El nacimiento de Cristo nos asombra.
Y no solo el nacimiento en sí, sino la forma en que Dios decidió presentar ante el mundo el nacimiento de su Hijo. En lugar de un plan de mercadeo de gran presupuesto, una campaña en las redes sociales o anuncios de televisión pagados durante el partido más visto en la televisión, el Señor eligió a un grupo de pastores desprevenidos para presentar las «buenas noticias que serán motivo de mucha alegría para todo el pueblo» (v. 10). Imagínense lo abrumados que debieron sentirse estos pobres pastores cuando una multitud de ángeles apareció en la oscuridad de la noche, cantando: «Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz a los que gozan de su buena voluntad» (v. 14). Nos quedamos asombrados al considerar la magnitud del espectáculo que Dios organizó para tan poca gente y que tenían tan poca influencia cultural.
Pero entonces nos acordamos de María, José, un pesebre y algunos animales. Una escena que haría estremecerse a la mayoría de los padres si tuvieran que contemplar un nacimiento tan sencillo y oscuro. Mientras nos esforzamos por imaginar estas cosas, recordamos que la idea que Dios tenía del parto divino de su Hijo no incluía la extravagancia y el exceso que nos empeñamos en usar para ilustrar la influencia y la importancia.
En la economía trascendente de Dios, Él quiere que entendamos la devoción como humildad, a fin de que podamos entender a su Hijo. Como lo describe Filipenses, «quien, siendo por naturaleza Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse. Por el contrario, se rebajó voluntariamente, tomando la naturaleza de siervo» (2:6-7).
El asombroso plan de Dios probablemente no aparecerá en libros de liderazgo, seminarios estratégicos o videos de influentes sobre cómo impulsar tu marca, ganar más seguidores y avanzar en tu plataforma. Dios hace algo mucho más desconcertante. Él santifica nuestra comprensión y desentraña nuestros valores de una manera muy particular, para que nuestros corazones latan con un pulso cada vez menos sincronizado con los ritmos del mundo. Él comparte una historia de origen de sucesos singulares como este, para que miles de años después, podamos atesorar y reflexionar como María, y regresar, como estos pastores, glorificando y alabando a Dios por todo lo que hemos visto y oído.
¿Te harás siervo como Jesús lo hizo? ¿Te dejarás guiar como estos pastores? ¿Dejarás de ver tu vida como una serie de circunstancias aleatorias y de puras coincidencias, y abrirás los ojos a las sorprendentes maneras en que Dios se mueve en los momentos ordinarios de tu vida? Mira a tu alrededor, porque la gloria del Señor está brillando sobre ti para llenarte de gran temor, a fin de que puedas experimentar su gran paz.
Ronnie Martin es el pastor principal de Substance Church en Ashland, Ohio. También es director de renovación de líderes de Harbor Network y autor de siete libros.