«¿Cómo pudieron equivocarse todos los profetas con respecto a Trump?»

Tras las elecciones de 2020, un remanente de líderes carismáticos está intentando revivir el movimiento desde dentro.

Christianity Today September 16, 2021
Ilustración por Dorothy Leung

Al igual que millones de personas en Estados Unidos y en todo el mundo, Jeremiah Johnson se quedó despierto hasta muy tarde la noche de las elecciones. Desde la pantalla del televisor en su salita de estar veía que el margen de victoria de Donald Trump se iba desvaneciendo y se quedó sentado, incapaz de creerlo.

Muchos dieron por hecho que el expresidente ganaría la reelección. Johnson estaba entre los líderes carismáticos en Estados Unidos que había puesto en ello la palabra de Dios.

La mañana del 4 de noviembre, mientras el país se despertaba con la noticia de que Joe Biden estaba al mando, Johnson envió una «advertencia profética» [enlaces en inglés] a su lista de correos electrónicos, diciendo que él y un «grupo de profetas maduros y comprobados» estaban de acuerdo: Trump había ganado.

«O un espíritu de mentira ha llenado las bocas de numerosas voces proféticas probadas en Estados Unidos, o Donald J. Trump realmente ha ganado la presidencia y estamos presenciando un plan diabólico y malvado desarrollado para robar las elecciones», escribió Johnson a sus seguidores. «Creo con todo mi corazón que lo último es cierto».

Hoy, Johnson se avergüenza cuando piensa en ese mensaje.

A diferencia de los que a principios a 2021 continuaban insistiendo en que Trump había ganado, Johnson cambió de rumbo. Ahora apenas reconoce a la persona que escribió ese correo electrónico el año pasado: como tampoco lo hacen su esposa, su equipo o sus amigos cercanos. En cambio, dice él, Dios, en su misericordia, utilizó los desastrosos efectos colaterales de las profecías fallidas sobre Trump para comenzar un «cambio radical, catalítico» en su vida.

«Me había atrincherado, como todos los demás», le contó Johnson a CT en su primera entrevista en los medios desde que se arrepintió públicamente en enero y cerró el ministerio con su nombre en marzo. «Les digo a las personas que siento que he sido rescatado: siento la bondad de Dios; siento su disciplina. He llorado mucho, solo para agradecer al Señor por este llamado a despertar».

Johnson solamente tiene 33 años, pero muestra sobriedad en su comportamiento siempre que sube a predicar. Echando la vista atrás ahora, Johnson ve cómo el día de las elecciones de 2020 siempre será parte de su historia y un impulso para volver a enfocar su llamado y su ministerio.

Johnson traza su origen espiritual desde que estaba en el vientre. Su madre tuvo un sueño cuando estaba embarazada que la llevó a llamarlo Jeremiah. Nació muerto, con el cordón umbilical alrededor del cuello, y el equipo médico del hospital lo revivió, y lo llamaron «bebé milagro».

Cuando tenía siete años, Johnson tenía sueños proféticos por su cuenta, noche tras noche.

Hijo de un pastor carismático, Johnson creció siendo continuista: creyendo que el Espíritu Santo está vivo y activo hoy, obrando a través de señales y maravillas sobrenaturales como las que se mencionan en Primera de Corintios 12 (sanando y hablando en lenguas) junto a roles como los de apóstoles y profetas. En círculos como los de Johnson se cree que los profetas escuchan a Dios de manera precisa y frecuente, y con un detalle inexplicable. Se espera que utilicen ese don, de acuerdo a Primera de Corintios 14:3, «para edificarlos, animarlos y consolarlos» (NVI).

Cuando Johnson predica, caminando por el escenario con sus jeans [bluyín], camisa y chaqueta de vestir, a veces hace una pausa para entregar una «palabra» profética que siente que el Señor le está urgiendo a compartir con alguien de la audiencia: una afirmación oportuna o un pasaje de las Escrituras, o un recordatorio relevante de un atributo particular de Dios.

A lo largo de las Escrituras se hace referencia al don de profecía, y se incentiva en la mayoría de las tradiciones carismáticas y pentecostales. Sin embargo, Johnson es parte de una clase de pastores, ministros, autores y conferencistas itinerantes que adoptan el rol vocacional de un profeta, al igual que aquellos del Antiguo Testamento, y aseguran que Dios les ha dado un «espíritu de revelación» acerca de sucesos importantes a escala nacional y global. La mayoría se centra menos en predecir el futuro que en entregar palabras oportunas de exhortación y ánimo al pueblo de Dios.

Johnson era pastor y plantador de iglesias en el ministerio Heart of the Father en Florida cuando profetizó en 2015 que Trump ganaría sus primeras elecciones al año siguiente. Mientras la carrera por la candidatura republicana aún tenía una larga lista de nombres, Johnson dijo que escuchó de parte de Dios en un sueño que Trump tenía el «destino profético» de convertirse en un presidente que sería como «un toro en una vitrina». Su visión captó la atención de una red de líderes ministeriales carismáticos que estaban deseosos de predicar y profetizar acerca de la política estadounidense y le dieron al joven pastor una importancia nacional.

«Debido a que entonces era pastor y estaba implicado en la vida de las personas, pensé que se trataría nada más que de un caso en que “Dios me da una palabra en mi santuario, se convierte en viral, Trump sale elegido y eso es todo”», dijo él.

Pero a comienzos de 2018, Johnson dijo que Dios había comenzado a hablarle de nuevo acerca de Trump. Algunos de sus mensajes contenían advertencias para la iglesia: que Dios buscaba el corazón del presidente, no su dinero ni su poder, y que los que le apoyaban debían comenzar a «ver el error de sus caminos» y a «clamar por su alma». No fue sino hasta finales de octubre que Johnson tuvo un sueño en tres partes en el cual los Dodgers ganaban la serie mundial, Amy Coney Barrett tomaba posesión de su cargo antes de las elecciones, y Donald Trump ganaba las elecciones de 2020.

Las dos primeras partes se cumplieron, y Johnson se sintió envalentonado para compartir la tercera como una profecía de Dios.

Pero cuando ahora echa la vista atrás, Johnson ve los peligros de tener una plataforma y una audiencia hambrienta por oír sobre el presidente.

«Nueve de cada diez mensajes que predicaba trataban acerca del Señor. Nada político ni de la actualidad, pero debido a que uno de ellos se hacía viral o captaba mucha atención, creo que se convirtió en algo tóxico, y también peligroso con el paso del tiempo».

Y, para ser sincero, añade: «Ya sea que quieras llamarlo tentación» o no, «eso es lo que vende».

Poco después de quedar claro que Trump había perdido, Johnson dijo que escuchó otra palabra de Dios: «Te has equivocado, y voy a usar esto para hacerte humilde».

Se trataba de toda una reprimenda. Johnson se disculpó ante el mundo y tomó tres meses fuera del ámbito público para ayunar y orar. Entonces se apartó de los compañeros y seguidores del ministerio que seguían animándole a que repitiera profecías políticas y ofreciera comentarios. Cerró su organización, Jeremiah Johnson Ministries, y al hacerlo perdió cientos de donantes de grandes cantidades.

Tuvo una sensación de libertad y alivio cuando dejó todo esto atrás. Describe la experiencia como si Dios lo hubiera sacado de una habitación «llena de trampas» donde las cuestiones espirituales se mezclaban con las políticas. «Hay suficiente de Jesús ahí para mantenerte dentro, pero no hay suficiente de él para mantenerte centrado», dijo.

Uno de los mentores de muchos años de Johnson, el pastor de Denver Loren Sandford, también había profetizado un segundo mandato de Trump. Los dos retomaron el contacto en la época de las elecciones y presentaron sus disculpas el mismo día, justo después de que la certificación de los votos se viera interrumpida por una insurrección en el Capitolio. Al igual que Johnson, Sandford enfrentó y aceptó su falsa predicción, y se enfrentó a similares repercusiones.

Lo que les sorprendió a ambos, no obstante, fue que obtuvieron más respuestas negativas por arrepentirse que por equivocarse.

Mientras Johnson y Sandford se sentían contritos, otros líderes carismáticos estaban preparándose para la batalla. Muchos de los que profetizaron la reelección de Trump, junto con muchos pastores, continuaron aferrándose a sus afirmaciones después de las elecciones e insistieron en que era la voluntad de Dios que Trump siguiera siendo presidente. Varios insistieron aún más en sus profecías y subieron las apuestas.

Rick Joyner, autor y predicador fundador de MorningStar Ministries, se unió al telepredicador Jim Bakker al predecir que el país debía prepararse para una guerra civil entre republicanos y demócratas. El predicador de avivamientos Jeff Jansen proclamó que Trump seguía siendo presidente y que los militares estaban en camino para sacar a Biden del poder.

Tras el día de la investidura presidencial, millones de personas se quedaron con la duda de por qué no había tenido lugar la toma de poder prometida. El movimiento carismático cayó en «un conflicto y un caos absolutos», dijo Sandford.

«Mucha gente del pueblo de Dios está herida, y el mundo se está riendo de nosotros, pensando que nuestra fe en Jesús es tan falsa como esas profecías fallidas sobre Trump», se leyó en una reprimenda de Michael Brown, un líder carismático muy respetado desde el avivamiento de Brownsville a mediados de la década de 1990 y otro de los mentores espirituales de Johnson. «Después de todo, se preguntan, ¿cómo pudieron equivocarse todos los profetas?».

Ahora Brown, Sandford y Johnson están dispuestos a explicar qué condujo a las predicciones erróneas sobre las elecciones y el hecho de que Dios utilice los fracasos de alto perfil como oportunidades para revisar las directrices para acercarse a la profecía y hacer que los profetas rindan cuentas.

«En verdad creo que Dios quiere hacer algo ahora en el movimiento carismático, en el movimiento profético», dijo Johnson en febrero. «Creo que Dios quiere que nos humillemos. En verdad creo que Dios quiere que miremos dentro de nosotros. Creo que Dios quiere que nos hagamos preguntas incómodas».

La ideología de las siete colinas

Este rincón del mundo neocarismático moderno, al que se le suele denominar como la Tercera Ola, la Nueva Reforma Apostólica o la Red Independiente de cristianismo carismático, es uno de los grupos religiosos de crecimiento más rápido en Estado Unidos. Una de las características ideológicas del movimiento es su enfoque en el mandato de las siete colinas, donde los cristianos tienen la misión de ocupar siete aspectos cruciales de la cultura —los medios, el gobierno, la educación, la economía, la familia, la religión y el ocio— como un elemento clave para volver a ganar las naciones para Dios.

La ideología de las siete colinas existe desde hace varias décadas, y tiene su origen en populares figuras evangélicas como Bill Bright, Loren Cunningham y Francis Schaeffer. En un principio, fue una respuesta a la mentalidad separatista que algunos creyentes tenían entonces, animándolos, por el contrario, a ofrecer la influencia del evangelio en todas las áreas de la cultura.

«El problema», dice Brown, «es cuando lo unes a una mentalidad dominadora, mediante la cual asumes el control, espiritualmente» y lo combinas además con una teología postmilenialista en la que a los creyentes no solo se les llama a servir a Dios en cada colina de la cultura que habiten, sino a que lideren desde posiciones de poder para preparar el reinado terrenal de Cristo en el reino milenario.

Aunque la misión de la «visión del dominio» se ha convertido en algo peyorativo para sus oponentes, el término se originó dentro del mismo movimiento. C. Peter Wagner, antiguo profesor del Seminario Teológico Fuller, abrazó una «teología del dominio» en su libro de 2010 Dominion!: How Kingdom Action Can Change the World [¡Dominio! Cómo la acción del Reino puede cambiar el mundo], al igual que hicieron varios de sus primeros defensores carismáticos, incluyendo a los líderes apostólicos Lance Wallnau y Johnny Enlow.

Estos líderes sugirieron que el éxito y la influencia de Trump hacían de él el candidato ideal para ayudar a los cristianos a reclamar su cultura.

Incluso después de que Biden tomara juramento, Enlow mantenía la visión de la victoria de Trump y declaró: «si puede ver lo que hay en el cielo, quién se sienta en el trono… suba y mire el sillón presidencial del cielo, mire quién está allá. No es Biden: es Trump». Enlow dijo en otro lugar que «desde el cielo, al presidente Trump se le reconoce como el líder del gobierno primordial del planeta Tierra».

Enlow también vinculó el destino profético de Trump al dominionismo de las siete colinas y a la conspiración QAnon al asegurar que hay «pedófilos que sacrifican niños en una red mundial en lo alto de esas colinas«, y que Dios envió a Trump en una «operación de rescate» divina.

Aunque estas declaraciones pueden sonar extremistas, tanto Wallnau como Enlow han sido voces de confianza en algunas de las mayores redes carismáticas del movimiento, hablando junto a una multitud de líderes populares como Steve Shultz, de la web profética Elijah List, que tiene un cuarto de millón de suscriptores, y Bill y Beni Johnson de la Iglesia Bethel, la megaiglesia carismática con un núcleo ministerial en el norte de California.

Responsabilidad profética

En 2016, cuando solo un puñado de líderes habían profetizado que Trump ganaría las primeras elecciones, algunos carismáticos tenían esperanza, pero muchos eran escépticos. Al cabo de dos años de su mandato, las predicciones proféticas acerca de su reelección continuaron aumentando. Una encuesta descubrió que casi la mitad de los pentecostales blancos creían que el presidente tenía unción divina, y esos «votantes proféticos» se convirtieron en un segmento de gran fuerza en la base evangélica de Trump.

Según Brown, el número de figuras proféticas que aseguraron tener una palabra directa de Dios acerca de la reelección de Trump solo fueron una pequeña fracción. Pero esta minoría ruidosa, quienes «estaban todos diciendo las mismas cosas», fue eficaz a la hora de alcanzar a la mayoría del movimiento carismático gracias a su fuerte presencia en línea, dijo.

Para los críticos del movimiento carismático, el hecho de que los profetas de hoy en día aseguren escuchar a Dios acerca de las elecciones presidenciales no es el problema. Tampoco lo es el hecho de que sus predicciones acerca de la reelección de Trump resultaran ser falsas. Más bien, es el hecho de que muchos no quisieran reconocerlo cuando se demostró que era falso.

«La profecía sin rendición de cuentas ha sido el problema durante mucho tiempo», dijo Brown, y lo llamó «la cruz del movimiento pentecostal-carismático moderno».

En el Nuevo Testamento el apóstol Pablo animaba a sus seguidores: «ambicionen los dones espirituales, sobre todo el de profecía» (1 Corintios 14:1), advirtiendo: «no desprecien las profecías, sométanlo todo a prueba, aférrense a lo bueno» (1 Tesalonicenses 5:20-21), porque de este lado del cielo «conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá» (1 Corintios 13:9-10).

«Toda palabra profética real necesita una prueba de realidad», dijo Sandford, que todavía recuerda el Efecto 2000, cuando «los grandes profetas profetizaron que todo el mundo llegaría a su fin y que todas las computadoras colapsarían». Hasta hoy, dice, «no he escuchado una sola disculpa de nadie que profetizara aquello».

«Luego están todas las profecías que salieron alrededor de la Semana Santa del año pasado», dice. Las profecías —dadas meses antes de las que se realizaron en torno a las elecciones— aseguraban que el coronavirus comenzaría a desaparecer antes siquiera de alcanzar las costas de Estados Unidos. «Bien, eso tampoco ocurrió», dijo él.

Y aunque Sandford y Brown siguen siendo pesimistas con respecto a los últimos que se han mostrado reticentes a arrepentirse públicamente por sus profecías fallidas sobre Trump, han comenzado a sentirse optimistas acerca de la trayectoria del movimiento en su totalidad.

Sandford, que tiene una maestría en divinidades por el Seminario Teológico Fuller, regresó a un conjunto de principios bíblicos para la profecía bíblica desarrollado años atrás. Se trata de declaraciones como: «Aunque atesoro las experiencias espirituales del Espíritu Santo, no pondré experiencias subjetivas y el discernimiento por encima de la Biblia», y añade la promesa de emitir una confesión completa, con arrepentimiento y una disculpa, ante cualquier profecía errada. Él pertenece a otro grupo que está planeando reunirse durante el otoño para realizar una reforma profética.

En el pasado mes de febrero, Brown reconsideró unos principios similares cuando comenzó a albergar reuniones mensuales por Zoom con Joseph Mattera, jefe de la US Coalition of Apostolic Leaders [Coalición estadounidense de líderes apostólicos], y con un grupo diverso de entre veinte y treinta figuras ministeriales, que incluía a Johnson, para establecer las directrices hacia la responsabilidad profética en sus comunidades.

La nueva declaración, que señala hacia lo que dice que es «un tiempo en el cual existen muchas preguntas en el Cuerpo acerca del don de profecía y el ministerio del profeta», juntó a docenas de patrocinadores, incluyendo a Randy Clark, Daniel Kolenda, Craig Keener, R. T. Kendall, Mark Driscoll y Wayne Grudem.

Como autor de The Gift of Prophecy in the New Testament and Today [El don de profecía en el Nuevo Testamento y hoy], Grudem fue una figura clave en la década de 1980 al defender que su don espiritual carismático podía encajar con una comprensión doctrinalmente sólida de la fe, una posición que ha despegado globalmente, dentro del movimiento carismático reformado del siglo XXI. También él se encuentra entre los evangélicos reformados más importantes que respaldaron a Trump en 2016 (sin embargo, retiró su apoyo tras la publicación de las cintas en las que Trump hacía referencia a manosear a las mujeres).

Otro de los firmantes fue el líder principal de Bethel, Kris Vallotton, quien profetizó la reelección y más tarde se disculpó. Usando palabra como una clave habitual para un mensaje profético, Valloton escribió que recibió «la palabra acerca de la humildad hace un año», explicando: «Cada vez que me pierdo o que no sé qué hacer en esta época loca, Dios me dice: “La humildad es el modo de seguir adelante”».

Steven Strang, editor de Charisma, también firmó la declaración, junto a la exeditora Jennifer LeClaire. Strang fue un defensor temprano y vehemente de las profecías sobre la reelección de Trump, destacando muchas de ellas en su Strang Report. Poco después de las elecciones, continuó animando a sus seguidores a luchar a favor de Dios para dar la vuelta a los resultados.

LeClaire no profetizó sobre el segundo mandato del presidente, pero se unió al coro acerca del primero, describiendo el aumento del rojo [republicano] en el mapa de los estados que votaron por Trump en 2016 como «una parábola de la sangre de Jesús».

Ahora ella también está haciendo sonar la alarma. «Debemos comenzar a unificarnos bajo la bandera de Jesús, aunque no podamos unirnos bajo la plataforma de un político», dijo ella.

Arrepentimiento y humildad

Un año después de haber sido puesto en el centro de atención de Fox News por profetizar la reelección de Trump, Shawn Bolz, líder ministerial en California, echa la vista atrás y ve un «complejo de mesías» entre los seguidores cristianos del presidente.

«Ellos han unido su fe alrededor de esto hasta tal punto de que cuando yo me arrepentí parecía que era un desertor del ejército que ya no pertenecía al equipo», dijo Bolz, quien enfrentó amenazas de muerte por disculparse por su profecía. Una carta manuscrita le advirtió que «cuando Trump vuelva a ser reelegido», a Bolz se le llevaría «en fila enfrente de la Casa Blanca, asesinado como falso profeta».

«No importa lo que la gente te diga —quiero decir, lo que hemos visto, y el fruto de la conducta de las personas—, su esperanza no estaba en Dios, su esperanza estaba en Trump, y punto», dijo Jennifer Toledo, cofundadora de una iglesia carismática en Los Ángeles llamada Expression 58 junto con su marido y Bolz.

Sea o no que Trump sea reelegido de nuevo para presentarse como candidato en 2024, líderes como Bolz y Toledo están orando para que sus iglesias locales y un movimiento más grande faciliten conversaciones para tratar sus puntos ciegos espirituales y renovar su enfoque en Cristo.

El versículo clave asociado con la campaña presidencial de Trump en 2016 fue Segunda de Crónicas 7:14: «Si mi pueblo, que lleva mi nombre, se humilla y ora, y me busca y abandona su mala conducta, yo lo escucharé desde el cielo, perdonaré su pecado y restauraré su tierra». Es un pasaje popular entre los pentecostales y que se cita frecuentemente en círculos carismáticos, y al final se convirtió en un llamado profético a orar y ayunar por su elección y reelección.

Y aunque muchos líderes carismáticos compararon a Trump con Ciro, el rey persa que hizo regresar al pueblo de Dios del exilio y los llevó de nuevo a la tierra prometida, la congregación de Toledo se guía por Isaías 58, en donde Dios rechaza a Israel por no ver que el verdadero avivamiento y la restauración no llegan solamente por la búsqueda de una reforma justa, sino por una visión integral de arrepentimiento y reconciliación.

A lo largo de las Escrituras los profetas predicaron este mensaje al pueblo de Dios para su beneficio. Los profetas tienen una «una dependencia única en el Espíritu Santo —de guía, revelación, perspectiva e inspiración— para que puedan hablar y ministrar», dice Brown. Se supone que tienen que mantenerse enfocados y bien encaminados «para mantenerse en lo principal y asegurarse de que las cosas no se salen por la tangente».

Pero, como atestiguó Jeremiah Johnson, muchos profetas se van distrayendo con otras cosas y «se convierten en piedra de tropiezo» para el pueblo de Dios porque «cuando los profetas se distraen, el pueblo se distrae».

«Hemos hablado de la idolatría de la política, [pero] también existe la idolatría a los profetas», dice Johnson. «Nadie habla de eso». Él dice que cree que «los profetas se han convertido en un ídolo en el cuerpo de Cristo», y que, aunque «obviamente se han humillado, el pueblo mismo necesita arrepentirse de haber adorado a los profetas».

A Johnson también le preocupa que muchos creyentes hayan perdido de vista cuál debería ser el papel principal del ministerio profético: no predecir el futuro ni pronosticar las elecciones, sino guiar a la gente hacia Cristo.

Durante los tres meses que estuvo orando y ayunando a comienzos de 2021, al escuchar la voz de Dios, escuchó al Señor decir: «Un hombre está muriendo, un ministerio está muriendo, y yo quiero que comiences a centrarte en un movimiento… para ayudar a preparar a la esposa de Cristo para el regreso de nuestro glorioso Novio, el Rey Jesús».

En vez de seguir dirigiendo Jeremiah Johnson Ministries, el pastor comenzó una nueva aventura llamada The Altar Global. En las reuniones de adoración, de tres horas de duración, que se retransmiten en vivo desde su iglesia y la base de su ministerio en Charlotte, Carolina del Norte, él predica un enfoque renovado en Cristo. «Señor, pon a prueba nuestros motivos e intenciones esta noche», predicó durante un servicio esta primavera. «Cúbrenos con una devoción pura y simple de corazón hacia Jesú».

Según se van sumando más líderes a este creciente remanente, Johnson cree que la comunidad carismática recuperará su visión. «El Espíritu de Dios está humillando al movimiento profético en todos los ámbitos», dice Johnson. «Y, claramente, Dios está llamando a su pueblo a volver a él».

Stefani McDade es colaboradora de CT y vive en Georgia.

Traducción por Noa Alarcón

Edición en español por Livia Giselle Seidel

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Fue capturada por los talibanes en 2001. Pero Dios le dio una historia más grande.

Entrevista con Heather Mercer, quien trabajó por la libertad en Kurdistán y adoptó un hijo en esa nación.

Heather y su hijo, Hawal, en 2009 (izquierda) y en su graduación en 2018 (derecha).

Heather y su hijo, Hawal, en 2009 (izquierda) y en su graduación en 2018 (derecha).

Christianity Today September 13, 2021
Fotos por cortesía de Heather Mercer

Cuando tenía 24 años, Heather Mercer fue una de las dos mujeres estadounidenses de un grupo de ocho trabajadores de ayuda internacional que fueron capturados por los talibanes junto con 16 afganos. Un mes después, una organización terrorista protegida por los talibanes lanzó un exitoso ataque contra Estados Unidos que cambió el curso de la historia para ambas naciones, y Mercer se hizo brevemente famosa. Fue, por un momento, una especie de ícono de la difícil situación en la que se encontraba Estados Unidos: rehén de este grupo desconocido con objetivos desconocidos.

Ella y los demás trabajadores de ayuda internacional fueron rescatados dos meses después, en noviembre de 2001. En aquel momento, Mercer dijo que esperaba que su vida fuera mucho más que la historia de cómo fue capturada por los talibanes. En los últimos 20 años, se ha esforzado por hacer algo más mientras sigue caminando en su fe en Dios, la cual nos invita a realizar el trabajo que cambiará las naciones y hará historia.

Mercer, ahora de 44 años, habló con CT desde su oficina en Kurdistán.

¿Has vuelto a Afganistán desde que fuiste rescatada?

No he vuelto. He intentado volver tres veces, y en una ocasión estuve muy cerca de conseguir mi visa, pero después las puertas se cerraron. Pero anhelo volver.

¿Por qué quieres volver? ¿Qué quieres hacer allí?

Tengo muchas ganas de volver a tocar Afganistán. Dejé un trozo de mi corazón allí. Afganistán fue mi primer amor. Y quiero volver y ver a la gente que estuvo involucrada, ver a los afganos que conocí y amé. Hay una joven con la que estuve en la cárcel: me encantaría intentar encontrarla. Todos mis recuerdos de Afganistán están llenos de cariño, de gratitud por haber podido vivirlo.

¿Sentiste esa gratitud desde el principio, o es algo desarrollaste durante 20 años de crecimiento y sanación? También debe haber habido un poco de trauma.

Era joven cuando fui a Afganistán, pero llevaba años deseando ir. Compré un boleto de ida. Les dije a mis padres que si moría en Afganistán, me enterraran allí, porque esa era la tierra que amaba. Aunque terminó de forma abrupta, nunca sentí rabia o amargura hacia los talibanes o hacia la gente. Hubo cosas que tuve que superar al volver a casa. Pero ni un solo día me arrepentí o deseé que no se me hubiera permitido tener esa experiencia. Desde el principio supe que era un privilegio la oportunidad que Dios me dio de vivir esa época de la historia afgana.

El grupo de mujeres retenidas por los talibanes (a la derecha) y sus guardias de prisión (a la izquierda).Fotos por cortesía de Heather Mercer
El grupo de mujeres retenidas por los talibanes (a la derecha) y sus guardias de prisión (a la izquierda).

En una entrevista mencionasteque no querías que la historia de tu cautiverio fuera la única historia de tu vida. Así que, después de 20 años, ¿cuáles son las historias que son importantes para ti ahora?

Una historia importante ha sido el trabajo aquí en Kurdistán y el Freedom Center [Centro de la Libertad]. En septiembre tendremos la gran inauguración del Centro de la Libertad. Es la combinación de 18 años de trabajo, fe y confianza en Dios para hacer lo imposible. Ahora estamos en la cima de esa gran escalada. Es una historia increíble de la fidelidad de Dios. Es la primera vez en la historia de Iraq que se hace algo así.

Todo lo que hacemos en el Centro de la Libertad está relacionado con mejorar la capacidad de las personas para vivir libres, ya sea físicamente libres en la sociedad a la que pertenecen, o espiritualmente libres en sus corazones, y brindarles herramientas y recursos para darles esperanza en el caos y el conflicto.

Estamos muy entusiasmados, muy orgullosos de esta victoria por lo que representa para una generación de personas.

Cuando el presidente George W. Bush tomó la decisión de que las fuerzas especiales vinieran a por nosotros, y en los años posteriores, me he dado cuenta de lo significativo y extraordinario que es que todavía siguiera con vida. Sé que el presidente Bush se refiere a menudo a la Escritura: «A todo el que se le ha dado mucho, se le exigirá mucho» (Lucas 12:48, NVI). Y yo siento lo mismo.

Creo que otra de mis historias sería la de haber adoptado a un joven kurdo sordo. Su historia es del tipo de las que se usan para hacer películas. ¿Quieres que te hable un poco de él?

Sí, por supuesto.

Se llama Hawal. En kurdo significa, esencialmente, «buenas noticias».

Es uno de ocho hijos de una familia kurda muy sorprendente. Los padres pasaron los primeros meses de su matrimonio en las montañas huyendo de Saddam Hussein.

A su madre yo la llamaría una constructora de comunidades. Nunca ha recibido una educación formal, pero es una mujer influyente en su comunidad, tiene un corazón para acoger al mundo. A través de su propia implacabilidad, se convirtió en mi mejor amiga. Tres de sus hijos nacieron con necesidades especiales, y uno de ellos falleció.

Cada vez que llegaba a la ciudad, Hawal veía mi Jeep roja entrar en el pueblo, y literalmente corría a través del pueblo para venir a saludarme a mí y a nuestro equipo. Como nació sordo, nunca aprendió a hablar. No pudo ir a la escuela. Así que, literalmente, creció sin lenguaje: sin leer, escribir, hablar o hacer señas. Inventó su propio lenguaje con unos cincuenta gestos.

Fui parte de esta familia por años, durante los cuales, pude observarlo crecer. Y entonces sucedió lo de ISIS. Él estaba en su adolescencia y sabía que no había un futuro para él en Iraq. En un acto de desesperación intentó huir, y decía que iba a ir a Europa. Su madre estaba muy preocupada por él y me lo confió.

Habíamos emprendido grandes proyectos médicos, así que pensé: vamos a ver si podemos llevar a Hawal a Estados Unidos para que reciba una cirugía. En ese tiempo yo no sabía nada sobre la sordera. Pensé que si se operaba, podría oír y entonces hablaría. Milagrosamente, pudimos conseguir una visa para que Hawal viniera a Estados Unidos a recibir atención médica. Y pensé que durante seis meses o un año yo iba a coordinar y facilitar su estancia en Estados Unidos. Cuando íbamos de camino al aeropuerto, el 6 de abril de 2016, su madre me dijo: «Ya no es nuestro hijo. Ahora es tu hijo y te lo entregamos. Y lo que creas que es mejor para su futuro, es tu hijo». Pensé que era como su hospitalidad kurda diciendo: «Confiamos en ti». Pero más tarde, cuando ya estaba en Estados Unidos, supe que, de hecho, lo decían en serio.

Mientras volábamos hacia Estados Unidos, Hawal vio la pantalla [de la televisión] y se fijó en el mapa del vuelo. Y me hizo un gesto: «¿Por qué el avión va así [en curva] y no así [en línea recta]?». Esa fue mi primera pista de la complejidad de la historia en la que nos íbamos a meter, porque Hawal no sabía que el mundo era redondo.

Lo inscribí en la Escuela para sordos en Austin, Texas, que es un colegio residencial. Esencialmente, Hawal tuvo que aprender tres idiomas simultáneamente sin haber tenido nunca una construcción lingüística en sus primeros años de vida. Y empezó a aprender matemáticas desde cero. Tuvo que aprender todo esto simultáneamente, a un millón de kilómetros de su país y de su familia de origen.

Tuve que aprender el lenguaje de signos para poder empezar siquiera a tener una forma de enseñarle algo. Fue un viaje increíble de prueba y error, tratando de averiguar qué iba a funcionar. Él superó con creces todo lo que yo podía brindarle. Y el Señor construyó este increíble equipo de no menos de 100 personas, incluyendo extraordinarios mentores y amigos, en el cual todos tomaron parte en la vida de Hawal.

Hawal se graduó de la Escuela para Sordos de Texas en 2018, se le concedió el asilo legal en Estados Unidos y pronto obtendrá su permiso de residencia. En agosto, irá a la Universidad de Gallaudet. Él será la primera persona de su familia en ir a la universidad. Él ha creado esta enorme comunidad, en la que muchos de ellos son refugiados y tienen historias similares.

¿Cómo crees que has cambiado en los últimos 20 años?

Siento que entiendo mucho mejor cómo funciona esta parte del mundo. Pero la idea de llamarse [cristiano], y vivir para Jesús y caminar con Dios, todo eso me parece que lo entiendo mucho menos.

En mi formación espiritual, siempre tuve esta idea de cómo se vería cambiar el mundo para Jesús. Y creo que estaba equivocada en muchos aspectos y era arrogante. Vivir en zonas de conflicto me ha hecho muy humilde. Me doy cuenta de que soy una persona en esta gran historia de Dios y de su corazón para cumplir lo que dice Isaías 61. Quiero ser fiel y correr bien mi carrera. En eso me concentro.

Sigo creyendo que Dios nos invita a una obra que hará historia, pero solo quiero amarlo a Él, amar a la gente y no tener miedo de la misión de la libertad en lugares donde aún no la han experimentado. Me despierto cada mañana y sigo diciendo: «Dios, quiero ver cómo cambian las naciones». Y confío en que Él escribirá esa historia.

Traducción y edición en español por Livia Giselle Seidel

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Presentador TV en darí: Afganistán ahora verá un «cristianismo puro»

Ahora que el ministerio satelital ha pasado a ser uno de los pocos medios para alcanzar a los creyentes locales bajo el régimen talibán, el pastor afgano de SAT-7 reflexiona sobre el impacto que la retirada militar de los Estados Unidos tendrá en el evangelio.

Shoaib Ebadi

Shoaib Ebadi

Christianity Today September 10, 2021
Courtesy of SAT-7

Tanto Afganistán como su vecino Irán comparten la lengua persa. Ahora que los talibanes volverán a gobernar desde Kabul, ¿será posible que estos países comiencen a compartir también una trayectoria espiritual?

En 1979, el sah de Irán fue derrocado por la revolución islámica. Las duras medidas que se tomaron entonces terminaron con la presencia de cristianos occidentales en la nación. No obstante, hoy la iglesia iraní es una de las que están creciendo más rápido en el mundo, porque la crueldad de los mulás hizo que muchos se indignaran con el islam y encontraran una nueva fe en Jesús.

El ministerio de la televisión vía satélite ha tenido un papel fundamental en la expansión del evangelio en Irán, y hoy continúa al otro lado de la frontera en Afganistán. El ministerio cristiano SAT-7 comenzó a emitir en 2002 en farsi, el dialecto persa hablado en Irán, y en 2010 Shoaib Ebadi comenzó las primeras retransmisiones grabadas en darí, el dialecto persa hablado en Afganistán. Su programa Secretos de la vida empezó a emitirse en directo en 2014, y aún hoy es accesible a toda la nación.

Ebadi, de 55 años, nació en Afganistán, pero se convirtió al cristianismo en 1999 cuando vivía como refugiado en Pakistán. Al año siguiente emigró a Canadá y hoy dirige Square One World Media, un medio de comunicación cristiano que produce contenidos en varias lenguas de todo el mundo.

Él conversó con CT acerca de la historia de la iglesia afgana, el impacto del ejército estadounidense sobre ella, y su esperanza en que ahora la gente pueda llegar a escuchar un «cristianismo puro» en su tierra natal.

Algunas estadísticas proponen que el número de cristianos en Afganistán es de aproximadamente 8000. ¿Podría darnos una breve historia de la iglesia?

Hubo un templo protestante que se construyó en Kabul en 1970 durante la época del sah, pero fue destruido cuando se derrocó a la monarquía en 1973. Los católicos tenían una iglesia en la embajada de Italia desde 1933. Pero estas iglesias eran únicamente para nacionales extranjeros, no para afganos.

Había un puñado de creyentes en la década de 1950, cuando los profesionales estadounidenses llegaron a Afganistán y abrieron un hospital oftalmológico y una escuela técnica. Más tarde, para 1990, llegaron misioneros que elaboraban tiendas y carpas a mano sirviendo también como profesores de inglés y trabajadores de ONG. En ese tiempo yo estaba en una comunidad de unos treinta o cuarenta creyentes afganos en Pakistán. La mayoría de ellos finalmente se marcharon hacia Occidente.

Estos fueron probablemente los primeros afganos en conocer a Cristo en la era moderna, pero solo Dios sabe.

Entonces, ¿cómo se desarrolló la iglesia afgana después de la llegada de los estadounidenses en 2001?

Algunos de los creyentes de Pakistán, así como otros refugiados que huyeron a Irán, regresaron a Afganistán después de la llegada de los estadounidenses. Y otros misioneros llegaron independientemente de la presencia militar y difundieron la palabra de Dios. Se formaron grupos de creyentes, pero bajo liderazgo extranjero. Las reuniones de Navidad llegaron a reunir hasta 150 personas.

Pero en 2006, el caso de Abdul Rahman obtuvo eco internacional cuando fue amenazado con la pena de muerte por haberse convertido al cristianismo. Finalmente, la iglesia católica le ayudó a conseguir asilo. Y en 2010, Said Amusa, quien había sufrido una amputación, fue apresado por su fe, pero la comunidad internacional le ayudó a llegar a Canadá.

Más tarde, en 2014, la OTAN terminó oficialmente sus operaciones en Afganistán, y cuando ellos se marcharon también lo hicieron la mayoría de los trabajadores cristianos extranjeros. Algunas reuniones desaparecieron, y la asistencia económica llegó a su fin. Sin embargo, otros creyentes tomaron la iniciativa de liderar la iglesia, y el evangelio comenzó a expandirse, especialmente entre la minoría hazara.

¿Cuál es la constitución étnica de la iglesia afgana, y por qué los hazara (un diez por ciento de la población) han estado más abiertos? (La mayoría de los afganos son pastunes, seguidos por los tayikos, los hazara y otras etnias).

Probablemente la mitad sean hazara, y después un 30 por ciento de tayikos y un 20 por ciento de pastunes. Los hazara (como pueblo) son chiíes, y fueron perseguidos bajo los gobiernos de diferentes sahs y reyes de Afganistán. Pero la forma chií del islam también acepta el concepto del sacrificio, es decir, que alguien dé la vida por otro. Así que entienden y se sienten identificados cuando se les presenta el sacrificio de Jesús.

¿De qué manera su programa de televisión ministra en Afganistán?

Puesto que no hay una iglesia oficial, estamos intentando proporcionar un servicio de una hora de duración para los creyentes. Los primeros diez minutos los dedicamos a una historia de alto impacto, relacionada con una cuestión social y política, presentando una perspectiva bíblica. Emitimos canciones de alabanza, oramos y presentamos una enseñanza de la Biblia. Y, mientras tanto, aceptamos llamadas de los oyentes en directo y sin filtro.

La última semana tuvimos una llamada de un creyente en Afganistán que nos contó que se encontraba enfermo emocionalmente y que no sabía qué hacer. Le escuchamos, oramos con él y lo pusimos en contacto con nuestro equipo de seguimiento. A veces, personas no cristianas llaman simplemente para discutir.

Pero ahora que los talibanes están en control, seremos uno de los últimos recursos disponibles para los cristianos. Comenzarán a filtrar las redes sociales e Internet, pero no pueden bloquear específicamente una sola emisora de televisión por satélite.

¿Cómo describiría el estado psicológico actual de la iglesia afgana?

Ahora es muy difícil. El miedo es el que domina y los creyentes piensan que ellos serán el próximo objetivo. Muchos están tratando de marcharse, y algunos están obteniendo ayuda de organizaciones internacionales. Pero no va a ser posible sacar a ocho mil personas de Afganistán. Algunos se están volviendo clandestinos, y escuchamos noticias de que otros se están dirigiendo a las montañas. Y el invierno está por llegar.

Pero, por la gracia de Dios, serán capaces de continuar viviendo bajo los talibanes siendo la luz y la sal.

¿Cómo nos aconsejaría (a los estadounidenses y a otros cristianos extranjeros) para que podamos ayudar?

Lo primero es orar. Pero también hace falta apoyo, ya sea económico, espiritual, emocional o simplemente en términos de evacuación. Están realmente necesitados.

Mi otra petición es publicar las noticias.

Cuando los talibanes van casa por casa, lo primero que hacen es preguntar si allí vive algún periodista. Lo segundo que preguntan es si en esa familia tienen un teléfono «grande», es decir, un smartphone. Tienen miedo de los medios de comunicación porque registrarán lo que están haciendo.

Como cristianos, necesitamos informar de la verdad acerca de lo que les está ocurriendo a los creyentes y a todos los demás.

¿Puede comparar la situación hoy con la caída del sah de Irán en 1979? Desde entonces ha habido un aumento radical en el número de cristianos iraníes. ¿Puede ser que veamos algo similar en Afganistán?

En aquel momento en Irán había más cristianos de los que hay hoy en Afganistán. Había iglesias, pastores y misioneros. Y las represalias contra ellos fueron enormes.

Sin embargo, la gran diferencia está en los medios. En aquel entonces solamente estaba la radio de la BBC. Pero si los talibanes hacen algo hoy se sabrá de inmediato, porque las generaciones más jóvenes y las mujeres reaccionarán. Creo que será difícil que los talibanes gobiernen como lo hicieron antes.

Pero otra diferencia es que la larga presencia del ejército estadounidense ha hecho que muchos afganos asociaran el cristianismo con la cultura occidental, y junto con ello la homosexualidad y la prostitución que son un desafío para los valores locales.

Ahora verán una cara diferente del islam, una de brutalidad y matanzas.

Pero también verán una cara diferente del cristianismo. Mientras que los talibanes odian a sus enemigos, tenemos las imágenes de las fuerzas estadounidenses haciendo todo lo que posible por evacuar afganos, incluso llenando los aviones con mucha más gente de la que podían llevar. Y también ven la bondad de los soldados, cargando bebés y ayudando a una madre embarazada a dar a luz.

Afganistán también necesita asistencia económica, lo cual abrirá las fronteras. Los cristianos llegarán de Pakistán, de Irán y de las naciones de Asia central. La gente verá el énfasis humanitario del cristianismo cuando los ayuden y se conviertan en la voz de los que no tienen voz.

En términos generales, ¿la presencia del ejército estadounidense ayudó o lastimó a Afganistán?

Bajo su supervisión, el gobierno afgano abrió la sociedad civil. Las niñas regresaron a la escuela, millones de personas se beneficiaron de la educación y las mujeres pudieron involucrarse en todos los aspectos de la vida. Había señales de democracia y de otras libertades, especialmente en comparación con los países vecinos.

Pero ha habido áreas en donde el ejército estadounidense ha tenido un impacto catastrófico.

En 2001 Afganistán producía [una fracción] del suministro mundial de opio. Veinte años más tarde es el 80 por ciento, con dos millones de afganos adictos. Y la corrupción se ha convertido en un modo de vida, porque a los caudillos militares se les dio dinero para mantener la paz. Un creyente nos contó que solo para conseguir hacer un papeleo regular tuvo que pagar cerca de doscientos dólares en sobornos.

Todo esto se llevó a cabo bajo la mirada de la comunidad internacional.

Y el conflicto étnico, que ya estaba presente durante las eras de los británicos y los soviéticos, continuó bajo los estadounidenses, puesto que a los pastunes se les daban los mejores puestos. Y entonces, al final del acuerdo de paz, los estadounidenses sacaron a cinco mil miembros de los talibanes y de otros terroristas de prisión.

Es comprensible por qué los afganos no pelearon por su gobierno. Estados Unidos era el mentor de la sociedad civil, pero después hicieron tratos con sus enemigos. La gente perdió la motivación, simplemente. Se sintieron abandonados.

¿De qué modo esta historia impactará las futuras perspectivas para el evangelio?

Tenemos que darle el mérito al Señor. Él obra a través de circunstancias difíciles y convierte el mal en bien. A pesar de estos problemas, ha habido un crecimiento del cristianismo dentro de Afganistán. Pero, al mismo tiempo, la gente ha visto una mezcla de cristianismo y cultura occidental.

De ahora en adelante verán un cristianismo puro: un cristianismo nativo. La comunidad internacional puede orar y apoyarnos. Pero la iglesia afgana ahora debe liderar su propia adoración, y brindar sus propias enseñanzas. Si Dios quiere, dejarán a un lado sus diferencias y se unirán en Cristo.

Hace unos años estaba enseñando sobre el perdón y un creyente hazara me contó que los talibanes habían asesinado a su familia. Yo creo en Jesús, me dijo, pero no puedo perdonarlos. Pero entonces Dios abrió sus ojos y fue capaz de perdonar.

Y hace poco, en una conferencia para creyentes afganos en Londres, un grupo de hazaras, tayikos y pastunes se reunieron y se pidieron perdón unos a otros. El cristianismo es lo que hace posible vivir en paz con otras etnias. Si eso puede llegar a ocurrir, tendrá un gran impacto.

Traducción por Noa Alarcón

Edición en español por Livia Giselle Seidel

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History

Ocho mentoras de oración de la historia

La oración las empoderó para vivir su fe con gran valentía. Sus hábitos espirituales pueden ayudarnos a renovar los nuestros.

Christianity Today September 10, 2021
Illustration by Cassandra Roberts

Las mujeres cristianas a lo largo de los siglos nos han servido como una «nube de testigos», y sus historias de fe siguen siendo relevantes hoy. Estas ocho mujeres ejemplificaron la bondad, la verdad y la belleza en medio de las dificultades, las dudas y el sufrimiento, y encontraron la fortaleza para hacerlo a través de la oración. Sus prácticas de oración pueden brindar nueva vida y significado a nuestra comunicación con Dios.

Vibia Perpetua: amor valiente

Perpetua (c. 182-203) creció en una familia romana de Cartago cuando Túnez estaba bajo el Imperio romano. En el culto del Imperio era ilegal cambiar su fe por el cristianismo. Sin embargo, en el momento de su arresto, Perpetua era una catecúmena devota, es decir, una joven creyente que estaba realizando la formación previa al bautismo. Como parte de su instrucción formal en las enseñanzas cristianas, es posible que hubiera leído De oratione [Sobre la oración] de su contemporáneo Tertuliano, teólogo norafricano que hacía énfasis en depositar la esperanza en Dios. Después de varios días de arresto domiciliario con sus compañeros, Perpetua fue bautizada. Poco después, ella y otros catecúmenos fueron llevados a prisión. Pasión de las santas Perpetua y Felicidad, uno de los textos cristianos más antiguos, describe cómo Perpetua y su compañera de prisiones, Felicidad, «derramaron sus oraciones ante el Señor» en los días que precedieron a su ejecución. A la edad de veintidós años, Perpetua murió como mártir al ser arrollada por un toro salvaje y asesinada a espada en un teatro romano lleno de espectadores. El mismo texto registra el clamor de Perpetua en el momento de su muerte: «Permanezcan en la fe y ámense unos a otros». Durante siglos, las comunidades cristianas de Cartago leyeron sus escritos cada año y se sintieron animados por el sacrificio de su amor.

Para Perpetua, la oración era un acto de amor valiente, un modo de amar a los demás como una madre cuidaría de su hijo. Mientras estaba en la oscura y abarrotada prisión esperando su ejecución, tuvo que enfrentarse al miedo y a la ansiedad, a sus lazos familiares y, especialmente, a su cariño por su hijo aún lactante. En Perpetua’s Passion [La pasión de Perpetua], Joyce Salisbury explica que, incluso estando encarcelada, Perpetua cuidó de los demás a través de sus oraciones, «reclamando un nuevo rol maternal después de haber renunciado al antiguo». La vida interior de oración de Perpetua también transformó su horrible muerte en un extraordinario testimonio externo del sufrimiento de Cristo y de la comunidad cristiana. La oración llevó a Perpetua por las puertas de la vida.

Casiana: misericordia ilimitada

Casiana (c. 805-c. 865) fue la primera compositora de himnos litúrgicos en Bizancio. Nacida en una familia aristocrática en Constantinopla (hoy Estambul), Casiana estudió las Escrituras y los textos griegos clásicos. Vivió durante el primer periodo iconoclasta, durante el cual se destruyeron deliberadamente imágenes cristianas. Casiana era una iconófila que creía que los íconos ayudaban a la oración y eran ventanas para el misterio divino de Dios. Debido a esta creencia, recibió azotes. Junto a otras legas y monjas devotas, Casiana visitaba regularmente a los exiliados y reconfortaba a los que sufrían. Más tarde se convirtió en abadesa de un convento y cultivó una vida dedicada a la caridad.

Para Casiana, la oración nos conecta con la misericordia ilimitada de Dios. Como la poeta inspirada y excepcional que era, oraba a través de la música. Más de 800 de sus himnos y de versos no litúrgicos han sobrevivido. Su obra más conocida, el Himno de Casiana, está basado en Lucas 7:36-50. En este himno, Casiana nos invita a participar en la desesperación de la mujer que lavó los pies de Jesús con sus lágrimas y lo ungió con perfume. Los versos dicen: «Acepta la fuente de mis lágrimas… sin medida es tu misericordia». La oración expone la pena de nuestros corazones a la misericordia de Dios. En Holy Mothers of Orthodoxy [Santas madres de la ortodoxia] Eva Catafygiotu Topping estudia el himno de Casiana: «Las oraciones [de la mujer pecadora], que comienzan con un grito de desespero y culpa, terminan con una declaración de fe y esperanza. El himno, que comienza con la imagen de un alma perdida, termina con la imagen de un alma redimida por la infinita misericordia amorosa de Dios». La oración no es solo nuestro esfuerzo humano por acercarnos a Dios: también es la manera que Dios tiene de extender sus manos hacia nosotros.

Santa Teresa de Jesús: un huerto floreciente

Santa Teresa de Jesús, o Teresa de Ávila (1515-1582) fue una monja carmelita española mística e importante teóloga. Teresa creció en una familia cristiana y estudió en una escuela monacal agustiniana. En su autobiografía, El libro de la vida de Santa Teresa de Jesús, ella describe su vanidad de adolescente y cómo las buenas amistades reavivaron el fuego de su virtud. A la edad de veinte años entró en un convento. Sus muchas lecturas y su devoción la impulsaron a imitar a Cristo. Entre 1563 y 1568, Teresa solamente oró y escribió en reclusión. Pasó a fundar conventos y monasterios y reformó la orden carmelita tanto para monjas como para monjes. A pesar de enfrentar oposición de los líderes religiosos debido a sus reformas, Teresa sintió el consuelo y la paz de Dios. En su libro Camino de perfección, nos insta a imaginar al Dios amoroso a nuestro lado como un amigo.

Si nuestras vidas son como huertos, el ejemplo de Teresa nos recuerda que la oración es como el agua y el sol que alimentan nuestro crecimiento. Teresa anima a los creyentes a emular a Dios, quien es el jardinero que cultiva los jardines de nuestra vida: «Hemos de procurar, como buenos hortelanos, que crezcan estas plantas y tener cuidado de regarlas para que no se marchiten, sino que vengan a echar flores que den de sí olor fragante para dar recreación a este Señor nuestro, y así se venga a deleitar muchas veces a esta huerta y a gozarse entre estas virtudes». La analogía del jardín de Teresa nos recuerda cuando Jesús le pidió a la mujer samaritana en el pozo que sacara agua para darle de beber. No solo somos recipientes del agua de vida de Dios: somos llamados a ser participantes activos. En la oración, nos recuerda Teresa, somos jardineros junto con Dios, participando de nuestro propio crecimiento espiritual.

Candida Xu: servicio compasivo

Candida Xu (1607-1680) fue una de las cristianas más importantes durante la era de las dinastías Ming y Qing en China. Ella es el ejemplo del modo en que la oración alimenta nuestras expresiones de fe. Candida aprendió las oraciones diarias de niña de parte de su devota madre cristiana. De adulta, Candida continuó con una práctica similar con su propia familia, reuniendo a su marido, sus hijos y sus sirvientes para las oraciones vespertinas y leyendo libros devocionales. Después de quedarse viuda a los cuarenta y seis años, continuó sirviendo a Dios durante los siguientes veintisiete años a través de obras de caridad, que incluyeron el apoyo económico de muchos misioneros jesuitas, la construcción de iglesias, la impresión de textos cristianos y de arte sagrado, y la protección de personas con discapacidad.

La oración, para Candida, hacía que su vida se arraigara más en Dios y la empujaba a servir a los demás con compasión. Su confesor (consejero espiritual), el misionero jesuita flamenco Philip Coupley, escribió su biografía Histoire d’une Dame Chrétienne de la Chine [Historia de una dama cristiana en China), y describió cómo las obras piadosas de Candida surgieron de su persistente fe. “A Model for All Christian Women”: Candida Xu, a Chinese Christian Woman of the Seventeenth Century [‘Un modelo para todas las mujeres cristianas’: Candida Xu, una mujer cristiana del siglo XVII] del investigador Gail King, describe cómo «[Candida] comenzaba cada día con media hora de oración ante el crucifijo de la capilla de su casa». King enfatiza que Candida era «una mujer cuya fe era el principal motivo para sus acciones». Las oraciones individuales y colectivas de Candida motivaron su dedicación y su obra por amor a los enfermos y los pobres.

Ignacia del Espíritu Santo: confianza atrevida

Ignacia del Espíritu Santo (c. 1663-1748) creció enfrentándose a la segregación racial y al prejuicio. Hija de un chino cristiano y de una filipina, fue bautizada el 4 de marzo de 1663 en el Parián de Chinos (el mercado chino) de Binondo, Manila. Durante esta época a los chinos se les segregaba del resto de la población [en Filipinas]. Cuando Ignacia cumplió los veintiún años, en vez de casarse buscó la guía de un sacerdote. Estudió los Ejercicios Espirituales y, tras un tiempo de oración y discernimiento, decidió seguir su llamado religioso. Bajo la colonización española de aquel momento, las estructuras eclesiásticas se negaban a admitir a gente nativa en la vocación religiosa, así que Ignacia vivió en una casa detrás de la sede central de los jesuitas.

En momentos de dificultad o incertidumbre, la oración nos permite confiar en Dios con valentía. Para Ignacia, la oración era una lámpara a sus pies. Su vida de devoción, oración y trabajo pronto inspiró a otras legas filipinas a escuchar sus enseñanzas y a vivir con ella. Ignacia y su compañía de mujeres fueron luego conocidas como las beatas (mujeres religiosas). Desarrollaron ritmos de oración, a menudo orando hasta altas horas de la noche. Superaron la discriminación y la pobreza al apoyarse unas a otras a través de las limosnas y el trabajo manual. A diferencia de la exclusión que Ignacia experimentó frecuentemente en su vida, ella admitió a chicas y a mujeres de todas las etnias en su comunidad religiosa. Su vida estuvo llena de pruebas, pero aun así Ignacia confió totalmente en Dios y llevó sus cargas ante él. La atrevida confianza de Ignacia le permitió convertirse en un instrumento de la paz y la verdad usado por Dios.

Julia Foote: una mesa abierta

Julia Foote (1823-1901) fue la primera mujer ordenada como diaconisa en la Iglesia Episcopal Metodista Africana Sion. Predicó como una evangelista de la santidad durante más de cincuenta años. En su autobiografía, A Brand Plucked from the Fire [Un tizón arrebatado del incendio], Julia narra su vida al haber crecido en Nueva York como hija libre de antiguos esclavos negros. Como no le permitían ir a la escuela debido a la discriminación racial, Julia tuvo la gran alegría de aprender el alfabeto de su padre. Aprendió el Padre Nuestro a los ocho años. «Ninguna lengua puede explicar la alegría que llenó mi pobre corazón cuando pude repetir “Padre Nuestro que estás en los cielos”».

Durante su vida de casada experimentó un fuerte llamado a predicar, pero recibió el rechazo de su familia y de la Iglesia Metodista Africana debido a que era mujer. Tras la muerte de su marido, Julia se convirtió en una evangelista itinerante en la iglesia AME Sion. Ministró junto a blancos y negros, y dirigió reuniones de oración de casa en casa. Julia defendió fielmente a las mujeres y a los afroamericanos. Aunque ella no tenía hijos, enfatizó la importancia de enseñar a los niños a orar. Ella dijo: «Nunca somos demasiado jóvenes para orar, ni demasiado ignorantes, ni demasiado pecaminosos». Sus palabras nos recuerdan acerca de la inclusividad de la mesa de Dios, abierta a todos los que estén dispuestos a acercarse.

Lilias Trotter: belleza sublime

Cuando las palabras se quedan cortas, el arte visual puede ser un modo misterioso y bello de expresar una oración. Lilias Trotter (1853-1928), una misionera británica en Argelia, oraba a través de sus acuarelas. Influida por un grupo de santidad metodista llamado el Movimiento de Vida Superior, Lilias cruzó las barreras sociales y alcanzó a los marginados en su Londres nativo. Tenía el hábito de pasar tiempo en oración, leyendo las Escrituras y escuchando a Dios en la naturaleza, donde sentía que Dios «habla… a través de todas las cosas vivientes». De joven era una artista con talento, y llamó la atención de un influyente crítico de arte que la animó a dedicarse a la pintura de forma exclusiva. Sin embargo, ella fue dedicando cada vez más tiempo al ministerio. Al final abandonó su sueño de convertirse en artista profesional y decidió ser misionera. Rechazada por la Misión del Norte de África debido a sus problemas de salud, ella y otras dos mujeres se aventuraron por cuenta propia a ir a Argelia. Más tarde, Lilias trabajó allí como misionera durante más de cuarenta años y adaptó el evangelio a la cultura argelina.

Finalmente, Lilias volvió a tomar el pincel, revelando y expresando su amor por Dios, por la tierra, por las personas y por las lecciones de vida que la creación de Dios le había enseñado. En el documental Many Beautiful Things [Muchas cosas hermosas] las pinturas de Lilia abren nuestros ojos para percibir la belleza sublime de Dios. El arte de Lilia, su ministerio y sus hábitos de oración nos orientan a aprender de la creación y a caminar en la belleza con nuestro Creador.

Alice Kahokuoluna: aire fresco

Para Alice Kahokuoluna (1888-1957) la oración era el aliento de la vida cristiana. Criada en una familia cristiana, se convirtió en la primera pastora hawaiana ordenada por la Asociación Evangélica de Hawái. Ministró fielmente a las iglesias y, tras la muerte de su esposo, cuidó de los que tenían lepra en Molokai, Hawái. Allí se le llegó a conocer como «Madre Alice».

En Strengthening the Spiritual Life [Fortaleciendo la vida espiritual] de Nels Ferré, Alice habla acerca de aprender de las prácticas hawaianas de oración: largos momentos de meditación y preparación. Observó el modo en que los pueblos originarios «soplaban vida» en sus oraciones. En vez de orar con prisas, Alice se tomaba tiempo para sentarse con Dios. Ella soplaba mucha vida en sus oraciones mientras cumplía con las demandas y la carga emocional de ser cuidadora durante 31 años. El ejemplo de Alice nos invita a estar plenamente presentes y tomarnos el tiempo necesario cuando nos comunicamos con Dios. Cuando descansamos en la presencia de Dios sin prisas, Dios sopla vida en nuestras oraciones y en nosotros.

Susangeline Patrick es profesora adjunta de Cristianismo mundial en el Seminario Teológico Nazareno de Kansas City, Misuri, y miembro del NAIITS (un seminario centrado en abordar temas teológicos desde perspectivas indígenas).

Traducción por Noa Alarcón

Edición en español por Sofía Castillo y Livia Giselle Seidel

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La generación Z quiere hablar de la fe

Un estudio de Barna muestra que los cristianos de trece a dieciocho años son escépticos respecto al evangelismo, pero tienen conversaciones profundas y personales entre ellos.

Christianity Today September 6, 2021
Brooke Cagle / Unsplash

Treyson West no tiene un nombre para ello, pero si quieres llamarlo evangelismo, está bien.

No cree tener una estrategia o un modelo para intentar cambiar las creencias de la gente. Simplemente le interesa fomentar la amistad y aprender a confiar en el Espíritu Santo.

«Lo más importante es mostrar a alguien cuál podría ser su identidad a través de Cristo», dice este joven de diecinueve años, graduado del bachillerato [high school] en los suburbios de Dallas. «Todo el mundo te empuja a estar polarizado. Y, al final, eso solo te empuja a un sentido de “no pertenencia”, y la generación Z se hunde más en la soledad».

Por eso, cuando West quiere hablarle a un adolescente de Jesús, no se lo dice. Los escucha y les hace preguntas para conocerlos, les demuestra que se preocupa por ellos. Y cuando Dios se vuelve real para uno de sus amigos, le gusta señalarlo.

Recientemente, West estaba sentado con un amigo en un auto frente a su casa, y el amigo estaba hablando de su vida y sus luchas, y de si podía creer en Dios. West le preguntó cómo se sentía justo en ese momento, hablando acerca de Dios en el auto.

«Mi corazón se siente como… cálido», dijo su amigo.

«Eso que sientes es el Espíritu Santo», dijo West. «Ese es Dios, justo ahí».

El amigo aceptó a Jesús antes de salir del auto.

Un nuevo estudio del Grupo Barna presentado en agosto dice que el enfoque de West no es inusual para los cristianos más jóvenes. Los creyentes de la generación Z quieren hablar a otros acerca de Jesús, y están teniendo conversaciones profundas y personales sobre su fe con sus amigos. Pero tienen reservas sobre la idea del evangelismo y se muestran escépticos ante las estrategias evangelísticas.

Según el informe Reviving Evangelism in the Next Generation [Reavivando el evangelismo en la próxima generación], elaborado en colaboración con Alpha USA [enlace en español], el 82 % de los cristianos de entre 13 y 18 años dicen que para ellos es importante compartir su fe. Y casi el 80 % dice que ha tenido una conversación sobre la fe con alguien al menos una vez en el último año.

El estudio se basa en una encuesta en línea realizada a más de 1300 adolescentes entre marzo y abril de 2021. Los padres fueron seleccionados por muestreo aleatorio y las respuestas de los adolescentes fueron ponderadas por datos demográficos, que incluyen el sexo, la etnia y la región geográfica, para asegurar que Barna estaba analizando una muestra representativa. Barna dice que las cifras tienen un margen de error de cerca de tres puntos.

El 70 % de la muestra se identificó como cristiano, según Barna, y el siguiente grupo más numeroso, alrededor del 12 %, se identificó como «nada en particular». El 7 % se identificó como «espiritualmente abierto», mientras que el 3 % se declaró ateo y el 3 %, agnóstico.

En general, se considera que la generación Z incluye a cualquier persona nacida después de 1996 [enlace en inglés]. Los mayores ahora tienen veinticinco años. Tenían doce años cuando colapsó el mercado inmobiliario y Barack Obama fue elegido presidente. Barna decidió centrarse en el grupo de jóvenes que actualmente están en el bachillerato, personas que nacieron aproximadamente entre la aparición del primer teléfono móvil con cámara y el lanzamiento del primer iPhone.

Según el estudio, los jóvenes de 13 a 18 años que se identifican como cristianos «sienten rechazo por el uso de un lenguaje específicamente evangelístico y de las prácticas persuasivas», pero «hablan de su fe con los no cristianos» y creen que «las conversaciones espirituales relacionales y neutrales con los no cristianos fortalecen su fe».

La mayoría de los cristianos de la generación Z no creen que sea importante tener todas las respuestas a las preguntas sobre la fe. Son escépticos ante los argumentos que pretenden hacer cambiar de opinión a alguien. Casi ninguno cree que sea una buena idea señalar rápidamente las incoherencias en las perspectivas de los demás, lo cual ha sido un componente clave de algunos enfoques de la apologética.

En cambio, el 66 % dice que quiere ser alguien que escuche sin juzgar, el 62 % dice que quiere mostrarse confiado al compartir su propia perspectiva, y el 54 % dice que es importante hacer buenas preguntas.

Los cristianos de la generación Z «parecen ser compañeros de conversación sumamente considerados», según el informe, «se sienten impulsados a escuchar y aprender de los demás y prefieren “demostrar” su fe con sus acciones más que con sus palabras».

A pesar de su larga exposición a los medios de comunicación social (o quizás debido a ello) los cristianos de la generación Z no son grandes defensores del evangelismo digital. El estudio de Barna descubrió que menos de un tercio piensa que publicar algo en las redes sociales o compartir contenido en línea debería considerarse evangelismo.

Jordan Whitmer, de 22 años y fundador de una organización evangelística de la generación Z llamada HowToLife Movement [enlace en inglés], dijo que hay jóvenes cristianos que proclaman el evangelio en las redes sociales, especialmente en TikTok, el sitio para compartir videos. Él ve esa modalidad como algo importante.

«Si Billy Graham hoy tuviera 25 años, estaría en TikTok. Al igual que Luis Palau o D. L. Moody. Ellos podían detectar una oportunidad evangelística a una milla de distancia, y hoy está ahí», dijo Whitmer, cuyo abuelo Ron Hutchcraft es un evangelista que trabajó con Juventud para Cristo y la Asociación Evangelística Billy Graham.

Pero los evangelistas actuales de TikTok son conscientes de los inconvenientes y peligros de las redes sociales. No es su primera opción para hablar de cosas importantes.

«No conozco a ninguno de mis amigos que publican TikToks o contenido de redes sociales, ni a nadie de la generación Z que diga: “Me encantan las redes sociales”», dijo Whitmer. «Nunca verías eso en una camiseta. Es una bendición y una maldición, pero aunque el 90 % de las veces sea una maldición, tratas de enfocarte en el 10 %».

HowToLife se centra principalmente en eventos presenciales de evangelización. Hasta ahora han realizado más de cien, organizados por jóvenes cristianos en una iglesia o una escuela con el apoyo de la organización nacional.

En cierto modo, los eventos son tan tradicionales como las cruzadas de Billy Graham o los antiguos avivamientos en tiendas de campaña. Pero como están organizados por la generación Z para la generación Z, también hay diferencias notables, dijo Whitmer. Los 102 eventos que el grupo ha apoyado hasta ahora tienden a promover la narración de historias, los paneles de discusión y las sesiones de preguntas y respuestas, todo acompañado de mucha música.

De vez en cuando, un joven predica. Whitmer también es conocido por concluir los eventos con un llamado al altar, que él llama «una invitación directa de pasar al frente, al estilo de Billy Graham». Pero la mayoría de las veces, los actos terminan con pequeños grupos de amigos que simplemente se juntan a conversar.

Jordan Biere, director nacional de la división de jóvenes de Alpha USA, dijo que la conexión es increíblemente importante para los jóvenes de hoy. Esa necesidad no ha hecho más que aumentar durante la pandemia.

«Son extremadamente relacionales», dijo Biere, que tiene treinta y cuatro años. «Necesitan estar presentes unos con otros, y la presencia física les importa».

Alpha, que comenzó en la Iglesia Anglicana de Gran Bretaña, ofrece un curso de diez semanas para introducir a la gente a los fundamentos de la fe cristiana. Las sesiones se centran en el debate, y se plantean como «una oportunidad para explorar el sentido de la vida».

Muchos de estos cursos se realizan en iglesias de Estados Unidos, pero Biere dice que cada vez ve más estudiantes de secundaria y bachillerato que dirigen sus propios grupos, a menudo en sus casas. Para ellos, los grupos Alpha facilitan las relaciones y profundizan las amistades.

«La conversación sobre la fe es en realidad un punto de profunda conexión para la generación Z», dijo. «Tienen un profundo anhelo de pertenencia, y la conversación sobre sus creencias es un punto de conexión».

Eso es lo que pensaba Graham Varnell cuando comenzó un grupo Alpha en su iglesia bautista en Richardson, Texas, hace unos años, después de terminar el bachillerato. La iglesia siempre había enfatizado el evangelismo, pero cuando intentó hablar acerca de su fe con uno de sus compañeros, eso perjudicó su amistad.

El amigo le dijo que nadie quiere ser un proyecto. Varnell se sintió dolido por el comentario, pero también pensó que su amigo tenía razón: lo había estado considerando como un proyecto.

Cuando comenzó con el grupo Alpha, decidió adoptar un enfoque diferente y centrarse realmente en escuchar, en la hospitalidad y la amistad. Las primeras semanas, las reuniones terminaban por lo general con pizzas sobrantes, pero pronto se conformó un grupo habitual, en el cual estaba también Treyson West, y se formaron amistades, conversaciones y luego conversiones.

«La amistad es absolutamente primordial, eso es lo que he aprendido», dijo. «Los amigos traen a sus amigos y entonces invitamos al Espíritu Santo a venir, y el Espíritu viene con poder».

Recientemente, como Varnell y West han hablado tanto acerca de escuchar, comenzaron a cambiar su forma de orar, de modo que ahora procuran escuchar a Dios más de lo que hablan. El resultado, según Varnell, ha sido «una especie de brote carismático», aunque se apresura a añadir que no está seguro de que ese sea el término correcto.

«Pones las manos sobre alguien y le pides al Espíritu Santo que venga y esperas como tres o cuatro minutos», dijo. «Se crea un espacio en el que no hay una estructura, o hay una estructura distendida. … Lo que más veo con los estudiantes es que lloran. Lloran y lloran hasta que se alegran, y Dios los emociona y los enciende y se levantan para orar unos por otros».

Varnell no sabe si esto es evangelismo propiamente dicho. Pero sus amigos y los amigos de sus amigos están experimentando el amor de Dios, y están hablando y compartiendo sobre la fe y Jesús. Para Varnell, y para muchos otros cristianos de la generación Z, eso parece más importante que el nombre por el que se le llame.

Traducción por Sofía Castillo

Edición en español por Livia Giselle Seidel

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Las Biblias digitales ayudan a los hombres a leer más, pero a retener menos

Los datos sugieren que los cristianos no son conscientes del efecto que el medio tiene en el mensaje.

Christianity Today September 6, 2021
Warren Wong / Unsplash

Los hombres tienen más probabilidades que las mujeres de terminar los planes de lectura de la Biblia en una aplicación digital, pero no retienen tanto como cuando usan un anticuado libro de papel, según un estudio reciente en el Journal of Religion, Media, and Digital Culture. [Todos los enlaces redirigen a contenido en inglés]

Las mujeres retuvieron aproximadamente la misma cantidad de información y completaron una cantidad similar de lectura en cualquiera de estos dos medios, aunque los hombres terminaron más lecturas diarias que las mujeres. Aquellos que usaron la aplicación completaron, en promedio, casi dos días más de lectura que los usuarios de medios impresos.

John Dyer, un codificador cristiano que realiza su investigación de doctorado sobre la industria de software de la Biblia, no esperaba encontrar diferencias entre los lectores masculinos y femeninos en su estudio, que ahora es el primero en comparar la comprensión de la lectura impresa y digital por género.

Según la mayoría de las formas de medición usadas por las ciencias sociales, las mujeres son más religiosas que los hombres. La encuesta reciente de la Sociedad Bíblica Estadounidense relata que más mujeres manifiestan deseos de involucrarse con la Biblia en comparación con los hombres. Otra encuesta ha demostrado que los hombres y las mujeres ven la Biblia de manera diferente, y una vez que esto se explica, tienden a reportar el mismo sentimiento de estar cerca de Dios.

Los hallazgos de Dyer se hacen eco de patrones sociales más amplios: los niños tienden a preferir los formatos digitales más que las niñas, y las lectoras siempre obtienen mejores puntajes en comprensión. Además, los hombres que trabajan también trabajan más que las mujeres, según la Oficina de Estadísticas Laborales de EE. UU., lo que indica que puede ser más fácil recurrir a la lectura digital en este entorno.

Sin embargo, la investigación de Dyer en realidad no se centra estrictamente en el género, sino que busca comprender las diferencias y los hábitos entre la lectura de la Biblia impresa y la digital. Para el estudio, Dyer reclutó a participantes de dos mega iglesias no denominacionales y una iglesia bautista del sur en el área de Dallas. Pidió a los participantes que leyeran el libro de Judas en forma impresa o digital y que respondieran algunas preguntas. Luego les pidió que participaran en un plan de lectura de 10 días en el libro de Juan usando el mismo medio que usaron en la clase de la iglesia.

Dyer realizó una evaluación de su comprensión y les preguntó cómo se sintieron después de leer. Las tres respuestas más comunes fueron «animado», «desanimado» y «confundido».

«Los usuarios de medios digitales reportaron sentirse “confundidos” casi dos veces más [que los usuarios de medios impresos], y muchos indicaron que les gustaría “volver a leerlo” o “estudiar más el libro de Judas”», informó.

Para el plan de lectura, aquellos que leen Biblias digitales configuraron cuentas de YouVersion y activaron recordatorios a una hora específica del día. Los participantes respondieron las preguntas de la encuesta al final del plan.

El sociólogo Timothy Hutchings sostiene que los recordatorios de lectura en las aplicaciones de la Biblia son una forma de «computación persuasiva», que respalda los hábitos de lectura diarios que tienden a ser valorados por los evangélicos. El año pasado, gracias a los recordatorios automáticos, el seguimiento del progreso y el fácil acceso a los pasajes, los usuarios completaron 950 millones de días de planes de lectura de la Biblia en la aplicación YouVersion.

Pero los participantes que completaron los planes de lectura de Dyer fueron más negativos acerca del uso de la tecnología de lo que lo fueron durante la evaluación inicial en la iglesia. «Cuando realmente usan la tecnología y reflexionan sobre ella en privado, están más dispuestos a reconocer las formas en que sus dispositivos pueden estar afectando negativamente sus metas espirituales», escribió.

Una de las encuestadas escribió: «Cuando leo en mi teléfono móvil, siento que estoy menos comprometida que cuando leo una Biblia impresa. Se siente un poco más como leer un correo electrónico en lugar de estudiar realmente la Palabra de Dios. Pero sí me gusta el recordatorio electrónico».

Dyer también recopiló datos sobre los hábitos actuales de lectura de la Biblia de los participantes y les pidió que marcaran una casilla para determinar qué medios prefieren usar para leer y estudiar la Biblia. Dos tercios de los encuestados prefirieron la letra impresa para lecturas largas (66 %) y para estudiar (65 %).

En los teléfonos inteligentes, los encuestados dijeron que usan aplicaciones para devocionales (45.3 %) o búsquedas de la Biblia (38.7 %). Los teléfonos inteligentes también fueron el medio más utilizado para opciones de audio. Los usuarios de tabletas reportaron a menudo también usar sus Biblias impresas y sus aplicaciones telefónicas.

Dyer notó cierto pragmatismo respecto a la lectura de la Biblia en la mayoría de los participantes. Por ejemplo, muchos no traen una Biblia impresa al trabajo o la escuela, pero cuando leen en esos entornos, el 42.7 por ciento usa su teléfono inteligente, el 20.7 por ciento usa su computadora. Al asistir a la iglesia, muchos se sintieron más cómodos abriendo sus Biblias impresas en lugar de una aplicación. Al leer a los niños, las personas preferían leer la Biblia impresa (42.7 %) en lugar de leer la Biblia en un teléfono inteligente (12.7 %), probablemente «porque querían fomentar un respeto saludable por la Biblia», dijo Dyer.

«Las Biblias impresas y digitales generalmente son presentadas como si estuvieran en oposición entre sí… Pero los datos sugieren que la relación es mucho más compleja», dijo. «La lectura de la Biblia hoy en día es más una experiencia multimedia, en la que los lectores utilizan una combinación de medios impresos, digitales y de audio, según la actividad específica que estén llevando a cabo para involucrarse con la Biblia».

Dicho esto, sus observaciones revelan que «(las personas) toman estas decisiones a menudo basándose en la conveniencia, con frecuencia tomando la Biblia más cercana disponible, y no son conscientes del efecto que el medio tiene en el mensaje y en el lector».

Pero una de las conclusiones más importantes de Dyer es cómo los hombres y las mujeres difieren en cuanto a sus preferencias de lectura de la Biblia y la comprensión de esta, lo que sugiere que las aplicaciones digitales de la Biblia tienden a involucrar más a los hombres, pero es posible que no brinden una comprensión más profunda.

Traducción por Sergio Salazar

Edición en español por Livia Giselle Seidel

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Theology

Se necesita un pueblo entero para escapar de un líder tóxico

Lo que los escándalos recientes nos enseñan acerca de la «ceguera por traición» tanto en iglesias como en entornos paraeclesiales.

Christianity Today September 2, 2021
Illustration by Rick Szuecs / Source images: Dziana Hasanbekava / Pexels / Valerie Gionet / Priscilla du Preez / Unsplash

Un reciente artículo [enlaces en inglés] acerca de Ravi Zacharias International Ministries (RZIM) relata el proceso por medio del cual la denunciante Ruth Malhotra se dio cuenta de que no todo lo relacionado con el apologeta y su ministerio era lo que parecía. El artículo alude a las preguntas que sin duda muchos se han hecho acerca de Malhotra —quien trabajó de forma cercana con Zacharias— y otras personas: ¿cómo es posible que no lo vieran antes? y ¿por qué no se marcharon antes?

Estas preguntas no son disparatadas. Después de todo, podemos escuchar el podcast de CT The Rise and Fall of Mars Hill [El ascenso y caída de Mars Hill] y preguntarnos acerca de los que abandonaron el equipo de la iglesia: «¿Por qué no vieron desde el principio el narcisismo y la disfunción en aquel entorno?». O un poco más lejos de nuestro ámbito, podemos ver el documental sobre la salida de Leah Remini de la cienciología y preguntarnos: «¿Cómo no vieron que se trataba de un esquema de mercadotecnia multinivel mezclado con una secta OVNI?».

Hay muchas razones por las que la gente permanece durante tanto tiempo en sistemas tóxicos. Algunas de ellas están ancladas en los pecados humanos del orgullo y la ambición, y otras en las debilidades humanas del miedo y la ignorancia. Pero eso no es todo. En algunos casos, lo que se pone de manifiesto es una «ceguera por traición». El concepto fue desarrollado por la psicóloga Jennifer Freyd y se refiere a la necesidad de una persona de confiar en su cónyuge, padre, cuidador o líder y, cuando este los ha traicionado, fluctuar entre la necesidad de terminar con el abuso y la necesidad de preservar la relación.

Lori Anne Thompson, la primera mujer en dar un paso al frente públicamente con acusaciones contra Zacharias, usa el término en su entrevista con Bob Smietana. Después de que Malhotra alzara la voz y fuera desterrada del ministerio, Thompson la apoyó, oró por ella y le brindó consejo, aunque Malhotra previamente había trabajado en la oficina de relaciones públicas de quien abusó de ella.

Thompson le contó a Smietana que el concepto de «ceguera por traición» le ayudó a comprender mejor por qué algunas personas se quedan en situaciones que desde fuera son claramente tóxicas.

No estoy sugiriendo que la ceguera por traición, tal cual Freyd la articula, esté necesariamente detrás del caso de Malhotra (quien, dicho sea de paso, es amiga mía) ni en cualquier otro grupo de denunciantes aquí o en cualquier otro lugar. Sin embargo, comprender el concepto es esencial para que las iglesias y otras instituciones superen la epidemia de abusos y de encubrimientos de abusos. Es también esencial para que tengan sentido los patrones cada vez más normalizados de prácticas tóxicas y espiritualmente abusivas que caracterizan a demasiadas iglesias, ministerios, gobiernos y movimientos políticos.

Toda persona ha sido creada con la necesidad de ser amada y aceptada por los que están en posición de autoridad, empezando por los padres. Cuando un padre rechaza a un hijo a través del abuso o la negligencia, algunos niños no pueden soportar las ramificaciones psicológicas de pensar que algo respecto a sus padres está mal.

Después de todo, un pensamiento así terminaría dando lugar a un mundo siniestro y caótico, donde el niño se sentiría desprotegido y solo. En algunos casos, entonces, el niño llega a la conclusión de que hay algo mal en él. A veces el niño piensa: «Si me comporto mejor y me esfuerzo más, entonces podré encontrar seguridad y también ayudar a mi cuidador a ser mejor».

Suele ocurrir que este patrón de pensamiento no termina en la infancia. Muchos de nosotros hemos aconsejado a mujeres abusadas que han llegado a la conclusión de que el problema era que ellas no aliviaban adecuadamente el estrés de su pareja. El cónyuge que ha sido engañado a veces llega a pensar que es él o ella quien no es suficientemente atractivo, o que de algún otro modo tiene la culpa de lo que ha ocurrido. A menudo esto ocurre en situaciones en la iglesia, donde a veces a la gente le resulta difícil ver (en ocasiones tardan incluso años) que lo que ellos dieron por hecho que se trataba nada más que de «los problemas habituales de tratar con otras personas» resultó ser un entorno tóxico y dañino.

Esto es particularmente cierto cuando las instituciones —incluso las iglesias— en ocasiones promueven el abuso de las víctimas (o de aquellos que buscan ayudarlas) al manipularlas hasta el punto de hacerles dudar de su propia salud mental, como si su reacción al abuso —no el abuso en sí— fuera el problema. A veces ocurre esto cuando una persona critica el modo en que la víctima presenta la queja, o busca otras cuestiones con las que pinchar a la víctima.

En la situación de una iglesia o un ministerio, es especialmente peligroso. Cuando se ha enseñado a una persona a ver la iglesia como « hogar» y como «familia», suelen comenzar a preguntarse si las señales de alarma que han visto son reales. Cuando se les acusa de sacrificar la «unidad» del ministerio, a veces comienzan a creer la retórica de que ellos —no la cuestión en sí— son el problema. Cualquier institución puede acosar e intimidar a un denunciante, pero ninguna institución puede hacerlo con más poder que aquella que dice: «Si haces esto, estarás apartándote de Jesús».

Al igual que ocurre con un niño y su padre, algunas personas no pueden soportar pensar que una iglesia, un ministerio o una denominación —especialmente aquella que les presentó a Jesús— pudieran ser fraudulentas. Una parte de ellos comienza a pensar: «Quizá lo que me contaron acerca de Jesús y del evangelio también era fraudulento». Y a veces comienzan a buscar otras explicaciones posibles: explicaciones que los culpen a sí mismos, en vez de a aquellos que están haciendo las cosas mal.

A menudo estas personas no se pueden imaginar viviendo lejos de su iglesia, su ministerio o denominación; hasta ese punto su identidad está enmarañada con ellos. Los neurólogos y psicólogos han demostrado que la experiencia de ser exiliados de una tribu o grupo a menudo se experimenta como un dolor físico.

La racionalización, entonces, puede ser fácil de creer: «La misión es demasiado importante como para que yo le dé pie a la intuición que me dice que algo no está bien»; o «No parece que nadie más esté viendo esto, así que yo debo ser el loco»; o «Si me voy, se me reemplazará con alguien mucho peor, y puedo hacer mucho más desde dentro». Como hemos visto una y otra vez, esas líneas de pensamiento terminan en desastre.

Incluso entonces, a veces el consejo de los amigos de fuera solo es una anticipación de las propias dudas de uno mismo. Y en ocasiones hay que llegar al límite para ver que es necesario marcharse. Para algunos, como Malhotra, es entonces cuando las pruebas emergen: que la intuición que se tenía era cierta, después de todo.

Cuanto yo estuve en un entorno tóxico y abusivo espiritualmente, descubrí que llevaba años dudando de mí mismo y encontrando maneras de culparme a mí por lo que estaba viviendo. Sucedió mientras le leía un libro infantil a mi hijo. Leí la declaración al final de Goldilocks and the Three Dinosaurs [Goldilocks y los tres dinosaurios] de Mo Willems: «Si te encuentras en la historia equivocada, márchate». Puse el libro a un lado y me di cuenta: «Estoy en la historia equivocada».

Los escándalos y los fraudes, los engaños y abusos dentro de la iglesia son la responsabilidad de todos los que pertenecemos a ella. Tenemos que dar muchos pasos: desde crear estructuras de rendición de cuentas hasta capacitar a las personas para que identifiquen problemas, pasando por enseñar a los líderes a cuidar a aquellos a los que han hecho daño. Debemos insistir en proteger a los que denuncian. Pero también debemos adelantarnos —mucho antes de que surjan los problemas— para capacitar a las personas para que comprendan la visión de la iglesia que Jesús nos ha dado, donde la rendición de cuentas no se sacrifica por la unidad y la integridad no se sacrifica por la misión.

Desde la misma escuela dominical deberíamos empezar a ayudar a las personas a entender la diferencia entre ser leales a Cristo y leales a alguien que actúa en su nombre. Deberíamos emplear recursos en enseñarles cómo saber cuándo están siendo manipulados para que se culpen a sí mismos, y cuándo deberían dar un paso al frente y decir: «Algo está mal aquí».

Y necesitamos enseñar a la gente que la historia de Jesús no hace daño al vulnerable. Así que, si te encuentras en la historia equivocada, siempre puedes marcharte.

Russell Moore lidera el Proyecto de Teología Pública en Christianity Today .

Traducción por Noa Alarcón

Edición por Livia Giselle Seidel

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¿Cómo debemos orar cuando sufrimos?

Lo que luce como «descansar en Dios» podría ser en realidad una resignación enmascarada.

Christianity Today August 31, 2021
Source Image: Massimo Pizzotti / Getty

Cuando sufrimos, puede que por fuera aparentemos estar «descansando en Dios», aceptando todo lo que Él nos da. Pero lo que luce como descanso, en realidad puede esconder una resignación espiritual peligrosa y mortal. La verdad es que hemos perdido la esperanza y hemos puesto el retrato de Jesús en el rostro de nuestra desesperación.

Después de la muerte de mi pequeño Paul, lo que a otros les pareció descanso era en realidad una máscara de resignación. Le había rogado a Dios que salvara la vida de mi bebé, pero igual murió mientras yo oraba. En los días que siguieron a su muerte, planeé su funeral, hablé de la bondad de Dios y dije palabras de sana teología: teología en la que creía. Dije que estaba descansando, confiando y manteniéndome firme en las promesas de Dios, pero por dentro, en realidad estaba alejando mi rostro de Él.

Estaba demasiado avergonzada para admitir ante los demás, e incluso ante mí misma, lo decepcionada que estaba de Dios, así que adormecí el dolor con trivialidades que quería creer mientras alejaba mi corazón del Señor. Mi una vez vibrante fe pronto se convirtió en apatía y falta de oración porque había perdido la esperanza de que Dios estuviera escuchando.

Meses después, desesperada, finalmente clamé a Dios de nuevo. No tenía ningún otro lugar adonde acudir. Dios me recibió en mi desaliento y me atrajo hacia Él. Sentí una nueva libertad al ser completamente abierta con Él, así que comencé a expresar mis temores, a escribir mis preguntas en un diario y a orar con los Salmos mientras procesaba mi dolor. Esta temporada de lucha con Dios en oración finalmente volvió a comprometer mi corazón. En lugar de respuestas, encontré descanso en Dios mismo y una paz más allá de mi propia comprensión. Mi viaje de lucha en oración en medio del sufrimiento es lo que finalmente me llevó de la resignación desesperada a la confianza verdadera.

La razón para luchar

Luchar en oración es clamar a Dios, pedir lo que necesitamos, sin retener nada. No es pelear con Dios, sino aferrarse a Él, esperar a que responda y negarse a soltarlo o a mirar hacia otro lado. Agustín escribió en sus Confesiones: «La mejor disposición para orar es la de estar desolado, abandonado, despojado de todo». Cuanto más desesperados estamos, más ferviente y específicamente oramos. Cuando vemos que solo Dios puede cambiar la situación que enfrentamos, caemos de rodillas, decididos a no rendirnos hasta que Él responda.

Cuando mi primer esposo abandonó a nuestra familia, le supliqué a Dios día y noche que se arrepintiera. Cuando me diagnosticaron síndrome pospoliomielítico, le supliqué a Dios que prolongara y aumentara mi fuerza. Cuando mi hija se volvía cada vez más rebelde durante la adolescencia, le pedí a Dios que cambiara su corazón. No solo pedía estas cosas. Suplicaba, a veces con el rostro en tierra, a menudo con lágrimas, varias veces al día. Nadie tenía que recordármelo. Estaba desesperada por la ayuda de Dios.

La Escritura constantemente apunta hacia este tipo de oración intensa, decidida y combativa. Jacob luchó con Dios toda la noche, declarando: «No te dejaré ir a menos que me bendigas», y su tenacidad le valió un nuevo nombre: Israel, que significa «él lucha con Dios» (Génesis 32:26-28). Ana con frecuencia clamaba amargamente al Señor pidiendo un niño; después de muchos años de infertilidad, Dios le dio un hijo (1 Samuel 1:9-20). David a menudo luchaba con Dios en oración, y sus salmos están llenos de peticiones urgentes y a menudo frenéticas que Dios respondió (Salmos 6, 22, 69).

Jesús elogió la oración constante en su parábola de una viuda persistente que clamaba tenazmente a un juez injusto pidiéndole justicia contra su adversario (Lucas 18:1-8). Debido a sus continuos pedidos, a su voluntad de presionar hasta el punto de ser molesta, fue recompensada. Jesús concluyó su parábola diciendo: «¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se tardará en responderles? Os digo que pronto les hará justicia». Dios nunca nos deja a un lado. Dios nunca se cansa de nuestras peticiones y nunca ignorará nuestras súplicas. Nuestro clamor siempre logra algo.

Piense en lo que significa llorar para los bebés. Es una respuesta natural a la necesidad. Los bebés que no gritan cuando tienen hambre o están mojados por lo general es porque han sido descuidados; han aprendido que sus sollozos son inútiles y no cambiarán nada. Pero cuando un bebé llora, ese llanto es una afirmación instintiva de que alguien responderá a sus necesidades. Este es el corazón detrás de la lucha en oración. Cuando luchamos, en nuestro dolor y nuestra necesidad, reconocemos que confiamos en que Dios nos escuchará y responderá a nuestro clamor.

Donde las cosas pueden salir mal

Tanto luchar en oración como descansar en oración pueden tener peligros inherentes. El problema está en luchar sin confianza y en descansar sin luchar. Cuando luchamos sin confianza, somos veraces con nosotros mismos sin reconocer la verdad de Dios. Y cuando descansamos sin luchar, somos veraces con Dios sin ser veraces con nosotros mismos. Ambos pueden conducir a la dureza del corazón.

Aunque el Señor nos invita a luchar en oración, esto no nos da derecho a exigir la respuesta que queremos, como si Dios estuviera en deuda y debiera cumplir nuestras órdenes. Cuando las personas oran con este tipo de mentalidad, la oración sin respuesta puede hacer que se alejen de Dios con ira y hostilidad, cuestionando la bondad, el poder o incluso la existencia de Dios. Sienten que su lucha es inútil y se alejan desilusionados.

Por el contrario, rehusarse a luchar con Dios en medio del sufrimiento, y en su lugar decir palabras piadosas, trivialidades religiosas y mostrar un falso gozo externo, a menudo puede ocultar un corazón que ha perdido la esperanza y está lejos de Dios. Este llamado «reposo en oración» también puede ser una excusa para la pereza espiritual, para oraciones breves y desapegadas, sin corazón ni vitalidad. Son las que Charles Spurgeon llamó «oraciones con la punta de los dedos» en El poder de la oración en la vida del creyente, oraciones que describe como «esos delicados toquecitos fugitivos a la puerta de la misericordia», peticiones que son más bien para exhibir o por obligación, sin ninguna expectativa de una respuesta.

Lo que esperamos de Dios puede ser la clave para discernir el verdadero descanso en oración del falso descanso. ¿Nuestro descanso nos aleja pasivamente de Dios porque hemos renunciado a toda esperanza de que Él responda? ¿O nuestro descanso nos acerca activamente a Él porque en el fondo sabemos que siempre responde con lo mejor, incluso si no lo entendemos? He experimentado ambos. Después de la muerte de Paul, mi «descanso» fue una fachada de desconfianza pasiva y desesperanza; pero después de que mi primer esposo se fue, mi descanso en Dios surgió de la confianza activa y la esperanza eterna.

La razón para descansar

Mientras que el tipo de falso descanso que he descrito nos aleja de Dios, el verdadero descanso nos acerca a Él. Isaías 26:3 nos recuerda: «Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado» (RVA-2015). El descanso requiere confiar activamente en Dios, manteniendo nuestras mentes en Él.

El verdadero descanso viene de Dios y se encuentra solo en él. «Solo en Dios reposa mi alma», declaró David (Salmo 62:1). Jesús nos insta a acercarnos a él y encontrar verdadero descanso para nuestras almas (Mateo 11:28-29). Descansar en Dios en oración trae paz sobrenatural y calma interior, pues tranquiliza nuestras almas ante Dios como un niño destetado en su presencia (Salmo 131:2).

La presencia de Dios es nuestro descanso. El Señor le dijo lo mismo a Moisés cuando estaba preocupado por el futuro: «Mi presencia irá contigo, y te daré descanso» (Éxodo 33:14). Cuando sabemos que el Señor está con nosotros, podemos dejar de preocuparnos por el presente o el futuro y podemos entrar en su descanso, confiando en que Él nos protegerá y proveerá para nosotros. Esta paz en la presencia del Señor es activa, no pasiva, y es la consecuencia que viene de elegir confiar, acercarse a Dios en oración y entregarse a su voluntad.

El verdadero descanso viene después de la lucha

La Escritura subraya que el verdadero descanso y la paz en medio del sufrimiento a menudo provienen de pedir y luchar en oración. En Filipenses 4:6-7, Pablo nos exhorta a no estar ansiosos, sino a orar por todo. Solo después de haber derramado nuestras peticiones ante el Señor, su paz sobrenatural nos rodeará. Pablo sabía esto por experiencia personal con el sufrimiento. En Segunda de Corintios 12:7-10, suplicó al Señor tres veces que le quitara el aguijón en la carne. Dios no le quitó el aguijón, pero le mostró a Pablo que su debilidad era una oportunidad para descansar y jactarse de la fuerza de Dios.

En Lamentaciones 3, Jeremías clamó a Dios al sentirse desolado, amargado y sin esperanza. Expresó una de las quejas más angustiosas y desesperadas de toda la Escritura, diciendo: «Edificó baluartes contra mí, y me rodeó de amargura y de trabajo … Aun cuando clamé y di voces, cerró los oídos a mi oración … Torció mis caminos, y me despedazó; me dejó desolado» (vv. 5, 8, 11, RVR1960). Pero cuando Jeremías recordó el carácter de Dios, se atrevió a esperar a que el amor y la misericordia de Dios lo liberaran. Declaró: «Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad. Mi porción es Jehová, dijo mi alma; por tanto, en él esperaré» (vv. 22-24). Después de que Jeremías se lamentó y luchó en oración, descansó.

Cuando luchamos en oración con fe, descubrimos los tesoros escondidos de la gracia de Dios. No es una fe débil lo que nos lleva a luchar y a pasar noches sin dormir en oración, sino una fe lo suficientemente fuerte como para creer que Dios mismo nos encontrará y nos responderá, que no es indiferente a nuestros gritos, sino que está moviendo cielo y tierra en respuesta a nuestras súplicas. En Getsemaní, los discípulos se durmieron, sin darse cuenta de lo que estaba por suceder. Su descanso nació de la ignorancia y la debilidad. Mientras tanto, Jesús luchaba con Dios, orando con tal agonía que su sudor era «como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra» (Lucas 22:44) mientras le pedía a su Padre que le librara del sufrimiento inminente. Después de pedir, Cristo aceptó voluntariamente la respuesta del Padre, confiando en que Dios haría lo mejor.

El descanso bíblico en el sufrimiento comienza con la lucha. No podemos entregarnos por completo a Dios en oración, descansando en él, sin primero participar en la lucha por la fe. Cuando luchamos en oración, confiamos en que Dios está logrando algo a través de nuestras oraciones, cambiándonos en el proceso, e invitándonos a un encuentro con Él que cambiará nuestra vida. Luchamos para que nuestras oraciones sean contestadas, y luchamos cuando nuestras peticiones de oración son denegadas, las cuales eventualmente darán paso al verdadero descanso en el Señor. Este descanso activo es lo que anhela nuestro corazón; como dijo Agustín: «Nos has hecho para ti, oh Señor, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti».

Vaneetha Rendall Risner es escritora y oradora. Su último libro es Walking Through Fire: A Memoir of Loss and Redemption.

Traducción por Iván Balarezo

Edición en español por Livia Giselle Seidel

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¿Afganistán valió la pena o fue en vano? Los cristianos se lamentan, oran y aprenden mientras los talibanes retoman el poder

Mientras el mundo debate sobre la retirada de Estados Unidos, quince líderes reflexionan sobre cómo están usando su fe para entender cuál es la mejor manera de abogar por la justicia en el presente.

Se pueden ver murales a lo largo de las paredes de una tranquila embajada estadounidense el 30 de julio de 2021 en Kabul, Afganistán.

Se pueden ver murales a lo largo de las paredes de una tranquila embajada estadounidense el 30 de julio de 2021 en Kabul, Afganistán.

Christianity Today August 26, 2021
Paula Bronstein / Getty Images

Será difícil olvidar las imágenes de los afganos tratando de subirse a los aviones en movimiento, algunos aferrándose a ellos con sus manos, en su desesperación por abandonar su país tras la toma de Kabul por los talibanes.

El seguimiento de la retirada de Afganistán que está teniendo lugar bajo el mandato del presidente Joe Biden y planeada por el expresidente Donald Trump, así como la rápida toma de poder por parte de los talibanes, y la aparente falta de coordinación y planificación para evacuar a los traductores y otras personas en riesgo de persecución han provocado una intensa indignación y tristeza en todo el mundo.

Los cristianos, tanto en Estados Unidos como en otros países, discrepan sobre lo que el gobierno y el ejército estadounidenses deberían haber hecho, pero están tratando de enfocar su fe en ayudarles a entender cuál es la mejor manera de abogar por la justicia en el presente.

CT preguntó a quince líderes acerca de lo que lamentan de la retirada estadounidense y la toma de poder de los talibanes, cómo están orando por el futuro de Afganistán, cómo ven el impacto a largo plazo en el campo misionero, y si las décadas de trabajo de las tropas estadounidenses y de los obreros cristianos extranjeros valieron la pena o si fueron en vano.

Nuestros colaboradores:

Chris Seiple

es presidente emérito del Institute for Global Engagement y autor de

The US Military/NGO Relationship in Humanitarian Interventions

[La relación entre las fuerzas armadas y las ONG estadounidenses en el trabajo humanitario].

Paul Miller

es profesor de asuntos internacionales en la School of Foreign Service de la Universidad Georgetown. Anteriormente fue director para Afganistán y Pakistán en el Consejo de Seguridad Nacional.

Mariya Dostzadah Goodbrake

y su familia fueron refugiados afganos. Ahora es directora ejecutiva de Global FC, una organización que atiende a los refugiados en el área de Kansas City.

Eugene

, un trabajador cristiano que sirvió en Afganistán y Pakistán durante décadas y que pidió el anonimato debido a su ministerio en curso.

Jenny Yang

es vicepresidenta de defensa y política de World Relief, el brazo humanitario de la Asociación Nacional de Evangélicos y una de las nueve agencias de reasentamiento de refugiados de Estados Unidos.

Mark Tooley

es el editor de

Providence: Journal of Christianity & American Foreign Policy

y presidente del Institute on Religion and Democracy.

Humphrey Peters

es primado de la Iglesia de Pakistán y obispo de la diócesis de Peshawar, que se extiende hasta Kabul.

Ryan Brasher

pasó siete años (2014-2021) como profesor de Ciencia Política en el Forman Christian College de Lahore (Pakistán).

Mark Morris

es el director de RefugeeMemphis.com y profesor de estudios teológicos urbanos en la Union University.

Mansour Borji

es director de defensa de Article 18, una organización que apoya a los cristianos perseguidos en Irán.

Josh Manley

es el pastor principal de la iglesia de Ras Al Khaimah, en los Emiratos Árabes Unidos, que ha establecido relaciones con pastores afganos.

Fouad Masri

es presidente y director general de Crescent Project y pastor libanés estadounidense.

Hurunnessa Fariad

es un musulmán afgano-estadounidense y director de extensión de Multi-Faith Neighbours Network [Red the Vecinos Multirreligiosos] que establece relaciones entre las comunidades religiosas para reducir las sospechas o el antagonismo.

Otro colaborador es un veterano líder de misiones del sudeste asiático, que pidió el anonimato porque sigue activo en la región afectada.

Una última colaboradora es una afgana residente en Estados Unidos, casada con un pastor afgano, que solicitó el anonimato debido a sus conexiones personales en Afganistán.

Vaya a estos enlaces para navegar por las siguientes preguntas:

¿Qué es lo que más lamenta de la retirada estadounidense y de la toma de posesión de los talibanes?

La esposa del pastor afgano: Sucedió muy rápido y nadie estaba preparado. Se dijo que la fecha sería en septiembre, pero se fueron antes de lo que esperábamos. Mi hermana soltera no pudo escapar.

Hurunnessa Fariad: Lo que más lamento es, en primer lugar, que una nación llena de gente resistente y tenaz va a seguir sufriendo. Más de cuarenta años de derramamiento de sangre y miedo es demasiado y no debería ocurrir en la sociedad actual. Afganistán ha vuelto a la edad oscura, literalmente de la noche a la mañana.

En segundo lugar, lo cobarde que fue el presidente Ghani al abandonar su responsabilidad de servir al pueblo de Afganistán. Vendió y abandonó Afganistán a merced de los lobos. En tercer lugar, el hecho de que la retirada estadounidense fue tan mal planificada y ejecutada. El pánico y el descontrol que se produjeron en el aeropuerto de Kabul podrían haberse evitado. ¿Qué ocurre con los más de 80 000 solicitantes de visados especiales de inmigrante a los que el gobierno estadounidense prometió protección y que, sin embargo, están atrapados en Kabul, temiendo por su vida mientras los talibanes pasan revista?

En cuarto lugar, la violencia y el control que se ejercerá sobre las mujeres de Afganistán. La idea de que se las obligue a llevar de nuevo el burka, que no se les permita salir de sus casas sin un escolta legal, que no se les permita estudiar ni trabajar, y que se les obligue a casarse con miembros talibanes, me hace hervir la sangre y me hace sangrar el corazón por mi pueblo.

Paul Miller: No sé por dónde empezar. Lamento las vidas perdidas, las libertades perdidas, la injusticia rampante, la victoria de la tiranía y el terror. Los malos han ganado. Vivimos en un mundo en el que una coalición de las naciones más ricas y poderosas de la historia se convencieron colectivamente de que eran impotentes para detener el descenso de una nación a la anarquía y la barbarie, y como eran impotentes, se contaron a sí mismos el mito consolador de que era algo inevitable, que no podían hacer nada al respecto. Lamento las mentiras que nos decimos a nosotros mismos y los mitos que tejemos para sentirnos mejor con las decisiones moralmente insensibles y cobardes que tomamos.

Jenny Yang: Me preocupan las consecuencias humanitarias de la retirada de Estados Unidos de Afganistán y la falta de planificación que ha puesto a muchos afganos vulnerables en una situación muy difícil y con opciones limitadas para los que necesitan ser evacuados. Hay muchos grupos de personas que tienen miedo de lo que significará el regreso de los talibanes al poder: los asociados con el ejército estadounidense, los cristianos y otras minorías religiosas, y las mujeres y las niñas, sobre todo las que han aprovechado la oportunidad de estudiar. Nos afligimos con ellos y pedimos que Estados Unidos y otros países presionen a los talibanes para que extiendan el mayor número posible de protecciones para ellos.

Mansour Borji: Los valores de los derechos humanos y la democracia que se conquistaron con tanto esfuerzo están siendo mancillados por la falta de visión y compromiso a largo plazo por parte de las potencias occidentales que tanto defienden estos valores en sus discursos, empoderando de esta forma a regímenes e ideologías despóticas para explotar a los países y denigrar la dignidad de sus pueblos.

Josh Manley: Aunque lamento muchas realidades sobre la toma de poder de Afganistán por parte de los talibanes, lo que más lamento es la peligrosa situación en la que esto coloca a los queridos hermanos y hermanas de la iglesia afgana. Durante algún tiempo habían conocido (relativamente hablando) un grado de estabilidad y seguridad. Lamento lo que las nuevas circunstancias podrían significar para su futuro. Lamento el miedo y la preocupación que están experimentando tan repentinamente.

Mark Tooley: Esta guerra, como todas las guerras, refleja la depravación humana. Es inevitable e ineludible. Y, sin embargo, podemos admirar el sacrificio y la valentía de todo el personal estadounidense, afgano y de varios países de la OTAN, junto con muchas ONG, que trabajaron y se sacrificaron para que Afganistán pudiera escapar de los estragos del pasado. Hubo muchos éxitos a lo largo de veinte años: vidas más largas, más salud, más educación, más libertades. Estas victorias no serán totalmente sofocadas por los talibanes. Y podemos suponer que la iglesia en Afganistán, por más pequeña que sea, ha plantado semillas cuyo fruto será cosechado por las generaciones futuras en formas que no podemos imaginar.

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¿Cómo está orando por el futuro de Afganistán?

La esposa del pastor afgano: Por la libertad de las mujeres.

Chris Seiple: Mi oración es que la iglesia de Afganistán, y el resto de Asia Central, encuentre nuevas formas de estar equipados y de servir. Espero especialmente que las iglesias de todo Afganistán y de la región, así como de Oriente Medio y África del Norte, se conviertan en lugares de atención al trauma —y, por tanto, de reconciliación interna y externa— que sirvan a toda la sociedad.

Mark Morris: Oramos por la salvación de los líderes talibanes. Oramos para que Dios proteja a los más vulnerables de las manos perversas de hombres malvados. Oramos para que el evangelio avance y Cristo refine su iglesia en Afganistán.

Mansour Borji: Que se salven las vidas de las personas, especialmente las que tienen una fe y/o convicciones que grupos intolerantes como los talibanes consideran peligrosas y que van en contra de su dominio totalitario. Que Afganistán resurja de sus cenizas como el ave fénix, esta vez con más fortaleza y más sabiduría. La última vez que los talibanes gobernaron, el pueblo afgano se dio cuenta de la vacuidad de las promesas hechas por los revolucionarios islamistas. Una nueva generación vivirá esa experiencia otra vez.

Paul Miller: Oro por la victoria del reino de Dios, por la paz y la justicia, en este tiempo cuando no hay duda de que es humanamente imposible que esas cosas se produzcan en un futuro previsible.

Obispo Peters: Oramos para que el Espíritu Santo toque a los talibanes para que se ablanden y reconozcan los derechos humanos de todo el pueblo. El cuerpo global de Cristo debe expresar amor cristiano y compasión a los talibanes y compartir la bendición y la alegría que Dios nos ha dado. Si antes de la retirada orábamos una vez al día por Afganistán, ahora deberíamos orar diez veces.

Jenny Yang: Oro con mayor urgencia por los que están desesperados por escapar, para que Dios preserve sus vidas y les abra un camino —ya sea a través del gobierno estadounidense o de otra manera— para encontrar refugio en un lugar seguro donde se respeten plenamente sus derechos y su dignidad. Más allá de eso, oro por el florecimiento del pueblo afgano, sobre todo por los que son especialmente vulnerables, para que experimenten libertad y alegría en medio de un entorno difícil. Y oro para que la comunidad internacional siga presionando a los talibanes para que promuevan los derechos y las libertades de las mujeres y los niños, de las minorías religiosas y étnicas, y de otras personas que a menudo no están de acuerdo y pueden sufrir bajo su gobierno.

Hurunnessa Fariad: Oro para que los niños afganos nunca tengan que irse a dormir bajo el sonido de las bombas y los disparos. Oro por una nación que prospere en todos los ámbitos de la vida —educación, negocios, turismo—, y que promueva y proteja a las mujeres y los derechos humanos de todas las etnias que componen Afganistán. Oro para que Afganistán sea reconocida como una nación de fuerza, dignidad y perseverancia, como lo era antes de la invasión soviética.

Eugene: Que el pueblo afgano comience el proceso de decidir su futuro sin que los militares de otros países estén en su país controlando y hablando de la construcción de la nación, cuando esto es lo que el pueblo de cualquier estado tiene derecho a hacer por sí mismo. Que los talibanes cumplan sus promesas: una sociedad más libre en la que se permita la participación de las mujeres en todos los aspectos de la vida, así como que las niñas y las mujeres puedan asistir a la escuela. Que los seguidores de Jesús crezcan en número y en madurez, y bendigan al país con obras y palabras transformadoras.

Fouad Masri: Oramos por la protección y la multiplicación de los creyentes que mantienen su fe en secreto. Oramos para que los afganos vean que un grupo yihadista no puede liderar legítimamente toda la diversidad del pueblo afgano. Oramos para que los afganos que se encuentran en Estados Unidos se encuentren con amigos cristianos que los reconforten.

Mariya Dostzadah Goodbrake: Oro específicamente por una generación que tenga valor, resistencia y determinación para levantarse. Creo que la generación que pudo experimentar la liberación y la dignidad básica no lo olvidará. Servimos a un Dios que nos recuerda constantemente que no olvidemos, que recordemos, que reflexionemos sobre el camino que hemos recorrido. Mi mayor petición es que esta generación no olvide la fragancia de la democracia, sino que se levante con valor para derrotar al enemigo. Oro para que se produzca una intervención sobrenatural en los corazones del pueblo afgano, para que los valores y principios del reino sean plantados milagrosamente como semillas en el suelo de Afganistán, que crezcan como árboles y den frutos más allá de nuestra comprensión. Ninguna democracia se construye en veinte años. No hay nada que suceda en vano.

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¿Cómo deberían reflexionar los cristianos estadounidenses sobre esta guerra?

Ryan Brasher: Los cristianos estadounidenses deberían, en primer lugar, estar agradecidos por el periodo de apertura en la historia de Afganistán. Segundo, en lugar de ser acríticamente patrióticos, deberían ser sabios y buscar discernimiento cuando el gobierno de Estados Unidos propone operaciones militares en el extranjero que, si bien pueden estar justificadas, hay muy pocos ejemplos de intervenciones militares después de la Segunda Guerra Mundial que sean exitosas (y éticas), sobre todo en el sur global. Por último, deberían estar abiertos a aceptar refugiados de Afganistán y de otros países devastados por la guerra, e incluso recibirlos en sus propios barrios.

Chris Seiple: La formulación de la pregunta plantea otra: ¿Somos estadounidenses que resultan ser cristianos, o cristianos que resultan ser estadounidenses? En cualquier caso, hay formas seculares y eclesiásticas de reflexionar sobre la guerra, reconociendo que Dios es soberano sobre ambas y que el Espíritu Santo actúa activamente en ellas.

Desde el punto de vista «espiritual», es justo preguntarse si un cristiano debería preocuparse por estas cosas, especialmente porque la «victoria ya está ganada». Creo que la respuesta es sí, sin lugar a dudas, ya que estamos llamados a construir el reino de Dios «tanto en la tierra como en el cielo».

Pero necesitamos trabajar más en una teología de la ciudadanía, así como en una teología del compromiso y una teología del sufrimiento, todo lo cual debe influir y formar la teoría secular del cambio positivo que explique cómo la puesta en práctica de nuestras creencias sirve al bien común. Para ello, debemos ser cristianos creíbles y estadounidenses creíbles. Y para ser creíbles, debemos estar equipados con las habilidades del compromiso. Recordemos: Dios no nos necesita para cumplir su voluntad. Pero anhela que nos unamos a lo que él ya está haciendo, precisamente porque nos comprometemos con el mundo, no para cambiarlo, sino porque él nos ha cambiado a nosotros.

Mansour Borji: Los estadounidenses pagaron esta guerra con sudor y sangre. Sus impuestos fueron destinados al esfuerzo bélico y sus jóvenes cayeron en los campos de batalla. El objetivo de esta guerra era desarraigar una ideología que dio origen al 11 de septiembre, ¡y eso no es como ir de picnic! Los cristianos estadounidenses deberían pedir cuentas a sus gobiernos para que sean ejemplo de los valores por los cuales los estadounidenses quieren ser conocidos, y para que no repitan los mismos desastres de política exterior que solo envalentonan a sus enemigos.

Líder misionero asiático: Los cristianos estadounidenses no se sentirán orgullosos en absoluto (¡y no deberían!) de esta guerra, y mucho menos de la forma en que se llevó a cabo la retirada de Estados Unidos. Tendrán que ser humildes cada vez que se encuentren con cualquier persona afgana y estar preparados para dejar que el afgano hable y simplemente escuchar. No deben tratar de discutir o justificar las acciones de Estados Unidos, sino ser empáticos y mostrar amor a su prójimo afgano.

Hurunnessa Fariad: La guerra y la invasión no deberían ser la primera respuesta. Hay que buscar la diplomacia y el compromiso con los demás hasta el final. Todos somos habitantes de esta Tierra y una guerra en un lugar afectará a todos los demás. Como musulmana, puedo decir que tenemos que levantarnos y luchar por lo que es correcto y moralmente bueno, lo cual es importante también en la fe cristiana. Pero creo que, como estadounidenses, abandonamos la mayoría de nuestros principios sagrados cuando decidimos dejar Afganistán en manos de los talibanes.

Paul Miller: Se supone que la guerra justa tiene como objetivo una paz «mejor», unas condiciones duraderas de shalom, no solo para nosotros, sino también para nuestros enemigos y para aquellos en cuyo país luchamos. Deberíamos reflexionar extensamente sobre cómo nosotros, los votantes, permitimos e hicimos posible que nuestros funcionarios electos ignoraran estos requisitos de justicia a través de nuestra pasividad, negligencia y apatía. Hicimos una guerra de conveniencia, una campaña interminable de «golpear al topo» contra los terroristas sin tener en cuenta la construcción de condiciones duraderas de paz en Afganistán o para nosotros mismos, porque nos dijimos que era demasiado difícil y demasiado caro. Por supuesto, estamos siendo testigos de lo cara que es la alternativa. Y lo peor es esto: construir condiciones de paz duraderas no sería simple caridad; sería una estrategia prudente que, en última instancia, habría sido más eficaz que lo que terminamos haciendo.

Obispo Peters: Millones de pakistaníes celebran el gobierno talibán como la victoria del islam sobre el país estadounidense infiel. La minoría cristiana pakistaní (1,2 % de la población) se ha mostrado aprensiva, cuidadosa en su respuesta. Temen que los talibanes se extiendan por Pakistán.

La iglesia mundial no puede ser crítica y negativa todo el tiempo. El analfabetismo y el desempleo son elevados en esta región, y las superpotencias británica, rusa y estadounidense no han logrado establecer su dominio aquí. Dada esta volatilidad, tenemos que aceptar el gobierno de los talibanes. Esto es aún más importante si comparamos la forma en que los talibanes cometieron atrocidades y derramaron sangre en 1995, pero esta vez, al menos hasta ahora, se han comportado de forma mucho más humana, y esto puede atribuirse a los veinte años de presencia estadounidense en Afganistán.

Eugene: Soy estadounidense y suizo y he vivido entre afganos durante veinticinco años y me he relacionado con ellos durante unos cuarenta años. En cualquier guerra, y especialmente en esta, como estadounidenses tenemos que cargar con una terrible responsabilidad por no permitir que el pueblo sea libre. En primer lugar, proporcionamos suficiente munición a los afganos para derrotar a los rusos, pero no el apoyo suficiente para sustituir la cultura de la guerra por el apoyo a una sociedad civil robusta que la sustituyera y la reemplazara por algo bueno. Ahora nos encontramos en la situación de no poder decir que nos hemos comportado como un pueblo piadoso en ese país.

Ahora es imperativo que oremos para que el pueblo afgano encuentre un camino para establecer su propia sociedad civil y que demos generosamente nuestras oraciones, tiempo y energía para apoyar ese crecimiento. También que seamos humildemente audaces sobre el hecho de que somos seguidores de Jesús y que nos rompe el corazón aquello en lo que nuestro país ha contribuido a la destrucción de Afganistán. Luego, que compartamos y practiquemos el amor de Cristo y respetemos a la población de Afganistán mientras definen el futuro de su país.

Mariya Dostzadah Goodbrake: En nuestra reflexión, queremos mantenernos animados y decir las cosas cristianas correctas: «Dios prevalecerá», «este es un mundo caído», «la justicia no está en este lado de la vida» o «ya tenemos la victoria».

Sí, estos comentarios nos recuerdan que tenemos un Dios que ya ha prevalecido, pero ¿podemos afligirnos por un momento y no decir verdades cristianas? ¿Podemos quedarnos con una ira justa? ¿Podemos decir que por este momento, el mal prevaleció? ¿Podemos sentarnos en el dolor y la injusticia por un momento?

¿Por qué haríamos esto? Porque solo así podemos sentir siquiera una pizca del dolor y la agitación del pueblo afgano y de los que perdieron y se sacrificaron por la guerra. Entonces, cuando hayamos hecho esto, y entendamos el dolor, recordaremos que mañana continuaremos la lucha.

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Si desde un inicio Estados Unidos se involucró en una guerra imprudente, ¿era mejor detenerse y retirarse totalmente, como señal de arrepentimiento?

La esposa del pastor afgano: Fue una mala decisión irse tan rápido, pero al final tenían que irse. Pero no de esta manera.

Mark Morris: Respetuosamente, esa no es realmente una pregunta útil. Todos podemos especular y recalibrar el pasado, pero al final no lograremos cambiar nada. No podemos volver atrás. Sí, los habituales errores egocéntricos, culturalmente ignorantes y egoístas de la política exterior han sido repetidos por ambos partidos cuando cada uno de ellos llevaba las riendas del poder en nuestro país. Pero no espero que Estados Unidos se arrepienta. Más bien, veremos a nuestros líderes señalarse unos a otros y culpar al otro partido. Cada líder, cada partido, tendrá que rendir cuentas ante Dios por las decisiones que ha tomado, y por el daño o el bien hecho a la humanidad por esas decisiones políticas. En este momento debemos decidir cómo vamos a responder en el presente.

Ryan Brasher: Dudo un poco en hablar de «arrepentimiento» cuando se trata de la política exterior o militar de Estados Unidos. El gobierno estadounidense no es el representante de la iglesia o un organismo cristiano. Además, en 2001 no estaba claro que las cosas fueran a terminar como lo hicieron. Parece que fue acertado poner fin a la participación de Estados Unidos en Afganistán, aunque tal vez haya sido imprudente la rapidez con que se hizo.

Jenny Yang: No puedo opinar sobre la cuestión del papel militar de Estados Unidos en Afganistán, pero lo que está claro para mí y para muchos cristianos es que tenemos la obligación de prepararnos y ayudar a los que quedarán en una situación más vulnerable cuando nos vayamos. Cuando nos vayamos, deberíamos hacerlo de una forma que proteja a las personas que han arriesgado sus vidas para apoyar a los Estados Unidos. Abandonar ahora a nuestros aliados, después de haberles prometido durante décadas que les cubriríamos las espaldas, sería una mancha moral para nuestra nación, con repercusiones que durarán décadas. La forma en que dejemos Afganistán será una marca perdurable en la historia de nuestra nación.

Fouad Masri: Esta pregunta es engañosa. Creo que estamos confundiendo el papel de la iglesia y el del gobierno. El papel del gobierno es proteger el país y detener el mal contra sus ciudadanos. El papel de la iglesia es la misericordia y la justicia. Como ministro cristiano, creo que la guerra no resuelve nada. Jesús quiere que seamos pacificadores. Jesús también quiere que hablemos en favor de los más pequeños. Hay que poner fin a la matanza de mujeres hazaras, uzbekas y tayikas por parte de los talibanes. La sharia islámica es directamente opuesta a los mandamientos de Dios. Esta es una guerra ideológica y estamos luchando con las armas equivocadas.

Líder misionero asiático: Si los militares estadounidenses han entrado en una guerra imprudente, deberían haberse retirado solo cuando hubieran podido hacerlo sin causar más repercusiones y daños. Esto significa que deberían haber permanecido más tiempo para ayudar a desarrollar el país y asegurarse de que, cuando se hubieran retirado, el ejército y el gobierno afganos fueran lo suficientemente fuertes y tuvieran la infraestructura y la fuerza necesarias para resistir por sí mismos sin ningún apoyo extranjero. Eso probablemente habría llevado años, pero habría sido el costoso precio que Estados Unidos habría tenido que pagar por entrar en una guerra de forma imprudente.

Mariya Dostzadah Goodbrake: Estados Unidos entró en Iraq y Afganistán como inconformista. No había vuelta atrás, sin importar la causa. La guerra no fue imprudente, sino que se calculó mal. Estados Unidos no entró en esta guerra con el único propósito de vengarse de los autores del 11 de septiembre, como declaró el presidente Biden. El presidente George W. Bush cautivó los corazones de afganos y estadounidenses con una narrativa mayor para traer dignidad, seguridad y protección al pueblo afgano. Esta justificación de la guerra era mucho más duradera y sostenible. Los soldados estadounidenses no se quedaron en Afganistán durante veinte años para vengarse de los terroristas, se quedaron para liberar los corazones de los afganos hacia una nueva esperanza. Que Biden minimice la guerra a [solo] la venganza es una bofetada a los que perdieron la vida en la guerra, y a las familias de los soldados que ahora deben preguntarse si el sacrificio fue en vano.

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¿Qué tipo de impacto a largo plazo cree que tendrá esto en el campo de las misiones en Afganistán y la región circundante?

Esposa de pastor afgano: Si hay personas débiles en su fe, algunas se apartarán o cederán ante la presión. Los medios de comunicación serán destruidos por los talibanes y esto dificultará que los creyentes puedan ser alentados por mensajes que reciban de afuera del país.

Mark Morris: Una pregunta para la que no hay una buena respuesta es: ¿Dónde están los misioneros? ¿Dónde están las organizaciones caritativas internacionales? Los afganos se sienten abandonados mientras los expatriados publican en Facebook su agradecimiento al transporte militar que los sacó del país. Los cristianos afganos han hablado hoy de lo insensible que es eso. «Celebran su huida, pero ni siquiera mencionan a los que dejaron atrás y que sufrirán». Hace falta mucha prudencia en las palabras que compartimos, porque Occidente no es bien visto ahora mismo por la naturaleza de nuestra salida. Un plan mejor que el que se llevó a cabo podría haber demostrado nuestra humanidad y preocupación de una forma más tangible.

Mansour Borji: Ayer mismo me informaron que algunos cristianos afganos están quemando literatura y otros materiales cristianos en sus casas que podrían delatarlos con los talibanes, quienes ahora buscan casa por casa para identificar a sus víctimas. Muchos de estos creyentes, desesperados por encontrar seguridad fuera de Afganistán, son el fruto de muchos años de oración, discipulado y ministerio fiel en un entorno difícil. Por supuesto, su impacto en sus comunidades todavía puede continuar, pero quizás no con la misma eficacia que antes. Además, el régimen iraní ahora se siente más seguro al no tener fuerzas estadounidenses a ambos lados de su tierra. Sienten que pueden continuar con su reino de terror que ya ha dañado a la iglesia, no solo en Irán, sino también en Iraq, Siria, Yemen y Líbano.

Paul Miller: Afganistán será un país cerrado a las misiones, como lo era antes de 2001. Es probable que el oeste y el sur de Pakistán también estén cerrados en la práctica. Las misiones serán extremadamente peligrosas y difíciles.

Eugene: Siempre ha sido un desafío ganarse el derecho a compartir el evangelio de forma integral con los afganos u otros pueblos de este entorno. Podemos hablar libremente, pero con humildad, acerca de Cristo y de su maravilloso poder transformador; pero ahora tenemos que superar una serie de enormes obstáculos a causa de nuestra intervención deslegitimadora impulsada por la tecnología y su posterior retirada precipitada.

Obispo Peters: China ha expresado interés en mantener relaciones diplomáticas con Afganistán. Así que, si la situación evoluciona en esta dirección, esperamos que las iglesias pakistaníes y chinas puedan desempeñar un papel fundamental para realizar incursiones [evangelísticas] basadas en las enseñanzas islámicas. Los musulmanes tienen un gran respeto y admiración por Jesús y María. Este es el puente para alcanzar a este pueblo.

Líder misionero asiático: Los afganos locales y las regiones circundantes no confiarán tan fácilmente en los occidentales, sobre todo en los estadounidenses, debido al sentimiento de traición por parte de Estados Unidos. Probablemente sean más receptivos o estén más abiertos a personas procedentes de países no occidentales. Es probable que China aproveche la iniciativa «Cinturón y Ruta» (BRI, por sus siglas en inglés) para establecer lazos comerciales y de negocios con Afganistán, lo cual dará oportunidades a los misioneros chinos de entrar como empresarios.

Pero a largo plazo, la difusión del evangelio tendrá que ser realizada principalmente por los creyentes afganos locales, con la ayuda de los creyentes de la diáspora, así como de los creyentes iraníes cuya lengua es cercana al persa darí. La televisión satelital y las tecnologías digitales y multimedia serán también herramientas muy importantes para ayudar a llegar al pueblo afgano, incluso a los desplazados.

Jenny Yang: Según el Center for the Study of Global Christianity [Centro para el Estudio del Cristianismo Global], menos del 3 % de los habitantes de Afganistán conoce personalmente a un cristiano; no solo que casi nadie ha escuchado el evangelio, leído la Biblia o visitado una iglesia, sino que casi nadie conoce a un cristiano. Lamentablemente, con los talibanes en el poder, no es probable que esta situación cambie para mejor.

Sin embargo, mientras nos lamentamos y nos afligimos por una situación terriblemente injusta que obliga a la gente a huir de su país, también he visto cómo Dios ha obrado a través de este tipo de movimiento de la gente para atraer a muchos hacia él, acerca de lo cual Hechos 17:26-27 muestra que es parte del propósito soberano de Dios en la historia: que los hombres y las mujeres «lo busquen y, aunque sea a tientas, lo encuentren. En verdad, él no está lejos de ninguno de nosotros» (NVI). Existe una oportunidad única para que los cristianos de los países vecinos reciban a los refugiados afganos, e incluso en Estados Unidos también. Si la iglesia mundial recibe a los refugiados afganos, creo que llevará a muchos de ellos a comprender y sentir el amor de Cristo.

Mark Tooley: La victoria de los talibanes es un enorme golpe contra cualquier aproximación a la tolerancia religiosa en una región que ya es de por sí muy hostil a las voces no islámicas. Habrá una mayor persecución, pero los tormentos del régimen talibán acabarán por desacreditar su marca del islam, al igual que los teócratas de Irán han creado generaciones de agnósticos y escépticos religiosos con una iglesia aún muy pequeña pero creciente en Irán.

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¿Hasta qué punto las décadas de inversión de las fuerzas estadounidenses y de los trabajadores cristianos extranjeros han merecido la pena o han sido en vano?

La esposa del pastor afgano: Ha valido la pena porque en 2001 muchos recibieron a Cristo y están practicando su fe porque escucharon el evangelio de los extranjeros.

Chris Seiple: Si tu lente es espiritual, y tu definición del éxito no es una métrica secular, sino solo la obediencia, el ministerio práctico de presencia ejercido por los seguidores de Cristo en Afganistán dará frutos de maneras que aún no podemos imaginar. Dicho esto, estos momentos siempre son buenos para que los ministerios cristianos reconsideren y reevalúen su teología del compromiso, así como su teología del sufrimiento, al reflexionar sobre cómo es la «presencia» en la actualidad. En consecuencia, también deberían revisarse los enfoques organizativos del liderazgo y la gobernanza (de la junta directiva), para asegurarse de que las estrategias de compromiso estén arraigadas en las Escrituras y en la cultura (y no necesariamente en el país de origen y sus propios enfoques culturales).

Dicho de otro modo, la iglesia siempre crece cuando se compadece de la población local, cuando sufre con ella. El Nuevo Testamento está lleno de historias de cristianos que no se quejaron de su situación, ni huyeron de ella, sino que vieron cada situación difícil como una oportunidad para compartir el amor de Cristo, de formas prácticas, sirviendo a los que no podían huir de la guerra, del hambre y de la peste. Que seamos dignos del ejemplo de nuestros antepasados espirituales.

Paul Miller: Durante veinte años no hubo ataques terroristas internacionales procedentes del sur de Asia. Esa es una victoria que no deberíamos dar por sentada. En segundo lugar, dimos a una generación de afganos el sabor de una vida mejor, un recuerdo que espero que les sirva de inspiración para trabajar por un futuro mejor. Más allá de eso, es difícil no sentir que todos nuestros esfuerzos se convirtieron en cenizas esta semana por la victoria de los talibanes, ayudados e instigados por la decisión del gobierno de Estados Unidos de abandonar a nuestros aliados, de traicionar nuestro propósito y de hacer vano el sacrificio y las dificultades de incontables miles de personas que trabajaron y sirvieron allí.

Ryan Brasher: La inversión de los trabajadores cristianos extranjeros definitivamente valió la pena. La obra de Cristo no depende de la política ni de los acontecimientos políticos, y siempre vale la pena. En cuanto a la inversión del gobierno y los militares estadounidenses, estoy seguro de que los talibanes aprecian el desarrollo masivo de las infraestructuras del país que se realizó después de que fueran expulsados. Les facilitará el gobierno, ¡para bien o para mal! Afganistán es otro ejemplo de buenas intenciones que se malogran cuando el desarrollo no está impulsado por las condiciones locales, las demandas locales, la asociación local y la propiedad local, sino por los intereses extranjeros y las demandas del ciclo de financiación a corto plazo de los donantes internacionales. Los Estados fuertes y eficaces no pueden importarse; tienen que desarrollarse a partir de las condiciones locales.

Eugene: Esto es un arma de doble filo. El trabajo de una serie de trabajadores y grupos de ONG con ideas afines durará mucho tiempo por todo lo que se ha establecido en una amplia variedad de programas que transforman la vida, como la atención oftalmológica, el desarrollo comunitario, el trabajo entre las personas y las comunidades relacionadas con las personas con discapacidad, la medicina, la agricultura, la economía y otras áreas. También es maravilloso contemplar que hay un número creciente de individuos y familias seguidoras de Jesús, tanto en el país como en la diáspora afgana, que están creciendo en su fe en Cristo. Nadie puede arrebatar estas cosas.

Fouad Masri: Siempre vale la pena cuando la gente tiene libertad para estudiar, ir a la escuela, ser creativa y escuchar las enseñanzas de Jesús. ¡Qué alegría es conocer a los creyentes afganos! ¡Qué alegría ver a Malala ir a la escuela! Siempre vale la pena sacrificarse por la libertad. Pienso en todos mis amigos afganos que han tenido oportunidades de estudiar, viajar, superarse y escuchar las buenas noticias de Jesús. Lo que se ve es una falta de pensamiento a largo plazo por parte de las naciones, de Afganistán, de Estados Unidos y de la comunidad internacional.

Líder misionero asiático: Ha habido frutos espirituales, como lo demuestra el creciente número de creyentes afganos clandestinos en los últimos años. Los creyentes que se han quedado en el país se convertirán en el núcleo de la iglesia clandestina que continuará la labor de evangelización en el futuro. Sin embargo, al ver la cantidad de dinero gastado por el gobierno de Estados Unidos, uno se pregunta cuál podría haber sido el resultado si una gran parte de los gastos se hubiera destinado al desarrollo de infraestructuras, como la construcción de más escuelas y hospitales, la creación de empresas y puestos de trabajo, y la mejora de la vida de la gente.

Mariya Dostzadah Goodbrake: Las semillas de la democracia fueron plantadas en los corazones de la gente. Los trabajadores cristianos han dejado huellas en el país que no se pueden borrar. Sentirse desesperado en este momento no equivale a una derrota. La sangre de los cristianos y de los soldados caídos no puede ser lavada. Nunca se desperdicia nada… lo que no podemos entender ahora mismo todavía tiene el potencial de algo mucho mayor. ¿Valió la pena todo esto? No estoy segura, pero a lo que me aferro es a que la historia de Afganistán no ha terminado. Puede que no veamos la recuperación de la democracia en el país durante nuestra vida, lo que simplemente nos recuerda y nos hace sentir humildes por el hecho de que nuestro papel es apenas pequeño dentro de una historia mucho más grande. Hay un famoso dicho afgano que mi padre me recuerda durante este tiempo: «Dika Dika, Darya Maysha», que se traduce como «gota a gota, se hace un río». Ahora mismo, parece que este río se ha secado o se ha quedado vacío; pero gota a gota, se avanzará.

Mark Morris: Nuestros seguidores afganos de Jesús me dicen que valió la pena.

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¿Le gustaría decir algo más que no le hayamos preguntado?

La esposa del pastor afgano: Acuérdense de los cristianos afganos. Oren por ellos. Anímenlos. Los creyentes se sienten abandonados y están confundidos. Por favor, oren por nosotros.

Chris Seiple: Afganistán no es más que uno de los muchos problemas preocupantes —por ejemplo, la pandemia, la raza, nuestra política, etc.— que deberían desafiar a los cristianos sobre cómo se organizan para dar testimonio de su esperanza interior. Las organizaciones cristianas, tanto locales como globales, deberían preguntarse si su estrategia, su estructura y su personal son apropiados para los tiempos que vivimos, y si su personal ha sido equipado con lo necesario para comprometerse de una manera digna del evangelio.

Líder misionero asiático: Se pueden establecer varias similitudes o paralelismos entre, por un lado, el rápido crecimiento de la iglesia de Irán en los años ochenta y noventa después de la Revolución Islámica, y por el otro, el crecimiento de la iglesia de China en el periodo posterior a la Revolución Cultural. Sería interesante ver si Afganistán también verá un rápido crecimiento paralelo en la iglesia en los próximos diez o veinte años después de esta invasión talibana. Todos ellos tienen muchas similitudes: la existencia de un fuerte trasfondo antioccidental y anticristiano, una larga historia de sufrimiento y pobreza, regímenes gubernamentales extremadamente autoritarios y duros, un gran número de jóvenes desencantados debido a la falta de libertades sociales, y la fe menguante de la gente en su propia religión o ideología, por ejemplo, el comunismo o el islam, por nombrar algunas.

Josh Manley: En la actualidad, nuestros hermanos y hermanas afganos están escondidos. Debemos considerar el costo que están pagando por mantenerse firmes en el evangelio. Aunque la política es importante y ciertamente tiene una importancia real y su lugar apropiado, consideremos lo que debemos aprender de nuestros hermanos y hermanas en Afganistán si descubrimos que hemos puesto demasiada esperanza en la política.

¿Los cristianos estadounidenses han perdido de vista la misión de la iglesia al mirar demasiado a la política estadounidense para cumplir nuestra misión? ¿No son la actual acritud, las rupturas de la unidad y el evidente conflicto entre los cristianos estadounidenses que profesan el mismo evangelio una prueba de que tal vez lo hayamos hecho?

El acceso y la capacidad de participar en el proceso político es una gran bendición para nosotros como cristianos estadounidenses, pero ¿podríamos también aprender de nuestros hermanos y hermanas afganos que no tienen acceso al poder político? Nuestros hermanos y hermanas de allí no están en absoluto confundidos sobre cómo avanzarán en la misión de la iglesia y de quién dependen para avanzar en esa misión.

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Traducción por Sofía Castillo

Edición en español por Sofía Castillo y Livia Giselle Seidel

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Consejos prácticos de Escrutopo para afrontar el presente

Lo que el demonio mayor de la obra de C. S. Lewis recomendaría en respuesta a la pandemia de COVID-19.

Christianity Today August 24, 2021
Illustration by Mallory Rentsch / Source Images: Pedro Lastra / CDC / Unsplash / Run Studio / Getty Images

Lo que usted debe hacer es imaginar todas las cosas malas que podrían suceder. Imagine cada una de las aterradoras posibilidades mientras permanece despierto a las tres de la mañana, dejando que imagen tras imagen inunde su mente. Piense en cómo podría soportarlo si estuviera enfermo por el coronavirus, o si la COVID-19 afectara a algún ser querido.

Eso es lo que aconsejaría Escrutopo. Mucha gente busca consejos prácticos en la actualidad, y un recurso excelente es una serie de cartas «escritas por Escrutopo» y publicadas por C. S. Lewis. Por supuesto, el autor de la serie The Screwtape Letters [publicado en español como Cartas del diablo a su sobrino], que cayó en manos de Lewis en algún momento durante el implacable bombardeo de los nazis en Londres entre 1940 y 1941, no habla específicamente sobre nuestra situación. Escrutopo no dijo nada sobre el coronavirus en sus consejos a su sobrino Orugario, un demonio novato cuya tarea era tentar a un humano en particular durante la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, podemos aprender varias cosas del demonio mayor, y las lecciones pueden aplicarse a nuestra situación actual.

Por ejemplo, Escrutopo tiene sugerencias sobre lo que podríamos pensar cuando no podemos dormir por la noche. Le dice a Orugario que anime a la mente del humano a divagar. «Nos conviene que esté en la máxima incertidumbre, para que su mente se llene de visiones contradictorias del futuro, cada una de las cuales suscita esperanza o temor». A los humanos les encanta tener «valor». Les gusta imaginarse cómo «serían fuertes» y ejercerían control sobre el universo en numerosos futuros hipotéticos diferentes. «Déjale olvidar», escribe Escrutopo, «que, puesto que dichos futuros hipotéticos son incompatibles, no todos le pueden sobrevenir. Y déjale practicar la fortaleza y la paciencia necesarias en esas situaciones por anticipado».

Lewis, que era un cristiano bastante anticuado, trató de disuadir a la gente de escuchar este sabio consejo. «Se aconseja a los lectores que recuerden que el diablo es un mentiroso», escribió en el prefacio de Cartas del diablo a su sobrino en 1942. «No todo lo que dice Escrutopo debe asumirse como cierto, ni siquiera desde su propio punto de vista».

Lewis diría que lo que tenemos que hacer en esta situación es «aceptar con paciencia la tribulación que [nos] ha caído en suerte, el suspenso y la ansiedad actuales». Para él, la ansiedad que sentimos por nuestro futuro es nuestra cruz presente. El desafío para el cristiano es tomarla, así como Jesús tomó su cruz. Debemos reconocer nuestro miedo, pedir ayuda a Dios, y luego orar como Cristo nos enseñó: «Hágase tu voluntad». Cuando hacemos esto, algo sorprendente comienza a suceder: el poder que el miedo ejercía sobre nosotros, si bien no es eliminado, al menos disminuye, y encontramos la fuerza para seguir adelante.

Sin embargo, basta con permanecer despierto durante una o dos horas reflexionando sobre los datos de aquel artículo informativo sobre los primeros síntomas de la COVID-19 para saber que el consejo de Escrutopo es mucho más convincente. ¡No es difícil elegir entre la oración confiada y la preocupación insomne!

Enfóquese en las relaciones personales

Escrutopo ofrece más consejos. Nos aconseja que alimentemos la hostilidad interpersonal en estos tiempos, lo cual es fácil de hacer cuando nos desborda la ansiedad. En una crisis, los demás pueden convertirse en una amenaza o, al menos, en fuentes de irritación. Es lo que sentimos cuando vamos al supermercado en busca de desinfectante y papel higiénico y solo encontramos estantes vacíos. Al instante nos invade la irritación e incluso la ira hacia las personas que compraron más de lo que necesitaban. Empezamos a ver a todos los demás en la tienda a través de una lente de juicio. Aliente ese proceso, dice Escrutopo. Quéjese de que los demás son estúpidos. Busque el GIF perfecto para transmitir su desprecio. Puede que le lleve un rato encontrarlo, pero está bien. Tómese ese tiempo para embeberse en esos sentimientos hostiles.

Una vez que se sienta profundamente molesto con extraños que no conoce, puede dirigir su atención a la gente más cercana. Escrutopo recomienda cultivar «una costumbre sólidamente establecida y consistente en que se fastidien mutuamente, pinchándose todos los días».

En el caso particular tratado en Cartas del diablo a su sobrino, el demonio experimentado da consejos sobre la relación entre madre e hijo. Pero podemos adaptar fácilmente el consejo a nuestras circunstancias particulares: ¡funciona entre cónyuges, compañeros de cuarto o hermanos, igual que entre padre e hijo! Quienquiera que sea esa persona con quien tenga que convivir, fíjese en su comportamiento más irritante. Piense en por qué hace esas cosas. Recuérdese con frecuencia que usted nunca haría esas cosas y especule sobre las posibles motivaciones de la otra persona.

Es especialmente importante en este punto limitar su imaginación para evitar alimentar la compasión. No piense, bajo ninguna circunstancia, en los miedos e inseguridades que pueden haber llevado a la otra persona a este momento. Si lo hace, podría vislumbrar a la persona real en medio de su propia lucha, y entonces perdería la oportunidad de despreciarlos adecuadamente.

La importancia de mantenerse ocupado

Otro consejo en esta época de cuarentena: Escrutopo nos exhorta a evitar los simples placeres y bellezas que nos rodean. Está bien pensar en la belleza como una abstracción, por supuesto. Lo que no debe hacer es salir a pasear y empezar a decirse a sí mismo cosas estúpidas como «eso es un pájaro» cuando ve un pájaro, o «esa es la brisa» cuando sopla el viento.

El problema son las ráfagas sensoriales de placer que nos distraen de nuestro plato lleno de ansiedades. Lewis defendía la vieja y aburrida noción tradicionalista de que el propósito de la vida humana es glorificar a Dios y disfrutar de él para siempre. Pensaba que los humanos tienen la capacidad distintiva de percibir esa gloria a través del regalo de la retina y el paladar. Los pequeños e intrascendentes placeres se convierten en adoración si son percibidos en el momento en que se producen.

«Experimentar la menuda teofanía es, en sí misma, adorar», escribió en otro libro, Letters to Malcolm [publicado en español como Si Dios no escuchase: Cartas a Malcolm]. «Estamos siendo tocados por el dedo de una mano derecha en la que hay placeres por siempre jamás».

Qué tontería. Escrutopo nos enseña una forma útil de cómo evitar esto: manteniéndonos ocupados. Esto puede ser difícil, por supuesto, en una época en la que las tiendas están cerradas, los eventos son cancelados y la gente se ve obligada a quedarse en casa y pasar tiempo a solas o con sus familias, pero con un poco de esfuerzo todavía es posible. Hay un montón de videos que ver, estados en las redes sociales que actualizar y diversas formas de entretenimiento a las que unirse. Todo lo que tenga ruido es bueno, ya que el ruido «nos defiende de dudas tontas, de escrúpulos desesperantes y de deseos imposibles».

La preocupación también demanda mucha atención, al igual que la ambición. Piense en cómo puede anticiparse a los tiempos, ya que todo está en constante cambio en esta situación actual, y elabore una estrategia para lograr sus futuros éxitos.

Los detalles precisos de su preocupación no son importantes, según Escrutopo. Si el tiempo pasa y no se da cuenta, significa que lo está haciendo bien.

Finalmente, Escrutopo querría que ignoráramos cualquier conciencia dolorosa de nuestro estado precario como humanos que existen en el tiempo. Normalmente, no es algo que nos cueste hacer. Pero en momentos como estos, cuando nuestras vidas se ven alteradas por un virus, existe un riesgo real de que nos enfrentemos a nuestra mortalidad, a nuestras limitaciones y a nuestra falta de control. Pero eso puede evitarse.

Una buena idea, en este caso, es recurrir a cuestiones técnicas. Escrutopo escribe que el mejor método es concentrarse en las formas en que «la Tierra puede ser convertida en el Cielo en alguna fecha futura por la política o la eugenesia o la ‘ciencia’ o la psicología o cualquier cosa». La ciencia es complicada, porque puede hacer que uno empiece a imaginar que no sabe algunas cosas, y a pensar en las grandes extensiones de tiempo y espacio que están más allá de la comprensión humana. Pero mientras se centre en la parte que le da una sensación de dominio, probablemente estará bien.

La idea es evitar la exposición a pensamientos de peligro. Cuando hay una guerra, como cuando Escrutopo escribía, o una pandemia, como en nuestro presente, puede ser muy difícil porque «ni siquiera un humano puede creer que va a vivir para siempre».

El problema con ese pensamiento inquietante es que puede despertar pensamientos de lo que hay más allá de esta vida, y suscitar un «apetito del Cielo». Ese apetito es terriblemente incómodo para aquellos lo suficientemente desafortunados como para adquirirlo, ya que no puede satisfacerse con nada de lo que uno haga.

Según Escrutopo, el escenario ideal sería que los humanos se enfrenten a la muerte solo cuando estén rodeados de «doctores que mienten, enfermeras que mienten, amigos que mienten, tal y como les hemos enseñado, prometiendo vida a los agonizantes, estimulando la creencia de que la enfermedad excusa toda indulgencia e incluso, si nuestros trabajadores saben hacer su tarea, omitiendo toda alusión a un sacerdote, no sea que revelase al enfermo su verdadero estado».

No hay tiempo como el presente

Como bien saben los cristianos, solo en el presente tenemos la libertad de actuar: de obedecer la «presente voz de la conciencia», tomar «la cruz presente», recibir «la gracia presente» o dar gracias «por el placer presente». Lewis añadiría que solo en el presente podemos recordar el pasado, cuando Dios fue fiel, o mirar al futuro, cuando Dios restaurará y cumplirá todas las cosas.

Afortunadamente, podemos ahorrarnos ese desorden si elegimos vivir en el pasado, y nos centramos en los remordimientos que no podemos enmendar. O mejor aún: mientras nos enfrentamos a la amenaza de esta pandemia actual, podemos obsesionarnos con el futuro, jugando interminablemente con escenarios de «qué pasaría si», en lugar de pensar en lo que está por venir «solo lo necesario para planear ahora los actos de justicia o caridad que serán probablemente [nuestro] deber mañana».

Sea lo que sea lo que depare el futuro, debemos hacer lo posible por evitar el momento en que «el tiempo coincide con la eternidad». Porque es allí, escribe Escrutopo, «y solo allí, donde residen todos los deberes, toda la gracia, todo la sabiduría y todo el placer». ¡Menos mal que tenemos un demonio mayor tan sabio para darnos consejos prácticos sobre cómo afrontar el presente!

Gary S. Selby es profesor de formación ministerial en el Seminario Cristiano Emmanuel de Milligan y autor de Pursuing an Earthly Spirituality: CS Lewis and Incarnational Faith.

Traducción por Sofía Castillo

Edición en español por Livia Giselle Seidel

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