La congregación que se reúne en Alliance Church no necesita que le recuerden que deben salir a saludar a sus vecinos. Con algunos toques del estilo del oeste de Texas —botas de vaquero, hebillas de cinturón brillantes y peinados con volumen— llegan con los brazos abiertos.
Juntos, elevan alabanzas sobre la salvación y la sanación de Dios: «Ahora, soy ciudadano del cielo», cantan en español mientras proclaman al unísono una identidad como ciudadanos del cielo. [Los enlaces redirigen a contenidos en inglés].
Las iglesias evangélicas hispanas de Estados Unidos, que han crecido con conversos del catolicismo y nuevos inmigrantes, son conocidas por este tipo de comunión familiar. Sus pastores tienden a ser bivocacionales, lo suficientemente ocupados como para centrarse más en las necesidades de sus congregaciones que en las guerras culturales que se libran en el exterior.
«Hace cinco o diez años, la mayoría de las congregaciones bautistas hispanas… e incluso las iglesias hispanas de las Asambleas de Dios, giraban en torno al evangelio», dice Jesse Rincones, pastor principal de Alliance. Las conversaciones políticas «nunca llegaron a nuestros púlpitos».
Pero los temas políticos surgen cada vez más en los bancos hispanos en los años transcurridos desde la presidencia de Donald Trump. Trump ha ganado un mayor apoyo hispano con cada carrera a la Casa Blanca —ha tenido el mejor desempeño en este grupo demográfico que cualquier candidato republicano en décadas— y los evangélicos hispanos han sido un objetivo clave al buscar el voto de los creyentes.
Rincones, que también lidera la Convención Bautista Hispana de Texas, dijo que los republicanos «probablemente han visto cierto éxito al hacer eso en el espacio [evangélico blanco] y ahora están buscando expandirse» a las comunidades hispanas.
Los votantes hispanos son el grupo a seguir este año electoral. Su participación eclesiástica y política influirá tanto en las filas de la iglesia como en las urnas. Aunque ambos partidos políticos están buscando llegar a este grupo demográfico con nuevos esfuerzos de alcance, ganar su voto será difícil.
Dada la diversidad dentro de sus congregaciones, los evangélicos hispanos son evidencia de lo difícil que es captar a un grupo que abarca posiciones marcadamente diferentes entre generaciones, orígenes y creencias teológicas.
Gabriel Salguero, pastor de la iglesia The Gathering Place, una iglesia de las Asambleas de Dios en Orlando, Florida, cree que los evangélicos hispanos son «los votantes indecisos por excelencia».
Los miembros de la congregación de Salguero proceden de ambos bandos políticos, y él opta por identificarse como independiente en lugar de apoyar a uno de los partidos mayoritarios.
De sus feligreses de la Generación Z y de la Generación del Milenio oye hablar con frecuencia del hartazgo ante el liderazgo polarizado e hiperpartidista de los partidos.
«[Existen] las suposiciones de que porque somos evangélicos, somos republicanos; que porque somos latinos, somos demócratas», dijo Salguero, quien también se desempeña como presidente de la Coalición Nacional Evangélica Latina [National Latino Evangelical Coalition]. «Creo que es un error asumir que cualquiera de los partidos puede darnos por sentado».
En Alliance Church, una gorra roja con la leyenda «Make America Great Again» (MAGA) comenzó a aparecer regularmente entre los sombreros de vaquero de la multitud.
«La política… trae cierta división», dijo David Ramírez, un pastor de ministerios en español en la iglesia Alliance, quien se trasladó a Estados Unidos desde la Ciudad de México hace 16 años para estudiar en la universidad. Ha tenido congregantes que le dicen que anime a la gente a votar por Trump «porque él es el que tiene una agenda cristiana».
Ramírez entiende el atractivo, pero no ve que le corresponda hacer un endoso. Más bien, quiere animar a su iglesia a ser respetuosa y a mostrar el amor de Cristo aun en el cruce de las posturas políticas.
El hombre con el sombrero MAGA, un tejano de ascendencia mexicana, le dijo al pastor que conoció a gente en la iglesia que hizo que cambiara sus propios puntos de vista. Ramírez leyó entre líneas: «Sé que se refería a los inmigrantes.
»Me dijo: “Esas personas se han convertido en algunos de mis mejores amigos, algunas de las personas que más quiero”», dijo Ramírez. «Y es partidario de Trump, cien por ciento».
En la actualidad, uno de cada siete votantes con derecho a voto en Estados Unidos es hispano, la minoría demográfica más numerosa del país. Tradicionalmente, los hispanos han votado por los demócratas, pero el control del partido se está debilitando. Los votantes hispanos se decantaron por Barack Obama con una mayoría del 71 % en 2012, por Hillary Clinton con un 66 % en 2016 y por Joe Biden con un 59 % en las pasadas elecciones.
Mientras tanto, Trump aumentó su apoyo entre los votantes hispanos en 10 puntos porcentuales —pasó del 28 % en 2016 al 38 % en 2020—, reduciendo el margen en bastiones demócratas como Miami, e incluso dándole a la vuelta a un distrito de mayoría hispana en la frontera de Texas.
Su campaña designó a pastores hispanos para que realizaran una labor de divulgación religiosa explícita, reuniéndose con ellos durante la campaña y pidiéndoles que oraran en los mítines. Las promesas de Trump de defender el cristianismo, proteger la libertad religiosa y promover la causa provida han calado entre los hispanos que comparten esos valores con sus correligionarios evangélicos.
Ese llamado está marcando la diferencia: desde que Trump entró en la escena política en 2016, ha habido un aumento promedio de 4 puntos en el porcentaje de protestantes hispanos que se alinean con los republicanos y una disminución de casi 6 puntos en los protestantes hispanos que se alinean con los demócratas, según un análisis de los datos de la encuesta del Pew Research Center. Los cambios en ambas direcciones son dos veces mayores entre los votantes protestantes hispanos que entre los votantes hispanos en general.
En los círculos carismáticos es donde los hispanos han captado realmente el mensaje de Trump, quienes se han unido a un coro de adoradores, profetas y pastores famosos que ven a Trump como el elegido de Dios.
Más de la mitad de los protestantes hispanos se identifican como pentecostales o carismáticos, y creen en los dones espirituales, desde la sanación divina hasta hablar en lenguas.
«Muchos cristianos hispanos protestantes son formal o informalmente pentecostales», dijo Robert Chao Romero, pastor y profesor de la Universidad de California en Los Ángeles.
Cuando las personas, especialmente en las comunidades de inmigrantes, experimentan dificultades, «Jesús sale a nuestro encuentro con tanta fuerza», explicó Romero. Contó la historia de uno de sus primos, que tenía problemas de corazón. «Están orando y orando, y al día siguiente el médico dice: “Usted no tiene problemas de corazón”».
«Todos tenemos historias así», dijo Romero. «Experimentamos a Dios de esas formas activas».
Esta conciencia de la acción de Dios en el mundo y la sensibilidad hacia el ámbito espiritual pueden cambiar las reglas de la participación política. Orar por determinados candidatos y políticas, implicarse en el activismo, así como esperar milagros y un avivamiento político se convierten en responsabilidades cristianas permeadas con un sentido de llamado.
Nilsa Álvarez dice que su llamado a la política sonó por primera vez como una cascada de «pequeños, pequeñísimos gritos» que resonaban en sus oídos mientras oraba en el banco de un parque. Sintió que Dios le decía que defendiera a las víctimas del aborto. Más tarde, dijo, tuvo una visión de Jesús llevándola y sacándola de reuniones en la Casa Blanca. En la visión, le dijo a Jesús que ella no pertenecía allí, pero dijo que Jesús la animó a estar en la sala.
«Nunca podría identificarme con ninguno de los profetas que ministraron en mi iglesia, porque son profetas que Dios ha ungido para edificar el cuerpo. Pero los hay que están llamados a edificar el gobierno», dijo Álvarez. Ella se involucró por primera vez en la política antes de la carrera de 2016, inspirada por la idea de elegir a un republicano que pudiera nombrar jueces de la Corte Suprema para anular Roe v. Wade.
Álvarez era líder de alabanza y adoración en una iglesia hispana en los suburbios de Miami en ese momento. Pronto conoció al director de fe del Partido Republicano de Florida y empezó a trabajar como voluntaria en campañas de registro de votantes en iglesias.
Su siguiente trabajo fue el de directora regional de fe del Partido Republicano. Ella dijo que sabía dentro de su espíritu que era ahí donde su don profético estaba destinado a ser utilizado. Cuando Trump asumió el cargo, se encontró, junto con otros líderes religiosos, «entrando y saliendo de la Casa Blanca. Tal como lo vi».
Álvarez, que ahora se desempeña como directora hispana de la Coalición Fe y Libertad [Faith & Freedom Coalition], describió su activismo político como parte de un movimiento más amplio «para cambiar la cultura en la dirección de Dios» llevando la influencia cristiana al gobierno. Entre los carismáticos, el concepto de que los cristianos están llamados a influir en diversos ámbitos de la sociedad se denomina el Mandato de las Siete Montañas.
El movimiento comenzó hace décadas como una forma de estimular la participación evangélica en lugar de retirarse de siete áreas: medios de comunicación, gobierno, educación, economía, familia, religión y entretenimiento.
En la actualidad, es más comúnmente citado por líderes carismáticos y apostólicos que piden una toma de poder cristiana en estos espacios o dominios como preparación para la segunda venida de Cristo. Los profetas autoproclamados han incorporado a Trump a la ideología de las Siete Montañas, proclamando que Dios lo eligió para usar su influencia para reclamar ciertas áreas de la cultura.
«En muy poco tiempo, creo que debido a que había algunas celebridades carismáticas de alto perfil que apoyaban a Trump y que eran muy abiertas con su celebración del Mandato de las Siete Montañas —una idea que antes había sido bastante oscura en los círculos carismáticos— de repente estaba en todas partes», dijo Leah Payne, historiadora de la religión en el Seminario de Portland.
No todos los evangélicos hispanos de tendencia carismática o pentecostal se inclinan hacia la derecha, señaló Payne, aunque sí lo hacen algunos famosos. El televangelista estadounidense de origen hondureño Guillermo Maldonado hizo campaña a favor de Trump en su megaiglesia apostólica de Miami, El Rey Jesús. Fue el pistoletazo de salida de la campaña del presidente «Evangélicos por Trump» en 2020.
«Te pedimos, Padre, que él pueda ser el Ciro que traiga la reforma, que traiga el cambio a esta nación», oró Maldonado mientras los asesores de fe de Trump le imponían las manos al presidente. «Declaro, Dios, que lo usas para cambiar la atmósfera espiritual de esta nación».
Más allá de los fundamentos teológicos que atraen a los carismáticos hispanos hacia el expresidente, sus antecedentes nacionales también pueden jugar un factor importante.
Los hispanoamericanos que huyeron de lugares con gobiernos opresivos de izquierdas o autoritarios —pensemos en Venezuela, Nicaragua o Cuba— tienden a oponerse a lo que consideran son posiciones más socialistas de parte de los demócratas. También son más propensos a abrazar iglesias y pastores que hablan abiertamente de política.
«Debido a los países de los que proceden, no quieren convertirse en socialistas», explica Romero. «En ese contexto se da esa natural inclinación más republicana».
Pero las tendencias entre los hispanos son mucho más matizadas que un simple giro a la derecha en la participación electoral a favor de Trump.
Alexia Salvatierra, decana académica del programa en español del Seminario Teológico Fuller, Centro Latino, y profesora asociada de misión y transformación global, habla de las generaciones más jóvenes de cristianos hispanos que están haciendo crecer la iglesia.
Alrededor de un tercio de los fieles de las congregaciones protestantes hispanas de Estados Unidos tienen menos de 30 años, según las encuestas, y sus líderes también son más jóvenes. Al igual que otros miembros de la Generación Z, los jóvenes creyentes hispanos están más interesados que sus parientes de mayor edad (cristianos de tendencia conservadora) al abordar los males de la sociedad y al abogar por la justicia penal, el acceso a la educación, la búsqueda de soluciones a la violencia doméstica y la reforma migratoria.
Cuando Salvatierra habla de justicia y misericordia en las clases de teología del Centro Latino, más de una vez ha visto a estudiantes hispanos comenzar a llorar «porque por fin les he dado permiso para hacer lo que quieren hacer», dice.
Los hispanos representan el mayor grupo de inmigrantes de Estados Unidos. Ya sea que lleven aquí generaciones o que acaben de llegar, la mayoría cree que el sistema de inmigración debe cambiar. Los votantes hispanos están a favor de extender el estatus legal a los «Dreamers», es decir, el grupo de inmigrantes indocumentados traídos a Estados Unidos durante su infancia, y a los inmigrantes que han vivido en Estados Unidos durante mucho tiempo; no obstante, muchos también ven la necesidad de aumentar la seguridad fronteriza.
El Libre Institute, una organización sin ánimo de lucro centrada en los latinos en Estados Unidos, encontró en una encuesta dirigida a votantes hispanos que dos tercios estaban de acuerdo en que el país debería hacer lo necesario para «detener el flujo de la inmigración ilegal» en la frontera sur.
Para los inmigrantes que ya tienen su ciudadanía, la dura retórica sobre las medidas enérgicas contra la inmigración por parte del bando de Trump puede no inquietarles por otra razón práctica.
«Las deportaciones masivas… es algo realmente difícil de llevar a cabo», dijo José Mallea, un designado presidencial de la Casa Blanca con George W. Bush que también asesoró a Jeb Bush sobre el alcance hispano durante su campaña presidencial de 2016. Dijo que los votantes podrían estar pensando: «Voy a votar por [Trump] de todos modos porque creo en todo lo demás».
Los evangélicos se han vuelto más belicosos sobre la inmigración ilegal en las últimas dos décadas. También han abogado por una reforma en materia de migración y por el asilo para los inmigrantes que huyen de la violencia y la persecución en sus países de origen, y han ampliado los ministerios para ayudar a los recién llegados. La mayoría de las iglesias hispanas en Estados Unidos tienen programas para ayudar de alguna manera a los inmigrantes recién llegados, como proporcionar información, ofrecer transporte o brindar clases de inglés.
Este año, Trump ha hecho de la lucha contra la inmigración ilegal un componente clave de su campaña, y las encuestas que muestran una creciente preocupación pública por el tema han hecho que sus oponentes se apresuren a abordarlo también. En el lanzamiento de la iniciativa «Latinos con Biden-Harris» en marzo de este año en Phoenix, Biden le dijo a la multitud: «ustedes son la razón» por la que vencí a Trump y «los necesito mucho».
Samuel Rodríguez, que lidera la Conferencia Nacional de Liderazgo Cristiano Hispano [National Hispanic Christian Leadership Conference], le dijo a CT que cree que el Partido Republicano necesita un cambio de mentalidad en lo que respecta a la inmigración. «El Partido Republicano necesita ver a los inmigrantes como una bendición», dijo. «Y necesitan ser explícitos y decir que la inmigración legal es una bendición».
Rodríguez condenó la retórica racista sobre los inmigrantes del lado Trump, pero dijo que las prioridades como la seguridad económica, los derechos de los padres en la educación y la libertad religiosa impulsarán a los hispanoamericanos hacia el Partido Republicano en mayor número.
Rodríguez cree que los líderes religiosos, tanto liberales como conservadores, no rehuirán las conversaciones políticas este ciclo electoral.
«Mi predicción es que este año los pastores animarán a sus miembros a votar más que nunca en la historia de Estados Unidos», dijo Rodríguez, que también es pastor de New Season, una megaiglesia pentecostal con sede en Sacramento, California.
La Iniciativa Libre (organización hermana del Instituto Libre), un grupo de tendencia libertaria financiado por los hermanos Koch, se centra en llegar a los votantes hispanos y centra su mensaje en la reforma migratoria, la economía, la educación y las políticas de salud pública. Ahora está dirigido por Mallea, que aporta su formación política y su experiencia como empresario en Miami.
Durante dos décadas, ha respondido a la misma pregunta una y otra vez: «Si los votantes hispanos dan tanta importancia a la fe y la familia, ¿por qué no se afilian más al Partido Republicano?». La respuesta de Mallea a los republicanos: «Porque ni siquiera han intentado entrar en la comunidad».
Mallea cree que los recientes esfuerzos de acercamiento están dando por fin sus frutos. «Este va a ser un año histórico», predijo.
Libre se mantiene al margen de los debates culturales sobre cuestiones como el aborto y la libertad religiosa, y adopta un enfoque pragmático. En su oficina de Phoenix, un atrevido cartel en una pared dice: «Bidenomics is bad economics» (La Bidenomía es mala economía) en mayúsculas.
Tras una temporada trabajando para el Partido Republicano, Monet Bacs acabó desanimada por la política partidista, pero aun así quiso encontrar la manera de llenar el vacío existente en el alcance a su comunidad.
«Sinceramente, por la gracia de Dios, estaba trabajando con una amiga y me invitó a un evento de Libre», me dijo Bacs, una veinteañera cristiana cuyo atuendo informal de negocios no desentonaría en el Capitolio.
«Enseguida me quedé con la boca abierta». En lugar de la «fría y normal escena política», los voluntarios intercambiaban abrazos. Había calidez.
Como directora estratégica de Libre en Arizona, Bacs coordina clases de inglés, distribución de alimentos y eventos de redes y networking para empresarios. «Me da mucha sensación de sentido cada mañana. Cuando me levanto, me pongo a trabajar», dice. «Siento que estoy destinada a estar aquí. Es donde Dios me guió».
Su padre, que llegó a Estados Unidos de Guatemala en un programa de intercambio cuando era adolescente, inculcó a Bacs que la participación cívica y el compromiso político no podían darse por sentados.
«En Guatemala, ni siquiera era una opción pensar realmente en esas conversaciones», dijo. «Lo más cívico que podías hacer era votar, y eso era muy emocionante para él. Así que cuando llegó a Estados Unidos, fue un total cambio de mentalidad para él, por lo que se enamoró absolutamente de este país. Así que esa es mi pasión, compartir eso con otras personas».
Bacs cree que las comunidades hispanas como la suya son el gigante dormido de la política. «Al fin y al cabo, todos en esta sección sabemos lo importante que es que nuestra comunidad participe. Constantemente se nos deja fuera de la conversación».
A principios de este año, Libre llevó a un grupo de estudiantes hispanos de secundaria a visitar el capitolio del estado en Phoenix. Allí, la representante republicana Michele Peña —que ganó un distrito de tendencia demócrata en 2022— habló con el grupo, pasando de español a inglés. Explicó, al estilo de Schoolhouse Rock, cómo los proyectos de ley se convierten en leyes y les instó a permanecer en la escuela.
Bacs cree que centrarse en la política y en los procedimientos prácticos tiene resonancia entre los votantes, que se preocupan más por las oportunidades y el costo de la vida que por los gestos políticos.
Los latinos tienen, por mucho, las más altas tasas de creación y liderazgo de nuevas empresas que cualquier otro grupo racial o étnico de Estados Unidos. Mallea dijo que este espíritu emprendedor, junto con la percepción de que los republicanos son más fuertes en cuestiones económicas, ganará algunos votantes hispanos con el tiempo. Como el Partido Demócrata «empezó a alejarse de algunos de esos valores… de repente, los hispanos están abiertos a alguien más».
Yahaira Félix, directora de participación en campo de Libre, tras obtener su residencia permanente, se sorprendió al enterarse de lo «fácil que es abrir un negocio aquí en Estados Unidos».
Félix, que trabajaba en ingeniería en México, montó una empresa de limpieza en 2022 después de haber sido rechazada de muchos empleos de salario mínimo por estar sobrecalificada. Unos meses después, Libre la reclutó.
«La libertad que tienes en tu país es tan diferente a la libertad que tienes aquí en este país», dijo. «Cuando realmente aprendes esas cosas, de verdad quieres conservarlo».
A medida que se acerca noviembre, los desacuerdos sobre la mejor manera de preservar esas libertades darán lugar a algunas amargas divisiones, dejando a las iglesias luchando sobre cómo responder. Pero la fricción puede dar lugar a un menor desgaste en el tejido social de las iglesias con fuertes conexiones entre sus miembros, como la iglesia Alliance Church.
El año pasado, Jorge Vázquez, pastor administrativo de Alliance y director en Texas de la Iniciativa Pastoral Conexión [Conexión Pastors Initiative], dirigió a una docena de miembros de la iglesia en un estudio bíblico sobre la política y la Cruz, después de que algunos expresaran su interés en inclinarse hacia las conversaciones políticas, en lugar de alejarse de ellas.
Durante ocho semanas discutieron temas típicos del año electoral: pobreza y economía, aborto, relaciones raciales y matrimonio entre personas del mismo sexo. «Hubo algunos desacuerdos saludables», admitió Vázquez. Pero, al final, nadie abandonó sus relaciones ni la Iglesia.
Salvatierra no cree que la polémica política de este año vaya a dividir a las comunidades religiosas hispanas.
Aunque considera que las generaciones más jóvenes son más progresistas que sus parientes de mayor edad, no cree que se produzcan divisiones en la Iglesia «porque somos una cultura orientada a la familia… Eso significa que no se puede decir que el otro es el enemigo.
»La realidad es que la comunidad evangélica latina es diversa en todo el espectro político», añadió. «Tendemos a tener relaciones a pesar de estar a ambos lados de la división política».
A medida que se presta más atención a los hispanos como bloque electoral clave, los estrategas y comentaristas políticos tratarán de captar y predecir su enfoque de la carrera presidencial.
Pero los miembros de las iglesias hispanas lo saben mejor que nadie: han visto las variadas y matizadas perspectivas, incluso entre correligionarios. Han oído a su prójimo expresar diferentes prioridades y llamados a través de diversos orígenes, edades, estados y niveles de ingresos. Y siguen siendo familia.
Harvest Prude es corresponsal político nacional de CT.