Recientemente publicamos un artículo en línea [enlace en inglés] de un misionero llamado Nolan Sharp. Sus décadas de ministerio en Croacia lo habían sensibilizado, decía, para ver las maneras en que grupos divididos de personas contaban sus historias. Él argumenta que en un mundo desgarrado, donde los campamentos beligerantes hilan historias que idolatran su propio lado y demonizan al otro, los libros bíblicos de Primera y Segunda de Samuel sirven de modelo para tener otro enfoque.
La tribu de Benjamín apoyaba a Saúl, y la de Judá a David. Ambas partes tenían muchas razones para despreciar al otro. El liderazgo de Samuel terminó con nepotismo y fracaso, el de Saúl con derramamiento de sangre y locura, y el de David estaba manchado por el peor de los pecados. Sin embargo, los libros de Samuel son implacables en su narración. La narrativa no está poblada de ángeles a un bando y demonios en el otro, sino de humanos de carne y hueso que son importantes tanto por sus fracasos como por sus triunfos.
Sharp lo llama «una narrativa reconciliadora», una historia que afirmaba la experiencia de ellos con toda su complejidad y volvía a reunir a un pueblo fragmentado con una comprensión común de su historia. Las tribus de Benjamín y de Judá de hecho terminaron por reconciliarse y sobrevivieron en el reino del sur cuando las tribus del norte se desperdigaron y se perdieron. Y por eso, siglos después, una pareja de la tribu de Benjamín llamó a su hijo Saulo (Saúl), quien se convirtió en Pablo y proclamó el evangelio de Jesucristo, el León de la tribu de Judá.
Es un poderoso resumen de lo que nos esforzamos por conseguir en Christianity Today: ser narradores que reconcilian, que registran y reflejan las narrativas de la iglesia con honestidad y humildad. Un ejemplo es nuestro podcast The Rise and Fall of Mars Hill [El ascenso y la caída de Mars Hill]. Su popularidad ha subido como la espuma, en gran medida, creo, debido a su narrativa matizada. A través de los lentes de la antigua iglesia de Mars Hill de Seattle, Mike Cosper examina algunas de las fuerzas que han dado forma al tejido de nuestras iglesias en las últimas décadas. Es una historia «de poder, fama y trauma espiritual», dice Mike, «y, aun así, también es una historia acerca del misterio de Dios trabajando en lugares rotos».
Y esa es la cuestión. Ya sea que nos dividamos debido a diferencias políticas, preferencias culturales o a las luchas de poder de una iglesia, poner a los héroes en un lado y a los villanos en otro casi siempre es una distorsión de la verdad, una injusticia hacia otros seres humanos, y un robo de la gloria que le pertenece a Dios.
No hay héroes en la iglesia, salvo Cristo. Cuando somos honestos acerca de nuestro quebrantamiento, este ilumina el poder de Dios. Nos maravillamos no solo por nuestro pecado, sino también por el misterio y la majestad de un Dios que, no obstante, persiste en obrar a través de nosotros para traer lo que es bueno, bello y verdadero al mundo.
Timothy Dalrymple es presidente, CEO y editor jefe de Christianity Today. Sígalo en Twitter @TimDalrymple_.
Traducción por Noa Alarcón.
Edición en español por Livia Giselle Seidel.