La historia oculta de los movimientos internos

Durante generaciones, el islamismo y el hinduismo han tenido creyentes en el interior de sus comunidades.

The Hidden History of Insider Movements

The Hidden History of Insider Movements

Christianity Today April 1, 2013

Este artículo fue publicado en colaboración con la Conferencia Nacional de Liderazgo Cristiano Hispano (NHCLC, por sus siglas en inglés).

El crecimiento dramático del cristianismo en Asia, África, y América Latina se resume en un dato estadístico asombroso: si la tendencia actual continúa, hacia el 2050 seis países en el mundo contarán cada uno con 100 millones de cristianos. Y solamente uno de los seis (los Estados Unidos) estará en el Occidente industrializado.

El cristianismo está creciendo en lugares donde antes reinaban otras religiones. Es posible que en estos contextos hasta la palabra cristiano conlleve fuertes connotaciones de cultura occidental, y con ella el imperialismo y el colonialismo. Por esa razón, muchos nuevos movimientos hacia Cristo están repensando la naturaleza de la iglesia, y dan origen a "movimientos internos" o "cristianismo sin iglesia". Los miembros de tales movimientos confían en Cristo como su Señor y Salvador, pero deciden mantenerse dentro de su cultura nativa hindú o islámica.

En su libro Churchless Christianity (Cristianismo sin iglesia), el teólogo Herbert E. Hoefer describió estos movimientos internos entre personas viviendo en el área rural Tamil Nadu, India, y en su capital, Chennai (antes Madrás). Se trata de seguidores devotos de Cristo que no se han unido a una iglesia cristiana visible y que mantienen su identificación con la comunidad hindú. Se autodenominan Jesu bhakta, devotos de Jesús. (Es típico que los hindúes acepten en su comunidad a personas que adoran a Jesús, y aun si es exclusivamente a él, en el marco más amplio del hinduismo).

Los Jesu bhakta mantienen su identidad cultural como hindúes. Se calcula que suman unas 160,000 personas que no pertenecen a ninguna iglesia visible y formal, y no se llaman a sí mismos cristianos, debido a la fuerte asociación cultural ligada a este término.

Movimientos similares y mejor conocidos han surgido entre gente que pertenece a las culturas islámicas. Y no se trata de algo menor: abarca a 200,000 o más musulmanes que adoran a Jesús, a quien denominan Isa, en grupos pequeños de compañerismo en las casas. No hay un cálculo preciso de cuántos compañerismos de esta índole existen en todo el mundo.

Los seguidores de Isa, como el entrevistado en la página 22 (de Christianity Today), los seguidores observan que el término musulmán simplemente significa "uno que se somete" a Dios, y que Jesucristo es el ejemplo máximo de esa sumisión.

El debate actual

Los movimientos internos plantean preguntas importantes acerca de la naturaleza de la fe en Cristo. ¿Puede un hindú o un musulmán aceptar a Jesucristo como Señor y Salvador, sin unirse a alguna expresión de la iglesia visible local, y aun así ser un "verdadero" cristiano? ¿Es importante que los seguidores de Cristo usen o acepten la calificación de cristianos a fin de pertenecerle? ¿Qué significa el bautismo? ¿Es el bautismo esencialmente la profesión pública de la fe personal, o requiere también la participación en una comunidad visible de adoración?

En otras palabras: ¿Puede alguien decir "sí" a Jesús y "no" a las expresiones locales de la iglesia?

El debate se ha mantenido durante unos 20 años. El misionólogo John Travis ayudó a estructurarlo con su documento fundacional, "The C1 to C6 Spectrum: A Practical Tool for Defining Six Types of 'Christ-centered Communities' ('C') Found in the Muslim Context," publicado en Evangelical Missions Quarterly en 1998. Allí Travis observó correctamente que los creyentes de trasfondo islámico, conocidos como mbbs, no son todos iguales; le dan contexto a su nueva fe en Cristo en un amplio espectro. La letra C refleja diferencias basadas en tres áreas principales: el lenguaje de la adoración; las formas culturales y/o religiosas usadas tanto en la vida pública como en la adoración; y la autodefinición como musulmán o como cristiano. El espectro se presenta de la siguiente manera:

C-1 se refiere a "iglesia tradicional que usa el lenguaje externo". El lenguaje externo es el que se origina fuera de la cultura islámica. Estos creyentes se denominan cristianos.

C-2 se refiere a "iglesia tradicional que usa el lenguaje interno". Esta iglesia es igual a la comunidad C-1 pero adora en un lenguaje propio de la población islámica (como el árabe o el turco).

C-3 se refiere a "comunidades cristocéntricas contextualizadas que usan el lenguaje interno y formas culturales neutrales en lo religioso". Estas iglesias adoptan el lenguaje islámico de la comunidad que las rodea y formas culturales no religiosas tales como la música folclórica, la vestimenta, y las artesanías. Una iglesia C-3 dejaría afuera cualquier formato religioso específicamente asociado con el islam. La mayoría de sus miembros son mbbs.

C-4 se refiere a "comunidades cristocéntricas contextualizadas que usan el lenguaje interno y formas culturales e islámicas bíblicamente permitidas". Estas iglesias adoptan formatos islámicos siempre y cuando las Escrituras no las prohíban explícitamente. Las comunidades C-4 aceptan términos islámicos para nombrar a Dios (Alá), a la oración islámica (salat), y a los Evangelios (Injil). La mayoría de las iglesias C-4 observan las prácticas islámicas de evitar el cerdo y abstenerse del alcohol. Los creyentes C-4 habitualmente se autodenominan "seguidores de Isa al-Masih" (Jesús el Mesías) o miembros de la Isaya Umma ("Comunidad de Jesús"). La comunidad islámica no considera a los C-4 como musulmanes.

C-5 se refiere a "comunidades cristocéntricas de 'musulmanes mesiánicos' que han aceptado a Jesús como Señor y Salvador". Estos seguidores de Isa permanecen legal y socialmente dentro del islam. La comunidad islámica los considera musulmanes. Rechazan o cuando es posible reinterpretan aspectos de la teología islámica que son visiblemente incompatibles con la fe bíblica.

C-6 se refiere a "comunidades cristocéntricas pequeñas de creyentes secretos/clandestinos". Estos creyentes viven bajo amenaza de persecución y represalia de parte del gobierno, de sus familias, o de la comunidad, en caso de enterarse de que siguen a Jesús. Adoran secretamente a Cristo. Si son descubiertos, es casi seguro que los creyentes C-6 enfrenten la cárcel o la muerte.

En la actualidad la mayoría de los misioneros aceptan C-4 como la forma más apropiada de contextualización. El debate en curso se ha concentrado largamente sobre los creyentes C-5. En realidad, no se trata de creyentes con un trasfondo islámico, sino de creyentes musulmanes. Retienen su identidad islámica. Consideran a Mahoma como profeta, aunque por supuesto no en el sentido "final" que proclaman los musulmanes, sino como un hombre que sacó a los pueblos de Arabia del politeísmo y los condujo al monoteísmo.

El debate actual sobre los creyentes C-5 gira en torno a cinco asuntos clave. El primero es la prioridad bíblica. Algunos eruditos consideran que las Escrituras respaldan el enfoque C-5, y señalan que la iglesia en Hechos 15 y el Concilio de Jerusalén permitieron a los gentiles permanecer en su comunidad sin identificarse públicamente como judíos.

En segundo lugar, los estudiosos debaten sobre la relación entre la salvación personal y la identificación con la iglesia más extendida y con otros cristianos. Se preguntan hasta qué punto un movimiento cristiano auténtico necesita confesar doctrinas cristianas históricas a fin de ser verdaderamente cristiano.

Tercero, muchos se preguntan si es ético alentar a los seguidores de Jesús a retener su identidad islámica; esta es la diferencia principal entre C-4 y C-5.

Cuarto, los estudiosos discuten si los grupos C-5 son un fenómeno nuevo o simplemente una prolongación de cuestiones enraizadas en la Reforma protestante.

Por último, los eruditos debaten si C-5 representan un movimiento válido y permanente en el mundo islámico o en el hindú, o si se trata de un puente aceptable de transición que eventualmente conducirá a musulmanes y a hindúes hacia una identidad cristiana determinada.

En medio del debate, algo queda claro: el cristianismo está creciendo en países donde la iglesia tradicional ha estado ausente o se ha retirado largo tiempo atrás. Tanto los teólogos como los líderes en el terreno tendrán que revisar el debate sobre C-1 a C-6, a medida que el Evangelio echa raíces en nuevos contextos.

Timothy C. Tennent es presidente del Seminario Teológico Asbury, donde enseña cristianismo mundial; es coautor de Encountering Theology of Mission: Biblical Foundations, Historical Developments, and Contemporary Issues (Baker Academic).

Traductora: Adriana Powell

Libros para toda la vida

La formación del carácter y la persona del creyente siempre ha sido una de las preocupaciones del lider cristiano. Richard J. Foster ha hecho una contribución significativa en esta área tan crítica para el bienestar del pueblo de Dios con su libro Celebración a la disciplina.

Christianity Today April 1, 2013

Este artículo fue publicado en colaboración con la Conferencia Nacional de Liderazgo Cristiano Hispano (NHCLC, por sus siglas en inglés).

Foster escribe con una convicción imposible de ignorar acerca de la vida cristiana y las profundas disciplinas espirituales que hacen la diferencia entre quienes viven con plenitud y los que simplemente existen.

Una vida edificada sobre la base inestable de la abundancia de bienes materiales, el poder económico, político, las influencias, el renombre, la fama y el glamour, tarde o temprano se desmoronará como una pirámide de naipes; en cambio, Foster alude de manera magistral en su libro Celebración a la Disciplina a un sistema de disciplinas que van forjando el carácter del ser espiritual y que le permite vivir en la perfecta ley, la de la libertad (Santiago 1:25).

El Dr. Richard J. Foster coloca a los valores en la correcta perspectiva bíblica. No es ésta una visión del cuánto tienes, cuánto vales, sino la de una mirada más elevada y trascendente. Es aquella que asume que los grandes problemas de la existencia son los morales y espirituales, y que, para enfrentarlos con éxito, se hace menester echar mano de las armas inmateriales que sólo puede proveer Dios a sus fieles mediante las profundas disciplinas del espíritu, como son la meditación, la oración, el ayuno y la lectura de la Biblia, entre otras, que Foster desarrolla durante estas páginas preciosas.

El mundo actual se complace en la superficialidad, el hombre encuentra solaz en lo temporal, la sociedad se llena de lo superfluo y vano, corre hacia lo vertiginoso y se acaba la vida por conseguir lo transitorio, brillante y poco duradero. Todas esas cosas perecederas cautivan hasta el grado de esclavizar a hombres y mujeres, sin distingos de raza, edad, ocupación, profesión, estatus o condición social. Al final, el ser humano se vuelve presa de sus propios deseos.

Richard J. Foster parte del principio paradójico de que las disciplinas espirituales son liberadoras y no esclavizantes. Ante los ojos de este autor singular se despliega un mundo que sufre de graves males y que, a su parecer, la solución no se encuentra en el talento o la inteligencia de las personas, sino en la profundidad de la vida espiritual que éstas posean.

Celebración a la Disciplina es un libro sumamente didáctico. Una de las lecciones iniciales que queda como enseñanza fundamental es aquella en la que Foster sostiene que las disciplinas no son para los gigantes espirituales, y que por lo tanto, están fuera de nuestro alcance; antes, al contrario, son para seres humanos ordinarios, como usted y como yo, que vivimos, sentimos, comemos, soñamos, nos enfermamos, sufrimos, y amamos.

Las disciplinas espirituales forman y transforman; son el medio que Dios ha provisto para construir en cada persona la imagen por excelencia que se encuentra en el carácter de Jesús, nuestro modelo supremo de vida.

A lo largo de doce disciplinas espirituales, agrupadas en tres categorías, Foster da cuenta de un práctico y accesible paquete de herramientas que pueden marcar la diferencia entre una vida victoriosa y otra que se pierde en la incesante derrota.

El primer grupo se concentra en las disciplinas internas, esas que se distinguen por ser parte de una devoción privada del creyente con su Salvador y Señor. En el segundo bloque aborda las disciplinas extenas, aquellas que tienen que ver con el cristiano y su relación con los demás. Por último, se enfoca en las disciplinas colectivas las cuales pueden practicarse en una comunidad de fe.

Disciplinas internas: Una mirada de adentro hacia arriba

Las primeras cuatro disciplinas espirituales se cultivan en la privacidad de vidas que buscan establecer una relación sólida y consagrada con Dios. Son prácticas personales que surgen del interior del hombre, de su corazón, y se elevan cual ofrenda de olor suave hasta las inmediaciones del trono celestial.

La meditación es la disciplina que nos aproxima al corazón de Dios. Pero no se trata de esa meditación contemporánea en la que la mente queda vacía, tanto como el alma. La meditación recomendada por Foster es la que deriva de un hábito como el que tenía el varón aludido en el Salmo 1, de quien se dice: "… en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche…" (Salmo 1:2). Es una meditación que te deja lleno, no vacío, de la misma presencia de Dios; no es desprendimiento y enajenamiento, sino plenitud. Su efecto está en una visión renovada de las cosas, los problemas y los grandes retos. A decir de Thomas Merton: "la meditación no tiene objeto ni realidad a menos que esté firmemente arraigada en la vida".

Otra segunda disciplina interna es, sin duda, la oración y, una tercera, el ayuno. Estas prácticas de actos privados van de la mano, son concurrentes, complementarios y convergentes. Si la meditación nos introduce en las profundidades de la vida espiritual, y el ayuno es un medio acompañante, la oración nos lleva a la obra más elevada del espíritu humano. Para William Carey, el Padre de las misiones modernas, la oración secreta, ferviente y de fe está en la raíz de toda santidad personal.

La cuarta y última de las disciplinas internas es el estudio. Esta virtud del espíritu es verdaderamente liberadora en tanto nos acerca al conocimiento y a la verdad escrita. Ya Jesús lo decía: "Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres" (Juan 8:32). Al estudiar la Escritura Sagrada, la mente humana se ocupa del Plan salvífico y la Voluntad eterna de Dios. Es por el estudio que la Palabra del Señor se posiciona del pensamiento del hombre.

Disciplinas Externas: sal que sazona y luz que alumbra

Las siguientes cuatro disciplinas son llamadas externas debido a que, si bien surgen del interior del hombre, sus manifestaciones se ven en las relaciones sociales cotidianas, pues le da sentido a la vida y alumbra la existencia de otros. La primera de ellas es la disciplina de la sencillez. Foster pone el dedo en la llaga al abrir la segunda parte de su libro con esta disciplina que exige de su portador un espíritu que se ha desprendido de todo lo materialmente innecesario, la vanagloria social y altivez de espíritu, para dar lugar a la nobleza de carácter y la humildad como signos de una vida afable y apacible. La sencillez es la disciplina que no busca acumular las cosas que no queremos para impresionar a las personas que no nos gustan, como dijera Arthur Gish.

Otra disciplina externa es la del retiro. El Dr. Foster se refiere al retiro no como un lugar, sino como un estado de la mente y del corazón. El retiro interno tendrá manifestaciones externas. No tiene relación con la ausencia o presencia de las personas a nuestro alrededor, sino con la condición de autodominio en medio del ruido y la confusión, estando tranquilos en un profundo silencio interno.

La sumisión y el servicio son las dos restantes disciplinas del grupo de las externas. La primera, la sumisión, nos libera de los empedernidos caracteres de la obsesión, el enfado, la irritación y la cólera caprichosa de querer hacer las cosas a nuestra manera. En tanto, el servicio es la expresión más auténtica del carácter del Maestro de Galilea, quien se despojó de su capa, esto es, de su investidura de poder y, ceñido, lavó los pies de sus discípulos, en una muestra de absoluta y ejemplar humildad. (Juan 13:1-20)

Jesús sirvió a la humanidad asumiendo la tarea más sencilla del siervo que, sin asomo de la más ínfima grandeza, ni reparando en si el otro lo merecía, se dio por el otro hasta el mismo sacrificio. (Filipenses 2:7,8)

Disciplinas colectivas: de lo bueno a lo mejor y de ahí, a lo excelente

Las cuatro disciplinas finales abordadas por Foster se identifican como colectivas. Todas ellas se pueden realizar y practicar en la compañía de otros. Están acomodadas de tal forma que pareciera van aumentando de intensidad. Si fueran de un concierto musical, serían notas que van in crescendo. Parte de la nota solemne de la confesión y la búsqueda de asesoramiento, para ir de ahí a la adoración y de ésta al gozo exultante. Sin duda, va de lo bueno a lo mejor y de esto a lo excelente. Tal debe ser el camino del creyente. Una línea de ascenso en la espiral de la vida.

La confesión es un tema que, podría pensarse, marca una disonancia en este cuarteto temático. Históricamente, se ha considerado que la confesión debería ser una disciplina del creyente con su mediador absoluto y exclusivo que es Cristo Jesús; pero Foster desarrolla un punto de vista adicional para dar lugar a un ejercicio espiritual en el que el ser humano es capaz de hacer declinar sus armas de orgullo y reconocer su error, su pecado y mal proceder delante de aquellos a los que ha agraviado, para dar lugar a una de las más hermosas manifestaciones de la gracia: el perdón.

La temática de cierre, la disciplina del gozo, corona el transitar que el autor ha ido recorriendo a lo largo de las doce disciplinas mismas que representan un manjar para el espíritu y un deleite para la mente.

Celebración a la Disciplina… ¿por qué leerlo?

Richard J. Foster tiene una habilidad difícil de encontrar entre los escritores de los tiempos modernos: diserta sobre temas actuales con toda la autoridad que sólo poseen los clásicos. Lo hace con la profundidad de alguien que, arraigado en la teoría, se ha hecho un experto en la práctica.

Por eso, no sólo es recomendable leer a Foster, además es saludable y edificante. Y usted, querido amigo, ¿ya lo hizo?

Con afecto y en esperanza,

Adán Tovar Yáñes es profesor y asesor de posgrado en la Universidad Pedagógica Nacional, Unidad Saltillo, Coahuila, México.

El por qué Gabby Douglas casi tira la toalla antes de competir en los Juegos Olímpicos

Las conversaciones de la medallista de oro con CT sobre su educación, la ausencia de su padre, y sus planes para Río 2016.

Christianity Today December 12, 2012

Este artículo fue publicado en colaboración con la Conferencia Nacional de Liderazgo Cristiano Hispano (NHCLC, por sus siglas en inglés).

Gabrielle Douglas capturó innumerables corazones en los Juegos Olímpicos del 2012, donde se convirtió en la primer Afroamericana en ganar la gimnasia individual de las mujeres en la categoría "all-around." Tan solo a sus 16, deslumbró durante la competencia de gimnasia en el equipo femenino ganador del Oro. Sin embargo son pocos los espectadores que conocen la difícil crianza de esta joven—y como la fe en Dios le ha ayudado a lo largo de su vida.

Douglas narra su infancia y el triunfo atlético ganado, en su nuevo libro, "Gracia, Oro y Gloria: Mi Salto de Fe" por la casa publicadora Zondervan. Christianity Today y su colaboradora Cornelia Becker Seigneur hablaron con Douglas acerca de cómo estuvo a punto de dejar la gimnasia, el por qué incluyó a su padre en el libro, y por qué ella atribuye a Dios todo, incluso cuando pierde.

¿Qué hay detrás del título de tu nuevo libro?

La gracia es la belleza de este deporte, que es elegante, y elegante también es la gracia de Dios. El Oro significa ir por tus sueños y alcanzarlos. La Gloria significa que toda esa gloria se eleva hacia Dios. "Mi salto de fe" se trata de cómo pude superar obstáculos tales como el mudarme de Iowa [para mi entrenamiento], estar lejos de mi familia, y las lesiones que tuve.

Escribes que siete meses antes de los Juegos Olímpicos, te encontrabas nostálgica, que era tu deseo dejar la gimnasia para volver a tu casa en Virginia y trabajar en Chick-fil-A

Nadie sabía eso de mí, pero sí, yo quería salir y probar un deporte diferente, como el atletismo. Me encontraba muy nostálgica y quería ir a casa.

¿Qué te hizo cambiar de opinión?

Mi mamá, mi entrenador, mi hermana, mi familia anfitriona, todo mundo me decía que debía seguir luchando, que los Juegos Olímpicos estaban a la vuelta de la esquina. Y mi hermano John. Él y yo somos muy cercanos en edad, somos como dos gotas de agua. Él me alentaba a seguir luchando hasta el final. Un par de días más tarde, volví al gimnasio y me regresó la pasión. Estaba decidida a volver y dar el 100 por ciento.

Esta idea de seguir luchando parece ser el tema de tu vida.

Definitivamente, así es. Debemos seguir luchando, a pesar de las enfermedades y lesiones. Aprendí de mi mamá que es necesario empujarnos siempre a salir adelante.

Tu mamá, Natalie Hawkins, aparece mucho en tu libro de memorias.

Ella ha sido verdaderamente increíble, me ha apoyado durante toda mi carrera como gimnasta. Ella sacrificó mucho: Dinero, tiempo, y tanto esfuerzo. Quiero decir, ella trabajó varios trabajos para ayudarme a luchar por mis sueños. La amo tanto, no sé dónde estaría sin ella.

Tejido a lo largo del libro hay también referencias a tu padre [Timothy Douglas].

Me decidí a ponerlo en el libro. Él no estaba realmente allí, no estaba en la foto, ni tampoco estaba a la altura de mis expectativas. Pero espero que él sepa por medio de mi libro cómo me sentía, y que todavía tengo un futuro.

Describes un período de tu vida temprana cuando estabas sin hogar.

Yo era muy joven, así que no recuerdo [en detalle], pero mi mamá y mis hermanos mencionan que a veces hacia frío, que comíamos en el suelo, y que no teníamos servilletas. Fue mi motivación para lograr mis sueños. Mi familia y yo tuvimos que superar un montón de situaciones para llegar a donde estamos hoy.

Después de ganar tu medalla de oro olímpica individual en la categoría "all-around," un reportero te preguntó cómo era ganar. Contentaste: "Le doy toda la gloria a Dios. Es una situación de ganar-ganar. La gloria es para Él y las bendiciones caen sobre mí." ¿Pensaste en esa declaración por adelantado?

Significa mucho para mí, me da escalofríos cuando lo repites. Pensé que podía juntar todas esas Escrituras que mi mamá me siguió enviando y que seguí leyendo, y Dios me dio esa cita que decir, porque es verdad: Dios me dio este talento increíble, y por supuesto que quiero representar a Dios.

¿Consideras que tu fe te ha formado?

Ha sido una cosa de toda la vida. Mi mamá siempre nos ha expuesto, a mí y a mis hermanos, al cristianismo. Llevo mi Biblia conmigo, a veces llevo dos, cuando viajo. Me he visto a mí misma en los Juegos Olímpicos, volvi a ver todos los "all-arounds" en los finales, mi abuelo me grabó y se puede apreciar mi boca al estar orando. Siempre oro en todas las competencias, cuando la mano del juez sube, estoy orando, y hay pequeñas Escrituras que me gusta citar. Eso me mantiene motivada cuando estoy a punto de ir a la pista de competencia, hago pequeñas oraciones citando porciones de las Escrituras: Todo lo puedo en Cristo que me fortalece, mira que te mando que te esfuerces y seas valiente. Todo eso me motiva.

¿Qué se siente descubrir que tu familia anfitriona en Iowa dijo al entrenador Chow que estaban dispuestos a ser una familia "adoptiva" para una gimnasta del extranjero, si se necesitara. Y unos meses más tarde, ahí estabas.

Dios trabaja de maneras misteriosas. Poder ver a Dios en los corazones de Travis y Missy quienes se ofrecían hospedar a alguien. Missy, mi mamá anfitriona, había perdido a su madre con el cáncer, y Travis me dijo una vez que creía que Dios los amaba tanto, que me llevo a sus vidas para ayudar a llenar ese vacío.

¿Dirías que el éxito desde los Juegos Olímpicos te ha cambiado?

Por supuesto que no. Yo sigo siendo la misma Gabby Douglas que era cuando entré en las Olimpiadas, y seguí siendo la misma en mi última competencia después de los Juegos Olímpicos. Sigo siendo la misma chica.

Mencionas en tu libro de una competencia en la que no ganaste. Cuando no ganas, ¿sigues siendo bendecida por Dios?

Después del Campeonato Visa 2011, me caí en cinco ocasiones en las competencias, y le dije a mi mamá: "Yo no lo entiendo. ¿Por qué Dios no responde a mi oración?" Ahora me doy cuenta de que, incluso si no gano, todavía estoy siendo bendecida al serme dado este talento para poder competir. Todo es cuestión de perspectiva. Ha sido el consejo de mi madre: Incluso si no ganamos, seguimos siendo un luchador, seguimos siendo un campeón. Eso me motivó cuando me encontraba en situaciones difíciles, para volver al gimnasio y poder practicar apasionadamente.

Has hablado de ser el blanco de intimidación y racismo en el gimnasio en Virginia donde entrenabas. ¿Cómo lidiabas con eso?

Fue hace mucho tiempo. Era muy doloroso que se burlaran de mí, pero tengo un corazón que perdona, yo los perdono, y he dejado eso atrás.

¿Qué es lo que sigue en tu vida, se encuentran los Juegos Olímpicos en esa agenda?

Voy a volver a casa a Virginia, y luego a finales de primavera, regresaré de nuevo al gimnasio en Iowa para continuar entrenando con Chow para Río. Me quedaré con la misma familia anfitriona. Espero formar parte del equipo de los Juegos Olímpicos en 2016. Sería emocionante volver y hacerlo de nuevo.

Cornelia Becker Seigneur es una periodista de Oregon, autora de dos libros, y representate de la facultad y consejera de la publicación estudiantil MUSE de la Multnomah University. Se pueden comunicar con ella en www.corneliaseigneur.com.

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