Este artículo fue publicado en colaboración con la Conferencia Nacional de Liderazgo Cristiano Hispano (NHCLC, por sus siglas en inglés).
Gabrielle Douglas capturó innumerables corazones en los Juegos Olímpicos del 2012, donde se convirtió en la primer Afroamericana en ganar la gimnasia individual de las mujeres en la categoría "all-around." Tan solo a sus 16, deslumbró durante la competencia de gimnasia en el equipo femenino ganador del Oro. Sin embargo son pocos los espectadores que conocen la difícil crianza de esta joven—y como la fe en Dios le ha ayudado a lo largo de su vida.
Douglas narra su infancia y el triunfo atlético ganado, en su nuevo libro, "Gracia, Oro y Gloria: Mi Salto de Fe" por la casa publicadora Zondervan. Christianity Today y su colaboradora Cornelia Becker Seigneur hablaron con Douglas acerca de cómo estuvo a punto de dejar la gimnasia, el por qué incluyó a su padre en el libro, y por qué ella atribuye a Dios todo, incluso cuando pierde.
¿Qué hay detrás del título de tu nuevo libro?
La gracia es la belleza de este deporte, que es elegante, y elegante también es la gracia de Dios. El Oro significa ir por tus sueños y alcanzarlos. La Gloria significa que toda esa gloria se eleva hacia Dios. "Mi salto de fe" se trata de cómo pude superar obstáculos tales como el mudarme de Iowa [para mi entrenamiento], estar lejos de mi familia, y las lesiones que tuve.
Escribes que siete meses antes de los Juegos Olímpicos, te encontrabas nostálgica, que era tu deseo dejar la gimnasia para volver a tu casa en Virginia y trabajar en Chick-fil-A
Nadie sabía eso de mí, pero sí, yo quería salir y probar un deporte diferente, como el atletismo. Me encontraba muy nostálgica y quería ir a casa.
¿Qué te hizo cambiar de opinión?
Mi mamá, mi entrenador, mi hermana, mi familia anfitriona, todo mundo me decía que debía seguir luchando, que los Juegos Olímpicos estaban a la vuelta de la esquina. Y mi hermano John. Él y yo somos muy cercanos en edad, somos como dos gotas de agua. Él me alentaba a seguir luchando hasta el final. Un par de días más tarde, volví al gimnasio y me regresó la pasión. Estaba decidida a volver y dar el 100 por ciento.
Esta idea de seguir luchando parece ser el tema de tu vida.
Definitivamente, así es. Debemos seguir luchando, a pesar de las enfermedades y lesiones. Aprendí de mi mamá que es necesario empujarnos siempre a salir adelante.
Tu mamá, Natalie Hawkins, aparece mucho en tu libro de memorias.
Ella ha sido verdaderamente increíble, me ha apoyado durante toda mi carrera como gimnasta. Ella sacrificó mucho: Dinero, tiempo, y tanto esfuerzo. Quiero decir, ella trabajó varios trabajos para ayudarme a luchar por mis sueños. La amo tanto, no sé dónde estaría sin ella.
Tejido a lo largo del libro hay también referencias a tu padre [Timothy Douglas].
Me decidí a ponerlo en el libro. Él no estaba realmente allí, no estaba en la foto, ni tampoco estaba a la altura de mis expectativas. Pero espero que él sepa por medio de mi libro cómo me sentía, y que todavía tengo un futuro.
Describes un período de tu vida temprana cuando estabas sin hogar.
Yo era muy joven, así que no recuerdo [en detalle], pero mi mamá y mis hermanos mencionan que a veces hacia frío, que comíamos en el suelo, y que no teníamos servilletas. Fue mi motivación para lograr mis sueños. Mi familia y yo tuvimos que superar un montón de situaciones para llegar a donde estamos hoy.
Después de ganar tu medalla de oro olímpica individual en la categoría "all-around," un reportero te preguntó cómo era ganar. Contentaste: "Le doy toda la gloria a Dios. Es una situación de ganar-ganar. La gloria es para Él y las bendiciones caen sobre mí." ¿Pensaste en esa declaración por adelantado?
Significa mucho para mí, me da escalofríos cuando lo repites. Pensé que podía juntar todas esas Escrituras que mi mamá me siguió enviando y que seguí leyendo, y Dios me dio esa cita que decir, porque es verdad: Dios me dio este talento increíble, y por supuesto que quiero representar a Dios.
¿Consideras que tu fe te ha formado?
Ha sido una cosa de toda la vida. Mi mamá siempre nos ha expuesto, a mí y a mis hermanos, al cristianismo. Llevo mi Biblia conmigo, a veces llevo dos, cuando viajo. Me he visto a mí misma en los Juegos Olímpicos, volvi a ver todos los "all-arounds" en los finales, mi abuelo me grabó y se puede apreciar mi boca al estar orando. Siempre oro en todas las competencias, cuando la mano del juez sube, estoy orando, y hay pequeñas Escrituras que me gusta citar. Eso me mantiene motivada cuando estoy a punto de ir a la pista de competencia, hago pequeñas oraciones citando porciones de las Escrituras: Todo lo puedo en Cristo que me fortalece, mira que te mando que te esfuerces y seas valiente. Todo eso me motiva.
¿Qué se siente descubrir que tu familia anfitriona en Iowa dijo al entrenador Chow que estaban dispuestos a ser una familia "adoptiva" para una gimnasta del extranjero, si se necesitara. Y unos meses más tarde, ahí estabas.
Dios trabaja de maneras misteriosas. Poder ver a Dios en los corazones de Travis y Missy quienes se ofrecían hospedar a alguien. Missy, mi mamá anfitriona, había perdido a su madre con el cáncer, y Travis me dijo una vez que creía que Dios los amaba tanto, que me llevo a sus vidas para ayudar a llenar ese vacío.
¿Dirías que el éxito desde los Juegos Olímpicos te ha cambiado?
Por supuesto que no. Yo sigo siendo la misma Gabby Douglas que era cuando entré en las Olimpiadas, y seguí siendo la misma en mi última competencia después de los Juegos Olímpicos. Sigo siendo la misma chica.
Mencionas en tu libro de una competencia en la que no ganaste. Cuando no ganas, ¿sigues siendo bendecida por Dios?
Después del Campeonato Visa 2011, me caí en cinco ocasiones en las competencias, y le dije a mi mamá: "Yo no lo entiendo. ¿Por qué Dios no responde a mi oración?" Ahora me doy cuenta de que, incluso si no gano, todavía estoy siendo bendecida al serme dado este talento para poder competir. Todo es cuestión de perspectiva. Ha sido el consejo de mi madre: Incluso si no ganamos, seguimos siendo un luchador, seguimos siendo un campeón. Eso me motivó cuando me encontraba en situaciones difíciles, para volver al gimnasio y poder practicar apasionadamente.
Has hablado de ser el blanco de intimidación y racismo en el gimnasio en Virginia donde entrenabas. ¿Cómo lidiabas con eso?
Fue hace mucho tiempo. Era muy doloroso que se burlaran de mí, pero tengo un corazón que perdona, yo los perdono, y he dejado eso atrás.
¿Qué es lo que sigue en tu vida, se encuentran los Juegos Olímpicos en esa agenda?
Voy a volver a casa a Virginia, y luego a finales de primavera, regresaré de nuevo al gimnasio en Iowa para continuar entrenando con Chow para Río. Me quedaré con la misma familia anfitriona. Espero formar parte del equipo de los Juegos Olímpicos en 2016. Sería emocionante volver y hacerlo de nuevo.
Cornelia Becker Seigneur es una periodista de Oregon, autora de dos libros, y representate de la facultad y consejera de la publicación estudiantil MUSE de la Multnomah University. Se pueden comunicar con ella en www.corneliaseigneur.com.