Cuando aún éramos criminales, Cristo murió por nosotros

El pecado y el crimen no son diferentes a los ojos de Dios. ¿Por qué perdonamos uno y el otro no?

Christianity Today February 20, 2023
Ilustración por Mallory Rentsch / Source Images: Getty

Para la mayoría de los cristianos el «legalismo» es algo que hay que evitar. Excepto cuando hablamos de las leyes terrenales.

Pensemos en cómo solemos contar la historia de Jesús y la mujer sorprendida en adulterio (Juan 8:1-11). Esta mujer, obviamente, era una pecadora. Había quebrantado los mandamientos de Dios. Pero cuando los escribas y los fariseos la llevaron ante Jesús, él no la condenó. En cambio, lo que hizo fue exponer la mojigata hipocresía de sus acusadores: «Aquel de ustedes que esté libre de pecado, que tire la primera piedra».

¿La moraleja de la historia? La misericordia vence al juicio.

Es verdad. Pero cuando dejamos a un lado por un momento la jerga religiosa, nos encontramos contando una historia aún más sorprendente: una que habla del crimen y la aplicación de la ley.

He leído este pasaje en incontables ocasiones, pero fue mientras me preparaba para dar un curso en la prisión que se me ocurrió que esta mujer realmente había quebrantado la ley. Puede que el adulterio no sea un crimen en nuestro mundo, pero sí lo era en la Judea del primer siglo: tanto bajo la ley judía como bajo la ley romana [enlaces en inglés]. Si lo ponemos en términos modernos, la mujer adúltera era una criminal y Jesús la ayudó a librarse del castigo.

«Aquel de ustedes que esté libre de pecado, que tire la primera piedra». Mientras pensaba en mis estudiantes que estaban en prisión, las palabras de Jesús tomaron una nueva capa de significado. La gracia que Jesús ofrecía no solo desafiaba el legalismo de los que la acusaban. También desafiaba mi apego a la lógica retributiva de la ley y el orden. Era una historia del amor ilimitado de Dios por los pecadores, sí… pero también una historia de la gracia redentora de Dios para todos aquellos a los que llamamos criminales.

Tan solo hay que usar la imaginación y reemplazar el adulterio por un delito diferente, uno que viole nuestras leyes, para darse cuenta de lo perturbadora que suena la historia. Un hombre sorprendido traficando con droga, una mujer acusada de un fraude con tarjeta de crédito o un adolescente que robó un auto. «¿Ya nadie te condena?», pregunta Jesús. «Ahora vete, y no vuelvas a pecar».

No dice: «Puede que Dios te perdone… pero según la ley mereces un castigo».

Cuanto más pensaba en ello, más sorprendente se volvía este pasaje. Me encontraba frente a una historia más extraña y desafiante de lo que hubiera esperado; una historia que llega hasta la raíz de cómo los cristianos se enfrentan a cuestiones que tienen que ver con la ley y la justicia. ¿Por qué no me había dado cuenta antes?

El Nuevo Testamento ofrece una visión radical de la justicia restauradora de Dios para todos los malhechores: tanto para aquellos a los que llamamos pecadores como para aquellos a los que llamamos criminales. Pero los lectores modernos no suelen verlo porque la lente con la que leemos el texto ha sido definida por la línea con la que separamos el pecado y el crimen.

Cuando leemos el Nuevo Testamento normalmente nos centramos en el problema del pecado y en la necesidad del perdón divino. Desde esta perspectiva, el evangelio trata del daño que las ofensas humanas le causan a nuestra relación con Dios, y de lo que Cristo hizo para restaurar esta relación.

Esto es correcto. Pero deja fuera una parte importante de la historia. El pecado no solo afecta la relación del individuo con Dios. También crea ondas expansivas de daño que fluyen a través de las comunidades para las que Dios nos ha creado.

A algunos de estos pecados los llamamos crímenes. Aun así, cuando enfrentamos el crimen, rara vez acudimos al evangelio. En cambio, recurrimos al sistema judicial.

Los escritores del Nuevo Testamento reconocen solo una clase de justicia: la de Dios. Y, no obstante, cuando diferenciamos el pecado del crimen forjamos dos ámbitos separados y muy diferentes de la justicia: uno, religioso; el otro, secular. Como resultado, solemos operar con dos caras muy diferentes. Perdonamos el pecado, pero castigamos el crimen. Condenamos el «legalismo» religioso, pero defendemos «la ley y el orden».

En otras palabras, creamos un cortafuegos conceptual que deja el ámbito de la justicia criminal fuera de la desafiante enseñanza del Nuevo Testamento sobre la ley y el mandamiento de la misericordia.

Sin embargo, los cristianos no siempre han pensado así. La distinción convencional entre el pecado y el crimen data del siglo XII.

Antes de esto, como escribe el historiador jurídico Harold Berman: «Las grandes ofensas “seculares” —el homicidio, el robo, y cosas similares— también eran pecados que se debían expiar mediante la penitencia; y todas las grandes ofensas “eclesiásticas” —los pecados sexuales y maritales, la brujería y la magia, el quebramiento de los votos de los monjes y cosas similares— también eran crímenes prohibidos por las leyes tradicionales y estaban sujetos a sentencias seculares».

En resumen, el pecado era un crimen, y el crimen era un pecado.

Pero cuando la iglesia católica y los monarcas europeos comenzaron a tener problemas para separar sus respectivas áreas de jurisdicción, se comenzó a cristalizar una frontera entre el ámbito secular y el religioso. Algunos actos de ofensa eran contra la ley de Dios, pero no eran asunto de las autoridades seculares. Solo eran pecados. Otros violaban también las leyes humanas. Estos fueron llamados crímenes.

«La ley humana (…) no prohíbe todos los vicios», escribió el teólogo medieval Santo Tomás de Aquino, «sino solo los más graves, aquellos de los que puede abstenerse la mayoría y que, sobre todo, hacen daño a los demás, sin cuya prohibición, la sociedad humana no podría subsistir».

En otras palabras, la ley de Dios regula las cuestiones del corazón, mientras que las leyes humanas gobiernan la sociedad. Y aunque puede ser que Dios perdone el pecado, las violaciones de la ley humana deben ser castigadas.

El mayor problema con esta distinción es que nos ciega ante la fulminante crítica de Jesús contra la lógica de la ley y el orden.

Puesto que Jesús critica la preocupación de los fariseos por seguir la ley al pie de la letra, nosotros denunciamos esa preocupación como legalismo. Pero tendemos a pensar en ello como una cuestión estrictamente religiosa: una cuestión de quisquillosa piedad.

Pero al pensar de esta forma, perdemos de vista el punto central. En la Judea del siglo primero, la ley de Moisés no solo era un conjunto de prescripciones religiosas, sino un patrón que gobernaba todos los aspectos de la vida: desde el matrimonio y el divorcio, hasta los contratos de arrendamiento y las prácticas agrícolas. Salvo donde interfería la ley romana, funcionaba como la ley de la tierra y guiaba el juicio de las autoridades locales. Los escribas de los que leemos en los evangelios trabajaban, en parte, como abogados, utilizando su experiencia legal para resolver disputas y redactar contratos.

Cuando Jesús les reprocha el modo en que aplican la ley, no solo está criticando su teología: también desafía su teoría legal. En el fondo, el debate que había entre Jesús y los escribas es un desacuerdo acerca de la relación entre la ley y la justicia; no solo las leyes que pensamos que son religiosas, sino la idea misma de la ley como un modo de regular la conducta humana y castigar al malhechor. ¿Acaso un cumplimiento meticuloso de la ley es suficiente para satisfacer la justicia de Dios? ¿O la justicia de Dios es aún más profunda?

«¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas! Dan la décima parte de sus especias: la menta, el anís y el comino. Pero han descuidado los asuntos más importantes de la ley, tales como la justicia, la misericordia y la fidelidad» (Mateo 23:23).

Sin duda dominan las leyes fiscales, les dice Jesús. Pero no entienden en qué consiste todo esto. No hay ningún valor en seguir al pie de la letra la ley si no están cumpliendo con su espíritu (Mateo 5:17-48).

«Mira —le preguntaron los fariseos—, ¿por qué hacen ellos [los discípulos] lo que está prohibido hacer en sábado?» (Marcos 2:24).

Sin duda conocen las leyes laborales, les dice Jesús. Pero se han olvidado de su propósito. El sábado fue hecho para los humanos, no los humanos para el sábado. El objetivo es darle a los trabajadores exhaustos un descanso, no evitar que almuercen.

A los ojos de Jesús, la ley de Dios apunta hacia los valores más cercanos al corazón de Dios, tales como la justicia, la misericordia y la fidelidad. Las regulaciones específicas de la ley de Dios tienen como objetivo servir a estos valores. En otras palabras, aplicar la ley de Dios nunca debería ser un obstáculo en el camino de la práctica de la justicia redentora a la que esa misma ley apunta. Y tampoco debería hacerlo la aplicación de nuestras leyes.

Hoy rara vez vemos controversias legales sobre el diezmo o la observancia del sábado. Aun así, el penetrante enfoque de Jesús en el corazón de la ley de Dios centrada en la justicia supone un desafío también para los lectores modernos. La ley de Dios es un hermoso regalo. Y nuestras leyes humanas también tienen valor. Pero las leyes no son un fin en sí mismas. Cuando nuestro deseo por mantener la ley y el orden nos distrae de cuestiones más importantes en cuanto a la justicia, la misericordia y la fidelidad… bueno, ya sabemos lo que Jesús diría.

Pablo también era precavido con respecto a lo que ocurre cuando el cumplimiento de la ley toma prioridad sobre recibir y compartir la gracia de Dios. «La letra mata», escribió, «pero el Espíritu da vida» (2 Corintios 3:6). Es una verdad que él conocía de primera mano: primero como encargado de hacer cumplir la ley y después como convicto encarcelado.

El evangelio que Pablo proclama se articula en un lenguaje que resultaría familiar en cualquier juzgado: ley, justicia, misericordia, juicio. Durante años he leído esos términos como jerga teológica, mientras que las leyes y los juzgados reales no podían estar más lejos de mi mente. Ahora estoy convencido de que me estaba perdiendo de algo importante.

De hecho, aunque esté trazado a una escala mayor, el evangelio de Pablo trata los mismos problemas fundamentales que el sistema judicial moderno: el hecho básico de que los seres humanos pueden hacer el mal y causar daño; o, como Pablo lo llama, el pecado.

El evangelio, dice Pablo, es la solución de Dios a este problema. Pero no es una solución que se base en la ley. Si Dios estuviera obligado por la ley y el orden, todos estaríamos perdidos. Pues todos han pecado y están privados de la gloria de Dios (Romanos 3:23). Nadie es inocente, ni siquiera uno (Romanos 3:10). Todos hemos violado la ley de Dios.

Y, no obstante, Dios plantea un veredicto sorprendente: «Ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús» (Romanos 8:1). Por medio del evangelio se ha revelado la verdadera forma de la justicia de Dios: una justicia que no se basa en la ley, sino en la fe (Romanos 3:21-22). Dios declara inocente a todo aquel que pone su fe en Cristo.

Pablo sabe que algunos piensan que Dios es blando con respecto al crimen. «¿Por qué los pecadores siguen saliéndose con la suya?», preguntan. «¿Por qué Dios no los ha castigado aún?». Pero la respuesta, escribe Pablo, no es que Dios sea indiferente ante el mal. Dios es un juez justo (Romanos 3:26). La respuesta es, más bien, que la solución de Dios para el pecado es inesperada. Donde nosotros esperamos ley y castigo, Dios se encarga del problema del mal por medio del sacrificio reconciliador de Jesús (Romanos 3:24-25).

«Pero ahora, sin la mediación de la ley», escribe Pablo, «se ha manifestado la justicia de Dios» (Romanos 3:21, énfasis añadido; Gálatas 2:21). Como argumentan Mark Baker y Joel Green, en Romanos vemos que Jesús toma nuestro lugar no al sufrir la pena capital por el pecado, sino al absorber en nuestro beneficio sus mortales consecuencias.

El pensamiento de Pablo con respecto a la ley es conocidamente complejo, pero en el fondo refleja las prioridades de Jesús. «Toda la ley se resume en un solo mandamiento», escribe. «Ama a tu prójimo como a ti mismo» (Gálatas 5:14; Romanos 13:8-10).

No es que Pablo piense que la ley sea inútil o esté mal. Por el contrario, él insiste en que la ley de Dios es buena (Romanos 3:31; 7:12). Pero cuando nos apoyamos en regulaciones legales —o en «las obras de la ley», como Pablo las llama— y cuando confiamos en que ellas resuelvan el problema del mal, solo lo empeoramos todo al tropezarnos con el moralismo y la hipocresía.

Pablo estaba especialmente preocupado por el uso de la ley para reforzar la marginalización de los creyentes gentiles (Gálatas 2:11-14; Romanos 2:17-3:20), una preocupación que debería hacernos sentir incómodos, viviendo como vivimos en una nación en donde los estadounidenses de piel de color tienen muchas más probabilidades de ser arrestados que la gente blanca, muchas más probabilidades de ser llevados a una prisión preventiva mientras esperan su juicio y muchas más probabilidades de ser encarcelados.

Ante los ojos de Dios, todos somos delincuentes: judíos y gentiles; oficiales de policía y criminales; ciudadanos modelo y miembros de bandas. Nadie es inocente, ni siquiera uno. Por eso es que todos necesitamos la misericordia de Dios: una misericordia que no se opone a la justicia de Dios, sino que es su culminación vivificante.

Como escribió Bryan Stevenson tras décadas de trabajo con aquellos a quienes nuestro sistema legal ha condenado a muerte: «El poder de la misericordia justa es que le pertenece a los que no se la merecen. Es cuando menos se espera la misericordia que es más potente: suficientemente fuerte como para romper el ciclo de la victimización y el victimismo, y de la retribución y el sufrimiento».

Este también es el núcleo del argumento de Pablo: que el regalo de la misericordia de Dios en Cristo es la fuente de nuestra sanación y nuestra reconciliación. En Cristo, Dios nos restauró a una nueva vida de una manera que la ley nunca podría haber conseguido (Romanos 8:3).

Al final, la pregunta no es si deberíamos o no vivir en una sociedad gobernada por leyes. Puede que Pablo no deseara que los creyentes se denunciaran o presentaran demandas legales entre sí (1 Corintios 6:1-11), pero reconoció que los que están en posiciones de autoridad tienen un papel a la hora de castigar el mal (Romanos 13:3-4). En su mejor momento, los gobernantes encarnan la clase de justicia que protege al débil y al vulnerable frente a los que de otro modo se aprovecharían de ellos (Salmo 72:1-4).

Más bien, la pregunta para los creyentes es: ¿De qué lado está nuestra lealtad? Cuando nos enfrentamos al pecado y al crimen, ¿nos descubrimos reclamando la ley y el orden? ¿O nos unimos a Jesús en la defensa de la justicia, la misericordia y la fidelidad? ¿Nos centramos en el cumplimiento de la ley o nos orientamos hacia lo que Pablo considera que es el corazón de la ley: amar a nuestro prójimo, ya sea víctima o infractor?

Aquí los cristianos tienen un historial mixto. Como ha señalado Aaron Griffith en su reciente libro God’s Law and Order, ningún grupo se ha comprometido tanto con el cuidado de los que están en prisión como los cristianos evangélicos; sin embargo, han sido los evangélicos los que han sido claros defensores de una ideología de la ley y el orden que ha puesto entre rejas a casi dos millones de estadounidenses, incluyendo un número desproporcionado de personas pobres y de raza negra.

Dios perdona el pecado, hemos predicado. Pero el crimen debe ser castigado.

Al hacerlo, nos arriesgamos a eclipsar el mensaje fundamental del evangelio: que todos hemos pecado y estamos lejos de la gloria de Dios; y aun así, cuando aún éramos criminales, Cristo murió por nosotros.

Ryan Schellenberg es profesor adjunto de Nuevo Testamento en la Facultad Teológica Metodista de Ohio. Su libro más reciente, Abject Joy: Paul, Prison, and the Art of Making Do, es una lectura del libro de Filipenses en su contexto original que giraba en torno a la prisión.

Traducción por Noa Alarcón.

Edición en español por Livia Giselle Seidel.

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Presidente de Nicaragua cierra organizaciones cristianas sin fines de lucro

Y otras noticias breves de cristianos de todo el mundo.

Christianity Today February 20, 2023
Oswaldo Rivas / Contributor / Getty

El presidente Daniel Ortega suspendió a 2600 organizaciones sin fines de lucro en Nicaragua en 2022, mismas que incluyen un orfanato, una asociación de teólogos y muchas otras organizaciones cristianas. Ortega comenzó a reprimir las críticas opositoras en 2018, cuando la policía mató a más de 300 estudiantes durante una protesta y que llegó a ser el conflicto con más víctimas fatales en el país desde la guerra de los Contras. En 2021, Ortega ganó la reelección de forma aplastante, tras encarcelar a opositores y disolver partidos de la oposición. El gobierno prohibió a la prensa extranjera la entrada al país, tachó a la Iglesia católica de «golpista», detuvo a numerosos sacerdotes, clausuró emisoras de radio religiosas y empezó a perseguir a organizaciones sin fines de lucro. La hijastra exiliada del presidente, que acusó al mandatario de haber abusado sexualmente de ella en 1998, dijo que Ortega está librando «una guerra contra la verdad».

Haití: Se ofrece recompensa por secuestradores de misioneros

El gobierno de Estados Unidos dice que está «imponiendo consecuencias» a tres haitianos que lideran la banda que secuestró a 17 misioneros anabautistas en 2021. El secretario de Estado, Antony Blinken, anunció que el gobierno dará un millón de dólares por información que conduzca al arresto de Joseph Wilson, conocido como Lanmò Sanjou; Jermaine Stephenson, también conocido como Gaspiyay; y Vitel‘Homme Innocent. La pandilla 400 Mawozo secuestró a 17 misioneros estadounidenses y canadienses cuando visitaban un orfanato haitiano. Cinco de ellos fueron liberados, posiblemente tras el pago de un rescate, y 12 escaparon al cabo de dos meses. Los expertos afirman que la pandilla tiene una creciente influencia política.

Brasil: Presunta pirámide de criptomonedas

El prominente hijo de un pastor pentecostal fue arrestado por la policía federal y acusado de fraude financiero con criptodivisas. Patrick Abrahão, de 24 años, promocionó sus esquemas de inversión entre sus seguidores de Instagram y los de su padre, y llegó a garantizar rendimientos anuales del 300 por ciento. Luego dejó de pagar a los inversores, mientras que Ivonélio Abrahão da Silva, fundador del Movimiento Internacional Restaurando las Naciones, trataba de asegurarles que todo iba bien. Padre e hijo eran partidarios prominentes de Jair Bolsonaro.

Estados Unidos: Documento evangélico histórico en exposición

Una rara copia de un documento del Segundo Gran Despertar que aboga por un «cristianismo evangélico simple» actualmente se encuentra en exhibición en la Universidad Cristiana de Abilene, en Texas. La Declaración y Discurso de Thomas Campbell, publicada en 1809, es considerada un hito en la historia cristiana de Estados Unidos. El documento expresa un rechazo por los credos y las denominaciones, y fomentaba en cambio la unidad de la Iglesia mediante «la generosa liberalidad de los amigos sinceros del cristianismo genuino» y el compromiso con aquello que es esencial a la fe. El autor y su hijo Alexander fusionaron más tarde su trabajo con el avivador de Cane Ridge, Barton W. Stone, y formaron el Movimiento Stone-Campbell, mismo que dio origen a las Iglesias de Cristo, la Iglesia Cristiana Independiente y los Discípulos de Cristo. Solo se conservan seis ejemplares de la Declaración y el Discurso de Campbell.

Dinamarca: Los demócratas cristianos se plantean su salida

Un partido provida de 51 años de antigüedad no consiguió ningún escaño en el Parlamento danés en las elecciones de otoño al obtener solo el 0.5 % de los votos. Los demócratas cristianos no han ganado ninguna elección nacional desde 2005, y la dirección del partido está considerando retirarse completamente de la política nacional. En Dinamarca, el aborto no está restringido en el primer trimestre del embarazo, y luego de este periodo puede ser permitido por una amplia variedad de razones.

Nigeria: Se celebra el primer festival nacional de himnos

El artista de reggae gospel Buchi Atuonwu fue el anfitrión del primer festival nacional de himnos de Nigeria. Equipos de alabanza y coros de la Iglesia Evangélica Winning All, la Fraternidad Pentecostal de Nigeria, la Iglesia católica y las iglesias de santidad de «vestidura blanca» se reunieron en la Universidad de Lagos para competir por un premio máximo de 2 millones de nairas nigerianos (unos 4500 dólares). Atuonwu también reunió un coro ecuménico de 2022 personas para demostrar la unidad de la Iglesia. Dijo que hay que celebrar los grandes himnos que sostienen la fe.

Iraq: Un cristiano es asesinado en Bagdad

Un obrero cristiano estadounidense fue fusilado en su coche cerca de su casa en Bagdad. Según la policía local, Stephen Troell, profesor del Global English Institute, fue interceptado por un coche que le cortó el paso, y luego fue asesinado por asaltantes en otro coche. Su mujer y su hijo estaban con él, pero no resultaron heridos. Nadie se ha adjudicado la autoría del atentado. Los ataques contra extranjeros han sido poco frecuentes en Iraq desde la derrota del ISIS en 2017. El actual gobierno iraquí, que se comprometió a revisar el sistema político instaurado tras la invasión estadounidense, recibió recientemente un voto de confianza en el Parlamento.

Rusia: Biblias chinas fueron regaladas en Moscú

El ministerio sin fines de lucro Bibles for China [Biblias para China] distribuyó 50 000 Biblias en chino a iglesias en Moscú. En un principio, el grupo tenía previsto repartirlas en el lado ruso de la frontera entre Rusia y China, con la esperanza de que algunos trabajadores migrantes, empresarios y compradores chinos se las llevaran y las Escrituras llegaran a los hogares chinos. Sin embargo, la persona encargada de la distribución huyó de Rusia cuando el gobierno comenzó a reclutar gente en octubre para luchar en la guerra con Ucrania.

Hong Kong: Un pastor es condenado por denunciar a un tribunal

Un pastor fue declarado culpable de sedición y condenado a un año de prisión. Garry Pang Moon-yuen fue detenido cuando asistió al juicio de una activista que organizó una vigilia para conmemorar la masacre de la plaza de Tiananmén y aplaudió en honor a ella en la sala del tribunal. Las autoridades afirman que descubrieron videos de YouTube en los que se veía a Pang intentando incitar a la rebelión contra el gobierno. Pang, quien anteriormente dirigió la Iglesia Cristiana China de Oxford en Inglaterra, había estado informando sobre los procedimientos judiciales. El pastor sostiene que la policía y los tribunales están utilizando la antigua legislación británica y la reciente Ley de Seguridad Nacional para aplastar la disidencia democrática y conseguir un mayor control autoritario.

Traducción por Sofía Castillo.

Edición en español por Livia Giselle Seidel.

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Profesor de Asbury: Estamos siendo testigos de una ‘sorprendente obra de Dios’

El avivamiento que está teniendo lugar en nuestra capilla me llena de esperanza.

Christianity Today February 16, 2023
Cortesía de Baptist Press

La mayoría de los miércoles por la mañana en la Universidad de Asbury son como cualquier otro. Unos minutos antes de las 10, los estudiantes comienzan a reunirse en el Auditorio Hughes para el servicio de capilla. Los estudiantes están obligados a asistir a cierto número de servicios cada semestre, por lo que suelen asistir como una cuestión de rutina.

Pero el miércoles pasado fue diferente. Después de la bendición, el coro de góspel comenzó a cantar un coro final… y en ese momento comenzó a suceder algo que desafía cualquier descripción. Los alumnos no se fueron. Fueron invadidos por lo que parecía ser una silenciosa pero poderosa sensación de trascendencia, y no querían irse. Se quedaron y siguieron adorando. Al momento que escribo este artículo, todavía siguen allí.

Yo enseño teología al otro lado de la calle, en el Seminario Teológico de Asbury, y cuando me enteré de lo que estaba ocurriendo, decidí inmediatamente ir a la capilla para verlo con mis propios ojos. Cuando llegué, vi a cientos de estudiantes cantando en silencio. Estaban alabando y orando fervientemente por sí mismos, por sus vecinos y por nuestro mundo, expresando arrepentimiento y contrición por el pecado e intercediendo por la sanación, la integridad, la paz y la justicia.

Algunos leían y recitaban las Escrituras. Otros estaban de pie con los brazos en alto. Algunos se agrupaban en pequeños grupos para orar juntos. Algunos se arrodillaban cerca de la barandilla del altar, en la parte delantera del auditorio. Algunos yacían postrados y otros hablaban entre sí con rostros radiantes de alegría.

Seguían orando cuando me fui por la tarde y también cuando volví por la noche. Cuando llegué a primera hora de la mañana del jueves, seguían adorando, y a media mañana, cientos de personas llenaban de nuevo el auditorio. Cada día he visto a varios estudiantes corriendo hacia la capilla.

Para el jueves por la tarde solo quedaba espacio para gente de pie. Habían empezado a llegar estudiantes de otras universidades: la Universidad de Kentucky, la Universidad de Cumberlands, la Universidad Purdue, la Universidad Wesleyana de Indiana, la Universidad Cristiana de Ohio, la Universidad Transilvania, la Universidad Midway, la Universidad Lee, la Universidad Nazarena de Mt. Vernon, Georgetown College y de muchas otras.

El culto continuó durante todo el día del viernes y, de hecho, durante toda la noche. El sábado por la mañana, me costó encontrar un asiento; por la tarde, el edificio estaba abarrotado. Cada noche, algunos estudiantes y otras personas se han quedado en la capilla para orar durante toda la noche. Y desde el domingo por la tarde, el fenómeno no muestra signos de desaceleración.

Algunos dicen que esto es un avivamiento, y sé que en los últimos años ese término se ha asociado con el activismo político y el nacionalismo cristiano. Pero permítanme ser claro: nadie en Asbury tiene eso en mente.

Mi colega Steve Seamands, teólogo jubilado del seminario, me dijo que lo que está ocurriendo se parece al famoso avivamiento de Asbury de 1970 que él vivió cuando era estudiante. Aquel avivamiento suspendió las clases durante una semana, y luego continuó durante dos semanas más con cultos nocturnos. Cientos de estudiantes salieron a compartir lo sucedido con otras escuelas.

Pero lo que muchos no se dan cuenta es que Asbury tiene una historia aún más extensa con los avivamientos, incluyendo uno que tuvo lugar en 1905 y otro tan reciente como el que tuvo lugar en 2006, cuando un servicio de capilla para estudiantes dio lugar a cuatro días de continua adoración, oración y alabanza.

Muchos dicen que cuando están en la capilla apenas se dan cuenta del tiempo transcurrido. Es casi como si el tiempo y la eternidad se confundieran en un espacio en el que el cielo y la tierra se encuentran. Cualquiera que lo haya presenciado puede estar de acuerdo en que está ocurriendo algo inusual y fuera de lo previsto.

Como teólogo analítico, desconfío de las exageraciones y de la manipulación. Vengo de un entorno (en un segmento particularmente revivalista de la tradición metodista de santidad) en el que he visto esfuerzos por fabricar «avivamientos» y «movimientos del Espíritu» que en ocasiones no solo eran vacíos, sino también dañinos. No quiero tener nada que ver con eso.

Y la verdad sea dicha, esto no es nada similar. No hay presiones ni exageraciones. No hay manipulación. No hay fervor emocional.

Por el contrario, hasta ahora todo ha sido calma y serenidad. La mezcla de esperanza, alegría y paz es indescriptiblemente fuerte y, de hecho, casi palpable: una sensación vívida e increíblemente poderosa de shalom. El movimiento del Espíritu Santo es innegablemente poderoso, pero también muy suave.

Asbury Revival 2023: Un total de 1500 personas llenan el Auditorio Hughes de la Universidad de Asbury a su máxima capacidad el 10 de febrero.Alex Griffith / Cortesía de Baptist Press
Asbury Revival 2023: Un total de 1500 personas llenan el Auditorio Hughes de la Universidad de Asbury a su máxima capacidad el 10 de febrero.

El santo amor del Dios trino es evidente, con una dulzura inexpresable y un atractivo innato. Es obvio por qué nadie quiere irse, y por qué los que tienen que irse quieren volver tan pronto como puedan.

Sé que Dios se mueve de maneras misteriosas; Jesús nos dice que el Espíritu sopla donde quiere (Juan 3:8). Y, a veces, Dios hace lo que Jonathan Edwards llamó «obras sorprendentes» y a lo que John Wesley se refirió como «ministración extraordinaria».

Creo firmemente que gran parte de lo que es importante y vital en la vida cristiana sucede en los momentos cotidianos: en las disciplinas y liturgias diarias (ya sean formales o informales), en las decisiones que tomamos diariamente en pro de la rectitud y la justicia, en los actos de amor sacrificial al prójimo y en las oraciones que se exhalan con desesperación silenciosa.

Sé que estos actos «extraordinarios» de Dios no sustituyen al ministerio «ordinario» del Espíritu Santo a través de la Palabra y los sacramentos. Del mismo modo, las obras «sorprendentes» de Dios no sustituyen el largo camino del discipulado. Si así fuera, como me recuerda mi colega Jason Vickers, dependeríamos de esta experiencia —y no del Espíritu Santo, que generosamente nos la brinda— para sostenernos.

Pero también creo que deberíamos estar dispuestos a reconocer y celebrar estos asombrosos encuentros con el Espíritu Santo. Nuestro Señor promete que los que tienen «hambre y sed de justicia» serán saciados. Prometió que enviaría «otro Consolador» y, de hecho, que sería mejor para nosotros que Él se fuera y enviara su Espíritu.

Y cualquiera que haya pasado un rato en el Auditorio Hughes en los últimos días puede atestiguar que este Consolador prometido está presente y es poderoso. No puedo analizar —ni siquiera describir adecuadamente— todo lo que está sucediendo, pero no me cabe duda de que Dios está presente y activo.

Varios alumnos y exalumnos recientes me dicen que durante varios años han estado orando juntos por un movimiento de Dios, y están emocionados más allá de lo que pueden describir con palabras al ver lo que está sucediendo.

Este semestre imparto clases de antropología teológica en la universidad y, en nuestra reunión del viernes pasado, les recordé a mis alumnos que somos criaturas creadas para la adoración y la comunión con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Este es nuestro telos, el fin para el que fuimos creados. Nunca estamos más vivos y completos que cuando adoramos. Y lo que estamos experimentando ahora —esta inexpresablemente profunda sensación de paz, plenitud, santidad, pertenencia y amor— es solo la más pequeña de las ventanas que nos permiten ver la vida para la que hemos sido creados.

Está claro que no se trata de la visión beatífica de ver a Cristo en toda su gloria, pero si lo que estamos viendo es siquiera la sombra más tenue de esa realidad, entonces lo que tenemos ante nosotros es una alegría indescriptible y un amor santo.

Ella Blacey y Lauren Powell oran durante un servicio de culto y adoración en la Universidad de Asbury.Cortesía de Baptist Press
Ella Blacey y Lauren Powell oran durante un servicio de culto y adoración en la Universidad de Asbury.

También les recordé a mis alumnos que fuimos creados para adorar a Dios juntos en unidad y en comunión unos con otros. Por lo tanto, el culto que estamos experimentando en la capilla debe tener implicaciones en la vida real y en nuestra comunión fuera de la capilla. Esto es especialmente importante en un momento en el que estamos trabajando en cuestiones difíciles relacionadas con la raza y la etnia.

En anteriores avivamientos siempre ha habido frutos que han bendecido tanto a la Iglesia como a la sociedad. Por ejemplo, incluso los historiadores seculares reconocen que el Segundo Gran Despertar fue fundamental para poner fin a la esclavitud en Estados Unidos. Del mismo modo, estoy deseando ver el fruto que Dios traerá a partir de este avivamiento en nuestra generación.

En el almuerzo del viernes, mi hijo Josiah me encontró y me dijo que él y sus amigos habían estado arrodillados ante el altar y orando juntos. Había cuatro personas en su grupo y cada una oró en un idioma diferente. Después me preguntó: «¿Es esto algo parecido a lo que será el cielo?». Le dije que creía que sí, aunque fuera el más tenue reflejo de lo que «ningún ojo ha visto, ningún oído ha escuchado». Es como si una pequeña porción del cielo se encontrara con nosotros aquí en la tierra.

El Evangelio no solo es verdadero, sino también luminosamente maravilloso y misteriosamente bello. Cada vez que salgo del auditorio de la capilla, siento que he probado y visto que el Señor es bueno.

Thomas H. McCall es profesor de la cátedra de teología Timothy C. y Julie M. Tennent en el Seminario Teológico de Asbury en Wilmore, Kentucky.

Traducción y edición en español por Livia Giselle Seidel.

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News

Grace Community Church rechazó los llamados de un anciano para ‘hacer justicia’ en caso de abuso

Mientras que un exlíder espera un cambio, las mujeres que buscaron refugio en la consejería bíblica en la iglesia de John MacArthur dicen que temían ser disciplinadas por buscar protección de situaciones de abuso en sus matrimonios.

Christianity Today February 14, 2023
Edición por Christianity Today / Source Image: WikiMedia Commons

El año pasado, Hohn Cho concluyó que Grace Community Church había cometido un error.

Los ancianos habían disciplinado públicamente a una mujer por negarse a aceptar a su esposo. Al final resultó que los temores de la mujer resultaron ser ciertos, y su esposo fue a prisión por violencia y abuso sexual de menores. La iglesia nunca se retractó de haber disciplinado a la mujer ni se disculpó en los 20 años transcurridos desde entonces.

Siendo abogado y uno de los cuatro funcionarios de la junta de ancianos de Grace Community Church (GCC), se le pidió a Cho que estudiara el caso. Trató de convencer a los líderes de la iglesia para que reconsideraran y al menos en privado trataran de resarcir ese error. Dijo que el pastor John MacArthur le dijo que «lo olvidara». Cuando Cho continuó llamando a los ancianos a «hacer justicia» a nombre de la mujer, dijo que se le pidió que se retractara de sus conclusiones o renunciara.

Han pasado 10 meses desde que Cho dejó Grace Community Church, y no ha podido olvidar a la mujer, Eileen Gray, cuya experiencia se describió en detalle en marzo pasado en el medio de noticias de Julie Roys, The Roys Report.

Aunque Cho renunció en silencio, siguió escuchando las historias de otras mujeres de su antigua iglesia. También habían sido cuestionadas, ignoradas e implícita o explícitamente amenazadas con medidas disciplinarias mientras buscaban protección de sus matrimonios abusivos. Incluso en su nueva congregación, Cho comenzó a recibir visitantes relacionados con el caso de Gray, hecho que vio como una señal de la providencia de Dios.

No, no podía «olvidarlo».

Cuanto más aprendía, cuantas más personas le contaban sus historias, más pesaba en su conciencia la injusticia y más se preocupaba por la consejería bíblica de la iglesia sobre el abuso.

Cho escribió en un memorándum de 20 páginas a los principales líderes de Grace Community Church en marzo pasado: «Realmente creo que sería incorrecto no hacer nada. Al final del día, sé lo que sé. No puedo “dejar de saberlo” y, de hecho, soy responsable ante Dios por este conocimiento. Y si tú te has esforzado tanto como para leer hasta este punto, ahora tú también eres responsable ante Dios por ello».

La iglesia Grace Community Church es liderada por John MacArthur, uno de los pastores más antiguos e influyentes de Estados Unidos. La mega iglesia de Sun Valley, California, es mejor conocida por la predicación de MacArthur y se enorgullece de su fidelidad a la Biblia por encima de los caprichos del mundo.

El alcance de GCC va mucho más allá de las multitudes que llenan su auditorio de 3500 asientos en múltiples servicios cada domingo. Su influencia se extiende por medio de los libros y comentarios populares de MacArthur; por medio de escuelas afiliadas como The Master's Seminary y The Master’s University; por medio de Grace to You [en español Gracia a vosotros], un ministerio de enseñanza; y por medio de la Conferencia Anual de Pastores de la iglesia.

En la conferencia de marzo pasado, Cho brindó una enseñanza sobre «Conciencia y Convicción». Pasó el resto del año poniendo en práctica la lección. Durante el verano y el otoño, Cho mantuvo una «débil esperanza» de que la junta formada por 37 ancianos reconsiderara el caso de Gray, y oró para que Dios ablandara los corazones de los líderes y cambiaran de opinión.

Quería verlos corregir los errores de su pasado y hacer algo mejor en el futuro. En cambio, descubrió que parecían estar repitiéndolos una y otra vez.

Meses después de plantear sus preocupaciones sobre un caso ocurrido hace 20 años, Cho descubrió en el otoño de 2022 «otro grave y doloroso caso de consejería de la iglesia GCC». Una mujer informó que los líderes de la iglesia le habían aconsejado que volviera a vivir con su esposo y no obtuviera una orden de restricción a pesar de sus documentados comportamientos de manipulación con fines sexuales, su infidelidad y sus muchos arrebatos de ira. Aunque el caso se resolvió en enero después de que la mujer buscara protección por medio de una orden judicial el año pasado, dos pastores habían presentado declaraciones a favor de su esposo.

«En su providencia, Dios siguió colocando recordatorios frente a mí, completamente espontáneos. Cuando alguien nos pidió a mi esposa y a mí que oráramos por una mujer que mi esposa conocía, ella se acercó preocupada y nos horrorizamos al descubrir que los mismos terribles patrones de consejería seguían ocurriendo en GCC», dijo Cho a CT.

«Fue entonces cuando tristemente llegué a creer, más allá de cualquier duda, que los feligreses de GCC, a quienes todavía amamos, podrían estar jugando a la ruleta rusa si alguna vez necesitan consejería en GCC, especialmente en cualquier cosa relacionada con el cuidado de las mujeres y los niños. Sabía que no podía pasar en silencio por el otro lado del camino, que necesitaba ayudar a esta mujer y dar una advertencia, o la sangre de las personas caería sobre mi cabeza».

Para esta historia, CT habló con ocho mujeres que relataron cómo, tanto a ellas como a otras personas en Grace Community Church, se les había aconsejado que evitaran denunciar a sus padres y esposos con las autoridades correspondientes, que aceptaran sus disculpas y que siguieran sometiéndose a ellos.

A las víctimas se les citaron regularmente pasajes de las Escrituras sobre el perdón, la confianza, el amor y la sumisión, y se les dijo que se reconciliaran y regresaran a casa, incluso en los casos en que temían por su seguridad y la de sus hijos.

Nadie de GCC respondió a las solicitudes de CT para discutir la filosofía detrás de la consejería de la iglesia, la respuesta al abuso, ni para responder preguntas sobre casos específicos. Se contactó a seis pastores y ancianos por teléfono y correo electrónico repetidamente durante un periodo de tres semanas antes de la publicación de este artículo, así como a un expastor y anciano. (Actualización: Después de la publicación de este artículo, Grace Community Church emitió una declaración en la que afirman que los ancianos no hacen comentarios sobre el asesoramiento y las disputas en materia de disciplina, pero que la iglesia «atiende las acusaciones personalmente y en privado». Defendieron su consejo como bíblico, diciendo: «La historia de nuestra iglesia y su congregación son el testimonio»).

‘Fue incorrecto y debe corregirse’

Cho leyó por primera vez sobre el caso de Eileen Gray en marzo pasado, después de la cobertura de Roys Report, cuando dijo que le habían pedido que revisara el manejo del caso por parte de la iglesia para la junta de ancianos. Su revisión, basada en su educación y formación jurídica, se convirtió en parte de una investigación interna inicial.

El caso de disciplina de la iglesia tuvo lugar en 2002, unos años antes de que Cho llegara a la fe en Grace Community Church. Gray se había negado a seguir el consejo de los líderes de retirar una orden de restricción contra su esposo abusivo, David Gray. Durante un servicio de Comunión mensual, MacArthur describió su decisión como un pecado sin arrepentimiento, diciendo que la madre de tres hijos eligió «dejar… y abandonar» a su esposo.

David Gray, quien una vez fue maestro en la iglesia, fue sentenciado por sus delitos en 2005: abuso sexual infantil agravado, lesiones corporales a un niño y abuso infantil. Testigos y víctimas respaldaron el relato de la esposa sobre el comportamiento abusivo, mientras que los líderes de la iglesia continuaron defendiéndolo, según documentos judiciales a los que se hace referencia y que fueron publicados en el artículo de Roys Report de marzo de 2022. David Gray permanece en prisión.

Cho dijo que muchos líderes de Grace Community Church se negaron a leer el artículo de Roys Report. Algunos lo hicieron, pero descartaron sus hallazgos de todos modos. Los principales líderes de la iglesia se pusieron a la defensiva, dijo, y querían proteger a MacArthur.

Para Cho, así como para siete abogados cristianos que revisaron el material, era obvio que David Gray era culpable más allá de toda duda razonable, y que la negativa de Eileen Gray a levantar la orden de restricción para proteger a sus hijos era objetivamente razonable y plenamente justificada.

«Ahora que los hechos se conocen, no es demasiado tarde para “hacer justicia” incluso en esta etapa tardía, casi 20 años después», escribió Cho a la junta de ancianos. «La propia integridad de uno, defender la justicia y la rectitud, y ser fiel incluso en las cosas pequeñas, incluso en algo que pasó hace 20 años, todo ello importa inmensamente».

Cho esperaba que la iglesia tuviera para sí misma un estándar más alto que los tribunales seculares. En el caso de Eileen Gray, supervisado por el entonces pastor ejecutivo asociado Carey Hardy y en el que estuvo involucrado Bill Shannon, quien fue pastor de consejería de GCC durante mucho tiempo, Cho encontró evidencia de maltrato, parcialidad y errores en la forma en que manejaron el caso. Eileen Gray fue repetidamente desacreditada y acusada de ser «extraña», lo cual no era relevante para sustentar su disciplina, y los líderes pusieron en duda su versión a pesar del historial de engaños de David Gray.

«Se pusieron del lado de un abusador de niños, que resultó haber cometido también abusos sexuales contra menores, por encima de una madre que intentaba desesperadamente proteger a sus tres inocentes hijos pequeños. Eso fue y es rotundamente incorrecto, y debe corregirse», dijo Cho a CT. «Numerosos ancianos han admitido en varias conversaciones privadas que “se cometieron errores” y que hoy tomarían una decisión diferente sabiendo lo que saben ahora. Pero esas admisiones significan que es necesario arreglar las cosas con la persona a la que agraviaron: ese es el cristianismo más básico».

Mientras aún estaba en la junta en marzo pasado, Cho enfatizó la urgencia de corregir el registro. Los ancianos habían acusado de pecado cuando no se había cometido ninguno, insistió. Si se hubieran enterado de que habían disciplinado a un hombre acusado injustamente de adulterio, ¿no querrían corregirlo, incluso si se enteraran 20 años después?

Según Cho, quien se desempeñó como secretario de la junta y fue responsable de tomar notas, MacArthur respondió durante la reunión de marzo que la comparación no se aplicaba a Eileen Gray. El pastor volvió a sacar a colación las afirmaciones de su «comportamiento extraño» y no estaba dispuesto a reconsiderar su disciplina.

Después de eso, dijo Cho, el presidente de la junta de ancianos, Chris Hamilton, le dijo que tendría que «dar marcha atrás» a sus hallazgos sobre los errores de la iglesia si quería seguir siendo un anciano. (Hamilton no respondió a las solicitudes de comentarios). Cho y su esposa renunciaron a su membresía al día siguiente.

Someteos ‘como al Señor’

Este otoño, Cho se encontró una vez más revisando los documentos judiciales de una miembro de Grace Community Church, esta vez a pedido de la mujer, quien solicitó una orden de restricción contra su esposo con la esperanza de protegerse a sí misma y a sus hijos pequeños del abuso. Ciertos paralelismos con Eileen Gray fueron inmediatamente claros para él.

La mujer le dijo a CT que también reconoció las similitudes. Dijo que cuando leyó sobre Eileen Gray el año pasado, pensó: Esto se parece mucho a lo que me han dicho. (La política de CT permite que las víctimas de abuso no sean nombradas a fin de proteger su privacidad y seguridad; su identidad y los detalles de su relato se han verificado para el reportaje de esta historia).

«Cada vez que hice intentos de obtener una orden de restricción, escuché: “Ten cuidado con el sentimiento de venganza”», dijo la mujer. «Me estaban diciendo, básicamente, que retrocediera… decían que no era cristiano de mi parte buscar esa protección legal porque los creyentes no llevan a otros creyentes a los tribunales».

Ella dijo que había llevado a los líderes de la iglesia evidencia de la infidelidad de su esposo, búsquedas de pornografía incestuosa y comportamiento inapropiado con su hija desde que tenía solo un par de años.

Un mes después de volver a vivir con su esposo a solicitud de sus pastores, llamó al 911 por miedo durante una discusión en la carretera. En los documentos judiciales obtenidos por CT, dijo que el pastor y anciano Rodney Andersen le dijo que debería someterse a su esposo «como al Señor» en lugar de provocarlo. Los oficiales de violencia doméstica enviados a la escena, dijo, le dijeron que no regresara a casa.

Dos ancianos de GCC pasaron a presentar declaraciones juradas a favor de su esposo. La declaración de Andersen relata que el esposo dijo durante una sesión de consejería que él y su hija se habían tocado la lengua mientras se besaban para imitar una escena en una caricatura.

Una declaración del otro pastor y anciano, Brad Klassen, dijo que la mujer acudió a él preocupada por las fotografías tomadas por su esposo, pero que no tenía «evidencia» del abuso. Según su propia presentación, las fotos incluyen imágenes de su hija pequeña tocando la cremallera de los pantalones de su esposo, rociándole agua en la cara, así como selfies con la niña mientras estaba desnuda. La declaración de Klassen dijo que las fotos no contenían desnudez.

Otros dos líderes de Grace dijeron que testificarían a favor de la esposa, pero la pareja llegó a un acuerdo en enero, antes de la fecha de su cita en la corte, por lo que ninguno de los pastores tuvo que testificar. En el acuerdo, la esposa no se retractó de las acusaciones de abuso contra su esposo.

Al final, dijo, la traición de su iglesia, ahora su antigua iglesia, fue lo que más le dolió.

«Alcancé un bajo cero espiritualmente. Estaba dudando si Dios era real. Pensaba: si Dios es real, pero se supone que debemos someternos a los líderes de la iglesia cuando esto sucede, prefiero morir», dijo la mujer a CT. «Incluso los incrédulos no soportarían esto».

La mujer dijo que vio al Señor «obrar soberanamente» para guiarla a través del proceso, y finalmente llegó a ver que «el fracaso de la iglesia no anula la existencia de Dios o la justicia de Dios».

«Necesito temer a Dios en lugar del hombre. El hecho de que alguien te cite un versículo y esté en una posición de autoridad no significa que lo esté haciendo bien», dijo.

Cuando cuestionó el consejo de los pastores de volver y confiar en su esposo, dijo que le recordaron pasajes como el amor «todo lo cree» y que Jesús dijo que perdonara «setenta veces siete».

Según su relato, el trauma y las señales de advertencia no fueron suficientes: los pastores querían pruebas de abuso físico, adulterio «piel con piel» o una condena por abuso de menores antes de aceptar que tenía motivos bíblicos para el divorcio. Ella no podía esperar a obtener todo eso.

‘Mi seguridad no era la prioridad número uno’

Los casos en GCC dan lugar a un debate más amplio sobre lo que califica como abuso y si los cristianos deben priorizar la reconciliación en casos de abuso, mientras GCC y su seminario ocupan un lugar destacado entre los consejeros bíblicos conservadores y la Asociación de Consejeros Bíblicos Certificados (ACBC, por sus siglas en inglés).

«Hay una comprensión fundamentalmente diferente de lo que es el abuso», dijo Jonathan Holmes, graduado de The Master’s University, y pastor y consejero en Ohio, quien señaló que las respuestas más serias a menudo se reservan para violaciones físicas y sexuales.

Al igual que otros que defienden el complementarismo, MacArthur ha predicado varias veces contra las mujeres que se quedan con maridos abusivos por el bien de la sumisión marital. Enseñó que las mujeres y los niños deben «llegar a un lugar seguro» y que los perpetradores de violencia doméstica ya no se comportan como creyentes y, por lo tanto, han perdido su derecho al matrimonio.

Sin embargo, como mencionó Cho en sus cartas a los ancianos clave el año pasado, una serie de mujeres durante la última década afirmaron haber recibido, en su misma iglesia, consejos opuestos a estas afirmaciones cuando temían por su seguridad o la seguridad de sus hijos.

Varias mujeres mencionaron a Bill Shannon, pastor de consejería y miembro de la ACBC, y mencionaron que las disuadió de denunciar el abuso a la policía y les indicó que permanecieran en hogares donde habían sido amenazadas con violencia. Una pareja dijo que observaron una sesión de asesoramiento en la que Shannon no le aconsejó a una mujer miembro de su familia que denunciara a un hombre que había confesado un incidente de abuso sexual contra menores; tampoco le indicó que lo dejara, ya que no había sido condenado.

Shannon se encuentra entre los líderes que no respondieron a múltiples solicitudes de comentarios para esta historia.

Los ancianos y exancianos también expresaron su preocupación por el consejo «incompetente» de Shannon. Cho dijo que MacArthur había sido advertido sobre las preocupaciones, pero defendió a Shannon y lo mantuvo en la misma posición. Según el sitio web de GCC, Shannon continúa brindando asesoramiento «formal e informal» a los miembros, imparte seminarios prematrimoniales y matrimoniales de la iglesia, y predica sermones para un pequeño grupo de adultos.

«En la primera reunión con Bill Shannon, supe que mi seguridad no era la prioridad número uno: era la sumisión a mi matrimonio», dijo una mujer que pidió no ser nombrada en esta historia porque está tratando de dejar atrás su tiempo en GCC. «Mi trabajo era no irritar [a mi esposo]».

Mientras la mujer estaba hospitalizada debido al abuso físico de su esposo, Shannon la llamó y le aconsejó que se fuera a casa sin llamar a la policía, le dijo a CT. A veces, el tormento en el hogar era tan grave que le preocupaba que fuera a morir, pero dijo que escuchó que su situación podría ser «la voluntad de Dios para su vida».

En la consejería marital, los pastores le preguntaron a las esposas si sus actitudes contribuían a los patrones de violencia, ira y manipulación en sus relaciones. En algunas situaciones, dieron a entender que las mujeres buscaban las fallas en sus maridos.

«Es difícil para un pastor concebir una dinámica donde una mujer es maltratada y donde, en algún momento en la historia, ella no es expresamente responsable por ello», dijo Holmes.

Esta «mutualización» del pecado puede tener lugar en modelos de iglesia donde se les pide a ambas partes que se perdonen y se confiesen el uno con el otro.

«Nuestra filosofía es que, si ha habido abuso, no los puedes poner en una habitación y esperar que ambos pasen por el proceso de quitarse la viga de los ojos», dijo Ken Sande, un mediador cristiano que habló de los patrones que ha observado durante décadas de ministerio de conciliación, no sobre GCC en particular.

‘Sin otra opción’

Cada una de las mujeres con las que CT habló dijo que en algún momento se consideraron a sí mismas parcialmente responsables del comportamiento de sus esposos, o que un líder de la iglesia así lo indicó.

A las mujeres se les recordó la directriz bíblica de que las esposas se sometan a sus maridos. Durante años, habían esperado que su sumisión, su fidelidad en el matrimonio y sus oraciones desesperadas eventualmente conducirían a un cambio en sus esposos. Pero cuando los problemas persistieron y se intensificaron, buscaron ayuda y consejo sobre qué más se podía hacer.

«Se necesita una gran cantidad de coraje, humildad y vulnerabilidad, incluso para buscar ayuda de la iglesia cuando ha habido abuso en el hogar», dijo Wendy Guay, quien habló con The Roys Report el año pasado sobre el abuso de su padre Paul Guay mientras él formaba parte del personal de Grace Community Church a fines de la década de 1970. «Las mujeres se escondieron, perseveraron y trataron de manejar las cosas por su cuenta hasta que no hubo otra opción», agregó.

Cuando las esposas sintieron que necesitaban mudarse por su seguridad, dijeron que los pastores les dijeron que se quedaran. Después de que se separaron u obtuvieron protección legal, dijeron que los pastores los instaron a reconciliarse. Las mujeres le dijeron a CT que los pastores veían la participación continua de sus esposos en la consejería, el trato afectuoso hacia sus hijos en entornos supervisados y las promesas verbales de que el abuso se detendría como indicaciones de que ya no representaban una amenaza.

En algunos casos, como los de Eileen Gray y la mujer que llegó a un acuerdo el mes pasado, los líderes de Grace Community Church continuaron apoyando a los mismos hombres a quienes habían acusado de abuso en casos legales. Aunque las iglesias pueden evitar involucrarse legalmente en disputas maritales por razones de responsabilidad, no es raro que los pastores se pongan del lado del acusado.

Pete Singer, director ejecutivo de GRACE (Godly Response to Abuse in the Christian Environment), dijo que ver a los líderes religiosos defender a un perpetrador en los tribunales fue parte de lo que impulsó al fiscal Boz Tchividjian a iniciar la organización en primer lugar.

«No es único. Desafortunadamente, también prevalece en el abuso infantil y la violencia íntima de la pareja. Es un reflejo de cómo se ha preparado el pastor», dijo Singer. «Si hay una diferencia de poder notable, ¿por qué me estoy alineando del lado de la persona que puede ser el victimario y no de la persona que podría ser la víctima?».

La disciplina como distintivo

Si bien los evangélicos son cada vez más sensibles a la dinámica del abuso, algunas comunidades conservadoras retienen un escepticismo subyacente en torno a los movimientos de defensa de las víctimas y los psicólogos informados sobre el trauma, y continúan defendiendo el lugar de la iglesia local para abordar el conflicto matrimonial.

Las exmiembros que denunciaron abuso dijeron que temían la disciplina de la iglesia por falta de sumisión o por el abandono de su matrimonio.

Si bien la mayoría de las iglesias evangélicas han formalizado los procesos disciplinarios en políticas y estatutos escritos, cada vez es menos común que las iglesias estadounidenses los sigan en la práctica, y es aún más raro que una iglesia anuncie públicamente los casos de disciplina varias veces al año, según Sande, el mediador cristiano.

MacArthur considera que la disciplina eclesiástica es un «distintivo» en Grace Community Church, donde los ancianos siguen las pautas tomadas de Mateo 18: primero confrontan al acusado en privado y luego con otro testigo, antes de anunciar públicamente los casos de disciplina que han llegado a la tercera etapa del proceso, en la que la falta de arrepentimiento impide que el miembro participe en la Cena del Señor.

Cho, el exanciano, dijo que, en esta etapa, los ancianos deben aprobar por unanimidad los casos que se presentan ante el cuerpo de la iglesia varias veces al año, durante los servicios mensuales de Comunión.

Las mujeres que hablaron con CT sobre sus experiencias de consejería habían sido miembros de GCC durante años, algunas más de una década, y se habían sentado en los servicios cuando MacArthur dió a conocer la disciplina en la iglesia. Ellas creían que, si los líderes no veían su situación como motivo de divorcio, sus nombres podrían leerse en esa lista.

‘El tiempo y la verdad van de la mano’

Hasta ahora, Cho no había hablado públicamente sobre las circunstancias que lo llevaron a dejar GCC y sus esfuerzos de defender a las víctimas desde entonces. Esperaba que GCC revisara el caso de Eileen Gray y reconsiderara la evidencia que la reivindicó. Repitió súplicas de tomar en serio las preocupaciones sobre Shannon y la consejería de la iglesia.

Después de irse, siguió contactando a los principales líderes de GCC, les hizo preguntas y se ofreció a discutir sus preocupaciones en privado. Le envió un correo electrónico a MacArthur y al director ejecutivo de Grace to You, Phil Johnson, un líder influyente y anciano de la iglesia. Intercambió mensajes con Carey Hardy, el pastor que supervisó el caso de disciplina de Gray y quien ahora sirve en una iglesia en Carolina del Norte.

Sus llamados estuvieron sustentados en las Escrituras, a veces citando más de 20 versículos sobre la reconciliación, el mal y la justicia, como: «Así que comete pecado todo el que sabe hacer el bien y no lo hace» (Santiago 4:17).

Cada vez que se reunía o veía a los ancianos en persona, el caso salía a colación. Envió mensajes de texto y llamó a miembros de la junta de ancianos para compartir sus preocupaciones.

Cho nunca se imaginó a sí mismo en esta posición, abogando desde fuera de GCC. Durante casi 17 años de membresía allí, Cho conoció a su esposa, comenzó a enseñar la Palabra y ascendió al liderazgo en la junta de ancianos de la iglesia.

«Yo era leal y lo decía en voz alta», dijo Cho, quien ahora se opone a lo que él ve como «confianza ciega» entre muchos de los hombres a los que solía servir y liderar.

El año pasado, cuando cuestionó la decisión de disciplinar a Eileen Gray, dijo que sus compañeros ancianos le sugirieron que ellos simplemente confían en los líderes anteriores que tomaron esa decisión. Cho respondió que las Escrituras nos ordenan confiar en el Señor y examinarlo todo (1 Tesalonicenses 5:21).

Cho mantuvo la esperanza, pensando en una frase por la que John MacArthur es conocido: «El tiempo y la verdad van de la mano». La verdad finalmente sale a la luz.

‘Que Dios se encargue de los resultados’

Eileen Gray dijo que escuchar sobre otras mujeres que habían sido «culpadas, acusadas y, a menudo, retraumatizadas» por los líderes de Grace la motivó a compartir su historia públicamente años después, una vez que sus hijos fueron adultos. Inmediatamente después de la cobertura del año pasado en The Roys Report, dijo, se enteró de más testimonios de abuso mal dirigidos.

«¿Si yo hubiera compartido antes [mi historia] habría provocado un cambio en Grace Community Church o en otras iglesias que siguen su modelo de liderazgo? No lo sé, pero me siento horrible por el efecto habilitador que ha tenido mi silencio a lo largo de los años», dijo a CT en un correo electrónico.

«Hasta el día de hoy, tengo testimonios directos de una multitud de testigos de que Grace Community Church todavía está siguiendo una forma similar, no bíblica y sin amor, de tratar a mujeres y niños abusados ​​que claman a los líderes de la iglesia por ayuda mientras sufren el abuso de esposos y padres. Este es un pecado atroz».

Una exmiembro de Grace, una vez emocionada de mudarse a California para poder seguir las enseñanzas de MacArthur, dijo que la fe que había significado todo para ella fue destruida por la forma en que la iglesia la trató cuando buscó ayuda durante y después de un matrimonio abusivo y sin amor.

«Lo peor de todo no fue el divorcio: fue lo que sucedió con mi relación con Dios. Sé que Dios es Dios y el hombre es hombre, pero realmente confiaba en esas personas de la iglesia», dijo. «Me quitaron esa cercanía que tenía con Dios. Me hicieron mirar de manera diferente a los hombres. Cuando voy a la iglesia, siento que los pastores están mintiendo. Me dejaron con el corazón roto… realmente siento que fui violada espiritualmente».

Grace Community Church no se disculpó con Eileen Gray, así como tampoco rescindió su disciplina, ni hizo una declaración pública sobre el caso, ni ofreció una respuesta para este artículo.

Apenas unos días después de la Navidad del año pasado, Cho envió lo que llamó un «llamado final» a cada uno de los ancianos de GCC. Cho todavía mantuvo esa débil esperanza: «El Señor ha hecho muchas veces mucho más de lo que nunca hubiera creído posible», incluso sabiendo que era poco probable que la junta cambiara de opinión y que su postura pública molestaría a muchos con los que solía servir y adorar.

«Al final del día, necesito hacer lo correcto, mientras el Espíritu, mi conciencia, la oración, el consejo y la Palabra me guíen, y dejar que Dios se encargue de los resultados», dijo a CT. «Y el hombre que me enseñó eso fue John MacArthur».

Traducción por Sergio Salazar.

Edición en español por Livia Giselle Seidel.

Nota del editor: A lo largo de los años, algunos lectores se han preguntado por qué publicamos malas noticias de evidencia de pecados cometidos por líderes de ministerios que son conocidos por sus buenas obras en el mundo. Aquí explicamos por qué lo hacemos.

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Aunque enfrentan desafíos, iglesias chinas en Europa mantienen la mirada en el futuro

Los ministerios están comenzando a pasar la fe a la siguiente generación y a alcanzar gente más allá de su propia comunidad.

El centro de servicios caritativos Buenas Noticias establecido por la Iglesia Cristiana China de Córdoba, en España.

El centro de servicios caritativos Buenas Noticias establecido por la Iglesia Cristiana China de Córdoba, en España.

Christianity Today February 10, 2023
Cortesía de Lily Zheng

Es temprano en la mañana en un pequeño pueblo turístico de Córdoba, en España. Eugenio Peña, un lugareño de 76 años de edad, llega al centro de servicio caritativo Buenas Noticias, ubicado en la esquina de la avenida Carlos III con Platero Pedro de Bares, listo para trabajar como voluntario en la «cafetería caritativa» que ofrece desayunos gratuitos a los refugiados y a las personas sin hogar. Se trata de un ministerio establecido y dirigido por una pequeña iglesia china de Córdoba.

Las organizaciones benéficas dirigidas por iglesias chinas son extremadamente raras en Europa. Las iglesias chinas solamente ocupan una pequeña fracción del paisaje cristiano europeo. Ivan Tao, misionero que ha trabajado en la región durante dos décadas, calcula que aunque hay tres millones de inmigrantes chinos en Europa, solo hay 350 iglesias chinas (incluyendo grupos de estudio bíblico y comunidades cristianas) y 200 predicadores chinos a tiempo completo. [Los enlaces de este artículo redirigen a contenido en chino e inglés].

La falta de iglesias que ofrezcan servicios de culto y adoración no es el único problema al que se enfrentan los cristianos chinos. Muchas iglesias chinas en Europa también están intentando superar diversos desafíos, tales como la mentalidad de «asociación por ciudades de origen», una actitud «comercial» con respecto a la iglesia y las dificultades para transmitir la fe a las generaciones más jóvenes.

Donde esté tu tesoro

En España, el 90 por ciento de los inmigrantes chinos son empresarios que se trasladan al extranjero con el objetivo principal de hacer dinero. Muchos provienen de Wenzhou y Qingtian, en la provincia de Zhejiang, o de otras ciudades de la provincia de Fujian, que son ciudades bien conocidas por la tendencia de sus habitantes a elegir la migración frente a la pobreza.

Para los cristianos chinos, la comunidad de la iglesia inmigrante china suele funcionar como una red social extendida fuera de sus familias. Incluso el equipo de liderazgo de la iglesia tiene características geocéntricas: si la iglesia está fundada por personas de Qingtian o Wenzhou, casi todos los ancianos serán originarios de la misma región. En la comunidad de la diáspora china, la iglesia a menudo se siente como una reunión tradicional de personas originarias de una misma ciudad o región.

El amor al dinero también es un desafío real. El profesor Nanlai Cao de la Universidad Renmin de China escribió en 2018 un artículo en el que analiza las prácticas cristianas de los originarios de Wenzhou que viven en París. En su artículo, Cao señaló que la mayoría de los inmigrantes cristianos provenientes de Wenzhou tienen dos deseos principales: trabajar para ganar dinero y servir a la iglesia.

Así es como estos deseos colisionan en la práctica: a menudo, «servir a la iglesia» se traduce en hacer contribuciones económicas. Y, aunque nunca se menciona abiertamente, es posible que en ocasiones el criterio de selección para nombrar ancianos y diáconos en una iglesia esté influido por la proporción de sus diezmos y ofrendas.

En un clima tan transaccional, asistir a la iglesia puede sentirse como un evento corporativo, más que como una reunión de creyentes con mentalidades afines. Las conversaciones sobre temas bíblicos o espirituales son escasas. Los conflictos de negocios no resueltos a menudo causan antagonismo entre las familias, hasta el punto de no volverse a hablar en la vida, aunque sigan adorando en el mismo templo. Y cuando termina el culto del domingo, la mayoría de los congregantes se apresuran a volver a sus negocios. También ocurre a menudo que las parejas se separan para los cultos de la mañana y de la tarde, a fin de poder atender sus negocios.

Para las comunidades de fe de la diáspora china, dar dinero a la iglesia parece ser una manifestación de su identidad religiosa y un camino hacia la redención. Puede que estos cristianos chinos escuchen sermones, abran y lean la Biblia en el mostrador de sus tiendas y mantengan tradiciones de las iglesias chinas que se reúnen en casas, tales como arrodillarse para expresar largas oraciones con un tono emocional y evitar comer comidas que contengan sangre. Pero también pueden sostener la creencia conflictiva de que el soborno y la evasión de impuestos son aceptables en los negocios a fin de asegurar la rentabilidad en un mercado altamente competitivo.

Es posible que estos cristianos chinos, debido a su cargo de conciencia, se sientan avergonzados ante Dios. Pero al mismo tiempo, son incapaces de atreverse a rechazar estas reglas no explícitas en las operaciones empresariales. Y entonces, duplican sus ofrendas a la iglesia.

Una creciente brecha generacional

Las formas de vivir abiertamente la fe cristiana marcadas por la hipocresía han causado que las divisiones generacionales entre padres e hijos se hagan cada vez mayores. «Muchos de la segunda generación de creyentes en el sur de Europa han dejado la iglesia debido a las contradicciones de sus padres a la hora de vivir la fe», dice Luke Zheng, misionero chino radicado en Europa.

Pero hay otro factor que explica por qué los jóvenes chinos se están apartando de la iglesia y de la fe en Europa: una terrible falta de lazos fuertes entre padres e hijos. Para poder establecerse en un país extranjero y ganarse la vida en el mundo de los negocios, los creyentes de primera generación a menudo debían dejar a sus hijos al cuidado de familiares o amigos en China hasta que llegaran a la adolescencia. Como consecuencia, los niños eran «dejados atrás» por sus padres durante diez años o más, y se acostumbraban a recibir envíos de dinero y regalos para compensar su ausencia.

Cuando estos niños más adelante se reunían con sus padres en Europa, les resultaba difícil establecer una relación de cercanía. Por eso, aunque parte de los creyentes chinos de segunda generación terminan quedándose en las iglesias de sus padres, muchos más deciden, o bien abandonar la fe, o adorar en iglesias de habla hispana.

A su vez, la ausencia de una adecuada inversión en oportunidades educativas también ha causado inadvertidamente que la brecha generacional se acentúe. En general, las familias inmigrantes chinas que viven en España no invierten mucho en la educación de sus hijos. Es común que abandonen los estudios después del primer tramo de la secundaria [junior high]. Por consiguiente, aunque la segunda generación de chinos que viven en Europa disfrutan de una plétora de beneficios que sus padres no tuvieron —como tener un estatus legal, una mejor comprensión de las habilidades lingüísticas europeas y estar bien alimentados y vestidos—, muchos siguen encontrando desafiante dejar su pequeño círculo de relaciones con inmigrantes chinos y adentrarse en la sociedad europea general debido a su falta de calificaciones educativas.

En Alemania, por el contrario, las familias inmigrantes chinas tienen una alta estima por la educación. Pero la brecha lingüística aún genera secuelas de dolor en las familias creyentes, e incluso en las iglesias. Como señala el boletín de noticias del Seminario Bíblico Chino de Barcelona, el nivel de competencia lingüística en el idioma chino en los inmigrantes de segunda generación en Europa es significativamente menor que el de la primera generación.

Algunas iglesias chinas en Alemania se han dividido, no solo debido a diferencias doctrinales, sino porque estas iglesias han sido incapaces de reducir la brecha lingüística existente entre padres e hijos. Las familias que dejaron estas iglesias a menudo están compuestas por padres que se sirven con entusiasmo como voluntarios en varios ministerios eclesiales a los que, sin darse cuenta, dieron prioridad —y le dedicaron más tiempo— que a cuidar y pasar tiempo con sus hijos. Los años de abandono acarrearon consecuencias: estos niños, que apenas hablan chino, se convierten en adultos que no desean ser parte de la iglesia [de sus padres].

Además, no es fácil encontrar una iglesia evangélica en la sociedad europea general donde los inmigrantes chinos de segunda generación se puedan sentir cómodos. En España, por ejemplo, donde el 60 por ciento de la población es católica romana, el número de iglesias protestantes sigue siendo pequeño y su tamaño es limitado.

Salir de la «asociación local»

Frente a estos desafíos, la iglesias chinas en Europa se esfuerzan por encontrar maneras de salir de la mentalidad de «asociación por ciudades de origen» y participar en misiones transculturales. La Iglesia Evangélica China de Córdoba, que fundó y dirige el centro de servicio caritativo Buenas Noticias, se está adentrando en estas áreas.

Lily Zheng, una de las líderes de la Iglesia Evangélica China de Córdoba, contó a CT que la población china de Córdoba es de aproximadamente solo 3000 personas, y que los domingos la congregación de la iglesia reúne a menos de cien personas.

En 2016, la iglesia estableció el centro Buenas Noticias para atender a refugiados internacionales así como a las personas sin hogar, los pobres y los enfermos. El centro es la primera organización benéfica misional y transcultural registrada por una iglesia china en Europa, y se centra especialmente en trabajar con iglesias locales de habla hispana.

El centro tiene ahora más de 50 voluntarios, todos ellos de iglesias locales españolas, dice Zheng, quien trabaja a tiempo completo para la iglesia pero no recibe un sueldo. Lily proviene de Wenzhou y en el pasado, en diferentes momentos, llegó a tener un restaurante chino, un bazar y una tienda de ropa, pero respondió al llamado de Dios a ejercer el ministerio a tiempo completo. También ha estado involucrada en algunos de los ministerios de iglesias españolas locales, como el ministerio de prisiones o de visitas al hospital.

Desayuno gratuito en el centro de servicio caritativo Buenas Noticias.Cortesía de Lily Zheng
Desayuno gratuito en el centro de servicio caritativo Buenas Noticias.

El pastor de la iglesia china de Córdoba, Xuan Jun, también fue empresario en el pasado. Después de su conversión y su llamado al ministerio, estudió teología, participó en una obra misionera en África y fue presentador de un pódcast de evangelismo. Cuando los compañeros de la iglesia empezaron las misiones transculturales a través del centro Buenas Noticias, Xuan los apoyó y él mismo comenzó a participar.

El ministerio entrega Biblias en diferentes idiomas. «En este ministerio, ayudar a la gente con cosas para comer y beber no es el objetivo final. El objetivo es el evangelismo», cuenta Xuan a CT. «Lo que nosotros proporcionamos es una plataforma holística para que más personas no solo puedan ver que somos un ministerio de iglesia y que hay una iglesia china haciendo caridad, sino que también lean la Biblia y escuchen el evangelio, para que finalmente puedan llegar a conocer a Jesucristo. La iglesia china en Europa tiene una limitación con el evangelismo. Solamente alcanza a las personas chinas. Pero nosotros estamos dispuestos a ir un paso más allá e intentar embarcarnos en una misión transcultural, aunque nuestra iglesia sea pequeña y relativamente débil».

Apoyo para la siguiente generación

La iglesia china en Europa no ha abandonado a su segunda generación. Por el contrario, ha ido cambiando su enfoque de forma incremental a fin de fortalecer su ministerio juvenil durante los últimos años.

La manera en la que se lleva a cabo el ministerio con la segunda generación es diferente en cada ciudad europea, dice Xuan. «Las necesidades y el nivel de compromiso de la iglesia varían en cada región. En las grandes ciudades, donde hay más inmigrantes chinos y más oportunidades de trabajo, el ministerio con la segunda generación puede funcionar mejor. Pero en las ciudades pequeñas donde hay menos población china o poco empleo, como nuestra ciudad, puede ser difícil sostener un ministerio para la segunda generación».

El enfoque de la pequeña iglesia de Xuan en Córdoba es establecer en la fe a la siguiente generación proporcionando enseñanza bíblica desde la escuela primaria hasta la edad universitaria. «Entonces, cuando vayan a trabajar a otro lugar en el futuro, esperamos que sigan buscando una iglesia a la que puedan unirse, y que nosotros les podamos recomendar iglesias. Esto también depende de la situación de cada joven, y muestra que el legado de la fe de los padres en cada familia es importante».

Aunque algunos dejen la iglesia china, muchos de los jóvenes chinos que siguen en la iglesia «tienen una actitud positiva hacia la fe», dice Luke Zheng.

(Jóvenes cristianos cantan en una reunión de Navidad de una Iglesia Evangélica China de Madrid en el año 2010).

«Están agradecidos a Dios por haberlos guiado a dejar su entorno original y finalmente reunirse con sus padres. Aunque la fe y la vida de sus padres a veces están desconectadas y sus pecados puedan parecer obvios, tienen una comprensión más profunda del evangelio en sus corazones porque ven que Dios no se ha dado por vencido con ellos. Saben que no es por su esfuerzo, sino por la misericordia y la gracia de Dios que ellos se han convertido en lo que son».

La generación más joven también está explorando de forma activa nuevas maneras de hacer iglesia. En España, la segunda generación de cristianos chinos está aprendiendo sobre los modelos de alabanza de las iglesias evangélicas españolas a través de YouTube, y se sienten atraídos por la autenticidad y la sinceridad de estos pastores locales.

Algunas iglesias chinas en Europa también están poniendo más énfasis en la educación y en cerrar la brecha lingüística. «La iglesia china de Düsseldorf de la que una vez fui parte ha comenzado a dar clases y programas de formación sobre familia y educación infantil a través de la ayuda de una iglesia de Taiwán. Yo asistí a una capacitación para el ministerio de niños allá hace tres años», dice Sun Xiaojie, quien ahora se reúne en una iglesia china en Ratingen, Alemania. «La iglesia también estableció hace unos años un culto de adoración separado en alemán para creyentes de segunda generación, dirigido por una pareja de chinos alemanes».

Las iglesias también miran hacia dentro para realizar cambios y mantener a la generación más joven dentro de sus rebaños. Muchas iglesias ya no aceptan ofrendas en efectivo, sino solamente transferencias bancarias, a fin de evitar la corrupción. Y en un intento por disuadir a las parejas jóvenes no casadas en Europa de vivir juntos, los ministerios y las iglesias han comenzado a debatir la compra de apartamentos para estudiantes chinos que no tienen los medios para alquilar una habitación por sí solos.

Pero la clase de cambio que se requiere de las iglesias chinas para desarrollar una generación robusta de jóvenes creyentes va mucho más allá, y puede llevar muchos años, o muchas más generaciones de creyentes.

«La mayor crisis para las iglesias inmigrantes no son las circunstancias externas o la presión económica, sino la confirmación de nuestra propia identidad», dice Luke Zheng. «Necesitamos tener la confirmación y la confianza en el Señor de que nuestra primera identidad es como seguidores de Jesús, no como inmigrantes chinos, ni como empresarios, ancianos, pastores fundadores o pastores que levantan iglesias. Nuestra identidad más importante está en nuestra unión con Cristo».

Yi Wan es escritor y asiste a una iglesia cristiana que se reúne en un hogar en China.

Traducción de chino a inglés por Sean Cheng.

Traducción de inglés a español por Noa Alarcón.

Edición en español por Sofía Castillo y Livia Giselle Seidel.

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La Biblia condena la brutalidad policial

Las Escrituras condenan a los funcionarios que abusan de su autoridad, y perjudican en lugar de proteger a las personas a las que sirven.

Varias personas asisten a una vigilia con velas en memoria de Tyre Nichols en Memphis, Tennessee.

Varias personas asisten a una vigilia con velas en memoria de Tyre Nichols en Memphis, Tennessee.

Christianity Today February 8, 2023
Scott Olson / Getty

Este artículo ha sido adaptado del boletín de Russell Moore. Suscríbase aquí.

Una vez más, Estados Unidos y el mundo han sido conmocionados por el video de la espantosa violencia ejercida por agentes de policía contra un joven negro al que golpearon hasta matarlo; esta vez Tyre Nichols, de Memphis.

Instintivamente nos estremecemos al ver este video, ya que la mayoría de las personas que tienen una conciencia funcional intuitivamente perciben la maldad detrás de ello. En este momento, los cristianos deberían reconocer no solo que la Biblia condena este tipo de comportamiento policial, sino también por qué lo hace.

Cada vez que la revelación de una historia violenta como esta tiene lugar, algunos se ponen inmediatamente a la defensiva, diciendo: «No todos los policías son así; la mayoría son buenos». Y, por supuesto, eso es cierto. Pero esa verdad hace que tales acciones sean aún peores.

Por eso, entre mis conocidos, los agentes de policía son algunos de los que más se enfadan con este tipo de comportamiento. Lo ven del mismo modo que yo podría ver a los predicadores que utilizan la Biblia para «justificar» sus estafas financieras o su depredación sexual. No solo me doy cuenta de que lo hacen, sino también de lo horrible que es. Los buenos policías ven esos horrores de la misma manera.

Esta muerte sería un grave mal moral independientemente del grupo de personas que la hubiera llevado a cabo. Tyre Nichols era un ser humano hecho a imagen de Dios, y quitarle la vida no solo priva a su familia de su ser querido, sino que atenta contra su Creador. Pero el hecho de que esta violencia fuera llevada a cabo por los encargados de mantener la justicia pervierte aún más la situación.

La brutalidad policial está mal no porque la idea de tener un sistema policial esté mal. Sea cual sea la interpretación de Romanos 13, todos estamos de acuerdo en que el apóstol Pablo reconoció la autoridad legítima de los encargados de mantener el orden y frenar la injusticia. Pablo lo reconoció en su propia vida.

Sin embargo, cuando fue encarcelado injustamente, Pablo se negó a marcharse en silencio como se lo pedía la policía. Por el contrario, los desafió a que enviaran un mensaje a los magistrados para los que trabajaban: «¿Cómo? A nosotros, que somos ciudadanos romanos, que nos han azotado públicamente y sin proceso alguno, y nos han echado en la cárcel, ¿ahora quieren expulsarnos a escondidas? ¡Nada de eso! Que vengan ellos personalmente a escoltarnos hasta la salida» (Hechos 16:37, NVI).

Cuando los agentes de policía —o cualquier otra persona encargada de una responsabilidad pública— cometen atrocidades injustas, están haciendo un uso indebido del poder, y esta no debe ser una simple preocupación incidental para la vida cristiana.

Cuando Juan el Bautista predicó junto al Jordán, algunos de los que se arrepintieron y se bautizaron eran centuriones romanos y recaudadores de impuestos. Los recaudadores de impuestos eran vilipendiados por sus compatriotas israelitas, y con razón. Después de todo, colaboraban con un imperio pagano que ocupaba un trono que pertenecía a la casa de David de acuerdo al pacto de Dios.

Cuando oímos el término recaudadores de impuestos, a menudo pensamos en términos contables burocráticos contemporáneos, como si fueran el equivalente a los agentes del servicio de impuestos de nuestro país. Pero en el siglo I, los recaudadores de impuestos eran temidos porque tenían el potencial de defraudar a la gente y causar graves daños. Al fin y al cabo, trabajaban para un imperio que exhibía su poder y su sed de sangre crucificando a la gente —especialmente a los posibles rebeldes— y colocando sus cadáveres a lo largo de las calzadas.

No solo eso, sino que los recaudadores de impuestos y los soldados romanos a menudo utilizaban la autoridad que se les había otorgado para satisfacer sus propios apetitos. Cuando fueron bautizados, le preguntaron a Juan el Bautista: «¿Qué debemos hacer nosotros?» (Lucas 3:12,14). Su respuesta a los recaudadores de impuestos arrepentidos fue: «No cobren más de lo debido» (v. 13).

Y a los soldados, Juan les dijo: «No extorsionen a nadie ni hagan denuncias falsas; más bien confórmense con lo que les pagan» (v. 14). Para ambos grupos, el llamado al arrepentimiento era un llamado a dejar de usar su autoridad —y con ella, la amenaza implícita de violencia— para hacer el mal.

Jesús hizo lo mismo cuando se encontró con Zaqueo, otro recaudador de impuestos que se arrepintió y devolvió cuatro veces el dinero que le había quitado a los que había defraudado (Lucas 19:8). Jesús también se enfureció cuando se utilizó la autoridad religiosa para hacer lo mismo, acusando a los funcionarios de convertir el templo de Dios en una «cueva de ladrones» (Mateo 21:13; Marcos 11:17; Lucas 19:46).

Parte de la vida pasada que Pablo lamentó y dejó atrás en el camino a Damasco fue su abuso de autoridad. «Con la autoridad de los jefes de los sacerdotes metí en la cárcel a muchos de los santos y, cuando los mataban, yo manifestaba mi aprobación», dijo cuando más tarde fue juzgado por sus creencias cristianas. «Muchas veces anduve de sinagoga en sinagoga castigándolos para obligarlos a blasfemar. Mi obsesión contra ellos me llevaba al extremo de perseguirlos incluso en ciudades del extranjero» (Hechos 26:10-11).

Tal vez por eso, Pablo era especialmente sensible al hecho de que la autoridad apostólica que Jesús le dio era «… para la edificación y no para la destrucción de ustedes» (2 Corintios 10:8). Cuando la autoridad se pervierte, los que carecen de poder son devorados.

En su libro Corruptible: Who Gets Power and How It Changes Us, el politólogo Brian Klaas escribe que es mucho lo que está en juego cuando no se puede confiar en quienes tienen autoridad para hacer cumplir la ley: «¿A quién llamas si tu agresor es la policía?». La forma de abordar estos abusos, argumenta, no es simplemente por medio de una mejor capacitación y rendición de cuenta en términos legales, por muy necesarias e importantes que ambas sean.

Klaas menciona un video que circuló por las redes sociales en el que el departamento de policía de una pequeña ciudad exhibía con orgullo un vehículo blindado de estilo militar. El problema no era la tecnología, sino el mensaje que transmitía a las personas que podrían ser buenos agentes de policía, así como a quienes podrían no serlo. Según Klaas, la mayoría de la gente que ve ese video, piensa: «¡Esto es una locura!». Y continúa: «Pero otros lo ven y piensan: “¡Yo quiero trabajar con eso!”».

Semejante demostración de fuerza atrae a personas que piensan en la policía como si fuera un ejército de ocupación en guerra total contra un enemigo, en contraposición con quienes reconocen la autoridad policial como una responsabilidad para proteger y servir a su comunidad. Los primeros son el tipo de personas cuyos vehículos privados llevan calcomanías de the Punisher, el personaje de Marvel que no es más que otro símbolo de vigilancia violenta que está en total contraposición con la vocación de las fuerzas del orden.

Y lo que es aún más importante, Klaas sostiene que la exhibición de poder agresivo en el video del vehículo blindado podría ahuyentar a posibles agentes de policía que habrían tenido un sentido equilibrado de la integridad en la autoridad.

«Los departamentos están pensando demasiado en cómo cambiar el comportamiento de los policías que ya tienen, mientras que piensan demasiado poco en los futuros policías invisibles que no tienen», escribe Klaas. «Para arreglar la policía, tenemos que centrarnos menos en los que ya llevan uniforme y más en los que nunca se han planteado ponérselo».

La violencia desquiciada que vimos en ese video de Memphis es inmoral e injusta más allá de las palabras. Y lo es aún más por el hecho de que quienes llevan a cabo semejante manifestación de maldad no se esconden de la autoridad destinada a detenerlos. Por el contrario, están utilizando esa misma autoridad para llevar a cabo estas atrocidades. Nuestras conciencias saben que esto está mal, y la Biblia también lo dice.

Russell Moore es redactor jefe y dirige el Proyecto de Teología Pública de Christianity Today.

Traducción y edición en español por Livia Giselle Seidel.

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‘Porque tuve hambre’: el versículo que los evangélicos de Brasil no pueden olvidar

¿Seremos recordados por nuestras aspiraciones políticas o por alimentar a los hambrientos?

Christianity Today February 1, 2023
Ilustración por Mallory Rentsch / Source Images: WikiMedia Commons / Unsplash

Está leyendo la traducción al español del ganador del Segundo Concurso Anual de Ensayo de Christianity Today en portugués. Obtenga más información sobre este certamen y el trabajo multilingüe de CT, y consulte los ensayos ganadores escritos originalmente en chino, francés, indonesio y español.

El censo de 2010 de Brasil reveló que los evangélicos en el país habían llegado a ser casi una cuarta parte (22.2 %) de la población total. Muchos esperan que este número sea aún mayor en el próximo censo. Según las estimaciones más optimistas, para 2040 la población evangélica de Brasil sobrepasará a la población católica (quienes según los datos de 2010 representaban el 64.4 % de la población).

Con el aumento del número de evangélicos, esta comunidad tiene la oportunidad de pensar en el legado que dejará en Brasil. ¿Qué impacto concreto debería tener su presencia en el país? O quizá, más importante, ¿cómo cambiarán las vidas de los que más sufren como resultado de la expansión de la influencia de los evangélicos?

Con el crecimiento del número de evangélicos, espero que el impacto de nuestro testimonio cristiano en el país también crezca. Pero debemos elegir cuál será el enfoque de nuestro testimonio. ¿Aumentar nuestros números en las salas de poder? ¿O proclamar el reino y cuidar de los que sufren?

El hambre en Brasil y en la Biblia

El pasado julio, Brasil regresó al mapa del hambre de Naciones Unidas, seis años después de haberlo abandonado por primera vez. Hoy hay al menos 61 millones de brasileños que sufren alguna clase de inseguridad alimentaria, y un 4 % de la población sufre de hambre crónica. Los datos son alarmantes, sobre todo porque Brasil es uno de los mayores productores globales de comida. Hay una gran cantidad de comida, pero no llega a las mesas de todos. [Los enlaces de este artículo redirigen a contenidos en portugués e inglés].

El hambre es un problema global, una parte de la historia humana desde tiempos inmemoriales. El hambre y la inanición se muestran numerosas veces en la Biblia, junto con la provisión de Dios. En Génesis 46 la mano de Dios es evidente al llevar a Jacob y a sus hijos a ir a Egipto. El país estaba gobernado por un José al que creían muerto, quien, con un movimiento estratégico, había convertido Egipto en el gran granero del mundo.

Este tema se repite en la parábola del hijo pródigo (Lucas 15:11-32). En esta parábola, Jesús menciona una hambruna extrema que asola la región a la cual el hijo caprichoso ha huido después de gastarse toda su parte de la herencia. Vemos la misericordia del padre con ese joven que estaba sufriendo los efectos del hambre, tanto física (por la escasez de comida) como espiritualmente (por la separación de su padre).

En Deuteronomio 15 Dios enseña a su pueblo acerca de los años de perdón de deudas, en los que los acreedores debían perdonar a sus deudores. Aquí vemos que a Dios le importa que su pueblo mantenga estándares de vida decentes para todos, y que nadie sufra carencia al proveer para sus necesidades esenciales. El versículo 11 da una clara instrucción con respecto a esto: «Por eso te ordeno que seas generoso con tus hermanos hebreos y con los pobres y necesitados de tu tierra» (NVI).

Las crisis y la inseguridad económica, social, energética y alimentaria son fruto de la caída. Pero eso no significa que Dios haya perdido el control de la historia o de que haya abandonado a la humanidad a su propio sufrimiento. Entonces, si Dios no nos ha abandonado al dolor, ¿cuál debería ser el papel del cristiano frente al sufrimiento?

La creciente influencia de los evangélicos (como resultado de su crecimiento numérico) ha llevado a muchos dentro de la iglesia a sentirse seducidos por los sueños de poder y control y, con esto, a olvidarse del enfoque principal de su testimonio: el amor. Sin embargo, la iglesia en Brasil no debe alimentar una visión triunfalista del crecimiento y la influencia.

Los cristianos no hemos sido llamados, rescatados, salvados y apartados por el Señor para implementar un sistema de poder. Pablo deja claro en Filipenses 3:20 que «somos ciudadanos del cielo». Nuestra responsabilidad es proclamar el reino, no solo predicando la Palabra, sino también cambiando la realidad del curso del pecado para desplegar la belleza y grandeza del Señor.

El hambre es un ejemplo de los efectos devastadores del pecado. Hasta que llegue ese tiempo perfecto en el que viviremos en el futuro reino de Dios, seguiremos batallando con el pecado y el sufrimiento. Más allá de cumplir nuestro papel como ciudadanos, necesitamos comprender nuestro papel como siervos de Dios. Al hacerlo, debemos comprender lo que Dios ha hecho a través de sus siervos en el mundo, en armonía con su propósito perfecto. Hay algunos ejemplos especialmente buenos del testimonio cristiano.

Testimonio cristiano en medio de los que sufren

Hace diez años, Georg Emmerich, pastor metodista, abrió la Igreja nas Ruas (Iglesia de las Calles) en Natal, Rio Grande do Norte, un estado empobrecido en el noreste de Brasil. Emmerich creía que la iglesia estaba muy limitada al permanecer dentro de sus cuatro paredes, cuando su ministerio realmente debía comenzar fuera de ellas.

Cuando el número de personas sin hogar comenzó a crecer en Natal, Emmerich y otros creyentes decidieron comenzar un proyecto que tenía como objetivo servir comidas diarias y ofrecer un servicio de baños portátiles en la comunidad. Desde 2013 han proporcionado 40 000 comidas y 10 400 baños.

A mediados de 2020, él y otros voluntarios instalaron lavabos en varios lugares por todo Natal para que la gente sin hogar pudiera lavarse las manos y estuvieran más protegidos en la lucha contra la COVID-19. Además de estas acciones, la iglesia está inmersa en ministerios de evangelización y discipulado, y ayuda a los que luchan contra las adicciones para que entren en rehabilitación.

Sinvaldo Queiroz fundó Casa da Vida, un ministerio de Vitória da Conquista, en Bahia, también en el noreste del país, que proporciona alojamiento para pacientes pobres que viajan largas distancias para recibir tratamiento en el hospital de la ciudad. Él y su congregación bautista también han organizado eventos como Juntos pela Bahia en respuesta a las inundaciones provocadas por las fuertes lluvias de finales de 2021 y principios de 2022. En colaboración con la Alianza Evangélica Brasileña, recibieron voluntarios de las iglesias de todo Brasil para distribuir agua y comida, mostrando compasión y solidaridad. Para Queiroz, lo que marca una importante diferencia es el poder del testimonio comprometido de las comunidades de fe centradas en el evangelio y que comprenden la integridad de la misión, aunque no siempre sea medible.

Muchas organizaciones cristianas también están implicadas en obras de compasión. El año pasado, la Junta de Misiones de la Convención Bautista Brasileña distribuyó más de 600 cestas de comida básica, así como botellas de agua mineral y leche, a familias de bajos ingresos afectadas por tres desastres naturales. World Vision se asoció con 500 iglesias y más de 1200 líderes religiosos para servir a los más pobres de Brasil. «Tenemos que reforzar el mensaje de Cristo de cuidar de los pobres en nuestras iglesias», dice Thiago Crucciti, director nacional de Visão Mundial Brasil. «Los cristianos debemos salir y servir a los vulnerables allá donde estén».

El proyecto Cristolândia, un ministerio que ayuda a las personas que batallan con adicciones, es otro gran ejemplo. (El nombre es un juego de palabras con la palabra peyorativa Cracolândia, de «crack», que se suele utilizar para describir las zonas con grandes concentraciones de drogadictos). Creado por la Junta de Misiones de la Convención Bautista Brasileña en 2009, la organización tiene ahora más de 40 unidades en nueve estados.

Al igual que el hambre, las drogas son otro ejemplo de la devastación del pecado. Iniciativas como Cristolândia, que ofrecen tanto apoyo como evangelización, deberían replicarse en las iglesias de todo Brasil. Lo que debería unir a los cristianos es Cristo, la proclamación de su evangelio y su presencia en medio del sufrimiento. Después de todo, Él es «Dios con nosotros»: Emanuel.

Más evangélicos, más amor, más impacto

El hambre, la adicción, la violencia y otros problemas similares son síntomas del pecado: señales de una sociedad que está enferma y alejada de Dios. Aunque estos males no son exclusivos de Brasil, la población evangélica tan grande del país debería ser más activa en buscar su alivio. Esto no solo incluye orar, hacer campaña por políticas públicas o supervisar el uso correcto de los recursos públicos, sino también implementar, dentro de nuestras comunidades y organizaciones locales, proyectos que anuncien el Reino y alivien el sufrimiento.

Un buen lugar para comenzar es evaluar cada área de nuestra vida desde una cosmovisión cristiana y comprender que no podemos ignorar el impacto que tiene el pecado a nuestro alrededor. Con este fin, Gerson Pacheco, exdirector de ChildFund Brasil, defiende que la proclamación del evangelio y la transformación social han de ir de la mano, pero son dos intervenciones distintas.

Según Pacheco, los evangélicos cumplen el mandato de proclamar el evangelio, pero no prestan tanta atención a cuestiones como el hambre y la pobreza. Asegura que la iglesia evangélica brasileña, en términos generales, no es consciente de los datos de pobreza en el país y no trabaja con ellos. Debido a que la iglesia no usa estos datos, no adopta una metodología y no hace planificación, la mayoría de sus proyectos se limitan al mero asistencialismo. Por lo tanto, sus esfuerzos no generan una transformación duradera ni un impacto social.

La transformación social implica no solo programas enfocados al bienestar, sino también al cuidado y la sostenibilidad, algo que requiere conocimientos, tiempo y dedicación. No es suficiente con plantar. Si queremos cosechar fruto y obtener sostenibilidad en nuestras iniciativas y eficacia en nuestro testimonio, también debemos regar, fertilizar y podar.

El Brasil evangélico tiene mucho que aprender en términos de testimonio. Y eso comienza supliendo las necesidades básicas de la gente que nos rodea.

«Porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; fui forastero, y me dieron alojamiento; necesité ropa, y me vistieron; estuve enfermo, y me atendieron; estuve en la cárcel, y me visitaron» (Mateo 25:35-36).

Lucas Meloni es periodista en Rádio Trans Mundial (RTM) y coordinador de comunicaciones de la Primera Iglesia Bautista de São Caetano do Sul. Estudia en la Facultad Teológica Bautista de São Paulo (FTBSP) y es el autor de Escritos de um Suburbano.

Traducción de portugués a inglés por Paul Connolly.

Traducción de inglés a español por Noa Alarcón.

Edición en español por Livia Giselle Seidel.

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Wire Story

Encuesta: Las iglesias protestantes hispanas son jóvenes, de primera generación y están creciendo

A medida que aumenta la población latina en EE. UU., los investigadores afirman que sus congregaciones destacan en el fomento de la comunidad y la captación de nuevos miembros.

Christianity Today January 31, 2023
Ismael Paramo / Unsplash

Las iglesias hispanas en los Estados Unidos enfrentan desafíos únicos, pero han demostrado ser exitosas al construir comunidades dentro de sus congregaciones y al establecer relaciones con gente nueva.

Lifeway Research se asoció con dos docenas de denominaciones y redes de iglesias a fin de incluir el que quizá sea el mayor número de congregaciones protestantes hispanas en los Estados Unidos invitadas a participar en el mismo estudio de investigación. Patrocinado por Lifeway Recursos, la Billy Graham Evangelistic Association y Samaritan’s Purse, el estudio encuestó a 692 pastores de congregaciones cuya población es cuando menos 50 % hispana.

«Durante décadas, la población hispana en los Estados Unidos ha venido creciendo exponencialmente y es imperativo que las iglesias estén informadas sobre las necesidades específicas de esta comunidad», dijo Giancarlo Montemayor, director de publicaciones mundiales de Lifeway Recursos. «Este estudio nos ayudará a continuar la conversación sobre cómo servir a nuestros hermanos y hermanas de una manera más estratégica».

Las congregaciones hispanas en resumen

El estudio revela una imagen de las iglesias hispanas que muestra que son más nuevas, más jóvenes y más eficaces en la evangelización que la iglesia protestante típica en los Estados Unidos.

La mayoría de las iglesias protestantes hispanas (54 %) se establecieron después del año 2000, incluyendo un 32 % que fueron establecidas en el año 2010 o después. Menos de 1 de cada 10 (9 %) trazan su historia hasta antes de 1950.

Y no es solo que las iglesias sean relativamente nuevas, sino que la mayoría de las personas en sus congregaciones también son nuevas en los Estados Unidos. La mayoría son estadounidenses de primera generación (58 %), lo que significa que nacieron fuera del país. Una cuarta parte de sus miembros son hispanos de segunda generación (24 %), cuyos padres nacieron fuera de los Estados Unidos. Y el 17 % de ellos son hispanos que nacieron en los Estados Unidos, de padres que también nacieron en los Estados Unidos. Como resultado, la mayoría realizan sus servicios solo en español (53 %), mientras que el 22 % cuentan con servicios bilingües.

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El 50 % de las iglesias se encuentran en un área metropolitana grande con una población de 100 000 habitantes o más. Alrededor de 3 de cada 10 (31 %) están ubicadas en ciudades pequeñas, el 9 % en áreas rurales y el 8 % en los suburbios.

En una iglesia protestante hispana típica, un tercio de la congregación (35 %) tiene menos de 30 años, incluyendo un 18 % menor de 18 años de edad. Otro 38 % tiene entre 30 y 49 años de edad, mientras que el 28 % tiene 50 años de edad o más.

«El crecimiento en el número de iglesias hispanas en los Estados Unidos ha sido extraordinario», dijo Scott McConnell, director ejecutivo de Lifeway Research. «Si bien es cierto que algunas de estas congregaciones se iniciaron dentro de iglesias angloamericanas —el 14 % de las congregaciones hispanas en este estudio tienen sus servicios de culto y adoración dentro de una iglesia que no es predominantemente hispana—, el ímpetu misional claramente ha venido desde dentro de la misma comunidad hispana, ya que dos tercios de estas congregaciones están dirigidas por un pastor inmigrante de primera generación».

En las iglesias protestantes hispanas en los Estados Unidos, el promedio de asistencia al servicio de culto y adoración es de 115 personas. Al igual que la mayoría de las otras iglesias, aún no se han recuperado por completo de la pandemia. En enero de 2020, antes de la pandemia de COVID-19, el promedio de asistencia era de 136. Aun así, el 13 % de las iglesias ya alcanzaron los niveles de asistencia que tenían antes de la pandemia. Y el 32 % dice que sus iglesias han crecido en los últimos tres años a pesar de la pandemia.

Casi todos los pastores protestantes hispanos (99 %) están de acuerdo, incluyendo un 94 % que afirma estar totalmente de acuerdo, que su congregación considera que las Escrituras son la autoridad para su iglesia y para sus vidas.

Casi 7 de cada 10 pastores (69 %) dicen que su iglesia tiene los recursos monetarios necesarios para financiar su ministerio, mismos que incluyen algunos aspectos que son comunes entre la mayoría de las demás congregaciones protestantes. La mayoría de las iglesias protestantes hispanas dicen que ofrecen estudios bíblicos o grupos pequeños semanales para los adultos (74 %), reuniones de oración semanales (66 %) y grupos pequeños semanales para los niños (52%). Un menor número de iglesias tienen grupos pequeños semanales para los jóvenes (45 %), grupos pequeños semanales para los jóvenes adultos (40 %), discipulado o tutoría individual (34 %), estudios bíblicos en grupos grandes por la noche (25 %) o servicios de adoración y alabanza por la noche (24 %). Solo el 3 % de las iglesias dijo no ofrecer ninguno de estos ministerios.

Cuando se les preguntó si los participantes del servicio de culto y adoración de fin de semana participan en grupos pequeños, el 42 % de los pastores dijeron que por lo menos la mitad de sus asistentes adultos están involucrados en grupos de estudios bíblicos, incluyendo un 15 % que dice que por lo menos el 75 % de sus congregantes está participando en un grupo pequeño. Alrededor de un tercio de los pastores (34 %) dicen que menos de 1 de cada 4 asistentes son miembros de grupos pequeños de estudios bíblicos, incluyendo el 9 % de los pastores que dicen que ninguno de los que asisten a los servicios de culto y adoración de fin de semana están involucrados en un grupo pequeño.

Con respecto a lo que impide que su congregación participe con más regularidad en las actividades de la iglesia, la mayoría de los pastores señalan como causa las largas horas de trabajo de sus miembros (61 %). Otros señalaron las reuniones familiares (35 %) y las dificultades o crisis personales (30 %). Alrededor de una cuarta parte de los pastores indican que la causa son las actividades recreativas o de entretenimiento (26 %) y el miedo que persiste al COVID-19 (24 %). Una menor parte de los pastores afirman que la causa son las actividades deportivas (20 %), la preferencia de ver los servicios en línea (18 %), la falta de transporte (17 %), eventos escolares (13 %) o las responsabilidades como proveedor de cuidado a una o más personas (11 %).

«Muchas de las actividades dentro de las iglesias protestantes hispanas son muy parecidas a las de las iglesias que no son hispanas en los Estados Unidos, ya que cuentan con servicios de culto y adoración, reuniones de oración, estudios bíblicos y clases de escuela dominical, entre las más comunes», dijo McConnell. «Pero los pastores de las congregaciones hispanas señalan que las familias inmigrantes tienen menos tiempo para la iglesia, ya que muchas familias trabajan largas horas, tienen tradiciones familiares y se ven afectadas por las distracciones culturales en los Estados Unidos».

Evangelización

Casi 4 de cada 5 pastores en las iglesias protestantes hispanas en los Estados Unidos (79%) afirman programar y organizar regularmente oportunidades para que los miembros puedan salir y compartir el evangelio.

Específicamente, la mayoría de los pastores dicen que sus actividades para compartir el evangelio en el último año incluyeron que los miembros de la iglesia invitaran a otras personas a asistir a la iglesia (86 %), el uso de redes sociales para compartir las actividades de la iglesia (74 %), eventos especiales para niños como la Escuela Bíblica de Vacaciones, actividades de Semana Santa o festivales de otoño (59 %), programas comunitarios como la distribución de alimentos, juguetes o ropa (58 %) y miembros de la iglesia que comparten el evangelio en sus conversaciones con otros (56 %). Además, algunas congregaciones llevaron a cabo actividades de evangelización puerta a puerta (30 %), enseñaron cómo compartir el evangelio con otros (24 %) y apoyaron económicamente el inicio de una nueva iglesia (12 %). Casi ninguna iglesia (1 %) dijo que no han podido hacer ninguna de estas actividades recientemente.

Los esfuerzos de evangelización de estas iglesias parecen ser efectivos, ya que cerca de la mitad (47 %) dicen que 10 o más personas han indicado que han entregado sus vidas a Cristo en el último año, incluyendo un 24 % que han visto 20 o más personas entregar sus vidas a Cristo en el mismo periodo de tiempo. Menos de 1 de cada 10 (9 %) informan que nadie ha entregado su vida a Cristo.

Los pastores también dicen que la mayoría de las personas nuevas a las que han evangelizado se han quedado en la iglesia. Según los pastores, casi 3 de cada 4 (73 %) de estos nuevos creyentes son participantes activos en la vida de la iglesia. Como resultado, el 88 % de los pastores protestantes hispanos dicen que constantemente escuchan historias de vidas transformadas en sus iglesias.

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«Las congregaciones hispanas son muy activas en involucrar y atraer a nuevas personas», dijo McConnell. «No solo hay mucha actividad de evangelización en las iglesias hispanas, sino que Dios también las está bendiciendo con nuevas personas que se comprometen a seguir a Jesucristo».

El fomento de la comunidad

Cuando los nuevos miembros se unen a iglesias protestantes hispanas, los pastores afirman que se integran a congregaciones que se esfuerzan por crecer juntas. Casi 9 de cada 10 pastores (88 %) dicen que su iglesia tiene un plan para fomentar la comunidad en su iglesia, y de ellos un 53% afirma estar totalmente de acuerdo.

Los pastores señalan muchas actividades que son esenciales para construir un fuerte sentido de comunidad dentro de sus congregaciones.

Por lo menos 9 de cada 10 pastores dicen que orar juntos (96 %), estudiar la Biblia juntos (95 %), elegir llevarse bien y promover la unidad (93 %), dar la bienvenida a personas de diferentes culturas y orígenes (93 %), elegir ser transparentes y ser responsables unos con otros (89 %) y notar o establecer contacto cuando otros están ausentes (90 %) son aspectos muy importantes o extremadamente importantes en la unidad en sus iglesias.

Además, la mayoría de los pastores dicen que otros aspectos como el hecho de que los miembros de su iglesia trabajen juntos para servir a las personas de la comunidad (79 %), que socialicen fuera de la iglesia (81%) o que compartan recursos entre ellos (74%) son igual de importantes para promover la unidad.

La mayoría de los pastores afirman haber escuchado que los miembros de su iglesia participaron en cada una de esas actividades por lo menos en unas cuantas ocasiones en el último mes.

«El compañerismo entre los creyentes en una congregación local es algo que la Biblia dice que debe ocurrir», dijo McConnell. «Las iglesias hispanas se toman esto en serio e invierten en estas relaciones».

Un retrato del pastorado

El 93 % de los pastores de las congregaciones protestantes hispanas de los Estados Unidos son hispanos también. Casi todos (95 %) son pastores principales o los únicos pastores de una congregación, mientras que el 5 % son pastores del campus hispano de una iglesia que tiene más de un campus. Más de la mitad de los pastores sirven en el pastorado a tiempo completo (56 %), el 27 % son bivocacionales, el 10 % están empleados a medio tiempo, el 6 % son voluntarios y el 1 % están en puestos interinos.

Casi la mitad de los pastores en las iglesias protestantes hispanas (48 %) tienen entre 50 y 64 años de edad. Los pastores tienen más que el doble de probabilidad de tener menos de 50 años (37 %), que de tener 65 años de edad o más (16 %). Además, un 4 % tiene menos de 30 años de edad.

Casi 8 de cada 9 pastores (85 %) son hombres. Dos de cada tres pastores (66 %) son estadounidenses de primera generación, mientras que el 15 % son de segunda generación y el 19 % son de tercera generación. Cerca de 3 de cada 4 pastores se han graduado de una universidad, incluyendo un 44 % que tienen un título de posgrado, mientras que el 17 % tiene alguna educación universitaria y solo el 10 % tiene educación secundaria [high school] o inferior.

Teológicamente, 4 de cada 5 pastores (79 %) de iglesias protestantes hispanas en los Estados Unidos se identificaron como evangélicos. Alrededor de 1 de cada 6 pastores (16 %) afirmaron ser protestantes convencionales.

Traducción y edición en español por Livia Giselle Seidel.

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José perdonó a sus hermanos. ¿Y tú?

La respuesta del «Soñador» nos invita a reevaluar nuestras relaciones familiares.

Christianity Today January 30, 2023
Ilustración por Mallory Rentsch / Source Images: WikiMedia Commons / Unsplash / Pexels

Está leyendo la traducción al español del ganador del Segundo Concurso anual de Ensayo de Christianity Today en chino. Obtenga más información sobre este certamen y el trabajo multilingüe de CT, y consulte los ensayos ganadores escritos originalmente en portugués, francés, indonesio y español.

Entonces José dijo a sus hermanos: «¡Acérquense! Cuando ellos se acercaron, él añadió: Yo soy José, el hermano de ustedes, a quien vendieron a Egipto» (Génesis 45:4, NVI).

«Acérquense» es una afirmación simple. Sin embargo, indica un acto de restauración.

José, la víctima, dirigió unas palabras aparentemente ordinarias a sus hermanos, los victimarios. Había experimentado una acumulación de heridas procedentes de un pasado desafortunado y de emociones encontradas. Las penas de su pasado lo acechaban de día y de noche tras la traición de sus hermanos. Al enfrentarse a quienes un día fueron sus agresores, ahora desde una posición de prosperidad y poder, él podría haberse vengado fácilmente de ellos para aliviar su dolor psicológico y práctico. Sin embargo, en lugar de ello, optó por alabar a Dios por su providencia, revelar su identidad a sus hermanos y mostrarles misericordia (Génesis 45:5).

«Acérquense» es una palabra que también puede haber surgido en las pesadillas de un José profundamente herido. De joven, José era tan inocente que incluso después de que Dios le revelara una visión en sueños, se acercó a sus hermanos y la compartió con ellos sin reservas. Sin embargo, esto solo hizo que se pusieran celosos de él. Más tarde, cuando su padre Jacob le pidió que fuera a ver a sus hermanos, salió a buscarlos obedientemente. Sin embargo, cuando sus hermanos se «acercaron» a él, fue solo para intentar matarlo y venderlo. Ese «acercamiento» causó el mayor daño que José haya recibido.

La intención asesina de los hermanos de José también reveló la maldad de sus corazones. Cuando José los acusó de ser espías y los puso en la cárcel por tres días, «se decían unos a otros: “Sin duda estamos sufriendo las consecuencias de lo que hicimos con nuestro hermano. Aunque vimos su angustia cuando nos suplicaba que le tuviéramos compasión, no le hicimos caso. Por eso ahora nos vemos en aprietos”» (Génesis 42:21). Su encarcelamiento les recordó el mal que le habían hecho al joven José, y los llevó a pensar que su infortunio era un castigo de Dios.

Hermano contra hermano

Al igual que en la historia bíblica del conflicto entre hermanos en la historia de José, a menudo oímos hablar en las noticias de discordias y luchas entre hermanos, padres y cónyuges. Las relaciones familiares deberían brindarnos una sensación de seguridad, comodidad y libertad; sin embargo, algunas familias pueden provocar sentimientos de miedo e impotencia.

Es común encontrar familias con relaciones fracturadas. Las relaciones que deberían ser las más íntimas y estrechas pueden verse gravemente dañadas a causa de los prejuicios de los padres, las diferencias generacionales y de personalidad, y la capacidad —o incapacidad— de cada persona para responder ante el conflicto.

La rivalidad entre hermanos es un problema universal. El año pasado, una niña japonesa de 11 años registró cien discusiones entre sus tres hermanos en un lapso de diez días para un proyecto de verano.

En algunos casos, el conflicto surge cuando hermanos y hermanas se pelean por las herencias familiares. En otros casos, surge a causa de valores culturales como mostrar respeto y deferencia hacia los mayores. Tomemos el ejemplo de dos hermanos chinos que cuidaban de su padre enfermo de demencia. El hermano menor se ofreció voluntariamente para asumir más responsabilidades en el cuidado de su padre porque sentía que su hermano mayor tenía baja autoestima y carecía de capacidad para tomar decisiones. Sin embargo, con el paso del tiempo se sentía cada vez más frustrado porque su hermano mayor no cooperaba con los cuidados.

Después de asistir a terapia, el hermano menor se dio cuenta de que el mayor lo percibía como irrespetuoso por actuar como si él estuviera a cargo. Al mejorar sus estilos de comunicación y sus esfuerzos de colaboración, los hermanos pudieron entenderse mejor. El conflicto se convirtió en una oportunidad para reconciliar antiguas diferencias.

El valor del perdón

Las disputas entre hermanos pueden ocurrir todos los días, y los agravios pueden hacerse cada vez más profundos. A menudo es difícil que alguien pueda intervenir y servir como mediador, ya que es difícil determinar lo que está bien y lo que está mal, puesto que los papeles de agresor y víctima pueden ser dinámicos e intercambiables.

La relación entre víctima y victimario es compleja, enmarañada y, a menudo, de larga duración. El agresor parece ejercer un poder excesivo para oprimir e intimidar a la víctima. Sin embargo, las acciones de opresión y daño del agresor pueden provenir de un corazón lleno de miedo y cobardía. Algunos agresores pueden querer acercarse a sus víctimas, pero utilizan formas malsanas de expresarse y no hacen sino seguir perpetuando el daño.

Hoy en día, las víctimas de maltrato doméstico pueden buscar apoyo en instituciones o iglesias para recibir asesoramiento y ayuda para su cuerpo, mente y alma. Y si los agresores tienen conciencia de su problema, también pueden buscar orientación y ayuda. Estas son algunas de las formas y medios apropiados para desenredar relaciones enmarañadas y avanzar hacia la reconciliación dentro de la unidad familiar.

Sin embargo, el estado del corazón de cada persona es el elemento determinante.

Estoy convencido de que cuando José echó la mirada atrás y se dio cuenta de que su sufrimiento podía reflejar la misericordia y la bondad de Dios (Génesis 50:20), la sombra de su corazón se desvaneció y su dolor encontró alivio. Fue capaz de liberarse de los grilletes de la victimización y extender una rama de olivo de restauración a sus hermanos al decir: «Por favor, acérquense a mí».

Cuando José, la víctima de esta historia, dio un paso inesperado hacia la reconciliación con sus hermanos, estos cobraron conciencia de sus faltas y se condenaron a sí mismos por sus errores pasados.

La reconciliación es el primer paso para la restauración de toda relación quebrantada, y ofrece la posibilidad de poner fin a los ciclos de abuso dentro de esa relación. Este no es el camino del mundo que sugiere intercambiar violencia por violencia, sino el camino bíblico que demuestra que es posible vencer el mal con el bien (Romanos 12:21).

Joe Shing Yung Tsoi ha sido editor durante más de diez años en una institución cristiana de Hong Kong. Ha editado docenas de libros y revistas. Tiene un máster en lengua y literatura chinas por la Universidad Bautista de Hong Kong, y uno más en estudios cristianos por el Seminario Bíblico de la Alianza de Hong Kong.

Traducción de chino a inglés por Yiting Tsai.

Traducción de inglés a español y edición en español por Livia Giselle Seidel.

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¿En qué altar estamos sacrificando a nuestros hijos?

Sin darnos cuenta, tal vez estamos ofreciendo a nuestros hijos ante ídolos modernos.

Christianity Today January 26, 2023
Illustration by Mallory Rentsch / Source Images: WikiMedia Commons / Getty / Unsplash

En 2021, el equipo editorial de

Christianity Today

tuvo la iniciativa de lanzar un concurso de ensayo en cuatro idiomas a fin de llevar la sabiduría, perspectiva y comprensión teológica escrita originalmente esos idiomas, y traspasar la barrera del lenguaje a fin de bendecir a la iglesia global.

En enero del año pasado, tuvimos el gusto de anunciar al ganador del primer concurso de ensayo de

Christianity Today

en español.

Gracias al éxito de ese primer esfuerzo y al buen recibimiento que tuvo entre nuestra audiencia, CT decidió anunciar un segundo concurso, esta vez en cinco idiomas: español, portugués, francés, chino e indonesio.

Para la edición en español de este concurso, en esta ocasión recibimos ensayos de un total de 14 países. Estamos profundamente agradecidos con todos aquellos que nutrieron este certamen con sus valiosas ideas.

Los ensayos recibidos fueron evaluados minuciosamente por nuestro equipo editorial, y después pasaron por un proceso de evaluación anónima por parte de un equipo de jueces.

Hoy nos complace compartir el ensayo ganador. ¡Felicidades a

Rebeca Martínez Gómez

!

Si quiere saber más sobre cómo escribir para nosotros, conozca nuestros requisitos en nuestra guía.

Editora y gerente global:

Morgan Lee

(Hawái, EE. UU.)
Coordinadora de proyectos:

Sofía Castillo

(Argentina)
Directora editorial:

Livia Giselle Seidel

(México, EE. UU.)

Ofrecemos nuestro sincero agradecimiento a los jueces de este proyecto:

Luis Fajardo Vaquero

, España: director general de la Sociedad Bíblica, anciano de la Asamblea de Hermanos de Valladolid y profesor de hebreo bíblico.

Wendy Bello

, Cuba/Estados Unidos: autora y conferencista internacional. Colabora con LifeWay Mujeres y actualmente cursa una maestría en el Southern Baptist Theological Seminary.

Harold Segura

, Colombia/Costa Rica: pastor, teólogo y director del Departamento de Fe y Desarrollo de Visión Mundial para América Latina y el Caribe.

Daniel Puerto

, Honduras/México: coordinador editorial de Poiema Publicaciones y director ejecutivo de Soldados de Jesucristo. Estudió en el Instituto Bíblico Río Grande y actualmente cursa una maestría en el Southern Baptist Theological Seminary.

Sergio Villanueva

, México/Estados Unidos: autor, compositor y artista gráfico, es pastor de la Iglesia del Pueblo en Chicago, Illinois.

Noa Alarcón

, España: escritora y traductora especializada en teología y textos bíblicos, con estudios de filología hispánica y hebraica.

Óscar Fernández H.

, Costa Rica: teólogo y doctorando en estudios sociorreligiosos; coordinador para América Latina y el Caribe de las Academias de Proclamación Global; miembro del Core Global Team en el ministerio RREACH (Ramesh Richard Evangelism and Church Health).

Sin duda, uno de los momentos más dramáticos del Génesis tiene lugar cuando Abraham extiende su mano para tomar el cuchillo, dispuesto a sacrificar a su hijo Isaac en obediencia al Señor (Génesis 22:10). Considerando las costumbres de la época con respecto a los sacrificios, tal vez a Abraham no le pareció tan descabellada la petición del Señor. Con excepción, claro, de que el Señor le había prometido que por medio de ese hijo, multiplicaría su «descendencia como las estrellas del cielo» (21:12; 26:4, NBLA).

Sin embargo, de acuerdo con Hebreos 11:19, Abraham obedeció a Dios puesto que «… consideró que Dios era poderoso para levantar aun de entre los muertos…». Y como sabemos, el Señor no dejó que Abraham dañara a Isaac, sino que proveyó un carnero para el sacrificio (Génesis 22:12-13). Y tras esta muestra de reverencia y temor a Dios, el Señor prometió bendecirlo al punto de que también todas las naciones serían bendecidas por medio de su descendencia (v.18).

Este pasaje marca un contraste radical frente a la práctica de las otras naciones de la época de Abraham (y posteriores, que sí sacrificaban a sus hijos a dioses paganos). Incluso los israelitas llegaron a hacerlo en total desobediencia a Dios (2 Reyes 16:3).

En la actualidad, nos resulta casi imposible identificarnos con este suceso en las vidas de Abraham e Isaac. Nos parece impensable la idea de ofrecer a nuestros hijos en sacrificio físico y vivo delante de Dios; mucho menos sacrificarlos a dioses paganos.

Pero, ¿es verdad que los días de ofrecer a nuestros hijos en sacrificio están tan lejos de nosotros? ¿O es posible que tal vez no nos hemos dado cuenta de cuáles son los ídolos y dioses que hemos levantado en nuestros días? ¿Cómo se vería ofrecerle nuestros hijos a Dios en el siglo XXI?

Un ídolo moderno

Hace varios años, mi esposo y yo nos mudamos a Estados Unidos para estudiar posgrados y durante ese tiempo tuvimos a nuestro único hijo. Desde que estaba en el vientre, la planeación de su educación se volvió una prioridad tanto para mí como para mi esposo. En particular, yo quería que él tuviera las oportunidades que yo no tuve durante mis años de formación.

Al ingresar a mi programa de posgrado en Estados Unidos, muy pronto noté que tenía notables desventajas en comparación con mis compañeros. Yo había crecido en México como hija de una madre soltera que no tuvo la oportunidad de asistir a la universidad y tuvo que esforzarse mucho para asegurar que yo completara mi educación. Yo no tuve la oportunidad de aprender música y artes como muchos de mis compañeros, y muchas veces me sentí fuera de lugar al no poder participar de sus conversaciones. Ellos habían tenido experiencias que habían ampliado sus conocimientos en ámbitos de la cultura a los que yo nunca tuve acceso.

Por este motivo, decidí no permitir que mi hijo pasara por una experiencia similar. Sentía que era mi responsabilidad brindarle las oportunidades educativas y culturales que yo no tuve. Por eso, cuando tenía apenas cuatro años, nuestro hijo ya estudiaba violín en las clases para niños de la universidad, y yo planeaba sus veranos con clases y actividades de arte, deportes, ciencia y tecnología.

Tal vez es importante aclarar que mi esposo y yo nos considerábamos seguidores de Cristo desde hacía varios años, y en este punto en nuestra historia asistíamos a una megaiglesia evangélica donde mi esposo servía como intérprete y yo daba clases a los niños.

Nos llamábamos cristianos y estábamos involucrados activamente en la vida de la iglesia. Sin embargo, seguíamos amando lo que la Biblia llama «el mundo»: su perspectiva, sus valores, y evidentemente, sus ídolos.

Sin saberlo, estábamos dispuestos a llevar a nuestro hijo al altar del mundo y entregarlo delante de otro dios: la educación encaminada a conseguir el éxito y un mejor estatus social.

El mundo según las Escrituras

En el Nuevo Testamento, el apóstol Juan advierte a los cristianos que «no amen al mundo ni las cosas que están en el mundo» (1 Juan 2:15). Y Juan divide en tres partes aquello a lo que se refiere cuando habla del mundo: «los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida» (v. 16, RVR60).

Para expresar el significado de «vanagloria» otras traducciones de la Biblia usan las palabras ostentación, soberbia o arrogancia. El punto que Juan desea transmitir es que todo aquello que es atractivo para la carne, toda codicia que nace de la vista, y toda cosa deseable que nos lleva a vanagloriarnos una vez que la hemos obtenido, es del mundo. Y lo que pone a prueba que algo sea o no del mundo es si es contrario a los deseos del Espíritu de Dios (Gálatas 5:16-17).

Los seguidores de Cristo somos, por definición, aquellos que hemos sido transformados por el Espíritu de Dios para buscar por sobre todas las cosas el Reino de Dios. Aunque nacimos en el mundo y por naturaleza perseguíamos los deseos de la carne, los cristianos hemos encontrado algo cuyo valor es infinitamente superior a todo lo que el mundo y los placeres de la carne nos puedan ofrecer. Somos quienes encontramos «una perla de gran valor» y estuvimos dispuestos a dejar todo atrás, a «vender todo lo que teníamos» con tal de comprarla (Mateo 13:46, NBLA).

Juan sugiere que podemos determinar incluso nuestra propia salvación tomando como referencia si buscamos las cosas del mundo o las cosas de Dios. «Si alguien ama al mundo, el amor del Padre no está en él» (1 Juan 2:15). Según este argumento, el amor del mundo repele el amor del Padre y viceversa; es decir, no pueden coexistir.

Un pie en el mundo, un pie en el Reino

La tentación de mantener un pie en el mundo suele ser sobrecogedora. Nos decimos a nosotros mismos que es necesario adaptarnos al marco de referencia de los valores del mundo, aunque sea parcialmente. Muchas veces nos parece lógico enseñar a nuestros hijos que el objetivo de sus años de formación es prepararse para que cuando sean adultos puedan intercambiar su trabajo por la mayor suma de dinero posible, y conseguir llegar más allá que los demás en la carrera por el éxito. Pero al hacer esto, ¿no los estamos preparando para el altar del mundo?

Del mismo modo, pocos padres crían a sus hijos enseñándoles a contentarse con tener comida y ropa para cubrirse. De acuerdo con los valores de nuestra sociedad occidental, al enseñarle esto a nuestros hijos los estaríamos preparando para la mediocridad. Sin embargo, esto es justamente lo que enseña el Nuevo Testamento (1 Timoteo 6:8-9).

Si somos honestos, todos los padres cristianos batallamos en este aspecto. Nuestro instinto y deseo natural es hacer todo lo que esté en nuestro poder para garantizar el bienestar de nuestros hijos.

Pero con gran frecuencia, queremos tener el control sobre el futuro de nuestros hijos en lugar de confiar y depender de Dios. Y como sabemos, siempre que hagamos las cosas conforme a nuestro propio entendimiento, las cosas no saldrán bien. «Hay camino que al hombre le parece derecho, pero al final es camino de muerte» (Proverbios 16:25).

Si criamos a nuestros hijos diciéndoles que deben buscar más educación, dinero y estatus a fin de garantizar un mejor futuro, los estamos impulsando en el camino del mundo. Y Dios no puede ser burlado: «… todo lo que el hombre siembre, eso también segará» (Gálatas 6:7).

Es común escuchar a padres cristianos decir que envían a sus hijos a la escuela no solo a aprender, sino también a ser la luz y la sal, pero si no nos detenemos a analizar nuestras motivaciones, bien podríamos buscar la educación de nuestros hijos con la misma motivación de los padres no creyentes.

Según una investigación de Barna, entre 2011 y 2018 «el porcentaje de jóvenes adultos que abandonan la iglesia ha aumentado del 59 % al 64 %. Casi dos tercios de los jóvenes estadounidenses de 18 a 29 años que crecieron en la iglesia dicen a Barna que han dejado de participar en la iglesia como adultos después de haber sido activos de niños o adolescentes».

Cuando los padres cristianos vemos a los hijos que creímos haber criado dentro de la iglesia apartarse de la fe al llegar a la adultez, ¿es posible que sea en parte porque en realidad los estábamos formando de acuerdo a los valores del mundo?

Examinando nuestras motivaciones

En este punto es importante aclarar que aunque el enfoque que ve a la educación como un medio para conseguir el éxito es, sin duda, parte de las trampas de este mundo, eso no significa que la educación en sí sea necesariamente del mundo. Dios nos dio la capacidad de aprender y muchos han argumentado bíblicamente el valor de la educación.

Más bien, lo que debemos examinar son nuestras motivaciones. Dios ve nuestros corazones (1 Samuel 16:7). Debemos preguntarnos: ¿Por qué quiero que mi hijo reciba la mejor educación posible? ¿Por qué quiero que mi hijo o hija pertenezca a un club deportivo? La diferencia entre una respuesta que glorifique a Dios o una respuesta que glorifique al mundo determinará si amamos a Dios por sobre todas las cosas.

¿Deseo que mi hijo practique un deporte para que alcance un mejor estatus social o para que glorifique a Dios en su cuerpo haciendo ejercicio? ¿Quiero que toque un instrumento musical para que alabe al Señor, o simplemente porque los niños «bien educados» saben tocar música? ¿Deseo que obtenga un buen trabajo para que use sus conocimientos y habilidades para el reino de Dios, o simplemente para que tenga una vida de abundancia y un buen nivel socioeconómico?

Un sacrificio vivo

¿Cómo se vería, entonces, ofrecer nuestros hijos a Dios en nuestros días? Haremos bien en comenzar por imitar el ejemplo de Abraham: escuchar la instrucción de Dios y obedecer aun cuando el llamado de Dios parezca ir en contra de la promesa de éxito.

Así como Abraham, debemos creer que Dios cumplirá sus promesas sin importar nuestras circunstancias, pues el éxito está asegurado para los que aman a Dios (Romanos 8:28). Ofrecer nuestros hijos a Dios es aceptar soltar las riendas y darle el espacio a Dios para que Él cumpla su promesa de éxito. Sin embargo, debemos recordar que la prosperidad y el éxito que Dios promete siempre vendrá en los términos de Dios y no de acuerdo a interpretaciones mundanas de estos conceptos.

Nuestro hijo ahora tiene trece años, y durante los últimos años hemos caminado de la mano del Señor, aprendiendo paso a paso a vivir una vida más sencilla y de contentamiento con la provisión de Dios. También hemos aprendido a orar que la voluntad de Dios se cumpla en su vida, y no la nuestra.

Finalmente, nuestro llamado como pueblo redimido por Dios es buscar su gloria en todo momento (1 Corintios 10:31). El objetivo de los hijos de Dios es agradarle y servirle a Él — no hacer nada por vanagloria (Filipenses 2:3) o como para los hombres sino para Dios (Colosenses 3:23)—.

Pidamos perdón a Dios si en ignorancia hemos enseñado a nuestros hijos a adorar a los ídolos y valores del mundo en lugar de ser sacrificios vivos para Dios. Descansemos en las promesas de Dios, pues la Palabra dice: «… mi Dios proveerá a todas sus necesidades, conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús» (Filipenses 4:19).

Rebeca Martínez Gómez es originaria de Guadalajara, México, y es doctora en Lingüística por la Universidad de Nuevo México. Vive con su esposo e hijo en Albuquerque, donde el Señor los llamó a evangelizar y plantar una iglesia.

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