Alivio en el caos de tiempos de guerra

Cerca de 1.3 millones de sirios e iraquíes huyendo de la violencia están ahora viviendo en el Jordán. Cómo los líderes globales y locales están ayudándoles.

Christianity Today November 25, 2014
Warrick Page / Getty

Esta traducción fue publicada en colaboración con la Conferencia Nacional de Liderazgo Cristiano Hispano (NHCLC, por sus siglas en inglés).

Son las 8:30 el martes por la mañana y la crisis está retumbando en la televisión en el salón de estudiantes del Seminario Teológico Evangélico el Jordán (JETS, por sus siglas en inglés), con sede en Ammán. Solo unos pocos estudiantes—principalmente varones egipcios, sudaneses, sirios y jordanos—están mirando. Todos los demás están alrededor de un café y té, poniendo azúcar en un vaso de papel mientras revisan el vocabulario griego y la teología de la trinidad.

Una coalición liderada por Estados Unidos recién había lanzado un ataque aéreo sobre la región de Siria controlada por los extremistas islámicos, un corresponsal anunció: El Estado Islámico (ISIS) está luchando contra el régimen del Presidente sirio Assad, contra militares curdos, el ejército Iraquí, y las fuerzas rebeldes en Siria. ISIS ha decapitado a periodistas y mantenido otras personas de rehenes. El Jordán ha participado en ataques aéreos y ha cerrado sus fronteras, tomando medidas enérgicas contra los islamistas, arrestando a sospechosos de terrorismo en todo el Reino Hachemita.

Un pastor de refugiados que huyeron de Siria hace dos años apaga el televisor.

“¡Yallah shabab [vamos muchachos] capilla!”

En la planta alta un estudiante de nombre Mounis, está dirigiendo a los empleados y a otros estudiantes en el servicio de adoración. “Astatih kullu shayin fil masih kuwati [todo lo puedo en Cristo que me fortalece],” canta un teclista egipcio, con los ojos cerrados, y el ceño fruncido.

“Ilahi yourid an ahya fi najahi [mi Dios quiere que viva en Victoria] Wa yuqimuni ila murtafaati [y El me permite caminar en lugares altos.]”

Después del servicio, Bryson Arthur, un teólogo sistemático escocés en JETS se acerca al pódium para leer en Mateo 8.

“Dios está durmiendo en la barca de los discípulos. ¡El creador del universo está durmiendo en la barca!” Arthur dice. “‘Hombres de poca fe’, dice el Mesías. ‘¿Por qué tienen tanto miedo?’”

Los creyentes pueden escoger entre dos tipos de temor, Arthur continua: temor al mundo o temor a Dios. “uno te deja apretado, desesperado y aterrorizado; el otro te da paz, uno busca el control; el otro rendir el control.”

“vamos a escoger el último,” Arthur dice. “no estén temerosos.”

La capilla se acabó. Afuera del seminario, las tormentas políticas y militares remolinean, dando a la comunidad JETS abundante temor. Pero después de clases y en domingo, los seminaristas y profesores recorrerán Ammán, ministrando en las iglesias de la ciudad, los albergues, y en las casas privadas para cuidar a la creciente población de refugiados en el país.

“La iglesia está en sufrimiento por lo que está pasando en siria e Irak,” dijo Yousef Hashweh, pastor de la Iglesia Alianza Jordana. “Necesitamos que nuestras iglesias hermanas en Occidente nos apoyen.”

Cuidado compasivo

En el 2010 Hanna Massad, profesor asistente de teología en JETS, lanzó un nuevo compañerismo en Ammán para los refugiados cristianos iraquíes.

Antes de la prolongada crisis siria, el compañerismo atendía sobre todo las necesidades físicas y espirituales de los iraquíes. Pero ya no. Complementando los esfuerzos de ayuda de las iglesias, los cristianos iraquíes han comenzado a ministrar a los sirios.

Más de la mitad de esos refugiados son mujeres y niños pequeños. La congregación de Massad tiene regularmente una casa abierta para que los niños sirios jueguen. “También visitamos a sirios en sus casas en el Jordán. Les escuchamos, tomamos té, oramos y a veces proveemos comida,” Massad, un ex pastor de la iglesia bautista de Gaza, dijo a CT.

Más de 619,000 refugiados sirios oficialmente registrados—junto con 2 millones de palestinos y miles más en Irak, Sudán, Somalia y otros países—han inundado Jordania. En cuatro años de conflicto sirio, la emergencia de refugiados de Jordania se ha convertido en una crisis nacional, agravando la capacidad del país para sostener a las masas que no saldrán en corto plazo. (Hoy, hay 3.2 millones de refugiados sirios en la región.)

A medida que el número de refugiados crece, también lo ha hecho el número de misioneros voluntarios cristianos que llegan de Europa, América, Corea del Sur, Japón, y de China. A finales del 2014, más de 50 agencias gubernamentales seculares y fundamentadas en la fe se han gastado más de $850 millones en el cuidado de los refugiados sirios en Jordania. En octubre, la sede en Estados Unidos del Cradle of Christianity Fund [Fondo la Cuna del Cristianismo] se comprometió a recaudar $25 millones para dar albergue a refugiados desplazados— cristianos iraquíes y sirios—durante el próximo invierno. La necesidad inmediata de alimentos, refugio, educación y atención médica es abrumadora. En promedio, una línea telefónica de las Naciones Unidas en Ammán recibe 2,500 llamadas buscando ayuda cada día.

Algunos cristianos procedentes de países extranjeros están dispuestos a evangelizar tan pronto como llegan. Pero los líderes de la iglesia jordana advierten contra el proselitismo. El artículo 150 del código penal jordano prohíbe cualquier acción que pueda conducir a “discordia sectaria,” un término vago que incluye proselitismo. La mayor parte de las iglesias tradicionales de Jordania no hacen proselitismo activamente. Jordania, al igual que otras naciones del Medio Oriente, tiene un servicio de inteligencia grande que monitorea la actividad religiosa.

La policía jordana ha detenido y deportado individuos americanos, coreanos, y otros cristianos extranjeros que supuestamente compartieron el evangelio con los musulmanes. En un caso, la policía obligó a un pastor a dejar Jordania ya que estaba atrayendo demasiada gente a su congregación. Incluso la interpretación pública de música de adoración puede desencadenar una investigación oficial.

Imad Shehadeh, presidente de JETS, dijo que a menudo es mejor dejar la evangelización a los jordanos, teniendo en cuenta la seguridad actual y las complejidades culturales. “Tiene mucho más sentido invertir en los árabes. Ellos son tan inteligentes y tan pidadosos como los occidentales.”

“Algo que ayuda estratégicamente a reducir la tasa sin precedentes de la migración de los cristianos del Medio Oriente es la educación teológica que toma lugar en el mismo Oriente Medio. Cuando los cristianos árabes son entrenados con eficacia, ellos desarrollan una convicción profunda y una visión duradera para alcanzar a sus países para Cristo, están armados con herramientas que nunca tuvieron antes, no pueden quedarse quietos sin ministerio, y saben que pueden hacer la diferencia, traer de vuelta la esperanza del Evangelio a multitudes.”

“Estos son hombres y mujeres piadosos e inteligentes que no necesitan aprender un nuevo idioma o una nueva cultura.”

Un converso, Ahmed, dijo que al compartir el evangelio con los musulmanes, es importante ayudar a las personas a que consideren el costo.

“¿Qué pasa si la gente que estás ayudando va a la cárcel? Esa decisión cambia toda su vida,” dijo. También comentó que los cristianos deben resistir cualquier presión del exterior de mostrar el progreso en términos de números. “Conectar con la gente de corazón a corazón, no de proyecto a corazón,” dijo Ahmed.

Massad dijo que la clave para cuidar a los refugiados es compasión. Muchas familias de refugiados llegan a Ammán después de haber agotado todas las demás opciones. Cuando las iglesias los reciben, se establece la confianza. Necesitas sabiduría de lo alto sobre cuándo hablar, cómo entregar un mensaje de amor a los demás,” dijo Massad.

Una familia llegó a su iglesia después que ISIS secuestró al padre. La madre y sus dos hijos aún no saben si está vivo. “Ellos han empezado a experimentar a Dios trabajando en sus vidas,” dijo Massad. “Oramos juntos. Nos reímos y lloramos. Podría escribir un libro acerca de cada familia y lo que han pasado.”

El actual conflicto se traduce en refugiados que llegan de Siria e Irak cada semana. “En estos días vemos que la historia está siendo escrita,” dijo Massad. “Debemos estar orgullosos que pertenecemos al cuerpo de Cristo. Podemos aprender unos de otros. Las necesidades son ilimitadas.”

Compromisos a largo plazo

A pesar de las necesidades urgentes de socorro, algunos de los más eficaces líderes cristianos de Jordania equilibran la ayuda de emergencia con los proyectos de desarrollo de largo alcance, como el discipulado, clínicas de salud, y el crecimiento económico.

Chung Nam Hyung está entre quienes creen que este enfoque se adapta bien a la cultura. Chung, un pastor coreano que ha trabajado en Jordania durante 20 años, dijo que ha tomado tres generaciones para que los coreanos puedan establecer raíces en el Medio Oriente.

Por ejemplo, cuando Chung llegó por primera vez a Bahrein en 1989, los cristianos coreanos no hablaban árabe. Eran en su mayoría hombres jóvenes solteros que trabajaban de día y se reunían en las tardes a orar. Era tentador juzgar su éxito contando su “fruto” (o la falta de) en la región.

“Pero Dios no mira con esa perspectiva” dijo Chung. “Él no está apurado. Él mira el cuadro grande.”

“Los seguidores de Jesús son bendecidos cuando bendicen a los demás. Mientras esperas como refugiado para saber el nuevo lugar donde vas a vivir, o la visa, o la paz para poder volver, eres una fuente de bendición,” dijo Chung. Los pobres y marginados—egipcios, iraquíes desplazados, criadas filipinas, y ahora sirios refugiados—entienden esto. “Los más poderosos misioneros en el Golfo son las trabajadoras filipinas. ¿Quién más puede entrar en los hogares saudíes y hablar con las mujeres en sus propias salas?”

Chung y otros líderes de la iglesia se enfocan en el reasentamiento. En muchos casos, los refugiados no pueden regresar sin peligro a sus hogares y se les concede residencia permanente. Por ejemplo, los Estados Unidos han reasentado a 85,000 iraquíes pero sólo 90 sirios hasta ahora. El año que viene puede aceptar hasta 2,000 sirios.

En otra zona de Ammán, varios cristianos chinos (que pidieron pseudónimos) se han asentado por largo plazo. Ellos están estudiando árabe en una universidad islámica que atrae a los extranjeros religiosos, incluyendo a los estudiantes chinos de la minoría musulmana Hui o Uygur. Li y su esposa, Jiayi, han estado en Jordania durante dos años. Provienen de una gran iglesia en hogar china que envía a los trabajadores a lugares donde los creyentes de Asia a menudo son mejor recibidos que los occidentales.

El mayor grupo de agencias de desarrollo en el país proviene de Norte y Sur América. Tan sólo Canadá y los Estados Unidos cuentan con más de 20 grupos en Jordania, y muchos de ellos centran su labor en la formación de líderes y en apoyar a nuevas iglesias.

Algunos cristianos de América del Sur también están sirviendo a través de la educación y de la microempresa. María y Juliana, dos mujeres brasileñas solteras, de alrededor de los 30 años, se cambiaron a Ammán hace dos años sin saber inglés o árabe. Después de aprender los dos idiomas, ahora visitan regularmente los refugiados sirios, enseñan a las mujeres ejercicios aeróbicos y cómo vender artesanías, y organizan campamentos juveniles. A pesar de la barrera del idioma, dijo María, ella se mueve fácilmente en la cultura árabe, especialmente entre otras mujeres.

El alcance es arriesgado

En su mayor parte, los líderes ortodoxos, católicos y protestantes en Jordania se han mantenido dentro de sus grupos respectivos desde hace años. Pero algunos pastores esperan que la crisis de los refugiados forje un nuevo sentido de unidad. “Tenemos que actuar como un solo grupo—un cuerpo de Cristo,” dijo Noor Sahawneh, pastor de la Iglesia Cristiana Nacional y Alianza Misionera de Mafraq.

Con sus puertas abiertas para todos, la clínica médica católica Madre de Misericordia en Zarqa—perfilada recientemente por la revista One (publicada por la Asociación Católica de Bienestar del Cercano Oriente)—es un ejemplo de la unidad cristiana en acción. El pequeño centro cristiano típicamente trata más de 100 pacientes diariamente, muchos de ellos madres gestantes remitidas por las ciudades del norte de Mafraq, Jerash, e Irbid para la atención prenatal.

“No podemos hablar de espiritualidad en nuestro trabajo,” dijo la hermana Najma a One. “Lo que hacemos y cómo lo hacemos demuestra nuestra espiritualidad. Hemos dedicado toda nuestra vida a ayudar a la gente. Este es nuestro mensaje.”

Cincuenta y seis por ciento de la población de Jordania tiene 24 años de edad o menos, y los jóvenes de Jordania, Palestina, Iraq, y las familias sirias luchan para encontrar atención médica de bajo costo. Ahí es donde el personal de la Madre de la Misericordia puede desempeñar un papel—atraer principalmente a los no católicos como pacientes.

Otra área de interés es el ministerio interreligioso, una zona extremadamente sensible entre los líderes de la iglesia. Cambiar de religión a alguien es ilegal, peligroso, y a veces mortal.

El ministerio a los perseguidos, llamado Puertas Abiertas, informa que la libertad religiosa en Jordania ha disminuido en los últimos 18 meses. Las crisis regionales han intensificado el conservadurismo, por lo que muchos jordanos se resisten a la interacción entre religiones. Al mismo tiempo, el dolor del terrorismo ha abierto a muchas personas a nuevas preguntas sobre su propia religión.

Si los creyentes pueden fortalecer su unidad en este momento, dijeron los líderes de Jordania, el evangelio arderá en el Medio Oriente más fuertemente que nunca. “No hay oriental, occidental, judío, o griego en Cristo,” dijo el pastor Hashweh de la Alianza Jordana. “Si un miembro se duele, todo el cuerpo está en dolor.”

Alice Su es una periodista que actualmente está informando desde Jordania e Iraq. Ha escrito para The Atlantic, Wired, y Columbia Journalism Review.

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