Este artículo fue publicado en colaboración con la Conferencia Nacional de Liderazgo Cristiano Hispano (NHCLC, por sus siglas en inglés).
Una noche en abril del año de 1997, Betsy Hake dejó de lado las Biblias perfectamente envueltas y sus bolsas de regalo, y se sentó en la acera entre dos prostitutas. Una misionera bilingüe de Indiana, se sentía agotada en sus intentos de tratar de llegar a las mujeres que vestían con poca ropa y travestis de todo el distrito que abarcaba el centro de la ciudad de Tegucigalpa, capital de Honduras.
Hake les preguntó a las dos mujeres: "¿Hay alguien aquí que le gustaría confiar en Jesús? ¿Quién quiere creer realmente que Jesús puede cambiar su vida? "
Nancy, que era más joven y estaba vestida de manera más conservadora que Vilma, echó un vistazo más de cerca a Hake. "Bueno, está bien. Creo que podría hacer eso." Después de una breve plática, Hake guió a Nancy en una oración de confesión. Animada, Hake se volvió a Vilma. "Estoy tan avergonzada de decir esto," dijo Vilma. "Nancy es mi hija. La verdadera razón por la que decidí trabajar en la "calle" era porque quería darle una vida diferente a mi hija. Cuando Nancy llegó a la mitad de sus estudios de secundaria y se dio cuenta de la cantidad de dinero que yo ganaba, ella me siguió hasta aquí. ¡Ahora no puedo convencerla que deje de hacer esto!"
Vilma le dijo a Hake que había estado orando en silencio junto a Nancy de tal manera que lograra encontrar una salida de ese lugar.
"Finalmente me di cuenta de que no podía hacerlo por mi propia fuerza, que necesitaba a Jesucristo." Esa noche, Vilma dejó la "calle" y nunca miró hacia atrás. Pero cuando Hake le ofreció a Nancy un "aventón" a casa, ella se negó.
"Sabes, me gustaría hacer eso. Pero debo 500 lempiras [EE.UU. $ 24] de renta. Realmente tengo que conseguir ese dinero." Ella se fue en busca de su siguiente cliente.
En ese momento, Hake se dio cuenta de que se necesitaría más que recitar la oración del pecador para persuadir a las prostitutas a abandonar el comercio sexual. Decidió dar otra forma a su programa de alcance mediante la integración de sus esfuerzos para superar la pobreza que impulsa a generaciones de mujeres a ejercer la prostitución.
Hake creó los Ministerios Jericó como un programa (basado en la fe) de acercamiento a personas de la "calle." La organización abrió un taller de costura en 1999, donde las mujeres podían tener habilidades comerciales y vender artículos hechos a mano en la comunidad cristiana.
Con el tiempo, Nancy se reconcilió con su madre y se unió a la comunidad de Jericó. "En cinco meses hemos pasado de dos, madre e hija, a ocho" dijo Hake. "Es una cuestión generacional. Dios quería alcanzar no sólo la primera generación, sino también a la próxima generación."
Problemas abrumadores
Jericó ahora incluye una escuela privada en Tegucigalpa y un programa residencial rural. Este verano, Jericó abrió K-Fe, un café en el centro de Tegucigalpa donde las mujeres aprenden nuevas habilidades laborales.
Jericó es una de las docenas de agencias cristianas en Honduras, país que sigue siendo uno de los más pobres de la región. La economía hondureña está creciendo a un modesto 3 por ciento en el 2013; sin embargo, el tráfico de drogas y de personas, la violencia de pandillas y la corrupción están bien establecidos. Honduras tiene la tasa de homicidios más alta del mundo, con 86 homicidios por cada cien mil habitantes en 2012, según la ONU. El narcotráfico genera gran parte de este fenómeno.
"Honduras es en cierto modo un estado fallido," dice Joe Eldridge, un antiguo misionero, capellán y profesor adjunto en la Escuela de Servicio Internacional de la American University en Washington, D.C. Eldridge se centra en la nueva generación de hondureños y sus familiares. "Veo el futuro de Honduras en los ojos y las historias de los jóvenes que han hecho una decisión consciente de que, a pesar de los problemas, se han comprometido a quedarse."
Al igual que la mayoría de países de América Latina, Honduras ha tenido una mayoría cristiana durante generaciones. En las últimas décadas, el crecimiento explosivo de la iglesia protestante ha sido el cambio más importante en la religión de Honduras. A principios de 1990, Honduras identificó a casi el 97 por ciento de su población como católicos. Según una reciente investigación por Latinobarómetro, casi el 50 por ciento de la población es ahora protestante.
Educación más justicia
En Honduras, los niños (14 años y menores) representan la mayor subpoblación, el 35.5 por ciento de 8.4 millones en total. Los más de 2 millones de estudiantes tensionan el decadente sistema educativo. Aunque la matrícula en la escuela primaria es de casi el 100 por ciento, sólo el 58 por ciento de los estudiantes llegan a quinto grado.
La educación pública necesita una revisión a fondo, comenta Kurt Ver Beek, profesor de sociología y director del programa del Calvin College en Honduras. Los reformistas hacen hincapié en la necesidad de mejorar tanto las tasas de alfabetización como la capacitación de los profesores y disminuir así el número de estudiantes que abandonan la escuela.
"Hay más de 2 millones de niños en las escuelas públicas de Honduras. No podemos mandar a todos a las escuelas privadas," dijo Ver Beek. "Si podemos hacer que las escuelas públicas funcionen bien, el impacto será 100 veces mayor." Desde 1998, Ver Beek ha abordado la educación y otros temas nacionales en Honduras como cofundador de la Asociación para una Sociedad más Justa (ASJ). El grupo pretende aumentar la influencia de las iglesias locales y estimular nuevas ideas para la reforma social.
La Villa Jericó, en su raíz, representa un experimento por los cristianos hacia la reforma educativa. Dirigido por los Ministerios Jericó, el centro residencial se ha diseñado para proporcionar programas intesivos de educación, de entrenamiento y de rehabilitación para las víctimas urbanas de abuso emocional y sexual.
La Villa se encuentra en una zona rural a las afueras de Danli, una ciudad a 40 millas de Tegucigalpa. Los padres de algunos niños de la Villa Jericó se encuentran atrapados en la prostitución o el tráfico de drogas. Otros padres han pasado por uno de los programas de Jericó y han inscrito a sus hijos en la escuela establecida en la Villa debido a su excelente educación.
Una residente, Angie de 15 años, fue abusada sexualmente por su padre. Después de tres años en la Villa, Angie valientemente testificó en la corte contra su padre, y más tarde rescató a su hermana menor del mismo tipo de abuso.
La visión de Hake es que la Villa Jericó prepare hondureños para ser líderes; Angie espera ser uno de ellos. "Un sueño es ser capaz de servir a los demás a través de la adoración y del canto, sobre todo en la sanidad y el perdón," dijo Angie.
Los lazos entre congregaciones de las iglesias locales son cruciales para el éxito de ministerios como Jericó. Elvia Forgas de Madrid, residente por muchos años de Tegucigalpa, se ha desempeñado como directora de asistencia médica además de ser profesora de secundaria en Jericó durante 10 años. Ella es uno de los numerosos miembros del personal que asisten todos los domingos a la Iglesia Bautista "Iglesia Latina en Tegucigalpa." Allí, los estudiantes del Ministerio Jericó ayudan en el departamento de niños y la adoración.
"Nosotros vivimos felices con el Señor aquí, y hemos visto muchos milagros juntos," dijo Forgas de Madrid. "Es hermoso."
La Iglesia Santidad y la Iglesia Sembradores de Amor son otras dos congregaciones locales que se asocian con Jericó, en Tegucigalpa. El Pastor y fundador de Sembradores de Amor, Francisco Murillo, encabeza los esfuerzos de alcance a los narcotraficantes y pandilleros. La asociación beneficia a todas las partes, como profesionales médicos certificados Forgas de Madrid y Hake ayudan a dirigir seminarios de sanidad entre las congregaciones, mientras que Murillo es miembro de la junta directiva de Jericó.
El Proyecto Miqueas de Tegucigalpa, fundada en el año del 2000 por Michael Miller, comparte muchas de las mismas estrategias y aspiraciones con los Ministerios Jericó. Sin embargo, Miqueas se centra en los niños que trafican en drogas y viven en las calles.
"Hemos establecido altos estándares para los chicos," dijo Miller. "Pero en lugar de que el medio ambiente sea estricto en la disciplina y en seguir las reglas, tratamos de establecer las normas a través de una relación personal—por medio de tutorías, del estímulo, y del asesoramiento uno a uno." Algunos de los graduados han ido a las universidades tanto públicas como privadas, incluyendo la Universidad José Cecilio del Valle en Honduras. Miller añadió: "Siempre estamos asombrados por la rapidez con que los niños comienzan a salir de los hábitos de la calle, lo que les permite poseer una nueva visión para su vida futura."
En una línea similar a Jericó, Miqueas se apoya en dos congregaciones locales: la Iglesia Evangélica de Santidad Central y el Centro Cristiano Hondureño. Miller anima a los niños de Miqueas a unirse a una de las dos congregaciones, para que puedan ayudar en los proyectos de servicio y aprender lo que significa ser parte de una iglesia local.
"Es importante dar a los adolescentes una voz en este tipo de decisiones," dijo Miller.
Para cuando se publique este artículo, Miqueas habrá abierto un nuevo centro de rehabilitación residencial a 20 minutos de Tegucigalpa. Pedro Martínez, quien ingresó de niño en el programa de Miqueas hace 12 años, está ya por completar un título en ingeniería civil en el 2013. El utilizó su pasantía en una de las empresas constructoras más grandes de Tegucigalpa para donar el uso de equipos para el ministerio que le sacó de la calle. "El fruto de Miqueas, de las oraciones y las donaciones en mi vida es la construcción que se ve en frente de ustedes," dijo Martínez en el sitio del proyecto rural de Miqueas.
Stephen Kusmer, el líder del proyecto Miqueas, dijo que él llama al personal y a los voluntarios del proyecto "los comerciantes de esperanza en un mundo quebrantado."
Acabando con la violencia
San Pedro Sula, un área urbana de un millón de habitantes, es un centro importante para la renovación evangélica y carismática. (En las zonas rurales, la Iglesia Católica mantiene una clara mayoría.) Recientemente, los líderes católicos y protestantes locales se unieron a las campañas de reforma política contra la violencia y la corrupción. "Es inspirador ver a iglesias que trabajan juntas," dijo Ver Beek. "También es emocionante ver a los protestantes socialmente activos."
En mayo, los líderes católicos mediaron un acuerdo de paz, en San Pedro Sula, entre dos de las pandillas más violentas del país: la Mara Salvatrucha y la Mara 18. Pero trabajar por la justicia puede ser extremadamente peligroso. En 2006, Dionisio Díaz García, abogado cristiano de derechos laborales, asociado con AJS, fue asesinado por dos hombres que le dispararon en la cabeza.
Karla Lazo es parte del medio millón de protestantes que viven en Tegucigalpa. Como líder en Koinonía Bautista, se acerca a los jóvenes con problemas a través de evangelización, obras de arte públicas con temas bíblicos, caminatas de oración y campañas de sensibilización sobre la violencia.
"Las pandillas han comenzado a tocar puertas en mi barrio," dijo Lazo. "No estoy segura de cuánto tiempo más podremos quedarnos donde estamos, pero soy optimista que hay un futuro brillante para nuestro país."
Estudiosos como Eldridge admiten fácilmente que desarrollar esfuerzos por alcanzar al pueblo es algo natural para los líderes cristianos, pero él cree que las iglesias también deben convencer a los políticos y legisladores a hacer frente a los problemas de fondo de la nación. "El trabajo con los jóvenes es una obra gloriosa y redentora, pero los mayores problemas políticos del gobierno también tienen que ser abordados," dijo Eldridge.
En este momento, los líderes de los cárteles de la droga tienen el sartén por el mango en la política hondureña. Ver Beek dijo: "Los traficantes de drogas a menudo se involucran en el tráfico de personas, tráfico de armas, secuestros y asaltos a bancos. Será un esfuerzo largo y difícil: [primero hay que] limpiar el cuerpo de policía y la Procuraduría de Justicia, y [después] poner la violencia y la corrupción bajo control."
Hace varios años, los cristianos asociados con AJS crearon "Transformemos a Honduras" para reformar el sistema de justicia, por mucho tiempo corrompido por el dinero de la droga. En 2008, cientos de cristianos se unieron a una huelga de hambre de 38 días exigiendo al gobierno que sometieran a juicio a aquellos funcionarios acusados de corrupción.
El ataque fue parte de un movimiento social más amplio que dio lugar al derrocamiento, por las fuerzas armadas, del entonces presidente Manuel Zelaya en 2009. Evangélicos prominentes hondureños apoyaron su derrocamiento.
Redimiendo a los que han sido "desechados"
Conforme se acerca, en noviembre, la elección presidencial de Honduras; más cristianos están conectando su búsqueda de la reforma a nivel nacional con su ministerio a nivel de barrio.
En 2010, el proyecto Miqueas lanzó un equipo de evangelización en las calles y para ejecutarlo contrató a un graduado de Wheaton, Stephen Kusmer de 24 años de edad. Kusmer asegura que muchos de los niños que se "escapan" de casa, en realidad, han sido abandonados o "desechados" por sus padres.
"Una generación de juventud perdida se está criando aquí en Honduras," dijo Kusmer. "Por desgracia, están encontrando su lugar de origen y propósito en las pandillas y el narcotráfico."
La mayoría de los niños con problemas de drogadicción se enganchan en la inhalación del pegamento amarillo, una puerta de acceso barato a otras drogas. "Camino por las calles de la ciudad, donde los niños hacen sus camas en las calles, donde su canción de cuna son los disparos de pistola," dijo Kusmer. "Niños de nueve años encuentran su refugio en los efectos anestésicos por la inhalación del pegamento amarillo."
"Los niños no pueden permitirse el lujo de soñar más allá que el futuro de su próxima comida. La orfandad y el abuso infantil han dejado cicatrices implacables en corazones tiernos."
Mientras Kusmer, Miller, Hake, y otros muchos cristianos tratan de restaurar la salud y la integridad de las personas, Ver Beek está trabajando para fomentar la calidad de la educación en la ciudad y mejorar el sistema de justicia criminal. (Sólo el 2 por ciento de las causas penales en Honduras terminan en una condena.)
"Tratar de reformar el sistema es un trabajo largo y duro y difícil." Dijo Ver Beek. "El pueblo hondureño necesita confiar de nuevo."