El ejército ruso ha atacado de forma desproporcionada a los cristianos evangélicos y «destruyó, dañó o saqueó» al menos 494 edificios religiosos, instituciones teológicas y lugares sagrados en Ucrania desde que invadió la nación vecina hace casi un año, según el Instituto para la Libertad Religiosa (IRF, por sus siglas en inglés), con sede en Kyiv.
El instituto independiente de investigación presentó su último informe [enlaces en inglés] a principios de febrero durante la tercera cumbre internacional sobre libertad religiosa que tuvo lugar en Washington, EE. UU.
El IRF tiene como objetivo catalogar las pruebas de los crímenes de guerra rusos contra las comunidades religiosas ucranianas. La destrucción de lugares religiosos es a menudo intencional y se produce paralelamente a los ataques contra creyentes y pastores civiles, afirmó el director ejecutivo del IRF, Maksym Vasin.
Los soldados rusos han amenazado en repetidas ocasiones con destruir a los cristianos evangélicos en Ucrania, etiquetándolos como «espías estadounidenses», «sectarios» y «enemigos del pueblo ortodoxo ruso», afirmó Valentyn Siniy, rector del Instituto Cristiano Tavriski con sede en Kherson, el cual fue uno de los muchos lugares pertenecientes a grupos evangélicos que resultaron dañados.
Las fuerzas rusas tomaron el edificio del seminario para usarlo como sede, lo saquearon y luego lo dejaron destruido, dijo.
«Un oficial ruso le dijo a un empleado de nuestro instituto: “Los creyentes evangélicos como ustedes deben ser completamente destruidos… un simple tiroteo será demasiado fácil para ustedes. Deberían ser enterrados vivos”», dijo Siniy, según el informe del IRF. En un video traducido que se reprodujo durante el panel, detalló: «Durante una conversación telefónica, a uno de nuestros empleados le dijeron: “Enterraremos a los sectarios [bautistas] como ustedes”».
El informe del IRF concluyó que «la escala de destrucción de las casas de oración de las iglesias evangélicas es inmensa». Se contabilizaron al menos 170 lugares evangélicos dañados, mismos que incluyen 75 iglesias pentecostales, 49 iglesias bautistas, 24 iglesias adventistas del séptimo día y 22 «otras» iglesias evangélicas, lo que representa un tercio del total, a pesar de que los evangélicos representan menos del 5 % de la población de Ucrania.
Entre los cristianos ortodoxos, que representan alrededor del 80 %, al menos 143 edificios dañados pertenecen a la Iglesia Ortodoxa Ucraniana, afiliada desde hace tiempo al Patriarcado de Moscú de la Iglesia Ortodoxa Rusa, mientras que 34 de los edificios dañados pertenecen a la Iglesia Ortodoxa de Ucrania, que es más reciente y más pequeña, e independiente del Patriarcado de Moscú. (La propia Iglesia Ortodoxa Ucraniana contabilizó 300 iglesias dañadas por los bombardeos, de las cuales 75 fueron «destruidas»).
El IRF también contabilizó daños en 94 lugares religiosos de los Testigos de Jehová, 29 sitios católicos, 12 judíos, 8 musulmanes y 4 mormones. El instituto anticipa que el ritmo de destrucción aumentará pronto en el este y sur de Ucrania en medio de las hostilidades actualmente en curso.
El informe del IRF documenta bombardeos selectivos, ataques con misiles, vandalismo y saqueo de edificios religiosos, así como la tortura y el asesinato de líderes religiosos y creyentes de muchas confesiones. En muchos casos, los miembros de las iglesias destruidas también descubrieron que las fuerzas rusas quemaron todas sus Biblias, libros y tratados en idioma ucraniano.
Durante su discurso, Vasin declaró que las autoridades rusas suelen atacar al clero y a los creyentes comunes por hablar ucraniano, mostrar identidad ucraniana o por pertenecer a una confesión diferente a la del Patriarcado de Moscú. Vasin espera que las pruebas reunidas por su instituto animen a organismos internacionales como la Corte Penal Internacional a que investiguen y acusen a las autoridades rusas, no solo del crimen de guerra de atacar lugares religiosos, sino también de crímenes de lesa humanidad y genocidio.
«En conjunto, los crímenes de guerra cometidos en Ucrania por parte de los rusos pueden indicar la existencia de una intención genocida especial dirigida a destruir al pueblo ucraniano, lo que constituye un delito distinto según el derecho internacional humanitario», declaró Vasin.
El informe del IRF concluye que los ejemplos de destrucción masiva en Bucha, Irpin, Mariupol y Kharkiv demuestran que Rusia prefiere eliminar ciudades enteras y destruir el patrimonio histórico y espiritual de Ucrania antes que aceptar el derecho del pueblo ucraniano a la autodeterminación y la soberanía. El informe recomienda que Estados Unidos y otras naciones creen un organismo internacional que investigue de forma independiente los crímenes de guerra cometidos en Ucrania, así como que exijan el acceso a los territorios ucranianos ocupados por Rusia, incluida Crimea, para monitorear la forma en que son salvaguardados los derechos humanos y la libertad religiosa en aquellos lugares.
El pastor Dmitry Bodyu, de la iglesia Word of Life de Melitópol, en la región sudoriental de Zaporiyia que fue ocupada por Rusia en marzo de 2022, relató a los asistentes a la cumbre cómo sobrevivió al cautiverio ruso. Dijo que los militares rusos tomaron el edificio de su iglesia, y a él lo encarcelaron y le dijeron que lo matarían. El informe del IRF señala que Bodyu escapó de prisión, pero que los evangélicos locales continúan sufriendo amenazas de muerte. Además, dos sacerdotes greco-católicos ucranianos han sido encarcelados durante tres meses en Melitópol y torturados regularmente, dijo.
Las fuerzas rusas también han secuestrado a pastores ucranianos y han intentado reclutarlos como espías y propagandistas rusos, según el informe del IRF. Entre el 24 de febrero y el 15 de julio de 2022, el instituto registró 20 casos de encarcelamiento ilegal de líderes religiosos ucranianos, acompañados de intentos de violación, simulacros de ejecución, privación de agua y alimentos, falta de acceso a un baño, y amenazas de violencia contra sus familiares.
A finales del año pasado, Ucrania intensificó sus esfuerzos para recuperar Melitópol, un enlace vital de Rusia con Crimea. Se espera que el intento de expulsar a las fuerzas rusas del sur de Ucrania sea la siguiente fase importante de la guerra, y depende en gran medida de retomar la ciudad del sureste, con una población anterior a la guerra de 150 000 habitantes.
En un acto realizado en paralelo a la cumbre y que giró en torno a Ucrania exclusivamente, los panelistas, entre los que se encontraban Vasin y Siniy, así como Igor Bandura, vicepresidente primero de la Unión Bautista, y Andriy Dudchenko, arcipreste de la Iglesia Ortodoxa de Ucrania y profesor de la Academia Teológica Ortodoxa de Kyiv, instaron a mantener el apoyo militar a Ucrania. Según los panelistas, en cualquier lugar donde Rusia controle el territorio ucraniano, todas las organizaciones religiosas quedan bajo el control de homólogos leales a Moscú, o bien son disueltas o destruidas.
El gobierno ucraniano ha tomado medidas para restringir las actividades de las iglesias ortodoxas afiliadas al Patriarcado de Moscú debido al apoyo mostrado por la Iglesia Ortodoxa Rusa a la invasión rusa, y a su colaboración con el gobierno ruso, declaró Lauren Homer, presidenta de Law & Liberty International y moderadora del panel.
En diciembre, el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, respaldó un proyecto de ley en el que llamaba a los miembros del parlamento a que «imposibilitaran el funcionamiento en Ucrania de organizaciones religiosas afiliadas a centros de influencia de la Federación Rusa». De aprobarse, la ley podría paralizar las actividades de la Iglesia Ortodoxa Ucraniana.
En mayo, la Iglesia Ortodoxa Ucraniana tomó medidas para distanciarse del Patriarcado de Moscú, por ejemplo pidió que la mirra sagrada producida en Ucrania sustituyera al aceite de santificación procedente de Moscú en los servicios. Sin embargo, esta semana, las autoridades ucranianas han llegado a la conclusión de que la Iglesia Ortodoxa Ucraniana no es lo bastante autónoma como para evitar sanciones, ya que no buscó la autocefalia, como sí lo hizo la Iglesia Ortodoxa de Ucrania.
El proyecto de ley de Zelenski fue presentado después de que se produjeran las redadas del servicio de seguridad ucraniano en 350 edificios de la Iglesia Ortodoxa Ucraniana, incluido el Kyiv-Pechersk Lavra, del siglo XI, un lugar de la UNESCO conocido como el Monasterio de las Cuevas que tanto Rusia como Ucrania reclaman como patrimonio espiritual.
El Vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia y asesor del Presidente Vladímir Putin, Dmitri Medvédev, reaccionó a la propuesta de Zelenski calificando a las autoridades ucranianas de «enemigos de Cristo y de la fe ortodoxa» en una declaración publicada en Telegram.
Mientras tanto, los evangélicos ucranianos esperan que haya paz y libertad religiosa para las minorías, como promete la Constitución de Ucrania.
«La gente está devastada allí [en Melitópol]», dijo Bodyu en un testimonio grabado desde Polonia, donde se ha reubicado con su familia. «Estamos esperando que el ejército ucraniano recupere esos territorios para poder recuperar los edificios de nuestra iglesia y nuestro ministerio, y estamos orando para que esto suceda».
Traducción por Sofía Castillo.
Edición en español por Livia Giselle Seidel.