, como defiende el teólogo Douglas Hall, a una teología cruciforme, formada completamente por la cruz de Cristo.

En el 2009 visité Terrazin, un campo de concentración Nazi en lo que es ahora la República Checa. Sentí el dolor del lugar agudamente. Era opresivamente pesado y profundamente trágico. Nuestro grupo del tour fue llevado por las diferentes celdas y pasillos, y luego entró en un patio donde los pelotones de fusilamiento hacían su sucia tarea. Los hoyos de balas deformaban visiblemente la pared de piedra detrás del punto donde las víctimas se paraban, y las plataformas donde se arrodillaban los tiradores para apuntar— ¿de qué manera puedo explicar el horror de esto?—tenían la forma de cruces. Se sentía como la caldera del infierno en ese patio. Y cuando los demás siguieron adelante, me quedé allí, sin poder contener mis lágrimas, y clamé a mi Amado, “¿Dios mío, cómo pudo algo así ser posible? ¿Dónde estabas tú?” Y luego escuché Su voz, alrededor mío, y dentro de mí, una voz tan entristecida como la mía. “Yo estaba aquí mismo, Tony. Todo el tiempo. No hay ninguna diferencia entre un pelotón de fusilamiento y una cruz.”

Y entonces pude entender, al menos un poquito. Mientras esperamos el cumplimiento del reino en este mundo, mientras añoramos por la completa redención de nuestras almas y nuestros cuerpos, Jesús ha venido y se ha parado a nuestro lado acompañándonos en nuestro sufrimiento y dolor, en nuestros interrogantes y confusión. Él viene entre nosotros, no solo ofreciendo palabras reconfortantes sino para absorber en su propio cuerpo la violencia y la maldad de este mundo horriblemente quebrantado. Cuando medito ahora sobre la expiación, lo que más atesoro no es que Cristo haya satisfecho la ira de Dios sino su disposición para tomar sobre sí mismo la ira de la humanidad—Toda la ira de nuestra rebelión contra el buen gobierno de nuestro Creador. Esto es lo que el amor le costó.

Esto es lo que reconocieron los santos que vinieron antes que nosotros, y como historiador de la iglesia, sus voces todavía resuenan en mi oído. Agustín, Juan de la Cruz, Ignacio de Loyola, Juliana de Norwich, John Wesley, y otros entendieron que Dios es amor, y que tales palabras reflejan una entrega profunda y dolorosa. Su hermoso amor impregna un mundo quebrantado de tal manera que somos lentamente, algunas veces imperceptiblemente, conformados a su hermosa imagen: “O Hermosura, tan antigua y tan nueva…” Hay algo perpetuamente nuevo en la hermosa presencia de Dios en este mundo y nada, ni el terror de fanáticos religiosos ni la noche oscura de nuestra cultura, nos pueden separar de su amor. Nosotros hasta nos acercamos al futuro con lo que Jürgen Moltmann describe como una “escatología de esperanza,” porque sabemos que la hermosura y la bondad de Dios eventualmente prevalecerán contra todos los intentos por erradicarlas o nulificarlas.

La gente se siente atraída a la hermosura. La buscamos. Restaura nuestras almas. Es por esta razón que creo que alguna de la mejor teología de las generaciones pasadas y quizás de este siglo por venir la están haciendo los dramaturgos, los poetas, los novelistas, y los artistas visuales. ¿Quién sabe mejor cómo emular a nuestro creador al hacer hermosura de materia sin forma, o cómo encontrar trascendencia en medio del sufrimiento? Cuando leí a Shusako Endo, un novelista Cristiano japonés quien cuidadosamente pondera el aparente silencio de Dios frente al mal, o Marilynne Robinson, cuyas recientes novelas son más profundamente teológicas que cualquier otra cosa con la que me haya encontrado en una conferencia académica, yo sé que Dios se está dando a conocer a sí mismo en lugares que van más allá del ámbito académico o aun la iglesia. Las bellas artes son al menos tan poderosas como el sermón en proclamar las buenas nuevas a esta generación.

Tener confianza

Nuestra postura en el mundo es una postura de confianza humilde pero valiente, no arraigada en nuestras propias habilidades, sean lo que sean, sino en la gracia de Dios, quien amorosamente nos ha llamado, preparado, y sostenido—a usted y a mí—para la buena obra que él tiene para nosotros en su reino. Esta confianza que es alimentada al darnos cuenta que dicha gracia ha estado maravillosamente presente en aquellos que vinieron antes que nosotros, bajo cuya buena obra nosotros el día de hoy meramente agregamos otra capa.

En algunas ocasiones, en la gracia de Dios, él nos ha concedido ver lo que pudiera ser. Veo el deleite de Dios en su pueblo. Veo su gran deseo de que todos nosotros podamos estar más completamente vivos en este mundo. Veo indicios y promesas de lo que nosotros todavía podemos llegar a ser en los meses y los años venideros. Veo focos dinámicos, dadores de vida, llenos de gracia del pueblo de Dios, activa e intencionalmente viviendo en este mundo el amor redentor y transformador de Dios, esperando, con una anticipación llena de esperanza, más de lo que podemos pedir o imaginar. Y aun más que eso, lo veo a Él. Cuando todas las demás cosas que veo se van desapareciendo en la oscuridad, cuando toda otra hermosura se vuelve ordinaria en comparación, Él resplandece. Él es el gozo de nuestros corazones quebrantados, la letra de toda melodía que nosotros componemos, la hermosura que siempre es algo nuevo. Él es nuestra visión valiente, amplia, y hermosa. Seamos nosotros la de Él.

Anthony L. Blair es presidente y decano de la facultad del Evangelical Seminary en Myerstown, Pennsylvania.

Todo cristiano es un votante prejuicioso

Tres factores además de la fe que forman nuestra política.

Christianity Today December 31, 2015
Denis Kornilov / Shutterstock

Esta traducción fue publicada en colaboración con la Conferencia Nacional de Liderazgo Cristiano Hispano (NHCLC, por sus siglas en inglés).

Tengo buenos recuerdos del otoño del 2008. Siendo que recientemente había obtenido mi doctorado, apenas había comenzado mi carrera académica en Westmont College en California del Sur. Ya que era un año de elecciones presidenciales, decidí enfocar mi curso de psicología social en la psicología de inclinaciones políticas: cómo se forman, cómo se mantienen, y cómo pueden predecir el comportamiento electoral. Al igual que la facultad de Westmont, como la mitad de los estudiantes en mi clase se auto-proclamaban liberales, y como la otra mitad se auto-proclamaban conservadores. Esta diversidad ideológica creó intensas pláticas.

Al principio del semestre, toda la clase—incluso yo—creía que nuestro punto de vista particular era el más fiel al cristianismo.

“Claro, la política no sustituye a la fe,” confesó un estudiante. “Pero, por favor, Dra. Cleveland, usted tiene que admitir que los valores [de mi partido] son los que mejor reflejan los valores de Jesús.” Muchos de mis estudiantes insistieron que sus inclinaciones políticas fueron formadas por la lectura pura de la Escritura y no eran susceptibles a prejuicios—es decir, factores sociales que influencian nuestras inclinaciones más allá de nuestro conocimiento. Los psicólogos sociales, a esto le llaman “punto ciego prejuicioso.” Podemos fácilmente señalar los prejuicios de otros, pero tenemos dificultad para ver los nuestros.

Yo quería concordar con mis estudiantes; es normal que los cristianos insistan que sólo nuestro “prejuicio Jesús” forma nuestras inclinaciones políticas. Admitir que tal vez otros prejuicios han contaminado nuestra perspectiva del mundo no tan sólo debilita la legitimidad de nuestra perspectiva cristiana del mundo; sino también desafía la integridad de nuestra fe que tan detenidamente asociamos con nuestra perspectiva del mundo.

Sin embargo a lo largo del semestre, al leer un sinnúmero de artículos de investigación, comenzamos a ver que todas nuestras inclinaciones políticas son formadas por muchos factores, no tan sólo por la fe. Considere los siguientes nuevos hallazgos sobre factores sociales que forman nuestra política:

(1) Personalidad. Una investigación bien conocida del psicólogo moral Jonathan Haidt muestra que los rasgos de personalidad y aun la constitución del cerebro considerablemente forman la manera en que vemos al mundo y por consiguiente nuestras inclinaciones políticas. La gente que necesita orden, valora la autoridad y el respeto, y preferiría tener estabilidad a tener nuevas experiencias tiende por el conservadurismo político. A la gente que no le preocupa la ambigüedad, que valora la igualdad, y que prefiere tener nuevas experiencias que tener estabilidad tiende por el liberalismo político. El cristianismo, por supuesto, atrae a ambos tipos de personalidad.

(2) Raíces. La raza forma significativamente la manera en que percibimos al mundo, nuestra fe, y la política. Un estudio reciente descubrió que los protestantes anglosajones, principalmente los evangélicos, son más propensos a ser conservadores que las personas sin alguna afiliación religiosa. Sin embargo, los protestantes negros tienden a adoptar más posturas políticamente liberales en relación a los protestantes anglosajones y las personas sin alguna afiliación religiosa. Extraordinariamente, aun entre las personas con puntos de vista religiosos parecidos, la raza fuertemente influencia las inclinaciones políticas.

(3) Experiencias. Un semestre en el extranjero, un grupo de estudio bíblico, o transiciones difíciles en la vida tienen el poder para alterar nuestra perspectiva del mundo, incluso nuestras opiniones políticas. Por ejemplo, las experiencias traumáticas a menudo nos conducen a adoptar inclinaciones más conservadoras. Un estudio entre sobrevivientes de los ataques del 11 de septiembre (que habían estado altamente expuestos al ataque) descubrieron que tanto los demócratas, como los independientes, y los republicanos estaban más propensos a adoptar ideologías conservadoras, que normalmente valoran la estabilidad y la seguridad en medio de los cambios sociales, como también una defensa nacional fuerte. Otra investigación muestra que la maternidad conduce a las madres a adoptar inclinaciones más liberales sobre el bienestar social, y que a los padres, la paternidad los conduce a adoptar inclinaciones más conservadoras sobre el bienestar social.

Al comenzar un año de elecciones, ¿A qué somos llamados los cristianos? Toda esta investigación nos pide que humildemente examinemos qué fuerzas forman nuestros puntos de vista, teniendo en cuenta que nuestros puntos ciegos probablemente nos impiden reconocer nuestros prejuicios. Humildad, es la palabra clave aquí, porque la gente que ve con mayor claridad nuestros prejuicios son nuestros hermanos en Cristo que tienen puntos de vista políticos que divergen de los nuestros. Debemos mirar a estos hermanos y hermanas para que ellos nos muestren nuestros prejuicios, y debemos escucharlos. En la época cuando los puntos de vista políticos amenazan dividir más al cuerpo de Cristo, cada miembro del cuerpo necesita a los demás para ver la verdad completa (1 Cor. 12:12-16).

Christena Cleveland es profesora adjunta de la práctica de la reconciliación en la Escuela de Divinidad de la Universidad Duke, donde también dirige el Centro de la Reconciliación.

Refugiados en el Camino Romaní

En Europa, los cristianos gitanos son los que mejor comprenden a los que huyen de Siria e Irak.

Christianity Today December 31, 2015
Glisa Nikolic

Esta traducción fue publicada en colaboración con la Conferencia Nacional de Liderazgo Cristiano Hispano (NHCLC, por sus siglas en inglés).

Meses antes de que se encontrara con los refugiados, Aleksandar Subotin tuvo un sueño.

El pastor romaní de 31 años de edad vio a un gran grupo de gente caminar en la estación de ferrocarril. Él jamás los había visto, pero sabía que estaba allí para ayudarlos. Recordó este sueño cuando trajo los primeros 500 paquetes de alimentos a un campo de procesamiento de refugiados en Kanjiza, Serbia, el otoño pasado.

“Después empecé a orar para que Dios abriera la puerta para que pudiéramos trabajar con ellos,” dijo Subotin, que dirige a dos iglesias romaníes y a 15 grupos de hogar en el noroeste de Serbia.

Al igual que muchos cristianos romaníes a lo largo del “camino de refugiados” en la Europa oriental—que se extiende desde Grecia hasta Croacia—Subotin se siente conmovido por las familias que huyen de Siria, Irak, y otras naciones con problemas.

Su empatía proviene por pertenecer a un grupo estigmatizado en Europa por generaciones como “gitanos.” El día de hoy, Europa tiene como 11 millones de Romaníes, un conjunto de grupos étnicos relacionados que componen uno de los grupos más grandes sin nación propia, al igual como la sede de un avivamiento cristiano masivo [vea “God Among the Roma,” mayo 2013].

Más que muchos otros cristianos europeos, los creyentes romaníes—la mayoría de ellos pentecostales—comprenden lo que es el traslado forzoso y la pobreza.

Los relatos de la expulsión y persecución de los romaníes datan desde el siglo 16. Más recientemente, decenas de miles de romaníes fueron desplazados durante guerras en las antiguas Yugoslavia y Kosovo en la década de los 90. Después, muchos romaníes fueron excluidos de recibir ayuda humanitaria y también les negaron pasaportes estatales; la falta de documentación hizo que el reasentamiento se hiciera particularmente complicado. Hoy día, la mayoría de las comunidades romaníes en Europa oriental tienen más altos niveles de desempleo, analfabetismo, y pobreza que sus vecinos que nos son romaníes.

Por lo tanto, los cristianos romaníes también entienden la atracción del occidente. Como los refugiados presentes, muchos romaníes aspiran a viajar a la “tierra prometida” de Alemania, como también a otros lugares en Europa occidental. Ellos buscan trabajo temporal, beneficios sociales, y asilo político (aunque los pastores romaníes disuaden a sus congregaciones de solicitar las últimas dos).

Debido a su historia, los romaníes “miran esta situación como algo que les podría suceder a ellos,” dijo Sokrat Apostolovski, un pastor en Macedonia. Él ha visto a 11 familias de su congregación romaní emigrar a Alemania.

“A través de los años, los romaníes han sido refugiados muchas veces, lo cual cambió su perspectiva,” dijo Radko Kratsov, líder romaní de Youth With A Mission (YWAM) en Bulgaria, que redujo su flujo de refugiados ilegales por la mitad después de haber construido una cerca fronteriza con Turquía el año pasado. Y aunque Kratsov afirma que una mentalidad de víctima muy a menudo forma la identidad romaní, él y otras personas cada vez más creen que “Dios nos creó para ser de bendición a las naciones.”

Y a pesar de los estereotipos culturales que perduran en Europa oriental—que los romaníes son parásitos, deshonestos, o indefensamente pobres—la crisis presente de refugiados ofrece una oportunidad para que los pobres sirvan a los impotentes.

“Los romaníes a menudo oran por los refugiados. Y los que sirvieron a los refugiados se sintieron muy bendecidos, ya que era la primera vez que ellos servían en vez de buscar recibir,” dijo John Papadopouls, pastor de una iglesia romaní fuera de Thessaloniki, segunda ciudad más grande de Grecia. “Creemos que esta nueva actitud es un hito, y una nueva era para los romaníes.”

Debido a la pobreza de su gente en Serbia, Subotin no estaba seguro de cómo su congregación reaccionaría a su sueño. Pero su reacción fue unánime: “Vaya, lléveles ayuda. No estamos celosos. Ellos necesitan ayuda más que nosotros porque nosotros tenemos pan, agua, y techo.”

Subotin colaboró con Help Eastern Europe, una organización no gobernamental (ONG) de la iglesia Holandesa Reformada que se enfoca en los romaníes. El grupo envió ropa, dinero, y a otros voluntarios, permitiendo a Subotin y a sus iglesias romaníes servir como a 10,000 refugiados el pasado otoño.

La mayoría de los congregantes de Subotin que se ofrecieron para ayudar eran viudas. “Ellas me dijeron que algo les estaba conmoviendo el corazón, y que el Señor cuida de ellas como viudas,” dijo él. “De esta manera quieren decir, ‘Gracias, Señor, que podemos hacer algo por ti.’”

Sin embargo, todavía puede ser difícil convertir la empatía en acción.

“Los romaníes en Macedonia quieren ayudar en las distintas actividades para los refugiados,” dijo Apostolovski. “Pero ellos mismos no tienen los recursos económicos básicos. Y hasta ahora, nadie [en el Occidente] ha expresado el deseo de enviar ayuda a través de la iglesia romaní en Macedonia.”

Por consiguiente, a falta de recursos, la oración es el mejor medio para las misiones romaníes.

En el este de Croacia, los copastores romaníes Biljana y Deno Nikolic oraron por la oportunidad de servir a los miles de refugiados que pasaban a través de Serbia y Hungría. A los pocos días de que se cerrara la frontera de Hungría, desviando a los refugiados a Croacia, ellos se conectaron con Samaritan’s Purse y con Médicos Sin Fronteras. Ahora, trabajan seis días a la semana en un campo de refugiados en la ciudad croata de Slavonski Brod. Los domingos, ellos comparten las experiencias de la semana con su congregación, que se maravillan de las historias y oran fervientemente.

El ayudar a los refugiados es sólo un aspecto en el emergente tapiz de la misión romaní en Europa. El movimiento, en parte es avivado por el liderazgo visionario romaní en lugares como Serbia, donde un movimiento eclesiástico planta iglesias y capacita a líderes jóvenes. Otras organizaciones—como la Gypsy Smith School en Bucarest, Rumanía, y el Gypsy and Traveller International Evangelical Fellowship—se enfocan en capacitar y equipar a los romaníes para servir a su propio pueblo.

Otro catalítico es el Great Commission Center International, una organización china de misiones cuyo líder Thomas Wang sintió una “deuda del evangelio” a los romaníes [vea “Hecho en China,” p. 20]. En el 2014, esta organización patrocinó una conferencia en Budapest para más de cien líderes romaníes y 30 misioneros occidentales.

De esto emergió Roma Networks. Dirigido por tres romaníes y otros tres que no lo son, el grupo busca “establecer buenos contactos, conectar, e investigar por el bien de la transformación y la reconciliación en las comunidades romaníes a través de Europa.” Una segunda conferencia para toda Europa está planificada para el 2016.

Uno de los seis líderes de la red, Miki Kamberovic, reconoce que hay mucho trabajo por hacer. “Hay una falta de unidad, y es difícil encontrar los líderes claves del país que pueden movilizar a las iglesias para que trabajen hacia la misma meta,” dijo el pastor romaní de 35 años de edad de Jagodina, Serbia. “Pero espero que Dios utilice a esta red para alcanzar a muchos romaníes en Europa para poder crear una ambiente de avivamiento—no tan sólo para los romaníes, sino también para todas las naciones en Europa.”

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